Sábado 25 de abril de 2020
Buenos muchachos
Vargas Llosa, Savater y Aguinis,
entre los firmantes de la proclama de la Fundación Internacional
para la Libertad.
El grito en el cielo ante el
temible regreso “del estatismo, el intervencionismo y el
populismo” lleva 147 firmas: desde expresidentes como José
María Aznar, Alvaro Uribe o Ernesto Zedillo, hasta célebres
desconocidos como la exlegisladora neuquina Carolina Rambeaud, el
empresario tucumano Miguel Mitre o la politóloga Antonella Marty.
*
Mario
Vargas Llosa,
frustrado candidato a presidente en Perú, es un ferviente difusor
del liberalismo. El último Nobel literario latinoamericano, feroz
crítico de los “sesgos ideológicos” que difieren del suyo,
criticó tras la asunción de Alberto Fernández la “vocación
suicida” de los argentinos, fenómeno “verdaderamente
extraordinario pues se sabe que todos los problemas actuales del país
fueron causados por el peronismo”, y anticipó “una política
absolutamente catastrófica”.
*
Gerardo Bongiovanni preside
la rosarina Fundación Libertad y es el único vocal argentino en la
homónima internacional. Hombre surgido de la UCeDé, integró las
filas del partido de Ricardo López Murphy y presidió la fundación
PensAR, que nutrió de cuadros al macrismo.
*
Alejandro Bongiovanni,
de la misma entidad, advirtió días atrás que la cuarentena que
rige en gran parte del mundo es “casi un suicidio colectivo”. “El
remedio fue mucho peor que la enfermedad”, dijo a Infobae.
Alertó que el presidente “está gobernando con ‘laudato sí’,
del Papa Francisco, y a nadie le importa”. “Cada vida que se
salva tiene el costo per cápita más alto”, cuestionó, y lo
comparó con “prender fuego una ciudad para salvar a una persona”.
*
Walter Castro,
vicepresidente de la misma entidad y profesor de la UCA en Rosario,
consideró en enero que el ministro Martín Guzmán “no entiende
nada de economía”, luego de que expresara el desafío de que los
argentinos ahorraran en pesos. “Cada crisis la Argentina pone más
impuestos, es la de siempre”, se ofuscó.
*
Alberto Benegas Lynch (h) es
un economista a quien su colega mediático Javier Milei considera “el
máximo exponente del liberalismo argentino”. El año pasado, en
una carta pública, le pidió a su amigo José Luis Espert que bajara
su candidatura presidencial para no restarle votos a Macri. Si bien
cuestionó “la lamentable inoperancia” del líder Pro, advirtió
que un gobierno de Fernández significaría “el abismo”.
*
Manuel Tagle,
empresario que en noviembre último hospedó a Macri y a su esposa en
su country de alta gama, preside la Bolsa de Comercio de Córdoba y
es uno de los principales dirigentes patronales que apoyó su
lanzamiento a la política. Su familia es dueña del Córdoba Golf y
el Villa Allende Golf.
*
Alejandro Roemmers,
empresario farmacéutico, pertenece a la elite de millonarios que
reporta la revista Forbes. Figuró en los Panama Papers como dueño y
accionista de Light 31 Portfolio, creada en Islas Vírgenes para
comprar propiedades en Estados Unidos. En 2016 escandalizó hasta a
los macristas cuando festejó su cumpleaños con una fiesta de tres
días y 600 invitados en la capital de Marruecos. Alberto Fernández
lo recibió días antes de asumir, cuando planteó la posibilidad de
donar al Estado más de seis mil libros y manuscritos de Jorge Luis
Borges.
*
Marcos Aguinis, escritor
y psicólogo, octogenario propagandista liberal y referente
intelectual de la alianza Cambiemos, supo comparar a los gobiernos
kirchneristas con el nazismo y a los militantes de la Tupac Amaru con
“las juventudes hitlerianas”. A fines de 2015 anunció que “el
kirchnerismo va a morir sin gloria”.
*
Fernando Savater:
El nombre de este novelista y filósofo español, autor de Ética
para Amador, llama la atención en la lista de firmantes. Una posible
explicación surge de la entrevista que concedió la semana pasada a
una radio colombiana: contó allí que al principio de la cuarentena
estaba “demasiado tiempo pendiente de las noticias” pero que
ahora procura “estar pensando en otra cosa”.
El
presidente norteamericano Donald Trump sugirió que si el
desinfectante resultaba tan eficaz contra el virus, por qué no se lo
inyectaban a las personas . Mario Vargas Llosa y el ex presidente
Mauricio Macri publicaron una declaración contra las cuarentenas
porque son propias del “autoritaritarismo ” y Jair Bolsonaro
llegó a decir que los brasileños son tan duros que resisten
cualquier epidemia. Es sabido que resulta mortal inyectarle lavandina
a una persona, está demostrado que es mortífero levantar las
cuarentenas y que los brasileños no son inmortales. Contrastadas con
el peligro de muerte real, estas posiciones aparecen como estupideces
soberanas. Sin embargo, las ideas primitivas que las sostienen
encuentran receptores en muchas personas con grandes dosis de
conveniencias individualistas e ignorancia y fueron manipuladas hasta
convertirlas en un cuerpo de pensamiento hegemónico ligado al
neoliberalismo. La idiotez pudo ser convertida en verdad superior que
tuvo sus mejores representantes en estos y otros personajes.
Lo
de Trump parece un chiste, pero es el hombre más poderoso del
planeta; Macri fue elegido presidente de Argentina, igual que
Bolsonaro en Brasil. El pensamiento que desarrollan tan penosamente
entre los tres se reduce a una colección de lugares comunes de
prepotencia o resignación ante el más poderoso. Toda la genialidad
del neoliberalismo para ganar elecciones fue adornar la ley del
gallinero: el que está más arriba jode al de abajo. Y así Macri y
Bolsonaro se comportaron como empleados de Trump y como patrones o
capataces en sus países.
Una situación límite como la
que representa la pandemia pone en evidencia lo mejor y lo peor de
las personas. La propuesta del neoliberalismo ante la catástrofe ha
sido brutal y estremecedora. Porque la negación de las cuarentenas
es simplemente la negativa de los grandes empresarios a que sus
trabajadores se queden en sus casas.
Conciben a la muerte de sus
trabajadores como “daños colaterales”. Está implícito en esa
propuesta que morirán los que tengan que morir. Nunca serán ellos,
porque ellos ponen el capital y se quedan en sus casas. Son los
trabajadores, que ponen el trabajo.
La declaración que firman Macri,
Vargas Llosa, Patricia Bullrich, Darío Lopérfido, Ricardo López
Murphy y otros personajes representativos de la derecha local e
hispanoamericana está dirigida contra las cuarentenas, contra el
impuesto a las fortunas más grandes, como se anunció en Argentina,
y contra posibles estatizaciones de la salud privada, de aerolíneas
y de bancos, como se anunció en algunos países europeos.
Macri dejó sin funcionar a trece
hospitales que estaban prácticamente terminados en todo el país.
Macri retiró de sus reuniones de gabinete al encargado de la salud
pública, al que rebajó de ministro a secretario, y redujo un 25 por
ciento el presupuesto dedicado a la salud con lo que desabasteció de
insumos a los hospitales nacionales. No tiene autoridad moral para
firmar una declaración así con el dedo acusador levantado.
En el motivo que impulsa a la
persona que requiere ayuda médica o que aplaude a los trabajadores
de la salud, a que después incendie el auto o apedree la casa de la
enfermera o del médico para expulsarlos por temor al contagio; en la
contradicción elemental de que los mismos médicos de la salud
pública voten en su mayoría contra la salud pública, está la
semilla para que germinen personajes como Trump, Bolsonaro o Macri.
Con esas mezquindades se teje el
discurso neoliberal. Los argumentos del que escribió la nota
amenazadora al médico que vive en el edificio son parientes de los
que dicen que “pobreza hubo siempre”, que los desocupados “son
todos vagos”, “a mí nadie me regaló nada” o “les sacan a
los que trabajan para dárselo a los que no trabajan”.
Y también están conectados con
la motivación de productores y exportadores rurales que especulan
con el dólar en medio de una epidemia en la que todo el mundo aporta
una cuota de sacrificio.
Esa conexión sigue con los que
aumentan el precio de los alimentos sin que haya una razón más que
especular con las necesidades básicas que crea la epidemia. Son
buitres que se alimentan de la desesperación, igual que los bancos
que prefieren especular antes que respaldar a la producción.
El comerciante que votó al
macrismo por esos argumentos ahora es víctima de ellos cuando los
bancos se resisten a facilitar los créditos que promueve el gobierno
nacional.
La declaración dice al final que
rechazan el falso dilema entre el “Ogro filantrópico y la muerte”.
Para ellos, el Ogro filantrópico es el Estado y, en el caso de la
pandemia, sería la salud pública. Ellos dicen que es falsa esa
antinomia cuando la experiencia demuestra que la única respuesta
confiable contra la muerte de la covid-19 ha sido la salud pública.
No
es casual que uno de los firmantes sea el multimillonario argentino
Alejandro Roemmers, dueño de la mayor fábrica de remedios de la
región y de una de las fortunas más importantes del país, quien
durante el macrismo llevó 600 invitados a la fastuosa celebración
de su cumpleaños en Marruecos. En esos cuatro años de macrismo, los
remedios aumentaron el 460 por ciento y algunos de los más comunes,
más del mil por ciento. Le dicen Ogro filantrópico al que da gratis
los remedios a los jubilados.
La declaración que firmó Macri
parece un servicio de Vargas Llosa al millonario ex presidente. Es
inusitada la cantidad de argentinos que la firman cuando se trataría
de un documento internacional. La estrategia de Macri ha sido moverse
con sigilo en el país y dosificar sus apariciones en el escenario
mundial, relacionadas con el fútbol a veces y otras con la política,
como ahora. La declaración es un espaldarazo al sector de oposición
dura que encabeza o disputa con los radicales-PRO.
El proyecto
de impuesto extraordinario a las fortunas mayores de tres millones de
dólares, contra el que apunta esta declaración, enrareció el
ámbito legislativo. Los radicales-PRO quieren forzar una sesión
plenaria presencial del Congreso y se oponen a una sesión virtual.
El problema es que en el Senado hay por lo menos 50 por ciento de
personas mayores de 60 años, a los que se pondría en riesgo de
muerte. En esta franja etaria el índice de defunciones supera el 80
por ciento de los muertos por la epidemia y la sesión debería
realizarse en el pico del proceso de infección.
Los
radicales-PRO saben que la propuesta es inviable pero la utilizan
para acusar al Gobierno de gobernar sin el Congreso. Son las formas
“autoritarias” a las que se refiere la declaración. Por su
inviabilidad aparece como una chicana para obstaculizar el debate de
este impuesto que afectaría apenas a doce mil personas, pero con el
que se podría recaudar lo que se necesita para invertir en la lucha
contra la epidemia y liberar otros fondos para sostener la economía.
La Corte rechazó el pedido de
Cristina Kirchner, pero le dio vía libre para que el Senado sesione
de manera virtual
Los cinco jueces del máximo
tribunal rechazaron la "acción declarativa de certeza"
presentada por la Vicepresidenta para que avalen el funcionamiento a
distancia de la Cámara Alta. Todos, salvo Rosenkrantz que manifestó
su rechazo “in limine” (sin argumentos), aclararon que el
Congreso puede fijar su propio reglamento.
La
Corte
Suprema de Justicia
rechazó la "acción
declarativa de certeza"
que le pidió la vicepresidenta
Cristina Fernández de Kirchner (CFK) , presidenta del Senado,
pero dejó establecidos dos principios que respaldan las sesiones
legislativas por videoconferencia.
Es
decir, CFK
pidió al máximo tribunal que se expida respecto a la
constitucionalidad o no del acto de sesionar por teleconferencia
durante
la pandemia.
Si bien el organismo
lo avaló,
recordó que el cuerpo legislativo tiene "todas las atribuciones
constitucionales para interpretar su propio reglamento", en un
fallo firmado por los cinco miembros del tribunal en una acordada
virtual.
"El Senado de la Nación
tiene todas las atribuciones constitucionales para interpretar su
propio reglamento en cuanto a la manera virtual o remota de sesionar,
sin recurrir a la Corte Suprema de Justicia de la Nación; por lo
cual se rechaza la acción iniciada", dice la Corte en su
acordada.
Fundamentó que “la posibilidad de que el Senado sesione de manera remota no interfiere con el modo en que la Constitución le impone a esa Cámara ejercer sus atribuciones" y dice que "en efecto, la Constitución regula ciertos aspectos del modo en que debe funcionar el Poder Legislativo pero nada indica respecto a la modalidad física o remota de sus sesiones”.
Fundamentó que “la posibilidad de que el Senado sesione de manera remota no interfiere con el modo en que la Constitución le impone a esa Cámara ejercer sus atribuciones" y dice que "en efecto, la Constitución regula ciertos aspectos del modo en que debe funcionar el Poder Legislativo pero nada indica respecto a la modalidad física o remota de sus sesiones”.
Agregó
que “tal posibilidad (sesiones virtuales) no configura per se
riesgo alguno de interferencia en las atribuciones de los demás
poderes del Estado" y que "sesionar de forma remota o
presencial no supone en sí misma una posible invasión del Poder
Legislativo al ámbito de competencias que la Constitución asigna a
los demás poderes del Estado”.
Para rechazar el pedido de certeza constitucional de CFK, la Corte tomó los argumentos del Procurador interino, Eduardo Casal, y entendió que “al no ser parte actora ni demandada una provincia, la demanda se encontraría, por razones de índole constitucional, fuera de la competencia originaria del Tribunal”.
No obstante la decisión de la mayoría, el presidente del tribunal, Carlos Rosenkrantz, se pronunció en una disidencia parcial por rechazar “in limine” (sin argumentos), el pedido de la vicepresidenta.
Para rechazar el pedido de certeza constitucional de CFK, la Corte tomó los argumentos del Procurador interino, Eduardo Casal, y entendió que “al no ser parte actora ni demandada una provincia, la demanda se encontraría, por razones de índole constitucional, fuera de la competencia originaria del Tribunal”.
No obstante la decisión de la mayoría, el presidente del tribunal, Carlos Rosenkrantz, se pronunció en una disidencia parcial por rechazar “in limine” (sin argumentos), el pedido de la vicepresidenta.
(
https://infocielo.com/nota/117410/la-corte-rechazo-el-pedido-de-cristina-kirchner-pero-le-dio-via-libre-para-que-el-senado-sesione-de-manera-virtual/
)
En el marco de la crisis del
coronavirus, la Cepal pronosticó un derrumbe del 5,3%, de magnitud
“comparable” a la Gran Depresión mundial de 1930. Estima que
habrá 29 millones de “nuevos pobres” y reclama “aplazamiento o
condonación” de la deuda de los países.
Según la Comisión Económica
para América Latina y el Caribe (Cepal), “la crisis que sufre la
región en 2020, con una caída del PIB (Producto Interno Bruto) del
5,3%, será la peor en toda su historia”, y para encontrar una
comparable “hace falta retroceder hasta la Gran Depresión de
1930”, cuando el derrumbe fue del 5%. Vaticina entre las peores
secuelas que habrá más de 29 millones de “nuevos pobres”, de
los cuales 16 millones serían arrojados a la “pobreza extrema”.
El organismo, que depende de
Naciones Unidas y cuya secretaria ejecutiva es la economista mexicana
Alicia Bárcena, presentó esta semana un nuevo informe titulada
“Dimensionar los efectos del Covid-19 para pensar la reactivación”.
Allí se indica que “desde antes de la pandemia, América Latina y
el Caribe ya acumulaba casi siete años de bajo crecimiento, con un
promedio de 0,4% entre 2014 y 2019”.
Plantea también que la crisis
del coronavirus “se ha transmitido a América Latina y el Caribe a
través de cinco canales: una reducción del comercio internacional,
la caída de los precios de los productos primarios, la
intensificación de la aversión al riesgo y el empeoramiento de las
condiciones financieras mundiales, una menor demanda de servicios
turísticos y una reducción de las remesas”.
En ese contexto, “la tasa de
pobreza en la región aumentaría en 4,4 puntos porcentuales durante
2020 al pasar de 30,3% a 34,7%, lo que significa un incremento de 29
millones de personas en situación de pobreza. Por su parte, la
pobreza extrema crecería en 2,5 puntos porcentuales pasando de 11,0%
a 13,5%, lo que representa un incremento de 16 millones de personas”.
El efecto económico estimado en
el documento calcula una disminución de la actividad del 5,3% en
toda la región, y un poco menos (5,2%) si se considera solo América
del Sur, excluyendo el Caribe”. Argentina sería uno de los países
más afectados, son una caída del 6.5%, igual que Ecuador.
“Aplazamiento
o condonación de las deudas”
En una parte del documento, la
Comisión afirma que “la condonación y el alivio del servicio de
la deuda, incluido a los países de ingresos medios de la región que
lo requieran, aumentaría significativamente su espacio fiscal”, es
decir los recursos del Estado para destinarlos a otros fines que
atenúen la gravedad de la situación.
Sostiene en ese sentido que “las
economías altamente endeudadas deben beneficiarse de alivios
ofciales de la deuda o de suspensiones generosas de sus obligaciones,
así como de reestructuraciones de deuda. Abordar la problemática de
la deuda es urgente y debe ser liderada por acreedores oficiales para
luego atraer a acreedores privados”.
Remarca además que “las quitas
de deuda deberían combinarse con mecanismos innovadores de
financiamiento cuando la deuda sea una característica estructural de
las economías. En la mayor parte de los casos parte de los
acreedores pertenecen al sector privado, por lo que es necesario
establecer un mecanismo internacional de reestructuración de la
deuda soberana”.
Alicia Bárcena, la secretaria
ejecutiva de Cepal, dijo el presentar el informe que “los líderes
del G-20 deben apoyar que las organizaciones multilaterales presten a
tasas de interés favorables y alivien de la deuda de los países
altamente endeudados, aplazándola o condonándola”. Advirtió que “de lo contrario,
los pagos serán imposibles y se comprometerá el espacio fiscal. Se
requieren medidas excepcionales para enfrentar una crisis sin
precedentes. No habrá progreso sin cooperación y solidaridad
internacionales”, recalcó la funcionaria de Naciones Unidas.
Derrumbe
y “nueva normalidad”
Al pronosticar que “la crisis
que sufre la región en 2020, con una caída del PIB del 5,3%, será
la peor en toda su historia”, el informe de la Comisión puntualiza
que “para encontrar una contracción de magnitud comparable hace
falta retroceder hasta la Gran Depresión de 1930 (-5%) o más aún
hasta 1914 (-4,9%)”.
El documento ofrece un gráfico
con las tendencias que tuvo el PBI de América Latina a partir de
1901. Las principales caídas tuvieron lugar al comenzar la década
de 1910, luego en la crisis mundial posterior al crac financiero de
1929, posteriormente en la cesación de pagos de la deuda externas de
1982 (cuando en Argentina, durante la dictadura, fue estatizada la
deuda de las grandes empresas privadas), y después en la crisis
financiera iniciada en Estados Unidos y Europa en 2009. Al final, se
indica la proyección del derrumbe para este año.
El informe apunta que “para la
gran mayoría de los países de América Latina y el Caribe, las
soluciones de alcance exclusivamente nacional no serían viables por
razones de economías de escala, tecnológicas y de aprendizaje”.
Señala que “la coordinación
de nuestros países en materia macroeconómica y productiva es
crucial para negociar las condiciones de la nueva normalidad,
particularmente en una dimensión urgente en la actual crisis y en el
mediano plazo: la del financiamiento para un nuevo estilo de
desarrollo con igualdad y sostenibilidad ambiental”.
Hacia el final, el informe del
organismo internacional sostiene que “dimensionar la caída de la
actividad económica permite comenzar a determinar la magnitud del
esfuerzo para un regreso a la normalidad. Pero ese regreso no será y
no debe ser una vuelta a la situación existente antes de la
pandemia”.
Afirma que “la visión de
mediano plazo con la que concluye este Informe ilustra los cambios
estructurales en la organización de la actividad productiva que
están en proceso y que se intensificarán. Esto además tendrá
impactos, en ocasiones irreversibles, en la estructura laboral, el
empleo y el bienestar”.
“De la conjunción de las
estimaciones cuantitativas de corto plazo y las previsiones sobre los
principales cambios cualitativos de mediano plazo surgirá lo que
será una nueva normalidad”, concluye la Comisión Económica para
América Latina.
(Este
material informativo puede ampliarse en el informe original titulado
“Dimensionar los efectos del Covid-19 para pensar la reactivación.
Acceso
al documento de la Cepal).
“Listo! Salió el fallo de la
Corte. El Congreso de la Nación ya puede sesionar virtualmente y
nadie podrá cuestionar esa modalidad para la sanción de las leyes.
Fin… Saludos a todos y todas”. Así, con este tuit, celebró el
fallo de la Corte Suprema de la Nación la vicepresidenta, Cristina
Fernández de Kirchner.
A pesar de algunos titulares,
Cristina cumplió con el objetivo político-judicial que se había
planteado, es decir, evitar que las leyes que se votasen, como el
impuesto a las grandes fortunas, quedaran expuestas a invalidación
posterior vía reclamos judiciales. Como explicó en su cuenta de
Twitter la directora de Asuntos Jurídicos del Senado Graciana
Peñafort, quien realizó la presentación: “Perdimos la acción,
ganamos la certeza que fuimos a buscar (…) Porfíen todo lo que
quieren, la sesión virtual quedó blindada”.
Es que a pesar de que la Corte
rechazó el pedido de certeza que solicitaba la vicepresidenta, si
hubiera primado la posición del presidente del tribunal, Carlos
Rosenkrantz, quien se inclinó por un rechazo “in limine” hubiera
dejado en penumbras la opinión de la Corte respecto de la autonomía
del Congreso para dictar el modo de funcionamiento durante esta
emergencia. El juez nombrado por un DNU de Mauricio Macri siguió la
línea marcada por el procurador Ricardo Casal, de la misma
orientación política.
La mayoría, sin embargo, opinó
que “el Senado, no la Corte, debe determinar por sí mismo si puede
sesionar virtualmente”, acción que por lo tanto también es válida
para la Cámara de Diputados. De esa manera, a pesar de asegurar que
no hay caso que tratar, ya que no hay contraparte, en los
argumentos el máximo tribunal nacional responde la pregunta central
que hizo Cristina Fernández.
La crisis sanitaria pone en
evidencia la verdadera crisis, la del sistema capitalista en su etapa
neoliberal.
Mas que el virus y la pandemia en
sí, el mayor número de muertos se da por las desigualdades de
acceso a tratamientos, elementos de protección, Reactivos para
diferentes niveles de testeo de la propagación, capacidad de
contagio y capacidad de enfermar que porta el virus, y el mal estado
de los centros de sanidad en el mundo y en especial en América
Latina diseñados para la atención de pocos y de formas precarias,
oponiendo la medicina privada para quienes puedan pagarla que, sin
embargo, la pandemia iguala en tanto negocio, tampoco pensada para un
desmadre del numero de enfermos respecto a las estadísticas que
definen calidad y cantidad de prestaciones y aseguran las cuantiosas
ganancias de los Centros privados y las desfinanciaciones que el
neoliberalismo impone en la salud publica para intentar construir la
realidad de la mayor calidad de la medicina privada respecto de la
publica para sostener el negocio.
Un joven sale al hall de su
edificio. Chequea que no haya nadie a la vista. Corre a sacar la
basura. Regresa a la casa, también de un pique. Se lava las manos.
No sabe si sentirse a salvo o si debe bañarse, rociarse en
lavandina, buscar el aerosol para desinfectar. La escena se repite,
igual que la confusión.
El
coronavirus y la enfermedad que causa, COVID-19, ha provocado una
pandemia que paranoiquea a unos y sobre-relaja a otros. Pocos saben
qué hacer ante lo que el presidente Alberto Fernández llama “el
enemigo invisible” y por eso convocó a 18 profesionales de la
salud para que lo asesoren en lo que dure la emergencia. “COE” se
llama el grupo de Whatsapp que comparten los más prestigiosos
infectólogos del país -en referencia a que se trata de un Comité
de Expertos-, y en ese chat debaten las medidas que aconsejarán
luego en la mesa chica presidencial. A la par, medios y redes tienen,
una vez más, con mayor o menor rigurosidad, de todo para decir sobre
qué es o no pertinente en la prevención y el combate del SARS-CoV2.
Mientras
el mundo avanza a una velocidad sin precedentes para el desarrollo de
una vacuna, interminables cadenas de video se proponen sujetar la
presión pero no siempre informan y, a veces, son noticia vieja.
Información es lo que abunda, así que la propuesta es despejar X:
subrayar lo que sirve, leer a los que saben, consultar a los
especialistas.
¿Qué
sirve y qué no sirve para protegerse del virus más contagioso de
los últimos tiempos?
Agua y jabón
Ni
el más osado de los panelistas discute que lo más efectivo hoy para
prevenir el contagio es el lavado de manos con agua y jabón durante
al menos treinta segundos. Amplía Gonzalo Camargo, Presidente de la
Sociedad Argentina de Emergencias y miembro de la mesa de asesores de
Presidencia: “El lavado de manos es fundamental. Lo más
importante. Volvemos a casa y nos lavamos las manos, es lo primero.
Mientras vayas a un lugar, respetes una distancia mayor a un metro y
medio del resto, te laves las manos, y estés en tu casa el mayor
tiempo posible, alcanza”. El biólogo Fabricio Ballarini, junto a
un grupo de colegas científicos, creó un usuario de Twitter
colaborativo (CoronaConsultas,
luego convertido en web),
desde donde responden preguntas relacionadas a modos de contagio y
protección. Uno de los hits publicados detalla los momentos en que
es necesario el lavado de manos: antes y después de manipular basura
o desperdicios; antes y después de comer, manipular alimentos o
amamantar; luego de haber tocado superficies de uso público; después
de manipular dinero, llaves o animales; después de ir al baño o
cambiar pañales.
Como
sea, hay que evitar tocarse la boca, la nariz y los ojos porque así
entra el virus, por las mucosas. ¿Qué hacer en la calle cuando es
imposible el lavado de manos? Se usa alcohol en gel. No cualquiera,
no casero: uno que figure aprobado por ANMAT (Administración
Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica).
Barbijos y tapabocas
Se
los llama “tapabocas” pero deben cubrir también la nariz para
lograr cierta efectividad. A comienzos de abril, después de que en
el mundo se desaconsejara el uso de barbijos caseros, el Centro para
el Control y la Prevención de Enfermedades de los Estados Unidos
(CDC por sus siglas en inglés) emitió un comunicado donde sugirió
usar cubrebocas de tela hechos en casa para entrar a espacios
públicos, algo que estaba resultando en Corea. El argumento se
mantiene y es que puede prevenir que contagien aquellos que no saben
que son portadores de este virus. La misma explicación dieron en las
primeras provincias argentinas que dispusieron la obligatoriedad del
tapabocas casero para salir a la calle (Mendoza, Santiago del Estero,
Misiones) y municipios bonaerenses como La Matanza, Tigre y Malvinas
Argentinas, guante que está levantando la Gobernación para
practicarlo en toda su área. “Lo que abunda no daña”, defiende
un funcionario de la Ciudad de Buenos Aires, tras disponer que el uso
del tapabocas fuera condición para quienes entren a comercios o a
transporte público, y que quien no lo haga se exponga a serias
multas. El gobierno nacional analiza imponer la obligatoriedad en
todo el país.
Camargo,
de la mesa de asesores, subraya que “la máscara facial sirve para
que no contagies al resto, no te previene a vos de nada. El riesgo es
que te haga relajarte y que sientas que podés tocarte la cara, los
ojos. Ése es el motivo por el que puede estar discutido un poco”.
Por eso advierte Omar Sued, Presidente de la Sociedad Argentina de
Infectología y también parte del Comité de Expertos: “El barbijo
no reemplaza la distancia. Mejor mantener distancia de metro y medio
o dos con los otros. El tapabocas es para que no contagiemos si somos
asintomáticos”.
En
medio del debate, la Organización Mundial de la Salud (OMS) comunicó
su preocupación por “que el uso masivo de mascarillas médicas por
parte de la población general pueda exacerbar la escasez de estas
máscaras especializadas para las personas que más las necesitan. En
algunos lugares, esta escasez está poniendo a los trabajadores de la
salud en peligro real”. Lo dijo Tedros Adhanom Ghebreyesus,
director general de la OMS, y señaló que los tapabocas no
homologados, como aquellos caseros hechos de algodón u otros
materiales, no están avalados por la ciencia en casos de COVID-19.
No descarta su utilidad pero no lo recomienda para cualquier caso.
Lo
que sí aconseja la OMS es que, además del personal de la salud,
quienes sepan que están contagiados, y también sus cuidadores o
entorno, usen tapabocas para evitar nuevas infecciones. El que
utilizan los médicos es el barbijo N95, de un solo uso, que filtra
hasta el 95% de las partículas que se acercan y está avalado por el
Instituto Nacional para la Seguridad y Salud Ocupacional de Estados
Unidos. Sea el tapabocas que sea, hay que evitar tocarlo mientras
está colocado y hay que lavarse las manos al desecharlo.
Cuarentena
“La
mayoría de los especialistas del Comité de Expertos preferimos que
se mantenga una cuarentena larga y estricta. La cuarentena ideal es
de 12 semanas, pero eso es imposible por una cuestión económica”,
advirtió Omar Sued en una entrevista a Futurock, y avisó: “Si
levantáramos hoy la cuarentena, podría haber un pico muy grande en
14 días. Cualquier actividad que implique que dos personas se
acerquen a menos de un metro es una oportunidad de transmisión”. A
fines de marzo, el Instituto de Desarrollo Social Argentino (IDESA),
en sus tareas de consultoría, difundió informes donde asegura que
aumentar el número de testeos permitiría flexibilizar la cuarentena
sin aumentar los contagios. Hasta hoy, aun con la duplicación de
testeos en el país, el equipo de asesores del Presidente no está de
acuerdo con una mayor relajación del aislamiento social.
Ibuprofeno
Aunque
no corresponde la automedicación en ningún caso, los especialistas
aclaran que, para síntomas similares a la gripe, no hay diferencias
entre el uso de ibuprofeno y el de paracetamol. Según Pedro Cahn,
titular de la Fundación Huésped y una de las voces más salientes
de la mesa de asesores del gobierno nacional, “no hay
contraindicación formal para usar ibuprofeno. Surgió de una mala
interpretación sobre un comentario que salió en la revista Lancet.
El que se sienta más cómodo puede usar paracetamol pero no es
problema”. Sin embargo, se debe considerar que por ahora no hay un
tratamiento específico para el coronavirus. Todo se está probando.
Apenas
se conoció que la Argentina había sido incluida por la OMS en una
lista de diez países que harían un ensayo clínico universal para
intentar curar la COVID-19, el medicamento mencionado para esa prueba
se agotó en algunas farmacias. Como en Francia, en el hospital
Posadas se está probando con administrar hidroxicloroquina en
algunos enfermos graves. El ministro de Salud de la Nación, Ginés
González García, detalló que “la hidroxicloroquina es un
viejísimo antipalúdico que se usa contra la malaria, contra algunas
patologías como el lupus, que tiene capacidad antiinflamatoria. Es
una antigua droga que, se dice, tendría algún efecto positivo.
Algunos lo dicen con más énfasis, otros no”. Por eso la prueba.
Y, también por eso, la insistencia en que nadie se automedique: cada
insumo es fundamental.
Vacuna
En
una búsqueda mundial contrarreloj, hay 70 vacunas en desarrollo
contra el coronavirus. Según la OMS, tres de ellas ya se están
probando en ensayos con seres humanos. De esas tres, el proceso
clínico más avanzado es, por ahora, el de la empresa CanSino
Biologics Inc (que cotiza en la bolsa de Hong Kong) y el Instituto de
Biotecnología de Beijing. En palabras de la propia OMS, la vacuna
podría llegar al mercado el año que viene, con una velocidad sin
precedentes.
Guantes
Quien
no sea personal de la salud –que los usa y los tira enseguida-,
corre más riesgo al usar guantes de plástico que si no los tuviera.
Porque la contaminación pasa igual y, encima, no hay lavado de
manos. Sostiene la OMS que es mejor lavarse las manos y no usar
guantes.
Lavandina o alcohol
La
cuenta de científicos CoronaConsultas
recomienda que, para desinfectar, se prepare “una solución de
agua con lavandina, según indique el envase” y “se renueve la
concentración de lavandina” cada día. También sugiere que la
comida puede limpiarse con detergente y agua, pero luego hay que
lavarla bien antes de ingerirla, para no intoxicarse. Refuerza
Camargo: “Podés hacer una correcta limpieza de la verdura o de las
cosas de la casa con un trapito con agua y unas gotitas mínimas de
lavandina. Pero hay que cuidarse porque surgen quemaduras o
intoxicación por exceso de lavandina”.
Además
de no poner en gran cantidad, hay que tener en cuenta que no toda
lavandina es apta para alimentos. Hay que leer la etiqueta: si
sanitiza agua, sirve; si dice que no se debe usar para desinfección
de agua, no sirve. “Para desinfectar el celular, se puede mezclar
alcohol etílico con agua (70% alcohol) y pasarle paño o pañuelo de
papel. La mezcla de alcohol y agua se puede guardar en un frasco bien
cerrado o pulverizador y se mantiene”, aclaran en Coronaconsultas.
La mezcla con lavandina sólo aguanta un día y en la oscuridad, con
frasco bien cerrado.
¿Qué
pasa con el Lysoform u otro desinfectante? Dice Camargo: “No hay
que rociarse con nada, salvo que hayas estado con alguien cerca. Pero
sólo si estuviste en un contacto de más de quince minutos, muy
cerca”.
Otros mitos
Un
estudio de la Universidad de Torino indica que la vitamina D podría
reducir las posibilidades de contagio, pero los especialistas
aseguran que, por el momento, no hay suficiente evidencia científica
para asegurar tal cosa. El equipo de Ballarini subraya en Twitter que
tampoco es una medida preventiva el consumo de bicarbonato de sodio,
palta, u otros alimentos, como se difundió en algunos portales.
Recomendaciones
La
primera recomendación de cualquier especialista consultado para esta
nota es tendencia: quedate en casa. La segunda, no relajar con el
lavado de manos permanente. No hay que olvidarse de mantener el
distanciamiento social, incluso dentro de locales comerciales, y
tener siempre presente que la Argentina sigue atravesando una fuerte
epidemia de dengue, al menos hasta entrado el invierno, así que
tampoco se debe abandonar el uso de repelente.
La
evidencia de que es lo colectivo (En sus formas de Estado y políticas
públicas) la única herramienta capaz de equilibrar los
desequilibrios que el sistema de competencia y optimización de
ganancias y de colocar al dinero en primer lugar, por encima de la
vida y la salud de las personas es incontrastable. Sin embargo,
todavía existen expertos y famosos que firman comunicados intentando
salvar el sistema globalizado de privilegios.
La
Argentina decidió apartarse de Mercosur en futuras negociaciones de
libre comercio del Mercosur,
ante la incertidumbre de los efectos en la economía por la pandemia
del nuevo coronavirus.
"Argentina
se previene de los efectos de la pandemia mientras protege las
empresas, el empleo y la situación de las familias más humildes. Lo
hace a diferencia de las posiciones de algunos socios, que plantean
una aceleración de las tratativas hacia acuerdos de libre comercio
con Corea del Sur, Singapur, Líbano, Canadá y la India, entre
otros",
señaló la Cancillería en un comunicado.
"La
incertidumbre internacional y la propia situación de nuestra
economía aconsejan detener la marcha de esas negociaciones",
añadió.
Argentina
ratificó, sin embargo, que continuará
con el proceso para poner en marcha un acuerdo de libre comercio
entre Mercosur y la Unión Europea y la EFTA (European Free Trade
Agreement).
pero "sin entrar en debates por ahora estériles".
"Esta
posición, transmitida a los socios del Mercosur, no surge de un
capricho sino de una visión sobre el modo de fortalecer las
relaciones con las naciones del bloque regional", señaló el
comunicado.
El
Gobierno participó de la reunión de coordinadores
nacionales del Mercosur
mediante una videoconferencia y enfatizó en la necesidad de un
trabajo en conjunto para afrontar las consecuencias
económicas y sociales
de la pandemia en la región.
Por
medio del Ministerio
de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto,
la administración actual señaló que "la integración no es
solo un mandato de la geografía y de la historia sino parte de
nuestro presente y de nuestro futuro".
En
ese sentido, destacó que la integración regional es una herramienta
para afrontar la pandemia de coronavirus Covid-19 que provocará "la
caída del PBI en los países de mayor desarrollo, una disminución
brusca del comercio global de hasta un 32 por ciento y un impacto
imprevisible en la sociedad".
La plata que le falta al pueblo está dentro de los bancos
La
pandemia de coronavirus agudizó la crisis humanitaria del
capitalismo global y se empezó a poner en discusión la necesidad de
reformas estructurales para encontrar una salida. En ese sentido,
surge la necesidad de tomar el control sobre el dinero de los que
nunca perdieron y siempre ganaron a costas de todos: los bancos.
“El
dinero de los bancos no es de los bancos”, solía decir Arturo
Jauretche. Con esta frase, el escritor que fue presidente del Banco
de la Provincia de Buenos Aires durante el primer peronismo, hacía
referencia a que el dinero es del Estado porque es quien lo emite.
Ante
esta evidencia, es necesario preguntarnos si debemos seguir dejando
este dinero público en manos de banqueros. Los mismos que primero lo
acaparan, luego obtienen de él magníficas ganancias y terminan por
prestarlo a quien ellos quieren con intereses que fijan a su antojo.
Y en todo este circuito de la plata que emite el Estado, como ya
sabemos, los ricos se hacen más ricos y los pobres más pobres.
Vemos
hoy que la cuarentena en Argentina está poniendo un freno visible al
avance del coronavirus siendo ejemplo en el mundo por privilegiar un
enfoque humanista por sobre las necesidades del mercado. Pero esta
estrategia elogiada frente a la pandemia comienza a resquebrajarse
ante la imposibilidad de pequeñas empresas y emprendimientos para
pagar salarios, impuestos y cargas sociales. Una situación que las
acerca cada día más a la quiebra y al cierre.
A
su vez, el Estado dispone de sumas millonarias para ampliar y
fortalecer el sistema de salud y llegar mediante el Ingreso Familiar
de Emergencia (IFE) a los sectores populares más vulnerables. La
banca pública acompaña este esfuerzo utilizando hasta sus últimos
recursos.
Pero
al mismo tiempo, los grandes capitales, que no van a quebrar,
empiezan a ponerse nerviosos porque deben pagar también salarios y
cargas sociales, a pesar de que esto no les implique un gran riesgo a
sus finanzas. Su verdadera preocupación, de seguir la cuarentena y
no poder abrir sus empresas, es la posibilidad de un escenario donde
podrían ver caer sus ganancias millonarias.
Ante
esta lectura, el grupo empresario multinacional Techint tomó la
delantera y marcó la cancha al gobierno con despidos y suspensiones.
En consecuencia, el capital concentrado y sus voceros políticos y
mediáticos comenzaron a presionar con sus herramientas habituales
para influir en el humor social contra algunas expresiones
oficialistas y de las organizaciones populares encaminadas a
generar leyes o decretos para gravar esas grandes fortunas.
Falsas
y verdaderas dicotomías
Las
modalidades asumidas por Donald Trump en EE.UU. y Jair Bolsonaro en
Brasil para enfrentar la pandemia, que causan indignación mundial
por privilegiar la economía sobre la vida, tienen su réplica en
Argentina. Lo vemos cuando economistas, periodistas y opinólogos
acceden mágicamente a un micrófono y reclaman a viva voz que el
Estado debe hacerse cargo de todo, aunque tenga que endeudarse aún
más. Sino, la otra opción que esgrimen es comenzar a reabrir los
lugares de trabajo sin explicar entonces para qué hicimos cuarentena
tantos días.
Esta
dicotomía es falsa. Porque no se trata de abrir los lugares de
trabajo, levantar la cuarentena o de lo contrario que el Estado pague
todo lo necesario para sostenerla. En ambos casos perdemos los
trabajadores y trabajadoras, las pequeñas y medianas empresas
(Pymes), las cooperativas y quienes trabajan la tierra en condiciones
precarias como la agricultura familiar responsable de gran parte de
los alimentos que comemos.
La
verdadera dicotomía que no se plantea es: se permiten los despidos,
la baja de salarios, la suspensiones fabriles, la reapertura de
actividades no esenciales y desde la clase trabajadora asumimos los
costos con nuestros salarios y nuestras vidas, que es lo que propone
el capital. O, por el contrario, el Estado toma un férreo control
del dinero acaparado por los bancos y realiza una redistribución de
las fabulosas ganancias bancarias generadas a partir de administrar e
intermediar el dinero del Estado argentino.
Con
solo reorientar progresivamente esta cuantiosa masa de dinero
podríamos sostener el poder adquisitivo de los trabajadores y
trabajadoras y a la vez lograríamos mantener el aparato productivo
en condiciones óptimas para cuando el pico del virus haya pasado.
Yo
trabajo ¿y vos?
¿Cómo
puede ser que en medio de una pandemia se cuestione el salario de los
y las que trabajamos cuando los banqueros normalmente ganan fortunas
por medio de la especulación con letras del tesoro y la fuga de
capitales?
Estamos
ante una crisis humanitaria de magnitudes todavía inciertas. Pero
tenemos la certeza que debemos defender la vida sobre el dinero. Para
avanzar en ese sentido, es necesario más que nunca nacionalizar la
banca, para que el Estado, o sea todos nosotros, podamos tomar
control del dinero que es público y que circunstancialmente está en
manos de los bancos.
Sabemos
que hay sindicalistas “re turbinas” que desde una vida de ocio,
privilegios y negociados propios permiten despidos, suspensiones y
rebajas de los salarios de los y las trabajadoras que se supone que
representan. Pero, los trabajadores y trabajadoras debemos dar la
espalda a estos personeros de las patronales empresarias y reclamar
una correcta distribución de las ganancias de los bancos.
La
plata para que los salarios no caigan, las pymes no cierren, los
trabajadores de la tierra puedan seguir cultivando y paralelamente se
pueda continuar la cuarentena, está en los bancos. Solo hay que
tomarla y distribuirla correctamente. Poner las ganancias que
generaron los banqueros sin trabajar al servicio de la vida humana es
lo que indica la lógica de la calle.
Aunque
proliferen apocalípticos ensayos de economistas que dan sustento a
la arrasadora maquinaria de los banqueros e inculcan en las masas el
falso concepto de que el dinero no es un bien común, lo cierto es
que la moneda es del Estado, es tuya, mía, de todos y todas.
Los
banqueros oportunistas viven a expensas de controlar el “crédito”
y si es necesario, a partir de ese control de la moneda, también
manejan gobiernos, políticos y sectores industriales. Como sociedad
debemos decidir si quienes lo administran mal lo siguen usurpando o
tomamos su control.
Como
decía Jauretche: “Así, si crear moneda es una función del
Estado, que éste debe vigilar cuidadosamente para adecuarlo a las
condiciones del mercado, no es explicable que se pretenda que crear
crédito, que es crear mucha más moneda, es actividad privada”.
Entonces,
¿por qué los bancos siguen impidiendo el acceso de las Pymes a
préstamos a tasa baja para el pago de salarios, cargas sociales,
etc? ¿Deben los bancos privados seguir al margen del Estado
imponiendo sus propias reglas? No, el Estado debe dictaminar a dónde
va el dinero que emite y las ganancias que se generan.
Por
eso, debemos derogar la Ley de Entidades Financieras que ellos mismos
impusieron junto a la Dictadura Cìvico Militar, nacionalizar la
banca y el comercio exterior para poder reforzar las defensas ante el
Covid-19 y también para que de una vez por todas mejore la vida de
nuestro pueblo.
El
movimiento obrero, los trabajadores y trabajadoras de la economía
popular y el pueblo en su conjunto, tenemos que asumir que nuestras
vidas no pueden seguir así. No podemos volver a la normalidad,
debemos cambiar el paradigma que nos impusieron. Para avanzar en
esto, debemos empezar a entender que el crédito es de los argentinos
y argentinas, no es de quienes lo controlan hoy.
Y,
sobretodo, comprender que es fundamentalmente un producto directo del
esfuerzo colectivo de quienes trabajamos, no de una maquinita que lo
imprime en papel. Si los banqueros y monopolios siguen dictaminando
la política crediticia, renovando nuevos caminos para la fuga de
divisas, destruirán en pocos días la cuarentena que hemos sabido
conquistar.
La
verdadera pandemia es la desigualdad que impone el neoliberalismo en
las relaciones globales.
Daniel
Roberto Távora Mac Cormack
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