Los Debates necesarios


Educación en post pandemia

Carlos Magro, consultor independiente en estrategia digital en el sector educativo y en el de la comunicación corporativa, dirige el Blog co.labora.red es un espacio para hablar de COmunicación, COLABORAción, REDes y EDucación. Es un lugar para hablar de trabajo y emprendimiento (laborar) y de tendencias tecnológicas y de innovación (lab).

El texto que comparto a continuación, tomado del mencionado blog, fue escrito y publicado originalmente para el número 524 de octubre de 2021 dentro del tema especial del mes: reiventar la escuela en tiempos de pandemia.

Lo que ofrece la esperanza es la creencia, simplemente, de que son posibles diferentes futuros.”

Henry Giroux, 2004, p. 39

La educación es un arte de la existencia porque rehace la experiencia del tiempo contra la dictadura de lo que es y de lo que tiene ser.”

Marina Garcés. 2020, p. 154

A mediados de marzo de 2020 se detuvo el tiempo. El mundo entró repentinamente en la que podríamos denominar la primera crisis global, vivida y retransmitida en tiempo real de la historia. Todo a nuestro alrededor se convirtió en presente. Un presente estrecho, oprimente, incierto y terrorífico. Un presente que transcurría en nuestros lugares de vida cotidianos, pero que nos resultaba completamente desconocido y negaba la existencia de cualquier rutina. Un presente denso y oscuro en el que era difícil orientarse. Un presente, en suma, en el que como en una pesadilla, no queríamos vivir, pero del que nos resultaba difícil escapar. A mediados de marzo de 2020 sufrimos una sobredosis de presente. Demasiado presente.

Demasiado presente para una sociedad del instante que huye del presente y ha perdido la experiencia de la duración y la demora (Cruz, 2016, p.70), la espera y en muchos casos también la esperanza. La hiperactividad “cotidiana arrebata a la vida humana cualquier elemento contemplativo, cualquier capacidad para demorarse” (Byung-Chul Han, 2009, p. 8). El resultado es que no sabemos que hacer con el tiempo.

Nos hemos convertido en una sociedad tan obsesionada con el futuro que nos hemos olvidado literalmente de vivir. Vivimos en una época de inmovilidad frenética (Concheiro, 2016) en la que no dejamos de pensar en el futuro, pero en la que, paradójicamente, nos cuesta mucho imaginar otros futuros. 

Esta proyección incesante hacia el futuro estrecha y aplana nuestras vidas y la de nuestros niños y jóvenes. Las estira y al estirarlas, en cierta manera, las vacía. Hemos olvidado que la vida, como sostiene Carlos Skliar (2019), no es sólo hacia delante (hacia un supuesto futuro), sino también hacia los costados. En nombre del futuro, olvidamos el pasado y postergamos el presente. Olvidamos que para pensar en el futuro necesitamos siempre evocar el pasado y vivir el presente, parar y demorarnos. Al correr hacia delante nos desentendemos de lo que realmente nos pasa, ignorando todo lo que sucede a nuestro alrededor. Posponiendo la vida.

También en educación, amenazados por un futuro que parece cada día más oscuro, perseguimos con fruición una educación a prueba de futuro, presionando a estudiantes, docentes y escuelas a obtener resultados inmediatos.

Una visión instrumentalista de la educación que deja fuera mucho y olvida que tan importante y necesaria es una educación a prueba de futuro como una educación para construir futuros. El futuro no es algo que se nos de, sino un proceso en el que podemos intervenir. El futuro es un espacio de responsabilidad. No basta con una educación que nos dote de conocimientos, capacidades y valores (cualificación) y nos socialice en las tradiciones, culturas, formas de ser y actuar (socialización). Necesitamos también, o más si cabe, una educación que nos permita convertirnos en sujetos autónomos e independientes (subjetivación). Una finalidad que tiene que ver con “la emancipación y la libertad, y con la responsabilidad que viene con esa libertad” (Biesta, 2017, p. 23).

El futuro es un espacio de responsabilidad.

En marzo del 2020, el futuro había desaparecido. Había quedado en suspenso. Solo teníamos presente. Nuestra sociedad, tan acostumbrada a vivir hacia delante tuvo, de repente, que empezar a vivir en un presente continuo. Muchos experimentamos de golpe la cotidianidad de millones de personas. Una cotidianidad caracterizada porque las incertidumbres superan con creces a las certidumbres y porque lejos de constituir oportunidades, como sostiene el discurso hegemónico, genera miedo, inseguridad, fragilidad y desamparo existencial.

El virus nos obligó, como dijo Naomi Klein, a pensar en las múltiples relaciones e interdependencias que sostienen nuestras vidas, y que habitualmente permanecen ocultas bajo el manto de un malentendido desarrollo y un bienestar basado en un consumo irrespetuoso, desaforado y voraz. Aquellos días se mostraron en toda su crudeza las desigualdades que nuestra normalidad produce, y se hizo visible la precariedad económica, social, material y vital con la que vivimos. Fuimos plenamente conscientes de nuestra vulnerabilidad y fragilidad, pero también de que esa vulnerabilidad no está homogéneamente distribuida, como no lo están la incertidumbre, el miedo o la esperanza (Sousa Santos, 2016).

Al detenerse el tiempo había desaparecido paradójicamente la engañosa seguridad que nos brinda el futuro dado. Y con ello el sentido de mucho de lo que hacemos. No había un futuro detrás del cual esconderse. Nuestra sociedad, acostumbrada a tener respuestas rápidas y soluciones para todo, empezó a demandar explicaciones, certezas, acciones, pautas, protocolos. Los relatos sobre el futuro tras la pandemia se situaron en torno a cuatro grandes narrativas modelizadas por Jim Dator (2002): relatos de catástrofe; de transformación; de mantenimiento del status quo; y de adaptación a nuevas condiciones y límites. 

¿Cómo sería la educación post pandemia? ¿sería ésta la palanca que finalmente lograría la transformación profunda de la escuela que muchos venían reclamando desde hacía años? o ¿saldríamos de la pandemia como si nada, volviendo a la vieja normalidad? ¿regresaríamos, como advertía Naomi Klein, al status quo previo a la COVID-19, solo que, en una versión peor, más vigilados, con más pantallas y menos contacto humano?

En el peor momento de la primera ola de la pandemia, cerca de 1.600 millones de estudiantes en más de 190 países, el 94% de la población estudiantil del mundo, se vieron afectados por el cierre de instituciones educativas. A día de hoy, pasado más de un año y medio, no hemos recuperado aún “la normalidad”, ni en la enseñanza obligatoria, ni en la enseñanza secundaria postobligatoria y superior. Lo que hemos vivido en los últimos meses no parece alentar el optimismo. La nueva normalidad aún está lejos, pero, salvo que hagamos algo, todo apunta que ésta estará más cerca de lo advertido por Klein que del entusiasmo transformador de las primeras semanas de confinamiento.

El efecto más visible para todos fue el cierre de las aulas y de las instituciones educativas en la mayoría de los países del mundo y en todos los niveles educativos. La pandemia estabilizó la contingencia, visibilizando y amplificando así una de las principales características de lo escolar, la fuerte dependencia de lo escolar, a pesar de décadas de ficción planificadora, de los contextos, lo singular, los imprevistos y la incertidumbre. En educación lo normal es que las cosas no funcionen como estaban previstas. Educar siempre implica asumir un riesgo. La pandemia nos ha metido la incertidumbre en los huesos. Para muchas personas ajenas al día a día de las escuelas, el primer aprendizaje ha sido que, tras la aparente quietud, estabilidad y similitud, se oculta, en realidad, un trasiego continuo y lo que es más relevante, unas diferencias entre escuelas, docentes, proyectos y contextos enormes.

La pandemia amplificó el impacto del entorno familiar sobre los resultados académicos. Contamos con una creciente evidencia de que “aunque las buenas escuelas marcan la diferencia, la mayor influencia en el logro educativo, el desempeño de un niño en la escuela y luego en la educación superior, es el origen familiar” (Wilkinson & Pickett, 2018, p.200). Se estima que los factores de dentro de la escuela explican hasta un tercio de la variación de resultados académicos, y que la influencia de los factores externos a la escuela es de alrededor del 60% (Sahlberg, 2020). Los meses de confinamiento exacerbaron aún más el impacto de estos factores externos a la escuela. Sin las escuelas (o con las escuelas muy limitadas en su funcionamiento), todo o casi todo dependía de los contextos familiares y sociales de los niños y jóvenes. La pandemia visibilizó en toda su magnitud las múltiples desigualdades (sociales, económicas, de capital cultural) que atraviesan y condicionan lo escolar. También las enormes diferencias que existen entre las instituciones educativas. La pandemia ha mostrado que gran parte de los retos de la educación no son educativos sino sociales. De hecho, si algo nos ha dejado claro la pandemia es que “sin igualdad social, sin un ethos igualitarista generalizado, cualquier proyecto de democratización y mejora pedagógica universalista es imposible” (Rendueles, 2020, pp. 293-294).

Para Iglesias, González-Patiño, Lalueza y Esteban-Guitart (2020, p.183), se ha evidenciado también la urgencia para extender y generalizar algunos aspectos que ya formaban parte de los procesos de cambio y transformación educativa: “la importancia de las emociones en los procesos de aprendizaje, el acompañamiento y los cuidados; la conveniencia de una personalización de las trayectorias de aprendizaje; la diversificación de las formas de relación con las familias y la necesidad de su inclusión en la dinámica escolar, la importancia del trabajo en red con entidades del entorno comunitario, el inaplazable requerimiento de incorporar lo digital como una forma de dar sentido al mundo en el que vivimos, así como el carácter intergeneracional y colaborativo de los procesos de aprendizaje.”

Pero la pandemia visibilizó, sobre todo, la crisis de sentido que arrastran las instituciones educativas desde hace años. Pasados los primeros días de tregua, pronto volvimos a oír aquello de que la escuela no conecta con los intereses vitales de niños y jóvenes y que no prepara ni para la vida, ni para el futuro. La escuela tiene cada vez más dificultades para explicar su utilidad. Pero, como dice Marina Garcés (2020, p.153), si el futuro es oscuro es porque el presente es opaco. La oscuridad del futuro es la sombra que proyectan unos presentes que no sabemos leer.

Demasiado tiempo preparándonos para el futuro sin mirar realmente lo que nos estaba pasando nos ha dejado, paradójicamente, sin referencias para entender el presente, ni herramientas para imaginar otros futuros. “En una sociedad donde los imaginarios de futuro han quedado atrapados en el pasado incompleto y superados por escenarios inminentemente apocalípticos”, la pregunta clave, como sostiene Garcés, tiene que ver con el sentido y la necesidad de la educación. Con cómo queremos ser educados cuando del presente no se deriva ningún futuro imaginable que no sea la catástrofe (Garcés, 2020, 146).

El futuro siempre ha sido una preocupación en educación. El discurso educativo tiene una clara orientación hacia el futuro que no podemos ignorar. Preguntarnos por el futuro también es un derecho. Porque, en el fondo, nuestras ideas del futuro enmarcan nuestras suposiciones sobre las posibilidades, los límites y los propósitos de la educación (Facer, 2011). Es importante que distingamos, como sostiene Keri Facer, los discursos vacíos sobre el futuro, de los intentos conscientes y reflexivos de abrir las posibilidades de trabajar con el futuro como esperanza, como desafío emocionalmente cargado, y como una realidad compleja, que puede ofrecer una base más democrática para la práctica educativa (Facer, 2016, p.53).

Podemos ver el exceso de presente, el presente denso que todos hemos experimentado como una barrera para imaginar el futuro o, al contrario, como una realidad “conformada por las múltiples capas de realidad que son los materiales para la creación de futuros, desde los atributos físicos del mundo, pasando por las estructuras sociales e históricas y las prácticas anticipatorias que trabajan hacia atrás desde las posibilidades que concebimos sobre el futuro desde el presente” (Facer, 2016, pp. 58-59).

El futuro reclama radicalidad y mucha imaginación para hacernos preguntas de otra manera. Reclama un tipo particular de práctica y una postura particular de cuestionar las instituciones recibidas y los supuestos recibidos. Cuando reclamamos el derecho a pensar en el futuro para la educación debemos reconocer que su propósito tiene menos que ver con predicciones y mucho más con desafiar supuestos; menos que ver con "adivinar el futuro" y más con hacer visibles las ideas, aspiraciones y condiciones históricas a partir de las cuales se podrían construir mejores futuros (Facer, 2011, p.6). El relato del futuro que domina hoy las discusiones educativas no brinda ninguna oportunidad para que los docentes, los estudiantes, las familias y las comunidades debatan si se pueden imaginar y crear futuros sociales y educativos alternativos.

Pensar en la educación post pandemia es pensar en una educación que permita que los estudiantes imaginen y den pasos alcanzables en el camino hacia la construcción de un futuro sostenible y equitativo. Las herramientas que necesitamos tienen poco que ver con las infinitas listas de habilidades para el siglo XXI, y mucho con las viejas herramientas del pensamiento radical que combina el lenguaje de la crítica con el lenguaje de la lucha y la posibilidad: la dialéctica; la problematización; la reflexión y específicamente la reflexión para la acción; el cuestionamiento constante del status quo; la comprensión del otro; la esperanza como método.

La escuela post pandemia debería ser el espacio donde aprender a vivir esperanzados, dice Fernando Trujillo (2018). El lugar de la esperanza y el lugar para dar esperanza. “Darnos esperanza es construir en el ahora el porvenir. La esperanza entonces es performativa. La esperanza vive del presente, mientras que la expectativa nunca habita la realidad. Esperanzarse es mostrarse capaz de anticipar lo por venir y comenzar, desde ya, a transformar nuestras condiciones actuales de vida” (Lafuente y Freire, 2020, p. 11).La esperanza es una práctica performativa que sienta las bases para que los seres humanos aprendan sobre su potencial como agentes morales y cívicos. ​​Es el resultado de prácticas y luchas educativas que aprovechan la memoria y las experiencias vividas y vinculan la responsabilidad individual con un sentido progresivo de cambio social. Para Giroux, la esperanza se convierte en una “fuerza subversiva abriendo un espacio para el disenso, responsabilizando a la autoridad y convirtiéndose en una presencia activa en la promoción de la transformación social” (Giroux, 2004, p.39)

Es cierto que educamos para comprender la realidad, pero comprender la realidad no significa adaptarse a ella, sino ser capaces de tomar distancia para poder discutir lo que hay que cambiar (Fernández Liria et al. 2016). Si tenemos que pensar en una escuela post pandemia no tenemos que hacerlo sólo en términos de adaptación como muchos reclaman, sino en términos de lucha, resistencia y transformación. Si tenemos que pensar en una escuela post pandemia debe ser en tanto que institución que nos capacite para construir el futuro y no solo para prepararnos para un futuro impuesto. La educación tiene sentido en tanto que nos ayude a elaborar representaciones alternativas a las hegemónicas, “imaginar lo opuesto e ir a contracorriente” (Giroux, 2014, p. 47).

No necesitamos una educación objetiva, flexible y adaptable a las demandas cambiantes de la sociedad, sino una educación que, estando al servicio de la sociedad, sea capaz, al mismo tiempo, de ser obstinada y ofrecer resistencia. Una educación que no deje de lado sus dimensiones éticas, políticas y sociales. Una educación que se oponga a la actual sociedad del impulso, que combata la individualización y desnaturalice las desigualdades y las injusticias.

La batalla por los precios

Gimena Fuertes, periodista de Tiempo Argentino, escribe: “...La Rosada sube al ring a los gobernadores

La reunión será este miércoles en Casa de Gobierno con Manzur y De Pedro. Se suma al resto de los apoyos que logró la medida impulsada por el secretario de Comercio Interior.

Los dos ministros que mantienen el vínculo con los gobernadores, Eduardo de Pedro y Juan Manzur, recibirán a gobernadores para avanzar con la implementación de los acuerdos de precios en las provincias. De esta manera, la medida que puso en marcha el secretario de Comercio Interior, Roberto Felleti, toma volumen político, en medio de la embestida empresaria.

Según se informó de manera oficial, durante el encuentro, que se llevará a cabo mañana miércoles a partir de las 15:00 en el Salón Eva Perón de la Casa de Gobierno, también se efectuará un seguimiento de la implementación del acuerdo de precios en la provincia de Buenos Aires. Si bien todavía no estaba confirmado los nombres y la cantidad de mandatarios, sí se aseguró a los gobernadores que participarán luego del homenaje a Néstor Kirchner en el estadio del Club Deportivo Morón.

El gobierno viene sumando apoyo político a una medida que tomó Feletti apenas llegó al gobierno. De hecho, este lunes por la tarde el secretario se reunió con el bloque del Frente de Todos en Diputados, donde logró también el apoyo formal de la bancada. Sin embargo no está confirmada la presencia Feletti, autor del congelamiento, en la reunión con los gobernadores, ni la del propio presidente.

Felleti tampoco estuvo presente en el encuentro del gabinete económico que se llevó a cabo este martes en Rosada, del que sí participaron el jefe de Gabinete Juan Manzur, el ministro de Economía, Martín Guzmán, su par de Trabajo, Claudio Moroni, el canciller, Santiago Cafiero, la secretaria de Comercio Exterior, Cecilia Todesca, la titular de la AFIP, Mercedes Marcó del Pont, y el presidente del Banco Central, Miguel Pesce.

La reunión del gabinete económico fue convocada por el presidente, quien aprovechó para juntar información técnica para llevarse a su viaje a Roma, donde se reunirá con la titular del FMI Kristalina Georgieva. Según pudo saber Tiempo, Alberto Fernández también se reunirá con el presidente de España, Pedro Sánchez, y la canciller alemana, Angela Merkel. Luego viajará a Glasgow, Escocia, donde participará de la cumbre de Cambio Climático de la ONU, donde insistirá con la propuesta de cambiar deuda externa por cuidado de los llamados “activos ambientales”.

La semana pasada Feletti sí había participado del encuentro con intendentes del conurbano, el gobernador Axel Kicillof y su ministro de Producción, Augusto Costa, quien durante el gobierno de Cristina Fernández había implementado también el control de precios a través de distintas herramientas, pero principalmente, de Precios Cuidados.

Ante un centenar de legisladores que integran el bloque del FdT, Feletti destacó la tarea que se viene realizando desde el Gobierno en articulación con intendentes, legisladores, representantes de las provincias y organizaciones de consumidores para garantizar el cumplimiento de la Resolución que congela precios por 90 días de cerca de 1400 productos. Allí el funcionario valoró la importancia de diferentes leyes impulsadas por el bloque (Ley de Góndolas y Etiquetado Frontal) y las vinculó con la resolución de su cartera que apuntan en conjunto a “garantizar una canasta amplia que no afecte el poder adquisitivo de las familias argentinas”.

Más temprano se había reunido con sus pares provinciales en el Consejo Federal de Comercio Interior, a quienes también comprometió a en el control de los precios en las góndolas y en la creación de un Observatorio de Precios, una herramienta que piensa implementar el oficialismo para evaluar la eficacia de la medida en el tiempo.

Etiquetado frontal es ley

La Cámara de Diputados convirtió en ley el etiquetado frontal de alimentos

La normativa fue convalidada con 200 votos a favor, 22 negativos y 16 abstenciones. La iniciativa busca advertir a los consumidores sobre los excesos de grasas, sodio y azúcares en los productos con el fin de ayudar a combatir la obesidad, la hipertensión y los riesgos cardíacos.

La Cámara de Diputados convirtió la noche del martes en ley el proyecto de etiquetado frontal de alimentos, ideado para advertir a los consumidores sobre los excesos de grasas, sodio y azúcares en los productos con el fin de ayudar a combatir la obesidad, la hipertensión y los riesgos cardíacos.

El proyecto sumó 200 votos a favor; 22 en contra y 16 abstenciones, en tanto que se registraron 18 diputados ausentes al momento de la votación.

La iniciativa comenzó a ser debatida pasadas las 16 y su análisis se agotó pasadas las 23, tras la intervención de más de 70 diputados, que participaron de la primera reunión presencial tras la metodología de trabajo mixto aplicado durante los primeros meses de la pandemia de Covid.

Al abrir el tratamiento del proyecto, la presidenta de la comisión de Legislación General, Cecilia Moreau (Frente de Todos), afirmó que "el Estado argentino no va a mirar para otro lado" en un contexto de "enfermedades crónicas no transmisibles" como la obesidad, la hipertensión y los problemas cardíacos, que afectan a su población y que se pueden prevenir a partir de la alimentación.

Por eso, marcó la importancia de destacar la información nutricional en las etiquetas de los productos alimenticios, debido a que en la actualidad muchas "son ilegibles".
Su compañera de bloque, Liliana Schwindt, ponderó la ley como un "hito para consumidores y usuarios", pero también "para la producción alimentaria argentina".

"Esta ley es poner en lo más alto a los consumidores, que hace años reclaman información clara, precisa y veraz", dijo.

Desde su condición de presidente de la comisión de Salud y con su pertenencia al Frente de Todos, el tucumano Pablo Yedlin mostró sus diferencias parciales: "El azúcar no es un veneno, es un producto natural. Muchos edulcorantes, en cambio tendrán que explicar cuán saludables son. Vamos a acompañar el proyecto proponiendo mejoras".


La también tucumana Beatriz Ávila (Frente de la Justicia Social) advirtió que el etiquetado color "negro remite a la idea de muerte", y sostuvo: "Esta ley de etiquetado frontal, tal como está, va a generar más pobreza y mayor desempleo para la región. Creo que todos los diputados de la región debemos unirnos y hacer una mejor ley, que no deje las economías regionales".

El proyecto sumó 200 votos a favor; 22 en contra y 16 abstenciones


Por el Frente de la Concordia Misionero,
Flavia Morales dio otro punto de vista: "A la provincia de Misiones hay cuestiones que le afectan con la yerba y el té, pero vamos a acompañar la ley y esperamos que en la reglamentación pueda arreglarse".

Desde otro espacio provincial, el médico
Luis Di Giácomo, de Juntos Somos Río Negro, remarcó: "Esta ley es más que bienvenida. Datos matan relato; según trabajos científicos en Uruguay hubo modificaciones en las decisiones de compra en base al rotulado y en Chile no hubo disminución del trabajo a partir de esta medida como muchos dicen".

La diputada de Juntos por el Cambio
Brenda Austin (UCR) celebró el tratamiento de esta ley que "derriba mitos" y destacó que logró no "haber caído en la grieta", sino que se ponderó la "defensa del derecho a la salud".

"Esta ley es necesaria porque estamos frente a una gran epidemia: la del sobrepeso", dijo, y agradeció a organizaciones de la sociedad civil que "ayudaron a respaldar con evidencia, información y acciones que derribaron mitos".

En cambio, la diputada del PRO Carmen Polledo planteó críticas a la iniciativa al afirmar que se debe "pensar en un sistema de etiquetado integral y completo" y dijo que por ese motivo se propuso en un dictamen "una alternativa que cumpla con el propósito de modificar los hábitos alimenticios".

El cierre del debate, estuvo a cargo de la kirchnerista Florencia Lampreabe, quien destacó: "Esta ley es una herramienta de soberanía alimentaria. Detrás de lo que consumimos, está también el modelo de producción que alentamos. Para poder decidir primero hay que saber, una condición que hoy se encuentra empañada porque las empresas no van de frente y ocultan información básica”.

La precedió en la palabra el radical Alejandro Cacace, quien argumentó: "Hay un enorme aumento de la obesidad, una prevalencia del exceso de peso, una clarísima y abundante evidencia que marca la relación entre el incremento de los alimentos procesados y ultraprocesados con ese fenómeno de la obesidad y exceso de peso y la relación que tiene con las enfermedades no transmisibles, con la prevalencia de las enfermedades cardíacas, respiratorias, el cáncer y la diabetes”.

En ese sentido, se preguntó: "¿Entonces qué estamos esperando para regular esta problemática de salud?"

La sesión

El tratamiento del proyecto comenzó con una demora de más de tres horas debido a que varios legisladores, en su mayoría de Juntos por el Cambio, presentaron pedidos de apartamiento del reglamento para incluir otros temas, aunque esas peticiones en su totalidad fueron rechazadas y se mantuvo el temario acordado entre los bloques políticos.

La sesión, que se inició a las 12.35, fue observada por diferentes organizaciones de la sociedad civil que vienen solicitando la aprobación de la ley de etiquetado frontal para que la sociedad conozca los excesos de grasas, sodios y azúcares que tienen algunos productos de los alimentos.

El dictamen de mayoría prevé la
incorporación en el frente de los envases de los productos ultraprocesados una etiqueta con forma de octógono negro con letras blancas que advierta el exceso de nutrientes críticos para la salud, como azúcares, sodio, grasas saturadas, grasas totales y calorías.

Además, determina que los productos que contengan entre sus ingredientes edulcorantes o cafeína tendrán que informar que su consumo no se recomienda en niñas y niños.


Por otra parte, el proyecto establece la prohibición de emitir publicidad comercial -dirigida a niños, niñas y adolescentes- de productos con sellos de advertencia.

Además, dispone que los productos que tengan más de un sello de advertencia no podrán incluir dibujos animados, personajes, figuras públicas, regalos ni elementos que llamen la atención de niños, niñas y adolescentes.

Por otra parte, determina que, ante iguales condiciones, el Estado deberá priorizar la compra de alimentos sin estos sellos de advertencia.

Lampreabe: "De lo que se trata es de terminar con las 'fake news' de la comida"

La diputada nacional Florencia Lampreabe (Frente de Todos) señaló que el proyecto de Ley de Etiquetado Frontal de Alimentos apunta a "terminar con las 'fake news' de la comida" y puso de relieve que "para poder decidir -qué comer- primero hay que saber, una condición que hoy se encuentra empañada porque las empresas no van de frente y ocultan información básica".

"Las 3 empresas que más se oponen al acuerdo de precios son de las que más ganaron durante la pandemia, tanto como para recuperarse de las pérdidas que habían tenido durante el gobierno de Macri. Lo que no se puede permitir es que ganen a costa del hambre y la salud de los argentinos y argentinas", expresó la legisladora en el cierre del debate.

En ese sentido, añadió: "Estamos ante un panorama de muchos excesos: exceso de concentración en el mercado de alimentos, exceso de precios, exceso de ganancias para unos pocos, exceso de nutrientes críticos que enferman a la población, exceso de mentiras".

"Esta ley es una herramienta de soberanía alimentaria. Detrás de lo que consumimos, está también el modelo de producción que alentamos. Para poder decidir primero hay que saber, una condición que hoy se encuentra empañada porque las empresas no van de frente y ocultan información básica", expresó la diputada camporista.

En otro pasaje de su discurso recordó: "Hace algunos meses Cristina decía que si discutimos nimiedades y cuestiones menores en este contexto, la gente no nos lo iba a perdonar. Y creo que si hay un tema verdaderamente importante para discutir e insoslayable para cualquiera que aspire a representar políticamente a nuestros compatriotas es esta cuestión del acceso a una alimentación de calidad para todos y todas".

"Y esta ley que estamos debatiendo hoy por supuesto que no va a saldar todos los aspectos que hacen a los problemas que nos está trayendo este modelo agroalimentario de concentración y de excesos, pero constituye un primer paso fundamental en el empoderamiento de las argentinas y argentinos para que por fin sepamos la verdad que hay detrás de esos paquetes de colores y sabores adictivos", completó.

Destacan la herramienta constitucional aplicada en el proyecto

El diputado nacional Alejandro Cacace (UCR-Juntos por el Cambio) defendió el proyecto de Ley de Etiquetado Frontal de Alimentos al señalar que "se elige una herramienta de información, que está en la Constitución como parte del derecho a la información que tienen los consumidores" y que es "el derecho a conocer qué se consume y el impacto que tiene en la salud".

"Ha habido debate y ha habido alternativas. Pudimos confrontar la evidencia. Hay múltiples estudios internacionales respecto de las alternativas para aplicar, algunos con medidas muchos más duras, que incluso recurren a la política fiscal y a los impuestos para disuadir del consumo de alimentos con exceso en grasas, azúcares o sodio", advirtió el puntano.

El legislador remarcó que
"en un megaestudio que recoge 14 estudios a nivel internacional todos ellos concluyen que la mejor alternativa es la del etiquetado frontal de alimentos. De 2016 para acá más de 30 países implementaron o están en proceso de adopción del etiquetado. En la región están los ejemplos de Chile o Uruguay".

Y recordó que "hay un enorme aumento de la obesidad, una prevalencia del exceso de peso, una clarísima y abundante evidencia que marca la relación entre el incremento de los alimentos procesados y ultraprocesados con ese fenómeno de la obesidad y exceso de peso y la relación que tiene con las enfermedades no transmisibles, con la prevalencia de las enfermedades cardíacas, respiratorias, el cáncer y la diabetes".

En ese sentido preguntó: "¿Entonces qué estamos esperando para regular esta problemática de salud?".

(Tomado de TELAM)

A qué viene Marc Stanley

Raúl Dellatorre, Licenciado en economía, periodista y conductor. Escribe hoy en Página12

El abogado demócrata, nuevo embajador de EE.UU en Argentina, con un perfil arrogante y despectivo cercano al de Trump, le reclamó al gobierno "un plan macro que aún no tiene" para poder acordar el pago de la deuda con el FMI, y un alineamiento con su país para aislar a Venezuela y Cuba.

Arrogante, provocador, despectivo y escasamente preocupado por disimular sus intenciones de injerencia en asuntos internos. Así se mostró ante el Senado estadounidense Marc Stanley, el abogado, "activista político y líder de la comunidad judía estadoundense", como se presenta a sí mismo, designado por Joe Biden paraestar al frente de la Embajada de los Estados Unidos en Buenos Aires. 

Ante el Comité de Relaciones Exteriores del Senado de su país, el futuro embajador describió a la Argentina como "hermoso bus turístico al que no le andan las ruedas". Cuestionó la falta de alineamiento del gobierrno de Alberto Fernández con la lucha de los Estados Unidos contra los gobiernos de Venezuela, Cuba y Nicaragua bajo el escudo de la defensa de los derechos humanos (cruzada que muchos países de América Latina rechazan por considerarlo intentos de injerencia en asuntos internos). Y anunció que planea "dialogar con líderes de todos los niveles del país para lograr que en el hemisferio se honren nuestros ideales". Es decir, promete injerencia en los asuntos internos, también, de Argentina.

Al ser consultado por miembros del comité del Senado que debe aprobar su designación, acerca de su opinión sobre las relaciones del gobierno argentino con el FMI, el abogado demócrata Stanley senaló que se había comprometido frente a ambas partes a "ayudar a la Argentina para reestructurar su deuda con el FMI", aunque advirtió que se trataba de "uno de los dos mayores desafíos que enfrenta el país: la enorme deuda con el FMI y su prolongada recesión".

La deuda con el FMI, de 45 mil millones de dólares, es enorme. El problema, sin embargo, es que es responsabilidad de los líderes argentinos elaborar un plan macro para devolverlos, y aún no lo han hecho. Dicen que ya pronto viene uno”, dijo en tono irónico, casi burlón.

En otro momento de su presentación, Marc Stanley, con escasa información o falseando intencionalmente la realidad, describió: "El comercio bilateral se redujo y algunas empresas de nuestro país están abandonando la Argentina debido a las barreras regulatorias", frase que parece reiterar consignas de la oposición local en la Argentina, pero la de sus posiciones más extremas y carente de fundamentos.

Contra China

Marc Stanley no se privó siquiera de señalar que será su propósito interferir en las relaciones económicas entre Argentina y China, poniendo especial énfasis que pondrá en evitar que Argentina acceda a los últimos avances chinos en la tecnología de la comunicación.

A medida que Estados Unidos ve una mayor competencia con la República Popular China en la Argentina y en otros lugares, haré que sea una prioridad mantener los pies en el fuego, sobre todo cuando productos como la tecnología 5G están ingresando al mercado regional, y permitiendo que China acceda todos los datos e información de la población argentina”, alarmó Stanley.

Antecedentes e intereses

Pese a su indudable procedencia demócrata, su militancia y servicios para ese partido que desde hace cuatro décadas desarrolla en su Texas natal, los modos en que se expresó Marc Stanley en el Senado se asemejan más al estilo que ha caracterizado a Donald Trump en estos últimos años que a la aparente moderación que intenta transmitir la figura de su sucesor, Joe Biden.

Sin embargo, su historia profesional como letrado y su militancia dentro de la comunidad empresaria judía en Estados Unidos, lo acerca más a la imagen de un lobista de intereses de grandes empresarios que a la de un diplomático de carrera. 

Promete ingresar de lleno, y desde el primer momento, en la puja por alcanzar un acuerdo con el FMI, pero claramente del lado de una definición de política macroeconómica que garantice, antes que nada, el repago de la deuda. 

Promete alinear a la Argentina con la línea más dura de la política norteamericana para latinoamérica, que es la que se ordena a partir de la definiciónn Caracas-la Habana-Managua como "eje del mal".

Coloca a la Argentina como un terreno más del combate con China por la hegemonía mundial, tecnológica y de negocios, y promete una fuerte intervención local en este sentido. 

En esta línea, expresa una continuidad con su antecesor en la embajada, Edward Prado, a quien destacados analistas internacionales le adjudicaron un rol central en la confección de la causa de los "cuadernos Gloria", esa megacausa sobre las coimas en las obras públicas, a través de la cual Estados Unidos habría intentado desplazar a los empresarios de la construcción vinculados a capitales chinos y reemplazarlos por firmas estadounidenses en las mayores contrataciones.

La tarea quedó inconclusa, en particular porque el macrismo demolió las condiciones para cualquier tipo de desarrollo de proyectos en el país, públicos o privados.

CGT, Gobierno, Frente de Todos.

¿Es poder el poder popular?

LAUTARO FERNÁNDEZ ELEM, dirigente y militante Sindical Federal / Desde el Barrio / Escribe en La Señal Medios (LSM)

La decisión de una buena parte de la política de desconocer la organización popular no es nueva. Dado el discurrir de los acontecimientos y la persistencia en el error me atrevo a decir que durante el gobierno de Macri fue igual, sólo que la masividad opositora conducía a enaltecer todas las movilizaciones.

En este lunes 18 de Octubre, cientos de miles de trabajadores organizados se movilizaron a lo largo de las avenidas Paseo Colón, Independencia, 9 de Julio y calles linderas. La desorganización de la cabecera y la ausencia de un acto central que aglutinó las pocas pero claras consignas fueron solo asteriscos en una convocatoria que no se veía, por parte de la Confederación General del Trabajo, desde hace 4 años. Una expresión de realidad y fortaleza indiscutible. Podemos cometer nuevamente el error de aquel 7 de marzo del 2017 y sacarle fotos al robo del atril o podemos esta vez sí, difundir las imágenes de la imponente movilización que en sí misma es un hecho a destacar.

Fue una movilización nacional para ciertos sindicatos, metropolitana para las organizaciones populares, y local para otros grupos. No se puso toda la carne al asador y fue más que suficiente para expresar lo que se expresó. Ningún gremio movió al 100% de sus posibilidades pero no hay nada por reprochar, puesto que es la movilización más grande y necesaria desde el 10 de diciembre del 2019; además, encamina algunas líneas hacia el congreso que definirá autoridades. “Servicios-industria-transporte” lanzó un dirigente como preanunciando la conformación tripartita.

El día domingo, a su vez, se dio una también importante concentración en Plaza de Mayo. Si bien más reducida y menos identitaria, buscó generar un hecho político que también respalde críticamente la gestión del Frente de Todos.

La –acertada– ausencia del presidente fue suplida por la presencia de otros referentes de menor rango que lograron contener dentro de las filas del Frente las propias críticas al Frente. Es decir, se generó un interesante espacio donde los compañeros pudieran expresar su descontento interno de manera alegre y poco organizada.

El 18, los receptores de varias de esas críticas (la CGT), expresaron su enorme capacidad de orgánica, organización y movilización. Su conducción entonces, mostró que tiene en sus manos un poder de fuego interno y externo con el que cualquier gobernante quisiera contar.

¿Sabe qué? El Frente de Todos, si lo decide, cuenta con él. Pero en vez de estar debatiendo por su representación, la desconoce y se asienta en lo controlable. De muchos dirigentes ya ni siquiera pedimos que se arroguen la conducción del evento, simplemente que no omitan que existe y asuman con un mínimo orgullo que son parte del mismo movimiento de masas.

El presidente Alberto Fernández, en vez de montarse sobre 17 y 18 para ungir una “doble jornada histórica de los trabajadores en defensa crítica de su gestión” y utilizarla como espalda para enfrentar a los grupos corporativos, decidió poner las palmas hacia abajo y pedir calma como cierto jugador en el Mundial 2002. Mientras se movilizaban miles de personas en la Ciudad de Buenos Aires, el flamante secretario de Comercio Interior Roberto Feletti se reunía con los empresarios supermercadistas para intentar garantizar el congelamiento de precios. No sé si sucedió, pero ojalá les haya dicho “ojo que si no cumplen: miren…” exhibiendo la gran movilización de este lunes.

Evidentemente ha virado la concepción de “demostración de fuerza” y lo vemos en dos planos. Ante los empresarios se pone sobre la mesa “la confianza del mundo” y algunos indicadores proyectivos. En el plano interno, tenemos una variable novedosa. El día domingo, las organizaciones políticas más fuertes del Frente de Todos movilizaron sin bandera, convocaron a medias y des convocaron al 18. Así entonces, la demostración de fuerza se ejerce en el daño a la movilización ajena y no en el fortalecimiento de la propia: “haciendo el vacío” y no “copando”.

El poder de Cristina está cada vez menos demostrado en lo práctico y más en lo simbólico. “Nosotros tenemos los votos” pero se pierden elecciones, “nosotros tenemos la gente” pero las movilizaciones masivas no son de sus organizaciones, “tenemos la máxima referencia política” pero las decisiones económicas fuertes no suceden. ¿Dónde se expresa entonces ese enorme poder potencial sino en su declamación y la aceptación ajena? Y si el poder es sólo de daño y no de construcción, ¿es poder un poder popular?

Una parte mayoritaria del movimiento obrero mostró los dientes. Los empresarios se alertan por su filo pero la dirigencia política mira si tiene caries.

Según dichos del presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, ya se prepara una gran articulación entre “Congreso y el Consejo Económico y Social” con los empresarios recientemente recibidos y la oposición sobre 10 puntos básicos. La ya descontada derrota electoral del 14 de noviembre en vez de reorientar a la conducción hacia la representación de la fuerza y el interés propio, mueve el eje del Frente de Todos hacia un pivote tan solicitado como endeble: el de administrador. Que todos estén relativamente conformes y que, parcialmente, avance algunos pasos, tan lentos y frágiles como distantes del objetivo.

Con sus debates y contradicciones, el pueblo levantó la voz, marcó un camino y esbozó ideas de cómo recorrerlo. En tiempos donde reina la zozobra, la única certeza –como siempre– la mostró, en la calle, el peronismo.

Una Cuestión de tiempo y espacio.

Conceptos y modelos para entender la realidad y tomar decisiones en ella.

Los conceptos (del latín conceptus) «son las unidades más básicas de toda forma de conocimiento humano»; por medio de las cuales comprendemos las experiencias. Son captaciones de la realidad (realismo) o, por contrario, construcciones o autoproyecciones mentales (constructivismo o idealismo), que surgen por medio de la abstracción de las esencias inteligibles o por la integración en clases o categorías, que agrupan nuestros nuevos conocimientos y nuestras nuevas experiencias con los conocimientos y experiencias almacenados en la memoria

La formación del concepto está estrechamente ligada a un contexto de experiencia de la propia realidad; de experiencia individual, cultural, social, etc. siendo de especial importancia la referencia al lenguaje sobre todo referido a la propia lengua, pues mediante ella, el conocimiento tiene la posibilidad de adquirir una expresión oral como habla o escrita y, por tanto, comunicable; lo que le otorga al conocimiento una dimensión pública, sociológica y cultural.

Por ser la experiencia algo concreto con respecto a un individuo y, por tanto, subjetiva, única e irrepetible, todos los elementos incorporados a la memoria, tanto de experiencias personales como de cultura, sociedad, y sobre todo de la lengua propia, son elementos interpretadores de la experiencia concreta e influyen de manera decisiva en el proceso de conceptualización.

Las cosas únicas e irrepetibles no se pueden conceptualizar desde premisas, usando la capacidad de la mente de inferirlos. En este caso, el cerebro ha de recurrir a los sentimientos, emociones y sensaciones y asignar una etiqueta para poder aludir de forma inequívoca a la combinación exacta de sensaciones y emociones que nos despertaron la curiosidad de conceptualizar algo en concreto. La imaginación es la facultad psíquica, de la mente, que hace presentes las imágenes de las cosas reales o irreales. También se dice que es la aprehensión o juicio que no existe en la realidad....

Cada quien tiene su propia manera de ver el mundo.

Tu manera de ver el mundo y todo lo que hay en él (a ti mismo, tu trabajo, tus relaciones, tus metas... literalmente todo) es única, experimentas el mundo a través de una lente que construiste a partir de tus creencias, experiencias y opiniones.

Pero esa lente, no siempre es la forma más clara de ver las cosas.

Por ejemplo, si te encuentras con un problema que nunca antes habías enfrentado, es probable que no tengas la experiencia suficiente para resolverlo. En este caso, ver el problema desde la perspectiva de tu propio lente, no te va a ser de mucha ayuda para encontrar la solución.

Aquí es donde los modelos mentales pueden ser de gran ayuda.

Los modelos mentales te permiten ver el mundo a través de lentes que han sido probadas, examinadas y están libres de sesgos; ayudándote a encontrar la solución a problemas que no forman parte de tu experiencia personal.

Además de ser increíblemente útiles para darte una visión más profunda del mundo a tu alrededor, también pueden servir para llevar tu carrera profesional al siguiente nivel.

"Creo que una definición básica de modelos mentales sería que son herramientas, ideas, principios y percepciones que usamos consistentemente para tomar mejores decisiones o para entender la vida. Todo principio [...] que usamos en nuestra vida cotidiana, ya sea en los negocios, en nuestra carrera profesional o en la vida [se puede considerar] un modelo mental."

Thomas Oppong, fundador de AllTopStartups y creador de Pensando de acuerdo a modelos (un curso sobre cómo aplicar modelos mentales para avanzar en tu carrera).

El espacio es una forma real objetiva de existencia de la materia en movimiento. El concepto de espacio expresa la coexistencia de las cosas y la distancia entre ellas, su extensión y el orden en que están situadas unas respecto de otras.

Los procesos materiales transcurren con cierta sucesión (uno antes o después que otro), se distinguen por su duración y tienen fases o etapas que se diferencian entre sí. Esto significa que los cuerpos existen en el tiempo. El movimiento de la materia es imposible fuera del tiempo.

El tiempo es una forma real objetiva de existencia de la materia en movimiento. Caracteriza la sucesión del desenvolvimiento de los procesos materiales, la distancia entre las distintas fases de estos procesos, su duración y su desarrollo.

Ambos son conceptos y ambos funcionan como patrones de medición. Ambos son solo posibles dentro de un modelo mental que les confiere sentido. En nuestras sociedades occidentales, ese sentido está dado por las formas en que entendemos el movimiento de los astros y como las características de nuestro planeta generan las condiciones necesarias para la vida y para la vida humana en particular y de las formas humanas que nos damos para que eso se administre y distribuya entre los humanos.

Son los modelos de producción los que determinan la administración de los tiempos y los espacios de acuerdo a sus formas instituidas. Definir horarios y tiempos para el trabajo y el descanso, para fijar momentos y determinar eventos futuros o pasados. Concretar, en el espacio, las formas de administrar los cuerpos y los materiales y proveernos de todo aquello necesario para la vida humana.

La Educación, La alimentación y sus formas de producción y reparto, las relaciones internacionales en estos modelos de concentración neoliberal, capitalista, colonial y patriarcal que signan la historia occidental, presenta tensiones, problemas y dificultades que necesitan de los esfuerzos inteligentes y racionales para poder superarlos y mejorar la calidad de vida de las personas y sus comunidades.

Debatir los porque, los para que, los cuánto, cuándo, cómo, con que … son base de cualquier información y conocimiento necesario para la toma de decisiones en los asuntos comunes. Desde este humilde espacio de lenguaje escrito, es lo que intento aportar. Nadie se salva solo. Que cada quién haga su parte.

Daniel Roberto Távora Mac Cormack


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