Poesía, política e inteligencia colectiva

 


"No solamente se sufre por lo que no se ha logrado, sino que también se sufre por los deseos que se hacen realidad".

Política y Poesía: La belleza de la construcción común

Como cualquier campaña electoral de donde fuere, la que concluyó en Uruguay el último domingo de noviembre de 2019, para mejor captura de voluntades, estuvo atravesada por frases hechas. Una de las más reiteradas acudió a la vieja máxima latina res non verba. Para la ocasión la traducción más usual en boca de los diferentes actores políticos de distintos partidos en pugna se vertió en el binomio las palabras y los hechos. Este sintagma contempló, al menos, dos variantes paradójicas: se insistió en marcar la contradicción entre las unas y los otros (“hechos y no palabras”); por otro lado, se estableció una infalible analogía entre lo vivido o lo por vivir con la imagen de los vocablos que representarían estas posibilidades (algo así como palabras que atestiguan o atestiguarán los hechos). Como se sabe, estos artificios retóricos constituyen la especie discursiva del género propagandístico.

En el vasto campo del lenguaje, la poesía no está obligada a ninguna acreditación referencial, a ninguna certificación de lo dicho, aunque pueda recurrir a ella, aunque como enseña Jakobson sus recursos fónicos han sido incorporados a la propaganda o la publicidad. Una proposición como la que se acaba de formular no destierra la poesía política, que puede serlo en altísima medida y rigor. Por lo tanto, lejos de apuntar que la poesía está fuera de la historia este trabajo defiende algo nada original: que el lengua-je es hechura del tiempo y contingencia del mismo, a veces por buscado efecto, otras por imposición exterior o según el encuadre interpretativo.

Por adición o por sustracción, ese lenguaje (nuestro lenguaje) trasvasado a la poesía puede ligarse a su inmediata presión sensible. Las circunstancias cambian y a veces el sujeto que las vive cambia la perspectiva sobre su sustancia, pero el lenguaje del poema sigue.

Un poema o un conjunto de ellos que forman lo que habitualmente se llama obra, precipita de modo singular, teóricamente atractivo, las relaciones delicadas entre las palabras y las cosas. Quizá ese sea el delgado límite que permite escapar a la distinción entre materia y forma, que tanto desveló a la filología y a la estilística durante décadas y que tuvo un desarrollo crítico considerable en el mundo de lengua española, en especial en el Río de la Plata a instancias de Amado Alonso. A contrapelo de esta mirada, leyendo dos poemas de Hölderlin, el joven Walter Benjamin propuso en 1916 la noción de “lo poetificado”. Desde este concepto-eje pretendió superar la distinción entre materia y forma con base en la experiencia del lenguaje convertido en poesía. En la vida del sujeto productor del poema —dice Benjamin— se encuentra la “unidad última” (Benjamin 2011: 15-17). Dejemos este concepto por un momento para dar un necesario rodeo.

Ningún discurso más propenso a la vaguedad analítica que el de la poesía, salvo que se lo conduzca por el confiado sendero de la referencia. En su extensa, aguda y discontinua labor crítica Ida Vitale trató de escapar a esta trampa y, hasta donde le fue posible, buscó el equilibrio judicativo para evitar cualquier diatriba antípoda.

Ediciones

En noviembre de 1971 salió de imprenta una antología colectiva, Poesía rebelde uruguaya, bajo el sello de Biblioteca de Marcha (Schinca y Elissalde 1971). Entre muchos, Ida Vitale participa con tres composiciones: “Noticias para Hamlet”, “El puente” y “Trastienda”, que no necesariamente escribió para la ocasión. En febrero de 1972 los talleres que trabajaban para la editorial Arca terminaron de imprimir su cuarto libro, Oidor andante. En este volumen recoge “El puente” sin variante alguna y “Trastienda”, con muchas modificaciones.

Noticias para Hamlet” quedó fuera del volumen. No era la primera vez, hasta donde he podido averiguar, que prefería olvidar, y para siempre,otro poema cercano. Ese fue el caso de “Últimas noticias Bloqueo”. Significativamente los dos poemas apartados usan la palabra “noticia”, es decir, remiten a las urgencias del momento. En el segundo núcleo semántico de este poema autointerdicto incluye el término “bloqueo” que, para cualquier lector medianamente informado, fuera o no de izquierda, conducía al impiadoso asedio económico que Estados Unidos ejercía —y ejerce sobre Cuba. “Últimas noticias/Bloqueo” salió en 1967 en la Antología de la poesía rebelde hispanoamericana, compilada por Fierro en un pequeño libro editado por Banda Oriental en Montevideo (Fierro 1967: 20).

En su primera versión de la antología colectiva de 1971 “Trastienda”

tiene nueve versos distribuidos en dos estrofas:

Cielos creíbles de Montevideo,

estratos de oro y de laurel,

halados por la más alta red,

tibios, lilas lentísimos,

cocientes de su luz multiplicada.

Entretanto –belleza, distracción

hecha piedra–

el pegaso peligro relincha

ferozmente.

A pesar de que esta pieza se sitúa en un libro colectivo con título general que, sin disimulos, apela a la resistencia, y aunque en su conjunto tiende a la denotación y el enlace fácil entre lo dicho y la actividad cotidiana, las palabras del poema evitan cualquier asociación evidente. Esto es difícil hallarlo en otros casos vecinos en tales páginas, como —para quedarnos con dos ejemplos— en los textos del multiforme y gran poeta Juan Cunha o, sobre todo, en los de Manuel Márquez, que aun con sus correspondientes distancias ostentan en ese 1971 una vocación por la transparencia entre palabra y “realidad”. Cumplida esa renuncia, pocos meses después, cuando “Trastienda” pase el umbral del libro Oidor andante sufre (o gana) muchas alteraciones. Desaparecen en la versión de este volumen dos pausas simples en el cuarto verso con la visible intención de acelerar el ritmo de lectura; elimina el blanco que divide al poema en dos estrofas y, lo más importante, agrega estos cinco versos:

pasan y nos envuelven

y nos entretenemos con su gracia,

como una mano juega

entre arenas que guardan

la eternidad en la que no pensamos.

La imagen de los tres versos finales recuerda a la rima vii de Bécquer (“esperando la mano de nieve/ que sabe arrancarlas”), que el maestro de Ida Vitale y los suyos, José Bergamín, tanto admiraba. Tanto que le sugirió a María Inés Silva Vila que le pusiera a su primer libro de cuentos La mano de nieve (Montevideo, Ediciones Fábula, 1951). Con estos versos se pronuncia el desvío de los hechos más identificables; un intermezzo metafísico antes del preservado remate. La estrofa final (“Entretanto –belleza, distracción / hecha piedra– / el pegaso peligro relincha / ferozmente”), pierde las palabras entre corchetes para la condensación máxima de la metáfora, que cada cual entenderá acoplada o no al contexto que viva o se espere haber vivido. El poema, hasta el estado en que se encuentra en su última edición de 2017, concluye con estos dos versos: “Entretanto, el pegaso peligro / relincha ferozmente”. De esta forma, el mito triunfa sobre cualquier sugerencia de la materia o de cualquier aguijoneo de la historia.

La composición perdida, “Noticias para Hamlet”, está presidida por una cita del texto shakespiriano: “when the wind is southerly I know a hawk from a Hernshaw” [“cuando el viento sople hacia el sur conozco un halcón de Hernshaw”]. En su primera versión consta de tres estrofas polimétricas que se expresan como comentario y crítica, que es reescritura, de la obra de Shakespeare, por lo cual ya estamos ante una barrera que difícilmente franquee el lector-medio de poesía militante. No es un poema popular, si se entiende por tal un discurso para un receptor que fácilmente incorpore un mensaje o para el que se le entrega esa franquicia. “Noticias para Hamlet” es un objeto cultural, que necesita de un lector provisto de ciertos conocimientos sin los cuales la descodificación básica se evaporaría:

Hoy madre tía y tío padre

mandan en nosotros,

el reino retrocede

a grado de provincia mercenaria;

huele a gobierno en todas las fronteras.

Los ácidos se filtran al oído

no de un triste rey solo,

de adolescentes reyes por millares,

de hombres que reyes fueran

sin esta envenenada rapsodia de mentiras.

Pero ya sabes, príncipe,

que cuando el viento sur sopla en la gente,

las telarañas vuelan,

y por oscuro que esté todo en torno,

nadie confunde grullas con halcones.

En Poesía rebelde, un libro colectivo empapado en fervor antimperialista, aparecido en un año (1971) que para Uruguay fue crítico y esperanzado, surtido de agitaciones callejeras y represiones (es decir, los hechos), un poema con ese epígrafe, por más que no esté traducido, con esa cadena de imágenes parecía corresponder a la interpelación del poder violento, a la legitimación de una crítica revolucionaria de las fuerzas nuevas amparadas en un viento que soplaba hacia el sur —y ninguna ciudad más austral en América que Montevideo, para barrerlo todo con la ayuda de un halcón, símbolo del poder y el conocimiento. Esa interpretación podía fortalecerse en imágenes como “el reino retrocede al grado de provincia mercenaria”, del tercer verso; o el olor “a gobierno en todas las fronteras”; o la soledad del rey, la algarabía de los jóvenes, la expectativa de un príncipe que habla a través de símbolos inconfundibles hasta en su opacidad. No obstante, el poema perdió su lugar en Oidor andante.

Quizá porque el sentido estaba velado, a la vez que habilitaba cierto nivel de explicitación. Otra hipótesis plausible la aporta la fuerza misma de ciertos hechos de esos días sin tregua. En los pocos meses que van de la aparición de la antología Poesía rebelde a la salida de imprenta de Oidor andante, quizá empezaron a desvanecerse las seguridades sobre Cuba una vez que culminó el tortuoso caso de Heberto Padilla. Condenado a un arrepentimiento público por sus críticas a la revolución, las repercusiones de este episodio también fueron enormes en Uruguay, donde no hubo dos bandos equilibrados que pugnaran por una posición y la otra entre los escritores locales. La mayoría, o los más presentes, se alinearon, así fuera con algunas dudas, con la política oficial cubana (Autores Varios 1971).

A lo lejos, en 1993, Ida Vitale imaginó una ruptura anterior con la Revolución, como lo dice no tan elípticamente en un artículo sobre Gonzalo Rojas, que publicó en La Gaceta del Fondo de Cultura Económica:En 1964 fui jurado en el concurso de poesía de Casa de las Américas (ruego tomar en cuenta la fecha). La única recomendación que se nos hacía era la de votar por lo mejor. Un pedido de tal obviedad debería haber resultado inquietante. Pero también nos habían pedido unanimidad, contaminación en la que no reparé, quizá porque tendí, eufóricamente, a suponer que la cordialidad en la que todo sucedía volvía insignificante la posibilidad del desacuerdo [...] ( Vitale 2019: 273 [1993], “La poesía de Gonzalo Rojas”).

Su confusión quizá provenga de que ella misma, como otros tantos millares de escritores de todo el mundo, creía en la existencia de un más allá de los hechos, en un mundo demasiado en riesgo frente a poderes oscuros como para sospechar siquiera cualquier fisura entre los débiles,agredidos y hospitalarios. No obstante, algo de esa fe en la transformación profunda sobrevivió por lo menos hasta 1971. Una foto reproducida en Marcha en un número próximo a las elecciones nacionales de ese año la muestra participando de un programa de televisión al que concurrieron los intelectuales adherentes a la recién nacida coalición de izquierda Frente Amplio. Delgada, con gruesos lentes, en animada conversación con Enrique Fierro, Ida Vitale parece estar allí y parece, también, estar en otra parte.

Noticias para Hamlet” no fue olvidado sino archivado. Volvió veintidós años después en Léxico de afinidades, donde perdió el epígrafe. Según la organización de este libro, en cuanto se lo imaginó como léxico personal, Vitale le cambió el título por “Hamlet (Noticias para)”. Al margen de algunas variantes sintácticas una sola palabra se modifica en todo el poema, que está en el último verso de la primera estrofa. Donde decía “huele a gobierno en todas las fronteras” pasa a decir “Huele a milicia en todas las fronteras”. Además, agrega una fecha ausente en la antología: “1967”. Otra vez, el control del archivo, las notas posibles en libretas, los papeles personales permitirán mejorar las especulaciones sobre este y otros ejemplos. La palabra milicia no sólo comprende ejércitos regulares, por lo que el sentido se expande hacia fuerzas oficiales y sus enemigas.

Una y otra vez volverá sobre esta idea, pero para siempre segura de que “La historia no se olvida y roe, roe” ( Vitale 1992: 123) o como en el desilusionado poema “Zoon politikón”, también de Jardín de sílice (1992: 176), que parece un escolio al pensamiento de Emil Cioran, a quien tradujo muy tempranamente, o un comentario de algunas ideas sobre poesía, magia y burocracia de su siempre admirado Octavio Paz en Los hijos del limo (Paz 1974: 150).

En una apretada nota sobre João Cabral de Melo Neto, Vitale pudo decir que la “buscada constancia en la trayectoria del poeta se realiza en el sentido de la depuración de su lenguaje, de la concreción de sus significados” ( Vitale 1980). Conscientemente o no, parecía repetir el mandato de Juan Ramón Jiménez en su conferencia dictada en Estados Unidos a poco de concluida la guerra civil: “La poesía es tan excelente cuando es verdadera como la poesía, es decir, cuando es poesía y nada más” ( Jiménez 1961: 58). Para Ida Vitale hay “algo más” en ese “nada más”: el sentido último de lo humano puede y hasta merece ser dicho sin concesiones.

Las palabras y los hechos. Sobre algunos textos de Ida Vitale y sus metamorfosis” - Pablo Rocca - Universidad de la República, Montevideo, Uruguay - Latinoamerica- Revista de Estudios Latinoamericanos - Núm. 72 2021/1 DOI: http://dx.doi.org/10.22201/cialc.24486914e.2021.72

Los muertos que vos matáis...

El periodista Eduardo Aliverti, en Página 12

Quizá no hay antecedentes, y no serviría de mucho hurgar en si existen, de una campaña electoral que llega a sus últimos días con tamaño grado de incertidumbre.

Podría hablarse asimismo de lo berreta que fue la actividad proselitista, casi sin excepciones y con algunos picos kitsch como los de Florencio Randazzo y Guillermo Moreno.

Pero ése no es el elemento central, por más que refleje en buena medida la ausencia de ideas renovadoras y atrapantes (tampoco es un fenómeno local: basta ver las campañas en países europeos, a derecha e izquierda, para advertir que no son precisamente un canto al debate profundo).

La denominada gente del común nos pregunta a los periodistas qué creemos que va a pasar.

Los periodistas contestamos que carecemos de herramientas inequívocas para certificar algo y remitimos a que, sin ir más lejos, se repare en las dudas y contradicciones de los encuestólogos.

Los encuestólogos admiten que nunca estuvieron tan desorientados y jamás dejaron tanto margen para la posibilidad de imprevistos que, dicen, son contemplados por gobierno y oposición.

Y en efecto, ni el oficialismo ni sus adversarios terminan de confiar, siquiera, en sus propios relevamientos.

Prácticamente no hay nada que no sea especulaciones, excepto por las dos certezas que se recitan de modo generalizado.

Una es la que define al marco como apático, de enorme desencanto con la política, de incredulidad masiva respecto de que las cosas vayan a mejorar cualquiera sea el resultado.

La otra es que el territorio bonaerense y en particular su conurbano decidirán cómo leer lo que den las urnas.

Por fuera de eso, la acumulación de preguntas sin respuestas convincentes es casi agotadora y ya no hay manera de encontrar ¿seguridades? hasta un veredicto que, de todas formas, no dejará de ser parcial.

En el orden que se quiera, ¿cuánto habrán pegado realmente la foto de Olivos, la barrabasada de Vidal con la diferencia entre fumarse un porrito en Palermo y un porro en una villa, el garche peronista, la reaparición de Macri cual bajado de Marte?

¿Cuánto tendrá de efectiva la incidencia de un friki como Milei, sin que el adjetivo lo subestime, y cuánto se revelará como mera impresión provocada desde los medios?

¿Cuánto sucederá que mucha gente no irá a votar, cuánto es “mucha” en primarias de medio término y cuánto lo que fuese podrá tomarse como parámetro siendo que lo central es en noviembre y no ahora?

¿En Córdoba sólo deberá medirse por cuánto volverá a ganar el gorilismo en cualquiera de sus formas?

¿En Santa Fe cuenta que la suma del macrismo vencerá o que, contra todos los cálculos, Agustín Rossi puede imponerse en la interna del FdT, enseñando que la lealtad y la militancia deben ser mejor estimadas?

¿En Capital se tratará del techo cambiemita o del piso que establezca el Frente?

¿Larreta se equivocó fiero en mudar a su distrito a la ex bonaerense orgullosa, que parece no dar pie con bola, o finalmente será una cuestión menor porque a la hora de los bifes el antiperonismo se encolumna detrás de lo que venga?

¿Los radicales aceptarían sin dudas seguir siendo la segunda o tercera guitarra del Pro, si Manes pierde por mucho?

Si, al revés, el sanador hace una gran elección y queda cerca de Santilli, ¿sumaría a la probabilidad de que Larreta vea comprometido su proyecto presidencial?

Estas preguntas sin firmeza de respuesta son las que concentran, entre tantas, dos aspectos: dudas previas sobre la influencia de hechos explotados hasta el hartazgo, tanto en redes como en grandes medios, y dudas para después del domingo.

Sin embargo, ¿son las preguntas acertadas o, aunque lo fueren, todas se subsumen en que al fin y al cabo el domingo no hay mucho más que una gran encuesta oficial?

Esto es: salvo una debacle del Gobierno, y aún si éste perdiera en los números reales o leídos, le quedarán dos meses por delante en los que cabe esperar la reactivación económica ampliada hacia el medio y hacia abajo.

¿Reactivación medida contra el fondo pandémico del pozo?

Sí, pero lo importante no es eso, sino la percepción popular que habría en torno de, por lo menos, estar asomando la cabeza.

Que el Gobierno salga airoso o que salve las papas, el domingo y/o en noviembre, sería un impulso probablemente decisorio para que se anime a acciones y leyes más entusiasmantes en el campo nac&pop. Más capaces de recrear cierta mística que está perdiéndose. Más aptas para recuperar franjas juveniles, en las que ahora encuentra fuga. Más convocantes a movilizarse en su defensa.

Y además, como dijo en la semana un alto dirigente cambiemita, en estricta reserva: ojo que el aparato peronista-kirchnerista todavía no movió, porque “se guarda para las generales que son el partido en serio, especulando con el clima económico mejorado”.

Pero en todas las hipótesis, sea cual fuere la lectura de la encuesta del domingo, de cara a noviembre, o después de noviembre, el Frente de Todos y su Poder Ejecutivo deberán relanzarse.

Eso se llamará barajar y dar de nuevo, sin dejar de mantener las cartas que se juzguen indispensables.

Si se preservó la unidad política en medio de los desafíos de un bicho universal, más todavía será necesario frente a derrota o victoria electoral.

Para que no sea ni suene a apreciación cualunquista, lo que las urnas dictaminen no altera --como ejemplo de magnitud inmensa-- que si habrá arreglo con el Fondo Monetario deberán explicitarse los ajustes contra quienes tienen menos o más. 

Ningún resultado de las elecciones variará que para resolver la inflación se requiere de control por fin eficaz sobre monopolios y oligopolios, ni que el esquema productivo debe ser resuelto sin medias tintas.

¿De dónde extraerá renta el Estado?

¿Del jueguito para la tribuna (¿cuál?) de pelearse con la UIA y con el agro, en lugar de marcar la cancha con disposiciones concretas y de trazar un mínimo modelo de afectación de intereses en tal o cual dirección?

La pandemia hizo comprensible, con sus más y sus menos, que se estuviese a la defensiva.

Nadie, con honestidad intelectual, debería animarse a decir que el Gobierno no hizo lo que supo y pudo, de una manera que evitó desbordes graves.

Ese tiempo de la defensiva se agotó.

Tal vez se demostrará cierto, tal vez no, que circunstancialmente jugarán su papel las fotos, las incontinencias verbales y, sobre todísimo, cómo evalúen la mayoría o las primeras minorías cuál es la causa central de lo que les ocurre en el bolsillo. Y en sus expectativas.

Muy por encima de eso, es el Gobierno quien tiene en sus manos la potencia de sobrellevar, corregir y avanzar.

La “ofensiva” opositora en el caso más favorable a ella, con sus medios y periodistas enardecidos (que el oficialismo también tiene); con su aliento al odio; con sus proclamas salvajes; con su Macri que invita a ganar plata sin pagar impuestos; con sus libertarios que excitan violencia para aplastar contrincantes, tiene el límite de llegar hasta ahí.

¿Hasta ahí es que con eso, más el agregado de la bronca por el escenario económico, la oposición podría ganar? ¿Tener un buen o excelente desempeño?

Sí.

¿Eso significa que el Gobierno estaría perdido?

No.

Más bien debería significar todo lo contrario.

Por lo pronto, nadie, absolutamente nadie, tiene el diario del lunes.

Y eso incluye que se puedan llevar una sorpresa quienes dan al Gobierno por muerto.

Coronavirus

En el mundo: 220.563.227 casos confirmados y 4.565.483 muertes. Ayer se confirmaron 354.802 casos nuevos. Ya se administraron 5.352.927.296 vacunas (OMS).

En Argentina: 5.207.695 casos confirmados y 112.673 muertes. Ayer se confirmaron 3.893 casos nuevos y 162 fallecimientos. Ya hay 45.068.482 vacunas aplicadas (Ministerio de Salud de la Nación y Monitor Público de Vacunación).

La credencial digital Mi Argentina funcionará como documento oficial de vacunación en el exterior. Dejaron sin efecto el fallo que ordenó al gobierno el regreso de viajeros varados en el exterior. Llegan al país 200 mil dosis de la vacuna Cansino para poblaciones de difícil acceso. Aerolíneas Argentinas reactiva los vuelos a Uruguay. El 50% de los mayores de 18 años ya recibieron las dos dosis de la vacuna. 

Chile autorizó el uso de la vacuna Sinovac en niños desde los 6 años. Brasil llegó a 200 millones de vacunas aplicadas. En medio de las restricciones, Australia recibirá medio millón de dosis de Pfizer. Perú anuncia la producción local de la vacuna Sputnik V. Costa Rica registra la segunda semana con más casos desde el comienzo de la pandemia. La variante Delta retrasa el regreso a las oficinas en Nueva York. Cuba reabrirá sus fronteras al turismo el 15 de noviembre.

Cambio climático

Los costos económicos del cambio climático serán unas seis veces más de lo estimado hasta ahora para fines de este siglo, según un estudio publicado en la revista Environmental Research Letters. Si se tienen en cuenta los efectos del cambio climático en el crecimiento económico, el PBI mundial podría ser un 37% más bajo para el año 2100. 

Hasta ahora las estimaciones hablaban de un impacto de alrededor del 6% en el PBI mundial. Dichas proyecciones no tomaban en cuenta los daños duraderos que provocan los efectos del cambio climático, como incendios, sequías o inundaciones.

Las proyecciones de daño económico sirven a los gobiernos para calcular costos y beneficios relativos a la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero. Así, los modelos económicos que reducen el riesgo potencial del cambio climático podrían contribuir a subestimar los costos potenciales para los países. 

Plataforma continental argentina

La Cancillería argentina volvió a rechazar la expansión chilena sobre la plataforma continental, a través de una nota que dirigió al gobierno de Sebastián Piñera.

En el texto de la protesta formal, Argentina sostiene que Chile avanza no solo sobre la plataforma continental argentina sino también sobre “una gran extensión de fondos marinos y oceánicos que forman parte del Patrimonio Común de la Humanidad”. La carta fue enviada el viernes aunque trascendió recién ayer. 

(CENITAL)

Sinfonía de la impotencia

Juan Elman, periodista y estudiante de Ciencias Políticas escribe su “news” en (Cenital)

La retirada de Afganistán desnuda el nuevo rol de Estados Unidos en el mundo.

La semana pasada Estados Unidos se retiró de Afganistán después de veinte años de guerra.

En las tres semanas que pasaron desde la toma de Kabul hasta el fin formal de la presencia extranjera vimos de todo: un aeropuerto colmado por la desesperación, un atentado que dejó 170 muertos —sumados a una veintena que se habían registrado antes y una decena más con la respuesta militar de Estados Unidos, en la que murieron 10 civiles—, tiros, conferencias de prensa, protestas, helicópteros, análisis sobre la magnitud de la derrota norteamericana, análisis sobre la presunta moderación talibán, análisis sobre el rol de la mujer en la sociedad islámica, análisis sobre fake news(¿por qué no?), tu tío en llamas por WhatsApp, tu Instagram reventado de testimonios sobre la vida allá, infografías sobre la diferencia entre burka y hiyab, ¿se dice talibán o talibanes?, panelismo existencial, preguntas sin respuestas y un fraseo inocente pero potente que dice: “Qué bárbaro lo de Afganistán, el mundo se va a la mierda, ¿eh?” y pum, ruido de mate. Hoy te propongo quedarnos un poco al margen para ver qué lecciones podemos sacar de todo lo que estamos viendo.

 

Tomemos tres frases del discurso de Biden de la semana pasada (vale la penaverlo completo).

  1. Esta decisión no es solo sobre Afganistán. Se trata de ponerle fin a una era de grandes operativos militares para rehacer otros países”

    La retirada marca el fin del paradigma rector de una política exterior que ya estaba agotada desde antes de la llegada de Biden: la idea de que Estados Unidos puede –y debe– intervenir militarmente en otros países para reconstruirlos. Una doctrina con fallas de fábrica, porque la democracia y los derechos humanos no se exportan (y es aún más difícil hacerlo en un país diverso, fragmentado y particularmente reacio a la ocupación extranjera como Afganistán), y de implementación. 

Cuando Biden decidió honrar el acuerdo firmado por Trump y los talibanes (deficiente en su naturaleza, al no incluir al gobierno afgano) el fracaso estaba sellado. Digamos que esto ya estaba claro con la propia génesis del acuerdo (¡te estás sentando a negociar con los mismos tipos a los que fuiste a destruir hace veinte años!), pero a veces la realidad se ocupa de construir imágenes más potentes: el gobierno y ejército afgano, al cual Estados Unidos dedicó los últimos años a entrenar, se derrumbó en el mismo mes de la retirada, y veinte años después volvieron los que estaban antes. 

Biden entonces tiene razón cuando dice que todos estos años son la prueba viva de que prolongar la intervención no iba a resolver nada y que el problema es heredado. Pero sí parece tener responsabilidad en la errática campaña de salida, en la que se movió como si el escenario de una victoria talibán no fuese inminente, con su posterior impacto en la comunicación oficial (Biden repitió hasta el hartazgo que el gobierno no iba a caer) y la evacuación del personal diplomático, que terminó emulando la retirada de Vietnam. Suena plausible la idea de que el caos era inevitable y que todas las opciones portaban riesgos. Evacuar 120 mil personas en dos semanas, por otro lado, no es un logro menor. Pero las imágenes del desastre de la retirada son un golpe a la imagen de Estados Unidos en el mundo y, evitables o no, afectan a Biden. 

Pero para entender la importancia de esta frase hay que detenernos en la palabra era. Y acá podés pensar en Walter de Okupas desfilando por el docke preguntando: “¿Quién es el más poronga acá, eh?”. Estados Unidos, a diferencia de Walter, tenía motivos para creer en su omnipotencia. El muro había caído. El atentado fue una piña, pero Estados Unidos creía que todavía seguía siendo no solo el más poronga, sino el único. Y que por tanto podía hacer con el docke lo que quisiera.

Lo que nos lleva al próximo punto. 

  1. Y acá hay algo fundamental para entender: el mundo está cambiando. Estamos involucrados en una seria competencia con China (...) debemos mantenernos enfocados en los intereses fundamentales de la seguridad nacional de Estados Unidos”

El camino que trazó Trump y continuó Biden en Afganistán nos recuerda algo que ya hemos conversado en el pasado: el desplazamiento geográfico de la política exterior norteamericana de Medio Oriente y Europa hacia el Asia Pacífico. Un vuelo sin escalas y con menos equipaje, que acá vendría a significar algo así como menos compromisos (militares). 

Vamos con un ejemplo. En abril, cuando Biden todavía estaba instalándose en la Casa Blanca, el presidente de Rusia, Vladimir Putin, envió 100 mil soldados a la frontera con Ucrania. La maniobra iba dirigida más a Europa que a Estados Unidos, porque obligó a este último a dejar en claro que, sin importar lo que sucediera, no iba a involucrarse militarmente en un conflicto en esa zona. Este lente también nos debería servir para percibir el nuevo clima en Medio Oriente, donde son los actores regionales, no los externos, quienes se están sentando a discutir un orden (la noticia de la semana pasada fue el acercamiento entre Emiratos Árabes y Turquía).

De la primera parte de la frase de Biden me gusta la utilización del gerundio (sí, soy pro-gerundio y un mensaje a la dictadura que quiere prohibirlos: no pasarán). Estamos en el proceso de cambio, lo que debería matizar algunas posiciones acerca de las consecuencias del retiro en Afganistán, en especial dos: las dudas sobre la vigencia del poderío militar norteamericano y la certeza de que China está lista para tomar los compromisos que su contraparte deja vacante. Sobre lo primero: Estados Unidos sigue siendo la primera potencia militar. Sobre lo segundo, Afganistán también nos da un buen caso testigo, dado que a priori, a juzgar por sus movimientos y por la narrativa que circula en su prensa oficial, Beijing tiene un interés más defensivo (prevenir el extremismo islamista dentro de sus fronteras, sobre todo) que ofensivo, como la de jugar un rol en la reconstrucción política y económica del país. Esto se parece mucho a los diagnósticos que trazan analistas como Ian Bremmer, célebre por acuñar el término de G-0: vivimos en un mundo en el que ningún país tiene la capacidad –o el interés– de imponer un orden. 

La academia le dice a esto transición de poder. Antonio Gramsci: “Lo viejo no termina de morir y lo nuevo de nacer”. Mundo Propio:

Prima entonces la impotencia, algo que por supuesto puede verse en el caso de Estados Unidos (María Esperanza Casullo dedicó un correo reciente a esto), pero quizás se ve con más claridad en Europa. Volvamos al ejemplo de Ucrania y sumemosle Afganistán. Tenés un problema cuando tu principal aliado y garante de seguridad ya no está dispuesto a defenderte como antes. De ahí que las voces que alientan la idea de que Europa tiene que valerse por sí misma (como Manu Macron, abanderado de la autonomía estratégica) vuelvan a ganar fuerza. Las posibilidades de éxito de esa doctrina, sin embargo, son escasas, precisamente porque nadie quiere –o puede– invertir los recursos necesarios para dejar de depender de Estados Unidos. Pero la sinfonía se escucha en todas las esferas del poder: Washington es igual de impotente cuando le pide a Europa –como al resto de sus aliados, para el caso– que reduzca sus lazos económicos con China.

Una cosa más: creo que lo que vemos en Afganistán llega en un momento en el que la representación de estas crisis como fichas de un tablero global es cada vez menos relevante para entender el camino y el desenlace que puede tomar la disputa entre Estados Unidos y China. El partido, en definitiva, se juega más adentro de las dos superpotencias que afuera.

Lo que nos lleva, ahora sí, al tercer y último punto de esta edición.

  1. El pueblo estadounidense debería escuchar esto: 300 millones de dólares al día por dos décadas (...) ¿Qué hemos perdido, en consecuencia, en términos de oportunidades?”

Me lo explica Anabella Busso, profesora de Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional de Rosario: “El mayor factor de la crisis de liderazgo de Estados Unidos es doméstico. Es una crisis que va acumulando causas y que llegó a su pico en 2020, con un escenario de polarización y lucha interna, ataques al sistema democrático y un desmanejo total de la pandemia”. Para Anabella, el origen de estas tendencias combina factores históricos –la cuestión racial, por ejemplo–, pero también se pueden explicar con movimientos de las últimas décadas, paradójicamente de esa era de la que hablábamos antes, donde se avanzó en la desregulación del capitalismo, hoy en su faceta financiera, y la relocalización de empresas en el extranjero. La alteración de esos cambios en la distribución del ingreso y en la percepción de las clases medias sobre su nivel de vida se tradujo en un robusto paquete de demandas sociales que buscan canalización tanto por derecha (Trump) como por izquierda (Bernie). 

Cuando la presión interna aumenta, las limitaciones en política exterior también. En el caso de las guerras, me cuenta Anabella, también hay un péndulo histórico: “Cuando se extienden demasiado o no funcionan, rápidamente aparece el reclamo social para que las tropas vuelvan a casa”. Pero hay algo más. No es solo que la presión interna es mayor que antes. Hay un cambio fundamental en cómo opera el contexto doméstico en la política exterior de Estados Unidos: “Hay un desacople entre realidad y narrativa. La narrativa siempre ha sido la excepcionalidad americana, basada en una supuesta superioridad en las condiciones domésticas”. En la guerra fría, esta apelación a las condiciones domésticas fue protagonista de la estrategia discursiva norteamericana. Hoy, cuando Estados Unidos recicla buena parte de esa retórica frente a un nuevo adversario (China), las imágenes en casa cuentan otra historia.

Y el problema no es solo político o cultural, un ámbito en el que Estados Unidos, al igual que en lo militar, sigue sacando ventaja. El contexto doméstico también es clave en el terreno material, donde se pone a prueba qué potencia va a liderar el desarrollo tecnológico y el crecimiento económico. No es casual que uno de los argumentos más escuchados ante la presentación del plan de infraestructura de Biden, la política pública estrella desde su llegada a la Casa Blanca, sea precisamente la ventaja que le puede dar en términos de la competencia con China. Esta es una ventana que abriremos en otro correo, pero el Partido Comunista chino también supedita sus objetivos externos a los internos, enfocados en mejorar la calidad de vida y terminar de reestructurar su modelo de crecimiento. 

El repliegue de Estados Unidos, entonces, no es solo para ir de Medio Oriente a Asia: es también hacia dentro. Esto no significa que Washington deje de tener intereses en eso que llamamos tablero (en Afganistán, ya que estamos con esto, la prevención de ataques terroristas va a ser tanto un foco como un área de cooperación con el talibán y otros actores), pero vamos a ver, o estamos viendo, un cambio en la relación con otras regiones

La salida de Afganistán es apenas una confirmación más de que estamos en una nueva era. Tenemos mucho para pensar y recordá que esto que leíste son apenas tres puntos resumidos, apurados y arbitrarios. El lado bueno es que tenemos tiempo. Todo indica que esta era, a diferencia de la anterior, va a durar mucho más que una década. 

Verdeamarela …

Bolsonaro llama a pudrirla con policías. Mañana, a propósito del Día de la Independencia en Brasil, el Presidente convocó a manifestaciones en San Pablo y Brasilia. Es para protestar contra la decisión del Supremo Tribunal Federal (STF) de abrir una investigación por la difusión de noticias falsas en el marco de las elecciones de 2022. Bolsonaro dice (sin pruebas) que va a haber fraude gracias al sistema de voto electrónico, al que intentó reformar –sin éxito– en el Congreso. Es posible que se escuchen voces repitiendo la narrativa bolsonarista del fraude y pidiendo por una intervención militar. Hay otra cosa a seguir además del volumen de convocatoria: varios gobernadores alertaron sobre la intención de policías activos y retirados de participar. 

La cita nos va a servir de termómetro para algo que vamos a preguntarnos de acá a los próximos meses: ¿Qué rol van a cumplir las fuerzas de seguridad si Bolsonaro denuncia fraude después de las elecciones?

Brasil

El presidente busca convertir la movilización en un respaldo contra la Corte Suprema y el Tribunal Superior Electoral, quienes lo investigan por la difusión de información falsa. El viernes, dijo: “El mensaje de ustedes el próximo martes será un ultimátum para estas dos personas (miembros del TSE). Inclínate ante la Constitución. Respeta nuestra libertad. Comprenda que ustedes dos están en el camino equivocado”. 

Bolsonaro estará por la mañana en Brasilia y por la tarde en San Pablo, donde se espera que hable.

Ayer ya se produjeron los primeros incidentes, con manifestantes de Bolsonaro bloqueando edificios ministeriales. Líderes mundiales publicaron una carta abierta advirtiendo por la posibilidad de que a partir de hoy se produzca “un golpe de Estado”. 

Compromiso Ético Digital

El gobierno, la Cámara Nacional Electoral y representantes de las cámaras empresariales de medios de comunicación y plataformas de redes sociales ratificarán hoy un Compromiso Ético Digital. Se trata de un acuerdo para contribuir a mitigar los efectos negativos de la divulgación de contenidos falsos sobre las elecciones del próximo domingo y las generales del 14 de noviembre. 

El acuerdo contará con el compromiso de la Asociación de Diarios del Interior de la República Argentina (Adira), Adepa, ATA y ARPA. También asistirán medios de comunicación como América, Infobae, Grupo Octubre, La Nación y Clarín, entre otros. 

(Cenital)

Hay trabajos peores que otros.

El de los moderadores de Facebook parece una pesadilla: pasan horas frente a la pantalla mirando publicaciones para decidir si deben ser etiquetadas como perturbadoras o retirarse de la plataforma. La empresa de Mark Zuckerberg asegura que ha reclutado a 15.000 personas para eliminar publicaciones que resulten tóxicas.

Según revela un reportaje reciente, la empresa ha subcontratado este servicio apoyándose, entre otras empresas, en la firma de consultoría Accenture.

Los trabajadores describen turnos en los que deben revisar entre 400 y 700 publicaciones que incluyen imágenes de abuso y violencia. Algunos han reportado depresión, ansiedad y paranoia como consecuencia, y exigen mejores condiciones.

En octubre de 2020, un informe de la compañía advirtió que el contrato de moderación con Facebook podía tener repercusiones legales y constituía un riesgo para su reputación. 

Sin embargo, pese a los debates internos y discusiones a nivel ejecutivo, Accenture sigue haciendo el trabajo sucio de Facebook. Las advertencias no han sido suficientes para deshacerse de su “cliente diamante” y de los 500 millones de dólares que le paga cada año.

Escribió Elda Cantú, editora de Foreign Desk en la Ciudad de México, autora de El Times”, un boletín en español. Ha estado en el Times desde 2018, cuando se unió a The New York Times en Español.

La censura en los presentes tiempos de “Sociedades de la información y la comunicación” parecen no ser lo que eran, la imagen autoritaria del poder de turno, hoy mas bien navega las incertidumbres éticas de la época.

Smart Cities

Infinet Wireless, empresa de conectividad inalámbrica de banda ancha fija, encuentra un potencial importante en las tecnologías requeridas para el desarrollo de Smart Cities y su proceso evolutivo.

De acuerdo con la ONU, se calcula que hacia 2050, un 68% de la población mundial estará completamente inmersa en el fenómeno de la urbanización, esto junto a la rápida expansión de la población desafían los recursos de las ciudades, el abastecimiento energético, la provisión de bienes y materias primas, las emisiones de CO2, la planificación del tráfico automovilístico y la prestación de servicios sanitarios y de seguridad a todos quienes residan en estos masificados centros urbanos.

Al entender estos desafíos podemos identificar que la planificación y administración de las ciudades, el uso eficiente de los recursos, aplicación de nuevas tecnologías y la transición de ciudades tradicionales a ciudades inteligentes requieren una evolución en la gobernanza y toma de decisiones, siendo todos estos retos trasversales en el desarrollo de Smart Cities, es allí, donde se evidencia también la importancia de la correlación entre los datos, la información, el conocimiento y la inteligencia, que generé componentes predictivos, de Inteligencia Artificial, robótica, 5G y otros fenómenos relevantes.

En el marco de las soluciones globales que se proponen para satisfacer las necesidades de las Smart Cities, se destacan tecnologías tales como: video seguridad o CCTV, analítica de video, telemetrías de polución – tráfico – ruido sonoro, zonas WIFI, video-conferencia, control de estacionamientos, control de basuras, transporte público, entre otras herramientas que a través de conexiones inalámbricas se interconectan para lograr un rendimiento confiable, de baja latencia y alta capacidad”, explicó Carlos Duque, gerente técnico de ventas en Infinet Wireless Latam.

Ante tales necesidades que influyen en todos los aspectos de la vida diaria y teniendo en cuenta la amplitud de las ciudades en Latinoamérica, se hace indispensable contar con soluciones de fácil acceso, flexibles y escalables, que  hagan de la comunicación un proceso más ágil incluso a través de dispositivos en movimiento o en lugares remotos y por último, que permita la multiplicidad de conexiones en simultaneo con el uso de infraestructuras que garanticen un incremento de la calidad de vida de los ciudadanos, una mayor eficacia de los recursos disponibles y por supuesto la participación ciudadana activa.

Bajo estos parámetros y con el objetivo de disminuir riesgos y vulnerabilidades de ciberseguridad en las infraestructuras de las ciudades, Infinet Wireless ofrece soluciones de conectividad inalámbrica punto a punto y punto multipunto. Actualmente, presenta productos de la familia Quanta y Evolution en las principales ciudades de Latinoamérica, como una posible solución a la conectividad en los Smart Cities.

Estas soluciones permiten que las redes sean más seguras a través del soporte continuo y extendido, videovigilancia y seguridad pública, operables en condiciones climáticas extremas, fiabilidad y robustez, alta tolerancia a interferencia, convirtiéndose en una plataforma multi-servicio, entre otras características.

Las conexiones inalámbricas proporcionan una alta flexibilidad y escalabilidad, permitiendo iniciar con un piloto hasta llegar a un gran despliegue, y gracias a herramientas de diferenciación de servicios, permiten compartir en un punto de presencia la conectividad inalámbrica entre múltiples servicios”, agrega el experto.

(/T&N Magazine)

La inteligencia de las nuevas ciudadanías parecen peligrosamente encaminarse hacia las sociedades del control y la seguridad, que como vimos en el apartado anterior, desafía a la ética en su concepción mas profunda. ¿Como los individuos se desarrollan entre sí para definir lo común, lo público y las formas para garantizar el menor sufrimiento, y la menor conflictividad posible en el marco de legislaciones justas y equitativas?

Daniel Roberto Távora Mac Cormack





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