Conocimiento e incertidumbres

 

El Sentido de la vida humana


¿Que nos impulsa a actuar? ¿Que nos motiva en el presente para no quedarnos quietos e “inquietarnos” por aquello que nos provoca temor o que deseamos?

Incertidumbre y comprensión

 

Las tensiones de la vida diaria y sus síntesis en las actitudes y las decisiones que se toman a diario

 

 



Dos dimensiones salen a la luz para definir el camino que estamos llamados a construir: incertidumbre y comprensión. Estas son las dos palabras que mejor definen hacia dónde vamos y lo que necesitamos para vivir en armonía con nuestro hábitat planetario. Estas dos palabras están enraizadas con otras dos expresiones que mejor definen las grandes necesidades del ser humano (puesto que son necesidades universales) y representan la energía que necesitamos para andar por el camino de la incertidumbre y la comprensión. Me refiero al amor y el éxito. Todos necesitamos sentirnos amados (en el más amplio sentido de la palabra); este amor se expresa en términos de reconocimiento, de aceptación, de sentir que formamos parte de una sociedad que valora al Otro como persona (bien sea por lo que se es, por lo que hace, por lo que tiene, por lo que esconde, por lo que aparenta, e incluso por sus carencias). No importan las razones; lo importante es sentirse amado. La segunda palabra clave es el éxito. Necesitamos saber que nuestra vida tiene sentido, que podemos explorarla en la dirección del sendero que cada individuo señale en función del significado o significados que quiera dar a su existencia (Bueno, 1996); pero aquí es necesaria una advertencia: el éxito que más importa no es el que se logra a largo plazo, o el que se encuentra al final del camino. Los éxitos verdaderamente significativos son los que están en el aquí y en el ahora: de los significados y las satisfacciones que se perciben en cada instante de la vida, en cada paso que se da y en cada decisión que se toma. El sentido de la vida se justifica en función de los microéxitos que se obtienen en cada instante vivido. Son ellos los que impulsan a trabajar, a sentir, a sufrir, a ser mejores; son lo que impulsan a competir, pero también a colaborar. Estas cuatro dimensiones (incertidumbre, comprensión, éxito y amor) se encuentran vinculadas entre sí: el amor está vinculado con la comprensión (amar implica comprender al otro, por lo que sentirse amado es sentirse comprendido). Por su parte, la incertidumbre sobre el futuro está vinculada con el éxito (mientras mayor sea la cantidad de micro-éxitos que se obtengan, mayor será también la capacidad para gestionar la incertidumbre).”

EDUCACIÓN, PANDEMIA Y SOCIEDAD: DISCORDANCIAS Y CONTRADICCIONES Pateiro Fernández, Eduardo Dr. en Gerencia Avanzada. Director CIEG-España CIEG, REVISTA ARBITRADA DEL CENTRO DE INVESTIGACIÓN Y ESTUDIOS GERENCIALES (BARQUISIMETO - VENEZUELA) 

 

Introducción

La vida que vivimos, discurrir en el tiempo de decisiones que van signando un camino que es propio del individuo pero que se sintetiza en las relaciones constantes que se experimentan con las cosas, los otros (Plantas, animales, Naturaleza, personas) y que van definiendo lo que se es y como se comporta ese “yo” (Sujeto/Persona/individuo/Singular) en medio de una realidad compleja.


Estamos siendo en el “estando siendo”. Es decir, fijamos un espacio en la inmaterialidad para tornarlo material, existente, pasible de representaciones mentales y de “sujecciones” del propio comportamiento y voluntad a esa imagen o representación que construimos del “yo”. Hay, como sostiene Foucault, un “contrato con la propia palabra”, en tanto somos lo que decimos ser si el fenómeno de la conducta es coherente con el relato que enunciamos decir que somos.

El uso del plural para que quién me lee resulta del intento de que se identifique con el texto a modo individual, revela que la comunicación no es un hecho individual sino precisamente colectivo, común. A diferencia de la propia gestión del “yo”, la comunicación es la expresión en la realidad de ese “contrato” en las relaciones y las formas en las que hago coherente o no, ese contrato . Por esto lo expreso en plural en tanto se trata de una representación de mi propia percepción de lo que creo ser, respecto de aquel con quien me comunico y que confirmara o negara parcial o totalmente la coherencia de mi relato respecto de lo que percibe de mi comportamiento y de como “traduzco” el lenguaje en conductas y en recorrido vital. Esa comunicación se da en un marco signado por lenguajes que definen estructuras y sistemas dentro de esas estructuras que van moldenado las sensaciones, emociones, percepciones, razones, acciones, subjetividades, mentalidades, “sistemas mundos” que van produciendo los modelos que van formando los pensamientos y permitiendo tomar decisiones respecto de eso que digo ser, en el mundo tal y como creo que es y de los otros en tanto confirmación o negación parcial o total de esas representaciones que me hago para intentar … decidir … alcanzar deseos … aprender … corregir … soñar … superar miedos, etc.

Modelos  y conceptos

De toda interacción individual se producen los modelos que permiten, en los lenguajes heredados y en la utilización de estos modificados a la luz de las experiencias vitales que van torneando nuestro carácter, formas de pensar y modelizar la realidad y de percibirnos e ir formalizando ese contrato que definirá al “yo” /sujeto … (sujetado a eso que digo que soy). Resulta sin embargo, que estos conceptos sufren modificaciones en el mismo instante que tornan consciente aquello que estaba inconsciente, escondido, alejado de la razón y del conocimiento. Una vez conocido, otro inconsciente ocupa ese lugar. Esta percepción es la que produce la incertidumbre en tanto la incapacidad de percibir adecuadamente los cambios que se producen en los sujetos y en la sociedad como síntesis de la consciencia pero también de la inconsciencia y las subjetividades que se entraman en las relaciones y que producen las “molestias” respecto de la cultura que no es otra cosa que una forma de manifestar la propia molestia sobre la propia incoherencia respecto de lo que creemos ser y la imposibilidad de que nuestras conductas lo manifiesten de forma incuestionable a la percepción, razón, juicio del otro, y de lo que efectivamente recibimos como resultado de la propia acción contradiciendo eso mismo que decimos ser en esas relaciones.

El éxito o los micro-éxitos a los que refiere la cita del comienzo, se dan cuando en las relaciones, se nos confirma esa auto-representación. Los fracasos son cuándo no alcanzamos dicha devolución y nos vemos confrontados con la imposibilidad de ser coherentes o confirmar en nuestras acciones y decisiones aquello que creemos ser.


La incertidumbre asociada a las probabilidades diversas, a las decisiones de otros que no podemos intuir, percibir, manipular o direccionar hacia aquello que deseamos o evitando esos temores que nos provoca, a los eventos ajenos a nuestro control y la posibilidad de conocimiento sugieren precisamente la falta y el vacío que supone la imposibilidad de consumar cualquier absoluto, inclusive la coherencia respecto de eso que decimos ser. El “yo” es por tanto incoherente en tanto incompleto en su imposibilidad de absoluto cuándo cierra sus “representaciones” “modelos” y esquemas conceptuales, a un absoluto coherente y sin “errores”. Allí surgen, se anidan y alimentan los despótas y totalitarismos de todo tipo, los egos que suponen superioridad o meritocracia. La supremacía del “yo” respecto de la relación con otros, con las cosas, con la naturaleza, con los otros “yoes” de los cuales es imposible separación total cuando en esos modelos, quedan sometidos a mi “deben Ser”.

Solo alcanza relativa coherencia cuándo es consciente de sus imposibilidades, de los limites a la administración de su propia voluntad y por ende a la manipulación o “liderazgo” “dirección” “coaching” y tanto termino que intenta convertirnos en manipuladores en el rol de manipulados que hemos aceptado al difundir tales conceptos y modelos, desde una perspectiva social-económica y ética moldeada por unos pocos privilegiados que nos “pagan” la conciencia para que dominemos e impregnemos de mentiras las “conciencias” de los otros.

Conclusión a modo de propuesta

Recuperar el sentido de las relaciones humanas, impondrá la necesidad de revisar las propias mentalidades y marcos conceptuales con los que pensamos la vida propia y las de otros en las relaciones que vamos produciendo y que constituyen la parte que nos toca en la construcción social de la realidad.

Como establezcamos ese contrato con nuestra propia palabra definirá formas y conductas, coherentes e inciertas o incoherentes y seguras respecto de las mentiras a las que nos invitan quienes ya establecieron una relación de poderosos respecto de nuestra propia sujeción a la palabra, dominando el lenguaje con el cual establecemos las comunicaciones primordiales con los otros y que sostienen la actual decadencia civilizatoria en tanto “individuos” que reniegan de su historia social y común, de su história familiar, de los valores y éticas construidos de forma social y no en el pensamiento meritocrático y falso de creernos “mejores” que “otros”, capaces de liderar o mejorar la conciencia de alguien.

Este texto no mejora absolutamente nada de nadie. Simplemente intenta devolverle a las conciencias de quienes leen, esa conciencia de la tensión que anida en la propia interpretación de lo que “creo ser” respecto a las voces de amo, que me tornan súbdito de un discurso en la auto-representación de un liderazgo que solo me coloca como un eslabón mas de la cadena de esclavos que sostiene el sistema neoliberal en el predominio de lo financiero y el dinero como “fetiche” “Dios”, “centro”, de toda posibilidad, de toda conciencia ética y de toda certidumbre.

Daniel Roberto Távora Mac Cormack

Noviembre de 2022



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