Viernes
17 de julio de 2020
El
“sentido común”, los análisis simples de causas consecuencias,
sumado a los postulados ideológicos y los pre-juicios y creencias
que rara vez surgen de la reflexión racional y algún esfuerzo por
analizar de modos inteligentes la realidad, producen interpretaciones
sesgadas, convicciones superficiales y generalmente erróneas y
confirman percepciones y estados de animo que la realidad no confirma
con datos e información.
De
como cada quién produzca sus pensamientos, será el resultado de su
manera de pensar, decir, imaginar, hacer. Y de como esos pensamientos
construyen la versión de la realidad que les real y verdadera.
Pese
a las versiones individuales de la realidad, esta es “algo”
diferente. Resultado de una compleja trama de relaciones entre
actores humanos, geografías, culturas, religiones, formas y
contenidos que, en los lenguajes, permiten esas visiones
individuales y pensamientos individuales que constituyen mentalidades
grupales, institucionales y de actores sociales. Pero, además,
surgen elementos y relaciones de otras situaciones y experiencias
con la naturaleza, aquello que escapa a las explicaciones racionales,
las espiritualidades, intenciones, filosofías, inconscientes y el
poder en tanto ejercicio de visiones de algunos que se imponen sobre
otras.
Por
tanto la realidad incluye esas “realidades deformadas” y aquellas
otras mas racionales, informadas y producidas por el conocimiento,
los datos y la información, pero ambas incompletas.
La
ventaja entre aquel pensamiento que se funda en la reflexión
racional, el uso de la inteligencia y los datos e información de que
se dispone, radica especialmente en que evita las deformaciones de
las interpretaciones de sentido común, intuitivas y poco pensada que
alimentan pre-juicios y creencias que esos mismos datos e información
desnudan como mentiras o falsedades o total o parcialmente
equivocada. Pero ambas constituyen esa misma realidad de la que se
obtienen los datos y la información.
O
tres doctoras en filosofía (UBA), docentes e investigadoras del
Conicet, amigas y feministas más sus dispositivos electrónicos, los
animales y las plantas convivientes, sus parentescos, las lecturas de
las que se nutren, sus escritos, las imágenes que producen. Desde
este otro compost piensa-milita-escribe la Colectiva Materia: Paula
Fleisner, Noelia Billi y Guadalupe Lucero. Entidades que se
friccionan, se afectan y son afectadas -que serían ellas pero no
sólo- intentando construir lo que llaman materialismo post humano,
para intervenir desde este territorio latinoamericano en debates que
abarcan la ecología política, la animalidad, los nuevos
materialismos, los feminismos entre otros temas de la agenda
contemporánea. Y los hacen situadas en esa “zona crítica, como
dice Bruno Latour, que alude a la fina capa que rodea la Tierra en la
que convivimos o coexistimos con los animales y las plantas, pero
también con los dispositivos, las cosas, los sistemas de
información, etc.”
¿Podríamos
decir que es un trabajo colectivo?
--
Nuestra idea de lo colectivo es impersonal y neutra en un sentido
filosófico porque pensamos esta colectiva y en general la dimensión
política de lo colectivo, no como agrupamiento de individualidades
sino como un espacio del estar en comunicación que excede las
individualidades y más aún, excede lo humano, para poder avanzar en
qué es el posthumanismo. Una traducción en términos de experiencia
feminista es el concepto de marea, que no parte de individualidades
sino de una especie de agenda colectiva que se actualiza en esos
cuerpos que están ahí en ese momento pero que no es una suma de
voluntades ni responde a un programa, sino que aparecen de acuerdo a
algo coyuntural y que ya no se piensan como individualidades. Lo que
nos parece interesante pensar es ese compost, para decirlo con Donna
Haraway, que es impersonal y neutro no porque no tenga una valoración
ética o política, sino por no hacer pie en la persona entendida
como unidad moral y económica capitalista.
Y
como no hay suma de individualidades, no se distinguen tampoco en
esta entrevista las voces de cada quién, sino que resuenan en una
misma vibración que recorre tonalidades, produce imágenes. Está
afectada por la pandemia, pero con las gradualidades que se imponen
cuando no es la humanidad lo único que cuenta. Ni está separada de
la naturaleza, sino que se revuelca en el mismo lodo.
Ahora
que en el compost también está la covid-19 ¿es una provocación
para pensar, narrar, este momento? Porque parece el fin de algo ¿pero
es el fin, al menos del mundo tal como lo conocíamos?
--El
discurso sobre el fin es muy recurrente en la filosofía, parece que
le viniera muy bien porque el fin es un tópico recurrente, casi un
lugar común. Nosotras lo que en general tratamos de pensar es que
esa relación con el fin no tiene tanto de excepcional, sino que más
es interna a la relación misma con el tiempo. Por eso la
excepcionalidad tiende a defraudar, porque no está a la altura del
fin. Hay algo ahí de falla de diagnóstico en esto de pensar los
tiempos liminares, de alguna manera excepcionales y no poder pensar
lo que hay de estar siendo del fin permanentemente. Poder pensar la
idea de apocalipsis permanente en lugar de esa ruptura que se propone
como fin de los tiempos. Porque el apocalipsis siempre defrauda.
--Hay
que pensar radicalmente las condiciones en las que vivimos. Y esas
condiciones tienen que ver con la producción de un mundo de
determinadas características. Cuando cuestionamos la idea del fin,
lo primero que se nos cruza es ¿el fin de qué tipo de vida? Porque
como se hizo muy evidente durante la pandemia, no todas las formas de
vida son afectadas de la misma forma. No todas las formas de
existencia son afectadas de la misma forma. Hay formas de vida que se
pudieron sostener sin cambios dramáticos y hay formas de vida que se
extinguieron, por ejemplo, de la misma manera que en un incendio
muchas existencias precarizadas son expulsadas del ámbito de lo
viviente. La comodidad de los discursos filosóficos que ubican todo
en las preguntas acerca del tiempo y el espacio están siempre
regidas por una especie de antropismo, de antropocentrismo. La idea
de que el tiempo se acaba y de que el espacio se achica son ideas que
solo funcionan desde una concepción del espacio y el tiempo como
modos de acceso de un sujeto al mundo exterior.
--¿Y
cómo accedemos al mundo sino es desde los propios sentidos? Borrar
el sujeto es como desbaratar todo, “el mundo tal como lo
conocíamos”.
--Nosotras
nos ubicamos en una tradición que viene horadando, a través de una
serie de mediaciones, la figura de el hombre del humanismo: un varón
blanco heterosexual, hablante de un idioma estandar, burgués... cada
vez que decimos sujeto pensamos en ese hombre que no tiene nada de
universal, que se pregunta acerca del cambio de las condiciones
espacio temporales en las que habita. Pero el problema acá es el
cambio de las condiciones de privilegio de esa humanidad que no tiene
nada de universal. Entonces la pregunta sobre qué espacio hay y qué
tiempo queda, son preguntas pertinentes en ciertos espacios, para
esos que sí son el hombre y no son las preguntas que se harían
otros modos de existencias.
¿Y
esto qué significa cuando nos planteamos la situación actual?
--
Bueno, esa idea de que llegado a su fin el mundo, los humanos
tendremos la forma de una especie, seríamos todos iguales, estamos
todos iguales ante el fin de los tiempos. Es una idea antigua que se
traslada a todo lo que llega a su fin, sea una imagen estética como
una especie de cualquier animal o cualquier planta o de la humanidad
como especie. Hay como un conflicto muy grande porque por una parte
se dice que somos todos iguales ante este virus, este virus no hace
diferencia y hay un discurso muy fuerte en que nos reconocemos
iguales como especie...
--Como
en las películas de Hollywood catastróficas, viene un agente
externo y todes luchamos codo...
--Y
sin embargo recibimos información todo el tiempo, no sólo
mediática, sino sensible en nuestras vidas, que dice que no somos
todos iguales, que nos afecta de maneras distintas y no es sólo que
no padecemos las mismas consecuencias, sino que además no somos
todes responsables de lo que sucede de la misma manera. Porque hay
una idea que nos interesa poner en cuestión que es que lo que sucede
no tiene responsables individualizables. Es como una catástrofe
natural el hecho de que haya ahora este virus. Y esto no es cierto.
No es lo mismo que un volcán en erupción. Esto tiene una larga
cadena de responsabilidades y causas.
--Es
como que el relato de las causas está velado por la épica de la
ciencia humana corriendo contra el virus para generar la vacuna.
Creo
que los discursos aparecen. En estos días apareció una noticia que
decía que en alguna de esas plantas de producción industrial de
cerdos apareció la inminencia de una nueva enfermedad que podría
tener devenir pandémico. O sea que hay una idea sobre que ese modo
de producción sería el origen de las pandemias. Esa discursividad
va entrando en el sentido común, pero a la vez no se acusa recibo
sobre la posibilidad de modificar esos modos de producción de
alimentos, por ejemplo, sino modificar las consecuencias. Y esa
necesidad de rápidamente de asumirse como especie donde todes les
humanes estaríamos afectados de la misma manera obtura la
posibilidad de pensar otros modos de existencia y otros modos de vida
que no estarían subidos en este mismo tren, que también es el tren
de la historia (que se acaba), del desarrollo, del crecimiento, que
es algo que se repite todo el tiempo, cuanto crecen o decrecen los
países, la economía mundial, como si se pensara eso en términos
unitarios. Porque no vamos a poner en cuestión que la globalización
implica algo que afecta a todo el mundo, pero no todo el mundo está
participando por igual en ese proceso.
--No
parece haber muchas ideas alternativas al desarrollo y al crecimiento
-de la economía, de la población o del bienestar...
--Por
eso nos interesa pensar los discursos de la pandemia que en realidad
eran previos a la pandemia y que tienen que ver con esas voces que ya
habían empezado a pensar críticamente la idea de desarrollo, qué
podría ser una idea de desarrollo diferente para países como el
nuestro, la idea del derecho o no derecho al desarrollo y que sería
eso políticamente y qué idea de humanidad implica. Si bien
efectivamente eso no aparece en primer plano, evidentemente está en
el origen de la cuestión ecológica pero que a la vez se presenta
como sin solución sino se puede poner en cuestión seriamente el
modelo de producción.
--Pero
entonces ¿Quién hace qué? ¿Qué haceres son posibles? ¿Cómo se
plantea la ecología mientras China sigue produciendo -creciendo-,
por ejemplo? Mientras estamos acá se desmonta, se quema el
Amazonas... el año pasado salimos a la calle por eso pero ahora...
--
Hay una escala de los fenómenos que exceden los términos de lo
individual. Individualmente es desde donde pensamos la acción
política “qué puedo hacer yo por esta situación”, la verdad es
que lo que se puede hacer de manera individual es totalmente
insignificante; porque me hago vegana, reciclo, cuestiones puramente
individuales, son un obstáculo, más allá de que pueda ser
interesante desde el punto de vista moral. Son un obstáculo para
pensar la dimensión de los fenómenos que se están dando, desde el
calentamiento global para abajo ¿no? porque cuando lo ves en escala
global, el calentamiento está directamente relacionado con la cría
de ganado, está directamente relacionado con la forma de alimentar
ese ganado, el monocultivo de soja, la forma en que conviven animales
humanos y no humanos de manera totalmente hacinada en frigoríficos y
mataderos y en toda la línea de producción de alimentos. Una forma
de producir alimentos para una población permanentemente en
crecimiento y cada vez más precarizada. Son fenómenos colectivos
que no sólo involucran a personas humanas sino también a otras
entidades, animales, vegetales. Son regímenes de producción y de
producción del mundo que llamamos naturaleza pero que esa naturaleza
por ser producida no tiene nada de natural en el sentido de lo que no
se puede cambiar.
¿Qué
sería la naturaleza entonces?
--El
concepto de naturaleza separado de lo humano produce también la idea
de impotencia, ya sea para pensar en términos de cuidado de la
naturaleza o de la extracción, siempre está afuera la naturaleza,
en otro lado. Y una puede hacer el rastreo histórico, desde el punto
de vista filosófico, de cuándo aparece este concepto de naturaleza
y es al mismo tiempo que el concepto de subjetividad, es como si
fueran un par, antes que pensar si hay una relación que es buena o
mala, lo que hay que pensar es qué pasó antes que ahora nos resulta
evidente que hay que pensar en términos de relación algo que sería
la humanidad y algo así como la naturaleza. En esta idea del compost
no se trata de pensar la relación entre las especies sino de ser en
conjunto para dejar de pensar a la naturaleza como algo que está
disponible. La idea de compost resulta más interesante, holobiontes
y holoentes que incluyen una multiplicidad de existentes. Hay que
pensar cuáles son las relaciones en esas existencias que nunca son
una suma de individuos sino es una especie de ambiente, por decirlo
de alguna manera.
--Y
sin embargo la transmisión del virus va de individuo en individuo
contagiando a poblaciones enteras.
--La
retórica del contagio es una retórica que sigue sosteniéndose
sobre una idea de individualidad que nosotras la pensamos como
perimida. Junto con un montón de otres, claro, incluso con ciertos
discursos biológicos que circulan ahora entre algunos debates
filosóficos y que piensan la vida como materia que elige. Como dice
Lynn Margulis, una bióloga, todo el tiempo hay algo propagándose,
todo el tiempo hay un contagio de todos con todos. Justamente acá
hay que ver de qué modo la vida como materia que elige está
eligiendo estos caminos y cuáles son las condiciones que nos
llevaron a que sean estos caminos. Hay una serie de mediaciones desde
estas posturas ontológicas que tratan de pensar por fuera de la
lógica de los individuos a partir del compost. La idea de
individualidad está sostenida en esta concepción inmunológica en
la que siempre algo tiene que quedarse afuera para que funcione. Y
esto en las políticas estatales para atravesar la crisis se nota
todo el tiempo, todo el tiempo hay una decisión sobre cuál va a ser
la línea de corte. Lo que importa es la vida, pero en función de
eso ¿cuáles vidas importan? Y qué decisiones vamos a tomar para
proteger eso que importa.
Si
pensamos que son los modos de producción que no se detienen los que
producen la crisis, la famosa oposición entre vida y economía
resulta falsa.
--
Hoy en día las acciones financieras globales tienen que ver con la
producción de alimentos y eso necesariamente nos afecta en todos los
ámbitos de nuestra vida porque cualquier plato de comida que nos
llega a nuestra mesa, si tenemos mesa y si tenemos plato, tiene que
ver con los flujos financieros de una forma directa porque lo que
impera es lo que Timothy Morton llama una agrologística. El tipo de
capitalismo de esta época está basado en la producción de
condiciones que hacen posible la vida en el sentido más lato. Se
producen monocultivos de granos que necesitan territorios cada vez
más extensos y si bien esa tendencia nace con el propio capitalismo
se sigue eligiendo de manera permanente esa economía que produce
este tipo de vida.
--Se
pierde diversidad en la forma de alimentarse, de degustar y a la vez
la pérdida de olfato es el síntoma de la enfermedad, toda una
metáfora.
----Adorno
dice y también Nietzsche que el materialismo surge de la
reivindicación del olfato frente a la vista. Adorno particularmente
dice que se volvió materialista cuando en su infancia vio pasar el
carro de la perrera. Cualquiera que haya olido esos perros muertos
accede a la refutación del idealismo como mecanismo que transforma
todo en ideal y reduce todo a un yo que a su vez adquiere todos
aquellos binomios que están asociados con el bien: el alma sobre el
cuerpo, el espíritu sobre la materia, el varón sobre la mujer, las
categorías binarias que fueron construyéndose en torno al
pensamiento occidental.
--La
vista se puede regular, te podés sustraer a lo que ves y eso supone
la distancia. Entonces se abre un espacio para la soberanía del
sujeto. El yo de mi interioridad queda a distancia de todo lo demás.
El olfato, a contramano de eso, no puede ser cerrado, no puedo evitar
sentir el olor asqueroso con el que el agua está saliendo de la
canilla ahora. Entonces eso genera otro tipo de malla sensible de la
cual es mucho más complicado sustraerse. Y esa sensibilidad por lo
cercano también genera resistencia al diagnóstico que dice que no
importa de dónde viene mi comida, no importa de dónde vienen los
materiales de las cosas con las que me relaciono todos los días
porque lo que importa es aquello que yo puedo mantener a distancia y
entonces puedo manipular.
Claro,
es más fácil ponerse la campera de cuero si una mantiene a
distancia que es la piel de la vaca. Pero ahora las nociones de
distancia y cercanía también están explotadas. “Distanciamiento”
debe ser una de las palabras más usadas en los últimos cuatro
meses.
--Lo
cercano se volvió lo inmediatamente cercano mientras nos damos
cuenta de que dependemos de cosas que están por fuera de nuestro
alcance para sobrevivir. Y ahí hay unos nudos de problemas que
develan una ironía genial: que haya sido un virus, algo que está en
el borde de lo viviente --porque no es viviente aunque solo se
propaga a través de células vivas--lo que nos haya hecho evidente a
través de la pérdida del olfato hasta qué punto necesitamos
creernos a distancia de las cosas para poder interactuar con el
mundo.
--
Esto del olfato que puso en evidencia la pandemia es como correr el
límite de lo que podemos soportar ser meramente una imagen, estar
siempre mediades por una distancia. “Bueno, nos encontramos de otra
manera”, se dice, pero ese encontrarse o esa otra posibilidad de
convertirnos en imagen y viajar por el mundo como imágenes está
posibilitada por unos medios materiales muy concretos. La posibilidad
misma de que esos medios funcionen implica toda otra relación
extractivista con la naturaleza sobre la que no nos preguntamos
demasiado. ¿Cuáles son las condiciones materiales de posibilidad de
internet? ¿Dónde está el cable que nos conecta? ¿Por dónde
entra? ¿Quién lo podría romper? Porque ese cable existe, la nube
no está en el aire sino que ocupa un espacio muy concreto, real, hay
materias puestas en juego ahí y requieren relaciones y recursos para
que exista en cantidades casi inagotables. Ese acceso no está puesto
en cuestión como necesidad vital. Lo veo en relación con el olfato
porque justamente lo que hemos naturalizado es una exacerbación de
algo que ya venía relacionado con la visión, la imagen del sujeto
moderno y donde el olfato es lo que no necesitaríamos. Pero es a lo
que hay que estar atentas como síntoma.
--Y
a la vez de la muerte, que también se hizo presente como tema
-aunque sea más que todo un conteo diario-, lo más concreto que
tenemos es el olor. Lo que sentimos caminando cerca de los nichos de
Chacarita, por ejemplo, aun sin bajar a esos laberintos.
--Ese
olor es lo que no se puede sublimar. Sin embargo hay una forma de
pensar la existencia vinculada a una imagen de la que no podemos dar
cuenta materialmente y que a la vez no sabemos cómo se produce. No
sabemos qué hacer si nos quedamos sin internet o si se rompe un
dispositivo. Hay algo que dice Silvia Schwarzböck (también
filósofa) en relación a la televisión pero que se continua en las
redes sociales y es que la imagen es una especie de certificado de
existencia y que el “vivo” es una nueva certificación de
supervivencia, como la que le piden a los ancianos para cobrar la
jubilación.
--Y
en la pura imagen no hay olor. Y si no están las videollamadas es
como si los vínculos fueran diluyéndose, perdiéndose. Más allá
de que este no sea un momento de fin ¿No se sienten en duelo?
--¡Y
sí! Eso inesperado que pasaba en la calle, en los encuentros que no
pueden ser calculados, eso que se volvió una pura amenaza: lo
inesperado pasó a ser estar enferma y tener que aislarte aun más.
Hasta se perdió la posibilidad de decir cosas y que no queden
grabadas. Hay algo de lo efímero que se da en cualquier ámbito de
la escena pública que no es el de la casa que ahora no tenemos y que
es un duelo en el cuerpo.
-¿Cómo
seguimos con el problema, como dice Donna Haraway?
¿Cómo seguir
buscando maneras de vivir juntes ahora que, además, hasta la
desobediencia parece haber sido expropiada por la derecha?
Haraway,
justamente dice seguir con el problema, no plantear la solución. Es
distinto plantear seguir con el problema que decir qué se puede
hacer ¿Cómo vamos a seguir viviendo? En principio no sabemos. Todo
va a seguir, porque el planeta no va a implosionar.
Esto que dicen
las chicas de que el apocalipsis defrauda es un poco eso, desde un
punto de vista cosmológico es insignificante la vida, todo va a
seguir siguiendo y de hecho sigue siguiendo. Entonces lo interesante
ahí es no dar soluciones inmediatas a diagnósticos que no estamos
entendiendo. Detenerse a hacer el diagnóstico, detenerse en incluir
ciertas problemáticas que quedan opacadas por la urgencia de las
cosas que se dice que son más urgentes, en nombre de una serie de
criterios que ya se establecieron y que no se van a poner en duda:
por ejemplo que preservar la vida humana es lo que importa a como de
lugar, es estar todo el tiempo entrampades. Tenemos que volver a
decir No, pero no es no a la cuarentena o a las medidas de
aislamiento. Es No tenemos el mismo diagnóstico y no se puede pensar
así la solución porque necesariamente tenemos que seguir con el
problema.
--Detenerse
a pensar, a imaginar como forma de desobediencia.
--
No digo que el mundo debería detenerse para que nos sentáramos a
pensar, pero sí creo que estar sentada pensando no es hacer nada.
Por otro lado, entiendo lo que decían antes del veganismo como gesto
cool pero sustraerse de ciertos espacios es una decisión política.
Porque lo personal es político, siempre. Entonces hay veganismos y
hay veganismos. Hay modos de circular en el consumo de las cosas. Por
supuesto que es apropiable, hay un capitalismo verde, la ecología
del súper y los consumismos cool son agenciables por quienes quieren
que esto siga siendo siempre igual, curando las heridas más graves
para no cambiar nada. Pero también es cierto que cualquier
modificación que una haga puede generar el efecto mariposa y eso
tampoco lo sabemos. Y ahí también hay que tomar decisiones todo el
tiempo.
Los
latinoamericanos están profundamente preocupados no sólo de
contagiarse de coronavirus, sino por sus ingresos, su salud, la
violencia doméstica, la falta de alimentos, la discriminación, la
educación y el hacinamiento aseguran los expertos en desarrollo de
las Naciones Unidas, que piden acciones urgentes para vencer la
pandemia y sus consecuencias sobre la pobreza en todas sus
dimensiones ahora y en el futuro.
nos
142 millones de personas, casi una cuarta parte de la población de
la región de América Latina, están ahora mismo en riesgo de
contraer el COVID-19, informó el Programa de las Naciones Unidas
para el Desarrollo.
El
número se basa en los datos de Iniciativa de Pobreza y Desarrollo
Humano de Oxford que ha propuesto
tres indicadores para capturar el riesgo de contagio en la región:
la falta de acceso al agua potable, el uso de combustibles nocivos
dentro de los hogares, y la desnutrición.
Actualmente
América Latina tiene más de tres millones y medio de casos, siendo
Brasil con el mayor número de contagios, seguido por Perú, Chile y
México.
Brasil ahora es el segundo país del mundo con mayor cantidad de
muertes
con más de 75.000, mientras que México el cuarto lugar, con más de
36.000.
Una
encuesta realizada por el PNUD a un millar de personas en Argentina y
los informes de otras 15 oficinas del Programa en diferentes países
de la región demuestran que los latinoamericanos además del miedo
al contagio están muy preocupados por las consecuencias de las
medidas de confinamiento.
Las
principales preocupaciones de los latinoamericanos
Ingresos:
12
de 16 países nombraron la caída de los ingresos entre las
principales preocupaciones; 10 nombraron la caída de los ingresos
como su principal preocupación
Salud:
Ocho
de los 16 países mencionaron los problemas relacionados con la
salud, como el acceso a medicamentos y servicios de salud, entre las
principales preocupaciones
Violencia
doméstica:
Seis
de los 16 países mencionaron la violencia doméstica entre las
principales preocupaciones, impulsada por los altos niveles de abuso
de alcohol y drogas en las zonas pobres
Suministros
de alimentos:
Cinco
países mencionaron el acceso a los alimentos entre las principales
preocupaciones
Discriminación:
Cinco
países mencionaron la discriminación o exclusión de minorías,
migrantes o miembros de la comunidad LGBTIQ como una de las
principales preocupaciones
Hacinamiento:
Cinco
países nombrados mencionaron el hacinamiento entre las principales
preocupaciones
Educación:
El
informe en profundidad para Argentina descubrió que el acceso
limitado a la educación en línea y el fracaso del gobierno para
proporcionar folletos impresos a todos los niños habían
interrumpido gravemente el aprendizaje, lo que probablemente aumentó
el riesgo de que los estudiantes abandonen la escuela para siempre.
Una
amenaza contra los avances de la pobreza y el desarrollo en todas sus
dimensiones
El
Programa advirtió este jueves que, aunque datos recogidos entre 2000
y 2019 muestra que muchos países han logrado reducir de manera
significativa sus niveles de pobreza multidimensional, la pandemia
amenaza con retroceder más de una década de avances.
El
Índice de Pobreza Multidimensional, que también se realiza en
conjunto con la Iniciativa de Oxford, es un instrumento de medición
que analiza
otros indicadores además de los ingresos
e incluye aspectos como el acceso al agua potable, la educación, la
electricidad, los alimentos y otros seis indicadores más.
Sierra
Leona presentó el progreso más rápido en la reducción del valor
global de su índice. Este es uno de los siete países subsaharianos
que más rápido están avanzando, junto con Côte D’Ivoire,
Guinea, Liberia, Mauritania, Rwanda, y Santo Tomé y Príncipe.
India
es el país en el que más personas salieron de la pobreza
multidimensional, unos 270 millones entre 2005-2006 y 2015/-016. En
China, 70
millones de personas dejaron la pobreza multidimensional entre 2010 y
2014.
Y en Bangladesh, fueron 19 millones entre 2014 y 2019.
“La
COVID-19 está teniendo profundas consecuencias en el panorama del
desarrollo. Pero estos datos, de antes de la pandemia, son un mensaje
de esperanza. Las historias de éxito anteriores sobre la forma de
abordar las múltiples formas en que las personas experimentan la
pobreza en sus vidas cotidianas pueden enseñarnos a reconstruir
mejor y a mejorar las vidas de millones”, dice Sabina Alkire,
directora de la iniciativa en la Universidad de Oxford.
Las
medidas que necesita América Latina
América
Latina está luchando por contener las crecientes infecciones por
COVID-19 mientras enfrenta una recesión casi cierta y los impactos
relacionados, pero las políticas que priorizan a las personas pobres
y vulnerables pueden ayudar a mitigar la pobreza y la desigualdad ya
extremas de la región, asegura otro estudio del PNUD.
Antes
de la pandemia, el Fondo Monetario Internacional proyectó solo un
1,6% de crecimiento económico para la región en 2020, con
recesiones en varios países. En abril,
proyectó una contracción del 5,2%, con casi todos los países en
recesión. Las
naciones caribeñas dependientes del turismo podrían ver una caída
del PIB entre el 5 y el 10%, empeorando la pobreza crónica, la
desigualdad y la inseguridad de la región.
La
acción es urgente en múltiples áreas relacionadas explica el
programa: el frente epidemiológico, sanitario y de saneamiento; el
frente económico mercados laborales; y protección social.
En
el estado actual de emergencia,
los gobiernos deben priorizar campañas transparentes de información
pública, planificar
estrategias que involucren a grupos marginados en áreas urbanas y
comunidades indígenas, garantizar el acceso a agua limpia, jabón,
alimentos, ingresos y otros artículos esenciales, garantizar la
conectividad a internet, usar espacios diferentes a los hospitales
para aislar a los pacientes con COVID-19, y diseñar estrategias para
mover pacientes de manera segura entre las instalaciones médicas.
Más
adelante, los gobiernos deberían proporcionar
pruebas gratuitas de COVID-19 a los grupos más pobres y vulnerables,
seguir
abriendo nuevos centros de aislamiento, garantizar el acceso al agua
potable, garantizar que los grupos marginados posean dispositivos que
les permitan rastrear, ampliar la inclusión financiera digital,
proteger los medios de vida y proporcionar transferencias monetarias
a los pobres.
También
deben diseñar programas de empleo temporal, distribución directa de
alimentos seguros, implementar recortes de impuestos o aplazamientos,
evitar recortes de servicios básicos como
agua, electricidad y wifi, mitigar la violencia doméstica, mantener
la educación y garantizar el acceso a la salud y la medicación más
allá COVID-19, recalca el Programa de las Naciones Unidas para el
Desarrollo.
El
presidente Alberto
Fernández
anunció una nueva
extensión de
las medidas del aislamiento social obligatorio desde el 18
de julio hasta el 2 de agosto
con aperturas parciales que serán distintas en las provincias más
afectadas por la pandemia de coronavirus, como el Área Metropolitana
de Buenos Aires (AMBA),
Chaco,
Jujuy y Río Negro. “Vamos
a ir tratando de volver a la vida habitual en este nuevo mundo.
Lo vamos a hacer escalonadamente”, remarcó sobre las nuevas
decisiones. No obstante, aclaró que el panorama está sujeto a
cambios, en línea con la dinámica del virus: "Si
hay que volver atrás, volveremos atrás.
Y si hay que ajustar, ajustaremos”, recalcó.
La
foto mostró a todos los responsables de decisiones territoriales,
sean de la agrupación política que fueren, en una misma foto y un
discurso común frente al panorama que la realidad de los datos, la
información y el conocimiento, permiten en este momento y a esta
hora, con las experiencias que nos permiten las realidades del mundo
que atravesaron antes que nosotros por esta situación y que, aún
hoy, siguen conviviendo con una realidad que tiene pocos antecedentes
e impactos inéditos en tanto las situaciones que la globalización
neoliberal constituyó como realidad.
El
concepto Globalización neoliberal no implica posición o postura
ideológica sino lectura de la realidad a partir de los datos y la
información en tanto describe el proceso de globalización que
siguió a la etapa Keynesiana y neo-Keynesiana (En los escenarios de
la Guerra Fria), y la irrupción de las teorías monetaristas que
resucitaban los postulados de la escuela Austríaca en escenarios
totalmente diferentes a los que estas ideas fueron postuladas, pero
que configuraron un monetarismo de Estado que impregnó las
decisiones que definieron y determinaron el rumbo de la globalización
planetaria y de la interdependencia de las economías.
Lo
que la pandemia permite es identificar las diferencias que los
pensamientos y los razonamientos diferencian en cuanto a decisiones
de quienes deben gobernar los territorios y desde aquellos que los
piensan sin ninguna responsabilidad o dónde median efectos a la
puesta en práctica de esos pensamientos.
Daniel
Roberto Távora Mac Cormack
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