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Otras 78 personas murieron y 7.808 fueron reportadas con coronavirus en las últimas 24 horas en la Argentina, con lo que suman 44.495 los fallecidos registrados oficialmente a nivel nacional y 1.722.217 los contagiados desde el inicio de la pandemia, informó el Ministerio de Salud.

La cartera sanitaria indicó que son 3.612 los internados en unidades de terapia intensiva, con un porcentaje de ocupación de camas de adultos de 54,5% en el país y del 58,4% en la Área Metropolitana Buenos Aires.
Un 58,17% (4.542 personas) de los infectados de este domingo (7.808) corresponden a la Ciudad y a la Provincia de Buenos Aires.
De los 1.722.217 contagiados, el 87,77% (1.511.750) recibió el alta y 165.972 son casos confirmados activos.
El reporte vespertino consignó que murieron 43 hombres, 23 residentes en la provincia de Buenos Aires 1 en la Ciudad de Buenos Aires; 1 en Chaco; 2 en Chubut; 2 en Entre Ríos; 2 en La Pampa; 3 en Río Negro; 4 en Santa Cruz; 4 en Santa Fe y 1 en Santiago del Estero.
También fallecieron 34 mujeres: 26 en la provincia de Buenos Aires; 2 en la Ciudad de Buenos Aires; 1 de Chaco; 1 en Chubut; 1 en Entre Ríos; 1 en La Pampa; 1 en Río Negro y 1 en Tucumán.
El Ministerio aclaró que una persona residente en la provincia de Buenos Aires fue registrada sin dato de sexo.

Restricciones a la movilidad nocturna

El gobernador bonaerense, Axel Kicillof, dijo que puso las mismas restricciones a la nocturnidad que la Ciudad de Buenos Aires porque hay municipios del conurbano que limitan con la Capital Federal, y eso hace necesario aunar criterios en el AMBA para bajar los contagios de coronavirus.
Al mismo tiempo sostuvo que "hay una parte de la oposición que es penosa" con sus críticas al Gobierno y que "las medidas que proponen son todo el tiempo para que se enferme la gente".
Kicillof explicó que tomó la decisión de establecer el límite de 1 a 6 en lugar de 23 a 6 después de "hablar mucho con los municipios" y justificó la decisión explicando que el objetivo fue "estar en el misma rango que la Ciudad" de Buenos Aires.
"Tratamos de coordinar lo mejor posible, pues buena parte de nuestro conurbano -que linda con la Ciudad- iba a tener diferencias, y cualquier diferencia en este contexto es complicada", abundó el mandatario en declaraciones al programa Rayos X, de Radio 10.
En la Provincia, si bien se fijó el cierre de la actividad comercial desde la 1 y hasta las 6, no se prohibió la circulación de gente en esa franja horaria.
Consultado por esta situación, Kicillof explicó que prefirieron esa resolución antes que "poner multas más grandes" en lo que se refiere a fiestas o reuniones clandestinas.
Además, aclaró que
"la Provincia no es lo mismo que nada; si nos comparamos con Uruguay somos seis veces más grande, entonces el volumen que tiene y la diversidad, la dimensión nos vino generando medidas que hay que tomar con mucha complejidad y consenso también entre todas las autoridades, porque la verdad yo puedo dictaminar algo que si no se va a cumplir o no estamos preparados no serviría", sentenció Kicillof.
En ese contexto, el gobernador advirtió que hoy "la dinámica es de crecimiento muy fuerte de los contagios, sea por la causa que sea, y el modo de contagio está comprobado que es por contacto. Con lo cual la forma de evitarlo es reducir los contactos, generar las medidas de cuidado que conocemos. La verdad que por ahora no hay más que eso".
"Obviamente, mezclado con cosas fundamentales, como la llegada de la vacuna; acá en Buenos Aires nosotros ya tenemos más o menos 40 mil vacunados, está creciendo muy rápido la vacunación con las primeras dosis" remarcó.
"En los próximos días estaríamos recibiendo probablemente un embarque de China y también seguramente el segundo lote de vacunas (Sputnik V) y lo que hay que hacer es acelerar la vacunación", dijo Kicillof.
"Mi llamado a la sociedad sería 'no nos contagiemos antes de vacuna'", sentenció Kicillof en un mensaje directo a la población.
"A medida que vayamos viendo como evoluciona se irán flexibilizando las restricciones. Este es un juego delicado entre decisiones, cumplimientos, concientización y también, lamento decirlo, miedo", explicó.
Kicillof sostuvo que "se le perdió el miedo a la enfermedad producto en parte de que los contactos bajaron, y es lógico que así suceda; parecía que se estaba extinguiendo o bajando muy fuerte".
"Pero ahora que están subiendo hay que volver a, no sé si querés llamarlo miedo, respeto o lo que sea, pero también es un factor que hay que tener en cuenta porque si no se percibe el peligro real e inminente que hay, también las medidas parecen extemporáneas o forzadas", advirtió.
Además criticó la postura de la oposición ante las medidas adoptadas por el Gobierno. Consideró que "hay una parte de la oposición que ya es penosa. Pasaron de decir 'Alberto va a tomar medidas tremendas' a decir que 'Alberto no tomó medidas'. Es muy difícil".

Sobre las propuestas que plantea la oposición, Kicillof sostuvo que "las medidas que proponen son todo el tiempo para que se enferme la gente. Nosotros tenemos que tomar las medidas que hay que tomar, empezando por defender la salud y la vida. Estamos tomando las medidas con seriedad y responsabilidad".

"Lo que pasó y lo que está pasando con el coronavirus es bastante perturbador. En Europa y en Estados Unidos no esperaban una segunda ola, menos de esta magnitud. El crecimiento fuerte de casos en el hemisferio Norte estaba mayormente asociada a la temperatura", sostuvo el mandatario.
"Se nos adelantaron mucho los pronósticos. Lo que sabemos es que los contagios provienen del contacto y la circulación. Lo que más contagia es la presencia en los lugares cerrados. Pero esperemos que de nuevo mejoremos el nivel de cuidado y las medidas de prevención, para que baje el nivel de contagio lo antes posible", se esperanzó.
Detalló que "en el Conurbano llegamos a tener a principio de septiembre 5.300 casos y hará un mes bajó a 1.300. Ya la semana pasada estábamos en casi 4.000. La forma de evitar el contagio es reducir el contacto",
Acerca del inicio de clases de este año dijo que "estamos trabajando para que las cosas se puedan hacer. Mi intención es que siga la temporada y haya comienzo de clases presenciales. Pero dependerá de la situación epidemiológica".

(https://www.telam.com.ar/)

Una cuestión de granos.

En grandes números, la cosecha de maíz del último año dejó una producción de 58 millones de toneladas. La demanda interna (para biocombustibles, alimentación para aves, pollos y cerdos, industria molinera y sus distintos derivados) ronda en torno a las 20 millones de toneladas anuales. Por lo cual, quedarían disponibles 38 millones para la exportación. Hasta inicios de la última semana, se habían registrado compromisos de exportación (la mayor parte ya concretada) por 34,25 millones, es decir que le quedaba un margen de alrededor de 4 millones todavía para destinar al exterior. Sin embargo, desde sectores de la producción agroindustrial (concretamente, de carne aviar y de huevos) advirtieron que faltaba maíz en el mercado. "No nos venden, y lo poco que hay lo ofrecen a precios exorbitantes", se quejaron ante el gobierno. ¿Qué pasaba? Ante la ausencia de una respuesta satisfactoria, la solución preventiva que dispuso el gobierno fue cerrar las exportaciones. ¿La reacción? La agroindustria y los exportadores de cereales conformaron una mesa para buiscar una solución. La Mesa de Enlace, expresión degradada de la producción más concentrada, lanzó un lockout, un cese de comercialización en protesta. Es decir que, quienes tiene los granos pero se niegan a venderlos al mercado interno, al mismo tiempo lanzan una medida de fuerza porque no se lo dejan exportar. ¿Puede haber alguna duda de que están apostando al desabastecimiento, presionando al gobierno para algún otro tipo de medidas? ¿Por ejemplo, una devaluación?

Otro modelo productivo

En los ultimos años, el maíz se transformó en Argentina en lo que se denomina "un insumo difundido". Esto es, una misma materia prima de la cual dependen diversas ramas productivas a la vez. Fundamentalmente, a partir del cambio de la forma de producción de las carnes. Las vacas y los novillos ya no caminan el campo pastando. Los pollos y las gallinas ponedoras tampoco recorren el corral picando los granos que encuentran en el piso para alimentarse. La producción de carne y leche se hace en establecimientos cerrados donde los animales comen alimento balanceado en base a maíz (feed lots). La producción de carne aviar y de huevos tampoco se realiza a campo abierto, sino en establecimientos cerrados con aves que reciben una alimentación balanceada en cantidades medidas. El cambio también alcanzó a la cría y engorde de los rodeos porcinos, con similares características en la transformación de las formas de producción. 

Por si fuera poco, surgió en las últimas décadas la producción de biocombustibles (etanol) a partir del maíz. Actualmente, se estima que por año la producción de etanol y de diferentes subproductos de la molinería (no sólo harinas y aceites, sino también otros productos para la alimentación y de uso industrial) demanda entre 3 y 4 millones de toneladas de maíz como materia prima. Mientras que el consumo animal (ganado vacuno, porcino y aviar) demanda entre 16 y 17 millones de toneladas al año.

Veamos ahora que pasó con la oferta de maíz, con la producción y su llegada al mercado en esta temporada. Como se dijo, la cosecha de maíz superó las 58 millones de toneladas. Pero hacia mediados de diciembre, se detectó que pese a que a la exportación le quedaba aún un margen amplio para exportar y el uso interno del grano no había llegado a los 20 millones de toneladas, empezó a faltar el producto. Concretamente, no había maíz disponible para su uso como alimentos balanceado para la actividad avícola.

Suba de precios

Excedente de maíz debía haber, pero en el mercado no aparecía. Las causas quizás haya que buscarlas en el contexto. El precio internacional del maíz viene en una suba sostenida por lo menos desde agosto, lo que ya lo ubica en su mayor valor de los últimos seis años. El aumento se refleja en el precio interno, donde la tonelada registró un aumento, en pesos, de alrededor del 100 por ciento en los últimos seis meses (precio actual contra el vigente a julio de 2020). Es decir, hoy el precio para el productor de maíz es excelente tanto para exportación como para mercado interno. ¿Por qué no vende? ¿Espera que siga subiendo?

La respuesta, según parece, es que SI. Hay una doble presión alcista sobre el precio de la materia prima. La tendencia a la suba en el mercado internacional por ahora parecería imparable, porque se espera un descenso en la oferta de la nueva campaña. Entonces, una primera razón para la reacción agresiva de la Mesa de Enlace es la oposición a que el gobierno "intervenga" para tratar de cortar ese circuito entre la suba internacional del precio y su reflejo en el precio local. La segunda razón es que también en el plano interno se esperan dificultades con la nueva cosecha. Los grandes productores, los que tienen espalda suficiente, se ven tentados a sentarse sobre sus silobolsas cargadas y esperar que el precio siga subiendo. Desentendiéndose, claro está, de los eventuales problemas de desabastecimiento para la industria de alimentos. 

Cosechas

El calendario del ciclo productivo del maíz tiene marcadas dos fechas de cosecha por año. Con un ciclo de producción de cinco meses, el maíz sembrado en septiembre se cosecha a partir de febrero del año siguiente: primera cosecha o maíz "de primera". En julio hay una segunda recolección, el maíz "de segunda", pero la de mayor volumen es la cosecha "de primera". Los meses de verano, de diciembre hasta febrero o marzo, son los de "empalme" de cosechas. Se va agotando la disponibilidad de la cosecha anterior a medida que llega la nueva. La particularidad de este año es que, como hubo sequía en los meses previos, no se espera una buena recolección para febrero/marzo. De allí la especulación de los productores que tienen stock de la cosecha vieja y prefieren guardarla. 

"El año 2021 se verá afectado por el fenómeno climático de La Niña, va a haber nuevamente sequías y no sólo en Argentina", indicó un  especialista. Eso explicaría, en parte, que se mantenga la tendencia a la suba en los granos a nivel internacional: se espera una reducción en la oferta no sólo de maíz, sino también en soja y probablemente en trigo. En el caso del maíz en Argentina, indicó que "el productor mantuvo la superficie sembrada de la temporada anterior, que fue de producción récord, pero no se van a repetir los rindes, con lo cual la producción puede caer en dos o tres millones de toneladas". 

Dos actitudes

Cuando el gobierno decidió la suspensión de exportaciones de maíz hasta el 28 de febrero, fue una respuesta y una advertencia por la escasez de materia prima para la producción interna de carne aviar y huevos, que podría llegar a afectar también a la carne vacuna, porcina y a la producción de leche y sus derivados. Hubo dos reacciones diferentes: tres de los dirigentes de la Mesa de Enlace Jorge Chemes (CRA), Daniel Pellegrina (Sociedad Rural) y Carlos Achetoni (Federación Agraria), decidieron romper el diálogo con el gobierno y lanzaron un lockout con cese de comercialización de granos 72 horas, a partir de este lunes 11. El resto de los sectores de la produccióm agrupados en torno al Consejo Agroindustrial conformaron una mesa de trabajo, que elaboró un documento que le presentaron al gobierno el jueves último.

Su propósito, expusieron, es "elaborar propuestas para solucionar la situación planteada, así como analizar la situación de la oferta y la demanda en el mercado interno". Como para marcar diferencias con la Mesa de Enlace, que ya para entonces había lanzado el lockout, sostuvieron que "las entidades presentes, en el marco del Consejo Agroindustrial, estan firmemente comprometidas a dialogar, proponer, acconar y comunicar las políticas públicas que den respuesta a esta profunda crisis económica y social".

Tras el análisis de los datos de la campaña 2020/21, las entidades que componen dicho encuentro concluyeron que "las cifras no evidencian un problema de abastecimiento interno, contándose con un stock de maíz superior a los 10 millones de toneladas". Es decir, que a las casi cuatro millones todavía pendientes de inscribir para exportar, todavía quedan otras 6 millones de toneladas disponibles para el mercado interno. Pero, ¿en poder de quién?

Una salida

El compromiso que asumieron las entidades ante el Ministerio de Agricultura el jueves fue encontrar mecanismos para "atender las necesidades de la demanda para el consumo interno así como mitigar efectos de cambios bruscos en precios internacionales" sobre los valores locales. Vale repasar: firman el documento las asociaciones de productores porcinos, la de semilleros, la cámara de exportadores de cereales, la de feedlot y la de productores avícolas, la asociación Maizar, las bolsas de cereales de Buenos Aires, de Córdoba y la de Comercio de Rosario, y Matba-Rofex.

El gobierno se comprometió a levantar la suspensión de exportaciones pero sólo si aparece un mecanismo efectivo que resuelva la aparición de las toneladas de maíz que faltan en el mercado. Pero, ¿quién las tiene? ¿Los productores en sus silobolsas? ¿Los acopiadores? ¿Los propios exportadores? Y lo más interesante: ¿qué hará la Mesa del Maíz del CAA para que salga esa oferta en el mercado? El gobierno está esperando la respuesta. Si es convincente en su efectividad, dejaría sin efecto la suspensión de exportaciones. Podría ocurrir en las próximas horas.

(Raúl Dellatorre en Pagina 12)

El conflicto con un sector del campo, representado por tres de las cuatro entidades patronales de la Mesa de Enlace, es reflejo de una tensión estructural no resuelta en la construcción de un sendero de desarrollo.

La decisión unilateral de las compañías de telecomunicaciones y de prestación del servicio de televisión por cable de aplicar un aumento del 20 por ciento en el abono de este mes, pese a la medida oficial de autorizar sólo un 5 por ciento, es otro síntoma de esa tensión histórica.

Estos dos frentes beligerantes no refieren sólo a la intervención oficial y a la reacción privada destemplada de sectores económicos poderosos. Uno lo hace por ser un actor relevante en la generación de divisas de exportación como también por ser productor del insumo (maíz) para la generación de otros alimentos (carne vacuna, carne porcina, pollos, huevos, leche). Otro, por no querer regulaciones básicas para ejercer la posición dominante sin interferencia estatal en lo que hoy se ha convertido en un servicio público esencial para la población.

El establishment no oculta la oposición abierta al gobierno de Alberto Fernández, al cual apunta con toda su artillería hasta por tímidas medidas de regulación en el comercio exterior, en el negocio del seguro de la medicina prepaga, en las tarifas de los servicios públicos y en los precios de alimentos.

El nuevo bando del Foro de Convergencia Empresarial difundido este sábado enumera esos puntos, con la siguiente declaración en el primer párrafo: "La repetida intervención del Estado en las actividades del sector privado de la economía, a través de medidas similares a las tomadas en el pasado que tuvieron efectos adversos, afecta el crecimiento económico y el proceso de inversión privada, que ya está en mínimos históricos".

Empate

La clave es indagar acerca de cómo se resuelven esos y otros conflictos distributivos y, en definitiva, cómo se logra superar el empate hegemónico (definición del sociólogo Juan Carlos Portantiero) que está actuando como un potente perturbador de la estabilidad general.

El rescate del concepto de empate hegemónico no es definitivo, sino que es excusa para convocar a la reflexión de una situación compleja. Esa idea presenta al Estado como una entidad capaz de reorganizar a la sociedad, despojándolo así de su carácter de clase, lo que restringe la evaluación de la disputa estructural.

El empate hegemónico de todos modos ofrece un marco analítico desafiante. Portantiero escribió que "es la incapacidad que ostensiblemente muestran sus clases dominantes para construir alguna forma de dominación legítima sobre la sociedad".

Define que los comportamientos de los principales actores económicos y sociales son capaces de vetar los proyectos de los otros, pero sin recursos suficientes para imponer, de manera perdurable, los propios.

Opciones

Hasta ahora no ha habido una alianza política, social y económica que permita romper ese empate. Es una restricción evidente que debilita el desarrollo, revelando la fragilidad para definir una articulación efectiva y constructiva entre el Estado, los dueños del capital y el mundo del trabajo formal e informal, entendiendo la existencia de la lucha de clases como límite a esa eventual convivencia temporaria. Pero aquí, con las crisis recurrentes, ni aparece ese horizonte por ese empate hegemónico.

En forma esquemática, en las primeras dos décadas de este siglo, la forma de abordar ese vínculo entre los principales actores políticos, económico y sociales se puede presentar en tres opciones:

1. Subordinación: el gobierno acepta las condiciones que imponen las corporaciones, ya sea por presiones o directamente ocupando algunos de sus miembros espacios clave del Estado, como sucedió durante cuatro años con la alianza macrismo-radicalismo.

2. Enfrentamiento: el gobierno disputa con las grupos económicos y financieros, locales e internacionales, las formas de implementar reglas de juego que permitan un crecimiento sostenido con inclusión social, estrategia elegida durante el ciclo kirchnerista, especialmente en los dos mandatos presidenciales de Cristina Fernández de Kirchner.

3. Consenso: el gobierno busca acuerdos con empresarios, sindicatos y organizaciones sociales para resolver políticas sectoriales y estructurales, con la aspiración de conseguir cooperación de los principales protagonistas tras el objetivo del bien común. Con suerte dispar, ese ha sido el sendero que en el primer año de gestión privilegió la administración de Alberto Fernández, incluso con una crisis devastadora por la pandemia.

¿Cuál de estas opciones es adecuada para conseguir primero una relativa estabilidad para luego favorecer el fortalecimiento de un ciclo largo de desarrollo?

No es una respuesta sencilla ni estas líneas tienen la aspiración de ofrecerla, sólo plantea un debate necesario teniendo en cuenta el vértigo político y económico de estos años. Es necesario, fundamentalmente, por la evidente saturación de la sociedad por el padecimiento de crisis recurrentes, ya sean las propias como las provocadas por shocks externos, como la actual por el coronavirus.

Sometimiento

Sin extender la evaluación desde el período de la Colonia y la Independencia, la primera opción tuvo tres versiones en los últimos 45 años. Fueron experiencias de predominio del neoliberalismo como política económica, que estuvo liderada por ejecutivos de grupos económicos en acción directa o por representantes de esos intereses.

Fueron la dictadura cívico-militar con José Alfredo Martínez de Hoz, el gobierno de Carlos Menem con Domingo Cavallo y el gobierno de Mauricio Macri con un nutrido elenco de financistas.

Con sus particularidades, cada uno de esos procesos políticos sentó las bases para crisis de envergadura, desarticulando el entramado económico y social, para terminar condicionando las gestiones siguientes y dejando legados que hasta hoy siguen siendo fuertes limitantes.

La política deliberada de desindustrialización de la dictadura, que el menemismo profundizó, continúa siendo una restricción notable para el desarrollo.

La interrupción del proceso de sustitución de importaciones, que necesitaba un salto cualitativo para hacerla compleja, alteró ese camino que había emprendido el país desde la década del '30 del siglo pasado. 

Tuvo como consecuencia la fragmentación del mercado laboral y la debilidad del tejido industrial, que pasó a ser aún más dependiente de insumos importados, lo que agudizó la restricción externa. Esta última, o sea la escasez relativa de divisas, cuando se manifiesta deriva en crisis financieras y económicas de envergadura.

El menemismo, por su parte, entregó el control de los servicios públicos básicos al sector privado, herencia que continúa afectando la estabilidad general por las tensiones que genera la discusión por las tarifas.

El macrismo, en tanto, dejó un endeudamiento externo que será un potente condicionante por muchos años, además de introducir al FMI en la economía argentina, auditoría que determinará aún más los estrechos márgenes de autonomía de la política económica.

En definitiva, la opción del sometimiento sólo asegura negocios de corto plazo para grupos económicos locales y extranjeros, acentuando la concentración de la riqueza y hundiendo la economía en crisis prolongadas. Debacles que terminan generando reacciones populares hasta desplazar esa opción política que pierde la capacidad de imponerse.

Enfrentamiento

Uno de esos estallidos dramáticos, el de la convertibilidad, abrió las puertas para la irrupción del kirchnerismo, una anomia del sistema político que resultó necesaria en la primera etapa para la recomposición de la tasa de ganancia y la recuperación relativa del mercado laboral.

Alcanzados esos objetivos, la intensa puja distributiva posterior fue uno de los factores que explican las tensiones de base y la oposición a una fuerza política que planteaba el objetivo de mejorar el reparto de la riqueza con la pretensión –aunque con debilidades instrumentales- de modificar la matriz productiva para alejar la restricción externa.

En ese avance complejo, las resistencias a esas transformaciones reformistas se fueron intensificando en diferentes frentes hasta conforman un férreo bloque de poder opositor.

Medidas como las retenciones a las exportaciones del agro, la eliminación del fiasco financiero de las AFJP, la administración de precios con la misión de mejorar el salario en términos reales, la ley de medios para disminuir la posición dominante del Grupo Clarín, la reforma del Poder Judicial, entre otras, fueron reuniendo en una mesa virtual a los integrantes de los poderes fácticos.

En ese bloque estaban casi todos: grupos económicos locales, multinacionales, bancos locales e internacionales, representantes de las finanzas globales liderados por los fondos buitre, amplios sectores reaccionarios del Poder Judicial y la intervención de Estados Unidos.

Se conformó así un escenario político y económico muy conflictivo que sólo por la fortaleza del liderazgo de Cristina Fernández de Kirchner pudo culminar el gobierno con una Plaza de Mayo colmada en su despedida y sin una crisis generalizada.


 Sin embargo, este tipo de enfrentamientos con el poder, que algunos pueden definir como "institucionalista" porque fue con normas constitucionales y leyes debatidas en el Congreso, exhibió sus límites prácticos, no así en la construcción de un capital político simbólico que permite la vigencia de CFK con un liderazgo tan fuerte.

Consenso

La idea de gobernar sin subordinación a los poderes fácticos ni colisión contra ese bloque opositor fue y sigue siendo la apuesta del gobierno de Alberto Fernández.

Es una estrategia que se reconoce en la inicial declaración de CFK al anunciar la fórmula presidencial, que luego ganó con holgura la elección de octubre de 2019: "Esta fórmula que proponemos estoy convencida que es la que mejor expresa lo que en este momento en la Argentina se necesita para convocar a los más amplios sectores sociales y políticos y económicos también, no solo para ganar una elección, sino para gobernar".

Era el reconocimiento explícito de que ella como candidata a Presidenta probablemente podía ganar la elección pero que, en base a la experiencia de resistencia violenta del bloque de poder que padeció durante sus dos mandatos, sería muy complicada la reconstrucción luego del desastre macrista.

Desde el mismo momento en que fue proclamado candidato, luego cuando triunfó y durante el primer año de gobierno, Alberto Fernández está intentando instalar la estrategia política del consenso, cooperación y acuerdo en la diversidad.

Con una oposición política derrotada y fragmentada, la conducción política del bloque de poder liderada por los grupos Clarín y Techint rechaza esa posibilidad.

Esa impugnación la manifiesta de diferentes formas, mientras la inmensa red de medios dominantes, con sus satélites subalternos, se encarga de horadar diariamente cada una de las iniciativas oficiales, hasta impulsar una campaña contra las medidas de cuidado por el coronavirus y de salud pública con la vacuna Sputnik V.

El domingo pasado se señaló en este espacio que promover el crecimiento de los contagios y muertes son daños colaterales del objetivo primordial: la guerra contra el Estado interventor y distribuidor del ingreso. El fracaso sanitario es la misión prioritaria para mostrar el fracaso de ese Estado resistido por el bloque de poder.

La conducción política del poder económico, con estrechos lazos de dominación sobre miembros del Poder Judicial, pretende imponer la opción de subordinación sin importar sus conocidos costos económicos, sociales y políticos, incluso en medio de la pandemia.

¿Y entonces?

Ni subordinación, ni enfrentamiento ni consenso han demostrado ser viables para romper el empate hegemónico. 

Como se mencionó al comienzo, este análisis global acerca de las tensiones que arrastra la realidad nacional no aspira a una respuesta única, pero sí a reflexionar acerca de un debate imprescindible que exceda una instancia electoral, para encontrar una vía para consolidar un espacio de estabilidad económica y política, base indispensable para comenzar un ciclo de crecimiento sostenido con inclusión social.

(Alfredo Zaiat en Página 12)

Lo que se viene en Educación …

Con marzo todavía lejos, los contagios en aumento y las vacunas para los docentes cada vez más cerca, el debate sobre la modalidad con la que se llevará a cabo el inicio del ciclo lectivo se volvió inevitable, tanto en la sociedad como dentro de la política. Por eso, el vicejefe de Gobierno de la Ciudad, Diego Santilli, y el Jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, fijaron postura sobre el tema. La Ciudad decidió aferrarse a su promesa y sostener que el regreso a clases será en febrero y de manera presencial. En tanto, el jefe de los ministros condicionó la modalidad del regreso a la evolución epidemiológica de la pandemia. Por sur parte, el ministro de Educación, Nicolás Trotta, destacó que la presencialidad será "el ordenador del sistema educativo" pero también advirtió que el escenario respecto del coronavirus es dinámico. Ante este horizonte, los diferentes actores sociales, políticos y académicos del país debaten sobre las consecuencias sanitarias y pedagógicas de que los chicos y chicas vuelvan al aula. Para profundizar sobre esta discusión, Página/12 conversó con docentes, especialistas y referentes gremiales sobre el escenario que se abre en este nuevo ciclo lectivo.

"Desconfío de cualquiera que tenga respuestas categóricas respecto a este tema. En todos los países se fue probando a partir de ensayo y error, no hay evidencia categórica ni existe consenso científico respecto a cómo circula el virus, y hay muchas variables a tener en cuenta", comienza diciendo el docente secundario y de formación docente, Manuel Becerra. "Nadie está conforme con la escuela remota, ni la familia, ni los chicos, ni los docentes. Los docentes no somos animales de zoom, somos animales de aula. Pedagógicamente, la potencia de la presencialidad es irreemplazable por la virtualidad. Además de que la escuela no es sólo un lugar donde se garantiza el derecho a la Educación, sino que también es un lugar en donde se garantizan otros derechos de niños, niñas y adolescentes. Es un espacio receptor de denuncias de violencia familiar, por ejemplo", desarrolla Becerra, que además de especialista en temas de Educación da clases en Ciudad Buenos Aires. Aunque, finalmente, determina: "Pero frente a una escenario inédito como fue el de la pandemia, la modalidad virtual que se adoptó en el 2020 fue una forma posible, no óptima pero posible".

A pesar del aumento de casos de coronavirus en gran parte del territorio nacional, el ministro Nicolás Trotta aseguró que las políticas restrictivas que puedan adoptar los distintos gobiernos provinciales o municipales "pueden convivir con el inicio de clases presenciales". Si bien se mostró preocupado ante el rebrote, Trotta ratificó que la “presencialidad cuidada” será el “eje ordenador” del ciclo lectivo 2021 . Frente a esta mirada, surgieron opiniones contrapuestas por parte de gremios y organizaciones sociales que reclaman que los niños y niñas vuelvan a clase. "Hay decisiones pedagógicas a tomar y este debate no pudo desarrollarse correctamente porque aparecen discursos muy duros que o sostienen que los gremios y los docentes no queremos volver a las aulas o, por el otro lado, que sostienen que si abrimos las escuelas ponemos en riesgo todo el sistema sanitario. Es posible explorar soluciones intermedias", acota Becerra.

Madres y Padres Organizados por la vuelta a clases

"Cerrar las escuelas durante la pandemia tiene un beneficio epidemiológico muy modesto y un costo social muy alto. El riesgo no es cero, pero sabemos por las experiencias en otros países que las escuelas con protocolos han sido lugares más seguros frente al Covid que otros espacios, como bares o gimnasios, que ya están abiertos en la Argentina. Las prioridades están dadas vuelta", sostiene Victoria Baratta, doctora en Historia, investigadora del Conicet, docente y una de las organizadoras de "Padres Organizados", una organización que nació en agosto del año pasado con el objetivo reclamarle al gobierno que habilitase el regreso de los chicos y chicas a las aulas. Baratta enumera datos con rapidez y furia, como si quisiera adelantarse a las críticas y recriminaciones que usualmente recibe en las redes sociales.

Los argumentados esgrimidos - "todo tiene un fundamento científico", advierte ella - parten de la premisa de que, como el coronavirus no es especialmente letal en les niñes y el impacto de la trasmisión comunitaria del virus una vez que se abren las escuelas es muy bajo (basándose, supuestamente, en lo que pasó en los países europeos), el costo social de tener las escuelas cerradas es demasiado alto. Las consecuencias negativas de la falta de presencialidad que Baratta enumera son, en resumidas cuentas, las siguientes: acentúa las brechas educativas ya existentes, así como el el ciclo intergeneracional de la pobreza, ya que un gran porcentaje de niñes en Argentina no tiene acceso a computadoras y conectividad; implica un severo déficit de aprendizaje, llegando a la pérdida de habilidades adquiridas, incluso para aquellos y aquellas que tienen garantizada la virtualidad; aumenta la brecha laboral de género, en el caso de las madres; genera graves problemas en la salud mental y física, en el caso de les niñes. Y, por último, destaca que cerca de un millón y medio de alumnos y alumnas abandonaron la escuela durante la pandemia.

"Los costos son demasiado altos. La Educación tiene que ser esencial, los docentes tenemos que ser trabajadores esenciales. Que los docentes de riesgo tomen licencia, pero que el resto de nosotros trabajemos como esenciales, como la cajera del supermercado o el taxista", reclama Baratta.

Sindicatos docentes

"Es prematuro hablar de presencialidad, más aún teniendo en cuenta el fracaso de la experiencia de escuelas burbujas escolares que se organizaron en la Ciudad a partir de octubre", indicó Eduardo López, secretario adjunto de la Unión de Trabajadores de la Educación (UTE) y dirigente de Ctera. "Es apresurado sostener que estamos en condiciones de volver a la presencialidad. En primer lugar porque siguen aumentando los casos y la situación sanitaria nos preocupa. Y, en segundo lugar, porque falta la inversión necesaria en obras de infraestructura, falta personal docente y de limpieza, faltan elementos de higiene", coincidió, por su parte, la secretaria general de Ademys, Mariana Scayola. "Hace meses que venimos trabajando en una serie de protocolos junto al gobierno nacional y de la Provincia de Buenos Aires, ya hubo un retorno a la presencialidad en varios distritos que tenían las condiciones sanitarias garantizadas. Hubo también varias acciones presenciales que tuvieron que ver con la entrega de bolsones y cuadernillos, así como programas de acompañamiento. Nosotros queremos volver a la presencialidad, pero se deberá hacer de manera gradual y de acuerdo a lo que establezca la política sanitaria de Nación y Provincia", medió, por otro lado, la secretaria adjunta de SUTEBA, Silvia Almazan. 

La postura de los sindicatos docentes frente a la presencialidad es más dura. Si bien coinciden en la necesidad pedagógica, psicológica y social de que sus alumnos y alumnas vuelvan a las aulas, los gremios aseguran que, de no darse las condiciones epidemiológicas necesarias, no acompañarán un regreso a las aulas que pudiera poner en riesgo la salud de les trabajadores, niñes y adolescentes. "Los gobiernos prefieren resolver el problema de la presencialidad a resolver el verdadero problema que es el de la conectividad. Acá hay un tema de inversión educativa, un millón de chicos perdieron contacto con la escuela y, frente a esto, vos tenés dos soluciones: que vayan a la escuela y se contagien o proveerlos de computadoras y conectividad. Cuesta menos poner una sombrilla que darle computadoras a los pibes", disparó López.

Por otra parte, los sindicatos deben también combatir aquellos discursos que sostienen que fue por culpa de ellos que los chicos y chicas no pudieron volver a clase en el 2020. "Es injusto. La responsabilidad de garantizar las condiciones para que vuelva a haber clases es del gobierno, no es de los sindicatos", argumentó Scayola. Sin embargo, a pesar de la firme postura de que no volverán a menos que haya una nula o baja circulación comunitaria del virus, los sindicatos piden esperar a ver que sucede en las próximas semanas.  "El 8 de febrero volvemos a las escuelas y esa misma semana comenzaremos con las asambleas para decidir qué hacer", finalizó Scayola.

(María Cafferata en Página 12)

Al parecer, la pandemia del covid19 no afecta a todos por igual, en tanto siguen priorizando sus mezquindades a cualquier costo, de cualquier forma y con cualquier precio … Nadie se salva sólo ¿Algún día lo entenderán?

Daniel Roberto Távora Mac Cormack

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