Medio Termino: las disputas conceptuales.

 



La reserva resistente.

Escribía en Noviembre de 2014:

¿Qué aportes puede hacer la antropología a los estudios acerca del poder?
Por decirlo de alguna manera, los antropólogos se sitúan en una posición privilegiada respecto a otros científicos sociales, al tener la posibilidad de conocer de cerca la dinámica particular del ejercicio de lo político en contextos locales. La cotidianeidad de sus repercusiones en la forma de hacer, pensar y decir de los colectivos que viven bajo la sombra de las decisiones tomadas por otros, a los márgenes de las estructuras sociales que garantizan, ya no un mínimo de acceso a bienes y recursos sino mas bien, en la idea de marginalidad, a un conjunto de saberes y capacidades que les confiera independencia para elegir modos y conductas y no que estas estén fuertemente determinadas por el ejercicio de diversos poderes de los cuales, estos colectivos, se hallan marginados, fuera, habitantes de una periferia que, aunque necesarios para que el centro se estructure como centro, les aliena y condiciona fuertemente sus posibilidades y capacidades para tomar decisiones y elegir. 

La riqueza de hablar de lo marginal como categoría de pensamiento, radica en que permite trascender los modelos de desarrollo en pugnas y vigentes en las discusiones de poder. Situarnos en los márgenes es situar la discusión en otra dimensión de las relaciones humanas. Una mas humana que no dice como hay que vivir, sino que denuncia y advierte que de las formas en la que se lo hace, muchos individuos y colectivos son empujados hacia fuera, sin posibilidades de elegir. Sin ninguna participación en la toma de decisión. La alienación resultante no es tanto impuesta como forma, sino más bien como limites a que se puedan practicar otras formas diferentes a aquellas que signan su cultura, su cotidianeidad, sus vivencias , desde la periferia del sistema-mundo, desde ese estado marginal.-

En estos sentidos, las formas y cultura que emerge de los márgenes adquiere otro significado sustancialmente diferente a aquel que se significa desde alguna concepción de Buen Vivir o de definiciones básicas de Derechos humanos fundamentales. Lo Hace desde el derecho democrático a elegir los que y los cómo. A definirse culturalmente desde opciones que no sean en buena medida determinadas por la expulsión, la inequidad y el ejercicio del poder no democrático que los obliga a crearse vidas desde esa condición marginal que es originariamente impuesta.

Si partimos de considerar que las prácticas sociales cotidianas se constituyen en el fundamento de la acción política, el estudio de lo político en el ámbito local cobra gran relevancia dentro de la comprensión de los mecanismos mediante los cuales se ejerce y transmite el poder en el conjunto de la sociedad. Ello, sin desconocer las estructuras sociales y culturales que enmarcan dichas prácticas.

En virtud de lo anterior,estas reflexiones pretenden encarar tanto la dimensión localizada de las relaciones políticas, como aquellas dimensiones más amplias en las cuales se desenvuelven estas relaciones, representadas en el Estado, sus instituciones, sus políticas y sus instrumentos legales. Asimismo, deben ser analizadas las distintas expresiones y prácticas culturales que generan y derivan de las relaciones de poder, dentro de las cuales, los procesos de resistencia y de movilización social, ocupan un lugar central.

Derrota, pero todo sigue en disputa

Eduardo Aliverti, Periodista, locutor y docente, escribió su analisis respecto al resultado de los comicios de las elecciones realizadas en la jornada de ayer.

Las lecturas que pueden hacerse del resultado son muy variadas, pero hay por lo menos tres con las que debería poder coincidirse.

La primera es de anoche y pasa por lo que se sintió en los medios, en las redes, en los búnker, en los comentarios generalizados que llegaban de un lado y otro.

Desde el Frente de Todos se percibía claramente la sensación de haber sacado la cabeza de abajo del agua.

Desde Juntos, más allá de los números “objetivos” favorables, no podían disimular el golpe que (les) produjo la paridad en provincia de Buenos Aires.

La segunda observación es que esas impresiones iniciales, más allá de lo sensitivo, son muy difíciles de “administrar” políticamente por la fuerza de lo contradictorio, de lo paradójico, que dejó el resultado-país a partir de que la recuperación oficialista en territorio bonaerense tapó al resto.

Una de las preguntas inmediatas, que cae por su propio peso, es qué festeja el FdT, o qué lo tranquiliza, si perdió nada menos que el quórum propio en el Senado. Si justamente en la provincia de Buenos Aires se acabó la invencibilidad del peronismo unido. Si en términos técnicos apenas le da para destacar que revirtió las cifras en Chaco y Tierra del Fuego, con el único agregado (muy destacable, por cierto) de haberla dado vuelta en localidades bonaerenses como Quilmes y San Martín. ¿Acaso se celebra ser los vencedores morales, o algo así, porque también se sumaron tres diputados, como subrayó Sergio Massa en su intervención de anoche?

Al revés, ¿por qué el clima de desilusión entre los cambiemitas si precisamente ocurrió todo eso y ratificaron sus palizas en el orden nacional?

La respuesta es tan “sencilla” como aquello de que, al igual que en la economía, (casi) todo es una cuestión de expectativas.

Dicho en usada y silvestre metáfora futbolera, si se espera una goleada que encima te sacará de la lucha por el campeonato, y resulta que hacés un partido más meritorio que lo imaginado porque la defensa estuvo a la altura de las circunstancias, y seguís en carrera, más vale que se festejará el “empate” o la derrota digna.

Pero además, algunos nombres del resultado tienen una imagen propia que vale contraponer.

En primerísimo término, Axel Kicillof.

Al cabo de las primarias, se lo rotuló virtualmente como un muerto político. Ahora, su figura (y desde ya que la de algunos intendentes, que mostrarán los porotos recuperados) se presenta protagonista de la remontada en la dichosa madre de todas las batallas. Y en buena medida, otro tanto lo cabe a Máximo Kirchner.

Enfrente, María Eugenia Vidal volvió a ganar por una distancia enorme pero no sólo no pudo cruzar la barrera simbólica del 50 por ciento sino que, sería evidente, tampoco pudo retener votos internos escapados hacia un lunático que afrenta a algo mucho más grave que la falta de conciencia política.

A su vez, esa “mediocre” cifra de Vidal (se destacan las comillas) afecta a Larreta por su decisión de mudarla a la Ciudad. Volverá entonces la polémica en torno de si no era mejor la comandante Pato, cuando resulta que ganaron con el 47 por ciento….

Más luego, la remontada bonaerense deja abierto el camino para interpretar que la imagen de un Presidente muy golpeado se revitalizó, en tanto el peronismo salvó la ropa, gracias a intendentes y movimientos sociales enojados con Cristina que actuaron en defensa propia.

Pero también se puede interpretar que fue Cristina quien salvó las papas por la sacudida que pegó con su carta y sus gestos.

Y hay más interpretaciones todavía: lo determinante no fue ni el Presidente que se mostró en rol de articulador sectorial, ni Cristina con la potencia de su imagen en el núcleo duro, ni la movilización del aparato. Ni la “platita”. Ni la sensación módica, pero sensación al fin, de que la recuperación económica comienza a sentirse en los franjas más humildes.

Puede haber pasado, simplemente, que esos sectores reaccionaron ante la enorme amenaza del retorno triunfal, fanfarrón, de lo peor de lo peor.

Por último, la observación número tres con que podría coincidirse, a salvo de subjetividades, es que el drama económico sigue estando ahí porque no hay recuperación que valga si no se encuentra una fuga contra la horca del Fondo Monetario.

Ese fue el pasaje más relevante del mensaje presidencial de anoche, junto con la insistencia de que no habrá arreglo a costa de un ajuste antipopular y la mención de que en eso hay pleno acuerdo en el Frente de Todos.

Es en segundo lugar que viene la cita de Alberto Fernández acerca de convocar al diálogo con una oposición que se necesita “patriótica”. Es decir que puso, para ese diálogo, una condición innegociable.

Larreta, en su discurso en el búnker cambiemita, ya obviamente en carácter de presidenciable, recogió el guante y dijo que la grieta conduce a nada. Que se necesitan consensos. Macri lo miraba detrás con cara de piedra.

Así, quedaron expresados los matices -ideológicamente no son otra cosa que eso- entre esas figuras de una derecha con chances personales diferentes.

Macri simboliza el fracaso corroborado y sabe que lo suyo, aunque en este país nunca se sepa del todo, ya es sólo lo testimonial. Dejó clara su disposición a negociar con Milei, que a valores de hoy y hacia 2023, con sus bravos libertarios, terminará como colectora cambiemita.

Pero Larreta quiere ser presidente y entiende que lo último que le conviene es una Argentina incendiada, con un peronismo que se autopercibe revivificado desde anoche y dispuesto al enfrentamiento. Para eso es peronismo: jamás soltará el poder así como así (distinto es para qué lo quiere) y Cristina tensó los límites pero, también hoy por hoy y más desde anoche, nadie la imagina rompiendo.

El problema es que una parte del establishment, si no toda, sí quiere un país incendiado. En consecuencia, ¿qué negociaría la oposición modosita que encarna Larreta? ¿Cómo resolvería políticamente ese intríngulis?

Está en discusión cuál modelo de salida o administración capitalista se quiere afrontar. Como siempre vale aclarar, mientras hablemos de política real y no de poesía.

Y, al margen de las iniciativas productivas que faltan y en las que el Gobierno viene (muy) atrasado, la llave es cómo se arregla o no con el FMI. De vuelta: fue lo más claro, lo más directo, que el Presidente dijo anoche. Literalmente, señaló que la reactivación económica no tiene destino si no se sale de ese encierro.

Cabe otra reiteración, para la que no hacía falta esperar al resultado.

Aun recortando las diferencias en La Provincia, como sucedió, no variaría ni varía que el Gobierno y el Frente de Todos quedan obligados a una muestra de fortaleza y unidad inmensa. Inédita.

Alberto y Cristina tendrán la palabra. Y los hechos.

Democracia versus totalitarismo

El futuro depende de la movilización de las mayorías, hoy sumidas en el desamparo.

Algunos datos importantes para el desarrollo de la democracia en Argentina.

Votó más gente. Si bien creció el nivel de votación respecto de las PASO, no alcanzó a los de anteriores legislativas, que estuvieron por encima del 77%

Según informó el ministro del Interior, Eduardo de Pedro, la proyección de la Cámara Nacional Electoral le daba que el nivel de votantes sería del 71 o 72%. En las PASO, fue de décimas más que el 66%.

Si bien ese horizonte forma parte de lo que el oficialismo esperaba, también es cierto que el caudal de votantes de estas legislativas fue menor a los de las anteriores: 77,61%, en 2017; y 77,64%, en 2013.

La caída en la cantidad de votantes es un tema en sí mismo. Entre otras lecturas posibles, son cuestiones claves para el desarrollo de la democracia, y mas allá de modelos en disputa, “grietas” tensiones y posiciones en conflicto, radica en la validación social de las formas que el sistema propone para encauzarlas, lejos de autoritarismos de otros tiempos y poderes que no tienen ni representan consenso social legítimo.

Un concepto Básico

"La democracia, como forma de gobierno, ha tenido una vida especialmente accidentada desde su primera aparición en el mundo. Se le otorga como fecha de nacimiento aproximada el siglo V a.C., solo para morir casi en seguida, y una reparación posterior a la Revolución Francesa, 2000 años después. Pero, desde su inicio hasta hoy, una de las críticas sostenidas que se ha hecho al régimen que elige sus autoridades y representantes, mediante sufragios masivos, es que esas mismas masas, de quien depende tan importante decisión, pueden ser manejadas o manipuladas hacia otros objetivos distintos del bien común por la retórica e ideas de los políticos de oficio. Tanto los de antes como los de ahora.

 

La consecuencia indeseable de esto sería que el sistema democrático mismo se volvería vulnerable para quienes buscan su beneficio particular con más interés que el bien del colectivo, y la democracia, a la par de perder calidad, corre el riesgo de inutilizarse pues, en esencia."  ( “ EL POPULISMO. Una aproximación a un problema de las democracias de todos los tiempos” Ivo Hernández - Héctor Hurtado - CUADERNO DE CIENCIAS SOCIALES 156 - Sede Académica, Costa Rica. Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO) )

Aunque los párrafos citados provienen de un trabajo que asocia “populismo” con la “domesticación o manipulación de masas” (Una de las tantas definiciones posibles del “termino”), en mi caso particular y leyendo a autores que proponen otro concepto para la idea de populismo, que lo despega de las formas demagógicas y tendientes a pensar en que la idea de lo “común” o “colectivo” en una sociedad, va siempre en detrimento de las “libertades individuales” o el “pensamiento propio” del sujeto o la persona, y lo sitúa en una concepción mas sociológica de los asuntos y que tienen que ver con la construcción de mayorías y la constitución de “lo” que se produce como “bien común” , asociado al concepto de “hegemonía”. La tensión entre individuo y comunidad, sujeto y sociedad es irresoluble en tanto y en cuanto se propongan como opuestos. En términos filosóficos tales conceptos se desprenden de una de sus preguntas básicas alrededor de la cual se estructura todo pensamiento … Es la cuestión del “ser” o de la “esencia” humana o de las personas que hace a cada individuo, precisamente eso: “individuo”. El concepto común de individuo refiere a la Persona considerada independientemente de las demás. O de modo mas general al “Ser vivo”, animal o vegetal, perteneciente a una especie o género, considerado independientemente de los demás. Sin embargo, la palabra en su origen, tiene una relación a un concepto sensiblemente práctico … proviene del latín individŭus (‘indivisible’ o que no se puede dividir), se refiere a una unidad frente a otras unidades en un sistema de referencia. He aquí uno de los elementos sustanciales de cualquier filosofía o ciencia humana, en tanto define si entendemos “lo humano” como un “ser individual” o como un “sistema de relaciones, cuya unidad indivisible es la persona humana”.

La idea de “masa” y de “manipulación de las masas”, surge mas bien de la segunda, pero de una manera muy particular en tanto y en cuanto, solo es posible concretar esa idea en el conocimiento profundo de los deseos y anhelos de los individuos y de las subjetividades comunes que los individuos procesan y en las cuales se constituyen a partir de experiencias comunes que les forman y al mismo tiempo les limitan y les permiten, los procesos de individuación … Es decir de constituirse en unidades distintas del común.

Como sea que esto se entienda e interpreta, definirá las posiciones de los individuos respecto de sus posiciones, miradas e interpretaciones de lo propio y lo que le constituye como “yo”, respecto de la otredad, de lo común, del universo de los “otros”, de lo social y el escenario de las relaciones,imposibles sin el “yo” pero que exceden el “yo” en el conjunto.

Estas posturas y percepciones filosóficas, generalmente mucho mas inconscientes que conscientes definen los lenguajes que sitúan a los sujetos (sujetos al lenguaje) en su decir racional y sus coherencias e incoherencias respecto de conductas y formas de producir acciones humanas, en las relaciones sociales y humanas en general, y en las posiciones culturales, políticas y económicas en particular.

La “esencialidad” del yo, como un ente que se produce a si mismo, es contrario a la humanidad misma en tanto imposible su preservación como especie y dado su carácter de mortal.

Esta idea del “yo mismo” es el elemento básico de su contrario retórico: la manipulación. En tanto solo es manipulable el sujeto, ya que se sienta o entienda “si mismo” ya que se sienta o entienda parte de un “conjunto” que lo sostiene y le anima, en tanto lo pierde de su relación con la estructura, con el sistema social al cual pertenece, en el cual se constituye y del cual toma los elementos para convertirse en un individuo social en relación con otros en un sistema que lo contiene pero al mismo tiempo potencia sus posibilidades (Poder).

Las cuestiones políticas, en estos tiempos de crisis neoliberales, se producen en estas tensiones irreductibles y en las formas binarias y polares de plantear un asunto básicamente humano y primordialmente filosófico en tanto responde al idea de ¿Que es lo humano?.

Toda lectura de interpretación se articula en alguna forma de respuesta consciente o inconsciente, muchas veces contradictoria, que la responde.

El futuro depende de la movilización de las mayorías,

hoy sumidas en el desamparo.

Mónica Peralta Ramos escribe en “El Cohete a la Luna”

Esta semana finalizó, sin pena ni gloria, la Conferencia de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP26). Presentada por la ONU y otros organismos como la última oportunidad de la humanidad para revertir una catástrofe climática, este cónclave no logró mejorar el récord alcanzado en el pasado por otras convenciones semejantes. Paradójicamente, gracias a sus limitaciones, esta conferencia arrojó luz sobre la estructura de poder global y su impacto sobre las instituciones internacionales. La brecha entre lo que se promete y lo que se hace; el desfasaje entre la falta de recursos financieros y las exigencias que se imponen a los países en desarrollo que menos han contribuido al calentamiento global y que necesitan energía barata para crecer; la falta de transparencia de las políticas y la inexistencia de límites a negocios que profundizan la contaminación, ocultándola bajo el disfraz de la lucha contra el cambio climático, son algunos de los problemas que hoy continúan vigentes.

El reciente acuerdo firmado por China y los Estados Unidos para trabajar conjuntamente con el objetivo de recortar las emisiones tóxicas fue comparado por John Kerry, enviado especial del gobierno norteamericano, como equivalente en importancia a los tratados firmados para el desarme nuclear durante la Guerra Fría [theguardian.com, 10/11/2021.]. Sin embargo, este compromiso de cooperación entre las dos mayores potencias del mundo no hace más que replicar el acuerdo firmado en 2014, que jamás fue concretado [“U.S.-China joint announcement on climate change”, obamawhitehouse.archives.gov, 12/11/2014]. Esta semana también se dieron a conocer otros acuerdos entre países, organizaciones y corporaciones surgidos al margen de las negociaciones formales y también carentes de medidas concretas para lograrlos. Entre ellos se destaca el compromiso de una alianza entre fondos de inversión y grandes bancos: GFANZ (Glasgow Financial Alliance for Net Zero), para invertir 140 billones (trillions) de dólares hacia 2050 a fin de revertir el cambio climático. GFANZ, sin embargo, no impone a sus miembros la obligación de poner fin a las inversiones en energías fósiles y estos han invertido en este rubro cerca de medio billón (trillion) de dólares el último año [bloomberg.com, 02/11/2021.].

Las negociaciones del COP26 fueron cuestionadas por protestas multitudinarias que tuvieron lugar en Glasgow y en otras partes del planeta, que acusaron a la convención de transformarse en “la cumbre menos inclusiva de la historia”. También denunciaron la falta de participación de la sociedad civil en la misma, la inacción de los países y de los organismos internacionales y la cooptación de la cumbre por parte de las “corporaciones que contaminan y las entidades financieras que las respaldan”. Esto la ha convertido en “un festival del lavado verde (greenwashing) del norte global (…) para que todo siga como siempre y bla bla bla”  [bbc.com, 06/11/2021.]. Sin embargo, tanto la conferencia como las protestas que la rodearon han contribuido a mostrar por qué hoy todo sigue siendo como era entonces.

Dinámica del capitalismo y crisis de legitimidad institucional

El capitalismo global monopólico se expande por el mundo buscando maximizar ganancias en todos los órdenes de la vida social. En este proceso concentra brutalmente al poder económico, multiplica la desigualdad económica y social y potencia la contaminación y la depredación de recursos estratégicos no renovables. Esta dinámica siembra el canibalismo social y geopolítico y desborda la capacidad operativa de los organismos internacionales creados después de la Segunda Guerra Mundial para encauzar la acción colectiva en la resolución de problemas que atañen al conjunto de la humanidad. Su inoperancia araña la superficie de un conflicto más profundo: la crisis de legitimidad de la arquitectura institucional global y de las instituciones de los países que la conforman, independientemente de su idiosincrasia política e ideológica.

En Occidente, esta crisis se expresa en la incapacidad de las instituciones democráticas para realizar el interés general de las sociedades, conciliando y encauzando los reclamos de los diferentes sectores sociales que las constituyen. En su lugar, una minoría monopoliza el poder económico y manipula a las instituciones para imponer sus intereses específicos por encima de los del conjunto.

Esta situación, que viene de lejos, se ha agudizado a partir de la crisis financiera internacional de 2008, fenómeno que profundizó la concentración del poder económico y político, la fragmentación social y el empobrecimiento de la población mundial. A esto se sumó el impacto social y político del enorme desplazamiento de poblaciones como consecuencia de la crisis económica, las catástrofes provocadas por el cambio climático y las guerras localizadas y permanentes impulsadas por los Estados Unidos para consolidar su dominio global.

En este contexto, la crisis de legitimidad de las instituciones democráticas en Occidente dio lugar a la apatía política, la desesperanza, las súbitas explosiones sociales y la emergencia de un nuevo totalitarismo que profundiza y expande a escala global la esencia despótica del fascismo.

Más allá de sus diferencias específicas, estos movimientos fascistas hoy tienen denominadores comunes. Son impulsados por sectores sociales que disputan el control de los Estados y persiguen el control social de la población a través de un relato que fanatiza con mensajes explícitos y subliminales que detonan el miedo y el odio para bloquear la reflexión crítica y el disenso y lograr adhesión incondicional.

Asimismo, coexisten con una nueva forma de totalitarismo en la que un puñado de enormes corporaciones controla las tecnologías de punta para transformar a la información y a la vida de los individuos en mercancías, a fin de maximizar ganancias y desarrollar nuevas y más sofisticadas formas de control social. Esta forma del totalitarismo trasciende las fronteras territoriales, disputa el control del mundo y es inherente a una nueva etapa del capitalismo, fenómeno que en anteriores notas hemos definido como capitalismo de espionaje.

En esta estrategia de dominación, los medios de comunicación y las redes sociales cumplen un rol crucial: censuran y/o inculcan información falsa con el objetivo de decodificar la percepción del presente y “corregir” la comprensión del pasado, buscando así adecuar los deseos, acciones y comportamientos de los individuos a un relato oficial que no admite contradicciones. De este modo, construyen enemigos internos y externos para alimentar el enfrentamiento de los unos contra los otros en una orgía de competencia despiadada. Este relato borra las huellas de atributos compartidos que, unificando a los individuos en tanto objetos de dominación, generan intereses colectivos y dan origen a relaciones de solidaridad y cooperación. En su lugar, se potencian las diferencias centradas en las “identidades” (identity politics) y se naturaliza la violencia, la brecha entre lo que se dice y lo que se hace y el atropello del otro en la búsqueda de la “salvación/éxito individual”. El resultado es la guerra de todos contra todos, contexto que reproduce el poder económico y político de un sector absolutamente minoritario.

Esta nueva forma del totalitarismo se enquista en las instituciones democráticas y las vacía de contenido. De ahí la importancia de recuperar a los partidos políticos, a los sindicatos y a otras formas de organización social para expresar las demandas insatisfechas y los intereses colectivos y para viabilizar un proyecto de sociedad y de crecimiento radicalmente diferente al actual. De ahí también lo fundamental de la participación y del control de los representantes para erradicar los clientelismos que reproducen el control mafioso de las instituciones y el discurso totalitario.

Estados Unidos: los demócratas y el totalitarismo

A principios de la década del ’30 del siglo pasado, la especulación financiera y la caída de la Bolsa norteamericana sumieron al país en una crisis de enorme magnitud, mientras crecía el apoyo al fascismo. Por ese entonces, Franklin Delano Roosevelt propuso un dispositivo de medidas económicas destinadas a capear la crisis, incluir a los más vulnerables y bloquear el avance del totalitarismo. Para Roosevelt, el fascismo no surgió en Europa a partir del rechazo de la democracia como forma de gobierno, sino del cansancio de la población, desesperada e impotente ante la creciente inseguridad y el desempleo: “Ante la confusión, debilidad y falta de liderazgo de sus gobiernos (…) finalmente en la desesperación eligieron sacrificar la libertad a cambio de obtener algo para comer” [presidency.ucsb.edu, 14/04/1938.]. Un análisis reciente de los datos electorales de miles de distritos y centenares de ciudades alemanas, a lo largo de cuatro elecciones ocurridas entre 1930 y 1932, muestra que las áreas que más sufrieron el ajuste fiscal y las políticas de austeridad tuvieron las tasas de mortalidad más altas y registraron la mayor cantidad de votos del Partido Nazi. El análisis concluye que “las medidas de austeridad empeoraron la situación de las familias mas pobres y el Partido Nazi supo canalizar el sufrimiento y el descontento de la población” [“Austerity and the rise of the Nazi party”, cambridge.org, 11/01/2021.].

El liderazgo de Roosevelt contrasta con lo ocurrido con la dirigencia demócrata durante la crisis financiera de 2008 [“Meltdown”, David Sirota, audible.com.]. Ese año Obama ganó la presidencia y una sólida mayoría en el Congreso luego de una campaña electoral cargada de promesas destinadas a mejorar el bienestar de las clases populares, endeudadas hasta las orejas, con salarios estancados y decrecientes y sufriendo el desempleo producto de la desindustrialización del país. Sin embargo, una vez llegado al gobierno, Obama no solo salvó del default a los grandes bancos y entidades financieras que provocaron la crisis, sino que les brindó subsidios de distinto tipo y se negó a enjuiciarlos por maniobras dolosas. Al mismo tiempo, nunca desembolsó los recursos financieros inicialmente destinados a ayudar a los miles de ciudadanos condenados al default de sus hipotecas. En paralelo, recortó drásticamente los fondos de la seguridad social, perjudicando a miles de pensionistas y jubilados. Estas fueron sólo algunas de las medidas que tomó para contentar a los poderosos intereses que financiaron su elección y para apaciguar al Partido Republicano [newrepublic.com, 12/12/2014.]. Al final de su segundo término, los demócratas sufrieron las mayores pérdidas electorales en la historia moderna [ncsi.org, 14/11/2016.]. El principal beneficiario de ese desastre fue Donald Trump, quien –enarbolando el discurso de la reconstrucción nacional (MAGA)– logró captar sorpresivamente el apoyo de miles de obreros y migrantes en bastiones tradicionalmente demócratas. Con su voto explicitaron su desencanto ante una elite demócrata que traicionó sus promesas.

En artículos previos hemos analizado el gobierno de Trump y los intentos del establishment demócrata de destituirlo, aliándose a los organismos de inteligencia, la prensa liberal y los monopolios tecnológicos. También vimos que, en vísperas de las elecciones de 2020, estos monopolios tecnológicos tomaron un rol decisivo al censurar los dichos de Trump y sus millones de seguidores y al bloquear información que podía perjudicar a Joe Biden por una supuesta connivencia con negociados económicos. Esta situación persiste con un espectro de la censura que se amplía para incluir múltiples temas y actores, entre ellos, la oposición a la vacunación contra Covid-19, el rol de los monopolios farmacéuticos, el origen de este virus y los hechos que involucran a la familia de Biden con decisiones de política exterior y corrupción. En paralelo, la polarización partidaria ha llegado al punto tal que encuestas recientes muestran la predisposición de amplios sectores de los dos partidos a dividir al país según la filiación partidaria de sus estados.  [zerohedge.com, 29/10/2021.].

Por estos días, los demócratas sufrieron una drástica derrota electoral en Virginia y apenas lograron sobrevivir el embate republicano en New Jersey. En ambos casos, la incapacidad de cumplir con las promesas electorales y el rechazo del electorado a lo que consideran el “desapego jactancioso” del establishment demócrata contribuyeron a la debacle. En Virginia se agregó un ingrediente crucial: el candidato demócrata –ferviente partidario de Hillary Clinton– defendió públicamente a las autoridades escolares de Virginia en su confrontación con las familias movilizadas para cuestionar el material didáctico que se usa en las escuelas. Este material pretende revisar la historia norteamericana desde la perspectiva de una teoría que supuestamente critica al racismo contra los negros (critical race theory). Sin embargo, con una lógica circular y totalitaria, esta supuesta teoría impide el disenso y potencia al racismo como medio de acceso a posiciones de poder. El candidato demócrata fue derrotado en todos los distritos que votaron masivamente a Biden en 2020.

Argentina: votar contra el totalitarismo

La campaña electoral en Argentina tomó nuevos ribetes violentos entre los que se destacan la ruptura a martillazos de un mosaico con la impronta de las madres de Plaza de Mayo y la distribución de su video en las redes sociales, la utilización con fines políticos del lamentable asesinato de un quiosquero en Ramos Mejía, la propuesta de convertir “en queso gruyere” a los delincuentes y el regodeo exaltado de Mauricio Macri, explicando que el Fondo Monetario Internacional (FMI) vino a ayudarlo a no entrar en default “y seguir administrando hasta el segundo mandato” [bae.com, 08/11/2021.].

Andanadas de flagrantes mentiras bombardean a diario a la población, abonando la bronca y el desamparo en un río revuelto por varios años de desempleo, trabajos basura, hambre y pandemia. La derecha fanatiza a la población contra el enemigo K en un campo minado por el FMI, que busca terminar con el populismo para imponer el endeudamiento ilimitado. Este contexto configura un escenario explosivo: ninguna nación puede sobrevivir a un vaciamiento continuo de sus riquezas y a un relato totalitario que promueve el sálvese quien pueda y la guerra de los unos contra los otros.

El gobierno no supo y no pudo acumular fuerzas frente a un embate que se inició antes de que asumiera en 2019. La pandemia causó enormes problemas que, sin embargo, no explican los errores de diagnóstico y las oportunidades desperdiciadas. Un “golpe blando” está en marcha desde hace meses y parece difícil que se desarticule con la simple convocatoria oficial a un amplio diálogo nacional. Esta convocatoria va a ser cooptada por el FMI y sus laderos locales y bombardeada por las tribus macristas. Pareciera que ante el avance del totalitarismo, el futuro de la democracia depende de la movilización de la población, para que en forma organizada y desde abajo hacia arriba, exprese sus demandas y participe en las soluciones de los problemas que la hunden en el desamparo.

CUESTA ARRIBA

Las elecciones legislativas y la segunda etapa del gobierno de Alberto Fernández

Felipe Yapur, periodista de diversos medios en Argentina, escribe sobre las recientes elecciones en Página 12

Con el escrutinio de las elecciones legislativas con tendencias definidas, el presidente Alberto Fernández anunció el comienzo de un nueva etapa de su gobierno que, todo parece indicar, seguirá siendo lo dura y difícil como la primera. Pero no en la magnitud que presagiaban desde la oposición que, de manera conveniente, continúa olvidando la crisis económica que generaron hundiendo al país. El resultado de esta elección legislativa es más bien agridulce donde le otorga, por un lado, la posibilidad al gobierno nacional de mantener la condición de primera minoría en ambas Cámaras del Congreso de la Nación, aunque perdió el quórum propio en el Senado. A nivel de la provincia de Buenos Aires, el Frente de Todos remontó de manera vertiginosa la derrota en las PASO y, al cierre de esta edición, Victoria Tolosa Paz estaba a solo 1,3 por ciento de alcanzar a Juntos por el Cambio. Más allá de lo que resulte al final del conteo, lo cierto es que Axel Kicillof ahora tiene mayoría en el Senado provincia facilitándole la gestión de gobierno. La otra alegría para el oficialismo llegó desde el Chacho donde el gobernador Jorge Capitanich impuso a sus candidatos y dejó atrás la derrota de septiembre. En Tucumán, tierra del jefe de Gabinete Juan Manzur, el peronismo ganó aunque por menor diferencia a las obtenidas en las primarias. El dato que ensombrece la jornada electoral es el desembarco de la ultraderecha en el Congreso. El partido de Javier Milei obtuvo el 17 por ciento de los votos porteños y junto a José Luis Espert, tendrán un bloque de 5 diputados. 

"Si queremos resolver estos desafíos a los que nos enfrentamos, necesitamos que las grandes mayorías generen consensos", avisó el Presidente en un discurso grabado poco después de que el ministro del Interior, Eduardo "Wado" de Pedro anunciara los primeros datos del escrutinio provisorio. Fue la primera pista que dio Fernández de cómo planea caminar la segunda parte de su mandato donde aspira a conciliar una agenda legislativa con la oposición y que el Presidente espera que sea "responsable y abierta al diálogo", es decir "una oposición patriótica". 

Mauricio Macri, el principal opositor, comenzó la jornada electoral alejado de ese perfil de oposición patriótica al declarar que se estaba ya viviendo el "comienzo de un período de transición" como dando por finalizado el gobierno del Frente de Todos. Con el escrutinio encaminado, Horacio Rodríguez Larreta dijo a sus seguidores que "con la grieta no vamos a solucionar los problemas del país" y afirmó que "no es una noche de festejo, pero si una noche de esperanza". Poco después, María Eugenia Vidal dijo que "millones de argentinos en todo el país dijeron basta y derrotaron a la tristeza, la frustración, al enojo". Atrás, Macri solo miraba y escuchaba. Poco después, dirá que el llamado al diálogo de Alberto Fernández le sonó "algo oportunista".

Debe haber más de una razón por la que Larreta dijo que no era una noche de festejos. Es posible que una de ella son los legisladores porteños que perdió a manos de Milei y lo alejó de los dos tercios de la Legislatura con que soñaba contar. El ultraderechista incluso le quitó dos posibles bancas que podría haber sumado para el bloque de diputados nacionales. 

En Juntos por el Cambio aspiraban a desplazar de la conducción de la Cámara de Diputados a Sergio Massa. Para eso debían convertirse en la primera minoría. Hicieron el esfuerzo pero no les alcanzó. Y es que el oficialismo también hizo su tarea, con los gobernadores e intendentes más comprometidos, más metidos en el territorio se logró dar vuelta malas experiencias en septiembre como la de Chaco. Un resultado que justificó la alegría de Massa durante su discurso en el búnker del FdT: "Quiero contarte Presidente (Alberto Fernández) que gracias al voto de millones de argentinos desde el 10 de diciembre el Frente de Todos sigue siendo la primera minoría en la Cámara de Diputados, con 119 diputados, 3 más".

El entusiasmo de Massa se entiende y tal vez contagió a Alberto Fernández que, a diferencia de su discurso con tono institucional había emitido una hora antes, ahora en el bunker oficialista agradeció la remontada: "Quiero darle las gracias a todas y todos los militantes que hicieron un esfuerzo inconmensurable para llegar a la casa de cada vecino y vecina. Por eso les pido que el próximo miércoles que recordamos el día de las militancias llenemos la Plaza de Mayo y celebremos este triunfo como corresponde".

A partir del 10 de diciembre la Cámara baja mostrará un bloque del Frente de Todos con 119 votos y a Juntos por el Cambio con 116. El quórum requiere de 129 almas sentadas y eso obligará al oficialismo a negociar aún más los proyectos de ley. Si bien ya lo venía haciendo, ahora será un tanto más complicado porque la ultraderecha jugará a radicalizar a Juntos por el Cambio algo que, de alguna manera, ya lo vino logrando. Entre Milei y José Luis Espert suman cinco diputados que le harán valer su peso en oro al macrismo al momento que precise de sus votos en una sesión.

En el Senado la situación no será muy diferente pero se siente un poco más. El Frente de Todos caerá de 41 a 35 senadores. Así el gobierno perderá la tranquilidad de contar con el control de esta Cámara y ahora le faltarán dos votos para el quórum, una condición que gozaban desde hace 38 años. El macrismo contará desde diciembre con 31 senadores, los suficientes para obligar a José Mayans, el jefe del bloque del FdT, a sentarse con más paciencia a negociar las sesiones. 

Provincia de Buenos Aires

Cuatro de cada diez votos del país provienen de la provincia que gobierna Axel Kicillof. En septiembre, el Frente de Todos había sufrido una derrota inesperada donde JxC le sacó una diferencia de casi cinco puntos. Ahora esa diferencia se reduce a la mínima expresión, 1,3 por ciento. Ese puede ser otro de los motivos por lo que Larreta consideró que no era una noche de festejos. Por el contrario, fue la razón de la alegría de Kicillof y también la de intendentes como Mayra Mendoza de Quilmes que recuperaron sus distritos de las derrotas de las PASO. El otro municipio "recuperado" es el de San Martín, tierra del ministro de Obras Públicas, Gabriel Katopodis. Es más, la mejora en el resultado legislativo le permitirá a Kicillof tomar el control del Senado provincial y, de esta manera, avanzar en reformas que necesitaba para poder gobernar con más tranquilidad.

La izquierda

El Frente de Izquierda de los Trabajadores-Unidad se convirtió en tercera fuerza nacional. No es un dato menor. Entre los cuatro diputados nacionales conseguidos se encuentra Alejandro Vilca, un trabajador que logró colarse entre Cambia Jujuy, la versión macrista de esa provincia que representa Gerardo Morales y el Frente de Todos. Al final del recuento provisorio, en esa provincia norteña cada partido se quedaba con una de las tres bancas en juego. En tanto, por la Ciudad de Buenos Aires regresa al Congreso Myriam Bregman que, junto a Vilca, Nicolás del Caño y Romina del Plá formarán el bloque de izquierda.

La ultraderecha 

Milei y Espert se reivindican libertarios o liberales. Sin embargo, sus discursos son la representación más clara y precisa de la ultraderecha. Jugando por los márgenes de la democracia y valiéndose del malhumor social, avanzaron sobre el universo de electores de Juntos por el Cambio. Está claro que sus votos llegan, en su gran mayoría, desde el macrismo al que cuestionan por "tibio". Milei y Espert juntan entre sí unos cinco diputados. No está claro si funcionarán como un solo bloque o interbloque. Es más probable que sea esta última opción porque les da más beneficios en cuanto a participación en comisiones y, sobre todo, en la cantidad de empleados que puedan tener en sus respectivos bloques. Triquiñuelas de la "casta" que suelen despreciar.

El arribo de la ultraderecha al Congreso no garantiza que tenga una conducta "patriótica" como reclama el Presidente y tal vez como lo necesita el país en estos momentos en que se comienza a salir de la pandemia, la del covid-19, y se pretende superar la del macrismo.

Los “medios términos”

Entre las muchas lecturas que se pueden hacer (De hecho se hacen y se seguirán haciendo …), en torno a los resultados de las elecciones legislativas celebradas ayer, sus anteriores en las PASO, el comportamiento en general e histórico de las elecciones en nuestro país y las correlatividades y diferencias que se van produciendo en las diferentes coaliciones y en los logros de estas en la urnas, una cuestión que parecería clara, es que en las elecciones de medio término, la diversidad se manifiesta con mas claridad que en las presidenciales.

Hay aquí una cuestión quizá necesaria y útil para entender las democracias actuales en tanto y en cuanto, la idea de diversidad, diferencia, “individualidad” como expresión de que lo particular es mas importante o definitorio que lo general o lo común, se ofrece mas como una veta discursiva para corroer ideas y organización en la ideas, de aquello que se planteé como “social” o “comunitario” que como algo que cuente fortaleza en su propio concepción de las cosas.

Volviendo a la idea que recorre este posteo … lo individual no puede ser pensado como aislado, anárquico, sin referencia a algún sistema de relaciones que articule “yo” con “otros”. Nadie se salva solo. Que cada quién haga su parte.

Daniel Roberto Távora Mac Cormack

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