Domingo 6 de setiembre de 2020

(3era Entrega)

 

AGOTAMIENTO ...  



El día a dia del coronavirus

La pandemia del nuevo coronavirus ha registrado el sábado 263.000 nuevos casos a nivel mundial, una cifra que eleva a casi 26,9 millones el dato de positivos por un brote que, tras iniciarse en 2019 en la ciudad china de Wuhan, acumula ya unos 880.000 fallecidos en todo el mundo.

Estados Unidos, que ha registrado en las últimas 24 horas unos 44.400 nuevos contagios, acumula ya más de 6,2 millones de casos y unos 188.500 fallecidos. Brasil, el segundo país más afectado a nivel mundial, tiene registrados más de 4,1 millones de positivos y 126.200 víctimas mortales, según la Universidad Johns Hopkins.

Brasil, en cambio, se sitúa por delante de Estados Unidos en cuanto a la cifra de recuperados al rozar ya los 3,5 millones. El segundo país con más pacientes dados de alta es India, que sin embargo registra también niveles inéditos de contagio --más de 90.000-- y cuenta con 4,1 millones de infectados y más de 70.600 fallecidos.

Rusia figura en cuarta posición de esta lista con algo más de un millón de casos y 17.700 fallecidos. Perú, el país más afectado de América Latina, acumula más de 683.000 positivos y más de 29.600 decesos, mientras que Colombia se sitúa inmediatamente detrás con 658.000 contagiados y unas 21.100 víctimas mortales.

Sudáfrica se mantiene destacado como el país con más casos de África (casi 637.000) y ha registrado hasta la fecha más de 14.700 fallecidos. México, el siguiente país de la lista con más de 629.000 contagios, se dispara en cambio en cuanto a fallecidos, ya que acumula más de 67.300.

España se mantiene en la novena posición y es ya el país de la Unión Europea con más casos, con 498.989 positivos y 29.418 muertos, si bien el Ministerio de Sanidad no actualiza los datos desde el viernes. Los diez primeros puestos los completan Argentina, con más de 471.000 casos y más de 9.300 fallecidos, y Chile, donde hay unos 420.000 infectados y 11.500 decesos.

MÁS DE 300.000 CASOS

Por encima del umbral de los 300.000 contagios se sitúan Irán (384.000 casos y 22.100 fallecidos); Francia (347.000 casos y 30.700 muertos); Reino Unido (346.000 contagios y 41.600 decesos); Bangladesh (323.000 positivos y 4.400 muertos); y Arabia Saudí (319.000 contagiados y 4.000 víctimas mortales).

Pakistán (298.000 positivos) se acerca también al umbral de los 300.000 casos, según un recuento que sitúa por detrás a Turquía (278.000), Italia (276.000), Irak (256.000), Alemania (251.000) y Filipinas (234.000).

En el grupo con más de 100.000 contagiados aparecen Indonesia (190.000), Ucrania (139.000), Canadá (133.000), Israel (129.000), Bolivia (120.000), Qatar (119.000), Ecuador (118.000) y Kazajistán (106.000 positivos). Superan los 90.000 Egipto, República Dominicana, Panamá, Rumanía y China, el país que vio nacer la pandemia de COVID-19.

Kuwait, Bélgica, Omán y Suecia han registrado ya más de 80.000 positivos, mientras que por encima de 70.000 están Guatemala, Países Bajos, Emiratos Árabes Unidos, Bielorrusia, Japón, Polonia y Marruecos. Honduras tiene más de 60.000 casos, mientras que Portugal, Etiopía, Singapur, Nigeria, Bahréin y Venezuela rebasan los 50.000.

( https://www.infobae.com/america/agencias/2020/09/06/coronavirus-la-pandemia-de-coronavirus-se-acerca-a-los-269-millones-de-casos-en-todo-el-mundo/ )

En Argentina Otras 117 personas murieron y 9.924 resultaron contagiadas de coronavirus en las últimas 24 horas en la Argentina, mientras desde el Gobierno nacional reclamaron a las autoridades porteñas que "hagan cumplir los protocolos con los que se comprometieron" para decidir la apertura de bares y restaurantes.

Con las cifras oficiales anunciadas esta noche, el número total de fallecidos desde el inicio de la pandemia ascendió a 9.739 personas, en tanto que los contagiados llegaron a 471.806 casos.

Las personas con coronavirus internadas en salas de terapia intensiva llegan a 2.456 en todo el país, lo que representa el 61,7% de las camas ocupadas a nivel nacional y el 67,7% en el Área Metropolitana Buenos Aires (AMBA)
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En las últimas 24 horas Buenos Aires reportó 5.320 casos, Ciudad de Buenos Aires 1.084, Catamarca 10, Chaco 141, Chubut 77, Córdoba 424, Corrientes 2, Entre Ríos 88, Jujuy 326, La Pampa 9, La Rioja 58, Mendoza 483, Neuquén 171, Río Negro 169, Salta 279, San Juan 15, San Luis 35, Santa Cruz 138, Santa Fe 698, Santiago del Estero 67, Tierra del Fuego 24 y Tucumán 307.

Cafiero pidió que se cumplan los protocolos en Ciudad 

 


En este contexto, el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, le pidió a las autoridades porteñas que "haga cumplir los protocolos con los que se comprometieron" en relación a las aperturas que se fueron dando en la ciudad y consideró que "hay imágenes que muestran" que esos procedimientos "no se cumplen".

"Necesitamos que la ciudad cumpla con los protocolos a los que se comprometió. Hay imágenes que muestran que los protocolos no se cumplen", dijo el funcionario en declaraciones radiales, en referencia a las aglomeraciones de personas que se registraron anoche en las veredas de varios bares y restaurantes de la ciudad, actividad que fue permitida desde esta semana.

En ese marco, Cafiero dijo que cumplir los protocolos "es fundamental para que la propagación del virus no continúe ascendiendo, que es lo que sucedió esta semana con récord de casos, fundamentalmente en la ciudad de Buenos Aires".

En respuesta,
el vicejefe de Gobierno porteño, Diego Santilli, aseguró que en los bares y restaurantes de la ciudad "se cumplen los protocolos" sanitarios, pero admitió que siempre puede haber casos de violaciones, y anunció que hoy se van a "reforzar los controles".

Indicó que el Gobierno porteño hizo "un control exhaustivo en la ciudad para cumplir con todas las condiciones y cuidados, pero siempre hay algún lugar donde se puede incrementar ese control, por eso estamos pidiéndole a la gente mucha responsabilidad".

Los centros de Salud


En este marco de apertura, Télam habló con los trabajadores de la salud del Hospital Carlos Durand, del barrio de Caballito, quienes se mostraron agotados y apremiados por una demanda creciente de personas contagiadas.

Los trabajadores, que acaban de perder a tres de sus compañeros como consecuencia del virus, contaron que no hay personal para cubrir la demanda que requieren las 48 camas de terapia intensiva que tiene ese centro de salud.

"Estamos exhaustos, a esta altura hay una angustia permanente en los compañeros de trabajo, estamos siempre al límite", aseguró durante una recorrida realizada por Télam Gastón Kalniker, uno de los enfermeros del Durand, donde más de 300 trabajadores se infectaron con Covid-19 y murieron tres enfermeros.

"No damos más y estamos en la primera línea; sabés que no te podés permitir un error y la presión te genera un cansancio extra. Puedo entender el fastidio de todos, pero no puedo comprender cómo desde el Gobierno se fomentan ese tipo de encuentros, se abren bares, peatonales y se promueven marchas", enfatizó.

Por su parte,
Marcela Anglese, coordinadora del hospital modular de Quilmes, también relató a Télam las vivencias de los trabajadores de la salud que están en la primera fila junto a los pacientes con coronavirus, quienes con su aparatoso equipo de protección sobre la ropa trabajan entre 13 y 14 horas diarias, asisten, animan, celebran y muchas veces también lloran las pérdidas,

"El trabajo es constante, pasamos mucho tiempo al lado del paciente, les hablamos, contamos chistes para animarlos, charlamos con sus familias, les damos indicaciones", dijo Anglese, quien coordina la unidad de cuidados intermedios del hospital modular asociado al Hospital de Agudos Dr Isidoro Iriarte de la ciudad bonaerense de Quilmes.

Esta psicóloga social de 50 años eligió las palabras "calidez y estímulo" para describir el trabajo que realizan a diario tanto ella, como el jefe del Área de Infectología, Gustavo Cañete, y otros 5 médicos y 12 enfermeros para atender a un promedio de 22 pacientes cada jornada.
( https://www.telam.com.ar/notas/202009/510828-coronavirus-pandemia-argentina-casos-muertes-reporte-ministerio-de-salud.html)


Por qué se está perdiendo la batalla contra el coronavirus

Los trabajadores de la salud, al límite: 28 mil infectados, 98 muertos. Son los que sostienen un sistema de salud al borde del colapso, pero no dan más. 5500 siguen cursando la enfermedad. "Se pueden comprar más respiradores, pero no terapistas", advierte Pedro Cahn, y se pregunta, cerca del medio millón de contagios, "cuántos muertos necesitamos para que la gente se convenza". 

Unos 28 mil profesionales de la salud ya fueron diagnosticados con coronavirus desde el inicio de la pandemia en el país. Alrededor de 5500 aún están cursando esa enfermedad y al menos 98 fallecieron. No son números, son personas: trabajadores esenciales que no pueden quedarse en casa para proteger a los suyos y expusieron su vida para salvar a otras personas ante un virus desconocido. La voz de sus colegas exhaustos por un sacrificio que lleva casi seis meses, dolidos por la pérdida de compañeros de trabajo y angustiados por un escenario que se presenta cada día más complicado, se hizo sentir esta semana para tratar de concientizar a una sociedad que, en rigor, ya cuenta con las herramientas para poner freno a la pandemia: prevención, reducción de riesgos y cuidado de los otros.

No podemos más. Nos están dejando solos”, advirtieron desde la Sociedad Argentina de Terapia Intensiva. “Estamos en el punto límite del agotamiento, la desesperanza y la incomprensión”, añadió la Asociación de Enfermería de la Capital Federal. “Parece haber dos realidades: una es la de los hospitales con la lucha brutal y desigual contra la enfermedad y la muerte; otra es la de las calles y las plazas con cada vez más gente que no guarda las distancias y no se protege”, explicó la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de La Plata. Las frases pertenecen a tres de los comunicados publicados esta semana por organizaciones que nuclean o forman al personal que hoy multiplica sus esfuerzos para evitar que el coronavirus siga matando.

Esta semana se registraron en promedio 9982 casos nuevos por día en todo el país, el máximo desde la llegada del SARS-CoV-2, que representa un aumento del 11% respecto de la semana anterior. Tres de cada diez casos nuevos fueron diagnosticados fuera de la Ciudad y la Provincia de Buenos Aires, lo que consolida una nueva etapa en la que el virus se expande a nivel federal casi sin distinciones. La circulación comunitaria se mantiene en 18 provincias, pero el viernes todas tuvieron al menos un caso positivo cargado al Sistema Nacional de Vigilancia en Salud.

La preocupación por la ocupación de las camas de terapia intensiva dejó de ser exclusiva del AMBA y hoy el foco está puesto en las provincias de Río Negro (donde la ocupación llega al 84%), Jujuy (79%) o Salta (76%). Pero para entender el drama hay que poner la lupa al interior de cada provincia, porque hay ciudades ya colapsadas. En General Roca o las jujeñas San Salvador y San Pedro, los médicos ya han tenido que recurrir al protocolo de bioética para decidir a qué paciente priorizar en el uso de respirador. O debieron derivar enfermos a otra provincia. En la ciudad de Mendoza la situación también es crítica.

Hasta el viernes había 2425 camas de terapia intensiva ocupadas por personas con Covid-19. Uno de cada tres pacientes críticos estaba fuera del AMBA. Hace dos meses, la relación era uno de cada diez.

Pero no se trata solo de camas de terapia o respiradores. Lo que ya escasea es personal capacitado para atender estas emergencias. Por eso el Ministerio de Salud de la Nación movilizó a 445 especialistas en el marco de su Programa de Profesionales Itinerantes, para apuntalar los sistemas sanitarios de ocho provincias. Y seguirá enviando en las próximas semanas (ver aparte). Pero los diagnósticos de los especialistas son contundentes: si la curva no para de crecer, ningún esfuerzo será suficiente.

Esta semana fallecieron, en promedio, 193 personas por día con diagnóstico de Covid. El número asusta, pero con tantos contagios la tasa de letalidad sigue siendo baja en comparación con la región. Mientras que en el país murió un 2,1% de los infectados, la media americana ronda el 3,5 por ciento. Pero las vidas no son estadísticas y lo peor que puede pasar es naturalizar muertes evitables.

¿Cuántos muertos necesitamos?

La pregunta es cuántos muertos necesitamos para que la gente se convenza. ¿Cuántos son suficientes? ¿Doscientos, mil, cinco mil por día? Ahí sí te vas a poner a reflexionar sobre las cosas que estás haciendo de más. Hay que ser muy claros: vamos a transitar meses en los que tenemos que pensar cuál es el costo que vamos a pagar”, explica el infectólogo Pedro Cahn en diálogo con Tiempo. “De lo que se trata es de reducir el costo al mínimo posible. Que se enferme la menor cantidad de gente posible y se muera la menor cantidad de gente posible. Y eso depende de nosotros. Más allá de lo que hagan los poderes públicos, que muchas veces se manejan por otros criterios”, plantea.

Hice ocho años terapia intensiva, sé lo que es estar ahí y me imagino lo que padecen”, agrega el fundador de la Fundación Huésped e integrante del grupo de expertos consultados por el presidente Alberto Fernández. “Encima ahora tienen condiciones que son peores, porque no solo atienden enfermos graves sabiendo que hay una tasa de mortalidad elevada. Sino que trabajan con una enfermedad transmisible que te la podés pegar vos; que ves compañeros que quedan en el camino; otros que se infectan y quedan 15 días fuera de combate con sus contactos estrechos, y que además sobrecargan el trabajo de los que quedan. Esta es una circunstancia muy compleja y hay que tenerla en cuenta porque es un recurso finito. El Estado puede seguir comprando camas y respiradores. Pero no puede comprar terapistas”, concluye Cahn.

Las cartas de las asociaciones de trabajadores de salud que vimos esta semana echan luz sobre un tema que lleva meses”, añade Omar Sued, también infectólogo de consulta para el Poder Ejecutivo. “Al inicio llegamos a tener un 14% de los contagios que eran personal de salud, pero hoy ronda el 6 por ciento. Latinoamérica es el continente con más personal de salud infectado”, añade. Según un informe de Amnistía Internacional publicado el jueves, el ranking luctuoso lo lideran México (con 1320 trabajadores de salud con Covid-19 fallecidos), seguido por Brasil (634) y Perú (183).

La sobrecarga laboral hoy agrega un factor que aumenta el riesgo. Sued dice lo que la federalización del virus dejó en evidencia: “Es importante asegurar que todos tengan acceso a material de seguridad de calidad. Eso se logró en Ciudad y Provincia, pero en el interior no es tan fácil. Hay que comprar y distribuir”, plantea el integrante de la Sociedad Argentina de Infectología.

Los trabajadores de la salud señalaron en sus comunicados la necesidad de mejores condiciones de trabajo y una remuneración acorde, cuestiones a las que el Estado deberá dar respuesta con celeridad. Pero el foco del mensaje estuvo dirigido a la sociedad. “¡Por favor, ayudanos! ¡Quedate en tu casa! Ayudanos a disminuir el ingreso de pacientes. No queremos que vos seas el próximo paciente en nuestra terapia intensiva”, cerró la SATI. Un pedido tan claro como al alcance de todos.

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Profesionales itinerantes

El Programa de Profesionales Itinerantes del Ministerio de Salud de la Nación ya movilizó unos 445 trabajadores de la salud para asistir a las provincias más complicadas con la pandemia del Coronavirus. Al 29 de agosto de 2020 las provincias que más requirieron este auxilio nacional fueron Chaco (246), Buenos Aires (93) y Jujuy (79). Pero también recibieron especialistas para suplir la atención sanitaria en Entre Ríos, Tierra del Fuego, Salta, La Rioja y Santa Cruz. En los próximos días otros 93 profesionales se subirán a aviones para asisitir a Córdoba y Río Negro. Mientras que otros equipos volverán a reforzar a Santa Cruz, Salta y La Rioja. Según explicaron a Tiempo fuentes del Ministerio, estos especialistas permanecen por 15 días en la zona (formando profesionales o reemplazando equipos completos durante su cuarentena) y regresan a su provincia.   

( https://www.tiempoar.com.ar/nota/los-trabajadores-de-la-salud-al-limite-28-mil-infectados-98-muertos )


¿Sirven los confinamientos?

Mientras América Latina registra más de 5,5 millones de contagios y más de 220.000 muertes por COVID-19 a mediados de agosto, actualmente las cifras más altas entre las regiones del mundo, es importante preguntarse por qué los confinamientos no han logrado ser más efectivos en la región.

A fin de cuentas, las restricciones a la movilidad han tenido un enorme costo económico, perjudicando empresas, destruyendo empleos, y agravando la pobreza y la desigualdad. El FMI estima que para finales de 2020 el PIB de la región sufrirá una caída del 9,4%. Viéndolo por el lado positivo, dos países de la región, Paraguay y Uruguay se destacan por su respuesta al brote inicial, logrando mantener, cada uno, el número total de muertes por debajo de 100 y limitando a su vez las consecuencias económicas.

La experiencia de estos dos países muestra lo que debe hacerse en las políticas públicas para reducir al mínimo las graves consecuencias económicas y para la salud de esta peligrosa pandemia. Dicha experiencia demuestra la importancia clave de sincronizar bien los confinamientos, reforzar el sistema de salud y lograr una comunicación eficaz con los ciudadanos. Estos factores pueden determinar la posibilidad de que se supere la pandemia a un costo social y económico mínimo o que se sufran enormes pérdidas que persistirán por un largo tiempo después de que la pandemia haya terminado.

Un mal necesario

Los confinamientos restringen la movilidad de los ciudadanos y las reuniones sociales. Dado que el virus se transmite de persona a persona, los confinamientos dilatan la propagación de la enfermedad hasta un nivel compatible con la capacidad hospitalaria disponible y un bajo número de muertes. La clave de ese objetivo es reducir rápidamente la tasa de contagio, o el factor R, es decir, el promedio de personas que puede contagiar un infectado con COVID-19. Mientras el factor R se mantenga por debajo de uno, los casos tendrán una trayectoria descendente y la pandemia permanecerá bajo relativo control hasta que se disponga de una vacuna para detenerla.

 

Los confinamientos han demostrado ser efectivos para aplanar la curva de contagios. Por ejemplo, después de que Italia impusiera un confinamiento estricto a principios de marzo, el número de casos alcanzó su pico el 26 de marzo, y a finales de abril el factor R había descendido a 0,8, registrando solo la mitad de nuevos casos diarios. En junio el país pudo levantar la mayoría de las medidas de cuarentena, y para el 5 de agosto, el número de nuevos casos diarios había disminuido a cerca del 7% del número máximo. Muchos otros países europeos con una alta incidencia temprana de COVID-19, entre ellos España, Alemania y Francia, también han logrado verdaderos progresos contra la enfermedad.  

Los países de la OCDE han logrado reducir el factor R a menos de uno, en promedio 28 días después de imponer las medidas de confinamiento. En cambio, América Latina ha tenido más dificultades para reducir el factor R y aplanar la curva de contagios. Por ejemplo, Chile necesitó 90 días de confinamiento para reducir su factor R a una cifra inferior a uno.

Por qué los confinamientos pueden tener poco éxito

Realizar un confinamiento de manera correcta es fundamental para reducir su costo, y existen varios factores que pueden impedir esto. Ciertos factores son particulares de cada país, pero se destacan algunos factores estructurales comunes a toda la región. Uno de ellos es la limitada capacidad del gobierno para hacer cumplir los confinamientos, especialmente en las zonas más apartadas y con una débil presencia del estado. Esto combinado con la baja confianza en el gobierno y en los medios de comunicación, ha hecho que muchos ciudadanos elijan ignorar las órdenes del gobierno. En algunas situaciones, el incumplimiento se ha visto impulsado por la necesidad. En promedio, el 38% de los trabajadores en América Latina están empleados en la economía informal, y muchos de ellos no tienen acceso a la salud o a un seguro de desempleo. Resulta poco realista esperar que las personas que viven con lo justo cumplan con las restricciones de confinamiento. Si bien la ayuda financiada por el gobierno ayudó a aliviar este problema, es probable que no haya sido suficiente. En consecuencia, los países que comenzaron a imponer medidas de confinamiento a mediados de marzo lograron, en promedio, mantener en sus hogares a lo sumo al 70% de su población, con un cumplimiento que fue disminuyendo con el paso del tiempo y una relajación de las restricciones luego de dos meses de su imposición.

Para hacer frente a la pandemia es fundamental que exista una comunicación creíble entre los gobiernos y sus ciudadanos. Algunos países que se asociaron con empresas de telecomunicaciones ofrecieron acceso gratuito a páginas web con contenido educativo sobre el coronavirus. No obstante, la cobertura de banda ancha en la región sigue siendo muy baja. En una reciente encuesta BID-LAPOP realizada en siete ciudades capitales, solo el 63% de la población señaló tener conexión a Internet. En contraste, en los países de la OCDE, cerca del 85% informó tener acceso a Internet en 2016.

Una década de inversiones insuficientes en el sector de la salud, tras la depresión de las materias primas, ha dejado a la mayoría de los países latinoamericanos vulnerables a una crisis de salud de esta magnitud. La infraestructura en materia de salud es inadecuada, y la mayoría de los países dependen, en gran medida, de las importaciones de suministros médicos, cuyos precios se han disparado. Mientras el país latinoamericano promedio ha realizado solo 29 pruebas por cada 1000 habitantes, los países de la OCDE han realizado 155.

Los confinamientos en la región han salvado vidas, pero también han causado graves perturbaciones en la economía, el gobierno y la sociedad. Los jóvenes, aunque menos susceptibles a la infección, también se han visto afectados. Están perdiendo meses de aprendizaje, con la posibilidad de que los estudiantes vulnerables de bajos ingresos sufran efectos prolongados. Otro costo económico de los confinamientos ha sido la corrupción relacionada con la pandemia. Investigaciones recientes de Gallego, Prem y Vargas encontraron que la relajación en las normas de contratación, que se ha hecho necesaria a raíz de los confinamientos, provocó un aumento injustificado del gasto público de algunos gobiernos locales. Estas ineficiencias se sumaron al costo económico general de la pandemia.

Puntos positivos

No obstante, Uruguay y Paraguay han logrado cierto éxito en la contención de la propagación del virus, manteniendo a la vez el costo económico bajo. Para empezar, ambos países reaccionaron con rapidez al brote cerrando todas las fronteras y las escuelas, y prohibiendo las reuniones masivas. Los dos países impusieron cuarentenas obligatorias para toda persona que ingresara al país. Además, ambos países tienen una baja densidad demográfica, con 17 y 20 habitantes por kilómetro cuadrado en Paraguay y Uruguay respectivamente, lo que hace más factible el rastreo de contactos. 

Uruguay, uno de los pocos países de la región que cuenta con un sistema de salud universal, tiene fortalezas especiales que permiten que la atención médica y las pruebas se realicen en las casas de las personas. Además, según una encuesta de 2018, el país se destaca como un lugar donde la población tiene más confianza en el gobierno que el promedio de los países latinoamericanos. De hecho, debido a la capacidad del gobierno uruguayo para comunicarse con sus ciudadanos, el 60% de los uruguayos señaló en una reciente encuesta BID-Cornell conocer tanto los síntomas de la COVID-19 como la forma en que se transmite, y cerca del 90% de la población se quedó en casa a pesar de que el confinamiento no era obligatorio.

Paraguay implementó uno de los confinamientos más restrictivos de la región. Los ciudadanos solo tenían autorizado salir para comprar alimentos o medicinas, o si trabajaban en el sector de la salud. El gobierno instaló en los barrios vulnerables 94 puntos de Internet de acceso libre con información sobre la pandemia. Además, lanzó una aplicación llamada ‘Covid-19Py’ que facilita el seguimiento de los casos positivos, la programación de pruebas y la posibilidad de preguntar por el estado de salud de los pacientes.

Según proyecciones del Banco Mundial, el PIB de Uruguay y Paraguay se reducirá en un 3,7 y un 2,8% respectivamente en 2020, una caída mucho más moderada que el promedio regional. Las experiencias de estos dos países en el aplanamiento de la curva a un costo económico razonable aportan ciertas lecciones clave. Si los confinamientos se imponen con prontitud antes de que el factor R crezca a niveles inmanejables, pueden resultar muy eficaces para minimizar las repercusiones sobre la salud. Los confinamientos deben ir acompañados por estrictos cierres de fronteras y cuarentenas de 14 días para cualquier persona que llegue del extranjero. Según un estudio de Álvarez, Argente, y Lippi de la Oficina Nacional de Investigación Económica (NBER, por sus siglas en inglés), el servicio nacional de salud debería coordinar una estrategia integral de pruebas, seguida por el aislamiento y rastreo de contactos de todos los casos positivos; lo que permitiría el cierre selectivo de vecindarios en lugar del cierre de ciudades o países enteros. Más allá de esto, cada país afrontará una serie de desafíos específicos. Pero las lecciones aprendidas del primer brote deberían resultar útiles en caso de que se produzca una segunda ola de contagios a finales de este año.

( https://blogs.iadb.org/ideas-que-cuentan/es/han-resultado-efectivos-los-confinamientos-en-america-latina/ )



Casi 25 mil médicos y enfermeros contagiados: "Estamos con estrés y cansancio y la gente sale a la calle como si nada"

Según datos del Ministerio de Salud, hay 24.628 trabajadores de la salud contagiados de COVID-19. Las historias de Juan, Viviana, Mario y Selma, que murieron en la última semana.

Juan Lobel tenía 47 años, cuatro hijos, trabajaba desde hace tres años en el SAME y el sábado murió por coronavirus tras ocho semanas internado en el Sanatorio Güemes. Sus compañeros y el propio jefe del servicio de emergencias porteño, Alberto Crescenti, le hicieron un emotivo homenaje el domingo frente al Obelisco.

Viviana Laura, de 37, era la jefa de Enfermería de la Clínica Santa Clara, de Godoy Cruz, provincia de Mendoza. Murió el lunes pasado y sus compañeros le rindieron homenaje en las puertas del sanatorio donde se encontraba internada. En las imágenes se observa a decenas de médicos y enfermeros aplaudiendo mientras una ambulancia se marcha con el cuerpo.

Con horas de diferencia, la semana pasada murieron el traumatólogo Mario Villareal, de 35 años, y su compañera, la pediatra Selma Gutiérrez López, ambos del Hospital Municipal Eva Perón, de Merlo. Gutiérrez López estuvo tres semanas internada y su cuadro se había agravado en los últimos días, como consecuencia de una serie de problemas respiratorios.

 

Según datos oficiales confirmados por el Ministerio de Salud, hasta este lunes por la tarde había 24.628 contagios confirmados entre trabajadores sanitarios desde que se desató la pandemia de coronavirus en marzo pasado. La cifra es un 30 por ciento más alta que hace dos semanas, cuando este medio publicó que había 18.900 contagios entre los profesionales de la salud en todo el país.

Sólo en la provincia de Buenos Aires ya hubo 58 fallecidos entre el personal sanitario y de acuerdo a un relevamiento de la Federación de Profesionales de la Salud de la Argentina (Fesprosa) a nivel nacional suman más de 80 las muertes por COVID-19 entre médicos y enfermeras.

Aunque el porcentaje de contagios entre profesionales de la salud (médicos, enfermeras, camilleros, ambulancieros, personal administrativo de hospitales y clínicas) se mantiene en torno a entre el seis y el siete por ciento del total de los casos confirmados de coronavirus. La situación más compleja se observa en el área metropolitana de Buenos Aires y desde Fesprosa alertaron por los niveles de agotamiento y estrés de los trabajadores del sistema sanitario, que desde hace seis meses están al frente de la lucha contra el COVID-19.

El laburante de la salud tiene pluriempleo, dos o tres trabajos, hay momentos de estrés al vestirse y desvestirse con el equipo de protección personal, hay mucho cansancio porque muchos no tuvieron vacaciones ni pudieron tomarse licencias”, describió a BigBang Javier Maroni, director del Hospital Provincial Evita, de Lanús. “Uno sale del hospital después de estar muchas horas atendiendo pacientes y observa a la gente en la calle como si nada, es un poco esquizofrénico”, agregó.

A las largas y extenuantes guardias de 24 horas se suman algunos elementos cruciales que aumentan el riesgo de los contagios, desde movilizarse en transporte público hasta ir de un trabajo a otro. Es habitual que un enfermero que trabaja en un hospital cuando termina su horario cumpla más horas en una clínica o un geriátrico. Lo mismo con los médicos, que tienen horas en hospitales, sanatorios y su propio consultorio.

Un momento de mucho riesgo – describe Maroni – está al cambiarse el equipo de protección: una cosa es hacerlo tres o cuatro veces y otra hacerlo veinte o treinta. Quitarse y ponerse el barbijo, antiparras, el camisolín, los tres guantes, las botas y las cofias. Y una cosa es hacerlo a las cuatro de la tarde cuando empieza el turno y otra a las tres de la mañana, con más cansancio”.

La titular de Fesprosa, María Fernanda Bariotti, describió como “preocupante” el desgaste al que llegaron desde hace varias semanas los trabajadores del sistema sanitario. “No se trata de tener equipos de protección adecuados en cantidad y calidad, sino que la salud psíquica se ve afectada”, señaló. Bariotti detalló que si bien en los primeros meses no había una gran cantidad de contagios, la tarea de los profesionales de la salud nunca dejó de ser ardua.

A esto se le suman las condiciones de trabajo, entre ellas el salario: la mayoría de los trabajadores tienen sueldos de 2019. El pluriempleo, con este cansancio y esta exposición, es un factor fundamental cuando nos preguntamos por qué se contagian los trabajadores de la salud”, agregó Bariotti.

Maroni recordó que en el Hospital Evita hubo un supervisor de Enfermería que falleció por coronavirus y otros siete médicos internados, cuatro de ellos en terapia intensiva y en grave estado por haber contraído el virus. En estos meses se atendieron en ese hospital alrededor de 400 trabajadores del sistema sanitario que se contagiaron de COVID.

Algo similar ocurrió en el Hospital Posadas, donde según detalló Bariotti se llegó a tener al 30 por ciento de la planta de trabajadores “fuera de circuito”, ya sea por casos confirmados o aislados que eran “sospechosos” por haber mantenido contacto estrecho.

Bariotti, por su parte, pidió a la población que entienda que es necesario seguir cuidándose, y remarcó: “La idea de ‘no pasa nada’ no es así, algunos pueden tener la enfermedad sin síntomas, pero para un trabajador de la salud tener que elegir a quién se le da una cama es dramático”.

( https://www.bigbangnews.com/actualidad/casi-25-mil-medicos-y-enfermeros-contagiados-estamos-con-estres-y-cansancio-y-la-gente-sale-a-la-calle-como-si-nada--20209112260 )



Ellos que están expuestos todos los días, no se cansan ...¿Tenemos derecho nosotros a cansarnos o a privilegiar nuestros negocios a la vida?

La prestigiosa psicoanalista Alicia Stolkiner, especialista en Salud Pública, explicó por qué hay que dejar de hablar de "cuarentena", y detalló cómo fue el encuentro con el presidente Alberto Fernández.

La próxima fase del aislamiento social, preventivo y obligatorio estará marcada por un cambio simbólico que, a la vez, el Gobierno busca que tenga impacto y sea significativo: dejar de utilizar la palabra “cuarentena” y hablar de aislamiento, distanciamiento social y “medidas de cuidado”. La psicóloga Alicia Stolkiner, especializada en salud pública y mental e integrante del comité de expertos que asesoran a Alberto Fernández explicó por qué le recomendaron al presidente dejar de hablar de “cuarentena”, y afirmó que la mayor preocupación es el aumento de personas que niegan el riesgo del coronavirus.

Stolkiner, que además es docente de la Universidad de Buenos Aires donde es titular de la cátedra de Salud Pública y Salud Mental, fue una de las expertas que el jueves, en la reunión que de la que además participaron Pedro Cahn, Santiago Levin y Juan Piovani, planteó la necesidad de modificar el uso de la palabra “cuarentena” y propuso comenzar a referirse a medidas de cuidado para evitar el incremento de los contagios de COVID-19.

A mí me preocupa no tanto la suma de malestares que hemos tenido y padecido todos en estas circunstancias, sino una conducta muy particular que empieza a aparecer que es la negación de los riesgos”, sostuvo la psicóloga ante la consulta de BigBang. Además, detalló que no se trata de una “conducta tan rara” sino que en muchos países se observa un aumento de la cantidad de personas que “se comportan como si ya no existiera riesgo”.

 

En este aspecto, Stolkiner mencionó los grupos de jóvenes que “comienzan a comportarse como si no corrieran riesgo, que en realidad lo tienen, aunque con menos posibilidad de morir”. “El problema no es ese, sino que pueden aumentar la propagación de la enfermedad e indirectamente producir otras muertes”. Los encuentros entre jóvenes son un punto central, en el que hizo especial hincapié el presidente en el anuncio de extensión del aislamiento hace dos semanas, cuando pidió responsabilidad y exigió que no se realicen reuniones sociales.

- ¿Existe consenso entre los expertos que asesoran al Gobierno para dejar de utilizar la palabra “cuarentena” y hacer hincapié en la necesidad de extremar los cuidados?

- Con respecto al no uso de la palabra cuarentena yo dije que si salgo a la calle se ve gente que circula, hay industrias que trabajan, comercios que están abiertos, incluso hasta las peluquerías. No sé si estamos hablando de una cuarentena, que fue lo que ocurrió en las primeras semanas, donde todos estábamos metidos en nuestras casas sin poder salir e inclusive se llegó a pensar en prohibir la salida de las personas que son grupos de riesgo, esto más bien es una política de algunas restricciones de cuidado, poco a poco se tienen que ir incorporando actitudes de cuidado de la población.

Por otro lado, Stolkiner cuestionó a quienes hablan de "pandemia de enfermedades mentales" y explicó: "Se trabaja pensando cuáles son las condiciones de sufrimiento y malestar y algunas sintomatologías que pueden aparecer en situaciones extraordinarias, pero no sé si asignar cuadros psicopatológicos. Todos los estudios que se publicaron en ese sentido son relevamientos hechos con la modalidad de una encuesta electoral".

Stolkiner comentó además que en un encuentro con el presidente Fernández, las autoridades del Ministerio de Salud expusieron datos que indican que la situación no es crítica en términos de letalidad, aunque aclaró que los datos varían día a día. “Vamos a tener que aprender a vivir con determinadas prácticas de cuidado que eviten o controlen la propagación de la enfermedad hasta que sea posible administrar una vacuna, cosa que aparece como posibilidad en el escenario, pero que no se va a resolver en los próximos seis meses”, indicó la prestigiosa psicóloga.

En este sentido, agregó que a nadie le gustaría regresar a una “cuarentena más estricta”, y explicó que hay personas que todavía continúan bajo medidas de aislamiento muy estrictas, así como personal de servicios de salud que nunca dejaron de salir a la calle. “En el caso del personal sanitario es lo que más me preocupa, porque podemos comprar cien mil respiradores pero si no tenemos médicos… El personal está agotado, tenemos que cuidarnos, entre otras cosas, para preservar ese recurso impresionante que es el personal de salud, hay que cuidarlos a ellos y la forma es no enfermarnos nosotros”, concluyó.

( https://www.bigbangnews.com/ )

Récord siniestro: más de 300 mil contagiados por día en el mundo

En América no decrecen las curvas y en Europa, al fin de “un verano para olvidar”, se registran brotes que recién se esperaban para noviembre. Francia tiene la tasa más alta del continente.


El 31 de julio, el pico había sido de 298.767 casos. La expectativa parecía indicar que lentamente pero con intermitencias, esta curva siniestra iría en declive. Pero según el último registro mundial conocido, en las últimas 24 horas se contabilizaron 300.459 nuevos contagiados en todo el planeta. Lo que significa que si se mantienen esos registros, cerca de dos nuevos millones de contagiados se contabilizarán cada semana, mientras no se logre bajar definitivamente esa curva. Anoche la cifra total de contagiados en el mundo había superado los 27 millones, mientras que los fallecidos se acercaban a los 895 mil. Si bien los 5852 anotados en el último día de estos registros están muy lejos de los 7771 del 7 de abril, tanto en agosto como en lo que va de septiembre, la mayoría de los días se superaron las 6000 víctimas fatales.

 

En cuanto a Latinoamérica, los 4 millones de infectados de Brasil son más de la mitad de los 7 millones aproximados de toda la región. Perú y Colombia pasaron la barrera de los 650 mil, México se aproxima a ella y luego está la Argentina con cerca de 470 mil casos. Chile quedó atrás con 420. La región ya padeció casi 300 mil muertos.

Claro, que los otros continentes no están mejor. Por caso Europa, que vuelve a vigilar con preocupación los registros diarios y semanales. En general, los números de infectados de la mayoría de los países retornó a los niveles de marzo, cuando el brote alcanzó el peor momento. Tienen varias cuestiones que realzan la preocupación. En primer lugar, el verano pasó y no se registró el movimiento económico esperado a pesar de la casi liberalización total en la mayoría de los países. Como aseguró Andrea Ammon, funcionaria de la UE, "el virus no durmió durante el verano. No se tomó vacaciones". Además, entre esta semana y la próxima, se retoman las clases en casi todos los países y en muchos de ellos, como por ejemplo en España, las medidas tomadas y los protocolos implementados no satisfacen ni a los trabajadores ni a los padres.

El caso emblemático es España: se registraron más de 10 mil casos durante la semana que se va, con cerca de 300 muertos. Está claro que la Argentina está en esos valores diarios. Pero el país europeo esperaba que hubiera un rebrote recién en noviembre, y más leve que el actual. Más de la tercera parte de los casos se vislumbraron en Madrid, donde las autoridades comunales implementaron restricciones ya olvidadas a la circulación y apuran las adaptaciones de algunos hoteles en hospitales, por si la situación se desmadra.

No es mejor el panorama en Francia, que viene de cerrar 22 de las 62 mil escuelas reabiertas a comienzos de la semana, debido a un brote de 250 contagios entre el alumnado. El país reportó más de 7000 nuevas casos (la tasa diaria más alta de Europa) sobre un total de más de 340 mil infectados desde que comenzó la pandemia, con cerca de 31 mil muertos.

En Italia, otro país que pena por un “verano para olvidar”, arroja la noticia de que el expresidente Silvio Bernusconi se contagió de Covid a sus 83 años y se encuentra internado. Se suma a los 1735 casos en un día que prendieron todas las alarmas. El primer ministro italiano, Giuseppe Conte, aseguró en las últimas horas que "esperará" para decretar un nuevo confinamiento general en los próximos días, pero no lo descartó a pesar de que está lejos del pico de 6557 casos registrado el 21 de marzo. Está claro, no quieren llegar ni cerca a esa situación. «

( https://www.tiempoar.com.ar/nota/record-siniestro-mas-de-300-mil-contagiados-por-dia-en-el-mundo )



Sueños selectos: al infinito y más allá

El gobierno de la Ciudad de Buenos Aires ha pasado a representar la nueva visión liberal dominante frente a las estrategias de aislamiento y distanciamiento social preventivo ante la pandemia. Esa visión que procura ir abriendo más actividades laborales, comerciales, educativas y recreativas, apela al hacerlo a una meseta aunque alta en el número de casos infectados confirmados, a un sistema de salud sin supuestas dificultades porque dice mantener un porcentaje de camas disponibles siempre mayor al 30%, a una economía paralizada, y a una población cansada y demandante.

La visión del gobierno de la Ciudad se ve acompañada por personas que salen a reclamar una libertad supuestamente vulnerada por el gobierno nacional, y un pequeño grupo de intelectuales, artistas, y activistas opositores que sin vergüenza alguna en el abuso del lenguaje, en su momento hablaron de infectadura, ahora hablan de terror sanitario.

Hasta Bárbara Diez, la mujer del jefe de gobierno de la CABA, empresaria de organización de fiestas y eventos, celebró la apertura para reuniones al aire libre de hasta 10 personas y escribió: “Ya nos están llamando desde el viernes (28 de agosto) para celebrar cumpleaños y festejos de 10 personas en parques, jardines, terrazas y patios. VAMOS que de ahora en más, si DIOS lo quiere, se irán sumando invitados y volveremos a cumplir sueños. Empecemos por sueños para 10 selectos invitados. ¡VAMOS! Al infinito y mucho más allá”. (Perfil, 1 de septiembre).

 

Un par de días después, en una Carta Abierta a la Sociedad Argentina, la Facultad de Medicina de la UBA decía: “Es necesario aumentar nuestra conciencia de riesgo, como individuos y como sociedad. Todos queremos creer que lo peor ya pasó, pero no es así, y no pasará como en los cuentos o en los sueños, que las cosas suceden por solo desearlas.”

¿Cómo se dispersó el virus?

¿Por qué lo peor no pasó ni dejará de pasar, si no se actúa racionalmente, aunque a alguien se le ocurra ir contra toda evidencia? ¿Qué es lo que ha pasado y pasa con la pandemia que los “libertarios” y los que cierran los ojos para no ver la verdad niegan?

El coronavirus SARS-CoV-2 no es más que un ultramicroscópico segmento de material genético (ARN-Ácido RiboNucleico) cuya única actividad es replicarse. Para hacerlo debe entrar en contacto con seres vivos. Cuando lo hace por transmisión de un ser humano infectado a uno sano, invade sus células y  se multiplica por miles. Esto causa un gran daño celular y orgánico. No hay intencionalidad ni direccionalidad alguna en esa actividad. No es un parásito que busca a otro ser vivo para vivir de él. Sólo tiene una enorme capacidad potencial de multiplicarse cuando puede entrar a una célula. No “sabe” hacer nada más. Y de repente encontró la posibilidad de expandirse por la totalidad de seres humanos en el mundo. A eso llamamos pandemia.

Pero, ¿por qué este virus que invadió al primer ser humano en Wuhan, China, pudo invadir a millones de personas en todo el mundo? ¿Por qué no se lo pudo aislar y  detener allí mismo siendo que los seres humanos sabemos más cosas que el replicarnos? Una de las respuestas es por los viajes y movimientos. Primero por los viajes dentro de China. A la vez por los vuelos internacionales desde China a diversos aeropuertos del mundo. Y por último, por los viajes nacionales, provinciales y locales en los diversos países. Finalmente, por los movimientos (o “viajes”) de cada persona de un lugar a otro en cualquier medio.

¿Cómo nos ganó el virus en su expansión?

La Sociedad Argentina de Terapia Intensiva sacó esta semana una solicitada diciendo: Sentimos que estamos perdiendo la batalla. (…) Observamos en las calles cada vez más gente que quiere disfrutar, que reclama sus derechos, la gente que se siente bien por ahora. ¿Qué pasará con ellos y sus familiares mañana? (…) ¡No desafiar al virus, porque el virus nos está ganando! El personal sanitario está colapsado, los intensivistas están colapsados, el sistema de salud está al borde del colapso”. 

Esta advertencia ha venido a recordar una situación de otros países. Tomemos al que está siendo más derrotado: los Estados Unidos. ¿Por qué perdió su batalla contra el virus en modo catastrófico? Los primeros casos en Seattle y Chicago eran de viajeros procedentes de China. Pero se demoró mucho en cancelar los viajes. Y aunque a fines de febrero ya se sabía que había que establecer el distanciamiento social, el Presidente Trump no lo hizo y permitió seguir con las actividades habituales. Millones de personas se movieron sin restricciones por todo el país. Del 1 al 14 de marzo se hicieron 4,3 millones de viajes desde el área del primer foco en Seattle. Las muestras genéticas del virus del tipo del brote de Seattle aparecieron en 14 Estados. ¿Por qué el poder político no se asoció a las evidencias del saber científico?

Para el 1 de marzo había un solo caso en Nueva York, pero hoy se estima que entonces ya había 10.000 infectados. El alcalde Bill de Blasio dijo el 2 de marzo: “Estoy animando a los neoyorquinos a que sigan con sus vidas y salgan de la ciudad”. Los viajes se multiplicaron por miles. La variedad genética del virus de Nueva York tuvo un mayor poder de expansión. Se dijo entonces que Nueva York había actuado como una Gran Estación Central para la difusión del virus.

Es lo que puede decirse de la Ciudad de Buenos Aires, epicentro de la mayor cantidad de viajes de conexión con otros países y con otras provincias, que pasó a ser la Gran Puerta abierta a la pandemia. Y sin embargo, aunque hoy sigue siendo un foco mayor de dispersión para todo el país, se propone para ella la mayor liberalidad y flexibilización de las normas sanitarias.

¿Cómo está el virus hoy?

 La Facultad de Medicina de la UBA afirmó que “los aumentos de casos en el interior del país y ‘las mesetas con números altos’ en algunas ciudades, solo preanuncian nuevos casos de enfermedad (…) No es posible que la necesidad de la libertad de tomar un café, nos exponga a más pérdidas de vidas. Necesitamos que la sociedad visibilice estas situaciones de ‘falta de cuidado individual y comunitario’ como problemática. Por ahora, el mejor remedio que encontramos fue el distanciamiento y las medidas de protección”

Ahora bien, si observamos la situación de la pandemia en el mundo al día 4 de septiembre, el país que tenía el mayor promedio de casos diarios por cada 100.000 habitantes era Argentina con 23 y un promedio de 10.129 casos diarios.

La curva epidémica de casos confirmados y acumulados en el país no se ha detenido en su ascenso. Hasta el 2 de septiembre, esa curva registraba al 24/8 como el día con mayor cantidad de casos con 9.508, pero en el informe diario del 4 de septiembre, el Ministerio informó que el 3/9 se habían confirmado 12.026 casos nuevos. La curva seguía en ascenso sin meseta alguna a nivel nacional. Y se sabe: a más infectados más enfermos, más enfermos graves y más muertes.

( https://www.elcohetealaluna.com/la-puerta-del-infierno/ )



La situación sanitaria de la provincia de Jujuy es muy grave. La pandemia comenzó en forma de brotes durante los primeros días de abril, sin dejar de aumentar desde entonces. Al comparar los datos de las siete jurisdicciones más afectadas del país, el crecimiento de casos ubica a Jujuy entre los tres distritos con más casos confirmados acumulados.

La gravedad del escenario se expresa en el riesgo de morir por Covid: al 1° de septiembre hay 30 muertes cada 100.000 personas, casi la misma tasa de mortalidad que en el Conurbano bonaerense, jurisdicción que tiene la mayor densidad de trabajadores de la salud del país y mayores recursos tecnológicos que Jujuy.

En Jujuy se observa un aumento abrupto de los casos en la primera quincena de junio (debido a la subnotificación de casos que la provincia realizaba), que luego desciende hasta que se define su patrón de propagación.

La tasa de letalidad es la relación entre las personas que mueren por Covid y los casos notificados (muertos/enfermos). En Jujuy, este indicador es de 2,6 personas muertas por cada 100 diagnosticadas, mayor que el promedio nacional, que la Ciudad de Buenos Aires y la provincia de Buenos Aires.

Solo las provincias de Rio Negro y Chaco tienen tasas de letalidad mayores que Jujuy. Estas tres provincias tienen en común una muy fuerte presencia del subsector privado de salud, que subordina a un débil subsector público, al cual se destinan las acciones no rentables, y la pandemia es un ejemplo de ello. Esa dinámica lleva décadas, y no es difícil adivinar de qué subsector provienen —en general— esos ministros de salud y qué intereses representan.


Hay dos usos de la palabra contar, una refiere a los números, la otra al relato de historias, ya vimos la primera, veamos ahora la segunda.

La situación crítica de los intensivistas en el país fue señalada el 4 de abril de este año por la doctora Laura De Rosa de Vidal, jefa de la unidad de terapia intensiva del hospital Pablo Soria de Jujuy, quien advirtió que la solución no estaba en comprar respiradores, sino que había que pensar además en el personal para manejarlos. En esos momentos, Jujuy tenía solo algunos brotes. El contenido de su carta fue profético.

El 1° de septiembre, el ministro de Salud de Jujuy reconoció la falta de camas tanto en el sector público como en el privado, con un 95% de ocupación en las unidades de terapia intensiva. Ante este colapso del sistema de salud, es entendible que en las últimas semanas se hayan ido acumulando denuncias de muertes en hogares que no reciben la atención médica necesaria. El doctor Miguel Salva, responsable de la filial Jujuy de la regional noroeste de la Sociedad Argentina de Terapia Intensiva (SATI), reconoce que los 54 intensivistas que hay en la provincia no alcanzan a cubrir las demandas que genera la pandemia.

Salva aclaró que a la situación anterior se suman los magros salarios que reciben no solo las médicas y los médicos, sino también las y los profesionales en enfermería y kinesiología que trabajan en las unidades de terapia intensiva, y que esas situaciones los impulsaron a manifestar lo que están viviendo en las redes sociales. Destacó además que, como consecuencia del colapso de las terapias intensivas por falta de intensivistas y de camas, “hoy deben elegir a quién ponerle y a quién no un respirador”. Frente a esta trágica realidad, el gobierno jujeño recurre a una retórica que subestima la inteligencia de su pueblo, hablándole de las virtudes de la atención domiciliaria y la telemedicina atendida por médicos desde Córdoba y Rosario. Dichas explicaciones se pueden escuchar en dos audios que fueron originados desde el Comité Operativo de Emergencia (COE) del gobierno de Jujuy, aunque parezcan estar hechos por la dupla Pedro Saborido y Peter Capusotto.

La cantidad de personal de salud es crítica en la provincia. Si bien después de muchos reclamos se consiguió que el Ministerio de Salud incorpore más agentes sanitarios y licenciados en psicología para el trabajo en el terreno, se sigue desconociendo la potencialidad de los centenares de egresados de la carrera de Educación para la Salud de la propia Universidad Nacional de Jujuy para el trabajo en territorio. ¿Cuántos de ellos trabajan en el Ministerio de Salud provincial? ¿No sería una buena práctica incorporar a este personal de salud propio de la provincia e infrecuente en el país, conocedores de la región y de la cultura para trabajar con las comunidades las cuestiones de prevención y promoción de la salud? Lo que no se supo invertir con trabajadores jujeños, ahora se trata de corregir buscando intensivistas en todo el país, ofreciendo sueldos de 350.000 pesos.

Hablamos de un gobierno provincial que no solo no paga los sueldos del personal de enfermería contratado sino que, producto de mentes brillantes, el 2 de septiembre sacó un decreto para arrogarse el poder de multar, inhabilitar y hasta arrestar a trabajadores de la salud del sector público y privado que sean convocados y no sigan las disposiciones, imponiéndoles multas de hasta un millón de pesos. Como era obvio, no tardaron en aparecer los recursos de inconstitucionalidad y el repudio del Consejo Médico de Jujuy. El 3 de septiembre, 24 horas después, el Ministerio de Salud provincial informó que se había derogado el decreto. El descontrol del gobierno provincial parece no tener límites.

El agotamiento de los trabajadores de la salud se extiende por todo el país y es totalmente entendible, sobre todo en las áreas que enfrentan a la pandemia. Los relatos que se encuentran en las redes sobre la situación en Jujuy no solo hablan de la dureza del trabajo, sino también del abandono de las autoridades. Transcribimos dos de los miles que se encuentran.

«En particular no me siento cansado. Pero sí estoy decepcionado con este gobierno que miente y engaña. El equipo de salud no es sólo médicos que en realidad están cinco minutos con un paciente. Está bien que ellos luchen por sus derechos, pero hoy Enfermería Jujeña está por debajo de la línea de pobreza y otros colegas sin cobrar por meses. La otra parte importante son servicios generales, técnicos y camilleros. Nunca dijimos ser cobardes. Nunca nos robamos nada como nos acusaron de ladrones y desertores. Yo no les tengo miedo a nadie. Y menos a este gobierno. Me contagié de Coviddd-19 en cumplimiento de mi deber, me tomé 12 días y volví a trabajar, puse en riesgo a mi familia. La angustia de mis papás por no poder verlos.  No quiero dar lástima de nada. Seguiré donde estoy, aunque tenga que dar mi vida porque elegí ser enfermero, tengo 27 años de terapia intensiva. El pueblo de Jujuy debe saber que no hay una política sanitaria buena. Mienten… mienten, hoy todos tenemos un conocido que se murió o que la está pasando muy mal. ¿Hasta cuándo vamos a permitir semejante atropello a nuestros derechos de una salud publica libre y gratuita? Nunca más estos privatizadores».

«Necesito que por favor no dejen morir al padre de mi hija, necesita oxígeno. Está agonizando hace días y hoy el SAME nos dijo que no hay cama, que se debe quedar en casa a morir. Hemos llamado al COE y al SAME ya no sé cuántas veces. Lo vamos a levantar con las últimas fuerzas vamos a implorar una mascarilla de oxígeno en el San Roque. Pido desde lo profundo de mi ser que alguien lo ayude. Acudo a ustedes… a los medios porque ya no aguantamos más. Sofi y yo estamos aisladas».

Los trabajadores de salud no pocas veces se enferman o encuentran la muerte en la pandemia, como es el caso del médico del Hospital Zegada de Fraile Pintado de Jujuy, el “Coco” Juárez, a quién el gobierno provincial le habría negado la licencia a pesar de tener factores de riesgo importantes. En la ciudad de Perico, a 35 kilómetros de San Salvador, Leticia Rivero, enfermera, murió por falta de atención médica.

Hay otros trabajadores en Jujuy que se ven muy afectados y son los del sector de la minería, los primeros casos se conocieron a principios de julio. En las últimas semanas, la situación epidemiológica en el sector minero se agravó con los casos positivos en el departamento de Susques, donde opera la minera Exar, en la extracción de carbonato de litio, con 200 casos confirmados de coronavirus y más de un centenar de trabajadores de empresas tercerizadas aguardando los resultados de los testeos. Además, se confirmaron 60 casos entre trabajadores de los yacimientos de plomo y zinc de Mina Pirquitas, Chinchillas y El Aguilar, empleados de manera directa o de firmas tercerizadas de las empresas SSR Puna y Compañía Minera Aguilar.

Los testimonios de los pacientes que se encuentran en las redes sociales no hacen más que sumar dramatismo a lo que se está viviendo. Pensar que a principios de agosto el gobernador Gerardo Morales, en una transmisión en vivo desde el Comité de Emergencia Operativa, invitaba a la automedicación, recomendando el uso de azitromicina para eliminar el Covid-19. El problema es que la azitromicina es un antibiótico de alto espectro, usado para infecciones bacterianas, y el Covid-19 es un virus, pero no importa, todo vale, y las farmacias jujeñas ese día agotaron el stock.

En este sentido, el presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, el 28 de agosto declaró: “Si le tuviera que dar un consejo [al gobernador Gerardo Morales], le diría que tome el tema con la seriedad del caso, que no tenga miedo ni vergüenza en pedir ayuda al gobierno nacional”, confirmando que el gobernador jujeño había rechazado la colaboración del gobierno nacional, aduciendo que no la necesitaba. Hay que recordar que Morales accede a la gobernación con un acuerdo con el Partido Renovador que dirige Sergio Massa, quien coloca al vicegobernador.

En todo este caos, el gobernador mantiene buenas relaciones con el gobierno nacional. El 31 de agosto se reunió virtualmente con el Presidente Alberto Fernández, y con posterioridad a la reunión se dijo que Alberto Fernández visitaría Jujuy el 7 de septiembre. Difícil tarea le espera.

 

 

Instituto de Salud Colectiva, Universidad Nacional de Lanús

Nuestro agradecimiento a todas las personas que siguen siendo fieles al legado del Dr. Carlos Alvarado, por la colaboración para este texto.

( https://www.elcohetealaluna.com/el-gobierno-de-los-necios/ )



Escrito en redes sociales …

CABA Y SU PÚBLICO


El gobierno de Horacio Rodríguez Larreta armó su dispositivo comunicacional partiendo de una ajustada identificación de sus destinatarios interlocutores: una comunidad adolescentizada.


El modelo social postmoderno impuesto por los medios masivos de comunicación y la propaganda, es la adolescencia.


La adolescencia dejó de ser una etapa de la evolución vital, pasando a ser un modo de ser que envuelve al cuerpo social.


A ese actor social se dirige la derecha. A un sector social en donde ya no hay padres capaces de imponer límites ni establecer normas, ni respetarlas, por el contrario las normativas están para desafiarlas y eso se concretiza porque los adultos son adolescentes eternos 

 

Así, los comunicadores del Gobierno de CABA, mienten descaradamente, relativizan la gravedad de la situación, promueven la libertad y el libre albedrío, apelan a "la responsabilidad social" porque "saben" que esa apelación será violentada. Por eso Larreta les dibuja las calles con círculos 3D donde luego se colocan las tentadoras mesas, los está llamando, tentando, invitando, convocando a que asistan a violar la "responsabilidad". Y la comunidad adolescentizada no se va a resistir y no se resiste. 


La apertura, está más abierta que nunca. Anoche en el desmadre de Villa Urquiza, los vecinos que asistieron azorados a la aglomeración de alegres bebedores decían "ésto nunca se vio antes de la pandemia".


Nuestro gobierno nacional, me parece a mí, dirige los mensajes que apelan a la "responsabilidad social" a una sociedad "adulta" con capacidad de recepcionar, decodificar procesar y responder en consecuencia....pero no repara en que una gran parte de los receptores pertenecen a esa sociedad adolescentizada a la que tiene llegada la derecha con sus comunicados desdramatizados y con su parafernalia sonora, colorida y paisajística a cielo abierto, pajaritos, gansos y verdes pastos con fuentes y río...y mesas.
Cuando se dispone un dispositivo comunicacional es vital establecer a qué población se dirige para que el mensaje tenga llegada.


El Colegio de Psicoanalistas acaba de expedirse. Puedo coincidir con casi todo, pero la perspectiva que debería atender nuestro gobierno es la de la sociología y la psicología social. Los comportamientos sociales exceden las conductas individuales y tienen otras dinámicas.

Rosablanca Junioenero



De runners..muchos pasaron a tomar cerveza, Según un estudio antropológico del Conicet, el 88,9% de los que van a los bares normalmente se quedaría en la casa pero sale a cagarse de frio en la vereda para flashear revolución francesa..


La revolución de esta generación es mostrar que tienen, pertenecer desde lo que adquieren. Y terminan comiendo mondongo por langosta y empanadas en frasco, pagando boludeces.


Revolución del consumismo.
Mientras ellos hoy salen a tomar algo, sin preocuparse, ni cuidarse...
Otros no dan más…

Alberto Corbera


“Pareciera que hay dos Argentinas, la de adentro de los hospitales y la de afuera”, reflexionó Rodolfo Arrechea luego de ver las imágenes de los bares de Palermo y Puerto Madero abarrotados de personas que transgredieron las recomendaciones del distanciamiento social. Él es delegado en el Hospital Rivadavia, y junto con varios dirigentes gremiales de salud cuestionaron al gobierno porteño por haber fomentado ese aglomeramiento en el peor momento de la pandemia. “Indignante”, “triste”, “irresponsable” y “tremendo” fueron algunos de los calificativos con que describieron lo que pasó.


“Pareciera que hay dos Argentinas, la de adentro de los hospitales y la de afuera, con gente que piensa que los hospitales no le pertenecen, que no son su lugar y que no ve lo que en realidad está pasando”, lamentó. También dijo sentir “bronca e indignación porque pareciera que en la conducta social hay un negacionismo sobre las consecuencias del virus y que se naturalizaron los 200 muertos por día”.


Daniel Roberto Távora Mac Cormack





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