Para entender la economía
2020 ha sido un año como ningún otro. La especie humana fue sorprendida con la guardia baja por un enemigo invisible e insidioso que ha confinado por largos meses al mundo entero, cobrado casi dos millones de vidas, hundido a la economía en una crisis abismal y puesto a muchos países de rodillas. La pandemia del coronavirus ha sido un brutal recordatorio de lo frágiles que somos los seres humanos, de lo indispensable que son la empatía y la solidaridad —así sea a través de una pantalla— para subsistir. Ahora que empieza a vislumbrarse su final con la llegada de vacunas y mejores tratamientos para la COVID-19, todos deseamos con razonable esperanza un 2021 más amable. Sin embargo, no vayamos tan rápido. No conviene seguir ignorando el poderoso llamado que 2020 ha machacado: son los débiles y los más pobres quienes más severamente han sufrido el impacto de la crisis, (…) la destructiva actividad humana ha acercado peligrosamente al medioambiente a un punto de no retor