Domingo 9 de Agosto de 2020


II

Serenar el alma, Calmar las aguas …


Roque Farrán es Investigador Adjunto (CONICET). Miembro del Programa de Estudios en Teoría Política (CIECS-UNC-CONICET) y sostiene que tenemos que volver a pensar el peronismo en su singularidad histórica, en su racionalidad geométrica afectiva, lejos de los prejuicios y supersticiones partidistas mientras debemos lidiar con la locura y el odio cotidianos, para lo cual conviene el ejercicio de cierta sabiduría práctica que nos permita, por ejemplo, contrarrestar la lógica troll a través de un uso ético-político de las redes sociales. Farrán afirma que el falso debate en torno a si está bien o no festejar la renegociación de la deuda, no puede estar sujeto a una suerte de tuiterización del pensamiento que prevalece en los intercambios.


Cuando leo a teóricos políticos como Rosanvallon y Alizart referirse al populismo bajo los nombres de Trump y Bolsonaro, odiadores seriales por definición, pienso que hemos perdido una batalla nominal y afectiva crucial, que Laclau debe estar revolcándose en su tumba; pero también pienso que quizás él haya tenido –y tenemos nosotros ahora– cierta responsabilidad. La teoría laclausiana es demasiado flexible en sus formulaciones retóricas, cadenas de equivalencias y diferencias mediante, pues admite casi cualquier caracterización del populismo, en tanto se instale allí un antagonismo.


Tampoco es posible volver a un sustancialismo u objetivismo de clase, estilo marxista; la clave en cambio, sostengo con otrxs, está en pensar “la razón de los afectos”. Como en su momento Spinoza no retrocedió ante los teólogos para dar un concepto riguroso y racional de Dios, que nada tenía que ver con los intereses político-religiosos de aquellos, pienso que hoy tenemos que repetir el gesto materialista: defender el populismo desde una razón afectiva spinoziana, rigurosamente tramada. No, ni Trump ni Bolsonaro dan una razón adecuada del populismo: tenemos que volver a pensar el peronismo en su singularidad histórica, en su racionalidad geométrica afectiva, lejos de los prejuicios y supersticiones partidistas. Hay varios proyectos en curso y entre ellos se juega mi apuesta de escritura.


Mientras tanto también debemos lidiar con la locura y el odio cotidianos, para lo cual conviene el ejercicio de cierta sabiduría práctica. Spinoza nos dice sobre el uso de la imaginación, los preceptos y la orientación de los afectos: “Lo mejor que podemos hacer mientras no tengamos un perfecto conocimiento de nuestros afectos, es concebir una norma recta de vida, o sea, unos principios seguros, confiarlos a la memoria y aplicarlos continuamente a los casos particulares que se presentan a menudo en la vida, a fin de que, de este modo, nuestra imaginación sea ampliamente afectada por ellos, y estén siempre a nuestro alcance. Por ejemplo, hemos establecido, entre los principios de la vida, que el odio debe ser vencido por el amor o la generosidad, y no compensado con odio.


Ahora bien, para tener siempre presente este precepto de la razón cuando nos sea útil, debe pensarse en las ofensas corrientes de los hombres, reflexionando con frecuencia acerca del modo y el método para rechazarlas lo mejor posible mediante la generosidad, pues, de esta manera, uniremos la imagen de la ofensa a la imaginación de ese principio, y podremos hacer fácil uso de él cuando nos infieran una ofensa.” Como vemos no se trata de “ofrecer la otra mejilla”, sino de un ejercicio práctico de imaginación que puede sostenerse también mediante la “escritura de sí”, tal como he propuesto siguiendo a Foucault: contrarrestar la lógica troll a través de un uso ético-político de las redes sociales, por ejemplo. El problema capital es que la lógica de la subjetividad troll promueve la estulticia, el odio y la locura por doquier.


El loco es rigurosamente el sujeto que “se cree ser” independientemente de las relaciones sociales que lo constituyen, por tanto todo aquello que afecte su creencia esencialista de base le produce estructuralmente odio y rechazo. Si la esencia del hombre es el deseo, según Spinoza, también podría decirse que el loco se encuentra desvinculado de su deseo. Hace poco tuve un pequeño cruce y divergencia con un grupo de “romantizadores de la locura”. Recuerdo de mis tempranos años de formación en psicología esa tesitura: idealizar a los locos como respuesta simétrica a quienes querían clasificarlos y encerrarlos. Pero no se trata ni de lo uno ni de lo otro sino de atenderlos, de brindarles un lugar donde puedan desplegar su palabra y padecimientos, donde puedan desembrollar el nudo que los inmoviliza. Para eso es necesario que su locura les resulte sintomática, que deseen salir de ella, pues hay también demasiados locos sobreadaptados a este sistema de locura, a sus instituciones y funciones. Aquellos pequeños románticos de la locura parecían participar del “terror a Lacan” por sus modos y procedimientos, e invocaban a Foucault y su “nave de los locos” para justificar sus temores, pero no recordaban lo que había dicho este último acerca de quienes le temían al psicoanalista: “Lacan no ejercía ningún poder institucional. Los que lo escuchaban querían escucharlo, precisamente. Solo aterrorizaba a los que tenían miedo. La influencia que uno ejerce nunca puede ser un poder que se impone.”


Ser fiel al deseo que nos moviliza, insistir en un modo de decir o transmitir, no implica condescender a la lógica del “influencer”.


Ser consecuente con el deseo no quiere decir llevarse bien con todo el mundo, aun siendo abierto y flexible respecto a otros modos, pues siempre se toman decisiones respecto a dónde publicar, dónde tomar la palabra, con quiénes organizarse, pensar, desear, etc. No todo da lo mismo. Por eso, un psicoanálisis materialista atiende, escucha, lee y escribe en las coordenadas singulares que presenta el mismo sujeto; no diagnóstica ni califica el deseo en función de valoraciones abstractas; trabaja en el cruce de los dispositivos y prácticas que lo constituyen, orientado por la dimensión afectiva de base: aquello que aumenta o disminuye la potencia de obrar, de afectar y ser afectados, de entender la causa de ello, y de soportar el impasse de una verdad que lleva un tiempo lógico producirse.


Es el momento justo no para “acotar el goce”, como dicen algunos lacanianos, sino las actividades, formaciones y lecturas que nos permitan producir una verdad. Cultivar los afectos: acotar, regular y anudar las actividades en alternancia; practicar lecturas, escrituras, meditaciones y pruebas cruzadas. La pandemia nos indica un momento crítico de cambio. Podremos hacerlo solo si reconocemos nuestras posibilidades y limitaciones reales, nuestra implicación material en el asunto. Cambiar el dispositivo neoliberal desde adentro implica cuestionarnos por los mandatos, formatos de producción y evaluación continuas, el cálculo de rédito y ganancia constantes. No significa dejar de hacer lo que hacemos sino cuestionarnos el modo mismo de hacerlo: cambiar de raíz la economía afectiva. Como planteo hace tiempo, es posible y practicable de suyo. En lugar de recompensarnos por el propio mérito, el esfuerzo invertido y el saber acumulado, conectarnos con el placer que suscita hacer las cosas porque sí, por el simple gusto de hacerlas, por el esfuerzo gastado y el saber puesto en acto. Emprender cada actividad como si fuese la última vez y la primera sobre la faz de la tierra, con ese ánimo y templanza. El disfrute de las cosas pequeñas, insignificantes, no habla de un conformismo social sino de la grandeza del alma; expansividad que es absolutamente necesaria para emprender cualquier transformación, hasta diluir las medidas y escalas sociales.


Por último. En esta suerte de tuiterización del pensamiento que prevalece en los intercambios, se generan falsos debates como el de si está bien o no festejar la renegociación de la deuda. Hay una suerte de cortocircuito del pensamiento que impide captar las cosas en su singularidad. Se puede festejar entendiendo la coyuntura y sus limitaciones, de manera estratégica, sin por eso convalidar el modo de gobierno neoliberal a través del endeudamiento; para eso hay que apostar a sostener una serie de medidas de conjunto, diferenciar niveles, instancias, lugares y tiempos: tanto para el festejo, la alegría, la crítica y la propuesta, etc. Este gobierno está mostrando, a través de la administración de recursos exiguos y en un contexto de emergencia, una orientación claramente materialista que no se subordina ciegamente ante el neoliberalismo; pero si cada quien no encuentra el modo de hacer algo que también se inscriba en la materialidad de los procesos en curso, y solo se queda resumando malestar virtual, entonces la lógica de gobierno mundial a través de la deuda será una profecía autocumplida.

( https://lateclaenerevista.com/el-odio-la-locura-y-la-deuda-por-roque-farran/ )


Aferrarnos a la racionalidad, a la búsqueda del conocimiento, al intercambio honesto de datos e información que superen posiciones de interés personal o “ubicaciones” tribuneras, en un clásico entre River y Boca, que niega la existencia de los otros contendientes y peor aún, de los rivales que no juegan nuestro campeonato sino que intentan que el nuestro no sea tan fuerte en el concierto de las ligas del mundo …, no significa aferrarnos a alguna idea en particular, ser fanáticos o cerrarnos a posiciones diferentes y hasta opuestas a la propia, sino mas bien y precisamente de eso se trata, pulir el arte del diálogo y de las oportunidades para argumentar racionalmente razones y elecciones, mas allá de la defensa cerrada a intereses o a todo aquello que consideramos propio.


El poder es poder, entre otras cosas, porque se asegura para si el ejercicio de ciertas herramientas capaces de producir sentido en la realidad en la que actúan. Estas herramientas de producción de “sentido común” y de “subjetividades” que impregnan la posibilidad y limitación de pensar la realidad, y por ende, de interpretarla según sus propios intereses de elite … ¿Que nos queda a los demás? ¿Que hacer cuándo, y para colmo, no son ellos los que debaten de frente, sino que precisamente en ese ejercicio de poder, nos imponen guerras y grietas que no les alcanza; no les modifica en sus intereses y no afecta en nada ese ejercicio de poder?


Las redes sociales se han convertido precisamente en esos muros que nos impiden verlos y vernos. Idealizamos el otro lado desde el nuestro en la incapacidad de sortear esos muros y esas grietas.


Los medios masivos de comunicación alimentan las visiones binarias. Esos Boca – River a los que parecemos condenados, sin posibilidad de defender los propios colores de equipos otros, lo local, lo barrial, lo que efectivamente nos define, colocados en esa guerra entre Dioses lejanos que terminamos convirtiendo en propios por imposición y no por elección. Nos hacen pelear su guerra, no la nuestra.


No significa que redes y medios de comunicación dominen nuestras mentes cúal matrix … sino mas bien que nos imponen escenarios ficticios que hacen mas difícil la distinción de la realidad.


Vicentín es un caso paradigmático …


Al ingresar a la planta, los legisladores se sorprendieron con las instalaciones modernas, se pusieron trajes sanitarios especiales y, divertidos, se sacaron fotos con las líneas de producción de carne de fondo porque parecían astronautas. Uno de ellos, Carlos del Frade, que además es periodista, tomó notas de las explicaciones del derrumbe inesperado que les dio el CEO Sergio Nardelli. Le llamó la atención la evolución del pasivo del holding con el Banco Nación. “Durante el macrismo, esa deuda pasó de u$s 150 millones a u$s 300 millones”, escribió entre los apuntes del primer informe de la comisión presentado esta semana. En ese tiempo la cerealera multiplicó su facturación, se convirtió en una de las principales del país y utilizó una cuenta del Banco Nación de Reconquista para cobrar los dólares de las exportaciones récord.


La promiscuidad de la relación de Vicentin, aportante a la campaña de Cambiemos, con el directorio del Nación a cargo de Javier González Fraga consta en una denuncia judicial. Un dato alcanza para entenderlo: en noviembre de 2019, cuando Macri dejaba la Casa Rosada y la cesación de pagos era inminente, ese banco público le cedió a la cerealera más de u$s 90 millones adicionales.


Le dio 28 créditos que la firma, que ya era morosa, pedía por mail. En un solo día, el viernes 8, le otorgó ocho préstamos de entre dos y cinco millones de dólares cada uno. Una especie de delivery; un Banco Nación Ya!


La comisión de diputados santafesinos busca saber qué pasó con esos créditos y con una venta particular. El 2 de diciembre de 2019, Vicentin Paraguay transfirió el 16,67 por ciento de las acciones del puerto Renova a su socia, la multinacional Glencore.


El 3 de diciembre, un apoderado de la empresa creó Nacadie Comercial de Argentina (ya existían otras Nacadie, una en Uruguay y dos en Panamá). El 5 de diciembre la empresa notificó la cesación de pagos a 2.638 acreedores por u$s 1.350 millones bajo el creativo término de “estrés financiero”.


¿A dónde fue el dinero de esa venta de acciones? Una denuncia de acreedores y el propio Del Frade sospechan que se borraron los rastros de esa operación a través de la firma Nacadie, con sede en Reconquista, y de sus gemelas off shore. Cuando el diputado revisó los datos de la Nacadie local encontró en el Boletín Oficial una dirección conocida: Boulevard Hipólito Yrigoyen 298. La misma sede que el frigorífico Friar del grupo.


¡Loco, estuve en el lugar donde se lavó la guita! – pensó Del Frade al recordar la excursión con trajes espaciales.

( http://revistaanfibia.com/cronica/testigos-la-caida/)


Vcentin es un caso emblemático del modelo de agronegocios que se fue consolidando durante los últimos 30 años en Argentina.


Apoyado en las innovaciones tecnológicas de punta, este modelo se “apalancó”, como gustan decir los empresarios, en el aporte de capitales financieros y en una red de socios (propietarios de la tierra, prestadores de labores, proveedores de insumos, etc.), coordinada por una administración profesionalizada al frente de la empresa. Aunque con base en el agro, este modelo conecta diversos sectores (empresas agropecuarias, multinacionales de agroinsumos, fondos de inversión, centros de innovación, industrias procesadoras de materia prima, exportadoras de commodities), generando una dinámica transectorial. Más allá de la integración vertical que tradicionalmente organizó las relaciones entre los diferentes eslabones de la agroindustria (control de la materia prima y de su procesamiento), este nuevo modelo aprovecha espacios de valorización del capital rentables que le permite entrar y salir de los diferentes eslabones de la cadena productiva con una gran flexibilidad.


Caso emblemático de este modelo, Vicentin es uno de los grandes jugadores nacionales del agronegocio. En primer lugar, comercia y procesa granos: de hecho, en 2019 fue la principal exportadora de aceite, harina y pellets de soja, por encima de otros gigantes como AGD, Cargill, Bunge y Dreyfus. Es una de las principales empresas productoras de biodiesel. Además, a través de veinte firmas que controla o de las que participa en Argentina, Uruguay, Paraguay, Brasil y España, administra dos terminales portuarias, industrializa algodón y semillas de oleaginosas, embotella aceites comestibles, faena hacienda vacuna y produce mosto y vinos, entre otras actividades. En 2018 ocupó el sexto lugar en el ranking de las 200 empresas de mayor facturación del país y el primero entre las cerealeras, dando cuenta de una trayectoria expansiva que, como expresan dos informes de Claudio Lozano, (Informes de Claudio Lozano, Director del Banco de la Nación Argentina, (https://unidadpopular.org.ar/descargas/documentos/2020/1er.%20%20sobre%20la%20Situacion%20de%20la%20firma%20Vicentin%20.pdf ), fue muy superior a la del conjunto de esas empresas entre 2014 y 2018.


La conexión agro-finanzas es clave para explicar la expansión de Vicentin, sobre todo a partir de dos decisiones. La primera es la creación en 2006 de la empresa RENOVA S.A., en sociedad con la multinacional Glencore, compañía suiza dedicada a la producción de metales, minerales y materias primas agrícolas. RENOVA es propietaria de la planta procesadora de oleaginosas más grande del mundo por su capacidad de molienda diaria. En diciembre de 2019, ya acosada por las deudas, Vicentin transfirió a su socia el 16,7% de su paquete accionario en la empresa, lo que le permitió a Glencore a detentar el control de RENOVA.


La segunda situación es la participación de entidades financieras internacionales en el negocio de Vicentin, entre ellas la Corporación Financiera Internacional (IFC) del Banco Mundial. La IFC es una de las más importantes desarrolladoras de derivados financieros no tradicionales que se expandieron con la crisis mundial de 2008. En 2009 creó el Global Index Insurance Facility, un índice global de seguros indexados (GIIF por sus siglas en inglés), a través del cual canaliza capitales de inversores institucionales y privados hacia proyectos agrícolas. Ello ha incluido la formación de un fondo específico para solventar la salida de inversores de operatorias en mercados emergentes.

( https://www.eldiplo.org/notas-web/la-cosecha-es-financiera/)


Las dimensiones se entremezclan … las imagenes se alejan de una realidad que adquiere ribetes de dimensiones mucho mas grandes y sin embargo, las redes y los medios insisten en el reduccionismo ¿River o Boca? ¿Intervención o no Intervención?


1. Las fugas


El viernes 7 de febrero de 2020 un grupo de manifestantes de la Federación de Organizaciones de Base llegó hasta la Torre Nordlink en Puerto Norte, una zona exclusiva de Rosario. Con banderas y carteles protestaban contra “el monstruo de las sojeras”, como se leía en una pancarta. El principal destinatario era Vicentin y su sede corporativa, ubicada en el octavo piso, frente al río Paraná. “Este modelo de producción extractivista no solo nos envenena sino que no produce alimentos de consumo local. Para peor, tenemos que ser testigos de su quiebra fraudulenta”, denunciaban sin imaginar que las oficinas de la cerealera estaban vacías.


En diciembre, en el medio del cambio de gobierno presidencial, el lugar había sido desmantelado. Sin anuncios y por lo bajo, el mobiliario salió del edificio. Nadie supo del cierre de la sede hasta que llegó un nuevo dueño.


La Torre Nordlink está justo al lado de las Torres Dolphin, en el Puerto Madero rosarino, emblema de la expansión inmobiliaria durante el boom sojero de la primera década del siglo XXI. Mira a la escultura del barquito de papel y al río. Es un edificio vidriado de un tono azul-celeste y tiene la forma de una “L” acostada. Fue inaugurado en febrero de 2010 como un complejo de alta tecnología valuado en u$s 20 millones en el que tendrían sede Sidersa, AGD, Zeni, Matba, Globant y Vicentin. (Nota citada de ANFIBIA, Publicación de la Universidad Nacional de San Martín. Revista digital de crónicas, ensayos y relatos de no ficción que trabaja con el rigor de la investigación periodística y las herramientas de la literatura. Fue creada en 2012 por la Universidad Nacional de San Martín, dentro de su programa Lectura Mundi. Anfibia propone una alianza entre la academia y el periodismo con la intención de generar pensamiento y nuevas lecturas de lo contemporáneo.)


El mediodía del jueves 14 de mayo estaba soleado y fresco en Reconquista, norte de Santa Fe. Ocho diputados provinciales de la comisión especial que sigue las denuncias contra Vicentin visitaron el frigorífico Friar de esa ciudad vecina a Avellaneda, la cuna del grupo cerealero nacido en 1929. Friar es una de las 20 firmas que forman parte del entramado que quedó bajo la lupa y cuenta con siete mil trabajadores en total.


Durante diez años la compañía agroexportadora tuvo oficinas en la Torre Nordlink. Como un correlato físico de la fuga de divisas denunciada, hoy el piso está vacío. Con una decoración fina y sobria, la sede servía para encuentros de mayor reserva y donde solía estar Sergio Nardelli. El corazón y el pulso diario de Vicentín en Rosario estaba a 20 cuadras, en el piso 11 del edificio de la Bolsa de Comercio en calle Paraguay, a metros de la peatonal Córdoba. Desde que empezó la cuarentena las personas que trabajan en esa torre hacen homeoffice. Recién en las últimas semanas retomaron actividades de manera paulatina. Pero a la oficina de Vicentin no va nadie desde hace casi tres meses. Sus directivos respetan la cuarentena en la tierra de la Bolsa de Comercio. No así en las aguas del río. El lunes 23 de marzo, día 4 del aislamiento obligatorio, la Prefectura detuvo a Gustavo Nardelli, una de las principales caras de la compañía navegando en yate por el Paraná.


Todos somos Vicentín

En esta disputa de sentidos nos alientan a tomar partido con la menor racionalidad posible y con muy poco dato e información. De esto se trata. He aquí el explicito ejercicio de poder. Ellos si pueden porque tienen el dinero y la posibilidad de comprar periodistas y escritores … en cambio nosotros nos quedamos solo con la fuerza de nuestro propio empeño por buscar aquello que a todas formas pretenden ocultarnos.


La lógica financiera que permitió la expansión de Vicentin tuvo una traducción contable compleja. Luego de un meticuloso análisis, el Banco Nación, principal acreedor argentino de la empresa, afirmó, con datos del balance de la propia compañía, que “ninguno de los números disponibles justifica la repentina crisis financiera de Vicentin”. La investigación afirma que el default se explica por un complejo entramado de factores (balance entre deuda en pesos y en dólares, transacciones intra-grupo y fragilidad de la estructura patrimonial ante variaciones del tipo de cambio), entre los cuales la «off-shorización» de activos habría jugado un rol no menor (incluso empresas del propio grupo figuran entre los acreedores). El clima político, marcado por el cambio de alianzas económico-políticas al frente del Estado tras la derrota de Mauricio Macri, impuso el fin del período de gracia que había obtenido durante la gestión cambiemita.” continúan exponiendo Carla Gras y Valeria Hernández, Respectivamente: Conicet-Universidad de San Martín. / IRD-Universidad de San Martín., en el artículo citado publicado por la versión española de “Le Monde diplomatique”.


Efectos de la financiarización


Esta dinámica de financiarización del sector agroalimentario tiene mayores implicancias que las ya significativas lógicas rentísticas –es decir, las ganancias obtenidas por capitales «no productivos»– asociadas tradicionalmente al campo. La penetración de las finanzas potencia la especulación, traccionada en las últimas décadas por la creciente transformación de los alimentos, los commodities, la tierra y el riesgo de la actividad agrícola en activos financieros “no tradicionales”.


En la configuración de los grandes jugadores del agronegocio, las lógicas financieras y las lógicas productivas están fuertemente entrelazadas. Los grandes volúmenes productivos y comerciales que han llegado a controlar estas empresas resultan, en buena medida, del acceso a importantes magnitudes de capital gracias a la asociación con capitales financieros (mediante fideicomisos, joint-ventures, fondos de inversión agrícola, etc.). En general, cuanto más altos son los montos de esas inversiones, más se orientan a productores de gran escala o a empresas que controlan posiciones estratégicas en la cadena de valor, en tanto es este tipo de actores el que mejor asegura la rentabilidad de las inversiones. En otras palabras, las operaciones de los grandes jugadores del negocio agrícola dependen crecientemente de la inyección de fondos financieros de riesgo.


¿Por qué el capital financiero especulativo se interesa por el agro? La capacidad de atraer estas inversiones descansa en la doble experticia demostrada por estas empresas: por un lado, organizan exitosamente la dinámica productiva y comercial; por otro, aseguran la captación de ganancias financieras (a través del adelanto de insumos o créditos a proveedores de materia prima y servicios, la operatoria de liquidación de divisas, el manejo del IVA, etc.). Entre 2003 y 2015 las tasas de inversión productiva de las empresas dedicadas a la producción agropecuaria y agroalimentaria en el país se mantuvieron relativamente constantes, siempre por debajo de los márgenes de beneficios, que se incrementaron de manera exponencial a lo largo de ese período. Esta diferencia se explica por el hecho de que las inversiones financieras de las empresas adquirieron una relevancia creciente en sus resultados operativos: en 2015 ese componente financiero rondó el 27% de los beneficios agregados de la industria alimenticia y un 7% de los de los productores de materias primas (Cassini, L. Cassini, G. García Zanotti y M. Schorr, ¿Bendición o maldición de los recursos naturales? Reticencia inversora y lógica financiera en las producciones primarias de la Argentina, Conferencia sobre planificación del desarrollo Julio H. G. Olivera, 2018.).


Socios


El segundo aspecto que hace de Vicentin un caso emblemático del modelo de agronegocios es el modo en que intervienen los diversos socios en el negocio agrícola y las diferentes capacidades para “salir parados” frente a las incertidumbres propias de la lógica financiera. En efecto, Vicentin llevó adelante una política de expansión a otros países y de diversificación sectorial como un mecanismo de gestión del riesgo que le permitió una mayor flexibilidad a la hora de ajustar costos (eludir pago de impuestos, por ejemplo) y maximizar inversiones (en relación a la tasa de cambio, al costo del capital, etc.). Tal como se desprende del informe de Lozano, mediante las transacciones entre los diversos nodos-empresas del grupo (Vicentin Uruguay, Vicentin Paraguay y RENOVA) logró maximizar sus inversiones distribuyendo beneficios en función de las coyunturas regulatorias y económicas en cada país y los sectores más pujantes a nivel no sólo local o regional sino también global.


Las oportunidades de negocio que genera la flexibilización productivo-financiera contrastan con las dinámicas que atenazan a los componentes más territorializados del modelo de agronegocio: los prestadores de labores agrícolas, los trabajadores rurales, los proveedores de materia prima. Frente a la incertidumbre de la lógica financiera, estos actores tienen menos capacidad de reacomodarse y, por lo tanto, sufren de manera más directa cuando el negocio entra en crisis.


El default de Vicentin pone en escena el impacto diferencial del agronegocio en los componentes de la red, discriminando entre “perdedores” (los casi 5500 empleados de la empresa, los productores que proveyeron los granos, a los cuales se les adeudan 350 millones de dólares, la banca nacional y la privada, entre otros) y “ganadores” (Glencore Agriculture, Vicentin Family Group y los socios financieros). Es esta cartografía social del agronegocio la que permite comprender las posiciones adoptadas por los dirigentes del agro: además de los sindicatos de San Lorenzo y Reconquista y la Federación de Trabajadores del Complejo Oleaginoso, se manifestaron a favor de la intervención los representantes de los productores-acreedores de Vicentin y CONINAGRO, que agrupa a las cooperativas.

(La misma fuente: https://www.eldiplo.org/notas-web/la-cosecha-es-financiera/ )


Vicentin no solo tiene oficinas en la Bolsa de Rosario. En esta década se lanzó a la conquista de la tradicional institución, de la mano de Alberto Padoán, segunda generación de la familia y ex CEO de la empresa. En los 90, Padoán fue candidato nacional en una lista de Domingo Cavallo y en 2009 fue tentado por el senador Carlos Reutemann para competir en las legislativas pero rechazó la oferta porque ya estaba en carrera para presidir la Bolsa. Ese año perdió por cuatro votos. En 2015 ganó la presidencia y la renovó en 2017. Dejó el cargo rodeado de problemas. Además de la causa Vicentin, está procesado en la de los cuadernos de las coimas.


El periodista Mariano Galíndez cuenta que la figura de Padoán fue resistida por establishment económico local. “Llevaron a los viejos que hacía años que no votaban, como cuando dicen que llevan a la gente a votar en colectivos, bueno pero en autos importados- recuerda-. Cuando Padoán estuvo afuera fue innovador e hizo lugar a gente joven. El problema fue cuando asumió como presidente: la volvió una unidad básica de Cambiemos. La Bolsa siempre se había cuidado de no quedar asociada a un partido político”.


Este jueves 11 de junio, el actual presidente de esa institución, Daniel Nasini, hizo público el malestar con los directivos de la cerealera por los millones que deben a distintos eslabones productivos: “Ninguno se acercó a la Bolsa.  Indudablemente hay una negación a dar explicaciones”, dijo a Radio 2. 


2. El pueblo y la fábrica


El martes a la tarde en Avellaneda (en el norte de la provincia, en la ciudad donde nació y tiene sede Vicentin, la empresa familiar casi centenaria, síntesis del esfuerzo del hombre de campo, un pedazo de patria –por qué no–), los vecinos resistieron la intervención a la cerealera y una integrante de esa familia agradeció entre llantos la pueblada que frenó al “neochavismo”. Al mismo tiempo, en San Lorenzo (al sur de la bota, donde está la planta más importante del grupo, con molienda de soja y maíz, un punto gris del cordón industrial devenido en polo sojero), 500 trabajadores celebraban la intervención del Estado para proteger los puestos de trabajo.


Las escenas cruzadas transcurrieron 24 horas después del anuncio de Alberto Fernández. Solo una de esas manifestaciones tuvo alcance nacional, la que impidió al enviado de la presidencia entrar a Vicentin. Un solo video viralizado eclipsó las evidencias de un fraude multimillonario al Estado. Fue el video en el que Liliana Hacen, nieta de un fundador de la compañía cuya deuda ($ 99.345 millones) equivale a 159 presupuestos de esa localidad de 30 mil habitantes. Vestida de blanco, con la bandera argentina como capa y parada sobre una camioneta, le dice a su gente: “Gracias por estar acá, por defender nuestra empresa y nuestra historia”. Antes de quebrarse y llorar mientras la aplaudían, dijo que habrá resistencia y hasta una carpa si hace falta.


Si Vicentin es Avellaneda, la intervención es contra todo el pueblo. El intendente Dionisio Scarpín lo tradujo en su arenga: “No podemos permitir que nos roben”. Otra vez el centralismo porteño contra el interior profundo. Los “k” contra “el campo”. Al otro día se sumaron las cacerolas de Buenos Aires, Rosario y Córdoba. Fue como arar sobre la huella de la vieja disputa por la resolución 125 de retenciones móviles. Recién el jueves al mediodía la intervención pudo concretarse y a la tarde Alberto Fernández buscó bajar el tono en una reunión con el CEO Sergio Nardelli, hermano de Gustavo, el del yate.


La lucha es titánica y desigual. Engañan, mienten y aumentan sus capitales especulativos con el mismo conflicto …


Qué hacer


En esta dialéctica entre sectores, lógicas productivo-financieras y escalas “glocales”, el Estado debe construir una posición acorde con su rol de árbitro de intereses y regulador de la arena política.


Pero debe hacerlo con eficacia, de modo de no ver socavada su autoridad, que es lo que ocurrió con el proyecto de intervención y expropiación finalmente anulado por el gobierno. El caso Vicentin es entonces también emblemático en esta disyuntiva: ¿qué acción política representa con eficacia material y simbólica el bien común en las condiciones del capitalismo global y financiarizado?


En este sentido, uno de los argumentos más discutidos refiere a la necesidad (o no) de regular el mercado de granos. Un instrumento generalmente utilizado para dicha regulación es fijar precios testigos. Pero, ¿qué es un precio testigo? ¿Cómo establecerlo?


Dado el entrelazamiento productivo-financiero propio del modelo de agronegocios, dichos precios son parte de un escenario cuyas coordenadas son establecidas por actores que operan a escala global, más allá del carácter nacional o extranjero de su capital. Esto incide en la orientación del perfil productivo de la actividad agroalimentaria, el cual, cabe subrayar una vez más, no está definido solo por la demanda de alimentos de millones de habitantes sino por las expectativas de ganancias financieras. Todo ello tiene directas consecuencias para la acción del Estado, ya que encuentra crecientes dificultades para ejercer su rol de regulador de estas actividades.


Los investigadores Jennifer Clapp y Ryan Isakson hablan de “cosechas especulativas” para dar cuenta de las conexiones entre finanzas, agricultura y alimentos en el campo de hoy (J. Clapp y R. Isakson, Speculative Harvests, Fernwood Publishing, Canadá, 2018.). En este marco, cualquier intervención orientada a regular el mercado de granos debería contemplar al mismo tiempo reformas en el sistema de financiamiento de la actividad. En suma, una intervención sin dominio de otras variables centrales a la lógica del agronegocio poco podrá hacer para desalentar la concentración corporativa, aunque pueda ciertamente brindar recursos fiscales al Estado o ayudarlo a controlar el mercado de cambios. Tampoco estará a la altura de promover de manera eficiente una transición hacia modelos de producción sustentables, como el agroecológico.


La hegemonía del agronegocio no se alterará mientras no se desarme el nudo gordiano que liga la provisión de alimentos a la especulación financiera.


No es una taréa sencilla, mas cuándo los medios de comunicación alimentan las falacias y las lecturas a favor de los intereses del financierismo.


Faltan diez minutos para las cuatro de la tarde. En la puerta de la planta de Vicentin de San Lorenzo, en el Gran Rosario, los pájaros saltan de los árboles verdes que se recortan del cielo azul hacia el pavimento sembrado de porotos y granos. Más que comer, esos gorriones y palomas parece que se divierten. Ese vaivén sería relajante si no fuera por el chistido de las turbinas y el tambor de los motores; sería entrañable sin el aroma ácido de la molienda y el aceite.


En el cartel de ingreso dice “Vicentin Saic” sobre una imagen de girasoles desteñidos. “Todo tranquilo”, dice el empleado de la recepción antes de aclarar que nadie de la empresa hablará y pedirnos que despejemos la zona.


Salen los primeros cuatro trabajadores del “Complejo portuario” con cascos y barbijos. Unos prefieren no hablar de la posible expropiación. “Nos deben varios sueldos”, suelta otro. El delegado sindical Eusebio Mareco explica el malestar: “En diciembre nos dejaron de pagar la totalidad del salario”.


Nunca dejamos de trabajar, salen los barcos con soja, harina o maíz. Pero nos vienen pagando un 70 por ciento del salario. Tampoco nos dieron el bono de fin de año de $ 50 mil ni la paritaria. Nos deben entre $150 mil y 200 mil a cada trabajador”, agrega Mareco.


El secretario general del Sindicato de Obreros y Empleados Aceiteros (Soea), Pablo Reguera, con presencia en el sur provincial, desmiente que la firma haya mantenido las fuentes laborales. “De las dos mil personas que trabajaban en la planta de San Lorenzo, más la de Ricardone, quedó la mitad. En diciembre se sacaron de encima a todos los contratados y a los tercerizados. Quedaron solo los de planta, mil personas en total. No solo estamos de acuerdo con la intervención, la pedimos porque corrían riesgo los puestos”, resalta.


En la fábrica de Avellaneda, donde se dieron las manifestaciones contra la intervención, existe otro sindicato. Dionisio Alfonso, el secretario de ese gremio, afirma que apoyan la medida del gobierno. Esa planta del norte tiene unos 200 trabajadores y 166 son aceiteros. Él no lo dice pero los empleados entrevistados por los medios nacionales en la protesta son los 30 y pico de administrativos y jerárquicos. “Ya veníamos con una situación complicada. En 2019, antes de la cesación de pagos, se perdieron entre 40 y 50 puestos, por presiones, retiros voluntarios y cinco despidos. Además, la empresa dice que es familiar, que son de acá y no se van a ir. Pero no olvidamos que en 1999 cerraron la fábrica y se llevaron todo a San Lorenzo porque era más rentable.”


3. El campo, los campos


Si permitimos la estatización habilitamos al gobierno a seguir con esta modalidad en otros ámbitos del país. Es una falta de respeto a la propiedad privada, algo que debería ser intocable siguiendo la Constitución Nacional.


María Beatriz “Pilu” Giraudo es quinta generación de productores agropecuarios del centro-oeste de Santa Fe, en la zona de Zenón Pereyra. Su familia es una de las perjudicadas por los manejos de Vicentin. Ella es crítica: le parece inadmisible que la empresa haya comprado producción hasta el día antes de entrar en convocatoria de acreedores y que el Banco Nación le haya dado semejantes créditos. Giraudo tiene 50 años y hace 20 vive en Venado Tuerto. Es ingeniera agrónoma y es presidenta honoraria de la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (Aapresid), una organización dedicada a que la producción sustentable, el desarrollo tecnológico y la articulación público-privado. 


Para Giraudo esa articulación no significa nunca estatización. Cree que en este conflicto el gobierno tendría que haber esperado: “Vicentin había vuelto a trabajar, podía hacer arreglos y el juez tenía que tomar la determinación”. Habla pausado, tiene la convicción de que el Estado no debe meterse en los negocios agropecuarios y considera una intervención como algo obsoleto. 


No le gustan caer en comparaciones con Cuba o Venezuela, dice que se abstrae de las ideologías políticas partidarias. Cuando vio la movilización en Reconquista y Avellaneda en apoyo de Vicentin se emocionó. Le pareció una defensa genuina del trabajo, la propiedad privada y el interior del país. “Ellos son las verdaderas fuentes de trabajo y los primeros que salieron a defender a la compañía. El gobierno argumenta cosas que no va a cumplir. Tenemos un montón de ejemplos de cómo fallan estas compañías en manos del Estado y cómo cambian cuando están en manos de privados.”


La planta de Vicentin en Ricardone está a unos kilómetros hacia el oeste de la principal, la de San Lorenzo, la que está frente al río. Las conecta una ruta agrietada que se rellena con el cereal derramado, como una brea ocre. En Ricardone, el ingreso de camiones no se detiene este miércoles a la tarde pese a la crisis por el concurso y  la transición directiva. Javier, 32 años, chofer de una transportista del sur provincial, espera para descargar la soja que cargó en la Asociación Cooperativas Argentinas (ACA) de Venado Tuerto, una firma que podría aportar el know how en una eventual empresa estatal o mixta bajo el control de YPF Agro.


Javier tiene turno para descargar desde las 18 y hace tiempo en la banquina de la A012. Dice que el movimiento sigue normal pero aclara que la empresa cerró otra playa de camiones ubicada detrás de esa. Al mediodía, cuando cargó cereal en ACA (acreedora de Vicentin por $ 4.929 millones) el encargado le avisó de su destino.


¿A dónde tengo que ir hoy?


Te toca Vicentín.


¿Estás seguro? ¿Y por quién preguntó: por Cristina, por Alberto o por el viejo Vicentin?


Decí que venís de ACA, que somos socios.

( http://revistaanfibia.com/cronica/testigos-la-caida/)


Difícil distinguir otros colores. Difícil intentar defender posiciones en guerras que no nos pertenecen del todo pero que impiden posibilidades y sustraen esfuerzos propios y de otros … Una globalización neoliberal que se engulle asi mismo en su afán por no perder aquello que cree haber logrado, las elites no solo se están devorando así mismas sino que nos engullen a todos en el proceso …


¿Todos somo Vicentín? No. Todos somos Argentinos … ¿Lo entenderemos algún día?


Daniel Roberto Távora Mac Cormack





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