Argentina, América Latina y la globalización.

 



De acuerdos y enojos.

Iván Schargrodsky , escribe “off the Record” en Cenital

En una conversación que mantuvo el ministro de Seguridad bonaerense, Sergio Berni, con algunos intendentes especulaban con la conveniencia de postergar el entendimiento para después del 19 y 20 para no poner más presión sobre las organizaciones de izquierda en una fecha sensible. Si el gobierno creyera que esa variable es atendible, tiene otra igual o más: el 22, el país enfrenta uno de los vencimientos con el Fondo. Horacio Verbitsky publicó el domingo en El Cohete a la luna un revoque fino sobre los términos del posible acuerdo:

la Argentina podrá usar los 4.300 millones de dólares de la última ampliación de los derechos especiales de giro (DEG) para paliar las consecuencias de la pandemia (…) No habrá reforma previsional ni laboral. Al mismo tiempo se reducirá el déficit primario, por el crecimiento de la economía, del consumo y de la recaudación (…) Para cumplir con los pagos que comenzarán dentro de tres años, el país contaría con asistencia crediticia por 26.000 millones de dólares del Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo y el Banco de Desarrollo de América Latina (…) Además, el país recibiría fondos del fideicomiso de resiliencia y sustentabilidad que decidió crear el FMI. Más recursos provendrían de la relación bilateral con otros países que no necesitan los DEG que les asignó el FMI, como México, Portugal, España, Francia y la Federación Rusa, aunque no se conoce el avance de las respectivas negociaciones. Cualquier mejora futura de condiciones que acordara el FMI a otro país miembro se extendería a la Argentina. Estados Unidos dejó saber que no vetaría en el directorio del FMI los términos que la Argentina acordara con los equipos técnicos y con la dirección que ejerce Kristalina Georgieva”.

No hace falta cotejar con el resto de los programas del Fondo para entender que ese escenario, dentro de un panorama sombrío como es un acuerdo con el FMI -parte de “la ciencia lúgubre” como la llamaba el historiador victoriano Thomas Carlyl-, sería uno de los más optimistas para la Argentina. Si bien Martín Guzmán lleva meses de negociación con el organismo, la probable llegada de un entendimiento aparece en un contexto que hace recordar al pase de comedia entre Margery Resnick y Jorge Luis Borges en una conferencia del escritor argentino en el MIT en abril de 1980.

–“¿Alguien tiene alguna pregunta más?”, propuso la académica.
–“La vida es breve. Tengo 81 años. Les sugiero que se apuren, puedo morirme en cualquier momento. Por favor, procedan”, concluyó Borges.

Sin un acuerdo con el FMI y la llegada de fondos frescos para nuestro país, las posibilidades de un salto cambiario durante el verano criollo aumentarían considerablemente. Este diagnóstico, antipático para los ojos oficialistas, es compartido por los economistas más heterodoxos de la coalición que, si uno los hipnotizara en público, sorprenderían por la coincidencia de análisis con sus pares opositores en más aspectos de los que que la feligresía de ambos espacios estaría dispuesta a tolerar.

Sobre este escenario se recorta la carta de Cristina Fernández de Kirchner que tuvo dos efectos que benefician a la vicepresidenta en términos inmediatos: comprobó la centralidad de su figura política y permitió correr la agenda del fallo que dispuso su sobreseimiento, el de Máximo y Florencia Kirchner, junto a otros acusados, en la causa por lavado de dinero por el funcionamiento de las inversiones hoteleras heredadas de Néstor Kirchner. Las lecturas, como en una letra del Indio Solari, son múltiples. Interpretar cuál es la que podría aproximarse, una tarea más compleja. La mención de CFK a las mieles del gobierno de Néstor Kirchner como una posible crítica al Presidente soslaya un aspecto institucional: Alberto Fernández fue, y con mucha centralidad, el jefe de Gabinete de esos cuatro años. También es un mensaje. “Nosotros somos esto, no otra cosa”, en referencia a aquellos acuerdos y canjes de deuda. Cristina aprueba la negociación con el Fondo y tiene dos certezas: que puede ser algo que le ponga un coto al crecimiento de la Argentina en el corto plazo y que la alternativa de no acordar es una garantía de estallido.

También, naturalmente, deja una puerta abierta para un escenario donde las condiciones sean difíciles de soportar para una sociedad ya muy castigada por los cuatro años del gobierno de Mauricio Macri y estos dos de una pandemia que amenaza con alargarse. Tal vez por eso la ocurrencia de un importante diputado opositor ante la consulta: “Yo voy a votar lo mismo que vote Máximo”. “Aunque sea el mejor acuerdo del mundo, va a ser pesado para la gente; no vamos a quedar nosotros pegados al ajuste del gobierno mientras Cristina se despega”, amplió el legislador nacional. En un sector de la oposición todavía anida la idea que el jefe del bloque oficialista en la Cámara Baja podría no validar la propuesta de la Casa Rosada. “Lo que les pasa a ellos es que después del desastre que hicieron con el Fondo si les tiramos un ladrillo hueco lo tienen que votar igual”, analizó ante este medio un ministro de Alberto. Sobre algunos de estos temas hablaron durante más de 40 minutos -en la iniciativa Democracia 40 que CIPPEC presentó en La Rural de Palermo- el ministro del Interior, Eduardo “Wado” de Pedro -luego de aceptar una selfie pedida por la senadora electa Carolina Losada-, y el representante en Argentina del FMI, Trevor Alleyne, que en algunas semanas dejará el país con nuevo destino. Este escenario se erige sobre algunas diferencias en el oficialismo que tuvieron una instancia el viernes en un encuentro entre Alberto Fernández y Máximo Kirchner. El mitin, donde se plantearon algunos acuerdos y otras posiciones encontradas, promete no ser el último si el oficialismo quiere encontrar la síntesis que necesita para los próximos dos años.

Entre los muy interesantes aspectos que tiene la cultura de oriente, existe uno que se destaca por su utilidad y es una lógica de pragmatismo casi absoluto. Como sugiere Francois Jullien en Conferencia sobre la eficacia, el honor no está vinculado a mantener inalterable la palabra ya que el contrato empeñado es producto de las circunstancias. La opción de un acuerdo con el Fondo sin reforma jubilatoria, ganar tiempo para activar las exportaciones de hidrocarburos y después cumplir el programa “en los términos de Argentina” es un diseño probable. La necesidad de readecuar tarifas -con segmentación u otro mecanismo que proteja a los sectores más castigados- se impone en el horizonte inmediato y es probable que antes de la apertura de sesiones de marzo ese esquema esté resuelto. En síntesis, Argentina tiene un escenario con urgencias, pero también abierto: firmar, armar rápidamente una estrategia para repagar con una lógica diferente a poner a la economía en recesión para generar excedentes de dólares e intentar crecer bajo un programa con el Fondo.

Nadie dijo que fuera fácil.

El ya mencionado fallo sobre Hotesur y Los Sauces dejó aspectos singulares. Roberto Gargarella es profesor titular de Derecho Constitucional de la Universidad de Buenos Aires. Por sus escritos teóricos, casi unánimemente etiquetado dentro del sector más progresista del constitucionalismo. En más de una ocasión, manifestó su apoyo al Frente de Izquierda. Esta semana, Gargarella sorprendió con un reclamo de sanción para los jueces por el contenido de sus fallos alegando un grosero incumplimiento jurídico que fundó en la supuesta obligación de examinar las causas sobre malversación de fondos públicos bajo “presunción de culpabilidad, no de inocencia”. El constitucionalista Gargarella atacó uno de los pilares básicos de las democracias liberales y lo hizo desde un lugar de teórico progresismo. Por sus amplios estudios y jerarquía, no cabe presumir una confusión con alguna de las particularidades procesales de las causas de lavado o enriquecimiento ilícito -algo que tampoco aclaró posteriormente que haya sido el caso- y, en cambio, sirve de advertencia sobre los riesgos democráticos de la demonización de los rivales políticos, algo que a veces, erróneamente, se piensa confinado a una minoría de gritones y nostálgicos de dictaduras.

Mientras tanto, la conversación de la semana giró alrededor de la medida del Banco Central que impidió el financiamiento de pasajes y paquetes de viajes al exterior en cuotas sin interés. La medida es, a la vez, antipática y de justicia elemental. Los paquetes de cuotas al exterior -normalmente ofrecidos sin intereses o con interés pequeño- significan una vía evidente de acceso facilitado a dólares cuyo valor aparece subsidiado en relación a su valor de mercado, determinado por el valor financiero. En un contexto de incertidumbre, inflación elevada y debilidad económica estructural, un dólar para el comercio exterior puede tener sentido.

Los efectos sobre la producción, los precios y el funcionamiento de los mercados de los bienes importados no merecen mayor desarrollo aunque han sido explicados de sobra. La contracara es la posible subfacturación de exportaciones, que contrariamente a cierta sabiduría convencional que la ubica en el Río Paraná, hoy parece tener la mayor sangría de divisas en las exportaciones de servicios de la economía basada en conocimiento, uno de los sectores más dinámicos y exportadores del país.

A diferencia del comercio internacional, aun en el peor contexto, mantener un tipo de cambio diferenciado para el turismo no tiene sentido económico. Estos dólares, obtenidos a precios inferiores que los de mercado -muy marcadamente inferiores para quienes consiguen descontar ganancias- repercuten en gastos en el exterior, que no generan prácticamente empleos ni beneficio alguno para el país y sus consumidores. Ofrecer pagar con cuotas en pesos por algo que permite a prestadoras aeronáuticas y turísticas acceder al mercado oficial, tampoco parece una estrategia racional en un país con las condiciones del nuestro. Las probabilidades de arbitrajes tienden a 1 y no es casual que las agencias se encuentren entre las principales apuntadas por beneficiarse de la venta ilegal de dólares.

El problema de la medida es político. Las quejas fueron variadas e incluyeron incluso a algunos referentes que, desde posiciones de izquierda, combinaron la proclamación del derecho inalienable a pagar con pesos las importaciones de servicios en cuotas con el reclamo de no pagar la deuda con el Fondo Monetario Internacional.

Argentina, no lo entenderías.

Por fuera de las expresiones de insensatez, aun en los momentos de mayor atraso cambiario las encuestas coinciden en que poco más del 10% de la población total accedió a viajar al exterior. Quizás como el propio dólar, la posibilidad forma parte de aspiraciones que exceden la cantidad de quienes tienen posibilidad de hacerlo. Mirado en reservas monetarias, si bien la carga por turismo ha impactado fuertemente en el resultado de la cuenta corriente en años no pandémicos, que paquetes y pasajes se ofrezcan en cuotas significa un esfuerzo adicional relativamente pequeño. Poner fin a la práctica de financiar pasajes en cuotas es tan justo como sintomático de la situación de las reservas internacionales disponibles para la autoridad monetaria. Una medida en sentido correcto que parece más una cuchara que raspa en el fondo de la olla mientras espera por alguna salida más sostenible pero de costo indubitablemente alto.

Por otra parte, otra norma dictada en forma casi simultánea, también de relativamente bajo impacto en el balance de divisas pero de sentido contrario, pasó desapercibida. Mientras se restringían las condiciones para las ventas de pasajes al exterior, se flexibilizaban las de las importaciones de bienes de capital para pymes, con un límite de un millón de dólares. Presentadas juntas, hubiera quedado clara la intención del gobierno de priorizar los dólares para producir en desmedro de los dólares para consumir. Aunque la persistente torpeza oficial de no mencionar ambas en una comunicación de prensa simultánea no puede soslayarse, que ningún medio entre los más tradicionales lo haya hecho y que esta última medida prácticamente no tomara repercusión dice mucho de la neutralidad informativa. Nada que sorprenda demasiado.

Como esta columna repite casi semanalmente -no porque sea un latiguillo, sino porque, bueno, cada semana pasan cosas- Argentina deberá enfrentar sus muy serios problemas en un contexto global desfavorable, por amenazante e incierto. Mientras los fantasmas de la inflación golpean en todo occidente -desde la Unión Europea hasta México y Chile, desde Brasil hacia los Estados Unidos, a caballo de los enormes problemas de cadenas de suministro- la aparición de la variante Ómicron, cuyos efectos aún no están claros pero han sido señalada por la OMS y la FDA estadounidense como de enorme riesgo, amenaza con alimentar un marco de estanflación o corregir la inflación del peor modo: colocando en recesión las economías y matando la recuperación. El petróleo, uno de los precios básicos de la economía que venía en valores récord, se desplomó el viernes y retomó temporalmente valores de 2018, en la misma semana en que Joe Biden -en una señal eminentemente política- había anunciado que utilizaría, por primera vez sin un gran conflicto bélico que lo justifique, la reserva estratégica de petróleo para impulsar los precios a la baja. Cuánto durará qué cosa, cuál de todas las tendencias se impondrá sobre la otra, es un misterio bastante más difícil de resolver que el de qué Director Técnico le quitó la emoción de la incertidumbre a los superclásicos en definiciones coperas.

La oposición, por su parte, no vive un momento mucho más armónico. La Coalición Cívica festejó sus 20 años en La Picaza Polo Club, en la localidad de Open Door, en Luján, propiedad de Viviana Novelle y Carlos Reyes Terrabusi quienes se oponen al centro ambiental para reconvertir un enorme basural a cielo abierto. Allí, Elisa Carrió no honró a los anfitriones e intentó cerrarle la puerta a la iniciativa que un sector del radicalismo planteó públicamente en relación a la conducción del bloque y el interbloque opositor en el Congreso de la Nación. “Si no ponemos caras decentes, experimentadas y sin demasiados antecedentes de todo tipo les va a estallar la figura en la cara de todos ustedes. Sepan lo que eligen en la presidencia de los bloques. Yo no me fui de un partido que tenía corruptos para venir a hablar con los hijos privilegiados de esos corruptos, que manejaron Medicina o la Franja [Morada] de Ciencias Económicas con la mayor corrupción que se conoce en la historia”. El exocet iba dirigido a Enrique Nosiglia a quien Carrió mencionó explícitamente en otro pasaje de su alocución -“no se puede ser amigo del ‘Coti’ toda la vida”, dijo-, pero fundamentalmente a sus herederos políticos y de sangre como Martín Lousteau, Emiliano Yacobitti y Juan Nosiglia que a partir del 10 de diciembre desembarcará en la Jefatura de Gobierno porteño como subsecretario de Deportes debajo de una Secretaría plenipotenciaria que comandará el hábil santillista Agustín Forchieri. El contrato moral de Carrió tiene, en realidad, un espíritu presupuestívoro: su enojo con Larreta es porque quería el cargo de Nosiglia (h) para Fernando Sánchez.

Ese fue uno de los disparadores del enojo de la líder de la CC. Hubo otro: la mudanza de Jorge Macri al ministerio de Gobierno de la Ciudad que hasta ahora comandaba Bruno Screnci. En el encuentro que mantuvieron para ultimar detalles del nombramiento, Macri (p) le pidió a Horacio Rodríguez Larreta -entre muchas otras cosas- la jefatura del bloque del Senado bonaerense para el angelicista Christian Gribaudo. Larreta accedió. Esto generó el malestar de Diego Santilli que, en privado, pataleó: “Te cerré a todos los intendentes de este lado y vos le das la jefatura de bloque a Jorge Macri, nos van a matar, eso no lo puedo validar”.

Un síntoma de este malestar es lo que ocurrió en la antesala del mencionado encuentro de CIPPEC. Allí se cruzaron el jefe de bloque del PRO, Cristian Ritondo, con su par de la CC, Maximiliano Ferraro. El lilito intentó un abrazo que fue reprimido por el ex ministro de Vidal. “Estoy muy caliente con ustedes”, lanzó Ritondo. Ferraro parecía tener pocas herramientas para defenderse. “Tenés razón”, alcanzó a balbucear. El fastidio del peronista amarillo se remonta al festejo de Carrió donde también fue apuntado por la líder de la CC. “Hizo una fiesta de 10 millones de pesos y nadie le pregunta nada, es amiga de D’Alessio y de Mecikovsky, al menos los amigos nuestros no están presos”, concluyó visiblemente molesto un radical señalado por Lila.

OMC

Se suspendió la conferencia ministerial de la OMC de esta semana sin nueva fecha prevista. Uno de los temas que iba a tratarse era la propuesta de más de un centenar de países de suspender la propiedad intelectual de la vacuna contra el COVID-19 para acelerar su fabricación y enfrentar la pandemia. El viernes, el presidente de EEUU había vuelto a apoyar la iniciativa

Ironía: la reunión para liberar las patentes y evitar nuevas variantes se suspende por el surgimiento de una nueva variante.

Así, la discusión vuelve a quedar en suspenso sin fecha para que se reinicie. La propuesta debe ser aprobada por unanimidad en la OMC pero los negociadores de la Unión Europea, Suiza, Gran Bretaña y Noruega dilataron las discusiones

El encuentro iba a realizarse entre hoy y el viernes en Ginebra, Suiza. Además de la propuesta sobre la patente de las vacunas estaba pendiente la discusión sobre los subsidios a la pesca, el combustible y el tiempo que los países menos desarrollados deben mantener las ayudas económicas. 

Quizás llegaste hasta acá preguntándote por qué no está la desmentida de algunas informaciones falsas que circularon ayer. Por dos razones: por un lado, porque me gustaría que podamos mantener en este intercambio diario un lugar que le escape a una lógica contra la que no podemos hacer mucho más que ofrecer otra. Quisiera que aprovechemos que tenemos un tiempo más que el resto, sin la vorágine de actualizar cada cinco minutos, para esperar y ver qué pasa. 

El pueblo habló claro y contundente en Honduras

Con el 51,4 % de los votos escrutados, el Concejo Nacional Electoral, está proporcionando datos oficiales, donde Xiomara Castro supera con 20 puntos al candidato del oficialismo de derecha Nasry Asfura. La ganadora es la esposa del depuesto presidente Manuel Zelaya, con el golpe de estado de junio 2009; se convierte en la primera mujer que gobernará este país centroamericano, en sus 200 años de vida “independiente”.

Xiomara, candidata del partido LIBRE (Libertad y Refundación) ya se dirigió al pueblo, en un corto mensaje de unidad y reconciliación, haciendo énfasis en: fuera las ZEDES (Zonas Especiales de Desarrollo) venta a pedazos del territorio nacional. Fuera la corrupción, fuera los escuadrones de la muerte, fuera el narcotráfico y crimen organizado.

La participación en estas elecciones, se acerca al 70%; destacando la presencia de la juventud, que ejerció el voto, como un acto de rebeldía ante los desmanes de la dictadura derechista. LIBRE asume con el compromiso de convocar a consultas populares para las decisiones importantes de su gobierno, abriendo el camino a una democracia real que sentará las bases de la refundación de este empobrecido país.

En este proceso, por primera vez se utilizó un sistema que anuló totalmente el fraude, con el control biométrico de los electores y el acceso simultáneo a los datos del servidor de la máxima autoridad electoral: de La prensa, partidos políticos y observadores Internacionales. Lejos quedaron las elecciones estilo Honduras, cuando los muertos salían de sus tumbas a ejercer el sufragio. El pueblo hondureño escribe a partir de este 28 de noviembre, una nueva historia. En cada rincón de la patria se acaricia un nuevo amanecer.

(Leonel Ayala Redacción Argentina Equipo de redacción de Pressenza en Argentina)

El candidato y la Operación Cóndor

Roberto Pizarro escribe desde Chile para Pressenza

Al leer el programa presidencial de Kast retornaron los dolorosos recuerdos personales y familiares que viví en Buenos Aires, hace precisamente 46 años atrás. En el apartado 33 de la página 27 del programa de Kast, bajo el título “Coordinación Internacional Anti-Radicales de Izquierda”, se lee: “Nos coordinaremos con otros gobiernos latinoamericanos para identificar, detener y juzgar agitadores radicalizados”. Fue esa coordinación, de los aparatos represivos de los gobiernos dictatoriales del cono sur, la que favoreció mi injusta detención, tortura y encarcelamiento en Argentina, gracias a lo que posteriormente se conoció como la Operación Cóndor.

En la mañana del 25 de noviembre de 1975, cuatro policías de Coordinación Federal derribaron a patadas la puerta de mi casa, en el barrio de Caballito. Mi esposa y yo fuimos tratados violentamente por estos repentinos visitantes que nos golpeaban, destruían la casa y se robaban el dinero y las escasas cosas de valor que teníamos. Amarrados, nos llevaron a las oficinas centrales de la Policía Argentina, donde estuvimos vendados durante diez días, a pan y agua, con golpes, torturas y amenazas persistente. A la incertidumbre por no saber qué sucedía con mi esposa, se agregaba un dolor intenso por la condición de desamparo en que habían quedado mis hijos Rodrigo y Andrés (de 5 y 7 años), quienes de vuelta de la escuela se encontrarían sin sus padres y con una casa semidestruida.

Me atreví, entonces, a preguntar a uno de los represores el motivo de la detención y nuestro futuro próximo. Me respondió que, a petición de la DINA, era buscado y que sería enviado inmediatamente a Santiago. Cuando pregunté, con sorpresa, qué tenía que ver la policía argentina con un profesional chileno que trabajaba en las oficinas del INTAL (organismo internacional dependiente del BID), se me respondió al mejor estilo porteño: “¿Sos gil o te hacés? Podemos tener diferencias con el Estado chileno, pero ninguna en el entendimiento y colaboración para aplastar a terroristas, marxistas, izquierdistas y quienes los ayudan”. Recordé, en ese momento, que aparte de mi trabajo profesional, apoyaba un programa del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO), para reubicar en países solidarios con el exilio chileno a estudiantes y académicos que se encontraban detenidos en campos de concentración o que habían quedado sin trabajo en Chile.

Gracias a la solidaridad internacional, y probablemente debido al hecho que dos ciudadanos británicos fueron casualmente detenidos en la misma ofensiva represiva, no fuimos devueltos a territorio chileno. Mi esposa y yo, junto con los compañeros socialistas Juan Bustos, Ernesto Benado, Catalina Palma, Sergio (Cochin) Muñoz y algunos otros exiliados fuimos encerrados en la cárcel de Villa Devoto “a disposición del Poder Ejecutivo Nacional”. Esto significaba que, sin juicio por delito alguno, quedábamos detenidos bajo la voluntad discrecional del gobierno argentino, por ser personas supuestamente peligrosas. Mi esposa y yo estuvimos detenidos durante un año sin poder vernos y sólo ocasionalmente tuvimos la oportunidad de recibir la visita de nuestros padres, que debieron instalarse en Buenos Aires, para proteger a nuestros hijos que durante varias semanas fueron amenazados telefónicamente.

La visita familiar en la cárcel de Villa Devoto contemplaba una revisión anal y vaginal para los familiares de los presos, con lo que se pretendía evitar el probable ingreso al penal de alguna lectura, lo que se encontraba terminantemente prohibido. Recuerdo hoy día, con el mismo dolor de hace 46 años, el llanto incontenible de mi hijo Andrés que en dos ocasiones no pudo ver a su madre, por impedimento caprichoso de los gendarmes.


El 24 de marzo de 1976 se produjo el golpe de Videla en Argentina. En días previos nos visitaban unos individuos, vestidos de civil y en cada piso de Villa Devoto nos obligaban a identificarnos, nos desnudaban y nos apuntaban con subametralladoras. Los encierros habituales de 23 horas en las celdas se convirtieron en permanentes durante las dos semanas previas al golpe. La cárcel, que había sido difícil hasta antes del golpe de Videla, se convirtió en un infierno después del 24 de marzo. La relativa certidumbre, que por nuestra condición de chilenos alcanzaríamos la libertad, se transformó en miedo e inseguridad cuando varios compañeros argentinos fueron sacados de sus celdas y asesinados por la espalda en los alrededores del aeropuerto de Ezeiza o incluso cerca de Villa Devoto. Hasta el día de hoy no me puedo olvidar de Gonzalo Carranza, joven argentino, de 27 años, a quien conocí en una celda de castigo, donde por 15 días nos golpearon y tiraron agua fría durante todas las noches. Gonzalo se había enfrentado varias veces a la policía y, según me lo dijo, se la tenían jurada. Tiempo después me enteré que lo habían sacado de la cárcel y su cuerpo había aparecido ametrallado.

En ese periodo, en que la muerte nos rodeaba, se hablaba abiertamente de la coordinación militar represiva entre la DINA y los militares argentinos. En tales condiciones, nuestros abogados (amenazados a diario por los “servicios de seguridad”) aceleraron trámites y apelaron a todo tipo de instancias internacionales para obtener nuestra salida de la cárcel. Una mañana de septiembre de 1976, pocos días antes del asesinato de Letelier en Washington, la Policía Federal me condujo esposado hasta el aeropuerto de Ezeiza, para ser expulsado a Gran Bretaña. Al cabo de dos semanas me reencontré con mi esposa, la que poco antes de la partida debió sufrir, durante una noche de pesadilla, todo tipo de acosos sexuales de parte de funcionarios de la misma Policía Federal. Algunos días después llegarían nuestros hijos, con quienes nos reuniríamos luego de una dolorosa separación.

Mi familia y yo experimentamos en carne propia la Operación Cóndor, vale decir la coordinación policial y la actuación extraterritorial de funcionarios de la DINA en Argentina. Como se sabe, mi experiencia no fue única. En aquellos años, miles de chilenos vivieron la detención, la tortura, la desaparición y la muerte, en territorios chileno y argentino.

La propuesta del candidato presidencial de la extrema derecha recuerda mi experiencia personal con la Operación Cóndor, la que ahora intenta reeditar. La democracia, la paz y no violencia que anhelamos chilenas y chilenos se encuentra amenazada en varios ámbitos con la propuesta de Kast. Pero resulta particularmente preocupante que su política internacional, en vez de atender el mejoramiento de las relaciones vecinales, responder a las demandas por enfrentar el deterioro de los ecosistemas o favorecer la reducción del armamentismo, se concentre en la represión de personas que tienen ideologías distintas a las que el defiende.

Tensión

América Latina y el Caribe, el mundo en general se debate entre un proyecto globalizador sostenido y defendido por un Imperio (EEUU) su Brazo Armado y financiero (Israel) y una Europa servil, y receptora de los “privilegios” que como “neocolonialismo” sostienen al sistema neoliberal en el planeta como etapa de un Capitalismo a esta altura decadente y que va perdiendo sus valores, su ética y por tanto su sostenibilidad en las aceptaciones populares por mas que, como intentos desesperados, busquen enemigos de Izquierda o narcotraficantes, Fundamentalistas Islámicos o intenten ubicar a China u Rusia en el viejo sistema de confrontación polarizada que activo la guerra fria despues de las guerras mundiales y la debacle del sistema frente al desquició de Vietman y la insistencia en sostener guerras fuera de su territorio como si se tratase del propio.

Desde este pedacito de sur, Argentina, estamos presos de estas tensiones y aún no definimos como pueblo y como país, de que modo y con que “aliados” participar de estos conflictos o comenzar a pensar en posiciones propias no alineadas con los actores del conflicto y construir una América Latina y Caribe mas unida y mas “nosotros” distintos a los proyectos globalizadores en danza.

Nadie se salva solo. Que cada quién haga su parte.

Daniel Roberto Távora Mac Cormack

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