Los intentos por aprehender

 

La realidad escurridiza

 


La realidad es movimiento. Un movimiento que se traduce en “fotos” o “golpes de vista” que resultan insuficientes para que la razón consciente las “aprehenda” y pueda generar reflexiones absolutas, acabadas, completas. Sin embargo, pese a las limitaciones, no hay otra humana forma de acceder al conocimiento que reflexionando en torno a esas “fotos” o “golpes de vista” que realizamos para generar conceptos y articularlos en relatos y sostener argumentos y formas de pensar esa realidad tan escurridiza.

Lo que no puede faltar en el intento es esa humildad frente a cuestiones que claramente exceden nuestras posibilidades, pero al mismo tiempo responsabilidad frente a lo que creemos alcanzar como conocimiento, honestidad frente a los datos, hechos, información veraz y comprobable y convicción en aquellos aspectos donde los datos y la información no alcanzan y son ocupadas por la opinión y las posiciones de quién analiza y sostiene de modo situado, intencionado, el relato que intenta esa “aprehensión” de la realidad.

Este es el esfuerzo y el intento de cada día, en estos recorridos por textos y reflexiones que, basados en datos e información, propongan relatos que produzcan conocimiento y pensamiento racional y humanizado común a muchos que nos esforzamos a diario por hacer de la vida una cotidianidad mas digna.

Días Turbulentos

Corren días apretados de turbulencias y manchados de ansiedad. Su profundo significado, sin embargo, es borroneado por la sinfonía rabiosa de noticias que los vacían de contenido. Vivimos los “tiempos interesantes” de una vieja maldición china, tiempos de anormalidad y tumulto que definen, como una bisagra, nuestro futuro como nación. Son días decisivos donde la matriz del poder mundial saca a la intemperie su irracionalidad destructiva. Hoy, la guerra y el dólar ocupan el centro de la escena política mundial. Son las dos caras de una misma moneda: un capitalismo que arrasa y exige la maximización de ganancias en todos los órdenes de la vida social. La concentración del poder a niveles inusitados fragmenta a las sociedades en mil pedazos, erosiona a las instituciones y produce una crisis de legitimidad que se esparce por el mundo como una mancha venenosa. En este contexto, la histórica derrota electoral del Frente de Todos (FdT) en las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) ha precipitado una crisis política de envergadura, que no se reduce a los dimes y diretes de una lucha palaciega. El contexto internacional en el que se desarrolla arroja luz sobre la posibilidad de superarla y las alternativas que vivimos.

La guerra y la crisis institucional norteamericana

La derrota militar norteamericana en Afganistán ha puesto en evidencia los pies de barro de su dominio sobre el mundo, desempolvando –al mismo tiempo– las fisuras internas de sus elites, partidos políticos y fuerzas armadas. El triunfo de los talibanes consolida el avance de la influencia de China y Rusia en el centro de Eurasia, la “isla continental” más grande del planeta que, por sus recursos naturales, población y comercio internacional, fue designada desde fines del siglo XIX como la llave de acceso al control del mundo. Afganistán ocupa su centro geográfico y posee el primer yacimiento mundial de “tierras raras”: un recurso muy escaso e indispensable para la producción de armamentos y artefactos electrónicos. En este contexto, la decisión del gobierno talibán de integrarse plenamente a la Organización de Cooperación de Shanghai (OSC)[Una alianza de países, liderada por China y Rusia, que busca garantizar la seguridad militar y política y el desarrollo económico de la región.] muestra la magnitud de la debacle política norteamericana.

Esto ha intensificado el conflicto entre distintas facciones que se disputan el control de la política exterior: mientras los “halcones” reclaman una nueva intervención militar para impedir el “avance del terrorismo internacional”, las “palomas” que anidan en el gobierno de Joseph Biden buscan “contener” a Rusia y a China con un creciente despliegue militar que, con armamento nuclear, opera cada vez más próximo a las fronteras de estos países. Hoy, la guerra ocurre en un contexto de creciente polarización de las elites políticas, cuya conflictividad impregna a las fuerzas armadas y empieza a salir a la luz del día.

 

Esta semana se conoció que el general Mark Milley, quien desempeña el cargo de presidente de la Junta de Comandantes en Jefe desde 2019, durante los últimos meses del gobierno de Donald Trump rompió la cadena de mandos y conspiró con altos jefes militares norteamericanos a cargo del Centro del Comando Militar (la sala de guerra del Pentágono), juramentándolos para que sólo siguiesen sus órdenes. Paralelamente, mantuvo conversaciones telefónicas con su contraparte del ejército chino para asegurarle que “si los vamos a atacar, los llamaré antes. No haremos nada de sorpresa”. Por ese entonces, el general Milley “temía que Trump, enceguecido de furia y fuera de todo control” atacase a China para así intentar impedir la entrega de la presidencia a Biden. En simultáneo, la líder del Partido Demócrata en el Congreso habría incitado al general Milley, diciéndole que “los republicanos tienen sangre en sus manos”[bixpscreview.com, 14/09/2021; zerohedge.com, 15 y 17/09/2021.]. Estas revelaciones, que no han sido desmentidas por el general Milley, han despertado el furor de Trump, dirigentes políticos y ex comandantes de las fuerzas armadas, quienes exigen el procesamiento de Milley por traición a la patria.

Este incidente muestra no sólo la profundidad de la degradación institucional del país, sino también la intensidad de conflictos que se desarrollan al interior de la estructura de poder norteamericana. Estos no se limitan al ámbito político e incluyen una disputa creciente entre monopolios y oligopolios por el control de las transacciones financieras y la emisión del dinero.

El dólar y la crisis financiera

A mediados de este año, la deuda del mundo ascendía a 384 billones (trillions) de dólares, mientras su PBI alcanzaba los 80 billones (trillions) de dólares[Institute of International Financies, iif.com.]. Esto expone el crecimiento exponencial de una deuda imposible de pagar que se perpetúa al infinito, cambiando constantemente la piel vieja por piel nueva. Esta tragedia, que encarna a la usura en los tiempos modernos, canibaliza hoy al centro y a la periferia del capitalismo y corroe al sistema financiero internacional.

A este endeudamiento generalizado hay que sumar el que se deriva de las operaciones de “la banca en las sombras” (shadow banking), ejecutadas en ámbitos fuera de toda regulación y con vehículos financieros complejos y oscuros. Entre estos últimos se destacan los contratos con derivados (OTC over the counter derivative contracts) que al derivar su valor del valor de otros activos (acciones, bonos, monedas, commodities, tasas de interés y hasta indicadores de mercados) multiplican la posibilidad de defaults en cascada. A principios de este año, el BIS (Bank of International Settlements)[La máxima autoridad monetaria que nuclea y supervisa a todos los bancos centrales del mundo.] estimaba al valor neto de estos contratos en 609 billones (trillions) de dólares. Cuatro bancos norteamericanos (JP Morgan, Chase, Bank of America, Citigroup’s Citibank y Goldman Sachs), concentran el 88,4% de este tipo de contratos registrados oficialmente[occ.gov, 28/06/2021; wallstreetonparade.com, 30/04/2021.]. Tres de estos bancos tienen garantía oficial de sus depósitos, que ascienden a los 4,8 billones (trillions) de dólares[wallstreetonparade.com, 30/04/2021.].

Así, el enorme endeudamiento y el rol de los grandes bancos y fondos de inversión en las actividades de la banca en la sombra corroen a la estabilidad del sistema financiero. Los dos billones (trillions) de dólares que circulan por el mundo palidecen frente al enorme endeudamiento y no alcanzan para frenar una crisis[uscurrency.gov, 31/12/2020.]. Esta situación amenaza directamente al valor del dólar y a su rol como moneda internacional de reserva.

El dólar y las monedas digitales

Las tecnologías de punta y la revolución digital han abierto las compuertas a un mundo monetario basado en la información y en la emisión de monedas digitales “privadas” que desafían al control ejercido por la Reserva Federal –y otros bancos centrales– sobre las transacciones financieras y la emisión de dinero fiduciario.

El intercambio digital implica la utilización de múltiples tecnologías y protocolos y la circulación de distintos tipos de monedas digitales, entre las que se encuentran las criptomonedas. Estas permiten una descentralización de las actividades financieras que escapan, en mayor o menor medida, al control de la autoridad monetaria y, en particular, de la Reserva Federal. Sin embargo, la digitalización también abre el camino para que la Reserva imponga un mayor control sobre todas las actividades financieras. Esto, sin embargo, podría volver obsoleta a la actual estructura bancaria. Las finanzas digitales implican conflictos cuyo resultado final dependerá de la capacidad que unos pocos monopolios tecnológicos tengan para imponer sus monedas y de la resistencia que el sistema financiero tradicional y los principales bancos del mundo opongan a una posible digitalización del dólar impuesta por la Reserva Federal.

La propuesta de Facebook de emitir al Diem USD preocupa especialmente a los reguladores norteamericanos. Para Facebook, “China avanza rápidamente en la construcción de una infraestructura que con el yuan digital desafiará al dólar como moneda internacional de reserva”. El Diem USD será la solución a este desafío: abarata costos, disminuye el tiempo de las transacciones y “con reservas bien manejadas, permite más seguridad y estabilidad que el actual sistema donde los bancos tienen pasivos que superan a sus activos (…) situación que lleva a gran inseguridad si sus clientes quieren retirar al mismo tiempo sus depósitos”. Esto no ocurrirá con el Diem USD, pues Facebook tiene buenas reservas monetarias y un sistema de pagos “cuyo volumen de transacciones en los dos últimos trimestres ha sido de 100 mil millones (billions) de dólares, con presencia en más de 160 países del mundo y con 55 monedas diferentes”.

Así, el poder financiero acumulado por Facebook desafía a los bancos y la posiciona como alternativa ante la crisis financiera que se avecina. Las limitaciones que le quieren imponer son “antiamericanas”, pues “en tiempos en que la relevancia del dólar y de nuestra influencia global es desafiada como nunca lo fuera antes, deberíamos apoyar la distribución y las capacidades de algunas de nuestras corporaciones más exitosas para ganar la guerra que silenciosamente ataca nuestros intereses nacionales”[https://medium.com/@davidmarcus, 18/08/2021.].

La descentralización financiera y el impulso que ha adquirido la especulación con criptomonedas amenazan al dólar como moneda internacional de reserva. Paralelamente, la inestabilidad financiera y la aparición del yuan digital, emitido por el Banco Central de China, acortan los tiempos que la Reserva Federal tiene para impulsar la digitalización del dólar. Estas circunstancias impactan sobre la realidad inmediata de los países periféricos, atados de pies y manos al endeudamiento ilimitado en dólares.

A la vuelta de la esquina

El peso del ausentismo en los barrios más pobres, sumado al voto en blanco y anulado, determinaron una derrota inédita del FdT en las PASO y un triunfo de Juntos, a pesar de que el caudal de votos recibido por este último no superó los votos emitidos en 2019. Para el votante popular, el éxito en el manejo oficial de la pandemia no alcanzó para premiar a un gobierno cuyas políticas económicas lo perjudicaron y contrariaron las promesas hechas en la campaña presidencial. Esta elección ventila la bronca ante la continua pobreza y la falta de credibilidad de la palabra oficial. Tiene razón Cristina Fernández en las críticas fulminantes que dirige a Alberto y a “su entorno”: de esta situación no se sale diciendo que “escucha”, ni con funcionarios atornillados a los sillones.

¿Por qué se llegó a este punto? Los motivos son varios e interrelacionados. El gobierno no logró frenar la ofensiva de los formadores de precios, que desde hace décadas desestabilizan a los gobiernos democráticos con estampidas de precios. Se limitó a hacer esfuerzos cosméticos: desde los chamuyos con grandes empresarios y sindicatos en una Mesa del Acuerdo que se disolvió en la estratósfera sin pena ni gloria, hasta programas de “precios cuidados” de mínima trascendencia: sin control de las cadenas de valor de los alimentos y sin sanciones relevantes. Por el otro lado, el ministro de Economía aplica, desde hace meses, un ajuste al gasto social, que todavía dura y se prolonga en el Presupuesto 2022, presentado al Congreso luego de la derrota electoral. Este ajuste se dio en paralelo al pago, sin discusión alguna, de los acelerados y continuos vencimientos de intereses de la deuda contraída por Mauricio Macri con el Fondo Monetario Internacional (FMI). El gobierno se dejó la soga en el cuello y se fue ahorcando al ritmo que imponían los pagos al FMI, a punto tal que este mes pagará el primer vencimiento de capital con parte de los Derechos Especiales de Giro emitidos por el organismo para que los países del mundo enfrenten los gastos de la pandemia. Aquí, en cambio, se destinan a pagar la deuda ilegítima contraída por Macri con complicidad del propio FMI.

Este es el modus operandi que perpetúa al endeudamiento ilimitado, cuya otra cara es la acumulación sin límite de miseria. El resultado político de este chaleco de fuerza es lo que pide Macri a los gritos desde hace años: terminar con el populismo en la Argentina. Esto nos lleva a otro factor que explica la derrota en las PASO: la falta de empoderamiento de las bases del FdT. No sólo permanecieron desmovilizadas por la pandemia, sino que los planteos de sus representantes no tuvieron cabida en las decisiones del gobierno, ni en la designación de cargos en las listas de las PASO. Esta situación, que se suma a la existencia de un sindicalismo esclerótico, contribuye a la apatía y al voto bronca. Si no se baraja y se da de nuevo, con un plan económico que apunte a las causas estructurales que llevaron al endeudamiento ilimitado, acompañado de un empoderamiento de los sectores populares, la implosión incendiaria está a la vuelta de la esquina.

Hoy en día, el populismo no puede gobernar con moneditas que llenan los bolsillos por un instante y que luego sean absorbidos por los formadores de precios, cuyo poder es enorme. Para desarticular a la inflación hay que empoderar a los sectores populares: hacerlos participar en las decisiones que se toman y en el control de sus representantes. Ese empoderamiento habilita el control social de los precios en los distintos eslabones de las cadenas de valor. Esto no implica una batahola de todos por la libre, sino nuevas formas de organización que desde abajo y hacia arriba, y tejiendo horizontalmente, permitan controlar precios y establecer alianzas entre sectores con distintos intereses, al mismo tiempo que se garantiza la participación de las bases en el control de las decisiones que se toman.

Por otra parte, realizar el proyecto de país votado en 2019 implica empezar a cortar los lazos con el dólar y desdolarizar la economía. Aprovechando la digitalización y los cambios de la coyuntura internacional, se puede emitir una moneda basada en nuestros recursos y desarrollar políticas tendientes a utilizar los recursos que tenemos en cambiar nuestra matriz productiva que, al estar orientada hacia un desarrollo agroindustrial de tipo extractivo, hoy reproduce la restricción externa y el endeudamiento ilimitado. Esto implica estimular la producción para el mercado interno, subsidiando a las pequeñas y medianas empresas e impulsando nuevas formas de organización empresarial con participación de cooperativas y del propio Estado. Para ello se podría empezar utilizando la enorme liquidez acumulada por los bancos en concepto de LELIQs, con intereses que hoy crecen aceleradamente y constituyen otra soga al cuello del gobierno, lista para ahorcarlo en el momento preciso.

Las circunstancias internacionales habilitan la multiplicación de alianzas económicas y políticas con otros países y bloques que nos permitan desarrollar un crecimiento económico integrado e inclusivo. Esto es la antítesis de la deriva tras las vicisitudes del acuerdo con el FMI, algo que hoy parece condicionar a toda nuestra política exterior.

Mónica Peralta Ramos “Barajar y dar de nuevo” en “El cohete a la luna”

Cumbre de la CELAC

Ariela Ruiz Caro es Economista por la Universidad Humboldt de Berlín con maestría en procesos de integración económica por la Universidad de Buenos Aires. ... Ha sido Agregada Económica de la Embajada de Perú en Argentina entre 2010 y 2015. Es columnista del Programa de las Américas. Escribe hoy “ ¿Celac por OEA? en “El cohete a la luna”

Mientras que la VI Cumbre presidencial de la Comunidad de Estados latinoamericanos y caribeños (Celac) comenzó a sesionar ayer en México, la IX Cumbre de las Américas se ha pospuesto para 2022. Por primera vez, desde su creación en 1994, este encuentro trianual de los presidentes del continente (menos Cuba), previsto para este año, ha sido postergado.

Es probable que el gobierno norteamericano, anfitrión del evento, haya evitado coincidir con el mal momento que atraviesa la OEA, organismo que actúa como Secretaría Técnica de estas Cumbres. Además, la administración Biden no parece tener una agenda propositiva para la región. Su estrategia en la frontera con México, e inclusive con el denominado triángulo norte centroamericano (Guatemala, Honduras y El Salvador) está muy lejos de haber sido exitosa.

El Agobio del Presidente

A Biden lo agobian

  • los problemas internos,

  • las divergencias crecientes con sus aliados europeos,

  •  la forma de la retirada de tropas militares en Afganistán,

  • la culminación de la construcción del gasoducto Nord stream 2,  que llevará gas de Rusia a Europa –que dejará de comprárselo a Estados Unido.

Sin embargo, su principal preocupación es la creciente presencia China en el mundo, y también en la región. Por eso, la administración Biden no se ha apartado de la estrategia de Trump para América Latina frente a China, delineada en agosto de 2019 en el Nuevo marco estratégico para el hemisferio occidental.

El plan identifica como el principal enemigo extra regional a China, por «su influencia maligna». Uno de sus objetivos es construir una «comunidad regional de socios con ideas afines», lo que obviamente implica que Estados Unidos apoyará sólo a los países que compartan su ideología y que participen de una alianza que permita frenar la cooperación entre China y América Latina.


 La sensación de amenaza es creciente. En abril de este año el ex director del Centro Nacional de Contrainteligencia y Seguridad (NCSC), William Evanina, señaló que «China representa la amenaza más compleja, perniciosa, agresiva y estratégica que jamás haya enfrentado nuestra nación».  El miércoles, Estados Unidos, el Reino Unido y Australia firmaron un pacto de defensa contra China con el fin de reforzar la cooperación en tecnologías avanzadas de defensa, como inteligencia artificial, sistemas submarinos y vigilancia de larga distancia, el cual incluye el apoyo al desarrollo de submarinos nucleares australianos, con el fin de posicionarse mejor en el Indopacífico. Sin embargo, la primera ministra neozelandesa, Jacinda Ardern, ha anunciado que vetará la entrada en las aguas de su país a los futuros submarinos nucleares australianos, en línea con la política antinuclear adoptada en la década de 1980.

En nuestra región, la legitimidad del presidente Maduro en las negociaciones que se realizan en México es una derrota en la estrategia estadounidense para el cambio de régimen en Venezuela, como también lo es la propuesta de reforma (o reemplazo) de la OEA en el marco de la Celac.

La OEA

La OEA ha sido cuestionada recientemente por varios gobiernos, en particular el de México. Tal como señalamos en una nota previa de El Cohete, el canciller  Marcelo Ebrard ha calificado a la OEA de «intervencionista e injerencista» y señalado que propondrá en la reunión de la Celac que sea reemplazada. Un mes antes, en la cumbre de cancilleres, el Presidente de México había advertido que «no debe descartarse la sustitución de la OEA por un organismo verdaderamente autónomo, no lacayo de nadie, [basado en] los principios de no intervención, autodeterminación de los pueblos y solución pacífica de las controversias». Por su parte, Alberto Fernández ha señalado que la OEA «tal como está no sirve» y que es un escuadrón que avanza sobre los gobiernos populares de América Latina. Asimismo, ha dicho que trabaja para que la Celac «sea el lugar de reemplazo».

Este organismo ha canalizado los intereses geopolíticos de Estados Unidos desde su creación en 1947. Su partida de origen fue la defensa contra el comunismo en la región en el contexto de la guerra fría. En ese marco, en colaboración con la CIA y en nombre de la democracia, ha organizado golpes militares, intervenido o invadido  países cuyos gobiernos intentaron alejarse de su órbita. El rol de la OEA podría hasta entenderse durante la guerra fría, pero esta terminó hace tres décadas. Sin embargo, continúa ejerciendo su rol de gendarme.

Es tanta su importancia que Donald Trump no la desactivó a pesar de que se retiró de la Organización Mundial de la Salud (OMS), del Acuerdo de París, de la UNESCO, de la Organización Internacional de Migraciones (OIM), entre tantas otras. La OEA se mantuvo incólume como instancia para intervenir en la región, de formas más sutiles, enarbolando las banderas de las libertades democráticas y los derechos humanos, que siempre evalúa con un doble rasero.

En tiempos recientes, la obediencia de la región al organismo se ha visto un tanto relajada. Por eso, el ex asesor de Seguridad Nacional de Donald Trump, John Bolton, auspició con sus aliados de la región la conformación del Grupo de Lima para sancionar a Venezuela, debido a que no le alcanzaban los votos en la OEA. Quizás por eso, en su libro La habitación donde sucedió; una memoria de la Casa Blanca, Bolton calificó a la OEA «como un organismo moribundo» y a su secretario general, Luis Almagro como un «mentiroso, ladrón, cínico».

El hecho más reciente por el que la OEA es acusada de injerencia en la región es su aval al golpe de Estado en Bolivia, al haber creado una narrativa que indujo a suponer que hubo fraude en las elecciones presidenciales de 2019. Las afirmaciones de supuestas irregularidades han sido desmentidas por expertos en conteo de votos de universidades y por informes divulgados por diarios como el New York Times. Inclusive, a fines de julio, la Cámara de Representantes de Estados Unidos sancionó una ley que hace un llamado al gobierno de Biden para investigar si las denuncias sin fundamento de la OEA sobre irregularidades electorales contribuyeron al golpe de Estado contra el expresidente boliviano Evo Morales en 2019.

Por todo ello,  uno de los objetivos de esta VI Cumbre de la Celac es su reforma o reemplazo. El canciller mexicano se lo ha hecho saber a Kamala Harris y al secretario de Estado, Anthony Blinken, en una visita a Washington el 9 de septiembre, en el marco del Diálogo Económico de Alto Nivel, mecanismo bilateral interrumpido durante la era Trump.

Para Ebrard es fundamental entrar a una nueva etapa y decirle «adiós a la OEA en su sentido intervencionista, injerencista, hegemonista, y que venga otra organización que construyamos políticamente en acuerdo con Estados Unidos para el siglo XXI, ya no el siglo XIV o el siglo XX para la Guerra Fría».

La Celac

En un mundo caracterizado por una hegemonía multipolar que pugna por su presencia económica en nuestra región, algunos líderes latinoamericanos buscan fortalecer espacios de diálogo y consenso fuera del ámbito de Estados Unidos.

América Latina y el Caribe tienen un diálogo institucional de baja intensidad. Sus gobiernos se han dedicado a conformar en la última década organismos, supuestamente de integración, cargados de ideología, los cuales sucumben cuando cambian los signos políticos de sus gobiernos. Así, por instrucciones de Washington, se desactivó la Unasur, un tratado internacional creado en 2008 que fue reemplazado por un engendro llamado Foro para el Progreso de América del Sur (Prosur), en Santiago, en marzo de 2019, bajo el auspicio de Iván Duque y Sebastián Piñera.

A diferencia de nuestra región, la Unión Africana, organización intergubernamental política y de cooperación que agrupa a los 56 países de las más diversas ideologías y culturas de ese continente, ha adoptado una sola voz en temas vinculados con la pandemia. En febrero de este año suscribió un comunicado en el que apoyó la propuesta presentada conjuntamente por India y Sudáfrica a la Organización Mundial del Comercio (OMC) para suspender las patentes de las vacunas contra la Covid-19 hasta que la población mundial no estuviera totalmente vacunada. En ese comunicado señalaban que la propuesta era el medio más efectivo para abordar la «escasez artificial» resultante del «nacionalismo de las vacunas y los mecanismos impulsados ​​por el mercado».

Asimismo, hicieron suyas las declaraciones de Tedros Adhanom Ghebreyesus, secretario general de la OMS, quien había señalado que «permitir que la mayoría de la población mundial no esté vacunada no sólo perpetuará enfermedades y muertes innecesarias, así como la continuidad de las cuarentenas en curso, sino que también generará nuevas mutaciones del virus a medida que continúe propagándose entre las poblaciones desprotegidas». Estas variantes podrían no ser controladas por las vacunas disponibles hoy.

La voz conjunta de ese continente no se limitó a apoyar esa propuesta sino que utilizaron el Fondo Africano de Adquisición de Vacunas (AVAT) para negociar y adquirir, coordinadamente, parte de las mismas. Lo mismo hizo la Unión Europea y algunas asociaciones del sudeste asiático. En cambio América Latina, a pesar de disponer de plataformas similares en la mayoría de los organismos subregionales de integración, no las utilizó.

La ausencia de diálogo institucional en la región ha dejado lecciones amargas, como la imposición, por el gobierno de Trump, de Mauricio Claver-Carone como presidente del BID, cargo que históricamente le correspondía a un latinoamericano.

En el actual escenario multipolar es fundamental recuperar los espacios regionales para coordinar lineamientos mínimos comunes de negociación con las viejas y nuevas potencias. Si bien se esperaba que México, al tener la presidencia pro tempore de la Celac, impulsara una propuesta unificada para sustituir o reformar a la OEA en la cumbre, esta no formó parte de la agenda. Así lo informó Maximiliano Reyes, subsecretario para América Latina y El Caribe de la cancillería mexicana, quien señaló que el gobierno plantearía la creación de un grupo de reflexión sobre el futuro de ese organismo sólo si el tema se ponía sobre la mesa.

La imprevista participación del presidente Nicolás Maduro, el cuestionamiento del canciller de Nicaragua a la candidatura del gobierno argentino para asumir la presidencia pro tempore de la Celac, la ausencia del Presidente Alberto Fernández, quien suspendió su viaje debido a la crisis post electoral, y la renuncia desde México del canciller Felipe Solá al enterarse que sería destituido de su cargo –lo que dio lugar a que la delegación argentina quedara a cargo de un subsecretario– fueron algunos de los hechos salientes de la reunión.

La insistencia del Presidente de México en eliminar la política de bloqueos económicos, en clara alusión al gobierno norteamericano; la presencia de Charles Michel, presidente del Consejo Europeo; el mensaje virtual del Presidente de China, Xi Jinping, así como el del secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, fueron las señales de multilateralidad que el cónclave intentó transmitir. Un paso en el camino de construcción de la soberanía regional.

Región, pueblos e individuos … en búsqueda de la emancipación

Enrique Dussel: “Donde hay un oprimido es necesaria una filosofía de la liberación”

Fragmentos transcriptos para Revista Politikón , de la conferencia de Enrique Dussel, en ocasión de recibir su Honoris Causa por parte de la Universidad Nacional de Rosario, Santa Fe, el día 26 de Agosto de 2017.

Ante este público la emoción lo invade a uno pero también la responsabilidad. Aunque hay muchos profesores me voy a dirigir a los estudiantes, que son el futuro. Me interesa que sea un diálogo, no va a haber conferencia ¿Y si no hay conferencia qué hago? Pues doy un testimonio.

Allá en el año 1957 me gané una beca para ir a Europa después de terminar mi licenciatura de filosofía, que eran 5 años. Tomé un barco en Buenos Aires, se requerían 27 días para llegar a Europa. Cuando partimos me quedé viendo cómo Buenos Aires desaparecía de la vista. Dije: “levanto ancla y no sé cuando vuelvo”. No sabía que iban a pasar 10 años. Después de zarpar del puerto de Buenos Aires llegué a Montevideo, como es lógico, pero no conocía Montevideo, no podía decir nada sobre Montevideo. Dos días después llegamos a Río, al Pan de Azúcar, una cosa impresionante, y ya me empezó a entrar preocupación y rabia. Cuando llego a Arrecife me dije “no conozco América Latina”, nada. Había estudiado la historia universal, la Antigüedad, la Edad Media, la Edad Moderna, todo el mundo estudia esa construcción ideológica de los románticos alemanes. Eso de la Antigüedad, Edad Media y Moderna, tiene dos siglos, lo inventaron los eurocéntricos, y en ese esquema no existimos.

Al terminar mi doctorado de filosofía, a los 25 años dije “voy a ir al origen del gaucho”: pasé dos años en Israel, no soy judío pero estudié el hebreo, lo leo, lo hablo para poder criticar al pensamiento griego, para tener un horizonte filosófico cultural nuestro, no griego. Tenemos una cierta historia que me empezó a interesar rastrear desde el origen, por eso el primer libro que publiqué, en Eudeba, se llamó el “Humanismo Semita”. Yo estudié las culturas semitas en un período desde hace más de cinco mil años, origen de mi cultura latinoamericana. Esto me dio una visión de la historia muy distinta a la que había recibido. Pasé cuatro años en Francia, dos en Alemania y ya se acumulaban diez.

Me volví, me ofrecieron una cátedra en Resistencia, nos vinimos equipados, mujer, dos hijos. El primer curso que di se titulaba “Hipótesis para el estudio de América Latina en la historia universal”, ahí empezó la construcción de un nosotros desde nosotros. Zea había escrito que “estábamos fuera de la historia” y efectivamente, la Antigüedad, los griegos, los romanos, una construcción ideológica eurocéntrica, que no dice nada sobre China, sobre la India, el África, y no sitúan a nuestros indígenas, que son el extremo oriente del extremo oriente. Y vinieron todos de allá, son de raza y de cultura extrema oriental. Estaba en Chile, los mapuches, los patagónicos, no sólo vinieron del norte, sino que fueron influenciados por los polinésicos del pacífico sur, las instituciones de los patagónicos venían de Samoa, de ahí partieron a Nueva Zelanda, Australia, Chile y nuestra Patagonia. Que fue conquista del gran genocidio de Roca, que tiene por ahí algunas estatuas que habría que tirarlas, porque es quién destruyó esa gran cultura.

Podría haberse hecho una alianza para constituir este país. La Patagonia Rebelde es una foto de un cazador con un pie sobre la cabeza de un indio, y en la mano otra cabeza. Ahí comenzó la gran “ocupación del desierto” ¿Qué desierto? Si estaba ocupado por una gran cultura.

Somos frutos de lo más occidental del occidente, pero también de lo más oriental del oriente, el choque que fue la invasión de América (no el descubrimiento), y la conquista (que fue un genocidio) hasta tiene una fecha de festejo, el 12 de octubre, día de la raza. ¿Qué raza? ¿La española? Si a los indígenas los matamos. De ahí empieza a surgir la idea de una filosofía nuestra. Pero las currículas eran todas eurocéntricas, entonces uno enseñaba los griegos, la Edad Media, llegábamos al pensamiento actual, continental, con Hegel, Heidegger, uno daba esas cosas.

Cuando llegué en 1966 o 1967, plena dictadura militar, la gente estaba en las calles y uno enseñando una filosofía abstracta que no tenía nada que ver con la realidad. Hasta que un día en una reunión de jóvenes profesores, un profesor trajo un libro de Emmanuel Levinas, que se llama “Totalidad e infinito”. Levinas era un judío, me interesa porque es un perseguido dentro de Europa, pero de nivel europeo. La shoá, el holocausto, fue una cosa tremenda, porque lo mejor del pensamiento alemán, de una comunidad poderosa como la judía que se estaba integrando completamente al pensamiento alemán fue exterminado por el nazismo, pero al propio Levinas le dije en una reunión: “maestro usted trata el problema de la persecución de los judíos en el siglo XX pero ¿Qué le parece los millones de indígenas asesinados en el siglo XVI, y los más de 14 millones de esclavos que vinieron a este continente?”, el me miro y dijo: “eso lo tiene que pensar usted”, pero no porque él se limpiara las manos sino porque no era su experiencia. Entonces tomamos en esa carrera la posta y nos dijimos que ahora ya no podemos partir de las hipótesis europeas, tenemos nosotros que empezar a pensar.

El libro “Totalidad e Infinito” no nos sirvió, porque la totalidad es el sistema dado. Heidegger habla del “ser en el mundo”, in der Welt sein, también Wittgenstein habla de eso en la primer tesis, la totalidad de los hechos son el mundo, entonces el mundo de la totalidad es el ser. Y Parménides dijo “el ser es el no ser no es”, algunos dirán “obvio, para qué lo dice”, pero la cosa es distinta: para Parménides el ser es griego, el no ser son los bárbaros, los africanos, los asiáticos, los europeos que estaban al norte de Grecia, por ejemplo Macedonia -de donde venía Aristóteles- que a pesar de ser un gran discípulo de Platón, lo echaron cuando se murió su maestro.

El ser es, el no ser no es. Heráclito dice de Efeso que el logos está dentro de los muros de la ciudad, y más allá del muro están las multitudes, los bárbaros. Llegando una vez, hace muchos años, a Efeso, vi un valle inmenso con unas montañas y arriba de las montañas unas cositas blancas. En una maqueta de la ciudad pude ver los muros de Efeso, y entendí lo que dijo Heráclito, los que están del muro hacia dentro son humanos, los griegos y los que están en los muros para afuera no son humanos, el no ser de Parménides. Entonces yo, gracias a Levinas, me descubrí no ser, como latinoamericanos no somos: hasta hoy para el Señor Trump no somos. Ahora en Alemania, nadie se pregunta en la Deutsche Welle de donde vienen los migrantes sirios, nadie se pregunta por qué vienen. Pero no se imaginan que Bush y sus compinches han destruido Siria e Irak, la Mesopotamia, ahí estaba Babilonia, Bagdad.

Bagdad es una ciudad devastada, Bagdad es Roma, Londres, París y Berlín sumadas en el mundo árabe, centro del continente euroasiático que llegaba a la China, Kabul, la India y hasta Filipinas. Bagdad fue el centro del mundo euroasiático desde el 750 hasta el 1250, cuyas dos islas de contorno son Japón e Inglaterra y ese Bagdad ha sido absolutamente destruido. Estos días ha habido unas batallas en Alepo, y Alepo es el lugar donde en el año 860 un sacerdote bizantino tomó los textos de Aristóteles y lo tradujo del griego al árabe. Alkin empieza trabajando en Aristóteles, la matemática, la astronomía y la filosofía aristotélica empírica. De ahí pasa a Bagdad, la casa de la sabiduría, los más grandes matemáticos del siglo X, XI, XII, nuestros números son arábigos. En Bagdad, sabían que el sol era el centro del sistema solar, mucho antes de Copérnico y Galileo.

Los chinos sabían en esa época no solo los recorridos de los planetas, sabían que las trayectorias no eran redondas sino ovoides, y sabían el año de Venus, Marte, Júpiter. Los europeos todavía creían que la Tierra era el centro. No tengo tiempo de mostrar la ignorancia de Europa en la Edad Media, que no es más que una Europa sitiada por un mundo musulmán, que no era feudal ni estaba en la Edad Media porque era un mundo urbano, comercial, científico-tecnológico, era lo más avanzado junto a China.

Me fui de tema, pero era para indicarles que todo lo que me habían dicho era una fabricación ideológica. El primero que lo expresa con coherencia y que su teoría se mundializa, es el señor Hegel, es la primera expresión del eurocentrismo de los románticos hecho sistema. Entonces había que rehacer todo. Y bueno, lo empezamos a rehacer. Eso empezó con un grupo de filósofos que nos reuníamos en Calamuchita (Córdoba) allá por el año 1969 o 1970 y empezamos a pensar las cosas de América latina, desde el no ser, desde el otro y empezamos a darnos cuenta que los que nos habían contado era importante, pero era falso. Nosotros no sabíamos lo que éramos, lo que ha ido creciendo hasta llamarse hoy la “descolonización epistemológica”. Es una filosofía sistemática, no son algunos brochazos; es un sistema abierto, pero es un sistema, en el sentido de que tiene categorías definidas y se van poco a poco desarrollando partes de ese sistema y todo empieza por la crítica histórica y a la ontología donde el centro es Europa y es desde Parménides hasta Heidegger, pero no solo: también Habermas, Foucault son eurocéntricos, y hasta Agamben. Es decir, para ellos es imposible pensar desde otro lugar.

La hipótesis es muy simple, pero de una fecundidad infinita. Hermann Cohen en Metaphisik und Religion dice que el método consiste en situarse en el lugar del pobre y desde ahí hacer un diagnóstico de la patología del Estado. Ese es el método, hay que situarse, no en el centro de Rosario, en la periferia, en algún barrio de miseria, no desde las calles centrales que les muestran a los turistas, hay que situarse desde la negatividad. Y situándome ahí veo las cosas muy distintas, ahí se ve la negatividad y pensar esa negatividad es una temática ética, y se está criticando políticamente la ontología desde lo que Levinas llama una “metafísica más allá del horizonte”, más allá del muro de Heráclito. En lugar de situarme adentro del muro y decir “ahí viene la barbarie” me sitúo más allá del muro y digo: “ahí adentro esta la dominación que me ignora y si me ignora es falso”. Y soy más universal que el ser, porque conozco al ser y al no ser, somos más, no universales, pero más mundiales que los europeos. Y eso en todos los niveles, desde la ontología hasta la ética, yendo al oprimido, al negado ¿Y a cuál negado? Todos ¿Y desde qué totalidad? Desde cualquier sistema.

Descartes dice ego cogito, ergo sum, pero sobre todo ego cogito, comitatum, es decir “yo pienso lo pensado”, y lo pensado para Colón es el indio, pero si yo me sitúo en el Indio y a Colón lo veo desde fuera, entonces comienzan un otro discurso deconstructivo de la totalidad ontológica.

Fíjense cómo funciona la Filosofía de la Liberación, el mundo machista es constituido por un ego fálico, la mujer es objeto sexual y se descubre como no falo, castrada, es la ontología de Parménides aplicada a la erótica. Y entonces, ¿Cómo piensa la filosofía? Me tengo que situar en el objeto, pero no es solo objeto, un ente dominado dentro del mundo: la mujer es más que objeto porque guarda exterioridad con respecto a ese machismo y ahí entra la categoría de “exterioridad”, que es fundamental. Marx lo tiene clarísimo, Lukács se equivoca cuando piensa que la “totalidad” es la categoría fundamental de Marx.

La mujer no es castrada como sostiene Freud, sino que es una positividad en su mundo, activa, que se define desde ella, se opone a la castración del sistema y crea una nueva relación varón-mujer o entre los sexos (incluyendo gays, lesbianas) más allá del ser. Puedo aplicar la ontología a la erótica, a la pedagogía y ahí está Paulo Freire, lo puedo aplicar a la economía y eso es Marx.

Marx cumple con las categorías exactas de la Filosofía de la Liberación de una manera que ni Engels descubrió. Dirán que este profesor ya está exagerando, pero Marx sostiene que en el plus tiempo, de plus trabajo, el obrero más allá del trabajo necesario, donde reproduce el valor del salario, crea valor de la nada, porque no le pagan para producir el plusvalor, el capital no paga: lo saca de la corporalidad viviente. Y en esa argumentación usa la expresión schaffung auch nichts, es decir, creación de la nada, la metafísica semita. Ningún autor ha visto eso y lo he discutido en el Instituto Marxista-Leninista de Berlín en 1984 con los que editaban y editan Marx en alemán.

La Filosofía de la Liberación puede hacer una erótica del género, una pedagogía, una política, una economía. La filosofía de la economía es una materia central. Está publicado el quinto tomo de mis trabajos sobre Marx, sobre economía política, y realizo una interpretación filosófica, porque Marx era un gran economista y un gran filósofo: si lo leen solo los filósofos no lo entienden y si lo leen sólo los de la facultad de ciencias económicas, menos. Marx está hablando con categorías filosóficas muy precisas, categorías hegelianas contra Hegel, aunque el “contra Hegel” no es lo que se piensa y hay que replantearlo.

La tarea es de repensar toda la filosofía, y sin complejos, en eso estamos más adelantados en la visión filosófica del mundo que los europeos. Yo cuando leo a los últimos en filosofía política, Nancy, Agamben, las interpretaciones de Walter Benjamin, Carl Schmitt, y tantos temas, los entiendo, pero son provincianos: plantean desde Europa los temas, no se sitúan en las colonias, no saben cómo explicar eso a uno en Nigeria. Habermas no puede hablar sino a un alemán o a un norteamericano y resulta casi incompresible a los demás.

Apel es el maestro de Habermas, un lógico riguroso, que ha hecho el mejor estudio sobre el pragmatismo y ha logrado digerir el pensamiento analítico abstracto metiéndolo en una pragmática. Pero ya puestos a dialogar con él fuimos mas allá, porque él habla de la “comunidad de comunicación”, porque para realmente llegar a algo válido tienen, los argumentantes, que ser simétricos: si no había simetría era necesario saber cómo hacer para que el que no es simétrico llegue a ser simétrico, para empezar la discusión. Dijo Apel que quizás la Filosofía de la Liberación podría ayudar como ética complementaria a que el que no es simétrico llegue a ser simétrico, pero no por la discusión sino por otros medios. Entonces propuso un dialogo conmigo, pero no para hablar con un filósofo del tercer mundo: lo hizo para ver si yo le podía solucionar un problema, siempre bajo la égida de su ética del discurso.

Yo entendí lo que propuso, pero fui mucho más allá, porque puede haber consensos en un sistema y haber otros que no son simétricos pero son a su vez los dominados. Por ejemplo, las mujeres dominadas por el machismo, no pueden dialogar de iguales por ausencia de simetría, pero si se reúnen entre ellas y forman una comunidad de comunicación del feminismo, ahora si son simétricas, y llegan a acuerdos. Esos acuerdos feministas están en contra de los acuerdos machitas, por lo que, en la terminología de Habermas, se descubre la existencia de un consenso dominador y de un consenso crítico. Y ahí estamos en presencia de una Filosofía de la Liberación.

Tomé a Apel, lo digerí, y creció la Filosofía de la Liberación, porque tomo toda la pragmática. De ahí sale una doctrina de legitimación política. No es ya una filosofía solamente latinoamericana, es un filosofía mundial: donde hay un oprimido va a ser necesaria una Filosofía de la Liberación.

Y a medida que esto ha crecido, también hemos entendido que nuestras élites y nuestros colegios de filosofía en gran parte son coloniales, son eurocéntricos, repiten a los autores clásicos. Pero la filosofía no debe pensar sólo en la filosofía, debe pensar la realidad: Rosario, y si no puedo pensar lo que pasa a la salida de la facultad en Rosario, soy un mal filósofo.

Antes de las clases yo leo el diario, y les digo a mis alumnos que salió tal cosa en el diario, que ese va a ser el tema de hoy. Decía Hegel, leer el diario son los maitines del hombre contemporáneo. Los maitines son una oración que cantan los monjes a las tres de la mañana para preparar la aurora: Hegel dice que leer el diario es entender el desarrollo de la historia, pero como para Hegel la historia es una Heilsgeschichte, una historia sagrada, porque es el desarrollo de Dios, leer el diario es un acto teológico. Hay que leer el diario e interpretarlo filosóficamente. Así, cuando el alumno se da cuenta de que a la filosofía no es que haya que aplicarla a la realidad sino que surge de la realidad, sale de la clase y va a la calle y no tiene que preocuparse por cómo se aplica, sino que sale y entiende la realidad, porque hemos estado hablando de ella todo el tiempo. No hay que aplicar la filosofía, hay que inducirla de la realidad y hay que enseñar a pensar desde nosotros”.

Texto Transcripto por Joel Sidler (sidlerjw@gmail.com), Licenciado en Ciencia Política por la UNL y parte del Comité Editorial de la revista.
Enrique Dussel es especialista en ética, política, y filosofía. Autor de más de 50 libros en diferentes lenguas y fundador, con otros, del movimiento de la Filosofía de la Liberación.

https://www.revistapolitikon.com.ar/enrique-dussel-donde-hay-un-oprimido-es-necesaria-una-filosofia-de-la-liberacion/

La síntesis irreductible

Lo que podemos aprehender en estos días es esa cualidad de “lo humano” de producir, en el movimiento de la historia y de los procesos que la constituyen, percepciones y reflexiones que se sitúan. Aunque mediadas por intereses y privilegios, posiciones pensantes o no tanto, un abánico de lecturas posibles respecto de porque el mundo es tal cual es (Tal cual lo diseñamos el conjunto de humanos que lo habitamos), y que comprenderlo y entenderlo se nos hace difícil individualmente por que “lo humano” no solo piensa racionalmente y produce datos e información, sino que interpreta emocionalmente y sensiblemente y toma decisiones en función de deseos y búsquedas que no siempre sintonizan con el bien común, aunque pudiere parecerlo, y mucho menos con el bien propio cuándo este se confunde como “bien para todos”. Las geografías participan en esas configuraciones de identidades diversas. La cultura, los lenguajes, los modos de percibir, sentir y los modelos con los que pensamos y creemos entender lo que nos sucede y sucede con los otros.

La elección en primera y última instancia pasa mas por una elección de vida que por las formas de comprender la vida y la realidad que decidamos, elijamos y en cada capacidad podamos producir. Esta elección tiene que ver con el hecho constitutivo de nuestras formas de pensar y tomar decisiones. O los miedos y los egoísmos nos dominan y decidimos ser “lobos” de otros humanos, o elegimos vivir signados por el amor y la solidaridad y procuramos humanizar las relaciones para que no haya entre los humanos “lobos” y “corderos”. Cuando efectivamente no haya nadie que necesita emanciparse. Ningún colectivo se nutra y subyugue a otro. Ningún individuo crea que puede vivir y salvarse solo.

Daniel Roberto Távora Mac Cormack

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