Viernes 25 de setiembre de 2020
Tal vez sea un mero acto de supervivencia. O Quizá obedezca a un sincero intento por devolverle racionalidad y cordura al Sistema de Justicia en Argentina. No se trata de “ideología” o de adhesiones partidarias o políticas sino de mero sentido común y apego a las leyes que hacen posible la vida en sociedad. Mas allá de las probadas manipulaciones mediáticas orientadas a diezmar la credibilidad popular en la política y los políticos y el lawfare como herramienta de guerra y de presión política a jueces y actores decisorios en asuntos comunes, no se puede soslayar las responsabilidades de los funcionarios en sus cargos, y el carácter delictivio de cualquier mal ejercicio que perjudique a los ciudadanos y favorezca a empresarios o a esos mismos políticos en su cargo. Solo es esperable que se distinga, racionalmente. No es lo mismo De Vido que Schiavi. El primero no puede ser responsable de las acciones del segundo, unicamente bajo el argumento de que era un funcionario nombrado bajo su orbita ministerial, en tanto la imposibilidad de un ministro de controlar las acciones que delega (¿Sino para que necesitaría delegar?). Esto hace al funcionamiento mismo de las instancias de administración publica y por supuesto, comenzar a “despolitizar” la corrupción que es un delito individual y no de la “política” o de “funcionarios del Estado” y mucho menos, cuándo se apunta a un único gobierno o tinte ideológico o de ideas respecto a la administración publica y a las definiciones en materia de politicas publicas y sociales.
La Corte Suprema confirmó las condenas por la tragedia de Once
Era la última instancia de apelación de los declarados culpables en el juicio. Con esta decisión, el máximo tribunal dejó firmes las penas que pesan sobre los ex secretarios de Transporte Schiavi y Jaime, los empresarios Cirigliano y Cirigliano y el maquinista Córdoba, entre otros.
La Corte Suprema de Justicia
confirmó hoy las condenas dictadas a los ex secretarios de
Transporte, Juan Pablo Schiavi y Ricardo Jaime, los empresarios
Sergio Cirigliano y Roque Cirigliano y el maquinista Marcos Córdoba
en la causa por la tragedia ferroviaria de Once ocurrida en 2012, en
la que murieron 51 personas y más de 700 resultaron heridas.
El
máximo tribunal rechazó las apelaciones presentadas por las
defensas de los condenados, por lo que los fallos en su contra
quedaron firmes y sin posibilidad de volver a ser revisados, según
informaron fuentes judiciales.
Con los votos de los
ministros Carlos Rosenkrantz, Elena Highton de Nolasco, Ricardo
Lorenzetti y Horacio Rosatti, la Corte rechazó los recursos
interpuestos tras invocar el artículo 280 del Código Procesal Civil
y Comercial de la Nación que le permite hacerlo “por falta de
agravio federal suficiente o cuando las cuestiones planteadas
resultaren insustanciales o carentes de trascendencia”.
Con
esta decisión, el máximo tribunal dejó firmes las condenas que
pesan sobre los ex secretarios de Transporte Schiavi y Jaime, los
empresarios Cirigliano y Cirigliano y el maquinista Córdoba, entre
otros.
En esta investigación, se tuvo por probada “la
deliberada decisión de las autoridades de TBA de no realizar el
mantenimiento de los bienes concesionados, contando con la
colaboración necesaria de los directivos de Cometrans SA y,
especialmente, de los por entonces funcionarios de la Secretaría de
Transporte", señaló el máximo tribunal en el escrito.
Agregó que esos funcionarios
"tenían la obligación de supervisar el control y la
fiscalización del sistema de transporte ferroviario, deber que
deliberadamente incumplieron; todo lo cual ocasionó un paulatino
deterioro del material rodante y la disminución de su vida útil,
ocasionándose un enorme perjuicio al patrimonio estatal”.
Asimismo,
la tragedia de Once “no sólo se ocasionó con motivo de la
negligente conducción del maquinista, sino que además encontraba
explicación en una diversidad de factores que se encuentran
ampliamente descriptos en la sentencia (del Tribunal Oral Federal 2)
y que responden a las pésimas condiciones en que se explotaba el
servicio".
Atribuyó estas "pésimas
condiciones" a "las políticas empresariales verificadas y
la ausencia de controles por parte de la Secretaría de Transporte,
lo que representaba un constante peligro para la vida de las personas
que a diario utilizaban los trenes que circulaban con un deficitario
estándar de eficiencia y seguridad”, según se indicó.
Por
esta causa, el Tribunal Oral en lo Criminal Federal 2 condenó, con
distintos grados de responsabilidad, a los distintos acusados
mientras que a Jaime, resolvió condenarlo por administración
fraudulenta en perjuicio de la administración pública y absolverlo
por el estrago culposo agravado.
Esa decisión fue luego
revocada por la sala III de la Cámara Federal de Casación Penal,
que lo condenó como autor de estrago culposo agravado, elevando su
pena de 5 a 7 años de prisión.
Los recursos rechazados
hoy por la Corte habían sido presentados por las defensas de los
imputados mencionados más Pedro Ranieri, Jorge De los Reyes,
Guillermo D’Abegnino, Laura Aída Ballesteros, Francisco Pafumi,
Carlo Michele Ferrari, Marcelo Calderín, Carlos Pont Verges, Antonio
Suárez, Oscar Gariboglio, Víctor Astrella, Jorge Álvarez,
Alejandro Lopardo y Sergio Tempone, según informó hoy el máximo
tribunal.
( https://www.tiempoar.com.ar/nota/la-corte-suprema-confirmo-las-condenas-por-la-tragedia-de-once)
Es esperable y sería una señal de sanidad, que el mismo criterio se siga cuándo en estos próximos días la Corte resuelva sobre el traslado “A dedo” al fuero Federal, de jueces amigos de Mauiricio Macri para “operar” en las causas contra Cristina Fernandez de Kirchner, aprobando la medida del actual gobierno, de regresarlos a sus tribunales de origen e iniciar el proceso de selección constitucional de quienes ocuparn los cargos en los juzgados que han dejado de ocupar por decisión del actual gobierno. La justicia no es, ni debió haber sido nunca, y por ende no debería serlo en el futuro “K” o “anti “k”” sino sencillamente JUSTICIA.
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Una situación inédita en nuestra justicia se instaló en el país. Para comprender sus alcances y riesgos, hay que remontarse al año 2015. El contexto político era un plan de saqueo económico en plena marcha, aplicando las recetas más sangrientas de Milton Fridman y la escuela de Chicago: transferencia de recursos de los sectores más vulnerables a los más poderosos. Durante la dictadura genocida, el mismo plan económico se llevó adelante en la región mediante la metodología de secuestro, tortura, desaparición y muerte de decenas de miles de ciudadanos. Es lo que se conoció como “Plan Cóndor”.
Cuarenta años después, los mismos sectores de ultraderecha, representando los mismos intereses económicos, accedieron al poder mediante elecciones que manipularon a partir de técnicas “aggiornadas”, pero que igualmente se inspiran en aquellos trágicos 11 principios de Goebells. Fundamentalmente se trata de la reiteración de la calumnia como instalación de una nueva verdad.
Mauricio Macri es la primera persona en el mundo, fuertemente sospechado de pertenecer de manera orgánica a una mafia, que llega a la presidencia de una nación (El lado oculto de la familia Macri. Beinstein y Cieza. 2019) y lidera en el país el nuevo Plan Cóndor II. La finalidad de saqueo es la misma, pero la metodología es lo que se conoce como “Lawfare” o guerra judicial (Charles Dunlap 1999). Consiste en cinco pilares en los que se apoyan las operaciones. El Poder Ejecutivo (en manos en ese entonces de Macri), un grupo de legisladoras y legisladores, el sector más reaccionario del Poder Judicial Federal, Los servicios de Inteligencia (que dependen de manera directa del ejecutivo) y los medios hegemónicos de comunicación.
Del 2015 al 2019, coordinados por la denominada “Mesa Judicial”, desarrollaron un plan de estigmatización, persecución, procesamiento, encarcelamiento y hasta condena de opositores políticos y de aquellos ex funcionarios y magistrados que pudieran significar algún tipo de resistencia al nuevo plan criminal instalado el 10 de diciembre de 2015.
En lo que hace a la presente reseña, Eduardo Farah, Eduardo Freiler y Jorge Ballestero Fueron desplazados de sus cargos como jueces de la Sala I de la Cámara Federal porteña. Dos de las vacantes las cubrió Mauricio Macri por Decreto con Pablo Bertuzzi y Leopoldo Bruglia, trasladándolos desde el Tribunal Oral 4 porteño. Desde allí, operaron en sintonía con el titular de la Cámara, Martin Irurzun, a la medida del lawfare que se comandaba desde la mesa judicial.
Allí, el Ministro de justicia German Garavano y Juan Bautista Mahiques eran los encargados de materializar la distribución de las operaciones de carpeteo, extorsión, manipulación y amenazas que permitieron la concreción del plan de saqueo y fuga de más de cien mil millones de dólares de las arcas del país, con perjuicio directo a los sectores más necesitados de la sociedad, aunque igualmente afectó las capas medias y altas de la economía.
El cambio de gobierno permitió en diciembre de 2019 el inicio de una etapa de recuperación paulatina del país, aunque con las dificultades evidentes de la pandemia que afecta al mundo y el estado de tierra arrasada producto del saqueo macrista. De los cinco pilares anteriores del Lawfare, las modificaciones que se produjeron fueron obviamente el reemplazo de un ejecutivo de fuertes características mafiosas por un ejecutivo claramente democrático. Asimismo, la intervención dispuesta por el presidente Alberto Fernández en la Agencia Federal de Inteligencia (AFI), reemplazando a los titulares integrantes de la banda (Arribas y Majdalani), por una figura de indiscutida capacidad y honestidad como es Cristina Caamaño. Sin embargo, al quedar intactos los espacios más poderosos de la justicia federal, así como los de los medios hegemónicos de comunicación, los brazos del Lawfare siguen operando, desde una mesa judicial en las sombras comandada por el expresidente Macri, Patricia Bullrich y sus socios.
Ahí se encuentra explicación de la brutal oposición de Juntos Por el Cambio a que se dejen sin efecto los traslados de los jueces federales que, junto a German Castelli, se negaron a comparecer a la audiencia en el Senado de la nación para el examen de sus pliegos y responder preguntas, como lo han hecho la totalidad de los miles de magistrados convocados por ese cuerpo desde el inicio de ese sistema de selección. Es lo que manda la Constitución Nacional y es a lo que se han negado los tres jueces señalados. Un juez que no respeta la constitución, no puede continuar en su cargo. No están desafiando al Senado, están desafiando la democracia.
( https://www.pagina12.com.ar/294067-jueces-sin-barbijo )
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Noticias del coronavirus
En el mundo: 31.798.308 casos confirmados y 973.653 muertes. Ayer se confirmaron 298.085 casos nuevos (OMS).
En Argentina: 678.266 casos confirmados y 14.766 muertes. Ayer se confirmaron 13.467 casos nuevos y 391 fallecimientos (Ministerio de Salud de la Nación y Sala de Situación).
Córdoba, Santa Fe, Mendoza, Salta y Tucumán las cinco provincias con más casos fuera de AMBA. Santa Fe registra el pico máximo de casos con 1925. En provincia de Buenos Aires los casos bajaron un 15% respecto a la semana anterior.
La Unión Europea advierte por la situación preocupante de la pandemia. En Madrid “vienen semanas duras”, dijo el ministro de Sanidad. La UE sostiene que el incremento de contagios en España se debe a las reuniones privadas, luego de que el país superara los 700 mil casos. Francia reporta 16.000 casos diarios y ya hay 69 departamentos del país en alerta roja. La ministra de Escocia solicitó al gobierno británico consensuar medidas más restrictivas para frenar el aumento de casos. Portugal aprobó ayer prorrogar hasta mediados de octubre el estado de contingencia en todo el país.
Israel aprobó el confinamiento total y empieza hoy. El Reino Unido pagará parte de los sueldos de trabajadores durante los próximos seis meses por las nuevas restricciones. Trudeau dijo que ya está en marcha una segunda ola de contagios en Canadá.
Esta crónica de Nora Bär sobre un día en la terapia intensiva del Hospital Posadas es muy buena.
las 7 de la mañana y sin
edificios que lo impidan, el sol entra a pleno por las ventanas del
larguísimo pasillo que flanquea las salas de terapia intensiva del
Hospital Posadas. De este lado, todo es actividad. Médicos,
enfermeros, kinesiólogos, camilleros y encargados de la limpieza no
descansan. Llegan insumos que deben ser acomodados y se apilan
grandes cajas de cartón listas para ser descartadas. Pero, a través
de las ventanas que encierran un segundo pasillo dividido por
sectores a los que solo puede ingresar personal del equipo de salud
-enfundado en elementos de protección personal de pies a cabeza -,
se vislumbran los ambientes asépticos que contienen cuatro o cinco
camas con personas que padecen cuadros graves de Covid-19 y en los
que impera la quietud. En islas centrales trabajan especialistas
ataviados como si fueran astronautas preparando medicación,
registrando parámetros vitales, y a su alrededor yacen pacientes
conectados a respiradores. Están inmóviles, silenciosos, mientras
las pantallas registran sin pausa sus parámetros
vitales.
Inaugurada a comienzos de abril, este sector de
unidad de cuidados intensivos, que no tiene nada que envidiarle a las
de modernos sanatorios de la salud privada, está bajo el mando de
una mujer, Constanza Arias. Formada en el mismo hospital desde los 23
años, cuando se convirtió en residente de clínica médica (en esos
tiempos no existía todavía la especialidad de terapia intensiva),
dirige una aceitada maquinaria que funciona las 24 horas del día y
los siete días de la semana, y que integran 21 residentes, más de
30 médicos de planta y más de 30 kinesiólogos, además de personal
de enfermería y de maestranza.
"Tenemos 43 camas
divididas en tres sectores: uno de 18, otro de nueve solo para
pacientes Covid y uno de 16 que se reserva para pacientes no Covid,
pero que dada la afluencia tuvimos que utilizar para los que, aunque
se negativizaron, persisten con ventilación mecánica, con
traqueotomía y siguen necesitando cuidados críticos", explica
Arias.
Con una ocupación del ciento por
ciento, que hace que se reserve para los pacientes en situaciones
críticas -el resto se deriva a otros centros médicos, algunos de
internación intermedia-, la rutina de la terapia intensiva comienza
cada día a las 7 de la mañana, cuando se extraen muestras de sangre
y se toman placas pulmonares. Son operaciones que realizan los
propios médicos, ya que los "extraccionistas" no son
suficientes.
A las 8, comienzan los tres "pases de
sala", una reunión en la que los especialistas de guardia pasan
la posta de lo que ocurrió con cada internado durante las horas de
la noche. Todo se vuelca en un informe que se imprime y se
distribuye, y algunos le toman una foto con el celular para tenerlo
siempre a mano.
Entre las 9 y las 11, se examina a los
enfermos. Cada equipo se enfunda e ingresa a la sala, donde
permanecerá el tiempo necesario para asistirlos. A la salida, se los
ve reunidos: algunos mayores, de gran experiencia, otros más
jóvenes, revisando caso por caso las indicaciones terapéuticas que
es necesario poner en marcha. Una de esas reuniones es conducida por
Fernando Villarejo, el más antiguo de la terapia intensiva y que
rehusó una promoción para seguir en contacto con los
pacientes.
"Un farmacéutico destinado a esta área
controla qué fármacos hay que reponer y cuáles es necesario tener
accesibles –detalla Arias–. También estamos en permanente
contacto con los infectólogos. Alrededor de las 12, se redactan
nuevos informes".
Hacia media mañana, la doctora
Huaira Bongioanni y la joven kinesióloga Adriana Lampropulos, se
acercan por el pasillo para disponerse a ingresar. A pesar de la
falta de descanso y de que deben hacerse cargo de una tarea delicada
y demandante, exhiben una energía contagiosa. Controlan los
parámetros del respirador, "pronan" a los pacientes (los
colocan boca abajo para mejorar la perfusión del pulmón), les
aspiran las secreciones y limpian la boca. "Antes recibíamos
personas con cuadros no tan graves, pero en esta etapa los
kinesiólogos, que aquí se especializaron en ventilación mecánica,
son muy importantes –destaca Arias–. Trabajan a la par de los
médicos. Muchos de nuestros pacientes son obesos y nos tocó tener
que pronar a personas de 170 y hasta 300 kilos".
Los cuadros graves requieren
asistencia con el respirador, los casos críticos suelen permanecer
aquí entre dos y tres semanas. Estadísticas consolidadas hasta el 5
de septiembre, indicaban un máximo de 23 muertes semanales. Los
pacientes con Covid representan el 25,3% del total de las
defunciones, lo que contribuyó a duplicar el promedio de fallecidos
totales diarios del hospital de los últimos diez años: de 3,2 por
día, pasó a 6. A veces, cuando la terapia intensiva de adultos se
completa, algunos se derivan a la misma unidad de pediatría.
"Hasta
julio, como ingresaban pacientes que quizá no usaban el respirador,
estábamos en un 33% de mortalidad en la UTI –precisa Arias–.
Ahora subió porque son pacientes más graves, ronda un 40 o 45% y
hay muchos que todavía persisten con el respirador, con lo cual no
podemos saber qué va a pasar. Es un virus maligno… No es una
gripe, no tiene nada que ver. Nosotros vivimos la pandemia de 2009 y
desapareció sola. Se llenaron todas las camas un mes y medio, y un
día dejaron de ingresar pacientes. Esto es otra cosa. Además, la
afectación pulmonar es diferente".
Quienes viven la
experiencia de trabajar día a día en esta terapia intensiva no
comparten algunas de las ideas más difundidas sobre Covid. "Nosotros
no tenemos tantos ancianos, quizá porque los ancianos están adentro
de su casa –cuenta Arias–. Tuvimos pacientes de 32 años con
respirador y nuestra edad promedio de internación con asistencia
mecánica es de 55 años. Tuvimos personas de 18, de 21, de 40…
pero afortunadamente salen del cuadro grave con más facilidad.
Pueden estar con respirador un par de semanas, pero luego se los
‘extuba’ y pueden pasar al ‘piso’. Lo que más nos llama la
atención es la obesidad, aquí hay pocos flacos. Las personas con
sobrepeso están particularmente en riesgo de hacer neumonía".
La
especialista comenta que en su servicio también advierten los
síntomas no específicos del virus. "Tiene receptores en el
pulmón, el corazón, el riñón y también en el sistema nervioso;
de hecho, ataca las células del olfato. Sobre todo podemos verlo en
nuestros compañeros, los médicos, que son quienes con más
precisión relatan sus síntomas y a veces nos dicen que no nos
pueden seguir: ‘Vos me hablás y no sé qué me pasa. Trato de
seguirte y se me van las ideas’. Las secuelas pulmonares son graves
incluso en los asintomáticos. A los que salen del respirador y pasan
a la etapa crónica, les hacemos tomografías y ninguno tiene una
imagen normal. Ahora mismo, en un médico nuestro que está superando
la enfermedad, vemos una multitud de tractos fibrosos en la
tomografía".
Son varios los integrantes del equipo
del Posadas que no pudieron salir indemnes de la pandemia. Solo entre
agosto y septiembre se infectaron cuatro residentes y ocho médicos
de planta, uno de ellos todavía está internado, otra persiste con
falta de aire desde hace más de cuatro semanas. "Todos tienen
menos de 60 y de estos la gran mayoría tiene entre 40 y 45".
Casi todos vuelven después de tres semanas.
Mariano Lezcano es un corpulento
enfermero terapista que pasó por esa situación, pero ya está de
nuevo en funciones. Antes de que se calce el camisolín, guantes de
látex, gafas, doble barbijo, cofia y visera, es inevitable advertir
el singular tatuaje que decora su antebrazo: cinco pequeños
electrocardiogramas que corresponden a los días de nacimiento de sus
cuatro hijas y a aquel en que River salió campeón. "Son cinco
grandes emociones de mi vida", bromea mientras se prepara para
atravesar las puertas prohibidas para cualquiera que no sea del
equipo de salud.
En una sala con habitaciones
individuales, reservadas para pacientes "sospechosos", está
internada una residente de pediatría embarazada de 27 semanas,
afortunadamente sin respirador, pero con cánula de alto flujo.
También están internados por Covid-19, pero en la sala general, su
marido, la niñera familiar y su otro hijo.
Descolocados
"Los terapistas estamos acostumbrados a mantener la templanza en los momentos críticos –dice Arias–, pero no frente esto que pasó este año, esto sí nos descolocó, porque los pacientes están muy graves y nos llegan demasiados todos juntos. Están mucho más graves de lo habitual y exigen mucho más trabajo. Estos son pulmones que uno nunca vio, totalmente diferentes. En enero, cuando la pandemia explota en España y en Italia, amigos me mandaban las imágenes tomográficas y nosotros nos preguntábamos ‘¿y esto qué es?’ Nunca habíamos visto ese daño. Me decían ‘Se llenan las guardias, en las terapias tenemos que elegir a quién ventilar…’ Allá no tenían la infraestructura para recibir esa cantidad de enfermos. A nosotros no nos pasó.
Era tal el terror de que nos pasara lo que nos contaban los europeos, que acá se puso en marcha la cuarentena para que no llegaran todos los pacientes al mismo tiempo. Se invirtió mucho, mucho en salud, de tal manera que nosotros no tenemos que dejar morir gente como en Europa. Los equipos llegaron a todos lados, lo que pasa es que hay lugares, como General Roca, en que hay cuatro camas de cuidados críticos. Lo que faltan son terapistas porque no se pueden comprar y no tenemos reemplazo. Formarse en terapia intensiva como mínimo lleva cinco años y estos fueron dos meses de preparación".
Por la tarde, después del mediodía, queda el equipo de guardia, siete médicos más los kinesiólogos y enfermeros. Arias se retira del hospital y trabaja en el ámbito privado, pero sigue permanentemente comunicada con el servicio de Emergencias, cuyos dos jefes eran integrantes de su departamento, y con la UTI, cuyos pacientes se encuentran en estado crítico y pueden desestabilizarse. No hay descanso, ni de noche ni los fines de semana, porque el sistema funciona en red. "Ahora tenemos un grupo de WhatsApp que se llama ‘corona’ –cuenta Arias–. Están desde los directores a todos los jefes de servicio, todos los de mantenimiento. Suena todo el día. Por ahí te dicen ‘Hay una paciente en la UPA de Hurlingham, ¿adónde puede ir?’ Entonces alguien apunta que tiene dos camas en el Hospital de Esteban Echeverría, ‘pero ¿qué ambulancia la lleva?’ Y así permanentemente todo este año".
Último adiós
Cuando llega la noche, Huaira, y
varios residentes siguen "al pie del cañón" con la misma
energía. Súbitamente, algo pasa. Varios médicos ingresan a
trabajar junto a la cama de una de las pacientes. Se suceden las
maniobras, pero finalmente son infructuosas. Se despeja el pasillo y
los familiares se van acercando de a uno. El profesional tratante los
acerca a la ventana para que le den un último adiós. "Nosotros
siempre permitimos la visita a los que están muy graves –subraya
Arias–. En algunos casos especiales, pueden ingresar con todo el
equipo puesto. Cada médico sabe qué familia está capacitada para
entrar y cuál no. Quiénes lo van a tolerar, cuáles se van a
desmayar o lo van a vivir como algo traumático".
Acompañada
por su familia, en la que los médicos son mayoría -su hija de 24
años es abogada, pero su marido dirige una clínica en Pilar y su
hijo de 20 estudia la misma carrera-, a veces Arias siente que gran
parte de la sociedad vive en un mundo diferente de aquel en el que
ellos pasan gran parte de su día. "Tengo amigos que dicen que
no existe el virus, que es una manera de dominar a la población…
Y, bueno, uno ve que todo el mundo opina sobre un tema médico como
si supiera. Es raro, es como si yo hablara del dólar. No tengo la
menor idea de qué hace que el dólar suba o baje. Entonces uno
escucha cómo todos opinan y le causa un poco de gracia. A veces,
como vivo en Bella Vista y tengo una media hora de viaje, voy
cambiando de radios durante el camino y me sorprende la seguridad con
la que se opina de lo que no se sabe. Se maneja la opinión pública
con total desconocimiento".
Alberto Maceira, director del
hospital ubicado en El Palomar y que asiste a toda la zona oeste del
conurbano, asumió la conducción de esta virtual ciudad de la salud
el último 5 de enero. "Me tocó estar al frente del Incucai con
la Ley Justina y ahora acá con la pandemia –dice el también
especialista en terapia intensiva–. Es un desafío, un hospital
maravilloso: aquí trabajan 5200 personas, se hacen un millón de
consultas anuales, 18.000 cirugías, un número similar de partos, se
resuelven 550 hisopados diarios...tiene el presupuesto de tres
municipios". También expresa su desconcierto frente las
características de esta infección: "Uno se encuentra con
personas que muestran pocos síntomas, una neumonía ‘chiquita’
y, de pronto, se genera un ‘síndrome de atrapamiento aéreo’...
¡No tienen trastornos hemodinámicos, es puramente respiratorio! El
otro día falleció una jovencita de 27 años cuyo único factor de
riesgo era obesidad mórbida. No tuvo otra cosa más que hipoxemia
[disminución de la saturación de oxígeno en la sangre] y no
pudieron ventilarla. La imagen de la tomografía de estos pacientes
es espantosa, mucho más grave que la de una neumonía por
gripe."
Para explorar nuevos tratamientos, el
hospital interviene en el ensayo Solidarity de la Organización
Mundial de la Salud.Se prueba el uso del interferón, el plasma de
recuperados y corticoides. También están lanzando el programa
TeleUCI, que permitirá realizar interconsultas con los profesionales
del Posadas desde cualquier lugar del país.
"Tenemos
casi 100 residentes en el servicio de Clínica Médica que hoy está
atendiendo a más de 200 pacientes con Covid –destaca Maceira–.
Además, hicimos un convenio con la Universidad Nacional de
Hurlingham para que 32 estudiantes del último año de la carrera de
enfermería puedan sumarse como voluntarios. La gente está muy
agotada".
"Entré en este hospital a los 23 años
como residente –comenta Arias–. Me acuerdo que cuando iba a
entrar a la residencia, le golpeé la puerta al jefe de Terapia
Intensiva de ese entonces y le dije: ‘quiero venir a terapia
intensiva’. Me contestó que fuera a hacer la residencia de Clínica
Médica y que volviera cuando la terminara. Y así fue. La UTI uno la
elige cuando le gusta estar en una zona en la que realmente hay que
actuar. Me aburren las enfermedades crónicas, cuando no hay mucho
para hacer".
La especialista confiesa que, como
muchos de sus colegas, permanece en el hospital por fanatismo, por
una especie de mística. "Nadie se queda acá por el sueldo, que
es bajo, ni por el trabajo, que siempre es mucho, sino por amor a la
medicina científica. A la salud pública, que no hace diferencias
por cuánto paga una persona, de qué país viene o qué apellido
tiene. Ese espíritu es el que mueve el hospital".
¿Hay
un horizonte cercano para el fin de la pandemia en el país? "No
tengo expectativas de que esto mengüe en un tiempo cercano...cuando
veo el tren que pasa por mi casa, con toda la gente parada...uno al
lado del otro, el furgón lleno…", reflexiona Arias.
Creció la desigualdad
La desigualdad se profundizó durante la pandemia en medio de la pérdida de ingresos, la caída de los salarios y el aumento del desempleo. El deterioro social fue reflejado este jueves por el INDEC al difundir los datos de distribución del segundo trimestre del año.
Entre quienes contaron con algún ingreso, el ingreso promedio fue de $28.769 y el 80% percibió menos de $37.000, un 32% más en relación a los $28.000 del año pasado, ante una inflación anual del 42% en el mismo lapso.
La brecha de ingresos entre el 10% más rico y el 10% más pobre se amplió del 20 a 25 respecto al mismo período del año pasado. Esto es así porque el coeficiente de Gini por miembro de familia pasó de 0,434 a 0,451.
El coeficiente es un indicador de la desigualdad en la distribución del ingreso. Toma valores comprendidos entre 0 y 1. Cuanto más se aproxima a 0, mayor es la igualdad de ingresos. Y ocurre lo contrario cuanto más se acerca a 1.
La distancia entre los ingresos también creció durante el 2020, al pasar del 23 al 25. Lo que el coeficiente de Gini reflejó en un aumento del 0,444 a 0,451. El INDEC indica, no obstante, que el primer y cuarto trimestre se ven afectados por el aguinaldo.
La nueva serie de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) muestra que el indicador comenzó a disminuir desde el segundo trimestre de 2016 desde un valor igual al alcanzado ahora hasta que a principios del 2018 inició con oscilaciones una tendencia ascendente, al ritmo de la crisis económica y el deterioro del empleo.
Los datos del segundo trimestre indican que sobre una población total de 28,5 millones de personas, 17,4 millones percibieron ingresos (salarios, jubilaciones, subsidios, etc) y 11 millones integraron la población que debe ser solventada por quienes disponen de un empleo o perciben ingresos.
Cuáles fueron los ingresos de los argentinos
Entre quienes contaron con algún ingreso, el ingreso promedio fue de $28.769 y el 80% percibió menos de $37.000, un 32% más en relación a los $28.000 del año pasado, ante una inflación anual del 42% en el mismo lapso.
Desde el año pasado a la fecha, la población con ingresos a su vez se redujo en 1,4 millones y el sector sostenido por el resto del hogar se amplió en 1,6 millones. Esto indica un incremento de la cantidad de personas que perdieron sus ingresos, un dato que coincide con la pérdida de 4 millones de empleos proyectada a nivel nacional.
"Abril, mayo, junio fue el período de mayores restricciones, era obvio que todos los indicadores que van a dar mal, es inevitable. Si lo comparamos con hoy ya estás notando una reactivación más fuerte. No condicen con lo que es la realidad hoy, lo prevíamos", señaló una fuente del Gobierno.
Los más afectados fueron aquellos con peores condiciones de trabajo, salarios promedio más bajos y/o menos estables, como pueden ser los trabajadores informales, cuentapropistas y monotributistas, que no se vieron alcanzados por la prohibición de despidos y los subsidios ATP.
"En conclusión, a la precarización del empleo observada durante la recesión de 2018-19 (el empleo total creció pese a la contracción de trabajo registrado) se suma la fuerte destrucción de empleo (principalmente precario) producto de la cuarentena/pandemia", señala Ecolatina.
Para la consultora, "este shock negativo sobre los ingresos laborales afectó en mayor medida en los hogares de menores recursos, lo que explica el fuerte deterioro de la pobreza y la indigencia que dará a conocer el INDEC dentro de una semana".
En el caso de los asalariados, el ingreso promedio fue de $34.410 y el 80% percibió menos de $43.000, una diferencia del 32% con los $29.000 del año pasado, mientras la inflación superó esa variación en 10 puntos.
De un total de 8,9 millones de asalariados, se observó una caída anual de 1,3 millones con ingresos sin descuento jubilatorio y de 259.007 en aquellas que perciben ingresos con descuento. Es decir, que se vieron más afectados los informales, cuyo ingreso promedio de $17.144 frente al de $39.510 de aquellos con beneficios de la seguridad social.
Panorama incierto
El Ministerio de Trabajo minimizó este jueves el aumento de la desocupación y explicó que la caída de la población ocupada fue resultado de la contraccion del empleo asalariado no registrado y del trabajo independiente.
"En este escenario, inédito por la profundidad de la caída, era una consecuencia esperable en el marco de las fuertes restricciones aplicadas a la producción y la comercialización con el objetivo de contener la extension de la pandemia", indicó en un informe.
En ese sentido, estimó que las personas que perdieron el empleo proyectadas al total urbano nacional junto a los desocupados y trabajadores informales suman un total de 9 millones, la cifra que accedió al IFE.
Ecolatina analizó, en tanto, que "con el relajamiento de facto y de jure de las restricciones a la movilidad, el empleo informal y el cuentapropismo sería el primer elemento del mercado laboral en recomponerse".
Y advirtió que "la cada vez más modesta recuperación de la actividad pone interrogantes acerca de cuanto demorará en volver a los niveles previos a la pandemia".
Por otra parte, el empleo privado formal, según la consultora, ajustó poco respecto de la magnitud de la caída de la actividad, por lo que difícilmente vuelva a trepar este año: algunas empresas aún cuentan con dotación excedente.
"Lamentablemente, esperamos una lenta recuperación de los puestos de trabajo perdidos en el segundo trimestre de 2020, lo que complicará la reversión del fuerte deterioro de los indicadores socio-económicos, concluyó.
Fuentes: Cenital Diario La Nación, Ipofesional)
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En un escenario global inédito debido a la crisis sanitaria provocada por la irrupción del Covid19, es muy importante sostener racionalmente la institucionalidad básica que permita a las ciudadanías resolver sus tensiones y conflictos con alguna pocas seguridades. Los servicios de Justicia son uno de los pilares de esas seguridades imprescindibles … es hora que jueces y juzgados lo entiendan y comiencen a actuar como tales y que toda la ciudadanía comprenda que no se trata de River vs. Boca … sino de vida o muerte. Y que la vida es vida, solo si importa la de todes y cada uno de los individuos que convivimos pisando el mismo suelo y bajo el mismo cielo ...
Daniel Roberto Távora Mac Cormack
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