Sábado
14 de marzo de 2020
El
Virus es el neoliberalismo Capitallsta
El
síntoma el individualismo como resultado del miedo al “otro”
La
Pandemia es el ocaso de occidente.
El
miedo o temor es una emoción caracterizada por un intenso
sentimiento habitualmente desagradable, provocado por la percepción
de un peligro, real o supuesto, presente o futuro. Es una emoción
primaria que se deriva de la aversión natural al riesgo o la
amenaza, y se manifiesta tanto en los animales como en el ser humano.
La
distinción entre “lo humano” y “lo animal” como condición
que nos permite distinguirnos de los otros seres que cohabitan el
planeta, es precisamente la posibilidad que en la conciencia, lo
humano adquiere de “razón”, “inteligencia”, la posibilidad
que en el lenguaje puede desarrollar para crear conocimiento y
nombrar el mundo en el que vive y desarrolla su experiencia
temporo-espacial.
El
pensamiento como actividad que vehiculiza esa posibilidad de
razonamiento y ejercicio de la inteligencia humana, es y al mismo
tiempo racional consciente e inconsciente y en el entrecruzamiento
produce lo que denóminamos subjetividad. La razón y la inteligencia
humana no aparecen de la nada sino como resultado de la experiencia
sensible y emocional de los individuos que pueden en el lenguaje dar
cuenta y razón de eso que sienten y los emociona de algún modo.
Las emociones y sentimientos son resultados de una compleja red que
permite a lo humano, en el lenguaje, distinguir y distinguirse ,
separándose del entorno y signando diferencias y similitudes,
distinguiendo y separando “lo propio” de “lo ajeno”. Por lo
tanto, la experiencia subjetiva e individual de todo individuo es y
al mismo tiempo un aporte a la experiencia subjetiva y colectiva del
conjunto con el que se relaciona. Conjunto que esta integrado por
otros humanos, otras especies, otros elementos, cosas o creaciones
propias de la capacidad de crear … Todo ese afuera del individuo
son las existencias … en tanto existe solo aquello que podemos
distinguir en la conciencia del entorno en el que desarrollamos
nuestra humana experiencia…
Pánico
(del latín panicus miedo excesivo sin aparente causa justificada),
en el diccionario de la Real Academia Española (2009), es el miedo
extremado o del terror producido por la amenaza de un peligro
inminente, y que con frecuencia es colectivo y contagioso.
El
pánico es una reacción colectiva muy temida, a pesar de no ser la
más frecuente, que se puede definir como el miedo colectivo intenso,
sentido por todos los individuos de una población y que se traduce
en las reacciones primitivas de “fuga loca” de fuga sin objetivo
desordenada, de violencia o de suicidio colectivo (Crocq et al.,
1987).
Un
miedo colectivo es miedo compartido por una parte importante de un
grupo o de una sociedad (Miedo Colectivo, 2009).
Para
Freud (2001), el pánico se produce cuando una tal multitud comienza
a disgregarse y se caracteriza por el hecho de que las órdenes de
los jefes dejan de ser obedecidas, no cuidándose ya cada individuo
sino de sí mismo, sin atender para nada a los demás. Rotos así los
lazos recíprocos, surge un miedo inmenso e insensato… El miedo del
individuo puede ser provocado por la magnitud del peligro o por la
ruptura de lazos afectivos (localizaciones de la libido)… Del mismo
modo, se produce el pánico por la intensificación del peligro que a
toda amenaza o por la ruptura de los lazos afectivos que garantizaban
la cohesión de la masa, y, en este último caso, la angustia
colectiva presenta múltiples analogías con la angustia neurótica.
Como se puede observar, para el padre del psicoanálisis, las
emociones se asocian con pulsiones instintivas que se encuentran en
la personalidad y el inconsciente.
Ovejero
(1977) señala que, ante situaciones de riesgo, tensión o cambio,
debidas tanto a factores ambientales como a factores sociales, se
desencadena una serie de conductas y emociones colectivas.
El
sentir intensamente miedo es una reacción frecuente en situaciones
de catástrofe o de amenaza, pero no es una condición suficiente
para que aparezcan conductas de pánico. Incluso las investigaciones
sobre sujetos entrenados para la guerra (aviadores e infantería
norteamericana, voluntarios del ejército republicano español, etc.)
confirman que la mayoría aplastante de los soldados sienten miedo en
el combate (Delumeau, 1993).
En
una época caracterizada por una constante turbulencia y un creciente
sentimiento de inseguridad, Jean Pierre Dupuy (2009), en su trabajo
“El pánico” se pregunta: ¿Por qué las crisis que desgarran o
los miedos que habitan en ella no degeneran en desórdenes
generalizados o en desbandadas desenfrenadas? Él sostiene que toda
sociedad posee un lazo invisible que la mantiene funcionando, como un
inconsciente colectivo que se impone a los hombres. Siguiendo las
enseñanzas de la mitología griega, cuando el lazo social deja un
vacío y surge el desmoronamiento repentino del orden social, aparece
el pánico (Dupuy, citado en Korstanje 2009).
Pese
a sentir y compartir un miedo intenso, muchas veces las personas
llevan a cabo acciones heroicas y coordinadas (hecho mostrado no solo
entre víctimas de guerra, sino también entre personal de
ocupaciones peligrosas como bomberos). Más aún, las investigaciones
llevadas a cabo sobre personas aterrorizadas por desastres sugieren
que el pánico es de corta duración y que, aún las personas que
sienten miedo intenso y están más alteradas, pueden ser rápidamente
inducidas a seguir las reglas de las autoridades y los líderes
locales (Turner & Killiam, 1972).
Nuestro
país en la actualidad vive un estímulo amenazante para sus
habitantes, que se sintetiza en las condiciones de: violencia,
corrupción, cinismo, desigualdad social, inseguridad, revueltas,
desastres naturales (sismos, desbordamiento de aguas, etc.), amenazas
de epidemias, crisis políticas y económicas, todos ellos siguen
generado miedo colectivo.
La
vida cotidiana nos lleva a estar alertas todo el tiempo. Vivir en una
ciudad nos hace activar mecanismos tan viejos como las emociones, las
cuales nos sirven entre otras cosas para comunicarnos, adaptarnos a
diversas situaciones, comunicar nuestros estados de ánimo profundos
e interactuar en la sociedad.
Aunque
en la actualidad se tiene una idea más integral de cuerpo y mente
como un todo, esto no siempre fue así. El hombre ha pasado por
diversos paradigmas: Darwin (1809-1882) lo consideraba un ser
biológico, para Descartes (1596-1650) el ser humano era racional,
para Sigmund Freud (1856-1939) el ser humano era un ser psicológico,
mientras que para Comte (1789-1857) el ser humano era un ser social.
De esta manera hoy día en esta integración mente y cuerpo del
hombre se le considera como un ser: biopsicosocial.
Si
un acontecimiento de la vida cotidiana no puede resolverse se guarda
en la mente y en el cuerpo en lo más profundo de nuestro ser. Como
seres sociales sabemos que las emociones son contagiosas, esto puede
suceder, de forma inconscientemente en una diada (“Yo te puedo
contagiar con mi miedo”) o también debido a una manipulación
social o política. Cuando un comunicador provoca el miedo en una
audiencia o una persona fuera de control emocional tiene una reacción
de pánico en un cine, tenemos así un claro ejemplo del miedo
colectivo y su paso de lo individual a lo grupal o lo masivo.
Cuando
el miedo pasa al pánico las emociones dominan la mente y la razón
queda subyugada.
Hoy
con las redes sociales un solo mensaje electrónico puede transmitir
estados emocionales (miedo, pánico, terror, pavor, etc.) y
propagarse partiendo de una sola persona y potencialmente correr como
un virus alcanzando en “tres grados de distancia hasta ocho mil
contactos” (Christakis & Fowler, 2010).
El
miedo es una herramienta política útil, los civiles asustados hacen
lo que sus líderes políticos les dicen. Elizabeth Phelps, profesora
de la Universidad de Nueva York dice: la gente decide de forma
distinta frente al miedo quieren volver a la seguridad, a lo familiar
a lo cómodo, entonces puedes evocar miedo en un aviso político y
convencer a la genta a tomar una decisión en lugar de otra (La
ciencia del miedo, 2013).
De
esta manera el miedo puede ser analizado desde diferentes enfoques:
Biológico: como un esquema adaptativo, y constituye un mecanismo de
supervivencia y de defensa, surgido para permitir al individuo
responder ante situaciones adversas con rapidez y eficacia.
Neurológico:
En donde se analizan las estructuras procesos y productos del cuerpo
humano y particularmente del cerebro.
Psicológico:
como un estado afectivo, emocional, necesario para la adaptación del
organismo al medio, y cuando no tiene salida esta emoción se
convierte en una alteración psicológica o en un estado somatomorfo.
Social
y cultural: Con un enfoque, sociológico, antropológico, económico,
político o espiritual, se puede aprender a temer objetos o contextos
o situaciones.
Los
miedos también se pueden aprender a no temerlos independientemente
del enfoque en donde se analicen. Las emociones están directamente
relacionadas con los significados y de hecho no se produce ningún
cambio emocional sin que se produzca un cambio cognitivo. Los
psicólogos seguimos esforzándonos por tener un panorama más
completo del miedo colectivo, y una de las mejores formas de
atenuarlo es contar con información científica que nos ayude a
enfrentarlo. Una forma de neutralizar el miedo al menos en el formato
racional es contar con información de aquello que nos preocupa o
amenaza.
En
la vida anímica individual, aparece integrado siempre,
efectivamente, «el otro», como modelo, objeto, auxiliar o
adversario, y de este modo,
la
psicología individual es al mismo tiempo y desde
un principio, psicología social, en un sentido amplio, pero
plenamente justificado.”
(Sigmund
Freud, “Psicología de las masas y análisis del yo”. )
El
miedo es hoy uno de los elementos constitutivos más poderosos de las
relaciones sociales y de los procesos de producción de
subjetividades. Los profundos miedos individuales, arraigados en
nuestro cerebro primitivo desde el ser humano de las cavernas que
apenas si sobrevivía a todas las catástrofes y amenazas de la
naturaleza que lo rodeaba, se han ido transformando en la epidemia de
los miedos colectivos.
Para
los hombres y mujeres contemporáneos el miedo se vive como una
realidad cotidiana en cada uno de los espacios de reproducción
social y se representa como una ausencia de seguridad en cada
instancia de una vida vivida como una experiencia angustiosa.
La
psicología se ha ocupado de buscar explicaciones a esta emoción
perturbadora que alguna vez ha tenido que ver con el comportamiento
de todos los humanos. Para la tradición lacaniana del psicoanálisis,
la neurosis es el miedo. A la pregunta sobre qué empuja a la gente a
pedir ayuda, Lacan responde que es “el miedo; cuando no comprende
(la gente) lo que sucede, tiene miedo, sufre por no comprender y poco
a poco cae en la angustia”. Luego añade que la angustia “es algo
que se sitúa más allá de nuestro cuerpo, un miedo pero de nada,
que el cuerpo –el espíritu incluido– puede motivar. En suma, el
miedo del miedo” ( aques Lacan. Entrevista. 1974. Citado por María
H. Cárdenas. “Los nombres de la angustia en el ma (...)).
Desde este punto de vista, el miedo implica una posición subjetiva
en tanto la angustia denota una entrada en la subjetividad por la
puerta del sufrimiento.
El
miedo es incertidumbre de lo porvenir que emplaza el imaginario de
una vida estable que se plasma como una subjetividad dominante y como
oferta suprema del capitalismo. La felicidad entendida como la
seguridad de acceso a todos los bienes y servicios; la certeza de que
si el individuo se atiene al pacto social, acepta las regulaciones y
legitima el monopolio de la violencia por el soberano, entonces
recibirá a cambio protección y abrigo, según lo que dicta el
sentido común. Y para eso está el Estado, el que todos pagamos, al
que todos remozamos con nuestra obediencia y que, naturalmente, debe
darnos garantías colectivas ante nuestra vulnerabilidad individual.
La
búsqueda de certidumbres como remedio para los miedos que asaltan
diariamente al individuo entonces no es algo ajeno a los dispositivos
del Poder. El miedo no es un fantasma que ronda a las personas y
externo a las relaciones en las cuales éstas se forman como sujetos.
No es un fenómeno atinente exclusivamente a la psique individual,
aunque por supuesto la atraviesa. El miedo se produce y se actualiza
en el acontecimiento mismo del ejercicio del poder. Es en los
escenarios en los cuales se construyen hegemonías y se destruyen
sueños, en donde los imaginarios del común sentido son sometidos a
la prueba de las fuerzas reales que desgarran el sujeto y ponen en
evidencia que las certezas que le otorga su identidad de buen
ciudadano (y que por tanto le deberían otorgar todas las garantías)
no son para nada un camino unidireccional asegurado hacia un cada vez
mayor bienestar, o una cada vez más amurallada seguridad. Ya Deleúze
lo había advertido: “Porque la incertidumbre personal no es
una duda exterior a lo que ocurre, sino una estructura objetiva del
acontecimiento mismo, en tanto que va siempre en dos sentidos a la
vez, y que descuartiza al sujeto según esta doble dirección. La
paradoja es primeramente lo que destruye al buen sentido como sentido
único, pero luego es lo que destruye el sentido común como
asignación de identidades fijas”( Guiles Deléuze. “Lógica
del Sentido”. Editorial Paidós. Buenos Aires. 1989. Pág. 50).
La
incapacidad para aceptar al otro, al diferente, que se expresa a cada
rato en actitudes de violencia, produce espacios en donde la
afectación de los cuerpos transita por emociones como el odio, la
envidia y la venganza, y pone en movimiento fuerzas brutales y
polarizadas que se incorporan a las máquinas de subjetivación que
buscan la homogenización y la desaparición de las diferencias, así
sea a costa de la liquidación de los diferentes.
El
miedo es el mensaje que, día tras día, titular tras titular y
reportaje tras reportaje, los medios de comunicación nos lanzan. Y
no es que quieran asustarnos instrumentalmente, en pos de algún
objetivo más o menos (in)confesable, sino que lo hacen sin querer y
a veces sin saber, de resultas de su intrínseca lógica
comunicativa, de la manera a que están abocados a representar la
realidad de que informan. Esa realidad no genera, por sí y en sí
misma, miedo, sino que más bien se limita a ser pretexto o estar
abierta a una representación de este tipo, alarmante y desasosegada.
En definitiva, los medios no reflejan un mundo en sí peligroso o
arrastrado a la catástrofe, sino que seleccionan peligros, riesgos y
catástrofes para darnos una versión sesgada de un mundo que,
objetivamente, tal vez pudiera ser descrito y vivido de otro modo.
La
pregunta es obvia: ¿por qué? ¿A qué se debe ese pesimismo que
esparce miedos y alarma un día sí y otro también? En un principio,
hay dos teorías contemporáneas que prometen dar respuesta a ese
interrogante: una nos asegura que los miedos van de la mano del
imparable proceso de globalización; la otra propone, y de forma
parece que más convincente, que la alarma social y los consiguientes
desasosiegos y temores son hijos de los crecientes riesgos
medioambientales de raíz antropogénica a los que estamos expuestos.
Analizadas las propuestas y argumentos de ambos candidatos, Gil Calvo
llega a la conclusión de que ni la teoría de la globalización ni
la del riesgo permiten explicar suficientemente la situación.
No
quiere decir esto que haya que descartar ambas hipótesis en su
totalidad, sino que hay que situar lo que de sensato tengan en una
nueva perspectiva que, según entiendo sus argumentaciones, Gil Calvo
parece articular en dos pasos: uno propone un nivel más alto de
abstracción; el otro requiere una mediación analítica que ni la
globalización ni el riesgo incorporan inmediatamente y que se halla
en una teoría de la comunicación a la altura de los tiempos
audiovisuales que corren.
La
jornada de ayer estuvo invadida de noticias, muchas de ellas expresan
la paranoia reinante y la falta de información, otras, la avaricia
de quienes se aprovechan del miedo. En el medio ya hay 236 casos de
dengue confirmados contra cuatro sospechosos de coronavirus, pero a
nadie parece importarle.
Mientras,
un funcionario capitalino de primera línea como el coordinador de
Planificación y Control de Gestión de la Municipalidad, Bernardo
Racedo Aragón, tras retornar de un viaje a Estados Unidos cometió
la imprudencia de asistir al Centro Cívico a pesar de venir de una
de las zonas críticas.
Racedo
Aragón, volvió a Salta tras su estadía en Disney, e
inmediatamente, el 11 de marzo, asistió a un acto oficial junto a la
intendenta Bettina Romero.
Ese
día, el coordinador participó de una reunión pública junto a
otros funcionarios municipales y mantuvo un encuentro con los
sindicatos, desconociendo todos los pasos del protocolo que su propia
intendenta había ratificado.
La
mismísima intendenta publicó una foto en su red social de Twitter
en donde se puede ver al funcionario.
Recién
esa noche decidió comenzar la cuarentena obligatoria para todos
aquellos quienes hayan viajado a países de riesgo de coronavirus,
como es el caso de EEUU. No obstante ello, trabajadores municipales
aseguran que debieron pedirle que se retire del Centro Cívico el
viernes 13, cuando lo vieron ingresar a la zona de oficinas de la
intendencia.
Pueblada
y paranoia
Otra
de las noticias inexplicables fue la decisión de los concejales de
Iruya, que sesionaron a pesar de estar en receso sin autorización
del intendente, que se encontraba fuera de la localidad, y
sancionaron una “ordenanza” impidiendo el ingreso de
turistas extranjeros a la localidad.
El
senador por ese departamento, Walter Cruz, indicó que si bien él no
se encontraba presente, todo comenzó en una charla informativa en el
colegio secundario. Allí, dijo Cruz “todos los presentes tomaron
la decisión por mayoría”.
“La
presión fue mucha, y el objetivo primordial fue la autodefensa”,
agregó el senador, de alguna manera justificando la medida, aunque
aclaró que el intendente ya decidió dar de baja esa ordenanza.
Defendió
a los concejales “que actuaron de buena fe a pedido del pueblo” y
reconoció que fue una decisión apresurada. “Desde las
instituciones estamos pidiendo capacitación e información para
prevenir y no asustar a la gente”, concluyó el legislador.
En
la conferencia de prensa que dio anoche en Grand Bourg, Gustavo Sáenz
habló sobre el hecho y planteó que no se puede actuar ante el
desconocimiento y apresuradamente, “tenemos que trabajar de manera
conjunta y escuchar a quienes más saben sin tomar medidas aisladas”.
El
dengue ya no importa
Tal
es la saturación de información en cuanto al coronavirus, que al
parecer ya no hay dengue en nuestra provincia.
Sin
embargo, el jefe de Sala de Situación del Ministerio de Salud,
Miguel Astudillo, confirmó, antes de comenzar su conferencia para
dar datos del nuevo virus que invade al mundo, que en la provincia
hay diagnosticados 236 de dengue, “sobre todo en las localidades
del norte y Las Lajitas”.
Si
bien explicó que se redujo en casi la mitad con respecto al año
pasado (550), el médico aseguró que sigue siendo alto el número y
sin embargo es menos noticia que el coronavirus.
“Todavía
estamos en un período de alta transmisibilidad del dengue, no hay
que olvidarse de las precauciones, sabemos que la situación
epidemiológica actual está muy convulsionada por la presencia de
otra enfermedad, pero el dengue es una realidad y la tenemos en la
provincia”, dijo el especialista.
Y
agregó “Debemos seguir difundiendo las medidas de prevención y
precaución porque no estamos cerrando el ciclo aún”.
El
abuso ante el miedo
Desde
que comenzó a circular la noticia de la expansión del Coronavirus
comenzaron a escasear los productos de limpieza como el alcohol en
gel o los barbijos, y los aumentos no se hicieron esperar.
Al
respecto, la Secretaría de Defensa del Consumidor de la provincia
informó que se están realizando intensos controles para verificar
el cumplimiento de la resolución de la Secretaría de Comercio de la
Nación mediante la cual se retrotrae al 15 de febrero los precios
del alcohol en gel y se mantiene su valor por 90 días.
Ezequiel
Giménez, socio gerente de Más brillo, le dijo a Salta/12 que están
con “todas las líneas y redes totalmente saturadas, todo el mundo
está pidiendo alcohol en gel y no damos abasto”.
El
empresario salteño sostuvo que siempre hicieron “algo así como
600 litros mensuales y ahora eso lo vendemos en un día”.
Añadió
que el problema se está generando en cuanto a la entrega de materia
prima, “o sea alcohol, nos llega con aumentos del 17 al 20%”.
Pero afirmó que hasta aquí sólo han trasladado ese aumento a
precio en un 4% desde enero a la fecha.
Por
último, el representante de Más Brillo explicó que “hay que
informarle a la población que si bien el alcohol en gel es práctico,
no reemplaza un lavado de manos, que es mucho más efectivo y
recomendable en estos casos”.
Mientras
que a nivel nacional ya son más de 15 provincias las que presentan
casos positivos de dengue, tanto importados como autónomos, la
situación en el noreste argentino (NEA) es alarmante. En el último
Boletín epidemiológico del Ministerio de Salud nacional se señala
que ya se registraron casi 750 casos positivos y más 40 mil se
encuentran en estudio.
El
Ministerio de Desarrollo Humano de la provincia de Formosa, informó
que en la provincia hay “365 casos confirmados de dengue” y “más
de un centenar de muestras están siendo analizadas” por lo que se
reitera el pedido de usar repelente renovando cada dos horas.
A
través de un comunicado oficial detalló que, de acuerdo a los
informes que reciben, “las localidades más afectadas son Formosa
capital, Clorinda y Laguna Blanca; en Formosa capital, los barrios
con mayor prevalencia de casos son República Argentina, Eva Perón,
Simón Bolívar, Don Bosco, San Francisco, 20 de Julio, 2 de Abril y
centro”.
En
tanto que Víctor Sánchez, periodista de Radio
Sur
del barrio Emerenciano de la ciudad de Resistencia, en diálogo con
Radio
Gráfica
señaló que en la provincia de Chaco “ya son 700 las personas con
síntoma de esa enfermedad, de los cuales 231 dieron positivo en un
primer análisis, y 71 son los casos confirmados”.
A
su vez destacó que este nuevo brote se debe a la “cercanía que
hay con el Paraguay, que la está pasando mal con el dengue”. Este
país ya cuenta con más de 4.200 contagios confirmados y 16 muertos.
La epidemia ha afectado a famosos, deportistas, periodistas e incluso
al presidente Mario Abdo Benítez y a la primera dama, Silvana López
Moreira.
Asimismo,
el periodista subrayó que los grandes medios de comunicación “están
generando caos social” con respecto al coronavirus, pero hoy en día
“la preocupación más cercana en el Norte y en el interior de la
Argentina es el dengue”.
Por
su parte, Misiones confirmó este martes que en la provincia suman
200 los casos positivos de dengue. Así lo informó por medio de un
comunicado, la cartera de Salud misionera. Mientras que los casos
sospechosos ya suman 4.073, de los 3.053 que se notificaron en el
parte anterior. De esta manera, se incrementaron en 1.020 los casos
sospechosos de la enfermedad en una semana en todo el territorio
provincial.
El
ministro de Salud, Oscar Alarcón, declaró: “Hemos cerrado con un
poquito de más de cuatro mil de notificaciones de casos sospechosos
de dengue, los cuales se concentran más en la zona de Oberá -que
tiene mil casos sospechosos-, luego Andresito, Iguazú y por último
Posadas”.
En
el caso de la provincia de Corrientes, el ministro del área de
Salud, Ricardo Cardozo, confirmó este lunes que ya son casi 200 las
personas con dengue en la provincia y que a diario se suman nuevos
afectados por la enfermedad.
“Está
en ascenso y es sumamente dinámico”, reconoció el funcionario
sobre el avance de la enfermedad.
https://notasperiodismopopular.com.ar/2020/03/11/aumentan-casos-dengue-provincias-noreste-argentino/
Muertes que no son Noticia ...
Electrocución,
choques de vehículos, caídas desde alturas y a pozos, derrumbe de
instalaciones, golpes, atrapamientos y explosión de calderas son
solo algunas de las numerosas causas que produjeron las 534 muertes
en el ámbito laboral durante el 2019. El disparador de estas fallas:
la reducción de costos empresariales.
Estos
datos fueron relevados por la organización Basta de Asesinatos
Laborales (BAL) y registran un 35% más -lo que equivale a 200
muertes más- que el informe emitido por la Superintendencia de
Riesgos de Trabajo (SRT): una cada 14 horas, contemplando un
crecimiento de casos respecto al año anterior (una muerte cada 21
horas).
La
exposición de estas víctimas ignoradas por el aparato oficial se ha
logrado a partir del cruce de información periodística, sindical y
datos obtenidos por compañeros del ámbito laboral. “Esta es una
cifra provisoria. Sabemos que la mayoría son trabajadores en negro,
pero la información no está oculta solo por eso: en muchos casos,
las empresas niegan la responsabilidad”, señala Oscar Martínez,
miembro de esta entidad fundada en 2016.
Así
ocurrió con el obrero Maximiliano Sueiro que, sin casco, cayó
cuatro pisos tras la ruptura de un andamio en la Cámara Nacional
Electoral donde trabajaba, y cuya muerte fue presentada como un
“accidente”. La trabajadora rural Zulma Zarza también fue
víctima de la precarización laboral en noviembre, al ser obligada a
trabajar en medio de una tormenta eléctrica y exponerse a un rayo
que acabó con su vida. En diciembre, la muerte del empleado de
mantenimiento Roberto Ruíz, causada por un escape de amoníaco, fue
catalogada por la empresa Ecocarnes como una “falla humana” que
no compromete al frigorífico, pese a las advertencias realizadas
veinte días antes por otros trabajadores y trabajadoras sobre una
falla similar a la que acabó con la vida de su compañero.
La
mayor cantidad de muertes se generaron en la rama del transporte
(19%), casi a la par de la construcción (16%), y la agricultura,
ganadería y pesca (14%). Dentro de la industria, en el comercio y
los servicios sociales se produjo el 10%, seguidos por los servicios
de apoyo a empresas (5%), administración pública (4%), educación
(2%), electricidad (2%) y minería (1%).
La
mitad de las víctimas fatales no superaban los 40 años de edad.
Algunos eran jóvenes ejerciendo su primer empleo que fueron enviados
a realizar tareas peligrosas sin contar con la capacitación o los
elementos de seguridad correspondientes. También abundan las
personas de edad avanzada que, al no obtener una jubilación digna,
continuaron trabajando expuestos a riesgos sanitarios.
Otros
de los factores denunciados por BAL fue el desarrollo de enfermedades
por las pésimas condiciones laborales existentes. La organización
reclama que el trabajo debe ser considerado como un factor de
afección ya que, como se señala en el informe, “el patrón de
desgaste -o sea la forma y ‘velocidad’ con que las patronales nos
enferman, nos hacen envejecer, nos accidentan e incluso nos matan-
depende del lugar y la forma en que participemos en la producción”.
Mientras
que en 2017 la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró en su
apartado “Protección de la Salud de los Trabajadores” que las
enfermedades laborales causan entre el 70 y el 80% de las muertes
relacionadas con el trabajo en el mundo, la SRT publicó en el
Informe Anual de Accidentabilidad Laboral 2017 que en Argentina se
produce solo un 3%. Según BAL, esto no se debe a ningún carácter
excepcional del país, sino a la falta de registro oficial y al
rechazo del 70% de las denuncias hechas a la ART por parte de
trabajadores y trabajadoras en los últimos tres años.
Ana
Zabaloy, directora de la Escuela N°11 de San Antonio de Areco,
falleció el pasado 9 de junio por el cáncer que evolucionó
mientras ejercía su profesión. En 2011, comenzó a denunciar las
fumigaciones en horario escolar que, en una ocasión, le provocó
parestesia facial e insuficiencia respiratoria. “Se encontró con
muchísima soledad. El Estado no respondió, y sus compañeras
docentes no la acompañaron”, relata Daniela Dubois, integrante de
la Red Federal de Docentes por la Vida que Ana fundó en defensa de
un campo educativo libre de agrotóxicos. Como amiga, no solo vivió
su enfermedad, sino también su empobrecimiento económico debido a
los gastos excesivos en medicamentos y tratamientos que la ART no
aceptó cubrir.
“Las
ART cumplen su rol: ganar plata. Poner un empresario junto a otro
empresario es un chiste de mal gusto. Ellos subregistran toda la
información”, concluye Martínez y, frente a los logros obtenidos
por su agrupación en un marco de negligencia, agrega: “Si los
trabajadores queremos saber qué nos pasa tenemos que buscar nuestra
propia información. Nadie nos va a regalar la defensa a la vida y la
salud”.
¿Por
que?
El
neoliberalismo es la etapa del predominio de la acumulación
financiera por sobre la propiedad del Capital. Esto significa que
todo depende de la capacidad de los actores individuales o sociales
de acumular dinero, activos financieros, rentas y capacidad de
prestar y endeudar a otros, atar sus decisiones al propio manejo de
sus números y de su ilusión de poseer seguridad en sus ganancias y
dinero.
¿Por
que si en Argentina es mayor el número de vícitmas por Dengue o
Sarampión, es el Corona virus el que alimenta los peores temores de
la sociedad?
Es
que el Dengue y el Sarampión afecta a clases medias bajas y bajas
que, en general, tienen poca capacidad de acumulación financiera y
baja posibilidad de intervenir en los mercados y en el mundo de las
finanzas globales y de las acumulaciones de dinero y Capital de
producción.
En
cambio el Corona Virus y el temor a su expansión produce frenos a
las actividades megaproductivas y actitudes proteccionistas de
aquellos que acumularon lo suficiente o tienen la capacidad de
hacerlo en poco tiempo, como para producir las crisis económicas y
financieras tal como la de finales del 2007 de la que aún no hemos
terminado de superar del todo ...
Es
por esto que los medios de comunicación, que son parte de los
negocios financieros globales, se interesan mas en el Corona Virus
que en el Dengue o el Sarampión.
Si
bien China está volviendo lentamente a la normalidad, la situación
en occidente recién comienza y a un ritmo feroz. Según un
análisis de Ecolatina, ya está afectando el normal desenvolvimiento
social, político y económico.
“Estados
Unidos y otros países cerraron parcialmente sus fronteras cancelando
vuelos, al mismo tiempo que la mayoría de las conferencias y eventos
masivos han sido suspendidos. La agenda política viró y está
centrada casi exclusivamente en el control de la pandemia. A nivel
económico se observa un fuerte deterioro en el frente financiero, en
el comercio internacional y una parálisis del consumo y la
producción en aquellos países donde parte relevante de su población
está en cuarentena”, diagnosticaron desde la consultora.
En
Argentina, si bien estamos rezagados respecto a algunos países
europeos, la cantidad de casos crece rápidamente y las autoridades
toman medidas para tratar de reducir el contagio.
Ayer,
el presidente Alberto Fernández decretó la suspensión por 30 días
de todos los vuelos provenientes de zonas peligrosas, el aislamiento
obligatorio de personas que hayan estado expuestas o presenten
síntomas de la enfermedad, la posibilidad de cancelar eventos
masivos y disponer de otras medidas para evitar aglomeraciones.
“Creemos
que el impacto sobre la actividad económica será significativo. Por
un lado, la dinámica del comercio exterior se está resintiendo. Si
bien Argentina es uno de los países con menor apertura comercial del
mundo, parte relevante de su producción tiene como destino China,
Estados Unidos y Europa (explican cerca del 30% de nuestras
exportaciones) y el shock de demanda que están teniendo estos países
definitivamente afectará el volumen de nuestras ventas. Al mismo
tiempo, el precio de los commodities cayó en las últimas semanas y
no queda claro si se recuperará en el corto plazo”, proyectó el
informe de Ecolatina.
El
temor a la pandemia y el cierre parcial de fronteras también
afectará el flujo de turismo receptivo. “Estos efectos apuntan en
la misma dirección, el ingreso de divisas comerciales se resentirá
en un contexto de escasez de Reservas Internacionales. Las
importaciones también se verán afectadas (menor actividad interna y
menores precios internacionales), pero el efecto no compensaría la
merma en exportaciones”, advirtieron.
El
capitalismo ya no es el que era y esta neoliberal pone todo patas
para arriba en su “mega-afán” por sostener la irracional carrera
financierista y de deudas impagables que sumerge al planeta en el
borde mismo de una tragedia de la que precisamente ni los medios de
comunicación, ni los lideres de la globalización y del llamado
mercado mundial, advierten, informan o dan señales de algún intento
de frenar ese loco andar hacia el precipicio al que arrastran a al
humanidad, ellos sí, sin ningún tipo de temor …
Los
mercados bursátiles del mundo cerraron una de las peores semanas de
su historia con pérdidas acumuladas que rondan 20%, por el pánico
que la expansión del coronavirus desató entre los inversores,
aunque lograron terminar la sesión de este viernes con ganancias.
La
bolsa de Nueva York tuvo un fuerte rebote este viernes luego de
registrar el jueves su peor jornada desde octubre de 1987, con un
rally de compras al final de la sesión durante declaraciones del
presidente estadounidense, Donald Trump, que decretó el estado de
emergencia por coronavirus. Según resultados provisorios de cierre,
el Dow Jones Industrial Average se disparó 9,3% a 23.172,97
unidades, el S&P 500 ganó un 9,3% a 2.711,02 puntos, mientras el
tecnológico Nasdaq trepó 9,3% a 7.874,23.
Los
índices todavía están alrededor de un 20% por debajo de los
máximos históricos alcanzados a mediados de febrero y cada uno
disminuyó al menos un 8% durante la semana.
Por
su parte, las bolsas europeas habían abierto la jornada con fuertes
subas, que llegaron a superar en algunos casos el 10% a media sesión,
pero se fueron reduciendo en las últimas horas a pesar de la
apertura en alza de Wall Street.
Los
mercados se tomaron un respiro tras las inyecciones de liquidez
anunciadas en las últimas horas por la Reserva
Federal de Estados Unidos., el Banco Central Europeo (BCE) y el Banco
de Japón.
Este
viernes Milán
rebotó 7,1%; Madrid, 3,7%; Londres, 2,5%; París, 1,8%; y Fráncfort,
0,8%;
sin embargo, en
la semana Milán perdió 23,3%; Madrid, 20,8%; Fráncfort, 20,1%;
París, 19,9%; y Londres, 17%.
Los
analistas creen que las medidas adoptadas hasta ahora por los bancos
centrales ayudan a calmar la situación pero no son suficientes para
afrontar una crisis como la actual.
En
el mercado del petróleo, el Brent, el crudo de referencia en Europa
y para la Argentina, subía 2,5%, hasta superar los US$ 34 por
barril.
La
economía argentina caerá un 2%, o más, en 2020 "si las
restricciones de circulación/cuarentena se profundizan",
informó este viernes la consultora Ecolatina, que anteriormente
preveía una recesión del 1,5% para el año en curso.
Según
lo detallado por el trabajo difundido esta tarde, el impacto
económico del coronavirus a nivel local afecta, en primer lugar, a
las exportaciones. El shock
de demanda en algunos de los principales socios comerciales
de Argentina, como Estados Unidos y China, sumado
a la caída de los commodities y a la merma en el turismo,
son factores que redundarán
en un menor ingreso de divisas.
En
este contexto, Ecolatina planteó que el equipo económico del
gobierno
se ve obligado,
a grandes rasgos, a
resignar
una de estas dos variables relevantes para la estabilidad
macroeconómica: superávit
comercial o mayor actividad económica.
"O
impone restricciones cuantitativas a las importaciones con el fin de
preservar el superávit comercial para hacer frente a sus compromisos
financieros, o acepta perderlo parcialmente y no resentir tanto el
nivel de actividad. Es probable que se elija un mix", afirmó la
consultora.
Si
el saldo de dólares esperado se reduce en las próximas semanas,
el informe advirtió que puede
complicar la reestructuración de la deuda
ya que "implica menor poder de negociación".
Paralelamente,
la cancelación
de eventos multitudinarios y la parálisis en el comercio también
podría afectar al crecimiento,
si se sostienen por largo tiempo. "Por caso, en junio y julio de
2009, tanto los hoteles como los restaurantes sufrieron una merma en
su actividad que superó el 8% mensual en términos
desestacionalizados. Si bien el efecto es difícil de aislar, parte
relevante de esta contracción respondió al avance de la gripe A",
recordó Ecolatina.
La
contracara
de estos indicios negativos es una muy probable reducción
de la inflación debido a la caída en los precios internacionales y
a las devaluaciones de los países de la región. La estimación de
la consultora pasó del 37,5% al 35%.
Economía
jaqueada por el coronavirus
La
actividad económica local comienza a sentir de lleno el impacto de
la implementación de medidas para contener el coronavirus. Lugares
de reunión, como bares y restaurantes, esperan una caída en la
visita de clientes, mientras que salas de teatro, conciertos, cines y
eventos deportivos quedan afectados por la regulación que establece
una ocupación máxima del 50 por ciento. Hay mucha preocupación en
hoteles por el menor movimiento turístico y la cancelación de
eventos y rondas de negocios. Pero además, se abre una situación
incierta para la actividad productiva, en la medida en que se
profundicen problemas de abastecimiento de insumos provenientes de
Asia, Europa y Estados Unidos y se caigan exportaciones a países
afectados. En supermercados, mayoristas y farmacias, comenzaron las
compras preventivas y hay fuerte desabastecimiento de alcohol en gel.
Ante la posibilidad de que avance un escenario más delicado, la CAME
pidió medidas de apoyo a la industria nacional.
En
paralelo a la retracción del comercio exterior, por baja de
exportaciones a China y otros países y la esperada caída de ventas
a Brasil, y a la crisis de las finanzas globales, que disparó el
riesgo país hasta los 3100 puntos, la economía nacional empieza a
sentir el impacto del coronavirus. Las medidas de contención social
para reducir el ritmo de expansión del virus comenzaron a paralizar
la actividad en determinados sectores, especialmente en los servicios
vinculados a recreación, turismo y entretenimiento.
Aldo
Elías, presidente de la Cámara Argentina de Turismo (CAT), evaluó
que “consideramos que las medidas que se están tomando son las
correctas para tratar de solucionar la propagación del coronavirus,
porque si esto empeora, el efecto puede llegar a ser muchísimo más
negativo. Pero la actividad turística queda en una situación
absolutamente delicada. El impacto más fuerte es el turismo
receptivo. El freno al ingreso de pasajeros desde Europa, Estados
Unidos y China es un perjuicio enorme. Al mismo tiempo, se están
cayendo viajes corporativos y recreativos de turismo interno y las
provincias cancelan eventos”. La CAT mantuvo una reunión este
viernes con el ministro Matías Lammens y sus pares provinciales para
consensuar un proyecto de ley de declaración de emergencia económica
en el sector. “La prioridad es la salud. Pero hay que proteger los
puestos de trabajo”, agrega Elías.
Ariel
Amoroso, presidente de la Asociación de Hoteles, Restaurantes,
Confiterías y Cafés, dijo que "por ahora el impacto más
concreto es en hotelería, porque todas las reservas se caen en una
proporción impresionante. En bares y restaurantes también hay
problemas, no sólo por parte del turismo extranjero sino porque
comenzaron a suspenderse todos los eventos importantes. Eso sin
contar lo que pueda pasar en el mercado doméstico, en donde cae la
demanda porque la gente va a salir menos".
"Ocho
de cada diez personas que entran a las farmacias preguntan por el
alcohol en gel y en la Ciudad de Buenos Aires prácticamente ya no se
consigue. Hay una situación complicada por el alza de los precios,
que fue del 100 por ciento en las últimas semanas. Por otro lado,
aparecen recetas caseras para la preparación de alcohol en gel, lo
cual no es seguro porque no se elaboran en laboratorios ni por
especialistas. Esto puede derivar en dermatitis, alergias, sequedad
de las manos y lastimaduras, que terminan aumentando la exposición
al virus", indicó Claudio Ucchino, director general del colegio
oficial de Farmacéuticos y Bioquímicos de la Ciudad de Buenos
Aires.
Una
situación que hace una semana parecía impensada es el aumento de
las compras “preventivas” en supermercados, mayoristas y
farmacias. “Entre jueves y viernes, los supermercados estuvieron en
el nivel de ventas de Navidad. Son compras de abastecimiento de las
cosas habituales, pero en la mayor cantidad posible. No hay riesgo de
desabastecimiento, aunque ya hay problemas en productos puntuales
como alcohol en gel y repelente de mosquitos”, indicó el titular
de la cámara de mayoristas, Alberto Guida. En tanto, una alta fuente
del supermercadismo admitió que hubo un fuerte incremento de la
demanda de productos sensibles como el alcohol en gel que está
complicando la oferta, porque las empresas proveedoras mantienen el
ritmo de entrega pero están limitadas en su capacidad de producción.
De
cara a una crisis cuyo tamaño todavía se desconoce, la CAME emitió
un comunicado pidiendo "un acuerdo nacional donde el sector
público y el privado eleven el consumo de bienes fabricados en el
país" y "un programa de reactivación de textiles,
metalmecánica, insumos básicos y construcción que requieren de
mano de obra intensiva y una gran cadena de valor asociada".
También pide que sectores estratégicos garanticen la producción de
alimentos, bebidas y medicinas y un acuerdo para preservar el empleo
con certidumbre fiscal, de seguridad pública y de regulación.
El
PBI no despega. El Índice Mensual de Actividad (IMA) de la Fundación
Germán Abdala mostró una variación en enero de 0% en la
comparación con diciembre. Hacia adelante, ya durante la semana
pasada las consultoras se hicieron eco de la crisis global generada
por el coronavirus y comenzaron a corregir sus proyecciones para el
2020. Se espera una nueva caída de 2%. La negociación con los
acreedores externos ata de pies y manos al Gobierno, cuyas políticas
fiscal y monetaria no alcanzan para reactivar.
Tal
como adelantó BAE
Negocios,
los privados ya borraron sus viejas proyecciones para la variaciones
del PBI
2020.
Si bien estaba prácticamente decretado que la actividad iba a caer
por tercer año consecutivo, esas previsiones se agravaron: Ecolatina
ya le puso número y pasó
de un negativo de 1,5% a otro de 2%.
Si se concreta, la recesión se acentuará y alcanzará una
destrucción acumulada de su producción anual de 6,4% en los últimos
tres años. Eso, tras las caídas de 2,5% en 2018 y de 2,1% en 2019.
Además, Elypsis y Econviews ya reconocieron estar
revisando a la baja sus propias proyecciones,
aunque todavía no las definieron.
Hasta
acá el Gobierno mostró la intención expansiva de la política
fiscal y monetaria, aunque por cierto fueron limitadas. Los intentos
de reactivar la economía se centraron en una redistribución vía
ingresos tributarios y gastos fiscales y de la seguridad social, por
un lado. Pero eso sin aplicar una inyección expansiva. Por el otro,
en una baja de la tasa de interés que se tradujo en un alivio
crediticio para los hogares y para las pyme pero que no logró
incentivar a los préstamos en general, ni para el consumo ni para la
producción.
(...) el crédito viene desacelerando su caída y hay optimismo
pero recién despegará cuando la actividad vaya mejorando. Ahora,
otro banco trasnacional consultado, afirmó en off: "Por el lado
de los individuos, los
préstamos personales siguen estancados.
Si bien hubo algo de mejora en enero y febrero, la demanda no
despega. Aún debe bajar más la tasa. Por el lado de las empresas,
por ahora la demanda de crédito en pymes también viene floja. Pero
pensamos que en abril y mayo va a reactivar con fuerza".
Desde
PxQ, la consultora de Emmanuel Álvarez Agis, advirtieron: "La
recuperación de la actividad, en un contexto en el cual no hay lugar
para política fiscal expansiva, se enfrenta a un panorama
internacional que no anticipa un incremento de la demanda externa. La
inversión privada no da indicios de aportar al crecimiento en el
corto plazo. El único motor de crecimiento en el corto plazo podría
estar asociado a una mejora en el poder adquisitivo del salario, con
su efecto sobre la demanda".
Y
agregaron: "El estímulo monetario apunta a reducir el costo de
financiamiento del sector privado para promover una recuperación de
la actividad vía aumento del crédito. Sin embargo, aunque la tasa
activa se redujo, la
demanda de préstamos no se recompone precisamente porque la
actividad económica no logra recuperarse.
La política monetaria del BCRA es útil como un alivio financiero
para empresas y familias, pero poco efectiva para promover la
recuperación de la actividad".
Además,
subrayaron, el éxito de la apuesta de bajar la tasa sin que haya
salida al dólar
e impacto inflacionario depende de una resolución rápida de la
negociación de la deuda. Hecho que, por cierto, continúa entre
signos de pregunta, sobre todo tras la complicada semana que vivieron
los mercados.
Sobre
llovido, mojado: a la extensión de la epidemia de coronavirus o
Covid-19 se añadieron las disidencias entre países petroleros
–sobre todo Arabia Saudita vs. Rusia– y el “oro negro” se
desplomó, acentuando la caída de los mercados financieros globales,
más allá de que pueda haber rebotes transitorios. Todo esto ocurrió
sobre una economía global mal preparada para las tormentas, como
venimos diciendo hace algunos meses. La actual presidenta del Banco
Europeo, Christine Lagarde, anunció que la institución lanzaría
nuevas medidas porque la situación puede ser similar a la de 2008. Y
la Reserva Federal de los EE.UU. amplió su programa de “quantitative
easing” –emisión monetaria para comprar bonos y otros activos–
que podría llegar hasta 1,5 billones. Estamos así ante una
situación sin precedentes desde 1929: no hay medidas evidentes de
política económica para detener el derrumbe de mercados. Las tasas
de interés se acercan a cero y las políticas fiscales también
encuentran límites, porque los niveles de endeudamiento –público
y privado– son demasiado altos, unos 250 billones de dólares, casi
un 300% del PBI global y la deuda pública bruta de los países
desarrollados llega al 103% de su PBI, aunque la neta, de “solo”
75%, da algún margen. Hasta febrero la economía norteamericana
seguía desempeñándose bien. El empleo aumentó ese mes en 278.000
puestos, 222.000 de los cuales fueron del sector privado. La tasa de
desempleo bajó de 3,6% a 3,5% y tanto la participación en la
actividad económica como la tasa de empleo tuvieron aumentos
interanuales de 0,3% y 0,4%. El déficit comercial se redujo en enero
a 45.300 millones, desde 48.600 en diciembre, pero se debió a que
las importaciones cayeron más que las exportaciones, indicando así
un debilitamiento de la economía. Aunque desactualizadas es bueno
recordar las optimistas proyecciones que hacía el FMI en enero,
apenas ayer, para 2020 y 2021.
Seguramente
las revisará a la baja en julio próximo –o quizás antes– y es
probable que este año veamos algunos trimestres recesivos en países
líderes. La magnitud de las caídas de los mercados no tiene
precedentes desde 2008.
Las
únicas subas en el último mes se dieron en el oro, como es habitual
en las crisis, el euro, el yen –el dólar ya no aparece como “el”
refugio– y la bolsa de Shanghai, quizás por el retroceso del
coronavirus en China.
Se agregan otras preocupantes tendencias de fondo, como el aumento en la propensión a ahorrar no acompañada por la propensión a invertir, lo que lleva a un saving glut, es decir, un exceso de ahorros sobre el que Ben Bernanke llamó la atención ya en 2005. Pese a los problemas encontrados con ellas por Dinamarca y Suiza es posible que deba recurrirse en países importantes a tasas de intereses nominales negativas, pero a plazo fijo, por ejemplo, un año, para tratar de inducir a aumentar la inversión y el gasto. Más profundamente, es probable que el exceso de ahorros y la escasez de inversión aniden en la cultura del siglo XXI, cada vez más propensa al bienestar presente, aun a costa de las generaciones futuras, que en un contexto de bajísimo crecimiento demográfico, parece interesar a pocos. En cualquier caso, este tipo de medidas requiere una coordinación internacional, similar a la lograda en la reunión del G20 en Londres, en abril de 2009 y en su faz preparatoria. Por ejemplo, si no hay coordinación en la política de tasas de interés, pueden darse valorizaciones o desvalorizaciones buscadas de las monedas nacionales.
En el marco descripto, el horizonte de la Argentina se oscurece, tanto para la renegociación de la deuda pública como para las inversiones y las exportaciones, aun en los recursos naturales. También aumenta el riesgo de que, ante la probable crisis global, se refuerce la orientación de nuestro país al mercado interno. Se acentuaría así el error de carecer de un plan estratégico que incluya a las exportaciones y las inversiones, sin cuyo crecimiento relevante la Argentina no saldrá de la estanflación que ya lleva casi diez años consecutivos ni de la decadencia relativa a otros países que lleva ya 85 años. Urge superar las rencillas internas e intentar los proclamados pero ausentes acuerdos.
Como
individuos y como sociedad no estaría mal revisar nuestros hábitos
y nuestras actitudes para que el pánico de hoy, en lugar de
condicionar nuestras costumbres mañana, se convierta en un
aprendizaje para cuidar más el planeta y distanciarnos un poco de
nuestros prejuicios y aprensiones.
Ser
mortalmente libres debería ser la primera obligación moral en la
vida. Pero en pleno siglo XXI volvemos a comprobar que ninguna pasión
sitúa a las civilizaciones frente al espejo de su insignificancia
como ese temor atávico que sobrecoge a pastores y rebaños desde la
noche de los tiempos. Es imposible saber si la experiencia del miedo
ha cambiado mucho desde la Edad de Piedra. Cualquiera diría que
nuestros temores actuales nos igualan emocionalmente a los habitantes
de las cavernas.
En
la Biblia leemos que el temor de Dios es una fuente de sabiduría.
Hobbes
también quiso ver en el miedo la razón del Estado y el principal
instrumento de civilización. Pero hoy seguimos siendo esclavos de
nuestros temores porque el miedo es una herramienta sociológica de
dudosa eficacia. Si tenemos poco, tendemos a la imprudencia; y si
tenemos mucho, nos encastillamos en el egoísmo, la insolidaridad y
la tentación distópica.
Sartre
advirtió de que el infierno son los otros, cuya presencia nos
examina, nos interpela, nos censura, nos subyuga y nos paraliza. Como
los truenos y las bombas. Pero tampoco parece improbable, a tenor de
la volatilidad de nuestra seguridad, que el infierno seamos nosotros
mismos, incapaces de sobreponernos al arbitrio del miedo, porque el
hombre se sabe un ser para la muerte.
El
presidente Alberto Fernández llamó a la sociedad a "demostrar
que en los temas importantes estamos unidos", al brindar un
mensaje por cadena nacional con motivo de la pandemia de coronavirus,
y advirtió que "tendrán responsabilidades penales" todas
aquellas personas que deban estar aisladas preventivamente y no lo
cumplan.
"Tenemos
que demostrar que en los temas importantes estamos unidos. Vamos a
seguir monitoreando cada vez que detectemos un posible caso de este
virus. Somos Argentina, un país unido donde todos debemos
comprometernos con los demás, empezando por el Estado. Lo que le
pasa al otro, nos pasa a todos”, señaló el jefe de Estado en un
discurso grabado.
Además,
el Presidente remarcó que “el Estado está presente y va a
acompañar a todos, especialmente a nuestros mayores de 65 años, en
quienes mayor impacto" tiene la enfermedad, añadió el
mandatario.
Fernández
reseñó que las zonas afectadas por la pandemia son "todos los
países de Europa, los Estados Unidos, Corea del Sur, Japón, China e
Irán, y que "todos los vuelos provenientes de esas zonas quedan
suspendidos por 30 días".
No
obstante, adelantó que el Estado asegurará los medios para
"facilitar el regreso" al país de los argentinos que se
encuentren en esos destinos.
El
rol del Estado
El
jefe de Estado indicó que "en una situación de alarma
generalizada es imprescindible el rol del Estado para prevenir y
brindar protección a la población".
Al
dirigirse al país en un mensaje por cadena nacional, el mandatario
planteó que "esta pandemia convoca como sociedad, al Estado,
las provincias y municipios".
Extensión
de la emergencia sanitaria
En
su alocución, Fernández repasó el contenido del Decreto de
Necesidad y Urgencia (DNU) que firmó en horas de la tarde y por el
cual amplió la emergencia sanitaria por un año con el propósito de
contener la propagación del coronavirus.
Acerca
de quienes deben cumplir aislamiento, enumeró a "los casos
confirmados, los sospechosos, las personas que hayan estado en
contacto con casos confirmados o sospechosos, o las personas que
hayan ingresado al país en los últimos 14 días", para "evitar
todo lo posible la propagación del virus", declarado pandemia
por la OMS.
Información
precisa
El
mandatario anticipó que "todos los días la sociedad recibirá
información precisa" sobre el avance del coronavirus en el
país, y remarcó que las personas tienen la obligación de "reportar
síntomas compatibles" con la enfermedad.
Asimismo,
reiteró que el Estado nacional dispuso una "asignación
extraordinaria de $1700 millones" para mitigar el coronavirus.
El
Presidente aseguró que las autoridades podrán disponer “el cierre
de lugares de acceso público, suspender espectáculos públicos y
todo otro evento masivo e imponer distancias de seguridad y otras
medidas necesarias para evitar aglomeraciones”.
El
mundo está en guerra y el enemigo es invisible, silencioso y
traicionero. El coronavirus tiene en vilo a todo el planeta; eso ya
es una realidad trágica e instalada, que amenaza con empeorar. Sin
embargo, entre tanto escenario dramático, surgen algunas razones
para no perder el optimismo, O más bien oportunidades que el mundo
no puede desaprovechar. Para la Argentina , una de esas oportunidades
llega teñida de urgencia.
La Argentina, con ventaja para aprender de los exitosos
Hoy
el país está en la misma situación en la que Italia o España o
Francia estaban en la tercera semana de febrero o en la que estaban
Corea del Sur y Taiwán a comienzos de enero. Hay pocos casos y, por
ahora, ninguno responde a contagios comunitarios o de transmisión
local. Es decir, que tiene una ventaja de varias semanas para
aprender de los caminos sanitarios que cada uno de esos países tomó,
de las estrategias de prevención, contención y mitigación que
eligió, de los recursos que empleó, de los comportamientos sociales
que enfrentó y, fundamentalmente, de los resultados que obtuvo.
Lecciones
tiene de sobra, de las buenas y de las malas. Pero lo que no tiene de
sobra la Argentina es tiempo: su ventana de tiempo para actuar
drásticamente para contener el virus y demorar el pico de contagios
y muerte es pequeña y, como sucedió en Italia, puede cerrarse de
repente.
Hasta
el 20 de febrero, ese país tenía menos de cinco casos de
coronavirus. El 23 de febrero el país se fue a dormir con 152. Hoy,
20 días después, tiene casi 12 veces más de infectados y cerca de
1300 muertos. Los especialistas creen que el virus estuvo dando
vuelta por la península desde enero sin ser detectado y que, una vez
identificado, el gobierno de Giuseppe Conte fue demasiado gradual en
las medidas de combate necesarias y hasta muy indulgente en las
restricciones aplicadas. La cuarentena, creen, llegó demasiado
tarde, cuando la epidemia estaba acelerada ya. Esa crítica también
le pega hoy al mandatario español, Pedro Sánchez.
Ese
es uno de los primeros mensajes que llega desde Italia para el
gobierno de Alberto Fernández , que subestimó al coronavirus en su
etapa de prevención pero está a tiempo de actuar con mayor firmeza
y determinación en la contención y, eventualmente, en la
mitigación.
Distanciamiento
social, aislamiento obligatorio y vigilado, cuarentenas extendidas,
tecnología de punta, transparencia informativa y testeo masivo son
los ingredientes esenciales de las dos recetas de éxito contra el
coronavirus hasta hoy: Taiwán y Corea del Sur.
Ambos
previnieron y contuvieron con éxito. Corea del Sur realiza 20.000
testeos por día y tiene una app que deja saber a cada ciudadano la
tasa de contagio del lugar donde está. Hoy el país, donde el
coronavirus tiene una letalidad del 0,7% (baja) registró hoy más
casos de curados que de infectados. Ya a principios de enero Taiwán,
por su lado, puso toda su tecnología al servicio de la detección
rápida y del aislamiento estricto (fue el primero en cortar todo
lazo con China) con lo que contuvo el brote y hoy apenas tiene 49
contagiados y un muerto.
Claro
que ambos tienen un antecedente del que aprendieron mucho: la
epidemia de Sars, también originada en China, en 2002 y 2003, que
dejó miles de infectados y decenas de muertos en los dos países.
Taipei y Seúl rediseñaron, sobre la base de esa experiencia, su
infraestructura de salud y de biotecnología.
La
Argentina no tiene ni ese antecedente ni los recursos de Taiwán o
Corea del Sur, que -por ejemplo- cuenta con 76 laboratorios de tests
de coronavirus mientras que nuestro país solo emplea uno, el
Malbrán. Pero bien puede aprender de la rapidez y de la
determinación de ambos países para achatar la curva de contagios y
preservar la capacidad de sus sistemas de salud de un desborde
generalizado.
El negacionismo científico da un paso atrás
Sucedió
en China , pasa en Italia y ocurrirá en muchas otras naciones. La
trinchera de la guerra contra el coronavirus son las unidades de
terapia intensiva, las guardias, los hospitales de campaña; los
comandos de operaciones son las dependencias públicas guiadas por
sanitaristas; los centros de inteligencia e investigaciones son los
institutos donde se realizan los tests y los laboratorios donde se
descifra el Covid-19 o donde se busca sin descanso una vacuna para
derrotarlo.
Sin
discusión, hasta ahora, los héroes de 2020 son los trabajadores de
la salud -desde médicos, enfermeros, radiólogos, instrumentistas
hasta funcionarios especializados en políticas sanitarias- y los
científicos -desde biólogos, químicos, genetistas hasta doctores
en tecnología-. Una bofetada para el creciente movimiento de
negacionismo, personificado sobre todo por los antivacunas pero
también por quienes descreen del cambio científico.
El
movimiento antivacunas está detrás del resurgir de algunas
enfermedades como el sarampión, en la Argentina y otros países.
Como si eso no fuera poco, ahora cree que una eventual vacuna contra
el coronavirus no será más que una nueva forma de control social
por parte de los Estados.
Más
allá del golpe de legitimidad que la renovada confianza en la
ciencia le da al negacionismo, tal vez la pandemia sirva además para
replantear los sistemas de salud públicos y privados de todos los
países, que hoy -ante su mayor desafío histórico- empiezan a
mostrar sus grandes fisuras y debilidades.
¿Un antídoto a la polarización?
Si
una vacuna puede llegar a ser la cura contra el coronavirus, este
-pese a toda su carga de muerte y enfermedad- tal vez sea el antídoto
para la polarización que divide a casi todos los países en el siglo
XXI. Desde Emmanuel Macron y Alberto Fernández hasta Donald Trump y
Giuseppe Conte, todos los jefes de gobierno y de Estado invocaron la
unidad para enfrentar este actual enemigo silencioso y común a todas
las sociedades.
Claro
que esas palabras a veces suenan más como declaraciones de
principios más que como verdades, porque las discusiones entre
Conte, su gobierno y Matteo Salvini, en Italia; el enfrentamiento
entre el PP y el PSOE, de Pedro Sánchez, en España; y los ataques
de Trump a sus oponentes.
Pero
dos datos permiten suponer que la lucha contra el virus es, en
efecto, un antídoto eficaz contra la polarización. En Israel,
Benjamin Netanyahu y el líder de la oposición, Benny Gantz,
negocian un gobierno de unidad de emergencia para dejar las peleas de
lado y poder enfocarse todos en la derrota de la amenaza sanitaria.
Lo hacen después de enfrentarse tres elecciones generales en un año
que, en un país partido, no arrojaron resultados ganadores claros.
Por
otro lado, el Congreso norteamericano dejó atrás los odios que
despertó el impeachment entre republicanos y demócratas para
aprobar hace pocas horas un enorme paquete de estímulo y ayuda para
combatir la pandemia.
La contaminación cae
En
los dos primeros meses del año, la economía china se paralizó: sus
calles se vaciaron, las fábricas se callaron, los aviones no
despegaron, los comercios cerraron. El trabajo se concentró en los
hospitales. En ese período, las emisiones de dióxido de carbono de
China, uno de los países más contaminantes, se redujeron un 25%,
según un estudio de Carbon Brief.
Hoy,
obligada por una pandemia arrasadora, es toda la economía del mundo
la que empieza a bajar los brazos, por lo que los especialistas creen
que las emisiones totales caerán por primera vez desde el crac
financiero de 2008.
La
guerra contra el virus no es solo sanitaria, es también económica.
El mundo no puede darse el lujo de una recesión como la de 2009. Es
tan necesaria la victoria sanitaria como la económica; ambas son un
problema de subsistencia. Pero sí puede aprender cómo el cambio de
hábitos, por más forzado que sea, ayuda, en el largo plazo, a
combatir al otro gran enemigo que tiene hoy la humanidad: el
calentamiento global.
Aún
en los raptos de positividad, no podemos prescindir de ese
inconsciente neoliberal que sostiene las dinámicas globales del
capitalismo, en sus “seguridades financieras” … aún frente a
situaciones que son evidencia de lo mal que estamos resolviendo los
problemas del mundo …
Daniel
Roberto Távora Mac Cormack
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