Martes
7 de abril de 2020
El
sentido común suele ser blanco de ataque de la filosofía y de las
ciencias. También de los intelectuales, en su supuesta tarea de
“esclarecer” lo que aparece oscuro o inentendible. Ese sentido
común nos indica que estamos atravesando una de esas pestes
históricas que mata a la gente como moscas. Los Estados entraron en
pánico y dictaron medidas de aislamiento tales que el planeta
entero, con pequeñas diferencias, entró en una cuarentena general
de la cual no se sabe bien cómo salir por miedo a la debacle.
Acompaña a la pandemia una epidemia de opiniones de intelectuales.
Hay varias notas que reseñan sus posiciones, también un libro
digital que generó polémica. Para no repetir, nos referiremos sólo
a algunas de esas intervenciones.
Desde el púlpito
A
fines de febrero, Giorgio Agamben y Slavoj Zizek salieron a tirar la
primera piedra. Agamben, como se sabe, empezó acusando al gobierno
italiano de “inventar una epidemia” para instalar un estado de
excepción, figura clave que analiza en su obra, y durante marzo,
ante las críticas, se despachó con otros textos que desafían al
sentido común: en uno ataca la disposición de mantener distancia
entre individuos para evitar el contagio porque así “nuestro
prójimo ha sido abolido” y en el otro se queja de que “los
muertos —nuestros muertos— no tienen derecho a un funeral y no
está claro qué pasa con los cadáveres de las personas que nos son
queridas”.
Zizek,
por su parte, sentenció que “la epidemia del coronavirus es un
ataque contra el sistema capitalista global”, de manera que habrá
que “pensar en una sociedad alternativa, más allá del Estado
nación, que se actualiza a sí misma en las formas de solidaridad y
cooperación global”. Tal fue su entusiasmo que escribió en menos
de un mes un libro cuyos primeros ejemplares podían descargarse
libremente (ahora hay que pagar, así es el capitalismo, pero Zizek
aclara que las ganancias irán a Médicos sin Fronteras). Hicieron
fila para desacreditarlo desde filósofos de gran trayectoria como
Alain Badiou hasta best sellers de la última década como Byung
Chul-Han. Si se aplana la famosa curva de infectados, con suerte
podremos ver la segunda parte de Pan(dem)ic, un título ciertamente
logrado.
Según
el español Antonio Diéguez Lucena, ambos sintieron la necesidad de
redactar “a toda prisa para que se vea que la ocasión no les ha
pasado desapercibida”, aunque la tarea de la filosofía sea para
él, de acuerdo a la tan citada imagen de Hegel, como el búho de
Minerva, que vuela al anochecer, cuando todo ya ha pasado. Quizás
convenga decir, con Michel Foucault, que la filosofía debería ser
más parecida a una “ontología del presente”, y que el apuro es
preferible a la espera. El problema es si se logra decir algo que
esté a la altura del acontecimiento que estamos viviendo.
Así
fue que llegó una segunda etapa de reacciones a cargo de best
sellers mundiales, como Han, Markus Gabriel y Yuval Harari, con otros
tantos discursos urbi et orbi. Gabriel habla de crear una “nueva
Ilustración”, algo tan quimérico como la revolución de Zizek. Y
para combatir el sentido común, nada mejor que un lugar común bajo
la forma de pregunta retórica: “¿Es el coronavirus una respuesta
inmune del planeta a la insolencia del ser humano, que destruye
infinitos seres vivos por codicia?”.
Byung
Chul-Han plantea que los orientales, basados en el uso intensivo del
big data y en el colectivismo que predomina como forma social central
de esa región del mundo, atacaron de manera quirúrgica a los focos
de contagio gracias a un control social férreo e indiscutido. Los
europeos, en cambio, individualistas como son, jamás podrían
aceptar esa vigilancia total del Estado a través de los datos, los
algoritmos y las plataformas, y por lo tanto están condenados a
emplear una tecnología tan antigua y generalista como la cuarentena.
Gabriel y Harari también se escandalizan ante el encierro masivo.
Si
Agamben y Zizek se alejan demasiado del sentido común, Han, como
Gabriel, se acerca demasiado al lugar común, en este caso el del
“orientalismo”, analizado hace muchos años por el gran
intelectual palestino Edward Said. Se trata de forjar una imagen
típica de Oriente para consumo de los occidentales; el propio Han es
un coreano viviendo en Alemania. Olvida que existió un caso Snowden,
otro caso llamado Cambridge Analytica, que hubo escándalos políticos
y judiciales de todo tipo, que Mark Zuckerberg compareció ante el
Senado norteamericano y fue multado, o que Trump y Bolsonaro deben
sus triunfos electorales, en parte, a las campañas de fake news
basadas en big data. O sea: nosotros, “los occidentales”, los
individualistas, somos tan vigilados como “los orientales”, y
pataleamos pero en el fondo lo sabemos, y no nos importa, o incluso
lo deseamos, entre otras cosas, porque gracias a todos esos sistemas
que nos vigilan podemos soportar la cuarentena quienes tenemos una
casa y medios económicos para ello. Y ni hablar si nos ofrecen la
panacea de la corono-cura a cambio de que nos dejemos perseguir hasta
en el baño. La vigilancia a través de los datos no tiene que ver
con rasgos culturales, sino con una tendencia mundial que no esperó
a la pandemia para existir.
Harari
explotó el lugar común del progreso científico y tecnológico. La
cuarentena como método, argumenta, es una rémora de otros tiempos.
“No servirá volver a la Edad Media para protegerse de los virus a
través del aislamiento. Para que esa medida sea efectiva habría que
volver a la Edad de Piedra”. Pero lo cierto es que ante esta
pandemia estamos un poco como en la Edad Media, la conquista de
América o el siglo de Pericles. El coronavirus es extremadamente
contagioso, no hay tratamiento efectivo ni vacuna, no hay sistema de
salud que logre atender a los infectados y la única manera de
limitar la circulación del virus, hoy como ayer, cuando no sabían
qué era un virus, es limitar la circulación de los humanos que lo
portan. En todo caso, el progreso consistiría en asumir que
controlar el espacio es generar tiempo, el que hace falta para que se
produzca el otro progreso materializado en tratamientos o vacunas.
De
hecho, quizás esta pandemia sea peor que las anteriores, porque hoy
se trata de miles de millones de personas con muchos medios para
circular, y otros tantos medios para enterarse del avance de la
pandemia minuto a minuto y para propagar todo tipo de mensajes al
respecto. Esta “colosal infraestructura digital”, según plantea
Darío Sandrone en una columna del diario cordobés Hoy Día,
contrasta con la “raquítica infraestructura tecnológica” de los
sistemas sanitarios. En esa asimetría estamos, también, mucho más
“atrasados” de lo que imaginamos.
Inmunología política
Así,
en lugar de tratar de que cualquier reflexión al vuelo le calce
justo al acontecimiento de esta pandemia, convendría enfocarse en
esas zonas del pensamiento contemporáneo que problematizan la
relación entre biología, medicina y política, que en definitiva es
uno de los asuntos que está en juego en esta pandemia. Así lo
interpretó Paul Preciado, que procedió a explicar el funcionamiento
de la biopolítica, concepto que acuñó (otra vez) Foucault hace
casi medio siglo; y dentro de la biopolítica, lo que Esposito llama
el “paradigma inmunitario”. La idea de inmunidad de los cuerpos
biológicos, políticos y legislativos está presente a lo largo de
toda la historia, pero en el siglo XX logró especial relevancia por
el surgimiento de la inmunología y por sus derivaciones políticas.
La
inmunología estudia el sistema que permite a los cuerpos establecer
una identidad biológica que permitirá su relación, a veces en la
forma de combate y otras en la de reconocimiento y eventual
cooperación, con su medio ambiente y en especial con lo que entra en
los cuerpos, los microbios, y entre ellos los virus y las bacterias.
El paradigma inmunitario señala lo propio y lo ajeno, establece
límites, determina umbrales de acción y separa lo que debe
rescatarse de lo que debe eliminarse. Esto vale para los esfuerzos
por conocer cómo funciona el Covid-19 para combatirlo y también
para entender por qué Donald Trump lo llama “virus chino”. El
mundo entero está hoy dominado por medidas inmunitarias en todos los
niveles: el aislamiento material de los cuerpos, los cierres de
fronteras, los brotes racistas y nacionalistas, las atribuciones de
los Estados para tomar medidas que en otro momento hubieran sido
rechazadas de plano o las apelaciones a un “enemigo” a derrotar.
Sin
embargo, es justamente aquí donde conviene una vez más apelar al
sentido común. El famoso “enemigo silencioso e invisible a
combatir” es una figura metafórica que justifica matanzas y
genocidios gracias a la equivalencia entre un grupo de seres humanos
y una colonia de bacterias o una concentración viral, logrando una
cohesión alrededor de un Estado que pasaba a ser así un sistema
inmunitario “político”. Por lo tanto, que hoy se apele a esta
imagen eriza la piel, pero convendría recordar que el deslizamiento
metafórico está ausente.
El
Covid-19 es sindicado como enemigo justamente porque infecta, corroe
el interior de los cuerpos, obliga a marcar límites entre ellos y,
fundamentalmente, porque mata, aunque no lo sepa. No es “como” un
virus; es un virus. La retórica belicista de los gobiernos en la
actual pandemia no busca justificar el asesinato de seres humanos en
nombre de la raza, la nación, la ideología, el combate al
terrorismo o al narcotráfico, sino tan sólo legitimar la
prohibición de circulación de los cuerpos para apagar la
circulación del virus. Puede ser exagerado, puede ser preocupante
ver en la calle a las fuerzas de seguridad con un poder que asusta,
puede ser ominoso vivir con la sensación de una guerra que no
podemos identificar, pero no hay targets humanos.
Sin
embargo, como dice María Galindo, del colectivo feminista boliviano
“Mujeres creando”, si estas armas, materiales y simbólicas,
están en manos de quienes gobiernan su país, resulta muy poco
creíble la apelación al bien común. En Chile el gobierno de Piñera
encuentra un goce especial en decretar un estado de excepción “bajo
control militar” cuando sus fuerzas de seguridad reprimen
brutalmente una rebelión que desde octubre no quiere apagarse. Lo
mismo ocurre en Colombia. No quisiéramos que a alguien como
Bolsonaro se le dé por decretar toques de queda y estados de sitio,
y pedimos que López Obrador en México deje de confiar en las
estampitas.
Tampoco
hace falta abundar demasiado en qué pasa en nuestro país con la
acción represiva, ni tampoco lo que significan las calles vacías
para la población empobrecida de América Latina, ni el modo en que
aumentan los femicidios por efecto del encierro. Esto quiere decir
que para nuestra región, y para otras, la pandemia biológica puede
ser una buena oportunidad para diseminar partículas asesinas de tipo
humano, así como el hambre. Pero los gobiernos relativamente
sensatos que quedan al menos pueden modular sus acciones en función
de lo que va pasando. Acerca del Covid-19, sin medidas de prevención
del contagio, nada puede hacer por el momento.
Bajando del pedestal
En
definitiva, el desafío pasa por mantener la función crítica del
pensamiento, sostener la capacidad de la filosofía para volar un
poco antes de que caiga el sol, sin caer en la insensatez de
encontrar “la” explicación en una serie de lugares comunes, ya
sea los que existen hace tiempo o los que cada intelectual se ha
forjado al construir una obra, ni tampoco pegarse al sentido común.
Caen de maduro entonces las preguntas: ¿desde qué lugar se puede
hablar cuando se producen eventos de este tipo? ¿Qué se puede decir
cuando la magnitud de lo que pasa requiere que, por un momento,
tratemos de dejar de explicarlo todo? ¿Cuál es la posición de
saber que garantiza un discurso “esclarecedor”? ¿Hay algo que
“esclarecer”?
En
una entrevista de hace 40 años, Foucault (¿otra vez?) diferenció
al “intelectual general” del “intelectual específico”. El
primero actúa como un legislador, se cree la voz de la humanidad y
se arroga “el derecho de hablar en tanto que maestro de la verdad y
de la justicia”.
En
cambio, la autoridad del intelectual específico emana de su posición
de trabajo “en sectores específicos”, encontrando “problemas
que eran determinados, ‘no universales’”. Se refiere a quienes
intervienen en las luchas en lugares concretos (hospitales,
universidades, fábricas), en lugar de hablar desde la posición del
escritor o del jurista. Sin embargo, el ejemplo que da es el de
Robert Oppenheimer, el físico que lideró el Proyecto Manhattan, el
máximo responsable científico de Hiroshima y Nagasaki.
Luego
de la guerra, Oppenheimer trató de erigirse en la voz central para
detener la carrera nuclear entre su país y la Unión Soviética.
Terminó acusado de comunista y la carrera, como sabemos, continuó
sin obstáculos. Einstein se había arriesgado más porque planteó
lo mismo mientras construían la bomba, a pesar de que una carta suya
al presidente había detonado el proyecto que terminó dirigiendo su
colega.
La
analogía podría ser válida porque el Covid-19 se parece cada vez
más a la radiación nuclear y con el tiempo Wuhan podría ser
considerado nuestro Chernobyl. Pero también podría ser válida
porque, efectivamente, nos la pasamos escuchando a las expertas y los
expertos en virología, epidemiología, infectología e
“intensivistas”. Tratamos de entender qué es una cobertura de
proteínas, qué son los receptores celulares, cuáles son los
tiempos de permanencia en distintas superficies de este misterioso
abrojo diminuto y cuál es el mejor modelo estadístico de contagios.
Foucault
decía en aquel entonces que los intelectuales generales estaban
dejando su lugar a los específicos. Se podría advertir que eso
ocurre sólo en tiempos de urgencia, como éste. O quizás se podría
afirmar, siguiendo al sociólogo y antropólogo francés Bruno
Latour, que esas expertas y expertos no serán en sentido estricto
“intelectuales específicos”, sino tan sólo los voceros y
representantes de esos bichos que están viviendo con nosotros, con
los animales y con el planeta y que por alguna razón comenzaron una
guerra imperialista (metáfora belicista rigurosamente controlada).
Curiosamente,
Latour, al igual que otras figuras que han trabajado extensamente
sobre inmunología como Donna Haraway y Peter Sloterdijk, no han
hecho grandes pronunciamientos en lo que va de esta pandemia; apenas
una mención de Latour a la catástrofe ecológica, más
significativa que la pandemia a su entender.
Así,
no haría falta esperar a que termine esta pesadilla para que el búho
comience a volar. Podemos mientras tanto ser pequeños colibríes que
van picoteando explicaciones y aprendiendo un poco más de aquello
que no sabemos, en lugar de asumir que lo sabemos todo desde mucho
antes. Parafraseando al viejo best-seller Menos Prozac y más Platón,
podríamos abogar por menos Agamben y más Latour.
*
Pablo “Manolo” Rodríguez es investigador adjunto del Conicet
(Instituto Gino Germani, UBA); autor de Las palabras en las cosas.
Saber, poder y subjetivación entre algoritmos y biomoléculas
(Cactus).
El
gobierno nacional incorporó al listado de actividades y servicios
esenciales en el marco del aislamiento social, preventivo y
obligatorio a la obra privada de infraestructura energética. Con
esta, ya suman 43 las tareas exeptuadas de la cuarentena.
Así
fue establecido por la decisión administrativa número 468 que lleva
la firma del jefe de Gabinete Santiago Cafiero y el ministro de Salud
Ginés González García, publicada hoy en el Boletín Oficial.
"Amplíase
el listado de actividades y servicios declarados esenciales en la
emergencia, en los términos previstos en el Decreto N° 297/20,
incorporándose a la obra privada de infraestructura energética",
dice el artículo 1 de la norma.
Se
indica además que "los desplazamientos de las trabajadoras y de
los trabajadores alcanzados por el presente artículo deberán
limitarse al estricto cumplimiento de dicha actividad" y que "en
todos estos casos, los empleadores y las empleadoras deberán
garantizar las condiciones de higiene y seguridad establecidas por el
Ministerio de Salud para preservar la salud de las trabajadoras y de
los trabajadores".
La
decisión administrativa explica asimismo que "las personas
alcanzadas por esta decisión administrativa deberán tramitar el
Certificado Único Habilitante para Circulación – Covid-19".
El
listado completo de actividades esenciales:
La
lista de las actividades en el decreto original de la cuarentena
1.
Personal de Salud, Fuerzas de seguridad, Fuerzas Armadas, actividad
migratoria, servicio meteorológico nacional, bomberos y control de
tráfico aéreo.
2.
Autoridades superiores de los gobiernos nacional, provinciales,
municipales y de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires Trabajadores y
trabajadoras del sector público nacional, provincial, municipal y de
la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, convocados para garantizar
actividades esenciales requeridas por las respectivas autoridades.
3.
Personal de los servicios de justicia de turno, conforme establezcan
las autoridades competentes.
4.
Personal diplomático y consular extranjero acreditado ante el
gobierno argentino, en el marco de la Convención de Viena sobre
Relaciones Diplomáticas y la Convención de Viena de 1963 sobre
Relaciones Consulares y al personal de los organismos internacionales
acreditados ante el gobierno argentino, de la Cruz Roja y Cascos
Blancos.
5.
Personas que deban asistir a otras con discapacidad; familiares que
necesiten asistencia; a personas mayores; a niños, a niñas y a
adolescentes.
6.
Personas que deban atender una situación de fuerza mayor.
7.
Personas afectadas a la realización de servicios funerarios,
entierros y cremaciones. En tal marco, no se autorizan actividades
que signifiquen reunión de personas.
8.
Personas afectadas a la atención de comedores escolares,
comunitarios y merenderos.
9.
Personal que se desempeña en los servicios de comunicación
audiovisuales, radiales y gráficos.
10.
Personal afectado a obra pública.
11.
Supermercados mayoristas y minoristas y comercios minoristas de
proximidad. Farmacias. Ferreterías. Veterinarias. Provisión de
garrafas.
12.
Industrias de alimentación, su cadena productiva e insumos; de
higiene personal y limpieza; de equipamiento médico, medicamentos,
vacunas y otros insumos sanitarios.
13.
Actividades vinculadas con la producción, distribución y
comercialización agropecuaria y de pesca.
14.
Actividades de telecomunicaciones, internet fija y móvil y servicios
digitales.
15.
Actividades impostergables vinculadas con el comercio exterior.
16.
Recolección, transporte y tratamiento de residuos sólidos urbanos,
peligrosos y patogénicos.
17.
Mantenimiento de los servicios básicos (agua, electricidad, gas,
comunicaciones, etc.) y atención de emergencias.
18.
Transporte público de pasajeros, transporte de mercaderías,
petróleo, combustibles y GLP.
19.
Reparto a domicilio de alimentos, medicamentos, productos de higiene,
de limpieza y otros insumos de necesidad.
20.
Servicios de lavandería.
21.
Servicios postales y de distribución de paquetería.
22.
Servicios esenciales de vigilancia, limpieza y guardia.
23.
Guardias mínimas que aseguren la operación y mantenimiento de
Yacimientos de Petróleo y Gas, plantas de tratamiento y/o refinación
de Petróleo y gas, transporte y distribución de energía eléctrica,
combustibles líquidos, petróleo y gas, estaciones expendedoras de
combustibles y generadores de energía eléctrica.
24.
S.E. Casa de Moneda, servicios de cajeros automáticos, transporte de
caudales y todas aquellas actividades que el BANCO CENTRAL DE LA
REPÚBLICA ARGENTINA disponga imprescindibles para garantizar el
funcionamiento del sistema de pagos.
La
lista agregada en la primera ampliación
1.
Industrias que realicen procesos continuos cuya interrupción
implique daños estructurales en las líneas de producción y/o
maquinarias podrán solicitar autorización a la Secretaría de
Industria, Economía del Conocimiento y Gestión Comercial Externa,
para no discontinuar su producción, reduciendo al mínimo su
actividad y dotación de personal.
2.
Producción y distribución de biocombustibles.
3.
Operación de centrales nucleares.
4.
Hoteles afectados al servicio de emergencia sanitaria. También
deberán garantizar las prestaciones a las personas que se hallaren
alojadas en los mismos a la fecha del dictado del Decreto N° 297/20.
5.
Dotación de personal mínima necesaria para la operación de la
Fábrica Argentina de Aviones Brig. San Martín S.A.
6.
Las autoridades de la Comisión Nacional de Valores podrán autorizar
la actividad de una dotación mínima de personal y de la de sus
regulados, en caso de resultar necesario.
7.
Operación de aeropuertos. Operaciones de garages y estacionamientos,
con dotaciones mínimas.
8.
Sostenimiento de actividades vinculadas a la protección ambiental
minera.
9.
Curtiembres, con dotación mínima, para la recepción de cuero
proveniente de la actividad frigorífica.
10.
Los restaurantes, locales de comidas preparadas y locales de comidas
rápidas, podrán vender sus productos a través de servicios de
reparto domiciliario, con sujeción al protocolo específico
establecido por la autoridad sanitaria. En ningún caso podrán
brindar servicios con atención al público en forma personal.
Luego
se sumaron ocho nuevas actividades:
1.
Venta de insumos y materiales de la construcción provistos por
corralones.
2.
Actividades vinculadas con la producción, distribución y
comercialización forestal y minera.
3.
Curtiembres, aserraderos y fábricas de productos de madera, fábricas
de colchones y fábricas de maquinaria vial y agrícola.
4.
Actividades vinculadas con el comercio exterior: exportaciones de
productos ya elaborados e importaciones
esenciales
para el funcionamiento de la economía.
5.
Exploración, prospección, producción, transformación y
comercialización de combustible nuclear.
6.
Servicios esenciales de mantenimiento y fumigación.
7.
Mutuales y cooperativas de crédito, mediante guardias mínimas de
atención, al solo efecto de garantizar el funcionamiento del sistema
de créditos y/o de pagos.
8.
Inscripción, identificación y documentación de personas.
El
diputado nacional Hugo Yasky, del Frente de Todos, confirmó que está
trabajando en un proyecto para “constituir un fondo de emergencia”
financiado con un impuesto de 1,5% a las 50 personas con mayor
fortuna del país, lo cual posibilitaría al Estado recaudar más de
10.000 millones de dólares para volcar al trabajo sanitario contra
el coronavirus.
“Se
trata de constituir un fondo de emergencia que le permita al gobierno
solventar y hacer frente a las demandas de esta situación inédita,
casi una situación de guerra”, indicó el legislador nacional y
también referente sindical que lidera la CTA de los Trabajadores
(CTA-T).
Precisó
que “las 50 fortunas personales a las que hacemos referencia surgen
de una lista que publicó la revista Forbes en el año 2018, que en
conjunto reúnen algo más de 70.000 millones de dólares”.
“Se
trata de constituir un fondo de emergencia que le permita al gobierno
solventar y hacer frente a las demandas de esta situación inédita,
casi una situación de guerra”, indicó a el legislador nacional y
también referente sindical que lidera la CTA de los Trabajadores
(CTA-T).
Precisó
que “las 50 fortunas personales a las que hacemos referencia surgen
de una lista que publicó la revista Forbes en el año 2018, que en
conjunto reúnen algo más de 70.000 millones de dólares”.
Yasky,
histórico militante del sindicalismo docente, recordó finalmente al
maestro neuquino Carlos Fuentealba, “a 13 años de su asesinato”.
Reivindicó
“el pedido de justicia completa”, además de mencionar que “hubo
una expresión muy importante del presidente de la Nación y del
presidente de la Internacional de la Educación con sede en Bruselas”
sobre la búsqueda de justicia por el docente asesinado en 2007 en
Neuquén.
La
pandemia y las respuestas oficiales adelantaron la confrontación de
los grupos económicos que encabeza la transnacional
ítalo-luxemburguesa Techint con el gobierno nacional. También
avivaron contradicciones políticas, dentro del oficialismo y
primordialmente en la oposición. La tremenda recesión mundial,
sobre cuya profundidad y extensión sólo caben conjeturas, pone en
cuestión la salida exportadora planteada por los devaluacionistas de
siempre, tanto aquellos con intereses agropecuarios cuanto
petroleros, que es el caso de Techint. Desde que el primer Agostino
Rocca llegó a la Argentina con capitales fugitivos de Italia y
Alemania, Techint creció sobre la base del subsidio estatal. La idea
de un estado activo en defensa de los más débiles le resulta
intolerable. Al mismo tiempo, la recesión que en la Argentina
pasaría en 2020 del -1,4% previsto antes del coronavirus al -6,7%
que ahora calcula la Unidad de Inteligencia de The Economist, y la
consiguiente desocupación que volverá a los dos dígitos, desplazan
en la atención del gobierno a la deuda externa, que incluso para los
acreedores ha perdido prioridad, dado el riesgo de defaults masivos
de países y corporaciones.
Día por día
Lo
que sigue es una cronología que ayuda a ordenar las ideas acerca de
lo que está sucediendo:
Miércoles
25 de marzo–
En la antesala presidencial, el obispo católico Gustavo Carrara se
cruzó con el ex senador Eduardo Duhalde. La presencia en Olivos del
jerarca se divulgó el mismo miércoles 25 de marzo. La del político
que inició su carrera en la democracia cristiana recién el domingo
29. Carrara encabezó una delegación de sacerdotes de su confesión
que trabajan en barrios populares. Alberto Fernández había pedido
verlos luego de recibir algunos informes sobre la situación en esos
sectores.
Viernes
27 de marzo–
El columnista de negocios del Grupo Clarín, Marcelo Bonelli,
escribió en su panorama empresarial y repitió en sus spots de radio
y cable, que “el establishment
sostiene que es necesario un paquete global y concreto para evitar un
shock económico extremadamente negativo. En reuniones secretas, los
hombres de negocios son muy críticos con la lentitud de enfrentar la
crisis económica. Creen que hay falta de claridad y que las
autoridades económicas van atrás de los problemas reales: dicen que
son la contratara del comité sanitario y que eso se refleja en la
ausencia de un plan de acción global”.
El
reaparecido ex Presidente Maurizio Macrì le pide en un tuit al
Presidente Alberto Fernández “que reconsidere su decisión de
impedir el regreso de los argentinos fuera del país”.
Sábado
28 de marzo–
El Presidente supo por un cable de la agencia NA, reproducido en
varios medios, que el holding ítalo-luxemburgués Techint había
decidido prescindir de 1.450 trabajadores de la construcción que
realizaban obras civiles para terceros en las provincias de Buenos
Aires, Tucumán y Neuquén. Ante el hecho consumado, le pidió al
ministro de Trabajo Claudio Moroni, que se comunicara con el
ingeniero Daniel Novegil.
—Quédense
tranquilos, que no hemos enviado ningún telegrama— respondió
el CEO de Ternium, de la que depende la empresa constructora del
grupo.
—¿Y
lo que salió publicado?– inquirió Moroni.
—Sabemos
que mañana Alberto va a analizar si prorroga la cuarentena y por
cuánto tiempo, y nos gustaría hablar antes de que decida.
Esta
es la frase que enfureció al Presidente y que motivó su durísima
respuesta.
Domingo
29 de marzo–
Sin nombrar a Paolo Rocca ni a Techint, Fernández publicó un tuit
mañanero en el que llamó miserables a quienes en la crisis despiden
a sus trabajadores. Lo hizo con una referencia al papa Bergoglio.
La
presidente del PRO, Patricia Bullrich, le respondió que todas las
empresas, aún las más grandes, realizaban esfuerzos extraordinarios
para pagar los sueldos y que no necesitaban retos sino ayuda.
Por
la noche, Fernández anunció que la cuarentena se prolongaría hasta
la terminación de Semana Santa. Explicó que era un momento de
excepción, en el que “no tenemos que caer en el falso dilema de la
salud o la economía. Una economía que cae siempre se levanta, pero
una vida que termina no la levantamos más. No estamos descuidando la
economía, estamos haciendo muchas cosas por la economía, no
solamente garantizando dinero en los sectores más empobrecidos, que
lo necesitan, sino ayudando a la pequeña y mediana empresa”. Por
eso, agregó, “no me resulta grato ver que alguien despida a un
empleado. Voy a ser muy duro con el que rompe el acuerdo de precios,
o el que especula tratando de subir los precios en un momento de
extrema necesidad, voy a ser duro con ellos y con los que despiden
gente. La pandemia nos tiene que enseñar la regla de la solidaridad,
aquí nadie se salva solo”. De nuevo sin nombrar a Techint ni a
Rocca, concluyó: “Para muchos empresarios se trata de ganar menos,
no de perder. Bueno, muchachos, les tocó la hora de ganar menos y
así lo voy a hacer respetar”.
Las
células dormidas del PRO en la web instalaron el hashtag
#AlbertoElMiserableSosVos.
Ese
mismo día, en el portal de Daniel Hadad, Duhalde dio su versión de
la visita a Olivos. Dijo que:
- duró media hora;
- el Presidente lo llamó para conocer su experiencia sobre la salida de la crisis de 2002;
- acordaron la realización de un plan para “después de la crisis”, que facilite un salto productivo con fuerte respaldo del Estado, que garantice que “la política se pondrá del lado de los que produzcan”;
- ese diseño se acompañaría con un nuevo esquema político;
- “tenemos que ir a una gran coalición política a la chilena para gobernar la Argentina, una nueva representatividad que incluso pueda plasmarse electoralmente”;
- “hay que construir ampliando la base política que lo llevó al gobierno”;
- puso como ejemplo de su acuerdo de entonces con Raúl Alfonsín, la llegada al gabinete de Roberto Lavagna.
Los
puntos de contacto entre esta versión y la realidad son
tangenciales. Duhalde se presentó sin aviso previo en Olivos y
Fernández lo recibió sólo cinco minutos, una vez que comprobó que
no lo llevaba ninguna urgencia. El mandatario escuchó con respeto
cuando su visitante le propuso incorporar al gobierno a ministros de
otros partidos y al despedirse le dijo que si lo interrogaban los
periodistas dijera que él lo había llamado, para justificar por qué
violaba la cuarentena. Duhalde replicó que ya había cumplido 14
días de cuarentena luego de su regreso de España, donde se embelesa
con cualquier relato sobre el Pacto de la Moncloa. Fernández le
explicó que la actual cuarentena no rige sólo para los viajeros.
—Pero
yo fui presidente— arguyó
el ex Senador.
—Pero
ya no es— repuso Fernández.
Electo
senador por la provincia de Buenos Aires en las elecciones de octubre
de 2001, Duhalde se hizo cargo del Poder Ejecutivo por decisión de
la Asamblea Legislativa y produjo la mayor devaluación de la
historia argentina. Además de Lavagna, histórico efector de
Techint, designó como ministros a Jorge Reinaldo Vanidossi (hoy en
el PRO), al radical Horacio Jaunarena y al peronista de negocios
Miguel Ángel Toma. En 2002, Jaunarena junto con el jefe del
Ejército, Ricardo Brinzoni y el ex ministro menemista Roberto Dromi,
y con la bendición del cardenal Bergoglio, propuso amalgamar al
Ejército y a las diversas policías en un superministerio de Defensa
y Seguridad.
Esa
pirámide verdeazul contemplaría la intervención castrense en el
conflicto social, el control de la criminalidad callejera, la
documentación personal, las aduanas y las migraciones. Duhalde tenía
ya la legislación correspondiente a la firma, cuando su Ministro de
Justicia, Juan José Álvarez, le anunció que en tal caso
renunciaría, debido a lo cual retrocedió. El mandato provisorio que
el Congreso le confirió a Duhalde llegó a su abrupto fin cuando el
dispositivo montado para impedir una movilización piquetera concluyó
con el asesinato por parte de la policía bonaerense de los jóvenes
Darío Santillán y Maximiliano Kosteki, en la estación ferroviaria
de Avellaneda que hoy lleva el nombre de ambos.
A
las 21.30 un cacerolazo apoyó el reclamo a los políticos desde los
balcones de los barrios más acomodados de la Ciudad Autónoma.
Lunes
30 de marzo- Representante
del Estado en el directorio de Techint, Miguel Angel Toma desmintió
al Presidente al que representa y justificó los despidos de Techint,
con el especioso argumento de que es un mecanismo contemplado en el
convenio de la UOCRA.
En
el Congreso los diputados del PRO propusieron que los políticos
redujeran sus sueldos, consigna con la que se activaron cuentas del
PRO en las redes antisociales.
Del
mismo modo circuló una Acordada de la Corte Suprema de Justicia,
firmada por Carlos Fernando Rosenkrantz, Horacio Rosatti y Elena
Highton de Nolasco, quienes en una reunión extraordinaria
resolvieron reducir en 20% los salarios de los funcionarios
judiciales “en concordancia y conforme los lineamientos del Poder
Ejecutivo”.
La
señal de cable Crónica TV y la radio Mitre la difundieron sin
chequear su autenticidad. Era falsa pero muy bien hecha, en el papel
y con el tipo de letra que utiliza la Corte, guardando el estilo
usual y con las firmas verdaderas de los jueces y sus sellos. El
texto también resolvía suspender en sus funciones (y en el cobro de
sus salarios) a todos los empleados interinos, con lo cual además de
presionar al Poder Ejecutivo, apuntaba a suscitar reacciones dentro
del funcionariado judicial. Esta sofisticada falsificación conspira
contra cualquier exégesis ingenua de toda la operación, que revela
un alto profesionalismo y nula espontaneidad.
Martes
31 de marzo- El
diputado radical cordobés Mario Negri envió una carta al Presidente
en nombre del interbloque de Cambiemos, sugiriendo la constitución
de un fondo para ayudar al sector productivo, con el 30% de los
haberes de los cargos jerárquicos de todo el sector público.
Siempre
rápido para el minuto a minuto, el presidente de la Cámara de
Diputados, Sergio Massa, hizo trascender que la quita que él propone
es del 40%, más la suspensión de asesores y la venta de autos.
Desistió luego de una llamada del presidente, quien le pidió que le
transmitiera a Mario Negri que por las buenas, todo bien, pero que si
querían hacerse los malos él iba a publicar la lista de ñoquis de
cada diputado de la oposición, que figuran pero entregan el dinero
al legislador que lo nombró.
Fernández
invitó a desayunar en Olivos al alcalde porteño Horacio Rodríguez
Larreta para coordinar restricciones a la circulación mientras dure
la cuarentena.
Miércoles
1° de abril- Mirgor,
la empresa creada por Macrì y que sigue a cargo de su hermano Nicky
Caputo, amenazó con despedir a sus 740 trabajadores si no le
levantan la cuarentena.
El
Poder Ejecutivo prohibió por un decreto de necesidad y urgencia “los
despidos sin justa causa y por las causales de falta o disminución
de trabajo y fuerza mayor por el plazo de 60 días”.
Elisa
Carrió y el grupo de diputadxs que le responden se borró del
WhatsApp legislativo de Cambiemos, expresó “respaldo y respeto”
a Rodríguez Larreta, reclamó “acompañar de manera solidaria y
colectiva sin personalismos” y consideró inmoral “pretender
sacar ventajas personales a costa de uno de los distritos que nos
toca gobernar”.
Pese
a ello, desde la cuenta Equipo
Banquemos.com, que se presenta como un grupo de activistas de
Juntos por el Cambio, y con el hashtag #5ACacerolazo, se propone
insistir con el ruidazo antipolítico hoy a las 18.
Viernes
3 de abril- Las
primeras encuestas indican que más del 70% de la población apoya la
prohibición de despidos durante la emergencia. Y esta opinión varía
con la clase social.
(…)
Como ejemplo paradigmático menciona el despido de 1.450
trabajadores dispuesto por Techint, la empresa de Paolo Rocca, “el
hombre más rico de la Argentina, cuyas ganancias anuales superan los
400 millones de dólares”. Su “brutal decisión” no solo
responde al “despiadado cálculo económico, sino que está
dirigida a convertirse en la punta de lanza de una ofensiva de los
grupos dominantes que, con acciones como esta, pretenden dejar claro
que no están dispuestos a aceptar medidas que le devuelven al sector
público capacidad de incidir sobre las ciegas leyes del mercado”.
La
rápida reacción del Presidente Alberto Fernández y la firma del
decreto que prohibió despedir y suspender durante sesenta días,
“generó la reacción de algunos empresarios y del núcleo más
retrógrado de la alianza Cambiemos, que reavivando el discurso de la
antipolítica, histórico caballito de batalla de la derecha, replicó
convocando al cacerolazo para que los políticos se bajen los
sueldos”. Esta extorsión “pretende presionar al poder
democrático y a la opinión pública, para poner por encima de
cualquier otra consideración su rentabilidad empresaria y, a la vez,
favorecer al sector más duro de la oposición. En una situación
como la actual, cuando la protección de la vida es el valor que
convoca al esfuerzo comunitario, la avaricia y la mezquindad que
revela este accionar resultan especialmente obscenas”.
Pero
en los lugares con alta concentración de hipocresía, la presión
surte efecto. El viernes 3, en una acordada auténtica, la Corte
Suprema anunció que sus cinco miembros dispondrían “voluntariamente
un aporte del 25%” de sus remuneraciones de marzo para la
cooperadora del Hospital Muñiz “para la adquisición de los bienes
o insumos necesarios para enfrentar la emergencia sanitaria”.
Sábado
4 de abril-
El Presidente Alberto Fernández rechazó por demagógica la
propuesta de Juntos por el Cambio de reducción salarial para los
funcionarios. “Mis ministros y funcionarios no son ñoquis ni
reciben sobres por izquierda. No tienen fortunas, no tienen cuentas
en el exterior, no tienen bienes, no tienen empresas: realmente viven
de su sueldo. Los llamo a cualquier hora y atienden. Sé que los
funcionarios no están robando la plata. No tienen los argentinos un
Presidente que trabaja una semana y se toma dos de vacaciones».
Lunes
6 de abril- El
diputado nacional Sergio Massa insistirá con llegar más lejos y
antes que nadie, en la línea del recorte del gasto político
señalada por la prensa comercial. Su colega Máximo Kirchner
presentará al bloque que preside tres propuestas:
- Un impuesto extraordinario a quienes ingresaron al blanqueo de 2017 (como la familia de Paolo Rocca, los gerentes de Techint; el hermano, la suegra y las cuñadas de Macrì).
- Un tope a las ganancias de los supermercados, como porcentaje sobre su facturación, que oscilaría entre 2,5% y 4%, según el modelo de Francia y Gran Bretaña.
- Un impuesto sobre el patrimonio de los legisladores que tengan bienes declarados por más de 20 millones de pesos.
Como
decía Mastroianni en La
mujer del cura: “El
concepto está claro”.
La Reina Loca
Uno
de los principales jefes militares argentinos recibió una llamada
telefónica de un par brasileño. Se conocen desde que coincidieron
en una misión internacional y desarrollaron una cordial relación.
El jefe brasileño le informó al argentino que las Fuerzas Armadas
habían decidido soslayar al Presidente Jair Bolsonaro en la toma de
decisiones, sin apartarlo del cargo, pero reduciéndolo a una figura
decorativa. No fue una comunicación oficial, sino un diálogo entre
dos amigos, pero su contenido coincide con cosas que ya se sabían y
con las nuevas revelaciones de un sector de la prensa brasileña. El
conflicto con el Ministro de Salud se desarrolló en público, lo
mismo que el acuerdo entre 25 de los 27 gobernadores para coordinar
las acciones entre ellos ignorando al Presidente, que por su parte
convocó a una manifestación en demanda de la clausura del Congreso.
Según
la revista digital Defesanet, que expresa el punto de vista militar,
el lunes 30 el jefe de la Casa Civil, general Walter Braga Neto,
asumió como Jefe de Estado Mayor del Planalto, en un acuerdo entre
altos mandos militares, ministros civiles y el propio Presidente, que
fue comunicado a las cabezas de los otros poderes del Estado.
“Mientras la grave situación de crisis continúe, el general será
el
presidente operacional de
Brasil. Braga Neto asume para distender y organizar”. Carlos
Bolsonaro, uno de los hijos del Presidente, había posteado que valía
más la pena hablar con un humilde inteligente soldado que con un
general que no toca ningún pito. Pero poco después la frase
desapareció de la cuenta presidencial. Los hijos del Presidente son
su talón de Aquiles. Si se resiste a la nueva situación, podrían
activarse causas contra uno de ellos por corrupción y contra otro
por la organización de milicias clandestinas, del tipo de las que en
la Argentina se conocieron como Triple A. ¿O alguien pensó que el
reiterado saludo presidencial simulando disparar un arma era una
broma?
El
portal Jornal GGN, dirigido por el periodista Luis Nassif, escribió
que el viernes pasado, cuando Bolsonaro amenazó con sabotear la
cuarentena, el juez del Tribunal Federal Supremo Gilmar Mendes
informó a “asesores de la presidencia” que la medida no pasaría
el filtro judicial. De hecho, la jueza carioca Laura Bastos Carvalho
prohibió al gobierno la difusión de piezas publicitarias instando
al regreso al trabajo.
El
sábado, a pedido de esos asesores, Gilmar Mendes repitió su relato
ante Bolsonaro y los generales Luiz Eduardo Ramos, Ministro jefe de
la Secretaría de Gobierno, y Walter Braga Neto, de la Casa Civil de
la presidencia. Braga Neto fue designado en ese cargo por Bolsonaro
en febrero. Hasta entonces había sido jefe de Estado Mayor del
Ejército. Citando ejemplos históricos, el juez sugirió que se
creara un “Estado Mayor de la Presidencia”, con participación
del presidente del Tribunal Supremo, José Antonio Dias Toffoli y de
los presidentes de las Cámaras de Diputados, Rodrigo Maia, y del
Senado, Davi Alcolumbre. Maia nació en Chile en 1970 y reside en
Brasil desde sus tres años, cuando el golpe militar.
Desde
que finalizó la dictadura, las Fuerzas Armadas intervinieron dos
veces en forma directa en cuestiones políticas en contra de
presidentxs electxs. La primera, cuando el presidente Fernando Collor
de Melo cerró el Servicio Nacional de Informaciones e interrumpió
el programa nuclear. La segunda, cuando Dilma Rousseff instituyó una
Comisión de la Verdad. No es el caso de Bolsonaro, quien se retiró
del Ejército como capitán y comparte con los militares la
glorificación del golpe de 1964. Es mirado con recelo por el
generalato, pero tiene mejor inserción entre los rangos inferiores,
los suboficiales, las policías militares de distintos estados y un
sector agresivo de la ultraderecha. “Si fuese desmontado del poder,
habría agitación en las calles, cosa que no ocurrió ni con Collor
ni con Dilma. La neutralización de Bolsonaro es prioritaria, pero
será mantenido en el cargo, por cálculo político”, dice la
crónica. Además, si Bolsonaro cayera, los militares temen que en
las próximas elecciones volverían el PT y la izquierda. “Se montó
entonces una estrategia delicada. Bolsonaro sería colocado en el
papel de reina loca de Inglaterra, de modo que sus apariciones no
contaminasen la figura de la Presidencia”. Cualquiera diría que
continuará. Ni la continuidad de Bolsonaro, ni su desplazamiento por
los militares son noticias para celebrar.
A
diferencia de la Argentina, en Brasil hubo poca memoria, menos verdad
y ninguna justicia por los crímenes de la dictadura. Y eso se
siente. Por eso las Fuerzas Armadas brasileñas tienen tamaña
injerencia política. Aquí, en cambio, como resultado de un proceso
ejemplar, las Fuerzas Armadas no reivindican la dictadura y están
por completo subordinadas al poder político. En esta emergencia se
encargan de la logística para la preparación y distribución de
alimentos en los conurbanos. Sin armas.
El
gobierno nacional está especialmente preocupado por la situación en
Brasil, que es el principal socio comercial de la Argentina. La
errática conducta de Bolsonaro podría acrecentar el número de
víctimas de la enfermedad hasta cifras que paralizaran la economía,
con el inevitable reflejo aquí.
La fiebre naranja
La
militarización del conflicto económico con China es una constante
de la política estadounidense que cada gobernante maneja a su
manera, y Donald Trump no firmó ahora sino en diciembre de 2017 la
Estrategia de Seguridad de su país, que reemplaza al terrorismo y el
narcotráfico como principal enemigo. Su lugar es ocupado por China y
Rusia, que “buscan expandir sus vínculos militares y la venta de
armas en la región”. Pero además China busca atraer a la región
a su órbita mediante “inversiones y créditos estatales”. En
otra escala, las maldiciones se dirigen a Cuba, Venezuela e Irán.
Seguridad
Económica es Seguridad Nacional,
dice el documento. Para lograrla señala cinco objetivos:
- Rejuvenecer la Economía Doméstica (es decir el mercado interno);
- Promover Relaciones Económicas Libres, Justas y Recíprocas;
- Ser Líder en Investigación, Tecnología, Invención e Innovación;
- Promover y Proteger nuestra Base de Seguridad Nacional en Innovación (contra la penetración de competidores como China)
- Afirmar el Predominio Energético.
No
se debe olvidar que ese mismo documento se propone Combatir
la Corrupción en el extranjero,
y su enunciado dice: “Mediante el empleo de nuestras herramientas
económicas y diplomáticas, los Estados Unidos continuarán
apuntándoles a los funcionarios extranjeros corruptos y trabajando
con los países para que mejoren su capacidad de enfrentar la
corrupción, de modo que las empresas de los Estados Unidos puedan
competir en forma limpia en un entorno de negocios transparente”.
Poco después el ex juez Edward Prado llegó como embajador para
llevarlo a la práctica.
Si
se consulta esa hoja de ruta, que no fue secreta sino pública, es
más fácil entender la actualidad. La semana pasada publicamos la
presentación del jefe del comando sur ante el Congreso, donde dijo
que Estados Unidos incrementaría su presencia militar en América
Latina. Explicó que esto incluiría “una mayor presencia de
barcos, aviones y fuerzas de seguridad para tranquilizar a nuestros
socios y contrarrestar una serie de amenazas que incluyen al
narcoterrorismo”. Y no dio más detalles, porque como él mismo
explicó al asumir, “los militares nunca decimos lo que
estamos haciendo”. Ahora lo están haciendo: un operativo de
bloqueo sobre las costas de Venezuela. Y amenazas de ataques a Irán,
cuyo gobierno había ofrecido un canje de prisioneros por ayuda
humanitaria contra la pandemia.
Como
sea, las crisis como estas sacan a relucir la realidad en su crudeza
mas precisa. Miseria y heroismo convergen en dosis desequilibradas y
totalmente contingentes, Toda planificación no es sino la perfecta
confirmación de los limites humanos para alcanzar alguna verdad o
seguridad absoluta. Los miedos pero tambien la solidaridad y el
sentido colectivo se expresan de formas caóticas pues,
neoliberalismo mediante, la humanidad ha perdido su sentido del
Nosotros como existencia y especie …
Daniel
Roberto Távora Mac Cormack
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