Lunes 6 de enero de 2020

Un nuevo amanecer en la ciudad de Buenos Aires, día de reyes (magos) y las ilusiones infantiles de despertar con sus zapatos bajo una pila de juguetes … Claro que no todos pueden … parece que los reyes no son tan magos y no entienden de igualdad y solidaridad.

Transferencia de recursos

En menos de cuatro años, el gobierno de Mauricio Macri ejecutó modificaciones de impuestos que provocaron “una merma recaudatoria” para el fisco y causaron “una transferencia millonaria de recursos del Estado Nacional al sector privado” equivalente a más de 690.000 millones de pesos, según una investigación realizada por la consultora “Proyecto Económico” que dirige la diputada nacional Fernanda Vallejos (Unidad Ciudadana-Frente de Todos).


El informe se titula “Perdones impositivos” y se refiere a los cambios tributarios introducidos a partir de 2016. Allí se analizan “los derechos de Exportación” (conocidos como “retenciones” o “aranceles de exportación”), frente a los cuales el macrismo actuó “primero disminuyéndolos o eliminándolos y después definiendo una cantidad fija en pesos”. También se estudian “la reducción en las alícuotas en el impuesto a los Bienes Personales y el establecimiento de un mínimo no imponible para las contribuciones patronales”.

Por lo que dejó de recaudar durante estos casi cuatro años, esta política impositiva benefició fundamentalmente a las empresas (vía cargas patronales), a los exportadores agropecuarios (mediante la rebaja en las retenciones) y a las personas físicas de mayores ingresos (por la reducción de la alícuota de Bienes Personales)”, puntualiza la investigación.

Al detallar cada una de las cargas tributarias, el informe explica que Bienes Personales “es un ingreso para el Estado que proviene de gravar la riqueza de los individuos. Esto implica que no sólo se trata de un impuesto sumamente progresivo, ya que lo pagan quienes poseen riqueza por más de determinado monto (mínimo no imponible), sino que evita su traslación a precio haciéndolo más justo y eficiente, evitando las distorsiones características de los impuestos indirectos como el IVA”.

Explica que el gobierno finalizado el 10 de diciembre “profundizó el sesgo regresivo al tomar una serie de medidas que limitaron el alcance de los tributos igualitarios, fomentó los desigualitarios y redujo el peso de aquellos que financian gastos progresivos, como el sistema de seguridad social”. Dicho sistema lo conforman, fundamentalmente, las jubilaciones, pensiones, salario familiar y asignaciones universales.

El equipo que conduce la legisladora kirchnerista señala que “la macroeconomía impacta de forma directa en la recaudación: Ganancias e Ingresos Brutos reaccionan ante la inflación y el crecimiento; Aportes y Contribuciones a la Seguridad Social se encuentran asociados al nivel de empleo, los salarios y la formalización del trabajo”.

A su vez, “los tributos al Comercio Exterior se hallan relacionados con el tipo de cambio, los precios de las commodities y las buenas o malas cosechas. Uno de los pocos impuestos que permanece relativamente invariable a los vaivenes de los ciclos económicos es el de Bienes Personales, por lo que tiene un cariz contracíclico”, dice el estudio.

En el año 2015, las alícuotas aplicadas a partir de un mínimo no imponible de alrededor de 30.000 dólares, eran de 0,5%, 0,75%, 1% y 1,25%”. Pero “tras la fuerte baja” que estableció el macrismo entre 2016 y 2018, “que llevó a una alícuota única de 0,25% y un mínimo no imponible más elevado, las alícuotas volvieron a modificarse en el año 2019”.

Sin embargo -explican los especialistas-, en esta última oportunidad, se mantuvo en el 0,25% para la categoría más baja, (de 2 a 3 millones de pesos), seguido por una categoría de 0,5% (de 3 a 18 millones de pesos) y la más elevada se estableció en el 0,75 por ciento (más de 18 millones de pesos)”.


Estado de Situación

Lejos de haber asentado las bases para el crecimiento, la gestión económica de la presidencia de Mauricio Macri dejó una situación delicada en materia fiscal, externa, monetaria y financiera. En el frente fiscal, el resultado del 2019 se muestra próximo al -0,7 por ciento PBI de déficit primario. Sin embargo, esa cifra se alcanzó por medio de la liquidación de dos centrales térmicas, activos del Fondo Argentino de Hidrocarburos y acciones de empresas que eran propiedad del FGS. En el frente externo, la mejora en la cuenta corriente se debe a la caída de las importaciones provocada por la recesión. Estos dos aspectos ponen presión sobre el frente monetario: luego de una inflación del 55 por ciento en 2019, la estabilización es necesaria, pero resultaría inviable obtenerla a través de una apreciación sostenida del tipo de cambio. A la vez, el deterioro fiscal heredado no puede ser cubierto completamente a través de la emisión monetaria, por las presiones que se generarían sobre el esquema cambiario. El margen de la política económica es incluso más acotado en tanto las reservas internacionales se encuentran comprometidas por la exigencia del frente financiero. El modelo de endeudamiento externo masivo de la administración macrista dejó un exigente cronograma de vencimientos de la deuda pública, sin acceso al financiamiento en moneda extranjera.

La Ley de Solidaridad Social y Reactivación Productiva combina la recomposición de los ingresos públicos con una distribución más progresiva del gasto, adecuada a las necesidades de emergencia social. Por el lado de los ingresos, las medidas revierten las rebajas que la anterior administración había aplicado a las contribuciones patronales y a las alícuotas de los derechos de exportación y de impuestos a los bienes personales y a ganancias de empresas. Además, el impuesto del 30 por ciento al turismo y al atesoramiento mejora a la situación fiscal a la vez que contribuye a contener las tensiones cambiarias.


Estas decisiones permiten contrarrestar el resultado deficitario que el gobierno de Macri había dejado para 2020. Sin ellas, la proyección de este año mostraba un déficit primario de 1,5 por ciento PBI y 4,9 por ciento del PBI de déficit financiero. Como consecuencia de los incrementos en los recursos, estimamos un resultado primario próximo al equilibrio, con un rojo de 0,3 por ciento PBI, con un déficit financiero de 3,7 por ciento PBI.

El nuevo escenario fiscal para el 2020 es consistente con un crecimiento real del gasto primario del 3 por ciento, que incluye un aumento real del 5 por ciento en la masa de prestaciones de la seguridad social. Se perfila también una orientación más progresiva del gasto, como consecuencia de la suspensión de la fórmula de movilidad previsional y del otorgamiento de dos bonos de 5000 pesos, en diciembre y enero para jubilada/os que cobran la mínima, y del bono único de 2000 pesos, para beneficiaria/os de la AUH. Hacia el mismo sentido apunta la decisión de decretar aumentos salariales de suma fija a cuenta de futuros aumentos, por un monto a definir. El criterio de progresividad en las políticas económicas enfoca las prioridades en los sectores más vulnerables, que han sido los más vulnerados en los últimos cuatro años.

Las medidas de recuperación de ingresos, acompañadas por los congelamientos de tarifas de servicios públicos por 180 días, colaboran con la estabilidad macroeconómica. Con poco espacio para la apreciación cambiaria, se vuelve imprescindible la coordinación de una pauta de precios y salarios mediante el Acuerdo Económico y Social. Para dar verosimilitud al compromiso de los actores de ese acuerdo, es indispensable que los sectores más perjudicados recuperen parte del terreno perdido. Son sectores, además, con mayor propensión a consumir y su mejora relativa en el ingreso no incrementa de modo directo la demanda de dólares para atesoramiento.

Mientras este conjunto de medidas todavía se despliega, la nueva gestión enfrentará pronto su gran desafío, renegociar la deuda pública para que el PBI pueda volver a crecer. En 2020 vencen 20.6000 millones de dólares entre bonos y letras en moneda extranjera con acreedores privados y las reservas netas son menores a los 16.000 millones de dólares.
La doctrina ortodoxa imagina que la situación puede encausarse mediante un ajuste severo, tal lo intentó el gobierno de Macri con los fallidos programas del FMI. Pero una mayor reducción del gasto público no sólo es indeseable e impracticable luego del marcado deterioro que sufrieron las condiciones de vida en estos últimos cuatro años, sino que también resultaría inefectiva, porque ese ajuste prolongaría la recesión y generaría un mayor deterioro de los recursos fiscales. El nuevo programa económico, en cambio, apunta hacia una nueva dirección: priorizar la recuperación de ingresos en un marco de estabilidad. Su consistencia depende de que pueda hacerse efectiva la promesa de campaña, recuperar el crecimiento económico.
Nicolás Segal Economista del Instituto de Trabajo y Economía de la Fundación Germán Abdala

La situación de la economía argentina al momento del traspaso de poder era extremadamente compleja. Acumulaba siete trimestres en fila de caída del producto (desde el segundo trimestre de 2018), con números rojos en la producción industrial (sólo alrededor de un 60 por ciento de la capacidad instalada activa) y el consumo (cayendo cerca de un 10 por ciento en el último año). La inflación proyectada para 2019 trepaba al 55 por ciento, a pesar del ahorque monetario implementado desde la conducción del Banco Central. El desempleo se ubicaba por encima del 10 por ciento. La pobreza alcanzaba un proyectado de 40 por ciento para fin de año. El endeudamiento externo se ubicaba en niveles históricos, por lo que el déficit primario estaba relativamente controlado por la vía del recorte de gastos, pero el déficit financiero era significativo.


El conjunto de restricciones impuestas por el contexto al equipo entrante no mostraba demasiados resquicios para moverse con soltura. El ministro Guzmán fue claro en su primera comunicación con la prensa. El objetivo de corto plazo era frenar la caída de la economía. La imposibilidad de financiar un plan de contingencia con recursos genuinos, y ante la decisión de no apelar a la expansión monetaria, llevó al gobierno a imponer algunas modificaciones impositivas. Fue así que se dispuso una modificación de las alícuotas del Impuesto a los Bienes Personales, que penaliza a aquellos agentes que hayan sacado sus capitales del país. También se llevó adelante una modificación del esquema de los Derechos de Exportación, que eliminó la suma fija de 4 pesos por dólar y mudó a una fórmula estrictamente porcentual. Finalmente, se impuso un recargo de 30 por ciento a aquellos gastos realizados en moneda dura. A su vez, se decidió otorgar aumentos en la AUH, tarjeta alimentaria y jubilados. La clase media, por su parte, recibió un guiño con la renovación del programa Ahora 12, el congelamiento de las tarifas de los servicios públicos y de los créditos UVA.

Sobre fin de diciembre se produjo un importante encuentro, que reunió al presidente, sus colaboradores, y representantes empresarios, sindicales, y de organizaciones sociales. Al cierre de la cumbre, se firmó un acta denominada “Compromiso argentino para el desarrollo y la solidaridad”, en la que los actores participantes se comprometen a trabajar en la búsqueda de consensos de largo plazo. El documento pone como prioridad dar respuesta a la tragedia social que significa que en la Argentina haya hambre.

El segundo paso es el diseño de un plan económico consistente, esto es, un plan que integre coherentemente un programa fiscal, un programa monetario y un programa para el sector externo. El tercer paso es alcanzar un acuerdo con el FMI para reperfilar los compromisos de deuda con el organismo. En síntesis, un ajuste de las cuentas públicas, que no hace recaer el peso del esfuerzo en los sectores más vulnerables, sino en aquellos sectores que, al menos en teoría, están en condiciones de dar un poco más.

No debería quedar fuera del análisis el contexto económico global. Hoy se presenta como un escenario profundamente hostil. La ventanilla financiera está cerrada para la Argentina. Nadie le prestaría dinero a un país con un riesgo de 2000 puntos y en plena crisis económica. Paralelamente, el crecimiento global se ha amesetado, entre otras cosas porque el freno de la economía china afecta severamente el ritmo de la economía mundial. La posibilidad de una recesión planetaria, que hasta hace un año casi no figuraba en el radar de los analistas, comienza a perfilarse como una realidad no tan lejana. Finalmente, la guerra comercial que libran Estados Unidos y China introduce una variable de incertidumbre más en un escenario que de por sí ya es volátil.

La realidad le impone al equipo económico un conjunto de restricciones fiscales, monetarias, financieras y comerciales. Es decir, hoy no aparece en el horizonte un frente que le permita al Gobierno tener un área de confort. Sólo cuenta con la legitimidad de origen, y la tradicional luna de miel que genera la expectativa de un nuevo gobierno. Las decisiones tomadas parecen ser las apropiadas para el momento. Sólo el tiempo podrá juzgar.
Diego Añaños
Docente de la Facultad de Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional de Rosario


Lo que viene ... 

Alberto Fernández mantiene cerrada su agenda internacional y no estará en la 50a edición del Foro Económico Mundial de Davos, en Suiza, que comenzará el martes 21. El Presidente está enfocado en la agenda interna, informaron desde Casa Rosada, donde evalúan que el representante argentino sea Martín Guzmán para mantener allí reuniones de alto nivel vinculadas a la renegociación de la deuda con el Fondo Monetario Internacional.

La presencia de Guzmán podría resultar clave en Davos teniendo en cuenta que la delegación de Estados Unidos en Suiza estará encabezada por el secretario del Tesoro, Stephen Mnuchin. Se trata del funcionario que, a casi 48 horas del triunfo de Fernández en primera vuelta sobre Mauricio Macri, advirtió que su país esperaba que la Argentina cumpliera los compromisos ante el FMI. “Argentina tiene un compromiso con el FMI. Nuestra expectativa es que este Gobierno cumpla con ese compromiso y si solicita cambios, como cualquier otro país, el FMI considerará su solicitud como parte de su plan económico”, dijo Mnuchin el 30 de octubre pasado al término de una conferencia sobre inversión en Riad.


En una entrevista en Arabia Saudita, Mnuchin no descartó una renegociación del programa que llevó al FMI a desembolsar más de 44 mil millones de dólares durante la gestión de Macri, pero dijo que el organismo multilateral -donde Estados Unidos es el principal aportante- debería considerar cualquier solicitud de cambios como parte de su plan económico.

El trabajo previo, referido al cambio de modelo económico al que hacía mención Mnuchin, ya fue realizado por el Gobierno nacional. La aprobación del mega paquete de “Solidaridad y Reactivación Productiva” que incluyó un ajuste fiscal vía suba de impuestos y eliminación del nuevo cálculo jubilatorio, apuntó a allanar el camino de cara a la renegociación de la deuda con el FMI. El organismo internacional podría incluso convertirse en el principal aliado de la Casa Rosada en caso de que se opte por un esquema de quita a los tenedores privados de deuda para blindar los pagos al FMI.

El último contacto del Gobierno nacional con Estados Unidos, al menos de manera oficial, ocurrió el 11 de diciembre pasado en Casa Rosada cuando el Presidente recibió, en su primer día hábil en funciones, al embajador en Buenos Aires, Edward C. Prado, y a uno de los enviados de Donald Trump para presenciar la asunción, Alex Azar, secretario de Salud estadounidense. Esa delegación también la integraba Mauricio Claver Carone, director de Seguridad Nacional para el Hemisferio Occidental, quien sin embargo se retiró antes del país a partir de una presunta molestia por la presencia del ecuatoriano Rafael Correa y del vicepresidente de Venezuela, Jorge Rodríguez, número dos de Nicolás Maduro, en la Casa Rosada.

Desde que asumió la Presidencia el pasado 10 de diciembre, Fernández no salió del país ni anunció su agenda de viajes al exterior. Davos es la primera cita internacional del calendario que se celebrará en Suiza bajo el tema “Partes interesadas para un mundo coherente y sostenible”. En 2016, el ahora expresidente Mauricio Macri aprovechó la celebración del Foro Económico Mundial, que reúne a los principales líderes políticos y empresariales del mundo, para lanzar su Gobierno junto a Sergio Massa. Fue un intento frustrado por exhibir una convivencia racional entre oficialismo y oposición que duró poco. Tras bajarse de Davos, la posibilidad de que el Presidente viaje a Washington por ahora no está en los planes. En la oficina de Santiago Cafiero se evalúa un borrador de posibles viajes al exterior que tendrían a Francia como primer destino oficial del Jefe de Estado en el exterior.

Seguridad, Inteligencia y Represión social ... 

El 25 de julio de 2004, Gustavo Beliz –cuya gestión en el Ministerio de Justicia crujía por la actuación policial en una protesta– supo protagonizar un momento sublime de la televisión argentina al exhibir en el programa Hora Clave una fotografía de Stiuso.
Al tiempo se supo que esa joya documental se la había proporcionado el comisario Jorge "Fino" Palacios.

Aquel sujeto había sido echado de la Policía Federal hacía apenas unos meses, después de que le llegara al presidente Néstor Kirchner la grabación de un diálogo entre él y un reducidor de vehículos vinculado al asesinato de Axel Blumberg. En la cinta el Fino se muestra interesado en una camioneta.


Al tiempo se supo que esa joya documental se la había proporcionado el espía Stiuso. No contento con eso, filtró aquellas escuchas a la prensa en 2009 para así malograr la designación de Palacios en la Metropolitana.  

Cabe destacar que su gran encono hacia el uniformado era una secuela del enfrentamiento que mantenía con dos colegas suyos: los agentes Patricio Finnen y Alejandro Brousson. Ellos eran aliados de Palacios en la pesquisa del atentado a la mutual israelita. Porque desde el mismísimo 18 de julio de 1994, cuando la calle Pasteur aún se encontraba tapizada de escombros, aquella investigación fue tablero para dirimir una vieja interna en la Side.

Ellos –al igual que Stiuso– eran allí parte de una capa geológica nacida durante la última dictadura. Una generación de fisgones profesionales que se educó bajo las reglas del terrorismo de Estado y que, con el paso del tiempo, supo madurar al amparo de gobiernos democráticos.

Finnen se inició en la llamada Base Billinghurst, bajo cuya ala estaba el centro de exterminio Automotores Orletti. Brousson era un oficial del Ejército asimilado a la Side luego de servir en el Batallón 601. Ya en los '90 lideraron la denominada "Sala Patria", un grupo de "La Casa", cuya cueva secreta –todo el barrio lo sabía– se encontraba en el cuarto piso del Edificio Barolo, sobre la Avenida de Mayo. Eran los espías de cabecera del entonces "Señor 5", Hugo Anzorreguy.

Bendecidos con poderes y recursos presupuestarios sin límites, jamás imaginaron el estrepitoso final de sus carreras. Eso pasó en 2001, a raíz de un falso atentado contra Bill Clinton.

Aquella historia tuvo su origen cuando el marido de Hillary, a poco de dejar la presidencia, viajaba a Buenos Aires para un coloquio internacional. La dupla Finnen-Brousson vio entonces la ocasión propicia para articular una fina operación de inteligencia. Su objetivo: ganarse la confianza de la CIA. Así fue como contrataron en la Triple Frontera a un soplón paraguayo que antes había trabajado para los norteamericanos. A cambio de un suculento fajo de billetes, concurrió a la Embajada de los Estados Unidos en Asunción para informar que se preparaba un complot en contra del ex mandatario. Al mismo tiempo, desde Buenos Aires, Sala Patria irradiaba un informe idéntico. Los autores del plan creían que ambas advertencias, llegadas en paralelo por vías supuestamente distintas, encenderían todas las luces de Washington, logrando así la estima de la central de inteligencia más poderosa del mundo. Pero algo falló: los agentes criollos no habían previsto que el paraguayo sería sometido en la Embajada al detector de mentiras; el tipo terminó confesando que la Side le había pagado para llevar el dato apócrifo. Y proporcionó la identidad de sus empleadores. El escándalo fue mayúsculo. A partir de entonces, Finnen y Brousson pasaron a integrar el ejército de desocupados.

La proeza de Sala Patria fue haber manejado a su antojo la causa Amia en franca complicidad con el juez federal Juan José Galeano, los fiscales Eamon Mullen y José Barbaccia, además de Palacios. Y bajo una precisa directiva del presidente Carlos Menem: no investigar la llamada "pista siria" y concluir el caso lo más rápido posible.

Lo primero se tradujo en el "extravío" de pruebas valiosas y en el aviso a los sospechosos acerca de la inminente realización de procedimientos en su contra. Lo segundo, en fabricar la "hipótesis" de la "conexión local", una impostura que incluyó el arresto de los policías bonaerenses y el pago de 400 mil dólares a Carlos Telleldín para involucrarlos en su declaración. Semejante estrategia contó con el apoyo de la Daia, liderada por Beraja.

Pero lo cierto es que la caída en desgracia de esta gavilla de simuladores (al concluir el primer juicio del caso) propició el irresistible ascenso de la línea interna de la Side conocida como "Grupo Estados Unidos" (por la calle en donde anidaba). Su jefe era Stiuso. A partir de entonces él tomó las riendas del asunto.

Así fue el nacimiento de la pista iraní. Una construcción hipotética a la medida de la CIA y de la derecha israelí, que además contó con la adhesión de todos los dirigentes comunitarios que condujeron la Daia desde la década pasada hasta la actualidad. 
 
Brousson murió súbitamente en 2007, tras perder un partido de tenis. Y Stiuso en la actualidad goza de las mieles del retiro. Pero en la ex Side –hoy llamada AFI– el baile continúa. «

Nuevos jefes para las fuerzas federales de seguridad

La ministra de Seguridad Sabina Frederic anunció el viernes que el comisario general Juan Carlos Hernández fue designado como nuevo jefe de la Policía Federal, y que el nuevo titular de la Gendarmería será el comandante general Andrés Severino.

La ministra informó que promovió al comisario mayor Hernández al grado de comisario general de la Policía Federal y lo designó como jefe de dicha fuerza. Hasta el momento se desempeñaba como jefe de la Dirección General de Seguridad y había integrado la Superintendencia de Seguridad y Custodia.

En tanto, el comisario mayor Osvaldo Rubén Mato, hasta hoy a cargo del Cuerpo de Prevención Barrial, fue promovido al grado de comisario general para ser designado en el cargo de subjefe de la Policía Federal.

A su vez, en el cargo de la Dirección Nacional de la Gendarmería Nacional asumió el comandante general Severino, quien será secundado por el subdirector nacional de esa fuerza, Javier Lapalma.
El prefecto general Mario Rubén Farinón asumió como Prefecto Nacional Naval de la Prefectura Naval, mientras que el prefecto general Jorge Raúl Bono fue designado como subprefecto nacional Naval.

Por su parte, como director nacional de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) fue designado el licenciado José Alejandro Glinski.

La Policía de la Ciudad de Buenos Aires, una fuerza que todavía está integrada por 282 oficiales que cumplieron funciones en la dictadura cívico-militar, fue responsable de la muerte de 43 personas, en hechos clásicos de violencia institucional, a lo largo de 26 meses, sumando casos ocurridos en 2017, 2018 y 2019. El dato figura en el informe dado a conocer por la Comisión Especial de Seguimiento y Prevención de la Violencia Institucional de la Legislatura porteña, que corroboró los datos con los últimos registros de la Coordinadora contra la Represión Policial e Institucional (Correpi). El informe legislativo denunció también una larga serie de hechos de represión y persecución policial contra trabajadores, organizaciones políticas y sociales, vecinos y estudiantes de la Ciudad gobernada por Horacio Rodríguez Larreta (Juntos por el Cambio).

El informe anual, presentado por segundo año consecutivo por la Comisión Especial, puso el eje en “la criminalización de la protesta social, la persecución a dirigentes y militantes políticos, sindicales, barriales y estudiantiles, el hostigamiento a los trabajadores y trabajadoras informales (vendedores ambulantes, entre otros), y el gatillo fácil por parte de las fuerzas de seguridad a los y las jóvenes en los barrios y asentamientos de la CABA”. Otro de los aspectos analizados fue “el acoso policial a jóvenes en las escuelas y sus inmediaciones”.

El informe completo, al que tuvo acceso Página/12, fue presentado en diciembre por la titular de la Comisión Especial, Myriam Bregman (PTS-FIT), junto con la presidenta de la Comisión de Derechos Humanos, Victoria Montenegro (Frente de Todos) y la directora de la Comisión Especial, la diputada del PTS-FIT Alejandrina Barry.

Sobre los casos de gatillo fácil, se precisó que las 43 muertes provocadas por la Policía de la Ciudad en 26 meses representan casi “dos personas fallecidas cada 30 días”. A nivel nacional, durante los cuatro años de gobierno de Mauricio Macri hubo “un muerto por responsabilidad de las fuerzas represivas cada 21 horas”, de acuerdo con el citado registro de Correpi. Las cifras, tanto a nivel de la Ciudad como de la Nación, marcaron “un imponente salto represivo” sobre las cifras registradas desde el retorno de la democracia en el año 1983, dado que “se batieron todos los records” en materia de violencia institucional. Datos parciales indican que desde el 10 de diciembre de 2015 hasta los primeros meses de 2019, durante el gobierno de Mauricio Macri, las fuerzas de seguridad todo el país produjeron 1303 muertes en 1159 días, a razón de un caso cada 21 horas.

El caso emblemático de la violencia policial en la Ciudad fue el protagonizado por el policía porteño Esteban Ramírez, de 42 años, quien mató de una patada en el pecho a Jorge Martín Gómez, de 41, porque la víctima “obstruía el tránsito” en Carlos Calvo al 2600, en el barrio de San Cristóbal. El policía, que sigue bajo proceso, fue excarcelado. El abogado de la familia, Ignacio Trimarco, además de apelar la excarcelación, pidió que se investigue a Ramírez por el crimen y por haber “entorpecido el proceso judicial y adulterado pruebas”.

Por esa razón, en una causa paralela se investiga si hubo encubrimiento policial en el caso, por parte de agentes y oficiales de la fuerza. Alejandrina Barry le dijo a este diario que el gobierno de Rodríguez Larreta “nunca respondió al pedido de informe que presentamos desde la Legislatura”, a través de la Comisión Especial, integrada por diputados de diferentes bancadas.

Uno de los primeros casos de violencia institucional en 2019 se produjo el 15 de febrero, cuando la Policía de la Ciudad reprimió con gas pimienta y balazos de goma a los Feriantes de la Unión de Trabajadores de la Tierra (UTT) que habían convocado a “un feriazo” en Plaza Constitución y Plaza Miserere. La represión fue para impedir que instalaran sus puestos de venta.

Cinco días después ocurrió otro tanto con trabajadores y trabajadoras de la cooperativa MadyGraf cuando repartían gratuitamente cuadernos en Congreso como denuncia de las irregularidades en la licitación de materiales escolares del Ministerio de Educación de la Ciudad. Hubo cuatro detenidos. Fueron golpeados trabajadores de prensa que cubrían la manifestación.

Otros casos similares fueron citados en el informe:
* Represión con gases y golpes contra trabajadoras y trabajadores de Coca-Cola.
* El lunes 11 de marzo, la represión llegó al barrio de San Telmo, sobre los artesanos y artesanas de la calle Defensa. La violencia policial recayó también sobre turistas y transeúntes que recorrían la feria.
* El 22 de marzo, decenas de policías amedrentaron a niños, niñas y maestras que realizaban una actividad por el Día de la Memoria. Se alegó que hubo “una denuncia anónima”, sin otra explicación.
* El sábado 23 con similares excusas, la policía de la Ciudad irrumpió en un local céntrico del PTS -FIT.
* En varias oportunidades fueron reprimidos y perseguidos los trabajadores de la agencia de noticias Télam, movilizados contra los despidos. Lo mismo ocurrió en otras movilizaciones protagonizadas por trabajadores del Hotel Bauen, Clarín, Centro Gallego, Línea 60, feriantes de la UTT, movimientos sociales y de trabajadores y trabajadoras desocupadas, vecinos del barrio Carlos Mugica, y estudiantes terciarios del Normal 1.
* En una conferencia de prensa conjunta, los gremios docentes UTE y Ademys denunciaron ataques y persecución a docentes por parte de la ministra de Educación Soledad Acuña y del gobierno de Horacio Rodríguez Larreta. Un total de 24 docentes relataron la persecución recibida.
* La Defensoría General de la Ciudad denunció casos de discriminación racial contra extranjeros que trabajan en la vía pública. En más de la mitad de los hecho, las víctimas (el 57,5 por ciento) fueron senegaleses que trabajan como vendedores ambulantes. Las denuncias comenzaron en 2018 y siguieron durante 2019.
* El periodista Martín Rodríguez fue detenido por la Policía de la Ciudad por intentar mediar ante la detención violenta de un joven por parte de ocho agentes que lo acusaban de un supuesto hurto. Este tipo de situaciones se repitió muchas veces a lo largo del período analizado.

La Comisión Especial denunció la persecución y el maltrato sufrido por vecinas y vecinos de la Villa 31 de Retiro que se opusieron a la aprobación del proyecto oficialista que dispuso la venta de terrenos en el barrio Carlos Mugica, como paso inicial de lo que fue denunciado como “un negocio inmobiliario” promovido por el gobierno porteño.

Como parte del accionar represivo y persecutorio de los grupos más vulnerables, se mencionó el intento del gobierno de Rodríguez Larreta de desalojar a 106 familias que desde hace diez años viven en el emblemático edificio ubicado en la calle Santa Cruz 140, en el barrio porteño de Parque Patricios. El intento fue fallido por la resistencia de los vecinos, con el apoyo de legisladores de la Ciudad y organizaciones sociales.

La Comisión se reunió con personalidades locales, de Chile y de Bolivia, para denunciar el golpe de Estado y los asesinatos y desapariciones ocurridos en el país del Altiplano. Del mismo modo se repudiaron los hechos de violencia cometidos en contra de los pueblos de Chile y Ecuador, en el marco de una política global impulsada por Estados Unidos en la región. Se consideró que el panorama general es coincidente con los casos de violencia institucional cometidos por los agentes de la Policía en la Ciudad de Buenos Aires.


El neoliberalismo, en tanto primacía de lo financiero por encima de cualquier otro aspecto, humano o económico, no puede desarrollarse sin un alto grado de control y represión social. Mas cuándo no es un modelo elegido por los ciudadanos sino impuesto desde los sectores internacionales que se benefician con la globalización y la extranjerización de producciones y moneda.
Democracia y neoliberalismo constituyen un oxímoron solo sostenido desde la retórica y la ideología de los medios de comunicación y los sectores que ejercen así su poder, advirtiendo que cualquier intento por modificarlo atenta contra la democracia … y en su nombre, se asesina, tortura, veja, sabiendo que también la guerra, la seguridad y el control social es un negocio altamente rentable.


Daniel Roberto Távora Mac Cormack

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