Sábado 27 de junio de 2020

Pasar de la parálisis al movimiento tiene efectos inmediatos y evidentes tanto en física como en economía. Esta actividad puede traer consigo la ilusión aparente de un espejismo de recuperación económica más pretendido que real. La absurda idea neoliberal de modelar costo-beneficio entre ganancias por distender la cuarentena y el quebranto económico por imposición de distanciamiento, eliminando del algoritmo la constante, las defunciones, puede guiarnos a soluciones incorrectas.




Los medios están llenos de oráculos poco conectados con teorías económicas y muy interesados en dioses tendenciosos. Ellos apuntan a materializar las dimensiones del daño de la pandemia forzando una representación optimista de la economía: ¡La recuperación futura tendrá la misma vitalidad que su perjuicio pasado!  Aunque el asimétrico desarrollo del virus, expandiéndose en algunos países y retrocediendo en otros, no permite siquiera proyectar su final, menos aún los beneficios de su extinción.      



Como bien dice Mónica Peralta Ramos, “a lo largo del tiempo, múltiples problemas han amenazado la integridad de la vida en sociedad. Entre estos se destacan la pérdida de legitimidad del orden social imperante”. Seguramente la “nueva normalidad” será otro de estos dilemas socioeconómicos que desafíen la imaginación colectiva, sobre todo cuando alguien determine su significado preciso.

La sensación es que el trasfondo de la lucha del establishment actual está más emparentada con el mito de Sísifo. El rey era un hombre de gran astucia, manipulador y avaro. Logró engañar entre otros a la muerte, aunque sería finalmente castigado por Zeus. Su condena fue tener que subir una piedra por la ladera de una montaña hasta la cima. Sin embargo, al llegar allí caería hacia el otro lado de la montaña, con lo que tendría que hacerlo de nuevo empujada hasta la cima, algo que se repetiría en un ciclo eterno.

El castigo es muy parecido al de los pueblos latinos y la perpetua austeridad, cargando siempre el peso de la avaricia de quienes creen haber sido burlados porque se puede hacer un esfuerzo más, para que ellos obtengan más. Cuando alguna mínima señal promete reducir el peso de la carga, que el esfuerzo aunque desigual, injusto e inmoral, el sacrificio aparenta estar dando frutos, la piedra caerá hasta el piso de la montaña, para obligarlos a recomenzar el esfuerzo de recuperarse.

La pelea por reestablecer el eje de los valores no es algo menor, preservar el orden que estructura la vida social para conservar la disposición económica actual no da cabida a ideas mitológicas ni “malos salvataje” al estilo darwiniano, que proponen los economistas del establishment, de selección natural, que se contagien y mueran quienes lo tiene que hacer, para preservar la economía en funcionamiento y sus beneficios.

La lógica de selección natural no ha dado resultado en ninguno de los países en los que fue ejecutada, teniendo el más ensordecedor fracaso en Suecia, su caballito de batalla. Ni lo tuvo hace más de un siglo, cuando, en medio de la la gripe española, se abrieron las ciudades, como Pittsburgh, lo que la la convirtió en la urbe con mayor tasa de letalidad del país por cada 100.000 habitantes.

Dentro de sus particularidades, según el estudio realzado por la Universidad de Pennsylvania, no solo se encontraba ser una de las metrópolis más contaminadas por su actividad carbonífera, sino por tener el mayor lobby de empresarios del sector. Estos volcaron su influencia para conseguir que las autoridades locales no siguieran el dictado de las autoridades estatales y levantasen las restricciones antes de lo estipulado, para reanudar la actividad economía local (¿les suena?). Lo consiguieron. Los festejos del final de la Primera Guerra Mundial concentraron multitudes. La respuesta del virus fue letal, con lo que aumentó el macabro ranking de muertes, que obligó a la ciudad a aislarse nuevamente y detuvo el repunte económico.

Cien años después, la lógica, los medios y el razonamiento son similares, y no es anecdótico. Tratar de afianzar la jerarquía de poder para tomar decisiones, sobre todo manteniendo una estructura de dominación que llevó al fracaso económico, parecería no tener lógica. De todas maneras, este absurdo ha dirigido el debate tratando de demostrar que la protección de la vida trae como consecuencia la destrucción de la economía.

¿Por qué mantener la jerarquía? De acuerdo con el esquema elaborado por el filósofo francés André Comte-Sponville, la estructura social debería tener un orden ético, moral, político y económico, con esa jerarquía desde el punto de vista de los valores. El orden ético se guía por el amor, el moral por el deber ser, el político por el poder y el económico por la ganancia.

Cada uno de estos órdenes tiene su lógica de funcionamiento y no reconoce límites internos. Es decir, todo lo que se pueda hacer para mantener las ganancias económicas será hecho. Sin embargo, para que el mundo sea habitable, el orden superior debe imponer límites a los órdenes inferiores, es decir, que el orden político respete los derechos humanos o que la economía no envíe a la miseria, como lo ha hecho, a la mayoría de la humanidad.

Las catástrofes de la historia, según el filósofo francés, se producen cuando un nivel inferior sobrepasa a los niveles superiores. Como es el caso que ocurre desde hace varias décadas y que pretende mantenerse, donde el orden económico domina al ético, moral y político. Nadie puede permitir, justificar y aceptar la pobreza, pero si es éticamente aceptable, moralmente admisible y políticamente correcto, por qué no. No importa la muerte si los beneficios funcionan.

La vieja normalidad es la nueva normalidad solapada. Relajar la cuarentena tipo Pittsburgh con los mismos resultados probados que la ciudad americana, basa su lógica en la jerarquización de la economía por encima de la moral y la ética, donde la muerte tiene menos valor que los beneficios y, por sobre todo, que la política, última en la jerarquía, evite que, en este caso el gobierno de la ciudad, no pague el costo, y obligue a que se desentienda el gobierno nacional.



 

La misma lucha de la nueva normalidad, reforzando jerarquías de poder, se lleva a cabo con la exportadora Vicentin. Evasora, deudora, y delictiva empresa, para la que el gobierno dispuso su intervención y cuyo relato mitológico habla de una expropiación que, al parecer, sufre algún retraso por el embotellamiento camino al Congreso, al igual que el impuesto a las grandes fortunas. Antes que pueda arribar al recinto, recibió el fallo sin precedentes de un juez en lo civil y comercial de la ciudad de Reconquista (primera instancia) que repone a los miembros del directorio de la empresa y convierte a los interventores en veedores. Misma lógica macrista, quienes llevaron a la bancarrota la empresa, son los que la tienen que dirigir.


El establishment, los mayores exportadores, los bancos y fondos de inversión, todos están en el mismo juego, no solo en negar la intervención de una empresa estatal en el concentrado comercio exterior argentino, cuya participación causaría un daño inimaginable a los grados de libertad que maneja dicho sector, sino también con la deuda.     

La razonabilidad o sustentabilidad del pago de la deuda externa, ambos términos poco afortunados, siguen la misma lógica de “nueva normalidad”. ¿Afrontar qué montos sería razonable cuando la economía mundial, el comercio exterior, las finanzas, la reactivación, la cadena de suministros, el empleo, desconocen su futuro? Si bien nadie tiene certezas, algún visionario con dotes quirománticas puede imaginar acuerdos con  parámetros del FMI, nunca pasándose de sus mandamientos, para que el organismo no tenga problemas para cobrar su parte, sin quita alguna, cuando tenga que… negociar. 

El COVID-19 nos dio la esperanza de rearmar en un mundo vacío, descompuesto, dispar y profundamente escarpado para cargar la roca a la cima. La idea era que la nueva normalidad, si tiene una definición, fuera algo diferente, que si los dueños del poder siguieran manteniendo una parte de él, no se les permitiera hacer lo que la vieja normalidad y la jerarquía les permitía. O, por lo menos, bajar un escalón a la economía para que no fuera la jerarquía tan similar a la anterior.  

https://www.lilianalopezforesi.com.ar/es/noticia/sisifo-y-la-ambigua-nueva-normalidad




 El aislamiento social preventivo y obligatorio (ASPO) dispuesto por el Gobierno nacional por el coronavirus cumple este sábado 100 días, en momentos en que las autoridades del Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), donde se concentra el mayor número de casos de contagios del país, anunciaron nuevas restricciones para mitigar el avance de la pandemia.

El presidente Alberto Fernández anunció, junto con el gobernador bonaerense, Axel Kicillof y el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, una nueva etapa del aislamiento social, preventivo y obligatorio (ASPO) por la pandemia de coronavirus, que regirá desde el 1 hasta el 17 de julio próximo, con mayores restricciones para el AMBA.

El jefe de Estado anunció restricciones al uso del transporte público en el AMBA, donde caducarán los permisos para utilizar estos servicios, en tanto que quienes se trasladen con sus automóviles deberán solicitar nuevamente el permiso de circulación correspondiente.

En ciertas zonas del Gran Buenos Aires, se permitirá el funcionamiento de algunas industrias como parques industriales, aquellas que exigen procesos continuos de producción, y las que producen con fines de exportación.

El aislamiento social fue anunciado el pasado 19 de marzo, pero empezó a regir al día siguiente a través de un Decreto de Necesidad y Urgencia del Poder Ejecutivo ratificado en el Senado en su primera sesión de modo virtual.

El aislamiento fue renovado cada 15 días por el jefe de Estado con distintas restricciones y aperturas, según el número de casos registrados en cada distrito del país y siempre luego de realizar consultas con un comité de expertos y epidemiólogos, gobernadores y autoridades del Gobierno porteño.

El 4 de junio pasado, por primera vez, el Presidente lo prorrogó por 21 días teniendo en cuenta que vencía el 7 de ese mes, y sólo en los lugares donde se registraba circulación comunitaria del virus, como el AMBA, el Gran Chaco, el Gran Córdoba y Trelew, mientras que otras zonas del país, con pocos o nulos casos, entraron desde el 8 de junio en una etapa de "distanciamiento social".

El AMBA permanece desde mediados de abril en la Fase 3 del aislamiento, y sus autoridades evalúan en forma constante nuevas medidas restrictivas de circulación en el transporte público para evitar que se sature el sistema de salud ante el incremento de contagios.

El Gobierno porteño, que había autorizado las salidas a correr y hacer ejercicios en los parques, debió limitar las salidas según el número de DNI y ampliar los horarios para esos ejercicios, a fin de evitar aglomeración de personas, pero hoy se anunció que esas actividades serán suspendidas en la nueva fase de la cuarentena.

El aislamiento social, preventivo y obligatorio, en las fases dispuestas para cada zona según el tiempo de duplicación de los casos, finalizaba el domingo por lo que el gobierno decidió extenderlo en virtud de la evolución de la pandemia.

La cuarentena dispuesta el 20 de marzo se renovó el 31 de marzo, el 13 de abril, el 27 de abril, el 11 de mayo, el 25 de mayo, el 8 de junio, y el viernes fue será renovada nuevamente con los anuncios de las autoridades de las diferentes administraciones.

Las fases de la cuarentena

Las fases de la cuarentena según el tiempo de duplicación de los casos en cada distrito son: en la Fase 1 el tiempo de duplicación de los casos se registró en menos de 15 días; en la Fase 2, de 5 a 15 días; en la Fase 3, de 15 a 25 días; en la Fase 4, más de 25 días; y en la Fase 5, de nueva normalidad, no deben registrarse contagios.

En esa primera fase de la cuarentena, los supermercados y farmacias abrieron en horarios reducidos, y la sugerencia para la población fue que las salidas solo se realizaran en esos locales de cercanía, para evitar la aglomeración de personas.






Las medidas de prevención fueron el lavado frecuente de manos, el uso de alcohol en gel y la desinfección de los productos que ingresaban a los hogares.

El distanciamiento social, que implica la separación de un metro y medio entre personas para evitar contagios, fue la medida obligatoria que se impuso en la calle para evitar contraer la enfermedad y en los últimos días las recomendaciones estipularon una distancia de dos metros interpersonal teniendo en cuenta el aumento de casos.

El teletrabajo y la suspensión de las clases en todos los niveles educativos contribuyeron a la ausencia en las calles de niños y estudiantes, que empezaron a recibir material educativo por canales electrónicos.

En la Fase 2 de aislamiento administrado de la cuarentena, la movilidad de la población pasó del 10 al 25 por ciento, se realizaron nuevas autorizaciones para reanudar actividades, y se dispuso como obligatorio para salir a la calle el uso de tapa nariz y boca, a modo de barbijo, medida dispuesta de manera progresiva en los diferentes distritos del país como nueva forma de protección que se sumó a las que ya regían desde el inicio del aislamiento.

A mediados de abril se dispuso la Fase 3, de segmentación geográfica, en la que se permitió hasta el 50 por ciento de movilidad de las personas y hubo nuevas autorizaciones para reiniciar actividades.

El 11 de mayo pasado, el gobierno resolvió que la ciudad y provincia de Buenos Aires permanecieran en Fase 3 a raíz del número de casos que registraban y sus autoridades permitieron a los niños acompañar a sus padres en salidas breves el fin de semana.
( https://www.telam.com.ar/notas/202006/482106-aislamiento-social-preventivo-obligatorio-anuncios-coronavirus-gobierno-nacional-amba.html )



Una locutora en estado de histeria por la pandemia le pide al gobierno que, frente a la pandemia, no tome decisiones como ella está haciendo su programa: con histeria y angustia. Mauricio Macri firmó una nota porque la pandemia “pone en peligro la democracia”, y cuando fue presidente sin pandemia armó una mesa judicial para manipular a la justicia y una inmensa red de espionaje para espiar a todo el mundo. Uno se pregunta si esta gente se mira en el espejo.

La oposición que empezó la cuarentena de capa caída por el inmenso respaldo de la sociedad a la decisión de Alberto Fernández de anticiparse a la difusión del virus, ahora salió con los tapones de punta para capitalizar el cansancio que inevitablemente ocasiona el largo periodo de aislamiento.

En vez de dejarse llevar por estas presiones histéricas algunas, interesadas otras, el gobierno reaccionó con el criterio de responsabilidad que le impone la cantidad de camas de internación ocupadas. En el tiempo que duró la carentena, la provincia de Buenos Aires duplicó la cantidad de camas. En este momento tiene la mitad ocupadas. Quiere decir que sin cuarentena, ya se habría desbordado y los médicos estarían decidiendo quién vive y quién no y los cuerpos se acumularían en los pasillos de los hospitales.
Igual es una decisión difícil porque el aislamiento ya se ha extendido casi cien días y a muchos la parálisis económica los ha perjudicado en gran medida. Pero la experiencia demostró que cuando se flexibilizó el aislamiento en medio de la pandemia, creció rápidamente la cantidad de infectados y muertos, pero los comercios que abrieron no tuvieron clientes.

La gente no compra más que lo indispensable, alimentos y medicinas. Todo lo demás queda relegado hasta que se aleje el peligro de contagio. Abrir o cerrar un negocio da lo mismo en una ciudad desvelada por las sirenas de las ambulancias y la multiplicación de los contagios que quitan las ganas de salir a la calle.

Después de la experiencia de gestión desastrosa que hizo el macrismo ahora tratan de pontificar con aires de superioridad para hablar de cuarentenas administradas en forma multidisciplinaria por horarios, edades y locaciones para evitar el cierre total de los comercios y el agotamiento sicológico de los aislados.

Es la nueva sanata pseudocientífica de la epidemia. Hasta algunos votantes de Fernández se contagian de esta erudición sanitaria de café para despreciar la única medida que demostró resultados positivos en la práctica.

Las cuarentenas administradas en ciudades grandes funcionaron a la salida de la enfermedad y no en su punto álgido. Cualquier apertura en este momento provocaría la saturación del sistema sanitario en pocos días y el consecuente salto de la cantidad de muertos.

La locutora histérica no entiende que tiene una enorme responsabilidad como comunicadora. No puede dejarse llevar por sus nervios porque en la sociedad efectivamente hay mucho cansancio y desesperación por la cuarentena y es muy difícil racionalizar el esfuerzo para mantenerla durante otra quincena. Dejarse llevar por la histeria para promover la apertura de actividades en la CABA y el Conurbano, es criminal.

La sanata de la cuarentena administrada aparece como supuesta oposición científica a la cuarentena “barbárica” que aplican los populistas.

No es una discusión técnica porque los dirigentes de la oposición que tienen responsabilidad de gestión, como los intendentes de CABA o de Mar del Plata, coinciden con el oficialismo. Saben que, si en sus distritos relajan ahora las medidas de aislamiento, la epidemia haría estragos y los negocios igual no funcionarían.





Como siempre en estos casos, se trata de presentar una estupidez suprema como si fuera una genialidad que los ignorantes no pueden ver. Así metieron a Macri en la Rosada.

Sin cuarentena los muertos e infectados son diez veces más que donde se aplicó. Al final de todo, el único premio a tanto esfuerzo será no haberse infectado y estar vivo. Muchos llegarán con el último resto, con el negocio cerrado y algunos sin posibilidad de reintentarlo

Pero en el mundo ha quedado demostrado en forma palmaria, indiscutible y evidente que el problema de la economía no es la cuarentena sino la pandemia. Sin cuarentena o con ella, si hay pandemia, la economía se desplomó en todos los países que la aplicaron mucho, poquito o nada.

Los que hablan de horarios y administrar y bla-bla-bla para salvar la caída de la economía, lo que hacen es preparar el terreno para capitalizar la bronca que habrá después de la tormenta. A la salida muchos notarán que la única diferencia será su negocio o comercio quebrado o el trabajo perdido. Total, estaban vivos antes y estarán vivos después, lo que es más difícil de valorar.

Por ese camino de pescar a río revuelto se lanzó una parte de la oposición que trata de presentar a la cuarentena como un rasgo de cesarismo albertista o cristinista. Y lo cruzan con la necesidad de expropiar Vicentín. Son dos cosas que no tienen relación pero en el relato opositor son presentadas como actos de abuso del poder.



El radicalismo PRO busca posicionarse para que el próximo candidato de la alianza conservadora provenga de sus filas y aplican una estrategia de oponerse sin debate ni concesiones a la mayoría de las iniciativas del oficialismo.

El titular del radicalismo PRO, Alfredo Cornejo, descartó las posibilidades de una nueva candidatura de Macri y cuestionó a los opositores que gestionan, como Horacio Rodríguez Larreta, porque los consideran “en la nube cultural del oficialismo”. Al jefe de Gobierno de la CABA la única salida que le quedó ha sido gestionar la epidemia y llegar hasta el final con poco desgaste.

Y Macri espera que cuanto más dure la epidemia, más tiempo tendrá la sociedad para borrar de la memoria el desastre de su gestión e instalar el relato --que ya está haciendo circular-- que lo presenta como una maravilla. Mientras perdura el recuerdo, hace apariciones furtivas.

La carta que Macri firmó esta semana con otros referentes conservadores de todo el mundo, señala que la pandemia estimuló en algunos gobiernos el arresto o silenciamiento a opositores, la deslegitimación del congreso y la presencia de "una democracia amenazada".

Macri es el menos indicado para hablar de democracia amenazada cuando hay numerosos jueces que denunciaron presiones durante su gobierno y se reveló la trama de la mesa judicial que se organizó para presionar, extorsionar, expulsar o imponer jueces según la conveniencia del Ejecutivo.

De la misma forma salió a la luz el vasto dispositivo de espionaje a políticos --incluyendo a los de su propio partido--, gremialistas, opositores, presos políticos, y empresarios que había montado su gobierno como instrumento enfermizo de control.

Toda la estructura del lawfare quedó al desnudo al igual que el conjunto de periodistas macristas que batieron el parche con las fakenews que inventaban los servicios y ahora no dicen nada de la mesa judicial ni del espionaje. Dos de ellos, Daniel Santoro y Luis Majul aparecieron promiscuamente involucrados con los servicios, pero hay muchos otros a los que el silencio los pone en evidencia.
No es el mejor momento para que Macri aproveche la pandemia y lance una advertencia sobre los problemas que podrían amenazar a la democracia cuando se empieza a demostrar que la amenaza mayor desde el fin de la dictadura fue la de su gobierno.
( https://www.pagina12.com.ar/274976-oposicion-y-cuarentena-sanata-pseudocientifica-contra-los-po )



Mas allá de los vaivenes propios de un virus que, desconocido, somete a las sociedades del planeta a situaciones inéditas e inciertas, los acontecimientos y la información que surge de las experiencias y de las investigaciones actuales van dando señales claras de que el principal problema mortal no es la pandemia que ese virus produce, sino un Sistema mundial y sus manifestaciones particulares, que no está preparado para tamaño problema en tanto y en cuanto, la salud como parte, dentro de la lógica que el sistema promueve, no es un asunto que atañe a las sociedades en su conjunto y a los derechos de todos y cada uno de las personas que la componen, sino sujetos a una distribución desigual según los niveles de ingresos y concentración financiera. 

Como tantos otros derechos conculcados que siguen la misma lógica sostenidas por la propiedad privada, el lucro, la competencia y el materialismo, que distribuye de maneras desiguales esfuerzos y riquezas, la pandemia pone de manifiesto tales escenarios producto de las relaciones humanas tal y como las produce el neoliberalismo como expresión del Capitalismo actual, y de las imbuidas formas coloniales y patriarcales de donde proviene.
De como interpretamos la realidad serán los acuerdos sociales que dibujen los escenarios post-pandemia que parecen ser los que mas atención y preocupación sostienen los pensamientos y las atenciones de estos días … en el fondo, la incertidumbre plantea los peligros de no sostener el status social en el que cada quién se encuentra en un sistema en decadencia y en una globalización que clama a gritos reformas y transformaciones mas inclusivas y equitativas.
                                                                   Daniel Roberto Távora Mac Cormack




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