Elecciones, números públicos y de como construir sensaciones y realidades.

 

Resumen a dos días de las elecciones

Creció a 71% la participación entre las PASO y las generales. Se mantuvo la diferencia entre Juntos por el Cambio y el Frente de Todos a nivel nacional. En Diputados, el FdT se queda con 118 bancas, contra 116 de JxC. En el Senado, el FdT pierde el quórum propio y pasará a depender de fuerzas provinciales. El FdT logró revertir el resultado de las PASO en Chaco y Tierra del Fuego. En provincia de Buenos Aires se achicó la distancia y el peronismo recupera el senado provincial. En Santiago del Estero reeligió el gobernador Zamora. Alberto Fernández convocó al diálogo a la oposición

Una lectura nacional a nivel de bancas muestra un empate. El Frente de Todos pasa de tener 119 bancas en la Cámara de Diputados a 118, mientras que Juntos por el Cambio ponía en juego 60 y las renovó todas, lo cual lo deja en 116. Sin embargo, la letra chica muestra ganadores y perdedores. Del lado de los ganadores, la principal coalición opositora logró crecer en el Senado y pasó del 35% del recinto al 43%. El Frente de Todos baja del 57% a 48% de las bancas. Esto lo deja sin quórum propio, algo que no había pasado nunca bajo un gobierno peronista.

De esta manera, de cara al futuro la llave de la gobernabilidad la tendrán los bloques provinciales, tanto en la Cámara de Diputados como en el Senado. Los legisladores articulados por gobernadores clave (Río Negro, Misiones, Córdoba, por mencionar algunos) serán los más tentados por oficialistas y por opositores para avanzar o bloquear las respectivas agendas legislativas.

Provincia de Buenos Aires 

En la provincia de Buenos Aires, el Frente de Todos sumó 440.00 votos más que en las PASO y llegó al 38,53% de los votos. Mientras que Juntos por el Cambio retuvo los votos de la interna entre Diego Santilli y Facundo Manes, y creció 200.000 más, quedando en 39,81%. Ambos espacios obtienen la misma cantidad de bancas. 

Esto deja a las principales coaliciones empatadas en 15 bancas cada una. En 3° lugar quedó Avanza Libertad, la alianza liderada por José Luis Espert y que logra ingresar 3 diputados nacionales, 1 más de los que los cálculos según las PASO le asignaban. Al 4° lugar queda desplazado el Frente de Izquierda y de los Trabajadores-Unidad, que retiene sus 2 bancas en el distrito.

Por la recuperación del FdT, el espacio quedó con 23 senadores en el recinto provincial, empatando en cantidad con Juntos por el Cambio (con el desempate de la vicegobernadora Magario). En las secciones electorales, el Frente de Todos solo ganó en la Tercera, mientras que Juntos por el Cambio conquistó las 7 restantes. Entre ellas, todas las que ponían en juego senadores provinciales (Primera, Cuarta, Quinta y Séptima).

La elección en el principal distrito del país deja una constancia pero también un matiz para la remontada. La primera: la provincia bonaerense sigue siendo cambiemita en el interior y peronista en el conurbano. La coalición opositora, además, pudo sostenerse en parte de la Primera y la Segunda Sección Electoral, cercana a CABA. El corazón del voto del Frente de Todos se concentró en la Tercera.

En lo que respecta al matiz de la remontada, si bien el Frente de Todos ganó en 4 municipios más que en las PASO 2021 y creció en votos, la diferencia entre la proporción de votos de las elecciones de septiembre y las de ayer domingo no fue muy marcada a nivel municipal ni estuvo concentrada regionalmente.

CABA

Juntos por el Cambio sigue fuerte en la capital del país, pero mantiene un piso del cual no creció demasiado. Entre las PASO de septiembre y ayer creció unos 2.000 votos y en términos porcentuales cayó del 48,8% al 47%. En este sentido, se encuentra lejos del millón de votos alcanzado y superado en elecciones anteriores en el distrito.

Los datos de color del distrito vienen desde los extremos. Por la izquierda, con el 7% de los votos, Myriam Bregman (FIT-U) ingresó a la Cámara de Diputados. Por segunda vez desde el retorno a la democracia en 1983, la izquierda troskista logró ganar una banca en el recinto. La última vez fue en el año 2001, donde la Alianza Izquierda Unida formada por el Partido Comunista y el Movimiento Socialista de los Trabajadores logró ganar una.

Por la derecha, Javier Milei y La Libertad Avanza lograron ingresar 2 legisladores en la Cámara de Diputados de la Nación. Pasa del 13,9% al 17,03% de los votos, creciendo en casi 70.000 apoyos adicionales. Se espera que ambos diputados coordinen acciones con los que ingresen por la provincia de Buenos Aires de la mano de Espert y armen un bloque de 5 bancas liberales.

Provincias con senadores

De las ocho provincias que eligieron senadores, la oposición ganó en seis: Santa Fe, La Pampa, Chubut, Mendoza, Córdoba y Corrientes. 

En La Pampa, es la primera elección general en la que gana la oposición al PJ desde 1985. No es la peor elección del partido en el distrito pero sí es la tercera mejor elección de la oposición, que por lo tanto se lleva los dos senadores. 

Las dos provincias restantes dos las mantuvo el Frente de todos: Catamarca y Tucumán. En esta última se retuvieron los dos senadores pero con una caída significativa desde las PASO (de 48 a 41%). 

Llamado al diálogo

El presidente de la Nación dijo que convocará a la oposición al diálogo para avanzar con una agenda “tan compartida como sea posible”. Además, confirmó que enviará en la primera semana de diciembre al Congreso un proyecto con el Programa económico plurianual para el desarrollo sustentable.

De acuerdo al mensaje, ese programa contemplará “los mejores entendimientos que nuestro gobierno haya alcanzado con el staff del FMI”. 

El presidente se dirigirá a los representantes de la oposición surgidos de la voluntad popular para acordar la agenda de futuros temas a tratar.  (Cenital)

14N en Argentina

Jorge Alemán, Psicoanalista y escritor. Autor de varios libros, entre ellos Capitalismo: Crimen perfecto o Emancipación y Pandemónium: Notas sobre el desastre. Escribe en Página 12

En las elecciones se suele emplear la clásica terminología binaria: el oficialismo representado por el Frente de Todos y la oposición Juntos por el Cambio, dos fuerzas políticas mayoritarias que se mantienen en pugna. 

Pero una lectura, a mi juicio más pertinente, exige desbordar los términos oficialismo-oposición. En realidad el poder está directamente encarnado (no representado) por Juntos por el Cambio, una hibridación típica de las derechas ultraderechizadas que combina una multiplicidad de ingredientes a condición de que la significación política de los mismos sea cero, salvo su rechazo patológico hacia el kirchnerismo. Juntos por el Cambio en sus enunciados es reconocible en aquellas formaciones de asalto a la democracia, presentes en otras latitudes: una melange de autoayuda, apelaciones a la libertad de no se sabe qué, lucha contra un mal intangible y la denuncia de un Estado corrupto. Este es su santo y seña, con tan poco, con casi nada tienen todo. Actualmente la mayor demostración de poder es demostrar que se captura a las almas aún diciéndoles la verdad de todo lo horrible que están dispuestos a hacer con ellas. Justificar está realidad por el "voto bronca" o por las debilidades de quienes gobiernan es insuficiente. La eficacia de las derechas ultraderechizadas se fue preparando para cuando el Neoliberalismo se encontrara con su crisis de representación y estamos en ese momento histórico.

El Frente de Todos, a pesar de estar en el gobierno no es un Poder, en todo caso es un contrapoder con una realidad institucional y orgánica insuficiente y un gran potencial de tramas militantes y populares. Bastaba con verlo en el Bunker, sus consignas apelan permanentemente a una épica histórica, el combustible kirchnerista hace aflorar una memoria de lucha y de tiempos que vendrán por la Emancipación. En este aspecto vive en otro universo que Juntos por el Cambio, vive en un mundo donde hubo dictaduras, fusilados, desaparecidos que algún día retornarán a través de sus banderas de lucha. Hay una continuidad histórica argentina en el Frente de Todos. 

Es exactamente todo lo que Juntos por el Cambio debió rechazar para su propia constitución como fuerza del Poder. Por ello es un formación "nopolítica" estructuralmente negacionista. 

En este horizonte no hay oficialismo y oposición más que en un plano formal. En el interior de la estructura social argentina hay un poder de Juntos y una contra hegemonía del Frente.

El puente no está solamente roto, ni siquiera existe entre universos incompatibles de raíz. Pero sin embargo el Frente, por responsabilidad de gobierno no tiene más remedio que proponerlo, del mismo modo que lo tiene que hacer con el Fondo. Para construir un gobierno hay que hacer que se intenta dialogar con un poder que no dialogará nunca. Es la condición dramática de esta situación. No tener poder pero si estar afectado por la responsabilidad de Estado. 

El Frente de Todos, la difícil y compleja incardinacion entre una maquinaria electoral y un movimiento histórico tiene ahora, después de su repunte el 14N, que tomar aquellas decisiones que lo pongan a la altura del movimiento argentino, el unico capaz de transformar la dolorosa situación del país. No para arrebatarle votos a la derecha, cosa que en principio no está garantizada, sino para preservar lo más valioso: su legado histórico.

Dólar blue: el golpe certero de la derecha

Escribe el periodista experto en economía Alfredo Zaiat, en página 12

Uno de los tradicionales golpes que provoca un estado colectivo de zozobra, que hace sentir que se está viviendo bajo la amenaza del caos inminente, es el alza persistente del dólar marginal. Es incierto lo que puede pasar en el corto y mediano plazo con esa cotización. Pero lo concreto es que no hubo un desborde el día después de las elecciones. El objetivo político ya estaba cumplido.

Por qué la cotización del marginal no siguió subiendo luego de marcar un pico de 207 pesos antes de las elecciones. El día después cerró a 199,50

Con los resultados de las elecciones de medio término se probó una vez más que la derecha política tiene un proyecto de país que hoy transparenta sin pudor. En el espacio público se expresa en despedir con indemnizaciones reducidas, aumentar fuerte las tarifas, aplicar bruscas devaluaciones, estigmatizar beneficiarios de planes sociales, y otras varias iniciativas con esa misma orientación regresiva. En definitiva, es un proyecto de exclusión social y violencia simbólica que convoca, pese a ello, a un porcentaje importante de sus víctimas que no son sólo integrantes de las clases medias, sino también de grupos sociales de ingresos bajos.

Para ampliar consensos sobre medidas regresivas despliega una estrategia implacable: golpear en forma permanente la fibra más íntima del miedo social. Para ello cuenta con un amplio dispositivo de medios de comunicación de derecha.

Uno de los tradicionales golpes que provoca un estado colectivo de zozobra, que hace sentir que se está viviendo bajo la amenaza del caos inminente, es el alza de la cotización del dólar marginal, denominado en el mercado ilegal como "blue". Una suba persistente de ese precio, pese a que se trata de una plaza muy pequeña en volumen de negocios diario, tiene el atributo de generar un clima de incertidumbre general, precisamente porque el dispositivo de difusión de la derecha amplifica la importancia de ese mercado.

La cotización del blue entonces no es sólo un juego de oferta y demanda en un segmento ilegal, sino que resulta una herramienta política para influir en el ánimo de la población. Una vez más quedó al descubierto esa estrategia en las semanas previas a las recientes elecciones cuando la misión era marcarlo en 200 pesos, objetivo conseguido en los días previos a depositar el voto en las urnas, hasta alcanzar un pico de 207 pesos.

En la última jornada antes de los comicios, el mercado de cambio oficial había registrado el mayor volumen de operaciones desde diciembre de 2019, por más de 950 millones de dólares. Es cierto que previo a cada proceso electoral se registra un mayor movimiento en ese mercado, pero en éste no fue muy diferente. Sin embargo, de acuerdo a los títulos catástrofes y los varios análisis que circulaban en el mundo empresarial, el desborde cambiario era inevitable el día después.

Unas pocas cifras colaboran a contextualizar la situación y exponer cómo ha jugado la movida política de la derecha en relación a la cotización del blue en los días previos: en cinco días antes y cinco días después de las siguientes elecciones el Banco Central intervino con ventas por 988 millones de dólares (en la legislativa 2013), 2865 millones (en la presidencial 2015), 1490 millones (en la legislativa 2017), 3091 millones (en la presidencial 2019) y 1040 millones de dólares (en la legislativa 2021, en los cinco días previos).

La sucesión de crisis ha incrementado los rasgos bimonetarios de la economía, lo que genera comportamientos preventivos por el temor a padecer las consecuencias de una debacle. La cotización del dólar, por lo tanto, se ha convertido en una variable muy sensible en la generación de expectativas sociales, económicas y políticas. O sea, la paridad cambiaria no cumple la exclusiva función de fijar condiciones macroeconómicas básicas, sino que es una variable fundamental para crear un determinado clima social vinculado con la situación económica.

La capacidad de intervenir en un proceso de desestabilización, generando miedos colectivos por eventuales desbordes, se potencia por la existencia, en una economía bimonetaria, de un régimen de control de cambios estricto que limita el acceso a dólares. La cotización del dólar blue adquiere, en este contexto, una relevancia desmedida teniendo en cuenta la dimensión de los montos involucrados en las operaciones de cada día en ese mercado.

 El alza del precio en la plaza marginal influye en la formación de expectativas de devaluación, pese a que esa cotización no tenga nada que ver con esa posibilidad, y actúa, especialmente, en crear la idea de una situación de desmanejo de la economía. Esto último tiene el objetivo, en meses previos a elecciones, de afectar las chances del oficialismo. 

El dólar blue bajó del pico de 207 pesos y el día después de las elecciones cerró a 199,50 pesos. Es incierto lo que puede pasar en el corto y mediano plazo con esa cotización. Pero lo concreto es que no hubo descontrol. ¿Por qué no siguió subiendo? ¿Qué cambió desde los días turbulentos de la semana pasada al día después de las elecciones? Nada en especial en el complicado frente financiero y cambiario; sólo que sucedió el acto electoral y la derecha (económica y mediática) ya había dado uno de sus certeros golpes para influir en el estado de ánimo social previo a las elecciones.

El Gobierno buscará "el mayor consenso posible" para el programa económico plurianual

El Presidente anunció el domingo por la noche la definición de un programa que contemplará los mejores entendimientos que el Gobierno haya alcanzado con el staff del FMI en las negociaciones que lidera el ministro Martín Guzmán.

El Gobierno nacional buscará "el mayor consenso posible" para al proyecto de ley que contendrá el Programa Económico Plurianual para el Desarrollo Sustentable que el presidente Alberto Fernández enviará al Congreso en los primeros días de diciembre próximo, aseguraron este lunes fuentes oficiales.
"Es una idea que viene ya desde hace varios meses, pero era difícil de concretar en un tiempo electoral como el que estábamos viviendo. Se trata de un pacto sobre el que se quiere lograr el mayor consenso posible" y que tendrá en cuenta los "mejores entendimientos" que se puedan arribar en las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI), subrayaron las fuentes.
Por eso, una vez concluido el proceso electoral de medio término y ya conocidos los resultados, el Presidente anunció el domingo por la noche, mediante un mensaje grabado, la definición de un programa que contemplará los mejores entendimientos que el Gobierno haya alcanzado con el staff del Fondo Monetario Internacional en las negociaciones que lidera el ministro de Economía, Martín Guzmán.


El proyecto fue coordinado y cuenta con el aval de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, del titular de la Cámara de Diputados, Sergio Massa y con otros importantes referentes de la coalición de Gobierno, dijeron las fuentes, en línea con lo que señaló Fernández respecto a que dentro del Frente de Todos existe la "plena voluntad de alcanzar un acuerdo sostenible".

La Argentina viene negociando desde el año pasado con el FMI un acuerdo de reestructuración de la deuda por US$ 45.000 millones que asumió la gestión Cambiemos, en 2018, de manera de poder despejar los vencimientos de los próximos años para permitirla consolidación de la recuperación económica.

Las negociaciones incluyeron distintos encuentros del presidente Fernández con la directora gerenta del FMI, Kristalina Georgieva, el último de ellos en el marco de la Cumbre de Países del G20 que se realizó en Roma hace tres semanas.

El mensaje de Fernández, en ese sentido, buscó dejar en claro que las negociaciones con el organismo multilateral siguen adelante y que se insistirá en alcanzar un acuerdo "sin renunciar a los principios de crecimiento económico e inclusión social", como expresó anoche el jefe del Estado.

Las mismas fuentes también remarcaron que el envío del proyecto de ley con el programa plurianual es "el camino hacia el acuerdo" con el FMI, con lo que buscaron dejar en claro que para alcanzar el entendimiento final "todavía falta".

"En esta nueva etapa profundizaremos nuestros esfuerzos para llegar a un acuerdo sustentable con el FMI. Debemos despejar las incertidumbres que conllevan deudas insostenibles como ésta. Y debemos hacerlo preservando las condiciones que nos permitan seguir por el sendero de la recuperación con generación de empleo, apuntando al mismo tiempo a una reducción persistente del mal inflacionario", dijo el jefe del Estado.

En ese contexto, el Poder Ejecutivo enviará en la primera semana de diciembre al Parlamento el proyecto de ley para su discusión, en un ámbito "donde siempre hay sondeos y negociaciones permanentes", y lo mismo ocurrirá en el espacio que viene funcionando desde los primeros meses del año del Consejo Económico y Social (CES).

"La vicepresidenta (Cristina Fernández de Kirchner) siempre tuvo la idea de que la deuda se discuta en el Congreso y por eso estuvo mal el ex presidente (Mauricio) Macri tomando una deuda que no pasó por el Congreso, como dice la Constitución Nacional. En su momento se votó una ley que señalaba que la deuda debe pasar por el Parlamento", recordaron las mismas fuentes.
El Gobierno confía, y así lo repitió el Presidente anoche, en que con un crecimiento del PBI previsto para este año por encima del 9%, a principios de 2022 la Argentina logrará recuperar la caída por la pandemia.

"A principios del año próximo, la producción industrial no solo habrá recuperado lo perdido en 2020, sino que también se habrá repuesto de los daños causados por las crisis económicas y financieras de 2018 y 2019. Tenemos, en la actualidad, las exportaciones más altas en 8 años. La inversión este año crecerá alrededor del 30%. Y la producción industrial sigue a la vanguardia de la recuperación", subrayó Alberto Fernández.
Pero a pesar de los números promisorios, el Presidente volvió a marcar que el "escollo más grande" que queda pendiente es la deuda contraída durante el gobierno de Mauricio Macri.

(Telam)

Otra vez las presiones del Fondo

La periodista Liliana Franco escribe en Ámbito Financiero

Continuamos trabajando para lograr un entendimiento completo sobre un plan integral que pueda abordar de manera duradera los desafíos económicos y sociales más urgentes de Argentina, incluida la alta inflación, que perjudica de manera desproporcionada a los más vulnerables”, señaló un vocero del Fondo Monetario Internacional ante la consulta de Ámbito.

La fuente aclaró que “es importante que este plan cuente con un amplio apoyo político y social. Nuestro objetivo sigue siendo ayudar a Argentina y su gente” avalando la estrategia oficial de que el programa sea aprobado por el Parlamento.


 
De esta manera el organismo hace saber que “se continúan las conversaciones” pero no da precisiones el nivel de avance en las negociaciones con el equipo que preside el ministro de Economía, Martín Guzmán. Si se ocupa de aclarar que se busca un “entendimiento completo” dando a entender que este acuerdo aún no se ha logrado.

Cabe señalar que Argentina al estar negociando un acuerdo de Facilidades Extendidas que implica un programa de 10 años, el Fondo también demanda que cuente con el mayor consenso de las fuerzas políticas del país. “En tanto abarca más de un periodo electoral”, explican en el organismo.

Además, desde que se comenzaron las negociaciones el Gobierno también anticipó que su intención era que el eventual acuerdo fuera aprobado por el Parlamento.

Es más, el Frente de Todos siempre cuestionó que el Gobierno de Mauricio Macri no hay elevado al Parlamento el acuerdo por el cual Argentina demandó unos 56.000 millones de dólares.

Justamente lo que se está negociando es la restructuración de este préstamo que demanda compromisos por unos 19 mil millones de dólares el año 2022.

El Presidente este domingo en su discurso confirmó que en diciembre se enviará al Congreso el programa diseñado por el equipo económico y los puntos de acuerdo alcanzado con el staff del FMI. Esto no significa, explicaron fuentes oficiales, que el programa cuente con el total aval del organismo. “Presentaremos lo que el gobierno argentino está dispuesto a implementar", señalan al mismo tiempo que admiten que lo que se enviará al Parlamento signifique el acuerdo con el FMI. “Contendrá los puntos que el Gobierno está dispuesto a cumplir”, explican en la Casa Rosada.

Las conversaciones continúan y Argentina sigue demandando que el Fondo tome una decisión respecto a los sobrecargos por exceder la cuota del préstamo, fondos que demandaran unos u$s1.000 millones adicionales por año. Este reclamo, desde el oficialismo, se supo poner como una condición previa a lograr un acuerdo con el organismo que preside Kristalina Georgieva.

Asimismo, este lunes el presidente Alberto Fernández reiteró su pedido de que “los Estados que no requieren de estos Derechos Especiales de Giro puedan cederlos voluntariamente hacia Naciones que sí lo necesitan”.

En caso de prosperar Fernández lo que aspira es a “impulsar un Pacto entre los países desarrollados y los Latinoamericanos y Caribeños para utilizar estos DEG en la capitalización de los Bancos Regionales de Desarrollo, que sea acompañada por la creación de un Fondo de Estabilización que los apoye con garantías para fortalecer su acción contra cíclica” explico el primer mandatario en su alocución por la ceremonia por los 30 años de la primera reunión de Jefes de Estado y de Gobierno de los países de la Comunidad Iberoamericana.

El resultado de las elecciones “le da aire al gobierno”

El sociólogo y analista político, Roberto Bacman, aseguró que “ante la peor de las hipótesis se dio una intermedia” para el oficialismo que le permite “decir: ahora tenemos gobernabilidad institucional”. Sostuvo que “esta situación le cayó muy mal a Rodríguez Larreta”. Escribe Diego Colao, Periodista, escribe en VaConFirma(VCF)

Roberto Bacman, sociólogo y director de la consultora Ceop Latam, afirmó que “el festejo” en las elecciones del domingo “fue para el Frente de Todos”, y planteó que a pesar de que “esperaban una noche terrible, terminaron con algunas noticias que les permiten decir: ahora tenemos gobernabilidad institucional”.

Es la primera vez en muchos años que veo que festejan más en el búnker de los que aparentemente perdieron, que en el de los que ganaron”, indicó Bacman y dijo que esto se dio “porque todos eran conscientes de que era muy difícil para el Frente de Todos dar vuelta el resultado, y ante la peor de las hipótesis, se dio una intermedia, porque el Frente la puede bancar”.

En este sentido, el sociólogo afirmó que “los del FdT esperaban una noche terrible, pero terminaron la jornada con algunas noticias que les permiten decir: ahora tenemos gobernabilidad institucional, la logramos, hay que hacer mucha política, pero logramos esto”.

En cuanto a los resultados, el analista indicó que “perdieron 6 senadores nacionales y con eso por primera vez desde el año 83 el peronismo pierde el quórum propio” aunque indicó que “no es lo peor porque tiene algunos senadores amigos que lo pueden ayudar”.

Por el lado de los diputados nacionales, consideró que “lograron algo muy importante, por eso la euforia de Sergio Massa reconociendo que mantienen la primera minoría en diputados, porque esto en algún momento estaba también puesto en tela de juicio”.

El festejo fue para el Frente de Todos, que no solamente festejó sino que el presidente se jugó a más y los convocó para el 17 de noviembre a Plaza de Mayo para celebrar el día de la militancia”, señaló Bacman y agregó que “lo que cuenta son los porotos del Senado y de Diputados para ver cómo van a gobernar estos dos años que quedan y esto le da aire al gobierno”.

El especialista se refirió también al discurso grabado por el presidente que se emitió antes de que hablen los protagonistas del Frente de Todos y dijo que “fue una buena idea política, hacerla ese día, en Olivos, antes de llegar al búnker, mostrando que cualquiera sea el resultado este gobierno trasuntaba ese discurso consensuado por los líderes de la coalición, junto a Cristina Fernández y Sergio Massa, para mostrar que hay un plan”.

El director de Ceop Latam planteó que las encuestas que venían realizando muestran que fue “un proceso largo de achicamiento, no es que un día para el otro se llegó a ese empate técnico” en la provincia y destacó que fueron a votaron 600 mil personas más; pero quedan 900 mil peronistas que no fueron a votar.

Los intendentes hicieron un trabajo espectacular, motivaron a 600 mil personas para que vayan a votar, pero queda todo un camino por hacer, el peronismo unido no puede sacar menos de 45% en la provincia de Buenos Aires en la peor de las hipótesis”, definió.

Sobre la oposición, Bacman opinó que “esta situación le cayó muy mal a Rodríguez Larreta, primero porque no logró el objetivo en la provincia de Buenos Aires y segundo porque en la capital su candidata, María Eugenia Vidal, no pasó del 47% y esto significa que perdió votos; muchos votos de López Murphy fueron a parar a Milei”.

El desafío de Juntos es que así como están no les alcanza, necesitan una alianza con la extrema derecha que representan Espert y Milei”, aseguró el analista y se preguntó “qué van a hacer los radicales” en ese caso, si Manes u otros radicales quedarán en esta alianza”.

Historia de una Relación que es record mundial.

¿Cuándo los Argentinos empezamos a pensar y ahorrar en dólares?

Delfina Campos, periodista y productora de podcast, Licenciada en Comunicación en la Universidad de 'San Andrés' escribe en el medio digital “RedAcción”

La tensión cambiaria de las últimas semanas es un reflejo de una historia que viene desde hace décadas. "El país ocupa el primer lugar en el ranking mundial de tenencia de billetes estadounidenses por habitante", afirman varios especialistas y explican por qué este fenómeno amenaza a la economía nacional. También analizan qué ajustes podrían hacerse en busca de estabilidad.

En las últimas semanas se habló mucho sobre qué puede pasar con el tipo de cambio en los días posteriores a las elecciones del 14 de noviembre. Cuatro días antes de esta fecha legislativa, el dólar blue superó los $200, y la brecha con el oficial sobrepasó el 100%. Esto puede ser un síntoma de la creciente demanda que hubo de dólares en estos días a raíz del temor de una considerable devaluación poselectoral.

Camilo Tiscornia, economista, director de C&T asesores económicos y profesor de Economía Monetaria y Economía Argentina en la Universidad Católica Argentina (UCA) explica que “en la Argentina hay una particular sensibilidad ante los cambios, sobre todo políticos, en cuanto a la demanda de nuestro propio dinero”. Y profundiza: “Cuando tenemos elecciones de por medio, que anticipan que puede haber cambios importantes en la política económica, generalmente, en función de la experiencia histórica de alta inflación rechazamos nuestro dinero y tratamos de adquirir la moneda extranjera. Por eso pasa que cerca de las elecciones suele subir el tipo de cambio”.

Pero ¿qué consecuencias tiene que se agrande mucho la brecha entre el dólar oficial y el blue?

Algunos especialistas señalan que es urgente corregir el retraso cambiario. El dólar oficial se mueve a un 1% mensual y la inflación a un 3% desde hace varios meses. Entonces, dicen, el Gobierno debería hacer una devaluación en línea con el nivel de inflación. El valor del dólar oficial, insisten muchos, debería fijarse en un lugar intermedio entre el que hoy tiene esa moneda y el blue.


¿Qué variables son las que hacen que se mueva el dólar en lo cotidiano?

Tiscornia explica: “Desde el punto de vista económico, el tipo de cambio no es más que un precio, en economía, en particular, el precio de la moneda extranjera. Y en Argentina típicamente se toma como referencia al dólar. Cuando hablamos del tipo de cambio, nos referimos al precio del dólar expresado en términos de nuestra moneda. Como cualquier precio, obedece a la oferta y la demanda de esa moneda extranjera. Lo que tiene de particular el caso del dólar es que dentro de su demanda hay un componente muy importante que tiene correlato con la demanda de nuestra moneda local. Cuando nuestra moneda local no es demandada, porque sobra o porque se la repudia o no se la quiere, una forma de sacársela de encima es comprando moneda extranjera. Por eso es que, de alguna forma, el movimiento del valor del dólar y el tipo de cambio está atado a lo que la gente quiere acerca del dinero local. Cuando la gente no quiere el dinero local, lo que tiende a ocurrir es que sube el tipo de cambio. Y en la Argentina esto es un fenómeno recurrente porque nuestra historia inflacionaria hace que seamos muy desconfiados de nuestra propia moneda, y que en determinadas circunstancias no la queramos. El no quererla hace que recurramos a la moneda extranjera, y eso se ve reflejado en el valor del dólar”.

Dado que los precios internos y la inflación en la Argentina tiene un vínculo muy importante con el tipo de cambio —agrega el economista—, es muy común que los gobiernos hayan tratado de controlar fuertemente el movimiento del tipo de cambio y en muchos casos, como ahora, recurriendo a controles que traban el funcionamiento del mercado de cambio. Lógicamente, cada vez que esto ha ocurrido, aparece un mercado paralelo y aparecen distintos valores para la moneda extranjera”.

Tiscornia hace un repaso de estas diferentes cotizaciones y que explica las consecuencias que estas traen: “Aparece el mercado oficial, hoy tenemos el contado con liquidación, el mercado blue o informal, con lo cual entramos en un fenómeno en el que una misma cosa, la moneda extranjera, tiene varios precios. Y esto genera enormes distorsiones en el comportamiento de la economía, porque el que tiene que comprar moneda extranjera quiere comprar barato, el que la quiere vender quiere vender caro y esto genera ineficiencias que a la larga terminan complicado el funcionamiento de la actividad económica, y por lo tanto el empleo y el crecimiento de la economía”.

Para que pensemos un poquito más.

Hasta aquí la nota de Delfina Campos.

Pero ¿Quienes pueden decidir desprenderse de pesos y adquirir dolares? ¿Quienes ofertan dólares y reciben pesos? ¿Quienes son los Actores principales?

El dólar, al ser moneda emitida por otro Estado, El de los EEUU a través de su Reserva Federal (FED), solo ingresa al país por medio de operatorias en esa divisa, que pueden o no estar reguladas por el Banco Central de la República Argentina. Según el informe de setiembre de esta entidad nacional, el 80% de las negociaciones cambiarias entre entidades financieras y cambiarias se canalizó a través de entidades financieras privadas. Los bancos públicos acumularon el 20% y las casas y agencias de cambios representaron menos del 0,1% de las operaciones.

El sector mas activo en el mercado de moneda extranjera es el sector exportador y en menor medida el importador que son quienes producen los mayores volúmenes de transacciones y los que aportan al Estado los dólares necesarios para sus compromisos externos, de reserva y base monetaria y para intervenir por medio del BCRA, según las políticas que sus autoridades definan.

Si bien la teoría de la oferta y la demanda explica bastante de lo que ocurre. Lo que no se dice impide mejores análisis. Y lo que no se menciona es ¿Quienes son los principales demandantes de dolares y Quienes los principales oferentes?


 
Según un trabajo de
María Soledad Sánchez, Doctora en Ciencias Sociales por la Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Buenos Aires. Becaria posdoctoral CONICET/IDAES-UNSAM. Temas de especialización: estudios sociales sobre las finanzas, sociología económica, teoría social. “El dólar blue como "número público" en la Argentina posconvertibilidad (2011-2015)” Publicado en la Revista mexicana de sociología, versión On-line ISSN 2594-0651versión impresa ISSN 0188-2503 Rev. Mex. Sociol vol.79 no.1 Ciudad de México ene./mar. 2017.

En noviembre de 2011 -en un contexto económico complejo que combinaba elevados niveles de fuga de capitales y fuertes "corridas" cambiarias con la relativa carencia de divisas, un crecimiento paulatino de los niveles inflacionarios que profundizaba sobre el valor de la moneda y la política cambiaria, junto con la profundización de conflictos con diversos agentes políticos y económicos-, el gobierno argentino promovió la implementación de un sistema de control de cambios que limitaba fuertemente la compra de divisas en el mercado oficial y alcanzaba incluso a suspender por un largo periodo la posibilidad de adquisición de dólares para su atesoramiento. Rápidamente, el dólar blue (el nombre que la jerga financiera asigna al dólar ilegalmente intercambiado en el mercado local, cuya cotización se distingue de la establecida oficialmente por el gobierno) y su circuito de comercialización, que hasta entonces eran apenas un secreto a voces en el centro financiero de la Ciudad de Buenos Aires, se convirtieron en parte de la agenda política, inundaron con su presencia los medios de comunicación locales al tiempo que devinieron un tópico de atención y conversación cotidiano entre distintos agentes sociales (no especializados).”

El proceso de financiarización de la economía global que se ha desplegado a lo largo de los últimos 40 años ha transformado no sólo los modos de captación y acumulación del valor, sino que ha reconfigurado en términos de las finanzas el conjunto de las relaciones sociales (Marazzi, 2014; Lazzarato, 2013; Orléan, 2006). Si los mercados financieros han adquirido una innegable centralidad en la configuración de nuestras sociedades, junto a ellos también lo han hecho formas diversas de representación numérica: índices bursátiles, tasas de cambio, tasas de interés, calificaciones de riesgo, rankings de deuda, indicadores de mercados diversos, además de índices de pobreza o desempleo, déficits presupuestarios o fiscales. Si bien un conjunto tradicional de indicadores estadísticos, macroeconómicos o sociales, es parte de la vida colectiva desde los inicios de la modernidad, puede sostenerse que éstos se convirtieron en las últimas décadas en modos fundamentales (también cotidianos) con los que construimos, clasificamos y explicamos nuestra realidad social (Desrosières, 2004, 2011; Porter, 1995). Pero también, no menos fundamentalmente, se convirtieron en dispositivos indispensables en la configuración de las nuevas tecnologías de gobierno de nuestras sociedades contemporáneas (Foucault, 2007; Lascoumes y Le Gales, 2005).

Tal centralidad no ha pasado inadvertida para una porción de la literatura vinculada con los estudios sociales de la economía que ha buscado problematizar el estatuto de diversos números relacionados con la vida económica como formas de construcción colectivas de la realidad social.( Para un breve recorrido y referencias de los estudios actuales sobre las estadísticas desde una perspectiva sociológica, ver De Santos (2010).) En términos generales, rechazaron aquellas perspectivas que entienden a las formas de representación numéricas como simples espejos que se limitarían a reflejar diversos aspectos de una realidad social que tanto las preexiste como les resulta externa. Por el contrario, afirmaron que los números (así como los dispositivos expertos y técnicos que los producen) constituyen modos de performar, moldear y/o transformar nuestro espacio social, en tanto conforman complejos sistemas de clasificación que concurren a producir concepciones y valoraciones sobre un conjunto de procesos sociales, políticos y económicos. En primer lugar, porque más que "datos que reflejan hechos" o información transparente y meramente expresiva del mundo, los números llevan inscritos más o menos implícitamente categorías y clasificaciones con las que fueron producidos.

La ciencia (y la disciplina económica particularmente) reserva un rol central en la producción de los marcos cognitivos y valorativos, y también en los dispositivos técnicos de cálculo, con los que se crean y recrean aquellos números. Desde esta perspectiva, los índices, las tasas, las calificaciones y los rankings centrales en la dinámica de los mercados financieros (y los dispositivos técnicos o materiales que los producen) suponen ya una articulación entre juicios cualitativos y cálculos cuantitativos (Callon, 2008; Callon y Muniesa, 2005; Knorr Cetina y Bruegger, 2002a; 2002b; Knorr Cetina y Preda, 2005; MacKenzie, 2006; Ortiz, 2013). Cada número no expresa sólo una cantidad abstracta, resultado estricto de un proceso de formalización matemática propio de la ciencia económica o la técnica estadística, sino que condensa y moviliza todo un conjunto de sentidos, valores y afectos sociales que son parte constitutiva de las formas de representación numérica (y, más ampliamente, de la economía). A aquello debemos agregar, en segundo lugar, que la heterogeneidad de contextos sociales -y, por lo tanto, su diversidad cultural, política y epistémica- modifica el estatus que ciertas representaciones numéricas adquieren en ellos en momentos socio-históricos específicos y, fundamentalmente, su significación y su valor: en determinadas coyunturas, ciertos números adquieren protagonismo por fuera de los espacios expertos en los que fueron pensados o creados para comenzar a circular colectivamente y a ser atendidos y/o debatidos por una multiplicidad de agentes sociales.

Tal como señalara de manera pionera el antropólogo Federico Neiburg (2005, 2008), algunos números se distinguen por trascender los ámbitos especializados en los que fueron producidos para alcanzar un alto grado de circulación entre espacios y agentes sociales heterogéneos (donde la difusión en los medios de comunicación reserva un rol central), y se convierten así en modos relevantes para definir, clasificar y caracterizar el mundo social de su tiempo. Pueden definirse, entonces, como "números públicos" aquellas cifras, indicadores, porcentajes, tasas que, en un determinado momento socio-histórico, alcanzan a desbordar el discurso experto, técnico o especializado por el que fueron creados y adquieren una alta visibilidad en el espacio público, lo que los consolida como una categoría de percepción (o, mejor aún, de producción) de la realidad social para una multiplicidad de agentes sociales (Beltrán, 2010; Daniel, 2013; Daniel y Heredia, 2014; De Santos, 2010; Neiburg, 2005, 2008). Esto quiere decir, también, que ciertos números pasan a estar disponibles para ser re-elaborados por múltiples discursos y agentes sociales, que podrán interpretarlos o valorarlos de modo diverso o, incluso, realizar de ellos usos socio-políticos estratégicos. 

De este modo, los "números públicos" constituyen formas extendidas y significativas de performación y valoración del contexto social en el que son producidos y reproducidos. En algunos casos paradigmáticos puede pensarse incluso en la ligazón de ciertos números públicos con relatos identitarios fundamentales de las sociedades en las que se producen y reproducen -para los que Martín de Santos (2010) construye la categoría de fact-totem-, o bien su anudamiento a la definición de la propia cultura nacional (o su crisis) (Neiburg, 2005; 2008). Un fact-totem se definiría, según De Santos (2010), como un número público que se distingue por su articulación con significados profundamente arraigados y compartidos sobre la propia identidad colectiva. Los fact-totem, entonces, encarnarían discursos fundantes de una comunidad vinculados con las definiciones de quiénes y, especialmente, quiénes no somos. A partir de aquella categoría, De Santos desarrolla un análisis que vincula la reproducción del "índice de riesgo país" con una serie de narrativas identitarias sobre Argentina como una nación europea en el contexto de la crisis de 2001. Por su parte, Neiburg (2005) ha trazado las importantes continuidades y asociaciones entre las narrativas nacionales (y la construcción de sus crisis) y los números sobre la inflación.

Pero, además de encarnar juicios cognitivos y valorativos del espacio social en el que habitan, lo distintivo de los "números públicos" es, como dijimos, la amplitud de su difusión entre heterogéneos agentes e instituciones sociales a través de múltiples canales de circulación. Más específicamente, el carácter público de estos números puede entenderse en términos de la triple acepción de aquel vocablo trazada por Nora Rabotnikof (1997): son de interés general (que atañen a la comunidad en la que son reproducidos), son visibles (difundidos por los medios de comunicación), y accesibles (esto es, no sólo pueden ser comprendidos por un ciudadano medio, sino que están abiertos a la intervención de distintos agentes).

Quizás una historización sobre el derrotero de los "números públicos" en Argentina sea una buena puerta de entrada para la caracterización de nuestra cultura económica, sus creencias más arraigadas y los momentos en los que éstas son puestas en crisis. Los procesos de producción (y también de decadencia) de los "números públicos" pueden orientarnos sobre los problemas, diagnósticos y debates económicos y sociales relevantes en cada periodo histórico. Sin pretender agotar en estas páginas tal empresa, podemos decir que distintos números públicos -algunos de origen público y otros de origen privado- llegaron a convertirse, en momentos históricos específicos del último medio siglo, en el locus de esta particular convergencia entre saber económico experto y escena pública y lograron establecerse como un eje central de los debates políticos y mediáticos, tanto como alcanzar un alto grado de visibilidad, cuando no de credibilidad social. Puede sostenerse que la consolidación de diversos "números públicos" en ese periodo como categorías de percepción o problematización de la realidad social es inescindible de un lento pero arraigado proceso de cultivación económica de la población argentina, donde el seguimiento de un conjunto de variables económicas (y el lenguaje especializado de los economistas asociado con ellas) pasan a ser parte de la vida cotidiana de amplias capas de la población (Fridman, 2010; Neiburg, 2005; Beltrán, 2010).

Al calor de los altos niveles inflacionarios que comenzarán a marcar la evolución de la economía argentina, los indicadores de medición de precios se consolidaron como un "número público" paradigmático de nuestra vida económica desde los años setenta.6 Comenzaron a circular por fuera del ámbito de los especialistas para ser ampliamente difundidos en los medios de comunicación y seguidos con atención por gran parte de la población, alcanzando incluso a modificar las formas de percepción del valor del dinero y consolidando las representaciones puramente cuantitativas del fenómeno inflacionario. Los índices de precios, además, se convirtieron en un dispositivo de cálculo para la organización de los comportamientos económicos de distintos agentes que se incorporaron en instrumentos contractuales o financieros, habituando así las prácticas económicas a los fenómenos de indexación (Neiburg, 2005, 2008; Daniel, 2013; Heredia, 2015). Aún hoy, el "índice de precios al consumidor" continúa ocupando un lugar central en la escena local, no sólo por el creciente proceso inflacionario que ha tenido lugar en el último lustro, sino también por las fuertes disputas y controversias económicas y políticas sobre las estadísticas oficiales y su credibilidad.

Pero a lo largo de esos años, también índices financieros privados se convirtieron en "números públicos" de relevancia que señalaron los modos de percepción y problematización de diversos aspectos y/o episodios de la historia reciente. Durante la crisis económica, política y social de comienzos de los años 2000, el denominado "índice de riesgo país" -un índice producido por las calificadoras de riesgo internacionales para medir la evolución de los bonos de los denominados "países emergentes", que hasta entonces había formado parte casi exclusivamente del discurso de los expertos o agentes financieros- será difundido y debatido en los medios masivos de comunicación, al tiempo que devendrá parte del vocabulario cotidiano de los argentinos (Aronskind, 2007; Daniel, 2013; De Santos, 2010). El "índice de riesgo país" se convirtió en un elemento importante de la narrativa sobre la crisis económica y política que atravesaba Argentina y mostró que las estadísticas adquieren significaciones sociales específicas que varían en los distintos contextos históricos. Podemos agregar que en los años de la posconvertibilidad aquel índice de riesgo perdió la relevancia pública que había adquirido en los tiempos de fuerte crisis financiera.

Con todo, es de particular interés para nosotros destacar la presencia y la atención que la cotización del dólar adquirió en aquel largo periodo, no sólo entre los agentes financieros o expertos en economía, sino también en la cultura económica de amplios sectores de la población.7 Desde los años setenta, estimulado por el proyecto económico neoliberal de la última dictadura militar, se inicia un proceso de generalización del uso del dólar entre prácticas diversas de ahorro, pago o inversión, entre actores económicos también heterogéneos, que se profundizará en las décadas siguientes. Vale decir que no sólo las élites locales o los grandes grupos económicos ampliaron sus repertorios financieros y comerciales en divisas (en compás a las determinantes transformaciones de los mercados globales), sino que también los sectores medios comenzaron tanto a ahorrar o invertir en dólares como a participar del conjunto de prácticas cambiarias especulativas que se afianzaban en el mercado local (Gaggero y Nemiña, 2013; Fridman, 2010; Heredia, 2015).

Asimismo, junto con la transformación de los repertorios económicos de distintos agentes económicos, la evolución del precio de la divisa se convirtió en un asunto de interés cotidiano desde los años setenta: mientras que las hojas con la cotización de la divisa extranjera (que en muchos casos incluían la cotización paralela del dólar) eran producidas y distribuidas entre financistas, ahorristas e inversores por los bancos y casas de cambio de la denominada City porteña, la difusión de su cotización se transformaba en una de las principales tareas del entonces incipiente periodismo económico local, ganando espacio en los medios gráficos y televisivos (Heredia, 2008). En los años ochenta, esta situación no haría sino reforzarse: el dólar se consolidaba en los repertorios financieros de los argentinos y su valor como una referencia obligada para amplios sectores, especialmente con el agravamiento de los intensos procesos inflacionarios ya mencionados (Beltrán, 2010). Tras la hiperinflación de 1989-1990, podemos decir que la difusión del valor de la divisa pierde relevancia pública, pero sólo porque la paridad entre el peso y el dólar había devenido el principio de organización del conjunto de la economía.

Si los argentinos no debían ya atender a la evolución cotidiana, a través de los medios de comunicación, del valor de la divisa, era porque el régimen de la convertibilidad había sellado su igualdad nominal como un inquebrantable principio legal. A fines de 2001, la profunda crisis económica, política y social provocará la salida de aquel sistema a través de una significativa devaluación del peso tras un intenso debate social (y experto) sobre el régimen monetario.

Conclusión

Este artículo se propuso explorar la creciente circulación social del dólar blue en la Argentina del último lustro, analizando este proceso como la producción y reproducción de un nuevo "número público". Esto es, un número que ha trascendido el campo especializado en el que fue creado -en este caso, una cotización ilegal establecida por el mercado financiero local- para alcanzar un alto grado de circulación y visibilización entre espacios y agentes sociales heterogéneos y consolidarse como una categoría de percepción socialmente relevante para pensar y hablar los problemas (económicos y políticos) de un periodo. Teniendo por hipótesis que los "números públicos" son, entonces, mucho más que simples cantidades abstractas, buscamos sostener que las relevantes transformaciones en torno a la vida pública del dólar blue nos sugieren elementos para comprender configuraciones particulares del capitalismo argentino y de sus crisis (o, al menos, del modo en que éstas son socialmente construidas). De allí que, más allá de que el mercado del dólar blue sea (o no) marginal en términos del volumen de sus transacciones, la profundización de su presencia pública y la multiplicación de los debates económicos y mediáticos de los últimos años evidencian su relevancia sociológica (y política).

Identificamos así, a partir de 2011, una transformación en la vida pública del dólar blue: una cotización que hasta entonces sólo era conocida y difundida entre los agentes financieros locales (y un público especializado) acrecentó significativamente su circulación y visibilización en los medios de comunicación, sitios de Internet, redes sociales e incluso el mercado editorial local en un contexto donde la situación del mercado cambiario se transformaba a raíz de los controles implementados por el gobierno y donde los debates sobre el valor (legítimo) de la moneda local crecían entre diversos agentes económicos y políticos.

Comentamos su presencia cotidiana en los medios de noticias, tanto gráficos, online, televisivos o radiales; la producción de secciones especiales para su análisis y la participación de múltiples profesionales de la economía en su interpretación; la llegada del debate sobre el dólar blue a programas televisivos y radiales de interés general (y no sólo políticos-económicos); la producción de dispositivos de cálculo para convertir los pesos en dólares blue; las transformaciones en el mercado editorial, donde los libros vinculados con dicha temática se convierten rápidamente en récords de ventas; la creciente atención pública a su evolución, que se materializa también en las redes sociales y rankings de búsquedas de Internet locales. Además, nos propusimos señalar que ese proceso de recreación pública de un número implica la producción de nuevos vínculos o lazos sociales, aquellos que llamamos micropolíticos y que problematizamos exploratoriamente a partir de la categoría de público. Y esto, en tanto todas las transformaciones reseñadas concurren a performar expectativas en torno al valor futuro de la moneda que, cuando no se traduce en la propia transformación de los repertorios financieros de agentes sociales diversos (esto es, en la producción de prácticas de compra-venta de dólares blue), producen potentes imaginarios colectivos sobre el espacio social que habitamos y, en este caso, sobre su crisis. 

Para concluir, consideramos que la problematización de los "números públicos" nos convoca a profundizar nuestras reflexiones sobre las mencionadas relaciones de coproducción entre las dinámicas de los mercados, las prácticas financieras de amplios sectores de la población y la propagación de indicadores económicos en la escena pública que delinean la complejidad de los procesos de configuración de las culturas económicas.”

(El texto completo del trabajo lo pueden leer en el siguiente enlace: http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0188-25032017000100007 )

Queda entonces con meridiana claridad explicitado el problema que, mas que en su dimensión económica real, afecta la realidad por su impacto en las conductas y formas de pensar que se ven “mediatizadas” por la información sesgada e intencionada de los medios de comunicación que buscan, de esta forma, producir impactos negativos para las políticas económicas de cualquier gobierno y al mismo tiempo favorecer a los actores que especulan y ganan mucho dinero con estas manipulaciones mediáticas.

Sin conocimiento, los que saben pueden hacerte pensar cualquier cosa. Nadie se salva solo. Que cada quién haga su parte.

Daniel Roberto Távora Mac Cormack



Comentarios

Entradas populares de este blog