Domingo 9 de agosto de 2020


I

Deuda y la patria que son los otros ...


El concepto de Patria siempre asociado a Padre enterrado, nos remite a la transmisión cultural, costumbrista y de valores, que se vuelcan de generación en generación, adoptando esas formas comunitarias que identifican y distinguen a los pueblos.


Pero también existe el valor conceptual de Matria, que nos traslada a la Madre Tierra, la Pachamama de nuestros pueblos originarios, pero también culto mundial de su vientre, del cual surgen los alimentos y el agua y nos evocan la parición de vida, que sin elementos desaparecería.


Ambas descripciones conllevan necesariamente a la construcción de las identidades, que los pueblos van asumiendo a lo largo de la historia. Perfiles identitarios, que siempre se encuentran en permanente construcción, como la dinámica de la vida misma, en esa búsqueda incesante, impaciente para algunas culturas arrasadoras de tiempos y espacios, contemplativas y evolucionistas otras, como en las nuestras americanas mestizas, morenas y criollas, tan profundas, en sus contenidos, como cualquier otra construcción del pensamiento.


Esos pliegues, tanto de identidad como culturales, se van sumando en cuestiones que hacen a lo trascendente del pensamiento, que las ciencias llaman filosofía, en los pueblos se asume como fe y se deposita en las religiones, en otros, como elementos constitutivos del conjunto de ideas que hacen a la ideología. Ésta última entendida como aquellos objetivos de destino común, que deparan las comunidades para sí, como camino necesario para lograr la felicidad de sus pueblos y la grandeza de la Patria, ya entendida como entidad de núcleo humano y de preservación.


Entonces es el pueblo, una categoría superior de Patria y Matria, es una identidad en construcción permanente, que como los ríos de deshielo, buscan su caudal, al principio en pequeñas vertientes, luego cascadas, lagos confluentes, hasta desembocar en tumultuosos ríos, que por su potencia arrolladora, dignifican la vida de esos pueblos, al generar energía, a través de grandes represas.


Así es el Movimiento Nacional, pequeños eslabones de una cadena, que entiende en ese derrotero, que la capacidad de alcanzar las fuerzas necesarias de la consolidación política, radica en la Unidad como eje superior a las partes, de un Todo, que algunos imaginan hegemónico, pero ese pensamiento, debilita al conjunto. De ahí que el Movimiento Nacional es contradictorio, confuso por momentos históricos, antagónico por épocas, hasta que aparece el elemento común de aglutinación, de objetivos comunes, que es la Patria, inseparable de la Matria, que lo contiene y ampara.


Por esa razón el Coloniaje ataca por las identidades, intentando debilitar el concepto de Patria y de Matria, invocando supuestos valores globalizados, introduciendo culturas ajenas, intrusando costumbres, comidas, hábitos, músicas y entretenimientos. Usando lenguajes lejanos, en el concepto de quien “Nomina siempre Domina”, en un mecanismo extorsivo de banderas materialistas que determinen a los pueblos, como “libertad de mercado”, o de comercio, o de expresión, usada para humillarlo y denigrarlo, atacarlo y someterlo, cuestiones que terminan siendo naturalizadas, ante el fuego constante, de rampas misilísticas del pensamiento colonial, que produce el sometimiento cultural y el saqueo económico, además de la sujeción política, que abandona los intereses populares.


Preservar la identidad de Patria Grande, es un desafío estratégico del pueblo argentino, ya que en esa identidad, no sólo está el deseo heroico de nuestros Padres Fundadores San Martín, Belgrano, Artigas y Bolívar, sino la conjunción de luchas históricas, que por siglos vienen librando los pueblos americanos por su Liberación Nacional.


En esa línea el peronismo fue una parte sustancial, no única, de la recuperación de esa identidad intrusada por años, por el vasallaje anglosajón en América Latina, identidad mantenida viva por nuestros pensadores y luchadores, a lo largo de los siglos XVlll y XlX, logrando en el siglo XX la vigencia de los movimientos nacionales y populares, que fueron sofocados a sangre y fuego, pero sin embargo, por esas fuerzas culturales anidadas, encendieron la llama que en el siglo XXl emergió con Lula, Chávez y Néstor en el nacimiento del UNASUR y la CELAC, quienes dieron vida a esa transfiguración de culturas, mestizas de mapuches, guaraníes, coyas, aymaras, negros, zambos, mulatos, criollas, migrantes de todo el mundo, en sincretismo americano, que hoy expresan la posibilidad de un mundo en construcción Biocéntrico, confluyendo en modelos sociales solidarios, desde los pueblos, en la preservación de la naturaleza, que será sin duda el signo de los futuros tiempos.

( http://laseñalmedios.com.ar/2020/08/08/la-patria-en-movimiento/ )


En la semana se produjo una coincidencia de tres sucesos fuertemente conectados que potencian su efecto positivo sobre la economía y las finanzas del país.



Uno de ellos es el acuerdo con los tres principales grupos de bonistas para llevar adelante el canje de la deuda bajo legislación extranjera, a partir de un pequeño cambio en las condiciones propuestas por Argentina. La modificación no implica incrementar las tasas de interés o los montos a pagar: sólo un adelantamiento de los pagos en algunos meses para algunos bonos.

El otro acontecimiento ha sido la sanción, por parte del Congreso, de la Ley de canje para los bonos en dólares bajo legislación nacional, con una amplísima mayoría de aprobación, tanto en el Senado como en Diputados. En cuanto al tercero, y no están listados en orden de importancia, Diputados aprobó la ampliación del Presupuesto de este año, solicitada por el Poder Ejecutivo.

Si sumamos ambos canjes de deuda, el Gobierno obtiene un alivio financiero de U$S 42.500 millones entre 2020 y 2024. Los pagos de la deuda serán mínimos en este período. A este resultado se arriba por medio del diferimiento de los pagos, que recién comenzarán a ser de alguna mayor envergadura a partir de 2025. El alivio también se produce por la disminución de los intereses de los bonos, desde tasas que oscilan entre el 7% al 8% anual de la deuda heredada, a tasas en valores cercanos al 3% anual con los nuevos canjes.

Y lo principal de este "combo" es que el gobierno decidió realizar el canje bajo legislación nacional en condiciones equitativas respecto al canje de títulos con legislación extranjera. Algo no usual en la historia financiera de nuestro país. Además, esta decisión de carácter ético y político tiene un efecto muy importante para potenciar el mercado de deuda en pesos en lo concerniente al endeudamiento estatal, pero que repercute positivamente sobre el endeudamiento privado.

También favorece el proceso de desdolarización del financiamiento: una tarea que el gobierno viene realizando desde que asumió. En lo que va de 2020, se han canjeado bonos en dólares por bonos en pesos, por el equivalente a U$S 7.839 millones. En el proyecto de extensión del Presupuesto, el Gobierno ha solicitado al Congreso, entre otras, herramientas para seguir dotando de mayor liquidez y alcance al mercado de deuda en pesos. De esa forma, esta tríada de sucesos, más las decisiones monetarias y crediticias que se están tomando, ayudan a fortalecer al peso argentino.

Estas medidas deben entenderse en el plano más amplio de las políticas que está implementando el Gobierno para enfrentar la pandemia, con importantes transferencias a personas y empresas, así como el impulso que se está diseñando para el rubro de la construcción y para la inversión en general. Y aquí despliega su importancia la ampliación del Presupuesto, que prioriza el gasto de los próximos meses de este año en las prestaciones sociales que acabo de mencionar, en la salud, la educación y la inversión pública, con transferencias a las provincias para enfrentar mejor estos momentos.

En este gobierno que tiene que enfrentar dos pandemias, la crisis heredada y la irrupción del Covid -19, el objetivo está puesto en resolver los problemas actuales, pero también se actúa para tener las mejores herramientas posibles que permitan transitar los próximos años en un sendero de crecimiento con equidad.
( https://www.telam.com.ar/notas/202008/499737-sostenibilidad-y-defensa-de-la-moneda-nacional.html )

Contra los peores pronósticos, el gobierno nacional ha sorteado en los últimos días varios de los obstáculos que según la mayoría de los observadores no podría salvar:

  • consiguió un alivio significativo en el pago de la deuda contraída en dólares bajo ley de Nueva York, que es de 66.240 millones de dólares;

  • pagó por ello a los bancos intervinientes la comisión más baja en toda la triste historia de la Cándida Eréndira y su abuela desalmada, como Alfredo Eric Calcagno parafraseó a García Márquez en su libro clásico sobre la deuda externa. Por los 44.000 millones en los que se endeudó el macrismo entre 2016 y 2018, se pagaron en comisiones el 0,144%. Por esta reestructuración (que siempre es más onerosa que una emisión), el 0,028%, con un ahorro del 80%, bien por debajo del 0,1% que había autorizado la ley.

  • el Congreso aprobó la ley que dispone dar el mismo trato a los títulos en dólares emitidos con la ley argentina;

  • la Cámara de Diputados amplió la moratoria, no sin polémica. (La oposición de Roberto Lavagna y de sus diputados Topo Rodríguez y Oveja Sarghini, a la posibilidad de que los fondos de inversión internacionales que quedaron atrapados en pesos pudieran convertirlos en títulos en dólares, obligó a una hiperactividad de Sergio Massa para obtener los votos necesarios, incluyendo el del comunista revolucionario de La Matanza, Juan Carlos Alderete. El Ministro de Economía, Martín Guzmán, sostiene que no hay en esa situación más de 1.300 millones de dólares, cinco veces menos de los papeles que siguieron el rumbo inverso y pasaron de dólares a pesos. Esta concesión habría sido imprescindible para que ante cada vencimiento dejaran de presionar sobre las distintas variantes del dólar paralelo, generando la inestabilidad cambiaria que el gobierno busca reducir.)

  • Entre este año y 2024 había que pagar 42.500 millones de dólares, que con el acuerdo se reducen a 4.500. El ahorro total considerando capital e intereses de la deuda con privados, ronda los 38.000 millones de dólares de aquí a 2030.

  • Entiende que ha conseguido bloquear la realización de la Asamblea virtual del Banco Interamericano de Desarrollo que el 12 y 13 de septiembre debía designar como nuevo presidente a Mauricio Claver Carone, un hijo del exilio cubano en Miami y asesor de Seguridad Nacional para Subamérica del presidente Donald Trump.

  • El Banco Central renovó el swap de monedas con China por 18.500 millones de dólares, sin contar con la supervisión del Fondo Monetario Internacional que figuraba en la última renovación, negociada por Federico Sturzenegger.

  • El Poder Ejecutivo ratificó el acuerdo con China por el cual funciona en Neuquén una estación de rastreo satelital. Es ley desde 2015 por lo que su publicación esta semana en el Boletín Oficial debe leerse como una declaración política.

  • El Ministerio de Economía canceló el acuerdo de stand-by con el FMI, por lo que no recibirá los desembolsos pendientes acordados por Macrì, y en los próximos meses comenzará a negociar un nuevo trato.

  • Ha logrado desemblocar a buena parte de los productores agropecuarios, que se distancian de la Sociedad Rural y la Mesa de Enlace y buscan acuerdos con el gobierno para estimular las exportaciones.

Sortear obstáculos es necesario, pero no suficiente, porque con cada cambio de pantalla aumenta la dificultad. Pero también coloca al país más cerca de un desenlace favorable. Como explicó Guzmán, esto quita la asfixia al sector público, que necesita de dólares para desarrollar políticas públicas con inversión en salud, educación, ciencia e infraestructura; desarrollar un mercado de capitales en la propia moneda y con la propia ley, que permita a las empresas obtener crédito más barato en pesos, cosa imposible sin estabilidad cambiaria; asegurar que las grandes empresas tengan acceso al financiamiento externo. Todo esto debería generar las condiciones para el despegue cuando afloje la pandemia.


Guzmán dijo que fue una negociación dura, porque cada parte defendía sus intereses. “Los nuestros son los de lxs argentinxs y su futuro”, graficó. Con una llamativa cautela agregó que sólo se había dado un paso y reconoció que no es un acuerdo perfecto. En el semestre que lleva la negociación, los acreedores redujeron su demanda en 70%; la Argentina mejoró su oferta en 35%,

( https://www.elcohetealaluna.com/luz-verde-2/ )


Ya se ha dicho y no es novedad … las crisis muestran lo mejor y lo peor de personas y sociedades


Recuperado del accidente cerebrovascular (ACV) que sufrió en 2016, Feinmann regresa con Alcances y límites de La patria es el otro, producida por Gustavo Ferrari, Nicolás Mastromarino y La Gira Producciones. “La patria es el otro siempre va a tener vigencia, pero en verdad es una frase utópica porque no está en la naturaleza ni en la condición humana la disposición a aceptar al otro, a incorporarlo, a sentir que sin el otro yo no puedo ser yo. Un sistema democrático solo puede basarse en el reconocimiento del otro”, plantea el escritor y filósofo


--¿Cómo se inscribe el concepto “la patria es el otro” en el contexto de la pandemia?


--Me preocupa mucho la Argentina de hoy porque contrariamente a lo que señalaron algunos pensadores optimistas sobre el surgimiento de una sociedad mejor, más solidaria, no creo que vaya a ocurrir eso. Al contrario, más bien lo que vengo observando a esta altura de la pandemia es que la sociedad se ha vuelto insolidaria y que las relaciones políticas son muy agresivas y hay poco temperamento para comprender las razones del otro. Una formulación de la frase “la patria es el otro” la había dicho Alberto Fernández cuando postulaba que él iba a gobernar para los que lo habían votado y para los que no lo habían votado. Los que no lo votaron hoy están decididamente en contra del gobierno y son una oposición agresiva y belicosa. Esto es posible porque se busca la identidad en oposición a lo que hace el otro, como hace Juntos por el Cambio, los medios de comunicación, gran parte del empresariado y de eso que se llama, entrecomillas, el campo, que están en una actitud de erosionar a este gobierno y no aceptar como bueno nada de lo que hace.


--¿No aceptan nada?


--Nada. Aparte hay un odio instalado que apunta a la figura de Cristina Kirchner, que es una figura demonizada por muchos y con la que tienen una relación pasional, tanto de los que la quieren como los que no la quieren; pero no veo que el gobierno de Alberto Fernández pueda realizarse a través de la consigna “la patria es el otro”, porque el otro se ha transformado en el adversario y con frecuencia en el enemigo, que lejos de querer compartir un proyecto de unidad nacional quiere boicotearlo. A lo largo de la historia, la condición humana ha demostrado que el bien y el mal están en constante enfrentamiento. La historia es conflicto, antagonismo, enfrentamiento; tiene momentos de armonía, de alianza, de conciliación, pero son momentos. Lo que permanece es el conflicto. “La patria es el otro” queda como una frase utópica, deseable, necesaria para construir una sociedad democrática habitable, pero en lo humano también convive lo inhumano.

Feinmann hace una pausa para tomar un poco de agua. Vuelven sus ojos hacia ese redondel minúsculo de la pantalla donde está la cámara –que es lo que permite sostener la ilusión de que es posible mirarnos a los ojos en estos tiempos-, y completa esa convivencia de lo humano y lo inhumano con una frase de Dostoievski: “el bien y el mal están en constante lucha y el campo de batalla es el corazón del hombre”.


--A partir de la frase de Dostoievski, ¿qué pasa con el otro cuando el campo de batalla es la política?


--Hay movimientos políticos que se afirman a través de la demonización del otro, por ejemplo el nacionalsocialismo con la figura del judío, transformado en el otro al que había que eliminar. Toda dictadura, toda política de represión, todo posible genocidio, radica en expulsar de la condición humana a los que se pretende matar, castigar, torturar. Ramón Camps, el jefe de la policía de la provincia de Buenos Aires, decía: “nosotros no matamos seres humanos; matamos subversivos”, es decir que con el concepto de subversivo se expulsaba de la condición humana a aquellos que se quería eliminar. Marx dice: “el capitalismo viene al mundo chorreando lodo y sangre”; la llamada acumulación originaria del capital se da a través del saqueo y la conquista de América. Si bien hemos devenido un continente emergente (países emergentes, se dice), el continente europeo emergió a partir de la conquista y el saqueo de la riqueza americana y de la esclavización de los negros de África. O sea que hay en el origen del capital una concepción explotadora del otro, que lejos de tenerlo como el otro humano, lo ve como el otro sin alma, el otro a esclavizar, el otro subversivo o el otro judío. El que demoniza al otro está tramado por el odio. El odio es una pasión que impide el diálogo, el reconocimiento de la existencia y la autonomía del otro. El odio lleva a expulsar al otro, a no considerarlo un ser humano.


--¿Qué impacto está teniendo el aislamiento en nuestras formas de socialización?


--Hay una actitud cuidadosa de la salud de cada uno. Yo no puedo acercarme a ese otro contagiado, pero puedo tener piedad; la ayuda que necesita es médica y no de cualquier ciudadano. Lo que cualquier ciudadano tiene que hacer es no enfermarse él para no enfermar a los otros contagiándolos. Los valores de la soledad, del aislamiento, se han vuelto prioritarios. En este momento pandémico la solidaridad consiste en aislarse, en encerrarse, en no estar cerca del otro, porque el virus es el que gana y el que mata.


--Slavoj Zizek plantea que la crisis mundial generada a partir del coronavirus es una oportunidad para instalar un nuevo sistema social “comunista”. ¿Estás de acuerdo con esta perspectiva?


--No. Lo que Slavoj Zizek esperaba de la pandemia, una pandemia revolucionaria que iba a traer un comunismo racional, no está sucediendo: no hay una pandemia revolucionaria; una revolución la tienen que hacer los sujetos libres, las conciencias críticas, y esto está lejos de verse. Las ambiciones hegemónicas de los grandes países siguen en pie. La guerra comercial es devastadora y responde a un deseo de hegemonía sobre los territorios, hegemonía de los grandes dueños del mundo y de la historia, que son sobre todo Occidente, con Estados Unidos e Inglaterra y China y Rusia, que equilibran un poco los desafueros de una política que está llevada adelante por un individuo de alta peligrosidad, como es Donald Trump. Como verás, no soy muy optimista en cuanto al desarrollo de la historia.


-En estos momentos se percibe una intensa competencia para llegar primero a tener la vacuna. Rusia está anunciando que el 10 de agosto tendría disponible una vacuna, para hacer algo similar a lo que hizo con la carrera espacial cuando lanzó el Sputnik, el primer satélite, antes que Estados Unidos. ¿Cómo analizás esta confrontación política, económica, que también es biológica?


--Lo biológico se transforma en política de Estado: el que resuelva la situación biológica va a adelantarse a los otros. Es muy posible que la vacuna dentro del sistema capitalista competitivo tenga un costo muy alto y no se distribuya en los países pobres. Que no haya vacuna para los países africanos; que no haya vacuna para América Latina. Esto es muy posible que ocurra porque sería el aspecto capitalista de la vacuna, que hay que comercializarla y venderla, en lugar de entregarla gratuitamente. El racismo ve en el otro, en la raza que se desprecia, lo rechazable y en consecuencia eliminable. En Estados Unidos se están dando grandes manifestaciones en contra del racismo, se ha llegado incluso a tirar estatuas de (Robert E.) Lee, un militar sureño esclavista.


--Entonces hay esperanza en el horizonte, ¿no?


--Hay esperanzas en cuanto a que hay insurrecciones en el país más poderoso del mundo y se los ve preocupados, y eso puede contagiarse al resto de los países que han vivido bajo el yugo neoliberal. Pero la pandemia ha anulado las protestas en Chile, donde ya la gente no sale a las calles porque se va a enfermar, y eso benefició a (Sebastián) Piñera. Hay que esperar que las manifestaciones resurjan una vez que la pandemia sea derrotada; lo cual es bastante utópico porque no hay muchas esperanzas de una vacuna inmediata. La historia no avanza hacia un punto óptimo, sino que ha retrocedido; la tecnología es buena, pero es muy mala también porque lo destructivo se vuelve más destructivo, y los viejos son expulsados de la sociedad por la tecnología. Encima la pandemia los ataca preferentemente, lo cual alegra a un sistema que quiere deprenderse de los viejos porque los ve como un gasto que no reditúa ganancia. Hay muchos aspectos que me llevan a pensar que tenemos que hacer grandes esfuerzos para que el futuro sea lo mejor posible. No es imposible, pero es muy difícil.

( https://www.pagina12.com.ar/283644-jose-pablo-feinmann-la-sociedad-se-ha-vuelto-insolidaria )


Lo mejor y lo peor de cada uno no solo produce la realidad que disfrutamos o padecemos según las complejas tramas y anudamientos que se producen en la vida de cada quién y en el mundo de sus relaciones y acciones, sino que impactan directamente en otros y en la sociedad, que como tal, potencia o corrige, alimenta o ahoga todo eso mejor o peor de lo que somos capaces. El asunto sería entonces, preguntarnos y respondernos, si estamos dispuesto a lo mejor o a lo peor para definir el rumbo y el sentido de lo que vendrá …


Daniel Roberto Távora Mac Cormack

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