¿Transformación Sistémica o transformación de forma?

La Guerra subjetiva y la Industria 4.0

Los cambios tecnológicos replican la estructura Capitalista y el neoliberalismo globalizador hace el resto sometiendo toda la mentada Revolución industrial 4.0 a los mismos mecanismos concentradores financiarizados sin producir, como si produjeron los cambios tecnológicos en las revoluciones industriales anteriores, modificaciones sociales profundas en los repartos y en el acceso de mas grupos sociales a las formas de decidir rumbos y modelos de producción.

Para lograr esto, el financierismo apela a la confusión y desinformación de las mayorías . Por medio del dominio de los principales canales de difusión e información pública y el advenimiento de las redes sociales y la internet, las mentiras y manipulaciones mediáticas alcanzan para sostener los cambios de “formas” sin modificar las distribuciones y afectar los intereseses de las grandes corporaciones transnacionales y mantener el sistema financiero tal cual funciona en la actualidad, permitiendo y alimentando esas concentraciones.

Juan Carlos Di Lullo ha nacido el 30 de agosto de 1949. Ha ejercido el periodismo en la televisión, la radio, la prensa escrita, digital y hoy a cargo de la edición del video-periodismo en La Gaceta. Actor egregio con un largo itinerario sobre las tablas. Tiene reflexiones sobre el oficio que valen la pena leer. Esta Nota fue publicada en Revista La Barraca

No podían dejar pasar la ocasión: La Nación y Clarín volvieron a poner el relato por encima de la realidad al omitir en las tapas de sus ediciones del lunes 18 de octubre la foto de la impresionante concentración popular realizada el día anterior (en el Día de la Lealtad peronista) en la plaza de Mayo y sus alrededores. Decidieron magnificar un hecho menor (que no debió ocurrir) en el Memorial por las víctimas del Covid en Argentina para ocultar la multitud en las calles.

El martes 19, Clarín se sintió obligado a reflejar en su tapa otra imponente manifestación peronista: la que organizó en la tarde del lunes el sindicalismo organizado. Deslizó su sesgada opinión política en el título, pero al menos mostró la imagen. La Nación persistió en negar la realidad: la concentración solo mereció una información a una columna, sin foto, en la portada del diario.

Ha dejado de importar el periodismo. El empeño está puesto en imponer a su público un relato ajustado a un diseño de la realidad que poco tiene que ver con los hechos. Así, convierten a sus lectores en víctimas de un relato y vulneran su derecho a recibir información concreta y veraz.

Refiero ahora una breve crónica en primera persona; lo hago porque mi participación en la anécdota es relevante y porque esa experiencia personal me releva de la necesidad de recurrir a otras fuentes.

Hace poco, en un asado familiar de esos en los que tácitamente se soslayan las conversaciones sobre la coyuntura política y sus protagonistas, para contribuir a la paz y a la concordia, pude percibir varias transgresiones a ese pacto de no agresión. Calculo que esa habilitación a insultar, de pasada, a algunos miembros del gobierno actual, viene avalada por el inesperado y contundente resultado electoral de las PASO. Como siempre, cabe a los defensores (con o sin críticas, no es esto lo que importa) de la actual gestión, acusar una sordera tan falsa como pasajera a los efectos de evitar una discusión que entorpezca la degustación de las mollejas y frustre la reunión familiar.


En este caso concreto, la situación se precipitó a raíz de la reiteración, por parte de uno de los presentes, de la frase: “Sólo en este país un delincuente no sólo no va a la cárcel sino que encima, lo nombran ministro de Seguridad”. Con un bocado de costilla asada en la punta de mi tenedor, a medio camino entre el plato y mis mandíbulas, respondí casi instintivamente: “Vos decís porque Aníbal es La Morsa y por el asunto de la efedrina? O a lo mejor por lo del plan Qunitas…”. “Por todo eso y porque se escapó en el baúl de un auto de la municipalidad de Quilmes”, me contestó. Con paciencia oriental, puse en espera mi bocado de costillita y le dije, tan pausadamente como pude, que lo del baúl siempre es título en los diarios que lo consignan (me he tomado el trabajo de buscar muchísimas notas sobre el tema), pero en el desarrollo de la información invariablemente se admite que el relato “forma parte de la mitología de la política bonaerense”, o bien que el dato “circula en los grupos partidarios” o, en definitiva, que se trata de una “versión no comprobada”. Le expliqué que lo de la Morsa fue un montaje escenificado en el living de Carrió a cargo de Lanata, y que la afirmación del narcotraficante contratado en aquella oportunidad fue posteriormente desmentida en sede judicial, al punto que Fernández fue definitivamente desvinculado de la causa. Cuando completé mi pequeño discurso (el asado de costilla se enfriaba en mi plato) con la explicación de que la inconsistente denuncia de Ocaña sobre el plan Qunitas había terminado con el sobreseimiento a todos los imputados por inexistencia de delito, me percaté de la cara de asombro de mi interlocutor. El hombre NO SABÍA de qué le estaba hablando. Asiduo espectador de TN, LN+ y apegado a las cadenas de Whatsapp para informarse, mi pariente estaba escuchando por primera vez tales noticias.

Aproveché su desconcierto para terminar mi almuerzo, mientras lo escuchaba decir que no entendía de dónde sacaba yo todos estos cuentos y cerraba el tema con el consabido “son todos la misma mierda”. Ese latiguillo que les anestesia la conciencia los ayuda también a no advertir que, en ese caso, ellos votan mierda. Y que se auto perciben capaces de elegir entre buena mierda y mala mierda.

La crónica parrillera grafica uno de los problemas más serios que aquejan a nuestro país. Una significativa porción de la población (del electorado) tiene vedado el acceso a las noticias que no convienen a los intereses de los grupos de poder y que no sirven para alcanzar el objetivo que la mayoría de los medios de comunicación se han trazado: generar mecanismos de odio tan profundos e irracionales como para poder influir casi sin obstáculos en las decisiones de la mayor cantidad posible de ciudadanos. Los que, como mi pariente, son las víctimas del relato.

La falsedad en Red

Xiskya Valladares Paguaga, Directora de Gabinete de Comunicación en CESAG, Filóloga y periodista. Cofundadora de iMisión, escribió un interesante trabajo del cual compartimos partes seleccionadas.

Su trabajo: “Formación Crítica para discernir en la red” fue publicado en la revista de Pastoral Juvenil “Misión jóven” (Separata Misión Joven 536) publicada en setiembre de 2021.

Fakenews, deepfake, voice morphing. La alteración de la realidad en el texto, en los videos o en los audios ya está al alcance de la mano de cualquiera que tenga un móvil. Hoy podemos hacer creer a la gente cualquier cosa y con solo un dominio básico de lo digital. Es muy posible que nuestra audiencia, en muchos casos, no solo se lo vaya a creer, sino que incluso llegue a defenderlo. Y cuando el trabajo está tan bien hecho, hasta el más entendido tendrá difícil detectar la falsedad.

Ejemplos de fake news conocemos todos: Desde noticias importantes como el supuesto ‘robo’ de las elecciones a Trump y el asalto al Capitolio, los muchos bulos en torno a las vacunas contra la COVID-19, hasta historias ‘inútiles’ como la noticia de la mujer que pasa por quirófano para tener un tercer pecho (con fotos incluidas) o la desagradable, pero viral, noticia de la detención de una mujer que había defecado en la mesa de su jefe tras ganar la lotería (consiguió 1,8 millones de interacciones en Facebook).

El documental «El dilema de las redes sociales» (Social dilemma), estrenado en Sundance en febrero de 2020 y disponible en Netflix,
sostiene que las noticias falsas se propagan seis veces más rápido que las verdaderas. De algún modo, el sistema privilegia estos contenidos porque son más rentables para las compañías que las difunden, gracias al conocido clickbait (Contenido gancho supuestamente informativo que hace que piques y pases tiempo navegando consumiendo información ‘suculenta’ pero con poco valor contrastado.). Como explican en el documental: «la verdad es aburrida», mientras que las fakenews sobre estimulan nuestras neuronas mucho más, aunque nos dejen vacío y a las pocas horas queramos más. Así pasamos a convertirnos, sin darnos cuenta, en el producto que las empresas tecnológicas venden a las agencias publicitarias. 


¿Qué hábitos debemos crear para reconocer un mensaje falso? 

• Desconfiar de los titulares, suelen ser tendenciosos, redactados para atraer al lector. Muchas veces lo que dice el titular no es lo mismo que dice el cuerpo del texto.

• Verificar el medio que lo publica. Todos los medios tienen detrás una ideología concreta, y no todos tienen una reputación reconocida, ni una finalidad clara.

• Examinar la url. En muchos casos, la url no corresponde al dominio real sino que está encubriendo otra. En el texto del link pone una cosa, pero cuando hacemos clic, vemos que la url no corresponde al sitio que decía.

Revisar las fechas de primera publicación. Para esto es bueno usar las búsquedas de imágenes de Google, donde siempre nos aparecerá la primera vez que se publicó la imagen en Internet. 

• Consultar otras noticias relacionadas. Cuando ningún otro medio publica sobre el tema, suele ser una noticia falsa.
• Buscar en la fuente oficial. Si en el sitio oficial no se dice nada, no podemos dar credibilidad a lo dicho.

• Analizar la calidad del video. Los videos pixelados, oscuros, que no muestran claramente las imágenes, suelen ser videos manipulados.

• Revisar saltos en los audios. Muchas veces se hace decir a un personaje lo que nunca dijo simplemente cortando y pegando el audio como convenga para ello. Esos saltos suelen notarse si el trabajo no está bien hecho.

• Todas ellas son acciones sencillas que requieren poco esfuerzo y que, con el tiempo, se vuelven automáticas hasta convertirlas en un hábito.

Más difícil es discernir todo lo demás: nuestro modo de estar y relacionarnos en la Red, las costumbres inconscientes que hemos automatizado, el efecto de los contenidos que consumimos. Y aquí no basta la buena voluntad, ni los estudios académicos tradicionales. Las redes suponen una formación crítica importante, un sexto sentido, para percibir los riesgos continuos a los que nos somete su uso.

Impacto de Internet en nuestro cerebro.

Ha llegado la hora de analizar el impacto de la tecnología en la humanidad. ¿Nos hemos preguntado qué impacto tiene en nuestro cerebro? 

La neuroplasticidad implica que la experiencia y uso de Internet podría tener una huella significativa en él. Un estudio publicado en la revista World Psychiatry ( AAVV, World Psychiatry: The “online brain”: how the Internet may be changing our cognition: https://onlinelibrary.wiley.com/doi/full/10.1002/wps.20617 ) se hizo esta pregunta y descubrió que la tecnología nos influye en tres áreas: la capacidad de atención y concentración; procesos de memoria; y cognición social. Las conclusiones a las que llegaron fueron las siguientes:

— La multitarea digital aumenta la probabilidad de distracción fuera de Internet. 

— Las continuas notificaciones fomentan la atención dividida.

— Internet fomenta que no tengamos que almacenar datos en el cerebro. Esto le permite centrarse en otras tareas más ambiciosas.
Pero esto hace que la forma en que almacenamos y valoramos los hechos y conocimientos en el cerebro esté cambiando.

— El cerebro procesa las interacciones online de una manera sorprendentemente similar a las de la vida real. Esto es beneficioso para los mayores que viven solos, pero los jóvenes sucumben a las presiones sociales y al rechazo y los problemas emocionales que surgen de este hecho.

Los circuitos de la atención están en la corteza cerebral de la zona frontal, en el área llamada prefrontal, y controlan la memoria de trabajo, la atención y la inhibición de las respuestas. Para cambiar de foco de atención tiene que desconectar y conectar en un mismo sitio. Por eso, la multitarea le obliga a realizar este proceso a una velocidad muy rápida y constante, que puede producir incluso daños cerebrales como reducción de materia gris, específicamente en áreas relacionadas con el control cognitivo y la regulación de motivación y emociones; y debilidad en a memoria funcional8 (la habilidad de almacenar información relevante mientras se trabaja) y la memoria a largo plazo (la habilidad de almacenar información en largos periodos de tiempo). 

Además, está comprobado que la multitarea, que fuerza una la atención distribuida o dividida9, reduce la productividad, aumenta el estrés crónico, incrementa la distracción, aumenta la ansiedad social, etc. No es bueno para nadie, pero especialmente en niños y jóvenes, porque hace que de mayores no puedan centrar la atención en algo sin estar a la vez con otra cosa. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ya ha expresado su preocupación, recomendando que los niños menores de 5 años no pasen más de 1 hora al día al frente de cualquier tipo de pantalla.

Pensamiento crítico y discernimiento

Aunque hasta ahora en este artículo hemos tenido que señalar más los aspectos negativos de la tecnología para poder estar atentos y ver más allá de las apariencias, es obvio que la Red tiene muchas ventajas y un enorme potencial, que usado para el bien es una bendición. 

VENTAJAS

• Acaban con el aislamiento de las personas. Aislamiento que muchos viven bien por sufrir una minusvalía que los mantiene inmovilizados en sus casas o bien por el aislamiento geográfico propio del ámbito rural o de determinadas zonas de difícil acceso. Gracias a la Red, millones de personas pueden acceder a servicios y a hobbies, y pertenecer a comunidades hasta hace bien poco impensables para ellos.
• Facilitan la comunicación y las relaciones entre personas con intereses, necesidades y preocupaciones comunes.
• Ayudan a mantener un contacto próximo y frecuente con familiares y amigos sin que la distancia sea un impedimento.
• Permiten asistir y participar en eventos y conferencias del ámbito académico y laboral sin necesidad de desplazarse; o acceder a oportunidades laborales; y realizar estudios a distancia, etc.
• Ofrecen la posibilidad de organizar movilizaciones colectivas solidarias en casos de emergencias por desastres naturales, conflictos bélicos, marginación de colectivos y tantas otras situaciones en las que las redes
sociales permiten comunicarse simultáneamente a miles (incluso millones) de personas en muy poco tiempo.
• Facilitan conectar con personas más allá de nuestros límites.
• Tienen un enorme poder de contagio, lo cual es muy útil para la evangelización. 

INCONVENIENTES

• Pueden desvirtuar la calidad de las relaciones humanas al quedar sustituido el contacto físico-real por la relación virtual que supone relacionarse a través de una pantalla. Amigos que ya nunca se ven, o que cuando se ven solo están pendientes del móvil.
• Dificultan la capacidad para administrar el tiempo (las horas suelen ser más cortas ante la pantalla digital) y riesgo de que el uso de la tecnología se convierta en una adicción.
• Ponen más de manifiesto las diferencias humanas intergeneracionales como consecuencia del cambio cultural impuesto por los avances tecnológicos.
• Posibilidad de perder la privacidad al manejar inadecuadamente los datos que se introducen en la Red; además, la eventualidad de ser engañado por alguien que crea una falsa identidad o que suplanta la de otra persona o incluso la nuestra.
• Riesgo de caer en manos de redes criminales que, a través de los datos facilitados a una red social, incurran en delitos como por ejemplo la pornografía infantil u otros delitos.

Partimos del hecho de que el mismo uso de Internet disminuye nuestra capacidad crítica. No se trata de una conjetura, sino de una conclusión sustentada que se desprende del análisis. La Red opera dentro de determinadas lógicas que, obviamente, traen consecuencias.

La capacidad crítica corresponde al criterio para sopesar y evaluar la información y el enfoque propio. Esto permite determinar su grado de validez y su relevancia. Pero hay varios aspectos de la Red que no ayudan a desarrollar esta capacidad. 

Como dijo Jure Klepic: «Lo que ocurre en Las Vegas se queda en Las Vegas. Lo que ocurre en Twitter se queda en Google para siempre.» Los algoritmos intentan complacer los gustos y preferencias del usuario para retenerlos más tiempo en la Red. Es así como consiguen que consuman más publicidad. Es el modo en que pagamos nuestro uso de las redes sociales y los sitios gratis que visitamos en la Red. 

 


 La supuesta “gratuidad” que nos ofrecen no existe. Y esto, con el tiempo, lo que consigue es limitar nuestra experiencia. De ahí que, a largo plazo, Internet disminuya la capacidad crítica. Estas son las tres principales maneras en que lo hace.

a) La información consultada confirma las opiniones previas. Cuando una persona hace uso de un motor de búsqueda se activan todos los parámetros que este ha recopilado sobre ese usuario en particular. Así, lo primero que aparece son los sitios que acostumbramos a leer. Queda por fuera de nuestra búsqueda una cantidad importante de material.
Con las redes sociales ocurre lo mismo. El algoritmo nos muestra primero aquellos contenidos de las personas con las que más interactuamos, y los contenidos a los que damos con más frecuencia “me gusta” o más tiempo hemos permanecido viendo. Por ejemplo, en TikTok los videos que nos salen en “para ti” son aquellos videos similares a los que en otras ocasiones nos hemos detenido a ver. Los algoritmos utilizan inteligencia artificial que les permite aprender.
El efecto de todo esto es que imperceptiblemente te ubicas en un mundo ideológico que solo confirma tus opiniones. No encuentras informaciones, ni opiniones, que contrasten con las tuyas. Es igual a cuando solo leemos una cabecera de periódico o solo escuchamos un tipo de radio. 

b) Internet disminuye la capacidad crítica estimulando el narcicismo. Como hemos explicado más arriba, las redes sociales pueden producir adicción a los likes. Cuando publicamos un post, de una u otra manera, sin proponérnoslo, esperamos que los demás reaccionen aprobando lo que dijimos. Si no lo hacen, muchas personas pueden sentir frustración. Lo mismo sucede con las fotos selfie que compartimos o los videos que hacemos.
Los estudiosos han descubierto que los likes activan la dopamina. Son como un mecanismo de recompensa que hacen hacen sentir bien a la persona consigo misma porque suponen que es aceptada por el grupo. Esto puede ser un problema si de algún modo, esa dependencia moldea nuestras opiniones y palabras sin darnos cuenta.

Conclusiones

La vida digital es muy compleja y requiere un continuo discernimiento para no sucumbir en sus manipulaciones, engaños y adicciones. Algo que los jóvenes necesitan aprender.Internet tiene ventajas e inconvenientes, pero no siempre somos consciente de cómo los algoritmos nos manipulan ni cómo algunas prácticas online disminuyen nuestra propia capacidad crítica.
El pensamiento crítico es necesario para procesar mejor la información, clasificarla como verdadera y falsa, separar la información relevante de la que no lo es. Fomentarlo es tarea de todos los formadores y requiere un ejercicio continuo para convertirlo en un hábito. 

La era digital nos obliga a todos a aprender a discernir nuestra presencia en la Red. 

El discernimiento no es un hecho aislado de un día, sino un hábito que debemos adquirir. Tiene un método que, una vez aprendido, podemos llevar a toda la vida. 

Las malas prácticas digitales pueden traernos daños no solo espirituales, sino que también cerebrales. Por ello, es urgente que empleemos todos los métodos a nuestro alcance para que nuestros adolescentes y jóvenes crezcan y maduren sanamente.

No podemos acompañar a los jóvenes sin nuestra presencia en el lugar donde ellos están: La Red. Y tampoco sin conocer lo que a ellos les atrae ni por qué les atrae. Pero para poder ayudarles de verdad, nuestra presencia debe ser madura y consciente no solo de las ventajas de la Red sino también de sus inconvenientes.

Los debates sobre el populismo

"Puesto que ningún hombre tiene por
naturaleza autoridad sobre su semejante, y
puesto que la fuerza no constituye derecho
alguno, quedan sólo las convenciones como
base de toda autoridad legítima sobre los
hombres "
Jean Jacques Rousseau, El contrato social

Julian Melo, Investigador del CONICET - IDAES / y profesor de la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM) y en La Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco, escribió el articulo “Profetas, ángeles y demonios Variación en torno al populismo, el liderazgo y el antagonismo”

En este trabajo indaga las tensiones entre diversas miradas sobre el populismo, fundamentalmente aquellas que colocan al liderazgo como elemento central de aquel y las que lo piensan en tanto identidad política. El eje de esta indagación se coloca no sólo sobre la relación que el populismo establece con la democracia liberal, sino también sobre la forma del antagonismo allí configurado. La hipótesis que se explora es que, si el antagonismo se concibe como espacio contingente y coconstituido,el líder populista debe ser pensado como una entre varias fuerzas en pugna y no como la única, suponiendo entonces que su capacidad de determinación, si bien poderosa, no es monopólica.

(…) “Como ya lo expuse en otro trabajo y sugerí al comienzo de este, el populismo suele ser interpretado de acuerdo a la categoría del referente con el que se lo contrasta. Son pocos, muy pocos, los trabajos que piensan al populismo en sí mismo. Son muchos, en cambio, los textos que lo conciben siempre en relación a otro concepto. Populismo y democracia, como vinimos viendo, es uno de los ejes fundamentales. 

Dentro de los puntos sobre los que se suele hacer hincapié para definir el carácter antidemocrático del populismo, la forma de configurar el campo político "dividido en dos" es una clave inevitable. Muchas veces, esa manera de configuración es resaltada como si fuese el gesto más determinante de la forma populista. Normalmente se habla (hablamos) de la constitución de un nosotros y un ellos: pueblo-anti-pueblo, pueblo-oligarquía, pobres-ricos, suelen ser algunas de las formas de significar esa configuración. Ningún estudio sobre populismo pasa por alto esto, y eso es un dato a tener en cuenta. 

Es un dato a tener en cuenta por 2 razones. En primer lugar, porque es ese el argumento dado, de modo caricaturesco como decíamos antes, para caracterizar al populismo como la forma divisiva (digamos, no pluralista ni republicana) de construir lo político. Lo cual suele estar en la base de una mirada de largo plazo que intenta explicar con eso los rasgos inocultablemente inestables de la política latinoamericana, sobre todo en sentido democrático.( Dice Zanatta: "El hecho es que el gigantesco equívoco del peronismo contemporáneo está en reivindicar
como un éxito de la democracia argentina lo que en realidad fue un dramático fracaso, del que es prueba la crónica inestabilidad y la violencia que la acompañó a partir de su advenimiento. Más allá de si el peronismo clásico ha desarrollado bien o mal una función de integración social, donde sin duda ha fracasado, dejando odios y ruinas a su paso, ha sido en el terreno de la democracia política, donde su lógica holística ha impedido la consolidación, no sólo de instituciones, sino sobre todo de un ethos democrático capaz de instilar y difundir la idea de que las sociedades modernas son por naturaleza fragmentadas y plurales. Como tales, éstas requieren que el poder y la representación también lo sean y que nadie pueda imponer a todos los demás su visión del mundo sin causar rechazos de igual fuerza y sentido contrario" (2014: 98). Creo que es muy interesante el hecho de argumentar en torno a un saber sobre lo que hubiese sido si, por ejemplo, el peronismo no hubiese existido. Más allá de eso, me parece que la forma de argumentar de Zanatta es clara respecto de lo que quiero mostrar. ) A su vez, es esa forma la que explicaría las razones de por qué este tipo de regímenes, sostenido en liderazgos que parecen considerar que sólo su propia acción puede salvar los destinos de una patria, no respetan derechos básicos como la libertad de asociación, de reunión y de prensa y expresión (de allí provendría su carácter anti-liberal).
En segundo lugar, este dato es determinante pues es el que lleva a que una gran parte de los estudios políticos se dediquen a explicar exclusivamente lo hecho por el líder en cuestión (y su fuerza política), prestando poca atención a lo sucedido del otro lado de la frontera por ellos construida (esto es, del lado de los otros del populismo). El hecho es que pensar en la forma y textura del límite entre campos nos lleva, indefectiblemente, a reflexionar en torno a identidades (en este caso, políticas).
La configuración de un proceso simultáneo de diferenciación externa y homogeneización interna (el nosotros y ellos tantas veces dicho, el amigo- enemigo schmittiano tantas veces mal usado como metáfora para explicar esto) de un campo solidario es el gesto común, siempre necesario, contingente e incompleto, de la formación de todo tipo de identidad política.


(Ver Aboy Carlés (2001)). Se comete un error al creer que es eso lo que diferencia al populismo de otros ismos. Toda identidad política se configura con base en ese tipo de proceso simultáneo que distancia fuerzas y campos, y que, también, promueve disputas muchas veces incontrolables para los propios actores del proceso. Lo que si es determinante allí es la forma de construir el límite, preguntarse cómo es, qué supone, y si es distinto a otros. Esto es, qué tipo de lógica se propone y se activa a la hora de especificar los mecanismos de relación con ese otro. No es lo mismo imponer un sistema que, en última instancia, coloque a la eliminación física del rival como alternativa que sustentar un sistema donde esa rivalidad se procesa a través de elecciones limpias, abiertas y periódicas. Esto puede parecer una pavada normativa, ciertamente, pero a los fines teóricos que pretendo sostener no es para nada una nimiedad. Es, justamente, la clave que sustenta las torpezas analíticas más acendradas y, al mismo tiempo, el punto que permite desprenderse de esas torpezas y pensar al populismo en una clave muy distinta. El hecho aquí es, como han hecho muchos académicos, concebir al populismo como una forma, entre muchas otras, de configuración de identidades políticas y no simplemente como un tipo de liderazgo o estilo político que explique las deficiencias de la democracia occidental modelada ( En este sentido, estoy recuperando casi todos los elementos que componen la definición de lo que un populismo es en la obra de Aboy Carlés.) (...)

Primero, el debate que mantienen Aboy Carlés y Barros en los números 28 y 30 de la Revista Estudios Sociales, dónde la idea justamente es discutir por qué la diferenciación de un nosotros y un ellos es lo típico de toda identidad política y no específicamente del populismo. De allí proviene la posibilidad de pensar qué el populismo promueve un tipo singular de ese movimiento (a los polos de ese movimiento Aboy los llama fundacionalismo y hegemonismo).
Segundo, toda la argumentación que realicé se basa en la distinción que propone este último autor entre identidades parciales, identidades con pretensión hegemónica e identidades totales (el texto es de 2013).

Populismo, liderazgo y antagonismo, a modo de conclusión

La búsqueda de este trabajo tiene que ver con cómo pensar la relación entre populismo,liderazgo y antagonismo. La pretensión no ha sido la de excluir la bibliografía que ve en el liderazgo la pieza central de la construcción populista sino, antes bien, recuperar algunos de sus preceptos para ponerlos en discusión.
Se eligió un texto de Kurt Weyland para tomar una base fuerte y clara de ese tipo de argumentación en la cual aparece, tal como lo expusimos, una división entre dos clases distintas de perspectiva de estudio del populismo: la institucionalista y la discursiva. Más allá de las críticas puntuales expresadas, esa división aparece como un patamar poderoso a la hora de releer la bibliografía en cuestión pues deja a la luz una idea central: se sugiere que la división entre ellas está sostenida en que los institucionalistas suponen al populismo como un movimiento que va desde arriba hacia abajo mientras que los discursivos, por su parte, lo ven al revés, de abajo hacia arriba. Lo que dijimos es que, respecto a "lo discursivo", si bien existe una lectura que primariamente apuesta a "la demanda" como unidad mínima de análisis, ello no supone la ausencia de una mirada que otorga un rol central al liderazgo. Asimismo, también planteamos que la obsesión por criticar a algunos líderes (sus políticas, sus elecciones) lleva a determinar esa dimensión como característica del populismo. Esa obsesión, a su vez, conduce a la asociación entre ese tipo de liderazgo (personalista, demagógico) y la forma que toma el límite identitario en contextos populistas. Allí, lo que me resulta más problemático es la reducción del juego entre identidades en pugna a la voluntad (o dirección, como se prefiera) de una sola persona de carne y hueso.
La centralidad del liderazgo puesta en estos términos es uno de los caminos que llevan a la homogeneización de experiencias clásicas como el peronismo, el cardenismo y el varguismo bajo el nombre de populismo. Ciertos parecidos de familia entre los discursos de esos líderes referidos a la emancipación "de los de abajo" tienden a ser también una vía para aquella nominación. Luego se asocia a ese liderazgo toda una serie de rasgos (anti-institucionalismo, demagogia, personalismo, etc.) que sirven ya no sólo a la homogeneización conceptual sino a la descalificación.
A todo esto opuse una crítica primaria basada en la idea de que las diferencias entre aquellas experiencias y entre sus liderazgos deberían ser tenidas en cuenta a la hora de llamarlas populistas a todas por el parecido de sus liderazgos. En el paso siguiente, sostuve que esos mismos liderazgos que sirven de faro (el de Perón, el de Vargas y el de Cárdenas, por caso) tampoco fueron todo el tiempo iguales en sí mismos. En última instancia, creo que es esa obsesión simplificadora por los liderazgos la que ha llevado también a ciertas confusiones en torno a experiencias históricas mucho más cercanas en el tiempo,
catalogadas de populistas sin más. Encontrar un liderazgo parecido al de Perón ha llevado a mucha gente a hablar de neopopulismo, por ejemplo, en el caso de Carlos Menem. El punto es que, como resultará obvio, las monumentales distancias entre un liderazgo como el de Menem y uno como el de Cárdenas, para citar sólo una posibilidad, echa por tierra cualquier pretensión de verosimilitud en la perspectiva que piensa al populismo y al liderazgo con una ligazón determinante. Si Menem y Cárdenas fueron populistas, en todo caso, hay que buscar el punto común en otro lugar, si es que lo hay.
La idea central entonces es que la asimilación del populismo a un tipo de liderazgo ha llevado a pensar la partición que el populismo produce como ligada pura y exclusivamente a ese liderazgo. Al ser este último visto de manera lineal y plana (esto es, igual a si mismo a lo largo de un proceso) la consecuencia es que la partición y sus efectos para con el ideal democrático liberal se conciben de la misma manera. Ahora bien, si en cambio nos proponemos pensar al populismo como identidad política, una entre tantas, la cuestión cambia rotundamente. En este cambio, basado fundamentalmente en teorizaciones de Barros, de Aboy Carlés y en algunos aportes personales, sugiero prestar mucha más atención a la singularidad del límite político que construye una identidad populista. En principio, abordándolo como un espacio desplazado que muestra no sólo la potencia de la intervención de un líder sino, más aún, la pugna entre fuerzas políticas. Es decir, el límite
del que hablamos se comprende mucho mejor si no se obtura lo que ocurre en el espacio opositor al populismo, si no se clausura el análisis, al fin y al cabo, en lo hecho por la persona que comanda un movimiento político.
Salir del encierro del liderazgo no supone dejar de estudiar y reflexionar en torno a lo que los líderes populistas han hecho. Lo que supone es repensar el alcance que le damos a esa intervención y, sobre todo, concebirlo como parte de un juego de fuerzas. Pienso que hacer esto puede enriquecer mucho nuestros análisis del populismo, volviendo a discutir afirmaciones que congelan las imágenes con las que reflexionamos y asumiendo que una teoría del límite político populista es central en la agenda porvenir.

Los vientos de la confrontación social

Mónica Peralta Ramos en el “Cohete a la Luna”

En los meses venideros se juega el futuro del gobierno y el tipo de país que queremos

El tiempo se escurre como agua entre las manos mientras la pandemia continúa lacerando la economía global, las instituciones y los valores en un mundo que parece colapsar sobre sí mismo con un estruendo del que nadie queda a salvo. En medio de la polvareda, la violencia e irracionalidad de la estructura de poder global aflora a la luz del día. El rumor del caos y las tinieblas del desamparo anuncian, sin embargo, la emergencia de una nueva épica.

En una era donde la economía, las finanzas y la política se encuentran integradas globalmente, unos pocos monopolios sedientos de poder maximizan ganancias en todos los ámbitos de la vida social, destruyen el clima y los recursos naturales y gestan conflictos geopolíticos que colocan a la humanidad al borde de la extinción. En su afán de dominio, estos monopolios siembran nuevas técnicas de control social para manipular la información, los deseos, las ideas y los comportamientos de la población. El resultado es un relato que oculta las raíces del poder e impulsa la fragmentación, el aislamiento y el enfrentamiento de los unos contra los otros. Las fake news, la construcción de un sentido común basado en el “sálvese quien pueda”, el miedo y el odio hacia aquellos que parecen amenazar las pertenencias y la identidad de cada uno, sustituyen a la reflexión e incitan instintos y comportamientos de manada funcionales al mantenimiento del status quo. Sin embargo, el brutal impacto social de las políticas aplicadas multiplica los conflictos sociales. El fragor de este combate expone las raíces de las injusticias, la existencia de intereses colectivos por encima de las individualidades y la vulnerabilidad de la actual estructura de poder.

Este es nuestro presente: un momento signado por agudos enfrentamientos que sacan a la intemperie las causas de los problemas que nos aquejan. Desmenuzar hasta el hueso a la estructura de poder y revelar las contradicciones entre el relato oficial y la realidad objetiva, tanto en el centro como en la periferia de este capitalismo global monopólico, constituyen pasos indispensables para la gestación de nuevas formas de organización social que den prioridad a la solidaridad social, a la cooperación y a la articulación entre distintos sectores sociales, contribuyendo así al desarrollo de transformaciones sociales y políticas.

La pandemia ha profundizado la crisis de legitimidad que asuela a las instituciones democráticas. También ha erosionado el funcionamiento de los organismos internacionales, debilitando su rol en el concierto entre naciones y exponiendo su creciente funcionalidad al avance de los monopolios. Entre estos organismos, se destaca el rol estratégico del Fondo Monetario Internacional (FMI), otorgando ayuda técnica y financiera a los países de ingresos medios y bajos con “problemas estructurales” y dificultades para acceder al financiamiento internacional. En todos los casos, la receta mágica ha sido la misma: ajuste fiscal y endeudamiento creciente. No hay en el mundo experiencia alguna que muestre cómo la receta del FMI rompe las cadenas del subdesarrollo. A un año de la catástrofe económica mundial provocada por la pandemia, la contradicción entre el relato oficial de este organismo y las políticas que aplica localmente sale a flote y expone el rol estratégico que esta institución cumple en la reproducción de la estructura de poder global.

Al estallar la pandemia, el FMI alertó a los gobiernos sobre su peligroso impacto económico y social, advirtiendo que podría provocar una rápida implosión social y económica si no se tomaban recaudos para proteger a las poblaciones más vulnerables. Para ello, aconsejó a los gobiernos gastar todo lo que fuese necesario para mitigar esta crisis [imf.org, 2021.]. Sin embargo, un análisis de los 107 préstamos otorgados por esta institución a lo largo del último año a países con severos problemas económicos y financieros y gran desigualdad económica y social muestra que el 85% contienen severas cláusulas de austeridad fiscal que deberán ser adoptadas ni bien se atenúe un poco la crisis sanitaria y empiece la post-pandemia [oxfam.org, agosto de 2021.]. Así, la convocatoria a un mayor gasto para suavizar el impacto de la peste se transformó, en la práctica, en el otorgamiento de préstamos que promovían restricción salarial y severos ajustes del gasto social en países cuya estructura productiva y desigualdad de ingresos auguraba un impacto de la pandemia de índole catastrófica.

En su último informe sobre el estado de la economía mundial [“World Economic Outlook”, imf.org, 2021.]

, el FMI advierte a los gobiernos que la recuperación económica global ha perdido empuje, es muy heterogénea y está amenazada por una incipiente inflación internacional. Esto último implica un futuro “muy oscuro” para los países en desarrollo, los que deberán enfrentarlo con más austeridad fiscal. Así, el FMI ha encontrado una nueva excusa para promover el ajuste estructural en la periferia.

Estímulos a la demanda y concentración en Estados Unidos

Un informe reciente de la Reserva Federal de Atlanta estima que el Producto Bruto Interno (PBI) real ha caído 6% con relación al nivel que tenía dos meses atrás y un 14% respecto al valor que tenía en mayo de este año. La caída de la demanda y de la inversión privada empuja ahora a la economía norteamericana a la contracción económica [zerohedge.com, 12 y 19/10/21.]. Desde el inicio de la pandemia, el gobierno federal ha otorgado tres rondas sucesivas de estímulos económicos con el objetivo de mitigar el impacto del desempleo y reactivar la economía, impulsando la demanda de consumo de la población. Estas medidas de corto plazo han chocado contra una estructura económica y financiera que reproduce la desigualdad social y anula los objetivos buscados.

Un estudio reciente sobre el impacto de estos estímulos muestra que 40% de las familias enfrentan hoy severas dificultades financieras para pagar sus gastos corrientes. Más del 30% considera que su situación es hoy peor que la que tenía antes de la pandemia y 30% confiesa haber perdido todos los ahorros que tenían al inicio de la pandemia. [wsj.com, 14/10/21]. En este contexto, un informe de Morgan Stanley muestra que sólo un tercio de los billones (trillions) de dólares inyectados a la economía con los estímulos económicos recientes fueron a parar al 80% de la población con menores ingresos. El resto fue absorbido por el 20% con mayores ingresos, un sector social que no destina sus ingresos al consumo inmediato [zerohedge.com, 14/10/21.]. Detrás de estos resultados se oculta “la mano invisible” de las finanzas.

En efecto, los estímulos para mitigar el impacto de la pandemia se dieron en paralelo con dosis masivas de liquidez monetaria a tasas cercanas a cero que incentivaron la especulación financiera. Hoy, el valor de las acciones es un 40% superior al que tenían en enero de 2020 y los estímulos económicos y financieros fueron absorbidos por el 10% más rico de la población que posee el 89% de las acciones. El 1% de este sector acaparó, en un año, más de 6.5 billones (trillions) de dólares a partir del aumento del valor de sus acciones corporativas. Al mismo tiempo, el 90% de la población con menores ingresos perdió acciones durante la pandemia y hoy sólo posee el 11% del total de las mismas [cnbc.com, 1 y 18/10/21.].

La política monetaria ha sido la principal causa de acumulación de riqueza durante la pandemia. En este contexto, los estímulos a la demanda de consumo no alcanzaron para reactivar la economía y terminaron siendo absorbidos por los sectores de mayores ingresos. Para reactivar la economía hay que desactivar el andamiaje financiero que potencia la desigualdad económica y social. Al mismo tiempo, se debe modificar la matriz productiva, sustituyendo los trabajos precarios y mal pagos que hoy predominan en la misma por empleos de calidad. Esto implica tiempo y requiere de ingentes inversiones. Más importante aún, poner fin a la política monetaria actual implica eliminar las inyecciones de liquidez y subir las tasas de interés, todo lo cual conlleva el riesgo de detonar el enorme endeudamiento que hoy existe. La fragilidad sistémica del sistema financiero, que hemos analizado en otras notas, ata las manos de la Reserva ante una posible escalada de defaults de consecuencias imprevisibles tanto para el sistema financiero global como para el valor del dólar como moneda internacional de reserva.

En paralelo con estos fenómenos, la dislocación de las cadenas de valor global ha potenciado las distorsiones que existen en el mercado de trabajo y abren la puerta a contradicciones y conflictos sociales de efectos impredecibles. El último informe del BLS (Bureau of Labor Statistics) muestra que el número de empleos ofrecidos cayó en agosto. Si bien los empleos ofertados (10.439 millones) por el momento superan al número de personas desempleadas, esta anomalía seguramente se corregirá cuando se terminen los beneficios por desempleo y muchas personas vuelvan a demandar trabajo. La tendencia importante a destacar es el creciente abandono voluntario de los puestos de trabajo (4.3 millones o 2.9% de la fuerza de trabajo empleada) y la proliferación de huelgas. Hoy, hay más de 100.000 trabajadores en huelga que demandan mejores condiciones de trabajo y aumentos salariales [nakedcapitalism.com, 16/10/21.]. Confirmando estas tendencias, una encuesta reciente muestra que más de la mitad de los trabajadores en actividad quiere abandonar su empleo. Esta situación definida como “una especie de revolución de los trabajadores contra patrones malos y aprovechadores” [forbes.com, 08/10/21.] y también como “ una huelga general no oficial” [Robert Reich en the guardian.com, 16/10/21.] ocurre en forma espontánea y desorganizada en un país donde por décadas el conflicto obrero desapareció de la escena política, sólo el 12% de los trabajadores está sindicalizado, y el NBLS (National Labour Relations Board), organismo oficial a cargo de las relaciones laborales, no tiene poder para penalizar las infracciones a las leyes del trabajo por parte de las corporaciones.

 Así, pareciera que la dislocación de las cadenas de valor global, con sus secuelas logísticas y de desabastecimiento, debilita a las corporaciones y genera condiciones para la movilización por demandas largamente postergadas que hacen temblar a una matriz productiva y social basada en la creciente precarización de la mano de obra y en la acumulación de riqueza a partir de la especulación financiera.

Argentina: la grieta que condena al abismo

A medida que corren los días, la oposición macrista, comandada por los jerarcas del periodismo de guerra, arrecian sus embates. Sin ponerse colorados, ahora reclaman el fin de las conquistas laborales y anuncian que la cruzada contra el gobierno es abierta: cualquiera sea el resultado electoral, no lo dejarán gobernar. Huelen sangre y creen que pueden terminar con el peronismo. Para ello aceleran la retórica violenta, plagada de todo tipo de mentiras incendiarias. En paralelo, un pequeño grupo de monopolios que controlan sectores claves de la economía se apuran a desestabilizar al gobierno remarcando aceleradamente los precios y ejerciendo presión sobre el mercado cambiario para hacer saltar las reservas del Banco Central antes de las elecciones. Estos monopolios, que han duplicado sus ganancias durante la pandemia, no dudan en aplicar la táctica que han utilizado para desestabilizar a los gobiernos en democracia: remarcación de precios y corrida cambiaria.

Frente a este teatro de operaciones, esta semana ocurrieron algunos hechos auspiciosos: la militancia del Frente de Todos se movilizó masivamente y desde las calles expresó su apoyo al gobierno y sus quejas ante la falta de cumplimiento de muchas de las promesas votadas en 2019. En paralelo, Roberto Feletti asumió como secretario de Comercio Interior y enfrentó la embestida de los formadores de precios, exigiendo que retrotraigan los precios de 1.432 productos del rubro alimentación, bebidas y productos de limpieza a los valores que tenían al 1° de octubre pasado y que los congelen hasta el 1° de enero próximo. A su vez, convocó a todas las empresas a un diálogo para acordar estos cambios, pero dejó en claro que, si no hay acuerdo, se sancionarán las infracciones con todo el peso que prescriben las leyes argentinas. La situación tensó la relación con los grandes empresarios y un pequeño núcleo ha declarado la guerra abierta. Si bien todavía se está negociando, el presidente de la Cámara Argentina de Comercio (CAC) ha formulado la amenaza consabida: si se controlan los precios, habrá desabastecimiento y por ende, caos social. Esto es lo que buscan.

Así, las líneas están trazadas, y por primera vez el país se entera de que la inflación tiene nombre y apellido: un núcleo muy pequeño de grandes empresas son las que deciden qué comen los argentinos, cuál es el precio que pagan, y lo más importante, quién come y quién pasa hambre en la Argentina. Pero aquí no termina la cosa: el nuevo secretario de Comercio Interior ha dicho que recurrirá a los intendentes, a los sindicatos, a los consumidores y a los movimientos sociales para que ayuden a controlar los precios. Si esta iniciativa se cumple, implicará un antes y un después en la utilización de la inflación como arma de guerra para la desestabilización política y un fuerte golpe contra la ofensiva macrista. Sin embargo, para que esta medida sea efectiva, debería aplicarse en las principales cadenas de valor, y no simplemente en las bocas de expendio final, y menos aún en los pequeños comercios de barrio que son los últimos orejones del tarro. Debería además institucionalizarse “de abajo hacia arriba” para asegurar el empoderamiento de la población: su participación activa en las políticas del gobierno y en el control de sus representantes. Si, en cambio, esta medida se deja librada a la voluntad de los intendentes, sindicatos y otros actores que quieran participar, se arriesga continuar con la actual fragmentación social. Esto último impedirá lograr los objetivos que se buscan y abrirá las puertas a las corruptelas y al clientelismo. Así, con las mejores intenciones, se puede pulverizar la democracia.

La historia no se detiene por una derrota electoral, ni los movimientos políticos desaparecen si sus dirigentes tienen legitimidad social y política. Lo que está en juego por estos días es el tipo de país que queremos, y las políticas que se deberían aplicar ya para concretar la inclusión social. Hoy, la economía ha vuelto al nivel de la pre-pandemia, pero los beneficios de este repunte han quedado en los bolsillos de un puñado de monopolios con nombre y apellido. Los asalariados han perdido 10 puntos de participación en la distribución de los ingresos en lo que va del año y la pobreza y la indigencia permanecen por encima del 40% y del 10% de la población, respectivamente. Esto no es lo que el pueblo votó en 2019. Es consecuencia del ajuste fiscal que, sotto voce, se aplicó este año. Los meses que vienen son decisivos, y el escenario principal donde se dirime el futuro del gobierno ya ha sido definido y no está precisamente en Washington D.C.

A no aflojar.

El Poder real

Alfredo Zaiat produce una interesantísima investigación en torno a las principales transnacionales que ejercen su poder en el país.

Los números de los balances de las tres más grandes empresas locales fabricantes de alimentos son elocuentes. En el primer año de la pandemia volvieron a contabilizar utilidades dejando atrás el fiasco económico del gobierno macrista-radical, y en la primera mitad de éste consiguieron aumentarlas.

Molinos de la familia Pérez Companc, Ledesma de la familia Blaquier y Arcor de la familia Pagani incrementaron las ganancias y también los márgenes sobre ventas en un período que será recordado como la peor crisis global de por lo menos los últimos cien años.

Para eludir la persistente campaña de confusión deliberada del inmenso dispositivo político y mediático de la derecha, la medida oficial que dispuso el congelamiento transitorio de precios no apunta a solucionar el problema estructural de niveles de inflación muy elevados.

El objetivo explícito es intervenir en una puja distributiva donde los sectores de ingresos fijos no pueden mejorar la débil posición relativa que arrastran de cuatro años de alianza macrista-radical y dos de castigo por la crisis del coronavirus. Una parte del sector empresario está acaparando, en cambio, toda la mejora de la recuperación económica luego del derrumbe de la pandemia. Y lo hace a través de aumentos de precios.

Esta dinámica de marcada desigualdad en la apropiación del ingreso queda reflejada en las cifras de estos tres balances de firmas líderes en la producción de alimentos.

Conocer esos números no debería orientar a un análisis moral acerca del monto extraordinario de las ganancias, puesto que el objetivo de cualquier empresa es sumar utilidades, ni a provocar indignación porque los empresarios quieran acumular ganancias ya que así funciona, por ahora, el sistema de relaciones de producción.

El congelamiento de precios por tres meses de una canasta de casi 1500 productos simplemente es una iniciativa de emergencia para intervenir en una puja distributiva que está teniendo como perdedores a trabajadores y jubilados.

Balances de Molinos, Ledesma y Arcor

En mayo pasado, en estas páginas se revelaron los ejercicios económicos anuales, correspondientes al terrible 2020, de tres de los más importantes grupos económicos productores de alimentos del país. Cada una de las páginas de los respectivos balances demostraba que habían ganado mucho dinero en el año de la pandemia, recuperándose así de las pérdidas registradas en los dos últimos años de recesión del gobierno de Macri. 

La abierta resistencia de esas tres empresas a la decisión del gobierno de Alberto Fernández de lanzar una medida de urgencia de congelamiento temporario de precios de una cesta de consumo familiar obliga a una actualización de esas cifras para averiguar si, en lo que va de este año, disminuyó, bajó o subió el monto de ganancias respecto a 2020.

Los lamentos de estos días pueden llevar a una conclusión errónea. En estos meses aumentaron las utilidades, como se detalla a continuación:

* Molinos: finalizó el ejercicio económico 2020 reportando una ganancia neta de 1746 millones de pesos. En la mitad del actual período (seis meses de 2021) anotó 998 millones de pesos. La ganancia bruta sobre ventas aumentó de 29 a 33 por ciento (el factor precios, entre otros, explica esta mejora).

* Arcor: en el segmento Alimentos había registrado ganancias por 1229 millones de pesos en 2020. A nivel de todas las actividades del Grupo, en el primer semestre de este año, el resultado final ascendió a 8807 millones de pesos.

* Ledesma: en el ejercicio económico junio 2020/mayo 2021, las utilidades netas fueron 5203 millones de pesos. En el primer trimestre del actual (junio-agosto 2021) sumó 750 millones de pesos.

Tres episodios

Los aumentos de precios de alimentos, bebidas y artículos del hogar han tenido tres episodios durante el gobierno de Alberto Fernández, que deben precisarse para no caer en trampas analíticas (no fueron ni por la emisión monetaria ni por el déficit fiscal).

1. Recuperación de márgenes de ganancias. Los años del macrismo fueron pésimos en términos de rentabilidad para la mayoría de las empresas, en especial para las vinculadas al consumo interno. La primera etapa del gobierno de Alberto Fernández tuvo el objetivo explícito de mejorar los ingresos reales de los grupos sociales más postergados, que la pandemia interrumpió en forma drástica. En estas especiales condiciones económicas, laborales, sociales y sanitarias, el consumo de productos de la canasta del hogar no se resintió en gran medida, por el contrario se intensificó al concentrarse el ingreso familiar en esa demanda. Con un mercado beneficiado por una coyuntura inédita –además ayudado por la transferencia directa de recursos del Estado a la población vulnerada-, las empresas de esos rubros iniciaron la recomposición de márgenes de ganancias vía precios.

2. Alza de los precios internacionales de las materias primas de exportación. Cuando China superó la peor etapa de la pandemia, a mediados del año pasado, inició una rápida restauración de stocks, entre ellos los de productos agropecuarios. La demanda china derivó en una fuerte suba de los precios de esos bienes que impactó en los precios de alimentos en el mundo, como registró la FAO. En el caso argentino, el aumento de la carne –por la demanda extraordinaria de "vacas viejas" de China- fue el más visible, pero también subieron mucho la soja, el trigo, el girasol y el maíz. Estas son materias primas básicas de la cadena de producción de alimentos. Estos incrementos presionaron sobre los costos, que las empresas trasladaron a los precios al consumidor. Por ese motivo se aceleró la tasa de inflación desde agosto del año pasado hasta marzo último, cuando marcó el pico de 4,8 por ciento.

3. Suba de los precios internacionales de insumos difundidos (aluminio, papel, acero, metales plásticos, vidrio). Cuando el shock externo por el alza de las materias primas de exportación ya había sido absorbido en costos trasladados a precios locales vino otro, esta vez de insumos y de problemas en la cadena global de suministros. Nuevamente los efectos de la pandemia en el funcionamiento de la economía mundial impactando a nivel local. Hoy existen problemas en la cadena de abastecimiento de insumos, materias primas, máquinas y herramientas, además con escasez de insumos y de logística internacional a lo que se le suma demoras en las cadenas de producción globales e incrementos de precios en origen de manera significativa. Este contexto externo crítico vuelve a presionar en los costos, que las empresas están trasladando a los precios al consumidor. Esto explica el repunte de la tasa de inflación en septiembre luego del descenso mes a mes desde abril a agosto pasado.

Costos

En una economía bimonetaria frágil, de pocas reservas disponibles, endeudada, tasa de inflación elevada y entramado productivo y laboral desarticulado, los shocks externos mencionados derivan en una mayor perturbación macroeconómica.

Para desacelerar el ritmo inflacionario, la estrategia oficial fue la heterodoxa tradicional: intervenir sobre los principales costos de las empresas, que a la vez son variables distributivas. Esto implicó ordenar el recorrido de cada una de ellas:

* El tipo de cambio, primero acompañando con rezago de un mes la tasa de inflación registrada y luego ajustando por debajo de ella.

* Las tarifas de servicios públicos, primero con un leve ajuste al alza para después congelarlas a nivel general, definiendo un sendero de subas en segmentos mayoristas.

* El precio de los combustibles, primero con una rápida recuperación de precios hasta mediados de este año, para luego congelarlo.

* Los salarios, impulsando la recuperación en términos reales en los primeros meses del gobierno de Alberto Fernández, proceso interrumpido por el estallido de la pandemia. Desde entonces, los ingresos estuvieron corriendo detrás de la tasa de inflación con medidas que intentaban compensadorla (bonos y reapertura de paritarias). En estos dos últimos meses, los salarios empataron o ganaron unos puntos respecto a la inflación.

* La tasa de interés, costo financiero que fue negativo en términos reales para el sector privado a partir de una deliberada política del Banco Central.

Esta estrategia heterodoxa colisionó con dos shocks externos mencionados arriba que impactaron en los costos de producción: primero, el alza de los precios internacionales de materias primas, y segundo, la escasez de insumos y problemas en la cadena global de suministros.

La intervención en el mercado de la carne fue una de las medidas oficiales para amortiguar parte del primer shock externo, con la imposibilidad política de subir las retenciones al complejo agroexportador para ampliar el desacople de precios locales de los internacionales. Ahora, el congelamiento temporario de precios de una canasta de consumo busca atenuar el segundo impacto externo, al tiempo de intervenir en una puja distributiva muy desigual.

Más balances

El reciente informe de Cifra-CTA "Algunas consideraciones sobre la inflación actual", elaborado por Pablo Manzanelli y Daniela Calvo, ofrece otras observaciones sobre balances para completar este análisis.

Menciona que un aspecto a destacar es que los elevados niveles de inflación de los primeros nueve meses de 2021 (37 por ciento, según el IPC-Indec) fueron contemporáneos a dos procesos especialmente relevantes:

1. La inflación mundial, que tuvo un capítulo especial en el elevado crecimiento de los precios internacionales de la energía, los alimentos y los minerales, que treparon en dólares 82,1, 29,4, 35,3 por ciento, respectivamente, en los primeros ocho meses de 2021 respecto a igual período del año anterior.

2. Las distorsiones en los precios relativos. Es decir, las capacidades diferenciales de formación de precios que tienen los actores económicos en el marco de la puja por la distribución del ingreso y las presiones que ejercen los precios mundiales.

Esto último se pone de manifiesto, explica el informe, con los precios mayoristas de rubros de elevada concentración económica que se incrementaron por encima de los precios minoristas y de sus derivados durante los primeros nueve meses de 2021. Por ejemplo, el índice mayorista Aceites (111,3 por ciento), Sustancias plásticas (92,6 por ciento), Cereales y oleaginosas (90,7 por ciento), Productos siderúrgicos (70,9 por ciento) y Minerales no ferrosos (54,9 por ciento).

"Como consecuencia de ello los oligopolios que lideran esas actividades registraron una recomposición significativa de sus niveles de rentabilidad", afirma el informe Cifra-CTA. Detalla los siguientes resultados de algunas de esas empresas:

* Ternium Argentina (Grupo Techint de la familia Rocca) registró utilidades netas de 40,1 por ciento de las ventas en el primer semestre de 2021, cuando en el mismo período del año anterior había anotado pérdidas contables (-1,5 por ciento). Se trata de un nivel muy superior a los registros de 2019 (10,2 por ciento). Los minerales no ferrosos, insumo básico para productos de Ternium, aumentaron 70,9 por ciento en los primeros nueve meses de 2021 respecto a igual período de 2020.

* Aluar pasó de -6,7 a 8,8 por ciento de utilidades sobre ventas en esos períodos mencionados.

El informe indica que "no se trata de casos aislados ya que el excedente de explotación del conjunto del sector privado aumentó de 48,2 a 53,1 por ciento entre el primer semestre de 2020 y 2021", de acuerdo al último reporte "Cuenta de generación del ingreso e insumo de mano de obra" del Indec. "Se trata de un aumento de 10 por ciento en el margen de ganancia, muy superior a los registros del mismo período de los últimos seis años", concluye.

Batalla política

La cámara que agrupa a los fabricantes de alimentos (Copal) emitió un comunicado rechazando el congelamiento temporario de precios. La Asociación Empresaria Argentina (AEA) difundió uno propio diciendo que "era una medida muy negativa", que así "no se resuelve el problema de la inflación" y que se desalienta de ese modo "la realización de inversiones productivas y la generación de nuevos empleos".

AEA es la expresión corporativa de la conducción política del poder económico (integrada por los grupos Clarín y Techint), que le ha declarado abiertamente la guerra al gobierno del Frente de Todos desde que Alberto Fernández decidiera no romper con Cristina Fernández de Kirchner al poco tiempo de iniciado el mandato presidencial.

Desde entonces no hay día en que no busque erosionarlo. La batalla de los precios es uno de esos frentes que la conducción política del poder económico utiliza para facilitar el retorno de otro experimento neoliberal.

La aspiración explícita que tiene es que ese eventual regreso sea tan arrollador como lo fue el menemismo luego de la debacle alfonsinista. Para ello necesitan una verdadera crisis -gatillada por una fuerte devaluación-, no la que fantaseaban para el segundo mandato de CFK que, al no producirse, provocó una inmediata resistencia social en los años del macrismo. El objetivo que no ocultan es arrasar con derechos laborales y sociales, además de ampliar sus propios negocios.

La inflación es, fundamentalmente, expresión de la tradicional puja distributiva que, como ha quedado probado, en la economía argentina adquiere una intensidad que otras no tienen. La inflación entonces no es solamente un fenómeno económico; es también político.

 Las señales en este sentido son tan transparentes que no considerarlas constituye una ingenuidad asombrosa. En ese sentido, cada parte de la coalición del oficialismo pareciera que no dimensiona lo que significa la existencia de un poder económico que trabaja para desestabilizar al Gobierno. 

La revolución económica y financiera que viene

Federico Kucher, Periodista. Licenciado en Economía (UBA) y magíster en Desarrollo Económico.

La transformación radical de la economía en dónde lo digital e inmediato (real time) serán protagonistas.

Mientras las bolsas siguen marcando record con una economía global castigada, la capacidad de los países de observar la economía con precisión y rapidez avanzará en la misma medida que los dispositivos digitales, los sensores y pagos en vivo. El proyecto Metaverso de Facebook.

El S&P500 mantiene semana a semana sus precios record mientras que los operadores de Wall Street aprovechan al máximo todo su pragmatismo. En los últimos días, el mercado bursátil estadounidense consiguió la aprobación para operar los primeros fondos indexados al bitcoin y disparó los precios de las criptomonedas a nuevos picos históricos. Al mismo tiempo que las inversiones bursátiles muestran un clima de euforia, la producción global enfrenta problemas cada vez más profundos en materia de disponibilidad de insumos, transporte y presiones de precios.

Las formas de interpretar estas divergencias son variadas. Por un lado, los críticos pronostican que se cerrará con un estallido: la explosión de la burbuja financiera. El argumento es que las empresas y los activos bursátiles no pueden aumentar todo el tiempo si los proyectos productivos a los que se dedican no consiguen crecer y ofrecer rentabilidad.

Por otro lado, los optimistas apuntan que la economía –pese a las dificultades actuales- recuperará la senda del crecimiento en base al desarrollo de tecnologías que generarán no sólo nuevos mercados sino formas nuevas de organizar la sociedad. Con esto justifican el precio de las criptomonedas o la capitalización de corporaciones tecnológicas como Facebook.

El proyecto Metaverso

La empresa de Mark Zuckerberg parece empecinada en demostrar a sus inversores que tiene las condiciones para generar un nuevo planeta con nuevos productos y nuevos servicios que ya no dependerá de las limitaciones de la física sino de la imaginación. Esa es la visión que busca instalar a partir del anuncio de su proyecto basado en el Metaverso.

La nueva apuesta de Facebook apunta a crear un mundo virtual que permitirá interactuar a todos los usuarios a través de la realidad aumentada o 3D. Desde ponerse unas gafas para poder encontrarse con colegas de trabajo en una oficina virtual hasta irse de vacaciones a las playas más exóticas que el código permita programar. Para empezar la empresa anunció que contratará cerca de 10.000 ingenieros de software para impulsar este proyecto.

La apuesta es absolutamente futurista y posiblemente esconda la necesidad de la compañía de mostrarse a la vanguardia de la innovación para alimentar el entusiasmo de los capitales globales. Pero, al mismo tiempo, muestra la transformación radical de la economía en dónde lo digital e inmediato (real time) son protagonistas.

La última tapa del semanario inglés The Economist plantea a este clima de época. Habla sobre la economía instantánea y se titula A real time revolution will up-end the practice of macroecnomics (La revolución del real time acabará con la práctica de la macroeconomía).

La revolución del real time

Este fenómeno puede pensarse en muchas rubros como el de los pagos electrónicos. Esperar días para que se confirmen y se liquiden las transacciones locales o transfronterizas parece un modelo de negocios que tiene los días contados. En 2020 los pagos en vivo (con liquidación inmediata), según la consultora McKinsey, crecieron 41 por ciento y en algunas economías como la India se hicieron más de 25 mil millones de transacciones de este tipo en el año.

 

Este fenómeno que se acelerará con el lanzamiento de las monedas digitales de los países, como el yuan digital, permitirá tener "una mina de oro de detalles sobre lo que ocurre en la economía en tiempo real". De esta manera lo describe The Economist que asegura que la capacidad de los países de observar la economía con precisión y rapidez avanzará en la misma medida que los dispositivos digitales, los sensores y pagos en vivo.

El artículo del semanario inglés termina con una provocación para los economistas que consideran los modelos macroeconómicos como la fuente de verdad para tomar decisiones de política. “En lugar de encerrarse durante años en un estudio e investigación para poder escribir la siguiente "Teoría general", los economistas estrella de hoy dirigen laboratorios con mucho personal que tiene como misión analizar datos y números en tiempo real”.

Evidencias

Las evidencias van mostrando que las mentadas “3er y 4ta revoluciones industriales”, no son hechos disruptivos que surgen al azar, sino mas bien el resultado de la historia que los avances científicos y técnicos vuelcan a las formas de hacer y modifican aspectos pero en general no cuestionan las matrices de distribución, sino que, únicamente, generan nuevos actores que pugnan por su espacio.

Si de democracia hablamos, queda en claro que en todo este devenir, las voluntades silenciadas y despojadas de la posibilidad de participar en las decisiones, de bastos sectores de las sociedades en este neoliberalismo globalizador, son parte de los descontentos en las comunidades planetarias que resisten como pueden a esta nueva escala del capital por reproducir sus estructuras absorbiendo los cambios tecnológicos sin reconvertir los privilegios de las minorías que orientan y deciden las transformaciones futuras.

Daniel Roberto Távora Mac Cormack





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