Martes 11 de febrero de 2020

Más allá de los anuncios en Ciencia y tecnología (A los que dedicó una nota en otro Blog: https://cyberduende.blogspot.com/2020/02/el-estado-de-las-artes-en-ciencia-y.html ), el repaso de los títulos que los portales de Noticias en esta “respirable” mañana de febrero después de las “infernales” temperaturas a las que nos sometió el verano porteño durante la semana pasada, no ofrece demasiada información mas allá de las expectativas alrededor de las negociaciones por la Deuda Externa y la visita de la Misión del FMI a Buenos Aires para las negociaciones, del levantamiento de la prisión preventiva decretada por el fallecido Juez Claudio Bonadio, sobre Cristina Fernandez de Kirchner en la fallida causa de las fotocopias de los cuadernos del ex-espía Centeno,venido a remisero y lo que será la presentación de Guzman en el Congreso prevista para mañana.


Pese al acuerdo de aumento salarial, hoy paran las principales lineas de colectivos en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, al parecer, movilizada por un sector disidente de la UTA … veremos el impacto en las próximas horas …

Esta anomía de los medios de comunicación obedece a un estado de dependencia casi inconsciente a las formas y contenidos que impone una sociedad sujeta al imperio de la economía financiera.

Las comunicaciones y la información no constituyen ningún paradigma fuera de aquel que signa las comprensiones sociales en torno al dinero y sus formas financieras,sin las cuales pareciera que nada puede ser pensado, dicho, hecho e imaginado …

No hay paradigmas en las ciencias sociales. Es una afirmación nada aventurada, pues ya la sostuvo Kuhn (1980) desde su obra fundamental; pero todavía aparece como una novedad, frente al uso indiscriminado y libérrimo de la noción de “paradigma”, abusivamente presente en muchísimos desarrollos de las ciencias sociales. Lo hemos planteado hace ya muchos años (Follari, 2000), pero ciertamente de poco sirven ciertas precisiones conceptuales frente a la avalancha impuesta mayoritariamente, que no hace caso de lo epistemológico para sostenerse.

Hacer esta afirmación sobre la inexistencia de paradigmas en estudios sobre lo social, no implica una especie de “preciosismo teoricista”: tal delimitación sirve para establecer las diferencias con las ciencias físico-naturales, y por vía de ello, asentar con mayor claridad las características epistémicas de nuestras propias producciones.

De tal modo, podemos asumir que el acuerdo entre teorías -ya que no paradigmas- es imposible en nuestras ciencias, como también lo es, el que alguien pudiera imaginar entre diferentes paradigmas (en ese caso sucesivos) dentro de las ciencias físico-naturales. La relación entre esas diferentes teorías (al interior de una misma y sola disciplina) es una relación de mutua inconmensurabilidad, en los términos disímiles en que el mismo Kuhn, (1980) fijó en dos momentos: al comienzo, como imposibilidad de mutua comunicación y entendimiento y después –ya cerca de su muerte- como relación hermenéutica de no/continuidad entre diferentes horizontes de comprensión (Kuhn, 1989). La segunda noción es la que se implica una posibilidad parcial de entendimiento y comunicación, si bien siempre irreductible al acuerdo sobre esos parámetros desde los que se organiza tanto la explicación conceptual, como la mirada misma sobre el material empírico y los procedimientos metodológicos que la posibilitan.


Lo dicho implica una condición de fuerte desventaja frente a las ciencias físico-naturales: estas acuerdan –cada una dentro de su propia “comunidad científica”- acerca de teoría, modos de la investigación y hasta procesos de formación de los nuevos miembros de esa “comunidad”. Y por tanto, la condición teórica y metodológica de esa disciplina puede “naturalizarse”. Eso es, precisamente, el paradigma: una modalidad determinada de comprender los fenómenos que se impone hasta aparecer como “la” mirada, como la única posible, casi como lo que lo real mismo dicta y establece.”
(¡Que Vuelva la Política al Análisis Comunicológico! (consecuencias
operativas de la Epistemología aplicada) Roberto Agustín FOLLARI Universidad Nacional de Cuyo Chasqui. Revista Latinoamericana de Comunicación N.º 141, agosto-noviembre 2019 (Sección Tribuna, pp. 17-30) ISSN 1390-1079 / e-ISSN 1390-924X
Ecuador: CIESPAL
Recibido: 25-02-2019 / Aprobado: 10-07-2019

El paradigma es el sistema y ese universo de relaciones y formas grupales e institucionales que posibilitan e impiden la realidad respecto de otras realidades que pudieren desarrollarse …

Asociado a la temática de los estímulos y desarrollos científicos, las comunicaciones (No solo científicas y de divulgación sino también las asociadas al comercio de la información y las políticas públicas referidas a ambas dimensiones de las comunicaciones humanas), adquieren un “rol” relevante en tanto legitiman saberes y conocimientos y determinan modos y formas de desarrollo que alientan el financierismo en detrimento del desarrollo tecno-científico industrial de las sociedades periféricas sosteniendo la hegemonía y las brechas respecto a las innovaciones y patentes, desarrollados por los Estados mas poderosos del planeta.

Dentro de estas ciudadanías comunicativas está la que me interesa aquí: las ciudadanías celebrities. Esas que desarrollan el querer estar en las pantallas de la autoestima pública (medios y redes) con voz, rostro, historia y estética propia.

Dicho vulgarmente: así como el sistema de salud pública aumenta la felicidad colectiva y la autoestima de una sociedad, ser reconocido y estar en las pantallas mediáticas es condición para la felicidad y la autoestima del sujeto en esta sociedad del espectáculo.(Rincón, 2015, p. 36)

El salto discursivo dado en la cita es realmente espectacular, según este texto de producción relativamente reciente: la salud pública y el aparecer en la pantalla son puestos en el mismo rango, en tanto ambos tienen que ver con “la autoestima del sujeto”. Algo así como poner en el mismo nivel el sistema educativo y sus efectos sociales, con la cuestión de los gustos estéticos sobre ropas.

No sólo cabe señalar que la función del sistema de salud está bastante lejos de ser la de producir autoestima en la población: es de asumir que hablar del sistema de salud obligaría a hablar –en homólogo nivel- del sistema de producción, distribución y consumo de mensajes mediáticos, no de la cuestión de cuál es la reacción subjetiva que este pueda promover. Pero aún si se quería hablar de esto último, correspondía entonces haber hablado del tipo de efectos
subjetivos que se produce en los sistemas de salud, los cuales para nada podrían reducirse a la curiosa idea de que “aumentan la autoestima de una sociedad”; sin dejar de advertir que la autoestima es una portación de los sujetos, de modo que habría que explicar cómo se alarga ese concepto a “la sociedad” como conjunto, que además aparece indiferenciado.

Este señalamiento que hacemos no pretende ser un ensañamiento, sino la mostración de un tipo de discurso que no en cualquier ciencia social se estaría dispuesto a sostener o legitimar. ¿Por qué en comunicación se traslapan los análisis de forma tan abrupta, que pasan del sistema de salud a la mirada autosatisfecha de la propia fotografía en la red social? ¿por qué pudo en algún momento aceptarse como obvio que los medios carecían de peso en la constitución de significación social, según una lectura simplificada pero dominante de la obra de Martín-Barbero? ¿por qué se pudo tomar como cuasi-evidente que ya no había ciudadanía, para que creyéramos en el improbable traslado de las funciones de los ciudadanos a los consumidores, hace dos décadas atrás? (García Canclini, 1995).

Llegó el siglo XXI. Todo parece haber cambiado (ideologías, tecnologías, democracia, jóvenes). Todo muta, menos los discursos de la comunicación, que siguen hablando de audiencias, imperialismos, representaciones, poderes, buenos y malos” (Armando. & Rincón. 2015, p. 5).

¿No tiene algo de aquella absurda clasificación zoológica de Jorge Luis Borges, la enumeración en un mismo plano de “jóvenes” con “democracia” o “ideologías”? ¿Pertenecen en algún sentido a la misma “clase” lógica? Pero sobre todo, En tanto cambiaron las tecnologías y/o los jóvenes ¿no se puede hablar más de imperialismo?” (Obra citada)

El poder se apoya en estos comportamientos ciudadanos para sostener falacias como si fueran conocimientos científicos u opciones de poder como si fueran recorridos únicos, inevitables, “naturales”, imposibles de direccionar hacia otros destinos o conducir de otras formas, y que tales conducta viralizan y universalizan en el supuesto saber que asienta su ignorancia en el “ego” alejando la posibilidad de la genuina experiencia respecto al conocimiento inquisidor, crítico y genuinamente científico que asienta su saber mas en las preguntas y en el planteo de hipótesis que sugieren múltiples alternativas de respuestas posibilitando la investigación y la construcción social del conocimiento en favor del bien social de las comunidades y no del poder de las elites que financian las investigaciones.

De este modo se cierra una estructura que define un saber que se viste de científico disimulando decisiones de un poder de pocos que se impone socialmente alimentando el ego de ciudadanos que aparecen como portavoces de la mentira ignorante y no de la ciencia.

Por eso en tiempos como estos, la ciencia y su comunicación, La política y sus debates, los medios de comunicación y su relación con la democracia, adquieren relevancias que no tenían antaño … La información y la comunicación deben constituirse en objetos de derecho publico y no en mercancías que se compra y vende al mejor postor, según capacidad financiera y ego que alimente y direcciones resultados y decisiones ...

La defensa frente a tales males esta precisamente en el pensamiento reflexivo, crítico, que cuestiona verdades fáciles y teñidas de absolutas, que impiden la pregunta y la duda, que se asientan en denigrar a todo aquel que postula diferente y re-pregunta para que se cuestione y se piense en otras formas posibles … y se asiente en la realidad en tanto “aquello” que desde fuera, interpela la historia oficial y la ciencia oficial, desde las experiencias criticas de las organizaciones populares y de las demandas sociales de los sectores excluidos y los sectores de la inteligencia capaces de no atarse a las demanda del dinero e investigar la realidad y no lo que el financierismo paga para que se investigue, Publique y comunique.

Un saber popular para y desde el pueblo ...

Daniel Roberto Távora Mac Cormack


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