Elecciones y conceptos

 

 

Rumbos y sentidos

Juan Elman escribe el newletter “Mundo Propio” Una vuelta a un mundo en desorden. Miradas, voces y lecturas para entender dónde estamos parados, en la plataforma digital CENITAL,

Acá, en Santiago, es tarde y la jornada fue larga. En el departamento donde estoy, dos artistas jóvenes que participaron en el estallido de octubre intercambian miradas sobre la elección. “Estamos desconectadas del resto de Chile”, dice una, insultos al aire mediante. La otra no le responde, está scrolleando memes en Instagram mientras se muerde los labios. Se detiene en uno con el mapa del país que ironiza: hace un estallido social contra el neoliberalismo y vota para cambiar la constitución...y vota por un pinochetista que estuvo a favor de mantener la dictadura. “No entiendo, weona, es que no lo entiendo”, dice. 

No conocen a nadie que haya votado por Franco Parisi, el factor sorpresa de la elección con el 13% de los votos, un candidato que hizo campaña sin pisar el país. De haberlo intentado posiblemente lo hubiesen detenido: tiene una causa abierta por no pasarle la pensión alimenticia a su expareja y una querella por estafa y lavado de dinero. A través de Zoom y redes sociales, su mensaje contra la casta política logró un resultado extraordinario en el norte del país, tradicional bastión de la centroizquierda: sacó 33% en Antofagasta, 28% en Arica y Parinacota, 27% en Tarapacá y 23% en Atacama. No llegó al 8% en la región de Santiago. 

José Antonio Kast confirmó y profundizó el liderazgo que le habían dado las encuestas, puestas en duda por un reciente historial de fallas y luego de un debate donde el ultraderechista tuvo una mala performance. Pese a eso obtuvo el 27,9% y es el claro ganador de la primera vuelta, aunque con una distancia mucho más corta que la que se proyectaba al principio de la noche. 

Estos son los resultados:

  • José Antonio Kast: 27,9%

  • Gabriel Boric: 25,8%

  • Franco Parisi: 12,8%

  • Sebastián Sichel: 12,7%

  • Yasna Provoste: 11,6%

  • Marco Enriquez-Ominami: 7,6% 

  • Eduardo Artés: 1,4%

A la espera de un panorama más claro, tres apuntes apurados.

1) El factor Kast

Una de las claves de la campaña fue el vertiginoso ascenso del líder ultraderechista, a expensas de Sebastián Sichel, la carta moderada de la coalición oficialista. En la derecha hubo dos primarias: la primera, la oficial, fue la que ganó Sichel como abanderado independiente contra el establecido Joaquín Lavín; después, la informal, fue la de Sichel contra Kast. Este último se mostró como una carta más sólida para enfrentar a la izquierda en una campaña donde Sichel tuvo varios errores y contratiempos, y donde entraron a jugar temas –el conflicto mapuche en el sur; el conflicto migrante en el norte– más cómodos para la narrativa del pinochetista.

Así que lo primero, creo, es advertir que la buena performance de Kast correlaciona con la mala campaña de Sichel. Aunque, como dijimos, en esa búsqueda de un envase más radical por parte del electorado de derecha se puede leer una tendencia occidental. 

Dicho esto, sería forzado soslayar el factor estallido en el ascenso de Kast. Suena plausible que este haya capitalizado votos en sectores que quieren terminar con las protestas y sus consecuencias materiales, aunque quizás las hayan apoyado en un primer momento e incluso hayan votado por el apruebo en el plebiscito de 2020.

Acá lo explica muy bien el analista Roberto Izikson en una entrevista con Augusto Taglioni:

Si Boric representa el 18 de octubre de 2019 de mucha mejor manera que cualquier otro, Kast representa el 18 de octubre de 2021, que es la necesidad de orden y paz para poder vivir tranquilos. De alguna manera lo que tenemos es un nuevo clivaje, que no es necesariamente izquierda-derecha, sino que es cambio vs orden, eso es lo que está en pugna hoy en día y por eso Kast se volvió opción. 

Eso es lo que dicen los analistas chilenos: que la carta del Orden se impuso sobre la de Cambio. Y claro que la palabra orden apareció en todas las conversaciones que tuve con votantes de Kast, pero no creo que sea suficiente para entender ese voto. O quizás sí y es todo más simple.

El jueves, por ejemplo, me encontré con una pequeña manifestación a horas de haber aterrizado. Era un grupo de menos de cien personas que pedía por la liberación de los encarcelados durante el estallido. Todo parecía normal hasta que se cruzaron con los carabineros, los pacos , y primero volaron insultos y luego piedras y botellas. Tuve que asumir mi condición de corresponsal inexperto y dejar de jugar a ser Jon Lee Anderson: empecé a correr. Para mi sorpresa, era el único. Todas las personas que estaban en la zona, en el centro de la ciudad, desde oficinistas trajeados hasta despistados en bicicleta, sabían por dónde encarar para evitar el lío. Diez minutos después, en una calle transitada que daba a la avenida de la protesta –pero del otro lado a donde estaba antes–, la gente ni prestaba atención a que los pacos ya habían empezado a correr a manifestantes.  

 

Una trabajadora ambulante me dijo que “ahorita volvieron esas vainas”, dándome a entender que no había habido escenas así por un tiempo. Le pregunté por cuanto.“Tres, cuatro días”, me respondió. Y eso fue el jueves. Al otro día, en honor a la tradición de la protesta de todos los viernes, hubo una más grande. Siguen siendo manifestaciones marginales comparadas a las del 2019 y la convocatoria con suerte superan las cien personas, pero es suficiente para paralizar la zona. Pasa todas las semanas. 

Me resultó fácil en ese momento entender por qué un dueño de un comercio local o alguien que tiene que pasar por ahí todos los días podría votar por alguien como Kast. Y esto es Santiago: posiblemente en la Araucanía, donde sacó el 42%, el axioma se explique mejor. 

Y es curioso, pero en la previa de la elección las voces que decían que Boric iba a arrasar y que Kast estaba siendo demasiado inflado por medios y encuestas dudosas me parecían igual de razonables que las que pronosticaban lo contrario. Los primeros también tenían buenos argumentos: señalaban la victoria del Apruebo a la opción constituyente con más del 80% y la gran elección que hizo la izquierda en las elecciones municipales y en las de la asamblea constituyente, donde la derecha no llegó al tercio de escaños. 

2) La implosión del duopolio

Ninguna de las dos coaliciones tradicionales de la política chilena va a disputar la segunda vuelta. El sistema de partidos que emergió con la transición ya estaba agotado ; ahora quedó oficialmente muerto. 

Lo que casi logra Beatriz Sánchez en 2017, cuando el Frente Amplio sacó el 20% de los votos, Gabriel Boric lo logró en 2021. Se repite así lo que pasó durante todas las elecciones de este año, en las que la izquierda –nucleada en la lista Apruebo Dignidad– se impuso a la ex Concertación, rebautizada Nuevo Pacto Social. Boric y todo el conglomerado de fuerzas que lo acompañan ocupan ahora ese lugar, pero no han ampliado significativamente el piso conseguido en la última elección y menos aún el de este año: casi 1.750.000 personas votaron en la primaria de Apruebo Dignidad, entre Boric y Daniel Jadue, del Partido Comunista. Poco más de 1.800.000 votaron por Boric ayer. Es un hito moderado. 

Y tendrá su impacto en la segunda vuelta. “Va a tener que pactar con todos los concertacionistas públicamente. La fuerza del Gabriel no va bien”, se quejaba un militante del Frente Amplio cuando las tendencias del escrutinio aparecían consolidadas. Provoste no lo dijo públicamente, pero toda su alianza está dispuesta a apoyarlo contra Kast. La gran pregunta es qué lugar le dará la campaña al Partido Comunista, socio de ruta y el cuco cantado para lo que se viene. 

Las internas dentro del campo de derecha también son jugosas. Su futuro liderazgo y perfil se encuentra en disputa. Un buen primer dilema para plantear es si Kast va a buscar moderarse para conseguir el apoyo explícito de Sichel y sus pares más centristas o si va a radicalizarse todavía más, apostando a la polarización contra Boric y sus aliados del PC y la “vieja política”, para conseguir los votos de Parisi. El tema es que nadie sabe realmente qué son “los votos de Parisi” y menos aún si van a volver a aparecer en la segunda vuelta. Pero ante la duda yo apostaría por la segura: la radicalización. 

Hay, de todos modos, algo más importante que el poroteo. El “duopolio” se va pero sus fantasmas siguen ahí: la participación fue del 47,19%, más baja que en las elecciones de este año y en línea con la tendencia de los últimos. Si a esto se le suma la votación de Parisi queda claro que la desconexión de una parte importante de la sociedad chilena con los partidos políticos (o “el sistema político”, ya no sé cómo llamarlo) sigue existiendo y quizás ha crecido. Para el proyecto político de Boric, que se supo heredero de una movilización contra las élites del país, esto debería ser el dato más preocupante, al margen del desenlace de la segunda vuelta.

3) El futuro

Decirlo es casi un lugar común, pero acá hay algo flotando en el aire. Los periodistas lo formulan; los chilenos confirman. Para empezar, Santiago está transformada: todas las paredes están tatuadas con consignas del estallido. La ciudad es un laberinto sitiado, repleto de vallas. Y los negocios aprovecharon el clima pandémico para seguir cerrando temprano, pero antes de irse colocan rejas antisaqueo. 

El diputado de izquierda Gabriel Boric (Apruebo Dignidad) y el dirigente de extrema derecha, Juan Antonio Kast (Partido Republicano), competirán el próximo 19 de diciembre por la presidencia de Chile.

Ambos candidatos pasaron a segunda vuelta en las elecciones realizadas este domingo.

Boric y Kast tienen ideas diferentes de gobierno y cada uno deberá negociar con los partidos que quedaron afuera de la segunda vuelta para que se acerquen a sus posiciones.

Las propuestas de Boric

A lo largo de 227 páginas, Boric plantea en su programa de gobierno varias reformas para el país.

Una de ellas es eliminar a las administradoras de fondos previsionales. En el programa se aclara que no se interferirá “en la propiedad de los fondos ahorrados hasta la fecha” con la fórmula actual.

Pero luego el cambio apuntará a que todas las cotizaciones irán a un fondo colectivo en el que constará el aporte personal. Todo el proceso será gradual, se aclara y la administración la hará un órgano público y autónomo.

Apruebo Dignidad señala que en el corto plazo uno de los principales temas a abordar es el de generar empleo. Se propone un “plan de reactivación”, en el que se plantea un rediseño al seguro de cesantía, el aumento a los subsidios de empleo, revisar la regulación de la subcontratación y el acceso a crédito a las pequeñas y medianas empresas.

En el programa, Boric considera urgente una transformación del modelo económico que abra espacio a la innovación, el desarrollo tecnológico y las actividades ambientalmente sustentables. Propone crear un Banco Nacional de Desarrollo, para cumplir ese objetivo.

También plantea cambios en el sistema tributario. Esas modificaciones se centran en el impuesto a la renta, separando lo que tributa una empresa y lo que pagan los dueños o accionistas y elevará la carga tributaria de quienes tienen rentas altas.


 

Las pequeñas y medianas empresas mantendrán sus beneficios actuales y no se cambiará el régimen para inversiones extranjeras.

A la vez, se crean nuevos impuestos: uno para la riqueza en Chile o en el exterior de quienes poseen altos patrimonios y otro para las utilidades retenidas de empresas que aún no tributan.

Se propone también una reforma en el sistema de salud. La idea de Boric es avanzar hacia un sistema único de salud a través de un Fondo Universal de Salud (FUS).

Otra medida está relacionada con el uso de drogas. Se fortalecerán los programas de prevención de su uso, pero a la vez se analizará habilitar el consumo recreacional del cannabis para mayores de edad.

Las propuestas de Kast

El candidato de extrema derecha plantea un gobierno de “austeridad”. Por eso, prometió que si llega al gobierno se reducirá el sueldo a la mitad, disminuirá “significativamente” los sueldos y asignaciones de los principales cargos y bajará de 24 a 12 la cantidad de ministerios.

A lo largo de la campaña las líneas programáticas del candidato más de derecha han sido objeto de amplio debate.

No soy extremo”, respondió Kast. Sin embargo, ha generado polémica con planteos sobre los migrantes, por ejemplo, un tema en agenda en los últimos meses. "Yo habría esperado que el Presidente tempranamente hubiese hecho lo posible, por ejemplo, con máquinas retroexcavadoras hacer una zanja y señalarle a la gente que quiere entrar de manera ilegal que hay un límite, que a veces no se nota en el altiplano", dijo Kast, al referirse a la frontera con Bolivia.

"Si usted hace una zanja de tres metros de profundidad y los cercos para que nadie caiga adentro y tampoco los animales, eso es factible y bastante económico", agregó.

En su programa de gobierno, Kast afirma que defenderá la vida “desde la concepción”. Por esa razón, anuncia que de llegar al gobierno derogará la “ley que posibilita el aborto” y reivindica “el derecho de las personas naturales y jurídica a la objeción de conciencia”.

El Estado “debe hacer todo a su alcance para proteger y fortalecer la familia, apoyando a los padres en su responsabilidad de cuidado y protección y educación de sus hijos”. Al respecto, los progenitores “contarán con un subsidio para acceder a la institución de educación de su preferencia”. En el programa, señala que todo niño tiene derecho a “tener un papá y una mamá”.

En esa línea, Kast propone ofrecer “incentivos económicos a las parejas casadas”, con planes de salud, reducción de la carga tributaria y modificando la legislación sobre la herencia.

Además, propone eliminar el Ministerio de la Mujer y transformarlo en representaciones horizontales internas de cada ministerio.

El candidato del Partido Republicano asegura que no tiene “ningún problema con el mundo homosexual” porque respeta “profundamente la dignidad de las personas”, pero luego aclara: "Cosa distinta es cuando se hace un lobby permanente para influir en las personas".

En otra parte del programa Kast plantea una “coordinación internacional anti-radicales de izquierda”. “Lo que está pasando en Colombia no es casualidad”, dijo en referencia a la serie de movilizaciones sociales que hubo este año. “Se repite el modelo del estallido antisocial en Chile. Nos coordinaremos con otros gobiernos latinoamericanos para identificar, detener y juzgar agitadores radicalizados”, se dice en el documento.

Por otro lado, propone dotar al Presidente de la República para que, en un Estado de excepción “pueda tener la facultad "de interceptar, abrir o registrar documentos y toda clase de comunicaciones y arrestar a las personas en sus propias moradas o en lugares que no sean cárceles ni estén destinadas a la detención".

En materia internacional, plantea romper relaciones diplomáticas con Cuba y Venezuela, no participar del Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas y respalda la idea de la supremacía soberana, porque las decisiones que toma el país están por sobre instancias o tratados internacionales.

De la Agencia Regional de Noticias en Página12

Venezuela

El chavismo obtuvo la victoria en 20 de las 23 gobernaciones disputadas en los comicios regionales en Venezuela, mientras que la oposición alcanzó el triunfo en tres, según el primer boletín del Consejo Nacional Electoral (CNE) de Venezuela.

El presidente del CNE, Pedro Calzadilla, informó la medianoche de este domingo que, con una transmisión de 90,21 % actas, la participación fue del 41,80 %, lo que corresponde a un total de 8.151.793 votantes. La participación en las pasadas elecciones de gobernadores de octubre de 2017 fue de 61,01 %. Sin embargo, en esa oportunidad la totalidad de cargos se eligieron por separado entre ese año y el 2018.

El gobernante Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) se impuso en los estados Amazonas, Anzoátegui, Apure, Aragua, Barinas, Bolívar, Carabobo, Delta Amacuro, Falcón, Guárico, Lara, La Guaira, Mérida, Miranda, Monagas, Portuguesa, Sucre, Táchira, Trujillo y Yaracuy. Del mismo modo, la candidata del chavismo, Carmen Meléndez, ganó la Alcaldía de Caracas.

Por su parte, la oposición obtuvo el triunfo en los estados Cojedes, Nueva Esparta y Zulia.

"Un buen triunfo, una buena victoria"

Tras conocerse los resultados, el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, se dirigió al país y afirmó que este había sido un "buen triunfo, una buena victoria, una buena cosecha".

"Hemos escuchado la voz del Consejo Nacional Electoral y se han dado resultados contundentes en las 24 entidades federales, que corresponden a 23 estados más la capital, Caracas", dijo.

El presidente envió un "agradecimiento enorme" al pueblo venezolano por la victoria obtenida. "Debemos continuar rectificando y aprendiendo", agregó.

Llamó a los gobernadores electos de la oposición a respetar los resultados y a reunirse, trabajar en conjunto, entenderse y mantener el "diálogo político para la acción". Además, dijo que en los próximos días convocará al Consejo Federal de Gobierno para realizar una mesa de trabajo conjunta con las autoridades electas.

Sobre la participación de sectores radicales de la oposición, alineados anteriormente con la abstención y con las acciones desestabilizadoras promovidas por el exdiputado Juan Guaidó, afirmó: "Quiero creer una nueva historia de respeto a la democracia, a las instituciones y trabajo mancomunado en el marco del Consejo de Gobierno".

"Un nuevo rumbo político"

Estas elecciones, según han expresado algunos analistas, definen un "nuevo rumbo político" caracterizado por el inicio de la despolarización y una oferta más amplia de candidatos pertenecientes a distintas organizaciones políticas opositoras, lo que marca la diferencia con procesos anteriores.

Esta jornada comicial ocurre en medio de un proceso de diálogo, que se encuentra temporalmente interrumpido, entre el Gobierno y diversos sectores de la oposición que habían desconocido los resultados de los procesos electorales anteriores y que habían llamado a no participar, tras la elección de la extinta Asamblea Nacional Constituyente (ANC), en 2017. 

Estos acercamientos, que se llevaron a cabo este año en México, tuvieron el foco en el establecimiento del cronograma electoral y en las garantías necesarias por parte del árbitro electoral para desarrollar unas votaciones cuyos resultados fueran reconocidos por la oposición y donde participara la mayor cantidad de veedores internacionales.

La exsenadora colombiana Piedad Córdova, quien participa como observadora internacional en las elecciones en Venezuela, asegura que vio "una disposición al diálogo" en la postura de Nicolás Maduro y también en la oposición que prefirió ganar en varios territorios "a través del voto, a través de la participación" y no ir a las 'guarimbas'.

A su vez, el periodista, escritor y documentalista Hernando Calvo Ospina afirma que han sido unos comicios "sin trampas y sin corrupción" y que se había podido comprobar todas las máquinas de voto. Por otro lado, destaca que la oposición "fue tremendamente dividida" en los días previos a la jornada electoral de este domingo.

Cifras de las elecciones

Para estos comicios, donde estaban llamados a participar 21 millones de venezolanos, se votó por 23 gobernadores, 335 alcaldes, 253 legisladores de concejos estadales y 2.471 concejales, para un total de 3.082 cargos.

Más de 70.200 candidatos se postularon y se espera que el próximo fin de semana los pueblos indígenas elijan a sus representantes a los Consejos Legislativos y Municipales, a través de asambleas generales.

En este sufragio se dispusieron 14.262 centros de votación con 30.206 mesas electorales en todo el país. A la plataforma tecnológica del sistema electoral venezolano se le realizaron 16 auditorías que fueron transmitidas en vivo, a través del canal web del CNE.

A la jornada electoral asistieron unos 300 veedores internacionales entre los que se encuentran miembros del Centro de Expertos Electorales de Latinoamérica (CEELA), de la Organización de Naciones Unidas (ONU), del Centro Carter y de la Unión Europea (UE). 

Esta es la votación número 29 que se lleva a cabo en Venezuela tras el triunfo en la presidencia del líder de la revolución bolivariana Hugo Chávez, en 1999. (RT)

Repercusiones del resultado electoral

Caracas, 22 nov (Prensa Latina) El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, llamó hoy a las autoridades electas en los comicios regionales y municipales a trabajar por el bienestar del pueblo por encima de cualquier diferencia política.

En el Palacio de Miraflores, sede del Ejecutivo, el mandatario celebró el triunfo de los candidatos del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) y sus aliados del Gran Polo Patriótico en un total de 21 entidades federales, 20 gobernaciones y la Alcaldía de Caracas.

El jefe de Estado envió un mensaje de agradecimiento al pueblo venezolano por la victoria electoral que consolidó al PSUV como la principal fuerza política del país.

Si estamos aquí de pie, si estamos hoy victoriosos, es porque hemos creado en conciencia en ese pueblo, en ese poder popular, del cual no hay que separarse nunca, es nuestra alma es nuestra guía”, expresó Maduro.

Asimismo, reiteró su llamado a todos los partidos y candidatos de Venezuela a respetar los resultados emitidos por el Consejo Nacional Electoral (CNE) en la madrugada de este lunes, tras contabilizarse el 90 por ciento de los votos emitidos.

El dignatario ratificó además la disposición del Ejecutivo nacional de trabajar de conjunto con los gobernadores de la oposición electos en los estados de Cojedes, José Alberto Galíndez, Nueva Esparta, Rafael Rodríguez, y Zulia, Manuel Rosales.

En tal sentido, manifestó el compromiso de repotenciar el Consejo Federal de Gobierno para fortalecer los planes de desarrollo de las demarcaciones estaduales y municipales.

Vamos a poner el acento de manera prioritaria en un diálogo político para la acción con todos los gobernadores y los alcaldes electos por igual”, aseveró el presidente.(PrensaLatina)

una arqueología de los conceptos 

Elias Palti, el reconocido doctor en Historia, docente en las universidades de Buenos Aires y de Quilmes e investigador del CONICET profundiza sobre las modificaciones de los regímenes de poder en los últimos tres siglos, es aquí entrevistado por Martín Canziani en el suplemento Universidad de página 12

Las primeras aproximaciones al conocimiento histórico nos llegan a partir de hechos fácticos y acontecimientos probados que garantizan un saber evidente y empírico de lo sucedido. Este primer acercamiento, más clásico en los saberes y tradiciones escolares, enfatiza los hechos por sobre los procesos y cubre el rastreo más complejo del devenir de ciertas ideas que con el correr del tiempo han ido modificando sus significados y moldeando la interpretación de los hechos pasados. En este segundo trabajo se destacan los historiadores de las ideas o de la historia intelectual que se encargan de perseguir conceptos y formas interpretativas a lo largo del tiempo. Ese trabajo, más complejo y fragmentario, permite dotar a los historiadores de un mejor marco interpretativo.

En el último tiempo se trabajó mucho alrededor de uno de esos conceptos fundamentales para la interpretación histórica que es el de lo político. Esta idea popularizada por el jurista alemán Carl Schmitt identifica a la instancia soberana de decisión bajo un estado de excepción. En su último libro, Una arqueología de lo político, el doctor en Historia por la Universidad de Berkeley y docente en las universidades de Buenos Aires y de Quilmes, Elías Palti, indaga sobre la forma en la que se fue redefiniendo este concepto a partir de las transformaciones de los diferentes regímenes de ejercicio del poder que se sucedieron a lo largo del periodo que el historiador argentino sitúa a partir del siglo XVII.

El Suplemento Universidad conversó con Palti, que también es investigador principal del CONICET y ganador del premio “Pensamiento de América Leopoldo Zea” del Instituto Panamericano de Historia y Geografía, sobre los debates dentro de la historia intelectual, los alcances de su investigación y su último libro. 

- ¿Cómo se pueden definir los alcances teóricos de la historia intelectual?

- Para empezar, se suele utilizar el nombre de nueva historia intelectual para diferenciarlo de la vieja historia de las ideas. Hay que aclarar que son etiquetas que se utilizan para resumir una serie de cambios que se dan en el ámbito de la historia intelectual en los últimos 30 o 40 años. La metodología de esa vieja historia de las ideas puede sintetizarse en tres pasos sucesivos: primero se enfoca en los contenidos de los textos, luego busca las filiaciones de esas ideas y finalmente lo vinculan al contexto histórico de la sociedad en la que se produce la obra. La nueva historia intelectual viene a reformular estos tres pasos. A diferencia de lo ocurrido con anterioridad, ahora ya no es tan importante lo que dicen los autores sino avanzar hacia los condiciones de posibilidad de lo dicho: cómo fue posible para esos autores afirmar lo que dijeron. Esto está vinculado a la idea de tratar de controlar los anacronismos conceptuales. Ahí cobran relevancia las categorías, imaginarios y supuestos que están funcionando en determinado tiempo histórico.

- ¿Qué particularidades tiene el abordaje de la historia intelectual en América Latina?

- La historia de las ideas se articula fundamentalmente a partir de una serie de antinomias que son paralelas entre sí. Una de ellas es la antinomia entre iluminismo y romanticismo. Acá se destacan dos formas distintas de entender a la sociedad: mientras que en la primera se privilegia una visión individualista de la sociedad, en la segunda se privilegia una visión organicista u holista de la misma. Ese juego de antagonismos nos permite ver si las ideas de los autores se acercan más a un modelo o al otro. En el caso de América Latina, estas oposiciones reaparecen y se privilegian dos interpretaciones: la interpretación liberal, que cree que nuestro continente se identifica con el lugar organicista de esta antinomia, por lo cual persiste una visión que le impide institucionalizar regímenes democráticos; o la expresión más revisionista donde se parte de la misma antinomia, pero se invierten las cargas valorativas. Para esta segunda interpretación, la visión organicista le permite estar más atentos a las demandas nacionales y populares frente a la fracción del pensamiento racionalista.

Estos elementos son los que el autor alemán Reinhart Koselleck llama conceptos asimétricos, conceptos que se definen por su mutua oposición siendo que uno recoge todos los elementos negativos que le han sido otorgados al anterior, y en estas visiones América Latina ocupa el lugar de una anomalía dentro de la historia intelectual en general. Esto hace que el estudio siempre se enfoque en ver cuál es la peculiaridad local y, al enfocarse en estas realidades, se impide interrogar a los modelos de pensamiento. Esos modelos aparecen siempre como perfectamente consistentes, racionales y si eventualmente un pensador latinoamericano se apartó de esos modelos, el problema es del autor y no de los modelos.

La nueva historia intelectual se propone todo lo contrario, desmontar la historia de modelos para pasar a una historia de problemas. Esto quiere decir que se busca desmantelar la apariencia de perfecta racionalidad y mostrar hasta qué punto estos mismos modelos resultan problemáticos. Es justamente en la problematización de conceptos donde se corta con aquello que viene dado.

Cómo pensar lo político

- ¿Qué es la arqueología de lo político y por qué centró su atención en los modos de producción de un efecto de justicia?

- La arqueología del saber de Foucault es fundamental para la producción de este libro. Lo que hace el filósofo francés en ese trabajo es rastrear la manera en la que se fueron reconfigurando esos regímenes de saber, esos suelos conceptuales a partir de los cuales se van a articular los discursos. La historia de ideas presupone que las ideas no cambian porque se despliegan sobre un suelo homogéneo. Lo que trata de demostrar Foucault es cómo esos suelos conceptuales se rearticulan y por eso la serie de supuestos de las que parten los autores ya no son las mismas. Conceptos como razón o nación tienen cambios muy profundos con el paso del tiempo y refieren a cosas distintas. Esos cambios en los regímenes de saber se corresponden con cambios en los regímenes de ejercicio del poder. Cada régimen de saber es un modo particular de producción de un efecto de justicia. Mi libro arranca en el siglo XVII cuando se produce lo que se conoce como secularización del mundo, cuando se pensaba que existía un orden de justicia trascendente. Lo que es bueno o malo no lo es por su propia naturaleza sino porque está inscripto en el mismo plan de la creación. Es un orden objetivo: asesinar está mal y eso es independiente de la voluntad de los sujetos. En el siglo XVII se produce un quiebre, si bien no se abandona la idea de un orden de justicia trascendente, se quiebra la unidad dentro de la cristiandad a partir de las guerras de religión, y eso permite pensar que la esfera de justicia trascendente ya no resulta inaccesible. Es decir, si hay un mínimo de verdad última, existe, pero lo que hay que hacer es interpretarla. Nadie ya puede arrogarse ser el vocero de esa verdad última. Esta es la gran crisis del siglo XVII.

De alguna forma, el siglo XIX va a venir a resolver la crisis abierta en el siglo XVII poniendo en el lugar del dios caído, una serie de nuevas categorías que van a funcionar dándole un sentido trascendente una vez quebrado todo sentido de trascendencia. Lo que se juega en el siglo XIX es cómo lograr un efecto de justicia trascendente una vez que esos valores o principios universales han sido desmantelados. La respuesta a eso es que en el siglo XIX se ponen en el lugar de dios otros conceptos como son el de historia, el de nación, el de razón, etc.

- ¿Cuáles son los límites que encontró la modernidad para pensar lo político por fuera de las estructuras religiosas?

- El problema que se plantea con la modernidad está en tratar de articular un sentido de comunidad una vez que hemos sido abandonados por la mano de dios e introducidos a una condición meramente animal. Digamos, cómo encontrar un fundamento último en el propio ámbito de lo profano. O dicho de otra forma, cómo una ley subjetivamente articulada puede imponerse objetivamente incluso sobre la voluntad de sus propios creadores. Ese es el gran desafío de la modernidad. Un procedimiento típico que comienza a evidenciarse durante el siglo XIX es un desdoblamiento de los conceptos políticos. Como bien explica Kantorowicz en su libro Los dos cuerpos del rey, en el imaginario medieval el cuerpo del rey estaba escindido en dos: uno era el cuerpo místico que no moría, que era su investidura, y otro era su cuerpo mundano o material que era mortal. En el siglo XIX se produce algo similar con lo que podríamos llamar los dos cuerpos de la ley. Por un lado, tenemos las leyes ordinarias que serían el cuerpo material de la ley, pero por encima de eso se debe colocar el cuerpo místico de la ley. Uno puede cuestionar la ley, pero en el interior de ese mismo orden jurídico debe cobrar un carácter trascendente e inmutable. Los cuestionamientos se realizan siguiendo los mismos mecanismos jurídicos a través de los cuales la ley fue creada. Lo que se trata de hacer es sacralizar los marcos dentro de los cuales se despliega ese orden jurídico. Eso no termina nunca de resolver el problema porque esos marcos jurídicos son meras creaciones humanas y es ahí donde emerge propiamente la política. Ahí habría que distinguir una política generalizada de una política restringida. Esta última es la que se da en el interior de un cierto marco normativo. La cuestión central ahí es lo que Carl Schmitt llamó el ámbito de lo político, y es lo que yo retomo en el libro: qué pasa cuando lo que se ponen en duda son los fundamentos mismos de ese orden político o jurídico. Ahí es donde emerge la subjetividad y donde se plantean cuestiones netamente políticas.

Cambios en la noción de sujeto

- ¿Qué ocurre entonces con la noción de sujeto luego de estos cambios?

- En el siglo XX aparece una idea de sujeto más fuerte y elusivo. Esto tiene que ver con el quiebre de las concepciones teleológicas evolucionistas del siglo XIX. Badiou sintetiza muy bien esas transformaciones. Él dice que el siglo XIX es un siglo donde la realización de esos fines hacia los cuales marcharía la humanidad se los piensa como más seguros, la lógica histórica conduciría a ellos, pero al mismo tiempo se los proyecta sobre un futuro siempre vago e incierto. El siglo XX es el momento donde esas proyecciones de sentido tienen que dar prueba de su realidad, pero al mismo tiempo ya no se puede confiar a la misma lógica de la historia sino que esto va a demandar una intervención subjetiva. No se abandona la idea de una verdad en la historia, pero hay que forzar a la historia a decir su verdad.

La idea de sujeto cobra aquí un carácter mucho más sustantivo. En el siglo XIX hay una idea de sujeto, pero la misión del sujeto en la historia es llevar a cabo esos fines que están inscriptos en la propia lógica de la historia, realizar aquello hacia lo que la propia historia tiende. Hay leyes de la historia como hay leyes de la naturaleza. En el siglo XX hay un cambio respecto de estas lógicas, el sujeto ya no se vuelve un mero portador de ciertos fines que le vienen dados por la propia historia, sino que es el propio sujeto el que tiene que dictaminar cuáles van a ser esos fines a los cuales se debe orientar la historia. Cobra un sentido mucho más sustantivo el concepto de sujeto, pero al mismo tiempo se vuelve más elusivo porque una vez que se pierde la idea de que hay un recorrido histórico, de que hay una cierta idea de historia, un curso unitario y uniforme que conduce hacia algo, entonces se pierde el marco dentro del cual esas acciones cobran un sentido trascendente. Hay que suponer que la historia marcha hacia algo porque si no ese accionar subjetivo se agota en sí mismo. 

- ¿Qué ocurre con el carácter explicativo de los conceptos?

- Esta paradoja que aparece en el siglo XX se traslada a todos los conceptos políticos. Diría que es lo que se produce a través de un largo proceso de desubstancialización de los conceptos, esto quiere decir que van perdiendo todo contenido positivo. En la primera mitad del siglo XX, si uno hablaba de pueblo o clase obrera tenía un referente al cual remitir. Durante la segunda mitad del siglo XX aparecen con mayor fuerza conceptos como el de multitud y se ve claramente cómo se pasa del concepto clase obrera a este otro que es mucho menos definido. Para el marxismo el concepto de clase obrera era una categoría definida que supuestamente era portadora de un determinado proyecto histórico que le venía determinado a partir de su propia situación estructural. Sin embargo, conceptos como el de multitud sólo se definen a partir de su propio pulso a su automanifestación, pero no tienen una finalidad o proyecto político por detrás que la venga a determinar. Este nuevo concepto de sujeto del que hablábamos se vuelve mucho más poderoso en el siglo XX, pero también más elusivo. Esto tiene que ver con lo que yo llamo segunda desacralización o secularización del mundo. Si la primera ya la fechamos en el siglo XVII, lo que se produce ahora es el quiebre de esos mismos conceptos surgidos en el siglo XIX. La gran pregunta que se plantea a fines del siglo XX y principios del XXI es cómo articular un sentido de comunidad cuando no sólo nos vemos abandonados de la mano de dios, sino también cuando se han quebrado esos conceptos que venían a dar sentido en un universo ya secularizado. Qué hacer cuando los conceptos del siglo XIX como razón, historia, etcétera ya han perdido su eficacia simbólica como dadores de sentido trascendente en un universo ya secularizado, esa es la gran pregunta que queda planteada. 

De cómo pensamos. Esas categorías conceptuales y modelos mentales que van dando forma a las diversas cosmovisiones y teorías de la realidad, de lo que sucede en el mundo y de porque se ha llegado hasta aquí, dependerá en buena medida, las conductas y relatos que las justifiquen. En estos tiempos neoliberales, llenos de incertidumbre, falsas seguridades, discursos mentirosos y justificación de privilegios, injusticias y desigualdades varias, una de las pocas certezas hace a la condición de “lo humano” en su función: Humanizar la vida en el planeta. Esa certeza decía, surge del carácter gregario de “lo humano”: Nadie se salva solo. Que cada quién haga su parte.

Daniel Roberto Távora Mac Cormack

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