Lunes
6 de Julio de 2020
Patriarcado,
colonialista, Capitalista, Neoliberal.
El
Mundo en el que vivimos, atravezado por situaciones de crisis
semipermanentes, van mutando sus justificaciones. En la actualidad
le toca el turno de la culpa/justificación a un virus extraño y
desconocido que termino de poner el sistema patas para arriba en
pocos meses, pero
la historia de las crisis humanas, es la historia de la humanidad
misma. El Patriarcado, Colonial, Capitalista, neoliberal, no empezó
con el Covid19, y en todo caso, habría que investigar mucho algún
período de relativa calma en el devenir de esa historia.
El
honor, la honra, la fama, el buen nombre o reputación han sido
preocupación de hombres y mujeres a través del tiempo. El concepto
de los mismos, variante en cada época y en cada sociedad y
considerado según el lugar que cada uno ocupa en ella, se define por
ser el principio que relaciona al individuo con su comunidad.
Expresa
no sólo aprobación y desaprobación porque traduce los valores
habituales de una cultura y refleja sus conflictos.
El
honor es definido por Pitt Rivers como el valor que se tiene, para
uno mismo y para la sociedad, 1a imagen que estimamos de nosotros
mismos y,fundamentalmente, como el nexo entre los ideales de una
sociedad y su reproducción en el individuo mediante su aspiración a
representarlos. Ello implica la preferencia individual por un modo de
conducta y el derecho a un determinado trato a cambio y, por lo
tanto, el derecho a reclamarlo. (Pitt Rivers, Julian Antropología
del Honor o Política de los sexos. Ensayo de Antropología
Mediterranea. Barcelona, Ed. Critica-Gújalbo, 1979.)
Este
derecho a su reclamación, basado en el propio orgullo
individual,significa asimismo, el derecho a una posición o identidad
social determinada que se vincula a la reputación. El tipo de
reclamación que se puede realizar respecto a nuestro honor y
reputación, se vincula estrechamente a la edad y al lugar que se
ocupa en la sociedad. Se es responsable del propio honor sólo ante
los pares. El honor es un bien que puede heredarse, quitarse, deberse
o restituirse. La agresión al honor y a la reputación, vinculados a
partir del siglo XVI a la virtud, se produce a través del insulto,
de la injuria, de la maledicencia, que nos expone ante la opinión
pública, a la vergüenza, o preocupación por la propia reputación.
“Quien lanza un insulto se hace con la reputación de que privó al
otro”, es más agravante en público, en la cara y en presencia de
testigos. Exige por lo tanto algún tipo de defensa para no incurrir
en el deshonor de la cobardía. Ellas son la disculpa o negación de
la intención de ofender; la agresión física, o una presentación
judicial. Esta última, considerada como “la renuncia al derecho a
saldar por sí mismo las propias deudas de honor”, deja su defensa
en nombre del Estado ( Pitt-Rivers, Julian: Op. cit. pg;20 y s).
La
defensa del honor a través de la justicia, presenta algunos
inconvenientes porque significa la confesión pública de la
deshonra, da la oportunidad al agresor de reiterar la ofensa, la
divulga y el deshonor permanece si la satisfacción no es total. En
la tradición hispánica el honor tiene tanto valor que tiene
carácter legal en el derecho español. (
Pitt-Rivers, Julian: Op. cit. pg;29 y s)
La
búsqueda de la mentalidad vigente respecto al honor a través de los
comportamientos individuales que quedan evidenciados en
los
expedientes judiciales no ha resultado infructuosa. Determinar las
ocasiones en que cada individuo se siente agraviado según el sector
social al que pertenece, o cuando afecta a todos los integrantes de
la sociedad y cual es la reacción en cada caso, permite visualizar a
los porteños del siglo XVIII y de comienzos del siglo XIX, como
seres humanos que comparten valores y conceptos de vida entre los que
reconocemos algunos aún hoy vigentes. Palabras hoy en uso y otras
vacías del contenido injurioso de entonces, atentan contra el honor
y la honestidad y no sólo nos revelan una mentalidad dada en una
determinada sociedad, sino que nos permite la doble lectura de lo que
ofende y lo que se define por oposición, como el ideal establecido.
Lo que indigna y cómo hace reaccionar a estas gentes, y cómo
justifica el culpable del“error” su actitud, nos permite
observarlos y conocer las situaciones que enfrentan.
“Las
injurias que se inscriben en la banalidad de lo cotidiano”, hoy nos
muestran qué bienes se aprecian y valoran entonces y cual de las
transgresiones exige una reparación pública para poder conservar el
damnificado ‘ ‘la reputación”,“estima social” y “el buen
nombre”. Injurias, difamación, calumnias, revelan la interacción
dentro de una sociedad expresadas a través del lenguaje y de las
actitudes violentas, que son castigadas por la ley y mal vistas por
la comunidad. Por otra parte, se ve afectada en distintas formas y
por distintos motivos, la honorabilidad de la mujer, y la de los
hombres. Y, aunque generalmente sólo consiste la injuria en
palabras, estas indican, cuando se va en contra de las pautas
comunmente aceptadas.
La
diferente idiosincracia de hombres y mujeres ha sido considerada
además, como origen de algunas características particulares que
atañen a unos y otros. Se ha señalado que la vergüenza, que se
manifiesta a través del recato, la timidez y el rubor, es propia de
las mujeres y el honor, propio de los hombres, atributo masculino.
Las diferencias entre ambos son sensibles si se define al honor como
sentido, reclamado o rendido, y a la vergüenza, como deshonor
aceptado. Lo masculino es el honor como base natural de la autoridad
y la defensa del honor familiar; es la hombría, es la potencia. Lo
femenino, es la pureza sexual, la vulnerabilidad y la debilidad como
términos correlativos y el deshonor el resultado. La responsabilidad
del hombre, es por lo tanto, necesaria para la “corrección” del
comportamiento de madres, esposas, hermanas e hijas, contenidos todos
en la familia, seno del honor común. En este sentido se hereda del
padre la posición social y dela madre la vergüenza sexual. La mayor
inclinación de las mujeres al chisme, la aceptada acusación de mal
genio o carácter agriado al avanzar la edad y aún la calidad de
brujas y de arpías, constituyen en opinión de algunos autores, una
modalidad de defensa en un mundo que las excluye de la participación
formal en la vida política. La maledicencia sería el método para
eliminar a aquellos que le desagradan y es por lo tanto, para ellas,
un arma esencial. Habría que realizar estudios actuales en archivos
judiciales y periodísticos para corroborar si estas características
desaparecen en una época de participación política directa o, si
por el contrario,constituyen todavía elementos integrantes de la
idiosincracia femenina.
El
hombre también utiliza el chisme y la difamación como uno de tantos
métodos para mantener su posición social y política. Es una
opción entre otras modalidades. Lo cierto es que en ambos casos, el
chisme, la calumnia o difamación, cumplen con la función de
establecer el orden social o de conservarlo.
Ahora
bien; ¿cuál es el comportamiento de los hombres y de las mujeres
pertenecientes a los sectores bajos de la población, excluidos
entonces de la participación política?. ¿Cuál es por ejemplo, la
mentalidad predominante entre los esclavos, sirvientes y, en el caso
de América Hispánica, las denominadas Castas? Los hombres de los
sectores bajos no participan activamente en política, ni poseen los
mismos derechos que los restantes sectores de la sociedad, además de
ser racialmente diferentes. ¿Recurren ellos a la práctica y la
costumbre del chisme? En una riña, tanto los hombres como las
mujeres de los sectores bajos pasan del plano verbal a los golpes.
(ESTUDIOS
DE HISTORIA CoLonial Nº 13 (1993 ) Difamación en Buenos Aires
(1770-1840). Un aspecto de la mentalidad vigente. Por SilviaMallo )
El
verdadero secreto del antiperonismo fue el odio hacia Eva Perón.
Rodolfo Walsh le dio su gran forma literaria en el grandísimo relato
"Esa Mujer". Más allá de los intereses políticos y
económicos de las oligarquías dominantes, en la Argentina y por
distintas razones, se cristalizó un odio hacia la presencia del
cuerpo de lo femenino en la política, muy difícil de localizar en
otras realidades geopolíticas. El odio hacia Eva se reconfigura en
Cristina en una nueva mutación.
Cristina,
es el hecho maldito del país tilingo, incluso de la tilinguerìa
letrada. A Cristina, se supo desde el comienzo de la gran andadura de
Alberto, se la debía difamar, había que seguir buscándola, no
dejar que se la olvide, otorgarle la presencia estructural de un
Tabú. El secreto del tabú es siempre un enigma ,en este caso su
matriz fundamental es la siguiente: "esa mujer Cristina tiene un
poder excesivo, inhumano, ilimitado, que opera desde una distancia
incalculable sobre cualquier escena de la vida política argentina".
Como se puede apreciar la traducción del Tabú es siempre reveladora
de un delirio, siempre se convoca a una realidad imposible, Cristina
sería capaz de tramar la peor de las realidades, incluso estando
ausente. Este uso difamatorio del nombre de Cristina, este
funcionamiento de un Tabú que ha hecho que en definitiva Cristina
sólo aparezca muy discretamente en su presencia política, habla muy
mal de una corriente de opinión de la Argentina.
Cristina
es un tabú porque reúne en su cuerpo una gran autonomía
intelectual, una femineidad afirmativa y no sumisa y la relación con
un proyecto histórico siempre por venir. Se puede argumentar que
solo se trata de las operaciones políticas clásicas de la derecha
contra una gran rival. Sin embargo hay una secuencia histórica en
ese gran odio que logra reunir los nombres de Eva y Cristina. En Eva
la pasión plebeya de un deseo enorme por la redención de lo
popular. Pero en Cristina hay algo nuevo, haber sabido gobernar,
haber sido una Presidenta comprometida con la justicia sin renunciar
a un proyecto intelectual de lo político. Hay muchos hombres, pero
también mujeres, que necesitan imperiosamente destituir una figura
semejante, porque si alguien así tiene un lugar en la realidad y la
puede transformar son muchos y muchas l@s que deben someterse a una
sería revisión de la propia existencia. No se trata sólo de los
intereses populares que representa Cristina, cuestión fundamental,
también es un asunto que atañe a lo más íntimo y singular de la
existencia ¿Hasta donde una mujer puede irrumpir más allá de lo
familiar y lo doméstico y no sólo asumir responsabilidades
políticas sino mantener e insistir en un deseo de transformación de
la misma? En este punto no parece haber medias tintas: o se la admira
sin condiciones o se la odia llegando a un extremo delirante.
La
grandeza de Argentina es haber dado lugar a mujeres como Eva,
Cristina , las Madres, las Abuelas, quienes más que mostrar lo que
siempre se supo, que hay mujeres excepcionales, muestran que hay en
cada una un camino hacia un lugar que ningún orden simbólico puede
definir del todo. He aquí una clave del odio. La miseria argentina
es el odio, antes de que toda grieta se produzca, a esta dimensión
radicalmente creadora de lo femenino.
UNA
DANZA DIABÓLICA
Hoy los conflictos locales
adquieren importancia central y constituyen el principal campo de
batalla
Un
mundo atormentado ve pasar horas, días y semanas mientras aumenta la
angustia de muerte, la incertidumbre, el hartazgo del confinamiento y
la miseria creciente. La pandemia ha desnudado un campo de batalla
donde los conflictos explotan por doquier, dinamitando el frágil
tejido social. También ha sacado a la intemperie pasiones que
desguazan a la humanidad desde épocas sin memoria. Hoy salen de su
eterna combustión y se desparraman por el mundo. En la primera línea
de avanzada aparece la usura, esa búsqueda insaciable de más poder
en todos los órdenes de la vida social.
Millones
y millones de individuos, fragmentados y aislados, sometidos a la
precariedad del trabajo, la educación y la salud, sujetos de por
vida a deudas que nunca se terminan de pagar, están permanentemente
amenazados por el contagio del virus. Al mismo tiempo, una élite
embriagada de avaricia busca acumular poder y, protegida por el buen
vivir, puja por levantar la cuarentena para continuar sus negocios.
Estos son los actores de una danza diabólica que escribe las reglas
del mundo que vendrá.
Hoy
todo vale con tal de acaparar más poder, la llave de todas las
riquezas. Esto lleva al país del norte a pulverizar diariamente el
principio que lo refundó como nación luego de una guerra civil
terriblemente cruenta. Al enterrar a los muertos de la batalla de
Gettysburg, Abraham Lincoln habría de expresarlo con claridad
meridiana: “Resolvamos aquí firmemente que estos muertos no habrán
dado su vida en vano. Que esta nación, Dios mediante, tendrá un
nuevo nacimiento de libertad. Y
que el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo no
desaparecerá de la Tierra”. (Subrayado
mío, discurso al inaugurar el cementerio de Gettysburg 19/12/1863.)
El eco de estas palabras resuena en un presente que las niega todos
los días. La maximización de ganancias en todos los órdenes de la
vida social no deja espacio para concesiones de ninguna índole. El
interés general es sustituido por el interés de un sector cada vez
mas reducido de la población. Este olvido del bien común no es
casual.
La violencia de la usura se
muestra sin atenuantes: se acumula poder tensando al infinito, sin
limites, y abriendo las compuertas al canibalismo social. Esta pasión
por el poder no es nueva. Lo nuevo es la profundidad con que se ha
naturalizado y la inexistencia de valores y normas que le pongan un
límite. Esto ocurre en un mundo integrado económica y
financieramente como nunca antes ocurriera en la historia de la
humanidad. Un mundo donde la concentración de la información y la
capacidad de manipulación de las ideas y opiniones ha alcanzado un
nivel inédito. Apelando a miedos ancestrales, las élites sustituyen
las verdades por mentiras y siembran el odio y la intolerancia. Hoy
los signos y las palabras son parte esencial de un arsenal de guerra
en un mundo militarizado hasta los dientes, donde la acumulación de
capital conduce a una situación sin salida, a una crisis sistémica
que pone a nuestra civilización y a la vida humana en riesgo de
desaparición.
En este contexto, Estados Unidos
muestra la profundidad de un abismo que nos concierne a todos. La
protesta social que hoy lo sacude es única en su genero pero apela a
todos los olvidados de este planeta. No es solo una respuesta al
racismo puesto al desnudo por la violencia abusiva de una policía
militarizada. Es también una revuelta contra un sistema de
organización social impuesto por un núcleo cada vez más reducido
de poderosos intereses. Norteamericanos de todas las razas participan
hoy de protestas callejeras que no se atenúan, anunciando el
surgimiento de un nuevo actor social, cada vez más despojado de
todos los bienes de este mundo y endeudado de por vida.
Nouriel
Roubini, prestigioso economista de los círculos financieros
norteamericanos, acude a Marx y a Engels para definir la aparición
de “una nueva clase de trabajadores precarios e informales, listos
para la radicalización y la movilización contra una plutocracia (o
lo que Marx llamo una burguesía). Esta clase esta creciendo
nuevamente, ahora que grandes corporaciones altamente endeudadas
responden a la crisis de Covid-19 como lo hicieron en 2008:
imponiendo su rescate financiero y disminuyendo drásticamente su
costo laboral para aumentar sus ganancias… El nuevo proletariado,
el Precariado, ahora se rebela… No tiene nada que perder mas que
sus propias cadenas. Tienen un mundo para ganar” (N
Roubini, project-syndicate.org 24 6 2020).
En nuestro sur la pandemia
también desnuda un campo de batalla donde resuenan ecos de una lucha
sin concesiones. Poderosos grupos económicos pretenden impedir que
el gobierno cumpla con el mandato de las elecciones de 2019: terminar
con el hambre y la pobreza que sumergen a cerca del 40% de la
población y restablecer el Estado de Derecho. Esto ocurre en un país
que tiene capacidad para alimentar a 400 millones de personas y está
en las garras de una recesión y endeudamiento de magnitudes
inéditas. Esta aberración da una idea de la intensidad de una
codicia que ha vaciado a la economía del país con una fuerza
destructiva equivalente a una guerra. Hoy estos grupos económicos
también se niegan a financiar los costos de la pandemia y exigen que
el Estado pague buena parte de los salarios en sus empresas, que se
los exima del pago de impuestos y se les aseguren sus ganancias
monopólicas.
El peligro de esta angurria sin
límites fue advertido tempranamente en nuestra historia. En 1824,
ante las luchas internas que amenazaban con desmembrar al país en
una guerra civil, un diputado provincial clamaba por la necesidad de
un “sacrificio de intereses para que haya un interés general… es
menester que haya entre unos y otros transacciones, sacando cada
pueblo y cada individuo todo lo que puedan en su favor, y ni se
conceda a unos todo lo que ellos piden ni se deje de dar lo que
positivamente reclama la necesidad». (Subrayado mío, sesiones del
Congreso de 1824, 20 enero 1825, discurso de Julián Segundo de
Agüero, en Juan Álvarez, Las guerras civiles argentinas, EUDEBA,
1966 pp 83.) Esta advertencia, desoída hasta nuestros días,
adquiere hoy particular relevancia.
Esto,
sin embargo, no es todo. La pandemia corre el velo de la usura
enroscada en el corazón del capitalismo global monopólico, pero
también descarna al mecanismo que la reproduce tanto en la periferia
como en los países más desarrollados: el endeudamiento sin límites.
Hoy las finanzas muestran su
esencia: ser una guerra donde no se disparan tiros pero se aprieta al
enemigo hasta extinguirlo, una guerra que condena a la destrucción
de todas las sociedades, tanto del centro como de la periferia del
capitalismo.
En tiempos muy remotos, los
pueblos tomaron conciencia de la fuerza brutal del interés
compuesto, es decir: del crecimiento exponencial de deudas cuyos
compromisos no podían ser enfrentados cuando los productores perdían
sus cosechas como resultado de una catástrofe natural o de una
guerra. Es así como surgieron drásticas limitaciones a los
intereses a cobrar, y sistemáticas condonaciones de cierto tipo de
deudas. Estas limitaciones pautadas en códigos legales (Hammurabi,
entre otros), en las costumbres y en las religiones mas antiguas,
anidaban su sabiduría en la necesidad de preservar la existencia de
las sociedades. Esto se perdió con el tiempo y el abismo que se abre
es de tal magnitud que permite replantear críticamente la
continuidad del endeudamiento sin límites.
La
amenaza de defaults
y de crisis financiera sacude hoy al mundo entero. Las élites buscan
silenciar la gravedad de la situación mientras los más poderosos se
apuran a ganar en el río revuelto. Sin embargo, la pandemia potencia
los estragos. También acorta los tiempos del estallido de una ola
que ya se ha puesto en movimiento. Esto muestra un horizonte de final
abierto.
Estados
Unidos: ola de defaults
La
Reserva Federal ha fugado hacia adelante ante la crisis, insuflando
aire a la burbuja de los mercados financieros. Por el momento ha
logrado poner un piso a la caída de los valores financieros detonada
en marzo. Sin embargo, esto no aleja el fantasma del default
corporativo y su impacto sobre los bancos.
En
estos días, luego de aplicar un test de stress financiero a los
bancos, la Reserva Federal anunció la imposición de límites a los
grandes bancos para el pago de dividendos y la recompra de sus
acciones. El test aplicado demostró, que el supuesto escenario más
adverso: una caída del 8 y medio % del PBI, podría comprometer al
capital de los grandes bancos, poniendo así en riesgo al sistema
financiero. Sin embargo, la Reserva Federal de Atlanta —miembro de
la propia Reserva Federal— prevé una caída del 46.6% del PBI en
el segundo trimestre (fratlanta.org
25 6 2020).
Así es posible esperar un escenario mucho más negativo que el
previsto por los tests de stress aplicados esta semana a los bancos.
Esto implica que la vulnerabilidad actual de los grandes bancos puede
ser muy superior. Las implicaciones de esto llevaron a
cuestionamientos dentro del Comité de Directores de la Reserva
Federal en torno a la insuficiencia de las medidas finalmente
aprobadas y repercutieron en una caída del precio de las acciones de
los grandes bancos (wallstreetonparade.com
27 6 2020, zerohedge.com 27, 24, 23/ 6 2020).
Por
otra parte, un informe reciente del HFR (Global Hedge Fund Industry),
un instituto que sigue el desempeño de los fondos de inversión,
advirtió sobre la existencia de una inédita y masiva liquidación
de estos fondos ocurrida desde marzo de este año (reuters.com
30 6 2020).
Esto ocurre al mismo tiempo que se inicia una ola de defaults
bancarios, superior a todo lo acontecido en los últimos once años
(zerohedge.com
23 6 2020).
Paralelamente, la existencia de 106 millones de préstamos bancarios
que desde marzo de este año sufren serias dilaciones en el
cumplimiento de sus pagos genera trastornos financieros de índole
imprevisible (wsj.com
18 6 2020).
La
ola de defaults
también amenaza a sectores variados de la economía real, vinculados
al consumo, al turismo, la aviación etc. Sin embargo, es la sucesión
de defaults
de corporaciones vinculadas a la producción de petróleo y gas no
convencional la que enciende luces rojas. Desde 1970 se verifica una
caída progresiva de la producción de petróleo convencional. A esto
se sumó en años recientes la pérdida de rendimiento y el
agotamiento de las perforaciones de petróleo y gas no convencional.
Ahora, los defaults
de corporaciones en yacimientos líderes afectan seriamente a la
estrategia de dominación norteamericana del mercado internacional de
petróleo y tendrán un impacto grande sobre la política exterior de
este país.
Esta
semana, Chesapeake, la corporación que detonó el boom
de la producción de petróleo y gas no convencional, inició el
proceso de quiebra de una deuda que asciende a los 9.500 millones de
dólares. Sigue los pasos de otra empresa en bancarrota, Whiting
Petroleum, otrora líder en la región más importante de explotación
de gas y petróleo no convencional: el Bakken en North Dakota. Se
estima que más de un tercio de las corporaciones energéticas están
financieramente muy comprometidas, amenazando la estabilidad de
varios bancos (zerohedge.com,20,29
6/ 2 7 2020).
El
peligro latinoamericano
El
tumulto de posibles defaults
se escucha también en relación a la deuda de las economías
emergentes amenazadas ahora por la grave recesión mundial y la
pandemia (moodys.com,
17 6 2020; fichte.com 15 5 2020).
Sólo en marzo salieron 83.300 millones de dólares de estas
economías, superando todo lo acontecido en las crisis financieras
del pasado. Hoy hay mas de 20 economías emergentes con bonos de
deuda “estresados”, es decir: que cotizan mas del 10% por debajo
de los valores de los bonos norteamericanos y hay cerca de 5,5
billones (trillions)
de deuda en dólares de economías emergentes que vencen este año
(axios.com
2 4 2020).
Por
otra parte, hay miles de millones de dólares invertidos en activos
complejos que replican la performance de los mercados de deuda de
economías emergentes. Un problema crucial radica en los artefactos
financieros complejos que acumulan activos financieros de economías
emergentes y que además se referencian por la evolución de estos
mercados. En este sentido, se destacan los ETFs (Exchange
traded funds),
vehículo de inversión pasiva basado en bonos de deuda de mercados
emergentes. La demanda de inversión en estos fondos ha crecido en la
última década al 38% anual. Hoy representan activos por valor de
82.000 millones de dólares (bloomberquint.com
22 5 2020).
Son activos opacos que plantean alto riesgo de contagio al default.
Un
fondo de inversión de BlackRock, con sus 13.000 millones de dólares
el iShare
JP Morgan USD Emerging Markets Bond ETF
es un ejemplo del potencial riesgo de contagio que implican estos
activos. Este ETF de BlackRock busca replicar los resultados de un
índice de deuda soberana en dólares, altamente demandado. Sin
embargo, según un estudio de Bloomberg, un 35% del valor del índice
esta invertido en bonos de deuda de los países más propicios al
default,
entre los que se cuenta la Argentina. Así un índice altamente
demandado puede, sin embargo, ser altamente riesgoso aunque esto no
sea evidente.
En
los últimos tiempos, se acrecienta una certeza: las inversiones
vinculadas a los mercados de deuda de los países emergentes, y
especialmente de los latinoamericanos, ofrecen enormes riesgos y
ninguna ganancia (bloombergquint.com
29 6 2020).
Argentina:
pandemia, pobreza y usura
Esta semana se confirmó un
aumento de la cantidad de personas que en mayo no pudieron cubrir con
sus ingresos el equivalente de una canasta básica de alimentos. Esta
proporción que el año pasado fue de 7,4% en el AMBA, ahora es del
19,3%. Así, a pesar de que un 52,1% de los hogares del AMBA
recibieron algún tipo de asistencia estatal para hacer frente a la
cuarentena, esto no impidió que aumentara la inseguridad
alimentaria, ni aseguró que la ayuda llegase a todos los sectores
vulnerables que sufrieron caídas de sus ingresos (lpo.com 3 7 2020).
Paralelamente se conoció esta semana un documento firmado por los
curas que trabajan en las villas de La Matanza. El documento denuncia
serias inoperancias de la ayuda estatal en la lucha contra el hambre
y la pandemia y aclara: “No podemos ni queremos suplir al Estado,
pero queremos y podemos colaborar… Es necesario buscar estrategias
que fortalezcan la red entre el Estado y las organizaciones
comunitarias” (Infobae.com 1 7 2020).
Estos
fenómenos muestran algunas de las fallas de la estrategia oficial
que vulneran tanto los objetivos que se persiguen como la posibilidad
de cumplir con las promesas electorales. Pueden además aislar al
gobierno de sus bases debilitándolo en momentos en que arrecia la
arremetida de la oposición en su contra. Las grandes empresas
alimenticias se han opuesto esta semana a la exigencia oficial de
prolongar los precios máximos a los alimentos y tratan de imponer
aumentos muy importantes en los precios de productos esenciales
(arroz, fideos, harina, aceite etc.). Los proveedores industriales
han advertido a los comercios, sobre una disminución de los cupos en
las entregas y un acortamiento de los pagos. La excusa es “el
aumento del precio de los commodities”
y “que no van a vender por debajo del costo” (bae.com 1 7 2020).
Así, las grandes empresas se resisten a desdolarizar el precio de
los alimentos —aunque su costo es básicamente local— y amenazan
con desatar una inflación que impactaría, como la historia lo
indica, en los movimientos del tipo de cambio. Para ello cuentan con
una arma letal: el monopolio de sus mercados les permite, entre otras
cosas, fijar precios y desabastecer.
Por otra parte, el macrismo se
abroquela frente a las causas judiciales por el espionaje ilegal. Por
un lado presiona a jueces y fiscales para llevar la causa a Comodoro
Py donde está su gente del partido judicial. Por el otro lado,
algunas declaraciones de esta semana, aunque suenan a delirio,
adelantan una estrategia sumamente peligrosa. En particular, se acusó
al gobierno de atentar contra la economía de las provincias y se lo
amenazó con independizar a Mendoza de la Nación. Esta estrategia
fue propuesta por Alfredo Cornejo, como una alternativa ante la falta
de apoyo nacional a la construcción de una represa que es
cuestionada, por su impacto ambiental, por otras cuatro provincias
(lpo.com 30/6 y 1 7 2020). Este exabrupto de Cornejo no es inocente.
Fue ensayado el año pasado, luego de la derrota macrista en la
primera vuelta electoral, como un proyecto para construir un frente
antipopulista independizando de la República a las cinco provincias
donde ganó el macrismo (perfil.com 29 10 2019, infobae.com 4 11
2019). Esta balcanización se engarza con las políticas de “cambio
de régimen” promovidas por el gobierno norteamericano en las
ultimas décadas. A través de “revoluciones de colores”,
balcanización de provincias y regiones, y eventualmente ocupación
militar en guerras localizadas, el país del norte ha dejado un
tendal de países inviables en las regiones con mayor concentración
mundial de reservas petroleras.
Esta semana, la negociación en
torno a la reestructuración de la deuda externa continuó por su
camino sinuoso de marchas y contramarchas en un contexto donde cada
vez es más evidente el carácter insostenible de la deuda en un
contexto dominado por la pandemia y una recesión interminable. Hoy
los conflictos locales adquieren importancia central y constituyen el
principal campo de batalla. De ahí la importancia de reafirmar el
apoyo activo de los que votaron por el gobierno a una política que
busca la solidaridad social y la preeminencia del bien común.
La
Historia explica mucho del presente. La universalidad y la
particularidad de cada escenario (Espacio geográfico) en los que
dicha universalidad adquiere el carácter identatario que permite el
distingo de aquello que resulta propio de este tiempo, se refleja
tanto en las mentalidades individuales como colectivas y en los
comportamientos que las personas y que
las
sociedades manifiestan en sus diversidades pero también en sus
atributos comunes.
Ciertos
hechos como una Pandemia, tienden a crear mentalidades universales
(Lo mismo sucede en todos lados), pero que un hecho sea universal no
implica que las identidades territoriales y gregarias (Colectivas)
marquen sus diferencias frente a esos sucesos comunes.
En
Argentina, suele suceder a la inversa. Solemos primero mirar fuera
para después tratar de entender que nos pasa a los argentinos. Allí
la historia vuelve a entregarnos algunos vestigios de respuesta. Es
que la identidad Argentina, lejos de haberse plasmado en algo bien
definido, es la historia del conflicto entre quienes nos moldean
desde fuera y quienes buscamos ser nosotros mismos.
Daniel
Roberto Távora Mac Cormack
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