Lunes 17 de febrero de 2020

Nublada y calurosa mañana de verano en la ciudad autónoma de Buenos Aires. Entre mate y mate, las luces mermadas por el cielo nublado, despejan de la noche el comienzo de la semana previa al finde largo por Carnaval. Algunos de vacaciones, otros regresando de ella. De a poco la ciudad va adquiriendo el ritmo de “temporada alta”… la del frenesi porteño, el vértigo y los ruidos propios de las grandes urbes del planeta.

Los tiempos políticos suelen tener cronómetro propio. Diferentes a cualquier otro tiempo. Medidos mediáticamente según convenga al negocio de la información y la comunicación con la que “el ciudadano común”, el de “a pie”, que vive su vida de trabajo o estudio, se informa precisamente de las novedades de ese tiempo extraño, que se acelera o aletarga según el sesgo del medio que toma la medida del tiempo, con un reloj que no es común sino le es propio a su propia dinámica de negocio e interés corporativo.


Este fenómeno no es nuevo, pero no por ello deja de percibirse llamativo para quién, como es mi caso, busca cierta lentitud en la necesidad de reflexionar y sopesar los hechos y datos a la hora de compartir un comentario, lo que hace que uno no busque el impacto de lo “rápido y furioso” sino mas bien la calma de la reflexión para tomar decisiones inteligentes. Y, como entiende que toda reflexión y uso de la inteligencia necesita su tiempo, cree que la política no debería dejarse llevar por ese vértigo que impone la inmediatez y la necesidad de titulares constantes de alto impacto que es necesidad de la prensa. Entiendo que la política es, en el ejercicio de la administración de un gobierno, ejecutiva pero no vertiginosa, debe equilibrar la toma de decisiones frente a lo urgente, pero tomarse el tiempo para las medidas de mas largo plazo que deben ser mas lentas, reflexivas e inteligentes. Ambos ingredientes forman parte de una buena administración y hay decisiones que dependen de otras … cuando lo urgente depende de lo necesario … el tiempo debe aletargarse en tanto las medidas coyunturales, solo paliativas, deben buscar esa laxitud para reflexionar las medidas de fondo y acordar soluciones mejores a mas largo plazo.

Los medios de comunicación no saben esperar, y condicionan a su ritmo las decisiones políticas si los gobiernos ceden a sus presiones y colocan su imagen publica construida mediaticamente  y no por el peso de sus decisiones de gobierno y de gestión en la administración de sus recursos y herramientas.

De Tortugas y Aburridos …

Arturo Illia sufrió una campaña de desprestigio por parte de los medios. Illia fue víctima del quinto golpe de Estado contra un jefe de Estado democrático durante el siglo XX, sufrió una campaña de desprestigio encabezada por las revistas semanales, de claro perfil político cultural, que homologaron al mandatario como la "tortuga" y al general golpista Juan Carlos Onganía como el "Mesías" o el "Moisés".

Estas revistas (Primera Plana, Confirmado, Todo, entre otras), calificadas como sofisticados bienes culturales, fueron la gran novedad periodística de la época y dominaron el mercado hasta los primeros años '70.

En diciembre de 1965, Primera Plana presentó a Illia como un viejo ajado, inútil y lento, con una paloma en la cabeza y a punto de cortar un pan dulce. El epígrafe decía: "¿Y si les digo que tampoco sé cómo cortar un pan dulce?".

En otra viñeta del mismo número, el presidente apareció como una tortuga diciendo "¿Qué apuro hay?". Desde entonces, la figura de Illia quedó asociada a una tortuga.

En otras entregas calificaron a Onganía como el "Mesías" o el "Moisés" y descalificaban la gestión radical bajo el título de "Presidente Illia: dos años perdidos".

La revista Confirmado apareció el 7 de mayo de 1965 y en una de las principales notas de la semana estuvo el siguiente título: "AI: el señor presidente". La abreviatura de Arturo Illia era una interjección de dolor, metáfora que intentaba señalar el supuesto daño que su acción de gobierno le producía al país.

El semanario Todo, de Bernardo Neustadt, también fue parte de las revistas que trabajaron para el desprestigio de Illia con un estilo directo, sin eufemismos, tratando de llegar al hombre común.
Los semanarios trajeron una gran novedad periodística al mercado, agregaron calidad informativa y cultural. A las preguntas clásicas del periodismo (qué, cuándo, dónde, cómo y quién) sumaron otras dos que dieron sustento al éxito: "por qué sucedió" y "para qué sirve".

En 1966, Primera Plana logró un promedio de venta de 50 mil ejemplares por semana. Y en el número del día del golpe de Estado, la tapa presentó la imagen de tanques de guerra y las palabras "¿Quiénes SI/NO quieren el golpe?"

Los años '60 en la ciudad de Buenos Aires estuvieron muy marcados por la cultura, en especial por lo que producía el Instituto Di Tella, fundado por los hermanos Guido y Torcuato, cuya influencia entre los intelectuales y en los medios periodísticos fue notorio y determinante. Toda la movida del Di Tella sucedió en la llamada "manzana loca", ubicada entre las calles porteñas Esmeralda, Charcas, Paraguay, Viamonte y Florida. El Di Tella había sido fundado el 22 de julio de 1958.


( https://www.telam.com.ar/notas/201606/152913-arturo-illia-campana-desprestigio-golpe-estado-medios-comunicacion.html)

En tiempos del gobierno de Fernando De La Rúa, que duró la mitad de su mandato y quedó signada por 39 muertos y su salida en helicóptero dejando acéfalo el gobierno de La República, fue presentado por los medios como el gobierno de una persona irresoluta, pusilánime y aburrida. Los voceros oficiales que mencionaban la campaña mediática en su contra recibieron de los medios respuestas como estas. El diario La Nación se defendía de tales acusaciones ; “ Desde el inicio de su mandato, a Fernando de la Rúa se le ha hecho cuesta arriba transmitir mensajes claros, convicciones y hasta emociones. Las dificultades aumentaron por la acción de una legión inestable de voceros que, muchas veces, lo han dejado malparado ante la sociedad. Como es lógico, en tiempos de crisis extremas, esas fallas llevan la turbulencia a puntos límite … Los radicales siempre tuvieron problemas con la comunicación: Yrigoyen odiaba exponerse en público; Marcelo T. de Alvear fue mal visto por casarse con una artista; Arturo Illia padeció la caricatura de tortuga; Raúl Alfonsín se aferró a los medios estatales sin que le sirvieran de mucho y, ahora, el presidente Fernando de la Rúa está siendo convencido de que el origen de todos los males de su gobierno se originan en las críticas y chistes que se producen contra él en los medios de comunicación.

Al revés que su par mexicano, Vicente Fox -que se entendió tan perfectamente con su vocera y coordinadora general de Comunicación Social, Martha Sahagún, que terminó casándose con ella-, a Fernando de la Rúa le cuesta hacerse entender por una legión inestable de voceros que, la mayoría de las veces, lo dejan mal parado públicamente, contradiciéndose entre sí.
En materia de comunicación, los aliancistas ya han atravesado tres etapas e ingresaron recientemente en la cuarta, indudablemente la más turbulenta de todas.

Ser aburrido era un valor 

La primera etapa, cuando Carlos Menem todavía mandaba en la Argentina, estuvo a cargo del audaz creativo publicitario Ramiro Agulla: eran los tiempos de la campaña preelectoral cuando un aparente defecto de De la Rúa -ser aburrido, una idea, en realidad, de Antonio Cafiero- fue convertido en un apreciado don. Marketinera y audaz, la serie de spots televisivos que siguieron mostró al entonces candidato como un hombre decidido y lleno de atractivas promesas.

La segunda etapa comenzó con la asunción del gobierno aliancista en diciembre de 1999 y se extendió durante diez meses. En ese lapso reinó en soledad en dicho terreno Darío Eduardo Lopérfido, secretario de Cultura y Medios de Comunicación y tácito vocero presidencial.


Aun cuando fue un tiempo de relativa calma, como corresponde al inicio de una nueva administración -y a pesar del "impuestazo" de Machinea que empeoró enseguida el humor social-, resultó obvio que el funcionario no tenía gran inclinación por organizar y atender un contacto fluido y permanente con los medios y, en cambio, sí se concentraba con gusto -tal vez como reflejo tardío de su anterior labor en el gobierno porteño- en actividades culturales como los recitales de "Argentina en vivo" y en seguir de cerca la reconversión de ATC en un renovado Canal 7.

En ese lapso, la acción publicitaria de Agulla -que abarcó algunos pocos mensajes presidenciales con efectos de luz, musicalización y regodeos de cámara- se fue diluyendo hasta desaparecer por completo.
Y el principal (e involuntario) comunicador más cercano al oficialismo, por ser hijo del Presidente, resultaba ser Antonio de la Rúa, que ocupaba espacios crecientes en la prensa por motivos ajenos al Gobierno como era -y es- su noviazgo con Shakira.

En este período se desperdició la posibilidad de ganar la iniciativa mediática proponiendo los temas de la agenda periodística. Hasta entonces, los medios se debatían todavía con marcada desorientación en cuanto a cómo enfocar la nueva impronta gubernamental que entonces parecía tan alejada de los desbordes de la administración anterior.

Pero el 2 de julio de 2000 estallaron las denuncias de corrupción en el Senado, que adquirieron vida propia y terminaron por salpicar al Ejecutivo, sin que éste atinara a neutralizar de manera profesional esos primeros golpes, a los que se sumaron casi paralelamente las denuncias sobre el cuñado de Graciela Fernández Meijide y el hijo de Mary Sánchez, la desgastante salida de la SIDE del influyente banquero Fernando de Santibañes y los primeros signos de descontento social.

Apenas, de manera casera, el propio presidente hablaba en privado con editores y se comunicaba telefónicamente con algunos diarios para hacer conocer su desagrado sobre el sesgo que podían tomar determinadas coberturas. Nunca una acción coordinada, una estrategia mínima de comunicación presidencial que propulsara sistemáticamente sus propias iniciativas mediáticas en vez de reaccionar a destiempo e inoportunamente a las impuestas por los demás.”, sostenía por entonces el diario de los Mitre. ( https://www.lanacion.com.ar/opinion/comunicacion-el-talon-de-aquiles-del-gobierno-nid210710 )





Al parecer hoy nada a cambiado pese a la “guerra mediática” de la inventada Grieta por el otro grupo concentrado de medios … El Grupo Clarín … y los medios en general siguen apelando a las mismas estrategias de desgaste y desinformación de la imagen pública de presidentes, gobiernos y representantes de la democracia, siendo que en su retórica se definen como “cuarto poder” y Guardianes de esta. La contradicción y paradoja es evidente … los mismos que dicen defenderla sostuvieron dictaduras y menoscabaron el orden constitucional desde siempre haciendo de la información un instrumento de guerra a favor de empresas, auspiciantes, familias poderosas  e intereses extranjeros, ampliando y diversificando sus participaciones accionarias en diversas actividades económicas que exceden en mucho las de una “empresa periodística”, participando de negocios como los de la energía, la producción agropecuaria, inversiones financieras y bancarias, Telefonía, Internet, etc.
Las dinámicas mas allá de los intereses de los grandes grupos, se transfieren como formas y modelos de ejercer la actividad mas allá del medio y del negocio real del medio de que se trate.

Hoy vemos no solo a los medios corporativos repitiendo el discurso y las formas de estos … menoscabando la política como actividad y la democracia en sus instituciones a partir de lo que suponen para si una condición de su profesión … la crítica, pero obviando y olvidando aquella que constituye su función principal, la de informa con la mayor y mejor veracidad posible, hachos y sucesos, decires y haceres de personajes que reportan algo a la vida democrática  y a las relaciones sociales dentro del territorio en el que ejercen su labor.

Leemos en uno de los medios digitales mas leídos en Internet:
El repaso de las imágenes de esta temporada de playas repletas arrancó con un burgués que tira un chancho a la pileta desde un helicóptero y siguió con un grupo de rugbiers que patean en el piso a un joven inconsciente. Los matices llegan como la policía... tarde. Al final era un cordero y ya estaba muerto. Al final no eran tan "chetos" los canallas que mataron a Fernando.

Estalló el verano, ¿y de qué estuvo hecho? Los que no se fueron a la playa se fueron al desierto de lo real. Y son muchos porque la sensación de crisis se transformó en sensación de espera.

Aunque sea de la espera de una ilusión o promesa, del desenlace de esta crisis que se vive más como agonía que como estallido. Lo que está en el fondo es la exacta falla tectónica sobre la que la Argentina decidió rearmar su equilibrio: salir de la crisis sin defaultear.

Pero vivir supeditados a un acuerdo con los acreedores, no significa que se puede vivir como si estuviésemos supeditados a un acuerdo con los acreedores. Veamos. Un amigo se presentó a una beca para ir a Alemania. Tenía puestas todas sus expectativas en esa nueva vida.

Estábamos en abril. Se conocerían los resultados en octubre. Y ahora qué vas a hacer, le pregunté. Esperar a ver si sale. La beca no le salió y estuvo seis meses papando moscas... La espera es una acción.

Todos los fuegos, el fuego

El debate que muchos llamaron "semántico" en torno a la prisión de ex dirigentes kirchneristas acusados de corrupción, y la velocidad de la polémica alimentada por redes sociales pareció, en palabras de Pablo Touzon, una corrida sobre el capital político acumulado de Alberto, que a pesar de su rol de "anestesista" y componedor debería contemplar la tarea "ingrata" de no correr detrás de cada interna. En muchos casos, todo se agiganta por la verba de dirigentes o funcionarios que parecen explorar el género "político del yo". Berni, por momentos, se muestra como soldado y actúa como libre pensador.
En este compás de espera qué pone el gobierno sobre la mesa, ¿cuál es la agenda hasta hoy? Muchos volvieron a preguntarse si está en duda el liderazgo de Alberto. O incluso si es un "presidente débil". Como se apuró a remarcar Andrés Malamud, politólogo lúcido y provocador. Hagamos un juego. Miremos para atrás. Alfonsín era un dirigente fuerte y tuvo una presidencia débil. No domó el potro de la economía y la sociedad lo domó a él. Menem era fuerte y ejerció una presidencia fuerte. De casa al mercado y del mercado a casa: gobernar la economía para gobernar la sociedad. De la Rúa era débil y tuvo una presidencia débil, una catástrofe.

 Duhalde es un político, llamémosle, inseguro y ejerció una presidencia fuerte y necesaria. Falló en la política de seguridad. Se sabe: el punitivista es el político inseguro.  Néstor y Cristina fueron fuertes y con presidencias fuertes: doce años que dieron vuelta la política. Apunto así a Macri: hombre fuerte con presidencia débil, cuatro años diletantes que abrieron este agujero negro de la deuda. ¿Y Alberto? Alberto es un hombre fuerte.

El 99% del periodismo político (que además lo tenía en su whatsapp) lo sabe. Quizás demasiado atado a su lógica de campaña: compensar con gestos a todos. Hebe lo critica, recibe a Hebe, almuerzan pero aclara que no piensan en todo lo mismo. Lo que está en juego sobre él no es si es capaz de un "kirchnerismo descremado", sino la creación de algo nuevo. Resolver la dura herencia macrista y a la vez proponer una agenda profunda, de temas conflictivos pero menos neurotizados por "la grieta". Pero es demasiado pronto para opinar sobre el carácter de su presidencia que, en estos escasos días, podemos decir: tarjeta alimentaria, "reperfilamiento" pragmático de la política exterior, guiño a la ola verde y deuda, mucha deuda. ¿Cuál será su ESMA?, se preguntaba José Natanson para identificar un acto que selle su alianza con un sector "propio" de la sociedad.

Todavía no se puede responder aunque la ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo podría caminar sobre esa línea. O, incluso, un énfasis en políticas de minorías durante la recesión puede resentir a muchos que miran con la ñata contra el vidrio.  No hay bautismo simbólico sin economía.
( https://www.lapoliticaonline.com/nota/martin-rodriguez-la-espera/ )

¿Las respuestas alcanzarán?


Una cuestión interesante es que esos mismos medios no utilizaron el dato cierto de que cada 15 dias el ex-presidente Mauricio Macri necesitaba de retiros de invierno en la mansión de su amigo personal, el Ingles Lewis que quiere apropiarse de un lago (Lago escondido) en los neuquinos parajes de Villa La Angostura o de verano en los complejos de Chapadmalal o en algún otro lugar con reposera para descansar del estrés que le provocaba ser presidente de les Argentines. De igual modo casi no ironizaban respecto a las figuras de cuanto militar presidió  algún gobierno de facto en estas benditas tierras.

Alberto Fernández utilizó su cuenta de Twitter para desmentir notas que publicaron Clarín y La Nación el sábado y domingo en las que, basadas en un recorte sesgado de un informe del Centro de Economía Política Argentina (CEPA), indicaron que el Gobierno Nacional estaba aplicando un “ajuste” a los jubilados de cinco mil millones de pesos en comparación a la fórmula elaborada durante el gobierno anterior. El problema que señaló el mandatario, explicó (…) el director del Cepa, Hernán Letcher, es que los periodistas de dichos medios no tuvieron en cuenta la totalidad del informe que explicita que esa cuenta no contempla el bono de cinco mil pesos, que fue otorgado a los jubilados en diciembre y enero pasado por el Gobierno. El director de la Anses, Alejandro Vanoli, afirmó que el aumento en las jubilaciones va a ser "positivo en términos reales".

En una primera cuenta que se ve reflejada en el informe, el CEPA calculó que, si se hubiese aplicado la movilidad instaurada durante el macrismo y derogada por Fernández, el dinero que hubiese destinado el Estado Nacional habría ascendido a $168.392.916.442. En cambio, la fórmula diseñada por Alberto Fernández y el titular de la Anses, Alejandro Vanoli, llega solo a $162.907.197.970. Ambos diarios, aseguraron que “el ajuste” ascendía a $5.485.718.473.

Al incorporar los valores agregados, el CEPA estipuló que “si se analiza el semestre diciembre de 2019 a mayo de 2020, se percibe que la movilidad de diciembre más el aumento por decreto de marzo implica un incremento de 17,3% que alcanza 25,1% si se considera el bono”. Con esa premisa calcularon que, en marzo, el sector de los jubilados que cobran la mínima recuperarían un 0,4% de poder adquisitivo (si no se considera el bono) y 8 puntos porcentuales con el plus brindado por el Ejecutivo. “Finalmente, si se considera la movilidad anterior, el nuevo esquema implica casi 4 puntos porcentuales por encima si se considera el bono de diciembre y enero y casi 4 puntos menos si no se toma en cuenta el bono”, completaron en el escrito los especialistas.



(...) Hernán Letcher, subrayó que “el informe compara, en un momento, la actualización de jubilación vía decreto con la movilidad anterior. Hace esa comparación sin considerar el bono por una sencilla razón: el bono se otorga en diciembre y enero y la actualización es para abril mayo y junio. En la comparación directa no tiene sentido. Sin embargo --agregó-- acto seguido, hay un subtítulo que dice: ‘¿ajuste o mejora para los jubilados?’, y en el primer párrafo afirma: en estas condiciones no se puede decir que haya ajuste. Porque hace el análisis del semestre y ahí le agregamos el bono”. Sin embargo, según el director del CEPA “lo que hace Clarín en su nota es obviar esa parte y hacer el cálculo como si no se hubiese pagado el bono”.

En el tweet, el presidente consignó que: “Este es un ejemplo de cómo se desinforma. Ciertos medios afirman que ha habido un ajuste sobre los jubilados cuando en realidad eso no pasó. Difunden de modo sesgado un informe del CEPA para poder imponer esa falsa idea del ajuste. El CEPA lo explica aquí. Que no te engañen!”, remarcó y adjuntó un tweet de Letcher en el que denunció que algunos medios leyeron sólo la mitad del informe.

Luego de la publicación de Fernández, en la que critica la postura sesgada que tuvieron algunos medios al leer la mitad del informe, Clarín volvió a sacar una nota sobre el tema en la que se pregunta: “¿Por qué en el Gobierno se enojan y salieron a defender el anuncio si el propio informe advierte sobre el recorte?”, y aseguran que es porque el informe del CEPA advierte que la suma que ellos utilizan para decir que hay un ajuste, no tiene en cuenta los bonos a los jubilados que se entregaron en diciembre y enero. En ese sentido, en el mismo diario, explicaron que en ese caso “la proyección del ajuste se reduce. E incluso en el corto plazo no hay recorte”. “En una línea se desmienten ellos mismos. Es un escándalo”, denunció Letcher con respecto a esta segunda nota y agregó que según él, “hubo una intención por parte de algunos medios de comunicación, a raíz de un informe nuestro, de instalar que había un ajuste”. “Fueron $30.000 millones solo para jubilados y pensionados y $15.000 millones para Asignaciones. Entonces, ¿dónde está el ajuste? No hay forma de decir que esto es un ajuste”, enfatizó el director del CEPA.

Por su parte, Vanoli, sostuvo hoy que el aumento de las jubilaciones que dispuso el Gobierno "va a ser positivo en términos reales" y destacó que el Estado está haciendo un "esfuerzo" sobre el sistema previsional con un "criterio de equidad". Por último remarcó que "los jubilados, aún los que quedaron por debajo del 13%" de la medida oficial, "le van a ganar a la tasa de inflación" del primer trimestre del año.
( https://www.pagina12.com.ar/247954-informe-del-cepa-alberto-fernandez )


 El gobierno deberá elaborar una estrategia de comunicación que tenga en cuenta el peligro que para su buena administración significa el mundo de las corporaciones mediáticas que ya ha sabido tener de enemigo/amigo en tiempos de Nestor y Cristina, sin repetir errores e innecesarios “enfrentamientos”, pero sin dejar de llamar las cosas por su nombre. No son medios de información sino empresas privadas a favor de los intereses de quienes obtienen sus ganancias. La información no es un bien sino una mercancía. Objeto de intercambio para obtener esas ganancias. Por tanto el gobierno deberá construir información alternativa desde la transparencia, los datos objetivos y la percepción colectiva de modos de dejar en evidencia las tensiones que ocupan a los actores y la propia intención mas allá de las manipulaciones mediáticas.

Nunca es triste la verdad. Lo que no tiene es remedio. Hay que lidiar con ello en tiempos que sean propios y no fijados por otro. Un cronómetro de gobierno que atienda a los tiempos políticos denunciando los tiempos mediáticos contrarios al interés popular, cuándo de eso se trata.

Daniel Roberto Távora Mac Cormack






















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