Lunes 27 de julio de 2020

Ya no pensamos la realidad de estos tiempos, la hablamos hasta el hartazgo, con la gratuidad y la liviandad de un lenguaje que circula como mercancía, amparada en las tecnologías actuales y una mentalidad de época que favorece el individualismo y la superficialidad.


¿Alguien escucha? ¿Alguien leé mas allá de las efímeras, poco reflexivas y dudosas adhesiones del pulgar en alto? ¿Hay algo mas que los seguimientos fervorosos y fuertes adhesiones de apoyo a la frase ocurrente, la idea surgida de un segundo de inspiración repetitiva y elaborada en cuestión de segundos como reacción a las palabras de otro producidas en medios masivos o en un dialogo virtual con otro que práctica el mismo estilo? ¿Hay realmente un “otro” y soy realmente “yo”, en esos intercambios?

Las potenciales mejoras en las formas e instrumentos de comunicación humana vienen acompañadas de un universo que ha perdido sustancia en la palabra. Los signos y significantes van perdiendo carácter constitutivo para transformarse en mera práctica monótona de pronunciar y forzar escrituras que dicen poco o nada.

Pocos proponen ejercitar el pensamiento. Ejercer la posibilidad del lenguaje en tanto formas de distinguir en la realidad, para comprender la realidad y entender y decidir el rol que ocupamos en ella, ya como individuos, ya como grupos, instituciones, sociedades.

Nunca mas verificable la formidable frase de Charly Garcia … “filosofía barata y zapatos de goma …” para ilustrar la liviandad con las que nuestros pensamientos andan y piensan la época en la que los pies pisan la tierra y desarrollan su vida histórica, presente.

Asociados a las ansias de ganancia y a la transformación de la información en mercancía y de los medios en usinas de difamación y armas de guerra, son precisamente los medios masivos de comunicación los principales enemigos de la democracia y el derecho ciudadano.

La oposición mediática alienta un estallido.



Primer plano a la inseguridad y combate a la reforma judicial.
La evocación y mención reiterada de la crisis de 2001 y la insistencia creciente en la hipótesis de no conclusión del mandato del presidente Alberto Fernández toma en los medios opositores la forma del preanuncio de caos y estallido social. En cinco de ocho días, además, hubo combinación de títulos de primer plano entre Clarín, La Nación e Infobae contra la reforma de la Justicia y para levantar noticias sobre inseguridad.


La posición extrema la toma Morales Solá en La Nación: este domingo 26.7 describe condiciones que generan un estallido social y sentencia que están dadas en el país. En el día Kirschbaum en Clarín complementa la idea de caos, al hablar de “insubordinación” en el oficialismo, hipótesis para la cual se sirve de las acciones de Sergio Berni.


El ministro de Seguridad bonaerense no es el único actor político celebrado por la oposición: varios columnistas vieron con gran simpatía que los jerarcas de la CGT respaldaran cada uno de los reclamos de fondo de los empresarios más poderosos, en un diálogo en el que además hacen notar la ausencia del Gobierno. La línea política y económica de fondo bien la explica Liotti en el artículo de tapa de La Nación del domingo: la salida de esta crisis tiene que ser controlada por el sector privado, no por el Estado.


Esta es la línea que explica otras maniobras: la defensa a ultranza de Marcos Galperín, para lo cual sirve tanto repetir la demonización del Sindicato de Camioneros como censurar la denuncia de ilegalidad de las operaciones cuasi bancarias de Mercado Libre que formula Sergio Palazzo. También el depliegue en defensa de Edesur, atacando las propuestas de estatización y ocultando al público incauto la estafa reiterada a los clientes de esa empresa tan cara a los sentimientos, pero más a los bolsillos, del grupo Macri y sus cómplices locales y de ultramar.


Del domingo 19 al 26 hubo cinco días de tapas gemelas entre ambos diarios: un día la “inseguridad” como primer tema y la reforma judicial como segundo (siempre con la letra K rondando como maldición) en Clarín, y los mismos temas en La Nación aunque en orden invertido. Y al revés al día siguiente. Infobae actuó como escolta, con “noticias” ad hoc, como dar el primer plano al separatista mendocino Cornejo en el combate contra el proyecto del presidente Fernández que amenaza afectar a los tribunales de Comodoro Pus, búnker de las mafias empresariales.


La repetición machacosa de las tapas pasó también por las alcantarillas de las y los columnistas. Fue quirúrgica la similitud de contenidos el miércoles entre Morales Solá y Van der Kooy de Clarín para oponerse al proyecto de reforma judicial y para expresar ira contra el juez Canicoba Corral, por procesar a otro de los hermanos del alma, Javier Iguacel, en la causa por denuncias de corrupción en el manejo de los peajes.


El aumento de enfermos y decesos por el coronavirus sirve también a los medios opositores para levantar el tono y hablar de fracaso de la política sanitaria del Gobierno. Suman inseguridad y crisis económica (siempre más atribuida a la cuarentena que a la pandemia) para jugar con la idea de un mandato presidencial interrumpido: insistieron en esto animadores televisivos que son imitados, en una secuencia ya usada, por columnistas de tonos diferentes pero idénticos propósitos.


Así, Vaca en Clarín intenta explotar una fibra irónica para comparar cuántos billetes hacen falta ahora para comprar un dólar en comparación con 2001. Nada graciosa la línea de especulaciones en la que insiste Pagni, como siempre sin mencionar una sola fuente: Cafiero saldrá como jefe de Gabinete y Segio Massa es propuesto para ese cargo pero, pregunta: ¿le conviene ese lugar o quedarse en la “línea sucesoria”?


En el trabajo de instalar el clima de caos, el escuadrón fue engrosándose. Se anotó el viernes Bonelli, en Clarín: “Los informes secretos anuncian tensiones sociales en el conurbano”. El sábado siguió Fontevecchia, con una platea mucho más pequeña pero igualmente entusiasmado: “¿Aguanta la coalición gobernante?” Y así llegamos a la “insubordinación” de la que habla Kirschbaum el domingo y junto a él Fioriti, quien se lanza un poco más: “riesgo de cadáveres en las calles del conurbano”.

Un “estallido social” lo puede causar, solo por dar un ejemplo dice Morales Solá, “un aumento exponencial de la violencia criminal”, y eso “es lo que está sucediendo ahora”.


Eso sí, a diferencia de lo que se veía hasta hace diez días, estos analistas se cuidan de mencionar la convocatoria ya hecha para una concentración opositora el 17 de agosto, intentando multiplicar lo que salió a medias el 9 de Julio. No quieren agitarla, no por ahora al menos, acaso para hablar después de una manifestación “espontánea” que “surgió de las redes sociales”.


Las y los lectores habrán de reconocer una línea de coherencia geopolítica en Clarín: promociona en tapa a Claver-Carone, el halcón macartista de Trump, quien el 10 de diciembre organizó con el diario la primera bofetada al presidente Fernández cuando apenas subía al auto tras su discurso en el Congreso, con el título “portazo de EEUU”.


Este furioso ultraderechista dio al diario, aquel día, la exclusiva de su no asistencia a los actos oficiales, como queja por la presencia de Venezuela. El “reportaje” de ahora, con preguntas que parece que este personaje escribió él mismo, para sentirse más cómodo, empieza con el mayúsculo insulto a los argentinos de igualar a la dictadura cívico-militar con el gobierno venezolano actual.


Si de insultos se trata, Fernández Díaz de La Nación vuelve a hacer de las suyas: otra vez se toma del pobre Borges solo para la autosatisfacción de descargar odio al peronismo.


En el mismo diario, se puede considerar también insultante para los lectores lo hecho en la versión electrónica del viernes: por varias horas estuvo con seis títulos y seis fotos Canosa, la animadora de TV que se declaró asediada por el Presidente, y que parece lanzada sin escrúpulos a hacer méritos, igual que su competidora Pérez de Telefé, por el silla que “el amigo Héctor” está por quitarle a María Laura Santillán en el muy venido a menos Telenoche.


Stella Calloni: “si el periodismo se transforma en un arma de guerra, dejó de ser periodismo”



La escritora y periodista especializada en política internacional Stella Calloni dialogó con Victoria Torres y Valmiro Mainetti y analizó el contexto geopolítico actual y reflexionó sobre el rol de los medios de comunicación.



Lo más terrible de esto son los cómplices de la pandemia. Tenemos que tomar medidas con los que alientan a desobedecer, a salir sin tapabocas. Son capaces de usar el arma más potente que tienen en estos momentos: los medios masivos de comunicación”, aseveró Calloni.


Además, aseguró que los medios son “un arma brutal” y sostuvo que “el que esconde la realidad en esta situación es un cómplice de las muertes que se producen”.


La mentira no es periodismo, es operación pura. Hay un derecho consagrado de los pueblos de recibir una información veraz”, remarcó Calloni y señaló: “se están violando los derechos humanos e invadiendo la profesión con una antiprofesión”.


La militancia por la verdad es una militancia severísima. Si el periodismo se transforma en un arma de guerra, dejó de ser periodismo“, subrayó. 


La historia del conflicto de clase en Argentina es una historia plagada de muy diversos acontecimientos; victorias, derrotas, empates; heroicismos, romances, fracasos; todo esto,más, y como es lógico, una historia plagada de imágenes, símbolos, interpretaciones variadas. ¿Cuál es hoy la imagen de la clase obrera argentina? ¿Qué quedó después de los treinta mil desaparecidos? ¿Qué permanece? ¿Cómo pervive? ¿Y qué a partir del 2001? ¿Cuánto hay de memoria en esa imagen y cuánto de actualidad? ¿Cómo agencian las imágenes actuales, las de las jornadas de diciembre de 2017,por ejemplo,en el imaginario social? ¿Cual es el rol de la tecnología y su impacto? ¿Que fracturas se producen en las clases dominantes frente a los procesos de tecnificación, financiarización y concentración? Preguntas, todas, que se hacen a contracorriente, en un contexto en que el conflicto de clase pretende ser abolido por decreto.


En la actualidad, es común encontrar afirmaciones acerca del fracaso del neoliberalismo y sobre la necesidad de encontrar salidas al enorme costo económico y social que este ha dejado a su paso. Sin embargo, el estudio y la revisión de la bibliografía reciente y no tan reciente sobre los problemas del desarrollo, nos deja por lo general en situación de verdadero desencanto: viejas fórmulas, refutadas en el campo teórico y por la propia historia, vuelven a ser presentadas como novedosas, al introducir algún detalle conceptual, o mediante simples cambios de envoltorio. Es por ello por lo que no es de extrañar que los antiguos problemas que pusieron de relieve las teorías del subdesarrollo y de la dependencia, se constituyan en temas que vuelven a llamar la atención del pensamiento económico crítico. 
 


(…) Las formas que han asumido las ciencias sociales bajo el mundo del capital, por disciplinas, con fragmentaciones en su interior, y que se subdividen bajo imperativos de especialización, han terminado por limitar aún más su capacidad de interpretación de la vida en sociedad, la que ya se encuentra mellada por los sustentos epistémicos y filosóficos sobre los cuales se asientan dichos saberes. No hay que ser muy perspicaz para constatar la incompetencia de las disciplinas sociales para explicar qué sucede en terrenos que se supone le pertenecen. Desde la economía, la crisis actual sigue siendo un enorme enigma, como enigmáticas son las medidas para enfrentarla. La democracia liberal muestra claros signos de agotamiento, tanto en el mundo central como en el dependiente, en tanto los politólogos siguen encerrados en estudios sobre la calidad de la misma. La sociología poco o nada puede señalar ante el surgimiento de poderosos movimientos sociales contra los regímenes autoritarios en el norte de África, o los enfrentados a las políticas de ajuste laboral y social en el sur de Europa, o a las medidas para proteger bancos y golpear los bolsillos de los trabajadores en Estados Unidos.

(…) El pensamiento moderno es un pensamiento sobre cosas. Las ciencias que construye no pueden abstraerse de este fundamento. Ello se debe a la impronta empirista y experimental que caracteriza a dichas ciencias. Pero pensemos en un producto, como la silla, para poner de manifiesto las limitaciones a las que se enfrenta una reflexión que piensa en y desde las cosas. De inicio, podríamos decir que una silla sirve para sentarse, y que puede ser producida con muy diversos materiales, como madera, metales, plástico, etc. Todo esto, y otras afirmaciones en la misma dirección, nos dicen mucho de ella. Pero, sin embargo, hay un sinnúmero de cuestiones que quedan excluidas de la reflexión si solo pensamos en la silla como cosa. Porque podríamos preguntarnos quién produce la silla.

Bien podría ser un individuo cualquiera que con algunas herramientas básicas y algunas maderas y habilidades la produce para resolver la necesidad de asiento en el comedor de su casa. Pero también podría ser producida por un artesano que se dedica a la producción de sillas, las cuales vende, y con ello recupera el valor de los materiales empleados y le deja además algún remanente para alimentos y vestuario. Lo primero que destaca aquí es que para que alguien produzca sillas y se proponga venderlas, debe haber en la sociedad otros individuos con dinero disponible para comprar sillas y que, por tanto, no las produzcan ellos mismos. Encontrar un comprador de sillas, establecer esa relación social, implica un sinnúmero de relaciones sociales previas que hagan posible ese proceso: que haya individuos con dinero para comprar sillas, que ellos no produzcan sillas sino otras cosas, etcétera. Pero poner la silla a la venta en el mercado implica otras relaciones sociales. En este caso la silla no solo vale por su utilidad, que permite sentarse, sino por algo más: el valor. Cómo será vendida en el mercado, en donde está en juego la posibilidad del artesano de recuperar lo gastado para producirla y algo más, para lograr alimentarse, vestirse y demás asuntos de sobrevivencia.

En pocas palabras, la venta de la silla y la sobrevivencia del artesano dependerán de los trabajos y valor de los diversos productores de sillas que llevan al mercado también sus productos.

Vender sillas es entonces un asunto social marcado por el valor o precio en que otros productores venderán las suyas y, más aún, por las horas de trabajo en producirlas, suponiendo que todos producen las sillas con los mismos materiales y herramientas. El artesano que produce solo sus sillas, se enfrenta de este modo a la realidad del sinnúmero de relaciones sociales que operan en la vida social y que incidirán en si le es posible encontrar compradores para sus sillas.

Pero el productor de sillas puede ser un trabajador que vive de un salario y que labora en un gran taller. En este caso, la silla será producida en una relación con alguien que tiene máquinas, herramientas, materiales para producir sillas, un local, y dinero para pagar salarios, frente alguien que no cuenta con herramientas ni máquinas, materiales o local para producir sillas, y que vende su capacidad de trabajo para percibir una masa de dinero que le permita su subsistencia y la de los suyos.

En esta situación el productor de sillas debió establecer una relación social por un salario para producirlas. Pero las sillas no quedarán en sus manos, sino en manos de quien compró su fuerza de trabajo.
(Estado, reproducción del capital y lucha de clases La unidad económico/política del capital Jaime Osorio – Primera edición. – México: Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Económicas, 2014. 131 páginas; 21 cm. – (Seminario de teoría del desarrollo) )

Si de la pandemia puede rescatarse cuestiones positivas, sin dudas una de estas es la visibilización de aquellos trabajos de producción y servicios que resultan esenciales para el funcionamiento de una comunidad y de como el sistema Capitalista en general y el neoliberalismo financiero en particular, quedan expuestos en las injustas relaciones sociales que establece para apropiarse de las fuerzas de trabajo y constituir grupos de privilegios en torno de la acumulación financiera que, lejos de representar los esfuerzos, se constituye en mercancía de robo y sustrcción de esfuerzo de trabajadores…

Daniel Roberto Távora Mac Cormack

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