Martes 28 de abril de 2020

La cuarentena y el encierro preventivo provoca entre otras cosas, aburrimiento… y las redes sociales se constituyen así en un espacio propicio para atizar cuestiones que nos animen a abandonar el letargo y el acostumbrarnos a transitar los días sin demasiadas obligaciones, contando las pocas monedas que van quedando …

Entre FakesNews y decisiones ciertas encontrar temas de debates y discusiones suele convertirse en un pasatiempo interesante, aunque se trate sencillamente de discutir sin demasiados fundamentos y conocimientos, creándose así el caldo de cultivo preciso para producir los efectos mas deseados por el neoliberalismo: Instalar mentiras y pre-juicios creíbles pero falsos para minar la confianza en las políticas de los gobiernos que intentan imponer políticas públicas tendientes al bien común pero contrarias a los intereses concentrados de los grupos mas poderosos de la economía Nacional y transnacional financiarizada …

...y estos días se dieron varios temas que movieron ese avispero que alimenta la mentada grieta que estimula el negocio de los principales medios corporativos del país. Y entre insulto e insulto, ironías y sarcasmos en dosis altas, se suceden posteos y tweets que dan cuenta de los asuntos mas crispados de la contienda … que los médicos Cubanos, que el anuncio de la salida de los acuerdos de Libre Comercio en el MERCOSUR, que las sesiones virtuales o presenciales en el Congreso y las trabas para tratar la ley impositiva que grave a las 50 fortunas mas ostentosas del país, que la propuesta de la Deuda Externa, que por el motín en Devoto y el “efecto Boudou” se dejan asesinos y violadores libres … y el grado de cinismo e ignorancia se acrecienta en cuanto mas se pueda …

El Corona virus sigue desperdigando su virulencia por doquier, y mientras los aburridos alimentan mentiras, fakesnews, posverdades neoliberales y debates agrietados por doquier, las personas sufren y los problemas se multiplican …

Una de las marcas de la vejez -ésa que necesita tutelaje para cumplir con necesidades esenciales, dando por sentado que cantidad de años es igual a deterioro- es que pensamos en décadas y no en años. Más allá de la guerrilla del cerdo que se pretendió implementar con el 147, para pedir autorización para deambular por la reina de la plata, yo tuve antecedentes penosos.


La Universidad Nacional de Buenos Aires tuvo un criterio similar cuando a mis 65 años me jubiló considerando que no estaba en condiciones psico intelectuales de dar cátedra. Luego de 38 años ininterrumpidos de docencia universitaria, por efecto dominó perdí la Universidad Nacional de Lomas de Zamora y la Universidad Nacional de La Plata. Y lo que realmente me indigna, en este caso lo mismo, es que no tuve fuerzas para luchar contra el andamiaje burocrático. Fui más viejo de lo necesario.
Hace décadas tuve una experiencia espiritual. Viajaba en un colectivo cuando empezó a sonar mi flamante teléfono celular. Ya había pasado la época del “ladrillo” de Movicom, y tenía un aparato más pequeño y versátil. Cuando sentí la mirada de los pasajeros tuve pudor de contestar. Hablar por teléfono celular en un bondi era un acto de narcisismo de clase. En esos tiempos era un privilegio para pocos. Diez años después, cada colectivo, subte, tren parecían una sala de terapia intensiva con todes conectados a sus respiradores artificiales. O sea: la comunicación es una necesidad básica. Desde las señales de humo hasta el wasap.
El tema es el pasaje de la necesidad a la demanda artificial. O sea: cuando hay una desmesura de la demanda, no al servicio de la necesidad de comunicarse, sino del lucro como barril sin fondo y sin tapa de la gran industria. El pasaje de la necesidad a la demanda artificial necesita otra industria parásita que es la publicidad. Y el packaging,o sea, el más hermoso envoltorio de troya de todos los productos, que pone la estética al servicio de la más absoluta deslealtad comercial.
La necesidad de trasladarse, de viajar, de conocer otros mundos posibles, fue capturada por la gran industria del turismo. Ragnar Lothbrok, el vikingo conquistador, no necesitó de despegar.com ni de un sponsor para sus embarcaciones. Había una necesidad de tierras donde la supervivencia era el fundante de sus conductas. La gran industria creó una raza de extrañas características cuya denominación es turista. La industria sin chimeneas. Y que aun en los países socialistas, creó una nueva división de clases. Casas más, casas menos, igualito a Nueva York. Todo desarrollo, todo progreso, todo avance, desde la electricidad hasta las tarjetas de crédito, es capturado por la gran industria cuyo único propósito es la desmesura del lucro.
Antes de que me jubilaran, yo recuerdo que en la Facultad de Medicina había un departamento de tesorería donde yo cobraba mi renta de jefe de trabajos prácticos. Aunque parezca un arcaísmo, me pagaban en dinero contante aunque no sonante. Luego otra gran industria, la financiera, bancarizó la vida. Y los cajeros electrónicos fueron los interlocutores para recibir el estipendio. Esa tiranía de la gran industria, absolutamente depredadora de todos los recursos, incluso los afectivos, es lo que colapsado. Simplemente porque los consumidores esclavos, que algunos llaman mercado cautivo, han sido aislados en forma preventiva.
Hay mucho más de 70 balcones, pero sigue sin haber una flor. Si la post cuarentena implicara el colapso de la gran industria parasitaria, quizá sería un bien que venga por este mal. Si hasta Cavallo lloró, a lo mejor Bill Gates puede tener un ataque de pánico. En la jerga financiera: default.
El colapso de Wall Street en 1929, también conocido como "jueves negro", fue un evento que hizo derrumbarse a la economía estadounidense y global, contribuyendo a la Gran Depresión de los años 30. Tomó 25 años para que el índice Dow Jones recuperase su nivel de 1929. O sea: escucharé Las Hojas Muertas por Yves Montand mientras mire las últimas imágenes del colapso. Pero la Gran Industria, la Bestia, se recupera con una sobre explotación de la mano de obra de las masas desesperadas y hambrientas. Nada nuevo. Aquello que para la izquierda es un problema, para la derecha es una solución. Pero puede tener un efecto bumerán, como ya demasiado tarde el zar Romanov se enteró.
La tragedia es que tenemos muchos zares y pocos o ningún Lenin. La gran industria está ensayando con el ZOOM y otras plataformas, las nuevas formas de flexibilidad laboral. La “uberizacion” de la clase trabajadora sólo tendrá como patrón una aplicación. Defunción total de la gran fábrica y por lo tanto de los servicios asociados. Para hacer este ensayo a escala planetaria, fue necesario un peligro global. Lo encontraron, lo consiguieron, lo fabricaron. Pero no importa. Lo que sí importa es que sabrán aprovecharlo. Y aunque puedan volver las oscuras golondrinas, serán golondrinas que padecerán el espectro autista.
Este pasaje de la necesidad a la Gran Industria no está separado por ninguna línea roja. Es un devenir borroso. Es esencial pero invisible a los ojos. Y al pensamiento. Del médico de cabecera a la estafa de la medicina prepaga, que apenas son seguros de salud. Cuyo lucro consiste en afiliar a gente sana y luego patologizar la salud. Del maestro que enseñaba su oficio a su aprendiz, a los tutoriales de youtube. ¿Esto implica que estoy en contra del progreso? Implica que estoy negando que sea progreso destruir un planeta para sostener a la bestia de la Gran Industria. Y en esa insoportable levedad de la borrosidad, no podemos diferenciar entre cuidar y vigilar. Entre querer y aporrear. Entre préstamo y estafa. Entre terrorismo de estado y estado terrorista. Es un aporte a la borrosidad denominar democracia a la dictadura de la burguesía. Y es también borroso denominar pandemia/epidemia a la dimensión viral de la cultura represora.


La lógica de guerra que inauguró el presidente y confirmó el secretario de seguridad de la provincia de Buenos Aires, como todo delirio, tiene su núcleo de verdad. A pesar de la diatriba de la publicidad de YPF, el enemigo que no da la cara no es el virus. Es la gran industria. Estamos en guerra, pero el enemigo no es el Covid 19. Apenas es el arma. Pero el enemigo es la Gran Industria Contaminante y Depredadora.
Para salir de la borrosidad del ser, tendremos que tener la precisión de un rayo laser. Construir heridas letales que ni siquiera sangren. Estrategias comunitarias, cooperativas, autogestionarias, revolucionarias. Para que nuestros niñes tengan una segunda, tercera y cuarta oportunidad de vivir una vida que tenga vida, La vida que tiene muerte es la que las actuales generaciones tienen que destruir. Quizá no tuve fuerzas para luchar contra la arbitrariedad medieval de la universidad. Pero tengo nuevas fuerzas cultivadas en esta cuarentena del cuerpo, pero que todavía no es cuarentena del alma.
Si Manu Ginobili tiene temor a la rebelión de los proletarios, vamos a enseñarle que sus temores no son infundados.
Inventaremos nuevas formas de estar unidos. Y también inventaremos lo que nuestros originarios siempre supieron: la tierra no nos pertenece. Cuando llegamos ya estaba.
Y entre agasajarla y destruirla no hay borrosidad que valga.

La desesperante situación en las cárceles sigue siendo nuestra principal preocupación. Ayer, en la UP N° 3 de Concordia, el servicio penitenciario reprimió a los presos que se manifestaban reiterando sus urgentes reclamos. Vecinxs informaron a los medios que, a la par que se reiteraban las balaceras y los gritos, comenzaron a llegar patrulleros de la policía de Entre Ríos para dispersar a lxs familiares de presxs que se concentraron afuera.

 La temida llegada del virus a estas cárceles de hacinamiento e insalubridad cada vez se vuelve más concreta: dio positivo el test de COVID-19  a uno de los presos de Devoto,  al que hicieron el análisis antes de ingresarlo al Hospital Fernández para atender las lesiones que sufrió durante la protesta de la semana pasada. El hombre ahora se encuentra en internado en aislamiento y en observación. ¿Qué ocurrirá con el resto de la población carcelaria? ¿Ahora se les proporcionará el acceso a la salud que se reclama históricamente? Es de suma urgencia que se cumplan los reclamos para evitar una catástrofe dentro de los establecimientos penitenciarios del país.
Mientras tanto, afuera, el Ministerio de Seguridad informó, después de varias semanas sin dar datos, que las fuerzas federales, en lo que va de la cuarentena, notificaron la apertura de causas penales a 3.991.654 personas y detuvieron a otras 60.632 hasta el sábado pasado, por lo que la suma total asciende a 4.052.286. Cabe destacar que a este número se le suman las muchísimas detenciones por parte de las policías de cada provincia, pero como no hay datos formales de todas es difícil tener una cifra certera de la totalidad. Lo que sí sabemos, porque nos llegan denuncias a granel, es la discrecionalidad policial y el elevado nivel de violencia con el que se dan muchas de estas detenciones.
En Córdoba, continúan detenidos en la EP 9, desde el viernes, Luciano Acuña, Cesar Aliendre y Gustavo Luna, que recibieron una brutal golpiza policial, primero en el domicilio de Acuña, frente a sus hijos de 5 y 8 años, y luego en la calle. El procedimiento incluyó golpes con las escopetas Ithaka y disparos con postas de goma y plomo a quemarropa para amedrentar a lxs vecinxs que intentaron acercarse. A unas cuadras, los bajaron del móvil y los rociaron con alcohol, amenazándolos con prenderlos fuego, les tiraron gas pimienta y los siguieron golpeando. En la comisaría, lxs familiares los encontraron completamente desfigurados por la paliza.
En Junín, unos doce efectivos policiales irrumpieron en un domicilio, sin orden judicial, y atacaron a una familia que amenizaba la cuarentena haciendo “karaoke”. El padre terminó con la nariz rota, un ojo en grave estado y dos costillas fracturadas. Su hijo de 22 años sufrió traumatismos en la cabeza y continúa internado en observación. Todo ocurrió delante de hijxs y nietxs menores que viven en el mismo domicilio. De poco sirvió que, después de trasladar al padre, la madre y el hijo mayor esposados, a la dependencia policial, un oficial les pidiera disculpas y dijera que fue “un malentendido”.
Crece también la cuenta de femicidios. Ayer, en  Capilla del Monte, apareció el cuerpo de Cecilia Gisela Basaluda, desaparecida hace 20 días. Ni la policía ni la justicia priorizaron su búsqueda, y sólo luego de una acción callejera, cuando sus compañeras salieron a gritar “¿Donde está Cecilia?”, se encontró el cuerpo en un basural. Denunciamos la complicidad policial en los femicidios, que no toman las denuncias, encubren violentos, y no nos buscan. Fue la lucha del movimiento feminista y la acción de las compañeras en las calles la que presionó para que encontraran a Cecilia.
Curiosa situación, cuando menos, surgió en las últimas horas, a partir de la negativa de los gobernadores de las provincias de Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe, junto al jefe de gobierno porteño, de no habilitar las salidas para esparcimiento, que anunció el sábado el presidente Alberto Fernández. Tanto las palabras presidenciales, como el posterior comunicado del Ministerio de Salud, que “aclaró” que el permiso para salir una hora al día y a no más de 500 metros de los domicilios regiría en todo el país, incluso respecto de las personas en grupos de riesgo, generó gran expectativa en la población, en el marco de la tercera etapa de la cuarentena por la pandemia del coronavirus. El muy concreto anuncio conjunto, en sentido contrario, firmado por Axel Kicillof, Omar Perotti, Juan Schiaretti y Horacio Rodríguez Larreta generó gran confusión, al punto que hace instantes Alberto Fernández declaró, en una entrevista por Radio Con Vos, que “se le pasó” aclarar que cada gobernador podía reglamentar a su criterio si se admitían esas salidas. Más allá de lo que queda claro -la falta de un accionar articulado entre gobiernos nacional y provinciales-, no nos arriesguemos a que la policía o la gendarmería terminen siendo los árbitros en la disputa para decidir si se puede o no ir a caminar una hora. Sigamos saliendo sólo para lo imprescindible y con todos los recaudos para evitar detenciones.
Cuidémonos colectivamente, del virus y de la represión.
La salida para la clase trabajadora es la organización popular.
A veces las redes ofrecen esas excepciones que gratifican el alma- El conocimiento se impone al temor y a los pre-juicios que alimentan fakesnews y posverdades y se pueden leer aportaciones como estas … “ "Estoy harta de todo hartazgo de que, cada vez que hablamos de cárceles, muchos me tiren con asesinos y violadores, como si en la cárcel SOLO hubiera asesinos y violadores.


Entonces, fui a buscar datos. Es fácil. Solo hay que poner en google: SNEEP.
Sistema Nacional de Estadísticas de Ejecución de la Pena. Total nacional, Servicio Penitenciario Federal, provincias: http://saij.gob.ar/estadisticas-ejecucion-de-la-pena
Busqué específicamente las estadísticas del sistema federal. La cárcel de Devoto es federal. Acá están. Lo último que hay es de 2018, bastante reciente:
Entonces, hice un simple relevamiento: ¿Cuántos acusados por homicidios y violaciones hay en un total de, a 2018, de 13.358 personas alojadas en cárceles federales? Y digo "acusados", porque de ese total, el 57 % todavía no está condenado, así que puede ser inocente.
Pues bien:
Homicidios dolosos: 781
Delitos contra la integridad sexual: 742 (desde graves a leves, graves, 629)
Robos, tentativas de robo, hurtos y tentativas: 5093
Infracción a la ley de drogas: 5358
Conclusión: DEJEN DE PENSAR QUE LA CÁRCEL ESTÁ LLENA DE MONSTRUOS ASESINOS, FEMICIDAS Y VIOLADORES.
La cárcel está llena de gente que comete delitos contra la propiedad o que se droga, o que vende cantidades mínimas de estupefacientes como modo de ganarse la vida.
Eso me parece bien? No. Me gusta que roben un celular, una casa, un auto? No. Me gusta que vendan droga? No. En la inmensa mayoría de los casos, mandarlos a la cárcel no sirve para nada. Lo que necesitarían es trabajar, o tener un proyecto de vida, o atención médica.
Pero esa es otra discusión.
Ahora estamos viendo cómo podemos hacer que disminuya el hacinamiento carcelario, que muchas de esas personas se vayan a su casa, porque están en situación de riesgo, o xq ya cumplieron el tiempo de condena necesario para obtener libertad condicional
No somos tarados ni locos quienes trabajamos en estos temas. No nos gusta la violencia, ni el dolor. No queremos que el resto de la sociedad se sienta temerosa o insegura. Solo, conocemos a esas personas que muchos de ustedes ven como monstruos. Y sabemos que no lo son.
O, al menos, no lo son la inmensa mayoría de ellos. Algunos, sí, por supuesto, como una parte de la gente que vive en mi barrio es horrible. Hoy, en un intercambio en tuiter, un tipo deseó que a mi nieto, que tiene 9 años, "lo mate un chorrito".
Yo sé que ninguna de las personas que conocí a lo largo de mi vida en la cárcel, ni las que represento ahora, jamás podrían desearle eso a un ser humano.
Dense ustedes la oportunidad de dudarlo, al menos.
Y, agrego: que nadie entienda que quienes están condenados por delitos graves carecen de derechos. En mi mundo ideal, que es el mundo de un Estado democrático, TODOS y TODAS tienen derechos, aunque hayan cometido delitos graves. Solo intento explicar que son lxs menos."
Se puede decir que fue una medida de aislamiento en su variante más extrema: al clarear el viernes los presos de la Planta 1 del penal de Devoto incendiaron el acceso a los pabellones para impedir todo contacto físico con sus carceleros. Luego, ya con internos de otros sectores, ganaron los techos del viejo presidio de la calle Bermúdez para desplegar una enorme tela blanca con la siguiente inscripción: “El Covid-19 está en Devoto. Jueces genocidas, el silencio no es mi idioma”. Los alarmaba la confirmación de seis casos de coronavirus entre los empleados del Servicio Penitenciario Federal (SPF) asignados allí.

 ¿Acaso el personal de las cárceles –ya sean civiles o uniformados– son los agentes introductorios de la enfermedad en sus lugares de trabajo? Por lo pronto, las precarias estadísticas obrantes hasta ahora parecen indicarlo. Tanto es así que en la órbita del Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB) hubo tres casos (un suboficial de la Alcaldía Departamental Nº 3 de La Plata, otro de la Unidad 21 de Campana y una empleada de la Unidad 22 de Olmos), frente a un solo interno infectado (en la Unidad 42 de Florencio Varela).
 En medio de semejante escenario, la huelga de hambre iniciada en aquel penal durante el fin de semana pasado ya se extendió a casi todas las cárceles de la Provincia. En cada una, la tensión crece como una enorme bola de nieve. En parte porque el ánimo del personal penitenciario también es vidrioso.
 En ese contexto se produjo el virulento motín que sacudió la Unidad 23 de Florencio Varela, y con un preso asesinado por el SPB. Se trata de Federico Rey, quien –según el abogado de la familia, Juan Manuel Casolati– presentaba “una herida de bala en el pecho y ocho perdigones de goma en distintas partes del cuerpo”. Este dato, basado en el informe de la autopsia, echó por tierra la versión penitenciaria que hablaba de “un enfrentamiento entre grupos rivales de presos”. Y derivó en la separación inmediata de la cúpula de la Unidad. Sus integrantes y los autores materiales del homicidio quedaron así a la intemperie ante la correspondiente investigación judicial.
 Pero sobre lo sucedido allí hay una circunstancia que merece destacarse: un audio de WhatsApp que circuló entre los presos –a raíz de alguna filtración no identificada– en el momento inmediatamente previo al estallido. Allí se oye la voz de alguien que se presenta como el “doctor Coliandro”, quien se dirige al personal carcelario para ponerlo al tanto de la situación, no sin un remate algo sombrío: “No nos alarmemos, no nos desesperemos, pero esto (el virus) nos va llegar a todos”. Lo cierto es que el jefe del sector sanitario de la Unidad 42 es un tal Walter Coliandro. Aún no se sabe si fue él quien grabó el mensaje o si se trata de un imitador. No menos cierto es que esa grabación supo apurar el devenir de los acontecimientos. Eso se desprende de testimonios recogidos en el penal por Sandra Raggio y Roberto Cipriano, de la Comisión Provincial por la Memoria (CPM), tal como lo confirmaron ellos a este diario.
 Es posible que el motín hubiera ocurrido de todos modos. Sin embargo, la supuesta falsificación del audio o su simple desvío hacia los celulares de los internos plantea una intencionalidad cuyo blanco no sería otro que el Poder Ejecutivo provincial. Sea como fuere, ¿existe ya un espacio opositor que se atreva a tanto o acaso tal maniobra haya sido fruto de una interna del SPB? Por lo pronto, su director, Xavier Areses, un funcionario heredado de la gestión anterior, aumentó en los últimos meses su cupo de enemigos, puesto que en el SPB hay muchos oficiales superiores que habían depositado en el cambio de gobierno sus aspiraciones de ocupar el cargo que él aún ostenta.
 En lo jurídico, los 19 defensores generales de la Provincia insisten en su pedido de que los presos por delitos leves y no violentos salgan de los penales, ya sea excarcelados o con domiciliarias, en conformidad al fallo de la Cámara de Casación Penal bonaerense del 9 de abril. Pero esa acordada mereció una apelación por parte del fiscal Carlos Altuve, quien la considera de “extrema gravedad institucional”, con el agravante de su “falta de fundamentación”. Y ello dio pie a un farragoso debate entre las partes, con la consiguiente parálisis resolutiva de los jueces de ejecución, quienes tienen a su cargo la potestad de decidir cada caso. No obstante, durante el mediodía del miércoles, el juez de la Casación provincial Ricardo Borinsky dio a conocer un fallo categórico en el que les dijo a los magistrados que tienen que concretar las excarcelaciones y prisiones domiciliarias de quienes tienen más de 65 años o están enfermos, las mujeres con hijos chicos, las embarazadas y los presos que ya cumplieron gran parte de la condena. Habría unas 5000 personas en esas condiciones. Pero los jueces aún se muestran remisos en cumplir.  

A su vez, la mesa de diálogo entre autoridades políticas, judiciales y los delegados de los presos del penal de Devoto continuaban sus tratativas para dar allí fin al conflicto.
Aun así, la pandemia sigue acelerando la crisis carcelaria en todo el país. Prueba de eso es que, en Santa Fe, a partir del lunes se sumarán a la huelga de hambre los internos de las cárceles de Coronda, Piñero y Las Flores. Serán alrededor de 4000 presos que le reclaman al Poder Judicial y a la Defensoría General los arrestos domiciliarios y excarcelaciones en tiempo y forma. El virus, en tanto, no pierde ni un minuto.
El día de ayer fue atípico por partida doble en Mar del Plata. Lo fue porque, al cabo de dos años de audiencias y más de 300 testimonios, culminó el juicio por los crímenes de lesa humanidad cometidos en lo que comprendió la Subzona 15, el más grande de esa ciudad. Pero también porque la inmensa mayoría de los imputados recibieron su condena desde sus casas y el Tribunal Oral Federal leyó su veredicto ante algunos pocos defensores, los fiscales y otros pocos querellantes. Y nadie más. Es que la sentencia sucedió en pleno aislamiento social, preventivo y obligatorio, la medida que desde hace un mes y dos semanas mantiene al coronavirus controlado en el país, por lo que sobrevivientes, familiares de víctimas, organismos de derechos humanos y militancia no pudieron celebrar la Justicia en la calle. Los abrazos, los “30 mil compañeros presentes ahora y siempre”, los “como a los nazis les va a pasar” fueron virtuales.


“Todavía no puedo desatar el nudo que tengo en la garganta”, cuenta Gloria León. Junto a los tres representantes del Ministerio Público Fiscal y tres abogados defensores, fue la única abogada querellante que oyó de cuerpo presente la lectura de la sentencia que condenó a 28 imputados a prisión perpetua por secuestros, torturas, desapariciones y asesinatos, a otros siete los penó a entre 7 y 20 años de encierro, mientras que absolvió a otros cinco. Para ella, además de “difícil”, el día fue “atípico”: “La sala siempre estuvo llena en otras sentencias de lesa. Familiares y sobrevivientes adentro y toda la militancia afuera cortando la calle, esperando sobre la avenida Luro a escuchar las condenas por parlantes. Solíamos salir de la audiencia y festejar con abrazos. Hoy salimos y no había nadie”, contó a Página/12.
--¿Y difícil por qué?
--Está bueno que haya una sentencia, pero son demasiados años de impunidad y ellos siguen con su pacto de silencio. Así que lo máximo que podemos hacer es esto, condenarlos con todas las garantías y demostrar que nuestra lucha no es venganza. Además es difícil porque hoy la pandemia no nos dejó abrazarnos. He estado todo el día con el celular, pero no es lo mismo.
León integra el equipo jurídico de la Secretaría nacional de Derechos Humanos desde 2000, pero lucha por Justicia para sus compañeras desaparecidas desde hace más de 40 años. El de ellas, Liliana Iorio, Patricia Lazzeri y Liliana Retegui, fueron tres de los 272 casos de secuestros, torturas, desapariciones y asesinatos que fueron eje del megajuicio que culminó ayer, vía remota, en plena pandemia. “Vivíamos junto a otras dos sobrevivientes en un departamento” en Mar del Plata, cuenta. De allí, ella se mudó un día antes de que una patota las fuera a buscar. “Si estoy viva es porque ellas callaron. Siempre supe que era mi obligación hablar. Se los debo”, dice ahora. A 40 años, la Justicia le sigue anudando la garganta.

Las sentencias

Los integrantes del Tribunal Oral Federal de Mar del Plata, Roberto Falcone, Mario Portela y Martín Bava, emitieron una sentencia que “se acercó bastante” a los pedidos de pena formulados por la Fiscalía, evaluó la fiscal auxiliar Eugenia Montero, que asiste junto con Julio Darmandrail al fiscal general Juan Pablo Curi. La acusación había solicitado la prisión perpetua para 31 imputados, en su mayoría miembros de las tres Fuerzas Armadas y la Prefectura Naval Argentina. El TOF la otorgó a 28: Virton Mendiaz, Alfredo Arrillaga, Eduardo Blanco, Jorge Toccalino, Julio Falcke, Oscar Ayendez, Héctor Azcurra, Policarpo Vázquez, Rafael Guiñazú, José Lodigiani, Carlos Robbio, Justo Ortíz, Eduardo Frías, Alfonso Nicolás, Roberto Blanco Azcarate, Luis Bonanni, Raúl Pagano, Osvaldo Siepe, Néstor Vignolles, Héctor Vega, Fortunato Rezzet, Carlos Suárez, Hugo Pabón, Alcides Cerutti, Oscar Gronda, Alfredo Weinstabl, Ernesto Davis y Raúl Pizarro.
Los magistrados, en tanto, confinaron a 25 años de prisión a Juan Eduardo Mosqueda; 22 le dieron a Ariel Silva; a Gonzalo Gómez Centurión lo penaron con 12 años de encierro, mientras que de 10 fue la pena para Cesar Martí Garro y Miguel Ángel Domingo Parola. Para Carlos Mansilla y Juan Carlos Aiello, la condena fue a 7 años.
A excepción de Gómez Centurión, que se hallaba excarcelado, el resto llegó a la condena con penas previas o prisiones preventivas, en los casos en los que aún no habían sido sometidos a jucio por su participación en el terrorismo de Estado. Aiello y Robbio son los únicos que cumplían encierro en la prisión vip de Campo de Mayo. Se espera que Aiello, no obstante, salga en breve: cumplía preventiva desde hacía casi 7 años, el monto de la pena recibida.
Por último, fueron absueltos Eduardo Isasmendi Sola, Juan Roberto Contreras; Silverio Cortez, Juan Tomás Carrasco --el único policía entre los imputados, comisario de Miramar-- y Juan Alberto Rincón. Habrá que aguardar los fundamentos del veredicto, que estarán disponibles el 18 de junio próximo para conocer los motivos. Por lo pronto, la lectura que hace la Fiscalía de las cinco absoluciones es que eran imputados que no contaban con pruebas que acreditaran sus participaciones en hechos concretos, por lo que estaban acusados de asociación ilícita. En el caso de Carrasco, la prueba en su contra la aportó él durante una indagatoria, por lo que había peligro de que se autoicriminara.
“No hubo diferencias sustanciales entre nuestro pedido y la sentencia, hubo muchas condenas a prisión perpetua. Pero creemos que lo más importante es que el tribunal dio por acreditados todos y cada uno de los hechos que fueron llevados a juicio. Todos sucedieron según el Tribunal. Desde ese punto de vista, es muy positivo el fallo”, indicó Montero, quien al igual que León describió como “atípica” la circunstancias en las que se desarrolló la sentencia. “Es un juicio que duró dos años y tuvo más de 300 testimonios. En circunstancias normales, la calle de la ciudad hubiera estado colmada de gente a la espera de la sentencia que hoy no pudo estar, que en muchos casos la escuchó a través de internet”, destacó.
“Fue bastante extraño”, continuó. Los imputados también oyeron la sentencia vía teleconferencia. Uno de ellos, incluso, dijo sus últimas palabras a través de una video llamada de Whatsapp al teléfono del secretario del Tribunal. “Fue raro. No pudimos verle la cara, pero es lo que las circunstancias permitieron. Lo que valoramos es que la sentencia sucedió, que se dictó en un proceso tan largo, con imputados tan mayores”, sostuvo Montero.

Los casos

El juicio tuvo como eje 272 casos de secuestros y torturas. En 133, las personas permanecen desaparecidas. En otros 28, se comprobó el asesinato ya que sus restos han sido hallados. Hay 111 que sobrevivieron a las violaciones de derechos humanos a las que que fueron sometidas. Como este megajuicio es resultado de una unificación de causas, algunos de los operativos que comprendieron la totalidad de las víctimas ya fueron enjuiciados previamente en la ciudad, como es el caso de las víctimas de La Noche de las Corbatas. 

 Este debate, no obstante, permitió ver “la película completa en la represión de la Subzona” 15, explicó Montero. Dentro de la unificación, ingresaron partes de causas que investigan los hechos sucedidos en los centros clandestinos conocidos como “Base Naval” y Cueva” que ya fueron razón de juicios previos. También otros expedientes que repasan hechos de otros centros de la subzona, comprendida por el partido de general Pueyrredón y sus alrededores, y que involucraron a las tres Fuerzas Armadas, la Prefectura y la Policía bonaerense. Por ejemplo, la Sede de la Prefectura, la Escuela de Suboficiales de Infantería de Marina (ESIM) y la Comisaría de Miramar, que se inspeccionó en tanto centro clandestino por primera vez en este debate.
Hay otros casos que resonaron y aún duelen y que, sin embargo, aún no habían sido evaluados por la justicia federal local. Un ejemplo es el que comprende los secuestros de los actores Gregorio Nachman, Luis Antonio Conti y Carlos Waitz. A Nachman y a Conti los fueron a buscar a sus respectivas casas el 19 de junio de 1976. A Waitz se lo llevaron del teatro “La Botonera”, en enero de 1977. Una patota preguntó por él en los camarines, cuando estaba a punto de subir a escenario en plena función de la obra Israfel. Otro es el secuestro de Cecilia Viñas, quien nació en la ciudad pero fue secuestrada en la Ciudad de Buenos Aires, mientras cursaba un embarazo de siete meses. La mantuvieron cautiva hasta que dio a luz en la Esma. Pero parte de su cautiverio lo pasó en la Base Naval.
Además de esto, la fiscal marcó como cuestión distintiva de este megajuicio el hecho de que “se repasó lo sucedido con personas cuyos secuestros sucedieron en Mar del Plata, pero de las que después fueron mantenidas cautivas en otras ciudades o directamente no se tuvo más información. En muchos casos, la ultimísima noticia es su secuestro”. 

“¿Será realmente médica, con esa cara de empleada doméstica?”, se preguntaba la periodista brasileña Micheline Borges en agosto de 2013, cuando comenzaron a llegar profesionales de la salud cubanos a Brasil en el marco del programa “Más médicos”, implementado por la entonces presidenta Dilma Roussef ante la escasez de personal sanitario en una enorme cantidad de localidades del Brasil profundo. El comentario hacía referencia a una médica afrocubana que acababa de arribar al estado de Rio Grande do Norte y que junto a una delegación de profesionales del país caribeño se sumaba al programa, en medio de fuertes protestas convocadas por el Colegio Federal de Medicina.


El gobierno petista estimaba que había centenares de municipios del Brasil que no tenían ni siquiera un médico en el sistema público de salud, y ante el fracaso de una convocatoria a cubrir esos puestos, decidieron apelar a profesionales extranjeros. La oposición de los médicos locales, concentrados en las empresas de salud privadas de las zonas ricas del país, estalló con tonos inusitadamente violentos: Brasil tenía médicos suficientes y de calidad, los que iban a llegar no eran de países desarrollados sino cubanos, la medicina cubana era mala, escondía “trabajo esclavo” y “espionaje” y, como argumento de última instancia, su título no era válido en tierras brasileñas y debería ser revalidado. Las manifestaciones explotaron poco después de las llamadas “jornadas de junio”, las grandes protestas contra la organización del Mundial de fútbol de 2014 que entusiasmaron al principio a los sectores que, sobre todo fuera de Brasil, cuestionaban por izquierda al gobierno del PT, pero que enseguida se revelaron como un hecho fundacional de la formación de una nueva y peligrosa derecha, como ahora podemos corroborar con claridad. Las protestas llegaron a reunir a miles de médicos, de batas tan blancas como su piel, en la avenida Paulista y en las principales ciudades del país.
Para ese entonces, Jair Messias Bolsonaro era solo un oscuro y pintoresco diputado, que nadie podría, ni en una delirante pesadilla, imaginar como el futuro presidente brasileño. El anticomunismo lunático que ostenta su discurso cotidiano –un anticomunismo sin comunistas– encuentra en este visceral rechazo a los médicos cubanos un claro antecedente de aceptación social.
Macartistas del siglo XXI
Aunque los aspirantes a Bolsonaro en nuestro país son unos cuantos, el cuco que suelen esgrimir no es el comunismo sino el populismo, pero entendido de una manera muy parecida a como el presidente brasileño habla de la izquierda. El caso de los médicos cubanos, que hipotéticamente acudirían a la Argentina para colaborar en la emergencia por la pandemia del coronavirus, parece haberles dado la ocasión para sacar a relucir esa veta, que por estas tierras no se oía con esa fuerza desde la dictadura genocida.
Las razones y argumentos esgrimidos son prácticamente los mismos. Oscilan entre la versión macartista, iniciada por la inefable exfuncionaria macrista Laura Alonso, que picó en punta acusando a los médicos cubanos de “espías” y “comisarios (políticos)”, y siguió con el fallido cacerolazo convocado por las redes sociales para el 22 de abril y, por otro lado, la vertiente denigratoria y racista, que niega la calidad de la sanidad de la isla y, al igual que en el país vecino, pide el título y dice que los profesionales de Cuba no son mucho más que enfermeros. Y ambas se combinan en algunas versiones refinadas, como la extensa nota que, con letra de la CIA y la mafia anticubana de Miami, enarbola en Infobae la periodista Claudia Peiró, en algún momento espada literaria de Rodolfo Galimberti. Según esta versión, las misiones médicas cubanas en el exterior no son otra cosa que “mano de obra esclava” que genera divisas para el “régimen de Castro” y, al mismo tiempo, propagan la ideología comunista. El argumento de ser esclavos y al mismo tiempo infiltrados castristas no cierra mucho, pero como suele pasar con los discursos construidos sobre sí mismos, todo aparece coherente para el creyente.
No son argumentos consistentes como para darles demasiada entidad, en realidad. No importa que haya una pandemia que puede provocar que, por mejores y numerosos que sean nuestros médicos, pueda ser necesario el aporte de profesionales formados en emergencias y experimentados en epidemias en todo el mundo, ni que estas mismas misiones hayan sido recibidas con los brazos abiertos en países que cuentan con mayores recursos que nosotros como Italia, Andorra o Qatar, ni que la medicina cubana tenga reputación mundial y sea el orgullo de su país. El problema es político e ideológico, simplemente, y se lo usa como arma para esmerilar al gobierno actual y robustecer una corriente de extrema derecha que ya viene fortalecida en la Argentina después de cuatro años de macrismo.
El internacionalismo cubano, la base de las misiones médicas
Artículos como los de Infobae siguen la línea que el Departamento de Estado de Estados Unidos viene escalando desde el principio del gobierno de Donald Trump, reavivando el fantasma del comunismo y atacando especialmente, en nuestra región, a todos los gobiernos que no se alinean con el neoliberalismo salvaje y el eje de derecha radical que se articula alrededor del colombiano Iván Duque, el chileno Sebastián Piñera y Bolsonaro, apuntando obsesivamente a Cuba y Venezuela.
Sabiendo que las misiones médicas cubanas son uno de los puntales de su política exterior, fundada en la idea del internacionalismo, hay evidentemente un esfuerzo considerable en desacreditarlas. Con poco éxito, porque estas misiones son recibidas con los brazos abiertos en decenas de países, no solo por el coronavirus sino en innumerables situaciones anteriores, como la epidemia del Ébola en África central hace algunos años, en que los cubanos se destacaron mientras los profesionales de países con mayores recursos huían, o en el terremoto de Haití que causó decenas de miles de muertos en uno de los países más pobres del planeta.
El internacionalismo cubano tiene una enorme tradición que se remonta a tiempos anteriores a la Revolución, pero que alcanzó dimensiones extraordinarias desde el triunfo de las guerrillas de Fidel Castro y el Che Guevara. Durante los primeros años, este internacionalismo se manifestó principalmente en la solidaridad revolucionaria y tiene su punto más alto en el contingente militar en Angola que combatió al régimen racista sudafricano provocando el principio de su colapso, con la victoria de Cuito Cuanavale en marzo de 1988. Menos conocido es que, junto con los soldados, iban miles de médicos y personal sanitario que pusieron las bases del sistema de salud de Angola y otros países vecinos.
Cuando la guerra fría llegó a su fin con la caída de la URSS y la isla entró repentina y dramáticamente en el “período especial”, la colaboración militar antiimperialista que había sido eje de la política de Fidel desde el triunfo revolucionario no pudo sostenerse más. Cuba quedó aislada en medio de un capitalismo agresivo y triunfante, y los mismos que hoy atacan a sus médicos contaban los días para retornar a Cuba a instalar McDonald’s en la Plaza de la Revolución.
Nada de eso sucedió, y los cubanos retomaron la política de solidaridad internacional por otros medios, y son las misiones médicas el más notable de ellos. Lo más importante es que, además de la biotecnología y el desarrollo de tratamientos y medicinas en los que hace punta a pesar de la escasez de recursos materiales de un país bloqueado desde hace 60 años, Cuba aplica en esas misiones la misma política sanitaria que la convirtió en uno de los países con mejores índices de salud del mundo.
Se trata de una medicina asentada en la prevención y no en el negocio, una medicina que no tiene un criterio monetario para definir quién goza de la mejor atención y quién no. En Cuba, estudiar medicina no es una prerrogativa de clase, sino una cuestión de vocación, capacidad y la planificación estatal de la necesidad social de profesionales. Las misiones médicas cubanas en el exterior no van a atender a las grandes y caras clínicas privadas sino a los lugares más complicados y apartados, a donde generalmente los profesionales locales no quieren ir: las barriadas venezolanas de la Misión Barrio Adentro; las favelas y pueblos amazónicos de Brasil; las zonas rurales de los países africanos, quizá donde antes habían peleado los combatientes cubanos; áreas de desastre humanitario como el Haití devastado por el terremoto; tremendas y mortales epidemias como el ébola o, ahora, el coronavirus.
Cuba, un país con pocos recursos y sometido a un bloqueo brutal por Estados Unidos, cobra por los servicios de sus médicos. ¿Quién no lo haría, por qué tendría que financiar una economía exhausta la ayuda a otros Estados soberanos? Cuba cobra por el trabajo de sus médicos, pero no lucra con ellos. No es difícil de entender, salvo para la derecha elemental que se expande por el mundo, que no concibe que la salud no sea un negocio.
El concepto de la formación de profesionales de la salud en Cuba no es el de la profesión liberal, una buena carrera para hacer plata, sino el de un servicio esencial para la salud del pueblo, en el que la sociedad cubana invierte recursos materiales y humanos. Si un país no puede pagar lo que esas misiones valen, Cuba manda las misiones igual porque entiende su necesidad, ya que el criterio básico es la solidaridad internacional. No va a ser el caso de la Argentina si se da, que aunque está en crisis no es Haití o Zimbabwe, ni tampoco fue el de Brasil con el programa Más Médicos, en que el muy buen salario ofrecido no logró convencer a los médicos brasileños de dejar la comodidad de un barrio de clase media en Sao Paulo por una sala de atención en un recóndito pueblo de Tocantins.
He visto personalmente, en varias ocasiones, a los médicos y médicas cubanas en esos lugares. Me los crucé en Roraima, en el extremo norte de la Amazonia brasileña; he sabido de su trabajo en zonas rurales de Sudáfrica, lugares en los que la medicina tradicional era la única disponible con una media de 30 por ciento de la población infectada de SIDA; en los barrios populares de Caracas, de una violencia cotidiana que haría que nuestros canales de 24 horas de “inseguridad” no pudieran seguir el ritmo de asesinatos y que, sin embargo, siempre respetaron a los cubanos porque eran los primeros médicos que habían visto en su vida.
Ojalá que no los necesitemos a los médicos/espías/comisarios cubanos. Pero si los necesitamos, no hay ninguna duda que serán bienvenidos como todos aquellos que vienen a ofrecer la solidaridad que en el mundo escasea cada vez más.
El autor de la nota es Andrés Ruggeri, antropólogo social, investigador y docente en la Universidad de Buenos Aires (UBA) y la Universidad Nacional Arturo Jauretche (UNAJ). En la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA dirige el programa Facultad Abierta, que vincula al mundo académico con el de las empresas recuperadas. Es también director de la revista Autogestión para otra economía, órgano de comunicación de las empresas autogestionadas argentinas.  

De los Tratados de Libre comercio …

América Latina es la región del mundo con mayor cantidad de tratados de libre comercio (TLC) firmados, según datos del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Entre ellos, por ejemplo, se encuentra el Mercosur, establecido en 1991 por la Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay. Otro caso es la Alianza del Pacífico, firmada en el año 2011 por Chile, Colombia, México y Perú, y a la que Argentina ingresó en 2016 como país observador. Entre sus cláusulas, figuran otros tratados de libre comercio con Estados Unidos y la Unión Europea, entre los que se destaca el Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP, por su sigla en inglés), considerado como un mega acuerdo comercial ya que se estima que representa el 40% de la economía mundial. El TPP fue firmado en el año 2015, tras cinco años de negociaciones, e involucra a 12 países de ambos lados del Océano Pacífico (Australia, Brunei, Canada, Chile, Japón, Malasia, Nueva Zelanda, Perú, Singapur, Estados Unidos, México y Vietnam).


¿Qué implican estos acuerdos para los países que adhieren a ellos? “Los regionalismos y esquemas de integración regional están en el final de un ciclo que no dio los resultados esperados”, dijo Marcelo Saguier, director de la Licenciatura en Relaciones Internacionales en la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM), en una jornada de reflexión y debate organizada por la Escuela de Política y Gobierno de la UNSAM junto con la Fundación Friedrich Ebert, en la que se analizaron las características de los nuevos TLC, que algunos consideran como “de nueva generación” (similar al que recientemente firmaron la Argentina y Chile, que todavía no está ratificado) y que van más allá del comercio de bienes e incluyen otro tipo de cuestiones, como servicios, inversiones, regulaciones, impacto ambiental, situaciones laborales y de género, comercio electrónico y transferencia de datos.
Según las concepciones clásicas, este tipo de acuerdos buscaban propiciar el desarrollo y la diversificación productiva, así como la especialización de diversos sectores de la economía. Por eso, “pensar en tratados regionales y globalización desde ese enfoque implica preguntarse cuáles son los actores que se ven favorecidos y quiénes resultan perjudicados, y cuáles son los efectos distributivos de estos procesos, es decir, la relación entre el Estado y el mercado”, sostuvo Saguier y aclaró que la globalización, entendida con una matriz neoliberal o de librecambio, “también está en crisis y replanteándose”, lo que lleva a repensarla desde una perspectiva diferente.
“Queremos explorar cuestiones de orden interno y regulatorio de los países, que constituyen uno de los ejes en torno a los cuales se discute la integración regional, con cómo se están generando los procesos de construcción y de convergencia de marcos regulatorios”, dijo el especialista.
Gobernanza regulatoria. ¿Quién manda?
“Falta un debate sobre qué implicarán las llamadas buenas prácticas regulatorias cuando haya que hacerlas operativas porque están adentro de un TLC que obliga al Estado. Estos tratados son mucho más que arancelarios. Ya no hablamos de industria ni de impactos laborales directos, sino del impacto que puedan generar al proceso democrático liberal en su conjunto, porque establecen las reglas del juego”, advirtió la investigadora del CONICET Luciana Ghiotto, docente de la Carrera de Relaciones Internacionales en la UNSAM, y destacó que “la coherencia regulatoria tiende a homogeneizar para abajo los estándares en general: es un proceso de gobernanza regulatoria, de cuáles son las buenas prácticas para regular, y hay acuerdos por encima de los Estados que no solo indican reglas sino el proceso regulatorio en sí mismo”.
Al respecto, la especialista detalla que el mismo BID reconoce que ya existe una liberalización económica producida por la gran cantidad de acuerdos operativos en la región: “Plantean que, a partir de la Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI) y de los acuerdos de complementariedad económica, el comercio latinoamericano ya está liberalizado en más de un 90%”, dijo Ghiotto y agregó que el paso siguiente de esta estrategia sería avanzar hacia “una gran área de libre comercio de las Américas”. Para eso, el BID considera que es necesario abordar simultáneamente la ineficiencia de los marcos regulatorios (lo que llama el soft de la integración) y lo que afecta la infraestructura física transfronteriza (que incluye facilitación del comercio, logística y transporte, considerada como el hard de la integración).
Entre esos conceptos, la especialista que también participa en la Asociación por una Tasa a las Transacciones Financieras especulativas para Ayuda a los Ciudadanos (ATTAC) y es colaboradora en The Transnational Institute (TNI) destaca el de facilitación, que aplica tanto para el comercio como para las inversiones, que también “tiene una intervención directa en el proceso regulatorio estatal, porque establece la obligación de abrir los mecanismos regulatorios al sector privado, sea nacional o extranjero”.
Para Ghiotto, esto también influye en la definición de quiénes son los actores relevantes y las partes interesadas: “¿Son las transnacionales o una comunidad indígena, es la sociedad civil organizada junto con los sindicatos y los sectores territoriales reclamando estudios de impacto o es una compañía transnacional que no quiere que salga una regulacion?”, se preguntó la investigadora. Y agregó: “El TLC entre la Argentina y Chile es un tratado que no se refiere a aranceles, sino que habla de facilitación del comercio y dice que cada parte ofrecerá las posibilidades para que las personas interesadas vinculadas con el comercio exterior formulen observaciones sobre las propuestas de introducción o modificación de las resoluciones aduaneras de aplicación general. Aclara que en ningún caso estas observaciones resultarán vinculantes, pero el sector privado ingresa en la discusión sobre cómo se desarrollan las reglamentaciones en el sector aduanero”.
Acuerdos sin debate
Saguier ejemplificó con el tratamiento de los temas ambientales en la Alianza del Pacífico: “Figuran como esfuerzos de cooperación a través de un diálogo directo entre el sector privado y las distintas instancias de los países miembro, pero no hay idea de consulta con la sociedad civil, sino que se da directamente la construcción del marco regulatorio en temas ambientales a través del sector privado y los gobiernos”. De esta manera, “pasa como una cuestión políticamente irrelevante, lo que hace que se evite un debate de fondo sobre las implicancias distributivas, democráticas y ambientales de estos nuevos marcos regulatorios en construcción”, agregó.


El economista e investigador Carlos Bianco, de la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ), coincidió en que la convergencia regulatoria que plantean los organismos internacionales se refiere a “clausulas que por ahora no son vinculantes, pero que abren puertas para que cuando se hable de los actores relevantes, por ejemplo, no quieran que participen las comunidades originarias o los sindicatos”. Sin embargo, el especialista, que fue Secretario de Relaciones Económicas Internacionales de la Cancillería Argentina de 2013 a 2015, rescata que este tipo de medidas pueden ser positivas para una integración regional, siempre y cuando sean pensadas siguiendo ese objetivo.
En este sentido, se apoya en las concepciones desarrollistas o estructuralistas que se difundieron en la región desde los años 50 y hasta poco después de 1980, según las cuales la integración económica regional con países de características similares es vista como una forma de incrementar la escala de mercado y generar procesos de aprendizaje, tanto productivos como tecnológicos, con el objetivo de avanzar en un proceso de industrialización en mercados estrechos que requieren de una escala productiva aun mayor.
“Estoy de acuerdo con los TLC con países de de la región y otros que no generen amenazas sino oportunidades. Pero estoy en contra de un TLC con la Unión Europea, Estados Unidos, Japón y China, porque van a arrasar con la estructura productiva y a primarizar la economía, que terminará especializada en producciones solo vinculadas a las ventajas naturales”, adviertió el especialista y agregó que, de manera similar, también apoya la facilitación de comercio y la desburocratización de los procesos, “siempre y cuando sea del comercio que uno quiera facilitar, y eso no depende de las burocracias existentes sino que requiere definiciones políticas. Estoy de acuerdo con que haya un área de librecomercio sudamericana, y que también se vaya transformando en una unión aduanera con aranceles muy altos, lo que alguna vez se llamó fortaleza proteccionista. Si me preguntan cuál es el mejor esquema de integración argentina, digo una unión aduanera de América del Sur con una protección muy alta, no regionalismo abierto sino cerrado”, concluyó.
Vecinos abiertos y cerrados
Chile es el país que tiene más TLC firmados en el mundo, tiene 26 con 64 países”, afirmó Patricio López, coordinador de la plataforma Chile Mejor sin TLC, y dijo que ese país cuenta con un órgano en cancillería dedicado específicamente a esta función: “Son técnicos que pasan de un gobierno a otro, que no cambian según los partidos políticos y tampoco se conocen sus nombres públicamente”, dijo el especialista.
En el extremo opuesto, Bolivia no tiene ningún TLC firmado. Solo participa en dos acuerdos regionales, en la Comunidad Andina y en ALADI. En lo que más ha avanzado en materia de comercio internacional es en inversiones extranjeras directas, lideradas actualmente por España y seguidas por Estados Unidos y Suecia, aunque todavía son escasas. “Queremos establecer acuerdos comerciales pero como socios, no con patrones”, afirmó Daniel Agramont, de la Fundación Friedrich Ebert Stifung en Bolivia, y destacó que Bolivia está dispuesta a negociar temas arancelarios pero no regulatorios: “La pérdida de soberanía no se negocia. Para Bolivia, el ser humano y la madre tierra están por encima de las negociaciones”, dijo.

Mercosur caliente: Argentina respondió a una jugada de Brasil, Paraguay y Uruguay

El gobierno nacional decidió suspender la participación de la Argentina en los tratados comerciales que se estén negociando en estos momentos y en los que pudieran venir a futuro. La medida sacude al bloque regional pero también es consecuencia de la actitud que habían tomado Brasil, Paraguay y Uruguay al llevar adelante sus gobiernos acuerdos comerciales de libre comercio con Corea del Sur, Líbano, Canadá e India, sin apelar al bloque continental.
La decisión de la Casa Rosada obedece a la necesidad, en plena pandemia del coronavirus, que tiene en una brutal recesión al aparato productivo, proteger a la industria local ante lo que será el día después de la cuarentena. Alberto Fernández entiende que una situación de competencia abierta con productos importados perjudicaría a la industria argentina.
La decisión argentina fue dada a conocer por el gobierno de Paraguay, que ocupa la presidencia pro témpore del Mercosur.
Comunicado del gobierno de Paraguay
“La República del Paraguay, en ejercicio de la Presidencia Pro Témpore del MERCOSUR, cumple en informar que la República Argentina anunció la decisión de dejar de participar en las negociaciones de los acuerdos comerciales en curso y de las futuras negociaciones del bloque, excluyendo de esta determinación a las ya concluidas con la Unión Europea y con la Asociación Europea de Libre Comercio (EFTA).
“El anuncio fue hecho por la Delegación Argentina, en oportunidad de la reunión de Coordinadores Nacionales del Grupo Mercado Común sobre relacionamiento externo, que tuvo lugar en la fecha vía videoconferencia.
“La República Argentina informó que adoptó esta determinación en atención a prioridades de su política económica interna, agravada por la pandemia del COVID-19, e indicó que no será obstáculo para que los demás Estados Partes prosigan con los diversos procesos negociadores.
“La Presidencia Pro Témpore del Paraguay y los demás Estados Partes del MERCOSUR evaluarán las medidas jurídicas, institucionales y operativas más adecuadas en razón de la decisión soberana de la República Argentina de manera a no afectar el proceso de construcción comunitaria del MERCOSUR”.

Comunicado oficial | El Gobierno argentino y el Mercosur

El Gobierno argentino a través del Ministerio de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto participó de la reunión de coordinadores nacionales del Mercosur mediante una videoconferencia realizada en la tarde del 24 de abril de 2020.
La República Argentina señaló que la integración no es sólo un mandato de la geografía y de la historia sino parte de nuestro presente y de nuestro futuro.


Allí sostuvo que la integración regional es una forma de afrontar la pandemia global y sus consecuencias económicas y sociales. Es imperiosa en un mundo en el que los organismos internacionales predicen la caída del PBI en los países de mayor desarrollo, una disminución brusca del comercio global de hasta un 32% y un impacto imprevisible en la sociedad.
También indicó que en “su política interna la Argentina se previene de los efectos de la pandemia mientras protege las empresas, el empleo y la situación de las familias más humildes”. Lo hace a diferencia de las posiciones de algunos socios, que plantean una aceleración de las tratativas hacia acuerdos de libre comercio con Corea del Sur, Singapur, Líbano, Canadá y la India, entre otros.
La Argentina dejó en claro que la incertidumbre internacional y la propia situación de nuestra economía aconsejan detener la marcha de esas negociaciones.
También afirmó ante sus socios que en este escenario el Gobierno argentino seguirá acompañando la marcha de los acuerdos del Mercosur con la Unión Europea y la EFTA (European Free Trade Agreement), sin entrar en debates por ahora estériles.
Esta posición, transmitida a los socios del Mercosur, no surge de un capricho sino de una visión sobre el modo de fortalecer las relaciones con las naciones del bloque regional: la hermandad no sólo es noble sino potente, y se funda en la reconstrucción del tejido social y productivo de nuestros países.

Diferencias en el Mercosur: la explicación de por qué la Argentina no aceptó los tratados con Corea del Sur

Nos conducían a la pérdida de puestos de trabajo”, señaló el secretario de Relaciones Económicas Internacionales, Jorge Neme
El secretario de Relaciones Económicas Internacionales, Jorge Neme, ratificó la decisión del gobierno argentino de retirarse de las negociaciones entre el Mercosur y Corea del Sur e indicó que, por el contrario, el país continuará los avances del bloque con la Unión Europea (UE).
“En las condiciones en que está la Argentina, esas negociaciones nos conducían a la pérdida de puestos de trabajo”, afirmó el funcionario respecto a los tratados de libre comercio con Corea del Sur, Canadá, India, Singapur y Líbano que impulsan los gobiernos de Brasil, Uruguay y Paraguay. Y no solo eso, agregó, las negociaciones también “nos afectaban mercados y no nos resolvían ni abrían mercados a nuestros productos”.
No obstante, Neme aclaró a Télam que si bien la Argentina se retiró de esas tratativas comerciales en curso con otros países, sus socios del Mercosur podrán continuarlas y, “una vez que terminen esos procesos, evaluaremos qué es conveniente para nosotros”.
Además, aclaró que el país continuará en las negociaciones del bloque con la Unión Europea y el EFTA (Asociación Europea de Libre Comercio). Lo cierto es que para el gobierno de Alberto Fernández, esas iniciativas, tal como avanzaban, “no contribuían a la reconstrucción del sistema productivo” nacional.
“Frente a la Argentina que heredamos del ex presidente Mauricio Macri, hoy mucho más complicada con la pandemia aquí y en el mundo, nosotros no podemos seguir jugando casi frívolamente a acuerdos de libre comercio”, explicó.
En un comunicado emitido ayer, la Cancillería informó que “la incertidumbre internacional y la propia situación de nuestra economía aconsejan detener la marcha” en las negociaciones de acuerdos de libre comercio.
“Hoy tenemos una vastísima misión de ordenar las cuentas públicas y el sistema productivo” y, en este contexto, “ninguno de esos acuerdos que formaban parte del capítulo de relacionamiento externo del Mercosur contribuía a que nosotros podamos avanzar en las direcciones que la reconstrucción del sistema productivo necesita”, detalló el secretario.
El funcionario nacional sostuvo que en las reuniones mantenidas con los miembros del bloque, el país les comunicó la prioridad de la Argentina en cuanto a solucionar sus problemas de deuda pública.
“En el caso del conjunto de los otros tratados, hemos considerado ya en enero que la Argentina tenía un problema muy serio, que era el eje del trabajo del Gobierno de restablecer las condiciones de operación y avanzar en la normalización del pago de la deuda en esos primeros meses”, indicó Neme.
A partir de esto, explicó que “eso se planteó en las reuniones de Buenos Aires de enero, se volvió a plantear en la reunión del Consejo de Coordinadores en febrero y recibimos de parte de Brasil, Uruguay y, en menor medida, Paraguay, el mensaje en ambas reuniones de que estaban apurados en el avance de estas negociaciones”.
Las críticas de la oposición
Como era de esperar, Juntos por el Cambio salió a defender la decisión de los gobiernos conservadores de Brasil, Uruguay y Paraguay de avanzar en tratados de libre comercio con Corea del Sur y otros países, y rechazó la decisión del gobierno argentino de retirarse de esas iniciativas porque afectaban la producción nacional.
“Para salir de la crisis se necesitan más mercados, no menos”, indicó la alianza liderada por el ex presidente Mauricio Macri. “La excusa dada de la pandemia no puede frenar negociaciones de largo plazo. La negociación por la deuda y sus dificultades tienen el efecto contrario. Argentina abriendo nuevos mercados ayuda, no entorpece la negociación”, expresó el espacio a través de una declaración firmada por el presidente de la UCR, Alfredo Cornejo, y la titular del PRO, Patricia Bullrich, entre algunos.

La Argentina se retiró de todas las negociaciones del Mercosur

Por Francisco Martirena
En una decisión de enorme peso político, la Argentina decidió abandonar todas las negociaciones que llevaba adelante el Mercosur, al considerar que el contexto mundial es adverso, y así paralizó las conversaciones con diversos mercados, lo que agravará la interna político-comercial en el bloque.
Durante el desarrollo de una videoconferencia con representantes de Brasil, Uruguay y Paraguay que tuvo lugar el viernes pasado, el equipo técnico de negociadores del Gobierno informó que la Argentina se retira de todas las conversaciones, tanto con Corea del Sur como con Singapur, Canadá, Egipto o Israel, lo cual paralizará las negociaciones con esos países en forma automática, revelaron a BAE Negocios fuentes gubernamentales.
De acuerdo con la normativa Mercosur, sólo se puede negociar en conjunto (resolución 32/00), de manera que únicamente con modificaciones reglamentarias, el resto de los socios podría avanzar unilateralmente, lo cual enciende nuevamente este debate. El jueves, este medio relató la fuerte interna entre el Gobierno y sus socios, en medio de una gigantesca crisis económica mundial generada por la pandemia del coronavirus.


Brasil, Paraguay y Uruguay buscaron retomar la iniciativa para cerrar un acuerdo comercial con Corea del Sur en el corto plazo, mientras que la Argentina sostiene que es “una locura” avanzar en este contexto con el agravante de que las negociaciones son muy desfavorables para el bloque sudamericano. Con el apoyo de la Unión Industrial Argentina (UIA) y la Confederación Nacional de la Industria ( Brasil), el Gobierno “pateó el tablero” en el grupo de relacionamiento externo del Mercosur. Allí, se esperaba que los otros tres socios insistan en mantener una ronda con Corea del Sur en la semana del 18 de mayo.
La tensión al interior del Mercosur es grande ya que Uruguay estaba desesperado por acordar con Corea del Sur, y tanto Brasil como Paraguay acompañan su paso. En adelante, habrá que ver las reacciones de cada nación y qué ocurrirá con otros frentes de negociaciones futuras como Canadá y el bloque europeo EFTA, con quien no están totalmente finalizados los acuerdos.
“Estamos en medio de un tsunami, y encima con muy malas y bajas pretensiones. Es vergonzoso lo que se plantea desde el Mercosur respecto de Corea”, había hecho catarsis un funcionario ya la semana última. “Esta negociación es industria contra agricultura. No cierra por ningún lado”, amplió. El Mercosur y la República de Corea tuvieron un comercio bilateral en 2019 de casi USD10.000 millones. La República de Corea se ha posicionado en los últimos años como una de las potencias económicas de Asia Pacífico, que además cuenta con una red de 15 tratados de libre comercio con 52 países.

LA IDEA / Las dificultades son muy grandes. Es importante comprenderlas para elaborar una salida. El sentido de la misma está ligado a los intereses de sus autores.

Aunque los diagnósticos adecuados son importantes, el posicionamiento para su análisis es decisivo. No basta con acertar en la descripción de los problemas, sino delinear las soluciones según el interés social.En estas semanas los textos de Carlos Pagni, de La Nación, son muy consultados por los compañeros. No está mal, pero es preciso efectuar una consideración: ese periodista opera como los servicios de inteligencia que parten de unas cuantas verdades y derivan en un disparate que entierra al interlocutor.No estamos diciendo que sea un agente. Es periodista de La Nación, lo cual empeora la caracterización. Pagni describe los dilemas económicos presentes con certeza y señala la necesidad de un Estado que piense la salida de la cuarentena con capacidad y precisión.
Cuando logra ante sus lectores un alto nivel de credibilidad, indica que para eso es pertinente ayudar a las grandes empresas en vez de intentar fortalecer el poderío estatal. Recurre, entonces, a los viejos argumentos de la eficiencia privada y el autoritarismo de los gobiernos.
De tal modo, en las conclusiones interlineadas, aunque finge un análisis de ultra actualidad, clama por una reposición del orden liberal conservador con empresas monopólicas y fuertes acompañadas por un estado tenue que se ocupe de la salud y esos asuntos –una concesión inevitable- y deje de inventar impuestos incómodos.
Es interesante este arranque aclaratorio porque de otro modo las coincidencias numéricas pueden gestar derivaciones confluyentes. Y nada más lejos de la verdad que el lineamiento editorial presente (tan ligado al propio histórico) del matutino mitrista.
Sucede que el panorama es bien complicado. Y eso es innegable. La recesión récord impuesta por el macrismo durante sus cuatro años de gobierno ya habían originado un cuadro de situación del cual resultaba difícil salir. Sobre llovido envirulado, el surgimiento del Covid 19 y la táctica del aislamiento social implica un aplanamiento agudo de la economía local.
El consuelo que nos envuelve –en el resto del mundo, también- no sirve para evitar los desafíos que se avecinan. Cada nación tendrá que abocarse a resolver sus asuntos y las que salgan airosas ocuparán un lugar destacado mientras las demás intentarán sembrar sobre tierra arrasada.
En ese camino tendrán que visualizar con nitidez la conveniencia de las alianzas tomando en cuenta una serie de factores entre los cuales el financiero no será el único, pero si el vertebrador de la articulación económica. Precisamente para no volver a caer en las garras del capital financiero.
Vamos a lo cierto. Con la herencia señalada, la Argentina priorizó la salud de su población y paralizó una zona central de su producción, lo cual llevará a una caída importante del Producto Bruto Interno, combinada con la ostensible baja en la recaudación, en un marco inflacionario injustificable pero real.
El tema commodities está siendo analizado desde una sola perspectiva, pero su trasfondo es más grave porque además de involucrar al difundido hundimiento del precio del petróleo, es preciso añadir que el de la soja ha vuelto a descender.
En esa dirección, mientras los liberales argumentan que resulta ilógico alzar cargas impositivas sobre los productores primarios exportadores, nosotros pensamos que es un buen momento para recobrar el comercio exterior a pleno.
Porqué. Por un lado la caída de la soja no impide que, de todos modos, las ganancias sean cuantiosas. Por otro, si el esquema presente pervive, las presiones sobre el “atraso cambiario” serán cada vez más intensas, con todo lo que ello implica.
La derivación concreta surge con naturalidad. La Argentina necesita quebrar la dominación interna de quienes concentran la elaboración de alimentos y productos de primera necesidad. Con recursos naturales visibles y un respaldo apreciable como el indicado en el párrafo anterior, la conformación de empresas social – estatales se impone.
En ese marco, mientras sigue la inversión estatal para la contención de los problemas sociales –con baja recaudación, recordamos- el sistema financiero funciona como si nada hubiera sucedido y no ofrece aporte alguno a la vida nacional.
Todo esto repercute abajo, abajo como dice Serrat. Ha crecido el desempleo, aumentaron las suspensiones y se ha configurado un raro imaginario en el cual el retroceso salarial termina siendo una opción atractiva para los que desean conservar la ocupación.
Pero ese retroceso se asienta sobre los aumentos de precios y tarifas más salvajes de la historia, promovidos por elaboradores de alimentos y empresas de servicios privatizadas que vivieron su fiesta por cuatro años y se niegan a perder todo privilegio.
Hay un tiempo para todo. Es probable que en medio de la emergencia la actitud del presidente Alberto Fernández de ir llevando al conjunto sin generar mayores oleajes tenga un sentido práctico de valor. Así lo ha comprendido la sociedad, que respalda su andar.
Pero es probable también que sobre el filo de la salida se puedan aprovechar la natural capacidad de desarrollo argentino y los respaldos internacionales sólidos para inyectar audacia en el proceder. Incluyendo a todos los que sea posible. Ahí hay una clave y no es retórica: a quienes realmente sea posible incluir.
Lo hemos señalado: el Consejo Económico es una buena idea, en tanto las voces del movimiento obrero y las empresas medianas ligadas al mercado interno sean más escuchadas que las otras. De allí pueden surgir algunos conceptos en acción más que interesantes.


Mencionamos el control del comercio exterior y podríamos añadir la expansión del poder del Banco Central. Los depósitos en las entidades crediticias privadas pueden pasar a disposición de las necesidades fiscales sin afectar a los ahorristas.
En la misma línea, las firmas privatizadas de servicios públicos serían más eficaces y menos onerosas para la población si quedaran bajo el ya maduro y potente esquema cooperativo con control estatal que ha desplegado desde hace dos décadas el pueblo argentino.
Las relaciones con Eurasia, bajo la vigilancia del Papa Francisco, pueden ofrecer alternativas de financiamiento muy distintas a las conocidas hasta este momento. Y si bien habrá que volver a impulsar el Unasur, es evidente que el país no puede esperar a que el mismo se reconfigure para actuar internacionalmente.
Es decir, sí es preciso reflexionar y planificar desde el Estado para atisbar la salida de la cuarentena con capacidad y precisión. Será pertinente escuchar las voces justas, las que necesitan salir, para sacar conclusiones inversas a las de Pagni, que exige volver.
Pasa que “Un ejército victorioso gana primero y entabla la batalla después; un ejército derrotado lucha primero e intenta obtener la victoria después”. La metáfora de El Plumerillo es exacta, pero las conclusiones que deben surgir de allí son diferentes a las ofertadas por La Nación.
Como sugirió Sun Tzu en esa célebre y aguda expresión, José de San Martín estaba construyendo para avanzar y liberar; para vencer. No para retrotraer todo al orden colonial. El presente mundial es un acelerador de hadrones que, como la máquina de Dios, no modifica el Universo sino que apura elementos sobre su propia configuración.
Varias naciones emergentes ya son potencia. Europa se desmembra y decae. El vínculo de ese continente con los Estados Unidos es lábil y su decurso depende más del accionar de algunas empresas que de varios de los gobiernos involucrados.
En ese marco, la Argentina, autora intelectual de La Idea, puede exigir un muy buen lugar.
 ( http://laseñalmedios.com.ar/2020/04/24/la-idea-las-dificultades-son-muy-grandes-es-importante-comprenderlas-para-elaborar-una-salida-el-sentido-de-la-misma-esta-ligado-a-los-intereses-de-sus-autores/ )
Si vamos a alimentar los debates en las redes, entre tanta fakes, posverdad y neoliberalismo explicito gritando a los cuatro vientos su desesperado intento por sobrevivir a la crisis de la pandemia, al menos hagámoslo aportando algo de dato e información y un poco de cordura frente a tanto privilegiado temeroso y aburrido en cuarentena escupiendo cualquiera para alimentar la grieta …

Daniel Roberto Távora Mac Cormack







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