Domingo 19 de abril de 2020

La pandemia desnudó el carácter antisocial de las políticas neoliberales, que reinaron en el sistema mundial más de tres décadas. Algunos líderes mundiales que han participado activamente en su promoción con políticas que axialmente perseguían el desmonte del Estado, hoy han mudado su discurso en un sentido inverso, a partir de las consecuencias en muertes e infectados por el virus. Han reconocido que sus sistemas de salud desorganizados por reducciones presupuestarias y privatizaciones se encontraban desprovistos de una adecuada capacidad de atención de la emergencia sanitaria. En la mayoría de los casos, muy tardíamente recurrieron a la indicada medida del aislamiento, pues el régimen de autorregulación mercantil protegido y estimulado por gobiernos conservadores y otros que aceptaban el régimen, no concebía la posibilidad de sacrificar ganancias y por lo tanto priorizó la continuidad de la actividad económica al precio de la indefensión de pueblos y ciudadanos frente al virus.

El gobierno de Alberto Fernández resolvió con un criterio diferente, que ha significado hasta hoy una notable contención del despliegue de la infección. Consciente de la debilidad que también el neoliberalismo produjo en el sistema de salud, adoptó una rigurosa política de aislamiento social, que implica costos importantes por el sacrificio del nivel de actividad económica, que inevitablemente provocan la suspensión o reducción a nivel de emergencia de la habitualidad productiva. El impacto sobre las condiciones económicas y financieras de las empresas por la falta de actividad y ventas a la vez, tiene repercusión en la capacidad de corto plazo para el pago de salarios y otras obligaciones. Pero el gobierno decidió priorizar el derecho de la sociedad a la salud frente a continuar con una normalidad negacionista de la gravedad sanitaria. Lo hizo con la convicción de no subordinar la salud a la “economía”.


Para soportar las consecuencias de la emergencia el gobierno adoptó un conjunto de políticas de intervención que van desde los controles de precios y abastecimientos, hasta la reducción de cargas sociales, la suspensión temporaria de despidos y un paquete de medidas de ayuda crediticia dirigida a las pequeñas y medianas empresas. Este incluyó desde la provisión de liquidez, hasta garantías estatales de los préstamos por parte del FOGAR y fijación de la tasa de interés para los mismos.

Sin embargo, la banca privada –que sufriera un agudo proceso de concentración y extranjerización durante los períodos de gobierno neoliberales— se manifiesta reticente a atender a sus clientelas con estas líneas de crédito. A pesar de la emergencia social, su respuesta no se aparta de las conductas que observan habitualmente respecto del riesgo y la rentabilidad. En una situación difícil y más grave que la de 2008 y 2009, su comportamiento no difiere de lo que señalaron Golonbek y Mareso en Sector Financiero Argentino 2007/2010 (CEFID-AR, 2011): “Lo que se observa hasta el primer trimestre del 2010 es la confluencia de elevadas tasas de ganancia y una reducción del crédito en relación al producto para el sector privado de la banca. La conjunción de estos fenómenos (rentabilidad récord, disminución agregada del crédito otorgado y desplazamiento del mismo hacia segmentos con rentabilidades relativas superiores —más orientados al financiamiento del consumo— y las operaciones de corto plazo) da cuenta de la desconexión entre la exitosa evolución de los beneficios privados captados por las entidades y los insuficientes beneficios sociales derivados de la intermediación financiera”. Golonbek y Mareso señalan para ese período de salida de la crisis una redefinición de los negocios por parte de los bancos privados hacia segmentos que presentan una mayor proporción de ingresos hacia negocios que proporcionan comisiones como los créditos personales, prefinanciación de exportaciones y tarjetas de crédito. Mientras, la atención crediticia contracíclica fue atendida por la banca pública, igual que en la salida de la crisis de 2001/2. Rodrigo López y Mareso, en un documento que refiere al comportamiento de la banca privada en Argentina durante una década (CEFID-AR, 2014), construyeron un modelo de comportamiento que concluye en que la banca privada prefiere prestar a las personas que a las empresas, ya que ante modificaciones de la tasa pasiva (a la que captan los depósitos y otras fuentes de fondos), la capacidad de fijar las tasas activas (a la que prestan) es mayor sobre las personas que sobre las empresas. El estudio muestra que el comportamiento difiere sustantivamente del que tienen la banca pública y cooperativa, y que los incentivos de uno y otro tipo de bancos son distintos. El trabajo demuestra que, respondiendo a la ganancia, la banca privada provoca deseconomías sociales, o sea que desoptimiza el uso del crédito, ya que en los momentos de alza su conducta es el racionamiento del crédito a las empresas. En cambio, los créditos personales resultan de una relación de desigualdad mayor en la determinación del precio del crédito, siendo claramente un mecanismo de desposesión de los sectores asalariados y populares que recurren al endeudamiento por la redistribución regresiva del ingreso que fue uno de los objetivos de la globalización neoliberal.


La reforma de la Carta Orgánica del BCRA del año 2012 permitió establecer líneas de crédito con una fijación del nivel de margen financiero máximo para los bancos por parte del Banco Central, así funcionaron líneas sobre las cuales la tasa era regulada y sobre porciones de la actividad bancaria que las entidades debían operar obligatoriamente en esa modalidad. Esta legislación, aun vigente, permite fijar tasas de interés para préstamos y depósitos, diferenciar encajes, promover regiones y diferenciar sectores.


En el período del gobierno de la Alianza Cambiemos, la banca privada –ya muy extranjerizada— se convirtió en un sector rentista, que tuvo ganancias extraordinarias a partir de la colocación primero de LEBACs y luego de LELICs, al Banco Central. Estas últimas además de ser un negocio sin riesgo de solvencia y con alta rentabilidad, tampoco implicaban asumir riesgos de liquidez por descalce de plazos. Los bancos ganaron de 2016 a 2019, $174.560, $77.385, $ 172.106 y $314.064 millones sucesivamente. Durante el régimen macrista no se utilizaron las facultades del BCRA para regular el crédito. En oposición se intentó volver a una legislación de carácter ortodoxa que garantizara el libre mercado y la autorregulación del sistema. Inclusive se firmó un compromiso con el FMI de emprender ese camino. La política monetaria centrada en un objetivo antinflacionario sólo sirvió para entregar grandes rentas financieras a las entidades y condujo a una lógica de espiralización de la inflación.


La resistencia actual de la banca privada frente a la justa política gubernamental de la pandemia, demuestra la ineficacia de un sistema de autorregulación y orientación con incentivos de mercado. En la crisis de 2001, esa banca privada extranjerizada tuvo un comportamiento procíclico que la hizo disminuir su atención a la clientela argentina, con líneas comerciales del exterior.


La emergencia requiere ahora la aplicación de todos los recursos provistos por la Carta Orgánica en vigencia, que contempla el instrumento de intervención para fijar cantidades y precios en la colocación de créditos. Resultará necesario recurrir a estas herramientas,Y respecto del futuro, la pandemia reveló la crudeza antihumanística del proyecto neoliberal. El Presidente Fernández destacó su intención de avanzar en un proyecto distinto de sociedad, solidario y opuesto al individualismo imperante. Ese proyecto requerirá de cambios institucionales que implicarán una mayor adaptación de la Carta Orgánica a los nuevos tiempos, y reformar la Ley de Entidades Financieras sancionada en 1977, en función de ponerla en consonancia con aquélla.


Pero además implicará reformar la estructura normativa con que se rige la Superintendencia de Entidades Financieras, abandonando el paradigma de Basilea que induce a la concentración del crédito, al racionamiento de las pymes, a la autorregulación de las entidades, a los comportamientos procíclicos, a la extranjerización de las entidades y a la conformación de una comunidad financiera internacional, que induce a los bancos centrales a tener normas y políticas únicas determinadas por los centros de poder por encima de los Estados nacionales.


El nuevo régimen financiero deberá disponer la función del Banco Central de direccionar el crédito y reglamentar los mecanismos para fijar la tasa de interés de acuerdo a las necesidades sociales y productivas. Es razonable que el crédito se regule en función de un proyecto productivo nacional, por lo tanto el crédito a las empresas deberá atender a ese objetivo. La integración nacional requiere de regulaciones diferenciadas por región. La eficiencia del sistema requiere de una banca especializada. La diferenciación por tipos de banco necesita definir las funciones específicas que desempeñará la banca extranjera. Los créditos personales deben estar regidos por decisiones de endeudamiento que no respondan a la insuficiencia de los salarios, y la tasa de interés no puede ser un mecanismo de desposesión de los sectores populares.


Pero Argentina no es una excepción a un orden global que adoptó la financiarización como régimen del capitalismo hegemónico actual. Frente a la crisis del 2008/2009 las intervenciones estatales estuvieron más dirigidas a salvar los “templos de las finanzas” que a recuperar las economías. Prueba de lo cual fue la recesión de las economías del sur europeo, que recibieron la pandemia con sus aparatos productivos en retroceso y sociedades en proceso de desorganización y descomposición política. Analizando esa crisis, Delucchi concluye un documento sobre La crisis global y la política monetaria norteamericana (CEFID-AR,2015) afirmando que “la crisis ha demostrado la necesidad de expandir la demanda agregada a través de estímulos fiscales y de avanzar hacia un proceso de redistribución progresiva del ingreso a fin de evitar los riesgos sistémicos asociados a modelos de crecimiento basados en la sustitución de salarios por crédito al consumo y residencial. En este sentido, el abandono de la austeridad fiscal se plantea como una necesidad… para la estabilidad financiera y la expansión de la economía mundial”.


Argentina hoy recorre ese camino. No ha dudado de emplear recursos que expanden el gasto público para atender las necesidades de la emergencia. El papel del Estado en la coyuntura ha sido indispensable frente al mercado que se desorganizó e indisciplinó, mostrándose impotente como supuesto regulador automático frente a la crisis.


En el documento que escribimos con Rodrigo López, La Regulación Bancaria en Argentina 1810-2010 (CEFID-AR, 2010), decimos: “El sistema financiero… refleja como pocos el nivel de conflicto que significó la puja por dos modelos de sociedad, uno conservador-liberal, impulsado  la mayoría de las veces por dictaduras militares, y otras (tantas) por el extravío del rumbo de gestores que consumieron su legitimidad de origen. El otro que se reconocía en el paradigma del nacionalismo democrático y popular… Cada vez que uno de… esos dos bloques políticos llegaba al poder… modificaba… la Carta Orgánica del BCRA y la Ley de Bancos o posteriormente la Ley de Entidades Financieras… las reformas más importantes se dieron en… 1935, 1946, 1957, 1969, 1973, 1977, 1992, 2002” En el mismo texto, en un epígrafe del comienzo citamos a Jauretche en aguda mirada: “El que maneja el crédito y lo orienta, maneja a la economía del país con mucha más eficacia que el gobierno. El que maneja el crédito maneja más la moneda que el que la emite. El que maneja el crédito estimula determinadas formas de producción y debilita otras; el que maneja el crédito establece qué es lo que se ha de producir y qué es lo que no. El que maneja el crédito crea moneda de pago y poder adquisitivo. El que maneja el crédito decide qué se produce en el país y qué no se produce, quién lo produce, cómo lo produce, cómo lo vende y cómo lo acapara, adónde lo exporta y en qué condiciones; determina las condiciones de la plaza, incide en la bolsa, todo, en una palabra. El secreto de la prosperidad o la decadencia, del desarrollo o del atraso, está en gran manera en los bancos”. Es todo el fundamento para una reforma imprescindible para una economía periférica que busca su desarrollo con una lógica de solidaridad.

La realidad nos confronta a la conciencia del precario equilibrio de las construcciones humanas en el planeta y que indefectiblemente afecta tanto al individuo como a la civilización de la que forma parte, del mismo modo que hacen a las formas particulares en el que ese orden civilizatorio se da en las geografías y en el orden de los Estados particulares. Pone en evidencia el hecho universal de la tensión que nos anima entre el egoísmo y la defensa de lo propio respecto de las instituciones y los acuerdos entre grupos y organizaciones que constituyen lo social. 

 

Eudald Carbonell Roura (Ribes de Freser, 1953) es uno de los arqueólogos de más prestigio y proyección internacional. Desde el año 1999 ocupa la cátedra de Prehistoria de la Universitat Rovira i Virgili y actualmente es investigador principal del Grupo de Autoecología Humana del Cuaternario de esta universidad e investigador del Institut Català de Paleoecologia Humana i Evolució Social (IPHES), un instituto transdisciplinar que trabaja en los principales yacimientos del mundo para averiguar el origen de las primeras poblaciones humanas y que forma parte de la élite de la investigación sobre la evolución humana.


Como codirector del Proyecto Atapuerca y director general de la Fundación Atapuerca, Carbonell es uno de los artífices del Museo de la Evolución Humana, creado en Burgos, fruto de más de 30 años de investigación en los yacimientos de Atapuerca. El confinamiento por la covid-19 ha llegado en los meses de más intensidad para preparar las importantes excavaciones arqueológicas que dirige y que habitualmente comienzan en el mes de julio.


De momento no se ha cancelado nada, pero Carbonell explica que se mantiene la incertidumbre de cuáles serán los protocolos de actuación vigentes por aquellas fechas. Al margen de su tarea arqueológica, la socialización del conocimiento es una de las grandes obsesiones de Carbonell. Así como la reflexión en el entorno de la evolución humana y su futuro como especie, que ha plasmado en una amplia bibliografía en la que hay libros como Planeta humano, La conciencia que quema o El nacimiento de una nueva conciencia. En esta entrevista Carbonell desgrana su pensamiento, apunta al colapso de la especie humana y asegura que el coronavirus es el último aviso. Un colapso que solo evitará la construcción de una verdadera "conciencia crítica de especie", sentencia.


El confinamiento es el mejor método que tenemos ahora mismo para detener la pandemia. Pero, ¿no es un método muy contrario a la socialización inherente a la especie humana?



El confinamiento es un proceso de desocialización. Tenemos la vertiente psicológica y la social. Y cuando pretendemos la desocialización de una especie social aparecen muchas contradicciones. Y eso mismo es lo que está pasando ahora. Estamos desocializando nuestra especie y la estamos resocializando en el espacio doméstico generando contradicciones importantísimas para nuestra psique. Porque encima, a la vez que nos desocializamos estamos hipercomunicados. Nunca se había vivido una situación así.


El coronavirus nos está obligando más que nunca a depender de la tecnología, ¿no?



Los que hemos defendido siempre la revolución científico-tecnológica y la socialización de la tecnología estamos corroborando las ventajas para el ser humano que tiene el uso social de esta tecnología. Nuestro cerebro es lo que ha producido esta hipersocialización tecnológica, pero a la vez hay muchos espacios cerebrales que aún no la tienen asumida. Pero ahora sí lo estamos incorporando. Es muy importante lo que está pasando, porque esta vez hemos sometido nuestra evolución a contradicciones y a incorporar el aprendizaje interacccionando continuamente con la tecnología.


¿La pandemia de la covid-19 era inevitable o es responsabilidad de los humanos?



Es absolutamente responsabilidad de los humanos porque no hemos sido capaces de tener un protocolo universal ante una pandemia como esta. Estos protocolos universales hace años que deberían estar hechos ante la aparición de otras epidemias.


¿Cómo deberían ser estos protocolos? ¿Quién los debe establecer?



Deberían ser unos protocolos de estricto cumplimiento como especie, independientemente del país al que se pertenezca o de cualquier otro criterio. Y que deben estar guiados evidentemente por los epidemiólogos y virólogos. Por la gente que tiene capacidad de saber exactamente el tipo de funcionamiento biológico de estas moléculas. Y esto no se ha hecho. Es curioso que muchos de estos científicos han recibido más dinero en 48 horas que en toda su vida investigando.


Es el típico planteamiento oportunista de las situaciones ligadas a la geopolítica y a las clases extractivas. En esto encontramos unas contradicciones evolutivas importantes que son consecuencia de estas visiones tan jerárquicas y oportunistas que tenemos en los momentos históricos. Cuando hay un peligro para la propia especie, no se puede estar discutiendo otras cosas que no sean la supervivencia y la reproducción de la especie


La organización social y política de la humanidad en forma de estados con sociedades que pugnan entre ellas ¿es lo que impide actuar como especie de forma solidaria y aplicar estos protocolos?



Sí. Lo hemos visto con lo que ha pasado ahora en la UE. Es una Unión Europea de pies de barro no creada para la solidaridad sino para organizar cómo las clases extractivas se llevan el dinero de la gente por la vía de los impuestos. Con unas minorías de poder sociales y económicas que se aprovechan de los estados para el robo y el drenaje continuado del dinero de la gente, en vez de mejorar las condiciones sociales. Por eso cuando ha habido problemas desaparece la Europa de Schengen y los estados se vuelven fortalezas.


Pandemias ha habido siempre, como la peste durante la Edad Media. ¿En sus yacimientos arqueológicos hay indicios de epidemias en la prehistoria también?



Por supuesto. Las pandemias han existido siempre, aunque es muy difícil poder encontrar evidencias. Pero hay que tener presente que las pandemias funcionan a partir de las cargas demográficas. No es lo mismo cuando esto afectaba a 200 o a 1.000 personas de un territorio hasta morir todos y no quedaba ningún huésped del virus que pudiera continuar el contagio porque a muchos kilómetros de distancia ni se enteraban. Ahora, en un mundo globalizado y de grandes comunicaciones de transporte, los huéspedes, que somos nosotros, se multiplican exponencialmente.


¿La globalización es el problema entonces?



El problema es que la hemos hecho mal. Es una globalización con pies de barro. No es una globalización social sino una globalización dirigida por clases extractivas y esto hace que se tienda a la uniformización del planeta cuando lo que habría que hacer es mantener la diversidad y ser capaces de integrarla. Es decir, crear un consenso y que las diversas conductas y culturas humanas pudieran aportar a la nueva síntesis todo lo que sabemos y no perder memoria en el sistema. Es decir, la planetización. Habría que parar esta globalización, que es lo peor que estamos haciendo, y generar una conciencia crítica de especie en la educación y la formación que socialice la revolución científico-tecnológica y que incremente la sociabilidad de los grupos.

Usted ha dedicado buena parte de su trabajo como pensador a esta conciencia crítica. Lo empieza a plantear en 'Planeta humano' y lo desarrolla en otros libros como 'La conciencia que quema' o 'El nacimiento de una nueva conciencia'. ¿Qué quiere decir?

Que los humanos debemos evolucionar hacia una conciencia operativa. No solo una conciencia abstracta. La gente cree que la conciencia es algo abstracto pero no es verdad. Porque la conciencia es la fusión de la inteligencia con la organización social de nuestra especie.


¿Y la adquiriremos?



Este es el problema. Que si no la adquirimos, con los crecimientos exponenciales convergentes que tiene la especie, vamos hacia el caos.


¿Y qué conllevaría en la práctica el cambio que propugna?



Romper con las jerarquías, conseguir unos sistemas de cooperación y de organización mucho más horizontales y de consenso que integren todas las formas de pensar que hay en el planeta con el objetivo de sacar siempre las mejores consecuencias. Esto ya ha pasado en nuestras culturas que se han adaptado al clima, a los crecimientos demográficos y a muchas otras cosas. Por lo tanto, hay una rica fuente de experiencia que hace que si sabemos dónde queremos ir, la podemos utilizar para generar las condiciones nuevas de nuestra especie.


No parece que la especie humana mire por la supervivencia como tal, sino más bien por los intereses de cada generación en concreto…



Es la primera vez que el ser humano aplica una lógica de desafío de nuestra propia evolución y de la selección natural y, mediante la selección técnica cultural, establece mecanismos para evitar que la selección natural actúe. Esto es un gran desafío a la evolución humana. Ahora se puede hacer porque la biotecnología tiene los instrumentos capaces de llevarlo a cabo.


Es un hecho favorable a la supervivencia de la especie humana, pero cada vez más automodificada genéticamente y probablemente en favor de unas conciencias nuevas que aparecerán cuando en este planeta haya varios tipos de especies y subespecies de humanos. Ahora estoy escribiendo sobre esto, que no es el futuro inmediato pero es el futuro del futuro.


¿La modernidad y la tecnoeuforia han provocado que como especie nos hayamos creído invulnerables?



Es un engaño semejante al que se instauró con la idea del estado del bienestar. La gente tiene miedo a la muerte y se esconde para creer que la muerte no forma parte de la vida. Y la vida se tiene como algo inconmensurable. La vida es obviamente lo más importante que hay, pero todavía estamos en esta fase de la evolución en que la muerte es una solución de la vida por mucho que en un futuro se retrase y se controle. El ser humano ha pensado siempre que esto o lo otro no me pasará a mí. Y hasta que muere alguien cercano no nos damos cuenta de que sí podemos morir. Forma parte de las respuestas que la antropogénesis humana ha construido con el hecho de no acordarse de lo malo.


¿Qué quiere decir con eso del engaño del estado del bienestar?



Haciendo un planteamiento que va de lo social a lo político, me refería a cuando la socialdemocracia implantó aquí la idea del estado del bienestar en el que decían que se instalarían todas las clases medias. Y que el estado del bienestar había venido para quedarse. Mucha gente se lo creyó y eso es lo importante. La gente lo dio por hecho y no pensó que continuaban funcionando la conciencia y la lucha de clases. Y que no existía una conciencia crítica de la especie.


Entonces, ¿qué pasará después de esta pandemia?



Después de esto, lo que pasará es que la gente dentro de un tiempo no se acordará. A no ser que se empiece a plantear lo que hace años decimos una serie de gente que estamos removiendo la conciencia crítica de especie. De lo contrario, lo que pasará es que a la próxima muy probablemente la especie colapsará.


¿La especie colapsará?



De hecho, ya hace tiempo que estamos colapsando, aunque la gente no se quiere dar cuenta. Pero hace tiempo que estamos en el horizonte de acontecimientos de colapso. Los epidemiólogos y los virólogos ya hablan de que los episodios de ataque de estas moléculas son secuenciales y cada vez más exponenciales. Esto forma parte de la defensa de la propia estructura biológica cuando hay recargas demográficas y estas interacciones tan intensas e importantes.


Tenemos concentraciones de 20, 30 y 40 millones de personas en metrópolis que son focos de crecimiento y de complejidad muy importantes pero también suponen sobrecargas demográficas que implican que los huéspedes de los virus son fácilmente eliminables. Además, los humanos no somos responsables del cambio climático pero hemos contribuido a su aceleración y también interacciona con los hechos epidémicos. Todo ello conllevará cambios sociales.


¿Qué cambios?



Este sistema que estamos viviendo en la Tierra, este capitalismo viejo, caduco y acabado no es capaz de solucionar los problemas que genera. La socialización del capitalismo ya supuso 200 millones de muertos con las dos guerras mundiales. Por lo tanto, vamos hacia un nuevo sistema que o llegará de forma natural, lo que sería un desastre, o de forma lógica, que es como debería llegar. Si no se hace esto, lo que estamos haciendo es acelerar el colapso de la especie humana. Y es muy probable que ocurra. Si esto coge inercia y genera sinergia vamos realmente hacia un embudo evolutivo.


Entonces, ¿qué sentido tiene que se tomen medidas solo para hacer frente a los efectos de la pandemia a la espera de que acabe y volver a rehacer la situación anterior?



Es un error, porque esta es una oportunidad para cambiar el sistema. El problema es encontrar quién se atreverá a cambiarlo. ¿Qué parte de la especie será capaz de dar la vuelta al sistema? Yo no la conozco. Esta sería la mejor ocasión porque ahora el mundo está en paro técnico y en esta situación es cuando se pueden tomar medidas fuertes.


¿La covid-19 es un aviso de este colapso?



Sí. Nos ha puesto ante el espejo de nuestra deslealtad con la propia especie. La covid-19 lo que ha hecho es desestructurar un sistema que ya tenía muy poca estabilidad y mucho desequilibrio. Con consecuencias sociales y económicas evidentes. Y ahora todavía tenemos recursos para la supervivencia, pero si se produce con otras condiciones, las revueltas sociales y graves problemas que aparecerían en el planeta sin estos excedentes llevarían a una situación de gran confrontación de clases y de todo tipo.


En el marco de las posibilidades, cualquier escenario es posible y esto quiere decir que es el último aviso. Los sistemas hasta ahora siempre han cambiado de forma natural. La única vez que se ha intentado cambiar un sistema por parte de los humanos fue la revolución socialista a partir de una estructuración filosófica y no funcionó porque los humanos no estamos preparados para este tipo de pensamientos tan evolucionados.


Al margen de este intento, los sistemas económicos han funcionado siempre solos. El capitalismo no lo hizo nadie. Es de ignorantes hablar de refundación del capitalismo porque no lo fundó nadie. Ahora tenemos otra oportunidad para refundar el sistema desde la lógica y no desde el azar. Si no lo hacemos, será el propio desequilibrio el que generará un sistema nuevo.


Usted habla de revueltas y graves problemas mundiales. ¿El colapso de la especie humana puede llevar al enfrentamiento total entre humanos e incluso a la depredación entre nosotros?



Seguro. Sin lugar a dudas. En el colapso hay varios escenarios. Si cuando se produce, hay alimentos para todos, la desestructuración se puede dar en violencias no atomizadas. Pero si realmente llegamos al colapso sin alimentos, y este es un escenario muy extremo que probablemente no llegará, pero que hay que tener en cuenta, la depredación puede llegar a formas de comportamiento que incluso pueden incluir el canibalismo. Como ya se ha visto en otras ocasiones de la historia cuando no ha habido comida para todos. Esto a la gente no le gusta que lo digamos y te acusan de apocalíptico y de querer dar miedo. No lo digo para asustar sino para crear conciencia. Solo son escenarios. Pero los escenarios son la forma que tenemos de saber hacia dónde podemos ir.


¿Del colapso podemos pasar a la extinción de la especie humana?



Esta es la gran pregunta. Algunos microbiólogos lo defienden. Yo pienso más en un escenario de colapsos consecutivos y de cambios estructurales. La socialización de la revolución tecnológico-científica nos llevará no a un nuevo paradigma sino a un mundo nuevo. Algo muy diferente que ahora mismo no podemos saber. Los cambios y las transformaciones ya no serán tales, sino que darán paso a cambios de fase. Serán fases diferentes con ruptura de la propia evolución. Con elementos nuevos que ahora no conocemos ni sabemos cómo serán.


Pero antes de que esto ocurra hay que hacer planteamientos, como algunos nos hemos dedicado a través del pensamiento, sobre qué hacer, qué es la conciencia operativa y la conciencia crítica, cómo se debe socializar la revolución científico-tecnológica, como se debe hacer la cooperación, por qué hay que destruir los liderazgos... Toda una serie de cuestiones importantes que están pensadas no sólo desde el punto de vista ideológico sino de supervivencia de la especie en un mundo como el actual de 7.000 millones de especímenes humanos que como mucho puede llegar a los 10.000 millones y es cuando se producirán estos cambios estructurales a los que ahora desconocemos si nos podremos adaptar o no.


Además, sobre las teorías de la extinción de la especie humana, yo siempre he pensado que esto no ocurrirá, entre otras cosas porque la tecnología permitirá vivir en un futuro en otros lugares que no serán la Tierra.


¿Destruir los liderazgos..?



Los liderazgos son lo peor de la humanidad. Debemos evitar los líderes a toda costa y debemos ser capaces de crear autoconocimiento y autoorganización. Habitualmente los líderes son los más imbéciles de todos. No sabemos por qué, pero la selección natural también promociona ignorantes y gente que es incapaz para los puestos de responsabilidad que ocupan y que sirven siempre a las clases no inclusivas.


Son gente con poca capacidad para escuchar a quien se ha de escuchar, que son los científicos, la gente que piensa de forma crítica, los que conocen los mecanismos de la historia y, a partir de un consenso de especie, integrarlos todos en pensar y discutir sobre los problemas para poder tomar decisiones. Y obviamente debe haber una representación política, pero hay que votar a personas que sean consistentes y coherentes con esta forma de pensar y no a personas incompetentes que normalmente son la mayoría y que no tienen capacidad operativa de reacción ante problemas importantes.


Pues no parece que pueda prosperar ningún proyecto político que vaya en la dirección de este planteamiento... De esta crisis de la pandemia hay quien augura que surgirá más individualismo y liderazgos fuertes, autoritarismo e incluso crecimiento de la ultraderecha



A corto plazo es probable. A medio plazo es plausible que esto no sea así. Ahora la historia está acelerada. Estas crisis pueden provocar reacciones humanas de miedo. Pero los sistemas que surgen duran poco porque la gente cuando pierde el miedo, los tumba.


¿La especie humana es la única autodestructiva del planeta?



No. Aunque eso es muy difícil de saber. La especie humana, el Homo sapiens después de 400.000 años de evolución, es la única que actualmente tiene una conciencia global de especie importante. La tiene aunque no la utilice para mejorar sus condiciones de vida porque sigue teniendo comportamientos jerárquicos de animal. Porque somos animales sociales jerárquicos y gregarios. Pero ninguna otra especie animal la tiene. Desde esta perspectiva somos una especie, al menos ahora mismo, única y singular. Hace cientos de miles de años probablemente todavía no, pero desde hace algunos miles de años sí tenemos esa conciencia de especie. Ahora hace falta que sea crítica.


El apuro de Donald Trump en volver a la normalidad a pesar del impacto de la pandemia en Estados Unidos refleja la discordancia global en la gestión de la crisis. Otros presidentes, los de México y Brasil, Andrés Manuel López Obrador y Jair Bolsonaro, están en las mismas. El de Nicaragua, Daniel Ortega, reapareció después de 34 días de rara ausencia en uno de los pocos países que no ha decretado la cuarentena ni para el fútbol. Se trata de un síntoma de la cerrazón de los Estados y de las peleas domésticas frente a la impotencia del orden multilateral. En palabras de Trump, la batalla contra “un virus cruel de una tierra distante”.

La tierra distante, China, pudo tener su cuota de responsabilidad en esconder información al comienzo del desmadre, pero la reprimenda de Estados Unidos contra la Organización Mundial de la Salud (OMS), con el recorte del 14,6 por ciento de su presupuesto, va más allá de esos pendientes. Los de la guerra comercial declarada por Trump. Un asunto personal, casi, a tono con su obsesión de demoler el sistema creado después de la Segunda Guerra Mundial. El tiro a la OMS da en la frente de la ONU, de la cual depende, y de los Centros de Control y Prevención (CDC) de Estados Unidos, agencia del gobierno norteamericano sometida a recortes desde 2018.


Las críticas de Trump contra la OMS frente a las presuntas presiones de China para quitarle hierro al coronavirus, sólo compartidas por el primer ministro de Australia, Scott Morrison, poco rencoroso después de haber sido presionado para ayudarlo a zafar de las sospechas sobre la injerencia rusa en las presidenciales de 2016, coinciden con otra urgencia. La de remontar en las encuestas previas a los comicios del 3 de noviembre, signadas por un contexto pavoroso de muertes, contagios y un parón económico fermentado por otra arma letal en tiempos electorales, el desempleo. Uno de cada 10 norteamericanos perdió su trabajo en apenas cuatro semanas.


No es casual lo del “virus chino” en coincidencia con las diatribas de Trump contra los extranjeros. En especial, contra los inmigrantes



La campaña está en cuarentena. El presumible candidato demócrata, Joe Biden, recibió las bendiciones de Barack Obama y de Bernie Sanders. El gobernador de Nueva York, Andrew Coumo, también demócrata, encabeza una coalición de pares que rechaza la supuesta potestad de Trump de arrogarse “la autoridad total” para decidir las reaperturas estatales de la actividad económica. La reinvención del “presidente de la guerra”, al estilo George W. Bush después de los atentados contra las Torres Gemelas, alimenta la egolatría de Trump con cheques de ayuda federal que llevan su firma. Insólito.


La guerra, convengamos, ensalzó las reelecciones de varios presidentes de Estados Unidos: James Madison en 1812 (conflicto contra el Reino Unido y sus colonias canadienses), Abraham Lincoln en 1864 (Guerra de Secesión), Woodrow Wilson en 1916 (Primera Guerra Mundial), Franklin Roosevelt en 1940 y 1944 (Segunda Guerra Mundial), Lyndon Johnson en 1964 (Guerra de Vietnam), Richard Nixon en 1972 (otra vez, Vietnam) y George W. Bush en 2004 (Afganistán e Irak). En períodos normales sólo cuatro no reincidieron en el siglo XX: Herbert Hoover en 1932, Gerald Ford en 1976, Jimmy Carter en 1980 y George Bush (padre) en 1992.


La guerra del COVID-19 no reúne las características de las anteriores. Trump, después de minimizarla y de haber salido fortalecido de la librada contra los demócratas en su juicio político, procura instalarla como tal. Cuenta con un enemigo visible, el régimen comunista de Xi Jinping, y un cómplice necesario que, a su juicio, representa el viejo orden, la OMS, apéndice de la ONU. No es casual lo del “virus chino” en coincidencia con sus diatribas contra los extranjeros. En especial, contra los inmigrantes. Un arma que, merced a otro virus, el del miedo, le permite montar cada tarde su show en ruedas de prensa. Una suerte de cadena nacional gratuita y proselitista.


La cuarentena impuesta por los gobiernos tienen diferentes puntos de aceptación. La población accede en principio, pero a medida que el aislamiento se va extendiendo, por distintas razones, comienza a salir a la calle con fuertes muestras de repudio a la violación de los derechos de libertad constitucional.

Estados Unidos



Michigan

 



Miles de manifestantes, entre 3.000 y 4.000 -algunos de ellos fuertemente armados– se reunieron el miércoles en el Capitolio estatal de Michigan, en la ciudad de Lansing, para protestar contra la orden de permanecer en los hogares impuesta por la gobernadora Gretchen Whitmer, bloqueando la circulación de las calles con sus vehículos.


La protesta, denominada “Operación Gridlock”, fue organizada por la Coalición Conservadora de Michigan y el Fondo de Libertad de Michigan.


Muchos manifestantes a pie fueron vistos ondeando banderas estadounidenses, algunas escritas con la consigna “Don’t Tread on Me” (No me pisotees) y del presidente Donald Trump. De acuerdo con NBC News, también se vieron varias banderas confederadas.


También se oyó a los manifestantes cantar “¡Abre Michigan!”, en rechazo a las medidas de restricción de la circulación.


Idaho



Ammon Bundy, un empresario de 44 años que viene de una conocida familia de rancheros en el vecino Nevada, y que se radicó hace poco en la ciudad de Emmet, en el sur de Idaho. Desobedeciendo la prohibición de realizar eventos masivos, organizó la semana pasada una reunión en una fábrica abandonada en Boise, la capital estatal, para comenzar un movimiento contra lo que considera una violación de sus derechos constitucionales.


Desde su punto de vista, el Estado no tiene autoridad para impedirle salir a la calle, reunirse o abrir su empresa. “Si las cosas se ponen muy mal y nuestros derechos son infringidos lo suficiente, podemos plantarnos y defendernos físicamente, haciendo lo que tengamos que hacer”, advirtió durante el encuentro. “Esperamos no tener que llegar a eso”, aclaró


Argentina



Mientras se mantiene el aislamiento social obligatorio por el coronavirus, y desde el Gobierno evalúan medidas para reforzar los controles, el Polo Obrero marchó este jueves al Ministerio de Desarrollo Social en el centro porteño.


Así lo confirmó Eduardo Belliboni, Dirigente y vocero del Polo Obrero, quien aseguró que se mantendrá la “distancia social” y el uso de barbijos en los manifestantes.


Nuestra habilitación de circulación nos permite ir a buscar los alimentos y la movilización forma parte de ir a buscar esos alimentos”, aseveró en comunicación con radio Metro.


El dirigente social informó que estiman que serán unas 200 personas las que se acercarán al Ministerio, “cada uno con el papel de autorización” e insistió: “En ningún momento estaremos una persona pegada a la otra”


Tomamos una medida polémica porque la situación es dramática”, definió Belliboni en comunicación con radio Delta. En ese sentido, denunció la situación de los barrios populares en estas últimas semanas: “Hay lugares que hace un mes no reciben nada, es desesperante. Hay comedores en los que no recibimos ni comida ni elementos de higiene”.


Belliboni apuntó directamente al Gobierno de Alberto Fernández por la falta de asistencia a los sectores más vulnerables: “La emergencia alimentaria no se cumplió con Mauricio Macri, ni con este gobierno. En este contexto todo empeoró”.


Chile



Los protagonistas de la revuelta de octubre creen que las medidas de Sebastián Piñera frente a la emergencia sanitaria se traducirán en una segunda ofensiva popular tanto o más explosiva que la de hace seis meses.


No hay que olvidar que la primera decisión de las autoridades, luego de decretar el estado de catástrofe, fue mandar a pintar el caballo de Baquedano, en un intento de higienización de los rastros de la revuelta. Hay aquí un acto de desmemoria, negacionismo y olvido del proceso político chileno que todavía está en curso, aunque esté interrumpido”, agregó Alondra Carrillo.


El derecho a la salud pública no está consagrado en Chile”, agregó, para quien la pandemia se ha encargado de develar las diferencias entre las clases sociales en Chile


Otra de las resoluciones del gobierno que generó controversias fue: “Adelantar las vacaciones de invierno es no entender nada. Hay cientos de niños encerrados en sus casas. Muchos viven en sectores vulnerables. Para ellos, la cuarentena no es ninguna gracia, no es un descanso”, dijo a este semanario el presidente del Colegio de Profesores, Mario Aguilar.


La revuelta vivirá un segundo impulso después de la peor fase de la pandemia, ya que el manejo de la crisis sanitaria demostró que “los derechos sociales se transformaron en objetos de lucro, usura y exclusión”.


Un polémico dictamen de la Dirección del Trabajo, que decretó la no obligatoriedad de pagar los sueldos de los trabajadores en cuarentena, y la histórica caída de los fondos de pensiones, cuya pérdida, se calcula, fue de 25 mil millones de dólares sólo durante marzo, han agudizado la inquina contra el gobierno, dijo Grez. “Aún no recuperamos ni uno solo derecho de los solicitados”. Grez, en cambio, apuesta que las consecuencias económicas de la pandemia se traducirán en “un material altamente explosivo”, que desembocará en una nueva “ofensiva” del despertar de Chile.

Aumentan módicamente la cantidad de actividades permitidas. El flujo entre la sociedad civil, las municipalidades, las provincias y la Nación arroja resultados incipientes.
Tres objetivos combinados se instalan en realidades muy diversas.
Primero: flexibilizar aspectos focalizados de la cuarentena sin relajar.
Segundo: controlar-restringir más la circulación de vehículos que creció en los días más recientes. Sea medido con las sofisticadas herramientas nacionales o con la mirada cercana de los intendentes.
Tercero: acentuar el cuidado para los adultos mayores.
Se habilitan aperturas de pequeños comercios, o la labor de profesionales independientes. Posibilitar que los laburantes que hacen changas se conecten con sus patrones resulta más accesible en localidades en la que las clases sociales viven separadas por pocas cuadras o kilómetros, transitables a pata o en bici.
La obra pública privada fue un reclamo colectivo de los intendentes del Interior bonaerense que dialogaron con el gobernador Axel Kicillof días atrás. El minicírculo keynesiano va desde el corralón de materiales hasta una obra particular. Se diseñan permisos diarios para que trabajen una, dos o tres personas simultáneamente como mucho: un arquitecto, un capataz, un maestro mayor de obras, operarios, electricistas, sucesivamente. Una variante micro de los turnos rotativos que se proponen para fábricas en otras ramas de producción. El programa Procrear, pensado para sectores medios durante el kirchnerismo, recupera bríos. Las instituciones son buen soporte para reformas, siempre. La Casa Rosada no habilitó aún este tipo de obras. De modo silvestre, se van realizando acá y allá donde no causan embotellamiento de tránsito ni aglomeración de cuerpos.
Se incentivan los delivery. Las estructuras preexistentes hacen que el primer beneficiario sean empresas medianas o grandes. Otra dificultad en ciernes: habrá pocos pesos en plaza para comprar algo más que los productos esenciales. La apertura de bolichitos cumple otras funcionalidades, ojo: recuperar la actividad, evadirse durante unas horas del día de la marmota de cuarentena, poder salir a la calle.


Organismos de derechos humanos firmaron una solicitada dirigida al gobierno porteño, en la que manifiestaron preocupación por la situación sanitaria, económica y el accionar de las fuerzas de seguridad de la Ciudad de Buenos Aires, en el marco de la expansión del coronavirus. Advirtieron también por la epidemia de dengue y la falta de medidas para prevenirla y luego paliarla. Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas, Fundación Memoria Histórica y Social de la Argentina, Comisión Memoria Verdad y Justicia Zona Norte, entre otras organizaciones, enviaron una carta al gobierno de Horacio Rodríguez Larreta en la que, luego de reconocer el trabajo coordinado que está realizando junto al gobierno nacional, le reclamaron políticas puntuales en las áreas de salud, economía y fuerzas de seguridad. 


En el caso de la situación sanitaria, los organismos instaron al gobierno porteño a hacer cumplir los protocolos establecidos en los "lugares estratégicos donde se concentran las personas", es decir supermercados y hospitales. A su vez, exigieron que se le de una solución a "las carencias que tienen los centros de salud y los hospitales públicos de elementos de seguridad sanitaria para su personal", haciendo particular hincapié en la compra de barbijos con sobreprecios por parte del gobierno de la ciudad.


Por último, los organismos también reclamaron que se atendiera la epidemia por dengue, que según indicaron ya cuenta con "la escalofriante cifra de más de 3200 infectados". "El gobierno de la Ciudad ha descuidado las acciones de prevención, omitiendo la realización de fumigaciones, limpieza de lugares públicos, desinfección y campañas publicitarias", denunciaron.


En segundo lugar, los organismos reclamaron por la situación económica de los sectores más vulnerables de la capital. "Vemos como el gobierno de Rodríguez Larreta no garantiza la asistencia en aquellos barrios populares que albergan más de 75.000 familias distribuidos en 57 conglomerados. Estas familias viven en condiciones habitacionales de hacinamiento y tienen serias dificultades para resolver sus necesidades de alimentación y de acceso al dinero", denunciaron.


Por último hicieron un reclamo por los casos de violencia institucional y la compra recientes de armamento antimotines  en el marco del aislamiento social. "Es absolutamente incomprensible que, en épocas de cuarentena, de crisis sanitaria, social y económica, el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires destine recursos de la administración local para la adquisición de elementos antidisturbios", indicaron y agregaron: "Es el momento de educar a las fuerzas policiales en los valores de seguridad democrática, poniendo el respeto por los derechos humanos de la población en primer lugar y erradicar el abuso de autoridad y el uso de la violencia como método de solución de conflictos sociales".


80% de aprobación al impuesto extraordinario a las grandes fortunas según Analogías.
Más que reabrir la grieta, el impuesto a las grandes fortunas la pone en su más justa y precisa dimensión.
Si alguien preguntara «¿Cree usted que el impuesto debería ser permanente y no extraordinario?» el 5% más rico habría sufrido un masivo ataque de colitis. Juego plata.
Su «mundo» es el de 1910. Les sobran 5.000.000.000 de seres humanos. Su «nosotros», su «Argentina», es el percentil 95, a lo sumo 90, del país. Se sienten sitiados, como los bóers de los 80.
La hipertrofia financiera es hoy inevitable en el modo de producción capitalista. La mayor productividad del trabajo fuerza a quemar cada vez más riqueza para sostener las tasas de ganancia. Los rentistas se encargan de hacerlo, y por dinero. Eso les da hoy el poder que tienen.
Pero la crisis global, que se arrastra desde el pésimo «cierre» de la de 2008 y el CoViD19 no hizo más que dejar en evidencia, sacude la conciencia de millones y en la Argentina se superpuso al asco y horror que fue ganando cada vez más terreno cuando la acción de gobierno posterior a la estafa de campaña de Cambiemos dejó en evidencia al Pro.
La «grieta» está desnuda. Nos toca trabajar para disolverla… eliminando socialmente el lado minoritario por más invencible que parezca.
( http://laseñalmedios.com.ar/2020/04/17/el-impuesto-la-verdadera-dimension-de-la-grieta/ )


En el año 1991, cuando comenzó la unificación de Alemania, el gobierno dispuso un 7,5% de impuesto solidario a los ricos para contribuir con las empobrecidas familias del oeste.


Con el paso del tiempo ese impuesto se redujo a un 5,5% y el año pasado el gobierno anunció que seguirá reduciéndolo progresivamente a partir de 2021.

El gravámen se aplica sobre la renta y las sociedades y representa más de 18.000 millones de euros anuales.

Veamos, ayer comentaba sobre los 70.000 millones de dólares que representa la suma del patrimonio de las 50 familias más ricas de la Argentina… ¡Nada más que 50!.

Si por la situación de emergencia el gobierno aplicará a ese patrimonio tan sólo un 5% de impuesto, tendríamos de entrada nomás alrededor de 3.500 millones de dólares como fondo para la recuperación económica.

Por supuesto que podrían sumarse algunas familias más que no verían demasiado afectado su nivel de vida por ésta contribución social de carácter extraordinaria.

Si a eso le sumamos un aporte adicional del sector financiero que, como si nada pasara sigue beneficiándose con un 37% de intereses por las Leliqs, y controlaramos efectivamente lo que las multinacionales facturan por sus exportaciones, Argentina se levanta en menos de un mes.

Desde ya contaríamos con el respaldo incondicional del Papa Francisco porque sería aplicar parte del mensaje evangélico que señala que los bienes no son propiedad de los hombres sino que los hombres deben administrarlos para que satisfagan las necesidades comunes.
En definitiva, sólo se opondrían los ricos pero eso no es demasiado importante porque ellos representan una ínfima minoría en lo que nosotros llamaríamos comunidad solidariamente organizada.
 
( http://laseñalmedios.com.ar/2020/04/03/la-sensibilidad-de-los-ricos/ )


El presidente Alberto Fernández aseguró que se siente "acompañado por la sociedad y la dirigencia" en el marco de "la situación de emergencia" en la que puso al país la pandemia de coronavirus y valoró el "esfuerzo" que se hace para mantener el "nivel de acatamiento de la cuarentena, que es muy alto", pero pidió no "relajarse" porque "el problema está muy lejos de terminarse".


En una entrevista con el diario cordobés La Voz del Interior, el jefe de Estado advirtió que "cuando uno dice que pareciera que va yendo bien" la batalla que se le está dando a la pandemia para mitigar su propagación, no quiere decir que la gente "se relaje y sienta que el problema está terminado".

En una entrevista con el diario cordobés La Voz del Interior, el jefe de Estado advirtió que "cuando uno dice que pareciera que va yendo bien" la batalla que se le está dando a la pandemia para mitigar su propagación, no quiere decir que la gente "se relaje y sienta que el problema está terminado".

"El problema está muy lejos de terminarse", dejó claro el mandatario, que pidió que "salgan a la calle aquellos que están habilitados para hacerlo" y que se mantengan adentro de sus casas el resto, "fundamentalmente los adultos mayores", teniendo en cuenta que "el 85% de los afectados son mayores de 65 años".

"Yo me siento muy acompañado, siento que la sociedad nos está acompañado claramente. Ha entendido que estamos viviendo una situación de emergencia y una situación dramática. A partir de eso todos necesitamos unir esfuerzos", indicó Fernández al evaluar "muy alto" grado de acatamiento del aislamiento social, preventivo y obligatorio dispuesto por un decreto de necesidad y urgencia (DNU) del 20 de marzo.

Agregó que también se siente "muy acompañado" por "la dirigencia política", aún sabiendo que llegará el momento en que no van a estar de acuerdo "porque así es la democracia".

También destacó el hecho de que "frente a una crisis de esta magnitud" todos estén "tirando para el mismo lado", aunque dejó claro que esto no debería verse como "una excepcionalidad", sino como algo natural.


Se insiste por doquier en afirmar que la humanidad no será la misma una vez aquietada las repercusiones y decisiones que tienen en la pandemia global comenzada en Wuhan, su excusa y sus argumentos de excepcionalidad. La dirección y el sentido de esos cambios no están aún muy claros.


Esa Tensión entre lo individual y lo colectivo y como cada quién ocupa un lugar en la estructura social y como lo social define e impacta mucho de las decisiones y posicionamientos individuales y la puja de intereses y el ejercicio de poder que sostiene privilegios, desigualdades y acumulaciones inequitativas se transformar o se agudizan y “encierran” de modos violentos y compulsivos expulsando a los otros, especialmente a los mas débiles y que tienen poca posibilidad de resistencia.


Daniel Roberto Távora Mac Cormack




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