Sábado 14 de marzo de 2020

El Virus es el neoliberalismo Capitallsta
El síntoma el individualismo como resultado del miedo al “otro”
La Pandemia es el ocaso de occidente.

El miedo o temor es una emoción caracterizada por un intenso sentimiento habitualmente desagradable, provocado por la percepción de un peligro, real o supuesto, presente o futuro. Es una emoción primaria que se deriva de la aversión natural al riesgo o la amenaza, y se manifiesta tanto en los animales como en el ser humano.


La distinción entre “lo humano” y “lo animal” como condición que nos permite distinguirnos de los otros seres que cohabitan el planeta, es precisamente la posibilidad que en la conciencia, lo humano adquiere de “razón”, “inteligencia”, la posibilidad que en el lenguaje puede desarrollar para crear conocimiento y nombrar el mundo en el que vive y desarrolla su experiencia temporo-espacial.

El pensamiento como actividad que vehiculiza esa posibilidad de razonamiento y ejercicio de la inteligencia humana, es y al mismo tiempo racional consciente e inconsciente y en el entrecruzamiento produce lo que denóminamos subjetividad. La razón y la inteligencia humana no aparecen de la nada sino como resultado de la experiencia sensible y emocional de los individuos que pueden en el lenguaje dar cuenta y razón de eso que sienten y los emociona de algún modo. Las emociones y sentimientos son resultados de una compleja red que permite a lo humano, en el lenguaje, distinguir y distinguirse , separándose del entorno y signando diferencias y similitudes, distinguiendo y separando “lo propio” de “lo ajeno”. Por lo tanto, la experiencia subjetiva e individual de todo individuo es y al mismo tiempo un aporte a la experiencia subjetiva y colectiva del conjunto con el que se relaciona. Conjunto que esta integrado por otros humanos, otras especies, otros elementos, cosas o creaciones propias de la capacidad de crear … Todo ese afuera del individuo son las existencias … en tanto existe solo aquello que podemos distinguir en la conciencia del entorno en el que desarrollamos nuestra humana experiencia…

Pánico (del latín panicus miedo excesivo sin aparente causa justificada), en el diccionario de la Real Academia Española (2009), es el miedo extremado o del terror producido por la amenaza de un peligro inminente, y que con frecuencia es colectivo y contagioso.

El pánico es una reacción colectiva muy temida, a pesar de no ser la más frecuente, que se puede definir como el miedo colectivo intenso, sentido por todos los individuos de una población y que se traduce en las reacciones primitivas de “fuga loca” de fuga sin objetivo desordenada, de violencia o de suicidio colectivo (Crocq et al., 1987).

Un miedo colectivo es miedo compartido por una parte importante de un grupo o de una sociedad (Miedo Colectivo, 2009).

Para Freud (2001), el pánico se produce cuando una tal multitud comienza a disgregarse y se caracteriza por el hecho de que las órdenes de los jefes dejan de ser obedecidas, no cuidándose ya cada individuo sino de sí mismo, sin atender para nada a los demás. Rotos así los lazos recíprocos, surge un miedo inmenso e insensato… El miedo del individuo puede ser provocado por la magnitud del peligro o por la ruptura de lazos afectivos (localizaciones de la libido)… Del mismo modo, se produce el pánico por la intensificación del peligro que a toda amenaza o por la ruptura de los lazos afectivos que garantizaban la cohesión de la masa, y, en este último caso, la angustia colectiva presenta múltiples analogías con la angustia neurótica. Como se puede observar, para el padre del psicoanálisis, las emociones se asocian con pulsiones instintivas que se encuentran en la personalidad y el inconsciente.

Ovejero (1977) señala que, ante situaciones de riesgo, tensión o cambio, debidas tanto a factores ambientales como a factores sociales, se desencadena una serie de conductas y emociones colectivas.



El sentir intensamente miedo es una reacción frecuente en situaciones de catástrofe o de amenaza, pero no es una condición suficiente para que aparezcan conductas de pánico. Incluso las investigaciones sobre sujetos entrenados para la guerra (aviadores e infantería norteamericana, voluntarios del ejército republicano español, etc.) confirman que la mayoría aplastante de los soldados sienten miedo en el combate (Delumeau, 1993).

En una época caracterizada por una constante turbulencia y un creciente sentimiento de inseguridad, Jean Pierre Dupuy (2009), en su trabajo “El pánico” se pregunta: ¿Por qué las crisis que desgarran o los miedos que habitan en ella no degeneran en desórdenes generalizados o en desbandadas desenfrenadas? Él sostiene que toda sociedad posee un lazo invisible que la mantiene funcionando, como un inconsciente colectivo que se impone a los hombres. Siguiendo las enseñanzas de la mitología griega, cuando el lazo social deja un vacío y surge el desmoronamiento repentino del orden social, aparece el pánico (Dupuy, citado en Korstanje 2009).

Pese a sentir y compartir un miedo intenso, muchas veces las personas llevan a cabo acciones heroicas y coordinadas (hecho mostrado no solo entre víctimas de guerra, sino también entre personal de ocupaciones peligrosas como bomberos). Más aún, las investigaciones llevadas a cabo sobre personas aterrorizadas por desastres sugieren que el pánico es de corta duración y que, aún las personas que sienten miedo intenso y están más alteradas, pueden ser rápidamente inducidas a seguir las reglas de las autoridades y los líderes locales (Turner & Killiam, 1972).

Nuestro país en la actualidad vive un estímulo amenazante para sus habitantes, que se sintetiza en las condiciones de: violencia, corrupción, cinismo, desigualdad social, inseguridad, revueltas, desastres naturales (sismos, desbordamiento de aguas, etc.), amenazas de epidemias, crisis políticas y económicas, todos ellos siguen generado miedo colectivo.

La vida cotidiana nos lleva a estar alertas todo el tiempo. Vivir en una ciudad nos hace activar mecanismos tan viejos como las emociones, las cuales nos sirven entre otras cosas para comunicarnos, adaptarnos a diversas situaciones, comunicar nuestros estados de ánimo profundos e interactuar en la sociedad.

Aunque en la actualidad se tiene una idea más integral de cuerpo y mente como un todo, esto no siempre fue así. El hombre ha pasado por diversos paradigmas: Darwin (1809-1882) lo consideraba un ser biológico, para Descartes (1596-1650) el ser humano era racional, para Sigmund Freud (1856-1939) el ser humano era un ser psicológico, mientras que para Comte (1789-1857) el ser humano era un ser social. De esta manera hoy día en esta integración mente y cuerpo del hombre se le considera como un ser: biopsicosocial.

Si un acontecimiento de la vida cotidiana no puede resolverse se guarda en la mente y en el cuerpo en lo más profundo de nuestro ser. Como seres sociales sabemos que las emociones son contagiosas, esto puede suceder, de forma inconscientemente en una diada (“Yo te puedo contagiar con mi miedo”) o también debido a una manipulación social o política. Cuando un comunicador provoca el miedo en una audiencia o una persona fuera de control emocional tiene una reacción de pánico en un cine, tenemos así un claro ejemplo del miedo colectivo y su paso de lo individual a lo grupal o lo masivo.

Cuando el miedo pasa al pánico las emociones dominan la mente y la razón queda subyugada.

Hoy con las redes sociales un solo mensaje electrónico puede transmitir estados emocionales (miedo, pánico, terror, pavor, etc.) y propagarse partiendo de una sola persona y potencialmente correr como un virus alcanzando en “tres grados de distancia hasta ocho mil contactos” (Christakis & Fowler, 2010).

El miedo es una herramienta política útil, los civiles asustados hacen lo que sus líderes políticos les dicen. Elizabeth Phelps, profesora de la Universidad de Nueva York dice: la gente decide de forma distinta frente al miedo quieren volver a la seguridad, a lo familiar a lo cómodo, entonces puedes evocar miedo en un aviso político y convencer a la genta a tomar una decisión en lugar de otra (La ciencia del miedo, 2013).



De esta manera el miedo puede ser analizado desde diferentes enfoques: Biológico: como un esquema adaptativo, y constituye un mecanismo de supervivencia y de defensa, surgido para permitir al individuo responder ante situaciones adversas con rapidez y eficacia.

Neurológico: En donde se analizan las estructuras procesos y productos del cuerpo humano y particularmente del cerebro.

Psicológico: como un estado afectivo, emocional, necesario para la adaptación del organismo al medio, y cuando no tiene salida esta emoción se convierte en una alteración psicológica o en un estado somatomorfo.

Social y cultural: Con un enfoque, sociológico, antropológico, económico, político o espiritual, se puede aprender a temer objetos o contextos o situaciones.

Los miedos también se pueden aprender a no temerlos  independientemente del enfoque en donde se analicen. Las emociones están directamente relacionadas con los significados y de hecho no se produce ningún cambio emocional sin que se produzca un cambio cognitivo. Los psicólogos seguimos esforzándonos por tener un panorama más completo del miedo colectivo, y una de las mejores formas de atenuarlo es contar con información científica que nos ayude a enfrentarlo. Una forma de neutralizar el miedo al menos en el formato racional es contar con información de aquello que nos preocupa o amenaza.


En la vida anímica individual, aparece integrado siempre, efectivamente, «el otro», como modelo, objeto, auxiliar o adversario, y de este modo,
la psicología individual es al mismo tiempo y desde un principio, psicología social, en un sentido amplio, pero plenamente justificado.”
(Sigmund Freud, “Psicología de las masas y análisis del yo”. )

El miedo es hoy uno de los elementos constitutivos más poderosos de las relaciones sociales y de los procesos de producción de subjetividades. Los profundos miedos individuales, arraigados en nuestro cerebro primitivo desde el ser humano de las cavernas que apenas si sobrevivía a todas las catástrofes y amenazas de la naturaleza que lo rodeaba, se han ido transformando en la epidemia de los miedos colectivos.

Para los hombres y mujeres contemporáneos el miedo se vive como una realidad cotidiana en cada uno de los espacios de reproducción social y se representa como una  ausencia de seguridad en cada instancia de una vida vivida como una experiencia angustiosa.



La psicología se ha ocupado de buscar explicaciones a esta emoción perturbadora que alguna vez ha tenido que ver con el comportamiento de todos los humanos. Para la tradición lacaniana del psicoanálisis, la neurosis es el miedo. A la pregunta sobre qué empuja a la gente a pedir ayuda, Lacan responde que es “el miedo; cuando no comprende (la gente) lo que sucede, tiene miedo, sufre por no comprender y poco a poco cae en la angustia”. Luego añade que la angustia “es algo que se sitúa más allá de nuestro cuerpo, un miedo pero de nada, que el cuerpo –el espíritu incluido– puede motivar. En suma, el miedo del miedo” ( aques Lacan. Entrevista. 1974. Citado por María H. Cárdenas. “Los nombres de la angustia en el ma (...)). Desde este punto de vista, el miedo implica una posición subjetiva en tanto la angustia denota una entrada en la subjetividad por la puerta del sufrimiento.

El miedo es incertidumbre de lo porvenir que emplaza el imaginario de una vida estable que se plasma como una subjetividad dominante y como oferta suprema del capitalismo. La felicidad entendida como la seguridad de acceso a todos los bienes y servicios; la certeza de que si el individuo se atiene al pacto social, acepta las regulaciones y legitima el monopolio de la violencia por el soberano, entonces recibirá a cambio protección y abrigo, según lo que dicta el sentido común. Y para eso está el Estado, el que todos pagamos, al que todos remozamos con nuestra obediencia y que, naturalmente, debe darnos garantías colectivas ante nuestra vulnerabilidad individual.

La búsqueda de certidumbres como remedio para los miedos que asaltan diariamente al individuo entonces no es algo ajeno a los dispositivos del Poder. El miedo no es un fantasma que ronda a las personas y externo a las relaciones en las cuales éstas se forman como sujetos. No es un fenómeno atinente exclusivamente a la psique individual, aunque por supuesto la atraviesa. El miedo se produce y se actualiza en el acontecimiento mismo del ejercicio del poder. Es en los escenarios en los cuales se construyen hegemonías y se destruyen sueños, en donde los imaginarios del común sentido son sometidos a la prueba de las fuerzas reales que desgarran el sujeto y ponen en evidencia que las certezas que le otorga su identidad de buen ciudadano (y que por tanto le deberían otorgar todas las garantías) no son para nada un camino unidireccional asegurado hacia un cada vez mayor bienestar, o una cada vez más amurallada seguridad. Ya Deleúze lo había advertido:  “Porque la incertidumbre personal no es una duda exterior a lo que ocurre, sino una estructura objetiva del acontecimiento mismo, en tanto que va siempre en dos sentidos a la vez, y que descuartiza al sujeto según esta doble dirección. La paradoja es primeramente lo que destruye al buen sentido como sentido único, pero luego es lo que destruye el sentido común como asignación de identidades fijas”(  Guiles Deléuze. “Lógica del Sentido”. Editorial Paidós. Buenos Aires. 1989. Pág. 50).

La incapacidad para aceptar al otro, al diferente, que se expresa a cada rato en actitudes de violencia, produce espacios en donde la afectación de los cuerpos transita por emociones como el odio, la envidia y la venganza, y pone en movimiento fuerzas brutales y polarizadas que se incorporan a las máquinas de subjetivación que buscan la homogenización y la desaparición de las diferencias, así sea a costa de la liquidación de los diferentes.

El miedo es el mensaje que, día tras día, titular tras titular y reportaje tras reportaje, los medios de comunicación nos lanzan. Y no es que quieran asustarnos instrumentalmente, en pos de algún objetivo más o menos (in)confesable, sino que lo hacen sin querer y a veces sin saber, de resultas de su intrínseca lógica comunicativa, de la manera a que están abocados a representar la realidad de que informan. Esa realidad no genera, por sí y en sí misma, miedo, sino que más bien se limita a ser pretexto o estar abierta a una representación de este tipo, alarmante y desasosegada. En definitiva, los medios no reflejan un mundo en sí peligroso o arrastrado a la catástrofe, sino que seleccionan peligros, riesgos y catástrofes para darnos una versión sesgada de un mundo que, objetivamente, tal vez pudiera ser descrito y vivido de otro modo.



La pregunta es obvia: ¿por qué? ¿A qué se debe ese pesimismo que esparce miedos y alarma un día sí y otro también? En un principio, hay dos teorías contemporáneas que prometen dar respuesta a ese interrogante: una nos asegura que los miedos van de la mano del imparable proceso de globalización; la otra propone, y de forma parece que más convincente, que la alarma social y los consiguientes desasosiegos y temores son hijos de los crecientes riesgos medioambientales de raíz antropogénica a los que estamos expuestos. Analizadas las propuestas y argumentos de ambos candidatos, Gil Calvo llega a la conclusión de que ni la teoría de la globalización ni la del riesgo permiten explicar suficientemente la situación. 

No quiere decir esto que haya que descartar ambas hipótesis en su totalidad, sino que hay que situar lo que de sensato tengan en una nueva perspectiva que, según entiendo sus argumentaciones, Gil Calvo parece articular en dos pasos: uno propone un nivel más alto de abstracción; el otro requiere una mediación analítica que ni la globalización ni el riesgo incorporan inmediatamente y que se halla en una teoría de la comunicación a la altura de los tiempos audiovisuales que corren.

 

La jornada de ayer estuvo invadida de noticias, muchas de ellas expresan la paranoia reinante y la falta de información, otras, la avaricia de quienes se aprovechan del miedo. En el medio ya hay 236 casos de dengue confirmados contra cuatro sospechosos de coronavirus, pero a nadie parece importarle.

Mientras, un funcionario capitalino de primera línea como el coordinador de Planificación y Control de Gestión de la Municipalidad, Bernardo Racedo Aragón, tras retornar de un viaje a Estados Unidos cometió la imprudencia de asistir al Centro Cívico a pesar de venir de una de las zonas críticas.
Racedo Aragón, volvió a Salta tras su estadía en Disney, e inmediatamente, el 11 de marzo, asistió a un acto oficial junto a la intendenta Bettina Romero.
Ese día, el coordinador participó de una reunión pública junto a otros funcionarios municipales y mantuvo un encuentro con los sindicatos, desconociendo todos los pasos del protocolo que su propia intendenta había ratificado.

La mismísima intendenta publicó una foto en su red social de Twitter en donde se puede ver al funcionario.

Recién esa noche decidió comenzar la cuarentena obligatoria para todos aquellos quienes hayan viajado a países de riesgo de coronavirus, como es el caso de EEUU. No obstante ello, trabajadores municipales aseguran que debieron pedirle que se retire del Centro Cívico el viernes 13, cuando lo vieron ingresar a la zona de oficinas de la intendencia.

Pueblada y paranoia

Otra de las noticias inexplicables fue la decisión de los concejales de Iruya, que sesionaron a pesar de estar en receso sin autorización del intendente, que se encontraba fuera de la localidad, y sancionaron una “ordenanza” impidiendo el ingreso de turistas extranjeros a la localidad.

El senador por ese departamento, Walter Cruz, indicó que si bien él no se encontraba presente, todo comenzó en una charla informativa en el colegio secundario. Allí, dijo Cruz “todos los presentes tomaron la decisión por mayoría”.

La presión fue mucha, y el objetivo primordial fue la autodefensa”, agregó el senador, de alguna manera justificando la medida, aunque aclaró que el intendente ya decidió dar de baja esa ordenanza.

Defendió a los concejales “que actuaron de buena fe a pedido del pueblo” y reconoció que fue una decisión apresurada. “Desde las instituciones estamos pidiendo capacitación e información para prevenir y no asustar a la gente”, concluyó el legislador.

En la conferencia de prensa que dio anoche en Grand Bourg, Gustavo Sáenz habló sobre el hecho y planteó que no se puede actuar ante el desconocimiento y apresuradamente, “tenemos que trabajar de manera conjunta y escuchar a quienes más saben sin tomar medidas aisladas”.

El dengue ya no importa

Tal es la saturación de información en cuanto al coronavirus, que al parecer ya no hay dengue en nuestra provincia.

Sin embargo, el jefe de Sala de Situación del Ministerio de Salud, Miguel Astudillo, confirmó, antes de comenzar su conferencia para dar datos del nuevo virus que invade al mundo, que en la provincia hay diagnosticados 236 de dengue, “sobre todo en las localidades del norte y Las Lajitas”.

Si bien explicó que se redujo en casi la mitad con respecto al año pasado (550), el médico aseguró que sigue siendo alto el número y sin embargo es menos noticia que el coronavirus. 
 
Todavía estamos en un período de alta transmisibilidad del dengue, no hay que olvidarse de las precauciones, sabemos que la situación epidemiológica actual está muy convulsionada por la presencia de otra enfermedad, pero el dengue es una realidad y la tenemos en la provincia”, dijo el especialista.
Y agregó “Debemos seguir difundiendo las medidas de prevención y precaución porque no estamos cerrando el ciclo aún”.

El abuso ante el miedo



Desde que comenzó a circular la noticia de la expansión del Coronavirus comenzaron a escasear los productos de limpieza como el alcohol en gel o los barbijos, y los aumentos no se hicieron esperar.

Al respecto, la Secretaría de Defensa del Consumidor de la provincia informó que se están realizando intensos controles para verificar el cumplimiento de la resolución de la Secretaría de Comercio de la Nación mediante la cual se retrotrae al 15 de febrero los precios del alcohol en gel y se mantiene su valor por 90 días.

Ezequiel Giménez, socio gerente de Más brillo, le dijo a Salta/12 que están con “todas las líneas y redes totalmente saturadas, todo el mundo está pidiendo alcohol en gel y no damos abasto”.

El empresario salteño sostuvo que siempre hicieron “algo así como 600 litros mensuales y ahora eso lo vendemos en un día”.

Añadió que el problema se está generando en cuanto a la entrega de materia prima, “o sea alcohol, nos llega con aumentos del 17 al 20%”. Pero afirmó que hasta aquí sólo han trasladado ese aumento a precio en un 4% desde enero a la fecha.

Por último, el representante de Más Brillo explicó que “hay que informarle a la población que si bien el alcohol en gel es práctico, no reemplaza un lavado de manos, que es mucho más efectivo y recomendable en estos casos”. 

Mientras que a nivel nacional ya son más de 15 provincias las que presentan casos positivos de dengue, tanto importados como autónomos, la situación en el noreste argentino (NEA) es alarmante. En el último Boletín epidemiológico del Ministerio de Salud nacional se señala que ya se registraron casi 750 casos positivos y más 40 mil se encuentran en estudio.

El Ministerio de Desarrollo Humano de la provincia de Formosa, informó que en la provincia hay “365 casos confirmados de dengue” y “más de un centenar de muestras están siendo analizadas” por lo que se reitera el pedido de usar repelente renovando cada dos horas.

A través de un comunicado oficial detalló que, de acuerdo a los informes que reciben, “las localidades más afectadas son Formosa capital, Clorinda y Laguna Blanca; en Formosa capital, los barrios con mayor prevalencia de casos son República Argentina, Eva Perón, Simón Bolívar, Don Bosco, San Francisco, 20 de Julio, 2 de Abril y centro”.

En tanto que Víctor Sánchez, periodista de Radio Sur del barrio Emerenciano de la ciudad de Resistencia, en diálogo con Radio Gráfica señaló que en la provincia de Chaco “ya son 700 las personas con síntoma de esa enfermedad, de los cuales 231 dieron positivo en un primer análisis, y 71 son los casos confirmados”.

A su vez destacó que este nuevo brote se debe a la “cercanía que hay con el Paraguay, que la está pasando mal con el dengue”. Este país ya cuenta con más de 4.200 contagios confirmados y 16 muertos. La epidemia ha afectado a famosos, deportistas, periodistas e incluso al presidente Mario Abdo Benítez y a la primera dama, Silvana López Moreira.

Asimismo, el periodista subrayó que los grandes medios de comunicación “están generando caos social” con respecto al coronavirus, pero hoy en día “la preocupación más cercana en el Norte y en el interior de la Argentina es el dengue”.

Por su parte, Misiones confirmó este martes que en la provincia suman 200 los casos positivos de dengue. Así lo informó por medio de un comunicado, la cartera de Salud misionera. Mientras que los casos sospechosos ya suman 4.073, de los 3.053 que se notificaron en el parte anterior. De esta manera, se incrementaron en 1.020 los casos sospechosos de la enfermedad en una semana en todo el territorio provincial. 

El ministro de Salud, Oscar Alarcón, declaró: “Hemos cerrado con un poquito de más de cuatro mil de notificaciones de casos sospechosos de dengue, los cuales se concentran más en la zona de Oberá -que tiene mil casos sospechosos-, luego Andresito, Iguazú y por último Posadas”.

En el caso de la provincia de Corrientes, el ministro del área de Salud, Ricardo Cardozo, confirmó este lunes que ya son casi 200 las personas con dengue en la provincia y que a diario se suman nuevos afectados por la enfermedad.

Está en ascenso y es sumamente dinámico”, reconoció el funcionario sobre el avance de la enfermedad.

Muertes que no son Noticia ...

Electrocución, choques de vehículos, caídas desde alturas y a pozos, derrumbe de instalaciones, golpes, atrapamientos y explosión de calderas son solo algunas de las numerosas causas que produjeron las 534 muertes en el ámbito laboral durante el 2019. El disparador de estas fallas: la reducción de costos empresariales.



Estos datos fueron relevados por la organización Basta de Asesinatos Laborales (BAL) y registran un 35% más -lo que equivale a 200 muertes más- que el informe emitido por la Superintendencia de Riesgos de Trabajo (SRT): una cada 14 horas, contemplando un crecimiento de casos respecto al año anterior (una muerte cada 21 horas).

La exposición de estas víctimas ignoradas por el aparato oficial se ha logrado a partir del cruce de información periodística, sindical y datos obtenidos por compañeros del ámbito laboral. “Esta es una cifra provisoria. Sabemos que la mayoría son trabajadores en negro, pero la información no está oculta solo por eso: en muchos casos, las empresas niegan la responsabilidad”, señala Oscar Martínez, miembro de esta entidad fundada en 2016.

Así ocurrió con el obrero Maximiliano Sueiro que, sin casco, cayó cuatro pisos tras la ruptura de un andamio en la Cámara Nacional Electoral donde trabajaba, y cuya muerte fue presentada como un “accidente”. La trabajadora rural Zulma Zarza también fue víctima de la precarización laboral en noviembre, al ser obligada a trabajar en medio de una tormenta eléctrica y exponerse a un rayo que acabó con su vida. En diciembre, la muerte del empleado de mantenimiento Roberto Ruíz, causada por un escape de amoníaco, fue catalogada por la empresa Ecocarnes como una “falla humana” que no compromete al frigorífico, pese a las advertencias realizadas veinte días antes por otros trabajadores y trabajadoras sobre una falla similar a la que acabó con la vida de su compañero.

La mayor cantidad de muertes se generaron en la rama del transporte (19%), casi a la par de la construcción (16%), y la agricultura, ganadería y pesca (14%). Dentro de la industria, en el comercio y los servicios sociales se produjo el 10%, seguidos por los servicios de apoyo a empresas (5%), administración pública (4%), educación (2%), electricidad (2%) y minería (1%).

La mitad de las víctimas fatales no superaban los 40 años de edad. Algunos eran jóvenes ejerciendo su primer empleo que fueron enviados a realizar tareas peligrosas sin contar con la capacitación o los elementos de seguridad correspondientes. También abundan las personas de edad avanzada que, al no obtener una jubilación digna, continuaron trabajando expuestos a riesgos sanitarios.

Otros de los factores denunciados por BAL fue el desarrollo de enfermedades por las pésimas condiciones laborales existentes. La organización reclama que el trabajo debe ser considerado como un factor de afección ya que, como se señala en el informe, “el patrón de desgaste -o sea la forma y ‘velocidad’ con que las patronales nos enferman, nos hacen envejecer, nos accidentan e incluso nos matan- depende del lugar y la forma en que participemos en la producción”.

Mientras que en 2017 la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró en su apartado “Protección de la Salud de los Trabajadores” que las enfermedades laborales causan entre el 70 y el 80% de las muertes relacionadas con el trabajo en el mundo, la SRT publicó en el Informe Anual de Accidentabilidad Laboral 2017 que en Argentina se produce solo un 3%. Según BAL, esto no se debe a ningún carácter excepcional del país, sino a la falta de registro oficial y al rechazo del 70% de las denuncias hechas a la ART por parte de trabajadores y trabajadoras en los últimos tres años.


Ana Zabaloy, directora de la Escuela N°11 de San Antonio de Areco, falleció el pasado 9 de junio por el cáncer que evolucionó mientras ejercía su profesión. En 2011, comenzó a denunciar las fumigaciones en horario escolar que, en una ocasión, le provocó parestesia facial e insuficiencia respiratoria. “Se encontró con muchísima soledad. El Estado no respondió, y sus compañeras docentes no la acompañaron”, relata Daniela Dubois, integrante de la Red Federal de Docentes por la Vida que Ana fundó en defensa de un campo educativo libre de agrotóxicos. Como amiga, no solo vivió su enfermedad, sino también su empobrecimiento económico debido a los gastos excesivos en medicamentos y tratamientos que la ART no aceptó cubrir.

Las ART cumplen su rol: ganar plata. Poner un empresario junto a otro empresario es un chiste de mal gusto. Ellos subregistran toda la información”, concluye Martínez y, frente a los logros obtenidos por su agrupación en un marco de negligencia, agrega: “Si los trabajadores queremos saber qué nos pasa tenemos que buscar nuestra propia información. Nadie nos va a regalar la defensa a la vida y la salud”.

¿Por que?

El neoliberalismo es la etapa del predominio de la acumulación financiera por sobre la propiedad del Capital. Esto significa que todo depende de la capacidad de los actores individuales o sociales de acumular dinero, activos financieros, rentas y capacidad de prestar y endeudar a otros, atar sus decisiones al propio manejo de sus números y de su ilusión de poseer seguridad en sus ganancias y dinero.

¿Por que si en Argentina es mayor el número de vícitmas por Dengue o Sarampión, es el Corona virus el que alimenta los peores temores de la sociedad?
Es que el Dengue y el Sarampión afecta a clases medias bajas y bajas que, en general, tienen poca capacidad de acumulación financiera y baja posibilidad de intervenir en los mercados y en el mundo de las finanzas globales y de las acumulaciones de dinero y Capital de producción.

En cambio el Corona Virus y el temor a su expansión produce frenos a las actividades megaproductivas y actitudes proteccionistas de aquellos que acumularon lo suficiente o tienen la capacidad de hacerlo en poco tiempo, como para producir las crisis económicas y financieras tal como la de finales del 2007 de la que aún no hemos terminado de superar del todo ...

Es por esto que los medios de comunicación, que son parte de los negocios financieros globales, se interesan mas en el Corona Virus que en el Dengue o el Sarampión.

Si bien China está volviendo lentamente a la normalidad, la situación en occidente  recién comienza y a un ritmo feroz. Según un análisis de Ecolatina, ya está afectando el normal desenvolvimiento social, político y económico.

Estados Unidos y otros países cerraron parcialmente sus fronteras cancelando vuelos, al mismo tiempo que la mayoría de las conferencias y eventos masivos han sido suspendidos. La agenda política viró y está centrada casi exclusivamente en el control de la pandemia. A nivel económico se observa un fuerte deterioro en el frente financiero, en el comercio internacional y una parálisis del consumo y la producción en aquellos países donde parte relevante de su población está en cuarentena”, diagnosticaron desde la consultora.
 
En Argentina, si bien estamos rezagados respecto a algunos países europeos, la cantidad de casos crece rápidamente y las autoridades toman medidas para tratar de reducir el contagio.
 
Ayer, el presidente Alberto Fernández decretó la suspensión por 30 días de todos los vuelos provenientes de zonas peligrosas, el aislamiento obligatorio de personas que hayan estado expuestas o presenten síntomas de la enfermedad, la posibilidad de cancelar eventos masivos y disponer de otras medidas para evitar aglomeraciones.
 
Creemos que el impacto sobre la actividad económica será significativo. Por un lado, la dinámica del comercio exterior se está resintiendo. Si bien Argentina es uno de los países con menor apertura comercial del mundo, parte relevante de su producción tiene como destino China, Estados Unidos y Europa (explican cerca del 30% de nuestras exportaciones) y el shock de demanda que están teniendo estos países definitivamente afectará el volumen de nuestras ventas. Al mismo tiempo, el precio de los commodities cayó en las últimas semanas y no queda claro si se recuperará en el corto plazo”, proyectó el informe de Ecolatina.

El temor a la pandemia y el cierre parcial de fronteras también afectará el flujo de turismo receptivo. “Estos efectos apuntan en la misma dirección, el ingreso de divisas comerciales se resentirá en un contexto de escasez de Reservas Internacionales. Las importaciones también se verán afectadas (menor actividad interna y menores precios internacionales), pero el efecto no compensaría la merma en exportaciones”, advirtieron.


El capitalismo ya no es el que era y esta neoliberal pone todo patas para arriba en su “mega-afán” por sostener la irracional carrera financierista y de deudas impagables que sumerge al planeta en el borde mismo de una tragedia de la que precisamente ni los medios de comunicación, ni los lideres de la globalización y del llamado mercado mundial, advierten, informan o dan señales de algún intento de frenar ese loco andar hacia el precipicio al que arrastran a al humanidad, ellos sí, sin ningún tipo de temor … 

 

Los mercados bursátiles del mundo cerraron una de las peores semanas de su historia con pérdidas acumuladas que rondan 20%, por el pánico que la expansión del coronavirus desató entre los inversores, aunque lograron terminar la sesión de este viernes con ganancias.

La bolsa de Nueva York tuvo un fuerte rebote este viernes luego de registrar el jueves su peor jornada desde octubre de 1987, con un rally de compras al final de la sesión durante declaraciones del presidente estadounidense, Donald Trump, que decretó el estado de emergencia por coronavirus. Según resultados provisorios de cierre, el Dow Jones Industrial Average se disparó 9,3% a 23.172,97 unidades, el S&P 500 ganó un 9,3% a 2.711,02 puntos, mientras el tecnológico Nasdaq trepó 9,3% a 7.874,23.
Los índices todavía están alrededor de un 20% por debajo de los máximos históricos alcanzados a mediados de febrero y cada uno disminuyó al menos un 8% durante la semana.

Por su parte, las bolsas europeas habían abierto la jornada con fuertes subas, que llegaron a superar en algunos casos el 10% a media sesión, pero se fueron reduciendo en las últimas horas a pesar de la apertura en alza de Wall Street.

Los mercados se tomaron un respiro tras las inyecciones de liquidez anunciadas en las últimas horas por la Reserva Federal de Estados Unidos., el Banco Central Europeo (BCE) y el Banco de Japón.

Este viernes Milán rebotó 7,1%; Madrid, 3,7%; Londres, 2,5%; París, 1,8%; y Fráncfort, 0,8%; sin embargo, en la semana Milán perdió 23,3%; Madrid, 20,8%; Fráncfort, 20,1%; París, 19,9%; y Londres, 17%.

Los analistas creen que las medidas adoptadas hasta ahora por los bancos centrales ayudan a calmar la situación pero no son suficientes para afrontar una crisis como la actual.
En el mercado del petróleo, el Brent, el crudo de referencia en Europa y para la Argentina, subía 2,5%, hasta superar los US$ 34 por barril.


La economía argentina caerá un 2%, o más, en 2020 "si las restricciones de circulación/cuarentena se profundizan", informó este viernes la consultora Ecolatina, que anteriormente preveía una recesión del 1,5% para el año en curso.


Según lo detallado por el trabajo difundido esta tarde, el impacto económico del coronavirus a nivel local afecta, en primer lugar, a las exportaciones. El shock de demanda en algunos de los principales socios comerciales de Argentina, como Estados Unidos y China, sumado a la caída de los commodities y a la merma en el turismo, son factores que redundarán en un menor ingreso de divisas.

En este contexto, Ecolatina planteó que el equipo económico del gobierno se ve obligado, a grandes rasgos, a resignar una de estas dos variables relevantes para la estabilidad macroeconómica: superávit comercial o mayor actividad económica.

"O impone restricciones cuantitativas a las importaciones con el fin de preservar el superávit comercial para hacer frente a sus compromisos financieros, o acepta perderlo parcialmente y no resentir tanto el nivel de actividad. Es probable que se elija un mix", afirmó la consultora.
Si el saldo de dólares esperado se reduce en las próximas semanas, el informe advirtió que puede complicar la reestructuración de la deuda ya que "implica menor poder de negociación".

Paralelamente, la cancelación de eventos multitudinarios y la parálisis en el comercio también podría afectar al crecimiento, si se sostienen por largo tiempo. "Por caso, en junio y julio de 2009, tanto los hoteles como los restaurantes sufrieron una merma en su actividad que superó el 8% mensual en términos desestacionalizados. Si bien el efecto es difícil de aislar, parte relevante de esta contracción respondió al avance de la gripe A", recordó Ecolatina.

La contracara de estos indicios negativos es una muy probable reducción de la inflación debido a la caída en los precios internacionales y a las devaluaciones de los países de la región. La estimación de la consultora pasó del 37,5% al 35%.


Economía jaqueada por el coronavirus

La actividad económica local comienza a sentir de lleno el impacto de la implementación de medidas para contener el coronavirus. Lugares de reunión, como bares y restaurantes, esperan una caída en la visita de clientes, mientras que salas de teatro, conciertos, cines y eventos deportivos quedan afectados por la regulación que establece una ocupación máxima del 50 por ciento. Hay mucha preocupación en hoteles por el menor movimiento turístico y la cancelación de eventos y rondas de negocios. Pero además, se abre una situación incierta para la actividad productiva, en la medida en que se profundicen problemas de abastecimiento de insumos provenientes de Asia, Europa y Estados Unidos y se caigan exportaciones a países afectados. En supermercados, mayoristas y farmacias, comenzaron las compras preventivas y hay fuerte desabastecimiento de alcohol en gel. Ante la posibilidad de que avance un escenario más delicado, la CAME pidió medidas de apoyo a la industria nacional.



En paralelo a la retracción del comercio exterior, por baja de exportaciones a China y otros países y la esperada caída de ventas a Brasil, y a la crisis de las finanzas globales, que disparó el riesgo país hasta los 3100 puntos, la economía nacional empieza a sentir el impacto del coronavirus. Las medidas de contención social para reducir el ritmo de expansión del virus comenzaron a paralizar la actividad en determinados sectores, especialmente en los servicios vinculados a recreación, turismo y entretenimiento.

Aldo Elías, presidente de la Cámara Argentina de Turismo (CAT), evaluó que “consideramos que las medidas que se están tomando son las correctas para tratar de solucionar la propagación del coronavirus, porque si esto empeora, el efecto puede llegar a ser muchísimo más negativo. Pero la actividad turística queda en una situación absolutamente delicada. El impacto más fuerte es el turismo receptivo. El freno al ingreso de pasajeros desde Europa, Estados Unidos y China es un perjuicio enorme. Al mismo tiempo, se están cayendo viajes corporativos y recreativos de turismo interno y las provincias cancelan eventos”. La CAT mantuvo una reunión este viernes con el ministro Matías Lammens y sus pares provinciales para consensuar un proyecto de ley de declaración de emergencia económica en el sector. “La prioridad es la salud. Pero hay que proteger los puestos de trabajo”, agrega Elías.

Ariel Amoroso, presidente de la Asociación de Hoteles, Restaurantes, Confiterías y Cafés, dijo que "por ahora el impacto más concreto es en hotelería, porque todas las reservas se caen en una proporción impresionante. En bares y restaurantes también hay problemas, no sólo por parte del turismo extranjero sino porque comenzaron a suspenderse todos los eventos importantes. Eso sin contar lo que pueda pasar en el mercado doméstico, en donde cae la demanda porque la gente va a salir menos".

"Ocho de cada diez personas que entran a las farmacias preguntan por el alcohol en gel y en la Ciudad de Buenos Aires prácticamente ya no se consigue. Hay una situación complicada por el alza de los precios, que fue del 100 por ciento en las últimas semanas. Por otro lado, aparecen recetas caseras para la preparación de alcohol en gel, lo cual no es seguro porque no se elaboran en laboratorios ni por especialistas. Esto puede derivar en dermatitis, alergias, sequedad de las manos y lastimaduras, que terminan aumentando la exposición al virus", indicó Claudio Ucchino, director general del colegio oficial de Farmacéuticos y Bioquímicos de la Ciudad de Buenos Aires.

Una situación que hace una semana parecía impensada es el aumento de las compras “preventivas” en supermercados, mayoristas y farmacias. “Entre jueves y viernes, los supermercados estuvieron en el nivel de ventas de Navidad. Son compras de abastecimiento de las cosas habituales, pero en la mayor cantidad posible. No hay riesgo de desabastecimiento, aunque ya hay problemas en productos puntuales como alcohol en gel y repelente de mosquitos”, indicó el titular de la cámara de mayoristas, Alberto Guida. En tanto, una alta fuente del supermercadismo admitió que hubo un fuerte incremento de la demanda de productos sensibles como el alcohol en gel que está complicando la oferta, porque las empresas proveedoras mantienen el ritmo de entrega pero están limitadas en su capacidad de producción.

De cara a una crisis cuyo tamaño todavía se desconoce, la CAME emitió un comunicado pidiendo "un acuerdo nacional donde el sector público y el privado eleven el consumo de bienes fabricados en el país" y "un programa de reactivación de textiles, metalmecánica, insumos básicos y construcción que requieren de mano de obra intensiva y una gran cadena de valor asociada". También pide que sectores estratégicos garanticen la producción de alimentos, bebidas y medicinas y un acuerdo para preservar el empleo con certidumbre fiscal, de seguridad pública y de regulación.

El PBI no despega. El Índice Mensual de Actividad (IMA) de la Fundación Germán Abdala mostró una variación en enero de 0% en la comparación con diciembre. Hacia adelante, ya durante la semana pasada las consultoras se hicieron eco de la crisis global generada por el coronavirus y comenzaron a corregir sus proyecciones para el 2020. Se espera una nueva caída de 2%. La negociación con los acreedores externos ata de pies y manos al Gobierno, cuyas políticas fiscal y monetaria no alcanzan para reactivar.



Tal como adelantó BAE Negocios, los privados ya borraron sus viejas proyecciones para la variaciones del PBI 2020. Si bien estaba prácticamente decretado que la actividad iba a caer por tercer año consecutivo, esas previsiones se agravaron: Ecolatina ya le puso número y pasó de un negativo de 1,5% a otro de 2%. Si se concreta, la recesión se acentuará y alcanzará una destrucción acumulada de su producción anual de 6,4% en los últimos tres años. Eso, tras las caídas de 2,5% en 2018 y de 2,1% en 2019. Además, Elypsis y Econviews ya reconocieron estar revisando a la baja sus propias proyecciones, aunque todavía no las definieron.

Hasta acá el Gobierno mostró la intención expansiva de la política fiscal y monetaria, aunque por cierto fueron limitadas. Los intentos de reactivar la economía se centraron en una redistribución vía ingresos tributarios y gastos fiscales y de la seguridad social, por un lado. Pero eso sin aplicar una inyección expansiva. Por el otro, en una baja de la tasa de interés que se tradujo en un alivio crediticio para los hogares y para las pyme pero que no logró incentivar a los préstamos en general, ni para el consumo ni para la producción.

(...) el crédito viene desacelerando su caída y hay optimismo pero recién despegará cuando la actividad vaya mejorando. Ahora, otro banco trasnacional consultado, afirmó en off: "Por el lado de los individuos, los préstamos personales siguen estancados. Si bien hubo algo de mejora en enero y febrero, la demanda no despega. Aún debe bajar más la tasa. Por el lado de las empresas, por ahora la demanda de crédito en pymes también viene floja. Pero pensamos que en abril y mayo va a reactivar con fuerza".

Desde PxQ, la consultora de Emmanuel Álvarez Agis, advirtieron: "La recuperación de la actividad, en un contexto en el cual no hay lugar para política fiscal expansiva, se enfrenta a un panorama internacional que no anticipa un incremento de la demanda externa. La inversión privada no da indicios de aportar al crecimiento en el corto plazo. El único motor de crecimiento en el corto plazo podría estar asociado a una mejora en el poder adquisitivo del salario, con su efecto sobre la demanda".

Y agregaron: "El estímulo monetario apunta a reducir el costo de financiamiento del sector privado para promover una recuperación de la actividad vía aumento del crédito. Sin embargo, aunque la tasa activa se redujo, la demanda de préstamos no se recompone precisamente porque la actividad económica no logra recuperarse. La política monetaria del BCRA es útil como un alivio financiero para empresas y familias, pero poco efectiva para promover la recuperación de la actividad".

Además, subrayaron, el éxito de la apuesta de bajar la tasa sin que haya salida al dólar e impacto inflacionario depende de una resolución rápida de la negociación de la deuda. Hecho que, por cierto, continúa entre signos de pregunta, sobre todo tras la complicada semana que vivieron los mercados.


Sobre llovido, mojado: a la extensión de la epidemia de coronavirus o Covid-19 se añadieron las disidencias entre países petroleros –sobre todo Arabia Saudita vs. Rusia– y el “oro negro” se desplomó, acentuando la caída de los mercados financieros globales, más allá de que pueda haber rebotes transitorios. Todo esto ocurrió sobre una economía global mal preparada para las tormentas, como venimos diciendo hace algunos meses. La actual presidenta del Banco Europeo, Christine Lagarde, anunció que la institución lanzaría nuevas medidas porque la situación puede ser similar a la de 2008. Y la Reserva Federal de los EE.UU. amplió su programa de “quantitative easing” –emisión monetaria para comprar bonos y otros activos– que podría llegar hasta 1,5 billones. Estamos así ante una situación sin precedentes desde 1929: no hay medidas evidentes de política económica para detener el derrumbe de mercados. Las tasas de interés se acercan a cero y las políticas fiscales también encuentran límites, porque los niveles de endeudamiento –público y privado– son demasiado altos, unos 250 billones de dólares, casi un 300% del PBI global y la deuda pública bruta de los países desarrollados llega al 103% de su PBI, aunque la neta, de “solo” 75%, da algún margen. Hasta febrero la economía norteamericana seguía desempeñándose bien. El empleo aumentó ese mes en 278.000 puestos, 222.000 de los cuales fueron del sector privado. La tasa de desempleo bajó de 3,6% a 3,5% y tanto la participación en la actividad económica como la tasa de empleo tuvieron aumentos interanuales de 0,3% y 0,4%. El déficit comercial se redujo en enero a 45.300 millones, desde 48.600 en diciembre, pero se debió a que las importaciones cayeron más que las exportaciones, indicando así un debilitamiento de la economía. Aunque desactualizadas es bueno recordar las optimistas proyecciones que hacía el FMI en enero, apenas ayer, para 2020 y 2021. 
 

Seguramente las revisará a la baja en julio próximo –o quizás antes– y es probable que este año veamos algunos trimestres recesivos en países líderes. La magnitud de las caídas de los mercados no tiene precedentes desde 2008.

Las únicas subas en el último mes se dieron en el oro, como es habitual en las crisis, el euro, el yen –el dólar ya no aparece como “el” refugio– y la bolsa de Shanghai, quizás por el retroceso del coronavirus en China. 

(...) La reactivación de la economía mundial desde la Gran Crisis de 2008 puede estar cerca de finalizar, en un contexto en que las herramientas de política macroeconómica disponibles dan signos de agotamiento o, al menos, de menor eficacia. Es muy probable que la Reserva Federal de EE.UU. añada a la extensión del quantitative easing una baja de sus tasas de intervención, como entonces, a entre 0 y 0,25% anual. El Banco Central Europeo tomará medidas análogas. Pero, a diferencia de 2008, es probable que no alcance con esto. Se tiró demasiado del hilo, por ejemplo, con el conflicto entre China y los EE.UU. y otras medidas antiglobalización y con la pasividad de las autoridades frente a la fragilidad financiera por valuaciones extravagantes de muchos activos, en especial en los EE.UU. 

Se agregan otras preocupantes tendencias de fondo, como el aumento en la propensión a ahorrar no acompañada por la propensión a invertir, lo que lleva a un saving glut, es decir, un exceso de ahorros sobre el que Ben Bernanke llamó la atención ya en 2005. Pese a los problemas encontrados con ellas por Dinamarca y Suiza es posible que deba recurrirse en países importantes a tasas de intereses nominales negativas, pero a plazo fijo, por ejemplo, un año, para tratar de inducir a aumentar la inversión y el gasto. Más profundamente, es probable que el exceso de ahorros y la escasez de inversión aniden en la cultura del siglo XXI, cada vez más propensa al bienestar presente, aun a costa de las generaciones futuras, que en un contexto de bajísimo crecimiento demográfico, parece interesar a pocos. En cualquier caso, este tipo de medidas requiere una coordinación internacional, similar a la lograda en la reunión del G20 en Londres, en abril de 2009 y en su faz preparatoria. Por ejemplo, si no hay coordinación en la política de tasas de interés, pueden darse valorizaciones o desvalorizaciones buscadas de las monedas nacionales.

En el marco descripto, el horizonte de la Argentina se oscurece, tanto para la renegociación de la deuda pública como para las inversiones y las exportaciones, aun en los recursos naturales. También aumenta el riesgo de que, ante la probable crisis global, se refuerce la orientación de nuestro país al mercado interno. Se acentuaría así el error de carecer de un plan estratégico que incluya a las exportaciones y las inversiones, sin cuyo crecimiento relevante la Argentina no saldrá de la estanflación que ya lleva casi diez años consecutivos ni de la decadencia relativa a otros países que lleva ya 85 años. Urge superar las rencillas internas e intentar los proclamados pero ausentes acuerdos.

Como individuos y como sociedad no estaría mal revisar nuestros hábitos y nuestras actitudes para que el pánico de hoy, en lugar de condicionar nuestras costumbres mañana, se convierta en un aprendizaje para cuidar más el planeta y distanciarnos un poco de nuestros prejuicios y aprensiones.

Ser mortalmente libres debería ser la primera obligación moral en la vida. Pero en pleno siglo XXI volvemos a comprobar que ninguna pasión sitúa a las civilizaciones frente al espejo de su insignificancia como ese temor atávico que sobrecoge a pastores y rebaños desde la noche de los tiempos. Es imposible saber si la experiencia del miedo ha cambiado mucho desde la Edad de Piedra. Cualquiera diría que nuestros temores actuales nos igualan emocionalmente a los habitantes de las cavernas.

En la Biblia leemos que el temor de Dios es una fuente de sabiduría. Hobbes también quiso ver en el miedo la razón del Estado y el principal instrumento de civilización. Pero hoy seguimos siendo esclavos de nuestros temores porque el miedo es una herramienta sociológica de dudosa eficacia. Si tenemos poco, tendemos a la imprudencia; y si tenemos mucho, nos encastillamos en el egoísmo, la insolidaridad y la tentación distópica.

Sartre advirtió de que el infierno son los otros, cuya presencia nos examina, nos interpela, nos censura, nos subyuga y nos paraliza. Como los truenos y las bombas. Pero tampoco parece improbable, a tenor de la volatilidad de nuestra seguridad, que el infierno seamos nosotros mismos, incapaces de sobreponernos al arbitrio del miedo, porque el hombre se sabe un ser para la muerte.


El presidente Alberto Fernández llamó a la sociedad a "demostrar que en los temas importantes estamos unidos", al brindar un mensaje por cadena nacional con motivo de la pandemia de coronavirus, y advirtió que "tendrán responsabilidades penales" todas aquellas personas que deban estar aisladas preventivamente y no lo cumplan.

"Tenemos que demostrar que en los temas importantes estamos unidos. Vamos a seguir monitoreando cada vez que detectemos un posible caso de este virus. Somos Argentina, un país unido donde todos debemos comprometernos con los demás, empezando por el Estado. Lo que le pasa al otro, nos pasa a todos”, señaló el jefe de Estado en un discurso grabado.
Además, el Presidente remarcó que “el Estado está presente y va a acompañar a todos, especialmente a nuestros mayores de 65 años, en quienes mayor impacto" tiene la enfermedad, añadió el mandatario.
Fernández reseñó que las zonas afectadas por la pandemia son "todos los países de Europa, los Estados Unidos, Corea del Sur, Japón, China e Irán, y que "todos los vuelos provenientes de esas zonas quedan suspendidos por 30 días".
No obstante, adelantó que el Estado asegurará los medios para "facilitar el regreso" al país de los argentinos que se encuentren en esos destinos.
El rol del Estado
El jefe de Estado indicó que "en una situación de alarma generalizada es imprescindible el rol del Estado para prevenir y brindar protección a la población".
Al dirigirse al país en un mensaje por cadena nacional, el mandatario planteó que "esta pandemia convoca como sociedad, al Estado, las provincias y municipios".
Extensión de la emergencia sanitaria
En su alocución, Fernández repasó el contenido del Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) que firmó en horas de la tarde y por el cual amplió la emergencia sanitaria por un año con el propósito de contener la propagación del coronavirus.
Acerca de quienes deben cumplir aislamiento, enumeró a "los casos confirmados, los sospechosos, las personas que hayan estado en contacto con casos confirmados o sospechosos, o las personas que hayan ingresado al país en los últimos 14 días", para "evitar todo lo posible la propagación del virus", declarado pandemia por la OMS.
Información precisa
El mandatario anticipó que "todos los días la sociedad recibirá información precisa" sobre el avance del coronavirus en el país, y remarcó que las personas tienen la obligación de "reportar síntomas compatibles" con la enfermedad.
Asimismo, reiteró que el Estado nacional dispuso una "asignación extraordinaria de $1700 millones" para mitigar el coronavirus.
El Presidente aseguró que las autoridades podrán disponer “el cierre de lugares de acceso público, suspender espectáculos públicos y todo otro evento masivo e imponer distancias de seguridad y otras medidas necesarias para evitar aglomeraciones”.

El mundo está en guerra y el enemigo es invisible, silencioso y traicionero. El coronavirus tiene en vilo a todo el planeta; eso ya es una realidad trágica e instalada, que amenaza con empeorar. Sin embargo, entre tanto escenario dramático, surgen algunas razones para no perder el optimismo, O más bien oportunidades que el mundo no puede desaprovechar. Para la Argentina , una de esas oportunidades llega teñida de urgencia.

La Argentina, con ventaja para aprender de los exitosos


Hoy el país está en la misma situación en la que Italia o España o Francia estaban en la tercera semana de febrero o en la que estaban Corea del Sur y Taiwán a comienzos de enero. Hay pocos casos y, por ahora, ninguno responde a contagios comunitarios o de transmisión local. Es decir, que tiene una ventaja de varias semanas para aprender de los caminos sanitarios que cada uno de esos países tomó, de las estrategias de prevención, contención y mitigación que eligió, de los recursos que empleó, de los comportamientos sociales que enfrentó y, fundamentalmente, de los resultados que obtuvo.

Lecciones tiene de sobra, de las buenas y de las malas. Pero lo que no tiene de sobra la Argentina es tiempo: su ventana de tiempo para actuar drásticamente para contener el virus y demorar el pico de contagios y muerte es pequeña y, como sucedió en Italia, puede cerrarse de repente.

Hasta el 20 de febrero, ese país tenía menos de cinco casos de coronavirus. El 23 de febrero el país se fue a dormir con 152. Hoy, 20 días después, tiene casi 12 veces más de infectados y cerca de 1300 muertos. Los especialistas creen que el virus estuvo dando vuelta por la península desde enero sin ser detectado y que, una vez identificado, el gobierno de Giuseppe Conte fue demasiado gradual en las medidas de combate necesarias y hasta muy indulgente en las restricciones aplicadas. La cuarentena, creen, llegó demasiado tarde, cuando la epidemia estaba acelerada ya. Esa crítica también le pega hoy al mandatario español, Pedro Sánchez.

Ese es uno de los primeros mensajes que llega desde Italia para el gobierno de Alberto Fernández , que subestimó al coronavirus en su etapa de prevención pero está a tiempo de actuar con mayor firmeza y determinación en la contención y, eventualmente, en la mitigación.

Distanciamiento social, aislamiento obligatorio y vigilado, cuarentenas extendidas, tecnología de punta, transparencia informativa y testeo masivo son los ingredientes esenciales de las dos recetas de éxito contra el coronavirus hasta hoy: Taiwán y Corea del Sur.
Ambos previnieron y contuvieron con éxito. Corea del Sur realiza 20.000 testeos por día y tiene una app que deja saber a cada ciudadano la tasa de contagio del lugar donde está. Hoy el país, donde el coronavirus tiene una letalidad del 0,7% (baja) registró hoy más casos de curados que de infectados. Ya a principios de enero Taiwán, por su lado, puso toda su tecnología al servicio de la detección rápida y del aislamiento estricto (fue el primero en cortar todo lazo con China) con lo que contuvo el brote y hoy apenas tiene 49 contagiados y un muerto.
Claro que ambos tienen un antecedente del que aprendieron mucho: la epidemia de Sars, también originada en China, en 2002 y 2003, que dejó miles de infectados y decenas de muertos en los dos países. Taipei y Seúl rediseñaron, sobre la base de esa experiencia, su infraestructura de salud y de biotecnología.
La Argentina no tiene ni ese antecedente ni los recursos de Taiwán o Corea del Sur, que -por ejemplo- cuenta con 76 laboratorios de tests de coronavirus mientras que nuestro país solo emplea uno, el Malbrán. Pero bien puede aprender de la rapidez y de la determinación de ambos países para achatar la curva de contagios y preservar la capacidad de sus sistemas de salud de un desborde generalizado.

El negacionismo científico da un paso atrás

Sucedió en China , pasa en Italia y ocurrirá en muchas otras naciones. La trinchera de la guerra contra el coronavirus son las unidades de terapia intensiva, las guardias, los hospitales de campaña; los comandos de operaciones son las dependencias públicas guiadas por sanitaristas; los centros de inteligencia e investigaciones son los institutos donde se realizan los tests y los laboratorios donde se descifra el Covid-19 o donde se busca sin descanso una vacuna para derrotarlo.
Sin discusión, hasta ahora, los héroes de 2020 son los trabajadores de la salud -desde médicos, enfermeros, radiólogos, instrumentistas hasta funcionarios especializados en políticas sanitarias- y los científicos -desde biólogos, químicos, genetistas hasta doctores en tecnología-. Una bofetada para el creciente movimiento de negacionismo, personificado sobre todo por los antivacunas pero también por quienes descreen del cambio científico.
El movimiento antivacunas está detrás del resurgir de algunas enfermedades como el sarampión, en la Argentina y otros países. Como si eso no fuera poco, ahora cree que una eventual vacuna contra el coronavirus no será más que una nueva forma de control social por parte de los Estados.
Más allá del golpe de legitimidad que la renovada confianza en la ciencia le da al negacionismo, tal vez la pandemia sirva además para replantear los sistemas de salud públicos y privados de todos los países, que hoy -ante su mayor desafío histórico- empiezan a mostrar sus grandes fisuras y debilidades.

¿Un antídoto a la polarización? 

 
Si una vacuna puede llegar a ser la cura contra el coronavirus, este -pese a toda su carga de muerte y enfermedad- tal vez sea el antídoto para la polarización que divide a casi todos los países en el siglo XXI. Desde Emmanuel Macron y Alberto Fernández hasta Donald Trump y Giuseppe Conte, todos los jefes de gobierno y de Estado invocaron la unidad para enfrentar este actual enemigo silencioso y común a todas las sociedades.
Claro que esas palabras a veces suenan más como declaraciones de principios más que como verdades, porque las discusiones entre Conte, su gobierno y Matteo Salvini, en Italia; el enfrentamiento entre el PP y el PSOE, de Pedro Sánchez, en España; y los ataques de Trump a sus oponentes.
Pero dos datos permiten suponer que la lucha contra el virus es, en efecto, un antídoto eficaz contra la polarización. En Israel, Benjamin Netanyahu y el líder de la oposición, Benny Gantz, negocian un gobierno de unidad de emergencia para dejar las peleas de lado y poder enfocarse todos en la derrota de la amenaza sanitaria. Lo hacen después de enfrentarse tres elecciones generales en un año que, en un país partido, no arrojaron resultados ganadores claros.
Por otro lado, el Congreso norteamericano dejó atrás los odios que despertó el impeachment entre republicanos y demócratas para aprobar hace pocas horas un enorme paquete de estímulo y ayuda para combatir la pandemia.

La contaminación cae

En los dos primeros meses del año, la economía china se paralizó: sus calles se vaciaron, las fábricas se callaron, los aviones no despegaron, los comercios cerraron. El trabajo se concentró en los hospitales. En ese período, las emisiones de dióxido de carbono de China, uno de los países más contaminantes, se redujeron un 25%, según un estudio de Carbon Brief.
Hoy, obligada por una pandemia arrasadora, es toda la economía del mundo la que empieza a bajar los brazos, por lo que los especialistas creen que las emisiones totales caerán por primera vez desde el crac financiero de 2008.
La guerra contra el virus no es solo sanitaria, es también económica. El mundo no puede darse el lujo de una recesión como la de 2009. Es tan necesaria la victoria sanitaria como la económica; ambas son un problema de subsistencia. Pero sí puede aprender cómo el cambio de hábitos, por más forzado que sea, ayuda, en el largo plazo, a combatir al otro gran enemigo que tiene hoy la humanidad: el calentamiento global.

Aún en los raptos de positividad, no podemos prescindir de ese inconsciente neoliberal que sostiene las dinámicas globales del capitalismo, en sus “seguridades financieras” … aún frente a situaciones que son evidencia de lo mal que estamos resolviendo los problemas del mundo …

Daniel Roberto Távora Mac Cormack

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