Jueves 23 de abril de 2020

"El tema con la apertura es que no abrís por goteo, cuando abrís estás abriendo la llave de un oleoducto", planteó el presidente Alberto Fernández, quien este mediodía recibió al comité de expertos que lo asesora sobre la pandemia de coronavirus. Allí  empezaron a definir cómo continuará la cuarentena general, que se prevé será prorrogada pero con algunas modificaciones.  La decisión final la tomará Fernández tras realizar también otras consultas. Su intención es hacer el anuncio mañana.



El ministro de Salud, Ginés González García, había adelantado que entre las cosas que se analizarían en la reunión estaba la posible flexibilización al aislamiento para niños y adolescentes . "Entendemos que los pibes no pueden permanecer en un aislamiento muy estricto por mucho tiempo", aseguró y dijo que "es uno de los temas a considerar".


De la reunión en Olivos participaron la embajadora especial de la Organizción Mundial de la Salud y la Organización Panamericana de la Salud para América Latina y el Caribe, Mirta Roses; el director científico de la Fundación Huésped, Pedro Cahn; el titular de la Sociedad Argentina de Infectología, Omar Sued; el presidente de la Sociedad Argentina de Emergencias, Gonzalo Camargo; y los especialistas Ángela Spagnuolo de Gentile, Gustavo Lopardo, Florencia Cahn, Carlota Russ, Eduardo López, y Luis Cámera.


A Fernández lo acompañaron, además, de González García, el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero; y la secretaria de Acceso a la Salud, Carla Vizzotti. Los epidemiólogos e infectólogos se reunieron primero durante la mañana con el ministro en la sede de la cartera nacional.


Según adelantó el ministro, el aislamiento social preventivo y obligatorio -que se inició el 20 de marzo- "va a seguir de distinta manera, con otro tipo de fases" según la evolución en las provincias. El Gobierno piensa sumar a las actividades exceptuadas de cumplir la cuarentena a las profesiones liberales como abogados y contadores en las provincias de Entre Ríos, Misiones, Salta, San Juan y Neuquén y habilitó la construcción privada en las mismas cinco provincias más Mendoza y Santa Cruz. En cada caso se deberá cumplir un protocolo sanitario que elaborarán las autoridades del área de Salud de cada provincia.


Se prevé que este viernes Alberto Fernández brinde nuevamente un anuncio por la noche para informar la prórroga del aislamiento social, preventivo y obligatorio, que se extendería hasta el 10 de mayo.
( https://www.pagina12.com.ar/261642-cuarentena-tras-reunirse-con-el-comite-de-expertos-alberto-f)


“Este viernes vamos a empezar con reactivos que se usan para estudios epidemiológicos para detectar asintomáticos en puntos críticos, de gran concurrencia como Constitución, Once y Retiro”. El anuncio del ministro de Salud de la Nación, Ginés González García, se refiere a los 170 mil test rápidos que adquirió el Estado y que servirán para hacer estudios sobre la circulación local del virus en pacientes asintomáticos, es decir, sirven para realizar una suerte de mapa de cómo y a qué velocidad se está moviendo el Covid-19.





En Argentina se vienen haciendo los PCR, hisopados que detectan la presencia del virus en el cuerpo humano. Los test rápidos no se utilizan para diagnóstico sino para investigación epidemiológica, de hecho, no detectan el virus en sí, sino los anticuerpos que generó el sistema como mecanismo de defensa ante el Covid-19, de este modo, las personas pueden ser portadoras o haber sido y no haber mostrado síntomas.  


En el informe matutino que encabeza la viceministra de Salud, Carla Vizzoti, se refirió al anuncio que hizo el ministro de Salud el jueves en C5N: “Al haber recibido 170 mil test serológicos, esos test que miden anticuerpos, que se positivizan alrededor del séptimo día después de haber tenido contacto con el virus, que no tienen un rol en el diagnóstico en relación a la portación del virus y su transmisión como sí la PCR, y que están indicados y recomendados para la investigación y definir qué proporción de la personas han tenido contacto con el virus y han generado anticuerpos”.


A partir del viernes, especificó Vizzoti,  se iniciará este estudio, que se llama de “vigilancia sanitaria” y que básicamente “evalúa la proporción de personas con serología positiva para Covid. Lo vamos  iniciar en el transporte público, en los centros donde las personas se toman el transporte público en diferentes fases en todo el país. Vamos a iniciar en AMBA, ciudad y área metropolitana, en Constitución, Retiro y Once. Mañana vamos a hacer el primer paso en la estacion de Constitucion para evaluar el protocolo de toma de muestras para después seguir trabajando en la implementación en el resto de las estaciones y jurisdicciones del país”. Las personas que harán el test serán voluntarios y los equipos a cargos dependerán del Ministerio de Salud de Nación.


Los “puntos críticos” mencionados por el ministro se vinculan a que el transporte público es un medio de transmisión privilegiado del Covid-19 por la alta concentración de pasajeros. Ginés puntualizó “el 95% del problema” se encuentra entre la Capital Federal y el Conurbano y las ciudades de Mendoza, Rosario, Córdoba y Resistencia. Los testeos rápidos en este caso servirán para tomar decisiones respecto de la cuarentena. Asimismo adelantó que la semana próxima llegarán 30 mil reactivos PCR, que sirven Para diagnosticar y que son los que se utilizan en los casos sospechosos.


Por su parte, el vicejefe porteño, Diego Santilli, explicó a radio Mitre que los testeos masivos que llegarán a la cuidad de Buenos Aires, se utilizarán primero con “los trabajadores de la salud, después será el turno de los trabajadores en geriátricos, después de los policías. Los testeos masivos a pasajeros del transporte público no serán parte de esta etapa”. Sus palabras se refieren exclusivamente a los test a cargo de la Ciudad con alcance local que son complementarios  a los testeos masivos de jurisdicción nacional a los que se refirieron tanto Ginés González García como Carla Vizzoti. Por su parte, el vicejefe porteño, Diego Santilli, explicó a radio Mitre que los testeos masivos que llegarán a la cuidad de Buenos Aires, se utilizarán primero con “los trabajadores de la salud, después será el turno de los trabajadores en geriátricos, después de los policías. Los testeos masivos a pasajeros del transporte público no serán parte de esta etapa”. Sus palabras se refieren exclusivamente a los test a cargo de la Ciudad con alcance local que son complementarios  a los testeos masivos de jurisdicción nacional a los que se refirieron tanto Ginés González García como Carla Vizzoti.
( https://www.tiempoar.com.ar/nota/el-viernes-comienzan-testeos-masivos-para-conocer-el-mapa-d-el-covid-19-en-los-grandes-centros-urbanos )


El espacio Basta de Asesinatos Laborales presentó los resultados de un relevamiento efectuado sobre la influencia del COVID19 en la forma de llevar adelante distintas tareas. Consultaron sobre el acatamiento de las medidas de aislamiento por parte de las patronales y los riesgos que corren trabajadores y trabajadoras.



El relevamiento se realizó principalmente entre el 22 y el 31 de marzo, primera fase de la cuarentena, con el objetivo de registrar el grado de acatamiento por parte de las patronales de las distintas medidas implementadas desde el gobierno nacional ante la aparición y expansión del COVID-19. Cabe recordar que entre el 16 y el 19 de marzo hubo licencias para trabajadorxs con mayores riesgos, como embarazadas, mayores de 60 años, y con enfermedades preexistentes, como así también para aquellas personas con menores a cargo, ante la suspensión de las clases. Luego, a partir del 20, el aislamiento se extendió a toda la población, menos a aquellos trabajadores y trabajadoras que realizan tareas consideradas esenciales.


El cuestionario fue respondido por trabajadores y trabajadoras de varios sectores de la economía, tanto exceptuados como no exceptuados, que se encuentran bajo distintas modalidades de contratación: informal, semi-informal, monotributistas, cuentapropistas, temporarios y por tiempo indefinido. Se trata de personas que se emplean en los rubros de alimentación (frigoríficos, lácteos, golosinas, café), metalúrgica (siderúrgica, servicios industriales), construcción, gráfica, salud (servicios administrativos de obras sociales o prepagas, clínicas especializadas y espacios de recreación de salud mental, consultorios, hospitales, servicios a domicilio), venta minorista (supermercados, alimento para animales, medicamentos, peluquería), administrativos (estatales, promoción social, educación), servicios postales (correo argentino, correos privados), call center, transportes (ferroviario, portuario, aeroportuario).


Entre el 20 y el 31 de marzo, la mayoría de los encuestados fue convocada a trabajar porque sus empleadores entendían que sus establecimientos o sectores se encontraban exceptuados. Los trabajadores señalaron que han sufrido presiones por parte de jefes y encargados para concurrir a trabajar, y la mitad de ellos planteó que considera que su tarea no debería ser declarada esencial (entre otros, lo afirmaron quienes se encuentran en la producción de yerba mate, golosinas, tés, cafés, call centers, centros privados de salud, catering, etcétera).


En cuanto a las medidas de prevención en los lugares de trabajo, más de la mitad de los encuestados  asegura desempeñarse en espacios no ventilados; solo la mitad afirma contar con elementos de desinfección personal como agua, jabón o alcohol en gel. En la mayoría de los lugares no se desinfectan las zonas comunes, tampoco se han establecido protocolos para evitar aglomeraciones o para garantizar el distanciamiento social necesario. En el sector de salud se ha destacado el reclamo por elementos de bioseguridad.


En el caso de las licencias para mayores de 60 años y personas con enfermedades preexistentes, la mayoría de los entrevistados afirma que las recibieron. Sin embargo, se otorgaron menos licencias de cuidado de menores a cargo, e incluso se registraron amenazas de descuentos salariales a quienes las tomen.


El teletrabajo, en tanto, se implementó en pocos casos. Algunos entrevistados consideraron que podrían desarrollar su tarea de manera remota, pero la empresa u organismo estatal no lo ha implementado.


Más de la mitad de los encuestados no registró despidos, suspensiones o rebajas salariales al momento de responder el cuestionario, pero las denuncias sobre este tipo de situaciones sí se fueron incrementando a medida que se prolongó el aislamiento obligatorio.


El 60% de los trabajadores relevados cuenta con representación sindical. Junto con sus referentes llevaron adelante diferentes acciones para reclamar por condiciones de prevención y sanitarias en sus lugares de trabajo. Entre otras se registraron: coordinación para pedir elementos de protección y que se respeten las medidas de prevención (autoconvocadas y con acompañamiento de delegados); presentación de notas pidiendo reuniones o planteando a los delegados su intervención; realización de asambleas (clandestinas o no); desarrollo de protestas en los lugares de trabajo; difusión de comunicados públicos con denuncias y reclamos; coordinación de modos de trabajo y protección colectivos; provisión individual de elementos de protección (como barbijos y alcohol en gel).


Desde el espacio Basta de Asesinatos Laborales concluyeron que las condiciones de prevención en los lugares de trabajo como el respeto a las licencias fueron en muchos de los casos garantizadas a partir de la acción de los propios trabajadores y trabajadoras: “Solo organizándonos con una perspectiva que ponga en el centro nuestra salud y la de nuestras familias podremos garantizar las condiciones de prevención y el cuidado necesarios”, finalizaron.
( https://rnma.org.ar/2020/04/23/riesgos-laborales-en-tiempos-de-coronavirus/ )


Pese a la evidencia de que el bien de pocos no es el bien de todos y de que en estas realidades es evidente que las respuestas no vienen de “la mano invisible del mercado” … Algunos siguen con sus intereses defendiendo lo que evidencia indica en contrario …


Un ejemplo es el texto de esta nota hoy en Infobae ...




“La Argentina se encuentra en cuarentena desde el 20 de marzo. El ex ministro de Economía aseguró que la emergencia puede transformarse en una oportunidad para el futuro del país.


La crisis viral revela fragilidades, impotencias, riesgos y oportunidades.


No hacía falta una bandada de cisnes negros como la pandemia para conocer nuestra falta de desarrollo. Pero sí para exponer cruelmente la vulnerabilidad de una comunidad que lleva tres décadas con un tercio de su población bajo la línea de pobreza (35% promedio entre 1987 y 2019) y la fragilidad de un sistema de salud fragmentado (ni público ni privado; ni prepago ni sindical; ni municipal ni provincial ni nacional) que demanda casi un 10% de nuestro esfuerzo anual (6,6% del PBI en el subsistema público y 2,8% en el privado) en prestadores múltiples superpuestos. Como en muchos otros campos, solemos confiar en que el sacrificio vocacional individual de los profesionales de la salud compense las falencias del sistema colectivo que no supimos construir.


La respuesta del Estado local ante la crisis fue, como desde que éramos chicos, algo primitiva e insuficiente. Más allá de alguna impericia (ok, desde afuera siempre se ve todo más fácil), la política pública choca a menudo con dos limitantes omnipresentes: la falta de recursos y la fragilidad de su estructura. Cuando queremos llegar a seis millones de jubilados, resulta que muchos no usan la tarjeta del cajero; cuando aspiramos a compensar a cinco millones de trabajadores informales, nos topamos con la falta de resortes prácticos para identificarlos y acreditarles un alivio oportuno; cuando diseñamos líneas de crédito para PyMEs, encontramos que el 70% de las empresas no puede armar una carpeta de crédito.


Con esta estructura, los estabilizadores automáticos (seguro de desempleo, garantías públicas al crédito) que admiramos en otras economías (que Estados Unidos pueda identificar y asistir a seis millones de desocupados en una semana), acá no funcionan o, peor, llegan tarde y desenfocados, con impacto regresivo. Despreciamos durante décadas el diseño de un seguro de desempleo contracíclico porque, deliberadamente, preferimos un sistema de asistencia discrecional.


Para los márgenes presupuestarios argentinos, el paquete oficial no fue menor: entre medidas fiscales y financieras, ronda el 3% del PBI. Para un Estado sin moneda y sin crédito, un paquete más generoso podría ser imprudente. Es obviamente lejano al de los países desarrollados (Estados Unidos, Reino Unido, España, Francia, superan el 15% del PBI), pero también al de muchas economías en desarrollo con quienes compartimos idiosincracia y vecindario: Chile, que hasta hace poco estaba en jaque social y político, pudo poner en la calle un paquete consolidado de 15% del PBI porque dispone de un fondo anticíclico tras comportarse como ¨hormiga y no cigarra¨ en las buenas; Perú de 11% del PBI porque accede al crédito voluntario de USD 3.000 millones a una tasa menor al 3% anual por su conducta fiscal y monetaria; también Colombia (8% del PBI), Brasil (7%), Uruguay (6%), Paraguay (6%). Argentina solo puede financiar la ayuda con emisión monetaria, y menudo favor haría a sus ciudadanos y empresas si a la crisis sanitaria y a la recesión por cuarentena le suma inestabilidad nominal (cambiaria, inflacionaria) por una emisión excesiva, como ya está reflejando en el termómetro instantáneo del mercado cambiario informal.


Convengamos que esa respuesta insuficiente no es una responsabilidad privativa de este gobierno: nadie espera que en cuatro meses resuelva falencias estructurales de larga data. A riesgo de la autoindulgencia, tampoco del anterior: aun con vocación reformista, sin el suficiente poder político, ni siquiera cuatro años son suficientes para remover privilegios corporativos públicos y privados aferrados como un callo al presupuesto nacional avalado por la mayor parte de las fuerzas políticas. En todo caso, un fracaso colectivo de larga data, en especial del sector dirigente, que nos hace víctimas de nuestras propias concesiones.


Por supuesto que, en medio de la crisis sanitaria y económica -complementarias, no contrapuestas-, la atención está en gestionar el día a día. Pero también empezar a pensar el día después. Aunque hay muchas hipótesis incipientes, nadie sabe bien a qué orden global nos dirigimos: el arco de predicciones va desde ¨parecido al actual con tendencias aceleradas¨ a ¨un mundo desconocido¨. Ese desconcierto internacional no es excusa para que evitemos el diagnóstico local, que por precariedad e impotencia agrava el cuadro viral.


La solución de “esquina” que adoptó la Argentina para enfrentar la crisis (minimizar costo sanitario, aun a costa de maximizar el económico) podrá gozar de consenso y ser o no la correcta, pero quizás en pocas semanas sea un lujo más privativo de países ricos, dado que con el Estado que supimos construir en 36 años de democracia -por poner un punto de partida a nuestro contrato social contemporáneo- no podemos compensar los daños colaterales de la cuarentena.
El riesgo es que, como tantas otras veces, encontremos en el virus la excusa perfecta para atribuir nuestros males a factores externos. Que soslayemos los propagadores internos que agravan la crisis.


La oportunidad es que aprovechemos la ocasión para encontrar consensos mínimos para salir del pantano en el que estamos desde hace décadas, y usemos los márgenes de maniobra políticos que concede una crisis para encarar reformas de estructuras que nos agobian.




El ejercicio no admite la intención trivial de llevar agua para el propio molino ideológico con evidencia anecdótica y parcial: que el sistema sanitario alemán es público entonces hay que estatizar el nuestro, pero ni una palabra de su régimen de financiamiento; que los escandinavos practican políticas difundidas del estado del bienestar, pero nada sobre su compromiso con la salud fiscal; que Corea exporta a todo el mundo, pero sin mencionar que abre fronteras a los importados para competir en el mercado interno; que Israel asigna una porción relevante de su presupuesto público a la investigación, pero nada sobre las exigencias del régimen para sus científicos.


Tampoco admite eslóganes triviales: ¿más Estado? No vale responder sin la pregunta asociada: ¿cómo lo vamos a financiar? Porque ya tenemos déficit (el primario va a escalar de 0,4% en 2019 a 5% del PBI en 2020) y llevamos décadas de inestabilidad tratando de financiarlo con inflación y deuda. El atajo de subir impuestos no está disponible (según un estudio que hizo la Provincia con la Universidad de La Plata en 2019, 80% de las familias espera pagar menos impuestos y el 63% aspira a más prestaciones del Estado en su hogar), y no parece muy conducente la propuesta ¨que lo pague otro¨, con alquimias impositivas que gravan al que vive en vereda par si yo vivo en la impar.


Probablemente, la consigna emergente del ciudadano (también votante y contribuyente) para un país que ya tiene un Estado que representa el 40% del Producto y brinda servicios públicos muy deficientes, sea un ¨Estado mejor¨, no más chico o más grande: con un sistema de salud preparado para enfrentar virus externos o internos (como el dengue o el Chagas), un nivel de bancarización universal apalancado en las tecnologías disponibles para que el Estado pueda llegar directamente a los destinatarios de sus programas sociales y productivos, una carga impositiva al factor trabajo propia del siglo XXI que permita bajar la informalidad.


Tampoco pidamos demagogia, porque lo peor que nos puede pasar es que nos concedan el deseo y que la cosa empeore. Si el lunes pedimos subsidios y el martes que bajen los impuestos, no nos sorprendamos el miércoles por el aumento de la deuda.


Si seguimos jugando al ¨Don Pirulero¨, sin ejercicio cooperativo, los incentivos individuales dominarán el enfoque cortoplacista porque todos pretenderemos acopiar para la próxima crisis. Como si refugiarse en el camarote fuera salvaguarda en un barco a la deriva que va de tormenta en tormenta. A nivel regional, el ¨sálvese quien pueda¨ que a veces se esgrime con la bandera del federalismo, no parece un mecanismo equitativo ni eficiente en el reparto de recursos públicos escasos. Las instituciones, como las brújulas, prueban su utilidad en las tempestades; en los días soleados son menos necesarias.


En el futuro globalizado, seguramente aparecerán nuevos virus. Necesitamos una coalición pro-exportadora y pro-empleo. Para darle sustentabilidad macro (y no toparnos con la escasez de divisas cada vez que empezamos a crecer) y social (el empleo es el único cohesionador genuino y estable) a cualquier programa de desarrollo. No ocurrirá con una economía cerrada, con estas reglas laborales (el trabajo que se crea es casi todo informal), con esta estructura impositiva y con esta calidad de bienes públicos. Aprovechemos la oportunidad de la pandemia. No da para más.
( https://www.infobae.com/opinion/2020/04/23/la-pandemia-puede-ser-una-oportunidad-para-la-argentina/ )


La grieta sigue siendo intereses en Tensión y defensa de privilegios vs el bien común o como generar menos desigualdad y mayor oportunidades para todes.


Algunos organismos internacionales entienden que no es tiempo de alimentar desigualdades y favorecer a los intereses financieros transnacionales y concentrados ...


Una agencia de las Naciones Unidas (ONU) destacó los principios básicos de la propuesta de la Argentina para reestructurar su deuda, en el marco de un informe en el que afirma que los países en desarrollo necesitan que se les condone cerca de un billón de dólares para superar las consecuencias económicas generadas por el coronavirus.


"La comunidad internacional debe tomar medidas urgentes para aliviar la creciente presión financiera que ejercen los pagos de la deuda”, dijo Mukhisa Kituyi, secretario general de Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD), organismo que instó a un acuerdo global para alivianar la situación que genera la pandemia.


De acuerdo al trabajo publicado hoy, los desembolsos en el mundo en esta área alcanzarán entre 2020 y 2021 los 3,4 billones de dólares, de los cuales entre 666 mil millones y 1,06 billones corresponden a países de ingresos medios y bajos.


Esto en un contexto recesivo generado por el Covid-19 que combina una caída de la oferta y de la demanda, un debilitamiento de las divisas frente al dólar y un desplome del precio de las materias primas, entre otras consecuencias.


Ante este panorama, la UNCTAD reclamó por un acuerdo global que anule un billón de dólares de deuda de los países en desarrollo y destacó que el enfoque de Argentina en su oferta de reestructuración “resuelve algunos principios básicos” para superar esta crisis.






Elogios a la oferta del gobierno argentino



Específicamente, la agencia de la ONU subrayó que la propuesta presentada por el ministro Martín Guzmán busca una sostenibilidad de la deuda en su relación con el Producto Bruto Interno, "con una estrategia a largo plazo de poner a la economía en un camino virtuoso que priorice la producción interna y la inclusión social".


“En el corto plazo –resaltó el informe- la reestructuración de la deuda soberana debe permitir un respiro, a través de suspensiones apropiadas en los reembolsos, para que los gobiernos resuelvan o mitiguen los desequilibrios macroeconómicos centrales, a través de políticas inclusivas a favor del crecimiento en lugar de la austeridad”.


“Una reestructuración exitosa debe incluir también un pago de intereses que sean sostenibles”, añadió el trabajo.


Estos lineamientos van en concordancia con los establecidos por la oferta argentina, que prevé un período de gracia de tres años sin ningún tipo de pagos, con una quita reducida sobre el capital y un recorte del 62% en los intereses.


La UNCTAD se hizo eco que algunos de los acreedores privados manifestaron su rechazo, pero dejó clara su postura: “Los principios básicos en los que se basa esta propuesta (así como las negociaciones en curso de Argentina sobre su deuda multilateral con el FMI) son esenciales para garantizar que el mundo en desarrollo pueda escapar de las cargas de deuda insostenibles, de una vez y para siempre”.
( https://www.telam.com.ar/notas/202004/455343-deuda-reestructuracion-argentina-onu-informe-unctad-apoyo-respaldo.html )


Entre las urgencias, las necesidades, lo mediato y lo mediático, lo posible y aquello que necesita mas tiempo para ser reflexionado y proponer propuestas mas efectivas, la actual situación global y no específicamente por efecto de la pandemia, sino mas bien por lo que esta trajo a la superficie y que se hallaba como base del iceberg que los ejercicios de poder y defensa de  intereses de minorías sostenían ocultos en los relatos del valor individual, de la posverdad, de la meritocracia  y del ocultamiento de las desigualdades y sus orígenes históricos en los ejercicios explícitos y no tantos de la violencia y el poder que no se asienta en valores colectivos o en esfuerzos individuales puestos al servicio de la humanidad y no de los grupos privilegiados o concentrados de la economía, la emergencia de las situaciones de precariedad y debilidad explícita de personas, grupos de personas, o Estados Nacionales, se confrontan en estas realidades que genera un presente mucho mas difícil pero al mismo tiempo esperanzador en tanto la visibilidad de mucha falta y debilidad que es fruto de las injusticias de un sistema desigual y perverso.


Pero al igual que en otras situaciones históricas que nos confrontan con la realidad misma de la humanidad mas allá de las formas que el sistema impone en las relaciones internacionales, nacionales e individuales de las personas que habitamos el planeta, el resultado tendrá que ver mas con las formas en que la memoria generara aprendizajes y apropiación positiva de las experiencias. Recordaba en el contexto de la crisis del 2001, la comunión entre Clase media y baja respecto a la visibilización del enemigo común (Los Bancos y el Capital Financiero), que motivo a la clase media y media alta aplaudir a piquteros y organizaciones populares cuando la lucha era común en tanto y en cuanto empobreció pero al mismo tiempo confisco la capacidad de ahorro que permite a la clase media separarse del de abajo y no del de arriba. Duró, lo que duro la crisis. Al poco tiempo los piqueteros aplaudidos pasaron a ser los piqueteros que impedían y molestaban el tránsito de quienes querían trabajar. Y la clase media desaprendió que el enemigo era el capital financiero y volvieron a ser aquellos de mas abajo que demandan por alimento y trabajo del cual carecen, porque son precisamente los intereses financieros los que buscan beneficios en sus tenencias y no en la producción y el valor común o puesto al servicio de la comunidad.

Daniel Roberto Távora Mac Cormack

Comentarios

Entradas populares de este blog