Lunes 13 de Julio de 2020
II La grieta ¿Irreconcialible?
La “grieta” es una categoría
sociopolítica que, desde el gobierno macrista, no ha dejado de
citarse cotidianamente, en forma condenatoria, achacándole al
enemigo, en este caso el kirchnerismo, ser su creador. El dirigente
político Sergio Massa, actualmente en el Frente de Todos, pretendió,
en determinado momento, construir su proyecto político ubicándolo
en una pretendida “ancha avenida del medio” que no pasó de ser
un eslogan de campaña.
El concepto de “grieta”
significa que hay una hendidura, una quebradura, una zanja, con dos
orillas, que atraviesa al país en su centro. No se trataría, de
acuerdo a las elucubraciones de muchos analistas, de un hecho
realmente existente, sino de una construcción teórico-política.
Durante los gobiernos del
kirchnerismo, de 2004 a 2015, en la fila del macrismo se culpó a
dicho gobierno, y aún actualmente se lo hace, de la
existencia de dicha grieta que sería una anomalía que
posteriormente el gobierno macrista estuvo tratando de superar.
Menester es preguntarse, en consecuencia, si realmente tal fenómeno
es una creación artificial, o si responde a una realidad que siempre
acompañó a la historia de este país.
De la respuesta que demos a tal
alternativa depende ahora, y dependerá en lo futuro, la política.
Hemos escuchado al ex presidente Mauricio Macri referirse a los
setenta o cien años en los que habría existido esa “anomalía”
cuyo constructor sería el peronismo.
Si esto es así, ¿cuál debería
ser la política de superación? Está a la vista lo que llevó a
cabo el macrismo, que nada entiende de dialéctica, la destrucción
de una de las dos orillas de la grieta, es decir, la destrucción de
los sectores populares, en la medida en que éstos tengan una
organización política. Por eso, el peronismo es el enemigo.
Es necesario, para orientarse,
recurrir a la historia nacional, que necesariamente nos mostrará si
la grieta es una construcción puramente artificial creada en un
determinado momento de dicha historia, o si ha estado siempre
presente, desde sus mismos orígenes, y si ello es así, buscar sus
causas y condicionamientos.
En el ámbito de los fenómenos
sociales, políticos, económicos, culturales, nunca se parte de
cero, como en su momento creyera el filósofo Descartes quien,
angustiado por el derrumbe del mundo medieval que se venía abajo en
todas sus creaciones, se planteó hacer un tajo, cortar con todo ese
mundo y comenzar de él mismo, o sea, de su propia conciencia.
Ese comienzo lo sintetiza en
“pienso, existo”, o sea, pienso, estoy pensando, continuamente lo
hago, lo cual significa que existo, porque sería un absurdo sostener
que pienso sin existir.
¿Partió Descartes de cero?
¿Pudo borrar todo lo que supuestamente sabía, de lo que había
aprendido en la escuela? Basta seguir un poco su pensamiento para
cerciorarse de que no parte de cero, que detrás suyo, en su propio
pensamiento, está todo el pensamiento filosófico anterior. No sólo
el mundo medieval con sus magníficas creaciones culturales,
edilicias, filosóficas. Allí están las magníficas catedrales,
Notre Dame a la cabeza, los inmensos tratados filosóficos y
teológicos que culminan con la Suma Teológica de Santo Tomás.
¿Partir de cero? ¿Puede
Descartes partir de cero? ¿Puede alguien realizar tal hazaña?
¿Alguien lo hizo alguna vez? No nos preguntamos si alguien creyó
que lo podía hacer, sino si efectivamente lo hizo. La respuesta es
evidente. Basta echar una ojeada a la historia del pensamiento para
comprobar que nadie ha podido realizar tal hazaña. Nunca se
comienza, sino que siempre ya se ha comenzado.
Partamos pues, de un determinado
momento histórico de nuestra patria, el 25 de mayo de 1810. En ese
momento ¿se manifiesta el proceso histórico del país como una
unidad monolítica, sin fisura? Cualquier niño o niña que está
cursando los grados primarios sabe responder que Moreno y Saavedra
estaban enfrentados.
Y no se trata de que estaban
enemistados por diversidad de temperamento, sino por diversidad y
oposición de proyectos políticos. Conservador uno, revolucionario
el otro. La grieta ha comenzado y lo ha hecho con fuerza, sin
contemplaciones, crímenes políticos incluidos. Mariano Moreno muere
-¿muere simplemente o lo han matado?- en alta mar.
Desde que empezamos, la grieta se
hizo presente y lo hizo provocando exilios, persecuciones, crímenes.
Mariano Moreno, Castelli, Belgrano, de un lado. Saavedra, luego
Rivadavia, del otro. La grieta no deja de profundizarse cada vez más.
El citado Rivadavia, Alvear, el
Directorio, de un lado. Artigas, Belgrano, San Martín, del otro, la
grieta no deja de estar presente. Cuando San Martín acorraló al
poder español en Lima y necesitó del apoyo para terminar con dicho
poder, desde Buenos Aires Rivadavia saboteó el proyecto y obligó al
libertador a reunirse con Bolívar y dejar en sus manos la
terminación de la gesta libertaria.
Rivadavia de un lado y San Martín
del otro. Nada más gráfico para ver la grieta en funcionamiento. El
proyecto de la patria chica, o mejor, de la granja británica
centrada en la pampa húmeda, con salida por el puerto de Buenos
Aires, frente al proyecto de la Patria Grande Latinoamericana. Una
grieta de profundidades abismales.
Dos proyectos enfrentados que
dibujan las geografías de todo el continente latinoamericano. En
Argentina, de un lado la pampa húmeda ya señalada y el puerto, y
del otro, el interior conformado por las provincias litoraleñas, el
noroeste y Cuyo. El proyecto colonial dependiente del imperio
británico contra el proyecto nacional, auto-centrado. Entre ambos
proyectos, una guerra a muerte.
Si nos fijamos bien en la
geografía, es fácil ver que el proyecto nacional que abarca las
provincias del norte, del nordeste y de Cuyo está encajonado, sin
salida al mar, que queda en manos del proyecto de la patria chica,
granja británica.
Entre ambos proyectos un abismo,
la citada GRIETA que, abierta desde el 25 de mayo de 1810, no deja de
condicionar el desarrollo de todo proyecto de país. San Martín es
testigo privilegiado para quien quiera verlo. Efectivamente, cuando
las potencias imperiales –Francia y Gran Bretaña- se largaron a
adueñarse del río Paraná, y los partidarios de la patria chica las
apoyaron, fueron marcados a fuego por el Libertador:
“Lo que no puedo concebir es
que haya americanos que, por un indigno espíritu de partido, se unan
al extranjero para humillar a su Patria y reducirla a una condición
peor que la que sufrimos en tiempos de la dominación española, una
tal felonía ni el sepulcro la puede hacer desaparecer”.
La batalla de Pavón (1861) en la
que Urquiza, caudillo del proyecto federal, entrega el triunfo a
Mitre, el dirigente del proyecto colonial; la del Pozo de Vargas
(1867) en la que Felipe Varela, enarbolando la bandera de la Patria
Americana es derrotado, y finalmente la de Cerro Corá (1871) que
termina con el Paraguay de Solano López, derrotan el proyecto de
Patria Grande.
Aparentemente la grieta ha
terminado, se ha cerrado. El puerto y la pampa húmeda han triunfado.
Pero, desde los escombros de la
Patria Grande, con el aporte de los hijos de los inmigrantes, el
proyecto levanta cabeza con el Yrigoyenismo, y con el aporte de la
clase obrera, los derrotados, como el esclavo hegeliano, se levantan
y ponen en pie el proyecto de la Patria Socialmente Justa
Económicamente Libre y Políticamente Soberana.
¿Desapareció la grieta? No, no
se logró la “superación” definitiva. Los derrotados se
recuperaron y volvieron. Se produce entonces un vaivén, un
deslizarse de una orilla de la grieta a la otra, sin lograr la
superación.
El proyecto de patria chica creyó
poder triunfar definitivamente contra el proyecto de Patria Grande,
provocando el horrendo genocidio que va de 1976 a 1982.
Pero no hubo triunfo definitivo.
Desde abajo nuevamente el otro proyecto con las Madres, las Abuelas,
los Hijos, los sectores populares que se fueron organizando, se hizo
presente y entró a disputar la supremacía. Del 2003 al 2015 volvió
la Patria Grande, para caer nuevamente en el 2016.
¿Cómo sigue esta historia?
Desde abajo nuevamente el proyecto de patria liberada, de Patria
Grande, ha retomado con fuerza el proyecto tantas veces truncado.
¿Será esta vez la solución definitiva? ¿Hay solución definitiva
en la historia?
No, no hay solución definitiva.
Eso sería el fin de la historia y ya sabemos a dónde van a parar
esas hipótesis o tesis de fin de la historia. Pero lo que sí es
posible y debe buscarse, es superar esa grieta que nos condena a un
ciclo que no deja de renovarse. Se trata de una dialéctica truncada
que siempre se realimenta, de una sucesión de primera negación que
nunca logra la negación de la negación.
La solución no puede venir de
arriba como nos explica Hegel y lo confirma Marx, sino de abajo, no
del amo, sino del esclavo, no de los dominadores sino de los
dominados. Es desde ese lugar social desde el cual se puede elaborar
y llevar a cabo un proyecto superador que sepulte esa grieta. Vendrán
otras contradicciones pero no necesariamente tendrán el poder
destructivo de la presente grieta.
Es la tarea que el pueblo ha
retomado con fuerza.
Hay
en la oposición un reflejo condicionado: cualquier medida del
gobierno está destinada a avasallar las instituciones y garantizar
impunidades. Ese modo de funcionamiento lleva a que, frente a
distintas cuestiones, Juntos por el Cambio no sea capaz de proponerle
alternativas a la sociedad.
Apenas
conocido el hallazgo del cuerpo de Fabián Gutiérrez y sin que
trascendieran mayores detalles, Laura Alonso se apuró a postular un
paralelo con la muerte de Nisman. Poco después Mariana Zuvic declaró
que era de sus funcionarios a quien más odiaba Cristina. Algunas
horas más tarde, Juntos por el Cambio dio a conocer un comunicado en
el que pedía el alejamiento de la fiscal de la causa (sobrina de la
vicepresidenta) y el traslado de la investigación a la Justicia
Federal. Alcanzó con esto para instalar sospechas sobre la presencia
de la mano de CFK detrás del crimen, sin ningún argumento que le
sirviera de base. No hacía falta. Ya la sospecha estaba instalada y
no se desvanecerá aunque los autores del crimen confiesen y revelen
que los motivos nada tenían que ver con la política. Ya todo se
había empiojado lo suficiente, que esa era la idea. Al día
siguiente siguió esta línea de pensamiento conspiracional en Clarín
Eduardo Van der Kooy: “El asesinato de Gutiérrez no modifica la
causa de los Cuadernos. Sus dichos fueron corroborados. Pero
actualiza la oscuridad sobre la trayectoria de Cristina.”
¿Aprovechamiento político de
una circunstancia oscura, al menos por ahora? Sin dudas. Pero también
el indicio de que la oposición funciona con el acto reflejo de la
grieta. Lo de Gutiérrez probablemente se vaya desvaneciendo con el
paso de los días. Un personaje menor hace rato alejado de la
política, aunque su caso se traerá a escena cada vez que se lo
considere necesario, como una especie de Nisman devaluado. La
cuestión que operar exclusivamente con la dinámica implica
renunciar al ejercicio de la política.
Se puede decir que en algunos
lugares del mundo se han elegido políticas de distanciamiento social
(el único camino a mano para enfrentar la pandemia) diferentes a la
argentina y con resultados diversos. Aun en esos países la elegida
fue una alternativa entre varias y no sin discusiones dentro de la
comunidad científica. La oposición y sus voceros mediáticos y
económicos se opusieron a la cuarentena decretada por el gobierno,
pero jamás se propuso una alternativa. ¿Apertura completa
cualquiera sea la cantidad de muertos? Aperturas parciales ¿pero en
qué rubros? No son alternativas que vaya a escuchar el gobierno, que
ya decidió el rumbo a seguir sino que sería una propuesta destinada
a la sociedad. O sea, que la oposición `plantearía, cumpliendo con
su rol, alternativas a la comunidad diferentes a las oficiales. O si
se hace alguna propuesta carece de sentido, como la del comité de
los economistas, a semejanza del de los científicos. ¿Para qué
serviría juntar en una mesa a Claudio Lozano con Espert, a Zaiat
con Milei o a Prat Gay con Martín Guzmán? La economía, como
bien se sabe desde Adam Smith es cosa de la política, no es una
ciencia exacta.
Propuestas en serio, aun
discutibles, lograrían evitar el manual de instrucciones de la
grieta. La grieta existe (pese al discurso paz y amor de Alberto),
pero incluso a nivel de las relaciones personales no siempre es
obstáculo para la comunicación, aunque no sea en términos
pacíficos o conciliadores. En el mundo de los medios, que son los
grandes fogoneadores de la grieta y que hacen desde hace mucho tiempo
su negocio con ella, no hay posibilidad de diálogo y de discusión.
Porque esa mercadería no funciona. Alguna vez Carlos Rottenberg le
dijo a Majul que su programa era como un supermercado, había que
abastecer la góndola con el producto que se demanda, en este caso el
anticristinismo militante. Si él, o Leuco, o Lanata dejaran pasar
unos cuantos programas sin aludir a CFK se quedarían sin el escaso
público que los sigue.
Evidentemente ciertos medios y la
oposición han construido una alianza en la cual perdió la política
convencida de que el único lugar para ejercerla es frente a una
cámara o a un micrófono. Vaya como ejemplo el caso de Carrió, que
se ausentaba de casi todas las sesiones de Diputados pero tenía
asistencia perfecta en TN. Hay oficialistas que también creen en
esto pese al Clío de Kicilof y a la larga tradición del peronismo
en el trabajo de base.
Y entrando en el negocio de la
grieta mediática, la política destruye un pacto social, el de lo
verosímil, por el cual hay cosas en las que se cree y en otras en
las que no y que la diferencia pasa por el razonamiento y el análisis
y no por la voluntad de que, pese a cualquier obstáculo, las cosas
sean como se quiere que sean.
Entonces, se llega sin dilaciones al
comando venezolano-iraní en el caso de Nisman o se afirma la larga
sombra de Cristina en lo de Gutiérrez. Sin pacto alrededor de lo
verosímil no hay sociedad que pueda funcionar y negociar –hasta
donde será posible- los conflictos.
¿Irreconcialiables?
Juntos por el Cambio anunció
este domingo que no participará de la reunión convocada por Alberto
Fernández para este lunes con los líderes de los bloques opositores
de la Cámara de Diputados.
La principal exigencia será
que no asistan los bloques opositores con menos de 25 diputados. Así
buscan que el gobierno nacional reconozca el "peso legislativo"
de Juntos por el Cambio.
Tras la seguidilla de días
marcados por la tensión entre oficialismo y oposición, el
presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, los había
convocado para este lunes, a las 17, a los presidentes de los bloques
para llevar a cabo un encuentro virtual con el presidente Alberto
Fernández.
El objetivo del encuentro era
tratar cinco temas puntuales, además de bajar el nivel de
confrontación y descomprimir el clima espeso que se generó en el
vínculo político con los diferentes sectores del arco opositor.
Concretamente, los cinco temas
que buscaba tratar el oficialismo eran: 1. Evaluación cuarentena y
situación sanitaria; 2. Ampliación presupuestaria para sostener las
políticas de ingreso; 3. Moratoria para todos los sectores
afectados; 4. Deuda soberana bajo legislación local. Mismo
tratamiento que la Ley New York; 5. Diálogo para el acuerdo de
reconstrucción post pandemia.
“Nosotros pedimos una reunión
con el Presidente con agenda parlamentaria, institucionales y
pospandemia. Pedimos que sea Juntos por el Cambio y el oficialismo,
con el Presidente. La reunión de mañana fue convocada por Massa en
un chat hace dos horas y entonces resolvimos pedir una reunión de
Juntos por el Cambio y el Presidente, otro día, para hablar
seriamente de la pospandemia”, dijo el radical Alfredo Cornejo.
En el comunicado que difundieron
en la noche del domingo, plantearon: “Los legisladores de Juntos
por el Cambio queremos, en primer lugar, manifestar nuestra total
disposición al diálogo y a reunirnos con el Sr. presidente para
abordar la agenda establecida. Sin embargo, estamos convencidos de
que, tanto el tenor de los temas comprendidos como la naturaleza de
nuestra fuerza, ameritan una reunión de nuestros representantes de
ambas cámaras del Honorable Congreso de la Nación con el Poder
Ejecutivo Nacional la cual debiera ser acordada con mayor
antelación”.
Y continúa: “Somos el único
espacio político que cuenta tanto con diputados y senadores,
totalizando 145 legisladores de Juntos por el Cambio y sus aliados,
por lo que una interacción seria y asidua nos parece imprescindible
para abordar la agenda parlamentaria que nos exige la ciudadanía. Y
los debates con tiempo y rigurosos son aún más relevantes en el
caso de los acuerdos que serán necesarios de cara a la
reconstrucción post-pandemia, algo que nos ocupa como coalición
política y que preocupa a los más de 45 millones de argentino.
La posición inicial de Cristian
Ritondo, líder del bloque PRO, era asistir a la reunión, pero tras
debatir el tema con sus aliados se impuso la postura contraria.
No se trata entonces de dialogar
y zanjar diferencias sino sencillamente de ejercer poder. Ellos no
buscan consensos buscan dominar.
Daniel Roberto Távora Mac
cormack
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