II
De Pandemias y memorias
Algunos
factores bien propios de la humanidad han quedado evidenciados en los
días recientes. Los argentinos podemos reconocerlos con rapidez: la
solidaridad y el egoísmo, por ejemplo, así como la inteligencia y
la estupidez. El resultado de tales contiendas no está claro; como
dice la canción, el bien y el mal definen por penal.
DATOS
O GRITOS.
Los mapas activos que pretenden describir la expansión del
coronavirus en el mundo son engañosos, pues tiñen de rojo grandes
zonas ante el emerger de un par de casos. Vale entonces guiarse por
las cifras. Pero durante cuatro días la Organización Mundial de la
Salud no informó sobre el número de infectados, de muertos ni de
curados. La escasez de estadísticas nítidas de la entidad permite
su enjuiciamiento y también, la desconfianza.
Hace
pocas horas, mientras se realizaba la última edición de este
artículo, dio cuenta de sus números: nos indica que hay unos 250
mil casos y 11.184 muertos en 182 países. Cerca de 88 mil personas,
han sido sanadas.
Es
imposible analizar la cuestión sin señalar el registro que indigna
a quienes piensan, orientados por espacios periodísticos italianos y
españoles con clara reverberancia local, que el dilema se resuelve
sin información y a los gritos. La idea de estos amplios sectores es
vociferar que la situación es muy grave, acusar a diestra y
siniestra por responsabilidades incomprobables y fomentar la paranoia
como eje del cuidado de la salud.
¿Cuál
es el registro indicado? Básicamente, y sin negar la trascendencia
de combatir el coronavirus, el simple conteo de los casos de otras
enfermedades que, año tras año, se cobran millones de víctimas en
el seno de nuestros pueblos sin que nadie atine a evaluar que
semejante realidad merece especial atención. Qué curioso: las voces
que aturden han llevado a que los escasos medios que recuerdan las
gripes, la neumonía, el dengue, la tuberculosis, sean sospechados de
no precaverse ante el coronavirus.
Si
se piensa con lucidez, no hay razón para contraponer una enfermedad
con otra. En todo caso, puede observarse como un éxito presente que
la Argentina, ante la necesidad de afrontar esta epidemia, contará
con ocho nuevos hospitales. Si a estos se les suma una mejor
inversión en atención primaria, un fortalecimiento en el sistema
hospitalario existente y el fomento de la fabricación local de
medicamentos, es posible anticipar un eficaz combate contra el
coronavirus … y todo lo demás, también.
Ya
existen conclusiones relativas que pueden sostener las distintas
posturas. En principio, vale considerar que los
muy precavidos pueden mostrar que el contagio del Covid 19 es más
acelerado que el de otras enfermedades. Sólo eso ya amerita
consideración, pues al no existir una vacuna para sanar a quienes lo
contraen, el drama debe caracterizarse como realmente existente.
Todo el esquema planteado por el gobierno argentino al respecto parte
de este elemento.
ALGÚN
TRASPIÉ.
Ese esquema necesita de la colaboración popular para concretarse. A
nivel masivo, lo va logrando, asentado en la perspicacia y el
espíritu de cuerpo de las capas sociales mayoritarias. Pero, más
allá de la declamación, no lo obtiene del empresariado y los
sectores empinados, que por un lado sostienen precios inaccesibles
para productos esenciales –entre ellos los ligados a la salud-,
aprovechan la situación para suspender, despedir y cesar cadenas de
pagos; por otro, acumulan sin necesidad los elementos recomendados
para la prevención.
El
estado de alerta oficial, atinado en general, tiene un talón de
Aquiles que sólo hemos señalado los medios ligados al movimiento
obrero organizado y contactados con las organizaciones sociales: si
se pretende sostener el aparato productivo, especialmente el
vinculado a la alimentación, la salud y los productos de la canasta
básica, atemperar los servicios de transporte implica un error
propio de quienes suponen que “ahora, todo se resuelve por
computadora”.
Lejos
de la ciencia ficción, para fabricar las cosas hay que trasladarse a
los establecimientos que las fabrican. No existen replicadores ni
teletransportación. Las vendas y los barbijos, la ropa y los
muebles, la yerba y las bebidas. Los medicamentos. Por supuesto la
producción de legumbres y hortalizas. La muerte, desmembramiento y
presentación de los animales para el consumo. Todo eso y tanto más,
no se puede realizar desde una laptop o un teléfono celular. Si sus
hacedores –los trabajadores, valga la precisión- permanecen en
casa, se derrumba el aparato productivo con todas sus implicancias.
La
solución estaba al alcance de la mano, pues al bajar el tránsito de
personas de mayor edad y de pibes en el tramo escolar, sólo con
mantener el mismo ritmo del autotransporte y los ferrocarriles, se
podía garantizar que los activos viajen bien, sentados y con
espacios aireados. Para comprender esto falta un tono barrial (que
sólo el conurbano ofrece) en las determinaciones de los
especialistas que diseñaron la planificación.
PENSAMIENTO
E HIPÓTESIS.
Hecha esta aclaración, volvemos al panorama. Si hemos señalado que,
tomando en cuenta la precaria información numérica conocida, el
contagio del coronavirus es acelerado, debemos también decir que la
mortandad que implica es baja. Entre ambos factores resulta
pertinente extremar el ingenio y salir al terreno de la comprensión
con las preguntas esenciales que el Pensamiento Nacional sabe hacerse
en circunstancias complejas.
Resulta
importante que, en lo inmediato, los equipos científicos de Cuba,
China y quizás los Estados Unidos, sin descartar las universidades
argentinas, busquen una vacuna preventiva y al mismo tiempo un
tratamiento exitoso. La potencia asiática ha demostrado que la
segunda acción es posible, pero el decisivo acto preventivo sigue en
veremos. Y también que esos mismos investigadores puedan descubrir y
comunicar el origen de la epidemia. Un tema nada sencillo.
Los
analistas que desconfían –no sin antecedentes- de los poderes
mundiales han lanzado una hipótesis intensa y razonable acerca de la
elaboración del virus en laboratorios destinados a promover una
guerra bacteriológica. Se trata de planteos que advienen en serias
acusaciones. Sin embargo, una mirada sobre las zonas damnificadas
–tanto zonas sociales como regionales- no permite inferir
claramente una respuesta.
Si
los Estados Unidos o alguna potencia del Norte resolvió un ataque de
esta naturaleza, cabe indicar que lo hizo sin la precisión adecuada
–esa que lo llevó a barrer Hiroshina, a impactar Corea o a
destruir Irak- o con parámetros difíciles de develar y basados en
un mientras
peor mejor
que hasta ahora carece de evidencia. Si fue China la que intentó una
acción semejante desde Wuhan, la opacidad de sus razones impulsa un
descarte, pues su población, sus ingresos y su imagen mundial
resultaron damnificados. En este caso, la idea sugerida por algunos
analistas sobre “creamos el problema y demostramos que podemos
acotarlo y resolverlo”, es endeble.
Otra
opción muy razonable destaca que el capital financiero, con sus
ramas armamentística y narcoproductora, carece de nacionalidad y
sólo busca quebrar los esquemas productivos y acabar con una parte
de la población humana. El planteo se asienta en que un modelo
mundial asentado en la especulación no necesita del trabajo ni de la
inversión y mucho menos de sistemas previsionales que custodien los
años finales en la vida de las personas. Pero esta visión, que
podría ser grata a tantos amigos, también hace agua. ¿Por qué?
Nobleza
obliga, sin desdeñar las sólidas condenas que lanzamos desde
nuestros espacios hacia ese suprapoder, es justo precisar que ni
China ni Rusia, ni ningún emergente, han modificado sus estructuras
ni desconfían de su porvenir. La máxima referencia conceptual del
modelo industrial con rasgos terceristas, el Papa Francisco, sólo
suspendió su gran campaña La Economía de Francisco debido a la
problemática situación italiana, pero no viró un ápice en
diagnóstico ni en propuestas. Asimismo, que la eliminación de 10 o
15 mil personas del planeta no alcanza siquiera a raspar una
población mundial que ya alcanza los 7 mil 700 millones.
Entonces,
determinar responsables y afectados es en verdad complicado. Así,
cobran cuerpo las interpretaciones más directas, de trazo “ingenuo”
para el razonar político, según las cuales las cosas son lo que
parecen y por lo tanto el virus surgió de una interacción entre
animales y luego personas en base al rasgo azaroso de la vida y a la
ostensible concentración poblacional que facilita la difusión de
enfermedades, conceptos, odios y afectos.
Lo
cierto es que develar qué ocurrió pasará a configurar uno de los
interrogantes más preciados de la humanidad de ahora en más.
SABER
COLECTIVO.
Finalmente. Los gobiernos que logren zanjar exitosamente esta
epidemia saldrán fortalecidos aún cuando las dificultades
económicas ralenticen sus proyectos. Algunas dirigencias, como la
italiana, deberán brindar explicaciones muy detalladas para evitar
la picota. No lo conseguirán. Otras, como la que orienta Donald
Trump, necesitarán politizar su opinión pública para ratificar su
búsqueda industrializadora en medio de la ignorancia. No es un dato
menor que mientras la humanidad salió a munirse de alimentos y
elementos sanitarios, los norteamericanos batieron récords de
¡compra de armas!
El
pueblo argentino, pese a la desinformación mediática, comprendió
que el gobierno de Alberto Fernández marcó un camino. Este pueblo
sabe, desde hace muchas décadas, dos cosas importantes para el
entendimiento político: el peor plan es el que no se aplica, por
tanto si escogimos un sendero, aunque no sea perfecto, vamos a
transitarlo bien; y las crisis europeas generan oportunidades para el
resto del mundo que deben usufructuarse sin culpas, pues ellos hacen
lo propio cuando el problema es inverso.
(Esa
fue la matriz subyacente del discurso del ministro Martín Guzmán
ante los acreedores, durante la reciente teleconferencia en inglés,
de gran trascendencia futura y escasa difusión).
Así
las cosas, saludamos a los lectores desde la cuarentena. Agradeciendo
el interés de quienes llegaron hasta aquí.
(
http://laseñalmedios.com.ar/2020/03/22/coronavirus-a-nivel-mundial-y-en-el-orden-local-todas-las-hipotesis-muchos-interrogantes-varias-respuestas/
)
Las
300 organizaciones que desde 1996 integran el Encuentro Memoria
Verdad y Justicia (EMVyJ) y, en aquel vigésimo aniversario del golpe
militar, organizaron la primera movilización de repudio al gobierno
de facto, por primera vez, y ante el desarrollo de la pandemia del
Coronavirus, optaron por no movilizarse a la Plaza de Mayo.
La
suspensión de la marcha callejera, sin embargo, no impidió que la
organización en la que desde siempre se referencian dirigentes de
derechos humanos como Nora Cortiñas y Elia Espen de Madres Línea
Fundadora, el fallecido Enrique “Cachito” Fukman de la
Asociación Ex
Detenidos Desaparecidos y
Adolfo Pérez Esquivel, fundador del Servicio de Paz y Justicia
(SERPAJ), elaborara su documento que difundieron a través de un
video documental.
La
declaración tomó estado público a las 11 de la mañana de
este martes 24 de marzo, y pone el foco en el reclamo de justicia
para los 30 mil detenidos desaparecidos y la cárcel a los genocidas.
Pero, como es tradición, también se refiere a la represión estatal
ejercida contra militantes populares bajo los gobiernos democráticos
y al mismo tiempo, asume como propias las consignas por las que
lucharon y fueron asesinados por el terrorismo de Estado los
militantes desaparecidos y que, consideran, sigue en plena vigencia.
El
documento se propone “reivindicar a una generación que dio su vida
por cambiar el mundo, y lograr una Argentina sin explotación, sin
opresión y sin miseria”. Al mismo tiempo ratifican la lucha "para
que se reconozca con su verdadero nombre: Genocidio” que “tuvo
como objetivo principal aniquilar el amplísimo movimiento obrero y
popular que se proponía conseguir transformaciones revolucionarias
en la Argentina”.
El
texto, está dicho, también denuncia las políticas de los gobiernos
que, en democracia, actuaron en favor de una reconcilación con las
fuerzas armadas: “somos parte de un movimiento que lucha contra las
políticas de olvido, de perdón, y de reconciliación con los
asesinos, con los torturadores, con los violadores, con los
apropiadores, con quienes fueron sus cómplices civiles,
empresariales, religiosos y políticos”. Por eso, aseguran, “no
nos olvidamos de los decretos alfonsinistas que juzgaron a las
cúpulas militares y a integrantes de las organizaciones armadas en
base a la teoría de los dos demonios; los indultos del menemismo,
las leyes de obediencia debida y punto final, la designación de
Milani en el kirchnerismo, el negacionismo del macrismo y su intento
de implantar el 2x1 para liberar a los genocidas condenados”.
Con
todo, destacan que entre 2003 y 2017 “se dictaron 1354 condenas
sobre 975 represores y hubo 240 absoluciones” pero, critican, “casi
el 70% de los represores detenidos goza del beneficio de la prisión
domiciliaria, y unos 1.590 represores imputados están en total y
completa libertad”.
Por
eso, aseguran, “la lucha no termina siquiera cuando los genocidas
son condenados, porque los socios de la impunidad en el poder
judicial otorgan el beneficio de la prisión domiciliaria a
torturadores, asesinos y apropiadores”. En este punto, el documento
insiste en un reclamo que ninguno de los gobierno posteriores a la
llegada de la democracia concedió y que es el de la “apertura de
los archivos secretos de la dictadura, para conocer el destino de
cada uno de nuestras y nuestros compañeras y compañeros y para
conocer el paradero de sus bebés que fueron apropiados.”
Del
mismo modo, insisten en la lucha por la garantía de los derechos
humanos y democráticos de los militantes populares en la actualidad:
“exigimos la libertad de las presas y presos políticos o por
luchar, como Milagro Sala y Luis D’Elía; el fin de las
persecuciones, como a Sebastián Romero, y el cierre de las causas
contra Daniel Ruiz, César Arakaki y demás activistas”. En la
misma línea critican la política oficial de “transparentar”
los fondos de la AFI y exigen “disolverla, como a todos los
servicios secretos” así como “desmantelar el aparato represivo”
y “poner fin al gatillo fácil, que cobra la vida de un joven pobre
por día”.
Sobre
el final, el documento cita al periodista desparecido Rodolfo Walsh
para señalar el vínculo existente entre la represión y la política
económica: “en la política económica de ese gobierno debe
buscarse no sólo la explicación de sus crímenes, sino una
atrocidad mayor que castiga a millones de seres humanos con la
miseria planificada”, por eso el EMVyJ destaca que la deuda externa
"antes del golpe era de 7 mil millones de dólares y al
caer la dictadura trepó a 49 mil millones. Después, todos los
gobiernos pagaron y pidieron más. Nunca nos “desendeudamos”. Con
Macri se dio el mayor endeudamiento, que hoy supera los 310 mil
millones de dólares”.
El
documento no se priva de opinar sobre el contexto actual signado por
la pandemia del coronavirus que, aseguran, “agravó la crisis
sanitaria que ya existía”. En ese punto, aseguran que “la
cuarentena es necesaria, pero no suficiente” y señalan que
“lo que sirve es concientizar y tomar medidas eficaces como el
testeo masivo para la detección precoz del virus”. Al mismo
tiempo, repudian “la presión militarista” y, se adelantan,
“cualquier intento de declaración de estado de sitio”.
Por
último, ponen el foco en el actual gobierno de Alberto Fernández a
quien le exigen el aumento general de los salarios, planes sociales y
jubilaciones, critican la suspensión de la movilidad jubilatoria y
reclaman el 82% móvil y el aborto legal así como el no pago de la
deuda externa y la ruptura con el FMI.
En
el cierre, y como es tradición, se refieren a la orientación
del gobierno con relación a la geopolítica global. Exigen “el
fin del alineamiento internacional con los EE.UU. e Israel”,
rechazan “las bases extranjeras en el país y los ejercicios
militares con el imperialismo” y reclaman que la Argentina salga
“del Grupo de Lima y retire sus tropas de Haití y Chipre”.En el
cierre, y como es tradición, se refieren a la orientación del
gobierno con relación a la geopolítica global. Exigen “el
fin del alineamiento internacional con los EE.UU. e Israel”,
rechazan “las bases extranjeras en el país y los ejercicios
militares con el imperialismo” y reclaman que la Argentina salga
“del Grupo de Lima y retire sus tropas de Haití y Chipre”.
============================================================
A
medida que pasan los días se complejiza más poder hacer el
seguimiento de las detenciones realizadas por las fuerzas de
seguridad y federales en todo el país.
Por
una parte, se genera oficialmente la confusión, por ejemplo cuando
el mismísimo Ministerio de Seguridad de la Nación dice “hubo 896
personas detenidas por violar la cuarentena en todo el país,
mientras que son 9.621 las personas que fueron notificadas y enviadas
a sus casas”. Lo que no dicen es que esas 9.621 personas fueron
detenidas (“demoradas”, “aprehendidas” o el eufemismo que
prefieran), hasta que el órgano judicial interviniente, en la
mayoría de los casos horas después, definió que se les debía
labrar un acta contravencional o notificarles la formación de una
causa penal ordinaria o federal en su contra y dejarlas ir o
conducirlas a su domicilio. Por lo tanto, donde dice “896 personas
detenidas y 9.621 notificadas” se debe leer “hubo 10.517 personas
detenidas, de las cuales 896 permanecieron presas y 9.621 fueron
liberadas, con imputación penal o contravencional”.
Por
otra parte, hay distritos de los que es prácticamente imposible
obtener la cifra total. Un caso puntual es la provincia de Buenos
Aires. Si bien hemos encontrado informes de algunas ciudades, como
Mar del Plata, cuyo secretario de Seguridad informó 1.000
“notificaciones” y 232 “detenciones”, o La Matanza (145
detenciones según el intendente Espinoza), y sabemos que Bahía
Blanca no baja del promedio de 100 detenciones diarias, no hemos
logrado acceder a la cantidad total de arrestos en el territorio
provincial. Claro que esos datos parciales permiten extrapolar un
número impresionante.
En
otros casos, como la provincia de Catamarca, no hemos encontrado
noticias sobre la detención de personas por el DNU 297/2020, quizás
porque la primicia que ocupa las portadas policiales es la detención
en el día de hoy, por orden de un fiscal, del comisario José Soria
y del oficial principal Martínez, involucrados en el robo de una
moto Honda CG y de autopartes que estaban secuestradas, en depósito
en la comisaría de Valle Viejo, Villa Dolores. Se ve que ni el
Covid19 frena la criminalidad policial.
Otro
problema para la recopilación de datos, que ya mencionábamos ayer,
es que cuando se informa la cantidad de detenciones efectuadas por
fuerzas federales se discrimina según cuál las efectuó, sin
mencionar si fue en CABA, provincia de Buenos Aires u otras
provincias.
Sin
embargo, el dato más preocupante de la jornada de este lunes es el
empeoramiento de la situación en las cárceles. A los hechos
represivos ocurridos ayer en las cárceles de Bariloche y Batán, se
suman a estas horas una situación similar en la cárcel de Bouwer,
Córdoba, empeoró la situación en Batán, y se han desatado motines
en las cárceles de Coronda y Las Flores, en la provincia de Santa
Fe, así como en la bonaerense de Florencio Varela. En todos los
casos, el reclamo de las personas presas es tener acceso a mínimos
elementos sanitarios como jabón o lavandina y la denuncia de que el
servicio penitenciario no cumple las medidas básicas para evitar la
introducción del virus a los penales, lo que devendría en una
masacre inmediata e inevitable.
Finamente,
como botón de muestra de la forma en que la policía “disuade” a
las personas que imprudentemente se reúnen en una esquina o una
plaza para que regresen a sus casas, en Goya, provincia de
Corrientes, una vecina pudo filmar, desde su puerta entreabierta, el
momento en que, desde un patrullero, disparaban contra un grupo de
adolescentes. Pueden ver el video en
https://www.radiodos.com.ar/46866-video-policia-disparo-con-su-arma-reglamentaria-frente-a-un-grupo-de-jovenes.
Desde
Córdoba, nos llegó el relato de lo padecido por un joven de 18 años
en situación de calle, hostigado y golpeado por la policía al grito
de “no podés estar en la calle”, y naturalmente sin ofrecerle
albergue. Lxs vecinos que vieron la escena hicieron una colecta para
que pudiera alojarse en un hotel hasta que consiga plaza en un
refugio.
La
solidaridad popular es un problema para los que necesitan reprimir
para gobernar, como quedó muy claro hoy en la intervención radial
del ministro de Seguridad jujeño, Ekel Meyer: “Quiero pedirle a
los vecinos que cuando adviertan vecinos que no estén cumpliendo,
ellos mismos también los repriman”.
En
la víspera del primer 24 de marzo que no podemos estar en las plazas
y las calles contra la represión y la impunidad de ayer y de hoy,
reiteramos que no es con represión, ni mucho menos con medidas
extremas como la declaración del estado de sitio, como se puede
evitar la expansión de la epidemia ni garantizar la vida y salud de
todxs.
Cuidémonos
colectivamente, del virus y de la represión.
La
salida es la organización colectiva y popular.
CORREPI
=============================================
Hace
siete días, en este espacio, prevenimos lo que ahora reforzamos: uno
se siente demasiado pequeño, pudoroso, en su estatura intelectual,
para verter opinión en un momento que parece ser de crisis
civilizatoria.
Un
desconcierto tan gigantesco merece respeto. Pero, así sea apenas en
modo de pregunta, vale animarse a unos conceptos. Provoquémonos. Lo
que enferma es el virus. Ciertos interrogantes y afirmaciones no
contaminan a nadie, aunque la Organización Mundial de la Salud
recomienda no sobrecargarse de información y lo bien que hace. Igual
que el Ministerio de Salud y la Secretaría de Medios cuando sugieren
“evitar titulares e imágenes de alto impacto, musicalización y
sonidos de catástrofes”.
Como
si no alcanzara con el miedo y pánico desperdigados, siguen metiendo
“alerta” y estridencias tétricas, de base narrativa permanente,
a cuanta noticia trascendente o estúpida ande dando vueltas. Da lo
mismo Italia parando sus fábricas que Oriana Sabatini contando los
síntomas que tuvo y lo bárbaro que se siente.
El
colega Eduardo Febbro despachó desde París, una crónica en la que
dice que el futuro mutó hacia un territorio abstracto, que la
interminable hilera de andenes vacíos es una función permanente de
la pornografía consumista e inútil del liberalismo, que al fin
vemos su realidad artificial y pueril, que ya no cabe el maquillaje o
la tentación. Y que las publicidades gigantes de los afiches venden
a la nada un montón de objetos y servicios que (ya) nadie puede
comprar.
Al
ser tiempo de urgencia en los cuidados personales y colectivos,
transita poco pensar en el después. Disparadores como los señalados
por Febbro son una de las no tantas invitaciones a imaginar que,
cuando se extinga la pandemia, tal vez hayamos aprendido que la
(buena) vida está en otra parte. Quizá hayamos digerido que el
neoliberalismo, y sus meritócratas, y su estímulo al consumismo
desencajado, y la destrucción de las políticas de Estado que
regulan los desequilibrios sociales, redujeron las perspectivas de
progreso mejor administrado.
Uno,
sin embargo, teme --acerca de la salida de esta peste que la
humanidad superará como ya lo hizo con otras, cuando el conocimiento
científico era infinitamente menor-- la probabilidad de que salgamos
de ésta habiendo aprendido poquito.
Eso
no quiere decir que deje de ser una oportunidad, magnífica, que los
sectores progresistas más significativos de la(s) sociedad(es)
deberían usufructuar.
Por
lo pronto, están expuestos los límites de un orden económico y
tecnológico que profundiza las desigualdades, como Ricardo Forster
lo reseñó en forma estupenda, en la nota que también el viernes
publicó este diario.
Porque
hay algo que igualó. “Igualdad ante la expansión viral que no
sabe de diferencias ideológicas ni reconoce aduanas que discriminan
entre ciudadanos del primer mundo y miserables indocumentados que se
ahogan en el Mediterráneo. Miedo en la Italia opulenta del Norte;
miedo en una barriada de migrantes napolitana; miedo en la Alemania
de Merkel que comienza a revisar su “ortodoxia fiscal”; miedo en
una España demasiado inclinada al consumismo; miedo en la pujante
Seúl que a través del cine nos muestra la realidad de la
desigualdad; miedo en los aviones abarrotados de turistas que
regresan apresurados a sus países de origen antes que se cierren
todas las fronteras; miedo en lujosos transatlánticos cuyos
pasajeros descubren, azorados aunque conservando sus privilegios de
primera clase, lo que significa convertirse en paria y que ningún
puerto los acepte. El miedo nos ha vuelto más iguales y, por esas
extrañas vicisitudes de la historia, nos abre la posibilidad de
repensar nuestro modo de vivir. Una oportunidad en medio de la noche
y la incertidumbre”.
Cómo
no preguntarse, tal lo hace Ricardo, “¿quién nos protege ahora
que el Estado ha sido jibarizado con la anuencia de los mismos que
hoy le exigen a los gobernantes que se hagan cargo de subsanar lo que
ellos desarticularon? ¿Qué decirle a una sociedad que se creyó la
buenaventuranza del mercado y sus oportunidades, la meritocracia y
sus pirámides construidas por el `esfuerzo individual y la
competencia de los mejores´, un capitalismo que sólo prometía la
multiplicación infinita del consumo mientras se dañaba
irreversiblemente a la biosfera? ¿Cómo salir de un narcisismo
todoterreno que se instaló en nuestras interioridades para descubrir
que en soledad no llegamos a ningún lado? ¿Cómo reparar almas
devoradas por el cuentapropismo moral que hizo de cada individuo una
suerte de mónada autosuficiente? Preguntas que, quizás, iluminen
con una luz distinta en medio de la noche viral. Dialéctica de una
tragedia que nos recuerda, muy de vez en cuando, que ‘allí donde
crece el peligro también nace lo que salva’ (…) Un día
cualquiera descubrimos que las máscaras se caen y que las
consecuencias de la mentira asumen el rostro del abandono, la
intemperie y la incapacidad de enfrentar la llegada de la peste. De
Nuevo y sin hacerse cargo de nada, se alzan las voces que antes
pedían menos Estado y que ahora demandan que el estado los salve”.
Estamos
obligados a pegar un volantazo, advierte Forster.
El
tema es si seremos conscientes de que estamos obligados, y eso
conlleva tomar nota del tipo de solidaridad que se requiere.
Es
decir: no sólo se trata de hacerse grandes planteos ideológicos,
sino de una práctica que por fin nos rescate de arrebatos
enanofascistas, xenófobos, discriminadores. Que nos rescate del
egoísmo social. Porque, ¿qué hacemos ahora con aquello del miedo
al otro? ¿Qué otro? ¿Alguien no se dio cuenta, todavía, de que
estamos todos en el mismo barco?
No
debemos dejar de interrogarnos sobre los barrios de la pobreza, la
miseria, el hacinamiento. No es demagogia, no es sensiblería barata.
Es cambiar la cabeza justamente para salvarnos.
Tenemos
el mejor liderazgo político y el mejor gobierno nacional que podían
tocarnos en circunstancias como éstas. Alberto Fernández transmite
seguridad, severidad, protección. Puede que no sea la instancia
adecuada para subrayarlo, pero igual repitámoslo porque, en el
fárrago del desconcierto y el temor, hay perdidas unas buenas
noticias, o registros: ¿se imaginan lo que hubiera sido esto con el
gobierno anterior? Punto. Es sólo para anotarlo.
Personalizo
directamente: que me disculpen pero yo siento que la responsabilidad
y solidaridad a que se convoca, y a la que nos convocamos, tiene
preeminencia de una lógica exclusivamente clasemediera. Y eso no es
(mal) atributo del Gobierno, que está preocupándose y ocupándose
de lo que pueda suceder en las barriadas inmensas del fondo del pozo,
que estipuló precios máximos en productos básicos, que avisa que
será inflexible con los avivados del tamaño que fueren, que en
medio de una economía devastada ha lanzado medidas protectoras para
las pymes y para los monotributistas. Siempre podrá hacerse
muchísimo más, pero lo que se hace no es lo de menos.
Lo
que decimos es que el cambio de cabeza atañe a que responsabilidad y
solidaridad no pueden concluir en quedarse en casa, en lavarse las
manos a cada rato con agua y jabón, en mantener metro y pico de
distancia con “el otro”, en saludarse con el codo, en salir al
balcón para putear a los imbéciles que andan por la calle como si
nada.
¿Dónde
están los medios con recursos suficientes, que no ponen sus cámaras
en los conurbanos de las grandes ciudades, en las sedes de las
aglomeraciones sin chance de distanciarse físicamente, en las notas
a quienes viven del día a día pidiendo una moneda en los semáforos?
¿Quiénes les preguntan a cuáles funcionarios sobre la derivación
alimentaria y sanitaria de los que no están en emergencia, sino que
viven en ella? ¿Por qué piensan que se insinúa la probabilidad de
estado de sitio? ¿Porque los delivery no darían abasto? ¿Por sacar
al perro varias cuadras en vez de hasta el árbol inmediato?
Solidaridad,
no demos más vueltas, es también entender que se terminó hablar de
estos negros de mierda, del cáncer del gasto público, del populismo
como el eje de todos los males, de los ciudadanos que pagamos
impuestos para mantener vagos.
A
ver, ahora, dónde están los que se quejan de las mallas de
contención social tejidas desde la crisis del 2001. Dónde están,
con qué cara, los que militan en el odio a los piquetes
choriplaneros del punterismo barrial. Hay unos pobres en el
recibidor, como cantaba el Serrat que nos gustaba a todos. ¿Quién
los atiende?
Solidaridad
es comprender que si no hay un Estado fuerte se salvarán pocos. No
del virus. De la pelotudez de creerse que la salvación es
individual, departamentera, de tener alcohol en gel.
Como
queda demostrado, no hay ningún virus más jodido que ése.
=============================================
El
Ejército entregó este domingo más de una tonelada de alimentos y
artículos de limpieza en los barrios más carenciados de la
localidad bonaerense de Quilmes en un operativo organizado con el
municipio como parte de las acciones que se realizan para que se
cumpla el aislamiento social obligatorio decretado por el gobierno
nacional para combatir la pandemia de coronavirus.
“Entregamos
más de mil raciones de comida en los principales barrios periféricos
de la localidad de Quilmes en un operativo de protección civil
enmarcado en la Ley de Defensa Nacional”, aseguró a Télam el
capitán Ezequiel Salinas, del Regimiento de Patricios. El
Ejercito Nacional, con personal del Regimiento de Patricios,
Granaderos de a Caballo y de Artillería 1, fue el encargado de
distribuir los alimentos aportados por el gobierno municipal y
distintas ONG's. “Son seis las unidades destinadas con 10
soldados cada una. Cada camión lleva un termocontenedor que contiene
entre 250 y 300 raciones de comida”, indicó Salinas.
Guillermo es encargado del comedor Pancitas Felices, y fue quien avisó a sus vecinos para que puedan acercarse y conseguir un plato de comida para sus familias. “Con este tema de la cuarentena no podemos hacer venir a los vecinos al comedor, así que ayer tuve que entregar 17 bolsas de mercadería porque la gente tiene miedo de contagiarse”, aseguró.
Por su parte, Miriam se acercó con un tapper a una de las unidades del Ejército para llevarle comida a su familia, que no puede salir de su vivienda. “Tengo a mi hijo enfermo con asma y yo soy diabética. En mi casa viven, además, mi otra hija con mis cuatro nietos y no podemos salir a trabajar, así que esta comida nos viene bárbaro”, dijo.
Macarena señaló que “es una ayuda muy grande” la que están recibiendo y que la cuarentena la está pasando “como puede” con los suyos. “Somos siete en mi casa, todos trabajamos de vendedores ambulantes y salimos a la calle con un carro para recolectar. Tenemos la plata justa, así que recibir este plato de comida nos ayuda a todos”, aseguró.
Guillermo es encargado del comedor Pancitas Felices, y fue quien avisó a sus vecinos para que puedan acercarse y conseguir un plato de comida para sus familias. “Con este tema de la cuarentena no podemos hacer venir a los vecinos al comedor, así que ayer tuve que entregar 17 bolsas de mercadería porque la gente tiene miedo de contagiarse”, aseguró.
Por su parte, Miriam se acercó con un tapper a una de las unidades del Ejército para llevarle comida a su familia, que no puede salir de su vivienda. “Tengo a mi hijo enfermo con asma y yo soy diabética. En mi casa viven, además, mi otra hija con mis cuatro nietos y no podemos salir a trabajar, así que esta comida nos viene bárbaro”, dijo.
Macarena señaló que “es una ayuda muy grande” la que están recibiendo y que la cuarentena la está pasando “como puede” con los suyos. “Somos siete en mi casa, todos trabajamos de vendedores ambulantes y salimos a la calle con un carro para recolectar. Tenemos la plata justa, así que recibir este plato de comida nos ayuda a todos”, aseguró.
Después
del duro trabajo que mantenían los efectivos del ejército
argentino, en el norte de la región, construyendo pozos de agua
potable y acueductos, para los pueblos indígenas de la provincia del
Chaco Argentina; "los wichis. Ahora poseen una de las misiones
más rigurosas: la entrega de alimentos a los barrios más
necesitados de la provincia de Buenos Aires y sus alrededores.
Con
el apoyo de las distintas organizaciones de los intendentes locales y
los clubes
de distintos equjipos de fútbol, quienes les abrieron las puertas de
sus instalaciones, para llevar a cabo la tarea de recolección,
almacenamiento, organización y cocción de los alimentos donados,
por partes de entidades políticas y sociales.
Es
una de las joyas preciadas de la capital bonaerense. Un lugar
emblemático que -como toda la ciudad- quedó vacío. Hasta este
lunes que comenzaron a llegar camiones del Ejército y equipos
médicos: en La Plata se decidió montar un centro de atención
intermedia de salud para los pacientes que requieren estar en
aislamiento por el coronavirus en la República de los Niños.
El
intendente de La Plata, Julio Garro, está articulando un programa
para desarrollar el primero de los centros de atención intermedia de
la ciudad.
La
idea es que allí concentren sólo casos
de baja complejidad
, ya que la red de mediana y alta complejidad la organiza el
gobierno Bonaerense por medio de los hospitales de la región,
explicaron en la municipalidad.
El
primer centro será en la República
de los Niños de Gonnet,
donde este lunes por la mañana ya comenzaron las tareas para armar
los
tres pabellones:
uno para niños, otro para mujeres y el último para varones.
No
será el único centro en La Plata. También está
en estudio armar otros
en el parque ecológico y el polideportivo de Los Hornos, por
ejemplo. Pero eso dependerá de la necesidad que surja según cada
zona.
Como
alternativa
, también está en análisis usar las instalaciones de clubes e
instituciones de cada barrio, ya que muchos cuentan con una
infraestructura que podría ser fácilmente adaptada.
Los
clubes de Gimnasia y Esgrima de La Plata (GELP) y Estudiantes también
ofrecieron sus instalaciones para habilitar centros de tratamiento o
de aislamiento ante posibles contagios.
Si
la crisis es mas que sanitaria, política/económica, sino que abarca
las estructuras mismas de las instituciones históricamente
instituidas y nos confrontan con lo mejor y lo peor de lo que somos
capaces les humanes sobre la tierra, difícil es asumir con
responsabilidad alguna reflexión crítica cuándo nos confrontamos a
la precariedad y fragilidad misma de la existencia humana como tal.
Si hasta los mas liberales de hace tan solo un mes atrás insisten en
que “de esta salimos todos o no sale nadie” y hasta el mas
socialista y revolucionario sostiene en su aversión al otro que es
el momento de asestar no se que golpe a quién para hacer caer el
sistema capitalista cuándo esta visto que está en el Hospital
sostenido por respiradores y que esos respiradores ya dejaron de dar
“ganancias” que permitan sostener la ilusión de que aún está
con vida.
Si
el mismo ejercito como institución que ayer (1976) volcó sus armas
contra el pueblo hoy sale a repartir comida a los hambrientos, habría
que preguntarse porque las armas … y no el reparto equitativo de
aquello que producimos entre todos con esfuerzo.
Frente
a pandemias
y memorias se escucha atronador el silencio neoliberal y el cambio de
actitudes y discursos propiciando solidaridad de aquellos que tan
solo unas cuantas semanas atrás defendían “meritocracias”,
“Posverdades” y Posturas anti-Estado y de defensa de absolutas
libertades de mercado …
Daniel
Roberto Távora Mac Cormack
Comentarios
Publicar un comentario