Martes 23 de Junio de 2020

MIEDOS, DECISIONES Y PARTICIPACIONES ...

La pandemia del coronavirus está teniendo un profundo impacto en América Latina, con un costo humano sobrecogedor. Estamos ante una triple crisis sistémica –sanitaria, económica y social— que representa la amenaza más grande que han enfrentado nuestros países desde hace casi un siglo.



América Latina sufre ya la muerte de más de 65.000 habitantes y la amenaza de un aumento de la pobreza de 30 millones de personas, de la inseguridad alimentaria en más de 5 millones de familias y la pérdida de 12 millones de empleos. Un panorama extremadamente preocupante.


Se dice que el virus no discrimina, pero esto es solo verdad en parte porque el Covid-19 no afecta a todas las personas, ni a todos los países por igual. La realidad es que esta crisis profundiza las desigualdades estructurales de América Latina y que, si bien todos los países del mundo tienen la misma capacidad de enfermarse, no todos tienen la misma capacidad de curarse del inmenso impacto que tendrá la pandemia en nuestros sistemas sociales y económicos.


En los mal llamados países “de renta media” hay menos personal médico per cápita, sistemas de protección social más débiles, mayores porcentajes de trabajadores informales (casi el 50% de la fuerza laboral en América Latina), mucha más población en pobreza y en riesgo de caer en ella, y mayor fragilidad de nuestras micro y pequeñas empresas.


Sobre todo, hay menos capacidad de implementar paquetes económicos de contingencia de gran magnitud, tanto por contar con menos espacio fiscal, como por las limitaciones de nuestros Bancos Centrales para jugar un papel activo en los mercados de deuda y controlar el aumento de nuestros costos de financiamiento. Además, los flujos de inversión extranjera están yendo en la dirección contraria tras una enorme fuga de capitales y caída de las remesas.


En definitiva, la situación de los países de renta media es doblemente complicada. La contracción económica esperada es de magnitudes similares a la del mundo desarrollado, pero no hay la misma capacidad de financiar una respuesta a la altura de las circunstancias.


El Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y los bancos de desarrollo regionales, han comprometido recursos para tratar de reducir estas brechas de financiamiento. Sin embargo, todo apunta a que poseen una suma insuficiente para lo que se avecina. El G20 pidió medidas extraordinarias (como la moratoria en el pago de intereses), pero estas han ido dirigidas solo a los países más pobres, lo que si bien es loable excluye -como ya decía en un artículo que publiqué en el mes de marzo en estas páginas- a los países de “renta media”, que representan  un tercio del producto bruto del planeta, el 75% de la población mundial y el 62% de sus pobres.



En primer lugar, dotar de más recursos al Fondo Monetario Internacional y a los bancos de desarrollo para que puedan proveer una financiación suficiente, tanto de corto como de largo plazo, por medio de líneas de crédito novedosas, flexibles y rápidas y con propuestas para el manejo de la deuda y su sostenibilidad.


Esta financiación debe permitirnos proteger a la población vulnerable de la pobreza y el hambre, salvaguardar el tejido empresarial y el empleo, fortalecer los sistemas de salud y la educación, y evitar retrocesos en la equidad de género. También debe ayudar a realizar las inversiones necesarias para retomar un crecimiento sostenible e incluyente, capaz de aprovechar las enormes oportunidades que ofrece la sociedad del conocimiento, la innovación, la sostenibilidad y las nuevas tecnologías.


En segundo lugar, abrir un espacio de reflexión con los mercados financieros y los organismos internacionales sobre la necesidad de incurrir en mayores déficits fiscales y tasas de endeudamiento para salvaguardar nuestra solvencia a largo plazo. Lograr claridad sobre los criterios, indicadores y la temporalidad de esta “nueva normalidad” sería un paso importante para navegar la incertidumbre que nos rodea.


El mundo no puede darse el lujo de dejar de lado a nuestros países y arriesgar una espiral de contracción que perjudique a un tercio de la economía mundial y genere una crisis humanitaria que afecte a más de 5.000 millones de personas.


Si el multilateralismo es un instrumento de la paz y un facilitador de la justicia, este es quizás el momento más crítico que ha tenido desde su creación en la posguerra. El tiempo apremia y debemos actuar ya. Cargamos sobre nuestros hombros el peso de la historia.


Rebeca Grynspan Mayufis (política y economista costarricense. Es secretaria general de la Secretaría General Iberoamericana desde el 1 de abril de 2014, ​ elegida por unanimidad en la reunión extraordinaria de ministros de Relaciones Exteriores celebrada el 24 de febrero de 2014 en la Ciudad de México D.)


Jorge Asís afirmó recientemente en las redes que el presidente Alberto Fernández no sabe cómo terminar con la cuarentena y ni cómo entrar en Vicentin. Creo que esa frase, bien construida por un novelista, se deja llevar por el narcisismo del escritor de ficciones, pero en la realidad los argumentos en que se basa son falaces...


Por empezar, la cuarentena disminuye la posibilidad de que nos encontremos con el virus. Y al no verlo ni saber con precisión por dónde anda, salvo cuando ataca en masa a la población aglomerada, conseguimos una protección que no obtenemos por ningún otro medio disponible. Y en Argentina, en sectores clave, el número de casos viene aumentando significativamente.

Se equivoca el escritor, porque la cuarentena no continúa ni termina por la voluntad de nadie, por más imprecaciones a Dios que se hagan. La cuarentena está sujeta a la evolución del virus en la comunidad. Es un modo de prevenir la enfermedad y cortar la cadena de transmisión del Corona virus, cuya difusibilidad y capacidad de contagio es muy alta. Por lo tanto, cómo terminar la cuarentena no depende de Alberto, quien ya dijo desde el principio que la prioridad en esa lucha la tiene la vida, y para sostener la vida lo mejor es postergar el contacto con el virus y si fuera posible no tenerlo nunca. Y a eso tiende la cuarentena.

La frase de Asís parece referirse a un vacilante presidente y ello, a mi criterio, está lejos de la realidad.

No son las vacilaciones del Poder Ejecutivo las que prolongan la cuarentena. Es la esencia del virus, su patogenicidad y capacidad de contagio, lo que mantienen en vilo a la sociedad, entrando y saliendo del aislamiento según el momento de la epidemia que se esté pasando.

Todo depende de la capacidad de observar las normas de aislamiento en la sociedad. Si la población se expone al contacto persona a persona en aglomeraciones o reuniones cuyos integrantes desconocen el estado de portadores eventuales del virus, el contagio se producirá y, con él, el aislamiento forzoso o la eventual hospitalización del contagiado.

En concreto, la cuarentena en Argentina tiene mala prensa y está traccionada en su desprestigio por motivaciones de la antipolítica, o por parte de los que no se contagiaron creyendo en una inmunidad absolutamente azarosa. En ese caso, más que pensar en uno que puede estar sin la enfermedad y sin ni siquiera ser un portador, hay que pensar en lo colectivo, en todos los otros que están expuestos y son susceptibles, o sea sin defensas al tomar contacto por primera vez con el virus. Colaboramos con el todo cuando cuidamos la barrera natural contra la introducción del virus en cada uno de nosotros

Respecto de no saber cómo entrar en Vicentin, es también una información falaz toda vez que hay ya un interventor y un subinterventor, que el Estado nacional designó y que están sentados en la mesa de la presidencia de la empresa. Por lo tanto, la estrategia territorial basada en lo jurídico ya tuvo lugar, y el Estado entró en Vicentin y será a partir de ahora quien maneje la empresa.

En cuanto a los fundamentos jurídicos de la decisión, la expropiación como medida de utilidad pública deberá esperar la sanción de la ley para que el Congreso legitime con su voto la voluntad política del Poder Ejecutivo.

El riesgo mayor que antes de la intervención corría el conglomerado de empresas que es Vicentin, era su quiebra, fragmentación y depreciación, a favor de otras empresas del sector que aprovecharán para eliminarla como una de las principales competidoras en la exportación de granos.


La razón a favor de la expropiación es que el Estado recuperará, como los otros acreedores, una parte o el total de sus acreencias, y comenzará a operar como productor y exportador en el mercado exterior.

En 1946 ya Perón nacionalizó todo el comercio exterior, que es de donde provienen las divisas con las que la Nación argentina podrá crecer y paliar las múltiples carencias que hoy padece.

Es bueno preguntarse qué no va a intervenir el Estado si la ley y la Constitución Nacional lo amparan, si es uno de los mayores acreedores a través de los bancos oficiales que actuaron como apoyo financiero más que generoso de Vicentin, y si el lugar expectante que deja la empresa puede mejorar además la performance exportadora de la Argentina en detrimento de aquellas otras empresas que verán en su copamiento la ampliación de un próspero negocio. 
Osvaldo Pellin (Doctor en medicina, periodista y legislador neuquino.)

Argentina es uno de los países que menos deterioro registra en las proyecciones 2020 de los organismos internacionales incluso en comparación a países que solo priorizaron la economía. En las proyecciones realizadas por el Banco Mundial, el PBI de la región se contraerá 7,2% en el corriente año. Perú encabeza el ranking de caída con 12% seguido por Brasil con 8%. Para Argentina, proyectan una disminución de su actividad del 7,3%, cercana al promedio regional, describió la Universidad de Avellaneda (UNDAV). 


La economía interna del país retoma su actividad luego de que en marzo y abril se registrarán fuertes contracciones y se aplicase el Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio. A finales de mayo, la construcción se encontraba habilitada en un 88%, mientras que el índice para la industria fue de 81% y el del comercio 75%.



Para el análisis de los datos, UNDAV estudió la habilitación por sector de actividad de cada gobierno provincial en el mes de mayo, es decir, las excepciones al ASPO que fueron incluyendo. Los sectores con mayor proporción del empleo en el país, por fuera de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires – donde los servicios son una parte importante-, son la Industria, el Comercio y la Construcción.


Comenzando el análisis por la Construcción, en el mes de mayo, la mayoría de las provincias tenían habilitadas las obras públicas y privadas registrando el mayor grado de apertura a nivel sectorial, alcanzando casi el 90% en el país. En abril, el Índice Sintético de la Actividad de la Construcción había caído un 75,6% de forma interanual, en mayo se espera una mejora dada la apertura. Por otro lado, la industria, que sufrió una fuerte caída en el mes de abril, habiéndose habilitado el funcionamiento en más del 80% de su totalidad. El sector registró una caída del índice de Producción industrial del 33,5% en abril, también en mayo se espera una mejora del indicador. El comercio es el sector más golpeado teniendo habilitado para funcionar solo el 75% de las actividades del sector. Cabe destacar que la apertura en cada provincia difiere mucho en esta actividad, y que muchas provincias, a pesar de habilitar la atención, lo hacen de manera parcial con horarios limitados.


La movilidad en áreas laborales ya se posiciona solo 22% debajo de la etapa preliminar. Desde distintos espacios políticos aumentaron las críticas a la expansión de la cuarentena a través de la teoría de que la Argentina iba a lograr la “cuarentena más larga del mundo”. Este tipo de mensajes, exponen una cierta falta de Federalismo ya que la aplicación del ASPO se realizó estudiando la evolución de casos en cada provincia, permitiendo la apertura de distintas actividades y logrando en mayo una reactivación del 67% del empleo.


Además, desde UNDAV destacaron que casi 9 de cada 10 hogares reciben algún tipo de transferencia del Estado Nacional. El Programa de Asistencia de Emergencia al Trabajo y la Producción alcanzó al 42% de las empresas a través de sus distintos beneficios. Dentro del programa, el Salario Complementario alcanza al 36% de las empresas, cubriendo una buena proporción del total que se encuentra afectado. El IFE se encontró concentrado en las provincias con mayor presencia de informalidad, desempleo y beneficiarios y beneficiarias de AUH. La importancia de un ingreso básico para estas familias, contribuye de manera directa al cumplimiento de la cuarentena, evitando la propagación del virus, tomando como referencia las situaciones de Perú y Ecuador.  Entre los nuevos programas de protección social y las jubilaciones y pensiones, el 89% de la población vive en hogares que perciben por lo menos una transferencia del Estado. El apoyo y la presencia estatal en situaciones de crisis como la que atraviesa el país, es vital para garantizar ciertos derechos básicos


Hay cuestiones que por mera obviedad no deberían dar lugar a discusiones y disensos y sin embargo se discuten. Hay cuestiones que no admiten en el razonamiento inteligente que se funde en los datos disponibles y en los hechos que se suceden por obra de los actores sociales que toman decisiones y los que cumplen su parte en el armado de la realidad tal y como se expresa diariamente.

Los muertos no pueden sostener ninguna economía en alza y ningún desarrollo sostenible y sustentable. El ansía por abrir negocios y reiniciar actividades choca con la realidad de un virus que enferma y mata y produce de suyo, mas allá de cualquier disposición de gobierno, menor circulación de personas y menor actividad y consumo.

La falsa disputa entre economía y salud se instala como escenario en reemplazo de nombrarla como correspondería al choque de intereses que representan las posturas en defensa de cada una de las oposiciones en la falacia argumental … Los que están a favor de la economía están a favor de su posición individual o familiar en una estructura social jerárquica y que reparte mal las riquezas, pero que les tiene en una posición expectante o semi-buena sino buena o privilegiada respecto al conjunto o mayoría de la sociedad.

Su temor es caer en esa gradación … descender escalones en su estatus social y en su posición económica.

Del otro lado, los defensores de la salud también defienden intereses, algo mas solidarios y colectivos, pero tampoco tantos en tanto dependen de la voluntad ciudadana que se expresa cada tanto en los votos, pero que en crisis como estas pone en evidencia las falencias del sistema de representaciones que encarnan y el incumplimiento de tanta necesidad postergada alimentando un sistema económico que colisiona con la idea de bienestar general, en especial en el tema de salud.


A ambos lados de esta falsa disputa … el ciudadano de cualquier clase social, defienda una posición política o ideológica determinada o se muestre prescindente de estas, vive en su día a día el miedo de enfermarse y morir tanto como el miedo a no tener que comer o como abrigarse en este invierno, o que en cualquier momento, por Internet o correo físico, lleguen a su puerta o a su computador o célular, el aviso de que ha sido despedido de su trabajo.

Esos miedos legítimos no entienden de oposiciones ni argumentaciones binarias o excluyentes y soportan las carencias de un sistema que hace rato viene dando señales de agotamiento y que necesita ser pensado de otras maneras. La pandemia y el virus no son responsables de esto sino que mas bien acelerá los tiempos de la conciencia de que esto estaba sucediendo antes y continuará sucediendo aún después de que el virus mengue en su virulencia y el mundo retome alguna falsa “nueva normalidad”.

Ningún individuo y ninguna sociedad es ajena. Ningún sector social con mayor o menor poder o carencia está excluido de los efectos de las decisiones que se vayan tomando respecto a la pandemia, y a la salud física, mental y económica de las personas y los pueblos del planeta que deben repensar y resignificar sus existencias y formas de producir riqueza y relacionarse en tanto y en cuanto los fracasos son por demás obvios y evidentes, reflejado en cualquier dato que se quiera considerar, respecto a desigualdades, ejercicios de poder y el hecho concreto de que un pequeño puñado de individuos deciden la vida de mayorías y comunidades desparramadas en toda la faz de la tierra.

Daniel Roberto Távora Mac Cormack




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