Jueves
2 de abril de 2020
El
Ministerio de Salud confirmó 79 casos de Covid-19 en la Argentina y
cinco nuevas víctimas fatales. De esta manera, el total de contagios
registrados en el país asciende a 1133, mientras que las muertes
ascendieron a 32.
Las
cinco muertes registradas en pacientes con Covid-19 fueron cuatro
hombres y una mujer. Los hombres que fallecieron tenían 55, 71 y 66
años y residían en Ciudad de Buenos Aires, y en las provincias de
Buenos Aires y Santa Fe, respectivamente. El último caso fue el del
cónsul general de Chile en Rosario, Fernando Labra Hidalgo .
Una
cuarta víctima masculina fue incorparda tras el cierre del reporte.
Tenía 78 años y era residente de Neuquén, pero estaba internado en
el Hospital de Ezeiza, al sur del conurbano bonaerense. En tanto, la
mujer fallecida tenía 63 años y vivía en la provincia de
Buenos Aires.
De
acuerdo con el reporte oficial vespertino el total de casos
confirmados y el acumulado, según regiones, se distribuye de la
siguiente manera:
Buenos
Aires 10 (280) ; Ciudad de Buenos Aires 10 (321); Catamarca 0 (cero);
Chaco 12 (96); Chubut 0 (cero); Córdoba 6 (101); Corrientes 1 (21);
Entre Ríos 1 (14); Formosa 0 (cero); Jujuy 0 (3); La Pampa 0 (3); La
Rioja 0 (1); Mendoza 10 (25); Misiones 0 (3); Neuquén 4 (24); Río
Negro 0 (9); Salta 2 (3); San Juan 0 (1); San Luis 1 (7); Santa Cruz
10 (19); Santa Fe 11 (144); Santiago del Estero 0 (2); Tierra del
Fuego 0 (39) y Tucumán 1 (17).
En
las próximas horas, el Gobierno podría firmar un decreto que ponga
bajo la dirección del Ministerio de Salud todos los recursos
sanitarios públicos y privados del país, en consonancia con
decisiones que tomaron países como España e Irlanda. Así lo
adelantó el ministro de Salud, Ginés González García, durante la
reunión virtual con la Acción Social y Salud Pública de la Cámara
de Diputados.
El
titular de la cartera de Salud les adelantó a los legisladores que
está "propiciando" la firma de un DNU para declarar de
"interés público" a "todo recurso sanitario de la
Argentina" para que exista "un tratamiento igualitario para
todos los argentinos" durante la pandemia de coronavirus.
Ginés
explicó que se trata de una medida extraordinaria que le permitiría
al país contar "no sólo con los insumos sino el conocimiento"
de todos los centros de salud. De todas formas, precisó que
"cotidianamente" se está realizando "un intercambio
de opiniones" y "una discusión sobre casuística"
entre las autoridades sanitarias de toda la Argentina.
En
el caso de España, el gobierno de Pedro Sánchez puso a disposición
del área de Salud los hospitales y clínicas privadas tras el
decreto de declaración de alarma nacional e inclusive lo extendió a
las residencias privadas de ancianos.
En
tanto, el gobierno de Irlanda anunció la estatización temporal del
todo el sistema de salud para asegurar la gratuidad de atención a
todos los habitantes frente a la pandemia.
En
septiembre de 1978 los principales sanitaristas del mundo se
reunieron en Alma Ata, Kazajistán, y sus deliberaciones
constituyeron el evento internacional de políticas de salud más
importante de la década del 70. Su célebre declaración final
definió a la Atención Primaria de la Salud (APS) como el más
importante paradigma en las políticas de salud pública.
Las
ideas centrales de la Declaración de Alma Ata se relacionaron con el
enfoque de derecho, la universalidad, la equidad, y un fuerte
protagonismo del Estado para garantizarlos.
Pero esta decisiva conferencia
internacional, que propuso el desiderátum “salud para todos en el
2000”, no fue un hecho aislado, sino que se inscribió en una
determinada producción teórica anterior y en un determinado
contexto. Es más, podría decirse que Alma Ata se ubica en el centro
de una línea de tiempo que se extiende desde su primer antecedente,
durante la Segunda Guerra Mundial, hasta el momento actual, en el que
la pandemia del Covid-19 asola a la humanidad.
Aquel
primer antecedente fue el Informe Beveridge sobre Seguridad Social,
de 1942. En noviembre de 1940, bajo el bombardeo que caía sobre
Londres causando miles de víctimas, Winston Churchill le pidió a su
ministro de finanzas, William Beveridge, que preparara un informe
para paliar la desastrosa situación económica que sobrevendría al
fin de la guerra. Dos años más tarde el funcionario le presentó el
notable Informe sobre Seguridad Social y servicios conexos.
Sus
principales propuestas, como lo describe José Nun en su
imprescindible libro sobre el tema, fueron: asignaciones a las
personas encargadas de cuidar infantes hasta los 15 años; un
servicio de salud que asegure plenamente todos los tratamientos
preventivos y curativos de toda clase a todos los ciudadanos sin
distinción, sin límite de ingresos y sin barreras económicas; y
por último continuidad y seguridad en el trabajo. El Informe
Beveridge sobre Seguridad Social fue el origen de lo que más tarde
se llamó Estado de Bienestar (welfare), por contraste al término
que designaba los horrores de la guerra (warfare).
Lo
llamativo y conmovedor del Informe Beveridge fue que la solución
para la sociedad toda, aceptada e implementada por un gobierno
conservador, comenzara por una ayuda universal a los necesitados.
Las
medidas tomadas hoy por el Gobierno argentino para acudir a la
emergencia parecen inspiradas en esa tradición teórica y política
que fundó el Estado de Bienestar. Tradición que eslabonó la
Declaración de los Derechos Humanos en 1948, las conferencias de
Thomas Marshall sobre ciudadanía y clase social dictadas en la
Universidad de Cambridge un año después, más la expansión
generalizada del fordismo y el keynesianismo, un bagaje que produjo
por el lapso de tres décadas la merma de la desocupación y el mayor
bienestar general hasta entonces conocido en democracias
capitalistas. Período de “gloria” que al promediar los años 70
fue relevado por el ciclo neoliberal, que intentó suprimir la
mayoría de las conquistas que se habían logrado.
Las
metas de Alma Ata fueron evaluadas y reformuladas en cada fecha en la
que debieran haberse cumplido: en 2000, 2007 y 2015. En cada una de
esas revisiones se daba cuenta de la dificultad para lograr los
objetivos propuestos, y se agregaban otros, últimamente denominados
Objetivos de Desarrollo Sostenible, denominación cuya pretensión
retórica encubre su debilidad, dado que sólo sería posible
conseguir esos objetivos redoblando los esfuerzos, en términos de
concepciones, tareas cotidianas y recursos. Recuperar los beneficios
igualitarios del Estado de Bienestar debía ser una militancia.
A
42 años de la Declaración de Alma Ata su vigencia parece
acrecentarse, fundamentalmente en su concepción de la
responsabilidad del Estado. Ante la pandemia que hoy devasta a gran
parte de la humanidad, muchos líderes mundiales, Emmanuel Macrón lo
dijo con todas las letras, y otras voces calificadas, reconocen el
valor del Estado para liderar la emergencia en todo el arco de
políticas públicas.
Cómo
saldremos todos cuando la pandemia se extinga, no parece relevante
aventurarlo, máxime cuando no podemos evaluar aún su duración y
sus daños. Es sabido que intelectuales de renombre como el esloveno
Slavoj Zizek y el sur coreano Byung-Chul Han se internaron en esas
especulaciones . Aun partiendo de paradigmas ideológicos opuestos,
parecen coincidir en que sobrevendrán cambios profundos. Al respecto
solo formulo un deseo, acaso más parecido a un sueño: que muchos
dirigentes mundiales asuman de una vez su vacío moral y su egoísmo
indigno; que las castas políticas renuncien al fin a sus
desmesurados privilegios; que la humanidad toda se replantee su
obscena desigualdad y se reconstruya a través de la solidaridad. El
mensaje del Presidente Alberto Fernández a los líderes del G-20
acaso sea el reconocimiento de esa imperiosa necesidad.
Todos
aplauden y revalorizan a los médicos, auxiliares reclamando el
funcionamiento del sistema de salud.
Aquí
es bueno pegar una mirada del derrotero y estado actual de la salud
pública.
Todos
conocen el empeño del Gobierno del Gral. Perón para convertir en
prioridad un robusto sistema de salud. Es ya mitológico aquel
tren sanitario que circuló en los primeros tiempos para poder
asistir a pacientes que jamas habían sido siquiera relevados por los
liberales desde Mitre en adelante. Fue el primer impulso
de urgencia para ganar el tiempo de comenzar y concluir formidables
construcciones de Hospitales suficientes para una prestación
sanitaria integral para todos.
Un
censo ligero de dirigentes de aquella etapa, dan cuenta de la
cantidad de médicos y odontólogos en proporción a militares y
abogados, que siempre predominaron en el sistema político.
Y
nadie puede sugerir que se tratara de médicos del montón llegados
al quehacer político.
Alberto
Taiana, fue diploma de honor de la UBA y un destacadísimo cirujano
torácico. Oscar Ivanissevich un gran cirujano antes de
asomarse a la vida política, con todos los cuestionamientos que se
le pudieran formular al final de sus días.
De
Carrillo no hace falta recordar su copiosa obra como sanitarista,
pero si agregar que era un brillante Neurocirujano.
Raul
Matera fue símbolo de la mejor medicina, un Messi de los quirófanos,
que también hacia política en primera línea.
Y
la lista puede seguir con Guardo, notable odontólogo presidente de
la Cámara de Diputados, antes de cederle el puesto a su colega
Hector J. Cámpora.
Es
que la comunidad organizada se propuso cambiar no solo la excelencia
de la salud, sino el concepto de enfermedad y salud. El Peronismo
venía a curar, no a litigar.
Tales
fueron los logros en la materia, que la revancha liberal instaurada
en el 55 se ensaño particularmente con algunos emprendimientos
monumentales que no llegaron a ser concluídos y fueron abandonados
prontamente ni bien terminaron de bombardear.
Todos
los que tenemos mas de 40 sabemos lo que era el Elefante Blanco o el
Albergue Warnes, aunque no todos recuerden el deliberado abandono de
estos testimonios edilicios.
Pero
el derrumbe comenzaría con los tiempos del falso nacionalista
Onganía, solamente tradicionalista y chupacirio y un verdadero
artífice del liberalismo azul, con su Adalberto Krieguer Vassena y
otros personajes que entre otras iniciativas, crearon el sistema de
Obras Sociales, como forma de sustraer del Estado, al sistema de
Salud.
Despues
todo fue en vano, los ojos del sistema público de salud se
cerraron y se abrieron los de los hombres de negocios.
Nacen
y florecen las empresas prepagas, fabulosos paraísos para los
ejecutivos. Y como los nombres propios de la mitad del Siglo XX
fueron Taiana, Liota, Matera o Favaloro, los tiempos que corren
llevan nombres como el de Julio Fraomeni, opaco galeno y un verdadero
Faraón que ocupa el podio de los individuos mas ricos de la
Argentina, según la Revista Forbes.
Al
compás de las subas de acciones de la medicina en la Bolsa de
Comercio, cayeron la de los médicos como sujetos
principales en el concepto sanitario.
El
Doctor que otrora, era un vecino prestigioso y que podía
valorarse socialmente a la par que acceder a posiciones
económicas que no era mas que un buen pasar ( El sueño de mi
hijo el dotor o el de Guiseppe el Zapatero) hoy suele galguear
para llegar a fin de mes.
Los
médicos de hoy, son pauperizados trabajadores, con poca valoración
social y mucha sosobra al tiempo de cubrir necesidades.
En algunos casos inferior al de otras actividades de menor
trascendencia comunitaria.
La
estabilidad que tanto defienden nuestros jueces, no fue reconocida en
tribunales con especial mención a la Corte Suprema que
en fallos recientes como “Cairone” con particular voto de
Lorenzetti, avala el cuentapropismo de los médicos afectados a
una clara relación de dependencia con los sanatorios privados.
Es
que los médicos que atienden en sanatorios, cumplen horario,
percibiendo un ingreso impuesto por el dueño del establecimiento,
atendiendo a pacientes que contratan con el nosocomio (jamas con el
médico) fueron considerados vulgares monotributistas sin derecho ni
a vacaciones, ni aguinaldos ni a la continuidad en su vínculo.
Sencillamente porque son microempresarios según los Cortesanos que
no dudaron a la hora de preservar la tangibilidad del negocio de la
salud.
Un
médico hoy, factura a su empleador. Si se enferma no cobra. Si se
cansa no tiene vacaciones. Si tiene un hijo no tiene el menor amparo
en la maternidad.
Los
prestadores externos de la empresas privadas de salud y también del
sistema de Obra Social, sumamente emparentados entre si, tampoco
negocian el valor por cada prestación. Se la imponen.
Los
laboratorios transformaron el mercado de recetas en un negocio de los
mas salvajes.
Retornan
con erogaciones, viajes o congresos la cantidad de recetas que
emiten los médicos precarizados . La conciencia Hipocrática no
predomina, tanto por voluntad como por pauperización.
Así
están las cosas. El Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires exhibiendo
su decisión de convocar médicos para cubrir la pandemia que asola
al mundo, ofrece salarios a médicos que acepten correr riesgos en su
salud equivalente a $ 59000 mensual por 8 horas de trabajo 5
días a la semana. Un ligero cálculo arroja algo mas de 300
pesos la hora. No es necesario hacer muchas cuentas para ver la
asimetría con otros salarios. Y encima lo ofrecen como
un acto de campaña y generosidad.
Por
eso, a la hora de evaluar los aplausos balconeados, lo mejor es
pensar que no hay medicina sin médicos. Y no hay médicos que
resistan el medievalismos al que lo sometieron los empresarios de la
salud, los funcionarios de la Anssal y los jueces que, como los de la
Corte Suprema, han priorizado la estabilidad y ganancias de
empresarios.
(
http://laseñalmedios.com.ar/2020/03/26/al-gran-pueblo-argentino-salud/
)
“Desencanutar”
para pagar las cuentas. La necesidad imperiosa de muchos ahorristas
dolarizados de tener que hacerse de pesos por estos días para
afrontar erogaciones varias, que van desde el alquiler, pasando el
pago de la tarjeta o impuestos, hasta la compra incluso de productos
básicos, choca con algunos desafíos, tanto del mercado oficial,
como de los alternativos, que le impone la actual coyuntura económica
y sanitaria.
Con
la hiperdolarización de los argentinos ocurrida en los últimos dos
años, alentada por la inestabilidad macroeconómica constante, que
devino en megadevaluaciones del peso, y consecuentes saltos
inflacionarios, los
ahorros para la gran mayoría de los que pueden acumular excedentes
se tiñeron de “verde” a más no poder,
ante lo cual el gobierno anterior debió restaurar el cepo
cambiario,
que mantuvo la actual administración del presidente Alberto
Fernández.
Ya con la pandemia del coronavirus entre nosotros, y la incertidumbre
que conlleva este brote en distintos frentes, llegó la hora para
muchos de comenzar a pesificar una parte de aquellos dólares para
“pasar el invierno” económico, que paradójicamente se adelantó
en casi tres meses a la estación propiamente dicha. Para hacerlo,
sin embargo, se deben sortear ciertos obstáculos.
Por
un lado, aquellos habitués de la plaza paralela de cambios se ven
impedidos de vender sus tenencias ante el cierre generalizado de las
cuevas, por efecto del aislamiento total y obligatorio dispuesto por
el Gobierno. Pero, además, tampoco resulta ser un buen negocio
cambiar las divisas por pesos a través de los homebaking
ya que, desde que se implementó el impuesto PAÍS del 30% en
diciembre pasado, la brecha entre los precios de compra y de venta
del tipo de cambio quedó extremadamente amplia: en promedio llega a
casi $25 ($61,61 / $86,59, según valores del miércoles). Una
tercera alternativa es vender los dólares en la Bolsa, a través de
la compra de un bono en moneda dura, y la posterior venta del mismo
título pero en moneda local, transacción de la que surge el llamado
dólar MEP (Mercado Electrónico de Pagos), o dólar Bolsa. Aquí,
sin embargo, y en particular para las personas físicas (las
jurídicas están exceptuadas) aparece una traba más: el parking, o
la obligación de mantener cinco días hábiles en las cuentas
comitentes (en las que se depositan títulos valores) aquellos bonos
adquiridos en la Bolsa para luego una vez transcurrido ese período
-el cual trae aparejado un fuerte riesgo en el actual escenario de
gran volatilidad-, poder venderlos y hacerse de pesos.
Cuevas
out
Por
la cuarentena obligatoria, las cuevas que hoy funcionan se redujo a
un grupo muy minúsculo, más allá de su eventual supervivencia en
la clandestinidad. “Algunas bajaron sus persianas porque se redujo
a cero la fluidez de turistas, en una city porteña que quedó en
‘modo desierto’, otras cerraron porque sus dueños son personas
mayores, y algunas más porque no funcionan los bancos, a donde
suelen acudir al final del día a depositar las divisas en cajas
fuertes”, describió un operador que conoce de cerca el negocio
informal. Lo cierto es que tal situación excepcional hizo que
algunas cuevas se reconfiguraran, utilizando el canal del delivery
como una salida momentánea a la crisis. Claro que por el riesgo que
conlleva dicha modalidad, los spreads que ofrecen los ahora
denominados en la jerga “divisas ya” son muy amplios, y en
algunos casos llegan a los $10. Desde hace un par de semanas, no
existe en este segmento una clara referencia de precios, más allá
que han tendido a la baja en los últimos días ($83,50, según el
precio del miércoles) tras haber tocado los $90, el pasado 18 de
marzo, previo al anuncio oficial de la cuarentena obligatoria. Con
los límites que trae aparejada la pandemia en este mercado, y
dependiendo del monto del que se trate, “hoy muchos tratan de
vender los dólares a familiares y amigos, a un precio levemente
inferior de referencia”, acota un operador.
Parking
En
momentos de alta fluctuación cambiaria, y cuando aún se podían
comprar u$s10.000 por mes y por persona, las autoridades reguladoras
del mercado durante la administración de Cambiemos decidieron
imponer el parking, con el fin de cortar de cuajo cierta operación
financiera (denominada rulo vip) que dejaba fuertes ganancias en
cuestión de minutos. Básicamente, la transacción se iniciaba a
partir de la compra de dólares en el mercado cambiario, con los
cuales se adquirían bonos en moneda dura, para luego venderlos en su
versión en pesos, lo que generaba un tipo de cambio mucho alto que
el que se conseguía en bancos y casas de cambio (debido a que la
brecha cambiaria se había despegado por el cepo). En otras palabras,
se compraban dólares baratos en los bancos, y se vendían más caros
en la bolsa, para después volver a efectuar la misma transacción
(de ahí el nombre de rulo).
Ya
con el cepo hard, cuyo límite de compra de dólares se redujo a
u$s200 por mes y por persona, y con la entrada en vigencia del
recargo del 30%, comenzaron a emerger en el mercado voces
discordantes con la medida, por carecer de sentido en un contexto
diferente al cual donde se había instrumentado (cepo light), por
alentar los negocios en el mercado paralelo, y, en consecuencia, por
limitar la circulación de divisas en el circuito financiero oficial.
También objetan el hecho de que la disposición desalienta a
invertir a fondos del exterior en activos argentinos, porque implica
un riesgo implícito de mantener los bonos en cartera durante cinco
días hábiles, en momentos de alta volatilidad bursátil. Pero las
críticas se acentuaron con la actual coyuntura, donde se profundizó
la necesidad de liquidar los dólares para hacer frente a
obligaciones en pesos (algo que se evidenció en los precios del
dólar MEP y del “contado con liqui”, que incluso llegaron operar
por debajo del dólar turista la semana pasada).
Frente
a este panorama, hace menos de un mes la Cámara de Agentes de Bolsa
hizo un reclamo formal ante la Comisión Nacional de Valores (CNV) y
el Gobierno para eliminar el parking. Desde allí, y tomando nota del
rechazo que genera entre operadores e inversores, sumado al contexto
económico apremiante, la CNV evalúa por estas horas eliminar la
norma, de la cual también el Banco Central tiene injerencia, por
tratarse de operaciones cambiarias. “Es un tema que está en
análisis”, pero por el momento “no hay nada para comunicar”,
reconoció a Ámbito una fuente del organismo que comanda Adrián
Cosentino.
Para
José
Echagüe,
estratega Consultatio Investments, “mantener el parking de los
bonos es una invitación gigantesca a vender divisas a través del
mercado paralelo, para que la actividad económica se vuelva todavía
más informal. No tiene sentido. Hay que revisar esta decisión que
quedó obsoleta”.
Por
su parte, Rafael
Di Giorno,
director de Proficio Investment, recordó que “el parking es una
medida que se tomó en una coyuntura específica, pero quedó
totalmente desfasado. Hoy es una traba que impide que la gente use
sus ahorros en dólares para pagar sus cuentas en pesos. Así se opta
por ir al mercado informal o se sigue posponiendo pagos”. Y remató:
“Lo lógico sería que lo quiten. Es una medida que incluso la
implementó el gobierno anterior, por lo que tampoco debería haber
un costo político de sacarlo”.
“Dada
la situación actual, Argentina podría necesitar más que nunca
captar dólares y que estos circulen por el sistema financiero
formal, en vez del mercado paralelo. En este sentido, una de las
mejores medidas que podría adoptar la CNV es la eliminación del
parking, para no motivar a los ahorristas a ir en busca del dólar
blue”, remarcó Sergio Morales, director de Morales Inversiones.
Por
último, para Diego
Martínez Burzaco,
economista de Inversor Global,se trata de “una medida que no tiene
razón de ser en el actual contexto, con un cepo feroz y un estrés
financiero muy grande en el mercado de pesos”. Subrayó que “la
sobre dolarización que hubo en su momento sería una fuente de
financiamiento muy relevante en estos momentos”. A la vez, consignó
que “si hay inversores que están dispuestos a invertir en activos
argentinos también el parking desalienta todo ese tipo de operatoria
porque implica un riesgo implícito de quedarte en bonos cinco días
hábiles cuando sabemos la volatilidad que está teniendo hoy el
mercado”.
(https://www.ambito.com/economia/dolar/cuevas-cerradas-parking-y-brechas-complican-ahorristas-dolarizados-que-urgen-pesos-n5092919)na
de las consecuencias que ha traído la pandemia del coronavirus,
sobre todo después de la disposición de la cuarentena obligatoria,
es el desarrollo de un sentimiento de unidad nacional, de patriotismo
que posterga las diferencias y los conflictos y fortalece los
vínculos comunitarios. Es una experiencia muy interesante para un
país que vive envuelto en un clima de agudos enfrentamientos desde
hace ya varios años.
Quienes
portamos ya “edad de riesgo” recordamos un episodio con muchos
parecidos formales en cuanto al clima colectivo: la guerra de
Malvinas. La confluencia de entonces tenía un signo patriótico y
antimperialista, aun cuando el conflicto fuera irresponsablemente
iniciado y aviesamente manipulado por la dictadura cívico-militar de
entonces. En aquel momento, resurgieron voces largamente ocultadas en
los años duros del terror: recitales de rock, canciones “de
protesta”, encuentros de solidaridad regional, habitaron de modo
impensado las mismas calles que poco tiempo antes habían sido
recorridas por secuestros y asesinatos de luchadores políticos y
sociales en escala nunca vista ni antes ni después. Mal que les pese
a los desmalvinizadores de entonces y de ahora, aquello fue un
momento importante del proceso que desembocó en la recuperación de
la democracia. Claro que la defección militar y la derrota fueron la
desembocadura de aquellos episodios y fueron fundamentales en la
creación de un clima de frustración y resignación que condicionó
mucho los acontecimientos inmediatamente posteriores.
Hoy,
como entonces, proliferan las voces de alerta contra lo que se
percibe como la amenaza del “unanimismo”, es decir la
proliferación de acuerdos tan intensos y generalizados que tienden a
silenciar voces disidentes y a permitir abusos por parte de los
portadores simbólicos de esa unidad nacional. Así, por ejemplo, la
decisión de la oposición de acompañar las medidas impulsadas por
el gobierno de Alberto Fernández constituiría una amenaza al
“pluralismo” y sería una circunstancia favorable a la emergencia
de liderazgos autoritarios.
Lo
que, en realidad, está detrás de esas voces de alerta es la agenda
política que ha nacido en el país a partir de la pandemia. Es una
agenda que no ha nacido como producto del cálculo de un grupo de
audaces, sino el reconocimiento bastante extendido de que la crisis
señala un antes y un después. Y no solo para el país sino para el
mundo entero. Abandonemos el registro de las presunciones
conspirativas, que ven la plaga como un producto de acciones propias
de la “tercera guerra mundial por partes” de la que habla el papa
Francisco. No es que desde aquí se descarte la existencia de tales
acciones y de tales causalidades: son completamente probables. Pero
será difícil probarlas. Lo que sí está completamente a la vista
es que, aún de modo aleatorio y suponiendo la inexistencia de
acciones que la provocaran, la crisis es un rayo en el cielo
aparentemente sereno del mundo del capitalismo global.
Estamos
ante el interesante, aunque un poco penoso fenómeno de un conjunto
de líderes nacionales –empezando por el de la que es todavía la
principal potencia mundial- que han desplegado una especie de
catecismo neoliberal neo-apocalíptico, que podría tener por título
“la vida por los mercados autorregulados”. Junto a Trump, forman
en primera fila, Boris Johnson, del Reino Unido y el inefable
presidente del Brasil, Jair Bolsonaro. “Que funcionen los mercados
aunque el mundo perezca” es la consigna de presidentes que podrían
ser pintorescos, si las consecuencias de sus actos no fueran tan
nefastas. Los países gobernados por esos líderes van avanzando a
pasos agigantados hacia una crisis política de incalculables
proyecciones; simplificando un poco se podría decir que en Brasil,
con un presidente en estado de delirio y gobernadores que procuran
ordenar un poco la escena, no aparece un destino intermedio entre la
dictadura cívico-evangélico-militar y una estrepitosa caída del
régimen impuesto a base de mentiras, corrupción judicial y
proscripción.
La
gran discusión tiene el nombre de la cuarentena: sí o no retirar a
las poblaciones a sus casas para salvar vidas. No parece una gran
discusión teórico-política. Pero lo es. Lo es porque se discute el
rol fundamental del Estado como organizador de la comunidad. Lo es
porque, en consecuencia, desplaza a los automatismos del mercado y
del capital como asignadores exclusivos de poder material y
simbólico. Establece prohibiciones, moviliza e intenta centralizar
la administración de recursos de salud, de alimentos y otros
soportes esenciales. Ayuda activamente a los sectores socialmente más
vulnerables, afectando, en muchos casos, los más sacrosantos
“principios”, los de la propiedad privada, los del capital.
Vivimos una suerte de agonía histérica de un mundo en el que las
ganancias y las pérdidas monetarias son la única brújula que
orienta las conductas de un mundo habitado por guerras de expansión,
hambrunas gigantescas, concentración impúdica de riqueza en pocas
manos y destrucción sistemática del medio ambiente.
¿Cómo
puede decirse todo esto en un país en el que los gobernadores
oficialistas y opositores participan del comando de operaciones
contra la crisis y se prodigan mutuas expresiones de reconocimiento y
afecto? ¿No es que estamos cerrando la grieta? Efectivamente la
grieta, es decir el odio, la mentira, la chicana y el golpe bajo se
han corrido de la escena –parcial y provisoriamente- de la política
partidaria. Y ese es un activo importante. Ahora bien: eso no quiere
decir que desaparezca el conflicto de fondo sobre el futuro de la
sociedad argentina. Los neoliberales no se han vuelto
democrático-populares ni a la inversa. Razones trascendentes de
humanidad han orientado, felizmente, a nuestra clase política a una
conducta positiva. Pero también ha influido el cálculo, que en
política nunca está ausente. Ese cálculo ha llevado a muchos a
pensar que si después de cuatro años de derrumbe económico, hoy se
levantara la consigna (que Macri parece que dijo pero después dijo
que no dijo) de “no frenar la economía”, entonces sucedería
aquello de lo que no se vuelve: el ridículo.
Las
lamentaciones por el supuesto peligro del “unanimismo” y la
añoranza del “pluralismo” son cantos de sirena de una derecha
que se resiste a aceptar el inicio de un tiempo de crisis que va más
allá de la pandemia. Porque el hecho es que el virus ha venido a
visitar un mundo que ya se estaba acercando a una encrucijada
histórica. Nada más que una inocente propuesta, llamada cuarentena,
ha abierto una experiencia de vida en la que las viejas certezas han
implosionado. Dolorosas como son y serán sus consecuencias, nuestro
pueblo y todos los pueblos del mundo no serán iguales después de
esta experiencia.
Hay
un grito unificado de los y las enfermeras del Hospital Ramos Mejia:
“este virus vino a evidenciar todas las falencias que tenemos y que
venimos trabajando mal hace tiempo”.
Camino
tres cuadras hasta la parada del colectivo, veo largas colas en los
locales, filas de personas que esperan por comprar provisiones, o un
poco de “algo para comer” y los que tienen el mango justo.
La distancia de no mirarse a los ojos, de no saber quién es nuestro
vecino hoy se hizo cuerpo y ya no nos podemos ni acercar. Los abrazos
son cosa del pasado, dos metros nos separan. En este futuro distópico
las pantallas de noticieros nos anuncian varias vece al día cual
sorteo del loto, un número de recuperados, un número de enfermos,
un número de muertos, un número.
Surgieron varios personajes en esta cuarentena, desde las ventanas y los balcones se asoman ciudadanos que señalan, gritan y denuncian al #134 en pos de la comunidad, pero el aplaudidor es mi favorito, ponen el himno y aplauden a las 20:30hs, aplauden a las 21:00 hs y ahora también a las 21:30hs. En su discurso cuentan que aplauden a aquellos que cumplen algún “trabajo esencial” para agradecerle y demostrarle su apoyo, también aplauden a las “fuerzas de seguridad”, no voy a ahondar en la larga lista de “trabajos esenciales”, sino que me voy a detener en los trabajadores de la salud, “la primera linea” contra el Covid-19.
Surgieron varios personajes en esta cuarentena, desde las ventanas y los balcones se asoman ciudadanos que señalan, gritan y denuncian al #134 en pos de la comunidad, pero el aplaudidor es mi favorito, ponen el himno y aplauden a las 20:30hs, aplauden a las 21:00 hs y ahora también a las 21:30hs. En su discurso cuentan que aplauden a aquellos que cumplen algún “trabajo esencial” para agradecerle y demostrarle su apoyo, también aplauden a las “fuerzas de seguridad”, no voy a ahondar en la larga lista de “trabajos esenciales”, sino que me voy a detener en los trabajadores de la salud, “la primera linea” contra el Covid-19.
En
el colectivo también mantenemos una distancia entre seres, el
chófer, a modo de resguardar su salud, se armó una cortina de
plástico pegada con dos pedazos de cinta que impide el contacto con
los pasajeros, me hace pensar que MacGyber estaría orgulloso. Bajo
en La Rioja y camino unas cuadras, evitando cruzarme con policías
porque no tengo ganas de discutir sobre mi permiso de circulación,
al llegar a la puerta del Hospital Ramos Mejía me espera Jorge, un
enfermero con 35 años de experiencia en ese mismo hospital, nos
saludamos con un choque de codos y me dice que en realidad lo conocen
como “Gallo López” porque es hincha de Morón, me invita a
entrar al Hospital. Me pongo la máscara y entramos.
Con
cálida voz y seguridad en la oratoria me cuenta, “la semana pasada
hicimos una asamblea pidiendo que venga la delegación gremial para
que se haga cargo, pero solo vino un sector, nuestra idea es abrir el
paraguas en el sentido de que tenemos el diario de ayer al ver lo que
está ocurriendo en España e Italia donde hay mas de 15.000
trabajadores de la salud infectados, esto es porque no se
tomaron las medidas de protección necesarias. Cuando vimos que nos
daban un camisolín de color amarillo que es de friselina, una tela
muy liviana que uno la pone a tras luz y se trasparenta todo, más
los barbijos quirúrgicos que no son los correctos, dijimos, “no
podemos ir a una guerra con poncho y facón”.
Hace
dos semanas vino el ministro de salud de CABA (Fernán Quirós), e
hizo una reunión a puerta cerrada con el director del hospital y
algún jefe de departamento, no dejo entrar ni a la gremial medica ni
a SUTECBA. En dicha reunión informo que el hospital Ramos Mejía iba
a quedar como referente en la zona para la atención e internación
de pacientes con Covid-19. El Ramos (lo pronuncia con cariño) no
califica como hospital para esta clase de atención, porque es
apabellonado, la parte edilicia es muy antigua y nunca se remodeló,
las camas no tienen la distancia recomendada por la OMS que es de un
metro y medio entre si para evitar los contagios dentro de la sala.
Nos
comentaron que van a poner containers en la entrada del hospital para
empezar a atender ahí a todos los pacientes que vengan con un caso
sospechoso, para luego derivarlos al hospital y hacer el ingreso a
las salas, para esto no hay personal, y se suma una orden del
Ministerio de Salud que pide a los hospitales tres enfermeros por
turno para ir a atender a los pacientes que están cumpliendo la
cuarentena en los hoteles de la zona, o sea tras cartón como no hay
personal nos quieren sumar esa tarea. Desde ese momento dijimos “sino
nos cuidamos nosotros no podemos pretender cuidar a la comunidad”,
porque en el caso de que uno se contagie te mandan a tu casa a hacer
la cuarentena y con el poco personal que hay esto se agravaría aún
más. Pedimos que tomen personal nuevo para poder cumplir y ellos
sacaron una solicitada para ingresar enfermeros, pero hay una parte
que parece increíble, van a llamar a los jubilados de hace tres años
en adelante para cumplir esta tarea y como la mayoría se jubila a
los 65 años ya están en el grupo de riesgo, además que junto con
su retiro se llevan un pastillero en el bolsillo, nosotros decimos
así, porque la mayoría se van con algún tipo de patología,
diabetes, coronarias, etc. Dicen que nuevos enfermeros no estarían
preparados, pero eso es mentira porque salen muy bien entrenados de
la escuela de enfermería, sino mándalos a salas de menor
problemática donde los pacientes ya están recuperados y a la
espera del alta.
En
el 2019 hubo una gran baja de enfermeros, algunos fueron jubilados,
otros fallecieron y en la actualidad somos entre 400 y 500, que no
alcanza, entonces hay horas que se llaman módulo de enfermería,
quizás yo estuve toda la mañana y me quedo a la tarde a cubrir el
lugar que hace falta, esta metodología se naturalizo y la mayoría
de los trabajadores la aplican sin priorizar sus horas de descanso,
esto es un peligro porque se genera una baja en el sistema
inmunológico y se pueden producir más contagios, no solo de
covid-19, nosotros tenemos casos de KPC, dengue, un montón de
meningitis, tuberculosis , no solo se trata del covid-19, el problema
es que se viene trabajando mal hace tiempo y este virus vino a
evidenciar todas las falencias que tenemos.
No lo decimos de sabios ni de soberbios, lo decimos porque estamos en la trinchera y lo vemos día a día. Primero hay que arreglar desde adentro, consultar con nosotros que se necesita y organizarse para poder dar una mejor batalla. Acá hay que ver que hubo cuatro años, mas, doce años, porque viene de la época de Macri cuando era jefe de gobierno que se recortó terriblemente el presupuesto, tanto el nuestro (el Ramos) como los demás hospitales públicos están en deplorable situación.
Nosotros estamos continuamente diciéndole a los delegados que traten este tema, de nuestra seguridad porque tenemos un montón de compañeros que están en situación de riesgo y los hacen venir igual, hay sectores que deberían enviarlos a casa porque, que estén circulando en el hospital no solo es un riesgo para ellos sino también en el caso de ser asintomáticos están llevando el virus por todos lados sin saberlo. Se suspendieron los turnos, se suspendieron las cirugías o sea que hay un montón de gente que hacen venir y están sentados las ocho horas en su lugar haciendo nada, porque no tienen nada para hacer.
Al personal de salud debería ser obligatorio hacerle el test, sino lo quieren hacer masivo es porque es mucha guita. Revisando un poco de historia, como se hizo con la bioseguridad en los pacientes con HIV, en un principio no usábamos protección y luego de obtener los resultados del positivo, recién ahí usábamos guantes y demás cuidados, hasta que se acordó de manera universal tratar a cada paciente como un posible portador de HIV y si después los resultados son negativos, perfecto. En el caso del covid-19 hay pacientes que son asintomáticos y hasta que se tiene el resultado estamos exigiendo tratarlos como un posible positivo, atenderlos con escafandra y las protecciones necesarias así de esta manera estamos cubiertos.
Nosotros no decimos que faltan insumos porque realmente hay, lo que decimos y reiteramos es que no están los elementos de protección, exigimos los kit de barbijo N° 95 con camisolín impermeable y antiparras de protección ocular para trabajar en la sala, en el caso de terapia al estar los pacientes entubados y con el respirador, se acumulan secreciones y cada dos horas o según la necesidad hay que aspirar porque no pueden hacerlo solos y en esa aspiración uno tiene que llevar la escafandra porque si no te comes el virus, eso no hay, esos elementos tienen que estar ahí a la mano y deben poder ser descartables. Algunos enfermeros se arman escafandras con placas de rayos, las blanquean y las adaptan para darle ese uso, esto no debería ser así. Los elementos de seguridad no son muy costosos, no estamos pidiendo respiradores que valen $30.000. Es un problema político también porque los tipos (Fernán Quirós y su equipo) vienen del sector privado, del hospital Italiano, ven otra realidad, el privado es número, entonces te dice acá los números me dan negativos y tengo que hacerlos positivos como sea, esos tipos tienen esa mirada y no ven más allá. Un claro ejemplo fue que en el 2019 se abrió la lista de la ley 6035 (de profesionales de la salud) donde están incluidas las diferentes disciplinas que atañen al sistema de salud, en ese caso agregaron a los psicopedagogos, antropólogos y musicoterapeutas que esta bárbaro porque son anexos que ayudan a la atención médica, pero dejaron excluidos otra vez a enfermeros, instrumentadores quirúrgicos y a licenciados de bioimágenes. También eso estamos reclamando, ya que dicen que somos personal esencial, que estamos en las trincheras, bueno, que nos reconozcan como profesionales de la salud y no como administrativos.
Se trabaja así, se vive así, con lo que hay.”
Actualmente en el hospital Ramos Mejía se están tratando a 6 pacientes con covid-19 en un pabellón apartado pero no apto para esta clase de contingencias.
Y
los aplaudidores ya se escuchan, me di cuenta que son las 21hs.
¿Entenderán la lucha de trabajadores precarizados? ¿Apoyaran en el
futuro los paros y movilizaciones en las calles o los mandaran a
“agarrar la pala” a “laburar”?, “al país se lo saca
adelante laburando”, No lo se. No me tilden de Peronista, cierro
esta nota porque son 21:03 y quiero ir a gritarles algo desde la
terraza.
Las
hipótesis conspirativas nunca se pueden probar pero suelen tener el
gancho de un relato de Conan Doyle, aquel que fue a Sherlock Holmes
lo que Quino a Mafalda. Veamos.
Eliminar
a las personas homosexuales con el Síndrome de Inmunodeficiencia
Adquirida y a las personas antisistémicas con el coronavirus, fingen
ser dos etapas en el hermoso viaje de la humanidad hacia el encuentro
con su propia historia, cita que se concretará, si no ocurre nada
importante antes, cuando haya colapsado el capitalismo.
Fracasó
aquel presunto designio, pues la "peste rosa" se les metió
por orificios impensados incluso a los hetero y por obra de conductas
no necesariamente vinculadas al sexo; y encima aparecieron los
antirretrovirales, que no curan pero cronifican y modulan el déficit
de linfocitos CD4, lo que es lo mismo que decir que alguien con HIV
puede vivir el mismo o más tiempo que los sanos de cuerpo, pues de
la salud espiritual de algunos sanos de cuerpo mejor ni hablar.
En
cuanto al coronavirus, es del caso advertirles a los que quieren
pincharle la goma al tren de la historia que ya perdieron, antes de
empezar. Han querido, tal vez -esto es una versión conspiracionista
de elaboración propia- aplicar una terapéutica preventiva: obligar
a la protesta social a abandonar sine die el espacio público, lo
cual, se supone, sólo puede perjudicar a los pueblos y favorecer a
los enemigos de esos pueblos, pues se desbarataría, de ese modo, la
única herramienta eficaz con que cuentan esos pueblos para diseñar
políticas de poder alternativas al poder de sus enemigos. Pero no
hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo resista, no hay tiento
que no se corte ni alambre que no se oxide, lo juro por la
hidroxicloroquina. Las pestes, como el amor eterno, siempre tienen
fecha de vencimiento.
Otra
variante de la conspiración conjetura que la pandemia podría ser el
efecto buscado por el poder global en las sombras como "ensayo
general" orientado a auscultar reacciones de masas para ir
testeando qué hacer cuando la desobediencia civil se generalice a
todo el mundo y la gobernabilidad ingrese en estado de turbulencia
inmanejable. Sería -creo yo- un proyecto operante dentro del
paradigma de la así llamada "Iniciativa de Investigación
Minerva", que el departamento de Defensa de los EE.UU.
(Pentágono) junto con varias universidades, comenzó a financiar y
desarrollar luego de la crisis del 2008. Aquel modelo empírico
tomaba como trabajo de campo al mundo bajo el cambio climático; éste
estaría auscultando lo que pasa cuando la sociedad global se ve
expuesta a otro tipo de amenaza, en este caso, una pandemia.
El
efluvio secretista vendrá mejor o peor vestido en función de la
imaginación literaria de que disponga quien lo profiere. Como
siempre en estos casos, lo que falta son pruebas. Las conspiraciones
son muy difíciles de probar, aunque en la historia ha existido más
de una. En rigor y si bien se mira, la política siempre es rosca y
la rosca es la forma light de la conspiración.
La
vida interior de algunos, por no decir de muchos, se limita a tener
hambre o sueño. Estos son los que están en problemas a la hora de
respetar la cuarentena. La play station -que ha reemplazado al
"Estanciero" de antaño pero que aburre igual si se juega
mucho tiempo- los pone -al límite- en sinergia con el tedio.
Entonces, los encuarentenados a la fuerza salen al balcón y
aplauden. Luego bailan, siempre en el balcón; ponen el Himno a todo
culo en un equipo de ocasión. Van al súper. Vuelven. Cenan. Se
miran, copulan y se duermen. Y así. Todos han devenido, un poco,
Antoine Roquentin, aquel personaje de "La Náusea",
manifiesto, en clave literaria, de la filosofía existencial de la
posguerra. La que conspira, aquí, es la propia pandemia. Conspira
contra la salud física y psíquica de sus potenciales víctimas.
A
todo esto, cierto mundillo, en el mundo, sigue andando. Julian
Assange, en Londres, y Amado Boudou, en Buenos Aires, deben ser
dejados en libertad. No sólo porque son inocentes de los delitos que
se les ha imputado sino porque si dos inocentes contraen el
coronavirus en ocasión de haber estado purgando prisión por delitos
que no cometieron, ello aporta más deslegitimación a los
disciplinamientos que intentan en el mundo los que tienen la cola
sucia y la conciencia en no mejor estado de higiene.
Julian
Assange se anticipó a denunciar la guerra imperial en Afganistán,
Irak y Libia. Y es ese mismo sistema imperial -que ha destruido los
sistemas de salud en el mundo y que deja a los pueblos indefensos
frente a la pandemia- el que pretende dictar si es legal y moral lo
hecho por Assange. Y el hecho es que lo hecho por Assange es moral y
legítimo y que ni Estados Unidos ni Inglaterra están en el mejor
lugar ético para enjuiciarlo. Trump derogó el Obamacare y ahora
está desnudo y a los gritos. Boris Johnson dijo, en campaña, que
Jeremy Corbyn (el líder laborista que, en sintonía con el
estadounidense Bernie Sanders, reclamaba presupuesto para salud y
educación) tenía un programa "del pasado". Y ahora el
futuro les ha llegado a los dos, a Trump y a Johnson. A sus pueblos,
en realidad, que son los que empiezan a sufrir, aun cuando el
"corona", democrático como pocos, ha ingresado también, a
lo que parece, en el cuerpo del primer ministro inglés.
Por
su parte, Amado Boudou siempre dijo que había que citar a comparecer
a personas que el juez nunca quiso citar. Agregó que él no tenía
facultades ni firma ni en la AFIP, ni en el Banco Central, ni en la
Casa de la Moneda. Y abundó en que su acusador, un tal Vandenbroele
-a quien él no conocía- era un trucho funcional al designio del
juez Bonadío de tenerlo preso como parte de la munición por
elevación que tenía como blanco a Cristina. Los hechos, en plena
pandemia y aun desde antes de la pandemia, le dan la razón. Por eso,
el ex vicepresidente de la Nación debería estar en libertad o, al
menos, con prisión domiciliaria, tal como lo han solicitado los
doctores Alejandro Rúa y Graciana Peñafort, sus abogados
defensores.
Y
la conspiración se renueva y se reinventa. En Wuhan, la capital de
la provincia de Hubei en el centro de China, empezó la pandemia.
Pero, ¿quién la trajo hasta allí? Porque la versión conspirativa
(y también el portavoz del ministerio de Relaciones Exteriores de
China, Zhao Lijian) dizque tropas de los Estados Unidos -que
vinieron a participar en unos juegos militares internacionales- son
las que luego dieron positivo de Covid, ya de regreso en su casa. Y
esos juegos tuvieron lugar allí, en los suburbios de Wuhan. Creer o
reventar.
Y
otra conspiración en cierne insinúa sus temibles perfiles. Espías
cubanos, disfrazados de médicos, ofrecen a la Argentina, vaya uno a
saber en pos de qué protervos designios, ese recombinante que usó
la propia China para detener la muerte: Interferón Alfa 2B, que así
se llama el medicamento. Una oportuna felicidad, en medio de tanta
angustia, nos ha deparado Laura Alonso denunciando la conspiración
cubana en marcha. Laura Alonso, la que tenía que investigar la
corrupción de "Juanjo" Aranguren y Mauricio Macri, aún
está en libertad, ciertamente.
Cuando
empezó la pandemia, le tuiteamos al presidente Alberto Fernández.
Le decíamos, en 280 caracteres, lo siguiente, palabras más o menos:
Menos mal que la pandemia nos agarró con un gobierno
social-bienestarista y no con uno "inspirado" en la
ideología del mercado y el "déficit fiscal". Da
escalofríos de sólo pensar qué estaría pasando en el país con
Macri al frente asesorado por Dujovne, el Toto Caputo y Mario Negri.
¡Aguante Alberto...!, que aquí estamos, disciplinados y tratando de
pensar, que no es para cualquiera esto último, pero sepa el
Presidente que somos muchos más los que ponemos el hombro que los
imbéciles que van y vienen, que "surfean" o que se fueron
porque había ganado AF y ahora, con los fundillos mojados, le
lagrimean a AF para que los traiga de vuelta. Eso tuiteamos.
También
escribimos, hace poco, en algún lado, que en las razones del suicida
siempre está involucrado el que no se suicida, porque está
involucrada la sociedad. Hubo quien no estuvo de acuerdo con ese
dictamen. Daniela Trezzi se acaba de suicidar en Italia. Daniela
Trezzi, la de unos ojazos que miran de profundis por encima del
barbijo, enfermera del hospital San Gerardo de Monza, en la afueras
de Milán, se había contagiado y no quería contagiar a nadie más.
Tal vez merezca la santidad. Arriesgarse al contagio por ayudar a
otros, vaya y pase; pero suicidarse para no contagiar... no hay
santos del templo cristiano que puedan emular eso. ¿Está
involucrada la sociedad en ese suicidio? ¿Lo está en el dolor que
habrá experimentado Daniela? ¿Estamos involucrados nosotros, aquí,
en la Argentina? ¿Doblan las campanas de John Donne por esa
muerte...?
No
sólo en clave de conspiración, entonces, se teje y se desteje la
trama de lo que está ocurriendo. Es también el dolor lo que aparece
por detrás o por debajo de la trama. Y ojalá ya nunca más seamos
los mismos.
Inmóviles
parejas, en un parque de México o en un jardín asiático, bajo
estrellas distintas, diarias eucaristías, o algo así decía, ayer,
Octavio Paz. Hermanado por la amenaza común, el ser humano parece
hallarse en proceso de galvanizar la voluntad de vivir galvanizando
la solidaridad. Y eso es bueno.
En
medio de la pandemia un nuevo aniversario de la “Guerra de
Malvinas”. Tema sensible a eso que llamamos “ser nacional” y
que, entre otras cosas, tiene que ver con esta condición que el
neoliberalismo pone en tela de juicio, respecto a la identidad
social, nacional, al valor de lo colectivo como si fuese opuesto a
las vidas individuales que constituyen la sociedad Nacional.
A
38 años del inicio de la guerra
de Malvinas,
el Día del Veterano y de los Caídos en el conflicto se conmemora
este jueves en todo el país con banderazos, vigilias y recitales
virtuales, y la convocatoria a los ciudadanos para entonar el Himno
Nacional desde sus casas, debido al aislamiento social, preventivo y
obligatorio establecido por el gobierno de Alberto
Fernández
para mitigar el avance del coronavirus Covid-19 en el país.
En un 2 de abril atípico por las
restricciones impuestas por la cuarentena, sin los habituales actos
oficiales y ningún tipo de actividad pública, los centros de ex
combatientes, los familiares de los caídos y el gobierno realizarán
distintos tipos de homenajes virtuales.
El
secretario de Malvinas, Antártida y Atlántico Sur, Daniel
Filmus,
publicó en sus redes sociales un video en el que ratifica el
"compromiso para que la bandera argentina vuelva a flamear para
siempre en las islas" y que "esa lucha sea siempre en la
paz y en la diplomacia", junto con imágenes de los familiares
de los caídos visitando las islas.
Por
su parte, el Museo Malvinas e Islas del Atlántico Sur publicó a la
medianoche en sus redes un recital virtual de
León Gieco,
en el que el cantante ofreció desde su casa emblemáticas canciones
como "Solo le pido a Dios" y "La Memoria".
Además,
junto al Ministerio de Cultura, el Museo Malvinas lanzó la campaña
virtual #MalvinasEsSoberanía,
abierta a los ciudadanos y de la que también participan artistas,
intelectuales y referentes de la cultura que dejarán su mensaje, en
30 segundos.
También distintas agrupaciones
de ex combatientes del país convocaron a sumarse a la campaña para
homenajear a los soldados caídos en la guerra con el Reino Unido.
l
Centro de ex Combatientes Islas Malvinas (Cecim) de la ciudad de
Plata se sumó a la iniciativa virtual y propuso a quienes quieran
participar subir a las redes un video grabado con el teléfono
celular en forma vertical con un mensaje para recordar a los caídos.
En tanto, bajo la consigna
"Sumate por nuestro héroes", la Comisión de Familiares de
Caídos en Malvinas e islas del Atlántico Sur convocó a la
ciudadanía a entonar el Himno Nacional en el primer minuto del
jueves, desde los ventanas y balcones de sus casas y luego
compartirlo por las redes sociales.
Tras
el himno, la Comisión puso en sus redes sociales un recital virtual
y un mensaje del cantante Alejandro
Lerner.
El
espacio virtual se convirtió en caja de resonancia de distintas
iniciativas por parte de los usuarios, como la que propone reconocer
a todos los héroes de Malvinas desde los hogares colgando banderas
argentinas al frente de todas las viviendas del país.
"Embanderemos nuestras
casas, no necesitamos salir", es la consigna de la convocatoria
que circula en Facebook, Twitter e Instagram.
La crisis sanitaria por el
coronavirus Covid-19 hizo que la ciudad de Río Grande tenga que
suspender la tradicional vigilia masiva que realiza el 1° de abril
de cada año, desde 1995, que se realiza en conmemoración y
concientización sobre la causa Malvinas y que derivó en una ley
nacional que declaró a Río Grande, en 2013, como "Capital
Nacional de la Vigilia por Malvinas".
A
cambio, los ex combatientes de esa ciudad resolvieron este año
convocar a una vigilia virtual con placas alusivas que se publicarán
por las redes e invitaron a que hoy a las 21 los vecinos de toda la
provincia "salgan a los balcones, ventanas y patios" a
cantar el himno, hacer un minuto de silencio en homenaje a los ex
combatientes fallecidos y concluir con un aplauso "para los
veteranos que regresaron y están con vida".
El
ministro de Defensa de la Nación, Agustín
Rossi, habló sobre la cuestión Malvinas y el rol de las Fuerzas
Armadas en el Día del Veterano y de los Caídos en la guerra de
Malvinas.
“Este
2 de abril encuentra a las Fuerzas Armadas cuidando la salud del
pueblo argentino, y eso también es soberanía”,
expresó Rossi a 38 años del inicio de la nefasta guerra y pleno
aislamiento obligatorio por el coronavirus.
El
ministro participó del izamiento de la bandera nacional en el
Edificio Libertador,
junto al jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas,
general Juan Martín Paleo; el del Ejército, general Agustín
Humberto Cejas; el jefe de la Armada, contralmirante Julio Guardia; y
de la Fuerza Aérea, brigadier Xavier Isaac.
“En aquel 2 de abril Argentina ejerció el derecho territorial de recuperación de las Islas Malvinas. Pasaron 38 años y este 2 de abril encuentra a las Fuerzas Armadas en otro rol y otro lugar. Hoy, con todas las acciones que estamos desarrollando, estamos protegiendo la salud de nuestro pueblo, lo que también es ejercer un derecho soberano”.
Este Día
del Veterano y de los Caídos
se
conmemora hoy en en toda la extensión nacional con banderazos,
vigilias y recitales virtuales,
y con la convocatoria
a la ciudadanía para entonar el Himno Nacional desde sus casas,
dado el contexto del aislamiento social, preventivo y obligatorio
decretado por el gobierno nacional.
La
importancia de la memoria, el valor de lo colectivo enfrentado al
valor de lo individual que no se entiende como parte, el valor de la
identidad Nacional y de aquello que nos interpela desde lo particular
como parte de una globalización injusta y que demuestra su cara mas
perversa en la guerra y los resabios del poder colonial igualmente
que en la organización capitalista que distribuye de formas
desiguales el acceso a la salud y la posibilidad de prevención y la
capacidad de los Estados frente al poder económico que se permite
expulsar trabajadores en tiempos de pandemia.
Daniel
Roberto Távora Mac Cormack
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