Miércoles 15 de enero de 2020

Tormentosa madrugada sobre la ciudad Autónoma de Buenos Aires y entre los mates y los truenos que presagian la tormenta, las lecturas y la información. 

Es una obviedad, pero en un sistema que escalona apropiaciones de recursos y riquezas y genera estratos sociales que compiten por posicionarse en esos escalones, la concentración va reduciendo los espacios. Mientras los espacios mas bajos suben, los de arriba suben aún más ampliando las brechas de diferencia, los medios anclados, mas cerca de la baja que de la alta, creen ver allí su propia decadencia … no les falta certeza a esos, sus razonamientos … es que lo decadente es estar en el medio.

Una Cuestión de Elefantes


“Más que una querella por los bienes no adquiridos, la rebelión de la clase media tradicional es un rencor encolerizado por lo que considera un desorden moral del mundo.”

“Thomas Piketty en su último libro, Ideología y Capital [Piketty, Thomas, Capital e Ideología. Paidós, Argentina, 2019.], retoma una gráfica de Milanovic [Milanovic, Branco, Desigualdades Mundiales, Un nuevo enfoque para la era de la globalización, Fondo de Cultura Económica, México, 2017,] para representar las desigualdades en el mundo en las últimas décadas. Lo notable de esa curva que mide los ingresos de la población es que toma la forma de una “curva de elefante”. Los primeros deciles, que abarca a las personas del planeta más pobres, han experimentado un crecimiento porcentual notable de su capacidad adquisitiva. Los deciles intermedios, es decir los “sectores medios” han tenido un aumento, pero moderado, en tanto que el decil superior, especialmente el 1% más rico, ha experimentado un crecimiento exponencial de sus ingresos, tomando la forma de una pronunciada trompa.”
Álvaro Garcia Lineras. ( https://www.celag.org/curva-de-elefante-y-clase-media/?fbclid=IwAR28V0Z7elfbtYJ2RgdR3_nS5CbxRnAuOeGaoOeDAIuDHfkyZ_z-XLz30Nc )

Antes de analizar el cambio de rumbo económico resulta indispensable repasar algunos conceptos básicos. Cuando el Estado gasta genera una contrapartida superavitaria en el sector privado, crea demanda y crea activos. Esta posibilidad no existe en el mundo privado, salvo para las entidades financieras, que contra lo que vulgarmente se cree no necesitan contar con el dinero que prestan, sino apenas con el encaje al que los obligan las bancas centrales.

Sin embargo, quienes defienden la teoría de la escasez, es decir quienes siguen la corriente principal de la economía, aseguran que si el Estado crea dinero, al igual que lo hacen los bancos, no se crea demanda y superávit privado, sino que se genera principalmente inflación monetaria, una de las mayores zonceras de la economía convencional refutada por las estadísticas.

Lo dicho sirve para recordar que la restricción real de una economía como la argentina no es la presupuestaria, sino la externa, la escasez de dólares para financiar insumos importados cuando la economía crece.



El redescubierto “péndulo argentino” que al menos desde 1976 se manifiesta en la sucesión de modelos neoliberales y nacional-populares, puede explicarse por la divergencia entre las clases dominantes locales sobre cómo resolver el problema estructural de la restricción externa. Es un punto de entrada, pero lo que en realidad se encuentra por detrás del péndulo es la falta de consenso social sobre el modelo de desarrollo, lo que a su vez deviene de las relaciones de poder entre los distintos actores sociales y sus intereses particulares, incluida la geopolítica. Parece claro que los modelos económicos, incluso los macroeconómicamente inconsistentes como el del macrismo, tiene siempre ganadores y perdedores.

El gobierno saliente dejó una herencia nefasta de deuda pública externa insustentable, es decir impagable en los tiempos y formas en que fue contraída, y una potente recesión económica. Sin profundizar en las consecuencias de desempleo, hambre y destrucción de las capacidades productivas, es difícil imaginar una herencia peor.

No obstante, la nueva administración decidió no llorar sobre la, esta vez sí, pesada herencia, sino comenzar a resolverla. Más que prioridades, atacar el problema de la deuda y la agobiante recesión constituye la única vía posible, un camino que no será ni fácil ni seguro y mucho menos rápido. Las políticas elegidas, las líneas directrices, son entonces la renegociación de la deuda y la reactivación de la demanda, la única vía para crecer y dar respuesta a las expectativas sociales.

Aquí es necesario recapitular nuevamente. El cambio de dirección del kirchnerismo en relación al peronismo neoliberal de los ’90 y su conclusión aliancista con la crisis de 2001 puede sintetizarse en cuatro medidas clave: el establecimiento de retenciones a las principales exportaciones, la desdolarización de las tarifas de los servicios públicos y los combustibles, el desendeudamiento y el aumento de salarios, precisamente las mismas cuatro medidas que el macrismo se encargó de revertir una a una.
La administración de Alberto Fernández aplicará en estos rubros un programa similar al del kirchnerismo primigenio, las mismas cuatro medidas, pero en un contexto interno y externo bastante diferente. Dado que la llave para una renegociación ordenada la tiene hoy el FMI se decidió poner al frente de la economía a Martín Guzmán, un ministro que a la pátina “heterodoxa” que le imprime su carrera académica estadounidense guiada por Joseph Stiglitz, le sumó desde el primer día un discurso que destaca la búsqueda de “equilibrios” macroeconómicos y fiscales.

En el frente interno el programa se resume en expandir la demanda. Es un giro copernicano respecto a la visión precedente, que consideraba que el crecimiento dependía de medidas favorables a la oferta.

En paralelo se decidió que la expansión se financiará cobrándole más impuestos a los más ricos y transfiriendo a los más pobres, es decir expresando, como siempre lo hace la estructura impositiva, las nuevas relaciones de poder emergentes de la voluntad popular. Dicho de otra manera, haciendo que la crisis la paguen quienes más se beneficiaron con el macrismo antes que acudiendo a ideas consideradas “exóticas” en los países centrales, como la Teoría Monetaria Moderna y la “emisión descontrolada”.

Sucede, como siempre se dijo en este espacio, que el equilibrio presupuestario tiene dos patas, los gastos, pero también los ingresos.

 La redistribución progresiva de las cargas impositivas, tiernamente llamadas “impuestazo” y “ajuste” por la prensa que sostuvo al macrismo e hizo suyos todos sus eufemismos discursivos, va en esta dirección. El nuevo “sinceramiento” ya no es el tarifazo y la poda salarial que castigaron a la economía a partir de diciembre de 2015.Tampoco la liberación de obligaciones de todo tipo para los exportadores de materias primas. El camino es la vuelta a un sistema impositivo más normal, en el que como sucede en los “países serios” paguen más los que más tienen.


El discurso del nuevo ministro, sumado a su paso por la academia estadounidense, representó un hallazgo de Alberto Fernández, pues consiguió el efecto buscado de ser bien recibido por “los mercados”, es decir por el poder económico local y global.

En adelante los analistas harán bien en observar cómo el gobierno gasta y recauda antes que limitarse al discurso fiscalista del ministro. Pero debe decirse también que las condiciones estructurales no son las más favorables para que un gobierno híper endeudado con el FMI diga que el déficit fiscal no importa.

Aquí también hay en el actual gobierno mucho del primer kirchnerismo. En materia de renegociación de deuda las ideas de Guzmán ya estaban alineadas con las de la nueva administración mucho antes de que se supiera que integraría el gabinete. Lo que sostenía el novel funcionario es que en materia de renegociación debían reestructurarse plazos de pago, con quitas de capital y del nivel de intereses, pero también sin comprometerse a planes de ajuste que rápidamente impedirían cumplir las obligaciones asumidas, con recesión económica y caída de la recaudación.

Palabras más, palabras menos, el nuevo discurso oficial es un revival de “los muertos no pagan” de Néstor Kirchner. No tiene sentido renegociar para volver a incumplir en breve. Se debe reprogramar pensando en generar los recursos para afrontar los pasivos, lo que a su vez vuelve ineludible la expansión del Producto. Se necesita tanto generar nuevos dólares, como cuidar los existentes.

En esta línea debe entenderse el freno a la salida de divisas por turismo y para atesoramiento gravados con una tasa del 30 por ciento. En la práctica, como en el caso de las retenciones, se trata de una vía indirecta para tener tipos de cambio específicos para distintos sectores, por ejemplo dólar soja, dólar importación y dólar turista, pero sumando además un efecto recaudatorio sobre la cima de la pirámide y sin afectar la estructura de costos de producción, la verdadera causa de los procesos inflacionarios, como lo hace una devaluación generalizada.

Estas medidas se complementaran con la inyección de dinero en la base de la pirámide. Estimular la demanda en cualquier sector siempre supone un crecimiento del PIB y, dada la actual estructura productiva, un crecimiento más rápido de las importaciones que de las exportaciones que agrava la escasez de divisas. 

Existe una relación de hierro entre renegociación de deuda y crecimiento. En paralelo se agrega la certeza de que la totalidad de los recursos que se inyectarán en la base se transformarán en demanda efectiva y no en fuga o atesoramiento, como ocurre cuando las transferencias son en favor de los más acomodados.
Sigue quedando pendiente y en la mira la cuestión del desarrollo, la transformación de la estructura productiva. Los detalles para conseguirlo están en el futuro, pero la recuperación de la demanda y del PIB son condiciones necesarias.
( https://www.pagina12.com.ar/241127-alberto-fernandez-aplica-un-programa-economico-similar-al-pr )

En “Borges y los clásicos”, Carlos Gamerro cita una crítica de Borges en contra de la sobrevaloración del estilo de un texto: “Los que adolecen de esa superstición entienden por estilo no la eficacia o la ineficacia de una página, sino las habilidades aparentes del escritor: sus comparaciones, su acústica, los episodios de su puntuación y de su sintaxis. Son indiferentes a la propia convicción o propia emoción: buscan tecniquerías (la palabra es de Miguel de Unamuno) que les informarán si lo escrito tiene el derecho o no de agradarles.»

En política, la eficacia debería medirse a través de los resultados de las iniciativas que llevan adelante nuestros gobernantes. Más allá del estilo, de las características formales de cada político, de sus habilidades discursivas o de su encanto personal; que pueden resultarnos más afines o, al contrario, generarnos algún rechazo, lo que perdura, lo que modifica para bien o para mal el bienestar de las mayorías, son sus iniciativas políticas.

Sin embargo, eso no suele ocurrir. Nuestros medios serios logran imponer una tenaz letanía antipolítica: consiguen que prestemos atención a las tecniquerías, al estilo de nuestros políticos, a sus formas, antes que a su eficacia. Y no prestamos atención a cualquier estilo sino al que toque valorar en determinado momento. Por ejemplo, la aparente austeridad de Fernando De la Rúa fue señalada como un valor destacable por nuestros medios serios, aunque la falta de austeridad de Mauricio Macri no afectó el generoso apoyo que En política, la eficacia debería medirse a través de los resultados de las iniciativas que llevan adelante nuestros gobernantes. Más allá del estilo, de las características formales de cada político, de sus habilidades discursivas o de su encanto personal; que pueden resultarnos más afines o, al contrario, generarnos algún rechazo, lo que perdura, lo que modifica para bien o para mal el bienestar de las mayorías, son sus iniciativas políticas.

Sin embargo, eso no suele ocurrir. Nuestros medios serios logran imponer una tenaz letanía antipolítica: consiguen que prestemos atención a las tecniquerías, al estilo de nuestros políticos, a sus formas, antes que a su eficacia. Y no prestamos atención a cualquier estilo sino al que toque valorar en determinado momento. Por ejemplo, la aparente austeridad de Fernando De la Rúa fue señalada como un valor destacable por nuestros medios serios, aunque la falta de austeridad de Mauricio Macri no afectó el generoso apoyo que  narcotráfico, una acusación sin fundamento que no generó indignación alguna en ese mismo periodista.

Alberto Fernández pasó de ser un títere de CFK, a ser un tirano aún peor que ella. Lo mismo ocurrió con Néstor Kirchner, quien según nuestros medios serios fue el Chirolita de Eduardo Duhalde, antes de ser el Chirolita de CFK para luego, una vez que ella asumió como presidenta, transformarse en quien en realidad la controlaba. Kirchner fue también un político violento, alérgico al consenso, hasta transformarse en un líder dialoguista, una vez que falleció.

Es por eso que, siguiendo los consejos del autor de El Aleph, deberíamos dejar de ser indiferentes a nuestra propia convicción o propia emoción, dejar de lado las formas aplaudidas o denunciadas por los medios y valorar a nuestros políticos por su verdadera eficacia: sus iniciativas y los resultados de éstas en el bienestar de las mayorías. El resto es tecniquería.
( https://vaconfirma.com.ar/?articulos_seccion_719/id_10522/la-supersticion-de-las-formas )

No hay duda que la gestión del gobierno del Frente de Todos enfrenta serios desafíos heredados y ya tiene varios frentes abiertos en medio del “veranito” de los mercados. Y dentro del cóctel de retos el tema monetario es uno de los claves. Al respecto, la atención de los analistas está puesta en el “día después” de la fuerte emisión monetaria registrada desde noviembre pasado. Esto se refiere al momento a partir del cual los pesos emitidos y en manos del público en general comienzan a retornar al sistema financiero. Es decir cuando la demanda de dinero pega la vuelta. Eso comienza a ocurrir a partir de la segunda quincena de enero. Los optimistas creen que gran parte de los excedentes quedará en los bolsillos de la gente y el resto podría ser fácilmente esterilizado por el BCRA. En realidad apuestan al bajo nivel de monetización de la economía. Pero la historia monetaria argentina es muy rica en aleccionar a los desmemoriados.

Más allá de la fuerte expansión monetaria acumulada entre noviembre y diciembre del 2019, hay un tema que vuelve a soslayarse. Se trata del stock de la deuda remunerada del BCRA que ya supera los $1,5 billones. Esto equivale a casi la base monetaria. O sea, entre la emisión primaria y la deuda remunerada hay el equivalente a más de $3 billones.

Vale recordar que la deuda remunerada del BCRA, compuesta por los Pases Pasivos (son colocaciones de los bancos en el BCRA a un día o a siete días de plazo a una tasa prefijada) más las Letras de Liquidez del BCRA (Leliq) a siete días de plazo a una tasa de interés pactada en licitación. Ambos son instrumentos del Central para regular la liquidez del mercado financiero, o sea, el nivel de la base monetaria.


Muchos creen que el tema de la “bomba” de las Leliq ya se resolvió como ocurrió con el de las Lebac (Letras del BCRA). Sin embargo, el tema se ha potenciado. No solo porque el stock de las Leliq se estacionó en los $780.000 millones, sino porque el stock de Pases Pasivos se ha casi duplicado desde el cambio de gobierno. En la actualidad los Pases Pasivos suman más de $760.000 millones. Y hay que señalar que de este total los Fondos Comunes de Inversión (FCI) ya tienen menos de $80.000 millones. Es que se han ido anticipando a la nueva regulación del BCRA que ya no les deja tener Pases Pasivos a partir de febrero.

No hay que olvidar que los FCI sufrieron el “reperfilamiento” de las Letes y terminaron colocando o “estacionando” parte de esa liquidez en Pases bajo el beneplácito del BCRA. Ahora el ente monetario comandado por Miguel Pesce eliminó esa prerrogativa y los FCI están recogiendo el barrilete. La movida debería beneficiar a los bancos a dónde deberían ir los FCI a colocar sus excedentes y estos se los volverían a llevar al BCRA. O bien el Tesoro les coloque otro instrumento que les de la liquidez que buscan las gestoras. Sino al fin de cuentas este “loop” termina conspirando con la baja de las tasas de interés que tanto pregona el Gobierno. Ya que en lugar de colocar directamente en el BCRA, los FCI buscarán tasa en los bancos y estos le pedirán a cambio una tasa mayor al ente monetario. Pero esto es harina de otro costal, o más bien, otro tema a mirar.

Lo cierto es que semejante stock de deuda remunerada del BCRA no solo complica las metas monetarias sino también las inflacionarias. Dado que el costo financiero es insoslayablemente elevado. Basta con señalar que a lo largo del 2019 el Central pagó cerca de $693.000 millones en concepto de intereses. Hoy al haber “paseficado” el stock de deuda se potencia el costo de semejante endeudamiento. Porque los Pases Pasivos están pactados a un día de plazo. O sea, cada veinticuatro horas el stock de Pases crece hoy a una tasa anual del 45,5%. Mientras que el de las Leliq lo hace cada siete días al 52% anual. Un simple cálculo permite arriesgar que de no mediar ningún cambio sustancial el BCRA volverá este año a incurrir en un alto gasto en intereses superior al del 2019. De esta manera el mismo “pecado” del gobierno de Cambiemos volvería repetirse. En momentos de impuestazos y de reclamos por el nivel de pobreza ¿cómo le harán digerir a la gente que se gasten más de $700.000 millones en intereses por la deuda del BCRA? Porque si se estima una inflación anual no menor al 40%, la tasa que le remunerarán a los bancos por las Leliq y Pases deberá ser positiva. Sin duda será un desafío.

Es seguro que la nueva cúpula del BCRA y del Palacio de Hacienda “juegan” a favor de que la demanda de dinero retome un circulo virtuoso de la mano de la recuperación de la economía, y con ello se reactive el crédito. Hoy esto está por verse. Ya que está todo contaminado por el accionar del cepo. Lo cierto es que el primer test será lo que acontezca a partir de las próximas semanas. El stock de Pases y Leliq es hoy además equivalente al 56% de las reservas internacionales del BCRA. Lo cual refleja la dimensión de las cifras en cuestión. No será sencillo desarmar este embrollo sino reacciona la economía. Se necesitará algo más que optimismo y confianza.
( https://www.ambito.com/economia/bcra/serio-el-bcra-ya-tiene-un-stock-deuda-casi-igual-la-base-monetaria-n5076703 )

El jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, encabezó hoy una reunión en la Casa Rosada con intendentes del conurbano bonaerense enrolados en el Frente de Todos, con el objeto de coordinar junto con todos los niveles gubernamentales la aplicación del programa de Precios Cuidados en sus respectivos municipios.

Cafiero destacó durante el encuentro, realizado en el Salón de los Científicos, la importancia de “la experiencia” que tienen los jefes comunales y señaló que el gobierno nacional buscará “trabajar con los inspectores que tiene la provincia, y con los intendentes”.

Consideró que “la tecnología es clave” para el monitoreo del programa, al identificar como “una herramienta fundamental la aplicación para celulares de Precios Cuidados, que se hizo en tiempo récord pero que funciona muy bien”.

Por su parte, el intendente de Hurlingham, Juan Zabaleta, señaló que se trabajó “en las prioridades que tiene el gobierno nacional de cuidar el bolsillo de los argentinos, con el programa de Precios Cuidados, que viene a recomponer el poder adquisitivo de los vecinos, y las herramientas de control amigable que tenemos los intendentes y hay que poner en marcha para hacer realidad los acuerdos”.

Zabaleta comentó, luego de la reunión, que existe “un sistema de inspectores que tiene la secretaría de Comercio Interior de la Nación, el Ministerio de la Producción de la provincia de Buenos Aires, y también los intendentes, que van a salir a controlar que se cumpla con el acuerdo de Precios Cuidados”.

“En definitiva es lo que venimos haciendo los intendentes en estos cuatro años, que fue armar canastas populares locales, en cada distrito, ahora con el Estado Nacional", dijo Zabaleta, quien anticipó que pronto se convocará a jefes comunales de otros signos políticos, porque “hay que resolver entre todos el problema del hambre en la Argentina”.

“Si no hay control y participación, no sólo de los intendentes, sino además de nuestros concejos locales, de las unidades ejecutoras que creamos dentro del plan Argentina contra el Hambre, es muy complicado”, indicó, y enfatizó que se trata de “un compromiso, más que voluntad, para que la economía arranque, y que el consumo funcione”.

Si bien remarcó que se tratará de “controles amigables”, Zabaleta no descartó la aplicación de multas para quienes no respeten los acuerdos, e hizo hincapié en la interacción del plan con otros programas, como el de Lucha contra el Hambre, con la distribución de las tarjetas alimentarias que volcarán recursos para el consumo, y la orientación de las compras hacia los precios más favorables para los vecinos.

Por su parte, la intendente de Cañuelas, Marisa Fassi, destacó que se hizo foco en "seguir, en cuidar cada uno y en forma mancomunada entre la Nación, la provincia y los municipios, los precios como referencia para los vecinos que la están pasando mal" y consideró a esta política "una muestra más de que el presidente da los pasos pensando siempre en los que menos tienen”.

Acompañaron a Cafiero el ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas; la secretaría de Comercio, Paula Español; el titular de Producción, Ciencia e Innovación Tecnológica bonaerense, Augusto Costa; y Miguel Cuberos, subsecretario General de Presidencia. Además de Zabaleta y Fassi, asistieron al encuentro los intendentes Fernando Espinoza (La Matanza); Juan Andreotti (San Fernando); Mariano Cascallares (Almirante Brown); Federico De Achaval (Pilar); Fernando Gray (Esteban Echeverría); Nicolás Mantegazza (San Vicente); Gustavo Menéndez (Merlo); Fernando Moreira (General San Martín); Leonardo Nardini (Malvinas Argentinas); Ariel Sujarchuck (Escobar); Blanca Cantero (Presidente Perón); Julio Zamora (Tigre) y el jefe de Gabinete de Ituzaingó, Pablo Descalzo.
( https://www.tiempoar.com.ar/nota/precios-cuidados-cafiero-le-pidio-a-intendentes-del-conurbano-que-controlen-a-los-supermercados )

 Axel Kicillof anunció que no pagará el vencimiento de la deuda de la Provincia de Buenos Aires el próximo 26 de enero. Era previsible dado el monto a pagar de un papel emitido en la gestión Scioli, 275 millones de dólares, el cierre de los mercados de crédito internacional para Argentina y la poca voluntad del gobernador de imponer esfuerzos fiscales para poder cumplir con pagos de la deuda.
¿Podía Kicillof haber pagado y evitar la restructuración de la deuda? La mitad del vencimiento del 26 estaba ya en cuentas de PBA. El ANSES podía haber ayudado. Para el resto debería haber emitido Kicillof una Letra y hacerse de la liquidez de algunos municipios y comprar dólares en el mercado mayorista (MULC). O bien debería haber contado con la asistencia del gobierno nacional. No pudo o no quiso ser.

Ahora bien: el gobernador pide en realidad correr el pago hasta el 1 de mayo. ¿Podrá encarrilar las cuentas de PBA en tres meses y medio o bien recibirá auxilio de Alberto Fernández para esa fecha? Suena más a que se vendrá, como con Mauricio Macri, un reperfilamiento del reperfilamiento. Todo nuevamente girará en torno al resultado de la oferta a bonistas que haga en las próximas semanas Martín Guzmán. La decisión de Kicillof suena más a un mensaje a los tenedores de papeles argentinos para que acepten la oferta oficial, quita incluída, que se avecina.


La cumbre de Mamá Ganso
El último fin de semana en Punta del Este, el sábado 11, tuvo lugar el ya clásico encuentro de banqueros de capital argentino y empresarios en Mamá Ganso, la quinta de Jorge Brito. A los hombres del mercado financiero se les sumaron empresarios como Miguel Acevedo (UIA) y el eterno Adelmo Gabbi, por la Bolsa de Comercio. Cerca de 60 personas invitadas al encuentro en el que los temas de conversación giraron sobre las bajas temperaturas en el balneario uruguayo y sobre el futuro de la economía argentina. El frío en definitiva en esos dos temas.

La impresión de varios de los presentes es que el actual plan de Alberto Fernández tiene que brindar sí o sí un resultado positivo. Habrá apoyo. La razón de esa necesidad de éxito del plan económico pasa por la incertidumbre de lo que vendría después. No sería precisamente un giro a políticas económicas más de libre mercado.
Pero con el fin de la primera quincena del año, se va el fin de la demanda estacional de pesos en el mercado. Hasta ahora existía una demanda de la moneda argentina para pago de salarios, medio aguinaldo, vacaciones, impuestos. Ahora se revierte gradualmente y el sobrante de pesos se traslada a la cotización del dólar. Se acabaron las vacaciones para Miguel Pesce, el titular del BCRA que venía imponiendo, obediente, una baja de las tasas de interés. La brecha entre los diferentes dólares y el oficial va en ascenso. El que se destacó fue el "contado con liqui", ya por encima nuevamente de los 80 pesos pese a las intervenciones de la ANSES, a cargo de Alejandro Vanoli, el ex presidente del BCRA en la última gestión de Cristina Kirchner. Repite Vanoli misión con el tipo de cambio pero en diferente cargo.

En la Comisión Nacional de Valores está Adrián Cosentino, quien era la esperanza del mercado con Daniel Marx para renegociar la deuda y quien en teoría ahora deberá frenar presiones para controlar las operaciones cambiarias que se canalizan a través de la Bolsa de Comercio. El tipo de cambio oficial se va quedando retrasado con el correr de los meses frente a la inflación. El freno a las importaciones para evitar que el tipo de cambio oficial trepe está en marcha. Hasta fin de marzo no llegarán los dólares de la cosecha de soja, si es que llegan en abundancia. Buena parte de la cosecha se vendió antes de que se imponga la suba de las retenciones.

Silenciosamente, la cuestión de la deuda la va encarando Lisandro Cleri, el encargado de la Comisión ad hoc creada para la restructuración. Se trata de quien integrara en la última gestión de Cristina Kirchner el FGS (el Fondo que administra los recursos de la ANSES), algunas de cuyas operaciones tuvieron alta repercusión por los sugestivos precios y tasas pactadas. Aún así, inversores que bancos extranjeros que lo visitan en su oficina, parten menos pesimistas.

Difícil volver a crecer
El informe del ejecutivo de banca privada que se escuda tras el seudónimo del "Oso" barre con todos los temas de actualidad. A continuación, los puntos principales de su envío a clientes:

1) La semana que paso fue récord de ingreso de fondos en la categoría de IG (Investment Grade), es decir lo más seguros, con 8.600 millones en busca de tasas positivas cada vez mas escasas en el mundo; el Dow cruzo los 29.000 puntos y cerro en 28.823 pero hay algunas luces amarillas muy fuertes; la capitalización de Apple y Microsoft sumada supera por unos cuantos miles de millones a la de toda la bolsa alemana; Tesla supero en valor de mercado a Ford y General Motors juntas; es tiempo de ser cautos.

2) En Chile emitieron deuda Embotelladora Andina, Soquimich, Codelco, Banco de Chile; en Argentina siguió el rally en bonos en pesos y recuperación de los de dólares hasta la noticia del bono de PBA.

3) Es difícil vislumbrar un escenario positivo y a modo de ejemplo dos sectores que son fundamentales para reactivar nuestra economía como el automotriz y la construcción ambos siguen en coma y sin vista de salir en el corto y mediano plazo; al primero le subieron los impuestos y le limitan las importaciones y al segundo salvo nuevos emprendimientos en pesos muy difícil que se concreten operaciones con el cepo actual.
( https://www.lapoliticaonline.com/nota/guillermo-laborda-el-mensaje-de-kicillof-a-los-mercados/ )

En sus tiempos, en el fondo del pasillo de alguna que otra vieja quinta de Ramos Mejía de esas que celosamente custodiaba el gato Confite (que no iba a la escuela cuando le dolía la muela), se conjugaban la idea de una existencia apacible con un espejo que tenía la propiedad de provocar contrapuntos sobre enciclopedias imaginarias acerca de mundos ficticios. Confite, para honrar su gran responsabilidad, normalmente se abocaba a retozar entre dos hemicírculos de luz verde que figuraban un ojo mágico. Décadas después, ese lugar de quintas fue absorbido por un conglomerado urbano que se fue transformando hasta consolidarse como el Gran Buenos Aires. Una superficie 240 veces más grande que la de ese territorio que alberga a un cuarto de la población argentina es la que por estos días se está quemando en Australia. La quema en California de 2018 tomó alrededor del 15% de superficie australiana comprometida en el pandemonio. El especialista Scott K. Johnson explica en el sitio Ars Technica (1/4/2020), que “al igual que el resto del mundo, las temperaturas de Australia están aumentando a niveles cada vez más altos a medida que el clima se calienta, lo que aumenta la evaporación y fortalece las sequías en situaciones como esta. Las tendencias de las precipitaciones son menos claras, pero las disminuciones se han atribuido al cambio climático, al menos en algunas regiones”. El cambio climático pasa factura.
Entre las consecuencias que sobre la condición humana tiene este perturbador –en todo sentido— clima mundial, lo que retrata la instantánea que ilustra el principio de esta nota es elocuente. El 22 de julio de 2019 en Ciudad Juárez, la inmigrante guatemalteca Ledy Pérez abrazó a su hijo Antonio mientras le rogaba a un miembro de la Guardia Nacional de México que la dejase cruzar hacia la colindante ciudad de El Paso (Texas) en busca del esquivo american dream. Por otro lado, los conflictos bélicos actuales (Siria, Afganistán, Somalia, Sudán, entre los que más desplazados generan) han llevado la cantidad de refugiados arriba de los de los 60 millones, el mayor número desde la Segunda Guerra. El grueso está alojado en países de la periferia que apenas pueden con sus poblaciones autóctonas. Hay que advertir que son conflictos civiles los que tallan. Desde 2003 a la fecha, invasión de Irak, no hubo tiros entre Estados, pero los países desarrollados azuzaron conflictos internos como los de Siria, Libia y Yemen. De acuerdo a los números del Programa de Datos de Conflicto de Upsala, las muertes en las conflagraciones bajaron desde un máximo de 143.409 en 2014, el apogeo de la guerra civil siria, a 77.392 en 2018.

Un informe publicado el 9 de diciembre por el Stockholm International Peace Research Institute muestra que las ventas de armas y servicios para actividades militares por parte de las 100 empresas de defensa más grandes del planeta (excluyendo las de China, por falta de datos) totalizaron 420.000 millones dólares en 2018, un aumento del 47% en términos reales desde 2002, el primer año para el cual hay cifras disponibles. La lista atestigua el dominio de los Estados Unidos en el mercado militar global. Las 43 corporaciones estadounidenses en el top 100 vendieron armas por valor de 246.000 millones de dólares en 2018, lo que representa el 59% de la lista.

La muerte del general iraní Qassem Soleimani ordenada por Trump llevó al alza las acciones del sector de defensa de los Estados Unidos, en previsión del aumento de compras. Entre el 2 de enero y el 7 de enero a 3 de esas 43 grandes corporaciones norteamericanas les subió fuerte la cotización bursátil: Northrop Grumman (+9%), Lockheed Martin (+5,6%) y Raytheon (+2,9%). Contrasta con que para el mismo período el S&P 500 (el índice bursátil norteamericano más representativo) bajó (-0,3%). Los analistas de la actividad bursátil pronostican un piso de crecimiento de las ganancias del sector defensa para 2020 del 7% y del 6% para 2021. Entienden que las ganancias vinieron para quedarse a raíz de que en años electorales las tensiones de corte bélico escalan, lo que hace políticamente insostenible bajar el gasto de defensa. No es cuestión de malquistarse con el complejo militar-industrial. Mientras tanto, los conflictos armados son un importante promotor de las crisis alimentarias más graves del mundo. Con fuerte impulso dado por los conflictos internos en Yemen, Sudán del Sur, Venezuela, Sudán y Zimbabwe, según la ONU el 10,8% de las personas en todo el mundo están desnutridas (22,8% en el África subsahariana), solo un poco menos que en la década anterior.


De Braudel a Wallerstein
El intento de ordenar y jerarquizar los datos que alimentan la dirección que toman los actuales días aciagos que vive el planeta, sugiere pulsar la categoría TiempoEspacio. La categoría TiempoEspacio (como palabra, un neologismo) es una creación de Immanuel Wallerstein, que toma como fundamentos los cuatro tiempos de Fernand Braudel: episódico, coyuntural, estructural y el de los sabios. TiempoEspacio es un concepto cuyo objetivo es el de cuestionar la certidumbre humana sobre el tiempo y el espacio a efectos de comprender en su complejidad los sistemas sociales geohistóricos (otro neologismo) los cuales son definidos por las contradicciones que albergan expresadas en ciclos y tendencias seculares que tienen principio y fin. El centro es la transición, certifica la defunción del orden anterior, y se encuadra en la categoría de TiempoEspacio estructural, dado que como sistema geohistórico real perdura a través de procesos coyunturales que lo tutelan y enhebran el hilo que permite llamarlo así. Es histórico porque varía en parámetros entre los cuales está el espacio. En cambio, la periferia se inscribe en la categoría de TiempoEspacio coyuntural-ideológico, es básicamente iterativo con dinámica de espiral. Este rasgo repetitivo y en forma de espiral del TiempoEspacio coyuntural-ideológico a la que está ceñida la periferia se verifica en la estilización de los ciclos de los países que la conforman, un trayecto de un estancamiento a otro.


Según Wallerstein, “la ciencia social ha fracasado en percibir el TiempoEspacio estructural [y] nos ha inhabilitado para construir el mundo que deseamos construir, la sociedad que preferimos y queremos, y sólo por rechazar la posibilidad justa de hacerlo. Esto nos conduce a [el] TiempoEspacio transformativo. Este es el momento breve y poco corriente del cambio fundamental. Es el momento de la transición de un sistema histórico a otro, de un modo de organización de vida social a otro. Estos momentos no llegan a menudo. Vienen únicamente cuando un sistema histórico ha agotado los mecanismos de reequilibrio propio, cuando ha agotado la eficacia de sus ritmos cíclicos, y ha ido suficientemente lejos del equilibrio, cuando sus oscilaciones han llegado a ser relativamente locas e impredecibles”.

 Cada cual hará sus cuentas para intuir si se está cerca de volver al equilibrio o alejándonos cada vez más, a partir de observar datos que provienen de la conjunción de lo que transcurre en el espacio donde la urbanización global colisiona con el rápido crecimiento demográfico. Ambas piezas maestras en este juego de destrucción-construcción están cronometradas por la tasa de interés que da cuenta del tiempo en la economía internacional, a lo que deben sumarse los estropicios que hace sobre la distribución del ingreso la política económica que se practica en el mundo.


Ciudades extremas
Alrededor de 2007 la división de población de la ONU informaba que, por primera vez en la historia, más del 50% de la humanidad vivía en ciudades. La tendencia no para. Desde 2018 en adelante se calcula que viven en ciudades poco más del 55% de la humanidad. En China la urbanización entre 2007 y 2019 pasó del 48% al 59% de la población total. En números absolutos: hay 180 millones de personas más que viven en las ciudades chinas. De hecho, China tiene ahora 130 ciudades de al menos 1 millón de personas, 3 más que las 127 sumadas de los Estados Unidos (45), la UE (36) y América del Sur (46). El único país grande que hasta el año 2040 no tendrá más del 50% de sus habitantes viviendo en zonas urbanas es la India que sin embargo tiene hoy 61 de esas ciudades habitadas por al menos 1 millón de personas. Hay 63 en África. China y la India son los dos países más habitados del mundo.

Ashley Dawson, una académica sudafricana de la City University of New York, en su reciente ensayo Extreme Cities: The Peril and Promise of Urban Life in the Age of Climate Change (Ciudades Extremas: Los peligros y Promesas de la Vida Urbana en los Tiempos del Cambio Climático) define que una «ciudad extrema no es una ciudad de cierto tamaño, como la megaciudad o metaciudad», sino más bien «un espacio urbano de marcada desigualdad económica, la definición urbana característica de nuestro tiempo, y una de las mayores amenazas para la sostenibilidad de la existencia urbana». Por lo tanto, las ciudades y todo lo que sucede en relación con ellas permanecen en el centro del «caos climático venidero”.

 Independiente de la opinión que merezca el ensayo o incluso ciertas curiosas observaciones de Dawson, como la de contrariar a la OIM (Organización Internacional para las Migraciones) en la problemática de los refugiados al afirmar que los refugiados climáticos se convertirán en una nueva fuente de mano de obra de bajo costo — lo cual constituiría una bendición para el «capitalismo del desastre»—, ha dado en el clavo con lo de ciudades extremas.

“Las 500 personas más ricas del mundo rastreadas por el índice de multimillonarios de Bloomberg agregaron 1,2 billones de dólares [en 2019], aumentando su patrimonio neto colectivo en un 25% a  5,9 billones de dólares «, informa Bloomberg. Esto es el reflejo de lo que Abhijit Banerjee y Esther Duflo, profesores del MIT y galardonados con el Premio Nobel de Economía en 2019 (una muestra clara de la crisis de las ciencias sociales), constatan en Foreign Affairs: que si bien el ingreso promedio del 50% de los ingresos más bajos del mundo casi se duplicó entre 1980 y 2016, en ese mismo lapso «los ricos en países ya ricos y un número cada vez mayor de súper ricos en el mundo en desarrollo […] capturaron un sorprendente 27% del crecimiento global». A medida que el 1% global capturó más y más de la torta, Banerjee y Duflo refieren que «el 49% de las personas debajo de ellos, que incluye a casi todos en los Estados Unidos y Europa, perdieron y sus ingresos se estancaron».


El tiempo
La economía que sucede en el tiempo generó este conflictivo ordenamiento en el espacio. Pero con la tasa de interés en cero el tiempo dejó de ser tasable para la economía capitalista. De una u otra forma este estuvo bien presente en la reunión anual de la asociación de economistas norteamericanos en San Diego ocurrida durante la semana que pasó. Allí, el que fuera presidente de la Reserva Federal durante la crisis y la piloteó, Ben S. Bernanke, dijo que con las tasas en cero no hay más espacio para la política monetaria y abogó por darle curso decidido a la política fiscal si se presenta una recesión. Su sucesora en el cargo, Janet L. Yellen, en el mismo cónclave hizo suyos los conceptos de Bernanke. Para no ser menos el gobernador del Banco de Inglaterra, Mark Carney, a guisa de balance de lo actuado frente a la entidad financiera rectora cuyo timón está a punto de dejar en marzo, le concedió un reportaje al Financial Times (07/01/2020).

Carney está preocupado porque las persistentemente bajas tasas de interés a nivel mundial engramparon a los bancos centrales en una trampa de liquidez en la que los cambios tradicionales de la política monetaria no tienen ningún efecto en la economía y una política más flexible no tiene ningún efecto en el gasto. «Para todos los principales bancos centrales hay mucha menos munición que antes, y creo que esta situación persistirá por un tiempo», dijo Carney al FT. Al igual que Bernanke y Yellen, recomienda que los gobiernos consideren herramientas de política fiscal, como recortes de impuestos o aumentos del gasto público, si se produce una recesión, debido a que las tasas nulas y persistentes dejaron las posibles soluciones fuera de las manos de los bancos centrales.

La perspectiva de la continuidad de la tasa nula es una buena noticia para la renegociación de la deuda. También lo es que de acuerdo a los datos del Instituto de Finanzas Internacionales (IFF, el lobby de los grandes bancos del mundo), los inversores volvieron a los mercados emergentes (EM) en diciembre. El IFF contabilizó en diciembre compras con fondos provenientes del centro, de acciones y bonos de EM por 30.700 millones de dólares. Eso es un aumento significativo desde los 19.900 millones de dólares por operaciones similares en noviembre. En 2019 los mercados emergentes atrajeron entradas por más de 310.000 millones de dólares, muy por encima de las 194.000 millones de dólares que por el mismo concepto se contabilizaron en 2018.


Si estos datos coyunturales son parte o no de un TiempoEspacio transformativo está abierto a debate. Si efectivamente son parte, hay que regresar a aquel Ramos Mejía en el que en territorios de la imaginación deambulaban tigres invisibles entre torres de sangre y a una vecina le dejaron un elefante en la puerta para que lo cuide, un tal Dailan Kifki. Y cuando la historia deja elefantes en la puerta, hay que aprender a montarlos.
( https://www.elcohetealaluna.com/tiempoespacio/ )

Daniel Roberto Távora Mac Cormack

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