TIEMPOS PRE-ELECTORALES EN LOS DIAS DE LA PESTE ...

 


La ministra de Salud, Carla Vizzotti, aseguró este lunes que si bien la circulación de la variante Delta de coronavirus “no es predominante” en la Argentina, “ya está cerquita de ser comunitaria”.

Se sigue vigilando la circulación, que a la fecha no es todavía predominante pero ya está cerquita de ser comunitaria”, sostuvo Vizzotti en declaraciones formuladas esta mañana a Radio 10 desde Rusia, donde viajó junto a la asesora presidencial Cecilia Nicolini con el objetivo de profundizar el trabajo colaborativo en relación a la producción y provisión de vacunas con el Instituto Gamaleya.

La ministra de Salud explicó a qué se refiere el concepto de circulación “comunitaria” cuando se habla de la variante Delta o de cualquier otro virus o cepa.

Cuando no se encuentra un vínculo entre los casos o con un viajero, se dice que es comunitaria, pero eso no significa que sea predominante”, dijo. Agregó, en ese sentido, que “por ahora la variante predominante en la Argentina es la Manaos”.

Por eso, indicó que se sigue “muy atentamente” la evolución de la circulación de la variante Delta, que en Europa y otros países demostró ser más contagiosa que otras, mientras se continúa “aislando personas que tienen relación con los viajes” procedentes del exterior.

Vizzotti puntualizó que en Córdoba y en la Ciudad de Buenos Aires hay algunos casos que no tienen relación entre ellos y precisó que esto es “sobre todo en el caso de Córdoba, que no habían encontrado nexo con viajero”, que fue el caso cero y que falleció este fin de semana.

El 60% de mayores de 50, con dos dosis

Se está muy cerca de cumplir este primer objetivo que definió nuestra Comisión Nacional de Inmunizaciones junto al comité de expertos y el Consejo Federal de Salud, de llegar al 60% de cobertura con dos dosis de los mayores de 50 años”, expresó la ministra en la citada entrevista.

Respecto de los próximos arribos de vacunas, la ministra expresó que “para esta semana se espera tener la liberación de ANMAT de alrededor de 600 mil dosis de componente 2″ de la vacuna SputniK que elabora en argentina el laboratorio Richmond”, lista para ser distribuida y aplicada.

En tanto, agregó que el laboratorio AstraZeneca “anunció” al Gobierno nacional que “antes de fin de mes” se estarán “recibiendo 2,2 millones de dosis”.

(Tiempo Argentino)

Seis distritos de la provincia de Buenos Aires no registran casos de coronavirus desde el 15 de agosto, situación que ocurre por primera vez desde el inicio de la pandemia; en tanto ya son trece las semanas con descenso de contagios en todo el territorio bonaerense.

Los distritos que no presentaron casos positivos de Covid-19 en sus habitantes desde hace más de una semana son: Alberti, Benito Juárez, Gral. Alvear, Gral. Guido, Tordillo y Villarino.

En este sentido, según los datos de la Campaña "Vacunate PBA" que registra una gran aceleración en las últimas semanas, del total de inmunizaciones aplicadas, 10.596.364 corresponden a la primera dosis y 4.617.709 a la segunda.

Según recordó la cartera bonaerense, continúa abierta la inscripción en la página vacunatepba.gba.gob.ar para todas y todos las/los menores a partir de los 12 años, mientras que las personas mayores de 18 años pueden acceder a la "vacunación libre", y dirigirse sin turno a cualquiera de los puntos de inmunización bonaerenses, sólo con DNI que acredite domicilio en la provincia, y recibir su primera dosis.

Por otra parte España levanta la cuarentena obligatoria para el ingreso de argentinos De esta manera, los que viajen a partir de esta medida no tendrán que hacer la cuarentena obligatoria de diez días.

 La administración de Pedro Sánchez decidió no extender el decreto sobre las restricciones vigentes durante la pandemia, que afectaba a viajeros de la Argentina, Brasil, Bolivia y Colombia, de América Latina, y Namibia y Sudáfrica del continente africano.

Varios países de América Latina están considerados de "alto riesgo" epidemiológico, lo que hace que las llegadas estén prohibidas a algunas otras naciones más allá de que los viajeros tengan esquemas de vacunación completa. Prensa Ecuménica y Asociated Press(PE/AF)

Diego Toneli, Psicólogo clínico, profesor e investigador. Facultad de Filosofía y Letras de la UBA – Conicet, escribe Sobre los modos de conservación de la vida: política y salud en contexto de pandemia, en el blog de la periodista argentina Liliana Lopez Foresi.

Medio año después de comenzada la Primera Guerra Mundial, Freud escribe un pequeño ensayo titulado La desilusión provocada por la guerra, donde describe la penosa atmósfera en la que la sociedad europea se veía envuelta en esos tiempos. Lo citamos:

Envueltos en el torbellino de este tiempo de guerra […] sin la suficiente distancia respecto de las grandes trasformaciones que ya se han consumado o empiezan a consumarse y sin vislumbrar el futuro que va plasmándose, caemos en desorientación sobre el significado de las impresiones que nos asedian y sobre el valor de los juicios que formamos. Creemos poder decir que nunca antes un acontecimiento había destruido tanto del costoso patrimonio de la humanidad, ni había arrojado en la confusión a tantas de las más claras inteligencias […] Hasta la ciencia ha perdido su imparcialidad exenta de pasiones […] El individuo que no se ha convertido en combatiente […] se siente confundido en su orientación e inhibido en su productividad. Creo que dará la bienvenida a cualquier pequeño consejo que le facilite reencontrarse al menos en su propio interior”.

La coyuntura que nos toca vivir no constituye una guerra en sentido estricto, pero no sólo se emplea, para referirse a ella, una retórica notablemente bélica, sino que dicha coyuntura tiene la estructura de las guerras más actuales: la misma atmósfera de incertidumbre y peligro, una debacle económica y social cuyas consecuencias definitivas presentimos con temor, un estado de excepción que nos protege pero nos daña en lo más profundo, la pérdida de vidas que comprobamos a diario a manos de un enemigo invisible que nos conmina a quedarnos en casa, una naturaleza que parecía respirar luego de siglos de asedio pero que termina ahogándose en el humo de los fuegos de la guerra. La misma desorientación y confusión, la misma destrucción e inhibición, la misma miseria anímica de quienes nos quedamos en casa se comprueba también en estos tiempos aciagos.

Para Freud, la guerra fractura el estado de derecho y en tanto tal constituye un momento que nos libera de las presiones sociales que aprisionan nuestro comportamiento y sofocan nuestras potencialidades para adaptarlos a la norma y a la utilidad social, en desmedro de nosotros mismos. La guerra es, por esto mismo, tiempo de movimiento y transformación, de gasto de energía contenida, lo cual contrasta con los períodos de paz y normalidad que, sin hacer desaparecer la guerra sino recodificándola en términos acaso más siniestros, conforman una cultura que brega excesivamente por conservarse, a altísimos costos subjetivos y colectivos.   

Este hecho no justifica la guerra; sirve, más modestamente, para enrostrarnos la triste verdad de que la presunta normalidad está montada sobre un aparato que sofoca desmedidamente nuestras potencialidades y produce una subjetividad que mal-está, por estar sujeta a las tenazas de ideales trascendentes (el progreso, la felicidad, el goce) que nos desvían de nosotros mismos y que nos vinculan mal con el otro, por ocultar -que no otra cosa es un ideal- la fragilidad, el dolor, el duelo, la tristeza y demás dimensiones constitutivas de la vida. Freud, defensor del progreso cultural, no deja sin embargo de decir que este avanza al costo de invisivilizar una contracara de destrucción que por ser sofocada no desaparece, sino que reaparece según la lógica más despiadada del síntoma, la cual nos conmina a progresar al costo de nuestra destrucción, a ser felices al costo de nuestra infelicidad, a gozar al costo de nuestro sufrimiento.

En un registro similar, la guerra, para Nietzsche, es momento de afirmación, es decir, también de movimiento y transformación, y en tanto tal de fortalecimiento de nuestras vidas, en el contexto de una normalidad que viene debilitándonos al insistir con el discurso de la maximización de la producción utilitaria y de la conservación de la vida. Nietzsche no se refiere a la pequeña guerra entre naciones o estamentos, sino a la gran guerra, que es una guerra por el fortalecimiento de la vida. Este gesto del filósofo también destaca la pérdida y la muerte, el riesgo y el peligro, la fragilidad y la disolución, como aspectos esenciales de la vida, aspectos que el discurso previo, al insistir con su feroz programa de maximización y conservación de la vida, ha querido ocultar o, más penosamente, asignar a todos aquellos que no se adaptan al mismo: la muerte es la de ellos, muerte necesaria para sostener el progreso y la expansión, los riesgosos y peligrosos son ellos, que por ser tales deben ser segregados, disciplinados o normalizados. No creamos que la tan mentada normalidad y el progreso son ni algo tan deseable ni algo tan inocuo: si son desmedidos, son debilitantes, si no reconocen la destrucción que necesitan para expandirse, son perversamente fatales.

Esto no es una guerra, pero por su peculiaridad cargada de temor e incertidumbre, de confusión y desorientación, acaso deba constituir también un tiempo de movimiento y transformación, o en todo caso, un tiempo para que la conservación de nosotros mismos y de los otros no se sostenga en desmedro de todo aquello que en nosotros siguen siendo, a pesar del estaticismo, a pesar del encierro y del aislamiento, movimiento y transformación. Eso insiste: pensemos en las consecuencias derivadas del hecho de seguir ahogándolo en los tiempos de la espera. Porque la vida puede detenerse un tiempo… ¿pero ¿cómo detener la vida cuando el tiempo de su detención es un tiempo incierto, cuando la vida es precisamente lo imposible de ser detenido? Para Nietzsche, la detención del devenir de la vida, cuando es desmedido, hace peligrar la vida misma. Tiempos contradictorios son estos: pretendemos proteger la vida mediante una condición que la hace peligrar.

En estos tiempos, donde nos vemos inclinados a buscar o crear coordenadas, referencias, pautas, en suma, a movernos y a la acción, el modo en que la política ejerce actualmente su soberanía, -la cual siempre buscó limitar o apropiarse de las condiciones más fuertes de nuestras vidas (el desplazamiento, la transformación, la pérdida y la muerte)-, el modo actual, decíamos, de ejercicio de la soberanía política se ve potenciado: encierro y continencia, límites y barreras, parálisis y segregación. Con un agravante: los límites ya no están en el Río Bravo o el Mar Mediterráneo… están en la puerta de nuestras casas. El viejo territorio de disciplinamiento, el hogar y la familia, se convirtió en el único: lo que antes contenía la vida incontinente, corre el riesgo de implosionar a manos de tal incontinencia. Porque lo que antes contenía ahora sofoca: debemos ser padres, madres, hermanos, hermanas, compañeras y compañeros, todo el día, todos los días, por un tiempo indeterminado. El mundo se está moviendo pero los viejos recursos de paralización y extenuación de la vida redoblan la apuesta; el mundo está en un devenir atroz, pero somos llamados al estancamiento que embota y somete; el mundo se está transformando, pero somos llamados a permanecer y conservarnos, como si la conservación no implicara necesariamente el movimiento y la transformación; el lazo social, el erotismo comunitario sobre el que descasa la cultura, parece ser ahora, contradictoriamente, lo que la hace peligrar.

Nietzsche diría: la vida no muere por moverse, muere por estancarse. Puede morir por moverse, pero si no se cuida de acarrear, en el curso de su movimiento, prudencias de estabilidad y conservación. ¿Hay modos de conservación no limitativos? ¿Hay modos dinámicos de conservación? En tiempos de transformaciones inciertas y desplazamientos riesgosos, es tiempo de replantearnos los modos de la conservación de lo vivo.

La ministra de Seguridad, Sabina Frederic, y su par de Ciencia, Tecnología e Innovación, Roberto Salvarezza, realizaron ayer una reunión para avanzar en el proyecto “Socioecosistema fluvial Paraná – Paraguay: Estudio argentino en el escenario de cambios globales”.

De alguna manera lo que buscamos es no trabajar en nuestros escritorios, separados de las problemáticas sino triangular entre los gobiernos,los colectivos sociales que viven asociados al río y  las científicas y científicos expertos en lagunas temáticas”, manifestó Melina Devercelli, investigadora del CONICET que participó del encuentro, en Radio Gráfica.

La iniciativa cuenta con la participación del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), el Instituto Nacional del Agua (INA), la Comisión Nacional de Actividades Especiales (CONAE) y el Instituto Universitario de Seguridad Marítima (IUSM).

Dentro del proyecto tenemos disciplinas distintas. En términos generales, lo que queremos pensar es lo social, lo ambiental y lo económico. El uso del río en su conjunto. Tiene muchos objetivos. Alerta temprana de cianobacterias, generación de mapas de riesgo, efectos del dragado. Pero, decidimos empezar por tres grandes ejes, que tienen que ver con la bajante, porque de alguna manera el objeto de estudio nos moldea”, expresó.

Y aclaró: “Si bien uno tiene distintas puntas por donde empezar, tenemos que empezar por lo que el objeto de estudio nos está pidiendo. En este momento es abordar el tema de la bajante. Lo vamos a abordar desde tres aspectos. Por un lado, muestrear la bajante. Organizar esta gran expedición, que la tenemos planteada dentro del proyecto, para tomar información actualizada de distintos parámetros. También, etnografiar la bajante. Estas situaciones extremas traen saberes ancestrales de las personas que están vinculadas al río, que tienen una percepción de lo que es la climatología, la meteorología, la hidrología, de lo que es la calidad del agua. Lo que buscamos es recuperar esos saberes y cruzarlos con los saberes disciplinares. Por otro lado, hacer mesas de trabajo para lograr un entendimiento un poco más integrado de lo que es la bajante. Qué pasa con el uso del suelo, qué pasa con el clima, qué pasa con la biodiversidad en estos términos y qué podemos hacer para proteger ciertas zonas”.

Además, la investigadora del CONICET y responsable del proyecto contó que van “a ver cuál es el efecto del dragado”. “¿Afecta a la diversidad que se encuentra en el fondo? ¿Produce modificaciones en la morfología del cauce? ¿Cuáles son las zonas que son más aptas para dragar?”, enfatizó.

Nosotros estamos de acuerdo en que hay que hacer un uso de los ecosistemas en general, pero tenemos que pensar este uso para que el sistema sea sostenible y mantenga su salud. El Paraná es el segundo río más grande de Sudamérica, uno de los más grandes del mundo en cuanto a caudal y sedimentos que transporta. Y tiene una riqueza, en cuanto a diversidad, inmensa. Una complejidad en su dinámica también muy grande. Lo estamos viendo es que todo el tiempo cambia”, destacó.

  • Entrevista realizada por Lucas Molinari y Leila Bitar en Punto de Partida (lunes a viernes de 8 a 10hs)

(Sitio WEB: Radio Gráfica)

El fiscal del fuero Penal Económico Claudio Navas Rial imputó este lunes a los exfuncionarios del gobierno de Cambiemos Marcos Peña (jefe de Gabinete) y Jorge Faurie (Canciller) en la causa en la que se investiga el supuesto contrabando de material represivo de Argentina a Bolivia, en 2019, cuando se produjo el Golpe de Estado contra Evo Morales, informaron fuentes judiciales.
El fiscal también
imputó al exsecretario de Asuntos Estratégicos, Fulvio Pompeo, al impulsar la ampliación de la denuncia original presentada la semana pasada por funcionarios del gobierno nacional que encontraron elementos que vincularían a los denunciados con las maniobras investigadas.
"Los elementos arrimados por los denunciantes en esta oportunidad permiten robustecer preliminarmente la hipótesis del caso originalmente trazada, a la vez que justifican dirigir la atención de la pesquisa a la conducta atribuida a los entonces jefe de Gabinete, Marcos Peña; al canciller, Jorge Faurie; y al secretario de Asuntos Estratégicos de la Nación, Fulvio Pompeo; en cuanto a una supuesta participación", en los hechos; según surge de la imputación fiscal a la que accedió Télam.

El falso abogado Marcelo D'Alessio fue condenado a cuatro años de prisión por el intento de extorsión al empresario aduanero Gabriel Traficante, con la colaboración de un fiscal federal, Juan Ignacio Bidone, que recibió una pena de tres años y ocho meses de cárcel, y de dos exespías de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI), Rolando Barreiro y Claudio Alvarez, sentenciados a dos años en suspenso. Los hechos analizados por el Tribunal Oral Federal 2 (TOF 2) ocurrieron entre noviembre y diciembre de 2016, en pleno gobierno de Mauricio Macri. Son una primera pequeña muestra de un entramado y una operatoria que mostró sus enormes alcances en otra investigación judicial que aún no llegó a juicio oral, pero que comenzó a esclarecer el juez Alejo Ramos Padilla cuando estuvo a cargo del Juzgado Federal de Dolores y describió una organización paraestatal donde confluían maniobras de espionaje, extorsivas y de armado de causas. Cuando le tocó decir sus últimas palabras antes del veredicto, D'Alessio no hizo más que ratificar sus vínculos con el macrismo al quejarse de que lo dejaron solo. "Más me dolió la canallada de quienes salieron corriendo en estado de pánico a usar los medios diciendo que era un loquito o fabulador y hasta llegaron a sostener que dialogaba sobre narcotráfico o la homologación de tal o cual calibre de proyectiles sónicos con un nietito”, dijo en alusión a la explicación que dio la exministra de Seguridad Patricia Bullrich cuando salieron a la luz sus llamadas con él y, para justificarlas, sostuvo que era un celular que le había dado a su nieto para jugar. "Loquito y fabulador" fue la forma de describirlo que usó el fiscal Carlos Stornelli para despegarse de él.

D'Alessio solía jactarse de sus vínculos con dirigentes políticos, funcionarios/as, miembros del Poder Judicial, fiscales, espías y con periodistas que, en muchos casos, eran reales. Los usaba para incidir en causas judiciales, ofrecer desligar a alguien de alguna investigación y/o que lo traten bien los medios y a veces utilizaba esas relaciones sólo para asustar, generar algún peligro hipotético y pedir dinero a cambio, según se vio en la acusación del caso de Traficante y también en la causa de Dolores, donde el empresario Pedro Etchebest denunció que le pedía dinero para evitar que quedara implicado en el caso de los cuadernos. 


 

La denuncia de Traficante en particular está ligada a la causa conocida como la de la "mafia de los contendedores": el empresario no estaba ni estuvo imputado pero D'Alessio intentó sembrarle ese temor. Se conocían del country Saint Thomas y el falso abogado lo convocó a su casa a través de un conocido. Le dijo que sabía que iba a estar complicado en ese expediente (donde lo único que había pasado era que alguien había mencionado su nombre), igual que su familia. Le pidió primero 90 mil dólares para borrar supuestas pruebas y con el correr de los días y las conversaciones llegó a intentar sacarle 600 mil. En el ínterin, el periodista Daniel Santoro publicaba notas que decían, por ejemplo, "investigan si un millonario (Traficante) es jefe de la banda del cuñado de De Vido".

Traficante hizo la denuncia en diciembre de 2016, pero la investigación recién se activó cuando comenzó a crecer la causa que estaba a cargo de Ramos Padilla en 2109, donde se llegaron a detectar más de 70 operaciones de todo tipo, por algunas de las cuales terminaron procesados Stornelli, otros agentes de inteligencia y también Santoro, entre otros. D'Alessio lleva dos años y medio detenido. En el caso Traficante, la Cámara Federal revocó el procesamiento del periodista, pero sigue bajo investigación.

Cuando D'Alessio habló ante el TOF 2 desde una sala del penal de Ezeiza, con un buzo azul eléctrico y anteojos pequeños de marco oscuro, confirmó sus lazos con el poder político macrista, pero lo hizo para quejarse de que lo abandonaron. "De los 50 amigos y 500 conocidos quedaron tan pocos que los puedo contar con la mano, es un duro aprendizaje”, se lamentó. Aseguró que capacitó "gratuitamente" "sobre narcotráfico" a "diputados y diputadas, ministros y ministras, a senadores y a personas de la Agencia Federal de Inteligencia y periodistas, entre otros". Dijo que fue el creador "del índice Big Mac dela cocaína que se usa en el área de Drogas de Naciones Unidas" y que sus "presentaciones contenían información que incomodaron a funcionarios que lejos de judicializar el material que desarrollaba optaron por silenciarme tendiéndome una trampa”.

Algunos de sus vínculos más conocidos eran con Paula Oliveto, también con Elisa Carrió --quien incluso se ocupó de motorizar una causa a modo de contraofensiva de la que tramitaba en Dolores-- y con la ex ministra Bullrich, con quien se registran chats donde se advierte una relación de confianza y D'Alessio le ofrece material. "Seguramente ustedes me conocieron por los medios antes de conocerme, como agente anti K, un operador judicial o un espía de potencias antimperialistas", dijo para alegar que estaba condenado de antemano, "que la condena mediática parece superar el estado de inocencia". "Si existe la grieta, me dejaron bien en el medio", acotó. También dijo que fue "torturado" por los dos jueces que tuvieron a cargo causas en su contra, Ramos Padilla en Dolores y Luis Rodríguez el caso Traficante, porque dispusieron que estuviera "aislado durante las 24 horas (...) lo mejor hubiera sido que me suicidara", se victimizó.

El fiscal (suspendido) de Mercedes Juan Ignacio Bidone tuvo un papel relevante en los aportes a la extorsión a Traficante, según mostró el fiscal Diego Luciani a lo largo del juicio. Le proporcionó a D'Alessio datos sobre movimientos migratorios y cruces de llamados telefónicos, a los que podía acceder a través de su fiscalía. El falso abogado los usó para asustar al empresario y pedirle plata. 

D'Alessio y Bidone se habían conocido en el contexto de la causa del Triple Crimen de General Rodríguez, ligado al tráfico de efedrina. El fiscal dijo que lo creía un agente de la AFI y que intercambiaban información, pero reconoció en el juicio que nunca corroboró de quién se trataba. En la ampliación de su indagatoria había contado también que fue D'Alessio quien le pasó el número de celular de Bullrich en su momento. Argumentó que él quería seguir investigando ese caso, que había pasado a manos de la jueza María Servini y que "hubo una cuota de ego, de seguir investigando cuando desde la formalidad ya no debía hacerlo". De hecho, para ese entonces ya no estaba a cargo del caso. Volvió a decir que fue "imprudente".

"Nunca quise intervenir en un delito de extorsión ni obtener dinero de nadie", se defendió Bidone. "¿Dónde está la certeza de que yo sabía lo que hacía D’Alessio", inquirió a los jueces. "Quiero pedirles encarecidamente dos cosas --agregó--: que como hombres de derecho no tomen a la ligera la decisión que están a punto de tomar (...) más allá de ser fiscal soy un hombre de familia y que ha tenido que sufrir el escarnio publico y mediático por tres años, jamás pensé encontrarme en una situación como ésta". Señaló que la acusación le parecía "desproporcionada".

En la causa que tramita en Dolores, el grupo de Bidone, D'Alessio y los espías aparece, de hecho, involucrado en una operación particular relacionada con al Triple Crimen: "D’Alessio presentó informes de inteligencia que fueron incorporados en un legajo reservado que poseía el fiscal Bidone. Esos informes apuntaron explícitamente a involucrar al ex jefe de Gabinete Aníbal Fernández en la causa del Triple Crimen, así como a probar que ex agentes de la AFI habían intentado encubrir el tráfico de efedrina y otros crímenes vinculados", describió Ramos Padilla. Para realizar "el ciclo de inteligencia ilegal", decía el juez, la organización se valía también de la participación de los mismos espías condenados: Barreiro y Alvarez, "cuyo aporte resultó esencial" en toda la operación contra Traficante.

Ellos también hablaron ante el tribunal. Barreiro, le dedicó un párrafo a D'Alessio: "le quiero decir 'quédate tranquilo que todo pasa y todo llega'". En cuanto a él mismo, dijo: "No me puedo arrepentir de algo que no hice". Alvarez sostuvo: "Se habló de narcotráfico, de direcciones, de teléfonos, de juzgados. Yo no tengo nada que ver". Dijo que le entregó listados con información a Bidone porque confiaba en él como fiscal. "A mí me echaron como un perro por todo esto y me sometí a la máquina de la verdad (en la AFI). Nunca pensé que iba a llegar a juicio oral", protestó.

El fiscal Luciani había pedido cinco años de prisión para D'Alessio, cuatro años y ocho meses para Bidone, para Barreiro cuatro años y seis meses mientras que para Álvarez pidió tres años y nueve meses de cárcel. La sentencia del TOF 2, que integran los jueces Jorge Gorini, Rodrigo Gimenez Uriburu y Enrique Mendez Signori, fue unánime. Los espías fueron los más beneficiados, con penas en suspenso.

Lo que D'Alessio mencionó sobre lo que consideraba "su trabajo" no es nuevo. Poco antes de su detención había dicho: "Yo investigo, mi trabajo es… a ver, mi pasión es investigar (...) pero sí, no sólo investigo, hay cosas que las trabajo y se las doy a los periodistas y hay cosas que aporto a los juzgados". Pero hubo algo novedoso: la advertencia a quienes estarían en la misma organización o hasta ahora salpicados por ella, sobre  los que por el momento nunca dio precisiones a la Justicia. Esta sentencia podría ser la antesala de la causa que tramita en Dolores que, además de mostrar la misma operatoria multiplicada, aportaría claridad sobre casos donde habría participado D'Alessio con grandes implicancias políticas.

(Página 12)

Antonio Colicigno, Magíster en Políticas Sociales y Mauro Brissio, Magíster en Comunicación, Cultura y Discursos Mediáticos, son coautores de la nota “ Campañas electorales: De la política en el territorio a la política en los medios”, Públicada en la plataforma digital del diario página 12.

Durante muchos años se le criticó a los grandes partidos de masas la falta de presencia en los medios de difusión, la ausencia de verdaderas políticas de la comunicación como las que llevaron al macrismo a ganar las elecciones en el 2015. Pero en el 2019 nos dimos cuenta que, más allá de esas políticas de marketing electoral y usando muchos recursos en todos los medios, sin políticas concretas que beneficien a los sectores populares, el macrismo perdió su reelección.

Hoy nos encontramos en el extremo opuesto, viendo cómo dirigentes con amplio reconocimiento del territorio se entregan por completo a la lógica de la política informacional, haciendo que todo quede reducido a imágenes, sonidos y manipulación simbólica, porque les hicieron creer que es la única vía de obtener el reconocimiento de las mayorías populares para ejercer el poder.

Error, porque esa es la lógica corporativa a la que pretenden llevar —propios y extraños— a muchos de nuestros referentes políticos, convenciéndolos de que la opinión pública es un recipiente pasivo de mensajes, de fácil manipulación y dotando a la variable mediática de un carácter conductista basado en una lógica de estímulo respuesta; la que desconoce que los fenómenos sociales son multicausales y no consecuencia de un mensaje en la pantalla chica o en la tapa de un diario.

Por más de que en la actualidad exista consenso sobre el rol activo de las audiencias interpretando los mensajes, existen gurús del marketing que siguen subestimando la capacidad crítica del electorado, propia de un optimismo ingenuo que concibe a la participación pública como un actor pasivo sometido a la manipulación simbólica, sin posibilidad de resistencia a la retórica de los medios de comunicación.

Lo que no dicen los que hacen de la comunicación un negocio es que en este proceso el individuo queda atrapado en la estructura de los medios, que termina encuadrando a la política, quitándole la mística, lo terrenal, y haciéndole creer a sus víctimas que fuera de esta lógica sólo hay marginalidad y la invisibilidad propia de la falta de reconocimiento.

Acaso, ¿no se sabe aún quiénes son los medios? o ¿cómo utilizan el poder monopólico para perfeccionar su poder? En la actualidad, mayoritariamente, los medios son grupos empresariales cada vez más concentrados y conectados en nodos con intereses internacionales, a quiénes no le interesa aportar una representación del mundo acorde a la de los sectores olvidados. Pero también se sabe que sin ellos se vuelve difícil obtener un amplio apoyo.

Hay que entender que los extremos siempre son malos, no podemos pasar de una lógica del territorio a otra de los medios sin incorporar las formas organizativas propias del siglo XX, aquellas que priman lo colectivo sobre lo individual, la de hablar con los vecinos y vecinas, de participar de encuentros con centros de estudiantes, de reunirse en las asambleas con los distintos representantes de los barrios, de ir a los clubes, de jugar en las plazas, de estar codo a codo con la militancia. En fin, de mostrarse de carne y hueso, terrenal y no como el holograma que pretenden instalar.

Las dos formas de hacer política son necesarias, la astucia está en que lo nuevo no barra con lo viejo. Claramente, se coincide con las definiciones aportadas por Manuel Castells (1990) cuando sostiene que aunque los medios de comunicación sean el espacio de la política “no significa que la televisión dicte lo que la gente decida o que la capacidad de gastar dinero en la publicidad televisiva o de manipular las imágenes, por si misma, sea un factor decisivo”.

La política de los medios no es toda la política. Este es el punto crucial si se pretende que la política no quede atrapada en la lógica de los sistemas de los medios, y aquí obviamente incluimos a las redes, que se encuentra más cerca de los intereses corporativos que de los intereses del pueblo.

En estos días de la peste, en estos días pre-electorales en argentina, entre la salud y las decisiones, cada quien tiene la oportunidad de participar y decidir en el rumbo que, como país, ira determinando la realidad próxima. Cada quien defiende sus intereses. El bien común parece ser un bien escaso. Nadie se salva solo. Que cada quién haga su parte.

Daniel Roberto Távora Mac Cormack



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