Volver a la Causa

 

Repercusiones

Elsa Yanaje es hija de productores del campo, militante del Frente Patria Grande y parte de la Secretaría de Agricultura Familiar. Escribe en “Argmedios”

A una semana de las PASO el baldazo de realidad debe ser asimilado. Un parte importante de la ciudadanía se acercó y expreso en las urnas. Los resultados ya son de público conocimiento, un fuerte golpe que nos debe hacer reflexionar sobre el trabajo hecho hasta aquí. “Gobernar es hacer”, dijo CFK en el cierre de campaña que se realizó en Tecnopolis, remarcando la necesidad de tener funcionarios “tercos” con el fin de no bajar los brazos ante la primera adversidad.

Durante este año tuve la posibilidad de recorrer el país, sobre todo zonas rurales, y conocer las diversas realidades que viven los y las productores. La situación es crítica desde varios aspectos. En primer lugar, la imposibilidad de acceder a la tierra propia deriva en no poder proyectar su productividad o pensar en una vivienda digna. La falta de regulaciones inmobiliarias en la ruralidad genera que existan contratos precarios a precio dólar, con una durabilidad relativa según el dueño del campo.

En segundo lugar, el productor/a convive con insumos y herramientas dolarizadas y cuando llega la cosecha, en el caso del horticultor, su única forma de comercializar es vía canales establecidos donde las reglas las define el mercado. El dólar sube, los insumos suben, pero la ganancia del productor se estanca.

Los formadores de precios son un gran problema en la cadena de comercialización, es ridículo que las hortalizas que se producen en la zona de La Plata y Gran La Plata viajen hasta el Mercado Central de Buenos Aires para volver a las verdulerías y mercados de la ciudad. En este viaje los precios se disparan, el productor gana siempre lo mismo y el consumidor paga cada vez más caro.

En tercer lugar, el modelo productivo está en crisis, los altos niveles de contaminación y depredación del ambiente son alarmantes. El agronegocio está destrozando al pequeño productor y criancero. La deforestación está generando inmensas sequias que derivan en incendios que destrozan zonas enteras. Necesariamente, todo esto afecta en el clima y deriva en nuestras producciones. Antes —hace ya algún tiempo— podíamos anticipar una helada, hoy es imposible, el clima está muy irregular.

Esto sumado a la ausencia de los servicios públicos, la falta de conectividad y la precariedad de los caminos que imposibilitan a los productores entrar o salir fácilmente, lo que genera dificultades para asistir a escuelas y/o hospitales, negándose así el derecho básico a la educación y salud de familias enteras.

Esto fue una cachetada, sino te levantar con esto no te levantas con nada”, dijo Juan Grabois en relación a las PASO. “El pueblo está pidiendo una gestión eficiente, eficaz, ordenada y que le hierva la sangre el sufrimiento del laburante”.

Si “la vocación política es la trascendencia” es fundamental pensar en políticas que apunten a cambiar la vida de la gente

Todos estos temas son de prioridad en una agenda de Estado que quiere ser popular. Era fundamental que en las listas del Frente de Todos haya más pre candidatos/as que expresen estos reclamos. La ausencia de internas dentro de una coalición tan heterogénea termina jugando en contra, en un escenario político donde la derecha está avanzando y la gente necesita medidas concretas que cambien su cotidiano.

En la actualidad tenemos 13 millones de argentinos/as sin ingresos regulares, de los cuales 7 millones son pobres. Para revertir esta situación hay que generar trabajo digno, fortalecer el sistema educativo y reducir los impuestos a las PyMES. Una medida inmediata de inyección de dinero sería el “Salario Universal de Reconstrucción” para cuatro categorías: estudiantes de 16 a 30 años que no hayan terminado los estudios, trabajadores/as rurales, trabajadores/as de la economía informal y para los trabajos de cuidado doméstico.

Es necesario reflotar el contrato electoral del 2019: pensar un país federal, fortalecer al trabajador y garantizar un futuro sustentable a nuestros hijos e hijas. La demanda por tierra, techo y trabajo debe ser parte de la agenda prioritaria.

Si “la vocación política es la trascendencia” es fundamental pensar en políticas que apunten a cambiar la vida de la gente. Y que las necesidades de los sectores populares lleguen a oídos de las conducciones, no solo para ser escuchados, sino para que tomen cartas en el asunto y cambien la dirección en la que vamos.

Para trascender hay que hacer

En un país que produce 10 veces más alimento de lo que necesita, es inadmisible que tengamos un 40% de pobres. Somos el séptimo territorio del planeta con más expansión territorial pero tenemos un país densamente poblado, con la gente concentrada en pocos territorios, con tasas de urbanización del 92%.

En la actualidad, hay una constante migración hacia las grandes ciudades en busca de trabajo y un mejor vivir. Los jóvenes, por falta de acceso, viajan de sus pequeños pueblos y ciudades a las capitales, aumentando los índices que recién mencionaba.

Para cambiar la situación del sector rural es importante pensar una redistribución y repoblación del campo. La creación de una nueva ruralidad será el desafío por delante, con lógicas comunitarias y solidarias, visibilizando y respetando a los pueblos originarios (sus culturas, costumbres, creencias, etc). Construir una patria plurinacional es el horizonte.

En ese sentido, vengo trabajando en diferentes programas desde la Secretaria de Agricultura Familiar Campesina e Indígena, que depende del Ministerio de Agroindustria, Ganadería y Pesca de la Nación. Bajo la resolución 180/2021, se impulsa la Ley Nº 27.118 de Reparación Histórica de la Agricultura Familiar para la Construcción de una Nueva Ruralidad en la Argentina. Esta ley está destinada al agricultor, a la agricultura familiar y empresas familiares agropecuarias que desarrollen actividad en lo rural, con la finalidad de incrementar la productividad, seguridad y soberanía alimentaria. Así como de valorizar y proteger al sujeto esencial de un sistema productivo, ligado a la radicación de la familia en el ámbito rural

También se llevara adelante la creación del Programa Nacional de Formalización, Valor Agregado y Comercialización para la agricultura familiar campesina e indígena, con el objetivo de robustecer los procesos y eslabones de la formalización, valor agregado y comercialización para todos los productores y productoras inscriptos en el Registro Nacional de la Agricultura Familiar (RENAF).

Fortalecer las PyMES fortalece el mercado interno

En el sector privado, para los emprendedores que quieren iniciar o sostener un negocio PyME , se hace muy dificil con los altos gastos tributarios. El impuesto al valor agregado (IVA) y el impuesto a las ganancias (entre 9% y 35%) son los tributos de mayor impacto, sumado a los altos intereses (rondan entre un 10,5% y 27%) que se presentan a la hora de pedir un crédito bancario.

A esta lista de gastos fijos hay que sumarle ingresos brutos (entre 3% y 12%), impuesto al sello, los gastos inmobiliarios y los impuestos municipales que varían según la localidad. La situación genera un agotamiento de las PYMES y, si no se revierte la situación, se sumarán a la lista de emprendimientos cerrados. Vale aclarar que durante la pandemia quebraron 20 mil empresas, significando 100 mil empleados despedidos.

En necesario un redireccionamiento en cuanto a políticas de Estado, necesitamos cambios inmediatos que afecten a la realidad cotidiana de todos y todas. El aumento del salario y la baja de la inflación son dos medidas urgentes hacia la reconstrucción del poder adquisitivo. Pero también reconstruir el mercado interno, con inversión del Estado, para que el trabajador (público y/o privado) pueda tener una estabilidad y la posibilidad de proyectarse.

Es hora de avanzar con políticas concretas hacia los sectores más olvidados que firmamos un contrato electoral en el 2019. Hay que volver a esos acuerdos y pensar la construcción de una patria independiente, soberana, latinoamericana y profundamente feminista. Debemos retomar la agenda de Techo, Tierra y Trabajo porque creo que es lo que hoy necesitamos como pueblo.

Reflexiones pos PASO

María Esperanza Casullo en su Newsletter “POPULISTAS SOMOS TODOS” en Cenital

Cuenta la leyenda que Eduardo Duhalde, en el medio mismo de las semanas más críticas de su presidencia, dijo que “en una crisis todos tienen razón”. 

Propongo cambiar “crisis” por “derrota”. 

El gobierno de Alberto Fernández ha sufrido una dura derrota en las PASO del domingo pasado. La misma fue dura cuantitativamente (perdió en 16 de 24 provincias y con estos resultados en noviembre quedaría sin quórum propio en el Senado) y dura cualitativamente. La clave es que ningún sector de la coalición quedó a salvo: ni el Presidente, que no sólo es la cabeza del gobierno sino que fue clave en la selección de las cabezas de lista de Provincia de Buenos Aires y Capital Federal, ni Axel Kicillof, en cuyo distrito el Frente de Todos perdió casi 20 puntos entre 2019 y 2021, ni tampoco Sergio Massa que, aunque eligió no estar muy presente en los últimos meses de campaña, fue derrotado en su distrito de Tigre. Todos, todas, todes perdieron.

La crisis de gobierno que se abrió la semana pasada, en la que la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner reclamó al Presidente un cambio en la conformación de su gabinete y en las políticas económicas, fue, en este sentido, al mismo tiempo una crisis vieja y una crisis nueva. Vieja, porque explicitó y puso sobre la mesa tensiones de viejo cuño en la coalición gobernante. Nueva, porque esas tensiones se dibujan de una manera que sólo hizo posible el resultado del domingo pasado. 

Vale decir: que el peronismo no kirchnerista y el kirchnerismo puro tenían diferencias de diagnóstico y de políticas no es una novedad. Sin embargo, es justamente la amplitud de la derrota la que hace posible una actitud recíproca de “fue contra X (Alberto, Cristina), pero no fue contra mí”.  

Por un lado, se plantea que la causa de la derrota fue la débil inversión social del gobierno entre los más pobres, la cual requeriría un gasto público social más fuerte, más amplio y más dirigido directamente a las clases populares. Por otro lado, se argumenta que la causa de la derrota fue el distanciamiento con las clases medias, lo que requeriría medidas direccionadas en esta dirección, como la suba del mínimo no imponible de ganancias y una retórica moderada. El problema es que ambas lecturas tienen base en la realidad. El Frente de Todos perdió en todas las capitales provinciales al mismo tiempo que sufrió una pérdida importantísima de votos propios en los que son sus supuestos bastiones en la Tercera Sección electoral. Ambas lecturas son válidas; deberían poder ser contempladas simultáneamente. Probablemente no pueda atenderse a ambos públicos, es cierto, pero es una decisión que en todo caso debe ser tomada a sabiendas.

La tormenta de esta semana pasó. El gabinete tuvo sus cambios, sin embargo, uno puede sospechar que la solución alcanzada no dejó estructuralmente satisfecha a ninguna de las partes en disputa: Alberto Fernández tuvo que echar a funcionarios de su mayor confianza, pero el equipo económico quedó sin tocar. ¿Quién ganó? Quizá ambos sientan que perdieron. Y el fenómeno de la “manta corta” habilitado por la derrota se extiende: la incorporación de Juan Manzur busca “desporteñizar” al gobierno y fortalecer la relación con los gobernadores, pero dejó furiosas a militantes y referentes del movimiento de mujeres, que recuerdan el caso Belén y el de la niña obligada a parir en su provincia. (Por otro lado, cuatro de cinco diputados del FdT tucumanos votaron a favor de la legalización del aborto en 2020; Pablo Yedlin, médico y diputado de ese bloque que activó por la legalización, es hoy el candidato a senador del peronismo tucumano.) La victoria alegra a todo el mundo (sólo hace falta mirar las fotos de Juntos por el Cambio después del domingo); la derrota multiplica los enojos. Y todos, de una manera u otra, tienen razón.

Como no pude anticipar el resultado electoral de las PASO, no me tengo confianza para dar consejos de cómo revertir la elección. Mucho menos enunciar programas de macroeconomía. Se me ocurre, sin embargo, que en los próximos días la primera y principal tarea de la conducción del Frente de Todos debería ser restañar y contener las heridas internas que dejó la pelea pública de sus dos principales referentes. Esto no significa dar imágenes de falsa concordia, sino ofrecer explicaciones claras sobre los lineamientos que se esperan de este nuevo momento. (Por ejemplo, hablándole de frente al colectivo feminista, reconociendo sus preocupaciones y delimitando con claridad cuáles serán las futuras políticas con respecto al género y al derecho al aborto.) Esta pelea puso sobre la mesa viejas tensiones; las mismas no se resolverán solas de manera mágica.

Esto no lo puede hacer ninguna otra persona que Alberto Fernández y Cristina Kirchner. Ciertos mensajes sólo se creen si vienen directamente de la boca del líder. Esto debería implicar que la vicepresidenta hable más en la campaña (y no sólo para señalar errores), y que exista una proyección unificada de los mensajes. Se pueden segmentar mensajes para públicos distintos, pero coordinadamente. 

La fuerza de la piña en la cara sacudió a la coalición gobernante. Tal vez era inevitable, probablemente no se dio de la mejor manera. En todo caso, ya es pasado. Queda una certeza: ninguno de los sectores que la conforman tiene futuro político si este gobierno no llega a  buen puerto. 

Para pensar las nuevas formas de la democracia en América Latina

En los sistemas democráticos de la actualidad, a diferencias de aquellos regímenes políticos que prefieren un sistema de partido único y participación asamblearia, la pluralidad en las representaciones y síntesis de las voluntades ciudadanas, se producen por medio de los partidos políticos.

Los partidos políticos no están solos sino que se vinculan de manera competitiva y/o cooperativa con otros partidos. Ninguna democracia tiene un único partido que monopoliza para sí todos los recursos y es-pacios de poder (Aldrich, 2008: 557). Cuando esto ocurre, cuando un partido controla todo, los niveles de pluralismo político se ven afectados y el régimen deja de ser democrático. Por el contrario, la democracia supone la competencia por algunas cosas: cargos públicos, recursos, definición de políticas públicas, programas, legislación y/o apoyo de la ciudadanía. Esto implica la interacción entre los partidos políticos y, con ello, la integración de un sistema de partidos. Esta vinculación entre sistemas de partidos y tipo de sistema político es clave para poder comprender las dinámicas actuales de muchas democracias.

Los partidos, es decir, aquellos grupos políticos que participan en las elecciones para hacer que sus miembros accedan a cargos de representación popular, compiten y cooperan con la intención de maximizar sus opciones de poder (Sartori, 1992: 90). Esto es lo que configura un sistema de partidos y lo que hace que este sistema sea más que una simple suma de partes (o partidos)”. ( LOS SISTEMAS DE PARTIDOS DE AMÉRICA LATINA: DIMENSIONES DE ANÁLISIS Y APROXIMACIONES EMPÍRICO-COMPARADAS - Flavia Freidenberg, Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM – en LOS SISTEMAS DE PARTIDOS EN AMÉRICA LATINA 1978-2015 TOMO 2 Cono Sur y Países Andinos)

En nuestro país el impacto de la dictadura militar y la implementación de políticas económicas neoliberales, no solo durante esa dictadura sino como continuidad en los gobiernos democráticos, produjo una destrucción transversal de las ideas y doctrinas políticas y las diferencias de formas e implementación de estas que distinguían a las fuerzas políticas y los partidos políticos que las encarnaban como propuesta para la ciudadanía, en el juego de las representaciones institucionales de la democracia, antes de la dictadura de 1976. 

Estudiar e investigar los procesos que vivieron los partidos políticos en Argentina ofrecen una singularidad y complejidad especial.

El sistema partidario argentino desafía la capacidad analítica de observadores y especialistas. En primer lugar, la inestabilidad y multiplicación de las etiquetas partidarias contrastan con la estabilidad de los líderes políticos. Segundo, Argentina sobresale porque pese a sufrir reiteradas crisis sociopolíticas, su sistema partidario no se ha derrumbado como en otros países latinoamericanos. Finalmente, el sistema de partidos se destaca por la variedad de pareceres respecto de su caracterización y perspectivas.( Véase los trabajos de Abal Medina y Suárez-Cao (2003); Adrogué (1995); Cheresky y Blanquer (2004); Di Tella (1998); Echegaray (1993); Malamud (2004); Zelaznik y Rovner (1995)) Este capítulo describe la evolución del sistema de partidos de Argentina desde la apertura democrática en 1983 hasta 2015. El trabajo se centra en los patrones de estabilidad y de cambio, proporcionando un análisis empírico, comparado y sistemático. El estudio busca superar cinco errores frecuentes: contar votos en vez de bancas, concentrarse en una única elección más que en la tendencia histórica, pronosticar en lugar de analizar, examinar la competencia nacional relegando las arenas provinciales y explicar los resultados a partir de las dinámicas intrapartidarias en vez de las interpartidarias.

El sistema de partidos argentino se debe entender como una combinación de tres sistemas simples más uno compuesto. Los tres sistemas refieren a las arenas autónomas de competencia nacional: la presidencial, la senatorial y la de la Cámara de Diputados. El cuarto alude a la agregación y articulación de los veinticuatro sistemas de partidos provinciales. El modelo clásico de Sartori (1976) estaba pensado para sistemas partidarios en regímenes parlamentarios y unitarios, por lo que una única arena electoral podía explicar la formación del parlamento y del gobierno. En cambio, bajo diseños presidenciales, federales y con bicameralismo fuerte, los partidos compiten en múltiples arenas cuyas dinámicas se influyen mutuamente. Argentina es uno de los cuatro países en el mundo, junto con Estados Unidos, Brasil y México, que reúne estos rasgos institucionales, y entre ellos es el único cuya legislación obliga a los partidos a registrarse en las provincias para competir en el plano nacional.

Esta característica, sumada a los mecanismos de nominación de
candidatos y de financiamiento partidario, ha transformado a las provincias en el locus donde se deciden las carreras de los líderes políticos y, por ende, en los pilares de la política nacional (Jones et al., 2002; Leiras, 2004; Malamud y De Luca, 2005). Desde hace tres décadas, los tiempos de la política argentina han estado sujetos a las votaciones para cargos nacionales pero también a las convocadas para la renovación de cargos subnacionales como gobernadores y legisladores provinciales, configurando un calendario electoral con ciclos bienales y dos niveles de competencia anidados .

Hasta 2015 la oscilación bipolar en la obtención de la presidencia era profundamente asimétrica, ya que uno de los partidos demostraba mayor estabilidad electoral que el otro: el PJ nunca recibía menos del 38% de los votos,4 mientras que el apoyo a la UCR variaba entre el 52 y el 2%. En este periodo, terceros partidos o coaliciones alcanzaban el segundo lugar en 1995 (FREPASO), 2007 (ARI) y 2011 (FAP), pero la virtual desaparición de algunos (FREPASO y ARI) o la limitación organizativa de otros (FAP), contrastaba con la notable supervivencia de la UCR gracias a su arraigo en provincias y municipios. En 2015 el peronismo prácticamente replica su marca, 37% en la primera vuelta, pero el triunfo presidencial del PRO en el balotaje, incluso como parte de una amplia coalición como Cambiemos, constituye una novedad en la política argentina.

(“¿TODO SIGUE IGUAL QUE AYER? CONTINUIDAD Y RUPTURA EN EL SISTEMA DE PARTIDOS ARGENTINO (1983-2015)” Andrés Malamud, Universidad de Lisboa, Portugal. Miguel De Luca, UBA-CONICET, Argentina. En la obra citada)

En medio de esta realidad no es extraño tanta confusión y tanta volatilidad no solo en el voto sino en los cambios partidarios de las figuras que parecen “mercancía” que se ofrecen a las alianzas electorales que, al estilo del Fútbol, compran y venden jugadores y/o contratan equipos “profesionales” para determinar que propuesta es mas aceptada por los votantes y elegir, como si se fuese a un “escaparate” de mercado, a aquel que mas voto promete a la alianza de la cual aceptan formar parte. Esto es neoliberalismo. Esto es fruto de la degradación que el sistema de dependencia financiera produce en las conciencias y que se ve reflejado en la representación caótica y cada vez menos reflexiva de las representaciones políticas en las conformaciones partidarias.

Cuando las estadísticas y las mediciones de “mercado” dominan la política por encima de la construcción y de la iniciativa política para sintetizar representatividad de sectores de la ciudadanía, se producen escenarios de incertidumbre en tanto y en cuanto se pierde el sentido de la existencia de la política como construcción colectiva de las instancias de representación que determina las identidades y argumentos de los intereses y posiciones que protagonizan los conflictos sociales y la posibilidad de su síntesis en las representaciones que acuerdan dentro del marco de la democracia participativa y del ejercicio de la soberanía territorial en la geografía del Estado y la administración de recursos, y generación y reparto de riquezas y obligaciones y esfuerzos para alcanzar esa riqueza. 

En estos contextos, una propuesta se enfrenta a una síntesis desarticulada de los intereses antagónicos y desacuerdos que esa propuesta produce pero sin la necesaria gestación de la propuesta que, como alternativa, genere la o las alternativas. Es mera oposición a lo que se propone sin propuesta otra mas que la continuidad de lo que es sin intervención o produciendo la menor intervención posible del gobierno, en la administración del Estado, consolidando así las tendencias anti-políticas y de deterioro de las instituciones del Estado y de las formas públicas creadas para minimizar conflictos y violencia y producir organización colectiva y un orden social que medie y torne justos los equilibrios imprescindibles.

Lo mas grave es que esa “no propuesta”, produce la generación de “propuestas” y “diferencias” al interior del único partido que como tal, propone positiva y activamente.

Esta novedad de la anti-política encarnada en el PRO, merece ser reflexionada en tanto y en cuanto, se alimenta de las propias contradicciones del movimiento peronista hoy en el gobierno, y de la única dirección propositiva mayoritaria, que la integra, la que lidera la ex-presidenta y actual vicepresidenta Cristina Fernandez de Kirchner.

Nadie se salva solo. Que cada quién haga su parte.

Daniel Roberto Távora Mac Cormack

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