Democracias y humanidad degradada por la financiarización

 



Segunda Entrega

 

Clay Risen, reportero y editor de The New York Times , es el autor de The Crowded Hour: Teddy Roosevelt, the Rough Riders and the Dawn of the American Century , un libro destacado del New York Times de 2019 y finalista del Gilder- Premio Lehrman de Historia Militar. Sus otros libros recientes incluyen The Impossible Collection of Whisky (octubre de 2020) y Single Malt: A Guide to the Whiskies of Scotland (octubre de 2018). También es autor del bestseller de bebidas espirituosas American Whisky, Bourbon & Rye: A Guide to the Nation's Favorite Spirit , ahora en su sexta edición con más de 100.000 copias vendidas. Es ampliamente considerada la biblia del whisky estadounidense y colocó a Risen entre las principales autoridades en la historia, los negocios y la diversidad de las bebidas espirituosas estadounidenses. Risen se ha desempeñado como juez en varios comités de premios espirituales, incluido el prestigioso Ultimate Spirits Challenge. Escribe en el News “One Politics” de “The New York Times”

Durante el fin de semana, Alemania llevó a cabo unas elecciones duras y reñidas con calma, facilidad y ni un pío sobre el fraude electoral o las noticias falsas, un marcado contraste, varios observadores señalaron , con el lío que es la política electoral estadounidense contemporánea. Y ahora estamos recibiendo otra lección sobre la disfunción política estadounidense: la lucha sobre si elevar el techo de la deuda y cómo hacerlo.

En medio de las maniobras finales en torno al proyecto de ley de infraestructura del presidente Biden, su paquete de reconciliación de $ 3.5 billones y una fecha límite inminente para financiar al gobierno, este debate es un teatro absurdo en su peor momento. El techo de la deuda es un límite artificial centenario que se coloca sobre cuánto puede pedir prestado Estados Unidos para financiar sus obligaciones existentes, un límite que el Congreso podría eliminar, pero que sigue vigente porque siempre está atrapado en asuntos políticos a corto plazo.

Cálculos.

Elevar el límite solía ser un no evento bipartidista . Pero, como todo lo demás en Washington durante los últimos 15 años, ha sido absorbido por el tornado de la política sin límites. En 2006, los demócratas, incluido el entonces senador Joe Biden, se negaron a apoyar un aumento del límite de deuda por parte de la administración de George W. Bush y la mayoría republicana en el Congreso, como protesta por la guerra de Irak y los recortes de impuestos. En 2011 y nuevamente dos años después , los republicanos intentaron usar su apoyo potencial como moneda de cambio, para obligar a los demócratas y a Barack Obama a ceder en los recortes de gastos.

En cada ocasión, columnistas y funcionarios del Tesoro advirtieron sobre las consecuencias del incumplimiento, en caso de que no se elevara el límite. Y cada vez, al final, republicanos y demócratas llegaron a un acuerdo y se evitó la crisis.

Sin embargo, las cosas se sienten diferentes esta vez, no porque tengamos más riesgo de incumplimiento, sino por lo que muestran los detalles de la pelea sobre el peligro de una disfunción del gobierno.

Como mi colega ha señalado Jim Tankersley , esta vez no hay ninguna demanda de los republicanos, ningún intento de ganar concesiones de los demócratas. Simplemente se niegan a abordar el tema. Y los demócratas, que ven la creciente deuda como al menos en parte el resultado de los recortes de impuestos de Donald Trump en 2017, pero que también podrían actuar unilateralmente para aumentar el límite, se mantienen firmes, con la esperanza de obligar a los republicanos a votar por el aumento de la deuda y por lo tanto, poseer una parte de ella.

Toda la situación tiene un aura extrañamente cómica y oscura, si “Dr. Strangelove ”tenían que ver con la política fiscal en lugar del Armagedón nuclear. Considere un comentario de Mitch McConnell, el líder de la minoría en el Senado, en una conferencia de prensa la semana pasada.

Estados Unidos nunca debe incumplir, nunca lo hemos hecho y nunca lo haremos” , dijo . “El techo de la deuda se elevará, como siempre debe hacerse. Pero lo plantearán los demócratas ”

En otras palabras, los republicanos están abdicando abiertamente de su responsabilidad de gobernar para ganar puntos políticos. (Una reciente de encuesta Morning Consult / Politico encontró que en el caso de un incumplimiento, el 33 por ciento de los votantes culparía a los demócratas, el 42 por ciento culparía a ambos partidos y solo el 16 por ciento culparía a los republicanos). A diferencia del pasado, no hay un principio real involucrado , ni siquiera una hoja de parra sobre la lucha contra el déficit o el aumento del gasto desenfrenado. Es pura política, con ambas partes mirando las elecciones intermedias y tratando de maniobrar al otro lado para que reciba un golpe.

El último intento de los demócratas de atraer a los republicanos se produjo el lunes, cuando el Senado aprobó un proyecto ley de para continuar financiando al gobierno, una necesidad absoluta para el 30 de septiembre, con un aumento temporal en el techo de la deuda, junto con la asistencia de socorro en casos de desastre y financiación para el reasentamiento de refugiados. Pero como es una legislación convencional, los republicanos la bloquearon con la amenaza de un obstruccionismo.

Eso deja a los demócratas con pocas opciones más que utilizar el proceso de reconciliación presupuestaria para levantar el techo, lo que se suma a la larga lista de tareas pendientes del partido en los próximos días. Lleva mucho tiempo, pero en ausencia de un error colosal por parte de los líderes del Congreso, sucederá, tal como prometió McConnell.

Si ese es el caso, ¿cuál es el problema? Los republicanos dicen que usarán el voto para atacar a los demócratas durante las elecciones intermedias, pero es difícil imaginar que se mantenga, especialmente porque el voto se trata de pagar las obligaciones existentes, no de crear nuevas con más gasto. Hay muchas posibilidades de que dentro de un año nadie hable de ello.

Sin embargo, hay dos conclusiones inquietantes de este baile semestral por defecto. La primera es, obviamente, que esta no es una forma de gobernar un país. Algunos defenderán el techo de la deuda como un control del gasto, pero si bien ese era el objetivo original, no funciona; de lo contrario, no tendríamos que aumentarlo cada pocos años. Y hay formas mucho, mucho mejores de controlar el gasto que correr intencionalmente hacia el borde de un acantilado, solo para frenar en el último segundo posible.

Pero hay algo más en la lucha actual por el límite de la deuda que es un mal augurio para el futuro. Gran parte del comentario de citas de miedo sobre la posibilidad de incumplimiento asume que se produciría como resultado de un error de cálculo. Pero, ¿y si es intencional? ¿Qué pasa si una de las partes llega a creer que forzar un default hundiría a la otra, políticamente, y decide priorizar sus fortunas políticas a corto plazo sobre la salud económica a largo plazSi eso suena loco, piense en lo rápido que nos acostumbramos a que los republicanos cerraran el gobierno federal durante semanas para ganar una concesión política fugaz. El hecho de que los cierres hayan causado un daño significativo al país y a la fe del público en sus líderes no ha impedido que los funcionarios electos lo hagan una y otra vez.o del país?

Y en un mundo donde partes significativas de ambos partidos creen que tener al otro en la mayoría equivale a un golpe comunista (o fascista), no es difícil imaginar que un partido decida sabotear al otro empujando al país al default. Después de todo, durante la lucha por el techo de la deuda en 2013, varios republicanos del Congreso dijeron que un default en realidad no sería tan malo y valdría la pena para detener las prioridades legislativas de Obama.

Por otra parte, tal vez eso sea solo otro escenario de pesadilla poco probable. Pero después de ver cómo cobran vida demasiadas pesadillas en los últimos años, ¿quién puede decirlo?

The On Politics Newsletter

Criptos

Elon Musk ha demostrado su marcada aceptación a las criptomonedas en diversas oportunidades, mediante tuits en apoyo a Dogecoin y en contra de el minado de Bitcoin por su costo energético.

Esta vez su mensaje fue dirigido al gobierno de Estados Unidos.

El CEO de Tesla ha aconsejado que debería evitar intentar regular el mercado de las criptomonedas. “No es posible, creo, destruir las ‘criptos’, pero sí es posible que los gobiernos frenen su avance”, ha señalado Musk en la Code Conference en Beverly Hills, California.

Musk respondía en el escenario a una pregunta de la columnista del ‘New York Times’ Kara Swisher. Le preguntó si el gobierno de Estados Unidos debería participar en la regulación del espacio de las criptomonedas. “Yo diría que no hay que hacer nada”, espetó.

En cuanto al problema de China con las criptomonedas Musk aseguró que la naturaleza descentralizada de las criptomonedas puede ser un desafío para el gobierno chino, que el viernes pasado anunció una nueva guerra contra las criptomonedas.

«Creo que la criptomoneda se trata básicamente de reducir el poder de un gobierno centralizado», señaló Musk, y agregó: «No les gusta».

En parte, puede deberse a la escasez de electricidad en muchas partes de China. Gran parte del sur de China en este momento está teniendo cortes de energía aleatorios porque la demanda de energía es más alta de lo esperado. La minería criptográfica podría estar jugando un papel en eso ”, dijo.

A pesar de que Musk no se considera a sí mismo como un “experto en criptomonedas masivo”, el CEO enfatizó: “Hay algo de valor en la criptomoneda. No creo que sea como la segunda venida del Mesías, que algunas personas parecen pensar”.

Sus declaraciones no pasaron desapercibidas. La Cámara de Representantes del Congreso de Estados Unidos pasó para mañana jueves la votación del proyecto de ley bipartidista de infraestructura por 1 billón de dólares, anunció la presidenta de ese cuerpo, Nancy Pelosi, en un comunicado.

(T&NMagazine)

El ADN de la plataformización

por Martín Becerra en su blog QUIPU

El resonado pase de Lionel Messi al Paris Saint-Germain y la elección de Twitch (propiedad de Amazon) como canal de comunicación en la entrevista concedida a Ibai Llanos, visualizada por millones de personas en todo el mundo, representa un gambito a la institucionalidad mediática y erosiona su legitimidad. En términos futbolísticos, los medios de comunicación hace tiempo que llegan a destiempo a las jugadas importantes del partido de las noticias. La anécdota de esa entrevista entre Messi y Llanos ilustra un momento que es bisagra en la historia de las comunicaciones.

Convergencia y plataformas digitales

Una de las clásicas definiciones de la convergencia comunicacional, acuñada por Henry Jenkins, refiere al «flujo de contenidos a través de múltiples plataformas mediáticas y al comportamiento migratorio de las audiencias mediáticas, dispuestas a ir casi a cualquier parte en busca del tipo deseado de experiencias de entretenimiento». Hoy la metamorfosis del ecosistema de comunicaciones confirma a la vez que obliga a ampliar aquel enunciado. Las audiencias son iconoclastas de las tradiciones mediáticas y se comportan movedizas en busca de contenidos que satisfagan sus inquietudes (sean estas de entretenimiento, como postulaba Jenkins, o de información, de comunicaciones personales y de formación). Pero también son iconoclastas los protagonistas de la vida pública, actores políticos, celebridades y dirigentes sociales.

Gobernantes como el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador, estrellas del espectáculo como Beyoncé e íconos del deporte como Lionel Messi prescinden de la intervención de la industria de medios, que les ha dado fama pero también desengaños y, en un contexto de desconfianza ciudadana creciente en la institucionalidad mediática y en el periodismo a nivel mundial, los protagonistas reemplazan la intermediación por canales más directos con el público. Estos canales son, además, más controlables en la instancia de emisión de mensajes y en su empaquetado editorial.

La deserción de la escena mediática tradicional por parte los grandes animadores de la agenda pública se combina con (y acelera) la masiva migración de sus audiencias hacia las plataformas digitales, algunas de las cuales fueron concebidas como redes de streaming y otras, como catálogo de búsqueda y acceso a contenidos a demanda.

El éxodo de los públicos es más pronunciado en la industria gráfica pero perturba a la radio y la TV también, y se potencia con la merma de ingresos publicitarios y ventas, sumada a la pérdida del control de la cadena productiva de información, opiniones y entretenimientos masivos. Los medios monopolizaron la atención y concentraron la publicidad masiva de flujo, e Internet destrozó ese modelo.

La combinación de esos procesos anestesió en los últimos años la creatividad de los gestores de medios para resolver la crisis del que fuera motor de la comunicación social. Ibai Llanos es sólo un emergente más reciente y encumbrado —dada la fama de interlocutores como Messi— de la plataformización de los flujos informativos y de entretenimiento.

Atributos de la plataformización

Esta plataformización tiene algunos rasgos centrales que concitan la atención de quienes estudian la transformación del ecosistema de comunicaciones:

  • El contenido, principalmente en formato audiovisual, es desprogramado, es decir que no hay programación de flujo continuo definida por una emisora y, en consecuencia, su acceso y uso/consumo puede ser gestionado por los públicos según sus preferencias y posibilidades.

  • Ese contenido está pensado para ser distribuido y consumido/utilizado en múltiples soportes y dispositivos tecnológicos, es decir que no está determinado sólo por la lógica de funcionamiento de una red (como suele suceder, en cambio, con los contenidos televisivos).

  • La lógica de gestación y puesta en circulación social del contenido tiende a ser interactiva, no unidireccional, por lo que la proyección sobre reacciones de quienes son destinatarios es inherente al producto, a diferencia de los contenidos de los medios tradicionales que suelen omitir esa proyección.

  • Los procedimientos de subida y acceso a contenidos son bastante personalizados, por lo que no hace falta montar un estudio, una productora y mucho menos una emisora de TV para producir y emitir, ni es requisito más que un teléfono móvil para acceder.

  • Esos procedimientos son, además, sencillos y relativamente autodidactas, o sea que no requieren excesiva pericia técnica

  • Los formatos y flujos desprogramados y plataformizados presentan una combinación peculiar de diseminación y acceso a contenidos globales y locales, superando fronteras estatales, pero sin por ello borrar el componente nacional y local de las identidades culturales.

  • Aprovechan la ubicuidad y espontaneidad de acontecimientos a través de la masificación de dispositivos móviles, de webcams y de conectividad fija y móvil, que son la infraestructura que posibilita la difusión social extendida de estos nuevos hábitos de entretenimiento y consumo cultural, lo que a su vez tiene como condición de posibilidad la masificación de las infraestructuras y redes de conectividad, que constituyen la base material de estructuración de estos —y otros— procesos.

  • Asimismo, se trata de cambios que instituyen nuevas fórmulas de construcción de fama y prestigio, consolidando una renovación generacional que se distingue y transgrede los valores de las generaciones previas, como el propio Ibai se encarga de proclamar a los cuatro vientos en su canal de Twitch.

De las instituciones mediáticas a la cultura de la conectividad

La TV tradicional queda descolocada frente a la irrupción de estas modalidades a la vez emergentes y masivas de producción y uso de contenidos y, sobre todo, de nuevas experiencias de entretenimiento y consumos culturales. Como todo medio de comunicación, la TV es una institución y como toda institución, la TV tiende a reproducirse y a conservar el estado de las cosas presente. Las instituciones son, por lo general, conservadoras del statu quo y, consecuentemente, son reactivas a las novedades.


 

En la burla de Ibai Llanos al conductor de programas deportivos argentinos de TV y radio Gustavo López se aprecia ese sustrato de conservadurismo e intención moralizante y normativa (que muchas veces resulta obvio que es contradictoria con la conducta de sus predicadores mediáticos) inherente a los medios audiovisuales tradicionales que no logran contener necesidades y tendencias de un mundo que engendra nuevas mediaciones y prácticas comunicacionales.

La convergencia sobre la que la Comisión Europea trazaba prospectivas hipotéticas en 1997 es hoy una realidad y sus reglas de juego son causantes de conflictos e incomodidades. Autores como Anthony Giddens, Zygmunt Bauman, José Van Dijck o Manuel Castells enmarcaron teóricamente el derrumbe de la modernidad sólida y la fragmentación de las instituciones que sostenían el viejo mundo. La cultura de la conectividad —como denomina la investigadora Van Dijck al ecosistema que es resultado de hondas transformaciones socioeconómicas, culturales y tecnológicas— construye sus propios formatos y enhebra sus propias relaciones, alterando los vínculos históricos entre emisores y receptores. Messi y Llanos, con su jugada inaugural en los pasillos del vestuario del estadio del Paris Saint-Germain mientras la vieja prensa aguardaba afuera, profundizan la alteración del estado de los medios y de sus mediaciones.

Volatilidad y reducción financiera

El Pasado Martes El S&P 500 cayó un 2 por ciento, su peor caída desde mayo, ya que el aumento de los rendimientos de los bonos del gobierno provocó un retroceso en las acciones de tecnología.

El detonante de la caída de hoy, que atravesó sectores, fue un aumento en el rendimiento del bono de referencia del Tesoro a 10 años. Con la Reserva Federal preparándose para desacelerar sus compras en noviembre, los inversores han estado vendiendo bonos antes de que la demanda disminuya. (The New York Times)

La Inversión en Argentina

Otro informe del Observatorio de Políticas Públicas de la UNDAV

A fines del año 2019, la actual administración asumía el ejecutivo nacional en un contexto de profunda crisis económica. El cuatrienio gobernado por la administración anterior resultó en un notable deterioro de todas las principales variables sociales y económicas del país. Asimismo, el sector público en particular se encontraba en una situación crítica, es decir, un Estado nacional sobreendeudado, con un nivel recaudatorio insuficiente para hacer frente a los distintos gastos relacionados con las múltiples funciones del Estado y para planificar al mediano/largo plazo. Sin olvidar, la pérdida de capacidades regulatorias por parte del Estado en la economía local.
La irrupción de la pandemia del coronavirus agravó considerablemente la crisis económica. Las medidas adoptadas por parte del gobierno nacional con el objetivo de reducir la velocidad de los contagios afectaron de sobremanera la actividad económica. En este escenario, ante la imposibilidad de colocar deuda en el mercado de capitales local en buena parte del año 2020, la emisión monetaria emergió como la única vía para financiar los gastos destinados a mitigar las consecuencias del aislamiento social preventivo y obligatorio sobre el conjunto de la economía. De Igual modo, el restablecimiento de las restricciones a la circulación como consecuencia del aumento de los decesos y contagios por COVID 19 en los meses de mayo y junio del corriente año ralentizó la incipiente recuperación de las fuerzas productivas. En este contexto, el plan de vacunación diseñado y llevado adelante por el ejecutivo nacional avanza a paso firme, sin embargo, la incertidumbre persiste debido a las nuevas cepas de COVID 19 que circulan en el país.
En esta coyuntura, vale destacar que la estabilización macroeconómica realizada durante el año pasado posibilitó el acceso al mercado de capitales local, lo que redundó en una menor necesidad de asistencia al tesoro nacional a través del Banco Central de la República Argentina (BCRA). Por consiguiente, la recuperación económica y el trabajo realizado para sanear las finanzas públicas por parte de la actual administración nacional permitió crear las condiciones para el crecimiento económico . Al mismo tiempo, que las expectativas de los agentes económicos sobre el fenómeno de la inflación experimentaron una notable mejoría a causa de la desaceleración registrada en los últimos meses.

En julio del año 2021, el Índice de Producción Industrial Manufacturero (IPI Manufacturero) presentó un aumento del 13,0% con respecto al mismo período del año anterior. Cabe destacar, que la producción manufacturera en el séptimo mes del vigente año se encuentra un 5,6% por encima de lo registrado en el mismo mes del año 2019. Asimismo, el índice de la serie desestacionalizada mostró un retroceso de 2,6% con relación al mes anterior, similarmente, el índice serie tendencia-ciclo experimentó una caída de 0,2% con respecto a mayo. Por último, el acumulado de los primeros siete meses del corriente año se expandió un 21,0% con respecto al mismo período del año pasado.

La evolución de la actividad económica registró un comportamiento regular, puesto que 15 sectores de 16 experimentaron subas con respecto al segundo trimestre del año 2020 . El único rubro que presentó una baja interanual fue Agricultura, ganadería, caza y silvicultura (3,9%). Por otro lado, los sectores de mayor incidencia para la recuperación económica mostraron importantes incrementos en comparación con el segundo trimestre del año anterior, puesto que Construcciones exhibió una expansión de 84,2%, al igual que la Industria manufacturera que avanzó un 32,4%. Por lo mismo, Comercio mayorista, minorista y reparaciones experimentó un crecimiento de 26,0%. Vale aclarar, que el bajo nivel de actividad registrado durante el año pasado emerge como la causa principal de la marcada expansión de los sectores por actividad económica.

En el segundo trimestre del corriente año, el Producto Interno Bruto (PIB) exhibió una expansión interanual de 17,9%. En contraposición el PBI desestacionalizado retrocedió un 1,4% en comparación con el trimestre anterior. 
En términos desestacionalizados, se observan aumentos en 4 de los 5 componentes de la demanda agregada, las Exportaciones avanzaron un 5,7% con respecto al primer trimestre, al igual que las Importaciones que registraron un incremento de 5,4%. Por otro lado, la Formación Bruta de Capital Fijo (FBCF) no registró ninguna variación, mientras que el Consumo Privado computó una expansión de 1,1%. Por último, el Consumo Público creció un 0,5%.

Infogragía UNDAV

Dolarizados

En los últimos días circuló bastante uno de esos datos asombrosos de la economía argentina: tenemos el 10% de los dólares que andan circulando por todo el mundo. Sí, así como lo leés. 1 de cada 10 dólares están en manos de residentes argentinos. ¿Pero cómo puede ser, si se la pasan diciendo que faltan dólares?

El tema no es tan sencillo así que vayamos por partes. Primero, veamos cómo se calcula y qué significa el dato, que sale del análisis realizado por Nicolás Gadano. La tenencia de billetes y de depósitos en dólares proviene del informe sobre la Posición de Inversión Internacional que publica trimestralmente el INDEC. De allí se desprende que en la actualidad alcanza unos USD 235.700 millones. Como su nombre lo indica, esto no solo incluye los billetes físicos sino también los depósitos en bancos, tanto en el sistema financiero local como en el extranjero. Según el Presidente del BCRA, la tenencia de billetes alcanza los USD 200.000 (esta estimación se hace a partir de la cantidad total de dólares billetes que importó desde Estados Unidos). Por otro lado, en todo el mundo (incluido Estados Unidos) hay circulando USD 2.040 millones, dato que proviene del Banco Central de dicho país, encargado de su emisión. A partir de eso se obtiene el famoso 10%.

Pero, en realidad, podemos profundizar un poco más. La mitad de esos dólares se encuentran dentro de Estados Unidos, obviamente por ser su moneda. Los billetes restantes están repartidos por el resto del mundo, y en su mayoría son utilizados como instrumento de ahorro (en la actualidad, casi la totalidad de las transacciones entre los distintos países se realiza de manera electrónica, salvo aquellas que provienen de actividades ilegales). Así, la tenencia argentina llegaría hasta el 20% del total, confirmando algo que sabemos hace bastante: la predilección del dólar billete como principal instrumento de ahorro.

La aclaración sirve para hacer un contrapunto con esto que marca Gadano. Tenemos en promedio más dólares por habitante que Estados Unidos precisamente porque acá se usa como instrumento de ahorro y allá no (la tenencia por persona es muy baja, ya que solo se utiliza como uno de los tantos medios de pago).

Esta aclaración también sirve para entender que el gran problema para la economía argentina no es la preponderancia del dólar como principal instrumento de ahorro (frente a otras alternativas, como pueden ser los plazos fijos, bonos o acciones), sino el hecho de que se utilice el dólar billete (en lugar del dólar electrónico, es decir, aquel que queda depositado en una caja de ahorro de un banco).

La diferencia principal está en que los billetes son extraídos del sistema financiero local, por lo general para ser guardados en cajas de seguridad (en bancos locales o en el exterior). Si nos ponemos un poco más técnicos, la diferencia de fondo es que estas transacciones tienen impacto en las reservas internacionales del BCRA, mientras que esto no sucede si se mantienen en cajas de ahorro dentro del sistema financiero local.

Por lo tanto, el hecho de que haya USD 200.000 millones en manos de ahorristas argentinos no significa que “sobren dólares”, sino todo lo contrario. Son USD 200.000 millones que faltan.

¿Locura o realidad?

El siguiente punto que hay que dilucidar son las causas que están por detrás de la elevada preferencia por el dólar. ¿Hay alguna manera racional de explicarlo o es una mera obsesión argentina? Por más que siempre nos sintamos atraídos por los argumentos que apelan a la excepcionalidad, hay tres motivos bastante racionales detrás de este comportamiento: búsqueda de rentabilidad, cobertura y aversión al riesgo.

El primero es bastante obvio. Entre dos activos (o más), vamos a elegir el que nos brinde una rentabilidad más elevada. Pero vamos a ver que esto solo no alcanza, porque hay varios períodos extensos en nuestra historia reciente donde la rentabilidad de los activos en pesos fue persistentemente superior, y aun así se mantuvo la preferencia por el dólar. Ahí aparece la cobertura. Dadas las recurrentes devaluaciones que hubo, el ahorro en dólares se convierte en un seguro contra estos eventos. Esto explica por qué un ahorrista prefería el dólar, a pesar de que su rendimiento sea menor durante un período extenso de tiempo: porque el aumento súbito del tipo de cambio compensa toda esa rentabilidad perdida. ¿Por qué mejor entonces no va modificando sus instrumentos de ahorro en función de la rentabilidad? ¡Porque no tiene la bola de cristal! Espera que en algún momento haya una devaluación, pero no sabe cuándo.

Por último, la aversión al riesgo significa que las personas no solo miran la rentabilidad de un activo sino también su riesgo (qué tan volátil es su precio), con lo cual, frente a dos instrumentos de rentabilidad similar, van a optar por el de menor riesgo.  

Esto que acabamos de explicar puede ser corroborado comparando la rentabilidad relativa entre comprar dólares o poner mis ahorros en un plazo fijo (en moneda local) para distintos países de la región, Argentina es prácticamente el único país de la región donde el dólar le ganó persistentemente al plazo fijo en pesos (el otro era Perú, pero esto dejó de suceder en el período 2004-2020). Esto lo podemos verificar comparando el retorno medio entre ambos instrumentos.

La toma de cobertura podemos observarla al comparar la media (el promedio de la muestra) con la mediana (el valor central de la muestra). Cuando no hay grandes cambios en la rentabilidad, la media y la mediana tienden a ser similares. Pero ante cambios abruptos, como los que se observan frente a una devaluación, la media y la mediana no suelen coincidir. De nuevo, esto se observa solo en Argentina para ambas etapas, reflejando el hecho de que hay extensos periodos de tiempo donde la rentabilidad del plazo fijo supera al dólar, pero luego esto se ve anulado por la devaluación del tipo de cambio. Por esta misma razón, también es uno de los países con mayor volatilidad en la rentabilidad del plazo fijo (medido a través del desvío estándar), el otro motivo que refuerza la preferencia por el dólar.

Lo más grave es la película

No, no me refiero a la última de Marvel. En economía siempre decimos que además de mirar la foto (la situación en un momento dado), hay que analizar la película (cómo evoluciona en el tiempo). Así, el problema más grave no es que tengamos una preferencia elevada por el dólar como instrumento de ahorro (la foto), sino que con el paso esa preferencia parece ser cada vez más elevada (la película).

Esto tiene bastante lógica si vinculamos los tres motivos mencionados anteriormente con la evolución creciente que mostró hasta ahora la inflación.

La inflación elevada lleva a un aumento de la demanda de dólares para ahorro (por el motivo “rentabilidad”), lo que a su vez presiona al alza al tipo de cambio hasta que se materializa en una devaluación. Luego, dicha devaluación provoca un salto inflacionario, incrementando nuevamente la demanda de dólares para ahorro (donde ahora se suman los motivos “cobertura” y “aversión al riesgo”), presionando por una nueva devaluación. Como pueden ver, esto conforma un proceso que se retroalimenta a sí mismo y que, por lo tanto, es creciente en el tiempo.

Analizar la demanda creciente de dólares de manera directa resulta una tarea bastante compleja debido a los períodos donde hubo estrictas regulaciones cambiarias, dado que dicha demanda se vuelca al mercado informal y eso es bastante difícil de medir. Un camino alternativo podría ser mirar su contrapartida, es decir lo que sucedió con los plazos fijos. El gráfico a continuación muestra cómo se redujo sistemáticamente la duración promedio de los plazos fijos, lo cual es un indicio de la caída de su demanda como instrumento de ahorro (pasando a ser más que nada un instrumento para manejar los excedentes de liquidez).

En suma, el hecho de que haya una abundante cantidad de dólares fuera del sistema financiero local no es prueba de que la escasez de divisas no sea un problema, sino más bien la evidencia del mismo. La elevada preferencia por el dólar como instrumento de ahorro es una respuesta bastante racional desde el punto de vista del ahorrista individual, pero dañina desde el punto de vista de la economía en su conjunto, dado que es uno de los causantes de la devaluación del tipo de cambio. Para peor, la devaluación fomenta aún más la demanda del dólar para ahorro, generando un mecanismo nocivo que se retroalimenta a sí mismo y que se va enraizando con el tiempo, haciendo cada vez más difícil su reversión. Esto significa que, probablemente, hagan falta varios años de estabilidad económica, combinado con rendimientos en pesos que superen al dólar, para revertir este comportamiento.

(Juan Manuel Telechea - “Rollover” - Cenital)


MANUELA D’ÁVILA | ¿POR QUÉ LUCHAMOS? LIBERTAD, IGUALDAD, EMANCIPACIÓN


Curso Internacional “Estado, política y democracia en América Latina”.

Manuela Pinto Vieira d'Ávila es una periodista y política brasileña, afiliada al Partido Comunista de Brasil. Fue diputada federal por Río Grande del Sur entre los años 2007 y 2015. En 2013, fue líder de su partido en la Cámara de los Diputados. Ejerce actualmente el mandato de diputada provincial en su estado, Porto Alegre, Río Grande del Sur, Brasil.

(en diálogo con Gabriela Cerruti, periodista, diputada nacional), en Página 12

Gabriela Cerruti – Cuando leía tu libro ¿Por qué luchamos?, recordaba aquella canción con la cual en Argentina salimos a la calle cuando conquistamos la democracia en 1983: “¿Por qué cantamos?” Los versos de Mario Benedetti expresaban el sentido de nuestras luchas: “cantamos porque los sobrevivientes / y nuestros muertos quieren que cantemos / cantamos porque el grito no es bastante / y no es bastante el llanto ni la bronca / cantamos porque creemos en la gente / y porque venceremos la derrota”. Leía tu libro y recordaba a Marielle Franco y a tantas como ella: luchamos porque nuestros sobrevivientes y nuestros muertos quieren que luchemos.

Manuela d´Ávila – Sí, es verdad. Luchamos por nuestros sobrevivientes y también porque tenemos responsabilidad con nuestros muertos, que nos acompañan siempre en la lucha por la emancipación humana.

Creo que es importante empezar este diálogo reconociendo que tenemos realidades muy distintas en nuestros países. Por ejemplo, la realidad de las mujeres argentinas, con todas sus conquistas, no sólo con la elección del presidente Alberto Fernández, sino por sus luchas en la calle, por la ley de interrupción voluntaria del embarazo. Una realidad distinta de la que vivimos en Brasil, donde tenemos un gobierno de extrema derecha, misógino y racista. Tenemos realidades muy distintas y complejas, es verdad. Pero también tenemos desafíos en común y ellos sintetizan las razones por las cuales luchamos.

Vivimos en un mundo con una crisis sanitaria sin precedentes, con una crisis ambiental y una crisis económica que comenzó hace más de una década, lo que ha producido una crisis social profunda. Ahora mismo en Brasil, mientras persiste la pandemia, el gobierno ha interrumpido el aporte de recursos públicos para la gente. Tenemos más de 40 millones de personas sin trabajo, que carecen de cualquier tipo de aporte estatal. La crisis sanitaria, que es generada por la crisis ambiental, tiene una relación profunda con una crisis social sin precedentes en la historia reciente de la humanidad. Creo que tenemos que entender dónde estamos, para saber hacía dónde debemos caminar. Nosotras, las mujeres feministas, cuando pensamos y hablamos acerca de las razones por las cuales estamos en la lucha, tenemos que saber que la nuestra es una lucha por la humanidad. Es verdad que estamos en lucha para que vivamos en una realidad con derechos iguales, pero también es verdad que nuestra lucha es la lucha por la emancipación de la humanidad. El centro de la lucha de nuestro campo político tiene que ser el enfrentamiento a la desigualdad económica y social.

Brasil es el país que ha tenido el sistema esclavista más extendido del planeta, en el que hoy persiste una desigualdad profunda, estructurada a partir de la cuestión racial y de género. ¿Tenemos cómo cambiar la realidad de una desigualdad económica y social tremenda sin enfrentar a las cuestiones de raza y género? Desde mi punto de vista, no. Y este tiene que ser el desafío y el eje de la construcción de alternativas de nuestro campo político en el siglo XXI. Aunque es verdad que nuestra lucha es la misma hace un siglo, también es verdad que las luchas de las mujeres y la cuestión racial tienen hoy un rol y una relevancia centrales.

Creo que no hay cómo imaginar alternativas políticas emancipadoras que no tengan a las mujeres, y sobre todo a las mujeres negras, como sujeto político central. Simplemente, porque ahí está la desigualdad más profunda y, para enfrentarla, tenemos que poner en el primer plano a quienes sufren esa desigualdad.

¿Cómo hacerlo? La lucha política y social asume hoy nuevas dimensiones y espacios. En Brasil, Estados Unidos y el Reino Unido con el Brexit, la extrema derecha se moviliza en internet y usa recursos de comunicación que nosotros no tenemos. Insisto en esta cuestión desde hace mucho tiempo, quizás porque sea periodista de formación y porque soy de una generación que está en las redes desde que empezaron a tener un rol de suma importancia en la vida política. Por ejemplo, el tema central de la última elección presidencial en Brasil, en la que compartí la fórmula con Fernando Haddad, fue Venezuela. Ahora es la comparación con Argentina. Creo que nosotros seguimos con una falsa contradicción entre lo que pasa en las redes y lo que pasa en las calles, como si fuera posible organizar algo en las calles fuera de las redes. Ustedes, las mujeres argentinas, que han tenido una lucha tremenda en la calle y que han logrado victorias importantes, saben que en buena medida eso ocurrió por la manera en que las “pibas”, como dicen ustedes, se han ordenado en ese espacio y cómo, a partir de ese espacio, han intentado avanzar en la lucha dentro de las redes. Creo que hay una nueva dimensión de cómo comunicarnos, organizarnos y disputar más intensamente, sobre todo por parte de la juventud, las nuevas formas de organización de las luchas que las redes nos imponen.

Además, debemos comprender que la cuestión ambiental debe constituir un eje central de nuestras movilizaciones y nuestras alternativas de desarrollo. Esto tiene bastante que ver con la pandemia y sobre cómo vamos a salir de la profunda crisis que ella amplía y profundiza. Si bien es verdad que es difícil imaginar un cambio profundo del capitalismo, tampoco deja de ser verdad que lo que hemos hecho en el pasado, de continuar así, nos deja sin alternativas en el futuro. En esto, la cuestión ambiental es clave y no siempre la hemos puesto en el centro de nuestras prioridades. No solo debemos presentar una alternativa a la crisis social, sino también construir una nueva perspectiva de desarrollo, que permita superar los desequilibrios ambientales que viven nuestros países y el mundo.

No soy una optimista irresponsable. Al contrario, creo que en este 2021 vamos a vivir el año más triste de nuestra historia reciente. En Brasil, por ejemplo, hay miles de niños y niñas trabajando. Esa realidad ha regresado a países que, como Brasil o México, poseen una inmensa y estructural desigualdad. Miles de niñas y niños sin derechos, sin escuela, en éstos, que son los países más desiguales del planeta.

¿Por qué nosotros no conseguimos construir alternativas a un capitalismo cada vez más injusto, cruel y desigual? ¿Por qué frente a esta realidad de injusticias sociales no conseguimos construir una alternativa más democrática y humanitaria, sino que, por el contrario, se imponen alternativas políticas que defienden el individualismo, el sálvese quién pueda? ¿Por qué nosotros no representamos el sueño de la gente, el sueño de un futuro distinto?

Debemos enfrentar estas preguntas sin miedos. Porque esto tiene que ver con las razones por las cuales debemos seguir luchando; las razones para reencontrar los caminos que nos permitan aproximarnos a nuestro pueblo. No es justo que haya niñas y niños con hambre, no es justo que miles de mujeres sean asesinadas cada día, no es justo que mi hija tenga escuela y miles de niños y niñas, no. Es inaceptable que millones de personas vivan en la miseria y solo algunas pocas personas acumulen una fortuna incalculable. Debemos reencontrarnos con el pueblo en estas luchas por un mundo más justo e igualitario.

Gabriela Cerruti – Yo también vengo del periodismo y efectivamente a nosotras todo lo que sucede alrededor del big data, de las redes o las fake news, nos interpela particularmente. Nos dan ganas de sacudir a nuestras fuerzas política, diciéndoles que esto no es algo más, que no es una manera diferente de hacer campaña política. Que se trata de otra cosa.

El mundo ha tenido una aceleración de nuevos descubrimientos. Desde que salió el teléfono y todos lo tuvimos en nuestras casas pasaron 30 años. Desde que salieron los smartphones y todo el mundo los tuvo, inclusive en las favelas y las villas miserias, pasaron solo algunos meses. Esa aceleración trae una disputa sobre el sentido de estos avances: ¿generan más justicia o más desigualdad? Creo que esta es una cuestión central, en el contexto de una pandemia que ha puesto en evidencia que, después de una crisis de esta magnitud, el mundo es más injusto y desigual.

Tenemos que discutir el tema de las fake news y de las redes. Pero creo que tenemos un tema más profundo que es el de las plataformas. Nos puede encantar que hayan sacado a Donald Trump de Twitter y de Facebook. Sin embargo, mientras nosotros nos seguimos peleando con un diario o con un canal de televisión, el que realmente decide si puede hablar o no el hombre más poderoso del planeta es el señor Twitter o el señor Facebook. Todos los inventos tienen cosas buenas y cosas malas. Cuando apareció la imprenta mucha más gente pudo leer, pero no mucha más gente pudo escribir o publicar. Por eso, cada vez que la humanidad avanza hay una disputa de sentidos entre lo que se cree que es un gran progreso y la realidad de quiénes controlan o se apropian de sus beneficios. Todo esto nos interpela sobre si estamos a la altura de las discusiones que hay que dar, o si estamos un poco atrás de los debates que se vienen.

Hemos pasado de una libertad de expresión en la que se discutía si algo podía o no publicarse en los medios de comunicación, a la “libertad” de transmitir fake news en las redes. Una cuestión que pone en jaque el voto libre y universal, que está basado en que la gente esté bien informada. La libre información es uno de los pilares de la República para que los ciudadanos estén bien informados para votar. Ahora tenemos un ciudadano que llega a votar nutrido de una información que puede ser absolutamente falsa. Nos ha pasado aquí en Argentina en la elección del 2015 y nos sigue pasando permanentemente en las campañas electorales. Esto pone en jaque a la democracia representativa. Nosotros aspiramos representar los sueños de las personas. Pero ¿dónde se forman los sueños de las personas? ¿quiénes imponen esos sueños?

De alguna manera, los grandes medios, a los cuales nos hemos opuesto muchas veces, estaban dentro del sistema y ordenaban los acuerdos básicos en la sociedad. A partir del crecimiento de la ultraderecha en Brasil, en Estados Unidos, y algunos países en Europa, los acuerdos básicos empiezan a tambalear. Nadie hubiese aceptado en Argentina, hace unos años atrás, poner en cuestión que la dictadura existió y que hubo 30.000 desaparecidos. Ese era el acuerdo básico que construimos con mucho dolor, con muchas marchas y contramarchas entre diferentes fuerzas políticas. Después, si los juicios debían llegar hasta la primera o la segunda fila de mandos podíamos discutirlo, pero ese acuerdo estaba. Por eso digo que esto pone en jaque la manera en la cual nosotros pensamos y concebimos la democracia representativa. Hay que preguntarse cómo se forma el sueño de las personas a las que buscamos convocar, movilizar y con qué o a partir de qué información, porque uno no sueña o desea cosas que no conoce, uno sueña o desea lo mejor dentro de su campo semántico.

Por otro lado, Manuela, nos hablas del ambientalismo y yo siento que el surgimiento del ambientalismo con Greta Thunberg y, en Latinoamérica, con los Jóvenes por el Clima, va siendo empujado con gran protagonismo de la juventud, como hicieron las pibas en su momento con el feminismo. Las luchas no surgen de un momento a otro, vienen de generación en generación. Esto lo sabemos. Construimos empatía a partir de la herencia de las luchas recibidas. Las mujeres estamos luchando hace muchísimos años por lo que hemos conquistado. A veces hay mareas, idas, vueltas y retrocesos. En ese diálogo entre generaciones, a mí me gusta decir que las de mi generación somos “las hijas de las locas del pañuelo blanco y las madres de las locas del pañuelo verde”. Nosotras vamos entrelazando pañuelos y tejiendo lo que se viene. De tal forma, con el ambientalismo estamos recuperando luchas a las que dábamos poca importancia, porque la lucha por la ballena o el oso polar nos parecían tremendamente ajenas. Luego, la ecología se volvió popular y empezó a insertarse en las causas populares. Ahora estamos luchando por el tapiz de la tierra, por el Amazonas o por el Chaco. Estamos luchando por muchas cosas que tienen que ver con nuestro día a día y eso nos pone en una nueva cosmovisión. La lucha del ambientalismo y de las mujeres se está uniendo en una lucha ecofeminista que nos va a permitir llevar adelante transformaciones mucho más transversales que las que hemos logrado hasta el momento. También tenemos que pensar que las primeras que han llevado una lucha por los bosques, selvas y ríos han sido nuestras mujeres. Hay una historia y una tradición que tenemos que ser capaces de recuperar.

Me parece que tenemos un gran desafío después de esta pandemia. El mundo va a estar atravesando una de sus mayores crisis y tengo la sensación de que todavía no vimos todo lo que puede venir. A pesar de que estamos peleando por las vacunas, es destacable que esta es la primera generación que ve una pandemia y antes de que termine ya cuenta con una vacuna. Esto habla muy bien de nuestros Estados, laboratorios y de la ciencia. A pesar de que algunos Estados se han comportado mejor que otros, el desarrollo científico y aferrarnos a la ciencia nos permite resolver estas situaciones. Ahora, en cuanto a la crisis económica, sólo hemos visto el principio de todo lo que se viene.

Así como las crisis generan más desigualdad, a veces también nos obligan a pensarnos de manera diferente. Yo trabajo mucho con el tema de las “nuevas vejeces”, con las mujeres que ahora tenemos 50, que vamos a tener 60 prontito y que vamos a ser muy distintas de como se concebían las viejas antes. Creo que hay dos cosas en la vejez que son muy interesantes para este momento: el desapego y la lentitud. Tal vez un mundo con más desposeídos y con más lentitud sea un mundo donde podamos pensarnos, como Pepe Mujica suele decirnos, saliendo del paradigma que nos exige producir y consumir cada vez más como único modelo económico y de desarrollo viable. Un paradigma que han tenido inclusive nuestros gobiernos populares y que nos lleva a un callejón sin salida.

Me parece que tenemos que replantearnos estas cuestiones. ¿Cómo hacer para incentivar el consumo en las clases populares y no tener el consumo como único relato del modelo económico?

Manuela d’Ávila – Me parece que es importante pensar el ambientalismo desde una perspectiva latinoamericana, porque en eso tenemos contradicciones con otras naciones y se juega la soberanía de nuestros países. Nosotros sabemos que los países de Europa y los Estados Unidos son muy amigos hasta que no necesitan serlo. Tengo un chiste con los franceses que es: “liberté, igualité, fraternité, para nosotrés”. Ustedes – nos dicen – resuelvan sus problemas. Es lo que han hecho en África. Lo mismo pasa con Estados Unidos: “la democracia es maravillosa”, hasta que necesitaron de la dictadura en Argentina, Brasil, Uruguay o Chile.

Nosotros debemos pensar la cuestión ambiental desde la perspectiva del desarrollo sostenible y de la soberanía de nuestras naciones. Ustedes los argentinos bien lo saben por el tema de las Malvinas y nosotros en Brasil con el tema de la Amazonia. El problema con Venezuela no es acerca de su gobierno, sino acerca de sus recursos naturales, no sólo del petróleo, sino también del agua. Es importante explicarle esto a las nuevas generaciones. Ahora es Venezuela, pero cuando yo empecé mi militancia hace 20 años, estaba el Plan Colombia. El tema de la Amazonia no es de ahora. Por eso tenemos que involucrarnos en la cuestión ambiental. Esto tiene que ver con aquello a lo que Pepe Mujica se refiere con insistencia: el patrón de consumo del capitalismo y de cómo eso se relaciona con la destrucción del planeta. Tiene que ver con el agua y con lo que vamos a hacer en los próximos años con las reservas en el mundo.

Sobre el consumo, hay una contradicción en nuestros países porque, cuando hablamos de aumentarlo, estamos hablando de cosas muy elementales y comprensivas como alimentos para nuestras clases populares, que la gente tenga zapatillas para ir a la escuela o materiales escolares para sus niños y niñas. Pero no hemos logrado distinguir esta perspectiva del patrón de consumo dominante, excluyente y desigual.

El capitalismo vive una crisis sistémica y estructural. Las salidas anteriores a sus crisis fueron episodios terribles de nuestra historia reciente como humanidad. Ahora tenemos la pandemia. Y tenemos que empezar a hablar sobre qué mundo es este que nos lleva hacia la catástrofe.

Gabriela Cerruti – Has destacado que no llegamos a representar los sueños de nuestros pueblos. ¿Cuáles crees que son esos sueños que deberíamos representar?

Manuela d´Ávila – El libro que acabo de publicar se llama: ¿Por qué luchamos? Un libro acerca de amor y libertad. Allí trato de analizar que nosotros debemos luchar por la libertad de las mujeres y los hombres, luchar por una sociedad en que la gente sea verdaderamente libre; o sea, que tenga acceso a los bienes comunes, que sus hijos tengan escuelas, que los niños y las niñas no vivan en contextos de desigualdad, que las mujeres negras no sean la base de una pirámide social tan injusta. Luchamos para que la sociedad, la humanidad, sea libre. Además, nosotros en América Latina tenemos la certeza de que no existe la libertad de un pueblo si el otro no está libre.

Las luchas del pueblo argentino, sobre todo de sus mujeres, han sido inspiradoras para nosotras. No solo por los triunfos logrados, sino porque, a pesar de las derrotas vividas, no bajaron la cabeza, no se rindieron y siguieron su marcha. Ustedes nos inspiran porque hicieron un gran camino y lograron vencer.

El presente texto es una adaptación de la clase que Manuela d’Ávila realizó en el Curso “Estado, política y democracia en América Latina”, donde fue presentada por Gabriela Cerruti. La clase completa puede encontrarse en: www.americalatina.global

El Curso Internacional “Estado, política y democracia en América Latina” es una iniciativa destinada a militantes y activistas sociales, funcionarios públicos, docentes, estudiantes universitarios/as, investigadores/as, sindicalistas, dirigentes de organizaciones políticas y no gubernamentales, trabajadores/as de prensa y toda persona interesada en los desafíos de la democracia en América Latina y el Caribe. Ha sido promovido por el Grupo de Puebla, el Observatorio Latinoamericano de la New School University, el Programa Latinoamericano de Extensión y Cultura de la Universidade do Estado do Rio de Janeiro y la UMET. Fue organizado por la Escuela de Estudios Latinoamericanos y Globales, ELAG, y contó con el apoyo de Página12.

Coordinación general: Carol Proner, Cecilia Nicolini y Pablo Gentili

El meollo del Conflicto

Estos tiempos neoliberales, en una clara etapa regresiva de la civilización humana, dado el grado de incertidumbre, fragilidad, confusión y temor que predomina como sensaciones y percepciones por encima de la búsqueda de respuestas comunes a problemas producidos de forma colectiva, por un sistema que deja reducido a las capacidades individuales y que, obviamente, por ser estas principales poseedoras de esos atributos, hace que un conjunto pierda potencia al privilegiar la “particularidad” de sus partes sin dimensionar positivamente un orden común donde esas parte puedan ejercer esas particularidades en beneficio de ese orden común. Así, los individuos (las partes) pensadas como totalidad “en si mismas” no pueden advertir la complejidad de la trama de la que forman parte y solo atinan a “defender” sus posiciones y/o intentar tomar posiciones que consideran “mejores” sin medir daños, impactos o efectos en lo común.

El privilegio de las formas monetarias y financieras como mediación de casi todo, reduce toda capacidad a la posibilidad (Poder) de su financiación. Colocando al Sistema en una posición terriblemente frágil y dependiente de los sectores minoritarios que concentraron para sí capacidad financiera y que cada vez mas responden a prácticas especulativas e individualistas que a buscar un orden común o un equilibrio funcional entre las partes.

Esto a su vez, globalizado, produce que un puñado de unas 800 corporaciones transnacionales dominen el 60% del flujo financiero global. Este sistema solo puede ser sostenido alimentando la ilusión de la posesión de dinero, ya no como representación de valor sino como representación de poder. Nadie se salva solo. Que cada quién haga su parte.

Daniel Roberto Távora Mac Cormack

mágenes: María de los Remedios Alicia Rodriga Varo y Uranga​, conocida como Remedios Varo, fue una pintora surrealista, escritora y artista gráfica española. Fue una de las primeras mujeres que estudiaron en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid. 

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