Otras formas de pensar la realidad, para transformarla

 

La Guerra es la Guerra

A uno y otro lado del conflicto bélico desatado entre Rusia y Ucrania, es interesante observar como desde ambos lados, vuelcan esfuerzos en intentar convencer al resto del mundo que asiste como espectador, las maldades y atrocidades del rival. ¡Es una Guerra muchachos! ¡Muertos y horrores se habrán de observar a ambos lados de la barricada!. Sin embargo, no deja de ser interesante tomar nota de los intentos por manipular la subjetividad y la sensibilidad del publico que asiste a la guerra como a un “reality Show” o como un mero “Tema de noticias” mientras toma su café matutino o los mates criollos con galletitas o Torta Frita.

El Medio ruso “Sputnik”, censurado en occidente, Títula: “Mercenario danés se sincera sobre los asesinatos de prisioneros rusos en Ucrania”, mientras que en “The New York times” accedemos a títulos como: “Rusia atacó una Estación de trenes” o “ Las mujeres embarazadas en Ucrania entran y salen de los refugios antiaéreos, dan a luz prematuramente o tienen bebés en sótanos .”

Las nuevas guerras con corredores “humanitarios” y Treguas “sanitarias”, son modalidades que pretenden “normalizar” y dar sensaciones de que estas guerras son “mejores” que las del pasado. Meros intentos por instalar la idea de una Guerra “controlada” que solo afecta a objetivos militares y políticos, es rápidamente desmentida por la tragedia de miles de personas que ven alterada su cotidianeidad, exiliada o sufre mutilaciones y muertes de seres queridos en ataques y bombardeos. La guerra es guerra. Ninguna subjetividad puede distinguir “buenos” de “malos”. La razón inteligente lo que si puede hacer es distinguir causas que explican porque se llega a estas situaciones. Allí, la sensibilidad no puede ser “engañada”, en tanto y en cuanto, nadie autoriza bases con misiles en su territorio, sino hay ninguna intención de usarlas.

Guerra y política

Se suele decir que “la política es la guerra por otros medios”. Personalmente me inclino a pensar que tales definiciones no hacen sino mas que alentar y asentar “formas de pensar” que intentan “normalizar” aquello que se hace sencillamente en el ejercicio del poder o de sacar alguna ventaja o sostener algún privilegio en la relación que la signa. En este caso, las ideas que se asientan en la justificación de las propias acciones, porque tenemos enemigos que nos acechan y que quieren despojarnos de lo nuestro, esclavizarnos, someternos y hacernos esclavos de sus voluntades y deseos.

Tales temores alimentan el pensamiento binaria que hoy, además, se automatiza y digitaliza en grandes volúmenes de información para que no haya alternativa ni posibilidad de pensar y actuar de otros modos (En esto consiste la verdadera esclavitud pero he aquí la batalla subjetiva. Nos convencen de que somos libres cuándo mas dependemos de las elites económicas que concentran para si dinero y tornan toda posibilidad dependiente de sus concentraciones financieras y monetarias)

EEUU construyo su etapa Imperial desde la Segunda Guerra Mundial, precisamente a base de polarización, un enemigo visible (El comunismo Ruso) y toda una industria, cultura, economía y política, alrededor de la “Seguridad Nacional” (que implicaba e implica acciones militares, de inteligencia y de operaciones encubiertas en cualquier otro territorio del planeta) y un mundo en ruinas por los efectos de las guerras, que solo se levantaría gracias al “plan Marshall” que impuso la dolarización como moneda del proceso de globalización allí iniciado y las agendas siempre binarias y polares que establecen los organismos internacionales desde la ONU hasta cualquiera de los bancos de desarrollo creados para institucionalizar el poder imperial y el dominio del dólar en los procesos de globalización, transnacionalización, internacionalización o mundialización. (Con sus sinonimias y diferencias todos estos conceptos no hacen sino expresar la realidad que intenta imponer el pensamiento binario hegemónico en terminos de que EEUU va camino a convertirse en la polícia, el ejercito y el gobierno del planeta, al servicio de una elite transnacional que solo aspira a conservar sus privilegios de clase minoritaria.)

Todo planteo o argumentación que sitúa un conflicto o diferencia en formas binarias (A vs B), no solo diluye alternativas de posibles síntesis y soluciones a las diferencias, sino la búsqueda del conocimiento como un tercer elemento indispensable para que los interesas de A y B no se vuelvan precisamente antagónicos, sino argumentos de una misma realidad común (A – B -Producen realidad)

Trascender el pensamiento binario además, abre un abánico de otras opciones posibles que permiten identificar de formas inteligentes y distintas, el carácter del conflicto y con ello, otras posibles soluciones y acuerdos.

Un ejemplo de Actualidad

Eduardo Crespo, Licenciado en Economía y Ciencia Política (UBA) y master y doctor en Economía, por la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ). Profesor de la UFRJ y de la Universidad Nacional de Moreno (UNM) Y Alejandro Fiorito, Maestría en Economía, Universidad de Buenos Aires (UBA), Argentina. Lic. en Economía, Facultad de Cs. Económicas, Universidad de Buenos Aires, Argentina. Escribieron en “El Destape”.

Uno de los argumentos favoritos del ambientalismo sensacionalista de la Argentina es que el Estado no tendría las capacidades imprescindibles para controlar actividades productivas con riesgos ambientales. Al no existir condiciones burocráticas para prevenir, no aplicaría el viejo dicho “mejor prevenir que curar”. Quienes postulan esta falla del Estado, invariablemente promueven la prohibición preventiva como solución general. “Mejor prohibir que curar” sería el lema del momento.

Mejor prohibir la minería, los agroquímicos, la producción local de salmones, las granjas porcinas, la exploración de petróleo en Plataformas Submarinas. Esta postura, además de tener impactos económicos muy negativos, es una arma de doble filo porque también afecta a la actividades supuestamente más benévolas con la naturaleza. Si el Estado no tiene capacidad para regular, ¿tendrá la capacidad de prohibir? Si el Estado es una maquinaria impotente, ¿podemos confiar en que los productores que se cuelgan la camiseta de ‘agroecológicos’, por ejemplo, efectivamente se valen de las prácticas más amigables con la salud y el ambiente? ¿Cómo diferenciar los productos de unos y otros en ausencia de regulaciones? ¿Y si se trata apenas de distintas estrategias de marketing?

Se bombardea al público con campañas de miedo que desacreditan la producción convencional en base al argumento de que los alimentos supuestamente tienen componentes tóxicos, dañan los suelos, talan bosques, contaminan rios. Estas campañas, en cambio, siempre buscan asociar las prácticas ‘agroecológicas’ con valores progresistas como el feminismo, costumbres de pueblos originarios, cuestionamientos a los grandes capitales y los emprendimientos de escala global.

Teniendo en cuenta que quienes se desempeñan utilizando el rótulo ‘agroecológico’ ni siquiera están sujetos a las certificaciones y controles bromatológicos que regulan la producción convencional, ¿cómo podemos saber que efectivamente los productos que comercializan efectivamente no utilizan agroquímicos ni representan peligro alguno para la salud? ¿Quién certifica que esos productos no son exactamente los mismos que podemos adquirir en cualquier verdulería pero con la leve variación de un cartel marketinero que los clasifica como ‘agroecológicos’?

Ese mismo Estado que supuestamente no puede regular las actividades que se busca prohibir, ¿debe cruzarse de brazos en lugar de proteger la salud -por no hablar del bolsillo- del consumidor? Aquí es conveniente distinguir, por ejemplo, entre los productos orgánicos y los ‘agroecológicos’. Los primeros cuentan con certificaciones y controles, por lo general concedidos por los mercados consumidores, lo que se traduce en precios mayores con destino a mercados de elevado poder adquisitivo. Los segundos, en cambio, más allá del marketing mediático y los apoyos oficiales, ni siquiera pasan por los controles estándar que rigen al resto de los alimentos.

Cuando se discute las ventajas y desventajas de las distintas prácticas productivas deben tenerse en cuenta dos factores económicos fundamentales: volúmenes involucrados y precios finales por colocar cada producto en mercados competitivos. Quienes honestamente cultivan alimentos sin valerse de agroquímicos en base a prácticas diferentes, como los productores orgánicos certificados, no disponen de volúmenes suficientes para atender mercados masivos. Tampoco pueden atender la demanda equiparando los precios de la producción convencional.

Cualquier actividad agrícola que seriamente se proponga elaborar alimentos sin utilizar técnicas de cultivo intensivas operará con niveles de productividad inferiores. Esto significa operar con costos más elevados, lo que traduce en precios finales menos accesibles para el público masivo. ¿Cómo entender entonces la consigna según la cual la agroecología “puede elaborar productos más baratos y sanos”? Responder esta pregunta pondría en evidencia el verdadero riesgo de que los controles estatales estén ausentes: una parte significativa de los productos ‘agroecológicos’ son elaborados con técnicas convencionales pero vendidos como “saludables y en armonía con el ambiente”. Un engaño a los consumidores vendido como homenaje a la “Madre Tierra”.

El lector puede corroborar por sí mismo lo que estamos diciendo. Tómese el trabajo de escoger en cualquier verdulería los mismos productos que contiene un bolsón agroecológico y compare precios. La ilusión de que los primeros serían más saludables no se avala en certificados ni controles. Todo pasa por una cuestión de buena fe entre cliente y vendedor. Podríamos indagar también si estas actividades pagan impuestos y si la nómina de sus trabajadores se encuentra debidamente registrada. El lector puede adivinar las respuestas. Obsérvese que los autores que redactaron el  proyecto de ley que impulsa la protección de las actividades agro-ecológicas ni siquiera lograron ofrecer una definición precisa de la actividad en cuestión.

La necesidad de atender las urgencias ambientales impone desafíos económicos y regulatorios. Los países que en el futuro no puedan financiar tecnologías e infraestructuras adecuadas para preservar sus ecosistemas no tendrán más remedio observar el deterioro con sus esperables consecuencias económicas y sociales. Para evitar este destino se necesitan aparatos estatales en condiciones de desarrollar capacidades productivas y tecnológicas, aptitudes para regular el consumo y la producción y aplicar sanciones cuando las normas son incumplidas.

Un Estado incapaz de controlar tampoco puede prohibir, especialmente cuando intervienen miles de productores como ocurre en la agricultura. La campaña a favor de la agroecología es un testimonio elocuente de lo que estamos diciendo: un sinnúmero de productores de pequeña escala opera sin regulaciones o controles sanitarios y bromatológicos. Algunos de sus dirigentes manipulan a los consumidores con mentiras y campañas de miedo. Todo lo contrario a la promesa de “alimentos sanos y baratos para garantizar la soberanía alimentaria”. Es necesario que el Estado recupere su rol planificador y que el gobierno diseñe un rumbo productivo coherente que contemple tanto las urgencias económicas como los problemas ambientales más acuciantes en base a una agenda de prioridades.

La agroecología y el reino del libre mercado Eduardo Crespo y Alejandro Fiorito “El Destape Web” 26 de febrero, 2022.

https://www.eldestapeweb.com/opinion/medio-ambiente/la-agroecologia-y-el-reino-del-libre-mercado--202222618580

Versus

Dos economistas se lanzaron, en una reciente columna publicada en el medio El Destape, a desparramar prejuicios sobre la producción y comercialización de frutas y verduras agroecológicas. Desde la cooperativa Iriarte Verde les responden, con fundamentos y no con opiniones, las falsedades publicadas. También invitan a los lectores a comparar precios y calidades de lo que llevamos al plato.

Por Iriarte Verde

En los últimos días, en nuestra cooperativa de trabajo —abocada a crear canales de distribución y comercialización de productos agroecológicos y orgánicos a precios justos— se planteó un debate a partir de una publicación titulada “La agroecología y el reino del libre mercado”, firmada por dos economistas de nutrida formación. En ella hacen una serie de aseveraciones y conjeturas sobre el campo de la agroecología, el medioambiente y el mercado orgánico. Con firmeza, aunque sin fundamentos, brindaron su ¿opinión? sobre una temática ajena a su especialidad. Nos proponemos, entonces, rebatir —con fundamentos y no con opiniones o creencias— las falsedades publicadas y dar las respuestas de la agroecología.


Los autores de la columna hablan de un “ambientalismo sensacionalista” —término que además de prejuicioso es discriminatorio— que “promueve la prohibición preventiva como solución general”. Nuestra exigencia de la prohibición del uso de venenos para la producción de alimentos tiene que ver con que “el veneno, es veneno”, como nos enseñó el doctor Andrés Carrasco, eminencia científica argentina y cuyas investigaciones —y otras en el mundo— permitieron que la Organización Mundial de la Salud (OMS), a través de su instituto de investigaciones sobre el cáncer, ubicara al glifosato como posiblemente cancerígeno en 2015.

Los economistas afirman que «un Estado incapaz de controlar tampoco puede prohibir”. Falso: el Estado es capaz de controlar porque tiene los organismos públicos para hacerlo. En cuanto a los alimentos, existe el INTA, el SENASA, el INAL y la ANMAT. El Estado no es impotente, tiene las legislaciones necesarias para defendernos ante un hecho de contaminación ambiental como la Ley General del Ambiente, la Ley de Bosques, el artículo 41 de la Constitución Nacional, la Ley de Residuos Peligrosos, la Ley de Educación Ambiental.

Los autores consideran que “prohibir la minería, los agroquímicos, la producción local de salmones, las granjas porcinas, la exploración de petróleo en plataformas submarinas” tendría “impactos económicos muy negativos” y “afecta a la actividades supuestamente más benévolas con la naturaleza”. Atravesamos la era del antropoceno en la que la humanidad y el sistema capitalista avanzó peligrosamente sobre el ambiente: debemos repensar nuestra forma de relacionarnos con la naturaleza y revertir este proceso, ya.

El mundo y nuestro país están sufriendo las consecuencias: incendios forestales como los de Australia o los que hace unos pocos días ocurrieron en Corrientes y Misiones, entre otros puntos del país. Hablamos de la “sequía y la falta de lluvias” como algo que pasa climáticamente, en vez de abordar sus causas y las responsabilidades. La discusión hay que darla sobre otro eje: cómo desarrollar las actividades antrópicas. Pensar el desarrollo de las sociedades teniendo en cuenta su cultura, sus costumbres, y que el resultado de esas actividades surja del consenso y de una investigación participativa local.

Las respuestas de la agroecología como ciencia

En la publicación los autores se preguntan si se puede “confiar en que los productores que se cuelgan la camiseta de agroecológicos (…), se valen de las prácticas más amigables con la salud y el ambiente”. Nos preguntamos ¿por qué quien utiliza venenos no tiene que demostrar que su producción no constituye un peligro para la salud social y ambiental, pero sí se le exige al productor agroecológico que demuestre la sanidad de sus alimentos? Todos los productos agroecológicos son susceptibles de ser analizados por los organismos competentes. Están expuestos a las mismas regulaciones que cualquier producto.

Además, los economistas abren otro interrogante: “¿Cómo diferenciar los productos de unos y otros en ausencia de regulaciones? ¿Y si se trata apenas de distintas estrategias de marketing?”. El párrafo denota desconocimiento y refleja que sus apreciaciones no van más allá de representar un claro estadio primario de conciencia mágica. ¿Estrategia de marketing? La agroecología es una ciencia y debe ser tratada como tal y, como decimos hace años, cada proceso agroecológico tiene sus particularidades por lo cual no se puede copiar, importar, exportar.

La agroecología se basa en el respeto de principios dentro de las esferas de lo productivo, lo social, lo ambiental y lo económico, lo que denota que la visión de la agroecología es holística y no productivista. Estos principios de las diferentes esferas deben estar estratégicamente balanceados para originar un alimento que cumpla con todas las cualidades alimentarias.

Como ejemplo podemos mencionar principios como el respeto por la biodiversidad, la asociación y rotación de cultivos, el rescate y uso de variedades de semillas, no uso de agrotóxicos, no uso de fertilizantes químicos, autonomía del productor en la formación del precio del alimento que produce, reconocimiento del trabajo familiar y cooperativo, valorización del saber popular, aplicación de tecnologías apropiadas, garantía de sustentabilidad económica de la unidad o grupo productivo, mantenimiento de la vida del suelo.

Los autores de la columna publicada en El Destape consideran una “campaña del miedo que desacredita la producción convencional en base al argumento de que los alimentos supuestamente tienen componentes tóxicos, dañan los suelos, talan bosques, contaminan ríos”. La información que se acerca al público se basa en la realidad comprobada por la respuesta de la naturaleza y organismos competentes. Aclaramos que para el caso del uso del glifosato existen más de 1000 publicaciones científicas en todo el mundo que demuestran el daño ambiental que causa y, sin embargo, se sigue utilizando.

Los aludes de lodo en Salta, los incendios forestales en Corrientes y Misiones, las inundaciones en Entre Ríos, la contaminación con cianuro del Río Jáchal, la expulsión de poblaciones ancestrales para el desmonte y siembra de soja en Santiago del Estero y Chaco, entre otros ejemplos, son respuesta de la naturaleza a la intervención antrópica arbitraria.

Los organismos oficiales de control nos otorgan informes que los autores niegan. El Senasa entregó a pedido de la ONG Naturaleza de Derechos el resultado de los análisis cromatográficos de vegetales destinados ya para la venta detectando la presencia de productos químicos. Pueden verificarlo en el trabajo cuyo título es Vademecum toxicológico de la Argentina.

También está disponible el trabajo de la Cátedra de Soberanía Alimentaria de la Facultad de Nutrición de la UBA, donde los participantes de la cátedra trajeron sus muestras adquiridas en los locales de su barrio. Las muestras fueron analizadas por el Espacio Multidisciplinario de Interacción Socio Ambiental (Emisa). El resultado fue que el 60 por ciento de las muestras contenían al menos un veneno.

La garantías de la agroecología para productores y consumidores

Los economistas piden certificaciones para el rótulo agroecológico y creen que los alimentos “ni siquiera están sujetos a las certificaciones y controles bromatológicos que regulan la producción convencional”. También dudan si no se trata de los mismos que ofrece el agronegocio, con un “cartel marketinero”. Pues bien, el mecanismo para evitar esta conflictividad es el sistema de garantía participativo. La evaluación de impacto ambiental por parte de los gobiernos locales, el control del SENASA o el seguimiento de los ministerios de producción locales.

Los economistas en su columna continúan: “Quienes honestamente cultivan alimentos sin valerse de agroquímicos en base a prácticas diferentes, como los productores orgánicos certificados, no disponen de volúmenes suficientes para atender mercados masivos. Tampoco pueden atender la demanda equiparando los precios de la producción convencional”.

En este punto, el desconocimiento es mayor teniendo en cuenta que ambos autores deberían estar acostumbrados a manejar cifras y estadísticas. Según el Área de Producciones Ecológicas de la Dirección de Estrategia y Análisis de Riesgo de la Dirección Nacional de Inocuidad y Calidad Agroalimentaria del Senasa, “del total de 132 mil toneladas de productos orgánicos certificados, el 97 por ciento (128,6 mil toneladas) tuvieron por destino la exportación. Los principales mercados a los que se envió la producción orgánica argentina fueron la Unión Europea y Estados Unidos; al tiempo que el mercado local sigue mostrando signos de crecimiento”. Uno de los objetivos de la producción de alimentos orgánicos es la exportación.

La agroecología produce para el mercado interno convirtiéndose en la única posibilidad de abastecer con alimentos sanos, seguros y soberanos a la población. Actualmente se producen cereales, oleaginosas, frutas, hortalizas, carne, lácteos y miel, entre otros, bajo el sistema agroecológico. Además, en 2020, se oficializó la creación de la Dirección Nacional de Agroecología, que tiene como objetivo primordial “intervenir en el diseño e instrumentación de políticas, programas y proyectos que promuevan la producción primaria intensiva y extensiva de base agroecológica en todas sus escalas”, articulando con productores, organizaciones agrarias y gobiernos municipales y provinciales.

Los precios justos, otro eje de la agroecología

El precio de los alimentos agroecológicos tiene que considerar un precio justo para el productor y para el consumidor. Está en poder del consumidor la decisión de qué y dónde comprar y cuánto pagar. La concepción de qué es barato y qué es caro es una construcción del mercado y es relativa.

Los autores de la columna publicada en El Destape le piden a los lectores “tomarse el trabajo de escoger en cualquier verdulería los mismos productos que contiene un bolsón agroecológico y compare precios (…) y podríamos indagar también si estas actividades pagan impuestos y si la nómina de sus trabajadores se encuentra debidamente registrada”.

Cómo también somos lectores de El Destape, nos tomamos el trabajo solicitado y comparamos precios entre un bolsón de diez variedades de hortalizas de un supermercado bonaerense y el que ofrecemos en nuestra Cooperativa de Trabajo Iriarte Verde Ltda (CABA):

Nosotros también queremos dejar en claro que desconocemos si el supermercado que utilizamos para la comparación paga impuestos, tiene sus trabajadores registrados, si abona el precio justo a los productores, y si está seguro de los alimentos que ofrece. En el caso de la Cooperativa de Trabajo Iriarte Verde, esperamos su visita al Almacén Agroecológico en el barrio de Barracas e invitamos a sumarse a la lucha por la soberanía alimentaria. Para opinar, hay que investigar y conocer. Para no publicar falsedades, hay que conocer las verdades.

(Publicado en Pressenza 08/04/2022)

Pensamiento binario y Pensamiento complejo

Una lectura superficial de ambos artículos nos sitúa mas o menos con conciencia en los argumentos de unos y otros. Ambos se atribuyen conocimiento propio del que los “otros” carecen. Ambos defienden intereses en torno a lo que efectivamente hacen o producen. Ambos forman parte de una realidad que les trasciende. Ambos plantean otros conflictos que, en el desarrollo como argumentos de “lo propio” se pierden en esa síntesis falsa que produce el pensamiento binario toda vez que lo plantea como “agroecología” vs “Megaproducción”. Ambos convergen en la centralidad de la economía y no de satisfacer las necesidades de alimentación de las comunidades para las cuales producen y de las cuales son parte. Ambos forman parte del modo neoliberal de pensar la realidad en tanto nada puede sostenerse sin su antagónico. Obviamente es un pensamiento que alienta la guerra y alimenta es idea de que “la política es guerra por otros medios” ¿La realidad es así?

Por lo pronto la mirada cambia y la reflexión se ubica en otro camino y participa desde otros lugares y con otros posibles recorridos, simplemente si nos tomamos el tiempo para distinguir diversidades.

El Estado, Las cooperativas, Las universidades o los Centros de investigación del Estado, mixtos o privados, El Mercado como síntesis de la actividad privada, los consumidores o clientes. Según estos planteamientos cada uno de estos actores sociales son puestos a elegir entre una postura u otra. Lamentablemente y mas que por convicciones o conocimiento tales adhesiones obedecerá a quien paga sus sueldos o que posición o actividad les permite “ganarse la vida”. En esa inmediatez y superficialidad a la hora de fijar posición para argumentar, se nombran los elementos que modifican sus propias argumentaciones binarias, en contradicciones a las que no pueden escapar. Esas contradicciones surgen de otras polaridades y planteamientos binarios que recorren ambos textos: Confianza vs Controles efectivos; Estado vs mercado; y la confrontación en término de precios al consumidor.

En términos mas generales se reducen dimensiones complementarias pero diferentes en una sola igualando escalas de producción e impactos ambientales y reduciéndolo a las ventajas o desventajas respecto del consumidor final cuándo las verdaderas motivaciones y objetivos de ambas formas son bien diferentes y al mismo tiempo deficientes en tanto, la una es pensada para “exportar” alimentos, produciendo efectos negativos en el mercado local, la otra es evidentemente insuficiente y por eso su búsqueda de ampliar sus campos de acción, para alimentar a todos los que habitan una región, un territorio o un país.

Uno tiene que cuidarse aquí de no seguir adicionando argumentaciones binarias. No se trata de instalar otra reducción polarizada entre mercado interno y mercado transnacional. Tal vez un camino posible sería encontrar objetivos comunes que promuevan relaciones complejas capaces de coexistir en las distintas dimensiones y generando mayores beneficios que problemas.

Todo lo que sigue puede ser pensado de forma binaria o de forma compleja; o tal vez usted, amigo lector, invente otra forma de ordenar los datos que arroja la realidad para interpretarla de otras maneras. Lo que no se puede soslayar es que la realidad como sea que se piense, no depende del pensamiento individual sino de como este genera consciencia común.

Programas de precios.

El Gobierno anunció cuatro políticas de productos a precios acordados.

(1) Renovó el programa +Precios Cuidados , que ahora incluye 1.763 productos disponibles en grandes cadenas de supermercados.

(2) Actualizó Cortes Cuidados, que incluye siete cortes de carne. La (1) y (2) se renovaron hasta el 7 de julio.

(3) Creó una canasta para comercios de cercanía (almacenes, autoservicios, etc) con 60 productos.

(4) Creó una canasta de frutas, verduras y hortalizas que en una primera etapa solo va a estar disponible en el AMBA.

Industria.

La industria creció 8,7% en febrero en comparación con el mismo mes del año pasado y 4% respecto de enero, según un informe de INDEC. Así, la actividad marcó una recuperación, después de que en enero sufriera su primera baja desde octubre de 2020. Por su parte, la construcción aumentó 8,6% interanual y 7,2% en comparación con enero.

Gas.

Alberto Fernández afirmó que Argentina garantizó la provisión de gas para el invierno: Bolivia va a respetar el contrato vigente de suministro y acordó que, si su producción de gas aumenta, Argentina va a tener prioridad para acceder al incremento. Fue en el marco de la primera visita del presidente boliviano, Luis Arce, al país. El ministro de Economía, Martín Guzmán, va a viajar mañana a Brasil para seguir las negociaciones sobre este tema.

Consejo de la Magistratura.

El Senado dio media sanción al proyecto propuesto por el oficialismo para reformar el Consejo de la Magistratura, organismo encargado de designar a los jueces federales e impulsar juicios políticos para removerlos. Fue con 37 votos afirmativos, 33 negativos y ninguna abstención. La iniciativa propone aumentar el número de integrantes del organismo de 13 a 17 y no incluir al presidente de la Corte. Contexto: en diciembre, la Corte Suprema había declarado inconstitucional su composición y le había pedido al Congreso dictar una nueva ley antes del 15 de abril.

Geopolítica


El Gral. Juan Domingo Perón sostenía que “la verdadera política es la política internacional”. No comprender la importancia superlativa y determinante que tiene cada movimiento de la política internacional en nuestras cotidianidades es tener una mirada corta a la hora de analizar situaciones.

El efecto mariposa pensado en relación al Orden Global y su impacto en la política de cada país o región es la mejor alegoría para comprender la dimensión e importancia que toma hoy el estudio de la geopolítica y la política internacional. Hay algunas leyes de desarrollo que desde el materialismo histórico podemos comprender pero solamente si conocemos las lógicas que niman ciertos comportamientos estatales o sistémicos.

Se piensa en Alfred Thayer Mahan como el padre del pensamiento geopolítico norteamericano. Su libro La influencia del poder marítimo en la historia, publicado en 1890, destacó la importancia de la estrategia naval en la proyección de la influencia global. Según Mahan, el control estratégico de ciertas áreas marítimas puede entenderse como control e influencia en otras regiones. Y ha sido una manera de pensar el control global desde el expansionismo de posguerra.

Posterior a la publicación de aquella obra, apenas empezado el siglo XX, el geógrafo inglés Halford Mackinder, por entonces director del London School of Economics, propuso la tesis El Pivote Geográfico de la Historia, donde sostuvo que el futuro del poder mundial no estaba en controlar las vías marítimas. Por el contrario, para el geógrafo el agente que dominaría el mundo sería aquel capaz de controlar una vasta masa de tierra que denominó isla-mundo, ubicada en Europa y Asia.

La teoría de Mackinder sobre el Pivote continental o heartland trajo una nueva mirada acerca del dominio mundial tanto para la época como para generaciones posteriores, llegando inclusive a estos días. Hay que contemplar que hasta la elaboración de esta teoría el mundo se había desarrollado en una lógica de poder marítimo que predominó por 400 años (desde 1602 hasta 1922) y defendida en su tesis por Alfred Thayler Mahan. Quienes disputaban el poder global lo hacían a

través del control de las vías marítimas que se extendían a lo largo de 15 mil millas, desde Tokio hasta Londres.

Desde que se acuñó el neologismo Geopolítica, son muchos quienes se han ocupado de su definición con diferentes matices, pero en todas siempre se expresa la relación entre la geografía y la política. Es el Gran juego de poder, de expansión espacial, de control y hegemonía. Se entiende por geopolítica el estudio de cómo la geografía, bajo determinadas circunstancias, puede conformar el destino de pueblos, naciones e imperios enteros. Es una categoría con carácter dinámico.
Karl Marx (1987) dispara en la última de sus tesis sobre Feuerbach, lo que parece ser una crítica a la pretensión de asepsia de las ciencias sociales, al intelectual contemplativo, dice que “los filósofos (los cientistas sociales podemos decir) no han hecho más que interpretar de diversos modos el mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo”.

No abrigamos la ilusa pretensión intelectual de comprender o explicar el mundo, pero si intentamos aportar elementos que sirvan para herramentar y fundar mejor las lecturas que hacemos desde el pensamiento crítico, que nos permitan además desarrollar efectivamente cualquier acción política e histórica para transformarlo.
Nuestra propia práctica en la Cátedra de Relaciones Internacionales de la Facultad de Periodismo Y Comunicación Social de la UNLP nos permite advertir la necesidad de producción de materiales que contengan en un mismo ejemplar el abordaje de los principales temas que creemos importantes pensar para poder comprender medianamente las lógicas de la producción histórica social del mundo de hoy.

No tiene la pretensión de lo novedoso, se apoya en la lectura de grandes analistas y conversaciones con grandes compañeras y compañeros y colegas que nos ayudan siempre a pensar, sistematizar y escribir, además de en nuestras reflexiones producidas en el seno mismo del equipo de cátedra y del equipo del portal informativo PIA Global.

El trabajo se sostiene en la tesis de la reproducción del Imperialismo a través de cuatro vectores principales que son la financiarización, la militarización, la caotización y la narcotización.

(MANUAL BREVE DE GEOPOLÍTICA - Declinacionismo, redespliegue y multipolarismo. Fernando Esteche - Ana Laura Dagorret Programa PIA (Periodismo Internacional Alternativo) Ediciones de periodismo de la Universidad Nacional de La Plata.

La verdadera política, sugiero desde una mirada compleja, es aquella que, sea enfocada desde una dimensión global (mundial o internacional) o desde la perspectiva Nacional o local (De los pequeños territorios), impacta efectiva y afectivamente en la vida y los desarrollos de personas y sus comunidades. Por tanto ambas dimensiones son cruciales (Por esto de que no se trata de polarizar) y por tanto son dos dimensiones de una misma realidad compleja. No son antagónicas ni excluyentes entre si y por el contrario, percibir y distinguir que aspecto del “internacionalismo” o la “Globalización” impactan y de que formas en las organizaciones territoriales, locales y nacionales y en las propuestas, ya de políticas públicas de los Estados Nacionales o de las iniciativas privadas sean estas parte del mercado económico que busca beneficios lucrativos individuales o empresariales, ya desde las organizaciones comunitarias que plantean otro tipo de jerarquización y priorización de los valores y argumentos que fundamentan las decisiones y definen los modos.

Se trata de pensar la misma realidad común de formas no binarias y eludiendo la idea de que necesariamente los conflictos se resuelven desde la polarización y el enfrentamiento antagónico o sintetizado en “bandos” que oponen sus fuerzas para determinar un ganador o la primacía de uno sobre otro. Nadie se salva solo. Que cada quién haga su parte.

Daniel Roberto Távora Mac Cormack



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