Domingo 16 de Agosto de 2020

I

Diario de la Peste

 

 


En 1722 Daniel Defoe (el de “Robinson Crusoe”) publicó su libro Diario del año de la peste, cuyo título en inglés, A journal of the plague year, suena mucho mejor. Este libro relata en primera persona la peste que asoló Londres en 1665. Está escrito en primera persona, como si el autor hubiera vivido esa epidemia. El nivel de detalle del diario, que visita calles y barrios londinenses con precisión, no puede haber sido recuperado de la memoria de Dafoe, porque éste tenía sólo cinco años en 1665. Sin embargo, parece que los escribió consultando los diarios de su tío Henry Foe, que sí atravesó la epidemia como adulto.


Aunque los hechos narrados en el libro sean en gran medida ficcionales, Defoe seguramente también hizo uso de memorias colectivas acumuladas por siglos. Las fiebres y pestes eran comunes en la gran ciudad,  sobre todo en verano. En sus magistrales libros sobre Thomas Crown y la corte del rey Henry VIII, Wolf Hall y Bringing up the bodies, Hilary Mantel cuenta cómo Thomas Crown perdió a su esposa y a sus dos hijas por la “fiebre sudorosa”, y cómo los ricos y la nobleza escapaban de las pestilencias veraniegas hacia sus mansiones en el campo con la llegada del calor para volver en invierno. Las epidemias rehicieron el mapa mundial más de una vez. Se calcula ahora que las enfermedades contagiosas traídas por los europeos a América mataron en pocas décadas al 90% de la población indígena. La arqueología está recién ahora desenterrando las ruinas de grandes ciudades de las praderas americanas que quedaron vacías súbitamente. Es imposible imaginarse la escala de esa desolación. 

En el libro de Defoe el narrador ficcional deambula por la ciudad como un flâneur de la tragedia extrañamente intocado y relata con distanciamiento las escenas de desolación y terror. Dafoe narra historias de enfermos y muertos, predicadores gritando que la epidemia era el castigo por los pecados divinos y había que flagelarse, vendedores de curas y pociones, píldoras antipestilencia, remedios milagrosos del rey, cruces y reliquias bendecidas.


La sanidad urbana, las cloacas, la medicina y las vacunas volvieron las epidemias más y más raras, pero no las eliminaron totalmente. Resulta impresionante pensar que este, nuestro año de la peste de 2020, que nos trajo la peor crisis sanitaria en cien años, para la humanidad fuese un evento recurrente durante milenios. También nos mostró que la mente humana es la mente humana, y que los temores de hoy son los temores de ayer. No es casual entonces que, como decía el sociólogo Daniel Feirstein en Twitter, hayamos entrado ahora en “la fase animista” de la pandemia. Nuestra vida social e individual está definida por las vivencias y los relatos sobre la enfermedad desde marzo. Es agotador. Todos limitamos nuestros desplazamientos, nuestra sociabilidad, nuestros contactos con otros. El futuro parece haberse alejado: no podemos hacer planes de vacaciones, de viajes, de asados o cumpleaños. El tiempo corre demasiado lento y demasiado rápido a la vez. En síntesis: tenemos miedo. Y cuando los seres humanos tenemos miedo, recurrimos a la magia, a la furia, a la flagelación.


Es un desafío tratar de mantener la cabeza fría cuando tenemos miedo. Lo era en 1665 y lo es ahora. Pero, como decía el abogado Gustavo Arballo, nos tocó ser los adultos responsables durante esta crisis y tenemos la obligación de hacer lo mejor que podamos. Y esa obligación y esa responsabilidad es aún mayor entre quienes han aceptado cumplir funciones públicas y de gobierno.


Como mostró Dafoe, tomar remedios mágicos es una conducta común en las crisis sanitarias. Dárselos de tomar a tu hijo es lo único peor a hacerlo. En la ciudad de Plottier, los padres de un niño de cinco años le dieron a tomar 750mm de solución de dióxido de cloro a lo largo de un día porque el chico estaba decaído y tenía dolor de panza. El niño entró en paro cardiaco y los esfuerzos de los médicos por reanimarlo fueron en vano. No está comprobado que la intoxicación haya sido la causa fatal, pero no debe haber ayudado. Ahora bien, salir por la televisión alentando a la gente a tomar sustancias tóxicas es una irresponsabilidad criminal. Así como ver “un famoso” con una marca de reloj legitima tu venta, ver una cara famosa tomándose una botella de dióxido de cloro “en la tele” también lo hace. Venderlo en tu sitio de comercio electrónico es inaceptable. ¿Podremos tener las conversaciones que hacen falta sobre sus responsabilidades?


Las marchas y flagelaciones también son comunes. Los predicadores modernos llaman a marchar en contra de...no se sabe bien qué. ¿La cuarentena? ¿La enfermedad? ¿La infectología? ¿Contra el gobierno nacional? ¿Contra el gobierno de Rodríguez Larreta que es del propio partido de quien convoca? Como en el caso de los que venden botellas llenas de algo en la televisión, la pregunta cabe por la reflexión y la responsabilidad de quienes convocan a marchar. ¿Suponen que no generará más contagios o lo saben y  no les importa?


Edmund Burke, otro inglés del siglo dieciocho defensor del sentido común y que detestaba las fantasías escribió que “la sociedad es un contrato entre los vivos, los muertos y los por nacer”. Este contrato nos genera beneficios, pero también debe generar obligaciones hacia los demás. Hacia los médicos y médicas, enfermeros y enfermeras, y todo el personal de salud (técnicos de laboratorio, de rayos, psicólogos, kinesiólogos, nutricionistas, psicólogos, camilleros, personal de limpieza) que cada día se tragan su miedo y van a atender pacientes sin preguntarles quienes son o qué hacían, y que ven como cada día compañeros suyos se contagian, son internados, mueren. Hacia los trabajadores esenciales que se aseguran que tengamos qué comer. Hacia les niñes que no merecen vivir en un ambiente de pánico. Hacia todos los que trabajan doce horas diarias desde hace meses. Hacia todos los que no pueden trasladarse a sus mansiones el sur de Francia para volver cuando las cosas mejoren. Hacia nosotros mismos. Hacia el futuro. 

Debemos tratar por todos los medios posibles de comportarnos como adultos responsables. Debemos exigir a nuestros representantes que también lo hagan. Debemos exigir que quienes ocupan lugares de privilegio en los medios de comunicación nos hablen con la verdad y se responsabilicen cuando no lo hacen. Debemos poder procesar las malas noticias y la incertidumbre. Debemos poder sostenernos los unos a los otros.

Debemos transitar esto lo más enteros posibles.  Y después tendremos la obligación de luchar contra el más humano de los impulsos. Tendremos la obligación de no olvidar.


María Esperanza

( https://www.cenital.com/ )


II

¿EN MANOS DE QUIÉNES ESTAMOS?


Debemos estar alertas del peligro de que la política pública llegue a ser secuestrada por una élite científica y tecnológica”.

Ike Eisenhower, presidente de los Estados Unidos de América, Enero de 1961


¿QUIÉNES COMBATEN LA PANDEMIA?


Una de las discusiones con los mal llamados “conspiranoicos”, una vez declarada la pandemia, se suscitó en torno a la figura de Bill Gates.


Filántropo”, como les gusta llamarlo a los medios hegemónicos, Bill Gates es el organizador del “Event 201”, un simulacro de pandemia organizado entre otros por el Foro Económico Mundial, un mes antes de que se conociera el paciente 0 de Coronavirus.


Según palabras de su anfitriona, el objetivo del encuentro fue “ilustrar las potenciales consecuencias de una pandemia y el tipo de desafíos sociales y económicos que generará (…) Este escenario también revelará el rol clave que tienen los negocios globales y las sociedades público privadas en preparar y responder a una pandemia”.


Detengámonos un momento en su ente organizador, el Foro Económico Mundial, una organización “sin fines de lucro”, y de la que se afirma “no está ligada a intereses regionales, partidarios ni nacionales” y cuyo objetivo rector es “el compromiso de mejorar la situación del mundo”.


Presentado así, el Foro parece una convención de santos, y no la concertación de poderes fácticos que en su edición 2009 representaban “los más de 1170 directores ejecutivos y presidentes de empresas mundiales líderes y 219 personalidades públicas, incluidos 40 jefes de estado, 64 ministros y 30 directores o funcionarios senior de organizaciones internacionales”.


El Foro depende financieramente de sus mil “empresas miembro”, que son aquellas “con más de cinco mil millones de dólares de facturación”.


Es decir, el Foro es, por si queda alguna duda, una conjunción de plutócratas y corporaciones, de la que han participado genocidas y violadores de los derechos humanos como Bill Clinton, Benjamin Netanyahu, Alvaro Uribe Vélez y Henry Kissinger.


Y esta organización, junto a multimillonarios como Bill Gates, decide efectuar un simulacro en el que, “se revelará el rol clave que tienen los negocios globales junto con las sociedades público privadas”.


Nótese que ni siquiera se mencionan a los estados como actores de una eventual pandemia, sino que esa coalición que se insinúa (corporaciones globales y organizaciones público-privadas) se destaca como responsable de la emergencia en el orden mundial.


En un informe desmañado y poco riguroso del que ya hicimos referencia en el apartado anterior, el periodista Tomás Méndez se refirió en su programa “ADN” a este evento organizado por el Foro Mundial en sociedad con Bill Gates.


Un informe de la RAI del año 2015 ilustró el envío, en el que se daba por cierto que el virus fue creado en China, por científicos de ese país y de los Estados Unidos, que –ante la peligrosidad que entrañaba el experimento- abandonaron el proyecto.


Aquí, la transcripción textual del periodista italiano que presentó la investigación: “científicos chinos crean un supervirus pulmonar de murciélagos y ratones, se presume que por motivos de estudio, pero son tantas las protestas que vale la pena preguntarse. Es un experimento, cierto, pero aunque se presume que por motivos de estudio, lo que hacen es insertar una proteína tomada de murciélagos al virus del SARS, -la pulmonía aguda, procedente de ratones-, de allí emerge un supervirus que podría afectar al hombre. Queda atrapado en el laboratorio, claro, sirve solo por motivos de estudio, pero ¿vale la pena correr el riesgo de crear una amenaza así de grande solo para poderla examinar?”


Las posibilidades de conocer la verdad sobre tan inquietante experimento, descripto cinco años antes con lujo de detalles, se perdieron, como ya sabemos, entre la falta de rigor de Méndez, y una insólita acusación antisemita, fogoneada por la inefable DAIA y concretada por el INADI, justificada por la mención de la palabra “Israel”, en medio del informe ( La acusación sobre antisemitismo a Tomás Méndez fue fogoneada como de costumbre por la DAIA, virtual embajada paralela del Estado de Israel, y promotora de denuncias a particulares que osen criticar los crímenes de lesa humanidad de la entidad sionista. Esta vez, de todos modos, contó con un aval oficial preocupante: el propagandista sionista Emanuel Taub, se esmeró en encontrarle un sesgo conspirativo y racista al informe, que, comunicado a través del INADI, se publicó luego en la página oficial del gobierno argentino.).


UN “BILL” DE INDEMNIDAD


Gates, como Soros, son señalados como “filántropos”, y defendidos por medios hegemónicos o que sostienen un pensamiento políticamente correcto, y atacados por medios alternativos y participantes de las redes sociales; que a menudo éstos adolezcan de las herramientas profesionales e intelectuales para hacerlo, y que llamativamente al mismo tiempo surjan teorías de la conspiración que por su propio trazo grueso invalidan posiciones críticas mucho más sólidas, no debería ser obstáculo para examinar en detalle el rol que están jugando las corporaciones asociadas a estos megamillonarios y dilucidar qué rol juegan en el entramado político mundial.


Es posible que, tal como postulan muchos especialistas, vayamos hacia un orden en el que lo privado, expresado en términos corporativos y monopólicos, comande el destino de la humanidad, o que quizás, como expresan otros, la emergencia surgida de la pandemia obligue a repensar el rol del estado, para refundarlo como institución y alumbrar el orden multipolar en el que confía Aleksandr Duguin. Sea cual fuere la alternativa, es necesario contemplar en detalle el carácter de estos procesos y posar nuestra mirada en la acción y el patrimonio de estos hombres.

 

En el caso de Gates, empecemos con algunas preguntas: ¿cómo es que su fortuna se incrementa a veinte años de apartarse de Microsoft? Por otra parte, sus iniciativas sobre asistencia social, sanitarismo y políticas educativas ¿pueden separarse tajantemente de sus intereses históricos, su pertenencia a un núcleo corporativo, sus aliados y mandantes?


Para dilucidar algunas de estas cuestiones, veamos la semblanza que traza Eduardo Sartelli, autor de “La cajita infeliz”, una obra que desmenuza al sistema capitalista y sus protagonistas, que, con precisión, sitúa la figura del millonario en el contexto histórico y económico del que surgió.


BILL, EL MONOPÓLICO


Hoy por hoy, nadie como el dueño de Microsoft para ejemplificar el mito del inventor exitoso, que acumula fortunas gigantescas gracias al poder de su mente. Sobre todo porque Guillermito llegó a ser uno de los individuos más ricos del mundo, totalizando 63.000 millones de dólares de fortuna personal.(…) Cuando uno paga una copia del Office de Windows, no paga un trabajo hecho por Gates sino por sus obreros (sí, sus obreros). Y no está pagando ninguna propiedad mágica, sino una cantidad determinada de esfuerzo humano (…) El valor del trabajo de los programadores, dividido por los millones de usuarios del mundo, no podría superar algunos centavos por copia y, aun así sería una exageración. No, la clave del Windows es la renta que genera tener el lugar donde debe instalarse cualquiera que quiera producir algo con su PC. Cuando un inventor cobra por su patente, más allá del trabajo que le costó el invento, está extorsionando a la sociedad. Cuando esa patente, es la llave de las llaves de la comunicación mundial, la estafa es planetaria. Como en última instancia no hace más que ejercer su derecho de propietario, el principal derecho humano en la sociedad burguesa, ni Gates ni ningún otro fulano por el estilo cometen ningún delito. Todo lo contrario, es un ejemplo del tipo humano que promueve la sociedad capitalista. Por eso hay muchos competidores tratando de imitarlo, tratando de apoderarse de un sector tan rentable. Si se les hace difícil es porque Gates reduce el peso de su monopolio como instrumento de competencia, es decir, no cobra lo que se le da la gana sino lo que puede. De no ser así, Gates sería hoy dueño del mundo”.


El libro de Sartelli tiene varios lustros de publicado, sin embargo, la caracterización que hace de Bill Gates, está más vigente que nunca, sobre todo ahora que ha diversificado su actividad, convirtiéndose en un referente del sanitarismo planetario. Gates es básicamente un cultor del monopolio, un ávido apostador que en la ruleta mundial juega a pleno con las corporaciones, y Eduardo Sartelli lo expone claramente en la semblanza que acabamos de leer, y que se continúa en estos términos:  “Uno de los episodios cruciales de la historia del software es el debate que Gates mantuvo en la revista de aficionados Computer Notes, con los usuarios del primer programa para uso de una PC que el dúo Allen-Gates dio a luz, el Basic para las computadoras Altair. ¿Qué posición defendía el Señor de los Programas? Que no podría desarrollarse buen software si los usuarios no pagaban por él. Que él y Allen habían trabajado mucho por el desarrollo del Basic y que los resultados económicos daban la magra suma de dos dólares la hora. Así nadie iba a trabajar en el asunto y nunca habría buen software por la falta de incentivos (económicos) para los profesionales. Muchos usuarios amenazaron con demandarlo por haberlos acusado de ladrones, y otros le recordaron que el Basic había sido desarrollado a partir del PDP 30 de Harvard, o sea, gratuitamente a partir de propiedad estatal. Lo crucial es esta idea de que el software era un negocio y que el programador tenía derecho a la patente y a cobrar a todos los usuarios. Que el Linux existe prueba que no hace falta lo que exige Gates. Que hay un montón de programas gratuitos, también. Pero la clave radica en que un derecho de patente no es el equivalente por el pago de un trabajo realizado; Gates no está exigiendo que se le pague por su trabajo, sino que se le reconozca el monopolio de su invento. Es decir, que se le siga pagando por el uso de cada ejemplar de su programa aun después de que el trabajo contenido en él ya haya sido remunerado, incluso con ganancia. Es decir, un monopolio ad eternum como la renta de la tierra. Ésta es la clave de la fortuna de Gates: ha logrado construir un monopolio por el cual, hoy por hoy, la humanidad entera debe tributarle”.


A esta altura, y siguiendo el medular análisis de Sartelli, cabe preguntarnos por qué la lógica de acumulación monopólica de Gates sería distinta al abocarse a la producción de una vacuna contra el Coronavirus, si lo que lo ha convertido en un megamagnate ha sido su lógica de rapiña.


Este es entonces el hombre que se ha vuelto un factor gravitante en la emergencia de la pandemia, y que apuesta a liderar la Organización Mundial de la Salud. Concluido su retrato, sigamos adentrándonos en otros aspectos de sus decisiones actuales.


EL VILLANO TRUMP DESFINANCIA A LA OMS


En mitad de la pandemia, Donad Trump produce un hecho sin precedentes: anuncia que Estados Unidos dejará de financiar a la Organización Mundial de la Salud. De inmediato, Bill Gates recoge el guante y comunica que no solo aumentará su ayuda a la institución, sino que además convocará a otros “filántropos” a que la sostengan. El gobierno alemán, que en boca de su responsable, Angela Merkel, ha sugerido que la emergencia sanitaria es la oportunidad de una gobernanza mundial, dichos compartidos por el ex ministro británico Gordon Brown y Henry Kissinger, sugiere que se convierta a la OMS en un centro mundial contra las pandemias.


Como se ve, el socorro ha llegado de inmediato y promete convertir al ente en la vedette de las organizaciones planetarias.


La OMS, como ya observaremos, tiene un carácter interestatal engañoso, pero a partir de estos tironeos, se encaminará decididamente a su definitiva privatización: China aporta el 0,21% de los fondos, mientras dos particulares como Bill y Melinda Gates, colaboran con un 10% de sus ingresos. Si consideramos que el bueno de Bill elevará su cuota y convocará a otros “benefactores”, la suposición de que el organismo será un ente privado se convierte en una conclusión contundente. De todos modos, como veremos a continuación, este status es la condición real de la organización por lo menos desde principios de siglo.


La reacción de Bill ante el anuncio de Trump no se hizo esperar: “Vacilar con su financiación durante una crisis mundial de salud es tan peligroso como suena”.


Dispendioso, prometió 250 millones de dólares para la OMS, aunque aseguró que su fundación seguirá batallando contra la pobreza extrema y la mejora de la educación pública en Estados Unidos, combates en los que, por lo que se ve, no estaría teniendo los mejores resultados.


BILL, EL VIDENTE


La próxima epidemia podría originarse en la pantalla del ordenador de un terrorista intentando valerse de la ingeniería genética para crear una versión sintética del virus de la viruela, o un brote súper contagioso y mortal de la gripe”.


La advertencia, que nos remite a la ya conocida cita de William Burroughs que inicia este artículo, no era una novedad para los servicios de inteligencia, que para entonces habían determinado que Isis tenía armas biológicas en Siria e Irak. La pregunta, que dejamos aquí al pasar, es con permiso de quién pudo una organización terrorista, creada, financiada y sostenida por Estados Unidos e Israel desarrollar ese tipo de recursos.


El Event 201, realizado a semanas de los primeros casos del virus en China, fue la otra respuesta “profética” de Gates sobre la pandemia que se desataría sobre el planeta. Recordemos una vez más, que lo hizo asociado al Foro Económico Mundial, y a poco de asociarse con Pfizer, que es hoy uno de los candidatos a producir la vacuna contra el Corona. De paso, cuando la farmacéutica realizó su anuncio, sus acciones en la Bolsa de Neva York dieron un salto de 17 puntos.


Todos esos datos cobran una enorme importancia para nosotros, desde que la empresa anunció que probaría su vacuna en nuestro país.


BILL, EL ENFERMERO


Según la leyenda rosa que romantiza el abandono de Microsoft por parte de Gates para dedicarse a la filantropía, hace veinte años que el millonario invierte en salud, con la intención de salvar millones de vidas expuestas al zika, la tuberculosis y la malaria.


Lo que esta versión no aclara es por qué las ganancias de Gates se han incrementado desde entonces y su poder sobre los centros de decisión política mundial se volvió determinante.


En el encadenamiento del relato, la “Charla Ted” que dio hace cinco años es la perla que deslumbra con sus dotes de vate y planificador. En ella, el hombre del flequillo afirma: “Cuando era un niño, el peligro que más temor nos causaba era una guerra nuclear. Pero hoy en día, la mayor catástrofe mundial no se parece a eso. En realidad, si algo ha de matar a más de 10 millones de personas en las próximas décadas no será una guerra sino probablemente un virus muy infeccioso. No misiles, sino microbios”.


Y continuaba así: “la falta de preparación podría hacer que la próxima epidemia sea mucho más devastadora que la del ébola en 2014” Según el millonario, una de las razones por las cuales este virus no resultó masivamente letal fue por su propia naturaleza: “el ébola no se propaga por el aire. Cuando alguien llega a ser transmisor, ya estará tan enfermo que permanecerá en cama. (…) Pero la próxima vez podemos no tener la misma suerte. Podría ser un virus con el que los transmisores no se sientan mal y puedan viajar en avión o ir al mercado”.


Sin embargo, Gates aseguraba que una respuesta eficaz era posible: “Tenemos teléfonos móviles para recibir y difundir información al público. Tenemos mapas satelitales para ubicar a la gente y ver cómo se moviliza. Tenemos avances en biología. que cambian el tiempo de estudio del patógeno y permiten fabricar fármacos y vacunas que ataquen esos gérmenes. O sea, que sí tenemos los instrumentos, pero hay que ponerlos al servicio de un sistema mundial general de salud. Y necesitamos estar preparados”.


Detengámonos un momento en este párrafo, donde se vuelve a insistir en un “sistema mundial de salud”; Gates nos indica los instrumentos de lucha contra el virus, varios de ellos, como los teléfonos móviles y los mapas satelitales, presentes en los estantes de su vieja ferretería. Hoy sabemos que el incremento del teletrabajo, la educación a distancia y la obligatoriedad de relaciones virtuales, disparó la demanda de computadoras y móviles cuyo componente estrella es el litio, mineral en el que Gates y sus socios tienen ingentes inversiones.


En una nota de El Cronista publicada el jueves  20 de Febrero de 2020, leemos:

Bill Gates apuesta al negocio del litio en la Argentina

El multimillonario y filántropo lidera una ronda de inversión de u$s 20 millones de un start up que busca eficientizar los procesos de extracción y evitar la emisión de gases de efecto invernadero.

El cofundador de Microsoft, Bill Gates, entra en el negocio de desarrollo del litio en la Argentina. El multimillonario y filántropo lidera una ronda de inversión por u$s 20 millones a través de dos fondos, «Breakthrough Energy Ventures» y «The Engine» del MIT, para financiar a Lilac Solutions, una startup norteamericana que implementa nuevas tecnologías para eficientizar el uso del agua en los procesos de extracción minera.


La compañía norteamericana hará las pruebas piloto en la Argentina a finales de 2020 junto a la empresa minera Lake Resources.  La asociación entre ambas no fue casualidad.

Consultado por El Cronista, el director de Lake Resources, Steve Promnitz, señaló que recientemente, en Atacama, la gente local protestó contra la modalidad de las operaciones de Sociedad Química y Minera de Chile (SQM). «Lake quería encontrar una mejor manera y estudió más de 10 nuevos procesos de extracción directa para encontrar uno que fuera más eficiente y utilizara menos agua, lo que sería mejor para el medio ambiente. Así encontramos a Lilac», destacó Promnitz.


Pero el “benefactor” no se detiene en esas recomendaciones, sino que planifica en términos de política estratégica:   “necesitamos contingentes de reserva médica; suficiente personal con el conocimiento y el entrenamiento adecuado y listos a desplazarse. Y luego hay que coordinar a estos médicos con los militares y beneficiarse de la capacidad de estos para moverse rápidamente, hacer logística y tener áreas seguras”.


Como se ve, la conjunción médico militar implica una organización forzosa de la población, una forma de control social que inevitablemente hubo de adoptarse en medio de la crisis. La cuestión es si esta profecía autocumplida de Bill responde a un estado de excepción, o si, en un eterno alerta frente a posibles pandemias, constituirá la mentada “nueva normalidad” que regirá de ahora en más a la humanidad.


¿LA OMS ES EL NUEVO EMPERADOR DEL PLANETA?


La Organización Mundial de la Salud parece haber dejado atrás su movilizadora consigna original: «salud para todos». Bajo la dirección de la ex primera ministra noruega Harlem Brundtland, el organismo es cada vez más dependiente de las contribuciones voluntarias de fundaciones y empresas privadas”.

Así empieza este artículo de Le Monde diplomatique publicado en julio de 2002.


La citada Gro Harlem Brundtland nos dice por entonces, en el Foro de Davos  (el Foro es, por si lo olvidaron, la reunión top de financistas, banqueros y jefes de estado al servicio del poder hegemónico mundial): “debemos proteger los derechos de las patentes (…) para garantizar que la investigación-desarrollo nos brinde las herramientas y las nuevas tecnologías (…). Necesitamos mecanismos capaces de impedir la reexportación de medicamentos baratos hacia las economías más ricas”.


Continúa la por entonces directora de la Organización Mundial de la Salud, diciendo que “debemos abrirnos a los otros”. El autor de la nota se pregunta “¿Cuáles “otros”?” y se responde “Esencialmente el sector privado, al cual se le proponía un trato de socio, al igual que a las principales organizaciones multilaterales: el Banco Mundial (BM), el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la Organización Mundial de Comercio (OMC)”.


Hagamos un salto en el tiempo: en octubre de 2019, en el diario El País de España se publica una nota titulada “El mundo tiene que prepararse para la próxima gran pandemia letal”.


Coincide en el énfasis y la fecha con el Event 201, patrocinado por los mismos entes mencionados líneas arriba, y del que participa nuestro ya conocido filántropo Bill Gates.

En el artículo de “El País”, se cita un informe preparado entre varios especialistas y organizaciones, coordinado por la ex titular de la OMS, Gro Harlem Brundtland.


Luego de establecer causas y efectos, y caracterizar actores, es hora de volver a 2002, cuando “El Dipló” publicaba las declaraciones del director de gabinete de Brundtland, David Nabarro: “necesitamos absolutamente el financiamiento privado. En efecto, desde hace diez años los gobiernos ya no nos suministran mucho dinero; las grandes sumas de dinero están en el sector privado y en los mercados financieros. Y como la economía estadounidense es la más rica del mundo, debemos hacer de la OMS un sistema seductor para Estados Unidos y para los mercados financieros”.


Remarquemos este párrafo: “debemos hacer de la OMS un sistema seductor para Estados Unidos y para los mercados financieros”.


Vayamos otra vez a unos diez meses atrás, cuando se publica este artículo en el diario El País donde se nos advierte: “si un brote de un nuevo y agresivo tipo de gripe estallara mañana, el mundo no tendría herramientas para evitar la devastación. Morirían entre 50 y 80 millones de personas y liquidaría el 5% de la economía global. No contamos con las estructuras suficientes para hacer frente a la próxima pandemia letal”.


Este informe lo elabora un grupo de expertos que dependen de la OMS y el Banco Mundial y que es presidido como recordarán, por Gro Harlem Brundtland, que afirma: “el espectro de una urgencia sanitaria global se vislumbra en el horizonte. Sería genial decir que estamos preparados para lo que puede venir, pero no es así. Tenemos que hacer una serie de cambios y vamos a controlar que se lleven a cabo».


¿Me permiten regresar a 2002? Vayamos entonces al artículo del medio francés que cita a un diplomático hablando de Brundtland: “la posición de Brundtland respecto de la industria farmacéutica se explica por su adhesión a los valores de la mundialización actual, pues estableció estrechas relaciones con la OMC y asume como propio el discurso del BM, principal suministrador de fondos de la OMS. Por otra parte, si adoptara una actitud diferente, la directora general quedaría enfrentada a los estadounidenses, cuya influencia es preponderante”.


Ahora la noruega reaparece, 18 años después, en la nota de El País, que cita a su vez a uno de los autores del informe que alerta sobre una inminente e incontrolable pandemia: “»El escollo principal es la financiación. Sigue sin invertirse lo suficiente, aun siendo lo más inteligente desde el punto de vista económico. Por cada dólar invertido en vigilancia, ahorras 10 en servicios médicos».


Sigue sin invertirse lo suficiente”. Ahora bien, cuando esta gente habla de financiación, ya lo sabemos, se refiere a la industria farmacéutica y a los organismos financieros internacionales.


La advertencia sigue con sospechoso tono apocalíptico: «hay que prepararse para lo peor. Esto quiere decir que nadie es ajeno a las consecuencias más nefastas. Europa y Norteamérica se sienten muy a salvo, pero hay que explicar a la gente que, en un mundo interdependiente, cualquier brote puede afectar, como mínimo, a los países vecinos. Creo que todavía no somos conscientes de lo conectado que está este planeta a través del transporte aéreo. En cuestión de horas puedes haber llevado cualquier enfermedad de un lado del globo a otro». Por si el lector se perdió entre las citas, le recordamos que estas afirmaciones que en octubre de 2019 eran futuristas y que un mes antes fueron presentadas a la ONU, las hace Gro Harlem Brundtland, que sigue así: “si queremos empezar a prepararnos ya, hay que instalar laboratorios en zonas en riesgo, preparar personal cualificado como epidemiólogos e informar a la población para que ellos mismos sean los primeros que den la voz de alarma”.


Todo se parece de una manera llamativa a las políticas que finalmente se adoptaron, incluidos aspectos en los que creemos no estar forzando una interpretación. Incluso cuando se afirma sobre “Informar a la población para que ellos mismos sean los primeros que den la voz de alarma”, parecería una alusión al número 134, con el que cualquier vecino puede denunciar a su prójimo en caso de sospecha.


Por si quedan dudas, el medio reproduce una suerte de protocolo para actuar en caso de una epidemia. Vamos a desglosarlo punto por punto:


COMPROMISOS PARA PREVENIR UNA EPIDEMIA MASIVA”


Estos son algunos de los objetivos concretos que determinan los autores del informe sobre preparación mundial para emergencias sanitarias:


*Elaborar un plan de seguridad sanitaria, determinar los recursos y nombrar a un coordinador de alto nivel para aplicar estas medidas.


Obviamente, después de esta “advertencia”, hecha tres meses antes de que el brote se iniciara en Wuhan, el valor “profético” del informe habilitará en el futuro a que se lo tome al pie de la letra; hoy, ese “coordinador de alto nivel” se convertiría virtualmente en una suerte de emperador sanitario que podría decidir la orientación de grandes políticas supranacionales en la emergencia. Como sabemos, ese organismo, citado en estas páginas en boca de estadistas y especialistas, es la propia OMS.


*La OMS y el Banco Mundial, en colaboración con los países, tienen que elaborar y aplicar intervenciones prioritarias que puedan financiarse en los ciclos presupuestarios actuales.


Hace algo más de tres meses, el Banco Mundial nos dio un préstamo de 300 millones de dólares, en medio de la emergencia por la pandemia. La sugerencia parece cumplirse al pie de la letra.


*Los donantes y los países deben establecer plazos para la financiación y desarrollo de una vacuna universal contra la gripe y antivíricos de amplio espectro.


Como recordarán, los “donantes”, con socios bobos entre los estados, serían las propias entidades farmacéuticas. La vacuna contra la gripe surgiría de la financiación de esta industria, una “donante” y de organismos financieros. Cabe esperar que sería pagada como el Tamiflú, aquella patente registrada por el secretario de Defensa de los Estados Unidos, Donald Rumsfeld, de la que se adquirieron ingentes partidas en todo el mundo.


*La ONU y la OMS tienen que definir con claridad las funciones y responsabilidades y los mecanismos de activación oportunos para la respuesta coordinada en caso de emergencia sanitaria.


El “gobierno mundial” que mencionó específicamente Angela Merkel, ya citada, se presenta aquí con absoluta transparencia. La ONU tendría en la OMS el organismo ideal para administrar la crisis y conseguir la cura, hasta la próxima nueva crisis.

Y ahora, vamos al punto final:


*También encarga a estos organismos realizar dos ejercicios de formación y simulación, uno de ellos sobre un patógeno respiratorio letal.


Eso, que se realizó al mismo tiempo, fue el Event 201.


LOS APORTANTES, CON PESOS, CENTAVOS Y DENUNCIAS


Con el cuadro que presentaremos a continuación, queda claro que la financiación de la OMS proviene de privados, laboratorios que a su vez son los principales interesados en colocar lo que producen en el mercado global; esto evidencia una contradicción: quienes sostienen a la Organización Mundial de la Salud, que hoy alienta la creación de una vacuna contra la Covid – 19, son los mismos que buscan maximizar sus ganancias. La vacuna, que solo serviría si puede aplicarse a la totalidad de la población mundial, implica un gran negocio y una gran paradoja: debería ser gratuita, y a la vez, alguien debería pagarla.


Veamos en principio el detalle del cuadro:

DONACIONES DE LAS FARMACÉUTICAS A LA OMS EN 2015*


GSK

7.769.202




NOVARTIS

6.992.742




SANOFI PASTEUR

6.158.152




MERCK SHARP

2.457.453




MEDIMMUNE

1.399.580




UCB SA

1.042.736




CSL LIMITED

979.704




ELI LILLY AND COMPANY FOUNDATION

711.525




KAKETSUKEN

659.568




BAYER

600.148




MERCK

592.252




BRISTOL-MYERS

580.000




DENKA SEIKEN

448.507




LABIOFAM

161.674




EISAI

150.000




SINOVAC BIOTECH

139.959




BEIJING TIANTAN BIOLOGICAL PRODUCTS

83.975




ALERE INC

39.071




TOTAL

30.966.248






LA FINANCIACIÓN, CON LUPA

Sobre la cantidad de población y el PBI, los 194 estados socios de la OMS aportan una cuota fija, que se redujo desde hace varios años, hasta representar solo una cuarta parte de la financiación total de la entidad.


Por eso, las “contribuciones voluntarias” representan más del 75% de su presupuesto, lo que en plata contante y sonante son unos 6.000 millones de dólares.


Por allí se cuelan las “fundaciones filantrópicas”, y las farmacéuticas.


En 2015, los laboratorios dieron, al menos, 30.966.248 dólares a la OMS en concepto de ‘contribuciones voluntarias especificadas’, es decir, los aportantes deciden en qué se gastará su plata.


Ese  detalle se puede observar en el apartado anterior,  y sobre esos nombres volveremos al final de esta sección.


Pero esos no son los únicos ingresos que registra la OMS, sino también las “contribuciones en especie”. Sí, la pituca organización cobra, como los curanderos de antaño, con un par de gallinas y un queso casero.


Aunque el cobro representa algo más que una módica recompensa: 60.701.307 dólares recibió la OMS en concepto de medicamentos, y la tabla la volvieron a encabezar GSK (22 millones) y Merck (15 millones).


Estas transas le han llevado a declarar al ex director del Programa Mundial de Medicamentos de la Organización Mundial de la Salud, Germán Velásquez: «la financiación privada condiciona las decisiones de la OMS».


El declarante no se anda con medias tintas y nos dice que la OMS «funciona en favor de intereses privados» porque efectivamente «ha sufrido un proceso de privatización».


La entidad se defiende: «las prioridades y los objetivos de la salud de la OMS los fijan los Estados Miembros (a través del Consejo de Administración y la Asamblea Mundial), ellos son quienes tienen la última palabra sobre los programas de salud, y no los donantes privados”.


De todos modos, la desproporción entre los aportantes privados y los estados nación, es evidente: entre los donantes privados, el más destacado  es, como el lector imaginará,  la Fundación Bill & Melinda Gates, con 185 millones de dólares en 2015.


Sus cifras son inalcanzables, la fundación Bill & Melinda Gates fue la entidad privada que más aportó a la OMS en 2015: desembolsó 185 millones de dólares.


Para que nos hagamos una idea de la magnitud de esa  contribución, el aporte de esta fundación superó 95 veces lo ofrecido por el estado español.


EL PRONTUARIO DE LAS FARMACÉUTICAS


Ahora bien, es conveniente echar un vistazo a los antecedentes delictivos de las corporaciones farmacéuticas, deteniéndonos sobre todo en Pfizer, que probará su vacuna contra la COVID 19 en varios miles de argentinos.


Para elaborar este breve informe sobre tropelías de los laboratorios, recurrimos a un procedimiento básico: observamos su posición en la tabla de aportes a la OMS, y luego simplemente rastreamos la situación de cada una con el simple expediente de poner sus nombres en Google, seguidos de la frase “acusada de“.


Así, encontramos que Novartis, acusada de sobornar médicos, tuvo que pagarle a Estados Unidos 6789 millones de euros. Ese delito fue concretado a través de programas de conferencias falsas con las que sobornaba profesionales de la medicina.


Por su parte, Sanofi, que fue acusada de escamotear información a los usuarios franceses y provocar daños con su medicamento contra la epilepsia Depakine, también fue imputada de regalar viajes a médicos argentinos a cambio de que receten sus productos.


Pero esta aportante, tercera en la tabla de donaciones a la OMS, no se quedó allí y regaló productos de valor a altos funcionarios de Oriente Próximo.


Algunas como Bayer, que juegan fuerte en el negocio de los agrotóxicos, salen escaldadas con demandas permanentes; un día, nos enteramos que pagará 71 millones de dólares a una víctima de su herbicida, y después, que fue condenada a pagarle a una pareja 2000 millones de dólares por uso de glifosato.


Pero pasemos a una de las grandes financistas de la OMS, MSD, denunciada por mentir sobre la eficacia de su vacuna para sarampión, paperas y rubeola.


En efecto, MSD mintió a la FDA y a las revistas médicas y científicas al decir que sus vacunas tenían una efectividad superior al 95%.


Los denunciantes ofrecen más de 1000 documentos en los que se demuestra que Merck omitió, ocultó y adulteró información material con respecto a la eficacia de la vacuna.


No es el primer traspié que tuvo con la justicia. En 2014, la misma Merck, Sharp y Dohme se vio obligada a retirar su medicamento Vioxx, después de que se descubriese que aumentaba el riesgo de infarto.


Pero por si algún lector duda de que quienes bancan con más dólares a la OMS, tienen numerosas causas probadas, he aquí a la estelar Glaxo, que encabeza la tabla de aportes.


Hace varios años, una vacuna para la gripe producida por la compañía, el Pandemrix, provocó casos de narcolepsia en niños. En fecha reciente, el British Journal of Medicine, sugiere que la compañía no habría hecho públicos mayores problemas de seguridad.


Los trapos sucios de Glaxo abarcan evasión fiscal en Estados Unidos, realizada con medicamentos vendidos durante los noventa, y sobornos –un clásico de las farmacéuticas- en Polonia.


Para el final, Pfizer, el laboratorio que acogeremos en millones de brazos argentinos, y que desde hace tiempo fabrica el Embrel, un medicamento eficaz para combatir la artritis reumatoide.


La novedad sobre esta droga la aportó en 2018 un tal Christopher Rowland, periodista del “Washington post”, que anunció que el medicamento podría combatir el Alzheimer, algo que la farmacéutica ocultó durante varias décadas.


Finalmente, Pfizer ha sido acusada de financiar campañas contra el cigarro electrónico con donaciones secretas en Alemania.


Según informó “Der Spiegel”, entre las campañas que Pfizer ha financiado estarían la campaña de la Alianza para la Acción Alemana contra el Tabaco (ABNR).


En 2005, Pfizer hizo una donación de 180.000 euros, destinada al establecimiento de una oficina de lobby en Berlín, tal y como muestran los documentos a los que ha tenido acceso el diario alemán.


Sin embargo, no solo se trata de que la ABNR haya recibido importantes donaciones de Pfizer, sino que además un representante permanente de la compañía farmacéutica ha formado parte del comité directivo de la ABNR, participando directamente en iniciativas legislativas.


FILÁNTROPOS X LA IDENTIDAD


En verdad, las empresas farmacéuticas se interesan sobre todo en la llamada «responsabilidad social corporativa», ese invento del capitalismo para convencernos de que es posible dejar al planeta en los huesos y al mismo tiempo, administrar una corporación sin corazón con sentido humanitario.


Pero más allá de la buena imagen que puede reportarle a una corporación emprender acciones de “filantropía”, y  mostrar cuidado por el planeta, el filón de negocios globales jamás será desatendido, aunque no dejará de enmascararse con derechos humanos y necesidades  básicas de la humanidad.


Así parece presentarse el proyecto ID 2020, que promete identidad para todos y todas. La preocupación de benefactores como Rockefeller y Bill Gates consiste en otorgarle a la raza humana un sistema de identidad a través del cual pueda acceder a salud, educación, préstamos y, por sobre todo, obtener lo que esas antiguallas de los estados nacionales ya no pueden asegurarles: la identidad.


Para esto, han formado un consorcio, compuesto por The Rockefeller Foundation, Microsoft y Gavi “The Vaccine Alliance”, entidad esta última que nuclea tanto a la Bill and Melinda Gates Foundation como a los principales laboratorios del mundo.


Pero la sociedad no termina ahí, sino que se suman las empresas dominantes en el uso de datos, entre ellas, Hyperledger, dedicada a la tecnología blockchain así como IRespond y Simprints, organizaciones dedicadas al uso de datos biométricos para la identidad digital.


¿Cuáles son sus objetivos confesados?


Mil millones de personas en el mundo no pueden probar su identidad (…) Ningún gobierno, compañía o agencia puede resolver esto solo”, sostiene el proyecto, que plantea que los actuales sistemas de identificación son “arcaicos e inseguros”, proponiendo el uso de “nuevas tecnologías, incluyendo blockchain y biométricas”. “Para muchos, depender de los sistemas nacionales de identificación no es posible”


Se preguntará el lector para qué participarían las farmacéuticas en semejante emprendimiento. Es que una campaña de vacunación global, como la que requeriría el Coronavirus, resolvería sin la molesta intermediación de los estados nacionales, una detección de los consumidores obligados y de las vacunas aplicadas.


El caudal informativo del que dispondrían los patrones del ID 2020, es el más extendido y masivo de la historia, porque conectará nuestras huellas digitales, iris de los ojos, registros médicos, fecha de nacimiento, nivel educativo, viajes realizados, tarjetas de crédito, historiales de empleo, licencias de conducción  y cuentas bancarias.


La alianza corporativa no podría expresar de manera más tierna sus objetivos, cuando afirma que “todos deberían poder tener su identidad más allá de las instituciones y fronteras nacionales, y más allá también del tiempo”.


Como se puede apreciar, en cada manifestante anticuarentena convocado al Obelisco, hay ramalazos inconexos, fragmentos con trazo grueso, conclusiones apresuradas, pero el telón de fondo, es éste; tampoco aquí ofrecemos cierres ni determinamos definiciones, solo acercamos un aspecto más de la información, a modo de discusión y para focalizar nuestro análisis sobre la pandemia desde nuestra perspectiva celeste y blanca.


Estamos de acuerdo en que la frase “Bill Gates inventó el virus” escuchada en una de esas marchas, es un reduccionismo intelectual, un atajo del raciocinio, una caricatura del pensamiento político: sin embargo, en sus enunciadores hay desconfianza hacia el sistema político, sospecha por el manejo del poder global y prevención ante las manipulaciones que se vienen.


En definitiva, esos protestones toscos no están muy lejos del presidente Eisenhower, cuando declaró en Enero de 1961: “Debemos estar alertas del peligro de que la política pública llegue a ser secuestrada por una élite científica y tecnológica”.


http://laseñalmedios.com.ar/2020/08/14/pandemia-en-blanco-y-celeste-una-mirada-argentina-a-la-crisis-mundial/


III

El Virus en primera persona


El arte de escribir merece ser reconocido cuándo alcanza cierto exquisito formato apetecible al intelecto, de igual modo que a quién lee en modo de divertimento …


Dificil conseguir, en un texto, combinar ambas con originalidad … Aca un excelente ejemplo …


El siguiente: un reportaje, entre real e ilusorio, al protagonista de nuestro tiempo en medio mundo, y en la otra mitad también. Rodolfo Braceli despliega su condición de escritor y de periodista. En una caminata cotidiana encuentra (ver el registro fotográfico) una esferita vegetal del tamaño de una pelota de ping pong. Tiene el aspecto de un gigantesco Coronavirus. Hasta aquí lo real. Desde el interior de la pelotita emerge una voz y Braceli empieza a interrogar al espeluznante personaje. El diálogo, con humor y discusión, atraviesa la inquietud metafísica, el hartazgo de la mama Pacha, los robos conceptuales del (neo)liberalismo, los vericuetos de la condición argentina, la implacable suicidación planetaria. Atención a este concepto que pronuncia Don Coronavirus: “Los virus no somos causa, somos consecuencia”… “Lo único que por siempre nos puede derrotar es la solidaridad”.


Por Rodolfo Braceli Periodista y escritor

( https://lateclaenerevista.com/primer-reportaje-a-don-coronavirus-por-rodolfo-braceli/)


Con la vida no hay caso: siempre continúa. Últimamente nuestro paladar se acostumbró a la palabra “apocalipsis”; la sensación de “fin del mundo” nos acecha, nos merodea, nos insomnia, alevosamente sembrada por los medios de (des)comunicación.


Permiso.


Necesito compartir algo: No hace tanto, un día del pasado mayo del 2020 después del flaco Cristo, caminaba yo por la calle Estomba al 2900 con un solcito nacional y cielo inobjetable. Había salido para comprar alcohol y un par de malbec (alcohol para afuera y alcohol para adentro, para vadear con menos riesgo y cierta alegría esta eternidad demasiado eterna).


Algo detuvo mi caminata: en la vereda sin barrer, entre las hojas otoñales vi una esfera vegetal del tamaño de una pelotita de pingpong; de ella brotaban filamentos, ventositas. La pelotita me espeluznó: vi en ella una especie de gigantesco hotel, de hospedaje de coronavirus.


Me escuché decir: ¿La alzo o no la alzo? Pensé: ¿y si realmente en su interior anidan millones de coronavirus? ¿Y si en el núcleo de esta pelotita se esconde la clave de la crucial vacuna?


Caí en la tentación:

Alcé la esfera por el tallito, y retorné a mi casa. Apenas entré escuché una voz, brotaba del interior de la pelotita:

Sí, estás en lo cierto: soy una usina de coronavirus. Terráqueo curioso, ¿en qué puedo servirte?


Con la irresponsabilidad del espanto, le respondí:

Deme un reportaje. Ya.


No me jodás, pedazo de güevón.


Váyase a la mismísima mierda, don.


No hace falta que vaya, en eso estoy.


¿Me concede el reportaje o no?


Sos un inefable de la primera hora; dale con el reportaje. Pero apurate, que tengo mucho que hacer.


Don Coronavirus, ¿usted es o se hace? ¿Es o lo hicieron?

De pura cepa soy. Trump ladra que me hicieron los chinos. ¡Qué insuperable pelotudo! El día menos pensado conseguirá que la gran burbuja le explote en las manos al aseado neoliberalismo. Dicho sea: el neoliberalismo es incoloro, insaboro y, sobre todo, inodoro.


Por el modo en el que describe al neoliberalismo me da la sensación que usted, en lo esencial, simpatiza con la democracia.


A la democracia la practico. Yo no discrimino: conmigo cagan fuego millonarios y pobres, famosos e ignotos, intelectuales y analfabetos. En cualquier momento decido cargarme a Trump, a Bolsonaro… Pero no, por el momento a estos monicacos los haré durar para hacerles perder las elecciones. Soy un democrático sádico. A todo esto: curioso, ¿quién sos vos?


Don Virus, yo soy ¡argentino!


¡Notable! Decís “soy argentino” sacaaando pecho. Enterate: ser argentino es algo que le puede pasar a cualquiera… Pero vayamos al grano: ¿a qué se debe tu interés en reportearme?


Al julepe ecuménico… Esta pandemia viene a ser como el fútbol. Ambas espejan a nuestra sociedad: delatan el racismo, la xenofobia vecinal, las violencias, las euforias que son depresiones al revés, la paranoia convertida en ideología… Bue, en este país también se muestra nuestra capacidad para enarbolar hazañas.


Argentino, otra vez sacando pecho… Es evidente que lo de Fangio y lo de Maradona les consolidó el ego… Hablando de hazañas: en tu Argentina, a propósito de la vacuna rusa, han resucitado una antigua frase: “¡Se viene el comunismo!”… Che, si eso fuese cierto, ¿qué harías vos?


Haría lo que hacen los garcas patrios: me rajaría al campo. Pero mejor volvamos al tema. Cuando hablé de hazañas me refería a la de los y las enfermeros y enfermeras, a médicos y médicas, a Ramona Medina que murió de sed.


Lo de Ramona tiene responsable. En concreto: hay un muchacho madrugador que está extenuando al color amarillo… se llama Rodríguez Larreta, le dicen Horacio, es hijo de su padre y nieto de su abuelo, pintarrajea de amarillo los pavimentos, confunde maquillaje con semblante. Típico neoliberal.


Don, ya que estamos: compléteme su definición de un neoliberal.


Un neoliberal es un pedazo de prolijo con buenos modales; se codea con la impunidad y se vale de la desmemoria, aprueba las guerras (genocidios) preventivos, considera que integrarse a Latinoamérica es estar “fuera del mundo”. Concluyo: básicamente ser neoliberal es ser ladrón.


No se caliente, don Virus, a usted le conviene el frío…A ver, explíqueme lo de ladrón.


Mirá, el liberalismo vive afanando conceptos… se afanó la palabra “república”. Y más: se afanó la palabra “liberal”, que viene de “libertad”.


Cálmese, don. Tengo varias preguntas más…


Joder con tus preguntas.


Dígame, don: ¿de dónde venimos?


De un virus huérfano, y sin abuelos.


¿Qué somos?


No solo de carne y de fútbol somos: somos un amasijo, un festival de virus pendientes.


¿Y a dónde vamos?


Vamos al Olimpo del carajo.


Don Virus, dígame: ¿Dios existe?


Sólo existe la palabra. Cada uno la escribe como le da la gana: Dios con mayúscula, dios con minúscula y, cuando estás desesperado, diós con acento. A la palabra Dios la mayoría de los humanos la usan para clausurar las eternas preguntas eternas.


A usted qué le parece: la pandemia, ¿vendría a ser un castigo divino?


Ma’ que castigo divino: es un castigo terrenal. La mama Pacha se hartó. Tiene las güevas al plato. Nosotros, los virus, obedecemos, ejecutamos con gusto un castigo merecido. Un castigo conseguido por ustedes, los humanos y las humanas.


¿Qué hicimos para merecer esto?


Te respondo con un barniz levemente poético: Ustedes, como planeta, hace rato que se están mandando cagadas y cagadones.


Don, usted prometió responder con “un barniz levemente poético.


Hacés muy bien en recordármelo… con eso de los cagadones

quiero decir que los terráqueos y terráqueas están desafinando fiero en la sinfonía del universo… Han podrido las aguas y podrido los aires; han desanimado glaciares y violado la mar; decapitan bosques a rajacincha; si te fijás, ya no quedan sombras de árboles porque árboles había una vez; los perros ya no le ladran a la luna porque ¿dónde se escondió la desgraciada? Ay, humanos y humanas, ¿y qué fue de la fervorosa humedad de la conversación de los cuerpos?


Estremece y desconsuela su balance, don Virus.


No es todo: el mar y la mar ya no recuerdan sus orillas; pájaros y peces crepitan; el sol está perdiendo la voluntad; el sol, desolado, no sabe ya si salir a alumbrarnos otro día de mañana… La mama Pacha lo sabe y lo padece: ustedes, terráqueos, en los últimos 50 años han destruido más que en 5 mil años. Así es: a suicidio galopante ¡de pronto! el planeta Tierra le está sobrando a la ecología del cosmos.


Don, francamente:¿tenemos alguna chance de salvación?


Sólo si toman conciencia de que están en una pulseada. Y si aprenden que el momento más peligroso de la pulseada es cuando creen que la van ganando.


Madremía, desahuciados estamos.


Vamos, ánimo: ustedes, los argentinos tienen de donde aprender.


Aprender… ¿de quiénes, acaso de los próceres?


De los próceres no, porque están congelados por el bronce y ustedes los recuerdan por el día de su muerte. Argentino, te apuesto a que no recordás el día de nacimiento de San Martín. No vale googlear eh.


Un 17 de agosto murió San Martín… y nació este… esteee…


No le des vueltas, ustedes a los próceres los tienen apresados en los monumentos. En el apogeo de la pandemia, hoy por hoy, los próceres a ustedes no les sirven para un caraxus…


Estamos de acuerdo, don. Con los próceres no contamos. Entonces, de quién podemos tener pautas ejemplares… ¿se puede saber de quién?


De las Madres Abuelas del pañuelo blanco. Ellas cada día y cada noche les enseñan el arte de la paciencia. Tienen que aprender que la paciencia es lo contrario de la resignación. Ellas, como nadie, les enseñan que la memoria es la forma más ardua de la esperanza.


¿Habitantes o invasores?

La tardecita presiente la noche. Sin darme cuenta pienso en voz alta y le comento a don Virus:

La palabra “esperanza” oscila entre la güevada ingenua y el desesperado delirio. Evidente: escupimos, ultrajamos y violamos al planeta. No somos “habitantes”, somos “invasores” de la Tierra.

Si eso lo tienen así de claro, ahora podrán reconocer que nosotros los virus no somos culpables de esta sinfonía de espantos. Los virus no somos la causa, somos la consecuencia.


La tardecita ya fue, la noche ya es. Un sentimiento inexplicable me atraviesa. Ahora debiera llorar en voz alta. Pero ni una lágrima.


En cambio me sale otra pregunta, impensada:

¿Puedo darle un abrazo, don?


Invasor, si es un abrazo de los antiguos, guardátelo. Aprovecho para decirte que lo de ustedes son espasmos de solidaridad. Curten un individualismo carnicero: al neoliberalismo lo supieron conseguir. Ustedes no tropiezan dos veces con la misma piedra, tropiezan tres, cinco veces. Son militantes de la distracción. ¿Cuándo aprenderán que al destino no se lo puede coimear?


Don Virus, usted no para de criticar… ¡me cago en el reportaje! Por esa puerta usted entró y por esa puerta usted se raja. ¡Ya!


Pedacito de periodista, lo admito: no tengo ningún derecho a hacerle el caldo gordo a la desesperanza. Aunque suene cursi deben, pese todo, enarbolar la fe.


¿De qué puñetera fe me habla?


De la fe en la esperanza.


Vaticinio de sueño


Abro la puerta de calle. Necesito darle una flor de patada en el culo a don Virus. Pero me cancela la intención; se adelanta y me dice, irónico: “Prefiero que me des un codazo”. Después agrega, como en secreto: “A ustedes, terráqueos y terráqueas, les deseo lo que sepan conseguir… Sabélo, antes que la vacuna a mí lo único que me puede persuadir es la solidaridad entre ustedes”.


Me queda como en un eco abismal la última frase: “Sabélo… antes que la vacuna a mí lo único que me puede persuadir es la solidaridad entre ustedes.”


Ya se retira; la voz de don Virus se despide avisándome: “Esta noche vas a soñarte. En el sueño estarás desnudo frente a la mar. La mirarás hondo. Muy hondo. Más hondo… De pronto divisarás un barquito. Te preguntarás: ¿Viene o se aleja? ¿Será el de Noé?”


Mendoza, 15 de agosto de 2020


Lector agradecido por semejante despliegue de imaginación y calidad … ¿O habrá vivido realmente esta experiencia?


IV

¿Quién podrá Salvarnos?


La historia nunca se repite dos veces igual. La trayectoria que sigue el Covid-19 en la Argentina no se parece a ninguna de las que hemos visto (China, España, Italia, Estados Unidos, Suecia, Brasil, México, Irán, Rusia). Tampoco los pronósticos aciertan, ya que siguen sin tomar en cuenta el papel de los comportamientos sociales, sus cambios en el tiempo o las características de cada sociedad.


Logros y problemas de la cuarentena temprana


El establecimiento de una cuarentena temprana en la Argentina (producto de la demora en la llegada del virus) permitió fortalecer un sistema de salud devastado, evitando decenas de miles de muertes de abril a julio. También acumular conocimiento, lo cual mejora los tratamientos y baja la tasa de letalidad.


Pero no se logró detener el ciclo de propagación. Poco ayudó en ello la insistente felicitación de las autoridades políticas argentinas a una población que en el AMBA fue multiplicando la circulación desde bastante temprano. Eso solo pareció cambiar en la penúltima conferencia de prensa, donde el Presidente, ante una pregunta de los medios, mostró por primera vez enfado y preocupación.


En las primeras semanas se ralentizó mucho la propagación, pero jamás se logró que los casos bajaran en el AMBA, aunque sí en casi todo el resto del país. La eficacia de las cuarentenas no radica en su extensión en el tiempo sino en su carácter estricto. Con un ciclo de vida del virus de 2 a 3 semanas, para lograr reducir la propagación del contagio se requiere detener muy significativamente la circulación de población por dicho período, algo que ciudades con menos casos iniciales pudieron efectivizar pero nunca se logró en el AMBA.


Al producirse una apertura muy amplia antes del pico, se generó en la Argentina un efecto casi único, construyendo una representación de que «lo peor ya pasó» justo en el momento en que «lo peor está por venir». Ello dificulta el registro perceptivo social del aumento de los contagios, contribuyendo de ese modo a las estrategias de negación psíquica. Cuando las muertes están aquí, los medios de comunicación (y con ellos las representaciones colectivas) ya no se centran en la visibilización de los casos sino en el hastío ante la cuarentena y los modos de salir de la misma.


Esto vuelve complejo e incierto pronosticar el desarrollo de la pandemia en el país en los meses por venir hasta la producción de la vacuna.


Las madres patrias lo lograron


Países con comportamientos de sectores medios similares a los argentinos (España e Italia) lograron controlar el crecimiento vertiginoso de los contagios no solo por las cuarentenas sino por la comprensión de la necesidad de cumplirlas por parte de la población. Esto solo ocurrió al superar las decenas de miles de muertos, cuando cada familia se encontró con un caso conocido que había tenido dificultades para acceder a la atención por el colapso del sistema de salud y con los gritos de las autoridades políticas en los medios intentando hacer comprender a la sociedad la magnitud de la crisis sanitaria. El investigador Roberto Etchenique ha bautizado a este efecto «inmunidad de cagazo» y, pese a que existen términos más amables, creo que ninguno condensa la potencia del lunfardo argentino para dar cuenta de su incidencia en los comportamientos.


Pero esa «inmunidad de cagazo» se basó en respuestas sociales que no se observan en nuestro país: visibilidad y personalización de las víctimas, presencia mediática de los casos, indignación popular ante la muerte.


Habiendo superado los 200 decesos diarios, el prime time mediático no parece estar dominado por la enfermedad sino por la reapertura de actividades y un clima de «post-pandemia» que no se condice con ninguna de las cifras existentes: ocupación de camas en terapia intensiva, niveles de duplicación de casos y duplicación de muertes. El R de 1,0x que publicita Fernán Quirós no se condice con ninguno de los otros indicadores y, siempre que sea superior a 1 implica la continuidad del crecimiento de casos, más allá del debate sobre su velocidad.



Algunos números


A diferencia de lo ocurrido en lugares que han tenido picos muy altos como Estados Unidos, Brasil o México, la tasa de duplicación de muertes en la Argentina no baja desde el mes de mayo. Dicha duplicación de muertes es cercana a 20 días (25 en los mejores momentos, 21 esta última semana), en tanto que han subido a 91 días en Estados Unidos, a 46 en Brasil y a 44 en México y a niveles mucho más altos en España e Italia.


Esto muestra que las conductas de resguardo que existieron en algunos países (con o sin cuarentena) no parecen estar ocurriendo en la Argentina, con lo que resulta un ejercicio de confianza en los hados del destino suponer que sin cambio alguno la tasa de duplicación de muertes en la Argentina bajará.


De seguir la corriente que lleva desde mayo, las muertes en la Argentina llegarían a 10.000 el 1° de septiembre, 20.000 el 22 de septiembre, 40.000 el 13 de octubre y 80.000 el 3 de noviembre. Los matemáticos siguen alertando sobre el sentido de la expresión «crecimiento exponencial» pero parece que el resto de los argentinos no queremos comprender.


Uno de los exponentes de dicha argentinidad (el exquisito escritor e irresponsable opinólogo Jorge Asís) hablaba de «muertos imaginarios» y pronosticaba apenas hace dos meses que los decesos por Covid-19 «no superarían los 500». Más allá de no haberse retractado nunca ni ofrecido disculpas a las familias de los deudos, la continua irresponsabilidad de Asís (que ahora habla de «muertos al tuntún») ilustra las dificultades para comprender el sentido del término «exponencial».


Las lógicas de la negación


Atravesadas las etapas de «acá no va a llegar», «es una gripe» o «los muertos son imaginarios», los mecanismos de defensa y los procesos de negación psíquica que llevan a no querer confrontar la realidad se han transmutado en formas de naturalización. Aun cuando cada vez resistan menos las comparaciones con los muertos anuales por enfermedades respiratorias (algo más de 30.000) o accidentes de tránsito (algo más de 6.000), se trata de fenómenos muy distintos al Covid-19 en su capacidad de prevención, distribución en el tiempo, colapso del sistema de salud o secuelas desconocidas. Los muertos por Covid siguen siendo un número abstracto que crece (como el de la inflación o el precio del dólar), desgajado de la posibilidad de personalización, algo que explica la naturalización de la muerte en otros contextos históricos como guerras o genocidios.


Todas las noches son un número del reporte oficial, pero los testimonios de los contagiados o las familias de los fallecidos no aparecen. Los muertos no tienen nombre ni rostro. Al igual que en otras prácticas sociales, se escamotea su identidad. Ello conspira contra la «inmunidad de cagazo». La continuidad de la felicitación a la población (que no cumple el distanciamiento), articulada con un discurso de restablecimiento de la normalidad van relajando incluso las escasas medidas que se habían logrado (utilización de barbijos, respeto de las distancias) generando que la tasa de duplicación de contagios y de muertes continúe estable, con su consiguiente efecto exponencial en la acumulación de muertos.


Las conductas, consecuencia de las representaciones


La naturalización de procesos de carácter social ha jugado una y otra vez en contra de cualquier estrategia exitosa para combatir al Covid en la Argentina y parece seguirlo haciéndolo. Desde creer que «el pico llega» hasta confiar en la «inmunidad de cagazo», se asume que porque ciertos procesos ocurrieron en otros lugares también ocurrirán aquí, sin reparar en que la causa de su ocurrencia responde a la transformación de prácticas sociales que aquí no se dan.


Los picos no «llegan» sino que «se generan». Para generar un pico se requiere que el contagio tienda a bajar. Ello solo ocurrirá cuando se logre un distanciamiento eficaz o cuando un amplísimo porcentaje de la población se encuentre contagiada. El primer requisito no se ha logrado en la Argentina y para el segundo se desconoce cual es el nivel de contagio requerido (las hipótesis del 10% no se han verificado en ningún país y los trabajos más confiables hablan de niveles cercanos al 60%, muy lejos de la realidad actual). Implicaría también aceptar el colapso del sistema de salud y un número de muertes que no sería menor a las varias decenas de miles y que podría llegar también a las seis cifras si la exponencialidad no se detiene antes de fin de año. Sin hablar del stress y sufrimiento del personal de salud, que se encuentra en límites extremos.


La transformación de las prácticas sociales (por ejemplo, la «inmunidad de cagazo») tampoco es natural sino que responde a representaciones. Por ejemplo: aceptar que nuestra vida o la de nuestros seres queridos puede estar en peligro o que el valor de dichas vidas es superior al confort, la libertad de desplazamiento, las necesidades psíquicas, el ejercicio, etc.


En el caso de los sectores más postergados, requiere una mayor intervención estatal ya que la falta de los medios necesarios para la subsistencia también pone en riesgo la vida. El riesgo del hambre aparece como más concreto y conocido que el del Covid, que solo se registra cuando resulta tarde, en el intento de acceder a una atención en un sistema de salud colapsado. Y la asistencia brindada a los más necesitados no resulta suficiente.


Lo que se viene


Se vienen meses muy difíciles. El aumento continuo de casos en el AMBA se suma a la propagación en el resto del país. La confianza en que «ya llega el pico» o que se dará la «inmunidad de cagazo» parecen apelaciones metafísicas y no lineamientos para la acción. Ni los picos ni los cagazos se producen solos. Requieren acciones sociales y estas implican transformaciones en nuestras representaciones de la realidad y, recién a partir de ello, en nuestras conductas.


La Argentina se ubicó esta semana en el top 25 de muertes por la pandemia y sigue escalando posiciones, con una de las tasas de duplicación más altas del mundo. Ya perdimos la oportunidad de una «trazabilidad a la argentina» (que se reclamaba en estas mismas páginas desde abril), opción que solo existe ahora para las localidades con menos de 50 a 100 contagios diarios.

Las pandemias involucran acciones humanas. A diferencia de la lluvia, no llegan ni se van sin que logremos transformar la lógica de esas acciones.


Ojalá esta vez sí seamos capaces de comprenderlo.

( https://www.elcohetealaluna.com/la-inmunidad-de-cagazo-no-llega-sola/)


V

Creer o no Creer … ¿Es esa la cuestión?


Si hubiere que buscar alguna síntesis, resumen, Causa principal o central, sencillo y fácil, aunque sabido que tal cosa probablemente diga y explique muy poco, estoy tentado a afirmar que el principal problema de estos tiempos de la peste es la desconfianza.


Sabido es que la vida es un complejo y delicado equilibrio entre la conservación y la innovación. Entre el cuidado y el riesgo, La quietud y el movimiento, La tranquilidad y la emoción, el temor y el amor. En un universo limitado de posibilidades pero ilimitado en tanto imposibilidad humana de ubicarnos en el lugar de un Dios omnipotente y omnipresente capaz de observar, sentir, razonar y entender todo lo que ocurre aquí, bajo el sol que sostiene cual motor el movimiento de esta inmensa maquinaria.


Entre esas tensiones se mueve el deseo, pendulando entre los miedos y el amor que motiva al riesgo. Como mecanismos de relojería, acciones y reacciones procuran los equilibrios necesarios para la vida. Lo humano introduce, entre otras, dos variables que no se encuentran en otras especies u ordenes particulares que nos ofrece la realidad.


Somos conscientes de una conciencia que nos permite, en los lenguajes, pensar, describir e imaginar los pasados presentes y futuros. Y esa consciencia de la consciencia nos hace distinguir entre realidad y fantasía, entre el sueño y el estado de vigilia, entre la vida y la muerte.


Pero ese estado consciente de la consciencia nos devuelve toda posibilidad como toda limitación … La consciencia de la consciencia no es individual sino precisamente relacional. Solo posible cuando lo particular se entrelaza con lo general de esos modos que la consciencia se distingue en la separación y la “identificación” de lo “propio” respecto de lo ajeno. Es imposible lo uno sin lo otro. No hay “individuo” sin otros que se ofrezcan para esa posibilidad de la consciencia de distinguir las diferencias.


La realidad en tanto tal se nos hace lo mas difícil de aceptar y conocer. Esa primera imposibilidad del absoluto o del lugar de Dios … y esa segunda distinción de la tensión entre el deseo y lo posible … entre el reconocimiento en la consciencia de esa dependencia de las relaciones y de aquello que me separa y diferencia en esas relaciones, pero que puedo romper o tornar contrarias a mi deseo.


Lo que sucede en uno sucede fuera pero lo que sucede fuera impacta en uno. No hay forma de que esto no suceda … pueden variar intensidades, efectos, como la razón y la sensibilidad procesan los impactos para incorporarlos o negarlos … pero está allí lo que queremos y lo que no queremos … lo que amamos y lo que deseamos que no este allí.


En esas tensiones entre el deseo y la realidad aparece la distinción entre “verdad” y “mentira”. Hay un equilibrio entre “verdad” y “mentira” necesaria para el equilibrio que sostiene las vidas individuales y colectivas, que dependen de la validación social como “verdad” o “realidad” que se funden allí en una concepción común que define como cada época constituye sus formas civilizatorias, culturales, políticas, económicas, organizativas, de producción y satisfacción de necesidades y deseos, de dilución de conflictos y de cohesión y convergencia de intereses y deseos que constituyen un “nosotros” respecto al potencial peligro de “otros”, no necesariamente humanos … un virus podría ser el “otro” que nos cohesiones en un “nosotros” para superar los efectos de este virus si tuviésemos formas culturales, sociales, civilizatorias, humanas y humanizadas que sostengan a cada quién en una posición de cuidado del conjunto y de responsabilidad del propio acto, para que actuemos y hagamos lo que hay que hacer, para vencer al enemigo común: El virus.


Este ideal, no es solo un ideal sino que, en la realidad, se percibe exactamente lo opuesto en muchos de los ámbitos sociales y de las conductas individuales. La mentira ha dejado de ser “creencia religiosa”, elecciones u opciones de lo diverso ya en lo individual, ya en lo grupal o institucional … para convertirse en la mentira que tiene el único objetivo de sostener la realidad tal y como funciona y que permite, precisamente, que no entendamos que el enemigo es el virus y sigamos sosteniendo que el enemigo es “Kirchnerista” o “anti-Kirchnerista” “socialista o “anti-socialista” “liberal” o “anti-liberal”, mientras las muertes se siguen acumulando y los datos de la crisis se siguen alimentando por el mundo.


“Miente, miente que algo quedará”

“Cuándo la mentira es la verdad”

“Puedes engañar a todo el mundo algún tiempo. Puedes engañar a algunos todo el tiempo. Pero no puedes engañar a todo el mundo todo el tiempo.”


El problema sin embargo es mas complejo en tanto esa imposibilidad de que la realidad sea perfectamente conocida por todos de modos igualmente aceptados. El miedo a no reconocer que mucho de lo que sacia nuestras necesidades y deseos son fruto de relaciones desiguales que privan a muchos de otras necesidades y deseos mucho mas importantes para la vida que los que saciamos de esas formas. Pero no queremos renunciar a “nuestro estilo de vida” … que es lo mismo que decir que no queremos renunciar a continuar generando relaciones que hagan que otros no puedan cumplir ni satisfacer sus propios deseos y necesidades porque son obligados a trabajar para satisfacer los nuestros.


El problema es mas complejo en tanto que esa incompletud de acceder al todo, lo llenamos de alguna manera para que nuestras explicaciones, filosofías, estilos de vida, no aparezcan como sostenedores de esos privilegios o fruto de nuestros miedos o esa misma desconfianza que en tiempos de enemigos mortales como una peste, nos devuelven la fragilidad de nuestra vida y la fasedad de seguridad que hemos colocados en esas formas injustas y en esos “otros” a quienes esclavizamos muchas veces sin darnos cuenta y sin tener intención de darnos cuenta.


La Clave es devolver a las personas, grupos e instituciones, la confianza necesaria para que cada quién haga su parte, creyendo en que el otro hace la suya no para esclavizarnos sino para construir relaciones de mutuo beneficio. Y esto solo es posible si me modifico a mi mismo en aquella consciencia que encubre mi lugar en la sociedad como privilegiado, respecto de otros que carecen da las mismas oportunidades que tuve para poder alcanzar los objetos y el modo de vida que me place o sacia mis deseos y necesidades.


No hay felicidad individual … solo en relaciones que justas que democraticen la felicidad a todas, todos y todes … podremos vencer enemigos y mentiras de modo de lograr formas de convivir mas humanas y humanizadas.


Daniel Roberto Távora Mac Cormack

 





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