Otro 17 de Octubre

 



La pequeña producción, una apuesta que falta

Natalí Risso, Licenciada en Economía (UBA). Periodista y docente, escribe en Página 12

El "Encuentro de la agricultura familiar, campesina e indígena", en Tecnópolis

Bajo el lema "De nuestras manos a tu mesa", el evento reunió a productores de todo el país, expuso las trabas a la pequeña escala y la necesidad de impulsarla con políticas concretas. 

Cada vez que Daniel baja con mercadería del mar, hay una o dos o tres personas que lo están esperando en la playa. Le ofrecen comprarle todo lo que sacó, ya, en ese momento. Daniel no tiene cámara de frío ni tampoco una cantidad de clientes que le den la tranquilidad de que vaya a poder ubicar las corvinas, los meros, los besugos y los salmones antes de que se pongan feos. En esta relación comercial, el precio lo pone el comprador. Daniel accede. Sabe que ese salmón que vende a 200 pesos el kilo, va a estar exhibido a 800 en cualquier vitrina de cualquier pescadería de Capital. Igual, Daniel accede. 

Daniel es uno de los 1.500 productores de la agricultura familiar, campesina e indígena. y de la pesca artesanal que este sábado trajeron sus productos a Tecnópolis para venderlos directamente a las y los consumidores. El Ministerio de Agricultura de la Nación organizó este "encuentro federal" que pone en evidencia muchas problemáticas de una Argentina que produce para 600 millones de habitantes del mundo, pero que no puede alimentar a un 40,6 por ciento de su población. Con cada vez mayor porcentaje de tierras sembradas con monocultivos, un alerta medioambiental que produce incendios en humedales y sequías, con un mercado concentrado y con un 36,6 por ciento de inflación de alimentos en lo que va del año. 

Los puestos de la feria tienen productos conocidos, como las frutas y verduras de Corrientes, el Bolsón y Buenos Aires; o las aceitunas y el aceite de oliva de San Juan y La Rioja; algún torrontés de Catamarca y las clásicas artesanías del norte Argentino. Alejandro vive cerca del predio y fue con su mujer y su hijo a pasear por la feria. Se compró una miel entrerriana porque "está más barata y es más rica, porque es natural". En una sociedad que demanda cada vez más calidad alimentaria, la agricultura familiar toma relevancia. En Argentina, son 250.000 unidades productivas dedicadas a este tipo de agricultura - de acuerdo al censo 2018- con capacidad de abastecer de comida saludable y nutritiva.  

En el censo anterior de 2002, eran 333.500 los productores artesanales, aquellos que viven en el predio donde producen y por lo tanto cuidan al extremo esas tierras que cultivan, impactando positivamente al cuidado del medio ambiente. Es decir que en la última década se perdieron casi 84.000 productores, que se trasladan del campo a la ciudad: "Tenemos que generar un proyecto de vida rural y también trabajo de calidad", reflexiona con PáginaI12 Miguel Angel Gómez, secretario de Agricultura Familiar.

Ni patrones, ni derechos

Daniel sabe que él podría vender más caro el pescado que acaba de sacar de la banquina de pescadores de Mar del Plata, pero no tiene infraestructura para hacerlo. Dice que le es imposible competir con las empresas que tienen varios buques pesqueros, y que ahora ya es grande pero que, si hubiera podido, hace diez años se metía de marinero ahí. "No tenemos patrones, pero tampoco tenemos derechos. Meterse al mar es mucho riesgo y es un trabajo que demanda esfuerzo", describe.

En la feria hay también rarezas como la harina de haba, la mistela artesanal y un puesto lleno de hierbas silvestres como la rica-rica para el mate, puspuso para la presión, muña muña con poder afrodisíaco o la capallona para "el mal aliento, el mal aire. Para aromatizar aunque algunos si están muy decaídos la toman", explica Catalina, la encargada de ir a sacarlas a un cerro alto de la cordillera y vendérselas a los turistas que visitan la quebrada de Humahuaca.
 

El puesto de Jorge es colorido: hay acelga, morrón amarillo, remolacha, tomates cherry. Todas verduras agroecológicas que él y otras 39 familias producen en los jardines de sus casas correntinas. Jorge trabajó desde los 12 años como peón por día, jornalero. Hace diez años consiguió un crédito para comprar nylon y maderas, materia prima básica para producir hortalizas y decidió saltar: "Uno cree que no puede, pero es que no te animas a saltar. La economía es mejor ahora que cuando era peón, tengo más momentos libres para hacer otras cosas además. Y con vender dos cajones de tomate, gano lo que gana un peón en una semana trabajando 8 o 9 horas por día", explica

Poder de negociación

Jorge se organizó junto a 40 familias que producen y venden a algunos intermediarios pero también en una feria cerca de Cruz de los Milagros, donde vive con su mujer y sus dos hijos. Como están organizados, tienen poder de negociación: "Antes había mucho egoísmo y lo único que nos importaba era vender cada uno su producto, pero desde que nos comprometimos también nos apalabramos para no vender el producto a cualquier precio, y ahí los compradores tienen que respetar", determina. 

Gracias al crédito Jorge se convirtió en la excepción a la regla. Es que la mayor dificultad que tienen los productores para no poder competir en mercados más grandes tiene que ver con la falta de infraestructura. Daniel quiere hacer una cooperativa y acceder a créditos para comprarse una cámara de frío y poder elegir si no quiere venderle todos los pescados al intermediario que los espera en la playa. 

Nelly López es de la comunidad de Temiurendo en Pichanal, Salta. En su jardín tiene plantas de papaya y de mango, que sirven para producir pero también dan sombra. Los frascos que usan para vender los dulces son los de una conocida marca de mermeladas, las compran a 120 pesos y esterilizan los envases. Después, venden los dulces a 250 pesos. También tiene hierbas silvestres como la tusca, con la que prepara jabón con poder cicatrizante. Como no tiene gas natural, una buena parte de ese jabón lo tiene que cocer al fuego: "Si pudiéramos convertirnos en cooperativas accederíamos a algún crédito para tener un espacio cómodo para cocinar, y facturar para tener contacto directo con el productor de los frascos", explica. 

Además de las condiciones de los productores, la agricultura familiar tiene un potencial para mejorar la vida de los y las consumidoras. No solo para brindar productos sanos, orgánicos y de calidad sino también para por lo menos tener una idea de cuánto cuestan realmente los alimentos: "Estoy convencido que en la medida que aumentemos la capacidad de producir alimentos y que los acerquemos al consumidor rompemos la cadena de especulación, porque los precios que tienen los alimentos nada tienen que ver y tienen una distorsión enorme con los precios que le pagan al productor", le explicó el ministro de Agricultura, Julián Domínguez, a PáginaI12 mientras recorría la feria. 

Cuando tenga la tierra

La desigualdad en el acceso a la tierra es un fenómeno de toda América Latina. Según un estudio de OXFAM, el 1 por ciento de las fincas de mayor tamaño, es decir de más de 2.000 hectáreas, concentran más de la mitad de las superficies agrícolas más productivas. En tanto las más chicas, de menos de 9 hectáreas, ocupan menos del 13 por ciento de la tierra productiva.

En Argentina el despojo de tierras, más del 40 por ciento en los últimos 30 años, implica que los pequeños productores tienen cada vez menos parcelas para trabajar. Mientras tanto el agronegocio va ganando grandes extensiones con un modelo productivo basado en la explotación y destrucción del medio ambiente.

"Vamos a poner el acento estos dos años en facilitar el crédito de los productores de la agricultura familiar y de las economías en pequeña y mediana escala para que puedan ser titulares de la tierra pero como política de Estado, no como una política marginal", asegura el ministro Julián Domínguez.

Desde el Ministerio apuntan a facilitar el acceso del productor a la tierra como punto de partida para darle entidad a la agricultura familiar y hacer más atractivo este proyecto rural de vida. "Nadie mejora la calidad de su producción sintiéndose un nómade en su propia tierra. Hay que diseñar políticas de financiamiento en lo inmediato que permitan el pequeño productor ser titular de la tierra con financiamiento del Estado", dice Domínguez.

Es ley

El ministerio de Agricultura está además a punto de reglamentar la Ley de reparación histórica de la Agricultura familiar para la reconstrucción de una nueva realidad. La ley fue redactada y aprobada a fines de 2014, y su reglamentación quedó pendiente en los cajones del ministerio de Agroindustria, que bajó su rango a secretaría durante la gestión macrista. Actualmente está en Jefatura de Gabinete, a la espera de ser finalmente reglamentada.

La ley declara de interés público a la agricultura familiar, campesina e indígena "por su contribución a la seguridad y soberanía alimentaria del pueblo" y promueve beneficios impositivos progresivos y un régimen previsional especial para los agricultores y agricultoras familiares.

Plantea acciones para facilitar el acceso a la tierra, como el freno por tres años a los desalojos que sufren los campesinos por el avance del planteo productivo opuesto, de concentración de la tierra. Además promueve un banco de tierras propiedad del Estado para disponerlos para el desarrollo de la agricultura familiar.

También contempla un apartado para incrementar la productividad y competitividad en el ámbito rural y darles más derechos a los y las agricultoras familiares. Incluso prevé asistencia técnica para incorporar desarrollo tecnológico en estos campos de pequeña escala, y así poder competir e condiciones menos desiguales.  

Inflación

Randy Stagnaro, Editor en Convergencialatina.com en Grupo Convergencia, periodista y delegado en “Tiempo Argentino”, antes de formarse la cooperativa actual, escribe “Reclaman acciones más firmes ante los formadores de precios”

El nuevo secretario de Comercio Interior, Roberto Feletti, apunta a controlar solo los valores de los productos de consumo masivo. Pero queda afuera gran cantidad de bienes y servicios. La industria metalúrgica advierte que sus proveedores de insumos suben precios muy por encima de la carestía.

Si bien tanto en el gobierno como entre la oposición y los analistas se preveía un número fuerte, el dato de inflación de septiembre, del 3,5%, causó un fuerte impacto y reabrió el debate sobre sus causas y las políticas necesarias para dominarla.

En esta pulseada a varias bandas se defienden básicamente intereses concretos, aunque sustentados en posiciones ideológicas que muchas veces tienen poco asidero con la realidad concreta. Pero lo cierto es que la inflación funciona como un ácido que corroe los compromisos asumidos y deja al desnudo los desequilibrios y las relaciones de fuerzas desiguales. En la Argentina, mete en la pobreza a amplios sectores vulnerables y destruye la calidad de vida de los sectores con ingresos en pesos y relativamente fijos, como los asalariados y jubilados. Pero, al mismo tiempo, enriquece a unos pocos, que son los que pueden escapar de la moneda local invirtiendo en dólares u otros activos, hecho con el que alimentan aun más la inflación. Cuando ellos vuelven a los pesos, todo es más barato.

Por eso es que la inflación es tan desgastante: pone frente a enormes sectores de la población el problema del poder real y de su ejercicio. Entre los analistas locales que estudiaron los resultados electorales de las PASO hubo consenso con que los efectos de la carestía fue uno de los principales culpables del mal desempeño electoral del oficialismo.

El gobierno se vio urgido a intervenir, más cuando los datos de octubre indicaban una repetición de las subas de septiembre. Su respuesta fue la salida de Paula Español y el ingreso de Roberto Feletti en la Secretaría de Comercio Interior. El objetivo del nuevo funcionario es establecer límites a una parte de la suba general de precios, la que corresponde a los productos de consumo masivo. Para lograrlo, Feletti tratará de que el noveno programa de precios que prueba este gobierno tenga resultados concretos en términos de precios congelados de poco más de 1200 artículos durante 90 días.

Los métodos atávicos

Esta mirada del problema de la inflación es considerada conspirativa y arcaica por el establishment económico y político, que tiende a pensar que la carestía es provocada por el exceso de moneda circulante, que se emite para cubrir el déficit fiscal, que a su vez es provocado por el gasto público destinado a cubrir alguna necesidad popular. Así de lineal es el razonamiento, al punto que los subsidios que tienen por fin sostener las ganancias del capital –que son muchos y permanentes– no entran en el análisis. Esta posición se ha exacerbado con los recientes anuncios de la administración Fernández, en el sentido de que se realizarán transferencias de fondos hacia programas estatales dirigidos a diversos segmentos de la población. Para el establishment, esa es la emisión monetaria que rebalsa el vaso y potenciará la inflación. El problema es que los gastos más fuertes aún no se hicieron, como el bono a los jubilados y el IFE 4.

Desde la vereda de enfrente no tienen dudas. “La cuestión de emisión es chamuyo”, dice en lenguaje coloquial a Tiempo Hernán Letcher, economista y director del Centro de Economía Política (CEPA). “El circulante tiene una caída del 10 por ciento en términos reales respecto del año pasado. Conclusión: no hay emisión incremental del circulante; no hay ‘la platita’ en la calle”, agrega. De hecho, la base monetaria creció a un ritmo que fue menos de la mitad del de la inflación en el año que va de septiembre de 2020 al mismo mes de este año. Y cuando el crecimiento de la base monetaria fue cercana a cero entre septiembre de 2018 y el mismo mes de 2019, la inflación interanual acumuló en ese momento un 36,6 por ciento.

Los liberales apuntan a la acumulación de pasivos remunerados y Leliq emitidas por el Banco Central, en el sentido de que la expectativa de la emisión futura quieren reflejarla en una brecha que después la expresan en precio. No es así”, subraya Letcher, para quien el dato de inflación de septiembre es principalmente consecuencia del comportamiento del sector empresario: “Están ganando plata y básicamente remarcan porque pueden”.

Letcher asegura que existe una “disociación” entre la evolución de los costos de producción y comercialización versus la inflación, con esta última creciendo a un ritmo más acelerado respecto de los costos en un cuadro de casi congelamiento de tarifas y de salarios todavía peleando por una recuperación real. Y observa el mismo fenómeno en relación al dólar desde febrero pasado. “Hasta ese momento se mantienen a la par, pero desde allí en adelante la separación se hace cada vez más notable”, afirma. Desde febrero en adelante, el peso perdió un 10% respecto del dólar pero los precios subieron un 27%, subraya.

No hay ninguna causa para que la inflación se haya disparado, pero tampoco para los niveles de inflación de los meses previos”, apunta. Respecto de septiembre, agrega que “con los anuncios de aumento en las transferencias desde el Estado para los distintos programas destinados a los sectores populares y las jubilaciones, ya ni siquiera se esperó a que se concretaran, sino que antes incluso empezó la remarcación de precios como mecanismo de apropiación de ese excedente que aún no existía. Esa es la dinámica de los formadores de precios en la Argentina actual”.

Combatiendo la inercia

En el gobierno no hay una opinión uniforme respecto de las razones que generan la inflación. Puede haber “multicausalidad”, como dijo el ministro de Economía, Martín Guzmán, pero también tratarse de un “problema macroeconómico”, como antes había señalado el mismo Guzmán dando aire a los que hablan de que se trata de un problema monetario. A Feletti se lo convocó para “recuperar el poder de compra del salario en un trimestre de mucho consumo”, según dijo el flamante funcionario en una entrevista con señal A24. Pero las acciones de Feletti están apuntadas sobre un segmento único, el de los productos de consumo masivo: alimentos, bebidas, limpieza y tocador. El resto, desde alquileres a las comisiones de servicios financieros, corren por otros carriles y con otros modelos de control. De última, se busca que al comprimir los precios se sofoquen los reclamos salariales.

Pero ese formato de actuación está debatido y no tiene consenso entre economistas cercanos al gobierno. Para Nicolás Pertierra, economista jefe del Centro de Estudios Scalabrini Ortiz (CESO), “los acuerdos de precios sirven para evitar una disparada brusca, pero encarado sector por sector no se ataca la inercia inflacionaria”. Pertierra se refiere a que mientras una devaluación del peso o un shock de precios internacionales de materias primas son factores de impulso de la inflación, la inercia –motivada por las expectativas– lo es para su propagación y sostenimiento en el tiempo.

Una semana se hacen acuerdos en alimentos, después se pasa a construcción, después a salud y medicamentos, luego vestimenta, educación y así. Sector por sector hace que el trabajo sea muy arduo, siempre queda un agujero por tapar”, dice.

Pertierra considera que la inercia inflacionaria incorpora los impulsos como expectativa. Puede pasar que el impulso cambiario es muy transitorio y ahí no te queda como componente inercial. Eso pasa en otros países: devalúan y no tienen un salto inflacionario tan grande, el famoso pass through que vemos acá, donde gran parte de la puja distributiva, primero, y los saltos cambiarios, después, quedan incorporados como expectativa hacia adelante”.

Pertierra considera que hay que bajar esas expectativas y propone para eso “un programa de estabilización heterodoxo más amplio”, aunque admite que en el contexto electoral “es difícil porque requiere un compromiso político fuerte de distintos actores. Una vez que pase la elección, para el año que viene, me parece que tiene que empezar a ser algo para evaluar”. El programa incluiría el congelamiento de precios y salarios.

Desfasajes

En la industria se lamentan por la suba de los costos, especialmente de los insumos. El gobierno se ha mostrado poco eficaz en el control de estos valores y no pasa de la advertencia ante la suba de esos precios. Según Francisco Arno, analista económico y financiero de la Asociación de Industriales Metalúrgicos (Adimra), en el primer semestre del año, los costos metalúrgicos crecieron un 31,8%. “La magnitud es superior a la inflación y a la variación del tipo de cambio nominal y afecta los niveles de rentabilidad de las empresas del sector”, asegura. Durante estos seis primeros meses del año, el Indec registró un aumento de precios del 25,3% y la depreciación del tipo de cambio oficial fue del 15,2 por ciento.

En diálogo con Tiempo, Arno enumeró: “Los insumos básicos ferrosos acumularon un aumento del 42% en los primeros seis meses del año, mientras que los insumos básicos no ferrosos subieron un 25%. Por su parte, la energía eléctrica registró una suba del 11% según el precio que releva Cammesa”.

De acuerdo con los registros de Adimra, insumos específicos de gran peso en los primeros eslabones de la cadena metalúrgica tuvieron alzas significativas: entre marzo y septiembre pasados, el alambre registró un aumento en dólares del 45%, las placas laminadas en caliente registraron un aumento promedio del 29% de abril a octubre de este año y los tubos rectangulares promediaron un incremento del 17% entre febrero y septiembre.

La situación se torna delicada, debido a que a pesar de que la industria metalúrgica, en términos agregados, ha recuperado, con variaciones, sus niveles de producción prepandemia y la demanda se está recuperando, el aumento en los costos no puede trasladarse en su totalidad a precios. De modo tal que muchas empresas metalúrgicas ven afectados sus niveles de rentabilidad”, asegura el economista.

Los reclamos de Adimra valen para el conjunto de la industria liviana transformadora, sometida a la imposición de precios de sus proveedores de insumos, en general monopólicos u oligopólicos. Si en ese nivel los precios están desatados, aguas abajo, en las góndolas, se hace muy difícil de atajar para unos ingresos devaluados y en retroceso.

Los precios globales y el Estado

Los precios internacionales están en alza y se encuentran en sus máximos. En el caso de los alimentos, son los más elevados desde 2014, y en el de la energía, desde 2012. La estampida golpea a todos los países. Por caso, el ritmo de la inflación de Brasil se duplicó entre enero y septiembre, al pasar del 4,5% interanual al 10,25%, respectivamente, por las subas de los alimentos y la energía, que a su turno impulsan las subas del transporte y de todos los bienes y servicios vinculados.

En la Argentina, con el gobierno con el foco puesto en los precios de los productos de consumo  masivo, se pierde de vista este impacto y, por el contrario, en una decisión que puede tener impacto, se eliminan las retenciones a las exportaciones de bienes y servicios.

Un debate propio de una ciencia social

Los economistas consideran que son los únicos que pueden discutir las causas dela inflación. Desestiman cualquier otra aproximación. Esto se acentúa con los llamados ortodoxos, en general más cercanos al establishment, que consideran que los argumentos de sus oponentes heterodoxos rozan la mística.

En el caso de los controles de precios, estos últimos suelen hablar de la voracidad de los empresarios argentinos a la hora de imponer nuevos precios. Pero la pregunta inmediata es: ¿por qué los empresarios de los demás países no se comportan igual si de esta forma logran ganancias extraordinarias?

Pero allí entra en juego la historia y la conformación social de cada país. “Es cierto que en la Argentina aún no está definido su acuerdo de distribución de los ingresos”, dice Nicolás Pertierra, de la CEPA. Pero advierte que la llamada puja distributiva es relativa: “Después de una pérdida del poder adquisitivo del salario del 30% durante el macrismo, la puja distributiva ya no está en escena”, advierte.

Moroni: el salario gana

El ministro de Trabajo, Claudio Moroni, afirmó ayer que la suba de la inflación en septiembre “fue un mes muy particular” y aseguró que al Gobierno le “preocupa el dato de la inflación”.

En una entrevista con la AM 750, el ministro precisó que “más del 90 por ciento de las paritarias le viene ganando a la inflación”. En ese sentido, manifestó que “si hay que reabrir las paritarias, se hará” y sostuvo que “aún con este mes, los salarios le están ganando a la inflación”.

Con todo, muchos sindicatos aun no lograron superar el nivel de inflación interanual que, a septiembre, era del 52,5 por ciento. Es el caso de docentes, prensa, gráficos, televisión, estatales y un largo etcétera. Incluso, en los casos en los que se definió una reapertura, la parte patronal se niega.

El costo oculto de la inflación y la opción de las criptomonedas

Juan Manuel Galvaño Ter Akopian escribe en “Ambito Financiero”

El otro día en una reunión entre economistas, ingenieros, licenciados en relaciones laborales, empresarios y algún que otro bancario (que entró de copetín) empezó el debate sobre las criptomonedas y las chicanas empezaron salir. Con el banquillo de acusados ocupado por una sola persona, el economista cripto escéptico, la primera frase se hizo sentir: “En tan solo una semana hice 3.000 dólares en bitcoins”. Lo curioso de todo, es lo que está detrás y no se ve. Para empezar en la Argentina del 2021, una ganancia de 3.000 dólares equivale a 8/10 sueldos promedios (aprox) permítanme no ser exacto.

Ahora bien, supongamos que en realidad deberíamos comparar ese ingreso con alguien del mismo nivel de desarrollo profesional (medido en cantidad de años invertidos al estudio y al trabajo) si un ingeniero tarda en promedio 10 años entre que se recibe y gana una cierta experiencia para poder empezar a generar ingresos con criptomonedas sería el equivalente cierto a alcanzar un estatus medio en un trabajo calificado del tipo ejecutivo.

Un salario calificado equivale en el mejor de los escenarios al 50% de la ganancia que se alcanzó especulando con los bitcoins (1.500 dólares) pero si lo deflactamos por el tiempo (la unidad de medida más estable de todas) la relación es mayor; un trabajador calificado tarda 30 días en alcanzar el 50% del ingreso que alcanzó un especulador en tan solos 7 días, a decir, el ejecutivo alcanzó solo el 12,5% proporcionalmente en comparación con el anterior. Dicho de otra manera, especulando un ingeniero logró una velocidad de acumulación 8 veces mayor al promedio de quienes tienen el mismo tiempo de vida invertido en calificación profesional.

La inversión es una de las claves para el crecimiento y la velocidad de acumulación define la trayectoria de dicha inversión en el largo plazo y sin crecimiento no es posible el desarrollo. Por lo tanto, necesitamos ahorrar para invertir y crecer y el ahorro se canaliza en inversión a través de instituciones económicas. El mecanismo es sencillo, los bancos pagan una tasa de interés pasiva por los ahorros recibidos y cobran una tasa activa por los ahorros prestados a los diferentes inversionistas, su rol en el sistema radica en captar ahorristas y detectar inversores “solventes” para colocar dichos ahorros.

El sistema se vuelve sostenible en el tiempo cuando en el agregado (es decir, la suma total) de proyectos generados por préstamos bancarios los retornos de la inversión hacia los inversores son positivos y estables en el tiempo. Esos retornos se dividen entre los ahorristas que aportaron el capital, los bancos que desarrollaron el esquema y los inversores que llevaron adelante el proyecto de rendimientos positivos.

Pero ¿Qué sucede cuando hay inflación? Empecemos por definir que es la inflación, significa el aumento sostenido de los precios en un período de tiempo finito cuantificado sobre un índice de precios al consumidor donde integra una canasta básica de productos.

El aumento generalizado de las mercancías no es exacto, algunos productos aumentan más y otros menos, el IPC mide un promedio de estos, lo que significa que cuando tenemos inflación se pierde la relación que existe entre las distintas mercancías (a priori un auto equivale a 2 toneladas de caramelos, pero con inflación la relación puede cambiar, puede pasar a valer 2.1 o 1.8 dependiendo de cómo sea la variación de precios en ambos mercados).

Llevemos el concepto a los retornos futuros de los proyectos, cualquier negocio que se quiera establecer se encuentra atravesado por una ecuación muy sencilla: ingresos – costos = ganancia (I-C=G). Ahora además agregamos una cuestión adicional, la relación entre las mercancías producidas (con su costo de producción) y el resto de las mercancías que circulan en el mercado.

La inflación distorsiona aquella relación y por lo tanto establecer proyectos de inversión futura requieren mayor grado de análisis especulando sobre cómo van a ser las relaciones futuras de la mercancía a comercializar respecto del resto de las mercancías, ahora para poder embarcarse en un proyectos de largo plazo se requeriría un nivel de análisis más complejo para estimar la inflación (y como dijimos también la relación de cambio entre mercancías) y esa complejidad termina siendo una barrera de entrada principalmente para las micro y pymes del país.

En otras palabras, la inflación quita la posibilidad de solicitar préstamos a largo plazo (y llevar adelante proyectos de inversión) debido a la complejidad en el análisis económico y la incertidumbre que se genera, es muy difícil estimar a qué precio vas a vender un producto y cuanto vas a pagar en insumos y salarios (es menester que debería mantenerse constante la relación entre precio de venta y salarios/insumos).

Que no se pueda generar un comportamiento estable y positivo en el tiempo de los retornos en los proyectos de inversión debido a la inflación hace inviable la posibilidad de que la tasa pasiva que pagan los bancos a los ahorristas tenga también un comportamiento positivo de largo plazo.

Dicho de otra manera, si una empresa no tiene estabilidad de largo plazo entre el precio de lo que produce, sus costos de producción y el resto de las mercancías que hay en la economía no puede asumir proyectos de inversión de largo plazo y por lo tanto el banco no puede prestarle a largo plazo, si esto no ocurre tampoco podría pagar una tasa de interés pasiva al ahorrista que sea positiva.

Como el largo plazo se vuelve inviable el corto empieza a tener mayor peso, la velocidad de acumulación (de corto) pasa a ser la variable decisoria para los pequeños y medianos ahorristas y es acá donde entra el debate, como no se puede apostar a un plazo fijo ya que este no exhibe retornos positivos la opción de ahorrar en dólares o especular en la bosa/invertir en activos financieros o derivados toma significancia. Las criptomonedas en este escenario muestran la mayor velocidad de acumulación de corto de aquí su gran atractivo. Un ingeniero ganó en una semana el equivalente a lo que un trabajador tarda en ganar en 8 o 10 meses, los números son indiscutibles.

Nadie sabe cómo responder el famoso “que hubiese sido si” pero está claro que la inflación mata proyectos de inversión, desincentiva a los ahorristas a utilizar los canales tradicionales de ahorro y potencia la especulación de “inversiones” con altos retornos de corto plazo que no tienen ninguna implicancia positiva para la sociedad en su conjunto. Quizás si los bancos pudieran generar retornos positivos y estables en el tiempo para los ahorristas habría menos especuladores tratando de salvarse con la fiesta del mundo cripto, pero si seguramente habría menos necesidad de guardar dólares debajo del colchón.

IDEAS fijas, multitudes que regresan

El Periodista, abogado, docente universitario y escritor​, Mario Wainfeld, escribe hoy en Página 12

IDEA, el 17 de octubre, el Día de la Madre en 2020 y ahora. Un Coloquio remanido y hostil, la presencia del presidente Fernández. El planteo de Feletti, o hay acuerdo o se aplican las leyes. Respuestas y quejas empresarias. Las muchedumbres regresan al espacio público: un escenario reabierto.

Hace un año, día más o menos, se concelebraban el 17 de octubre, el Día de la Madre, el Coloquio de IDEA. La Argentina atravesaba el peor momento de la pandemia: se tornaba forzoso minimizar la presencialidad masiva y extremar cuidados. Hasta las reuniones familiares se restringían… en ese aspecto hoy será un mejor día.

El oficialismo concibió “un 17” creativo, inédito, informático. Volveremos y seremos millones de avatares que cobrarían vida virtual en la web 75octubres. La página fue hackeada, denunciaron los organizadores. O colapsó, se mofarían los adversarios. Jamás se dilucidó, cosas peores quedan sin investigar en nuestras pampas.

El tropiezo se transformó en estímulo para que multitudes se alejaran de las compus, ocuparan de modo espontáneo las calles, amuchándose con cuidado o formando caravanas de autos. Gracias al cálido contorno, el acto oficial en la CGT tuvo su encanto, impensable horas antes. El peronismo resurgió, construyendo una jornada dichosa, improvisada, con calor humano, gritos, consignas, bocinazos.

En ese año, el presidente Alberto Fernández participó por Zoom en el mal llamado Coloquio de IDEA. También conferenció el ministro de Economía Martín Guzmán. Este columnista escribió entonces que “les contestaron con soberbia, en el límite mismo de faltarles el respeto”. Ahora AF resolvió diferenciarse de nuevo de les ex presidentes Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner quienes siempre rehusaron someterse a ese circo romano arrogante, predispuesto a bajarles el pulgar.

Anteayer, Alberto recibió una respuesta gélida: menos brutal que en 2020, más exigente en las demandas. Aplausos protocolares, reproches a granel en formatos surtidos.

En el entorno presidencial explican que el presidente extrema su faceta dialoguista. En el mini entorno añaden que forma parte de la estrategia diseñada por el asesor catalán Antoni Gutiérrez-Rubí. Escuchar a vecinos del conurbano o conversar con capos de las corporaciones patronales. Este cronista opina que son colectivos muuuuy distintos. Que el esfuerzo destinado a los popes del Coloquio es excesivo, que la investidura presidencial se resiente cuando engalana un ámbito hostil.

Siempre hay a mano paráfrasis de la queja del fallecido ministro de Economía radical Juan Carlos Pugliese: este Gobierno les habla al corazón y hasta al cerebro porque la reactivación es notoria. Le responden remarcando. Las tentativas aspiracionales- dialoguistas chocan con los resultados.

El presidente defendió políticas públicas, expresó que la doble indemnización y la prohibición de despidos son temporarias (así se concibieron) y cesarán cuando cambien las circunstancias.

Un almuerzo con empresarios en la Casa Rosada anticipó la tenida.

El contexto es más confrontativo que esos intercambios. Hay un mundo real fuera de Costa Salguero, albergue de tantos curros. Prosigue la tenaz ofensiva contra la indemnización por despido, punta de lanza de reclamos expansivos de reformas laborales como las noventistas o como la Ley Banelco.

La novedad de la semana fue que el oficialismo, encarnado por el flamante Secretario de Comercio Interior, Roberto Feletti, cantó quiero retruco.

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La lista y la pulseada: Feletti busca acordar congelamiento de precios por 90 días, una lista de 1247 productos esenciales. Los grandes formadores de precios regatean, formulan una contraoferta avara. El Secretario fija una reunión para mañana: si no hay acuerdo, regirá el congelamiento, aplicándose las normas vigentes en caso de desobediencia.

Clarín”, “La Nación” e “Infobae” interpretan a coro o en canon: “El Gobierno amenaza con aplicar la ley”. Llamar “amenaza” a valerse de la ley, un hallazgo del establishment.

El oficialismo espera también realineamientos dentro del empresariado, separar a los formadores de precios de otros sectores que también los padecen.

La inflación de productos básicos constituye una de las mayores deudas del Gobierno con la ciudadanía. Y una derrota a manos de un sector del establishment económico.

Los empresarios, los CEOS, sus opineitors orgánicos aducen que leyes de Abastecimiento hubo siempre y que jamás rindieron buenos frutos. A cuenta de futuros abordajes, polemizamos un poquito mostrando “el otro lado”: abundaron políticas antipopulares, avances contra conquistas laborales… siempre perjudicaron a los laburantes.

Ejercitemos un cachito la memoria aunque sea una gimnasia pasada de moda. Entre 2003 y 2013 (o 2011 para las lecturas restrictivas) subieron los sueldos, se rehabilitó la eficacia de las convenciones colectivas, bajó el desempleo, se ampliaron o crearon programas sociales, se cuasi universalizaron jubilaciones, varios etcéteras. La economía funcionó mejor con redistribución, crecimiento y conquistas. Un saldo superior al logrado en los gobiernos menemista, aliancista y macrista..

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Leyes “A”, altri tempi: En el segundo mandato de Cristina se modificó la ley de Abastecimiento dictada en los setenta y se dictó una de Defensa de la Competencia. La derecha fáctica judicializó las normas, comenzó a hacerlo en medio de la discusión parlamentaria. Un record autóctono en tan infausta disciplina.

Las reglas se usaron con cuentagotas. Ante un paro con bloqueo a refinerías de petróleo dispuesto por el Sindicato de Camioneros se amagó aplicar la ley a los huelguistas, un exceso. El agua no llegó a ese río pero fue una de las semillas del antagonismo entre Hugo Moyano y Cristina Kirchner que perduró demasiado tiempo.

La leyes peronistas no inventaron nada. La memoria Random del cronista evoca una campaña para elecciones parlamentarias durante el mandato de Arturo Illia en la que se recriminaba al presidente radical “contra la carestía/no se aplica la ley A”, con musiquita pegadiza. Spots hubo siempre, también.

Por ahí mucha gente no rememora. Pero el expresidente Mauricio Macri “amenazó” valerse de la Ley de Abastecimiento en otoño de 2019, cuando su programa económico se caía a pedazos. Incluso advirtió que pediría auxilio a ONG de consumidores y a movimientos sociales para que controlaran precios en los comercios. No concretó nada. De todas maneras, queda claro que no hay tanto nuevo bajo el sol.

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Pandora no, Intratables sí: Minga de alusiones a los Pandora Papers en el atril o en el Zoom del Coloquio. Los nombres de los 2521 compatriotas pescados con cuentas off shore no se conocen. Apenas se goteó un puñado. Quienes manejan la data amarretean precisiones. Una suerte de falso secreto fiscal para evasores…. Tendrán sus motivos.

¿Cuántos fugadores habrán pagado un fangote de plata para acodarse en las mesas de IDEA? Imposible saberlo con certeza… sospechar es lícito.

Las crónicas refieren que el aplausómetro vibró con el inspirado verbo de José Luis Espert. Les candidates hablaron de a uno, ya se verán las caras en el ring… perdón, en el estudio de Todo Noticias. El miércoles debatieron los candidatos a diputados por la Ciudad Autónoma. El próximo lo harán los bonaerenses. Lo que viene es opinión neta, spoiler para quien prefiera saltearla.

Las reglas de esas tenidas, el formato cada vez más barullero, las concesiones al “modelo Intratables” complican o hasta imposibilitan una polémica seria, quién sabe una audible.

Los candidatos enfrentan dilemas difíciles, ingratos. No presentarse los expone a reproches de los medios o de gente común. La lógica política impone que quien “va perdiendo” dispone de una chance, no tiene que desperdiciarla. Uno sabe eso y no se erige en consejero de campaña. Como espectador y como sujeto politizado lamenta el espectáculo, al que asiste. Intuye que a la larga, las competencias las gana la tele. Todo Noticias(TN) seguro que ganó. Un canal privado, de un Multimedios oligopólico, que se disfraza de democrático durante un par de horas. Los profesionales, maestros en la manipulación y las fake news, se enamoran del rol en ese lapso. Se la creen, les da gusto. Luego, con la resaca a cuestas vuelven a su territorio, su zona de confort, sus hábitos.

Y, pese a todo, la visibilidad produce resultados. Expuesto, Javier Milei se pone nervioso. No sabe acomodarse a reglas diferentes a las que lo auparon hasta ahora. Mete la pata al hablar sobre el cambio climático, un tema que fascina a jóvenes-potenciales votantes.

Imposible medir el impacto del debate en intención de voto. La experiencia comparada señala que casi siempre es escueto, que el precedente Kennedy-Nixon forma parte del pasado irrepetible.

Los bonaerenses serán seis y no cuatro, lo que podría desencadenar mayor barullo. Se comprueba la tendencia unitaria de los medios: CABA y Buenos Aires fungen de ombligo del mundo. Son distritos grandes, se eligen numerosos diputados… pero eso es solo parte de la verdad. La otra es que para los medios dominantes la Argentina termina en el AMBA. Ruda tendencia centrista que la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual procuró disminuir. Una de sus tantas virtudes que le granjeó adhesiones en toda la geografía nacional y que se tiró al tacho cuando Macri la despanzurró, pagándole a Clarín los servicios prestados. Rápido, de contado, con el impresentable Oscar Aguad haciendo la tarea sucia.

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Un retorno para celebrar: El regreso a cierta normalidad revitalizará los encuentros por el Día de la Madre.

La Selección dio alegría a muchos corazones, la presencia del público “cambió el aire”. Embelleció las victorias, consagró para siempre a Messi, hizo ídolo al Dibu Martínez, reivindicó al Fideo di María.

Las movilizaciones de hoy y de mañana fueron precedidas por idas y vueltas difíciles de explicar y hasta de comprender. En una de esas los cambios atendieron a reclamos de militantes y adherentes, de gente de a pie que quería expresarse. Pudieron incidir divergencias internas, que sobreviven y cuya real magnitud se medirá después de las elecciones.

Como fuera, el sistema político argentino es incompleto y hasta inconcebible sin la activa y multicolor movilización popular. La movida callejera protagoniza, influye, a menudo cambia la realidad. Como mínimo, da cuenta de los reclamos , las protestas y las emociones colectivas. Jamás una marcha o un acto expresan a la totalidad pero ésta es menos inteligible sin el termómetro callejero.

Ya se retomó a Pugliese, evoquemos a Chico Novarro: ¿hace falta que te diga, lectora o lector, que este reconocimiento-elegía no equivale a endiosar específicamente las movilizaciones antes de que se concreten? Miles o millones de protagonistas le darán sentido, demarcarán rumbos, cantarán o gritarán. Harán camino al andar.

Como es regla, las Madres y las Abuelas dieron el primer ejemplo al suspender los actos del 24 de marzo, dos años seguidos. Ahora, la comunidad pugna por recuperar pedacitos de vida, gestos de afecto, abrazos, compañía.

Las convocatorias de hoy y mañana reabren una puerta. No es serio predecir qué hay “del otro lado”. Seguro que es mejor, más apegado a las tradiciones populares que las restricciones que impuso la pandemia. El resto, el futuro se irá re-construyendo.

Octubre en la Plaza

Jorge Giles, Periodista, poeta y escritor, escribe para Vaconfirma (VCF)

Si el peronismo pierde esa capacidad histórica de movilizarse y ganar las calles y las plazas moldeando su destino, habrá perdido su huella identitaria y quedará vacío de contenido en medio de la noche más oscura, ladrándole a la luna. Sin alma. Publicado en La Tecla Eñe.

El peronismo nació en las calles. Vaya con la novedad. Su primer domicilio real fue la Plaza de Mayo. Allí se bautizó aquel 17 de Octubre de 1945 y ya nunca más se movió de allí, su alma.

Cuando fue gobierno, movilizó a su pueblo para apoyarse en él. Y cuando fue resistente, hizo lo que pudo, pero igualmente movilizó. Gobernar es movilizar. Resistir es también movilizar. Esa es la esencia del peronismo que hay que recordarles a los desmemoriados.

Y para ir aclarando el lenguaje: cuando decimos “peronismo” no nos referimos a un carnet partidario, sino a un sentimiento, a un sentido de la vida, a un sentido de pueblo y de nación, más allá y más acá de cualquier pertenencia de sector. Somos todos y todas, alma y vida del movimiento nacional y popular.

Como decía el General: Peronistas somos todos.

En el pueblo peronista, no se entiende la política sin pasión y sin razón. Pero en estos tiempos posmodernos pareciera que sobra mucha falsa razón y falta un algo de pasión. Con tan poco nos conformamos que sólo seríamos felices con un algo, con una mínima cuota siquiera de pasión.

Es la pasión por una causa la que mueve multitudes, la que tira abajo todos los tableros de la vieja política remendada y construye nuevos escenarios casi de la nada. Es la pasión la que une y moviliza al pueblo y fragmenta al adversario. Es la pasión que nace del abrazo en las calles; es la pasión de poder encontrarse con el corazón al galope; es la pasión la que consigue el milagro de cambiar la vida y las relaciones de fuerza. Y eso se logra en las plazas, no en un estadio cerrado.

A esta hora ya nos anoticiamos que no habrá convocatoria oficial a la Plaza. ¿La necesitamos acaso para movilizarnos? Quizá esté llegando la hora que empecemos a liberar las energías contenidas después de un año y medio de pandemia y que sea, esa liberación, desde abajo hacia arriba. Como sucedió aquel primer 17 de Octubre. Algún pensador, más prudente que sabio, seguro nos aconsejará que es mejor esperar. Y así se nos va la vida.

Triste coincidencia la de la CGT: en 1945 también convocaron a un paro y movilización, pero no para el 17, sino, igual que ahora, para el 18 de octubre. Tarde piaste.

El pueblo movilizado adelanta todos los relojes y los calendarios.

Estamos reflexionando sobre la pasión como categoría política, como ética colectiva, como valor imperturbable de la militancia en todo tiempo y lugar, como esa clave de sol que sólo la saben utilizar los pueblos cuando se hace preciso y urgente trastocar el destino. Y lo hacemos cantando, pero marchando. Marchando. Como las Madres en la Plaza, cuando la dictadura y aún después.

Si el peronismo pierde esa capacidad histórica de movilizarse y ganar las calles y las plazas moldeando su destino, habrá perdido su huella identitaria y quedará vacío de contenido en medio de la noche más oscura, ladrándole a la luna. Sin alma.

A ver si nos entendemos de una buena vez. El peronismo es una cascara vacía cuando no tiene pasión ni causa por la que luchar. No sirve para administrar pasivamente el injusto sistema de explotación y endeudamiento; para eso están otros partidos que lo hacen mejor.

El peronismo trata de superar cada injusticia con un derecho nuevo; pero en su génesis está escrito que esos derechos se ganan con el pueblo en las calles. Perón no concibió el pago del aguinaldo, el Estatuto del Peón, las vacaciones pagas, el salario digno, la justicia social toda, hablando con su sombra; no y mil veces no. Todo lo hizo con un pueblo en movimiento. Y cuando así no sucedió, aconteció “la fusiladora”. Hay que leer la historia a cada rato. No para repetirla, porque salvo nuestras tragedias, no se repite; pero sí para aprender de ella, la historia que supimos construir.

Un aliento a derrota nos invita a rendirnos desde la pantalla de la televisión. Hablan y hablan y hablan todo el santo día poniéndonos a la par de cualquier cacatúa de la oligarquía, que ahora es financiera, pero sigue siendo oligarquía. Comienzan por estrangular nuestra palabra, la quieren decentita, limpita de cualquier barro populista, con zapatos acordonados y trajes de ocasión. Nos quieren convencer que hay un cambio de época que prescinde de nosotros y nosotras; “se terminó el kirchnerismo”, vociferan en los estudios de TV y en los titulares de Clarín, La Nación y demás satélites alineados. Vaya forma de desaparecer al peronismo en tiempos que empezamos a salir de la pandemia. Ellos, la derecha macrista en cualquiera de sus versiones, ponen la cancha para que nosotros juguemos allí y no en otro campo, con esos árbitros y con ese reglamento de la impudicia que escribieron ellos. Pero nosotros somos del potrero, y al potrero siempre volvemos y volveremos cuando la patria está en peligro. Como está en peligro ahora, la patria y el mundo entero.

El neoliberalismo, irremediablemente, culminará su obra en un nuevo tipo de fascismo. Y entonces, agarrate Catalina.

Bienaventuradas todas las políticas que ayuden a sumar más porciones de pueblo a la hora de votar; pero si esas políticas prescinden de la movilización popular, si todo se resume a una cuestión de marketing electoralista, si no participa el propio pueblo peronista desbordando la Plaza cuando es su día o cualquier día de Octubre, todo será inútil a la hora de dar batalla contra sus enemigos de clase. Y lo que es peor, habremos olvidado qué cosa es la Lealtad.

Ellos nos han declarado la guerra desde hace un rato largo; un tiempo lo disimularon, pero ahora están desatados y cazando corderos en la comarca mediática. Vienen por todo nuevamente. Conciben un país para ellos solos. Nosotros estamos demás; salvo que nos rindamos y ocupemos calladitos una silla en la mesa del banquete explotador y endeudador.

Que se vayan olvidando. Los de afuera y los de adentro. Somos irreconciliables con esa derecha que nos desapareció en la dictadura y nos endeudó, hambreó y desocupó en la democracia.

Por todo esto es que deberá pasar al frente la pasión, la mística, el amor y la igualdad que suelen mostrar los pueblos cuando se sienten acorralados. Y tener en claro que la miseria reinante nos seguirá acorralando si nos convertimos para siempre en un blanco fijo. Hay que movilizarse y presentar batalla al desencanto y la tristeza. Será un domingo cualquiera o un día de semana, pero hay que volver a ganar las calles para que la tortilla se de vuelta de una vez por todas.

Hay veces que alcanza con auscultar su corazón para comprobar que sigue vivo, el peronismo digo. Quizá los corazones no constituyan multitudes, primero. Pero habrá que empezar a juntarse para saber que estamos y seguimos con las patas en la fuente. Sin rendirnos. Sin resignarnos. Sin claudicar ni negar que los mejores días siempre fueron peronistas, con Perón y Evita, con Néstor y Cristina.

¿Qué fue el 17 de Octubre sino el renacimiento de la conciencia nacional y popular?

De allí venimos y hacia allí tendríamos que seguir marchando.

O el pueblo se empodera de su destino o la derecha nos borrará de la faz de la tierra; porque no es una confrontación democrática la que plantean, sino una guerra de exterminio, como la de Bartolomé Mitre contra las montoneras gauchas, como la de Roca contra nuestros paisanos los indios; sólo que ahora por otros medios más sofisticados.

Por eso no se trata sólo de dar vuelta un resultado electoral en noviembre; hay que dar vuelta el país del olvido y la resignación que nos legó el macrismo. Que la Lealtad a nuestra memoria colectiva nos ayude a sostener, en el amor y la unidad, el destino de la patria, esa que hoy sigue en peligro.

El Jóven peronismo de Cristina

En la previa del 17 de octubre, la vicepresidenta Cristina Fernández participó ayer del cierre de un plenario de La Cámpora en la ex ESMA, donde reivindicó la vigencia del peronismo y planteó la necesidad de refundar a la Argentina en base a un nuevo pacto entre trabajadores y empresarios. La expresidenta reflexionó sobre las “contradicciones” del capitalismo y remarcó la “concentración horrorosa de capital”. Además, convocó a la militancia a reunirse en las plazas por el Día de la Lealtad y remarcó que hay una sola manera de reconstruir las mayorías en tiempos de fragmentación política: haciéndose cargo de las demandas del pueblo.

El Encuentro Nacional de Jóvenes de La Cámpora recibió a CFK con los cantitos que solían dedicarle en la Casa Rosada. “Cuanto tiempo sin vernos”, arrancó emocionada. Recibió y devolvió piropos, descontó la presencia masiva en las plazas y remarcó la importancia de conmemorar la gesta del ’45 “no con una actitud meramente recordatoria, casi nostálgica”, porque “pese a tanta diatriba, a tanto análisis de estudiosos (gesto de comillas) en TV, el peronismo, le pese a quien le pese, sigue más vigente que nunca”, dijo y despertó aplausos. Esa vigencia se explica porque “tuvo la impronta de incorporar a los trabajadores al sistema de decisión de la política”, añadió, y refutó la idea de que el peronismo sea “de centro”. “Si algo no es el peronismo es algo entre izquierda y derecha: es algo muy superador”, remarcó. De fondo, una bandera con la cara de Néstor Kirchner y una frase: “No estamos en el negocio de la política, estamos en la transformación de la Patria”.

La vicepresidenta definió al peronismo como “una alianza del pueblo, una articulación entre capital y trabajo, en donde el Estado, encarnado por Perón, sabe que debe regular y fallar a favor de los trabajadores, obviamente la parte más débil”. Refutó los discursos que en Europa culpan de las crisis a los inmigrantes o aquí a los derechos laborales, en su lugar apuntó a “la concentración cada vez más horrorosa del capital” y citó al Papa Francisco y su pedido de “frenar la locomotora que nos lleva al abismo”.

Necesitamos una refundación en la Argentina de aquel pacto entre trabajadores y capital”, dijo la expresidenta, recordó que “ya probaron con un gobierno de empresarios mandando”, con resultados conocidos, e insistió en la necesidad de volver a “esa alianza virtuosa, donde el Estado tenga un rol preponderante, para que la relación no se desbalancee a favor de los más fuertes”.

Nuestro gobierno ha cumplido las tres pruebas del ácido que han caracterizado a la historia del peronismo”, dijo. La primera, la generación de millones de puestos de trabajo. La segunda, la incorporación de los jóvenes, y contrastó los ’70 cuando “la política estaba prohibida” con el presente. La tercera: “Perón nunca permitió el ingreso del FMI, y Néstor a dos años de ser presidente pagó lo que debía y ‘buenas noches, que la política económica la decidimos los argentinos y las argentinas en elecciones libres, populares y democráticas”.

La pandemia ha dejado un mundo que agravó la situación de concentración y desigualdad pero incorporó dos cosas nuevas: incertidumbre y miedo”, dijo para explicar el crecimiento de la derecha. “Son dos sentimientos que sacan a relucir las peores cualidades de la condición humana” y cuando se imponen “generan estos fenómenos de la derecha y de la fragmentación política”, reflexionó, y planteó una pregunta central para la militancia: “¿Cómo volver a reunir una mayoría frente a esta fragmentación de la política?”

La vicepresidenta consideró al capitalismo como “el sistema económico de producción de bienes y servicios que se ha demostrado más eficiente”, recomendó la película “Good by, Lenin” para entender por qué cayó el Muro de Berlín (“querían consumir lo mismo que del otro lado”) pero destacó “la contradicción” de “esta forma de administrar el capitalismo a cargo del mercado”, que genera “cada vez menos consumidores”. “Triunfa como sistema de producción de bienes y servicios, y fracasa a la hora de incluir más consumidores". La respuesta pasa por el peronismo, explicó: "que sea el Estado, la política y no las corporaciones las que regulen las vidas de las sociedades".

Hay un mundo diferente y una necesidad de reformular hacia dónde va. Y creo que el peronismo, nuestras ideas, nuestra historia, cobra frente a esta realidad una inusitada vigencia”, remarcó. Frente a “la disputa estratégica entre los gigantes”, consideró central la pregunta sobre el rol del Estado y reivindicó a la política. “No esa del partidito que quieren denostar” sino “la que se decide en las urnas democráticamente”. “Necesitamos urgente una reconstrucción nacional, que vuelva a ordenar las grandes coordenadas que supimos construir. Lo que está en disputa es quién regula, quién ordena, quién controla, y esto se hace respetando propiedad privada, lo que siempre hizo el peronismo”, repitió dos veces. Sobre el final, pidió que quienes se la pasan “denostando al peronismo” y “han fugado préstamos y PBI enteros a paraísos fiscales, se hagan cargo y ayuden a que la Argentina vuelva a reconstruirse después de las dos pandemias, la del macrismo y la del coronavirus”.

(Página 12)

María Roldán: la delegada sindical que lideró el 17 de octubre en Berisso

Inés Busquets, escritora y periodista nos adentra en la biografía de una de las protagonistas de aquel 17 de octubre

La nota fue publicada en Agencia Paco Urondo (APU)

La organización vence al tiempo, el movimiento crece, se actualiza y se forja en la medida que la coyuntura lo requiera. El movimiento persiste y acompaña los procesos sociales porque la base que lo sostiene es el trabajo. Mientras exista un derecho laboral allí se materializa, en las luchas de los trabajadores y trabajadoras.
Sin duda sin ellos y ellas hoy continuaría el trabajo estándar, el sistema de cama caliente, la explotación y la indiferencia.
Las figuras de Perón y Evita, la conformación de los sindicatos fueron las columnas vertebrales de esas conquistas que continúan como un legado popular.

Por eso el Justicialismo como organización vence a un tiempo determinado, específico, se inscribe en las inclemencias del presente.
El historiador Norberto Galasso escribe: “La historia es la política pasada y la política la historia del presente.” Y en este tiempo de ahora se convoca al pasado para pensar las luchas cotidianas, como la reivindicación femenina en cada uno de los pasos que hicieron hito en la comunidad trabajadora argentina.
El peronismo nació como identidad, ideología y respuesta inmediata de un pueblo a Perón, a la persona que garantizó los derechos.
La marcha del 17 de octubre surgió en Berisso, ciudad pujante de trabajadores y trabajadoras de los frigoríficos.
Cipriano Reyes fue un referente sindical fundamental en ese esquema, pero como dijo María Roldan, delegada gremial y empleada del frigorífico Swift: “Ninguna golondrina hace sola el verano.”

 

El libro Doña María de Daniel James cuenta la vida y el trabajo político de María Roldán. La formación sindical, las huelgas, el vínculo con las trabajadoras, la familia, el frigorífico y el 17 de octubre sintetizan una época y un momento histórico en la voz de una mujer trabajadora y delegada en un espacio que compartía con 1200 mujeres.

En la época en que las jornadas eran continuadas de seis de la mañana a ocho de la noche, con solo una hora para almorzar: “Entré al frigorífico en 1944 en la picada. Cortaba carne y le sacaba el nervio y ponía la carne limpia y el nervio en otro tacho, había que hacer 100 kilos de carne limpia por hora.”

Esa era su sección y desde ahí percibía lo que ella misma denominaba como “una esclavitud tremenda” y una sumisión al empleador que surgía por el miedo a perder el trabajo: “Se lo respetaba como a un dios, se veía venir al capataz y había que agachar la cabeza porque de ellos dependía el trabajo y el pan.”

Además de maltratos infundados que logró empezar a enfrentar gracias al rol de delegada: “Una vez le dijo un jefe a una chica: “Usted es una inútil”, y yo, que era delegada, le dije: “Cuide la boca, señor, acá no hay ninguna inútil, la chica no puede hacer más de lo que hace, pero cada día va trabajar más, pero no la insulte, no la ofenda, es una mujer.”

La contienda que emprendió María en el frigorífico no solamente incluía mejoras en los salarios y en la calidad de vida laboral, también contemplaba el respeto, la justicia, la igualdad, la paridad y la participación de las mujeres en la política. Cuestión que solamente Eva perseguía con vehemencia. La importancia en la mujer trabajadora, en la búsqueda de su independencia, en la dignidad de considerarse merecedora de una vida mejor. Todas esas cualidades conformaban la figura de María, que con orgullo contó muchos años después el cambio que produjo en el ámbito del frigorífico la valentía de haber ido a reclamar por la persona que defendía sus intereses: “desde Trabajo y Previsión ya hay un hombre seguro que nos defiende. Desde ahí (17 de octubre) fuimos más respetados, pero también nos hicimos respetar.”

17 de octubre

pero apareció Perón esa noche en Plaza de mayo y ya fue distinto todo.

La jornada del 17 se venía gestando, una multitud de obreros se preparaban para llegar a Plaza de Mayo y pedir por la liberación de Perón, si eso no sucedía seguirían con las huelgas.

El kilómetro cero de Berisso en plena calle New York, epicentro de los frigoríficos, demarca el punto de partida. Hoy solo quedan los adoquines, algunas casas de chapa y las fachadas gigantes y vestigios de los frigoríficos que supieron hacer de esa localidad una metrópoli multicultural.

María formaba parte de ese tumulto eufórico dispuesto a dar la vida por Perón: “(…) tampoco nos dejaron gritar ni siquiera gritar “Viva Perón” fuerte. Bueno, entonces fuimos caminando, caminando, y cuando llegamos al Sportsman, a dos cuadras de Swift, allí ya estaba la concentración, las calles tapadas de gente, éramos como siete mil almas, entonces en caravana, a pie. Algunas mujeres que ya no podían caminar las levantaba una camioneta, un camión, una moto, un auto. En plaza San Martín, en La Plata, estaba casi toda la provincia de Buenos Aires, estaba la plaza cubierta y todas las diagonales se veían, de allá arriba, desde donde hablé yo, que hablé en la escalinata de la Casa de Gobierno, estaba todo lleno, arriba de los árboles, de los balcones. Fue la toma de la Bastilla argentina. La gente sentía alegría, la gente no se golpeaba, no se insultaba: La vamos a ganar, va a venir Peroncito.”

María era una delegada elegida por sus compañeras, un cargo que llevaba con pasión. Ella era dúctil, elocuente y disfrutaba de hablar en público en nombre de todas las trabajadoras y trabajadores. El 17 de octubre ella habló en dos oportunidades, primero cuando se concentraron en La Plata y luego en Plaza de Mayo, en el segundo discurso se encargó de subrayar que sí o sí tenían que cumplir lo prometido, que Perón saldría al balcón a las 12 de la noche, que de lo contrario se fortalecería la huelga y pararían sistemáticamente en las fábricas al día siguiente.

Edelmiro Farrell, me preguntó a mi quien era cuando yo hablé.

¿Quién es usted, señora?” “Yo soy una mujer que corto carne con una cuchilla así, más grande que yo, del frigorífico Swift.” “Pero ¿quién es?” “Me llamo María Roldán.” “Mucho gusto, señora. Ya va a venir Perón, estén tranquilos que va a venir.” Serían las once de la noche.”

La constancia, el amor y la perseverancia fueron los valores que condensan la lealtad del 17 de octubre, un pueblo que convirtió la pobreza y el dolor en una causa que bregó por la igualdad y la justicia social:

Nosotros salimos todos a la calle, hasta el gato, porque teníamos miedo que mataran a un hombre que queríamos como presidente.”

Después de este gran acontecimiento popular, María enalteció su función política, formó parte de la creación del Partido Laborista que llevó a la presidencia a Perón y profundizó el trabajo colectivo de hombres y mujeres expresando la doctrina peronista.

María fue un ejemplo de empoderamiento, de lucha y de compañerismo. Una mujer que trae certezas en un presente incierto, pero sobre todo que nos demuestra que la política es indispensable para transformar la realidad. 

Acostumbrados a conmover o provocar desde un lienzo, artistas que abordaron al peronismo con estéticas y estilos bien diferenciados analizaron la potencia icónica del movimiento que tuvo su jornada fundacional el 17 de octubre de 1945, al tiempo que repasaron las paradojas que lo constituyen, como la irrupción de las masas, la celebración desbordante, el odio reactivo y la puja -siempre inconclusa- por "democratizar el goce capitalista".
Con múltiples imágenes a disposición, desde escenas colectivas como tranvías y camiones repletos, hasta detalles como un manifestante trepado a un farol del alumbrado público mientras sostiene su bicicleta, los artistas Daniel Santoro, Marina Olmi y Sergio Tosoratti
(Ilustran esta entrada en el blog) tuvieron mucho para elegir cuando decidieron pintar cuadros que remitan al peronismo, al propio Perón y también a Evita.
En la historia de ese fenómeno político y cultural, que este domingo vivirá un
nuevo aniversario (pasaron 76 años) de la fecha clave para su gestación, se suceden multitudes, pancartas sindicales, balcones de la Casa Rosada con micrófonos de válvulas y discursos transmitidos por radio, trenes sanitarios, juguetes, ciudades infantiles, pero también odios desmesurados, pintadas al cáncer, bombardeos y hasta profanaciones de tumbas.

¿Cómo pintar al peronismo?

¿Cómo pintar al peronismo, cómo hacer arte con todo ese patrimonio visual? ¿Cómo transmitir emociones y preguntas; sensaciones, incomodidades; identidades, reflexiones y problemas pendientes de resolución?

 

Consultados por Télam en la víspera de un nuevo 17 de octubre, los tres artistas evitaron sermonear desde las respuestas fáciles; más bien contaron cómo y por qué eligieron pintar lo que pintaron, y dieron detalles sobre el modo en qué lo hicieron, con Santoro más proclive a lo sombrío, lo sugerido y la provocación, Olmi apelando al humor y la luminosidad pop, y Tosoratti inmerso en una búsqueda -sin complejos- por "crear arenga y mística".

Marina Olmi


Olmi
regresó a la Argentina en 2011, tras haber pasado "casi toda su vida" en España, Italia, EEUU y México, y en su retorno -siempre que hay un peronista hay un retorno, tópico infaltable- comenzó a pintar cuadros de Eva, de Perón y del peronismo a partir de un abordaje entre "romántico, rebelde y transgresor" que se alimentó del arte pop de los '60.

"En mis cuadros, Evita y Perón están saludables, en paz, con miradas picarescas, amorosas, con bastantes chistes entre ellos; en todos los cuadros hay mucho humor, hay una actitud de aceptación y de certeza y de seguridad y de alegría", resumió la artista, para quien las dos figuras claves del peronismo "son habitantes del futuro" ya que lo que plantearon en vida mantiene actualidad y vigencia.

Sobre ese punto, en la relación entre pasado y presente, Olmi recomendó "escuchar los discursos" del secretario de Trabajo y Previsión que fue aclamado en 1945 para poder "entender lo que está pasando hoy en la Argentina", y luego reiteró su llamado a
"abrir el corazón y escuchar a Juan Domingo Perón, un genio por encima de la media", portador de un "pensamiento superior".

Daniel Santoro


Desde un conocimiento profundo de la iconografía peronista y una voluntad evidente por el riesgo, Santoro d
edicó su obra a las encrucijadas del movimiento que irrumpió en 1945 y el conflicto persistente con el antiperonismo con una estética en la que aparece lo tenebroso, lo incómodo, para lo cual abrevó -según los críticos especializados- en el arte religioso, los ideogramas orientales y la publicidad.

Pero Santoro es también un ensayista que escribió sobre lo que él define como las paradojas constitutivas del peronismo, sobre todo la intención de "democratizar el goce capitalista" ampliando el acceso al mercado de consumo para las mayorías populares, un objetivo que está implícito en la consigna clásica de "la felicidad del pueblo".

"El peronismo contiene sus propias paradojas porque no promueve la eliminación de las clases sociales sino la democratización del goce. Sobre esto se ha dicho que yo dije 'democratizar el goce' y queda lindo cortar la frase ahí, pero no es eso. La mala noticia es que democratiza el goce capitalista. Eso tiene un peso", puntualizó el pintor en diálogo con Télam.
Esa búsqueda de ampliar la capacidad de consumo puede entrar en contradicción con determinados ciclos de la economía capitalista, y en esas circunstancias el peronismo "entra en una zona complicada", porque en su ADN está "lo productivo, el trabajo" y la demanda de "felicidad concreta", remarcó Santoro.
"El peronismo tiene en contra a los factores fundamentales del poder económico, que no le dejan completar el ciclo", advirtió luego, y de ese modo se refirió a la situación de sobre-endeudamiento y las negociaciones con el FMI con las que está lidiando el gobierno del Frente de Todos.

Santoro, quien no oculta sus simpatías por el peronismo y en los '70 formó parte de la agrupación Guardia de Hierro, presenció varias escenas en las que peronistas que miraban sus pinturas se sentían incómodos o expresaban su malestar con lo que veían en alguno de sus cuadros.
"Una vez en Arte BA le pusieron a un cuadro mío un punzón. Uno de Evita como una esfinge egipcia interrogando a Perón. Ofendió a algunos. Como también el de Evita comiéndose las entrañas del Che Guevara; pero a mí eso me pone un poco feliz, por lo menos que produzca un sentimiento", confió, y al referirse a la pintura de Evita y el Che contó que la obra expone "la circulación de la energía entre la izquierda y el peronismo".

Sergio Tosoratti


Otra representación visual del peronismo es la propuesta por Tosoratti,
hijo de un tornero industrial y de familia ferroviaria por parte de madre, quien abandonó "los motivos portuarios" cuando comprobó que en esa primera etapa de su obra, llena de "esa cosa solitaria del barco oxidado", no aparecían nunca los obreros del puerto.

"Así fue que decidí involucrar en mis cuadros al movimiento obrero. Tenía ganas de explorar otras cosas, y así surgieron los primeros cuadros, que eran los camiones cargados de gente (yendo a la Plaza de Mayo durante el peronismo), que no tuve que copiarlos porque la impronta empezó a aparecer simplemente del relato familiar", repasó el artista, que se formó en la Escuela Nacional de Bellas Artes Prilidiano Pueyrredón.

Con una estética que remite al expresionismo, de óleos cargados más multitudes trazadas con espátula, Tosoratti se definió como "un rastreador de detalles", mientras que al referirse al 17 de octubre y a su vigencia como fenómeno masivo lo asoció con otra fecha que reúne multitudes, el 24 de marzo, y con un ritual de su generación: "la misa ricotera".

El Tiempo no es lineal

Las percepciones, sensaciones e ideas con las que formamos los conceptos de aquello que, en el lenguaje, adquieren las características y descripciones que se desprenden de todo eso que, como humanos, somos capaces de recibir, recepcionar y transformar en palabras, en discursos, relatos que dan referencia de esas experiencias individuales y colectivas que constituyen nuestras vidas, no siguen un recorrido lineal. Ni la historia, ni las ideas, ni las acciones humanas, ni los relatos que las interpretan e intentan comprender son producidas como “secuencias” o “cuadros/fotos” de una película que resulta de la suma de estas. No es una sucesión inequívoca, un desarrollo ordenado de fotos, vivencias o recuerdos. Mas bien resultan como ondas que van y vienen, donde es difícil determinar en que momento se sube o se desciende, en que instante se avanza o se retrocede, en que lugar se esta dentro o se esta fuera, en que escena es pasado, presente o futuro.

Si sabemos que hay hechos que marcan hitos en la historia que son y serán referencia hacia el pasado y el futuro. El 17 de octubre es precisamente esto. Un nudo en la historia de Argentina que une y anexa pasado con presente y con futuro. Un pueblo que se descubre en su líder y en las organizaciones libres que ha sabido construir a lo largo de los años y que encuentra en ese liderazgo, el momento exacto de su lugar en la historia. El preciso instante en que emerge como protagonista. Pueblo y líder resultan así en una unión eterna. Un poquito mas de 80 años han pasado y sigue movilizando a generaciones de entonces y de ahora y seguramente lo seguirá haciendo a pesar de los agoreros que pretenden sepultar los hechos fundacionales de nuestra historia Nacional, porque le temen al pueblo. Le temen a su organización. Le temen a todo lo que se agrupe y movilice para construir la historia. Hoy como ayer y como será mañana y el día después de mañana, estos hitos recreados en la memoria y en la conciencia de los pueblos devuelven la dignidad de las luchas históricas y cotidianas por humanizar las comunidades y humanizar la realidad y la historia de ese pueblo que se levanta protagonista y no mero actor de reparto que asegura el privilegio de los dueños.

Hoy como ayer, en pleno siglo XXI, sigue siendo el pueblo, único hacedor de su historia como tal. Y en las luchas que adquieren formas y contenidos acordes a los tiempos actuales, los problemas viejos y nuevos, solo pueden resueltos por la organización popular y los lideres en los que estos se sientan identificados y representados.

El Peronismo es movimiento, movilización, el pueblo en las calles metiendo sus patas en las fuentes de las plazas, enarbolando banderas, reclamando derechos, exigiendo memoria, verdad y justicia, ayer, hoy y siempre, en un tiempo que va y viene y que nos devuelve la consciencia de que nadie se salva solo.

Daniel Roberto Távora Mac Cormack



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