Sábado 25 de abril de 2020

Buenos muchachos

Vargas Llosa, Savater y Aguinis, entre los firmantes de la proclama de la Fundación Internacional para la Libertad.  

El grito en el cielo ante el temible regreso “del estatismo, el intervencionismo y el populismo” lleva 147 firmas: desde expresidentes como José María Aznar, Alvaro Uribe o Ernesto Zedillo, hasta célebres desconocidos como la exlegisladora neuquina Carolina Rambeaud, el empresario tucumano Miguel Mitre o la politóloga Antonella Marty.

* Mario Vargas Llosa, frustrado candidato a presidente en Perú, es un ferviente difusor del liberalismo. El último Nobel literario latinoamericano, feroz crítico de los “sesgos ideológicos” que difieren del suyo, criticó tras la asunción de Alberto Fernández la “vocación suicida” de los argentinos, fenómeno “verdaderamente extraordinario pues se sabe que todos los problemas actuales del país fueron causados por el peronismo”, y anticipó “una política absolutamente catastrófica”.


* Gerardo Bongiovanni preside la rosarina Fundación Libertad y es el único vocal argentino en la homónima internacional. Hombre surgido de la UCeDé, integró las filas del partido de Ricardo López Murphy y presidió la fundación PensAR, que nutrió de cuadros al macrismo.


* Alejandro Bongiovanni, de la misma entidad, advirtió días atrás que la cuarentena que rige en gran parte del mundo es “casi un suicidio colectivo”. “El remedio fue mucho peor que la enfermedad”, dijo a Infobae. Alertó que el presidente “está gobernando con ‘laudato sí’, del Papa Francisco, y a nadie le importa”. “Cada vida que se salva tiene el costo per cápita más alto”, cuestionó, y lo comparó con “prender fuego una ciudad para salvar a una persona”.


* Walter Castro, vicepresidente de la misma entidad y profesor de la UCA en Rosario, consideró en enero que el ministro Martín Guzmán “no entiende nada de economía”, luego de que expresara el desafío de que los argentinos ahorraran en pesos. “Cada crisis la Argentina pone más impuestos, es la de siempre”, se ofuscó.


* Alberto Benegas Lynch (h) es un economista a quien su colega mediático Javier Milei considera “el máximo exponente del liberalismo argentino”. El año pasado, en una carta pública, le pidió a su amigo José Luis Espert que bajara su candidatura presidencial para no restarle votos a Macri. Si bien cuestionó “la lamentable inoperancia” del líder Pro, advirtió que un gobierno de Fernández significaría “el abismo”.


* Manuel Tagle, empresario que en noviembre último hospedó a Macri y a su esposa en su country de alta gama, preside la Bolsa de Comercio de Córdoba y es uno de los principales dirigentes patronales que apoyó su lanzamiento a la política. Su familia es dueña del Córdoba Golf y el Villa Allende Golf.


* Alejandro Roemmers, empresario farmacéutico, pertenece a la elite de millonarios que reporta la revista Forbes. Figuró en los Panama Papers como dueño y accionista de Light 31 Portfolio, creada en Islas Vírgenes para comprar propiedades en Estados Unidos. En 2016 escandalizó hasta a los macristas cuando festejó su cumpleaños con una fiesta de tres días y 600 invitados en la capital de Marruecos. Alberto Fernández lo recibió días antes de asumir, cuando planteó la posibilidad de donar al Estado más de seis mil libros y manuscritos de Jorge Luis Borges.
* Marcos Aguinis, escritor y psicólogo, octogenario propagandista liberal y referente intelectual de la alianza Cambiemos, supo comparar a los gobiernos kirchneristas con el nazismo y a los militantes de la Tupac Amaru con “las juventudes hitlerianas”. A fines de 2015 anunció que “el kirchnerismo va a morir sin gloria”.


* Fernando Savater: El nombre de este novelista y filósofo español, autor de Ética para Amador, llama la atención en la lista de firmantes. Una posible explicación surge de la entrevista que concedió la semana pasada a una radio colombiana: contó allí que al principio de la cuarentena estaba “demasiado tiempo pendiente de las noticias” pero que ahora procura “estar pensando en otra cosa”.

El presidente norteamericano Donald Trump sugirió que si el desinfectante resultaba tan eficaz contra el virus, por qué no se lo inyectaban a las personas . Mario Vargas Llosa y el ex presidente Mauricio Macri publicaron una declaración contra las cuarentenas porque son propias del “autoritaritarismo ” y Jair Bolsonaro llegó a decir que los brasileños son tan duros que resisten cualquier epidemia. Es sabido que resulta mortal inyectarle lavandina a una persona, está demostrado que es mortífero levantar las cuarentenas y que los brasileños no son inmortales. Contrastadas con el peligro de muerte real, estas posiciones aparecen como estupideces soberanas. Sin embargo, las ideas primitivas que las sostienen encuentran receptores en muchas personas con grandes dosis de conveniencias individualistas e ignorancia y fueron manipuladas hasta convertirlas en un cuerpo de pensamiento hegemónico ligado al neoliberalismo. La idiotez pudo ser convertida en verdad superior que tuvo sus mejores representantes en estos y otros personajes.

Lo de Trump parece un chiste, pero es el hombre más poderoso del planeta; Macri fue elegido presidente de Argentina, igual que Bolsonaro en Brasil. El pensamiento que desarrollan tan penosamente entre los tres se reduce a una colección de lugares comunes de prepotencia o resignación ante el más poderoso. Toda la genialidad del neoliberalismo para ganar elecciones fue adornar la ley del gallinero: el que está más arriba jode al de abajo. Y así Macri y Bolsonaro se comportaron como empleados de Trump y como patrones o capataces en sus países.
Una situación límite como la que representa la pandemia pone en evidencia lo mejor y lo peor de las personas. La propuesta del neoliberalismo ante la catástrofe ha sido brutal y estremecedora. Porque la negación de las cuarentenas es simplemente la negativa de los grandes empresarios a que sus trabajadores se queden en sus casas.


Conciben a la muerte de sus trabajadores como “daños colaterales”. Está implícito en esa propuesta que morirán los que tengan que morir. Nunca serán ellos, porque ellos ponen el capital y se quedan en sus casas. Son los trabajadores, que ponen el trabajo.


La declaración que firman Macri, Vargas Llosa, Patricia Bullrich, Darío Lopérfido, Ricardo López Murphy y otros personajes representativos de la derecha local e hispanoamericana está dirigida contra las cuarentenas, contra el impuesto a las fortunas más grandes, como se anunció en Argentina, y contra posibles estatizaciones de la salud privada, de aerolíneas y de bancos, como se anunció en algunos países europeos.


Macri dejó sin funcionar a trece hospitales que estaban prácticamente terminados en todo el país. Macri retiró de sus reuniones de gabinete al encargado de la salud pública, al que rebajó de ministro a secretario, y redujo un 25 por ciento el presupuesto dedicado a la salud con lo que desabasteció de insumos a los hospitales nacionales. No tiene autoridad moral para firmar una declaración así con el dedo acusador levantado.


En el motivo que impulsa a la persona que requiere ayuda médica o que aplaude a los trabajadores de la salud, a que después incendie el auto o apedree la casa de la enfermera o del médico para expulsarlos por temor al contagio; en la contradicción elemental de que los mismos médicos de la salud pública voten en su mayoría contra la salud pública, está la semilla para que germinen personajes como Trump, Bolsonaro o Macri.


Con esas mezquindades se teje el discurso neoliberal. Los argumentos del que escribió la nota amenazadora al médico que vive en el edificio son parientes de los que dicen que “pobreza hubo siempre”, que los desocupados “son todos vagos”, “a mí nadie me regaló nada” o “les sacan a los que trabajan para dárselo a los que no trabajan”.


Y también están conectados con la motivación de productores y exportadores rurales que especulan con el dólar en medio de una epidemia en la que todo el mundo aporta una cuota de sacrificio.
Esa conexión sigue con los que aumentan el precio de los alimentos sin que haya una razón más que especular con las necesidades básicas que crea la epidemia. Son buitres que se alimentan de la desesperación, igual que los bancos que prefieren especular antes que respaldar a la producción.


El comerciante que votó al macrismo por esos argumentos ahora es víctima de ellos cuando los bancos se resisten a facilitar los créditos que promueve el gobierno nacional.


La declaración dice al final que rechazan el falso dilema entre el “Ogro filantrópico y la muerte”. Para ellos, el Ogro filantrópico es el Estado y, en el caso de la pandemia, sería la salud pública. Ellos dicen que es falsa esa antinomia cuando la experiencia demuestra que la única respuesta confiable contra la muerte de la covid-19 ha sido la salud pública.


No es casual que uno de los firmantes sea el multimillonario argentino Alejandro Roemmers, dueño de la mayor fábrica de remedios de la región y de una de las fortunas más importantes del país, quien durante el macrismo llevó 600 invitados a la fastuosa celebración de su cumpleaños en Marruecos. En esos cuatro años de macrismo, los remedios aumentaron el 460 por ciento y algunos de los más comunes, más del mil por ciento. Le dicen Ogro filantrópico al que da gratis los remedios a los jubilados.


La declaración que firmó Macri parece un servicio de Vargas Llosa al millonario ex presidente. Es inusitada la cantidad de argentinos que la firman cuando se trataría de un documento internacional. La estrategia de Macri ha sido moverse con sigilo en el país y dosificar sus apariciones en el escenario mundial, relacionadas con el fútbol a veces y otras con la política, como ahora. La declaración es un espaldarazo al sector de oposición dura que encabeza o disputa con los radicales-PRO.

El proyecto de impuesto extraordinario a las fortunas mayores de tres millones de dólares, contra el que apunta esta declaración, enrareció el ámbito legislativo. Los radicales-PRO quieren forzar una sesión plenaria presencial del Congreso y se oponen a una sesión virtual. El problema es que en el Senado hay por lo menos 50 por ciento de personas mayores de 60 años, a los que se pondría en riesgo de muerte. En esta franja etaria el índice de defunciones supera el 80 por ciento de los muertos por la epidemia y la sesión debería realizarse en el pico del proceso de infección.


Los radicales-PRO saben que la propuesta es inviable pero la utilizan para acusar al Gobierno de gobernar sin el Congreso. Son las formas “autoritarias” a las que se refiere la declaración. Por su inviabilidad aparece como una chicana para obstaculizar el debate de este impuesto que afectaría apenas a doce mil personas, pero con el que se podría recaudar lo que se necesita para invertir en la lucha contra la epidemia y liberar otros fondos para sostener la economía.

La Corte rechazó el pedido de Cristina Kirchner, pero le dio vía libre para que el Senado sesione de manera virtual
Los cinco jueces del máximo tribunal rechazaron la "acción declarativa de certeza" presentada por la Vicepresidenta para que avalen el funcionamiento a distancia de la Cámara Alta. Todos, salvo Rosenkrantz que manifestó su rechazo “in limine” (sin argumentos), aclararon que el Congreso puede fijar su propio reglamento.
La Corte Suprema de Justicia rechazó la "acción declarativa de certeza" que le pidió la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner (CFK) , presidenta del Senado, pero dejó establecidos dos principios que respaldan las sesiones legislativas por videoconferencia.

Es decir, CFK pidió al máximo tribunal que se expida respecto a la constitucionalidad o no del acto de sesionar por teleconferencia durante la pandemia. Si bien el organismo lo avaló, recordó que el cuerpo legislativo tiene "todas las atribuciones constitucionales para interpretar su propio reglamento", en un fallo firmado por los cinco miembros del tribunal en una acordada virtual.



"El Senado de la Nación tiene todas las atribuciones constitucionales para interpretar su propio reglamento en cuanto a la manera virtual o remota de sesionar, sin recurrir a la Corte Suprema de Justicia de la Nación; por lo cual se rechaza la acción iniciada", dice la Corte en su acordada.

Fundamentó que “la posibilidad de que el Senado sesione de manera remota no interfiere con el modo en que la Constitución le impone a esa Cámara ejercer sus atribuciones" y dice que "en efecto, la Constitución regula ciertos aspectos del modo en que debe funcionar el Poder Legislativo pero nada indica respecto a la modalidad física o remota de sus sesiones”.

Agregó que “tal posibilidad (sesiones virtuales) no configura per se riesgo alguno de interferencia en las atribuciones de los demás poderes del Estado" y que "sesionar de forma remota o presencial no supone en sí misma una posible invasión del Poder Legislativo al ámbito de competencias que la Constitución asigna a los demás poderes del Estado”.

Para rechazar el pedido de certeza constitucional de CFK, la Corte tomó los argumentos del Procurador interino, Eduardo Casal, y entendió que “al no ser parte actora ni demandada una provincia, la demanda se encontraría, por razones de índole constitucional, fuera de la competencia originaria del Tribunal”.

No obstante la decisión de la mayoría,
el presidente del tribunal, Carlos Rosenkrantz, se pronunció en una disidencia parcial por rechazar “in limine” (sin argumentos), el pedido de la vicepresidenta.  


En el marco de la crisis del coronavirus, la Cepal pronosticó un derrumbe del 5,3%, de magnitud “comparable” a la Gran Depresión mundial de 1930. Estima que habrá 29 millones de “nuevos pobres” y reclama “aplazamiento o condonación” de la deuda de los países.
Según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), “la crisis que sufre la región en 2020, con una caída del PIB (Producto Interno Bruto) del 5,3%, será la peor en toda su historia”, y para encontrar una comparable “hace falta retroceder hasta la Gran Depresión de 1930”, cuando el derrumbe fue del 5%. Vaticina entre las peores secuelas que habrá más de 29 millones de “nuevos pobres”, de los cuales 16 millones serían arrojados a la “pobreza extrema”.

El organismo, que depende de Naciones Unidas y cuya secretaria ejecutiva es la economista mexicana Alicia Bárcena, presentó esta semana un nuevo informe titulada “Dimensionar los efectos del Covid-19 para pensar la reactivación”. Allí se indica que “desde antes de la pandemia, América Latina y el Caribe ya acumulaba casi siete años de bajo crecimiento, con un promedio de 0,4% entre 2014 y 2019”. 
Plantea también que la crisis del coronavirus “se ha transmitido a América Latina y el Caribe a través de cinco canales: una reducción del comercio internacional, la caída de los precios de los productos primarios, la intensificación de la aversión al riesgo y el empeoramiento de las condiciones financieras mundiales, una menor demanda de servicios turísticos y una reducción de las remesas”.
En ese contexto, “la tasa de pobreza en la región aumentaría en 4,4 puntos porcentuales durante 2020 al pasar de 30,3% a 34,7%, lo que significa un incremento de 29 millones de personas en situación de pobreza. Por su parte, la pobreza extrema crecería en 2,5 puntos porcentuales pasando de 11,0% a 13,5%, lo que representa un incremento de 16 millones de personas”.

El efecto económico estimado en el documento calcula una disminución de la actividad del 5,3% en toda la región, y un poco menos (5,2%) si se considera solo América del Sur, excluyendo el Caribe”. Argentina sería uno de los países más afectados, son una caída del 6.5%, igual que Ecuador. 

Aplazamiento o condonación de las deudas”


En una parte del documento, la Comisión afirma que “la condonación y el alivio del servicio de la deuda, incluido a los países de ingresos medios de la región que lo requieran, aumentaría significativamente su espacio fiscal”, es decir los recursos del Estado para destinarlos a otros fines que atenúen la gravedad de la situación.

Sostiene en ese sentido que “las economías altamente endeudadas deben beneficiarse de alivios ofciales de la deuda o de suspensiones generosas de sus obligaciones, así como de reestructuraciones de deuda. Abordar la problemática de la deuda es urgente y debe ser liderada por acreedores oficiales para luego atraer a acreedores privados”.

Remarca además que “las quitas de deuda deberían combinarse con mecanismos innovadores de financiamiento cuando la deuda sea una característica estructural de las economías. En la mayor parte de los casos parte de los acreedores pertenecen al sector privado, por lo que es necesario establecer un mecanismo internacional de reestructuración de la deuda soberana”. 

Alicia Bárcena, la secretaria ejecutiva de Cepal, dijo el presentar el informe que “los líderes del G-20 deben apoyar que las organizaciones multilaterales presten a tasas de interés favorables y alivien de la deuda de los países altamente endeudados, aplazándola o condonándola”. Advirtió que “de lo contrario, los pagos serán imposibles y se comprometerá el espacio fiscal. Se requieren medidas excepcionales para enfrentar una crisis sin precedentes. No habrá progreso sin cooperación y solidaridad internacionales”, recalcó la funcionaria de Naciones Unidas.

Derrumbe y “nueva normalidad”

Al pronosticar que “la crisis que sufre la región en 2020, con una caída del PIB del 5,3%, será la peor en toda su historia”, el informe de la Comisión puntualiza que “para encontrar una contracción de magnitud comparable hace falta retroceder hasta la Gran Depresión de 1930 (-5%) o más aún hasta 1914 (-4,9%)”.
El documento ofrece un gráfico con las tendencias que tuvo el PBI de América Latina a partir de 1901. Las principales caídas tuvieron lugar al comenzar la década de 1910, luego en la crisis mundial posterior al crac financiero de 1929, posteriormente en la cesación de pagos de la deuda externas de 1982 (cuando en Argentina, durante la dictadura, fue estatizada la deuda de las grandes empresas privadas), y después en la crisis financiera iniciada en Estados Unidos y Europa en 2009. Al final, se indica la proyección del derrumbe para este año.

El informe apunta que “para la gran mayoría de los países de América Latina y el Caribe, las soluciones de alcance exclusivamente nacional no serían viables por razones de economías de escala, tecnológicas y de aprendizaje”.

Señala que “la coordinación de nuestros países en materia macroeconómica y productiva es crucial para negociar las condiciones de la nueva normalidad, particularmente en una dimensión urgente en la actual crisis y en el mediano plazo: la del financiamiento para un nuevo estilo de desarrollo con igualdad y sostenibilidad ambiental”.

Hacia el final, el informe del organismo internacional sostiene que “dimensionar la caída de la actividad económica permite comenzar a determinar la magnitud del esfuerzo para un regreso a la normalidad. Pero ese regreso no será y no debe ser una vuelta a la situación existente antes de la pandemia”.

Afirma que “la visión de mediano plazo con la que concluye este Informe ilustra los cambios estructurales en la organización de la actividad productiva que están en proceso y que se intensificarán. Esto además tendrá impactos, en ocasiones irreversibles, en la estructura laboral, el empleo y el bienestar”.

De la conjunción de las estimaciones cuantitativas de corto plazo y las previsiones sobre los principales cambios cualitativos de mediano plazo surgirá lo que será una nueva normalidad”, concluye la Comisión Económica para América Latina.
(Este material informativo puede ampliarse en el informe original titulado “Dimensionar los efectos del Covid-19 para pensar la reactivación. Acceso al documento de la Cepal). 

Listo! Salió el fallo de la Corte. El Congreso de la Nación ya puede sesionar virtualmente y nadie podrá cuestionar esa modalidad para la sanción de las leyes. Fin… Saludos a todos y todas”. Así, con este tuit, celebró el fallo de la Corte Suprema de la Nación la vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner.
A pesar de algunos titulares, Cristina cumplió con el objetivo político-judicial que se había planteado, es decir, evitar que las leyes que se votasen, como el impuesto a las grandes fortunas, quedaran expuestas a invalidación posterior vía reclamos judiciales. Como explicó en su cuenta de Twitter la directora de Asuntos Jurídicos del Senado Graciana Peñafort, quien realizó la presentación: “Perdimos la acción, ganamos la certeza que fuimos a buscar (…) Porfíen todo lo que quieren, la sesión virtual quedó blindada”.
Es que a pesar de que la Corte rechazó el pedido de certeza que solicitaba la vicepresidenta, si hubiera primado la posición del presidente del tribunal, Carlos Rosenkrantz, quien se inclinó por un rechazo “in limine” hubiera dejado en penumbras la opinión de la Corte respecto de la autonomía del Congreso para dictar el modo de funcionamiento durante esta emergencia. El juez nombrado por un DNU de Mauricio Macri siguió la línea marcada por el procurador Ricardo Casal, de la misma orientación política. 
 

La mayoría, sin embargo, opinó que “el Senado, no la Corte, debe determinar por sí mismo si puede sesionar virtualmente”, acción que por lo tanto también es válida para la Cámara de Diputados. De esa manera, a pesar de asegurar que no hay caso que tratar, ya que no hay contraparte, en los argumentos el máximo tribunal nacional responde la pregunta central que hizo Cristina Fernández.

La crisis sanitaria pone en evidencia la verdadera crisis, la del sistema capitalista en su etapa neoliberal.


Mas que el virus y la pandemia en sí, el mayor número de muertos se da por las desigualdades de acceso a tratamientos, elementos de protección, Reactivos para diferentes niveles de testeo de la propagación, capacidad de contagio y capacidad de enfermar que porta el virus, y el mal estado de los centros de sanidad en el mundo y en especial en América Latina diseñados para la atención de pocos y de formas precarias, oponiendo la medicina privada para quienes puedan pagarla que, sin embargo, la pandemia iguala en tanto negocio, tampoco pensada para un desmadre del numero de enfermos respecto a las estadísticas que definen calidad y cantidad de prestaciones y aseguran las cuantiosas ganancias de los Centros privados y las desfinanciaciones que el neoliberalismo impone en la salud publica para intentar construir la realidad de la mayor calidad de la medicina privada respecto de la publica para sostener el negocio.

Un joven sale al hall de su edificio. Chequea que no haya nadie a la vista. Corre a sacar la basura. Regresa a la casa, también de un pique. Se lava las manos. No sabe si sentirse a salvo o si debe bañarse, rociarse en lavandina, buscar el aerosol para desinfectar. La escena se repite, igual que la confusión.


El coronavirus y la enfermedad que causa, COVID-19, ha provocado una pandemia que paranoiquea a unos y sobre-relaja a otros. Pocos saben qué hacer ante lo que el presidente Alberto Fernández llama “el enemigo invisible” y por eso convocó a 18 profesionales de la salud para que lo asesoren en lo que dure la emergencia. “COE” se llama el grupo de Whatsapp que comparten los más prestigiosos infectólogos del país -en referencia a que se trata de un Comité de Expertos-, y en ese chat debaten las medidas que aconsejarán luego en la mesa chica presidencial. A la par, medios y redes tienen, una vez más, con mayor o menor rigurosidad, de todo para decir sobre qué es o no pertinente en la prevención y el combate del SARS-CoV2.


Mientras el mundo avanza a una velocidad sin precedentes para el desarrollo de una vacuna, interminables cadenas de video se proponen sujetar la presión pero no siempre informan y, a veces, son noticia vieja. Información es lo que abunda, así que la propuesta es despejar X: subrayar lo que sirve, leer a los que saben, consultar a los especialistas.


¿Qué sirve y qué no sirve para protegerse del virus más contagioso de los últimos tiempos?

Agua y jabón



Ni el más osado de los panelistas discute que lo más efectivo hoy para prevenir el contagio es el lavado de manos con agua y jabón durante al menos treinta segundos. Amplía Gonzalo Camargo, Presidente de la Sociedad Argentina de Emergencias y miembro de la mesa de asesores de Presidencia: “El lavado de manos es fundamental. Lo más importante. Volvemos a casa y nos lavamos las manos, es lo primero. Mientras vayas a un lugar, respetes una distancia mayor a un metro y medio del resto, te laves las manos, y estés en tu casa el mayor tiempo posible, alcanza”. El biólogo Fabricio Ballarini, junto a un grupo de colegas científicos, creó un usuario de Twitter colaborativo (CoronaConsultas, luego convertido en web), desde donde responden preguntas relacionadas a modos de contagio y protección. Uno de los hits publicados detalla los momentos en que es necesario el lavado de manos: antes y después de manipular basura o desperdicios; antes y después de comer, manipular alimentos o amamantar; luego de haber tocado superficies de uso público; después de manipular dinero, llaves o animales; después de ir al baño o cambiar pañales.


Como sea, hay que evitar tocarse la boca, la nariz y los ojos porque así entra el virus, por las mucosas. ¿Qué hacer en la calle cuando es imposible el lavado de manos? Se usa alcohol en gel. No cualquiera, no casero: uno que figure aprobado por ANMAT (Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica).


Barbijos y tapabocas



Se los llama “tapabocas” pero deben cubrir también la nariz para lograr cierta efectividad. A comienzos de abril, después de que en el mundo se desaconsejara el uso de barbijos caseros, el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades de los Estados Unidos (CDC por sus siglas en inglés) emitió un comunicado donde sugirió usar cubrebocas de tela hechos en casa para entrar a espacios públicos, algo que estaba resultando en Corea. El argumento se mantiene y es que puede prevenir que contagien aquellos que no saben que son portadores de este virus. La misma explicación dieron en las primeras provincias argentinas que dispusieron la obligatoriedad del tapabocas casero para salir a la calle (Mendoza, Santiago del Estero, Misiones) y municipios bonaerenses como La Matanza, Tigre y Malvinas Argentinas, guante que está levantando la Gobernación para practicarlo en toda su área. “Lo que abunda no daña”, defiende un funcionario de la Ciudad de Buenos Aires, tras disponer que el uso del tapabocas fuera condición para quienes entren a comercios o a transporte público, y que quien no lo haga se exponga a serias multas. El gobierno nacional analiza imponer la obligatoriedad en todo el país.


Camargo, de la mesa de asesores, subraya que “la máscara facial sirve para que no contagies al resto, no te previene a vos de nada. El riesgo es que te haga relajarte y que sientas que podés tocarte la cara, los ojos. Ése es el motivo por el que puede estar discutido un poco”. Por eso advierte Omar Sued, Presidente de la Sociedad Argentina de Infectología y también parte del Comité de Expertos: “El barbijo no reemplaza la distancia. Mejor mantener distancia de metro y medio o dos con los otros. El tapabocas es para que no contagiemos si somos asintomáticos”.


En medio del debate, la Organización Mundial de la Salud (OMS) comunicó su preocupación por “que el uso masivo de mascarillas médicas por parte de la población general pueda exacerbar la escasez de estas máscaras especializadas para las personas que más las necesitan. En algunos lugares, esta escasez está poniendo a los trabajadores de la salud en peligro real”. Lo dijo Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la OMS, y señaló que los tapabocas no homologados, como aquellos caseros hechos de algodón u otros materiales, no están avalados por la ciencia en casos de COVID-19. No descarta su utilidad pero no lo recomienda para cualquier caso.


Lo que sí aconseja la OMS es que, además del personal de la salud, quienes sepan que están contagiados, y también sus cuidadores o entorno, usen tapabocas para evitar nuevas infecciones. El que utilizan los médicos es el barbijo N95, de un solo uso, que filtra hasta el 95% de las partículas que se acercan y está avalado por el Instituto Nacional para la Seguridad y Salud Ocupacional de Estados Unidos. Sea el tapabocas que sea, hay que evitar tocarlo mientras está colocado y hay que lavarse las manos al desecharlo.


Cuarentena



La mayoría de los especialistas del Comité de Expertos preferimos que se mantenga una cuarentena larga y estricta. La cuarentena ideal es de 12 semanas, pero eso es imposible por una cuestión económica”, advirtió Omar Sued en una entrevista a Futurock, y avisó: “Si levantáramos hoy la cuarentena, podría haber un pico muy grande en 14 días. Cualquier actividad que implique que dos personas se acerquen a menos de un metro es una oportunidad de transmisión”. A fines de marzo, el Instituto de Desarrollo Social Argentino (IDESA), en sus tareas de consultoría, difundió informes donde asegura que aumentar el número de testeos permitiría flexibilizar la cuarentena sin aumentar los contagios. Hasta hoy, aun con la duplicación de testeos en el país, el equipo de asesores del Presidente no está de acuerdo con una mayor relajación del aislamiento social. 


Ibuprofeno



Aunque no corresponde la automedicación en ningún caso, los especialistas aclaran que, para síntomas similares a la gripe, no hay diferencias entre el uso de ibuprofeno y el de paracetamol. Según Pedro Cahn, titular de la Fundación Huésped y una de las voces más salientes de la mesa de asesores del gobierno nacional, “no hay contraindicación formal para usar ibuprofeno. Surgió de una mala interpretación sobre un comentario que salió en la revista Lancet. El que se sienta más cómodo puede usar paracetamol pero no es problema”. Sin embargo, se debe considerar que por ahora no hay un tratamiento específico para el coronavirus. Todo se está probando.


Apenas se conoció que la Argentina había sido incluida por la OMS en una lista de diez países que harían un ensayo clínico universal para intentar curar la COVID-19, el medicamento mencionado para esa prueba se agotó en algunas farmacias. Como en Francia, en el hospital Posadas se está probando con administrar hidroxicloroquina en algunos enfermos graves. El ministro de Salud de la Nación, Ginés González García, detalló que “la hidroxicloroquina es un viejísimo antipalúdico que se usa contra la malaria, contra algunas patologías como el lupus, que tiene capacidad antiinflamatoria. Es una antigua droga que, se dice, tendría algún efecto positivo. Algunos lo dicen con más énfasis, otros no”. Por eso la prueba. Y, también por eso, la insistencia en que nadie se automedique: cada insumo es fundamental.


Vacuna



En una búsqueda mundial contrarreloj, hay 70 vacunas en desarrollo contra el coronavirus. Según la OMS, tres de ellas ya se están probando en ensayos con seres humanos. De esas tres, el proceso clínico más avanzado es, por ahora, el de la empresa CanSino Biologics Inc (que cotiza en la bolsa de Hong Kong) y el Instituto de Biotecnología de Beijing. En palabras de la propia OMS, la vacuna podría llegar al mercado el año que viene, con una velocidad sin precedentes.


Guantes



Quien no sea personal de la salud –que los usa y los tira enseguida-, corre más riesgo al usar guantes de plástico que si no los tuviera. Porque la contaminación pasa igual y, encima, no hay lavado de manos. Sostiene la OMS que es mejor lavarse las manos y no usar guantes.


Lavandina o alcohol



La cuenta de científicos CoronaConsultas recomienda que, para desinfectar, se prepare “una solución de agua con lavandina, según indique el envase” y “se renueve la concentración de lavandina” cada día. También sugiere que la comida puede limpiarse con detergente y agua, pero luego hay que lavarla bien antes de ingerirla, para no intoxicarse. Refuerza Camargo: “Podés hacer una correcta limpieza de la verdura o de las cosas de la casa con un trapito con agua y unas gotitas mínimas de lavandina. Pero hay que cuidarse porque surgen quemaduras o intoxicación por exceso de lavandina”.


Además de no poner en gran cantidad, hay que tener en cuenta que no toda lavandina es apta para alimentos. Hay que leer la etiqueta: si sanitiza agua, sirve; si dice que no se debe usar para desinfección de agua, no sirve. “Para desinfectar el celular, se puede mezclar alcohol etílico con agua (70% alcohol) y pasarle paño o pañuelo de papel. La mezcla de alcohol y agua se puede guardar en un frasco bien cerrado o pulverizador y se mantiene”, aclaran en Coronaconsultas. La mezcla con lavandina sólo aguanta un día y en la oscuridad, con frasco bien cerrado.


¿Qué pasa con el Lysoform u otro desinfectante? Dice Camargo: “No hay que rociarse con nada, salvo que hayas estado con alguien cerca. Pero sólo si estuviste en un contacto de más de quince minutos, muy cerca”.

Otros mitos



Un estudio de la Universidad de Torino indica que la vitamina D podría reducir las posibilidades de contagio, pero los especialistas aseguran que, por el momento, no hay suficiente evidencia científica para asegurar tal cosa. El equipo de Ballarini subraya en Twitter que tampoco es una medida preventiva el consumo de bicarbonato de sodio, palta, u otros alimentos, como se difundió en algunos portales.


Recomendaciones



La primera recomendación de cualquier especialista consultado para esta nota es tendencia: quedate en casa. La segunda, no relajar con el lavado de manos permanente. No hay que olvidarse de mantener el distanciamiento social, incluso dentro de locales comerciales, y tener siempre presente que la Argentina sigue atravesando una fuerte epidemia de dengue, al menos hasta entrado el invierno, así que tampoco se debe abandonar el uso de repelente.

La evidencia de que es lo colectivo (En sus formas de Estado y políticas públicas) la única herramienta capaz de equilibrar los desequilibrios que el sistema de competencia y optimización de ganancias y de colocar al dinero en primer lugar, por encima de la vida y la salud de las personas es incontrastable. Sin embargo, todavía existen expertos y famosos que firman comunicados intentando salvar el sistema globalizado de privilegios.

La Argentina decidió apartarse de Mercosur en futuras negociaciones de libre comercio del Mercosur, ante la incertidumbre de los efectos en la economía por la pandemia del nuevo coronavirus.

"Argentina se previene de los efectos de la pandemia mientras protege las empresas, el empleo y la situación de las familias más humildes. Lo hace a diferencia de las posiciones de algunos socios, que plantean una aceleración de las tratativas hacia acuerdos de libre comercio con Corea del Sur, Singapur, Líbano, Canadá y la India, entre otros", señaló la Cancillería en un comunicado.
"La incertidumbre internacional y la propia situación de nuestra economía aconsejan detener la marcha de esas negociaciones", añadió.

Argentina ratificó, sin embargo, que continuará con el proceso para poner en marcha un acuerdo de libre comercio entre Mercosur y la Unión Europea y la EFTA (European Free Trade Agreement). pero "sin entrar en debates por ahora estériles".


"Esta posición, transmitida a los socios del Mercosur, no surge de un capricho sino de una visión sobre el modo de fortalecer las relaciones con las naciones del bloque regional", señaló el comunicado.



El Gobierno participó de la reunión de coordinadores nacionales del Mercosur mediante una videoconferencia y enfatizó en la necesidad de un trabajo en conjunto para afrontar las consecuencias económicas y sociales de la pandemia en la región.


Por medio del Ministerio de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto, la administración actual señaló que "la integración no es solo un mandato de la geografía y de la historia sino parte de nuestro presente y de nuestro futuro".


En ese sentido, destacó que la integración regional es una herramienta para afrontar la pandemia de coronavirus Covid-19 que provocará "la caída del PBI en los países de mayor desarrollo, una disminución brusca del comercio global de hasta un 32 por ciento y un impacto imprevisible en la sociedad".

La plata que le falta al pueblo está dentro de los bancos



La pandemia de coronavirus agudizó la crisis humanitaria del capitalismo global y se empezó a poner en discusión la necesidad de reformas estructurales para encontrar una salida. En ese sentido, surge la necesidad de tomar el control sobre el dinero de los que nunca perdieron y siempre ganaron a costas de todos: los bancos.


El dinero de los bancos no es de los bancos”, solía decir Arturo Jauretche. Con esta frase, el escritor que fue presidente del Banco de la Provincia de Buenos Aires durante el primer peronismo, hacía referencia a que el dinero es del Estado porque es quien lo emite. 
Ante esta evidencia, es necesario preguntarnos si debemos seguir dejando este dinero público en manos de banqueros. Los mismos que primero lo acaparan, luego obtienen de él magníficas ganancias y terminan por prestarlo a quien ellos quieren con intereses que fijan a su antojo. Y en todo este circuito de la plata que emite el Estado, como ya sabemos, los ricos se hacen más ricos y los pobres más pobres.


Vemos hoy que la cuarentena en Argentina está poniendo un freno visible al avance del coronavirus siendo ejemplo en el mundo por privilegiar un enfoque humanista por sobre las necesidades del mercado. Pero esta estrategia elogiada frente a la pandemia comienza a resquebrajarse ante la imposibilidad de pequeñas empresas y emprendimientos para pagar salarios, impuestos y cargas sociales. Una situación que las acerca cada día más a la quiebra y al cierre.


A su vez, el Estado dispone de sumas millonarias para ampliar y fortalecer el sistema de salud y llegar mediante el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) a los sectores populares más vulnerables. La banca pública acompaña este esfuerzo utilizando hasta sus últimos recursos.


Pero al mismo tiempo, los grandes capitales, que no van a quebrar, empiezan a ponerse nerviosos porque deben pagar también salarios y cargas sociales, a pesar de que esto no les implique un gran riesgo a sus finanzas. Su verdadera preocupación, de seguir la cuarentena y no poder abrir sus empresas, es la posibilidad de un escenario donde podrían ver caer sus ganancias millonarias. 


Ante esta lectura, el grupo empresario multinacional Techint tomó la delantera y marcó la cancha al gobierno con despidos y suspensiones. En consecuencia, el capital concentrado y sus voceros políticos y mediáticos comenzaron a presionar con sus herramientas habituales para influir en el humor social contra algunas expresiones oficialistas y de las  organizaciones populares encaminadas a generar leyes o decretos para gravar esas grandes fortunas.


Falsas y verdaderas dicotomías


Las modalidades asumidas por Donald Trump en EE.UU. y Jair Bolsonaro en Brasil para enfrentar la pandemia, que causan indignación mundial por privilegiar la economía sobre la vida, tienen su réplica en Argentina. Lo vemos cuando economistas, periodistas y opinólogos acceden mágicamente a un micrófono y reclaman a viva voz que el Estado debe hacerse cargo de todo, aunque tenga que endeudarse aún más. Sino, la otra opción que esgrimen es comenzar a reabrir los lugares de trabajo sin explicar entonces para qué hicimos cuarentena tantos días.


Esta dicotomía es falsa. Porque no se trata de abrir los lugares de trabajo, levantar la cuarentena o de lo contrario que el Estado pague todo lo necesario para sostenerla. En ambos casos perdemos los trabajadores y trabajadoras, las pequeñas y medianas empresas (Pymes), las cooperativas y quienes trabajan la tierra en condiciones precarias como la agricultura familiar responsable de gran parte de los alimentos que comemos.


La verdadera dicotomía que no se plantea es: se permiten los despidos, la baja de salarios, la suspensiones fabriles, la reapertura de actividades no esenciales y desde la clase trabajadora asumimos los costos con nuestros salarios y nuestras vidas, que es lo que propone el capital. O, por el contrario, el Estado toma un férreo control del dinero acaparado por los bancos y realiza una redistribución de las fabulosas ganancias bancarias generadas a partir de administrar e intermediar el dinero del Estado argentino.
Con solo reorientar progresivamente esta cuantiosa masa de dinero podríamos sostener el poder adquisitivo de los trabajadores y trabajadoras y a la vez lograríamos mantener el aparato productivo en condiciones óptimas para cuando el pico del virus haya pasado.


Yo trabajo ¿y vos?


¿Cómo puede ser que en medio de una pandemia se cuestione el salario de los y las que trabajamos cuando los banqueros normalmente ganan fortunas por medio de la especulación con letras del tesoro y la fuga de capitales?


Estamos ante una crisis humanitaria de magnitudes todavía inciertas. Pero tenemos la certeza que debemos defender la vida sobre el dinero. Para avanzar en ese sentido, es necesario más que nunca nacionalizar la banca, para que el Estado, o sea todos nosotros, podamos tomar control del dinero que es público y que circunstancialmente está en manos de los bancos.


Sabemos que hay sindicalistas “re turbinas” que desde una vida de ocio, privilegios y negociados propios permiten despidos, suspensiones y rebajas de los salarios de los y las trabajadoras que se supone que representan. Pero, los trabajadores y trabajadoras debemos dar la espalda a estos personeros de las patronales empresarias y reclamar una correcta distribución de las ganancias de los bancos.


La plata para que los salarios no caigan, las pymes no cierren, los trabajadores de la tierra puedan seguir cultivando y paralelamente se pueda continuar la cuarentena, está en los bancos. Solo hay que tomarla y distribuirla correctamente. Poner las ganancias que generaron los banqueros sin trabajar al servicio de la vida humana es lo que indica la lógica de la calle.


Aunque proliferen apocalípticos ensayos de economistas que dan sustento a la arrasadora maquinaria de los banqueros e inculcan en las masas el falso concepto de que el dinero no es un bien común, lo cierto es que la moneda es del Estado, es tuya, mía, de todos y todas.


Los banqueros oportunistas viven a expensas de controlar el “crédito” y si es necesario, a partir de ese control de la moneda, también manejan gobiernos, políticos y sectores industriales. Como sociedad debemos decidir si quienes lo administran mal lo siguen usurpando o tomamos su control.


Como decía Jauretche: “Así, si crear moneda es una función del Estado, que éste debe vigilar cuidadosamente para adecuarlo a las condiciones del mercado, no es explicable que se pretenda que crear crédito, que es crear mucha más moneda, es actividad privada”. 
Entonces, ¿por qué los bancos siguen impidiendo el acceso de las Pymes a préstamos a tasa baja para el pago de salarios, cargas sociales, etc? ¿Deben los bancos privados seguir al margen del Estado imponiendo sus propias reglas? No, el Estado debe dictaminar a dónde va el dinero que emite y las ganancias que se generan. 


Por eso, debemos derogar la Ley de Entidades Financieras que ellos mismos impusieron junto a la Dictadura Cìvico Militar, nacionalizar la banca y el comercio exterior para poder reforzar las defensas ante el Covid-19 y también para que de una vez por todas mejore la vida de nuestro pueblo.


El movimiento obrero, los trabajadores y trabajadoras de la economía popular y el pueblo en su conjunto, tenemos que asumir que nuestras vidas no pueden seguir así. No podemos volver a la normalidad, debemos cambiar el paradigma que nos impusieron. Para avanzar en esto, debemos empezar a entender que el crédito es de los argentinos y argentinas, no es de quienes lo controlan hoy. 


Y, sobretodo, comprender que es fundamentalmente un producto directo del esfuerzo colectivo de quienes trabajamos, no de una maquinita que lo imprime en papel. Si los banqueros y monopolios siguen dictaminando la política crediticia, renovando nuevos caminos para la fuga de divisas, destruirán en pocos días la cuarentena que hemos sabido conquistar.

La verdadera pandemia es la desigualdad que impone el neoliberalismo en las relaciones globales.

Daniel Roberto Távora Mac Cormack




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