Lunes 29 de Junio de 2020

Se cumplieron 100 días desde el anuncio del Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio. En ese lapso fueron alterados los hábitos de la población, el humor social tiene oscilaciones previsibles por los bruscos cambios de la vida cotidiana y el circuito comercial y productivo se está adaptando a nuevos protocolos sanitarios y laborales.


La pandemia ha dejado al descubierto hasta qué punto pueden ser tóxicos para la convivencia en la diversidad algunos medios de comunicación, analistas, conductores/as de noticieros y, por supuesto, la activa legión de economistas ortodoxos dominantes en el espacio público.

Otra vez, como es habitual, con o sin pandemia, la realidad no se acomodó a sus burdos pronósticos. A continuación se detallan siete falacias económicas diseminadas en estas 2400 horas de una estrategia sanitaria, con fuerte impacto socioeconómico, que ha salvado miles de vida e igual la combaten con impudicia. 
 
1. La emisión monetaria provocará más inflación.

Desde el primer momento en que el gobierno de Alberto Fernández presentó un amplio programa de rescate de empresas y trabajadores financiado con emisión de dinero, apareció el alerta por el ineludible desborde de los precios. 
 
La prensa conservadora fue el amplificador de las opiniones de un elenco estable de economistas del establishment que amenazaba con que la tasa de inflación iba a subir. Pero esas proyecciones no se verificaron. 

Por el contrario, el índice de precios al consumidor en abril y mayo fue de 1,5 por ciento en cada uno de esos meses, registros de los más bajos desde noviembre de 2017. Además de la recesión, esa evolución de precios se debe a una política deliberada de frenar la inercia inflacionaria con el congelamiento de tarifas, un prudente ajuste alcista del tipo de cambio oficial y con la política de precios máximos.


Para evitar que el colapso de la economía no se convierta en una tragedia social la emisión de dinero es la principal y más efectiva medida de política económica.

2. En el segundo semestre habrá una aceleración inflacionaria con rumbo a la híper.

Como el pronóstico de alza de precios no se concretó en estos meses, la forma de eludir el papelón es amenazar con que en la segunda mitad del año la inflación se desbordará. Más aún, advierten que la hiperinflación está tocando la puerta y que ingresará en el 2021. 
 
Es una proyección temeraria que no toma en cuenta algunos factores objetivos: el Gobierno adelantó que las tarifas seguirán congeladas, que la política de control de precios continuará y que no habrá un deslizamiento fuerte del tipo de cambio.

Plantear ese riesgo es grotesco en términos teóricos y prácticos , además de cruel para la mayoría de la sociedad. Es una muestra del desprecio de esos promotores del miedo en la economía por los sectores vulnerados que sufrirían aún más si se limitara la expansión monetaria.

En realidad, esa presión para limitar la emisión es la expresión de una disputa política acerca de la capacidad de intervención del Estado.

El reclamo debería ser para que se emita más y que el Gobierno no se inhiba por una visión fiscalista desubicada del actual contexto local e internacional. La economía argentina tiene muy limitado el acceso al financiamiento local en pesos y cerrado el externo por el desastre financiero dejado por Macri.

3. Como no hay plan económico y por miedo a que en la cuarentena se imponga un corralito los ahorristas no renovarán los plazos fijos en pesos.


Fue una convocatoria a una corrida bancaria que no tuvo observaciones críticas de las almas bellas de los medios de comunicación. 
 
El resultado fue el opuesto. El último Informe Monetario mensual del Banco Central detalla que a partir de la medida de obligar a los bancos de fijar una tasa de interés positiva en relación a la inflación esperada, con el objetivo de proteger los ahorros en pesos de personas y empresas, los depósitos a plazo en pesos del sector privado crecieron 8,1 por ciento nominal en mayo respecto al mes anterior, que representa un alza de 5,4 por ciento en términos reales. 
 
A fines de mayo, el saldo de las colocaciones a plazo se ubicó 7,1 por ciento por encima de los niveles previos al ASPO. 

4. Las cotizaciones del dólar blue y dólar Bolsa seguirán subiendo con un mercado cambiario descontrolado.

El mes pasado, el consenso de analistas de la city fue que la emisión monetaria había provocado el salto de esas paridades. Y que la escalada continuaría porque se intensificarían la emisión y la consiguiente fuga de la moneda nacional hacia el dólar. 

 
Otro pronóstico que no se cumplió. Luego de que el Banco Central y la Comisión Nacional de Valores intervinieran sobre filtraciones en el control de cambios, el precio del dólar Bolsa se desplomó . 

La brecha cambiaria con la paridad oficial que había trepado hasta poco más del 80 por ciento bajó a la mitad, y el último viernes se ubicó en 45,9 por ciento. El dólar MEP cerró en 102 pesos, mientras que el dólar contado con liquidación, en 105 pesos.

Como el dólar Bolsa frenó la suba y, por el contrario, empezó a bajar, dejó de ser noticia para promotores de corridas. Esto no significa que no haya futuras turbulencias cambiarias, pero lo relevante para este análisis es que no sucedió en estos meses lo que alentaban esos economistas.

5. Las acciones y títulos públicos no se recuperarán del derrumbe.

Las cotizaciones de los activos bursátiles registraron un muy fuerte derrape. La crisis global provocada por el coronavirus implicó una fuga de capitales especulativos de los denominados mercados emergentes por casi 100 mil millones de dólares.

Desde el máximo del 30 de enero, cuando el índice MerVal marcó 40.395 puntos, descendió 45 por ciento hasta el mínimo del 18 de marzo, al anotar 22.087 puntos. Tocó un pico de 48.8812 puntos el 8 de junio, para cerrar el viernes pasado en 40.490.


En esta primera mitad del año, ese indicador bursátil subió todo lo que había bajado. Los negocios bursátiles seguirán moviéndose en un escenario de mucha incertidumbre e incluso el FMI advirtió acerca de la posibilidad de una segunda ola del crac bursátil.

6. Guzmán (Martín, ministro de Economía) es un intelectual, pasante, inexperto y no entiende cómo funcionan los mercados para poder negociar con los acreedores. 
 
Quienes menosprecian la tarea de Martín Guzmán están desubicados frente a los avances en la negociación. En realidad, les molesta que defienda los intereses nacionales y no se entregue mansamente a firmar las demandas de los grandes fondos de inversión.

Es evidente que la paciente labor de Guzmán se impuso a la arrogancia de los acreedores, que cuentan con una amplia red de repetidores mediáticos de sus intereses. Los "lobos de Wall Street", como son mencionados en algunos medios, tuvieron que aceptar las condiciones de negociación planteadas por el ministro.

Cada uno de los grupos acreedores presentó una contraoferta por escrito teniendo en cuenta la sustentabilidad de la deuda, la reducción de la tasa de interés y la extensión de los vencimientos. O sea, la línea conceptual de la renegociación presentada desde el primer momento por Guzmán.

El avance de las conversaciones en estos días no es con el valor de la oferta piso de Guzmán, que deliberadamente fue muy bajo, ni el del techo de los acreedores, que era elevado. Así son este tipo de negociaciones.

La firmeza de Guzmán, en caso de cerrar el acuerdo en un valor total de 52 dólares, implicaría un alivio de 33.800 millones de dólares respecto al valor de canje pretendido inicialmente por los acreedores.

7. La cuarentena es la más larga del mundo y está destruyendo la economía.

Medios y periodistas opositores siguen repitiendo una sentencia que no se verifica en la realidad. Casi todo el país no está en cuarentena como la que se registra en el Área Metropolitana de Buenos Aires.

No hay una sola cuarentena sino varias . A partir de datos que elabora Google, la consultora PxQ de Emmanuel Álvarez Agis concluye que la movilidad de las personas en la Argentina está por encima de la que se registra en países vecinos para el caso de los traslados a lugares de trabajo, movimiento en estaciones de tránsito y locales de comidas y farmacias.

Quienes proponen el rápido reinicio de la actividad económica a partir de la necesidad social de recuperar la deseada normalidad pasada aseguran que la cuarentena generó la crisis. No es así. El coronavirus fue el que provocó la fulminante alteración del funcionamiento de la economía.

Con o sin cuarentena, más estricta o más flexible, el colapso de la economía ya es inevitable . La pandemia provoca que los comercios no puedan abrir y, si abren, vendan poco y nada. Además que las industrias funcionen a media máquina. 


Las diferencias entre una y otra estrategia es la cantidad de muertos. Con una política sanitaria preventiva, es menor, mientras que con una laxa, es mayor.

El último informe de proyecciones 2020 del FMI expone con frías cifras que economía o salud es un falso dilema. Hay diferencias de pocos puntos porcentuales de caídas del PIB en los países, desde el 12,8 por ciento de España e Italia, pasando al 9,9 de Argentina y 9,1 de Brasil, hasta el 8,8 de Estados Unidos y 7,8 por ciento de Alemania.

La diferencia no es en la evolución estimada del Producto, sino que aparece a la hora de contar fallecidos por la pandemia . Proteger la salud no interfiere con el desarrollo económico, lo promueve.

Tóxicos

 

El Estado está recobrando su importancia como ordenador social y proveedor de servicios básicos y esenciales a la población, como es la salud pública.

Aparece como un actor relevante para evitar quiebras masivas de empresas y bancos.

Se presenta como el protector del trabajo y, por lo tanto, de los trabajadores, como así también de los grupos sociales desplazados del circuito productivo y de consumo tradicional. Hace mucho y puede hacer más y mejor. En ese espacio debería estar el centro de la controversia y las tensiones políticas, eludiendo la vía inconducente entre más o menos apertura comercial e industrial en el AMBA mientras el virus circula con intensidad.  

Por unos días, en la primera etapa de la cuarentena, daba la impresión de que había un cambio de clima social y político. Había miedo y el primer shock generó la fantasía de que los medios de comunicación tóxicos dejaban de serlo. Incluso se promovió una edición de diarios de papel con una tapa igual que convocaba con la frase "Al virus lo frenamos entre todos. Viralicemos la responsabilidad".


Hubo comunión entre trabajadores y empresarios acerca de que había que privilegiar la salud en lugar de la economía. Incluso había conversaciones de balcón a balcón de las clases medias que reunían al gorila y al antigorila en un abrazo simbólico.

Los aplausos eran para los castigados y olvidados trabajadores de la Salud. Fue una ilusión.

El espacio público sigue dominado por medios de comunicación de derecha que promueven la anticuarentena y economistas reaccionarios y conservadores que siguen publicitando políticas y teorías económicas que han fracaso en términos del bienestar general. Son esas mismas políticas de ajuste que explican la debilidad de los Estados para atender la emergencia sanitaria.

Entre Vicentin y el impuesto a las grandes fortunas:
LAS INTENCIONES TRUNCAS

A más de cien días, siguen las indefiniciones respecto a temas claves que definirán el escenario de los próximos años.
El poder real libra su batalla en el escenario global de la pandemia que azota al mundo, con los atisbos de Estados que se debaten entre su “razón de ser”, equilibrando pujas distributivas o Asociados al poder real, con la posibilidad cierta de confirmar el discurso transnacional de su ineficacia, inutilidad o necesidad de convertirse en instituciones de gestión profesional, Coaching y gestión de riesgos y crisis.


El gobierno ha fijado fecha para la presentación en el Congreso del impuesto a las grandes fortunas: será el 14 de julio, en cuanto terminen las dos semanas de endurecimiento de la cuarentena en el AMBA anunciadas el viernes por el Presidente Alberto Fernández. Tal vez se postergue unos pocos días, dado que la cuarentena reforzada concluye el 17.

Privilegiar este proyecto implica una admisión tácita de los errores cometidos en la explicación pública de la intervención a Vicentin, y la voluntad de enmendarlos.


El cumpleaños del pequeño Néstor Kirchner

 

La intervención/expropiación de la cerealera santafesina concita aproximadamente las mismas adhesiones y repudios que se expresaron en los guarismos electorales de octubre de 2019, lo cual se debe en parte a la falta de preparación oficial para formular un anuncio del que no estuvieron al tanto con suficiente antelación ni el ministro de Agricultura, ni el Procurador del Tesoro, ni el Inspector General de Justicia y al que se le asignó una importancia desmesurada, sobre la base de frases simples pero de significado impreciso como soberanía alimentaria o empresa testigo. Esta fue una oportunidad que no desaprovecharon los grupos políticos que desde el 19 de marzo estaban buscando cómo golpear a un gobierno cuyas decisiones ante la pandemia le granjearon uno de los niveles de aprobación más altos para el primer semestre en la Argentina post-dictatorial.

En cambio, el impuesto a las grandes fortunas atrae al 70% de la población y es una señal hacia el conjunto del patronato, no sólo hacia una oveja negra enredada en sus propios chanchullos.

En los últimos días se definieron las dos cuestiones que aún seguían pendientes sobre la instrumentación del impuesto, en el que trabajaron los diputados Máximo Kirchner, Carlos Heller y Hugo Yasky, y que dio lugar a consultas con el Presidente y con el ministro de Economía, Martín Guzmán:
  • El piso a partir del cual se aplicará será un patrimonio de 200 millones de pesos.
  • Lo recaudado tendrá asignación específica. 
     
El piso de 200 millones de pesos circunscribe a 11.000 personas la población que será alcanzada por la contribución extraordinaria, es decir el 0,024% del total de lxs argentinxs, lo cual no deja dudas sobre la justicia de la medida.

Los aproximadamente 3.000 millones de dólares que se recauden no irán a paliar el déficit fiscal, como deseaban algunos funcionarios, sino que se destinarán a tres propósitos:
  1. El financiamiento de las inversiones comprometidas por la ley que creó el Registro Nacional de Barrios Populares (Renabap).
  2. La inversión en proyectos gasíferos, tanto de YPF como de compañías privadas, y
  3. Créditos blandos a las pymes, que dinamicen la economía. 

     
El proyecto de ley del Renabap fue inspirado por el Papa Bergoglio y presentado en el Congreso por el radical Mario Negri, la heroína cívica libertadora Elisa Carrió y el diputado de PRO, Nicolás Massot, y fue apoyado por las distintas fracciones del peronismo. Fue promulgado en noviembre de 2018 pero transcurrido un año y medio, no se ha avanzado en su aplicación por falta de los más de mil millones de dólares que debían invertirse por año para expropiar y urbanizar terrenos dentro del régimen de integración socio urbana y regularización dominial. Kirchner incluyó el financiamiento de este programa como prioridad para la asignación de los recursos que generará la contribución extraordinaria. El 14 de julio cumplirá siete años su hijo Néstor. Es también un nuevo aniversario de la Revolución Francesa.

Entre los anuncios presidenciales del viernes, pasó desapercibido lo que dijo del Ingreso Familiar de Emergencia, IFE: se pagará por tercera vez en el AMBA y en Chaco. Es decir, sólo allí y no en el resto del país donde la reapertura de actividades no lo torna imprescindible para la supervivencia. Todavía no está decidido, pero es posible que la restricción geográfica vaya acompañada por un incremento en el monto de la transferencia, que en vez de 10.000 pesos podría llegar a 15 o 20.000.

Selvas de marfil

 

Un par de subcomandantes descienden de sus selvas de marfil para escarnecer al gobierno por lo que consideran un retroceso en el caso Vicentin, y las redes se recalientan con declaraciones de apoyo a la medida, para consumo de lo que Artemio López definió como audiencias redundantes. Esto tranquiliza a las distintas alas de la militancia del send y el enter y no le hace cosquillas a la realidad.


En cambio, el director ejecutivo del grupo, Máximo Padoan, nieto de Máximo Vicentin, aseveró en forma categórica que el plan de rescate del gobernador Omar Perotti “es mucho peor que el DNU de Alberto Fernández”: el Presidente dispuso la intervención por dos meses, el gobernador hasta la conclusión del concurso de acreedores. Por eso, el juez provincial Fabian Lorenzini no lo aceptó e insistió en mantener al directorio en sus puestos, si bien ha empezado a indagar sobre el patrimonio de algunos de sus integrantes.

Son dos visiones excluyentes. O Fernández arrugó, como sostiene la agrupación Animémonos y Vayan, o afinó la puntería y está más cerca del blanco. El gobierno nacional presentó un pedido de reposición ante el propio Lorenzini, y el de Santa Fe reclamó que la causa pasara al fuero contencioso administrativo federal de la Capital, recurso que está a consideración de la jueza María Alejandra Biotti, aquella que impidió que diversos juzgados del interior pusieran freno a los tarifazos del gas en 2016.

Gianfrancamente

 

Biotti también rechazó el pedido del entonces diputado Felipe Solá de inconstitucionalidad del artículo 6 del Decreto N° 1.206/2016 por el que Macrì amplió la posibilidad de blanquear dinero sucio a familiares de funcionarios, causa que ya llegó en apelación a la Corte Suprema de Justicia. Sobre el mismo tema presentó esta semana un proyecto de ley la diputada Graciela Camaño. Solicita dejar sin efecto ese artículo del decreto, “por resultar nulo de nulidad absoluta e insanable por contravenir normas y principios básicos de orden público constitucional”. Sus argumentos son que un decreto reglamentario no puede modificar una ley y que el Poder Ejecutivo ni siquiera por vía de necesidad y urgencia puede legislar en materia tributaria.

Muy cierto, pero desde que publiqué los datos del blanqueo de Gianfranco Macrì, hermano del ex Presidente (622 millones de pesos, que entonces equivalían a 35,5 millones de dólares), se arrastra un equívoco: la autorización para hacerlo no provino del decreto sino de la propia ley. El entonces Frente de Todos, cuyo expositor fue el ex ministro y actual gobernador Axel Kicillof, propuso incluir en la prohibición de blanquear a los familiares de funcionarios hasta el cuarto grado de consanguinidad o afinidad. Esto hubiera alcanzado a toda la parentela: hermanxs, abuelxs, nietxs, primxs, tíxs, sobrinxs, cuñadxs. También Solá y algunos radicales plantearon lo mismo. Pero el oficialismo y el adelantado camaleón Micky Vainilla sólo prohibieron blanquear a progenitores, hijx y cónyuges. Es decir que los hermanos, como Gianfranco, podían hacerlo.

Lo que el decreto reglamentario hizo es permitir que también los familiares excluidos pudieran beneficiarse siempre que demostraran que esos bienes “se encontraban incorporados en su patrimonio con anterioridad a la fecha” en que el familiar directo asumió su cargo. Más útil que derogar el decreto, que en cuatro años ya generó derechos adquiridos, sería averiguar si Franco Macrì, Alicia Blanco Villegas o alguno de los cuatro hijos emancipados de Maurizio se presentaron, lo cual ratificaría la presunción de que aquel fue un decreto con nombres y apellido.

Casus belli

 

También demuestra que el gobierno no desea convertir la intervención a Vicentin en un casus belli con el sector agropecuario y mucho menos con el conjunto del patronato, que es lo que intenta la oposición pura y dura, y privilegiar otros temas que considera más importantes. Pronunciamientos categóricos en favor de la intervención por parte de gremialistas campestres, como el presidente de la Sociedad Rural de Córdoba, el ganadero Pedro Salas, desaconsejan emblocar a todo el sector como enemigo, cuando no lo es. Salas le dio un paseo inolvidable en una entrevista por radio a un vocero del oportunismo propatronal. “Hay que estar alucinado para comparar esta situación con la de Venezuela. ¿Usted sabe que Venezuela importa alimentos?”, le dijo. Nunca esta veleta había recibido semejante sopapo que le hiciera dar varias vueltas en redondo.


Quedan de todos modos muchas preguntas por hacer. Por ejemplo:
¿Alberto no sabía que el anuncio le vendría como anillo al dedo al ala dura del PRO?
No.
¿ Cómo es posible?
El gobernador de Santa Fe le había transmitido que cuando se supiera que el gobierno se haría cargo del rescate del grupo económico transnacionalizado Vicentin, habría expresiones de júbilo en su provincia.
Las reacciones siguieron distintas líneas. En el norte santafesino, donde Vicentin tiene su sede histórica, sus directivos se cuidaron de pagar todos los granos recibidos de los productores y el banderazo tuvo inserción social, lo mismo que en las comunas más prósperas de la Ciudad Autónoma. En la zona de Rosario y el sur de la provincia, donde los hermanos Nardelli y Beto Padoan dejaron un tendal, nadie los considera víctimas de la voracidad estatal.
Otro de los errores fue disponer en el DNU que la expropiación alcanzaría a la sociedad Vicentin SAIC, lo cual implicaría asumir también sus pasivos, en vez de circunscribirse a sus activos.
La relación de Vicentin con el ex Presidente Maurizio Macrì tiene una dimensión oculta que es conocida por los demás actores del negocio de cereales y oleaginosas. La compañía de los hermanos Nardelli y Padoan era el instrumento mediante el cual Macrì intentaba controlar el principal negocio de exportación de la Argentina. Macrì  y sus empresas, no el Estado.

Una de las constataciones más llamativas es que la capacidad de crushing de la cerealera concursada creció en forma notable durante los cuatro años del gobierno de Macrì, pese a que en el conjunto del mercado había importante capacidad ociosa. La producción local de soja ronda los 50 millones de toneladas y el volumen de procesamiento posible es casi 50% mayor. Con capacidad para moler 50.000 toneladas diarias entre sus distintas plantas, Vicentin llegó a representar el 24% de la molienda en el país.

Su expansión se realizó sobre la base de crédito de la mesa de dinero del Banco Mundial, de bancos agrícolas europeos y de bancos locales, comenzando por los públicos (Nación, Ciudad y Provincia de Buenos Aires). El Nación es su principal acreedor y le estuvo practicando reanimación cardiopulmonar financiera cuando sus signos vitales ya se habían extinguido.

Como un vulgar esquema Ponzi, la pirámide se derrumbó en cuanto les Fernández derrotaron a Juntos por el Cambio en las elecciones presidenciales de octubre pasado. Los accionistas de Vicentin habían sido los principales aportantes de la fórmula Macrì-Micky Vainilla. Luego de recibir un último y suculento crédito del Banco Nación, al margen de las relaciones técnicas que sus autoridades estaban obligadas estatutariamente a seguir y de ceder la mayoría accionaria de Renova a la suiza Glencore (entre cuyos accionistas se destaca el fondo BlackRock), Nardelli, Padoan y sus familiares más próximos emprendieron una veloz operación de insolvencia programada, vendiendo y donando propiedades, para no responder ante los acreedores estafados, en la fila donde comparten penas proveedores de granos, trabajadores y bancos. La línea de tiempo elaborada por Berco para sus Brotes Verdes a partir de los datos del expediente judicial no deja lugar a dudas. Tampoco las tienen el Banco Mundial y los otros acreedores internacionales, que pidieron que un juzgado de Wall Street investigue donde fueron a parar mil millones de dólares que desaparecieron de la vista entre julio pasado, cuando Vicentin presentó estados contables rozagantes, y diciembre, cuando se declaró abatida por el stress financiero.


En marzo, cien días después de la cesación de pagos, Gustavo Nardelli fue detenido por la Prefectura, que le secuestró su yate Champagne, cuando navegaba por el río Paraná en violación de la cuarentena, en compañía de una mujer. El yate, de casi 20 metros, está tasado en más de un millón de dólares.

El 4 de diciembre de 2019, el conglomerado se declaró en cesación de pagos, el 6 le ofreció al Presidente electo el 60% del paquete accionario, siempre que permitiera a los Nardelli-Padoan conservar el 40% y eludir la responsabilidad por el ostensible vaciamiento.

En la segunda reunión con los nietos de los fundadores, el ya Presidente Alberto Fernández dijo que, mirando la documentación del caso, le llamaba la atención la cantidad de empresas del grupo familiar. El almirante de aguas turbias Nardelli respondió con displicencia: “Esos son sellos que creamos para contraer deudas”. El cinismo de la expresión ante la pregunta presidencial describe la calaña de su interlocutor.

Estos entretelones no son conocidos por el conjunto de la sociedad, porque Alberto trató de no profundizar la polarización con un sector que en la Ciudad Autónoma y en el centro del país está dispuesto a creer que el Presidente huele a azufre y que su Vice tiene pezuñas.

El Presidente tiene el propósito de narrar esta historia en detalle, en una presentación que haría el martes 30, aunque esto responde más a una necesidad de desahogo ante lo que siente como una injusticia que a una decisión meditada, dentro de un plan mejor pensado que los pasos iniciales. Lo que tiene por delante es un dilema donde cada solución tiene su contra:
  1. Seguir acompañando la alternativa Perotti, aunque por segunda vez las previsiones del gobernador no coinciden con los datos de la realidad, lo cual no asegura el resultado.
  2. Derogar el DNU de la intervención, para no dejar en pie el precedente de que un juez de pueblo puede prevalecer sobre la voluntad presidencial, consignada en un decreto que, mientras no sea repelido por las dos cámaras del Congreso, tiene fuerza de ley. Ambas variantes alimentarían los desbordes interpretativos desde las diversas izquierdas de papel.
  3. Enviar al Congreso el proyecto de expropiación, precisando los activos del grupo que interesan. En este caso, el riesgo es que no haya número suficiente y se repita el rechazo legislativo como en 2008. 
     
Vicentin no debería convertirse en una sinécdoque de la imprescindible reforma institucional que permita conocer y regular el comercio exterior y el trasiego de divisas. Esto vale para todos los rubros centrales de las exportaciones e importaciones argentinas. Al día de hoy, el Estado Nacional no posee una empresa dotada de la tecnología actual que le permita saber cuál es la cantidad exacta de petróleo que extraen las empresas privadas, lo cual no afectaría el dominio provincial de los yacimientos. Aunque cueste creerlo, impuestos y regalías se basan en la declaración jurada de esos grandes mentirosos. Los tratados bilaterales de inversiones, que atan al país al arbitraje de las propias empresas multinacionales en el CIADI o la Cámara de Comercio de París, las leyes de entidades financieras y de  inversiones extranjeras, el control de cambios y la legislación impositiva tienen infinita mayor relevancia que el destino de una empresa particular, por importante que sea. Si nada de eso se emprendiera, daría lo mismo bajo qué bandera quedara tal o cual empresa. La palabra clave en el mundo de hoy es regulación. Tomar el rábano por las hojas no es lo más aconsejable.

Mercado y Estado

 

Mientras el gobierno medita el camino a seguir, tres dirigentes de la primera línea del oficialismo accedieron a un encuentro solicitado por cinco capitostes del empresariado, en el que se abordaron con franqueza las perspectivas de la relación entre el peronismo en el gobierno y el patronato.  De un lado se sentaron:
  • Un ministro del Poder Ejecutivo,
  • Una autoridad política del Frente de Todxs y
  • Una representación institucional del Congreso de la Nación.
Del otro, formaron:
  • El líder de una de las más antiguas cámaras patronales, que observa con más interés que nadie lo que sucede con Vicentin y no porque le preocupe el interés nacional;
  • Un banquero representativo de buena parte de sus colegas locales, que ha sido convencido oficialista con todos los gobiernos que se sucedieron desde 1983;
  • Uno de los grandes petroleros con intereses en Vaca Muerta;
  • Un gran constructor que pasó una semana detenido en la Encuadernadora del Doctor Glock, hasta que confesó haber pagado para que el Estado le cancelara deudas por obras realizadas, y
  • Un inversor en emprendimientos energéticos, de intrincada relación con el ex Presidente Maurizio Macrì y sus negocios.
La autoridad política dijo que el gobierno necesita empresas privadas fuertes, que contribuyan al crecimiento y a la creación de empleo, pero que los hombres de negocios necesitan de un Estado fuerte que fije y haga cumplir reglas del juego.

Uno de los asistentes del otro bando expresó entre cuatro paredes la preocupación que el macrismo vocifera en público acerca del respeto oficial por la propiedad privada.

Si tuviéramos vocación por avanzar sobre la propiedad privada hubiéramos planteado la expropiación de Cargill, no de Vicentin, que es un agujero negro de deudas y estafas —fue la respuesta.

Sería excesivo decir que hubo grandes coincidencias o que se llegó a acuerdos de algún tipo. Pero la apertura de canales de diálogo es en sí significativa.

Sobreactuaciones

 

Siempre existe el riesgo de sobreactuaciones, como el encomio presidencial al testaferro del ex Presidente Maurizio Macrì, Marcelo Mindlin, ofensivo para quienes denunciaron y combatieron la promiscua relación de este tipo de hombres de negocios con el poder político capturado por sus pares.

Alberto lo describió como un empresario nacional que invierte en el país, sin mencionar que entre las distintas empresas que figuran a su nombre, encabeza la lista de quienes mayores activos externos han formado durante los cuatro años del macrismo, con 1.600 millones de dólares, repartidos entre Pampa Energía, Petrobrás, Transportadora de Gas del Sur y Edenor. Mindlin, quien blanqueó 44 millones de dólares en 2017, figura como comprador de la empresa familiar de los Macrì, IECSA, pero la investigación del fiscal Franco Picardi determinó que la venta fue simulada y que Mindlin es socio de los Macrì en una compañía offshore establecida en el Estado norteamericano de Delaware, que a su vez es accionista de SACDE (el nombre con que renació IECSA, para que se perdiera mejor el rastro, una costumbre inveterada de los Macrì en sus negocios en todo el mundo). Esa empresa se llama Emes Energía Argentina LLC. Emes son las iniciales de Marcelo Mindlin y Maurizio Macrì. Tampoco la veracidad de la transferencia previa de Franco Macrì a su sobrino Angelo Calcaterra estuvo libre de sospechas. Se realizó en 2007, días antes de que Maurizio Macrì asumiera como alcalde porteño, para evitar ostensibles conflictos de intereses. Franco Macrì denunció que entre sus hijos y sus sobrinos lo habían despojado de la empresa que creó y la familia se enzarzó en una disputa judicial. Los hijos pidieron que se declarara demente al padre. Cuando murió, Maurizio Macrì dijo que había sido parte de un sistema corrupto. Ése no es el modelo empresarial en el que pueda basarse el futuro argentino.

Fernández alega que fue él quien dispuso que se investigara quiénes formaron activos externos. Además, Mindlin fue el primero que aceptó sin protestar la desdolarización de las tarifas. Cuando, además, el gobierno las congeló, recurrió a Fernández para explicarle que estaba en medio de una inversión de 350 millones de dólares, en la principal central térmica nueva. El presidente le repuso que la terminara con los fondos que sacó del país. Es la central que el Poder Ejecutivo inauguró por videoconferencia, desechando la propuesta de Sergio Massa de asistir en persona.  En sus breves palabras, Fernández trazó una comparación tácita con Vicentin. En este caso no hubo agujeros negros en la contabilidad de los bancos públicos, dijo. 
 
Bien dicho. ¿Alcanza? Creo que no.

En 1981, la SIP otorgó un premio a la libertad de expresión a Jacobo Timerman. Durante la asamblea de la organización donde se entregó el premio, el subdirector de La Nación, Claudio Escribano, pronunció un discurso descalificatorio del colega perseguido y despojado por la dictadura militar. “No te pedían tanto, Claudio”, le respondió Timerman.

LA ÚLTIMA VEZ
La redistribución debe ser previa al crecimiento, para definir el perfil productivo


Objetivos

Cuando comenzaron las negociaciones para la reestructuración de la deuda con los acreedores privados el Presidente Alberto Fernández estableció tres objetivos clave:
  • No someterse a la elaboración de un plan económico que implicase políticas de ajuste.
  • Que sea un plan sustentable, en el marco de lo planteado en el punto anterior, lo que significa no realizar un arreglo que lleve a futuras refinanciaciones por ser incumplible, y que no altere un sendero de desarrollo de la economía nacional.
  • Dejar las bases construidas para que se cierren los ciclos de endeudamiento de la economía argentina.
Este tercer objetivo merece una detenida reflexión, pues supone un cambio de época. Los ciclos de endeudamiento han sido el rasgo característico de la época del neoliberalismo. Deuda y fuga. En ritmo vertiginoso y catastrófico, los gobiernos que promovieron la apertura financiera, las políticas de consolidación y ajuste fiscal y la libertad de mercado como funcionamiento predominante de la actividad económica, provocaron el estancamiento, la regresividad distributiva y el endeudamiento. Mientras que aquéllos que asumieron con la vocación de disminuir la desigualdad y construir una Argentina con producción diversificada, tuvieron que lidiar con los compromisos externos contraídos por el bloque concentrado y financiarizado.


El giro del debate que pretenden hacer los economistas ortodoxos, los cuales respaldaron las políticas de liberalización y desintervención estatal, persigue enmascarar el verdadero problema que tiene el actual gobierno nacional y popular.


Maniobran la discusión respecto al origen del endeudamiento, a su total improductividad, y sin ninguna contrapartida en términos de algún activo que lo justifique. Esta deuda es un pasivo sin existencia de ninguna obra, bienestar popular o ampliación del aparato productivo. ¿Dónde están las divisas que se deben? Se fugaron. Sin embargo, el enmascaramiento desplaza el debate sobre lo ocurrido:  si el gobierno negocia bien o mal la reestructuración del endeudamiento que dejó el neoliberalismo de Cambiemos. Para ellos el arreglo resulta un tema excluyente, y lo argumentan sobre la base de recomponer el acceso a los mercados internacionales de crédito. ¿Para qué? Para volver a endeudarse y vivir otro ciclo de apertura y fuga. Por eso desesperan en rogar al gobierno que no sea firme frente a los acreedores, y postulan que lo único conveniente es acceder a sus demandas.

El Estado

Las preocupaciones del Frente de Todos pasan por otros meridianos: cómo reconstruir una política de crecimiento autónomo, desarrollo, construcción de igualdad. Este proyecto requiere de la intervención del Estado, que ponga fin a la autorregulación mercantil.

La etapa histórica es diferente, pero hay una discusión necesaria en términos del proyecto que hizo posible varias fases de industrialización del país: la sustitución de importaciones. No para su reiteración, sino para pensar desde esa experiencia concreta la construcción de un proyecto económico social hacia el futuro.
María da Conceicao Tavares en su valioso texto De la sustitución de importaciones al capitalismo financiero, describe que durante la primera etapa de la sustitución de importaciones, la expansión de la economía residía en tres frentes: una mayor utilización de la capacidad instalada productiva, la producción de mercancías relativamente independientes del sector externo y la puesta en funcionamiento de empresas que producían bienes que previamente se importaban.



La dinámica descripta puede seguir hasta el límite del aprovechamiento máximo de los recursos internos. Ese aprovechamiento está condicionado a la existencia de divisas que sostengan la importación de bienes intermedios y maquinarias que participan en la producción de los bienes que sustituyeron a otros que antes se importaban. Dice Tavares que “la pauta de importaciones tiende a perder toda su flexibilidad, antes que el proceso de desarrollo haya adquirido suficiente autonomía por el lado de la diversificación de la estructura productiva» y advierte que «el proceso podría seguir mediante una selección rigurosa de divisas”. La autora hace una lectura crítica del proyecto de desarrollo por sustitución de importaciones de carácter piramidal, que comienza sustituyendo los bienes de consumo para avanzar “aguas arriba” hasta la producción de bienes de capital. La restricción externa sobrevendría previa e inevitablemente. Para Tavares la continuidad de una política de sustitución requiere de una posibilidad de previsión y decisión autónomas que sólo le son posibles al Estado, a algunos empresarios innovadores, o a la asociación de ambos. Pero advierte que en el caso de las inversiones de base, estas deben producirse —para evitar la restricción externa— con cierta simultaneidad con las distintas etapas de sustitución, y que las mismas requieren de decisiones gubernamentales, ya sea que el Estado las emprenda en forma directa, ya sea que las delegue en el sector privado.
Estas reflexiones de la intelectual brasileña llevan a desechar la idea de la inversión privada sin direccionamiento estatal como posibilidad de desarrollo, y más aún, del posible rol de los movimientos de capital financiero de corto plazo para financiarla. Privada, pública o mixta, las mismas surgen de la dirección del Estado del proceso económico.


En el régimen de sustitución de importaciones no sólo resulta necesario el impulso de la demanda mediante una mejora en la distribución del ingreso, ni tampoco alcanza  combinarla con una dinámica de crecimiento, sino que requiere de la dirección estatal que modifica los tiempos y los escalones del proceso productivo. Esa intervención no sólo requiere ser hecha en función de dilatar los problemas de falta de divisas, ni tampoco solamente para impulsar las industrias más complejas productoras de bienes de capital, sino también para garantizar una distribución del ingreso que resuelva un significativo cierre de la brecha de desigualdad, lo que provoca una producción de bienes de orden diferente a la de una sociedad con el ingreso concentrado. La redistribución debe ser previa al crecimiento porque si no el perfil productivo queda definido con carácter desajustado si la primera se efectúa con posterioridad. Los bienes que se producen para una distribución no son los mismos que para otra, ni cualitativa, ni cuantitativamente.


Al revés de como dicen los liberales para justificar las políticas de austeridad, no se trata de agrandar la torta para después distribuirla, sino lo contrario: distribuir mejor la tortita chica, para garantizar el crecimiento. Después habrá una torta más grande. Usando el lenguaje de la gente de a pie, como en estas épocas se acostumbra decir, para evitar el uso del concepto de pueblo, sancionado como anacrónico por los creyentes en el fin de la historia. La prioridad de la obsesión por el crecimiento, como variable fundamental del estudio de la economía, no se corresponde con la tradición clásica. Decía el economista más eminente de los fundadores de la disciplina, David Ricardo, que “determinar las leyes que regulan esta distribución (de rentas, beneficios y salarios) es el problema principal de la economía política”.


Los clásicos no omitían la real discusión que ocupa a la sociedad respecto de la economía: la disputa del ingreso. El modelo de crecimiento depende de quién tenga la hegemonía de poder para elegir uno u otro tipo de desenvolvimiento económico. En épocas de la financiarización, la valorización financiera es la forma mediante la cual, con la apertura financiera, el capital especulativo promueve las liberalizaciones para garantizar un vertiginoso ida y vuelta de fondos que extraen rentas con consecuencias de estancamiento económico y redistribución regresiva de ingresos y riquezas.


Final del juego


El valor del objetivo de establecer las condiciones que cierren el camino a nuevos ciclos de endeudamiento es el instituir las bases de una legalidad que evite que la Argentina vuelva a sufrir las políticas ortodoxas de fuga-deuda-cinturón fiscal. Esa institucionalidad tiene como insumo indispensable las otras dos condiciones que Fernández destacó. También depende de reconstruir una política de desarrollo. Esa política implica la recuperación de estrategias de sustitución de importaciones, engarzadas con otros dispositivos, en los cuales el papel estatal es más relevante.



Cuarenta años después del texto de Tavares, las condiciones de un proyecto nacional, popular y democrático de desarrollo no devienen sólo de su crítica, que planteaba la necesidad de la autonomía de la inversión en la industria de base respecto de la demanda sobre la misma, que implica la decisión estatal de organizarla. El desarrollo tecnológico, que se da en el contexto de una gran disparidad entre el centro y la periferia, acentuó las condiciones de dependencia de las naciones del segundo carácter. Dependencia es otra palabra que intentó ser archivada en el anticuario cuando hoy adquiere una vigencia dramática. Su determinación  mutó desde la posesión, por parte de los países centrales, de la industria de base —que ocupaba ese lugar hace unas décadas— al dominio de la tecnología por esas naciones desarrolladas. La deslocalización productiva primarizó y maquilizó la industria de los países subdesarrollados. El capital privado concentrado no resuelve esta situación en esos países periféricos. Su perspectiva es la reproducción de las especializaciones que sostienen la condición dependiente. Sus empresas articulan, en cadenas globales, las producciones nacionales en los eslabones más atrasados tecnológicamente. A su vez, se engarzan en la valorización financiera y las maniobras de precios de transferencia y fuga de capitales.

Más que ayer, hoy la condición del desarrollo tecnológico propio requiere de un complejo científico-tecnológico estatal con un presupuesto y un programa que se plantee la transformación productiva. Ese objetivo requiere de una participación decisiva del Estado en la decisión de lo que se va a producir en el futuro. El desarrollo con estas características no deviene como resultado de la autorregulación del mercado.

La apertura indiscriminada es incompatible con estos objetivos de independencia. Los dólares resultarán indispensables para emprender ese cometido de autonomía nacional. Una nueva gestión como la de Macri rifaría en cuatro años el esfuerzo que se podría emprender en veinte.

De allí la necesidad de una reforma institucional de fondo en los textos legales que evite que se produzca lo que ocurrió entre 2015 y 2019. Cambio en el régimen financiero, modificación en la legislación de inversiones extranjeras, régimen cambiario y de movimiento de capitales regulado, intervención del Estado en el comercio exterior, reforma tributaria. La pandemia ha revelado la injusticia neoliberal y tiene la conducción efectiva del gobierno de la grave coyuntura, abriendo la posibilidad para una organización adecuada de las transformaciones imprescindibles para hacer realidad la postulación más drástica de Fernández para salir del default en que dejó el gobierno UCR-PRO al país: que la presente reestructuración ponga fin a los ciclos de endeudamiento de la Argentina contemporánea.

Pese a que los imbéciles, frente a la evidencia que destruye sus relatos mentirosos, insisten en “infectaduras” y campañas mediáticas que intentan instalar la inutilidad de las cuarentenas rígidas, el número de muertos a ambos lados de esta nueva grieta pandemica globalizada, da cuenta de lo contrario, y además los datos y proyecciones del crecimiento de la economía mundial advierte que las caídas de los PBI de los Estados no esta asociada directamente a la mayor o menor dureza con que se insta a las ciudadanias a disminuir el ritmo y la intensidad de sus actividades y advenga a movilizarse lo menos que le sea posible para no contribuir con los contagios masivos que colapsan los sistemas de salud no preparados para atender a todos. 

 

En nuestro país, como en todos los países que está sufriendo la pandemia del COVID-19, a instancias de los misiles mediáticos de los grupos que ya conocemos, se alimenta el debate salud vs economía.


El gobierno, en su primer etapa de la lucha contra el contagio masivo, ha recibido un fuerte apoyo a la medida de cuarentena total por parte de la ciudadanía. En ese sentido, su eslogan de cabecera “la economía puede esperar, la salud no” (o el más directo “preferible a que se pierdan algunos puntos del PBI a que se pierdan vidas”), ha resonado intuitivamente en la opinión pública casi sin encontrar opositores que se animaran a oponerse a semejante verdad del sentido común.

Pero, como era de esperar y no hubiese sucedido de ninguna otra manera, los medios de comunicación y los sectores del poder económico transnacional y financiarizado comenzaron a alentar las voces de enojo, cansancio y crítica ante la cuarentena total.


Los grandes empresarios consideran a los problemas económicos que ella desatará más problemáticos que el efecto del coronavirus. 
 
La cuestión es tremendamente compleja, como demuestra lo que sucede en países que, siempre ávidos por elogiar lo externo y desconocido, con el que argumentamos los deseos de lo que no es en el escenario Nacional, pero que envidiábamos en las ilusiones de creerlos superiores y modelos a seguir. A pesar de todos los avances tecnológicos y nuestros satélites oteando en los confines de nuestro sistema planetario, los gobiernos occidentales han terminado usando el recurso más arcaico contra las pestes: el obligar a la población a quedarse en sus casas.

La acción monetarista inmediata de los Estados pone en evidencia la falacia del financierismo en tanto no se necesita de los capitales golondrinas o de los fondos buitres y especulativos para generar divisas en tiempos de guerra y producir una base de redistribución y acumulación moderada que se prepara para relanzar la economía cuándo los efectos de la pandemia hayan menguado.
Obviamente, los grupos de banqueros y grandes empresarios, alienados en Davos y el selecto Club Bilderberg, han comenzado a instalar por medio de los instrumentos del Lawfare que tan aceitado tienen, las propagandas mediáticas y presiones lobystas y judiciales en los distintos Estados para que, la falacia de la dependencia financiera no sea expuesta de manera que la postpandemia produzca una realidad que prescinda cada vez mas de sus intrumentos de especulación y ganancia fácil. 

 
Si la crisis de las hipotecas subprime generó una oleada de recesiones mundiales, La deuda acumulada por los grandes Capitales coloca frente al abismo de la crisis global a todo el sistema financiero transnacional dirigido desde Wall Street y la FED.

Aunque los voceros del Capitalismo financiero insisten en advertir sobre la manipulación del temor público atento a los encierros, a los que sitúan en el plano de la confrontación política e ideológica, no de intereses económicos, discurren por los mismos caminos de manipulación de los temores para intentar introducir la idea de abismos y cataclismos impredescibles si se sigue alimentando la idea de una economía reducida a sus mínimas expresiones y vuelta a los mercados locales y Nacionales para sostener la vida y la salud de sus ciudadanos.

Ni Carlos Marx, en sus días revolucionarios más afiebrados, imagino que el capitalismo iba a ser jaqueado simultáneamente por una crisis de su consumo y por una crisis de su producción. Y esto impide que las recetas de arrojar dinero por el helicóptero (en realidad, ahora un delivery electrónico a la tarjeta bancaria) ya baste para reactivar a la economía. Si los empleados se quedan en sus casas, no hay nadie que produzca, y no hay forma de que ese dinero vaya al consumo reactivante de la producción. Cada uno de sus ciudadanos pasan a experimentar el destino del Rey Midas -en una democratización negativa- lo que no puede sino empezar como desabastecimiento y terminar en una hiperinflación.” (El gurú Luis Tonelli, como ejemplo … (https://mundopoliticodiario.com/la-nueva-grieta-salud-y-economia/ )

El debate entre epidemiólogos y economistas esta siendo utilizado por cada uno de los bandos que tensan las decisiones, y en realidad, como siempre que chocan valores contrapuestos, la respuesta será política, y dependerá en buen grado, de como el poder real se vea tal y como es, deshumanizado y atento solo a los números que ata la vida a las finanzas.


Daniel Roberto Távora Mac Cormack

















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