De cuenta cuentos y política.

 

El intento por rescatar algo de racionalidad.

Invitar al diálogo y la reflexión a partir de textos, leídos y escogidos, resulta algo no muy original. Una incitación socrática a compartir nuestros hallazgos literarios con los amigos. Es el comienzo de las prácticas que fueron forjando las bases de la educación. En la “estela socrática”, se repasa los fundamentos de la educación liberal, basada en el contacto con los grandes libros y la discusión inteligente de los temas que ellos nos plantean y su posible luz para nuestros asuntos presentes.

Hoy, lo liberal es otra cosa. Alejado del pensamiento racional y mas propenso a sostener una falsa retórica que alimenta el status quo y las formas institucionalizadas del poder que asegura el privilegio poco o mucho, que sostiene en la piramide a las elites y mantiene sojuzgada y sometida a la mayoría de los pueblos de la humanidad.

Una digresión algo larga sobre la hiperestimulación a la que nos somete el mundo contemporáneo da paso a una sensata reflexión sobre el modo de leer:

a) buscar las preguntas a las que responde el texto y hacerlas nuestras (interiorizar el problema);

b) descubrir la verdad que propone el texto –o aquel con quien lo leemos-; y

c) juzgar y comprender ese descubrimiento en relación con nuestros conocimientos anteriores y nuestra experiencia.

La lectura -y la conversación- aparece en su doble función mediadora y terapéutica. Mediadora, en cuanto que nos permite superar las opiniones particulares y convenir juntos en la verdad; terapéutica en cuanto que medicina para el alma.

La formación de la inteligencia mediante el hábito o disciplina mental de encontrar las palabras adecuadas para expresar nuestra sensibilidad, ha sido la base de la racionalidad. Frente a la fragmentación cientificista de estos tiempos, resulta necesario modificar las formas del debate, sostener el diálogo como medio para lograr la unidad de vida, esto es: la armonía y coherencia entre lo intuido, lo pensado/expresado y lo vivido; y entre lo ya sabido y lo nuevo que descubrimos. No es poca cosa constatar que todavía hoy hay quienes predican con el ejemplo.

La verdad del poder o el poder de la verdad

Alonso Muñoz Pérez, Profesor ayudante doctor de Teoría Política y Filosofía en la Universidad Francisco de Vitoria, Abogado en ejercicio. Doctor Internacional en Derecho-Historia de las Ideas Políticas. Es licenciado en Ciencias Políticas y de la Administración y máster en Política y Democracia. Licenciado en Filosofía, grado en Derecho y máster de Abogacía (UCAV). Su interés investigador está en el análisis político del mundo contemporáneo a través de la Historia de las Ideas y la Antropología filosófica, con las claves que proporciona la Teología política y la crítica cultural. Ha realizado el camino de Santiago tres veces desde Somport, Roncesvalles e Irún. Cultura Política - Pascuas de 2022 (Reproducido por “Democracía”, de dónde lo compartimos)

¿Están condenados a la perpetua pugna recíproca poder y saber, poder y verdad? Veamos.

Juicio primero: Hace no mucho tiempo, un rayo (simbólico) golpeó la columnata del Palacio de Herodes en Jerusalén. Un político debía decidir si actuaba conforme a la prosaica justicia -a la verdad- o aquietarse aquietando a la muchedumbre de unos metros más abajo. La tensión en este juicio era eléctrica.

Entonces Pilatos -aquel hombre de una cultura vieja, agotada, y por esto escéptica- dijo: ‘¿Qué es la verdad?’ Y porque no sabe lo que es la verdad, y porque como romano está acostumbrado a pensar democráticamente, apela al pueblo y celebra un plebiscito. […] El plebiscito fue contrario a Jesús. Quizás se objetará -objetarán los creyentes- que precisamente este ejemplo habla antes contra la democracia que a su favor…”. Con estas líneas, el jurista Kelsen, padre del positivismo jurídico, elogiaba el juicio de Jesucristo.

El político, y todo aquél que tiene poder, se encontrará en algún momento con el dilema: lo que quiere la tendencia del poder o por el contrario, la exigencia de la verdad. El intelectual también se encontrará con el mismo dilema, puesto que todo poder necesita de una legitimación. Los “sabios” pueden orientar al poder, aconsejándolo, criticándolo. O pueden sucumbir al mismo, reforzándolo, afirmándolo. Lamentablemente, el hombre reflexivo es todavía más frágil que el poderoso, pues su vida material es todavía más precaria. Pues un intelectual necesita del reconocimiento incluso por simples motivos salariales…

En todo caso, para quien tiene cierta influencia sobre sus semejantes, para quien tiene poder, la duda entre poder y verdad aparecerá como un instante crítico, un relámpago en la conciencia: seguir la corriente del poder, dejarse electrizar por el poder y convertirse en una especie de imán cada vez más y más poderoso. O por el contrario, optar por algo más trascendente que el poder mismo -la verdad, la justicia, la dignidad, el honor- y resistir a la tentación siniestra de la lógica inmanente del poder.

Traigamos a colación un segundo juicio. Éste muestra que poder y verdad, poder y saber son dualidades en contraste dramático desde la noche de los tiempos; desde que el jurado de 501 atenienses decidiera condenar a muerte al “más sabio y más justo de los hombres”. En este juicio también podemos apreciar este choque entre saber y poder. El traidor Anito, interlocutor de Sócrates en el diálogo Menóni, será uno de los acusadores del maestro de filósofos. Anito es el representante del poder de la opinión pública, de la moda, de la corriente mayoritaria.

Como agudamente recordó Óscar Elía Mañú, en el Congreso Voces Universitarias: “Universidad y poder político”: si lo propio de la política es la dialéctica amigo-enemigo, el sentido de la política no puede ser inmanente sino que ha de estar fuera de la política. Y en la medida en que la Universidad es una institución donde se busca y se vive en tensión hacia la verdad, ésta institución tiene una autoridad que puede influir a la política. Por el contrario si el intelectual pierde lo trascendente, se convierte en mero susurrador ofídico de lo que el oído del poderoso desea oír. Sea este poderoso la multitud, la opinión pública o un potentado concreto.

Eso nos lleva a la cuestión que el mismísimo Santo Tomás se preguntó acerca de qué atrae más al corazón humano. Es decir, “¿Qué es más fuerte: la verdad, el vino, la mujer o el rey?” (Quodlibetales XII. q. 14 a.1). Para él, el apetito sensible y el placer están ordenados a las cosas prácticas, en las que ciertamente manda el rey, el poderoso. Pero a su vez, éste está sometido a la verdad, como las cuestiones prácticas están sometidas a las verdades superiores. Así que para que el poder tenga sentido ha de estar sometido a la verdad, so pena -diríamos prolongando el razonamiento- de que el vino se vuelva borrachera, el amor sexual se vuelva egoísmo o el poder del político se vuelva soberbia y traición. Quizá por eso, en el fondo del infierno, Dante pone el peor pecado para él: el de Judas y Bruto. Aquellos que hicieron del poder su verdad, que pusieron su saber al servicio del poder.

Lo que nos lleva al tercer aparente juicio que todavía no se ha celebrado: el de las próximas elecciones, sean las del 28 de abril sean las de mayo. Según el relato que se nos presenta, en ésta convocatoria electoral, ha aparecido un nuevo partido -si ha sido con la connivencia del poder o no, sería asunto de otro análisis-, VOX, el cual ya ha sido condenado por muchos voceros como populismo, como enemigo moral de toda buena persona respetable o de todo votante sensato y pragmático. Y es esta una cuestión principal, casi de índole moral, que parece juzgarse en estas elecciones.

También está la de si la corriente de opinión que representa VOX es culpable o inocente. La de si los partidos institucionales como Ciudadanos, PP y PSOE podrán sostener su acusación. La de si Podemos seguirá siendo el partido de una legitimidad popular. O la de si están en lo cierto o no los que plantean la convocatoria como un referéndum sobre Pedro Sánchez. Todos estos juicios se superponen y a nosotros, como a los personajes de la Pasión o a los jurados del juicio de Sócrates, la duda nos asalta.

Kelsen no habría tenido dudas: la mayoría es la verdad, puesto que como vimos al principio, Pilato al lavarse las manos ante la verdad perdió la dignidad pero actuó con realismo y pragmatismo políticos. Los acusadores de Sócrates ganaron el juicio, pero tras la muerte del gran hombre, la ciudad se remordió avergonzada y condenó al exilio a los anteriores líderes de opinión. No obstante, estar en la muchedumbre del Pretorio o en el Jurado de los 501 no es posición cómoda, ciertamente. La perplejidad es casi el estado habitual del ciudadano con criterio.

Pero en un punto no podemos tener dudas: que el criterio de nuestra decisión no puede ser estar cerca del calor del poder. No puede ser el embriagamiento del poder. No puede ser la sensualidad de la unanimidad social o de la opinión de los que nos rodean. No puede ser el temor de desairar al rey de lo correcto, de lo esperado, de lo respetable. En el fondo, sólo quien vive en la verdad puede ser ciudadano. Y desde esa libertad que da la verdad, cabe abstenerse o participar en este juicio. Y el resto pertenece a Benavente: los intereses creados.

Allende los mares

En estas costas, del otro lado del Atlántico, los hijos forzados y colonizados de aquella Castilla y Aragón, reproducen a la manera argenta, las tensiones parecidas producidas por una globalización que ellos alimentan. Las versiones nuestras siempre parecen “caricaturas” de aquellas, pero si nos adentramos en las profundidades, lo que se advierte es que precisamente no son tan propias y así se viven. Como una producción cinematográfica al estilo de Hollywood, hoy devenidas a plataformas digitales como Netflix (Es que en la decadencia civilizatoria también el presente emerge como caricatura del pasado).

A los Sanchez/Fernandez(Alberto), le aparecen los Vox/Milei, pero mas bien como reacción anti–Podemos/ anti-kirchnerismo. Los paralelismos son notables. Las diferencias también.

Modos de contar

María Pía López, Socióloga, ensayista, investigadora y docente. Escribe en “LaTeclaÑ”

Discutir la cultura es discutir la construcción de una narrativa que necesariamente confronte con los modos privatizadores de entender la sociedad; una narrativa esforzada en desmontar los lugares comunes de la ideología neoliberal y capaz de reponer problemas donde aparece la nitidez del acuerdo sin tensiones.

El conflicto en el INCAA, que culminó con desdichada represión y necesaria salida de su director, no puede comprenderse sin el contexto mayor de una legislación que deja sin fondos, en pocos meses, a todas las instituciones de fomento cultural. Desde las usinas de las derechas, siempre tan activas y de teclado rápido para intervenir en las redes sociales, se prodigó el discursete: no hay que financiar cosas que nadie ve, que no interesan, alimentamos vagos con inquietudes culturales. Los planeros, esta semana, fueron cineastas, docentes y estudiantes de filosofía y letras. Los golpes en los espacios públicos vinieron a convertir a esos sujetos, habitualmente pertenecientes a las clases sociales legitimadas, en agentes de conflicto y usufructuarios indeseables de los bienes públicos. Todo es gasto y gasto insólito e innecesario para estas concepciones, que rápidamente ponen una cuenta en juego: lo que se gasta ahí habría que destinarlo a las personas pobres. A la vez, cuando esas y esos pobres se movilizan para reclamar, las redes trinan: sáquenles los planes. O sea, cuando se establece la continuidad es más bien para decir: nada para nadie, nada en lo que se ponga en juego la idea de una solidaridad, de una pertenencia en común, de un esfuerzo por considerar la riqueza social sin monetización.

Cuando en la década del 90 triunfaron las estrategias de privatización de los ferrocarriles, con las consecuencias que todxs conocemos, lo hicieron a partir de un cálculo falso: la cuenta de costos y ganancias. Ese cálculo siempre resultaba deficitario y su uso abonaba a la idea de los trenes como un barril sin fondo. Digo falso, porque esa cuenta omitía otra idea de costo: la que incluía los accidentes en las rutas que podrían evitarse, el costo de pavimentar y de hacer caminos, el impacto medioambiental del uso de derivados del petróleo, la conexión de ciudades y pueblos que quedaron aislados. Tomar esos otros indicadores daba resultados bien diferentes, que la cuenta sobre la plata que entraba y salía en el balance de ferrocarriles ocultaba y al hacerlo falseaba. Cuando se considera la inversión pública, esa cuenta debe ser siempre compleja, ni inmediata ni lineal. No: ¿cuánto se invirtió en esa película y cuánta gente la vio? ¿Cuánto se puso en un edificio educativo y cuántas personas se graduaron este año? Esas cuentas siempre son falaces, por lo que omiten, por lo que aplanan, por lo que niegan.

La ciudad de Buenos Aires se vanagloria de tener una cartelera teatral prolífica y heterogénea. Muchas de esas salas y obras reciben subsidios del Instituto Nacional de Teatro y es posible que, caído ese esquema de financiamiento, no puedan seguir funcionando. Pero no es solo eso lo que hace vivir el teatro en estos lares, si no el esfuerzo insomne, alocado, entusiasta, de muchas personas que piensan, crean, ensayan, producen, sin saber si el esfuerzo realizado en todo ese tiempo redundará en un puñado de puestas o en un éxito amado por el público. Todo ese esfuerzo, todo ese trabajo, es impago, es pura apuesta. Como ocurre en todos los trabajos vinculados a sostener el lazo social, con sus mayores riquezas, suele quedar en la opacidad. Velado, olvidado. Y como es borrado, quien se dedica a ello, termina siendo un o una planera.

¿No es equivalente al destrato respecto del trabajo comunitario, del sostenimiento cotidiano que miles hacen de la vida, cuando sostienen un comedor, un merendero, el cuidado de les pibes, la solidaridad feminista? Hay que reponer esos trabajos como trabajos, volverlos evidentes, considerarlos, para que el modo corrosivo en que las derechas hablan de la relación entre financiamientos y experiencias no prenda como garrapata en el corazón de todxs. ¿Cuánto activismo cultural no está del otro lado a la hora de considerar valiosas a quienes laburan para sostener la vida popular, encuadrada en organizaciones, y a veces cortan calles para reclamar financiamiento?

Discutir la cultura es discutir la construcción de lo común.

La construcción de una narrativa que necesariamente confronta con los modos privatizadores de entender la sociedad. Una narrativa esforzada en desmontar los lugares comunes de la ideología neoliberal. Una narrativa capaz de reponer problemas donde aparece la nitidez del acuerdo sin tensiones. En algunas entrevistas que hacía Página/ 12 le preguntaban a lxs funcionarixs, incluido el presidente, sobre sus consumos culturales.

Sin problemas, citaban series de Netflix. La vicepresidenta, en un discurso cuya claridad y lucidez estremece, en el Centro Cultural Kirchner -o sea, en el lugar que debería ser un punto neurálgico para discutir estas cuestiones-, hizo un chascarrillo: lo que pasa es que veo muchas series españolas en Netflix. Dos días antes, en las puertas del INCAA un conflicto, que entre otras cosas exige pensar la soberanía, el vínculo con las plataformas, el evitar convertir a la Argentina en un mero territorio de mano de obra formada y barata. Discutir Malvinas sin discutir Netflix deja inconclusa la comprensión de lo que significa la cultura, o convierte la cultura en mero adorno, en placebo, en distracción. Si lo hace, entonces, el gasto en ella es claramente superfluo.

Podemos discutir que no lo es, si pensamos de otro modo la cultura. Como de hecho se la pensó cuando se crearon los canales como Encuentro y Paka Paka -sabiendo que no podía ser Disney la fuente última de representaciones para las infancias-, cuando se convirtió la Biblioteca Nacional en una usina formidable de pensamiento crítico y controversia cultural, cuando se fortaleció la red de bibliotecas populares para que cumplan en cada lugar del país su tejido comunitario. Un puñadito de ejemplos, para recordar que esos esfuerzos fueron hechos y que no fueron solo decisiones de gestión, sino que pusieron en juego una idea sobre la cultura y su relevancia. Cuando alguien habla de sus consumos culturales, aún los que hace en la intimidad de su hogar, también pone en juego representaciones, apuestas políticas, una imaginación pública.

¿Nombramos libros de las editoriales independientes o de las trasnacionales en las que también la soberanía queda arrasada? ¿Citamos los personajes de Paka Paka o los surgidos de una usina norteamericana? ¿Recordamos la cartelera del Gaumont o la oferta de Netflix? Probablemente, en nuestros consumos se mezcle todo eso, pero como sujetos políticos no atender a esas diferencias es coincidir con el desdén que las derechas andan vociferando, cuando reclaman que los vagos de la cultura se vayan, de una vez, a trabajar. Y no se trata de considerar solo la dimensión nacional, aunque esta es bien relevante. Se trata, también, de pensar cómo se construyen las narraciones de una comunidad y se valorizan los esfuerzos multitudinarios, extendidos, polifónicos, diversos, de construir lo común.

Mucho chanta en comunicación política

Lucas Malaspina, Consultor en Comunicación Política Digital, formado en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso). Se desempeña como General Manager de la Agencia Scrum. Estrategia en Red.Miembro del Comité Editor de Hipertextos.


Casi todas las semanas en Argentina hay un caso donde el mal uso de las redes sociales por parte de los políticos genera dudas sobre su real comprensión de la sociedad actual, así como de la profesionalidad de sus equipos. A veces, incluso, llegan a dañar realmente su propia construcción de imagen pública –aun cuando desarrollan políticas de impacto positivo evidente.

Un error en el entorno digital puede echar a perder el esfuerzo de meses, o incluso años, sustentado no sólo en el trabajo de la cara visible y de sus colaboradores o simpatizantes, sino también en la inversión estratégica de recursos y dinero por parte de todo un Estado. Nada que ocurra en las redes a este nivel puede ser calificado como una nimiedad: influye en la vida y la política real, cada vez más. Eso lo tiene muy presente el nuevo gobierno chileno de Gabriel Boric, primer presidente millennial de la región, que ha decidido escrutar a todos los posibles miembros de su futuro gabinete a partir de una auditoría de datos cruzados que incluye la revisión de todas sus publicaciones en las redes sociales.

Por otro lado, las redes sociales pueden ser la cuna donde nuevos dirigentes surjan o al menos consoliden y desplieguen un crecimiento exponencial. ¿Fue ese el caso de Javier Milei, por ejemplo? Si bien su instalación originaria provino de la televisión, es claro que durante 2021 despegó en las redes sociales, transformándose en un fenómeno viral. En un mundo donde lo virtual gana terreno frente a lo físico y lo tradicional en la torta que compone “lo real”, los políticos tradicionales deberán esforzarse cada vez más en usar las redes sociales como medio para tener una conversación con los usuarios, y no simplemente como una vidriera.

Malena Dip, consultora en comunicación política digital, sostiene en su libro ¿Alguien puede pensar en las redes? (Editorial La Crujía, 2020) que “las redes sociales realmente funcionarían si el candidato entendiera que tiene que interactuar con el ciudadano”. Para eso, hay que adoptar un enfoque donde el propio candidato o figura política se conciba a sí mismo como un medio de comunicación, por un lado, y por otro lado, como un medio con la necesidad de escuchar y responder (lo cuál es aún más importante).

En su libro Dip afirma que “existe un nuevo espacio para hacer campaña electoral, pero en la Argentina la comunicación política online no está del todo aprovechada. Así, se puede observar que la mayoría de los políticos utilizan redes sociales, pero no hay gestión de comunicación política en la red. Están pero no saben qué hacer, o al menos, no saben qué acción plantear para fomentar la participación. La llegada de las nuevas generaciones a la escena política está cambiando gran parte de la forma de comunicación. Se puede hablar de un paradigma de transiciones”. Según Dip, “los políticos deben aprovechar esto para generar contenido sin pasar por los medios tradicionales de comunicación. Esto ayudará al candidato a tener una relación más personalizada con sus públicos”.

Al referirse a las PASO de 2021, los politólogos Augusto Reina y Marcos Doudtchitzky señalaron a su modo la urgencia de atender este problema al mostrar la incapacidad con la que la mayoría de los candidatos lo abordaron: “Pocas veces se ha registrado este nivel de desinterés y falta de motivación de la sociedad frente a un proceso electoral. Llegamos al final y la campaña no atrae la atención del público. Ante el contexto, las estrategias buscan hacer lo imposible, establecer una agenda pública con golpes de impacto publicitario (…). La última víctima de estos sucesivos intentos ha sido el electorado joven (…). Los intentos de las campañas por cautivar este segmento han sido, por el momento, poco efectivos. Pasando de la mimesis con las nuevas redes a formatos pretendidamente descontracturados, el resultado ha sido, para el deleite del público, una gran cantidad de memes sobre esos mismos candidatos”.

¿Cuándo un determinado uso de las redes sociales genera cringe y cuándo capitaliza al candidato o funcionario? ¿Hay que estar en todas las redes? ¿Alcanza con copiar a los que les va bien? ¿Es cuestión de contratar una agencia o un community manager y listo? En última instancia, ¿para qué sirven las redes sociales en política? ¿Qué hacer y qué no hacer? Para conversar sobre estos problemas, Dip tiene una amplia experiencia. Trabajó en el Ente Turismo del GCBA y en el Ministerio de Ambiente y Espacio Público de GCBA, en campañas del Frente de Todos, Cambiemos/Juntos por el Cambio y el Frente de Izquierda, es docente en la UCA y directora de la Enter Digital School.

En esta entrevista, Dip analiza el estado de la comunicación política digital en Argentina a la luz de la última campaña electoral de 2021 y anticipa su próximo libro, que tratará sobre cómo se cocina el “lado B” de las campañas políticas digitales.

¿Qué dejó la campaña de 2021 en Argentina a nivel de comunicación política digital?

Lo que pasó es lo que viene pasando siempre. Los políticos hacen comunicación tradicional en redes sociales. Es la foto de la visita, es puramente agenda, no hay contenido que sea exclusivo para redes. Siguen replicando el mismo contenido y el mismo texto en Facebook y en Twitter, por ejemplo, así que esta última campaña fue más de lo mismo. Si bien hubo algún que otro político que hizo contenido exclusivo para redes diferenciado, todavía no es la mayoría.

Uno de los hitos fue la visita de Diego Santilli al local Pancho 46, en el municipio de San Martín, cuando se graba allí un TikTok comiendo en primer plano. ¿Cómo viste el uso de Juntos por el Cambio en torno a TikTok?

Tanto en Cambiemos como en el Frente de Todos, como en todos los partidos, hubo contenido que estuvo copado, adaptado para lo que es TikTok, y otro contenido que hicieron por hacer, generando más vergüenza ajena que otra cosa, digamos. Creo que si tu candidato o candidata es una persona seria, que no hace chistes, que es muy estructurada, no podés pintar otra personalidad digital, porque sino vas a tener un personaje en digital y personalmente va a ser totalmente otro. Entonces creo que si tu candidato no es para estar en TikTok, buscale la vuelta como equipo de comunicación, y fijate de qué manera podés estar, de última, si tenés que estar, si tu votantes están en TikTok, de qué manera podés estar ahí sin que él pase tanta vergüenza. No lo veo a mi candidato, si es que es muy estructurado, haciendo challenge, bailando, haciendo quince preguntas de esas que se hacen en TikTok de amigos, de parejas, etc.

Eso es una de las cosas más importantes de tu libro. Ahí planteás que los políticos y sus equipos, antes de ir y tratar de estar en todas las redes, tenemos que preguntarnos para qué queremos estar. Esto que parece algo súper básico, es prácticamente revolucionario en el contexto de la comunicación política digital argentina. Y es válido tanto para políticos en campaña, como para cuentas institucionales.

Como comunicación de gestión, está bueno que estén en todas las plataformas, pero buscá la manera de cómo hacerlo. Capaz que el Jefe de Gobierno no funciona muy bien en TikTok, o su perfil no da para TikTok, pero sí funciona una cuenta institucional, y usás influencers que muestren cosas. En una época, la cuenta de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires todas las semanas elegía un influencer para mostrar la ciudad, por ejemplo. Y les daban libertad absoluta de lo que podían mostrar, obviamente todo lindo, ¿no? En lo personal, voto a favor de que las cuentas institucionales, ministerios, tengan una cuenta en todas las plataformas, pero hay que ver cómo se usa, porque vos pensá también en recursos humanos: si tenés una sola persona para Twitter, Facebook, Instagram, encima le agregás TikTok, le agregás Twitch, le agregás YouTube, es una sola persona que debería hacer seis contenidos distintos, seis redacciones distintas, y todo no se puede, en algo se va a equivocar, porque aparte de eso tiene que moderar, tiene que hacer la cobertura…

Una sola persona hace todo.Y no se puede. Tampoco es copiar lo que hace un candidato. “Me gusta lo que hizo el Frente de Todos, hagamos lo mismo”, porque capaz que al Frente le funciona pero a Cambiemos no. Por ejemplo, en una de las campañas que trabajé, yo dije: “Usen más videos en Facebook porque posiciona mejor el algoritmo de manera orgánica, etcétera”, y después probamos una placa con una cita textual de él y tuvo mucho más alcance que los videos. A partir de ahí empezamos a hacer placas con citas textuales del candidato y dejamos de hacer tantos videos. Todos los datos que te dan las redes se pueden medir, por ende, todo se puede mejorar. Entonces, si yo estoy haciendo un contenido que puede estar excelente, hay una producción, un gran guión, todo lo que vos quieras, pero si mi objetivo es generar mayor alcance y no funcionó muy bien, pruebo otra cosa. Esto lo considero para todas las redes sociales. Yo no te puedo decir: “Hagan esto, porque esto sí o sí funciona”, porque te estaría mintiendo. Entonces creo que hay que probar todo. Capaz que el challenge a un candidato le funciona, hacer el bailecito en TikTok por ejemplo. O, no sé, a un candidato le funcionan videos de cinco minutos y a otro, de treinta segundos. Todo va a depender, hay que medir absolutamente todo.

¿Cómo observás el caso de las redes de Milei a la luz de tu libro?

En el mundo ideal no estaban bien manejadas, pero a él le funcionaba. Si a él le funciona ese tipo de contenido, dale para adelante. Si a vos te funciona, está muy bien porque tu público consume eso. Pero yo no sé si las redes las manejaba él, si tenía un equipo, si había una sola persona que, pobre, hacía absolutamente todo… desconozco. Entonces es un poco complicado, pero a Milei le funcionaba.

¿Milei estableció una conexión con algunas comunidades que venían siendo ignoradas o ninguneadas?

Sí, yo creo que el discurso que tenía Milei, que es todo mentira, el hecho de que él se pare en un micrófono y diga: “Voy a ir al Congreso para meter a la casta política presa”, es mentira porque no va a pasar, pero es lo que la gente quería escuchar. Es lo que ese sector de la sociedad al que él apuntaba necesitaba y quería escuchar. “Listo, yo te voto porque quiero ver a todos presos”, pero no va a pasar [ríe]. No, no va a pasar. No tiene mayoría en el Congreso, tiene que presentar proyectos de ley, o sea, un montón de cosas que no le van a salir, ¿entendés? Entonces, el discurso a él le funcionaba, entonces él lo seguía repitiendo. Espert hacía Twitch con el influencer Julián Serrano, porque es el target al que ellos apuntan. A ellos les funcionaba porque su público consumía eso.

¿Cómo viste al Frente de Todos?

Respecto del Frente de Todos creo que fue una campaña especial, porque al ser gobierno tenés mucho más contenido y muchas más cosas para defender esa credibilidad. Para mí, mezclaron mucho gestión, o sea, nunca se desligaron de la gestión. Usaron el mismo hashtag, #ArgentinaUnida, luego el hashtag#Sí, que fue eje de campaña después de las PASO, fue todo una cosa rara. Las redes de Tolosa Paz eran mera agenda, lo único que hacía era mostrarla a ella con gente abrazándola y archivo de medios, no más que eso, no vi un contenido de ella. Un contenido distinto, ¿entendés?, de qué le gusta, qué hace, jugando con los 16 nietos que tiene. Tolosa Paz dice en un spot: “Tengo tantos hijos y 16 nietos”. El único contenido blando de ella que vi es ella con los diarios, tomando mate, diciendo que iba a ir a votar.

¿Y al Frente de Izquierda?

El Frente de Izquierda no tiene obviamente los mismos recursos que tiene Cambiemos. El Frente de Izquierda no tiene ni presupuesto a veces para pauta. Hay que trabajar con lo que hay, digamos. Lo que no pasa en Cambiemos. En Cambiemos por suerte pueden invertir, por decir lo políticamente correcto, en absolutamente todo: desde herramientas, desde tecnología, pauta. Entonces ya de por sí las estrategias que uno piensa son totalmente distintas. Lo que tiene el Frente de Izquierda es que tiene una cibermilitancia importante, entonces cualquier cosa que vos hagas ellos lo van a mover, y sin troll. Sin bot y sin troll, todo real.

A mí particularmente me llamó mucho la atención, quizás, esa capacidad que tuvo el Frente de Izquierda para salir con un video como el que usaron basados en Okupas. ¿Se trata de un ejemplo de “Real Time Marketing (RTM)”? Según tu libro, el RTM “se trata de ofrecer un producto o servicio en el momento justo en el que el target percibe la necesidad.

Para lograr RTM se necesita un equipo dedicado, creativo, inmediato”. Sí, y aparte desde el Frente de Izquierda aprovecharon –con ese video de Okupas– que la serie volvió a estar disponible en alta calidad, y se subieron a esa movida. Todo el mundo estaba hablando del spot de Okupas.

Vos mencionás en el libro un caso vinculado a la serie La casa de papel [Malena asiente y ríe], cuando Patricia Bullrich intentó subirse a la conversación de esa serie haciendo un posteo, pero después los usuarios empezaron a decir: “Bueno, no entendiste la serie, no tiene nada que ver con lo que estás diciendo”.

Lo tenés que hacer rápido, tenés que ser creativo, rápido y ver si realmente te funciona. Y en el Frente de Izquierda ellos hicieron que todo eso fluya perfectamente bien. En cambio, en el caso de Patricia Bullrich que menciono en el libro, ella lo empieza así: “Como en La casa de papel, detuvimos a alguien que hacía dinero falso”. Y en La casa de papel no era dinero falso. Recibieron más de 200 comentarios de los que yo saqué captura en ese momento y decían: “No entendiste la serie”. Entonces hay que tener cuidado cuando uno se sube a una tendencia. Por eso te digo, los del Frente de Izquierda lo supieron usar muy bien.

¿Qué se viene para 2022?

Después de la campaña electoral, comencé mi nuevo libro. Este va a ser sobre el “lado B” de la campaña política digital. Lo que pasa en las cuentas que no son oficiales, cómo se pautan las cuentas que no son oficiales, cómo posicionamos conversaciones, cómo empujamos con trolls, cómo generamos contenido, memes y cualquier cosa para que se hable de nuestro candidato. A veces los usuarios creen que un contenido crítico del candidato nació de un usuario X, y en realidad somos nosotros (el equipo de ese candidato) los que lo estamos moviendo, por más que hablemos mal de nuestro candidato.

¿Un libro sobre comunicación no oficial?

Vamos a hablar sobre cómo zafar de la veda, porque vos podés pautar desde la cuenta oficial una cantidad de plata y tenés que respetar la veda. Bueno, hay un montón de cuentas “falsas”, “truchas” o lo que sea [ríe] que no respetamos, es así. Como es la cocina del “lado B”, por decirlo así.

En el “lado B” hay elementos que son útiles y otros que no, pero es súper interesante porque la comunicación no oficial incluye no solamente los trolls; incluye también a las figuras de militancia, los ciberactivistas que están proponiendo una conversación desde abajo, o coordinados por su propio candidato también, pero también emitiendo mensajes que el candidato nunca podría emitir. Exacto.

Vamos a estar atentos, Malena. El anticipo que nos diste nos da ganas de saber sobre estas “artes oscuras” de la comunicación política digital.

[Ríe] Sí, va a estar bueno. No sé si va a tener tanta teoría como este libro, porque acá hay todo un capítulo de teoría donde yo fundamento lo que digo, pero esto es más de la práctica de la campaña, de la cocina. Entonces creo que está bueno para los que trabajamos de esto, sepan cómo pueden seguir desde el “lado B”, tratando de posicionar el mensaje. Es horrible capaz lo que estoy diciendo, ¿eh?, pero es así: nosotros tenemos que posicionar conversaciones o hablar mal del otro candidato porque nos sirve, o subir un meme de nuestro candidato porque funciona. Entonces, el tema es que hablen, que se haga conocido y que hablen.

Como consejo, en nuestra profesión de comunicación digital hay mucho chanta. Traten de estudiar, de diferenciarse, de hacer cursos, leer libros, lo que ustedes crean necesario para sumar un valor agregado. Por ejemplo, yo conozco mucha gente que vos decís: “¿Cómo puede ser que manejen la comunicación digital si no sabían ni siquiera que existe la planificación de contenidos?”, y vos decís: “¡Dios!”. En todas las profesiones hay chantas, en esta hay más.

Se produjo una burbuja y mucha gente se subió a este área porque lo vio solamente como un negocio y no tienen ganas de reflexionar, de trabajar en serio.

Y lo digital cambia todo el tiempo, todo el tiempo está cambiando. Es leer los blogs oficiales de todas las plataformas, estar al tanto de qué cambió, qué sirve, qué no sirve, de los algoritmos, de la pauta, del alcance. O sea, son muchas cosas, que una sola persona no puede hacer. Por ejemplo, yo no hago pauta, yo trabajo con gente que hace pauta, pero yo no corro campañas, porque yo no puedo hacer todo, porque todo necesita tiempo, es así.  Instagram está virando desembozadamente hacia gran parte de las funcionalidades de TikTok. Instagram está cambiando todo el tiempo, todo el tiempo están probando cosas nuevas. Hace algunos meses, era una mala práctica compartir tu posteo en una historia, ahora sirve. Ahora están posicionando más las historias y no tanto el feed. Entonces cada vez hay más stickers para las historias, porque ellos quieren la interacción con el usuario. Entonces las historias no se muestran por orden cronológico, sino que se muestran las que más interacciones tengan con el usuario. Entonces si yo te pongo una historia de “Buen día” y no puse ningún sticker, lo más probable es que Instagram no lo muestre tanto como alguien que sí lo usó.

 


Uno de los conceptos más potentes de tu libro para mí es cuando afirmás que “no sirve tener seguidores y que el político no los tenga en cuenta. Debe haber una estrategia de acercamiento, ya que se va formando una imagen y eso contribuye al objetivo final de la campaña”.

Si estás en redes es porque en teoría te interesa eso, la respuesta de tus seguidores, ¿entendés? No tenés ni que borrar ni eliminar nada. Sino sería una tele, o una radio, o un diario. En muchas cuentas políticas no hay moderación tampoco. A lo sumo hay un like, que no es lo mismo. Poner un like no sirve. Nosotros usamos cuentas políticas, que de por sí la gente no sigue políticos, y peleamos (por la atención) con marcas, con familia, con amigos… Entonces es un tema hacer comunicación política. No hay que hacer comunicación tradicional en un medio digital, a la gente no le interesa la foto del político sentado o abrazado a alguien diciendo: “Hoy me reuní con el gobernador” o “con el Jefe de Gabinete”, no le importa a nadie eso, sinceramente. A nadie le importa la foto firmando un convenio. Ningún político pregunta la opinión de la gente. Y tampoco te dan un gancho para que quieras comentar, que ya de por sí la gente, el usuario, ve una cuenta política y putea. Entonces, si nosotros, el equipo de comunicación, estamos encarando mal la redacción, si no empezamos a cambiar los contenidos, va a seguir siendo todo igual.

Según mi experiencia, hay que decirlo todo al principio [Malena ríe]. Porque es mucho más difícil ir cambiando la concepción del político sobre la marcha.

Es hacer docencia con tu política, con tu candidato, es pelearte, es hacerle entender que la comunicación política digital es totalmente distinta a la tradicional. Son dos cosas distintas. Esto cada vez toma más protagonismo, porque esta campaña, que fue en pandemia, y la mayoría fue por el lado virtual, ahí te diste cuenta quién sabía usar las redes y quién no. Te hablo desde concejales, diputados nacionales, provinciales, políticos en general.

Un “salpicadito” de información:

  • Con distintos programas de participación estatal que incluyen acuerdos de precios con negocios mayoristas y supermercados, ferias sustentables, identificación de marcas propias y plataformas digitales, las provincias buscan garantizar el acceso a alimentos con precios justos y accesibles.

    En forma complementaria al programa nacional Precios Cuidados, las provincias diseñaron estrategias para ofrecer productos locales de primera necesidad con precios al alcance de la canasta familiar de cada región.

  • Un récord de ocupación de plazas hoteleras en los principales destinos turísticos se registraba en esta Semana Santa, según estimaciones del Ministerio de Turismo de la Nación, que señaló que más de 3 millones de personas se movilizarán durante este feriado largo en todo el país.

    Los cálculos iniciales habían anticipado un movimiento de 2,5 millones de personas pero tras el relevamiento realizados con las provincias, se calcula que ese número va estar por encima de los 3 millones, marcando un récord absoluto.

    Fuentes de la cartera turística indicaron que se trata de la Semana Santa más importante en términos turísticos desde que se mide el movimiento, ya que registra un 60% por encima de la Semana Santa de 2021 que se desarrolló en medio de la pandemia de coronavirus y un 30% por encima de la de 2018, la cifra más alta registrada hasta hoy.

  • Con propuestas públicas y privadas, Mendoza celebra este fin de semana extra largo el Malbec World Day, con una nutrida agenda que incluye charlas, degustaciones o bicitours, entre otros, para celebrar al vino y la bebida emblema nacional.

    Además de las innumerables ofertas de turismo aventura, cultural, enológicos, o el tradicional evento de
    Música Clásica por los Caminos, Mendoza cuenta con una nutrida agenda de actividades que podrán disfrutar mendocinos y turistas durante el fin de semana largo, en el marco del Malbec World Day, que se celebra toda una semana pero tiene su fecha establecida el próximo domingo 17.

    Las propuestas son provinciales, municipales y organizadas de manera gratuita con cupos limitados o por el sector privado, con cenas y eventos especiales.

    Por ejemplo, la capital provincial ofrece una nutrida agenda para celebrar a la bebida emblema los días 13, 14 y 16, en las que los mendocinos y turistas podrán disfrutar de la
    Noche de las Vinerías.

  • El papa Francisco pidió este viernes que "los adversarios se den la mano" y que se sigan "proyectos de paz", al encabezar en el Coliseo Romano el tradicional Vía Crucis para el que además invitó a una familia rusa y a una ucraniana a participar juntas de la ceremonia.

    "Tómanos de la mano, como un Padre, para que no nos apartemos de ti; convierte nuestros corazones rebeldes a tu corazón, para que aprendamos a seguir proyectos de paz", pidió el pontífice durante la celebración que encabezó frente al histórico monumento de la capital italiana.

    "Lleva a los adversarios a darse la mano para que gocen del mutuo perdón, desarma la mano levantada de su hermano contra su hermano para que donde haya odio florezca la armonía", agregó luego el Papa durante una celebración que estuvo marcada por el conflicto abierto tras la invasión rusa hace más de 50 días.

  • El Senado reanudará la próxima semana el debate sobre el proyecto para pagar al Fondo Monetario Internacional (FMI) la deuda contraída por la gestión de Mauricio Macri con fondos fugados al exterior. En principio el plenario de las comisiones de Legislación General y de Presupuesto de la Cámara alta sería convocado para el miércoles, con la participación de nuevos invitados que se sumarán a los que ya expusieron ante los senadores y al que también se podrían incorporar posteriormente ministros y funcionarios del Gobierno nacional. Allí estarán en discusión la creación del Fondo Nacional para la Cancelación de la Deuda con el FMI que será constituido en dólares y la iniciativa que modifica las excepciones al secreto bancario, bursátil y fiscal para que el Estado pueda detectar las cuentas y bienes de argentinos en el extranjero que no están declaradas en el fisco.

  • La provincia de Misiones atraviesa un conflicto gremial en el sector docente, que derivó en un paro de 72 horas esta semana y cortes de ruta en Semana Santa. Reclaman pasar de 20,500 pesos de salario básico a 31.800. La oferta del gobierno provincial fue de 400 pesos, que los gremios rechazaron.

    Un grupo de docentes fue reprimidos el miércoles en el marco de un acampe por mejoras salariales. Sucedió en la Ruta 12, a la altura de la localidad de Ñancaguazu, adonde llegaron efectivos de la policía provincial e Infantería para desalojar el corte de ruta.

    (Fuentes: Página 12 y Telam)

La realidad se explica sola, solo hay que percibir con el humano sentir.

Daniel Roberto Távora Mac Cormack


iApología de Sócrates / Menón / Crátilo (El libro de bolsillo - Clásicos de Grecia y Roma) 2014  Óscar Martínez García (Traductor)



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