Domingo 9 de febrero de 2020

Desde la noche del viernes hasta el lunes por la mañana, se está produciendo la primera Superluna de 2020. No obstante, el mejor momento para apreciarla será este domingo durante la madrugada. De hecho, en Argentina llegará a su punto cúlmine a las 5 de la mañana.

 También llamada Superluna de nieve, debido a que aparece en simultáneo con las fuertes nevadas que se producen en esta época en el hemisferio norte, durante su desarrollo el satélite natural se caracteriza por ser más blanca y brillante de lo habitual.

La Superluna es un fenómeno que se produce cuando la luna llena logra su máximo acercamiento a la Tierra; es decir, cuando se concreta lo que se denomina perigeo.

En el resto del año, habrá otras tres superlunas: el 9 de marzo (Super Worm Moon), el 8 de abril (Super Pink Moon) y el 7 de mayo (Super Flower Moon). ( https://www.lanacion.com.ar/lifestyle/llega-superluna-nieve-que-dia-se-podra-nid2331573) La mas potente de todas ellas está ocurriendo.

El presente tiene esa característica de lo efímero que deja huella … de lo fugaz que sin embargo impacta en la memoria … como el agua o la arena que se deslizan por las manos y al momento de vaciarse, queda la sensación del instante anterior colmado. El universo … ese infinito de luces y sombras, comienza en la luna para quienes, humanes del siglo XXI, estamos en esos tiempos de agua y arena … dónde mirar al cielo era común antaño y de vez en cuándo lo recreamos en el presente, pero necesitamos una excusa para detenernos y mirar hacia arriba … es que vivimos corriendo mirando el suelo.

Entre el cielo y el suelo, es posible la mirada horizontal del humane erguido, que se anime a mirar de frente a su congénere y balbuceé palabras tratando de tomar, en el presente, como agua o arena, parte de la realidad para entendernos.



Los problemas de hoy tienen sus raíces en la década de 1990, cuando los responsables de la formulación de políticas pusieron al mundo en su camino hiperglobalista actual, que exige que las economías domésticas se pongan al servicio de la economía mundial en lugar de al revés. En el comercio, la transformación fue iniciada por la creación de la Organización Mundial del Comercio, en 1995. La OMC no solo hizo más difícil que los países se protegieran de la competencia internacional, sino que también llegó a áreas políticas que las normas de comercio internacional no habían tocado anteriormente: la agricultura, servicios, propiedad intelectual, política industrial, y regulación sanitaria. Incluso los acuerdos comerciales regionales más ambiciosos, como el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, despegaron casi al mismo tiempo.
En finanzas, el cambio estuvo marcado por un cambio fundamental en las actitudes de los gobiernos que se alejaron de la gestión de los flujos de capital y fueron hacia la liberalización. Presionados por Estados Unidos y organizaciones globales como el Fondo Monetario Internacional y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, los países liberaron grandes cantidades de financiamiento a corto plazo para cruzar las fronteras en busca de mayores rendimientos.

En ese momento, estos cambios parecían estar basados en una economía sólida. La apertura al comercio llevaría a las economías a asignar sus recursos allí donde serían más productivos. El capital fluiría de los países donde abundaba a los países en donde se necesitaba. Un mayor comercio y una financiación más libre desencadenaría la inversión privada y alimentaría el crecimiento económico mundial. Pero estos nuevos acuerdos tenían riesgos que los hiperglobalistas no previeron, aunque la teoría económica podría haber predicho los inconvenientes de la globalización tan bien como lo hizo los positivos.

El aumento del comercio con China y otros países de bajos salarios aceleró el declive del empleo manufacturero en el mundo desarrollado, dejando atrás a muchas comunidades en dificultades. La financiarización de la economía global produjo la peor crisis financiera desde la Gran Depresión. Y después del choque, las instituciones internacionales promovieron políticas de austeridad que empeoraron el daño. Cada vez más lo que le pasó a la gente común parecía ser el resultado de fuerzas anónimas del mercado o causadas por personas que toman decisiones en países extranjeros.

Los políticos y los formuladores de políticas minimizaron estos problemas, negando que los nuevos términos de la economía global implicaran el sacrificio de la soberanía. Sin embargo, parecían inmovilizados por estas mismas fuerzas. El centro-derecha y el centro-izquierda no estaban en desacuerdo sobre las reglas de la nueva economía mundial, sino sobre cómo deberían acomodarlas a sus economías nacionales. La derecha quería recortar impuestos y recortar regulaciones; la izquierda pidió más gasto en educación e infraestructura pública. Ambas partes acordaron que las economías debían ser reformadas en nombre de la competitividad global. La globalización, exclamó el presidente estadounidense Bill Clinton, “es el equivalente económico de una fuerza de la naturaleza, como el viento o el agua”. El primer ministro británico, Tony Blair, se burló de aquellos que querían “debatir la globalización”, y dijo: “también podría debatir si el otoño debería seguir el verano”.

Sin embargo, no había nada inevitable en el camino que siguió el mundo a partir de los años noventa. Las instituciones internacionales desempeñaron su papel, pero la hiperglobalización era más un estado de ánimo que una restricción genuina e inmutable en la política interna. Antes de que llegara, los países habían experimentado con dos modelos muy diferentes de globalización: el patrón oro y el sistema de Bretton Woods. La nueva hiperglobalización estaba más cercana en espíritu al patrón de oro, históricamente más distante y más intrusivo. Esa es la fuente de muchos de los problemas de hoy. Los responsables de la formulación de políticas de hoy deberían mirar hacia los principios más flexibles de Bretton Woods para crear una economía global más justa y sostenible.

   
La masificación de internet y sus tecnologías asociadas cambió las prácticas de lectura. Por una parte, la transmisión de mensajes escritos a velocidad y escala sin precedentes permitió el acceso masivo a una cantidad enorme de textos desde una cantidad minúscula de dispositivos físicos. Este primer aspecto modificó la lectura en una forma muy simple, pero radical: en casi todo momento y lugar las personas pueden disponer, con un par de movimientos de la mano, de mucha información escrita. Por otra parte, los criterios tradicionales de edición y publicación (e.g., procesos de corrección, diseño y maquetación, intervención de agencias literarias, distribución, lectura profesional y edición de mesa, gestiones legales, etc.) comenzaron a coexistir en la web con situaciones en las que tales criterios varían y no siempre están claros: a veces responden a un proceso de monopolización del mercado, otras dependen fuertemente de los autores y otras han sido incluso removidos de la ecuación que posibilita que un texto devenga accesible.[1] Como consecuencia, ahora más que nunca recae sobre quien lee la labor de buscar, podar y eventualmente construir una representación integrada de la información disponible.

Imagine, a modo de ejemplo, que realiza desde Buenos Aires una búsqueda en internet con las palabras clave: “dolor”, “de”, “muelas”. Obtendrá, casi instantáneamente y en este orden, la opción de leer un blog auspiciado por una compañía argentina de medicina prepaga sobre cómo actuar ante un dolor de muelas, una página con medidas de primeros auxilios para el dolor de muelas de la Mayo Clinic en Minesotta (EEUU) y otra con consejos para aliviarlo de un diario español, una enciclopedia médica con un glosario con definiciones, causas y nombres alternativos para este tipo de dolor, la página de un programa de televisión de interés general que brinda una lista de remedios caseros para el dolor de muelas y una página auspiciada por una pasta dentífrica, que recuerda a los lectores la importancia de cepillarse los dientes varias veces al día. Y estos son sólo los primeros seis resultados de los cerca de 7.970.000 arrojados en 0.72 segundos por el motor de búsqueda.[2] Esta forma de acceder, usar y entender la información escrita está en marcado contraste con la experiencia de generaciones anteriores. La lectura de textos físicos entre un abanico limitado de opciones fue la opción mainstream para mantenerse informado desde los inicios de la imprenta hasta la revolución digital. Desde hace pocos años, sin embargo, podemos jactarnos de satisfacer como nunca la necesidad de informarnos sobre dolores de muela y cualquier otro tema.

Las sociedades y sus instituciones han acusado recibo de este cambio en las prácticas masivas asociadas al uso de símbolos escritos. Por ejemplo, la ley nacional Argentina Digital, promulgada en diciembre de 2014, tiene como objeto posibilitar el acceso de todos los habitantes a los servicios y tecnologías de la información y la comunicación (TIC) en condiciones sociales y geográficas equitativas, promoviendo desde el estado “la función social que dichas tecnologías poseen”.[3] Asimismo, Argentina ha acordado con la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos) un plan de acción para reformar 16 áreas de políticas públicas, incluidas la educación en competencias asociadas a las TIC. En paralelo, el financiamiento para la investigación científica en el área ha crecido exponencialmente. La Dirección Nacional de Información Científica reportó que, en 2014, había en el país unos 460 grupos de investigación en instituciones públicas de CyT vinculados al desarrollo de las TIC. Una cantidad considerable, en particular atendiendo a que el 76% de los grupos es de formación reciente y el número crece año a año.[4] Si bien muchos de estos grupos se concentran solo en el desarrollo de las nuevas tecnologías, otros buscan entender qué competencias (sociales, cognitivas, educativas, lingüísticas, etc.) son requeridas por dichas tecnologías. Estos esfuerzos políticos y científicos responden a fenómenos concretos: las sociedades dependen cada vez más de su capacidad para asimilar los cambios vinculados a la revolución digital y aprovecharlos para su desarrollo social y económico.

Citas:
[1] Cabe señalar las declaraciones de Jorge Carrión, reivindicador hispanoparlante de la resistencia de las librerías ante gigantes del mercado cultural, quien acepta, no obstante, ver series de Amazon, comprar libros en tiendas online absorbidas por Amazon, buscar información en Google constantemente y regalar datos personales a Facebook. Carrión, J. (abril de 2017). Contra Amazon. Siete razones / un manifiesto. Jot Down Magazine. Recuperado de https://www.jotdown.es/2017/04/amazon-siete-razones-manifiesto/
[2] Según resultados obtenidos en Google.com (español – Latinoamérica) el 16/11/2019.
[3] Ley Argentina Digital N° 27.078, 2014, artículo 2.
[4] Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva (2014) Encuesta Nacional de Investigación en TIC (Documento de trabajo nº 1).
[5] Jarvis, J. (5 de junio de 2006). Books will disappear. Print is where words go to die. The Guardian. Recuperado de https://www.theguardian.com/commentisfree/2006/jun/05/bookscomment.mediaguardian1
( Lectura en la sociedad digital
El libro no ha muerto y tiene hermanos
Gastón I. Saux (UCA-CONICET / UBA)

   
Desde La Habana
¡Cristina, Cristina corazón, acá tenés los pueblos para la liberación!”, cantaban en la sala Nicolás Guillén en la 29º Feria Internacional del Libro de La Habana cuando Cristina Fernández de Kirchner apareció en el escenario para presentar por primera vez en el exterior Sinceramente junto al escritor y periodista Marcelo Figueras. La vicepresidenta explicó ante una sala repleta que en 2015 dejó un gobierno con cero pesos de deuda con el FMI y cuatro años después el macrismo “nos entregó el país con una deuda de 44 mil millones de dólares” con el Fondo Monetario Internacional. “Nunca se había debido una suma de esta magnitud. Eso no fue casual; claramente hay un ciclo de endeudamiento fenomenal mucho más grave que en 2003”, alertó la vicepresidenta. “De la misma manera que Alfonsín entendió que había una deuda con la democracia en materia de derechos humanos, tiene que haber un 'Nunca más' sobre la deuda”, agregó Fernández de Kirchner.

Los dinosaurios anacrónicos del pensamiento europeo/blanco, “sajonizado”, que inundan la producción de materiales de lectura, ya en el universo de los libros escritos y en papel, ya de aquellos escritos y con los teclados de los ordenadores o con los programas de reconocimiento de voz que transforman el decir en escritura, ya directamente en los videos o multimedia varios, siguen anquilosados como crisálidas resecas que jamás podrán evolucionar a mariposas, atadas a sus memorias larvarias ...Izquierdas y derechas coinciden.

Cristina es poco liberal para los liberales y demasiado liberal para los socialistas/marxistas/trotzkistas o de cuanta rama de ese linaje dícesen pertenecer. “En cuánto a la salud de las democracias, precisó que "hay una insuficiencia para regular las relaciones económicas y sociales. La gran disputa que se está dando hoy es quién conduce el proceso capitalista de producción. El capitalismo en el modelo americano lo conduce el mercado. El capitalismo en el modelo chino lo conduce el Estado asociado con empresas. En China hay 1500 millones de personas, si el mercado condujera no tendríamos la China potente. No hay proceso de inclusión capitalista más grande que el de China. La discusión va por dos andariveles complementarios y paralelos: quién conduce el proceso económico y de qué representaciones nuevas dotamos a las constituciones. Que el mercado conduzca todo nos conduce al desastre, hasta al desastre climático; es la gran discusión que se viene”, auguró hacia el final de la presentación libro y mencionó una vieja pelea que tuvo que dar. “Hasta tuve que pelear, que me dijeran presidenta. Hasta que una señora consultó que la RAE le dijo que era más conveniente que me dijeran presidenta. Finalmente la Real Academia Española nos dio la razón”.

Varios argentinos presentes en la sala, como Víctor Santa María, titular del Grupo Octubre, la diputada del Frente para la Victoria (FpV) Gisela Marziotta, Hugo Soriani, director general de PáginaI12, Javier Figueroa, el embajador argentino en Cuba, y el sociólogo Atilio Borón consiguieron entre sonrisas que hasta los cubanos cantaran con entusiasmo “la marcha peronista”. Un mulato repetía con entusiasmo “combatiendo al capital” (una interpelación que moviliza el imaginario revolucionario de los cubanos); algunos hacían la V peronista cuando pronunciaban “Perón, Perón sos el primer trabajador”. Antes de dejar la sala, Cristina se quedó firmando casi 300 ejemplares de su libro. CFK tocó por primera vez en La Habana y la rompió. 

Los pueblos se reconocen en sus padecimientos, pero también en sus logros y conquistas. En un mundo que pretende un discurso único, actuar buscando algún tipo de “individualidad” en medio de las libertades individuales falsas que sostiene el mercado de masas globalizador, pone en crisis el dogma vigente y obliga a inventar nuevas categorías para pensar y pensarse en medio de realidades que ya no son las que eran antes. Es que el presente se escurre entre los dedos como agua y arena y solo nos deja sensaciones … para pensar quienes somos y que queremos.

Entre superlunas de nieves y larvas rastreras, humanes intentando humanizar nos miramos de frente y miramos el presente como en cuyas manos se deslizan agua o arena que se escurre dejando sus sensaciones… sus memorias. Son estas memorias las que confieren identidad y la identidad no se “exporta”, no se “importa”, no se “compra”, “vende”, “permuta” o “enajena”, simplemente evoluciona como presente y memoria en aquello que se desea para mañana … para el mañana … de nosotros, de nuestros hijos y de los hijos de nuestros hijos …

Daniel Roberto Távora Mac Cormack



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