Cuestiones de Genero y Raza: El europeismo latinoamericano

 


Desde la frágil y ambigua memoria latinoamericana (si es que algo propio le cabe al concepto) solemos preocuparnos por todo aquello que surge y conmueve a Europa y nos llega como propio. La universalidad, en estos tiempos neoliberales de la globalización y como etapa del Capitalismo y consecuencia del colonialismo patriarcal, no atina a descubrirnos en nuestros propios dilemas y los importamos. Hemos introducido en nuestras propias experiencias, en nuestros territorios y en nuestros cuerpos y subjetividades sus problemas y sus debates en tensión. Y lo seguimos haciendo …

La culpa fue de Toni Morrison. Àngels Carabí, exprofesora emérita de Filología Inglesa en la Universidad de Barcelona y especialista en las cuestiones de género, tropezó con un problema inesperado al enfrentarse a la obra cumbre de la escritora estadounidense, Beloved. “Los hombres de la novela eran muy complejos. Sentí que tenía herramientas para analizar los personajes de mujer, pero no a los hombres”, recuerda Carabí sobre Paul D., el antiguo esclavo que, rompiendo con la violencia heredada y los maltratos recibidos, ofrece su escucha y su empatía a la protagonista.

Así fue como, en 1998, la profesora decidió fundar el grupo de investigación Construyendo Nuevas Masculinidades, el primero de este tipo en España, dedicado a estudiar el cambio del modelo de hombría en las representaciones culturales. En 2000, Carabí coeditó con Marta Segarra, otra especialista en las cuestiones de género, el ensayo Nuevas masculinidades (Icaria), antología pionera que proponía una teoría crítica sobre la masculinidad nociva y sugería estrategias para erigir un modelo alternativo. En paralelo, instó a sus alumnos a analizar obras como El gran Gatsby o los cuentos de Grace Paley atendiendo a los rasgos de género de sus varones. A su alrededor, ese giro no siempre se entendió. “En los estudios de género se creía que lo importante era analizar a las mujeres, pero yo tenía el convencimiento de que la historia nos llevaría por este camino”, recuerda Carabí. Es decir, que la perspectiva de género estaba incompleta si no tenía en cuenta que, como les sucede a las mujeres, los hombres tampoco nacen, sino que se hacen, y que muchos también aspiraban a liberarse de los opresores dictados de la masculinidad hegemónica.

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Dos décadas más tarde, esta área de estudios que fue marginal hasta no hace tanto, surgida del feminismo en los últimos setenta como una costilla de Adán a la inversa, se ha vuelto una preocupación casi mainstream. “Los asuntos de género tienen una incidencia en la cultura de masas que no tenían hace 20 años. El Me Too ha visibilizado la violencia masculina y eso ha puesto la masculinidad en duda. Además, el colectivo LGTBI ha desdibujado las categorías de género, y eso las ha vuelto más porosas, menos binarias y más aptas a ser deconstruidas”, opina Carabí. La crisis de la masculinidad impregna películas como Druk (Another Round), de Thomas Vinterberg, donde un grupo de hombres a la deriva se dan al alcohol, y exposiciones como Masculinities, muestra fotográfica que describe la hombría como mera performance y que se puede ver ahora en Berlín tras ser inaugurada en Londres.

Pero el fenómeno es, sobre todo, editorial. Los ensayos sobre el asunto inundan las librerías, tanto en el mundo anglosajón como en España. El más reciente es el que firma Antonio J. Rodríguez con La nueva masculinidad de siempre (Anagrama). El autor alerta sobre un peligro: que, bajo el disfraz del progreso, este nuevo modelo sea solo “un subterfugio para asegurar la supervivencia de la masculinidad hegemónica” y “una herramienta del capitalismo heteropatriarcal para asegurar su legado en tiempos de feminismo”. “La masculinidad se caracteriza históricamente por el estado de guerra permanente con otros hombres y la propiedad del cuerpo de la mujer como si fuera un patrimonio. En lo esencial, eso no ha cambiado”, apunta Rodríguez. “Es posible que estemos experimentando una situación en la que lo cambiamos todo para que todo siga igual”, agrega. En otras palabras, que haya más ruido que nueces en un sistema que, como es sabido, tiende a absorber cualquier mensaje disidente para neutralizarlo. Eso podría explicar esta reciente multiplicación de ensayos, como ya sucedió con la crisis económica de 2008. “¿Capitaliza la industria editorial este discurso crítico o hay cada vez más autores y autoras que desarrollan un trabajo intelectual sobre este tema y aspiran a divulgar sus ideas? La respuesta está en la intersección de esas dos posibilidades”, matiza Rodríguez.

“Banalización y saturación”

La filósofa Alicia Puleo, catedrática de la Universidad de Valladolid, dirige la colección Feminismos de la editorial Cátedra, que acaba de cumplir 30 años. Observa el actual boom del género con la actitud cauta de quien también ha vivido las vacas flacas, los tiempos en los que el tema no interesaba a nadie. “Está bien que se tematice la masculinidad, porque significa que el género ya no es solo una cuestión de mujeres y que tiene que haber un cuestionamiento de los roles mascu­linos. Pero me preocupa que se convierta en una moda que al final, por un efecto de banalización y de saturación, se deje de lado con la misma velocidad con la que se adoptó”, reconoce.

Además, Puleo lamenta que las precursoras feministas no siempre sean citadas como merecerían. “Veo una propensión a alimentarse de estudios sin mencionarlos, dentro de la tendencia al borrado de las mujeres típica de la inercia patriarcal, pese a que en este caso sea paradójico respecto a la propia propuesta”. Para Puleo, teórica del ecofeminismo, esta evolución responde a un cambio generacional, pero también al contexto grave de la crisis climática. “Para sobrevivir como especie, tendremos que apartarnos de las actitudes de dominio y dejar paso a las de los cuidados. Eso no será posible sin un cambio enorme en los roles masculinos, que siempre se han construido sobre la dominación. Aún es pronto, pero veo un intento de cambio de paradigma loable y considerable”.
(https://elpais.com/babelia/2020-12-04/masculinidad-urbi-et-orbi.html )

La colonialidad del poder

Aníbal Quijano concibe la intersección de raza y género en términos estructurales amplios. Para entender su concepción de la intersección de raza y género hay que entender su análisis del patrón de poder capitalista Eurocentrado y global. Tanto «raza» como género adquieren significado en este patrón. Quijano entiende que el poder está estructurado en relaciones de dominación, explotación, y conflicto entre actores sociales que se disputan el control de «los cuatro ámbitos básicos de la existencia humana: sexo, trabajo, autoridad colectiva y subjetividad/intersubjetividad, sus recursos y productos» (2001-2002:1). El poder capitalista, Eurocentrado y global está organizado, distintivamente, alrededor de dos ejes: la colonialidad del poder y la modernidad (2000b:342). Los ejes ordenan las disputas por el control de cada una de las áreas de la existencia de tal manera que el significado y las formas de la dominación en cada área están totalmente imbuidos por la colonialidad del poder y la modernidad. Por lo tanto, para Quijano, las luchas por el control del «acceso sexual, sus recursos y productos» definen el ámbito del sexo/género y, están organizadas por los ejes de la colonialidad y de la modernidad. Este análisis de la construcción moderna/colonial del género y su alcance es limitado. La mirada de Quijano presupone una compresión patriarcal y heterosexual de las disputas por el control del sexo y sus recursos y productos. Quijano acepta el entendimiento capitalista, eurocentrado y global de género. El marco de análisis, en tanto capitalista, eurocentrado y global, vela las maneras en que las mujeres colonizadas, no-blancas, fueron subordinadas y desprovistas de poder. El carácter heterosexual y patriarcal de las relaciones sociales puede ser percibido como opresivo al desenmascarar las presuposiciones de este marco analítico. No es necesario que las relaciones sociales estén organizadas en términos de género, ni siquiera las relaciones que se consideren sexuales. Pero la organización social en términos de género no tiene por qué ser heterosexual o patriarcal. El que no tiene por qué serlo es una cuestión histórica. Entender los rasgos históricamente específicos de la organización del género en el sistema moderno/colonial de género (dimorfismo biológico, la organización patriarcal y heterosexual de las relaciones sociales) es central a una comprensión de la organización diferencial del género en términos raciales. Tanto el dimorfismo biológico, el heterosexualismo, como el patriarcado son característicos de lo que llamo el lado claro/visible de la organización colonial/moderna del género. El dimorfismo biológico, la dicotomía hombre/mujer, el heterosexualismo, y el patriarcado están inscriptos con mayúsculas, y hegemónicamente en el significado mismo del género. Quijano no ha tomado conciencia de su propia aceptación del significado hegemónico del género. Al incluir estos elementos en el análisis de la colonialidad del poder trato de expandir y complicar el enfoque de Quijano que considero central a lo que llamo el sistema de género moderno/colonial.


La colonialidad del poder introduce la clasificación social universal y básica de la población del planeta en términos de la idea de «raza» (Quijano, 2001-2002:1). La invención de la «raza» es un giro profundo, un pivotear el centro, ya que reposiciona las relaciones de superioridad e inferioridad establecidas a través de la dominación. Reconcibe la humanidad y las relaciones humanas a través de una ficción, en términos biológicos. Es importante notar que lo que Quijano ofrece es una teoría histórica de la clasificación social para reemplazar lo que denomina las «teorías eurocéntricas de las clases sociales» (2000b:367). Su análisis provee un espacio conceptual para la centralidad de la clasificación de la población del mundo en términos de razas en el capitalismo global. También genera un espacio conceptual para comprender las disputas históricas sobre el control del trabajo, el sexo, la autoridad colectiva, y la intersubjetividad, como luchas que se desenvuelven en procesos de larga duración, en vez de entender a cada uno de los elementos como anteriores a esas relaciones de poder. Los elementos que constituyen el modelo capitalista de poder eurocentrado y global no están separados el uno del otro y ninguno de ellos pre-existe a los procesos que constituyen el patrón de poder. Por cierto, la presentación mítica de estos elementos como antecedentes, en términos metafísicos, es un aspecto importante del modelo cognitivo del capitalismo, euro centrado y global

LUGONES, MARÍA Colonialidad y géneroTabula Rasa, núm. 9, julio-diciembre, 2008, pp. 73-101Universidad Colegio Mayor de CundinamarcaBogotá, Colombia
Tabula Rasa ISSN: 1794-2489info@revistatabularasa.org Universidad Colegio Mayor de Cundinamarca Colombia

El origen: Colonialidad de género - Cuarto Poder

"El género como constructo que permite develar las imposiciones en todos los niveles de la vida del orden colonial moderno presente hasta nuestros días. La revolución de las mujeres que comprende el paso de la victimización hacia la agencialidad.” Andrea Sztychmasjter

La estrategia del pensamiento colonial se basó en destruir el poder femenino, su valor social y su poder comunitario, su subjetividad y su cuerpo. Existen varias lineas de pensamiento feministas decoloniales latinoamericanos que analizan el orígen de género. Basándose en los aportes de Oyéronké Oyewumi sobre la sociedad Yoruba y de la antropologa Paula Gunn Allen quién señalo que muchas comunidades tribales de nativos américanos eran matriarcales y reconocían positivamente tanto a la homosexualidad como al lebianismo y entendían el género en términos igualitarios La filósofa María Lugones afirma que las sociedades índigenas no conocían el género antes de la intromisión europea.

También podemos encontrar los análisis de la antropologa Rita Segato quién respaldada por evidencias históricas y etnográficas, sostiene la existencia de nomenclaturas de género en las sociedades tribales y afroamericanas. Así la autora identifica sociedades indígenas y Afroamericanas de una organización patriarcal aunque diferente a la del género occidental y que podría ser descripta como un patriarcado de baja intensidad. Mientras Lugones plantea en función a trabajos de feministas negras e indígenas la inexistencia de género en el mundo pre-colonial, Segato sostiene que si existía pero la colonización logró imponer su propio sistema con sus propias reglas. Son dos líneas de pensamiento que conversan sobre el genero como constructo que permite develar imposiciones en todos los niveles de la vida del orden colonial moderno presente hasta nuestros días.


La colonización sería así un pacto patriarcal entre colonizadores y colonizados, porque otorgó ventajas al hombre indígena sobre la mujer de su propia comunidad. La dominación sobre el cuerpo de las mujeres en América se dio con la propia complicidad de los mismos varones quienes permitieron esta violencia. Por eso la violencia que sufrieron las mujeres fue doble: Sufrieron la violencia de los colonizadores y de los hombres de sus propias comunidades. Lo que los conquistadores lograron fué una guerra interna, que sobretodo los deshumanizó.

María Lugones explica que esto pudo darse porque la colonialidad logró romper con los vínculos de solidaridad, complementaridad y reciprocidad entre hombres y mujeres, formulando asi posiciones antagónicas entre ellos. De esta manera Lugones plantea que los conceptos de raza y genero se producen al mismo tiempo en el proceso de la conquista y colonización. En esta línea de pensamiento el género se configuraría como una construcción netamente colonial , con una facultad de poder capaz de romper pueblos y cosmologías.

Masculinidad y Vida comunal

El pensar la colonialidad de género también nos acerca a pensar en el papel que cumplió y cumple lo masculino. Segato analiza los mandatos aún vigentes de la masculinidad impuesta por la colonialidad y nos presenta otra salida a las violencias hacia las mujeres en las diferentes sociedades


A partir de la experiencia de trabajos con feminismos “no blancos” la antropóloga señala que encontró que las mujeres del campo y aldeas tenían una manera de construir la persona y la relación entre la base biológica, las taréas, la visión del trabajo, la emotividad, los papeles políticos dentro de la comunidad de una forma mas androgena y no determinada biológicamente. Cuándo trabajo con ellas en los años 70 encontró una sociedad sin violencia de género, percibió una construcción de Género de altisima complejidad

Para avanzar con el analisis Lugones propone “el sistema moderno- colonial de género” para hacer visible la disolución forzada y crucial de vínculos de solidaridad y práctica entre las víctimas de la dominación y explotación que constituye la colonialidad, entendida esta como el patrón estructural de poder específico de la modernidad, originado a partir de la conquista de América y la hegemonía planetaria europea. Funciona para explicar relaciones de poder a partir de una estructura jerárquica, dónde algunos saberes son considerados verdaderos y otros subalternizados. La colonialidad es además uno de los elementos constitutivos del patrón global de poder Capitalista.

La Agencia de Mujeres

En los estudios de Género, el concepto de agencia resulta fundamental para analizar el entramado de relaciones que ocurren tanto en la sociedad, como en la identidad individual. El término agencia también ha sido investigado sobre los contextos coloniales y las posibilidades de participación e interacción activa de las mujeres.

 
Dentro de la práctica política feminista, en los últimos años, hubo un desplazamiento del sujeto político de la mujer a posiciones que defienden la agencia de las mujeres. Entender la mujer como sujeto universal en la esfera pública ha tenido algunos interrogantes que vienen desde voces de la diversidad de las “fronteras” y desde los “margenes” porque empiezan a hablar de realidades diversas y mujeres en plural poniendo en foco la cuestión de las diferencias.

En función de ello el sentido político comunal surge de la praxis misma y no de la teorización. Los feminismos comunitarios poseen una propuesta emancipatoria fuerte que pone el cuerpo-tierra como el principal territorio a despatriarcalizar y decolonizar.

(https://cuartopodersalta.com.ar/el-origen-colonialidad-de-genero/ )


Las elitistas redes “feministas” de las grandes empresas francesas

La actividad de las redes de mujeres de la patronal francesa, tan discreta como eficaz, permitió la adopción en 2011 de una ley que imponía la casi paridad en los consejos de administración de las grandes empresas. Pero la influencia de las mujeres de negocios en el Gobierno de Macron excluye a las asociaciones feministas, mientras que su activismo permite que multinacionales poco preocupadas por los derechos de las asalariadas puedan blanquear su imagen.

  
El 2 de diciembre de 2016, en el Centro Internacional de Deauville, Emmanuel Macron desgrana en inglés las propuestas de su programa por la igualdad entre mujeres y hombres. “Es una prioridad absoluta permitir que las mujeres accedan a los puestos de mando en el ámbito de los negocios, en el ámbito político”. La mayor parte de quienes asisten son mujeres empresarias y políticas. Es la primera vez en sus once años de existencia que el Women’s Forum for the Economy and Society (WF) invita a un aspirante a la presidencia francesa. Menos de tres semanas después, dos de sus líderes firmarán el llamamiento “Ellas marchan”, en apoyo a la candidatura del exministro de Economía.

El WF, bautizado por la prensa como el “Davos de las mujeres”, se ha granjeado una considerable influencia desde su primera edición en 2005. Cada año, el evento es el punto de encuentro de una miríada(...)

(https://mondiplo.com/las-elitistas-redes-feministas-de-las-grandes )

Los feminismos atraviezan transversalmente todas las concepciones comunes y diversas respecto a lo público y su siempre controversial disputa con lo privado … no solo es una cuestión de cuerpos, poder y deseo, sino y también de como nos concebimos humanos en relación a otros diferentes pero igualmente valiosos con los que construimos relaciones y constituimos sociedades y civilizaciones. Sin contexto, cualquier causa se pierde en la anomia de lo individual.

Daniel Roberto Távora Mac Cormack

Imágenes:

(1) (2) (3) (4) Silvia Martínez Cano es artista interdisciplinar de nacionalidad española: pintora, escultora, muralista y fotógrafa. Tiene una formación multidisciplinar, siendo Doctora en Educación, Conservadora y Restauradora de bienes culturales (BBAA), Máster en Artes Visuales y Educación, Arquitecta Técnica y Licenciada en Teología Fundamental.

En la actualidad trabaja en la Universidad Pontificia de Comillas (UPCO) como profesora de Educación Artística y en la Universidad Pontificia de Salamanca (UPSA) como profesora de Teología.

(5) (6) (7) (8) ANA CANDIOTI Artista Argentina de trayectoria Internacional, posee una sólida formación académica, varios premios y una copiosa relaci+on de exposiciones tanto en su país como internacionalmente, representa una línea artística que siguiendo las tradiciones del Realismo Social, es heredera de los muralistas mexicanos y de su compatriota Antonio Berni, según el crítico Argentino Rafael Squirru, recordando el Muralismo como el primer movimiento pictórico originado en este continente.
Su trabajo se basa en la investigación.
Ha pintado a los campesinos del Noroeste Argentino. a los Qom de Pampa del Indio Chaco. los Samis en Noruega, a los Mayas en Yucatán, a los estibadores en Buenos Aires, Navajos, haiti , afro americanos...
Expone sus obras de forma permanente en galerías, museos, universidades e instituciones, en Argentina, Uruguay, Chile, Brasil, México, España, Italia, Noruega, Francia, Alemania y Estados Unidos.

 


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