Martes 7 de abril de 2020

El sentido común suele ser blanco de ataque de la filosofía y de las ciencias. También de los intelectuales, en su supuesta tarea de “esclarecer” lo que aparece oscuro o inentendible. Ese sentido común nos indica que estamos atravesando una de esas pestes históricas que mata a la gente como moscas. Los Estados entraron en pánico y dictaron medidas de aislamiento tales que el planeta entero, con pequeñas diferencias, entró en una cuarentena general de la cual no se sabe bien cómo salir por miedo a la debacle. Acompaña a la pandemia una epidemia de opiniones de intelectuales. Hay varias notas que reseñan sus posiciones, también un libro digital que generó polémica. Para no repetir, nos referiremos sólo a algunas de esas intervenciones.

 

Desde el púlpito



A fines de febrero, Giorgio Agamben y Slavoj Zizek salieron a tirar la primera piedra. Agamben, como se sabe, empezó acusando al gobierno italiano de “inventar una epidemia” para instalar un estado de excepción, figura clave que analiza en su obra, y durante marzo, ante las críticas, se despachó con otros textos que desafían al sentido común: en uno ataca la disposición de mantener distancia entre individuos para evitar el contagio porque así “nuestro prójimo ha sido abolido” y en el otro se queja de que “los muertos —nuestros muertos— no tienen derecho a un funeral y no está claro qué pasa con los cadáveres de las personas que nos son queridas”.

Zizek, por su parte, sentenció que “la epidemia del coronavirus es un ataque contra el sistema capitalista global”, de manera que habrá que “pensar en una sociedad alternativa, más allá del Estado nación, que se actualiza a sí misma en las formas de solidaridad y cooperación global”. Tal fue su entusiasmo que escribió en menos de un mes un libro cuyos primeros ejemplares podían descargarse libremente (ahora hay que pagar, así es el capitalismo, pero Zizek aclara que las ganancias irán a Médicos sin Fronteras). Hicieron fila para desacreditarlo desde filósofos de gran trayectoria como Alain Badiou hasta best sellers de la última década como Byung Chul-Han. Si se aplana la famosa curva de infectados, con suerte podremos ver la segunda parte de Pan(dem)ic, un título ciertamente logrado.


Según el español Antonio Diéguez Lucena, ambos sintieron la necesidad de redactar “a toda prisa para que se vea que la ocasión no les ha pasado desapercibida”, aunque la tarea de la filosofía sea para él, de acuerdo a la tan citada imagen de Hegel, como el búho de Minerva, que vuela al anochecer, cuando todo ya ha pasado. Quizás convenga decir, con Michel Foucault, que la filosofía debería ser más parecida a una “ontología del presente”, y que el apuro es preferible a la espera. El problema es si se logra decir algo que esté a la altura del acontecimiento que estamos viviendo.


Así fue que llegó una segunda etapa de reacciones a cargo de best sellers mundiales, como Han, Markus Gabriel y Yuval Harari, con otros tantos discursos urbi et orbi. Gabriel habla de crear una “nueva Ilustración”, algo tan quimérico como la revolución de Zizek. Y para combatir el sentido común, nada mejor que un lugar común bajo la forma de pregunta retórica: “¿Es el coronavirus una respuesta inmune del planeta a la insolencia del ser humano, que destruye infinitos seres vivos por codicia?”.


Byung Chul-Han plantea que los orientales, basados en el uso intensivo del big data y en el colectivismo que predomina como forma social central de esa región del mundo, atacaron de manera quirúrgica a los focos de contagio gracias a un control social férreo e indiscutido. Los europeos, en cambio, individualistas como son, jamás podrían aceptar esa vigilancia total del Estado a través de los datos, los algoritmos y las plataformas, y por lo tanto están condenados a emplear una tecnología tan antigua y generalista como la cuarentena. Gabriel y Harari también se escandalizan ante el encierro masivo.





Si Agamben y Zizek se alejan demasiado del sentido común, Han, como Gabriel, se acerca demasiado al lugar común, en este caso el del “orientalismo”, analizado hace muchos años por el gran intelectual palestino Edward Said. Se trata de forjar una imagen típica de Oriente para consumo de los occidentales; el propio Han es un coreano viviendo en Alemania. Olvida que existió un caso Snowden, otro caso llamado Cambridge Analytica, que hubo escándalos políticos y judiciales de todo tipo, que Mark Zuckerberg compareció ante el Senado norteamericano y fue multado, o que Trump y Bolsonaro deben sus triunfos electorales, en parte, a las campañas de fake news basadas en big data. O sea: nosotros, “los occidentales”, los individualistas, somos tan vigilados como “los orientales”, y pataleamos pero en el fondo lo sabemos, y no nos importa, o incluso lo deseamos, entre otras cosas, porque gracias a todos esos sistemas que nos vigilan podemos soportar la cuarentena quienes tenemos una casa y medios económicos para ello. Y ni hablar si nos ofrecen la panacea de la corono-cura a cambio de que nos dejemos perseguir hasta en el baño. La vigilancia a través de los datos no tiene que ver con rasgos culturales, sino con una tendencia mundial que no esperó a la pandemia para existir.


Harari explotó el lugar común del progreso científico y tecnológico. La cuarentena como método, argumenta, es una rémora de otros tiempos. “No servirá volver a la Edad Media para protegerse de los virus a través del aislamiento. Para que esa medida sea efectiva habría que volver a la Edad de Piedra”. Pero lo cierto es que ante esta pandemia estamos un poco como en la Edad Media, la conquista de América o el siglo de Pericles. El coronavirus es extremadamente contagioso, no hay tratamiento efectivo ni vacuna, no hay sistema de salud que logre atender a los infectados y la única manera de limitar la circulación del virus, hoy como ayer, cuando no sabían qué era un virus, es limitar la circulación de los humanos que lo portan. En todo caso, el progreso consistiría en asumir que controlar el espacio es generar tiempo, el que hace falta para que se produzca el otro progreso materializado en tratamientos o vacunas.

De hecho, quizás esta pandemia sea peor que las anteriores, porque hoy se trata de miles de millones de personas con muchos medios para circular, y otros tantos medios para enterarse del avance de la pandemia minuto a minuto y para propagar todo tipo de mensajes al respecto. Esta “colosal infraestructura digital”, según plantea Darío Sandrone en una columna del diario cordobés Hoy Día, contrasta con la “raquítica infraestructura tecnológica” de los sistemas sanitarios. En esa asimetría estamos, también, mucho más “atrasados” de lo que imaginamos.

Inmunología política




Así, en lugar de tratar de que cualquier reflexión al vuelo le calce justo al acontecimiento de esta pandemia, convendría enfocarse en esas zonas del pensamiento contemporáneo que problematizan la relación entre biología, medicina y política, que en definitiva es uno de los asuntos que está en juego en esta pandemia. Así lo interpretó Paul Preciado, que procedió a explicar el funcionamiento de la biopolítica, concepto que acuñó (otra vez) Foucault hace casi medio siglo; y dentro de la biopolítica, lo que Esposito llama el “paradigma inmunitario”. La idea de inmunidad de los cuerpos biológicos, políticos y legislativos está presente a lo largo de toda la historia, pero en el siglo XX logró especial relevancia por el surgimiento de la inmunología y por sus derivaciones políticas.

La inmunología estudia el sistema que permite a los cuerpos establecer una identidad biológica que permitirá su relación, a veces en la forma de combate y otras en la de reconocimiento y eventual cooperación, con su medio ambiente y en especial con lo que entra en los cuerpos, los microbios, y entre ellos los virus y las bacterias. El paradigma inmunitario señala lo propio y lo ajeno, establece límites, determina umbrales de acción y separa lo que debe rescatarse de lo que debe eliminarse. Esto vale para los esfuerzos por conocer cómo funciona el Covid-19 para combatirlo y también para entender por qué Donald Trump lo llama “virus chino”. El mundo entero está hoy dominado por medidas inmunitarias en todos los niveles: el aislamiento material de los cuerpos, los cierres de fronteras, los brotes racistas y nacionalistas, las atribuciones de los Estados para tomar medidas que en otro momento hubieran sido rechazadas de plano o las apelaciones a un “enemigo” a derrotar.

Sin embargo, es justamente aquí donde conviene una vez más apelar al sentido común. El famoso “enemigo silencioso e invisible a combatir” es una figura metafórica que justifica matanzas y genocidios gracias a la equivalencia entre un grupo de seres humanos y una colonia de bacterias o una concentración viral, logrando una cohesión alrededor de un Estado que pasaba a ser así un sistema inmunitario “político”. Por lo tanto, que hoy se apele a esta imagen eriza la piel, pero convendría recordar que el deslizamiento metafórico está ausente.


El Covid-19 es sindicado como enemigo justamente porque infecta, corroe el interior de los cuerpos, obliga a marcar límites entre ellos y, fundamentalmente, porque mata, aunque no lo sepa. No es “como” un virus; es un virus. La retórica belicista de los gobiernos en la actual pandemia no busca justificar el asesinato de seres humanos en nombre de la raza, la nación, la ideología, el combate al terrorismo o al narcotráfico, sino tan sólo legitimar la prohibición de circulación de los cuerpos para apagar la circulación del virus. Puede ser exagerado, puede ser preocupante ver en la calle a las fuerzas de seguridad con un poder que asusta, puede ser ominoso vivir con la sensación de una guerra que no podemos identificar, pero no hay targets humanos.
Sin embargo, como dice María Galindo, del colectivo feminista boliviano “Mujeres creando”, si estas armas, materiales y simbólicas, están en manos de quienes gobiernan su país, resulta muy poco creíble la apelación al bien común. En Chile el gobierno de Piñera encuentra un goce especial en decretar un estado de excepción “bajo control militar” cuando sus fuerzas de seguridad reprimen brutalmente una rebelión que desde octubre no quiere apagarse. Lo mismo ocurre en Colombia. No quisiéramos que a alguien como Bolsonaro se le dé por decretar toques de queda y estados de sitio, y pedimos que López Obrador en México deje de confiar en las estampitas.

Tampoco hace falta abundar demasiado en qué pasa en nuestro país con la acción represiva, ni tampoco lo que significan las calles vacías para la población empobrecida de América Latina, ni el modo en que aumentan los femicidios por efecto del encierro. Esto quiere decir que para nuestra región, y para otras, la pandemia biológica puede ser una buena oportunidad para diseminar partículas asesinas de tipo humano, así como el hambre. Pero los gobiernos relativamente sensatos que quedan al menos pueden modular sus acciones en función de lo que va pasando. Acerca del Covid-19, sin medidas de prevención del contagio, nada puede hacer por el momento.

Bajando del pedestal

 

En definitiva, el desafío pasa por mantener la función crítica del pensamiento, sostener la capacidad de la filosofía para volar un poco antes de que caiga el sol, sin caer en la insensatez de encontrar “la” explicación en una serie de lugares comunes, ya sea los que existen hace tiempo o los que cada intelectual se ha forjado al construir una obra, ni tampoco pegarse al sentido común. Caen de maduro entonces las preguntas: ¿desde qué lugar se puede hablar cuando se producen eventos de este tipo? ¿Qué se puede decir cuando la magnitud de lo que pasa requiere que, por un momento, tratemos de dejar de explicarlo todo? ¿Cuál es la posición de saber que garantiza un discurso “esclarecedor”? ¿Hay algo que “esclarecer”?

En una entrevista de hace 40 años, Foucault (¿otra vez?) diferenció al “intelectual general” del “intelectual específico”. El primero actúa como un legislador, se cree la voz de la humanidad y se arroga “el derecho de hablar en tanto que maestro de la verdad y de la justicia”.
En cambio, la autoridad del intelectual específico emana de su posición de trabajo “en sectores específicos”, encontrando “problemas que eran determinados, ‘no universales’”. Se refiere a quienes intervienen en las luchas en lugares concretos (hospitales, universidades, fábricas), en lugar de hablar desde la posición del escritor o del jurista. Sin embargo, el ejemplo que da es el de Robert Oppenheimer, el físico que lideró el Proyecto Manhattan, el máximo responsable científico de Hiroshima y Nagasaki.


Luego de la guerra, Oppenheimer trató de erigirse en la voz central para detener la carrera nuclear entre su país y la Unión Soviética. Terminó acusado de comunista y la carrera, como sabemos, continuó sin obstáculos. Einstein se había arriesgado más porque planteó lo mismo mientras construían la bomba, a pesar de que una carta suya al presidente había detonado el proyecto que terminó dirigiendo su colega.


La analogía podría ser válida porque el Covid-19 se parece cada vez más a la radiación nuclear y con el tiempo Wuhan podría ser considerado nuestro Chernobyl. Pero también podría ser válida porque, efectivamente, nos la pasamos escuchando a las expertas y los expertos en virología, epidemiología, infectología e “intensivistas”. Tratamos de entender qué es una cobertura de proteínas, qué son los receptores celulares, cuáles son los tiempos de permanencia en distintas superficies de este misterioso abrojo diminuto y cuál es el mejor modelo estadístico de contagios.


Foucault decía en aquel entonces que los intelectuales generales estaban dejando su lugar a los específicos. Se podría advertir que eso ocurre sólo en tiempos de urgencia, como éste. O quizás se podría afirmar, siguiendo al sociólogo y antropólogo francés Bruno Latour, que esas expertas y expertos no serán en sentido estricto “intelectuales específicos”, sino tan sólo los voceros y representantes de esos bichos que están viviendo con nosotros, con los animales y con el planeta y que por alguna razón comenzaron una guerra imperialista (metáfora belicista rigurosamente controlada).


Curiosamente, Latour, al igual que otras figuras que han trabajado extensamente sobre inmunología como Donna Haraway y Peter Sloterdijk, no han hecho grandes pronunciamientos en lo que va de esta pandemia; apenas una mención de Latour a la catástrofe ecológica, más significativa que la pandemia a su entender.


Así, no haría falta esperar a que termine esta pesadilla para que el búho comience a volar. Podemos mientras tanto ser pequeños colibríes que van picoteando explicaciones y aprendiendo un poco más de aquello que no sabemos, en lugar de asumir que lo sabemos todo desde mucho antes. Parafraseando al viejo best-seller Menos Prozac y más Platón, podríamos abogar por menos Agamben y más Latour.


* Pablo “Manolo” Rodríguez es investigador adjunto del Conicet (Instituto Gino Germani, UBA); autor de Las palabras en las cosas. Saber, poder y subjetivación entre algoritmos y biomoléculas (Cactus).

El gobierno nacional incorporó al listado de actividades y servicios esenciales en el marco del aislamiento social, preventivo y obligatorio a la obra privada de infraestructura energética. Con esta, ya suman 43 las tareas exeptuadas de la cuarentena.



Así fue establecido por la decisión administrativa número 468 que lleva la firma del jefe de Gabinete Santiago Cafiero y el ministro de Salud Ginés González García, publicada hoy en el Boletín Oficial.


"Amplíase el listado de actividades y servicios declarados esenciales en la emergencia, en los términos previstos en el Decreto N° 297/20, incorporándose a la obra privada de infraestructura energética", dice el artículo 1 de la norma.
Se indica además que "los desplazamientos de las trabajadoras y de los trabajadores alcanzados por el presente artículo deberán limitarse al estricto cumplimiento de dicha actividad" y que "en todos estos casos, los empleadores y las empleadoras deberán garantizar las condiciones de higiene y seguridad establecidas por el Ministerio de Salud para preservar la salud de las trabajadoras y de los trabajadores".


La decisión administrativa explica asimismo que "las personas alcanzadas por esta decisión administrativa deberán tramitar el Certificado Único Habilitante para Circulación – Covid-19".


El listado completo de actividades esenciales:
La lista de las actividades en el decreto original de la cuarentena
1. Personal de Salud, Fuerzas de seguridad, Fuerzas Armadas, actividad migratoria, servicio meteorológico nacional, bomberos y control de tráfico aéreo.
2. Autoridades superiores de los gobiernos nacional, provinciales, municipales y de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires Trabajadores y trabajadoras del sector público nacional, provincial, municipal y de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, convocados para garantizar actividades esenciales requeridas por las respectivas autoridades.
3. Personal de los servicios de justicia de turno, conforme establezcan las autoridades competentes.
4. Personal diplomático y consular extranjero acreditado ante el gobierno argentino, en el marco de la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas y la Convención de Viena de 1963 sobre Relaciones Consulares y al personal de los organismos internacionales acreditados ante el gobierno argentino, de la Cruz Roja y Cascos Blancos.
5. Personas que deban asistir a otras con discapacidad; familiares que necesiten asistencia; a personas mayores; a niños, a niñas y a adolescentes.
6. Personas que deban atender una situación de fuerza mayor.
7. Personas afectadas a la realización de servicios funerarios, entierros y cremaciones. En tal marco, no se autorizan actividades que signifiquen reunión de personas.
8. Personas afectadas a la atención de comedores escolares, comunitarios y merenderos.
9. Personal que se desempeña en los servicios de comunicación audiovisuales, radiales y gráficos.
10. Personal afectado a obra pública.
11. Supermercados mayoristas y minoristas y comercios minoristas de proximidad. Farmacias. Ferreterías. Veterinarias. Provisión de garrafas.
12. Industrias de alimentación, su cadena productiva e insumos; de higiene personal y limpieza; de equipamiento médico, medicamentos, vacunas y otros insumos sanitarios.
13. Actividades vinculadas con la producción, distribución y comercialización agropecuaria y de pesca.
14. Actividades de telecomunicaciones, internet fija y móvil y servicios digitales.
15. Actividades impostergables vinculadas con el comercio exterior.
16. Recolección, transporte y tratamiento de residuos sólidos urbanos, peligrosos y patogénicos.
17. Mantenimiento de los servicios básicos (agua, electricidad, gas, comunicaciones, etc.) y atención de emergencias.
18. Transporte público de pasajeros, transporte de mercaderías, petróleo, combustibles y GLP.
19. Reparto a domicilio de alimentos, medicamentos, productos de higiene, de limpieza y otros insumos de necesidad.
20. Servicios de lavandería.
21. Servicios postales y de distribución de paquetería.
22. Servicios esenciales de vigilancia, limpieza y guardia.
23. Guardias mínimas que aseguren la operación y mantenimiento de Yacimientos de Petróleo y Gas, plantas de tratamiento y/o refinación de Petróleo y gas, transporte y distribución de energía eléctrica, combustibles líquidos, petróleo y gas, estaciones expendedoras de combustibles y generadores de energía eléctrica.
24. S.E. Casa de Moneda, servicios de cajeros automáticos, transporte de caudales y todas aquellas actividades que el BANCO CENTRAL DE LA REPÚBLICA ARGENTINA disponga imprescindibles para garantizar el funcionamiento del sistema de pagos.
La lista agregada en la primera ampliación
1. Industrias que realicen procesos continuos cuya interrupción implique daños estructurales en las líneas de producción y/o maquinarias podrán solicitar autorización a la Secretaría de Industria, Economía del Conocimiento y Gestión Comercial Externa, para no discontinuar su producción, reduciendo al mínimo su actividad y dotación de personal.
2. Producción y distribución de biocombustibles.
3. Operación de centrales nucleares.
4. Hoteles afectados al servicio de emergencia sanitaria. También deberán garantizar las prestaciones a las personas que se hallaren alojadas en los mismos a la fecha del dictado del Decreto N° 297/20.
5. Dotación de personal mínima necesaria para la operación de la Fábrica Argentina de Aviones Brig. San Martín S.A.
6. Las autoridades de la Comisión Nacional de Valores podrán autorizar la actividad de una dotación mínima de personal y de la de sus regulados, en caso de resultar necesario.
7. Operación de aeropuertos. Operaciones de garages y estacionamientos, con dotaciones mínimas.
8. Sostenimiento de actividades vinculadas a la protección ambiental minera.
9. Curtiembres, con dotación mínima, para la recepción de cuero proveniente de la actividad frigorífica.
10. Los restaurantes, locales de comidas preparadas y locales de comidas rápidas, podrán vender sus productos a través de servicios de reparto domiciliario, con sujeción al protocolo específico establecido por la autoridad sanitaria. En ningún caso podrán brindar servicios con atención al público en forma personal.
Luego se sumaron ocho nuevas actividades:
1. Venta de insumos y materiales de la construcción provistos por corralones.
2. Actividades vinculadas con la producción, distribución y comercialización forestal y minera.
3. Curtiembres, aserraderos y fábricas de productos de madera, fábricas de colchones y fábricas de maquinaria vial y agrícola.
4. Actividades vinculadas con el comercio exterior: exportaciones de productos ya elaborados e importaciones
esenciales para el funcionamiento de la economía.
5. Exploración, prospección, producción, transformación y comercialización de combustible nuclear.
6. Servicios esenciales de mantenimiento y fumigación.
7. Mutuales y cooperativas de crédito, mediante guardias mínimas de atención, al solo efecto de garantizar el funcionamiento del sistema de créditos y/o de pagos.
8. Inscripción, identificación y documentación de personas.

El diputado nacional Hugo Yasky, del Frente de Todos, confirmó que está trabajando en un proyecto para “constituir un fondo de emergencia” financiado con un impuesto de 1,5% a las 50 personas con mayor fortuna del país, lo cual posibilitaría al Estado recaudar más de 10.000 millones de dólares para volcar al trabajo sanitario contra el coronavirus.



Se trata de constituir un fondo de emergencia que le permita al gobierno solventar y hacer frente a las demandas de esta situación inédita, casi una situación de guerra”, indicó el legislador nacional y también referente sindical que lidera la CTA de los Trabajadores (CTA-T).


Precisó que “las 50 fortunas personales a las que hacemos referencia surgen de una lista que publicó la revista Forbes en el año 2018, que en conjunto reúnen algo más de 70.000 millones de dólares”.
Se trata de constituir un fondo de emergencia que le permita al gobierno solventar y hacer frente a las demandas de esta situación inédita, casi una situación de guerra”, indicó a el legislador nacional y también referente sindical que lidera la CTA de los Trabajadores (CTA-T).

Precisó que “las 50 fortunas personales a las que hacemos referencia surgen de una lista que publicó la revista Forbes en el año 2018, que en conjunto reúnen algo más de 70.000 millones de dólares”.
Yasky, histórico militante del sindicalismo docente, recordó finalmente al maestro neuquino Carlos Fuentealba, “a 13 años de su asesinato”.


Reivindicó “el pedido de justicia completa”, además de mencionar que “hubo una expresión muy importante del presidente de la Nación y del presidente de la Internacional de la Educación con sede en Bruselas” sobre la búsqueda de justicia por el docente asesinado en 2007 en Neuquén.

La pandemia y las respuestas oficiales adelantaron la confrontación de los grupos económicos que encabeza la transnacional ítalo-luxemburguesa Techint con el gobierno nacional. También avivaron contradicciones políticas, dentro del oficialismo y primordialmente en la oposición. La tremenda recesión mundial, sobre cuya profundidad y extensión sólo caben conjeturas, pone en cuestión la salida exportadora planteada por los devaluacionistas de siempre, tanto aquellos con intereses agropecuarios cuanto petroleros, que es el caso de Techint. Desde que el primer Agostino Rocca llegó a la Argentina con capitales fugitivos de Italia y Alemania, Techint creció sobre la base del subsidio estatal. La idea de un estado activo en defensa de los más débiles le resulta intolerable. Al mismo tiempo, la recesión que en la Argentina pasaría en 2020 del -1,4% previsto antes del coronavirus al -6,7% que ahora calcula la Unidad de Inteligencia de The Economist, y la consiguiente desocupación que volverá a los dos dígitos, desplazan en la atención del gobierno a la deuda externa, que incluso para los acreedores ha perdido prioridad, dado el riesgo de defaults masivos de países y corporaciones.

Día por día

 



Lo que sigue es una cronología que ayuda a ordenar las ideas acerca de lo que está sucediendo:
Miércoles 25 de marzo– En la antesala presidencial, el obispo católico Gustavo Carrara se cruzó con el ex senador Eduardo Duhalde. La presencia en Olivos del jerarca se divulgó el mismo miércoles 25 de marzo. La del político que inició su carrera en la democracia cristiana recién el domingo 29. Carrara encabezó una delegación de sacerdotes de su confesión que trabajan en barrios populares. Alberto Fernández había pedido verlos luego de recibir algunos informes sobre la situación en esos sectores.


Viernes 27 de marzo– El columnista de negocios del Grupo Clarín, Marcelo Bonelli, escribió en su panorama empresarial y repitió en sus spots de radio y cable, que “el establishment sostiene que es necesario un paquete global y concreto para evitar un shock económico extremadamente negativo. En reuniones secretas, los hombres de negocios son muy críticos con la lentitud de enfrentar la crisis económica. Creen que hay falta de claridad y que las autoridades económicas van atrás de los problemas reales: dicen que son la contratara del comité sanitario y que eso se refleja en la ausencia de un plan de acción global”.


El reaparecido ex Presidente Maurizio Macrì le pide en un tuit al Presidente Alberto Fernández “que reconsidere su decisión de impedir el regreso de los argentinos fuera del país”.


Sábado 28 de marzo– El Presidente supo por un cable de la agencia NA, reproducido en varios medios, que el holding ítalo-luxemburgués Techint había decidido prescindir de 1.450 trabajadores de la construcción que realizaban obras civiles para terceros en las provincias de Buenos Aires, Tucumán y Neuquén. Ante el hecho consumado, le pidió al ministro de Trabajo Claudio Moroni, que se comunicara con el ingeniero Daniel Novegil.


Quédense tranquilos, que no hemos enviado ningún telegrama— respondió el CEO de Ternium, de la que depende la empresa constructora del grupo.
¿Y lo que salió publicado?– inquirió Moroni.
Sabemos que mañana Alberto va a analizar si prorroga la cuarentena y por cuánto tiempo, y nos gustaría hablar antes de que decida.
Esta es la frase que enfureció al Presidente y que motivó su durísima respuesta.
Domingo 29 de marzo– Sin nombrar a Paolo Rocca ni a Techint, Fernández publicó un tuit mañanero en el que llamó miserables a quienes en la crisis despiden a sus trabajadores. Lo hizo con una referencia al papa Bergoglio.


La presidente del PRO, Patricia Bullrich, le respondió que todas las empresas, aún las más grandes, realizaban esfuerzos extraordinarios para pagar los sueldos y que no necesitaban retos sino ayuda.
Por la noche, Fernández anunció que la cuarentena se prolongaría hasta la terminación de Semana Santa. Explicó que era un momento de excepción, en el que “no tenemos que caer en el falso dilema de la salud o la economía. Una economía que cae siempre se levanta, pero una vida que termina no la levantamos más. No estamos descuidando la economía, estamos haciendo muchas cosas por la economía, no solamente garantizando dinero en los sectores más empobrecidos, que lo necesitan, sino ayudando a la pequeña y mediana empresa”. Por eso, agregó, “no me resulta grato ver que alguien despida a un empleado. Voy a ser muy duro con el que rompe el acuerdo de precios, o el que especula tratando de subir los precios en un momento de extrema necesidad, voy a ser duro con ellos y con los que despiden gente. La pandemia nos tiene que enseñar la regla de la solidaridad, aquí nadie se salva solo”. De nuevo sin nombrar a Techint ni a Rocca, concluyó: “Para muchos empresarios se trata de ganar menos, no de perder. Bueno, muchachos, les tocó la hora de ganar menos y así lo voy a hacer respetar”.


Las células dormidas del PRO en la web instalaron el hashtag #AlbertoElMiserableSosVos.


Ese mismo día, en el portal de Daniel Hadad, Duhalde dio su versión de la visita a Olivos. Dijo que:
  • duró media hora;
  • el Presidente lo llamó para conocer su experiencia sobre la salida de la crisis de 2002;
  • acordaron la realización de un plan para “después de la crisis”, que facilite un salto productivo con fuerte respaldo del Estado, que garantice que “la política se pondrá del lado de los que produzcan”;
  • ese diseño se acompañaría con un nuevo esquema político;
  • tenemos que ir a una gran coalición política a la chilena para gobernar la Argentina, una nueva representatividad que incluso pueda plasmarse electoralmente”;
  • hay que construir ampliando la base política que lo llevó al gobierno”;
  • puso como ejemplo de su acuerdo de entonces con Raúl Alfonsín, la llegada al gabinete de Roberto Lavagna.


Los puntos de contacto entre esta versión y la realidad son tangenciales. Duhalde se presentó sin aviso previo en Olivos y Fernández lo recibió sólo cinco minutos, una vez que comprobó que no lo llevaba ninguna urgencia. El mandatario escuchó con respeto cuando su visitante le propuso incorporar al gobierno a ministros de otros partidos y al despedirse le dijo que si lo interrogaban los periodistas dijera que él lo había llamado, para justificar por qué violaba la cuarentena. Duhalde replicó que ya había cumplido 14 días de cuarentena luego de su regreso de España, donde se embelesa con cualquier relato sobre el Pacto de la Moncloa. Fernández le explicó que la actual cuarentena no rige sólo para los viajeros.
Pero yo fui presidente— arguyó el ex Senador.
Pero ya no es— repuso Fernández.


Electo senador por la provincia de Buenos Aires en las elecciones de octubre de 2001, Duhalde se hizo cargo del Poder Ejecutivo por decisión de la Asamblea Legislativa y produjo la mayor devaluación de la historia argentina. Además de Lavagna, histórico efector de Techint, designó como ministros a Jorge Reinaldo Vanidossi (hoy en el PRO), al radical Horacio Jaunarena y al peronista de negocios Miguel Ángel Toma. En 2002, Jaunarena junto con el jefe del Ejército, Ricardo Brinzoni y el ex ministro menemista Roberto Dromi, y con la bendición del cardenal Bergoglio, propuso amalgamar al Ejército y a las diversas policías en un superministerio de Defensa y Seguridad.


Esa pirámide verdeazul contemplaría la intervención castrense en el conflicto social, el control de la criminalidad callejera, la documentación personal, las aduanas y las migraciones. Duhalde tenía ya la legislación correspondiente a la firma, cuando su Ministro de Justicia, Juan José Álvarez, le anunció que en tal caso renunciaría, debido a lo cual retrocedió. El mandato provisorio que el Congreso le confirió a Duhalde llegó a su abrupto fin cuando el dispositivo montado para impedir una movilización piquetera concluyó con el asesinato por parte de la policía bonaerense de los jóvenes Darío Santillán y Maximiliano Kosteki, en la estación ferroviaria de Avellaneda que hoy lleva el nombre de ambos.


A las 21.30 un cacerolazo apoyó el reclamo a los políticos desde los balcones de los barrios más acomodados de la Ciudad Autónoma.


Lunes 30 de marzo- Representante del Estado en el directorio de Techint, Miguel Angel Toma desmintió al Presidente al que representa y justificó los despidos de Techint, con el especioso argumento de que es un mecanismo contemplado en el convenio de la UOCRA.


En el Congreso los diputados del PRO propusieron que los políticos redujeran sus sueldos, consigna con la que se activaron cuentas del PRO en las redes antisociales.

Del mismo modo circuló una Acordada de la Corte Suprema de Justicia, firmada por Carlos Fernando Rosenkrantz, Horacio Rosatti y Elena Highton de Nolasco, quienes en una reunión extraordinaria resolvieron reducir en 20% los salarios de los funcionarios judiciales “en concordancia y conforme los lineamientos del Poder Ejecutivo”.


La señal de cable Crónica TV y la radio Mitre la difundieron sin chequear su autenticidad. Era falsa pero muy bien hecha, en el papel y con el tipo de letra que utiliza la Corte, guardando el estilo usual y con las firmas verdaderas de los jueces y sus sellos. El texto también resolvía suspender en sus funciones (y en el cobro de sus salarios) a todos los empleados interinos, con lo cual además de presionar al Poder Ejecutivo, apuntaba a suscitar reacciones dentro del funcionariado judicial. Esta sofisticada falsificación conspira contra cualquier exégesis ingenua de toda la operación, que revela un alto profesionalismo y nula espontaneidad.


 Martes 31 de marzo- El diputado radical cordobés Mario Negri envió una carta al Presidente en nombre del interbloque de Cambiemos, sugiriendo la constitución de un fondo para ayudar al sector productivo, con el 30% de los haberes de los cargos jerárquicos de todo el sector público.


Siempre rápido para el minuto a minuto, el presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, hizo trascender que la quita que él propone es del 40%, más la suspensión de asesores y la venta de autos. Desistió luego de una llamada del presidente, quien le pidió que le transmitiera a Mario Negri que por las buenas, todo bien, pero que si querían hacerse los malos él iba a publicar la lista de ñoquis de cada diputado de la oposición, que figuran pero entregan el dinero al legislador que lo nombró.


Fernández invitó a desayunar en Olivos al alcalde porteño Horacio Rodríguez Larreta para coordinar restricciones a la circulación mientras dure la cuarentena.


Miércoles 1° de abril- Mirgor, la empresa creada por Macrì y que sigue a cargo de su hermano Nicky Caputo, amenazó con despedir a sus 740 trabajadores si no le levantan la cuarentena.


El Poder Ejecutivo prohibió por un decreto de necesidad y urgencia “los despidos sin justa causa y por las causales de falta o disminución de trabajo y fuerza mayor por el plazo de 60 días”.


Elisa Carrió y el grupo de diputadxs que le responden se borró del WhatsApp legislativo de Cambiemos, expresó “respaldo y respeto” a Rodríguez Larreta, reclamó “acompañar de manera solidaria y colectiva sin personalismos” y consideró inmoral “pretender sacar ventajas personales a costa de uno de los distritos que nos toca gobernar”.
Pese a ello, desde la cuenta Equipo Banquemos.com, que se presenta como un grupo de activistas de Juntos por el Cambio, y con el hashtag #5ACacerolazo, se propone insistir con el ruidazo antipolítico hoy a las 18.


Viernes 3 de abril- Las primeras encuestas indican que más del 70% de la población apoya la prohibición de despidos durante la emergencia. Y esta opinión varía con la clase social.


(…) Como ejemplo paradigmático menciona el despido de 1.450 trabajadores dispuesto por Techint, la empresa de Paolo Rocca, “el hombre más rico de la Argentina, cuyas ganancias anuales superan los 400 millones de dólares”. Su “brutal decisión” no solo responde al “despiadado cálculo económico, sino que está dirigida a convertirse en la punta de lanza de una ofensiva de los grupos dominantes que, con acciones como esta, pretenden dejar claro que no están dispuestos a aceptar medidas que le devuelven al sector público capacidad de incidir sobre las ciegas leyes del mercado”.


La rápida reacción del Presidente Alberto Fernández y la firma del decreto que prohibió despedir y suspender durante sesenta días, “generó la reacción de algunos empresarios y del núcleo más retrógrado de la alianza Cambiemos, que reavivando el discurso de la antipolítica, histórico caballito de batalla de la derecha, replicó convocando al cacerolazo para que los políticos se bajen los sueldos”. Esta extorsión “pretende presionar al poder democrático y a la opinión pública, para poner por encima de cualquier otra consideración su rentabilidad empresaria y, a la vez, favorecer al sector más duro de la oposición. En una situación como la actual, cuando la protección de la vida es el valor que convoca al esfuerzo comunitario, la avaricia y la mezquindad que revela este accionar resultan especialmente obscenas”.


Pero en los lugares con alta concentración de hipocresía, la presión surte efecto. El viernes 3, en una acordada auténtica, la Corte Suprema anunció que sus cinco miembros dispondrían “voluntariamente un aporte del 25%” de sus remuneraciones de marzo para la cooperadora del Hospital Muñiz “para la adquisición de los bienes o insumos necesarios para enfrentar la emergencia sanitaria”.


Sábado 4 de abril- El Presidente Alberto Fernández rechazó por demagógica la propuesta de Juntos por el Cambio de reducción salarial para los funcionarios. “Mis ministros y funcionarios no son ñoquis ni reciben sobres por izquierda. No tienen fortunas, no tienen cuentas en el exterior, no tienen bienes, no tienen empresas: realmente viven de su sueldo. Los llamo a cualquier hora y atienden. Sé que los funcionarios no están robando la plata. No tienen los argentinos un Presidente que trabaja una semana y se toma dos de vacaciones».

Lunes 6 de abril- El diputado nacional Sergio Massa insistirá con llegar más lejos y antes que nadie, en la línea del recorte del gasto político señalada por la prensa comercial. Su colega Máximo Kirchner presentará al bloque que preside tres propuestas:
  • Un impuesto extraordinario a quienes ingresaron al blanqueo de 2017 (como la familia de Paolo Rocca, los gerentes de Techint; el hermano, la suegra y las cuñadas de Macrì).
  • Un tope a las ganancias de los supermercados, como porcentaje sobre su facturación, que oscilaría entre 2,5% y 4%, según el modelo de Francia y Gran Bretaña.
  • Un impuesto sobre el patrimonio de los legisladores que tengan bienes declarados por más de 20 millones de pesos.
Como decía Mastroianni en La mujer del cura: “El concepto está claro”.

La Reina Loca



Uno de los principales jefes militares argentinos recibió una llamada telefónica de un par brasileño. Se conocen desde que coincidieron en una misión internacional y desarrollaron una cordial relación. El jefe brasileño le informó al argentino que las Fuerzas Armadas habían decidido soslayar al Presidente Jair Bolsonaro en la toma de decisiones, sin apartarlo del cargo, pero reduciéndolo a una figura decorativa. No fue una comunicación oficial, sino un diálogo entre dos amigos, pero su contenido coincide con cosas que ya se sabían y con las nuevas revelaciones de un sector de la prensa brasileña. El conflicto con el Ministro de Salud se desarrolló en público, lo mismo que el acuerdo entre 25 de los 27 gobernadores para coordinar las acciones entre ellos ignorando al Presidente, que por su parte convocó a una manifestación en demanda de la clausura del Congreso.


Según la revista digital Defesanet, que expresa el punto de vista militar, el lunes 30 el jefe de la Casa Civil, general Walter Braga Neto, asumió como Jefe de Estado Mayor del Planalto, en un acuerdo entre altos mandos militares, ministros civiles y el propio Presidente, que fue comunicado a las cabezas de los otros poderes del Estado. “Mientras la grave situación de crisis continúe, el general será el presidente operacional de Brasil. Braga Neto asume para distender y organizar”. Carlos Bolsonaro, uno de los hijos del Presidente, había posteado que valía más la pena hablar con un humilde inteligente soldado que con un general que no toca ningún pito. Pero poco después la frase desapareció de la cuenta presidencial. Los hijos del Presidente son su talón de Aquiles. Si se resiste a la nueva situación, podrían activarse causas contra uno de ellos por corrupción y contra otro por la organización de milicias clandestinas, del tipo de las que en la Argentina se conocieron como Triple A. ¿O alguien pensó que el reiterado saludo presidencial simulando disparar un arma era una broma?

El portal Jornal GGN, dirigido por el periodista Luis Nassif, escribió que el viernes pasado, cuando Bolsonaro amenazó con sabotear la cuarentena, el juez del Tribunal Federal Supremo Gilmar Mendes informó a “asesores de la presidencia” que la medida no pasaría el filtro judicial. De hecho, la jueza carioca Laura Bastos Carvalho prohibió al gobierno la difusión de piezas publicitarias instando al regreso al trabajo.


El sábado, a pedido de esos asesores, Gilmar Mendes repitió su relato ante Bolsonaro y los generales Luiz Eduardo Ramos, Ministro jefe de la Secretaría de Gobierno, y Walter Braga Neto, de la Casa Civil de la presidencia. Braga Neto fue designado en ese cargo por Bolsonaro en febrero. Hasta entonces había sido jefe de Estado Mayor del Ejército. Citando ejemplos históricos, el juez sugirió que se creara un “Estado Mayor de la Presidencia”, con participación del presidente del Tribunal Supremo, José Antonio Dias Toffoli y de los presidentes de las Cámaras de Diputados, Rodrigo Maia, y del Senado, Davi Alcolumbre. Maia nació en Chile en 1970 y reside en Brasil desde sus tres años, cuando el golpe militar.
 
Desde que finalizó la dictadura, las Fuerzas Armadas intervinieron dos veces en forma directa en cuestiones políticas en contra de presidentxs electxs. La primera, cuando el presidente Fernando Collor de Melo cerró el Servicio Nacional de Informaciones e interrumpió el programa nuclear. La segunda, cuando Dilma Rousseff instituyó una Comisión de la Verdad. No es el caso de Bolsonaro, quien se retiró del Ejército como capitán y comparte con los militares la glorificación del golpe de 1964. Es mirado con recelo por el generalato, pero tiene mejor inserción entre los rangos inferiores, los suboficiales, las policías militares de distintos estados y un sector agresivo de la ultraderecha. “Si fuese desmontado del poder, habría agitación en las calles, cosa que no ocurrió ni con Collor ni con Dilma. La neutralización de Bolsonaro es prioritaria, pero será mantenido en el cargo, por cálculo político”, dice la crónica. Además, si Bolsonaro cayera, los militares temen que en las próximas elecciones volverían el PT y la izquierda. “Se montó entonces una estrategia delicada. Bolsonaro sería colocado en el papel de reina loca de Inglaterra, de modo que sus apariciones no contaminasen la figura de la Presidencia”. Cualquiera diría que continuará. Ni la continuidad de Bolsonaro, ni su desplazamiento por los militares son noticias para celebrar.


A diferencia de la Argentina, en Brasil hubo poca memoria, menos verdad y ninguna justicia por los crímenes de la dictadura. Y eso se siente. Por eso las Fuerzas Armadas brasileñas tienen tamaña injerencia política. Aquí, en cambio, como resultado de un proceso ejemplar, las Fuerzas Armadas no reivindican la dictadura y están por completo subordinadas al poder político. En esta emergencia se encargan de la logística para la preparación y distribución de alimentos en los conurbanos. Sin armas.

El gobierno nacional está especialmente preocupado por la situación en Brasil, que es el principal socio comercial de la Argentina. La errática conducta de Bolsonaro podría acrecentar el número de víctimas de la enfermedad hasta cifras que paralizaran la economía, con el inevitable reflejo aquí.
 

La fiebre naranja

 



La militarización del conflicto económico con China es una constante de la política estadounidense que cada gobernante maneja a su manera, y Donald Trump no firmó ahora sino en diciembre de 2017 la Estrategia de Seguridad de su país, que reemplaza al terrorismo y el narcotráfico como principal enemigo. Su lugar es ocupado por China y Rusia, que “buscan expandir sus vínculos militares y la venta de armas en la región”. Pero además China busca atraer a la región a su órbita mediante “inversiones y créditos estatales”. En otra escala, las maldiciones se dirigen a Cuba, Venezuela e Irán.


Seguridad Económica es Seguridad Nacional, dice el documento. Para lograrla señala cinco objetivos:
  1. Rejuvenecer la Economía Doméstica (es decir el mercado interno);
  2. Promover Relaciones Económicas Libres, Justas y Recíprocas;
  3. Ser Líder en Investigación, Tecnología, Invención e Innovación;
  4. Promover y Proteger nuestra Base de Seguridad Nacional en Innovación (contra la penetración de competidores como China)
  5. Afirmar el Predominio Energético.
No se debe olvidar que ese mismo documento se propone Combatir la Corrupción en el extranjero, y su enunciado dice: “Mediante el empleo de nuestras herramientas económicas y diplomáticas, los Estados Unidos continuarán apuntándoles a los funcionarios extranjeros corruptos y trabajando con los países para que mejoren su capacidad de enfrentar la corrupción, de modo que las empresas de los Estados Unidos puedan competir en forma limpia en un entorno de negocios transparente”. Poco después el ex juez Edward Prado llegó como embajador para llevarlo a la práctica.


Si se consulta esa hoja de ruta, que no fue secreta sino pública, es más fácil entender la actualidad. La semana pasada publicamos la presentación del jefe del comando sur ante el Congreso, donde dijo que Estados Unidos incrementaría su presencia militar en América Latina. Explicó que esto incluiría “una mayor presencia de barcos, aviones y fuerzas de seguridad para tranquilizar a nuestros socios y contrarrestar una serie de amenazas que incluyen al narcoterrorismo”. Y no dio más detalles, porque como él mismo explicó al asumir, “los militares nunca decimos lo que estamos haciendo”. Ahora lo están haciendo: un operativo de bloqueo sobre las costas de Venezuela. Y amenazas de ataques a Irán, cuyo gobierno había ofrecido un canje de prisioneros por ayuda humanitaria contra la pandemia.


Como sea, las crisis como estas sacan a relucir la realidad en su crudeza mas precisa. Miseria y heroismo convergen en dosis desequilibradas y totalmente contingentes, Toda planificación no es sino la perfecta confirmación de los limites humanos para alcanzar alguna verdad o seguridad absoluta. Los miedos pero tambien la solidaridad y el sentido colectivo se expresan de formas caóticas pues, neoliberalismo mediante, la humanidad ha perdido su sentido del Nosotros como existencia y especie …

Daniel Roberto Távora Mac Cormack

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