Martes
28 de abril de 2020
La
cuarentena y el encierro preventivo provoca entre otras cosas,
aburrimiento… y las redes sociales se constituyen así en un
espacio propicio para atizar cuestiones que nos animen a abandonar el
letargo y el acostumbrarnos a transitar los días sin demasiadas
obligaciones, contando las pocas monedas que van quedando …
Entre
FakesNews y decisiones ciertas encontrar temas de debates y
discusiones suele convertirse en un pasatiempo interesante, aunque se
trate sencillamente de discutir sin demasiados fundamentos y
conocimientos, creándose así el caldo de cultivo preciso para
producir los efectos mas deseados por el neoliberalismo: Instalar
mentiras y pre-juicios creíbles pero falsos para minar la confianza
en las políticas de los gobiernos que intentan imponer políticas
públicas tendientes al bien común pero contrarias a los intereses
concentrados de los grupos mas poderosos de la economía Nacional y
transnacional financiarizada …
...y
estos días se dieron varios temas que movieron ese avispero que
alimenta la mentada grieta que estimula el negocio de los principales
medios corporativos del país. Y entre insulto e insulto, ironías y
sarcasmos en dosis altas, se suceden posteos y tweets que dan cuenta
de los asuntos mas crispados de la contienda … que los médicos
Cubanos, que el anuncio de la salida de los acuerdos de Libre
Comercio en el MERCOSUR, que las sesiones virtuales o presenciales en
el Congreso y las trabas para tratar la ley impositiva que grave a
las 50 fortunas mas ostentosas del país, que la propuesta de la
Deuda Externa, que por el motín en Devoto y el “efecto Boudou”
se dejan asesinos y violadores libres … y el grado de cinismo e
ignorancia se acrecienta en cuanto mas se pueda …
El
Corona virus sigue desperdigando su virulencia por doquier, y
mientras los aburridos alimentan mentiras, fakesnews, posverdades
neoliberales y debates agrietados por doquier, las personas sufren y
los problemas se multiplican …
Una
de las marcas de la vejez -ésa que necesita tutelaje para cumplir
con necesidades esenciales, dando por sentado que cantidad de años
es igual a deterioro- es que pensamos en décadas y no en años. Más
allá de la guerrilla del cerdo que se pretendió implementar con el
147, para pedir autorización para deambular por la reina de la
plata, yo tuve antecedentes penosos.
La
Universidad Nacional de Buenos Aires
tuvo un criterio similar cuando a mis 65 años me jubiló
considerando que no estaba en condiciones psico intelectuales de dar
cátedra. Luego de 38 años ininterrumpidos de docencia
universitaria, por efecto dominó perdí la Universidad Nacional de
Lomas de Zamora y la Universidad Nacional de La Plata. Y lo que
realmente me indigna, en este caso lo mismo, es que no tuve fuerzas
para luchar contra el andamiaje burocrático. Fui más viejo de lo
necesario.
Hace
décadas
tuve una experiencia espiritual. Viajaba en un colectivo cuando
empezó a sonar mi flamante teléfono celular. Ya había pasado la
época del “ladrillo” de Movicom, y tenía un aparato más
pequeño y versátil. Cuando sentí la mirada de los pasajeros tuve
pudor de contestar. Hablar por teléfono celular en un bondi era un
acto de narcisismo de clase. En esos tiempos era un privilegio para
pocos. Diez años después, cada colectivo, subte, tren parecían una
sala de terapia intensiva con todes conectados a sus respiradores
artificiales. O sea: la comunicación es una necesidad básica. Desde
las señales de humo hasta el wasap.
El
tema es el pasaje
de la necesidad a la demanda artificial. O sea: cuando hay una
desmesura de la demanda, no al servicio de la necesidad de
comunicarse, sino del lucro como barril sin fondo y sin tapa de la
gran industria. El pasaje de la necesidad a la demanda artificial
necesita otra industria parásita que es la publicidad. Y el
packaging,o sea, el más hermoso envoltorio de troya de todos los
productos, que pone la estética al servicio de la más absoluta
deslealtad comercial.
La
necesidad de trasladarse,
de viajar, de conocer otros mundos posibles, fue capturada por la
gran industria del turismo. Ragnar Lothbrok, el vikingo conquistador,
no necesitó de despegar.com ni de un sponsor para sus embarcaciones.
Había una necesidad de tierras donde la supervivencia era el
fundante de sus conductas. La gran industria creó una raza de
extrañas características cuya denominación es turista. La
industria sin chimeneas. Y que aun en los países socialistas, creó
una nueva división de clases. Casas más, casas menos, igualito a
Nueva York. Todo desarrollo, todo progreso, todo avance, desde la
electricidad hasta las tarjetas de crédito, es capturado por la gran
industria cuyo único propósito es la desmesura del lucro.
Antes
de que me jubilaran,
yo recuerdo que en la Facultad de Medicina había un departamento de
tesorería donde yo cobraba mi renta de jefe de trabajos prácticos.
Aunque parezca un arcaísmo, me pagaban en dinero contante aunque no
sonante. Luego otra gran industria, la financiera, bancarizó la
vida. Y los cajeros electrónicos fueron los interlocutores para
recibir el estipendio. Esa tiranía de la gran industria,
absolutamente depredadora de todos los recursos, incluso los
afectivos, es lo que colapsado. Simplemente porque los consumidores
esclavos, que algunos llaman mercado cautivo, han sido aislados en
forma preventiva.
Hay
mucho más de 70 balcones,
pero sigue sin haber una flor. Si la post cuarentena implicara el
colapso de la gran industria parasitaria, quizá sería un bien que
venga por este mal. Si hasta Cavallo lloró, a lo mejor Bill Gates
puede tener un ataque de pánico. En la jerga financiera: default.
El
colapso de Wall Street
en 1929, también conocido como "jueves negro", fue un
evento que hizo derrumbarse a la economía estadounidense y global,
contribuyendo a la Gran Depresión de los años 30. Tomó 25 años
para que el índice Dow Jones recuperase su nivel de 1929. O sea:
escucharé Las Hojas Muertas por Yves Montand mientras mire las
últimas imágenes del colapso. Pero la Gran Industria, la Bestia, se
recupera con una sobre explotación de la mano de obra de las masas
desesperadas y hambrientas. Nada nuevo. Aquello que para la izquierda
es un problema, para la derecha es una solución. Pero puede tener un
efecto bumerán, como ya demasiado tarde el zar Romanov se enteró.
La
tragedia
es que tenemos muchos zares y pocos o ningún Lenin. La gran
industria está ensayando con el ZOOM y otras plataformas, las nuevas
formas de flexibilidad laboral. La “uberizacion” de la clase
trabajadora sólo tendrá como patrón una aplicación. Defunción
total de la gran fábrica y por lo tanto de los servicios asociados.
Para hacer este ensayo a escala planetaria, fue necesario un peligro
global. Lo encontraron, lo consiguieron, lo fabricaron. Pero no
importa. Lo que sí importa es que sabrán aprovecharlo. Y aunque
puedan volver las oscuras golondrinas, serán golondrinas que
padecerán el espectro autista.
Este
pasaje de la necesidad
a la Gran Industria no está separado por ninguna línea roja. Es un
devenir borroso. Es esencial pero invisible a los ojos. Y al
pensamiento. Del médico de cabecera a la estafa de la medicina
prepaga, que apenas son seguros de salud. Cuyo lucro consiste en
afiliar a gente sana y luego patologizar la salud. Del maestro que
enseñaba su oficio a su aprendiz, a los tutoriales de youtube. ¿Esto
implica que estoy en contra del progreso? Implica que estoy negando
que sea progreso destruir un planeta para sostener a la bestia de la
Gran Industria. Y en esa insoportable levedad de la borrosidad, no
podemos diferenciar entre cuidar y vigilar. Entre querer y aporrear.
Entre préstamo y estafa. Entre terrorismo de estado y estado
terrorista. Es un aporte a la borrosidad denominar democracia a la
dictadura de la burguesía. Y es también borroso denominar
pandemia/epidemia a la dimensión viral de la cultura represora.
La
lógica de guerra
que inauguró el presidente y confirmó el secretario de seguridad de
la provincia de Buenos Aires, como todo delirio, tiene su núcleo de
verdad. A pesar de la diatriba de la publicidad de YPF, el enemigo
que no da la cara no es el virus. Es la gran industria. Estamos en
guerra, pero el enemigo no es el Covid 19. Apenas es el arma. Pero el
enemigo es la Gran Industria Contaminante y Depredadora.
Para
salir de la borrosidad del ser,
tendremos que tener la precisión de un rayo laser. Construir heridas
letales que ni siquiera sangren. Estrategias comunitarias,
cooperativas, autogestionarias, revolucionarias. Para que nuestros
niñes tengan una segunda, tercera y cuarta oportunidad de vivir una
vida que tenga vida, La vida que tiene muerte es la que las actuales
generaciones tienen que destruir. Quizá no tuve fuerzas para luchar
contra la arbitrariedad medieval de la universidad. Pero tengo nuevas
fuerzas cultivadas en esta cuarentena del cuerpo, pero que todavía
no es cuarentena del alma.
Si
Manu Ginobili
tiene temor a la rebelión de los proletarios, vamos a enseñarle que
sus temores no son infundados.
Inventaremos
nuevas formas
de estar unidos. Y también inventaremos lo que nuestros originarios
siempre supieron: la tierra no nos pertenece. Cuando llegamos ya
estaba.
Y
entre agasajarla
y destruirla no hay borrosidad que valga.
La
desesperante situación en las cárceles sigue siendo nuestra
principal preocupación. Ayer, en la UP N° 3 de Concordia, el
servicio penitenciario reprimió a los presos que se manifestaban
reiterando sus urgentes reclamos. Vecinxs informaron a los medios
que, a la par que se reiteraban las balaceras y los gritos,
comenzaron a llegar patrulleros de la policía de Entre Ríos para
dispersar a lxs familiares de presxs que se concentraron afuera.
La
temida llegada del virus a estas cárceles de hacinamiento e
insalubridad cada vez se vuelve más concreta: dio positivo el test
de COVID-19 a uno de los presos de Devoto, al que
hicieron el análisis antes de ingresarlo al Hospital Fernández para
atender las lesiones que sufrió durante la protesta de la semana
pasada. El hombre ahora se encuentra en internado en aislamiento y en
observación. ¿Qué ocurrirá con el resto de la población
carcelaria? ¿Ahora se les proporcionará el acceso a la salud que se
reclama históricamente? Es de suma urgencia que se cumplan los
reclamos para evitar una catástrofe dentro de los establecimientos
penitenciarios del país.
Mientras
tanto, afuera, el Ministerio de Seguridad informó, después de
varias semanas sin dar datos, que las fuerzas federales, en lo que va
de la cuarentena, notificaron la apertura de causas penales a
3.991.654 personas y detuvieron a otras 60.632 hasta el sábado
pasado, por lo que la suma total asciende a 4.052.286. Cabe destacar
que a este número se le suman las muchísimas detenciones por parte
de las policías de cada provincia, pero como no hay datos formales
de todas es difícil tener una cifra certera de la totalidad. Lo que
sí sabemos, porque nos llegan denuncias a granel, es la
discrecionalidad policial y el elevado nivel de violencia con el que
se dan muchas de estas detenciones.
En
Córdoba, continúan detenidos en la EP 9, desde el viernes, Luciano
Acuña, Cesar Aliendre y Gustavo Luna, que recibieron una brutal
golpiza policial, primero en el domicilio de Acuña, frente a sus
hijos de 5 y 8 años, y luego en la calle. El procedimiento incluyó
golpes con las escopetas Ithaka y disparos con postas de goma y plomo
a quemarropa para amedrentar a lxs vecinxs que intentaron acercarse.
A unas cuadras, los bajaron del móvil y los rociaron con alcohol,
amenazándolos con prenderlos fuego, les tiraron gas pimienta y los
siguieron golpeando. En la comisaría, lxs familiares los encontraron
completamente desfigurados por la paliza.
En
Junín, unos doce efectivos policiales irrumpieron en un domicilio,
sin orden judicial, y atacaron a una familia que amenizaba la
cuarentena haciendo “karaoke”. El padre terminó con la nariz
rota, un ojo en grave estado y dos costillas fracturadas. Su hijo de
22 años sufrió traumatismos en la cabeza y continúa internado en
observación. Todo ocurrió delante de hijxs y nietxs menores que
viven en el mismo domicilio. De poco sirvió que, después de
trasladar al padre, la madre y el hijo mayor esposados, a la
dependencia policial, un oficial les pidiera disculpas y dijera que
fue “un malentendido”.
Crece
también la cuenta de femicidios. Ayer, en Capilla del Monte,
apareció el cuerpo de Cecilia Gisela Basaluda, desaparecida hace 20
días. Ni la policía ni la justicia priorizaron su búsqueda, y sólo
luego de una acción callejera, cuando sus compañeras salieron a
gritar “¿Donde está Cecilia?”, se encontró el cuerpo en un
basural. Denunciamos la complicidad policial en los femicidios, que
no toman las denuncias, encubren violentos, y no nos buscan. Fue la
lucha del movimiento feminista y la acción de las compañeras en las
calles la que presionó para que encontraran a Cecilia.
Curiosa
situación, cuando menos, surgió en las últimas horas, a partir de
la negativa de los gobernadores de las provincias de Buenos Aires,
Córdoba y Santa Fe, junto al jefe de gobierno porteño, de no
habilitar las salidas para esparcimiento, que anunció el sábado el
presidente Alberto Fernández. Tanto las palabras presidenciales,
como el posterior comunicado del Ministerio de Salud, que “aclaró”
que el permiso para salir una hora al día y a no más de 500 metros
de los domicilios regiría en todo el país, incluso respecto de las
personas en grupos de riesgo, generó gran expectativa en la
población, en el marco de la tercera etapa de la cuarentena por la
pandemia del coronavirus. El muy concreto anuncio conjunto, en
sentido contrario, firmado por Axel Kicillof, Omar Perotti, Juan
Schiaretti y Horacio Rodríguez Larreta generó gran confusión, al
punto que hace instantes Alberto Fernández declaró, en una
entrevista por Radio Con Vos, que “se le pasó” aclarar que cada
gobernador podía reglamentar a su criterio si se admitían esas
salidas. Más allá de lo que queda claro -la falta de un accionar
articulado entre gobiernos nacional y provinciales-, no nos
arriesguemos a que la policía o la gendarmería terminen siendo los
árbitros en la disputa para decidir si se puede o no ir a caminar
una hora. Sigamos saliendo sólo para lo imprescindible y con todos
los recaudos para evitar detenciones.
Cuidémonos
colectivamente, del virus y de la represión.
La
salida para la clase trabajadora es la organización popular.
A
veces las redes ofrecen esas excepciones que gratifican el alma- El
conocimiento se impone al temor y a los pre-juicios que alimentan
fakesnews y posverdades y se pueden leer aportaciones como estas …
“ "Estoy harta de todo hartazgo de que, cada vez que hablamos
de cárceles, muchos me tiren con asesinos y violadores, como si en
la cárcel SOLO hubiera asesinos y violadores.
Entonces, fui a buscar datos. Es fácil. Solo hay que poner en google: SNEEP.
Sistema
Nacional de Estadísticas de Ejecución de la Pena. Total nacional,
Servicio Penitenciario Federal, provincias: http://saij.gob.ar/estadisticas-ejecucion-de-la-pena
Busqué
específicamente las estadísticas del sistema federal. La cárcel de
Devoto es federal. Acá están. Lo último que hay es de 2018,
bastante reciente:
Entonces,
hice un simple relevamiento: ¿Cuántos acusados por homicidios y
violaciones hay en un total de, a 2018, de 13.358 personas alojadas
en cárceles federales? Y digo "acusados", porque de ese
total, el 57 % todavía no está condenado, así que puede ser
inocente.
Pues
bien:
Homicidios dolosos: 781
Delitos contra la integridad sexual: 742 (desde graves a leves, graves, 629)
Robos, tentativas de robo, hurtos y tentativas: 5093
Infracción a la ley de drogas: 5358
Homicidios dolosos: 781
Delitos contra la integridad sexual: 742 (desde graves a leves, graves, 629)
Robos, tentativas de robo, hurtos y tentativas: 5093
Infracción a la ley de drogas: 5358
Conclusión:
DEJEN DE PENSAR QUE LA CÁRCEL ESTÁ LLENA DE MONSTRUOS ASESINOS,
FEMICIDAS Y VIOLADORES.
La cárcel está llena de gente que comete delitos contra la propiedad o que se droga, o que vende cantidades mínimas de estupefacientes como modo de ganarse la vida.
La cárcel está llena de gente que comete delitos contra la propiedad o que se droga, o que vende cantidades mínimas de estupefacientes como modo de ganarse la vida.
Eso
me parece bien? No. Me gusta que roben un celular, una casa, un auto?
No. Me gusta que vendan droga? No. En la inmensa mayoría de los
casos, mandarlos a la cárcel no sirve para nada. Lo que necesitarían
es trabajar, o tener un proyecto de vida, o atención médica.
Pero
esa es otra discusión.
Ahora estamos viendo cómo podemos hacer que disminuya el hacinamiento carcelario, que muchas de esas personas se vayan a su casa, porque están en situación de riesgo, o xq ya cumplieron el tiempo de condena necesario para obtener libertad condicional
Ahora estamos viendo cómo podemos hacer que disminuya el hacinamiento carcelario, que muchas de esas personas se vayan a su casa, porque están en situación de riesgo, o xq ya cumplieron el tiempo de condena necesario para obtener libertad condicional
No
somos tarados ni locos quienes trabajamos en estos temas. No nos
gusta la violencia, ni el dolor. No queremos que el resto de la
sociedad se sienta temerosa o insegura. Solo, conocemos a esas
personas que muchos de ustedes ven como monstruos. Y sabemos que no
lo son.
O,
al menos, no lo son la inmensa mayoría de ellos. Algunos, sí, por
supuesto, como una parte de la gente que vive en mi barrio es
horrible. Hoy, en un intercambio en tuiter, un tipo deseó que a mi
nieto, que tiene 9 años, "lo mate un chorrito".
Yo
sé que ninguna de las personas que conocí a lo largo de mi vida en
la cárcel, ni las que represento ahora, jamás podrían desearle eso
a un ser humano.
Dense ustedes la oportunidad de dudarlo, al menos.
Dense ustedes la oportunidad de dudarlo, al menos.
Y,
agrego: que nadie entienda que quienes están condenados por delitos
graves carecen de derechos. En mi mundo ideal, que es el mundo de un
Estado democrático, TODOS y TODAS tienen derechos, aunque hayan
cometido delitos graves. Solo intento explicar que son lxs menos."
Palabras
de Claudia
Cesaroni
https://m.facebook.com/story.php?story_fbid=10158001772397870&id=820857869
Se
puede decir que fue una medida de aislamiento en su variante más
extrema: al clarear el viernes los presos de la Planta 1 del penal de
Devoto incendiaron el acceso a los pabellones para impedir todo
contacto físico con sus carceleros. Luego, ya con internos de otros
sectores, ganaron los techos del viejo presidio de la calle Bermúdez
para desplegar una enorme tela blanca con la siguiente inscripción:
“El Covid-19 está en Devoto. Jueces genocidas, el silencio no es
mi idioma”. Los alarmaba la confirmación de seis casos de
coronavirus entre los empleados del Servicio Penitenciario Federal
(SPF) asignados allí.
¿Acaso
el personal de las cárceles –ya sean civiles o uniformados– son
los agentes introductorios de la enfermedad en sus lugares de
trabajo? Por lo pronto, las precarias estadísticas obrantes hasta
ahora parecen indicarlo. Tanto es así que en la órbita del Servicio
Penitenciario Bonaerense (SPB) hubo tres casos (un suboficial de la
Alcaldía Departamental Nº 3 de La Plata, otro de la Unidad 21 de
Campana y una empleada de la Unidad 22 de Olmos), frente a un solo
interno infectado (en la Unidad 42 de Florencio Varela).
En
medio de semejante escenario, la huelga de hambre iniciada en aquel
penal durante el fin de semana pasado ya se extendió a casi todas
las cárceles de la Provincia. En cada una, la tensión crece como
una enorme bola de nieve. En parte porque el ánimo del personal
penitenciario también es vidrioso.
En
ese contexto se produjo el virulento motín que sacudió la Unidad 23
de Florencio Varela, y con un preso asesinado por el SPB. Se trata de
Federico Rey, quien –según el abogado de la familia, Juan Manuel
Casolati– presentaba “una herida de bala en el pecho y ocho
perdigones de goma en distintas partes del cuerpo”. Este dato,
basado en el informe de la autopsia, echó por tierra la versión
penitenciaria que hablaba de “un enfrentamiento entre grupos
rivales de presos”. Y derivó en la separación inmediata de la
cúpula de la Unidad. Sus integrantes y los autores materiales del
homicidio quedaron así a la intemperie ante la correspondiente
investigación judicial.
Pero
sobre lo sucedido allí hay una circunstancia que merece destacarse:
un audio de WhatsApp que circuló entre los presos –a raíz de
alguna filtración no identificada– en el momento inmediatamente
previo al estallido. Allí se oye la voz de alguien que se presenta
como el “doctor Coliandro”, quien se dirige al personal
carcelario para ponerlo al tanto de la situación, no sin un remate
algo sombrío: “No nos alarmemos, no nos desesperemos, pero esto
(el virus) nos va llegar a todos”. Lo cierto es que el jefe del
sector sanitario de la Unidad 42 es un tal Walter Coliandro. Aún no
se sabe si fue él quien grabó el mensaje o si se trata de un
imitador. No menos cierto es que esa grabación supo apurar el
devenir de los acontecimientos. Eso se desprende de testimonios
recogidos en el penal por Sandra Raggio y Roberto Cipriano, de la
Comisión Provincial por la Memoria (CPM), tal como lo confirmaron
ellos a este diario.
Es
posible que el motín hubiera ocurrido de todos modos. Sin embargo,
la supuesta falsificación del audio o su simple desvío hacia los
celulares de los internos plantea una intencionalidad cuyo blanco no
sería otro que el Poder Ejecutivo provincial. Sea como fuere,
¿existe ya un espacio opositor que se atreva a tanto o acaso tal
maniobra haya sido fruto de una interna del SPB? Por lo pronto, su
director, Xavier Areses, un funcionario heredado de la gestión
anterior, aumentó en los últimos meses su cupo de enemigos, puesto
que en el SPB hay muchos oficiales superiores que habían depositado
en el cambio de gobierno sus aspiraciones de ocupar el cargo que él
aún ostenta.
En
lo jurídico, los 19 defensores generales de la Provincia insisten en
su pedido de que los presos por delitos leves y no violentos salgan
de los penales, ya sea excarcelados o con domiciliarias, en
conformidad al fallo de la Cámara de Casación Penal bonaerense del
9 de abril. Pero esa acordada mereció una apelación por parte del
fiscal Carlos Altuve, quien la considera de “extrema gravedad
institucional”, con el agravante de su “falta de fundamentación”.
Y ello dio pie a un farragoso debate entre las partes, con la
consiguiente parálisis resolutiva de los jueces de ejecución,
quienes tienen a su cargo la potestad de decidir cada caso. No
obstante, durante el mediodía del miércoles, el juez de la Casación
provincial Ricardo Borinsky dio a conocer un fallo categórico en el
que les dijo a los magistrados que tienen que concretar las
excarcelaciones y prisiones domiciliarias de quienes tienen más de
65 años o están enfermos, las mujeres con hijos chicos, las
embarazadas y los presos que ya cumplieron gran parte de la condena.
Habría unas 5000 personas en esas condiciones. Pero los jueces aún
se muestran remisos en cumplir.
A
su vez, la mesa de diálogo entre autoridades políticas, judiciales
y los delegados de los presos del penal de Devoto continuaban sus
tratativas para dar allí fin al conflicto.
Aun
así, la pandemia sigue acelerando la crisis carcelaria en todo el
país. Prueba de eso es que, en Santa Fe, a partir del lunes se
sumarán a la huelga de hambre los internos de las cárceles de
Coronda, Piñero y Las Flores. Serán alrededor de 4000 presos que le
reclaman al Poder Judicial y a la Defensoría General los arrestos
domiciliarios y excarcelaciones en tiempo y forma. El virus, en
tanto, no pierde ni un minuto.
(
https://www.tiempoar.com.ar/nota/la-trastienda-de-la-crisis-carcelaria-agudizada-por-la-pandemia
)
El
día de ayer fue atípico por partida doble en Mar del Plata. Lo fue
porque, al cabo de dos años de audiencias y más de 300 testimonios,
culminó el juicio por los crímenes de lesa humanidad cometidos en
lo que comprendió la Subzona 15, el más grande de esa ciudad. Pero
también porque la inmensa mayoría de los imputados recibieron su
condena desde sus casas y el Tribunal Oral Federal leyó su veredicto
ante algunos pocos defensores, los fiscales y otros pocos
querellantes. Y nadie más. Es que la sentencia sucedió en pleno
aislamiento social, preventivo y obligatorio, la medida que desde
hace un mes y dos semanas mantiene al coronavirus controlado en el
país, por lo que sobrevivientes, familiares de víctimas, organismos
de derechos humanos y militancia no pudieron celebrar la Justicia en
la calle. Los abrazos, los “30 mil compañeros presentes ahora y
siempre”, los “como a los nazis les va a pasar” fueron
virtuales.
“Todavía
no puedo desatar el nudo que tengo en la garganta”, cuenta Gloria
León. Junto a los tres representantes del Ministerio Público Fiscal
y tres abogados defensores, fue la única abogada querellante que oyó
de cuerpo presente la lectura de la sentencia que condenó a 28
imputados a prisión perpetua por secuestros, torturas,
desapariciones y asesinatos, a otros siete los penó a entre 7 y 20
años de encierro, mientras que absolvió a otros cinco. Para ella,
además de “difícil”, el día fue “atípico”: “La sala
siempre estuvo llena en otras sentencias de lesa. Familiares y
sobrevivientes adentro y toda la militancia afuera cortando la calle,
esperando sobre la avenida Luro a escuchar las condenas por
parlantes. Solíamos salir de la audiencia y festejar con abrazos.
Hoy salimos y no había nadie”, contó a Página/12.
--¿Y
difícil por qué?
--Está
bueno que haya una sentencia, pero son demasiados años de impunidad
y ellos siguen con su pacto de silencio. Así que lo máximo que
podemos hacer es esto, condenarlos con todas las garantías y
demostrar que nuestra lucha no es venganza. Además es difícil
porque hoy la pandemia no nos dejó abrazarnos. He estado todo el día
con el celular, pero no es lo mismo.
León
integra el equipo jurídico de la Secretaría nacional de Derechos
Humanos desde 2000, pero lucha por Justicia para sus compañeras
desaparecidas desde hace más de 40 años. El de ellas, Liliana
Iorio, Patricia Lazzeri y Liliana Retegui, fueron tres de los 272
casos de secuestros, torturas, desapariciones y asesinatos que fueron
eje del megajuicio que culminó ayer, vía remota, en plena pandemia.
“Vivíamos junto a otras dos sobrevivientes en un departamento”
en Mar del Plata, cuenta. De allí, ella se mudó un día antes de
que una patota las fuera a buscar. “Si estoy viva es porque ellas
callaron. Siempre supe que era mi obligación hablar. Se los debo”,
dice ahora. A 40 años, la Justicia le sigue anudando la garganta.
Las sentencias
Los
integrantes del Tribunal Oral Federal de Mar del Plata, Roberto
Falcone, Mario Portela y Martín Bava, emitieron una sentencia que
“se acercó bastante” a los pedidos de pena formulados por la
Fiscalía, evaluó la fiscal auxiliar Eugenia Montero, que asiste
junto con Julio Darmandrail al fiscal general Juan Pablo Curi. La
acusación había solicitado la prisión perpetua para 31 imputados,
en su mayoría miembros de las tres Fuerzas Armadas y la Prefectura
Naval Argentina. El TOF la otorgó a 28: Virton Mendiaz, Alfredo
Arrillaga, Eduardo Blanco, Jorge Toccalino, Julio Falcke, Oscar
Ayendez, Héctor Azcurra, Policarpo Vázquez, Rafael Guiñazú, José
Lodigiani, Carlos Robbio, Justo Ortíz, Eduardo Frías, Alfonso
Nicolás, Roberto Blanco Azcarate, Luis Bonanni, Raúl Pagano,
Osvaldo Siepe, Néstor Vignolles, Héctor Vega, Fortunato Rezzet,
Carlos Suárez, Hugo Pabón, Alcides Cerutti, Oscar Gronda, Alfredo
Weinstabl, Ernesto Davis y Raúl Pizarro.
Los
magistrados, en tanto, confinaron a 25 años de prisión a Juan
Eduardo Mosqueda; 22 le dieron a Ariel Silva; a Gonzalo Gómez
Centurión lo penaron con 12 años de encierro, mientras que de 10
fue la pena para Cesar Martí Garro y Miguel Ángel Domingo Parola.
Para Carlos Mansilla y Juan Carlos Aiello, la condena fue a 7 años.
A
excepción de Gómez Centurión, que se hallaba excarcelado, el resto
llegó a la condena con penas previas o prisiones preventivas, en los
casos en los que aún no habían sido sometidos a jucio por su
participación en el terrorismo de Estado. Aiello y Robbio son los
únicos que cumplían encierro en la prisión vip de Campo de Mayo.
Se espera que Aiello, no obstante, salga en breve: cumplía
preventiva desde hacía casi 7 años, el monto de la pena recibida.
Por
último, fueron absueltos Eduardo Isasmendi Sola, Juan Roberto
Contreras; Silverio Cortez, Juan Tomás Carrasco --el único policía
entre los imputados, comisario de Miramar-- y Juan Alberto Rincón.
Habrá que aguardar los fundamentos del veredicto, que estarán
disponibles el 18 de junio próximo para conocer los motivos. Por lo
pronto, la lectura que hace la Fiscalía de las cinco absoluciones es
que eran imputados que no contaban con pruebas que acreditaran sus
participaciones en hechos concretos, por lo que estaban acusados de
asociación ilícita. En el caso de Carrasco, la prueba en su contra
la aportó él durante una indagatoria, por lo que había peligro de
que se autoicriminara.
“No
hubo diferencias sustanciales entre nuestro pedido y la sentencia,
hubo muchas condenas a prisión perpetua. Pero creemos que lo más
importante es que el tribunal dio por acreditados todos y cada uno de
los hechos que fueron llevados a juicio. Todos sucedieron según el
Tribunal. Desde ese punto de vista, es muy positivo el fallo”,
indicó Montero, quien al igual que León describió como “atípica”
la circunstancias en las que se desarrolló la sentencia. “Es un
juicio que duró dos años y tuvo más de 300 testimonios. En
circunstancias normales, la calle de la ciudad hubiera estado colmada
de gente a la espera de la sentencia que hoy no pudo estar, que en
muchos casos la escuchó a través de internet”, destacó.
“Fue
bastante extraño”, continuó. Los imputados también oyeron la
sentencia vía teleconferencia. Uno de ellos, incluso, dijo sus
últimas palabras a través de una video llamada de Whatsapp al
teléfono del secretario del Tribunal. “Fue raro. No pudimos verle
la cara, pero es lo que las circunstancias permitieron. Lo que
valoramos es que la sentencia sucedió, que se dictó en un proceso
tan largo, con imputados tan mayores”, sostuvo Montero.
Los casos
El
juicio tuvo como eje 272 casos de secuestros y torturas. En 133, las
personas permanecen desaparecidas. En otros 28, se comprobó el
asesinato ya que sus restos han sido hallados. Hay 111 que
sobrevivieron a las violaciones de derechos humanos a las que que
fueron sometidas. Como este megajuicio es resultado de una
unificación de causas, algunos de los operativos que comprendieron
la totalidad de las víctimas ya fueron enjuiciados previamente en la
ciudad, como es el caso de las víctimas de La Noche de las
Corbatas.
Este
debate, no obstante, permitió ver “la película completa en la
represión de la Subzona” 15, explicó Montero. Dentro de la
unificación, ingresaron partes de causas que investigan los hechos
sucedidos en los centros clandestinos conocidos como “Base Naval”
y Cueva” que ya fueron razón de juicios previos. También otros
expedientes que repasan hechos de otros centros de la subzona,
comprendida por el partido de general Pueyrredón y sus alrededores,
y que involucraron a las tres Fuerzas Armadas, la Prefectura y la
Policía bonaerense. Por ejemplo, la Sede de la Prefectura, la
Escuela de Suboficiales de Infantería de Marina (ESIM) y la
Comisaría de Miramar, que se inspeccionó en tanto centro
clandestino por primera vez en este debate.
Hay
otros casos que resonaron y aún duelen y que, sin embargo, aún no
habían sido evaluados por la justicia federal local. Un ejemplo es
el que comprende los secuestros de los actores Gregorio Nachman, Luis
Antonio Conti y Carlos Waitz. A Nachman y a Conti los fueron a buscar
a sus respectivas casas el 19 de junio de 1976. A Waitz se lo
llevaron del teatro “La Botonera”, en enero de 1977. Una patota
preguntó por él en los camarines, cuando estaba a punto de subir a
escenario en plena función de la obra Israfel. Otro es el secuestro
de Cecilia Viñas, quien nació en la ciudad pero fue secuestrada en
la Ciudad de Buenos Aires, mientras cursaba un embarazo de siete
meses. La mantuvieron cautiva hasta que dio a luz en la Esma. Pero
parte de su cautiverio lo pasó en la Base Naval.
Además
de esto, la fiscal marcó como cuestión distintiva de este
megajuicio el hecho de que “se repasó lo sucedido con personas
cuyos secuestros sucedieron en Mar del Plata, pero de las que después
fueron mantenidas cautivas en otras ciudades o directamente no se
tuvo más información. En muchos casos, la ultimísima noticia es su
secuestro”.
“¿Será
realmente médica, con esa cara de empleada doméstica?”, se
preguntaba la periodista brasileña Micheline Borges en agosto de
2013, cuando comenzaron a llegar profesionales de la salud cubanos a
Brasil en el marco del programa “Más médicos”, implementado por
la entonces presidenta Dilma Roussef ante la escasez de personal
sanitario en una enorme cantidad de localidades del Brasil profundo.
El comentario hacía referencia a una médica afrocubana que acababa
de arribar al estado de Rio Grande do Norte y que junto a una
delegación de profesionales del país caribeño se sumaba al
programa, en medio de fuertes protestas convocadas por el Colegio
Federal de Medicina.
El
gobierno petista estimaba que había centenares de municipios del
Brasil que no tenían ni siquiera un médico en el sistema público
de salud, y ante el fracaso de una convocatoria a cubrir esos
puestos, decidieron apelar a profesionales extranjeros. La oposición
de los médicos locales, concentrados en las empresas de salud
privadas de las zonas ricas del país, estalló con tonos
inusitadamente violentos: Brasil tenía médicos suficientes y de
calidad, los que iban a llegar no eran de países desarrollados sino
cubanos, la medicina cubana era mala, escondía “trabajo esclavo”
y “espionaje” y, como argumento de última instancia, su título
no era válido en tierras brasileñas y debería ser revalidado. Las
manifestaciones explotaron poco después de las llamadas “jornadas
de junio”, las grandes protestas contra la organización del
Mundial de fútbol de 2014 que entusiasmaron al principio a los
sectores que, sobre todo fuera de Brasil, cuestionaban por izquierda
al gobierno del PT, pero que enseguida se revelaron como un hecho
fundacional de la formación de una nueva y peligrosa derecha, como
ahora podemos corroborar con claridad. Las protestas llegaron a
reunir a miles de médicos, de batas tan blancas como su piel, en la
avenida Paulista y en las principales ciudades del país.
Para
ese entonces, Jair Messias Bolsonaro era solo un oscuro y pintoresco
diputado, que nadie podría, ni en una delirante pesadilla, imaginar
como el futuro presidente brasileño. El anticomunismo lunático que
ostenta su discurso cotidiano –un anticomunismo sin comunistas–
encuentra en este visceral rechazo a los médicos cubanos un claro
antecedente de aceptación social.
Macartistas
del siglo XXI
Aunque
los aspirantes a Bolsonaro en nuestro país son unos cuantos, el cuco
que suelen esgrimir no es el comunismo sino el populismo, pero
entendido de una manera muy parecida a como el presidente brasileño
habla de la izquierda. El caso de los médicos cubanos, que
hipotéticamente acudirían a la Argentina para colaborar en la
emergencia por la pandemia del coronavirus, parece haberles dado la
ocasión para sacar a relucir esa veta, que por estas tierras no se
oía con esa fuerza desde la dictadura genocida.
Las
razones y argumentos esgrimidos son prácticamente los mismos.
Oscilan entre la versión macartista, iniciada por la inefable
exfuncionaria macrista Laura Alonso, que picó en punta acusando a
los médicos cubanos de “espías” y “comisarios (políticos)”,
y siguió con el fallido cacerolazo convocado por las redes sociales
para el 22 de abril y, por otro lado, la vertiente denigratoria y
racista, que niega la calidad de la sanidad de la isla y, al igual
que en el país vecino, pide el título y dice que los profesionales
de Cuba no son mucho más que enfermeros. Y ambas se combinan en
algunas versiones refinadas, como la extensa nota que, con letra de
la CIA y la mafia anticubana de Miami, enarbola en Infobae la
periodista Claudia Peiró, en algún momento espada literaria de
Rodolfo Galimberti. Según esta versión, las misiones médicas
cubanas en el exterior no son otra cosa que “mano de obra esclava”
que genera divisas para el “régimen de Castro” y, al mismo
tiempo, propagan la ideología comunista. El argumento de ser
esclavos y al mismo tiempo infiltrados castristas no cierra mucho,
pero como suele pasar con los discursos construidos sobre sí mismos,
todo aparece coherente para el creyente.
No
son argumentos consistentes como para darles demasiada entidad, en
realidad. No importa que haya una pandemia que puede provocar que,
por mejores y numerosos que sean nuestros médicos, pueda ser
necesario el aporte de profesionales formados en emergencias y
experimentados en epidemias en todo el mundo, ni que estas mismas
misiones hayan sido recibidas con los brazos abiertos en países que
cuentan con mayores recursos que nosotros como Italia, Andorra o
Qatar, ni que la medicina cubana tenga reputación mundial y sea el
orgullo de su país. El problema es político e ideológico,
simplemente, y se lo usa como arma para esmerilar al gobierno actual
y robustecer una corriente de extrema derecha que ya viene
fortalecida en la Argentina después de cuatro años de macrismo.
El
internacionalismo cubano, la base de las misiones médicas
Artículos
como los de Infobae siguen la línea que el Departamento de Estado de
Estados Unidos viene escalando desde el principio del gobierno de
Donald Trump, reavivando el fantasma del comunismo y atacando
especialmente, en nuestra región, a todos los gobiernos que no se
alinean con el neoliberalismo salvaje y el eje de derecha radical que
se articula alrededor del colombiano Iván Duque, el chileno
Sebastián Piñera y Bolsonaro, apuntando obsesivamente a Cuba y
Venezuela.
Sabiendo
que las misiones médicas cubanas son uno de los puntales de su
política exterior, fundada en la idea del internacionalismo, hay
evidentemente un esfuerzo considerable en desacreditarlas. Con poco
éxito, porque estas misiones son recibidas con los brazos abiertos
en decenas de países, no solo por el coronavirus sino en
innumerables situaciones anteriores, como la epidemia del Ébola en
África central hace algunos años, en que los cubanos se destacaron
mientras los profesionales de países con mayores recursos huían, o
en el terremoto de Haití que causó decenas de miles de muertos en
uno de los países más pobres del planeta.
El
internacionalismo cubano tiene una enorme tradición que se remonta a
tiempos anteriores a la Revolución, pero que alcanzó dimensiones
extraordinarias desde el triunfo de las guerrillas de Fidel Castro y
el Che Guevara. Durante los primeros años, este internacionalismo se
manifestó principalmente en la solidaridad revolucionaria y tiene su
punto más alto en el contingente militar en Angola que combatió al
régimen racista sudafricano provocando el principio de su colapso,
con la victoria de Cuito Cuanavale en marzo de 1988. Menos conocido
es que, junto con los soldados, iban miles de médicos y personal
sanitario que pusieron las bases del sistema de salud de Angola y
otros países vecinos.
Cuando
la guerra fría llegó a su fin con la caída de la URSS y la isla
entró repentina y dramáticamente en el “período especial”, la
colaboración militar antiimperialista que había sido eje de la
política de Fidel desde el triunfo revolucionario no pudo sostenerse
más. Cuba quedó aislada en medio de un capitalismo agresivo y
triunfante, y los mismos que hoy atacan a sus médicos contaban los
días para retornar a Cuba a instalar McDonald’s en la Plaza de la
Revolución.
Nada
de eso sucedió, y los cubanos retomaron la política de solidaridad
internacional por otros medios, y son las misiones médicas el más
notable de ellos. Lo más importante es que, además de la
biotecnología y el desarrollo de tratamientos y medicinas en los que
hace punta a pesar de la escasez de recursos materiales de un país
bloqueado desde hace 60 años, Cuba aplica en esas misiones la misma
política sanitaria que la convirtió en uno de los países con
mejores índices de salud del mundo.
Se
trata de una medicina asentada en la prevención y no en el negocio,
una medicina que no tiene un criterio monetario para definir quién
goza de la mejor atención y quién no. En Cuba, estudiar medicina no
es una prerrogativa de clase, sino una cuestión de vocación,
capacidad y la planificación estatal de la necesidad social de
profesionales. Las misiones médicas cubanas en el exterior no van a
atender a las grandes y caras clínicas privadas sino a los lugares
más complicados y apartados, a donde generalmente los profesionales
locales no quieren ir: las barriadas venezolanas de la Misión Barrio
Adentro; las favelas y pueblos amazónicos de Brasil; las zonas
rurales de los países africanos, quizá donde antes habían peleado
los combatientes cubanos; áreas de desastre humanitario como el
Haití devastado por el terremoto; tremendas y mortales epidemias
como el ébola o, ahora, el coronavirus.
Cuba,
un país con pocos recursos y sometido a un bloqueo brutal por
Estados Unidos, cobra por los servicios de sus médicos. ¿Quién no
lo haría, por qué tendría que financiar una economía exhausta la
ayuda a otros Estados soberanos? Cuba cobra por el trabajo de sus
médicos, pero no lucra con ellos. No es difícil de entender, salvo
para la derecha elemental que se expande por el mundo, que no concibe
que la salud no sea un negocio.
El
concepto de la formación de profesionales de la salud en Cuba no es
el de la profesión liberal, una buena carrera para hacer plata, sino
el de un servicio esencial para la salud del pueblo, en el que la
sociedad cubana invierte recursos materiales y humanos. Si un país
no puede pagar lo que esas misiones valen, Cuba manda las misiones
igual porque entiende su necesidad, ya que el criterio básico es la
solidaridad internacional. No va a ser el caso de la Argentina si se
da, que aunque está en crisis no es Haití o Zimbabwe, ni tampoco
fue el de Brasil con el programa Más Médicos, en que el muy buen
salario ofrecido no logró convencer a los médicos brasileños de
dejar la comodidad de un barrio de clase media en Sao Paulo por una
sala de atención en un recóndito pueblo de Tocantins.
He
visto personalmente, en varias ocasiones, a los médicos y médicas
cubanas en esos lugares. Me los crucé en Roraima, en el extremo
norte de la Amazonia brasileña; he sabido de su trabajo en zonas
rurales de Sudáfrica, lugares en los que la medicina tradicional era
la única disponible con una media de 30 por ciento de la población
infectada de SIDA; en los barrios populares de Caracas, de una
violencia cotidiana que haría que nuestros canales de 24 horas de
“inseguridad” no pudieran seguir el ritmo de asesinatos y que,
sin embargo, siempre respetaron a los cubanos porque eran los
primeros médicos que habían visto en su vida.
Ojalá
que no los necesitemos a los médicos/espías/comisarios cubanos.
Pero si los necesitamos, no hay ninguna duda que serán bienvenidos
como todos aquellos que vienen a ofrecer la solidaridad que en el
mundo escasea cada vez más.
El
autor de la nota es Andrés
Ruggeri, antropólogo social, investigador y docente en la
Universidad de Buenos Aires (UBA) y la Universidad Nacional Arturo
Jauretche (UNAJ). En la Facultad de Filosofía y Letras de la
UBA dirige el programa Facultad Abierta, que vincula al
mundo académico con el de las empresas recuperadas. Es también
director de la revista Autogestión
para otra economía,
órgano de comunicación de las empresas autogestionadas
argentinas.
(
http://www.agenciapacourondo.com.ar/patria-grande/los-medicos-cubanos-y-el-macartismo-del-siglo-xxi
)
De
los Tratados de Libre comercio …
América
Latina es la región del mundo con mayor cantidad de tratados de
libre comercio (TLC) firmados, según datos del Banco Interamericano
de Desarrollo (BID). Entre ellos, por ejemplo, se encuentra el
Mercosur, establecido en 1991 por la Argentina, Brasil, Paraguay y
Uruguay. Otro caso es la Alianza del Pacífico, firmada en el año
2011 por Chile, Colombia, México y Perú, y a la que Argentina
ingresó en 2016 como país observador. Entre sus cláusulas, figuran
otros tratados de libre comercio con Estados Unidos y la Unión
Europea, entre los que se destaca el Acuerdo de Asociación
Transpacífico (TPP, por su sigla en inglés), considerado como un
mega acuerdo comercial ya que se estima que representa el 40% de la
economía mundial. El TPP fue firmado en el año 2015, tras cinco
años de negociaciones, e involucra a 12 países de ambos lados del
Océano Pacífico (Australia, Brunei, Canada, Chile, Japón, Malasia,
Nueva Zelanda, Perú, Singapur, Estados Unidos, México y Vietnam).
¿Qué
implican estos acuerdos para los países que adhieren a ellos? “Los
regionalismos y esquemas de integración regional están en el final
de un ciclo que no dio los resultados esperados”, dijo Marcelo
Saguier, director de la Licenciatura en Relaciones Internacionales en
la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM), en una jornada de
reflexión y debate organizada por la Escuela de Política y Gobierno
de la UNSAM junto con la Fundación Friedrich Ebert, en la que se
analizaron las características de los nuevos TLC, que algunos
consideran como “de nueva generación” (similar al que
recientemente firmaron la Argentina y Chile, que todavía no está
ratificado) y que van más allá del comercio de bienes e incluyen
otro tipo de cuestiones, como servicios, inversiones, regulaciones,
impacto ambiental, situaciones laborales y de género, comercio
electrónico y transferencia de datos.
Según
las concepciones clásicas, este tipo de acuerdos buscaban propiciar
el desarrollo y la diversificación productiva, así como la
especialización de diversos sectores de la economía. Por eso,
“pensar en tratados regionales y globalización desde ese enfoque
implica preguntarse cuáles son los actores que se ven favorecidos y
quiénes resultan perjudicados, y cuáles son los efectos
distributivos de estos procesos, es decir, la relación entre el
Estado y el mercado”, sostuvo Saguier y aclaró que la
globalización, entendida con una matriz neoliberal o de librecambio,
“también está en crisis y replanteándose”, lo que lleva a
repensarla desde una perspectiva diferente.
“Queremos
explorar cuestiones de orden interno y regulatorio de los países,
que constituyen uno de los ejes en torno a los cuales se discute la
integración regional, con cómo se están generando los procesos de
construcción y de convergencia de marcos regulatorios”, dijo el
especialista.
Gobernanza
regulatoria. ¿Quién manda?
“Falta
un debate sobre qué implicarán las llamadas buenas prácticas
regulatorias cuando haya que hacerlas operativas porque están
adentro de un TLC que obliga al Estado. Estos tratados son mucho más
que arancelarios. Ya no hablamos de industria ni de impactos
laborales directos, sino del impacto que puedan generar al proceso
democrático liberal en su conjunto, porque establecen las reglas del
juego”, advirtió la investigadora del CONICET Luciana Ghiotto,
docente de la Carrera de Relaciones Internacionales en la UNSAM, y
destacó que “la coherencia regulatoria tiende a homogeneizar para
abajo los estándares en general: es un proceso de gobernanza
regulatoria, de cuáles son las buenas prácticas para regular, y hay
acuerdos por encima de los Estados que no solo indican reglas sino el
proceso regulatorio en sí mismo”.
Al
respecto, la especialista detalla que el mismo BID reconoce que ya
existe una liberalización económica producida por la gran cantidad
de acuerdos operativos en la región: “Plantean que, a partir de la
Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI) y de los acuerdos
de complementariedad económica, el comercio latinoamericano ya está
liberalizado en más de un 90%”, dijo Ghiotto y agregó que el paso
siguiente de esta estrategia sería avanzar hacia “una gran área
de libre comercio de las Américas”. Para eso, el BID considera que
es necesario abordar simultáneamente la ineficiencia de los marcos
regulatorios (lo que llama el soft
de la integración) y lo que afecta la infraestructura física
transfronteriza (que incluye facilitación del comercio, logística y
transporte, considerada como el hard
de la integración).
Entre
esos conceptos, la especialista –que
también participa en la Asociación por una Tasa a las Transacciones
Financieras especulativas para Ayuda a los Ciudadanos (ATTAC) y es
colaboradora en The Transnational Institute (TNI)–
destaca el de facilitación, que aplica tanto para el comercio como
para las inversiones, que también “tiene una intervención directa
en el proceso regulatorio estatal, porque establece la obligación de
abrir los mecanismos regulatorios al sector privado, sea nacional o
extranjero”.
Para
Ghiotto, esto también influye en la definición de quiénes son los
actores relevantes y las partes interesadas: “¿Son las
transnacionales o una comunidad indígena, es la sociedad civil
organizada junto con los sindicatos y los sectores territoriales
reclamando estudios de impacto o es una compañía transnacional que
no quiere que salga una regulacion?”, se preguntó la
investigadora. Y agregó: “El TLC entre la Argentina y Chile es un
tratado que no se refiere a aranceles, sino que habla de facilitación
del comercio y dice que cada parte ofrecerá las posibilidades para
que las personas interesadas vinculadas con el comercio exterior
formulen observaciones sobre las propuestas de introducción o
modificación de las resoluciones aduaneras de aplicación general.
Aclara que en ningún caso estas observaciones resultarán
vinculantes, pero el sector privado ingresa en la discusión sobre
cómo se desarrollan las reglamentaciones en el sector aduanero”.
Acuerdos
sin debate
Saguier
ejemplificó con el tratamiento de los temas ambientales en la
Alianza del Pacífico: “Figuran como esfuerzos de cooperación a
través de un diálogo directo entre el sector privado y las
distintas instancias de los países miembro, pero no hay idea de
consulta con la sociedad civil, sino que se da directamente la
construcción del marco regulatorio en temas ambientales a través
del sector privado y los gobiernos”. De esta manera, “pasa como
una cuestión políticamente irrelevante, lo que hace que se evite un
debate de fondo sobre las implicancias distributivas, democráticas y
ambientales de estos nuevos marcos regulatorios en construcción”,
agregó.
El
economista e investigador Carlos Bianco, de la Universidad Nacional
de Quilmes (UNQ), coincidió en que la convergencia regulatoria que
plantean los organismos internacionales se refiere a “clausulas que
por ahora no son vinculantes, pero que abren puertas para que cuando
se hable de los actores relevantes, por ejemplo, no quieran que
participen las comunidades originarias o los sindicatos”. Sin
embargo, el especialista, que fue Secretario de Relaciones Económicas
Internacionales de la Cancillería Argentina de 2013 a 2015, rescata
que este tipo de medidas pueden ser positivas para una integración
regional, siempre y cuando sean pensadas siguiendo ese objetivo.
En
este sentido, se apoya en las concepciones desarrollistas o
estructuralistas que se difundieron en la región desde los años 50
y hasta poco después de 1980, según las cuales la integración
económica regional con países de características similares es
vista como una forma de incrementar la escala de mercado y generar
procesos de aprendizaje, tanto productivos como tecnológicos, con el
objetivo de avanzar en un proceso de industrialización en mercados
estrechos que requieren de una escala productiva aun mayor.
“Estoy
de acuerdo con los TLC con países de de la región y otros que no
generen amenazas sino oportunidades. Pero estoy en contra de un TLC
con la Unión Europea, Estados Unidos, Japón y China, porque van a
arrasar con la estructura productiva y a primarizar la economía, que
terminará especializada en producciones solo vinculadas a las
ventajas naturales”, adviertió el especialista y agregó que, de
manera similar, también apoya la facilitación de comercio y la
desburocratización de los procesos, “siempre y cuando sea del
comercio que uno quiera facilitar, y eso no depende de las
burocracias existentes sino que requiere definiciones políticas.
Estoy de acuerdo con que haya un área de librecomercio sudamericana,
y que también se vaya transformando en una unión aduanera con
aranceles muy altos, lo que alguna vez se llamó fortaleza
proteccionista. Si me preguntan cuál es el mejor esquema de
integración argentina, digo una unión aduanera de América del Sur
con una protección muy alta, no regionalismo abierto sino cerrado”,
concluyó.
Vecinos
abiertos y cerrados
“Chile
es el país que tiene más TLC firmados en el mundo, tiene 26 con 64
países”, afirmó Patricio López, coordinador de la plataforma
Chile Mejor sin TLC, y dijo que ese país cuenta con un órgano en
cancillería dedicado específicamente a esta función: “Son
técnicos que pasan de un gobierno a otro, que no cambian según los
partidos políticos y tampoco se conocen sus nombres públicamente”,
dijo el especialista.
En
el extremo opuesto, Bolivia no tiene ningún TLC firmado. Solo
participa en dos acuerdos regionales, en la Comunidad Andina y en
ALADI. En lo que más ha avanzado en materia de comercio
internacional es en inversiones extranjeras directas, lideradas
actualmente por España y seguidas por Estados Unidos y Suecia,
aunque todavía son escasas. “Queremos establecer acuerdos
comerciales pero como socios, no con patrones”, afirmó Daniel
Agramont, de la Fundación Friedrich Ebert Stifung en Bolivia, y
destacó que Bolivia está dispuesta a negociar temas arancelarios
pero no regulatorios: “La pérdida de soberanía no se negocia.
Para Bolivia, el ser humano y la madre tierra están por encima de
las negociaciones”, dijo.
Mercosur caliente: Argentina respondió a una jugada de Brasil, Paraguay y Uruguay
El
gobierno nacional decidió suspender la participación de la
Argentina en los tratados comerciales que se estén negociando en
estos momentos y en los que pudieran venir a futuro. La medida sacude
al bloque regional pero también es consecuencia de la actitud que
habían tomado Brasil, Paraguay y Uruguay al llevar adelante sus
gobiernos acuerdos comerciales de libre comercio con Corea del Sur,
Líbano, Canadá e India, sin apelar al bloque continental.
La
decisión de la Casa Rosada obedece a la necesidad, en plena pandemia
del coronavirus, que tiene en una brutal recesión al aparato
productivo, proteger a la industria local ante lo que será el día
después de la cuarentena. Alberto Fernández entiende que una
situación de competencia abierta con productos importados
perjudicaría a la industria argentina.
La
decisión argentina fue dada a conocer por el gobierno de Paraguay,
que ocupa la presidencia pro témpore del Mercosur.
Comunicado
del gobierno de Paraguay
“La
República del Paraguay, en ejercicio de la Presidencia Pro Témpore
del MERCOSUR, cumple en informar que la República Argentina anunció
la decisión de dejar de participar en las negociaciones de los
acuerdos comerciales en curso y de las futuras negociaciones del
bloque, excluyendo de esta determinación a las ya concluidas con la
Unión Europea y con la Asociación Europea de Libre Comercio (EFTA).
“El
anuncio fue hecho por la Delegación Argentina, en oportunidad de la
reunión de Coordinadores Nacionales del Grupo Mercado Común sobre
relacionamiento externo, que tuvo lugar en la fecha vía
videoconferencia.
“La
República Argentina informó que adoptó esta determinación en
atención a prioridades de su política económica interna, agravada
por la pandemia del COVID-19, e indicó que no será obstáculo para
que los demás Estados Partes prosigan con los diversos procesos
negociadores.
“La
Presidencia Pro Témpore del Paraguay y los demás Estados Partes del
MERCOSUR evaluarán las medidas jurídicas, institucionales y
operativas más adecuadas en razón de la decisión soberana de la
República Argentina de manera a no afectar el proceso de
construcción comunitaria del MERCOSUR”.
Comunicado oficial | El Gobierno argentino y el Mercosur
El
Gobierno argentino a través del Ministerio de Relaciones Exteriores,
Comercio Internacional y Culto participó de la reunión de
coordinadores nacionales del Mercosur mediante una videoconferencia
realizada en la tarde del 24 de abril de 2020.
La
República Argentina señaló que la integración no es sólo un
mandato de la geografía y de la historia sino parte de nuestro
presente y de nuestro futuro.
Allí
sostuvo que la integración regional es una forma de afrontar la
pandemia global y sus consecuencias económicas y sociales. Es
imperiosa en un mundo en el que los organismos internacionales
predicen la caída del PBI en los países de mayor desarrollo, una
disminución brusca del comercio global de hasta un 32% y un impacto
imprevisible en la sociedad.
También
indicó que en “su política interna la Argentina se previene de
los efectos de la pandemia mientras protege las empresas, el empleo y
la situación de las familias más humildes”. Lo hace a diferencia
de las posiciones de algunos socios, que plantean una aceleración de
las tratativas hacia acuerdos de libre comercio con Corea del Sur,
Singapur, Líbano, Canadá y la India, entre otros.
La
Argentina dejó en claro que la incertidumbre internacional y la
propia situación de nuestra economía aconsejan detener la marcha de
esas negociaciones.
También
afirmó ante sus socios que en este escenario el Gobierno argentino
seguirá acompañando la marcha de los acuerdos del Mercosur con la
Unión Europea y la EFTA (European Free Trade Agreement), sin entrar
en debates por ahora estériles.
Esta
posición, transmitida a los socios del Mercosur, no surge de un
capricho sino de una visión sobre el modo de fortalecer las
relaciones con las naciones del bloque regional: la hermandad no sólo
es noble sino potente, y se funda en la reconstrucción del tejido
social y productivo de nuestros países.
Diferencias en el Mercosur: la explicación de por qué la Argentina no aceptó los tratados con Corea del Sur
“Nos
conducían a la pérdida de puestos de trabajo”, señaló el
secretario de Relaciones Económicas Internacionales, Jorge Neme
El
secretario de Relaciones Económicas Internacionales, Jorge
Neme, ratificó la decisión del gobierno argentino de retirarse de
las negociaciones entre el Mercosur y Corea del Sur e indicó
que, por el contrario, el país continuará los avances del
bloque con la Unión Europea (UE).
“En
las condiciones en que está la Argentina, esas negociaciones nos
conducían a la pérdida de puestos de trabajo”, afirmó el
funcionario respecto a los tratados de libre comercio con Corea del
Sur, Canadá, India, Singapur y Líbano que impulsan los gobiernos de
Brasil, Uruguay y Paraguay. Y no solo eso, agregó, las negociaciones
también “nos afectaban mercados y no nos resolvían ni abrían
mercados a nuestros productos”.
No
obstante, Neme aclaró a Télam que si bien la
Argentina se retiró de esas tratativas comerciales en curso con
otros países, sus socios del Mercosur podrán continuarlas y,
“una vez que terminen esos procesos, evaluaremos qué es
conveniente para nosotros”.
Además,
aclaró que el país continuará en las negociaciones del bloque con
la Unión Europea y el EFTA (Asociación Europea de Libre Comercio).
Lo cierto es que para el gobierno de Alberto Fernández, esas
iniciativas, tal como avanzaban, “no contribuían a la
reconstrucción del sistema productivo” nacional.
“Frente
a la Argentina que heredamos del ex presidente Mauricio Macri, hoy
mucho más complicada con la pandemia aquí y en el mundo,
nosotros no podemos seguir jugando casi frívolamente a acuerdos
de libre comercio”, explicó.
En
un comunicado emitido ayer, la Cancillería informó que “la
incertidumbre internacional y la propia situación de nuestra
economía aconsejan detener la marcha” en las negociaciones de
acuerdos de libre comercio.
“Hoy
tenemos una vastísima misión de ordenar las cuentas públicas y el
sistema productivo” y, en este contexto, “ninguno de esos
acuerdos que formaban parte del capítulo de relacionamiento externo
del Mercosur contribuía a que nosotros podamos avanzar en las
direcciones que la reconstrucción del sistema productivo necesita”,
detalló el secretario.
El
funcionario nacional sostuvo que en las reuniones mantenidas con los
miembros del bloque, el país les comunicó la prioridad de la
Argentina en cuanto a solucionar sus problemas de deuda pública.
“En
el caso del conjunto de los otros tratados, hemos considerado ya en
enero que la Argentina tenía un problema muy serio, que era el
eje del trabajo del Gobierno de restablecer las condiciones de
operación y avanzar en la normalización del pago de la deuda en
esos primeros meses”, indicó Neme.
A
partir de esto, explicó que “eso se planteó en las reuniones de
Buenos Aires de enero, se volvió a plantear en la reunión del
Consejo de Coordinadores en febrero y recibimos de parte de Brasil,
Uruguay y, en menor medida, Paraguay, el mensaje en ambas reuniones
de que estaban apurados en el avance de estas negociaciones”.
Las
críticas de la oposición
Como
era de esperar, Juntos por el Cambio salió a defender la decisión
de los gobiernos conservadores de Brasil, Uruguay y Paraguay de
avanzar en tratados de libre comercio con Corea del Sur y otros
países, y rechazó la decisión del gobierno argentino de retirarse
de esas iniciativas porque afectaban la producción nacional.
“Para
salir de la crisis se necesitan más mercados, no menos”, indicó
la alianza liderada por el ex presidente Mauricio Macri. “La excusa
dada de la pandemia no puede frenar negociaciones de largo plazo. La
negociación por la deuda y sus dificultades tienen el efecto
contrario. Argentina abriendo nuevos mercados ayuda, no entorpece la
negociación”, expresó el espacio a través de una declaración
firmada por el presidente de la UCR, Alfredo Cornejo, y la titular
del PRO, Patricia Bullrich, entre algunos.
La Argentina se retiró de todas las negociaciones del Mercosur
Por Francisco Martirena
En
una decisión de enorme peso político, la Argentina decidió
abandonar todas las negociaciones que llevaba adelante el Mercosur,
al considerar que el contexto mundial es adverso, y así paralizó
las conversaciones con diversos mercados, lo que agravará la interna
político-comercial en el bloque.
Durante
el desarrollo de una videoconferencia con representantes
de Brasil, Uruguay y Paraguay que tuvo lugar
el viernes pasado, el equipo técnico de negociadores del Gobierno
informó que la Argentina se retira de todas las
conversaciones, tanto con Corea del Sur como
con Singapur, Canadá, Egipto o Israel, lo cual paralizará
las negociaciones con esos países en forma automática,
revelaron a BAE Negocios fuentes gubernamentales.
De
acuerdo con la normativa Mercosur, sólo se puede negociar en
conjunto (resolución 32/00), de manera que únicamente con
modificaciones reglamentarias, el resto de los socios podría avanzar
unilateralmente, lo cual enciende nuevamente este debate. El jueves,
este medio relató la fuerte interna entre el Gobierno y sus
socios, en medio de una gigantesca crisis económica mundial generada
por la pandemia del coronavirus.
Brasil, Paraguay y Uruguay buscaron
retomar la iniciativa para cerrar un acuerdo comercial con Corea
del Sur en el corto plazo, mientras que la Argentina sostiene
que es “una locura” avanzar en este contexto con el
agravante de que las negociaciones son muy desfavorables para el
bloque sudamericano. Con el apoyo de la Unión
Industrial Argentina (UIA) y la Confederación Nacional de
la Industria ( Brasil), el Gobierno “pateó el
tablero” en el grupo de relacionamiento externo del Mercosur.
Allí, se esperaba que los otros tres socios insistan en mantener una
ronda con Corea del Sur en la semana del 18 de mayo.
La
tensión al interior del Mercosur es grande ya
que Uruguay estaba desesperado por acordar con Corea
del Sur, y tanto Brasil como Paraguay acompañan
su paso. En adelante, habrá que ver las reacciones de cada nación
y qué ocurrirá con otros frentes de negociaciones
futuras como Canadá y el bloque europeo EFTA, con
quien no están totalmente finalizados los acuerdos.
“Estamos
en medio de un tsunami, y encima con muy malas y bajas pretensiones.
Es vergonzoso lo que se plantea desde el Mercosur respecto
de Corea”, había hecho catarsis un funcionario ya la semana
última. “Esta negociación es industria contra agricultura. No
cierra por ningún lado”, amplió. El Mercosur y la
República de Corea tuvieron un comercio bilateral en 2019 de casi
USD10.000 millones. La República de Corea se ha posicionado en los
últimos años como una de las potencias económicas de Asia
Pacífico, que además cuenta con una red de 15 tratados de libre
comercio con 52 países.
LA IDEA / Las dificultades son muy grandes. Es importante comprenderlas para elaborar una salida. El sentido de la misma está ligado a los intereses de sus autores.
Aunque
los diagnósticos adecuados son importantes, el posicionamiento para
su análisis es decisivo. No basta con acertar en la descripción de
los problemas, sino delinear las soluciones según el interés
social.En estas semanas los textos de Carlos Pagni, de La Nación,
son muy consultados por los compañeros. No está mal, pero es
preciso efectuar una consideración: ese periodista opera como los
servicios de inteligencia que parten de unas cuantas verdades y
derivan en un disparate que entierra al interlocutor.No estamos
diciendo que sea un agente. Es periodista de La Nación, lo cual
empeora la caracterización. Pagni describe los dilemas económicos
presentes con certeza y señala la necesidad de un Estado que piense
la salida de la cuarentena con capacidad y precisión.
Cuando
logra ante sus lectores un alto nivel de credibilidad, indica que
para eso es pertinente ayudar a las grandes empresas en vez de
intentar fortalecer el poderío estatal. Recurre, entonces, a los
viejos argumentos de la eficiencia privada y el autoritarismo de los
gobiernos.
De
tal modo, en las conclusiones interlineadas, aunque finge un análisis
de ultra actualidad, clama por una reposición del orden liberal
conservador con empresas monopólicas y fuertes acompañadas por un
estado tenue que se ocupe de la salud y esos asuntos –una concesión
inevitable- y deje de inventar impuestos incómodos.
Es
interesante este arranque aclaratorio porque de otro modo las
coincidencias numéricas pueden gestar derivaciones confluyentes. Y
nada más lejos de la verdad que el lineamiento editorial presente
(tan ligado al propio histórico) del matutino mitrista.
Sucede
que el panorama es bien complicado. Y eso es innegable. La recesión
récord impuesta por el macrismo durante sus cuatro años de gobierno
ya habían originado un cuadro de situación del cual resultaba
difícil salir. Sobre llovido envirulado, el surgimiento del Covid 19
y la táctica del aislamiento social implica un aplanamiento agudo de
la economía local.
El
consuelo que nos envuelve –en el resto del mundo, también- no
sirve para evitar los desafíos que se avecinan. Cada nación tendrá
que abocarse a resolver sus asuntos y las que salgan airosas ocuparán
un lugar destacado mientras las demás intentarán sembrar sobre
tierra arrasada.
En
ese camino tendrán que visualizar con nitidez la conveniencia de las
alianzas tomando en cuenta una serie de factores entre los cuales el
financiero no será el único, pero si el vertebrador de la
articulación económica. Precisamente para no volver a caer en las
garras del capital financiero.
Vamos
a lo cierto. Con la herencia señalada, la Argentina priorizó la
salud de su población y paralizó una zona central de su producción,
lo cual llevará a una caída importante del Producto Bruto Interno,
combinada con la ostensible baja en la recaudación, en un marco
inflacionario injustificable pero real.
El
tema commodities está siendo analizado desde una sola perspectiva,
pero su trasfondo es más grave porque además de involucrar al
difundido hundimiento del precio del petróleo, es preciso añadir
que el de la soja ha vuelto a descender.
En
esa dirección, mientras los liberales argumentan que resulta ilógico
alzar cargas impositivas sobre los productores primarios
exportadores, nosotros pensamos que es un buen momento para recobrar
el comercio exterior a pleno.
Porqué.
Por un lado la caída de la soja no impide que, de todos modos, las
ganancias sean cuantiosas. Por otro, si el esquema presente pervive,
las presiones sobre el “atraso cambiario” serán cada vez más
intensas, con todo lo que ello implica.
La
derivación concreta surge con naturalidad. La Argentina necesita
quebrar la dominación interna de quienes concentran la elaboración
de alimentos y productos de primera necesidad. Con recursos naturales
visibles y un respaldo apreciable como el indicado en el párrafo
anterior, la conformación de empresas social – estatales se
impone.
En
ese marco, mientras sigue la inversión estatal para la contención
de los problemas sociales –con baja recaudación, recordamos- el
sistema financiero funciona como si nada hubiera sucedido y no ofrece
aporte alguno a la vida nacional.
Todo
esto repercute abajo, abajo como dice Serrat. Ha crecido el
desempleo, aumentaron las suspensiones y se ha configurado un raro
imaginario en el cual el retroceso salarial termina siendo una opción
atractiva para los que desean conservar la ocupación.
Pero
ese retroceso se asienta sobre los aumentos de precios y tarifas más
salvajes de la historia, promovidos por elaboradores de alimentos y
empresas de servicios privatizadas que vivieron su fiesta por cuatro
años y se niegan a perder todo privilegio.
Hay
un tiempo para todo. Es probable que en medio de la emergencia la
actitud del presidente Alberto Fernández de ir llevando al conjunto
sin generar mayores oleajes tenga un sentido práctico de valor. Así
lo ha comprendido la sociedad, que respalda su andar.
Pero
es probable también que sobre el filo de la salida se puedan
aprovechar la natural capacidad de desarrollo argentino y los
respaldos internacionales sólidos para inyectar audacia en el
proceder. Incluyendo a todos los que sea posible. Ahí hay una clave
y no es retórica: a quienes realmente sea posible incluir.
Lo
hemos señalado: el Consejo Económico es una buena idea, en tanto
las voces del movimiento obrero y las empresas medianas ligadas al
mercado interno sean más escuchadas que las otras. De allí pueden
surgir algunos conceptos en acción más que interesantes.
Mencionamos
el control del comercio exterior y podríamos añadir la expansión
del poder del Banco Central. Los depósitos en las entidades
crediticias privadas pueden pasar a disposición de las necesidades
fiscales sin afectar a los ahorristas.
En
la misma línea, las firmas privatizadas de servicios públicos
serían más eficaces y menos onerosas para la población si quedaran
bajo el ya maduro y potente esquema cooperativo con control estatal
que ha desplegado desde hace dos décadas el pueblo argentino.
Las
relaciones con Eurasia, bajo la vigilancia del Papa Francisco, pueden
ofrecer alternativas de financiamiento muy distintas a las conocidas
hasta este momento. Y si bien habrá que volver a impulsar el Unasur,
es evidente que el país no puede esperar a que el mismo se
reconfigure para actuar internacionalmente.
Es
decir, sí es preciso reflexionar y planificar desde el Estado para
atisbar la salida de la cuarentena con capacidad y precisión. Será
pertinente escuchar las voces justas, las que necesitan salir, para
sacar conclusiones inversas a las de Pagni, que exige volver.
Pasa
que “Un ejército victorioso gana primero y entabla la batalla
después; un ejército derrotado lucha primero e intenta obtener la
victoria después”. La metáfora de El Plumerillo es exacta, pero
las conclusiones que deben surgir de allí son diferentes a las
ofertadas por La Nación.
Como
sugirió Sun Tzu en esa célebre y aguda expresión, José de San
Martín estaba construyendo para avanzar y liberar; para vencer. No
para retrotraer todo al orden colonial. El presente mundial es un
acelerador de hadrones que, como la máquina de Dios, no modifica el
Universo sino que apura elementos sobre su propia configuración.
Varias
naciones emergentes ya son potencia. Europa se desmembra y decae. El
vínculo de ese continente con los Estados Unidos es lábil y su
decurso depende más del accionar de algunas empresas que de varios
de los gobiernos involucrados.
En
ese marco, la Argentina, autora intelectual de La
Idea,
puede exigir un muy buen lugar.
(
http://laseñalmedios.com.ar/2020/04/24/la-idea-las-dificultades-son-muy-grandes-es-importante-comprenderlas-para-elaborar-una-salida-el-sentido-de-la-misma-esta-ligado-a-los-intereses-de-sus-autores/
)
Si
vamos a alimentar los debates en las redes, entre tanta fakes,
posverdad y neoliberalismo explicito gritando a los cuatro vientos su
desesperado intento por sobrevivir a la crisis de la pandemia, al
menos hagámoslo aportando algo de dato e información y un poco de
cordura frente a tanto privilegiado temeroso y aburrido en cuarentena
escupiendo cualquiera para alimentar la grieta …
Daniel
Roberto Távora Mac Cormack
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