Sin datos e información no hay conocimiento

 


Pensar América Latina de una nueva manera, o repensarla, supone reflexionar sobre el camino recorrido a la vez que pone en cuestión diversas formas de relación entre las ciencias sociales (y sus actores, los académicos) tanto con su objeto de estudio como con su contexto político. Así, pensar las ciencias sociales latinoamericanas invita a pensar en la historia misma de la región y sus marchas y contramarchas. Sería imposible imaginar la constitución del saber social en la región independientemente del contexto histórico en el que ha producido su conocimiento, desarrollado sus investigaciones, elaborado sus teorías y abordado sus conclusiones. La producción del conocimiento social en la región ha sido extensa -con ciertas disparidades entre algunos países respecto de otros- conduciendo a la conformación de una comunidad académica que ha logrado dar cuenta de los dilemas de la región. Dado que la producción de conocimiento social no se encuentra aislada de los procesos políticos, sociales y económicos en la cual se desarrolla, siempre existe una frontera borrosa entre ésta y el proceso de toma de decisiones a nivel político.

La construcción del saber académico en América Latina: ¿voz de los excluidos o sostén de la tecnocracia? DIANA TUSSIE, Directora del Área de Relaciones Internacionales de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO). MELISA DECIANCIO, Asistente de investigación, FLACSO-Argentina.en “América Latina y el Caribe: globalización y conocimiento; repensar las ciencias sociales; Repensar América Latina; Vol.:1; 2011” Proyecto Repensar América Latina Volumen 1 Francisco Rojas Avarena y Andrea Álvarez-Marín, Editores

Censo y Ciencias de datos.

Marco Lavagna: "Si no podemos tener conciencia de la diversidad, es difícil encarar políticas"

El director del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos sostuvo que si el Estado "no puede tener conciencia de la diversidad del país, es difícil después encarar políticas particulares", al destacar algunas innovaciones del próximo censo, como el autorreconocimiento étnico y la autopercepción de la identidad de género.

"Lo más importante es poder reconocernos y saber qué representamos como país", expresó Lavagna, en declaraciones a Télam durante el acto de presentación del Comité de Operativo del Censo Nacional que encabezó el presidente Alberto Fernández en la Casa Rosada.

Al destacar las innovaciones del relevamiento, que se llevará a cabo el 18 de mayo de 2022, el funcionario razonó: "Si no podemos reconocernos y tener conciencia de la diversidad de nuestro país, nos es muy difícil después encarar distintas políticas particulares".

El próximo censo incorporará la definición de "censo de derecho", por lo que las personas serán contabilizadas según su lugar de residencia habitual, además de la posibilidad de responder sobre autorreconocimiento étnico y autopercepción de identidad de género.

Asimismo, Lavagna destacó que el Indec tiene por ley la obligación de "resguardar el secreto estadístico", además de que el organismo, apuntó, fue emitiendo resoluciones para "entablar una política de seguridad de los datos y cómo se decide quién puede tener acceso" a esos contenidos.

"Toda la información va a pasar por un filtro de encriptación, que va a permitir anonimizar la información particular de cada una de las personas y utilizar otros registros administrativos para cruzar información, lo que a su vez va a permitir validar datos y hacer otras estadísticas", completó el funcionario.

Fernández destacó la importancia del censo para conocer las "fortalezas y debilidades" del país.
 

El encuentro se realizó en el Museo del Bicentenario de Casa Rosada. "Tenemos que saber bien qué es lo que queremos saber: cuánta gente no tiene casa, qué le pasa a nuestra población carcelaria, qué pasa con los chicos en la calle y la posibilidad de que los clubes sean centro de contención", aseguró el mandatario.

El presidente Alberto Fernández encabezó la reunión inaugural del Comité Censal de Operativo del Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas, que se llevará a cabo en 2022, y destacó esa medida como "central" para conocer las "fortalezas y debilidades" del país.

"Venimos de un tiempo donde el Estado fue poco cuidado y muy desatendido por los que gobernaban, que creyeron más que muchas cosas se resuelven fuera del Estado", planteó el mandatario en referencia a la anterior administración de Mauricio Macri.

Desde el Museo del Bicentenario de la Casa Rosada, donde se reunió gran parte del gabinete,
Fernández sostuvo que "para el desarrollo de una sociedad y de la economía es un dato primordial saber dónde está parada, y el censo ayuda a conocer cabalmente dónde están nuestras fortalezas y debilidades".

"Tenemos que saber bien qué es lo que queremos saber: cuánta gente no tiene casa, qué le pasa a nuestra población carcelaria, qué pasa con los chicos en la calle y la posibilidad de que los clubes sean centros de contención, cuántos argentinos pueden convertirse en soldados de la patria y cuántos se dedican a la agricultura familiar", ejemplificó el mandatario sobre la importancia del censo, programado para mayo de 2022.

Para el jefe de Estado, "a la hora de querer auxiliar o promover la actividad de las personas, necesitamos saber dónde están parados".

Fernández señaló que "el trabajo del censo es una suerte de fotografía que le tomamos a la sociedad y al Estado argentino cada 10 años" y que "permite saber qué políticas implementar, dónde hay debilidades y fortalezas y poder actuar como corresponde".
Además del Presidente durante el acto también hablaron el ministro de Economía, Martín Guzmán, y el director General del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), Marco Lavagna.

Al recordar el censo del 27 de octubre de 2010, Fernández evocó que esa jornada fue muy "traumática" porque se produjo la muerte del entonces expresidente Néstor Kirchner, a lo que se le sumó que, el año pasado, el nuevo relevamiento no pudo hacerse debido a la pandemia de coronavirus y las "restricciones" impuestas para mitigar los contagios.

Por último, el Presidente destacó que, después del censo, el país debe contar, "al mes 13 del día en que se haga", el relevamiento con los "datos más exactos posibles de lo que hoy es Argentina".

En tanto, Guzmán ponderó que "el censo es un activo del Estado nación, que nos permite como sociedad ir construyendo condiciones para una Argentina con más oportunidades, derechos y estabilidad y, así, poder construir el país en el que queremos vivir".

Por su parte, Lavagna detalló que el censo consistirá en un "cuestionario único" de 56 preguntas "dividido en dos partes" y añadió que el censista marcará en un dispositivo la geolocalización.

El operativo contará, según indicó el titular del Indec, con aproximadamente "600 mil personas", y añadió que además se "reducirán al máximo que se pueda los operativos de campo" por los riesgos sanitarios.

Participaron del acto el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, y los ministros de Ciencia, Roberto Salvarezza; de Cultura, Tristán Bauer; de Desarrollo Territorial y Hábitat, Jorge Ferraresi; de Educación, Nicolás Trotta; de Seguridad, Sabina Frederic; de Turismo y Deportes, Matías Lammens, y de Mujeres, Géneros y Diversidad, Elizabeth Gómez Alcorta, entre otros funcionarios.

Los gobernadores Gustavo Bordet y Omar Gutiérrez, de Entre Ríos y Neuquén, respectivamente, también asistieron a la actividad.

El comité permitirá "articular con los organismos de Gobierno y coordinar las actividades precensales así como aquellas que se realicen cuando se lleve a cabo el censo", se informó en un comunicado.

Por primera vez el censo se realizará bajo la definición de "censo de derecho", por lo que las personas serán contabilizadas donde residan habitualmente.

Se trata de la definición más utilizada a nivel mundial debido al creciente interés por la información y el comportamiento de los hogares y las personas en sus lugares de residencia.

(TELAM)

Un asunto de conciencia

Es muy posible que usted haya escuchado hablar o sepa quien es Edward Snowden, lo que hizo y por qué está refugiado en Rusia y no vive en su país de origen, Estados Unidos. Pero es muy poco probable que haya escuchado hablar de Aaron Swartz. Como me interesa (mucho) que lea el manifiesto que escribió en julio del año 2008, en Italia, sólo voy a escribir algunos detalles de su biografía. Para fijar las ideas: Aaron Swartz nació en Highland Park, una ciudad pequeña pero donde vive gente de muy alto poder adquisitivo, unos 30 kilómetros al norte de Chicago, en Estados Unidos. Nació el 8 de noviembre de 1986 y se suicidó el 11 de enero del 2013, con 26 años, en Brooklyn, uno de los barrios de New York.

Swartz fue una suerte de prodigio que quiso socializar el conocimiento. Programador (fue uno de los fundadores de la muy famosa Reddit), escritor y me cuesta un poco de trabajo definirlo como hacker, pero, en un momento determinado, aprovechando su extraordinaria capacidad en temas de computación, logró ingresar en la biblioteca digital del MIT (el Instituto de Tecnología de Massachusetts) y comenzó a bajar todos los archivos allí almacenados y los difundía públicamente. En algún sentido Swartz fue el primero que habló, escribió y programó en lo que hoy conocemos como criptomonedas, criptografía, blockchain, bitcoins, ethereum, etc. 

El gobierno norteamericano ha perseguido históricamente no sólo a Snowden o a Julian Assange, sino que mucho antes, el target preferido fue Aaron Swartz y si me permite el atrevimiento, creo que les interesaba más capturar a Swartz que a Bin Laden. Finalmente fue arrestado el 6 de enero del año 2011 acusado de fraude electrónico, informático, y sobre todo por haber descargado publicaciones académicas para que después pudieran ser leídas por cualquier persona sin tener que pagar ningún tipo de derecho.

El FBI y los fiscales federales lo acusaron de tantos cargos que la pena que le correspondía era de un millón de dólares, pasar ¡35 años de prisión!, incautación de bienes, indemnización, y más.

Mientras se producía el juicio con múltiples apelaciones, Aaron Swartz se suicidó en un pequeño departamento en donde vivía en Brooklyn, pero los 26 años que vivió le alcanzaron para ser incluido por sus aportes extraordinarios en el Salón de la Fama de Internet en junio del año 2013. Ahora sí, con estos antecedentes brevísimos, le pido que no abandone y lea el manifiesto que publicó en el año 2008 con el título Guerilla Open Access (“La Guerrilla por el Acceso Gratuito”). Verá que vale la pena. 

El manifiesto de Aaron Swartz

La información es poder. Pero como todo poder, hay quienes quieren quedárselo para sí mismos. Todo el patrimonio científico y cultural del mundo, publicado durante siglos en libros y revistas, está siendo cada vez más digitalizado y guardado por un puñado de empresas privadas.

¿Quiere leer los artículos que presentan los resultados más famosos de las ciencias?Deberá enviar cantidades enormes a editores como Reed Elsevier (4). Hay quienes luchan/luchamos por cambiar esto. El Movimiento de Acceso Abierto ha luchado valientemente para garantizar que los científicos no firmen sus derechos de autor, sino que se aseguren de que su trabajo se publique en Internet, en condiciones que permitan a cualquiera acceder a él.

Pero incluso en los mejores escenarios, su trabajo solo se aplicará a lo que se publique en el futuro. Todo (lo publicado) hasta ahora se habrá perdido. Ese es un precio demasiado alto a pagar.

- ¿Obligar a los académicos a pagar dinero para leer el trabajo de sus colegas?

- ¿Escaneando bibliotecas enteras pero solo permitiendo que la gente de Google las lea?- ¿Proporcionar artículos científicos a los de las universidades de élite del Primer Mundo, pero no a los niños del Sur Global?

Es indignante e inaceptable. 'Estoy de acuerdo', dicen muchos, 'pero ¿qué podemos hacer? Las empresas poseen los derechos de autor, ganan enormes cantidades de dinero cobrando por el acceso, y es perfectamente legal; no hay nada que podamos hacer para detenerlos'.

Sin embargo, hay algo que podemos hacer, algo que ya se está haciendo: podemos contraatacar.

A aquellas personas con acceso a estos recursos (estudiantes, bibliotecarios, científicos) se les ha otorgado un privilegio. Si tú eres uno de ellos, tú tienes la oportunidad de alimentarte en este banquete de conocimiento mientras para el resto del mundo está bloqueado.

Pero no necesitas -de hecho, moralmente, no podrías- conservar este privilegio para vos mismo, únicamente para vos. Tienes el deber de compartirlo con el mundo. Lo que tienes que hacer es: intercambiar contraseñas con colegas, completar solicitudes de descarga para amigos.

Mientras tanto, los que han sido excluidos no deben quedarse de brazos cruzados. Hasta aquí, han estado escabulléndose por los agujeros y trepando vallas, liberando la información encerrada por los editores y compartiéndola con sus amigos. Pero toda esta acción transcurre en la oscuridad, escondida bajo tierra. Se llama robo o piratería, como si compartir una gran cantidad de conocimientos fuera el equivalente moral de saquear un barco y asesinar a su tripulación. Pero compartir no es inmoral, es un imperativo moral. Solo aquellos cegados por la codicia se negarían a permitir que un amigo hiciera una copia. Las grandes corporaciones, por supuesto, ellas están cegadas por la codicia.

Las leyes bajo las cuales operan así lo exigen: sus accionistas se rebelarían por algo mucho menor que esto. Y los políticos han sido comprados, aprobando leyes que les dan el poder exclusivo de decidir quién puede hacer copias.

No hay justicia en seguir leyes injustas. Es hora de salir a la luz y, en la gran tradición de la desobediencia civil, declarar nuestra oposición a este robo privado de la cultura pública. Necesitamos acceder a la información, esté almacenada donde sea, hacer nuestras copias y compartirlas con el mundo. Necesitamos tomar las cosas que no tienen derechos de autor y agregarlas al archivo. Necesitamos comprar bases de datos secretas y ponerlas en la Web. Necesitamos descargar revistas científicas y subirlas a redes de intercambio de archivos. Necesitamos luchar por Guerrilla Open Access.

Con suficientes de nosotros en todo el mundo, no solo enviaremos un mensaje contundente en contra de la privatización del conocimiento, sino que lo convertiremos en una cosa del pasado. ¿No te querés sumar?”  

(Adrian Paenza en Página 12)

Lautaro Bentivegna (Bahía Blanca, 1987) Pasó su infancia en Guatraché (La Pampa) y se graduó en Comunicación Social en Córdoba. Es periodista en CPE Tv y Radio Kermés. Escribió en el periódico Será Justicia y en el diario La Arena. Colaboró en Infojus Noticias, Anfibia y otras publicaciones. Fundó el Festival ¡PAM! de Periodismo y Literatura. Escribe el siguiente artículo en revista ANFIBIA. “Long Covid: Las secuelas en pacientes leves. El virus se fue, el cuerpo pide tiempo”

Las secuelas de quienes atravesaron el COVID en casa están empezando a estudiarse. El malestar abarca más de 200 síntomas en 10 órganos distintos, y puede durar hasta 6 meses después de haber recibido el alta médica. La comunidad científica lo llama “Long COVID”. Niebla mental, déficit de atención, fatiga, alteración del olfato. Esto es un avance ante la incertidumbre de las personas afectadas y del sistema de salud, que hasta ahora no había hecho seguimiento de pacientes leves. Para muchos de quienes atravesaron la enfermedad hace unos meses, el tema no terminó.

Tuviste Covid. Hace unas semanas te dieron el alta y te considerás afortunadx. Pensás que podría haber sido peor: la fiebre, la tos, el dolor de cuerpo. Fue un mal trago, sí, pero te recuperaste en tu casa y ya estás de vuelta. Cuando te preguntan cómo te sentís decís que bien, que a veces te falta un poco el aire. Nada fuera de lo que le ocurre a millones de seres humanos en el planeta Tierra. Llegás al trabajo, saludás a tus compañeros chocando puños. Te sacás el abrigo y hablás del clima. Alguien abre una conversación sobre política o deporte. Suena un teléfono y te distraés. Querés volver al diálogo pero no sabés en qué punto te quedaste, qué ibas a decir. ¿Dónde estábamos? ¿De qué hablábamos? ¿Cuál era mi escritorio? Una nube, un banco de niebla te rodea. Hace semanas te dieron el alta, te considerás un afortunado, todavía no saliste.

 Las secuelas de pacientes que atravesaron el COVID y que no necesitaron internación es materia de estudio y no hay, hasta ahora, información exhaustiva que permita comprender los efectos del virus en toda su complejidad. 

A comienzos de la pandemia los síntomas de la infección solían extenderse hasta 4 semanas (COVID Agudo). Con el paso del tiempo se descubrieron casos que manifestaban distintos malestares hasta 12 semanas después del alta médica: lo llamaron “COVID Persistente”. Ahora sabemos que el del SARS-CoV-2 puede dejar secuelas hasta 6 meses después de detectada la infección. La comunidad científica lo llama o “Long COVID” o “Post COVID”. 

A mediados de julio la revista científica The Lancet publicó un estudio sobre Post COVID realizado por especialistas del University College de Londres. Se basó en una encuesta hecha en las redes sociales, informes y literatura sobre el tema y testimonios compartidos por pacientes en grupos de apoyo. Los datos fueron recopilados entre el 6 de septiembre y el 25 de noviembre de 2020. 

La investigación –acotada a un número de participantes, estudiaron a 3.762 personas en 56 países- estimó la prevalencia de 203 síntomas en 10 sistemas de órganos y 66 síntomas que persistieron durante siete meses.

El estudio podría considerarse un avance en la incertidumbre que genera el virus ya que el seguimiento de los pacientes leves no se protocolizó a gran escala en ningún país del mundo. No se citó sistemáticamente a todos los recuperados para poder tener información clara y precisa. Por eso, una vez publicados los resultados los investigadores del Reino Unido pidieron un “programa nacional de detección para Covid prolongado” y “ampliación de las pruebas de diagnóstico más allá de las cardiovasculares y respiratorias”. 

Daltonismo de Olores

Te invitaron a cenar pero no te sentís al 100%. Cuando terminás de trabajar lo único que querés es llegar a casa, desparramarte en el sillón, meterte en la cama. Pensás en pedir comida pero considerás que sería un despropósito: aún no recuperaste el olfato. 

La augesia (pérdida del gusto), la anosmia (pérdida del olfato) y la hiposmia (disminución en el olfato) son síntomas muy frecuentes de la infección. A algunas personas les lleva meses recuperar esos sentidos asociados. Le pasa a Agostina Góndolo, 28 años, trabajadora social del Hospital Lucio Molas de La Pampa. Vacunada con dos dosis desde diciembre de 2020, se contagió a principios de junio. 

Tengo un nuevo olfato. Cada tanto se me vienen oleadas de huevo podrido que sólo yo puedo oler. 

Ana Baudaux, chef de 34 años, se contagió en diciembre pasado en su propio casamiento y durante algunas semanas estuvo sin gusto y olfato. Para celebrar el alta, su marido le preparó una picada simple con queso y mortadela. 

La mortadela no tenía gusto a nada. Me quedó como un “daltonismo de los sabores”. A los sabores más suaves no los siento o los deformo. Me pasó con el jamón cocido y los ravioles de verdura. 

Una buena: el olfato y el gusto se recuperan. Hay algunos ejercicios simples que pueden favorecer la rehabilitación. 

Olvido Cosas

Te ponés a cocinar. Estás frente a las hornallas, revolvés un preparado en la sartén y probás la mezcla. Te falta un ingrediente. Hacés cuatro pasos y abrís la heladera. La recorrés de arriba abajo. La luz helada te da en la cara y no sabés qué fuiste a buscar. Hacés el camino inverso hasta la cocina para recuperar la idea. La idea no viene. 

 Niebla mental, síndrome disejecutivo, pérdida o disminución de la atención. Las historias se repiten en los consultorios. 

 Los pacientes dicen que no son los mismos –cuenta Mariana Bendersky, neuróloga del Hospital Italiano–, que no pueden ejecutar, que tienen afectada la memoria de trabajo. Esto me escribió Magda Biota, una paciente, hace unas semanas: 

La falta de memoria temporal me pasa por dispersión más que por olvido, como si de repente múltiples ideas diversas aparecieran a la vez y me motivaran a actuar, pero al intentar ejecutarlas van quedando por la mitad por olvidos pequeños que entorpecen la concreción. Me olvido cosas, digo las tengo que escribir, agarro el cuaderno y me olvidé lo que iba a escribir, anoto ese olvido, recupero lo que quería recordar (no el contenido si no la referencia asociada), anoto la respuesta como a los 3 días.”

Biota es escritora, traductora y poeta. Su estrategia fue escribir. Muchas veces quería decir algo pero no tenía la palabra entonces realizaba asociaciones hasta llegar a la definición (el ejercicio se llama circunloquio). Generaba caminos mentales alternativos para llegar al concepto. Vive en Buenos Aires con sus dos hijas y su compañero Matías (34), que tras haber atravesado el COVID, quedó con alteraciones en el olfato. Si la comida se está quemando en la hornalla, él siente olor a membrillo.

Las exigencias de antes

 Te sentás frente a la compu, tenés trabajo atrasado y necesitás ponerte al día. Intentás avanzar pero te desconcentrás, te dispersás fácilmente y la jornada laboral no te rinde cómo antes. Te cuesta enfrentar a tu jefe, no sabés qué decirle, qué te pasa. 

Como el nudo de la enfermedad es cardiorrespiratorio, los pacientes no suelen detectar en el corto plazo fallas neurocognitivas. Se concentran en la parte física y la falla aparece cuando el entorno lo demanda, cuando no podemos dar respuesta a una exigencia. A veces la falla es tan sutil que no logramos darnos cuenta –dice Misael Schaper Berpof, psicólogo y especialista en evaluación y rehabilitación neurocognitiva del Hospital Lucio Molas de Santa Rosa, La Pampa–. Una buena recuperación física no significa una buena recuperación neurocognitiva. 

Athena Akrami, la neurocientífica de la University College que encabezó la investigación sobre Post Covid, dijo: “Es probable que haya miles de pacientes de Covid sufriendo en silencio, sin estar seguros de que sus síntomas estén relacionados con la pandemia”. El 22 por ciento de las personas encuestadas señaló que podían trabajar debido a su enfermedad y el 45 por ciento requirió un horario de trabajo reducido.

¿La puerta de salida?

Vas al supermercado con la lista de compras que anotaste en el celular. Empujás el changuito, te movés entre las góndolas pero te cuesta encontrar algunos productos. Pedís ayuda a un repositor, vas a la caja, pagás. Con las bolsas en la mano tardás unos minutos en encontrar la salida. 

 Muchas veces se pierde el mapa cognitivo, vemos que hay dificultad para encontrar una palabra o advertimos que quedó afectada la capacidad para tomar decisionesۛ –dice Pilar Kufa, doctora en psicología y profesora de Neurofisiología en la Universidad de Buenos Aires–. Hace un tiempo tuvimos el caso de un hombre que se metió en contramano con el auto en la cuadra de su propia casa. Hay pacientes que cuentan que no pueden decidir en una góndola. Se quedan como paralizados con los productos en la mano. 

 Si bien no hay demasiados estudios sobre las manifestaciones neurológicas posteriores a la infección por COVID, los publicados hasta el momento muestran que son cada vez más frecuentes y que se detectan en la mitad de los casos.

 Hay gente que entra a este hospital y al momento de retirarse pide que lo orienten para encontrar la salida. Conocen el lugar, han venido muchas veces, pero ahora les cuesta ubicarse -dice Anabella Fernández, psicóloga y coordinadora del taller Post COVID del Hospital Lucio Molas. 

 Para tener más información y construir estadísticas sobre Post COVID la Sociedad Neurológica Argentina lanzó una encuesta voluntaria. Es importante, si tuviste el virus, que te tomes unos minutos para responder las preguntas que permitan saber más sobre el COVID. 

 ¿Por qué hay manifestaciones neurológicas en pacientes que tuvieron síntomas leves? Eso también es una incógnita, aunque hay algunas teorías. Una de las hipótesis es que la queja neurológica se haya disparado por una hipoxia feliz: la falta de oxígeno en el cerebro pero sin disnea (falta de aire, dificultad para respirar). Esta afección podría darse en el cerebro durante el sueño. Un estudio sobre el tema desconcierta a los médicos: muestra la posibilidad de que al afectar el sistema nervioso central el virus engañe al cerebro y no encienda las alarmas.

Hay pacientes con bajo nivel de saturación de oxígeno y que se sienten muy bien –dice Mariana Bendersky–. ¿Cómo es posible que no noten que les falta oxígeno? 

El Impacto en el Corazón

Te sentís bien y querés volver a la actividad física. No sentís dificultad para respirar, ni fatiga, estás para volver a la cancha, el gimnasio o el parque. Viste en las noticias que algunos deportistas que se contagiaron el COVID tuvieron algunas complicaciones. Antes de ponerte las calzas o los cortos vas a ver un médico: un chequeo nunca está de más. 

Las infecciones virales suelen afectar el pericardio, la lámina que recubre al corazón – dice Andrés Kohan, médico cardiólogo–. Es una membrana rica en grasas y un lugar donde los virus pueden reproducirse o replicarse causando una inflamación ¿Qué produce? Dolor en el pecho, falta de aire. La inflamación se llama pericarditis y puede verse con una ecografía cardíaca. 

 Semanas después de haber recibido el alta, Laura Vigliota, médica terapista y coordinadora del Servicio de Rehabilitación del Hospital Lucio Molas, volvió a trabajar. Pero el cansancio no se iba y llegaba a su casa rendida. Fue a ver al cardiólogo: le descubrieron líquido en el pericardio. El órgano estaba trabajando exigido, sofocado, ajustado. No bombeaba como tenía que bombear. Laura no tenía ningún antecedente de enfermedad cardíaca. 

 La pericarditis suele verse en las semanas posteriores a la infección –agrega Kohan–. Hay personas que no tuvieron complicaciones pero, con buen tino, luego se chequean. Algunos vienen porque quieren volver a hacer deportes y con la ecografía el problema salta a la vista. Un dato: de cada 10 pacientes que atravesaron el COVID y vienen a hacerse un chequeo, solo a dos se les detecta algún problema cardíaco y a uno de ellos se les indica tratamiento. 

El tratamiento para una pericarditis se basa en antiinflamatorios. Cuando la inflamación pasa todo vuelve a la normalidad. Pero si la inflamación no pasa y atraviesa el pericardio, la situación podría derivar en una miocarditis. Por esta afección Post Covid el mediocampista colombiano y 8 de Boca Juniors, Edwin Cardona, pasó varias semanas fuera de las canchas. Lo mismo le pasó al chileno Paulo Díaz, defensor de River Plate que se perdió la Copa América, y a Leonardo Ponzio su compañero en el millonario que no pudo hacer la pretemporada. Hasta los cuerpos más atléticos tienen que frenar en algún momento. 

Reaprender a descansar

Es fin de semana y decidís limpiar la casa. Agarrás el escobillón y barrés, doblás ropa, lavás platos con intensidad. Te agitás, lo sentiste antes pero pensás que es normal. Salís a la calle y caminás lento. Mirás el cielo, ves unas nubes alejarse y se te ocurre una metáfora: la tormenta ya pasó. A las pocas cuadras parás en una esquina porque te sentís un poco cansadx. Te reponés y seguís. El cansancio es normal, lo escuchaste otras veces, la sentiste antes. 

La pandemia aumentó la demanda en el Servicio de Rehabilitación del Hospital Lucio Molas. Por eso, en septiembre del 2020 se armó un equipo interdisciplinario para la recuperación de personas que tuvieron Covid. Está integrado por neurólogos, kinesiólogos (respiratorios y motores), psicólogos, fisiatras, fonoaudiólogos, musicoterapeutas, nutricionistas y terapistas ocupacionales. La mayoría de los que asisten pasaron por una internación y algunos permanecieron varias semanas en terapia intensiva. Pero también concurren los que atravesaron la enfermedad en su casa y por algún motivo requieren asistencia para recuperarse. 

 El proceso es lento y progresivo —dice Álvaro Beluzzo, kinesiólogo del área, 30 años—. Hay que aprender a manejar el descanso, no sólo en la actividad física sino también en el hogar. Hacemos ejercicios de respiración y rehabilitación cardiorrespiratoria. Marcha en cinta, bicicleta, ejercicios de fuerza con el propio cuerpo. La mayoría de los pacientes tienen entre 40 y 50 años y los acompañamos a combatir la ansiedad. La clave está en comprender que el cuerpo tiene su tiempo. 

El gimnasio es el corazón del servicio de rehabilitación. Un lugar espacioso donde Álvaro trabaja junto a otros tres kinesiólogos y dos estudiantes avanzados de la especialidad que están haciendo sus prácticas. Hay espaldares suecos, cintas caminadoras, bicicletas fijas, camastros y colchonetas, barras paralelas, muletas, andadores (y tubos de oxígeno, por cualquier complicación). En el salón de al lado están terminando una pileta cubierta y climatizada para sumar el entorno acuático a la rehabilitación. 

En ciertos momentos del día pensás que el virus te dejó más sensible o ansiosx. Ves las noticias, te enterás que alguien cercano la está pasando mal, te preguntás cuándo se va a terminar la maldita pandemia. Puede que sientas un malestar en el pecho, que necesites hablar con alguien, contarle lo que te está pasando. 

En el Servicio de Rehabilitación funcionan varios talleres: el de amputados (les enseñan a personas que perdieron alguna extremidad a trabajar el muñón o vendarse), el de obesidad y sobrepeso, el de disfagia (dificultad para tragar). También desde el 2020 funciona el taller Post Covid, un espacio para compartir experiencias, pensamientos y emociones tras superar la enfermedad. Los asistentes suelen compartir ideas parecidas: “Me cambió la vida”, “Empecé a valorar otras cosas”, “Mis prioridades son otras después del COVID”. 

 En el grupo florecen emociones –dice Anabella Fernández-. Hay personas que son reticentes a hablar de lo que les pasa pero de a poco se van soltando. Trabajamos con canciones, frases o cuentos. Escuchamos “Resitiré” y a todos, en algún momento, la canción los lleva a identificarse. Algo se activa. En la segunda ola se despertaron más miedos, angustia, casos de insomnio. La ansiedad puede confundirse con algunos síntomas de la enfermedad, por eso hay que estar atentos, buscar ayuda médica para despejar y tener un mejor diagnóstico.

Siete meses después

En el estudio publicado por The Lancet los científicos midieron el impacto que el virus tuvo en la vida, el trabajo y el retorno a la salud inicial. A los siete meses, muchos pacientes aún no se han recuperado (principalmente de síntomas sistémicos y neurológicos/cognitivos), no han regresado a los niveles anteriores de trabajo y continúan experimentando una carga significativa de síntomas. 

Siete meses después de haber recibido el alta, Calos Kunusch sigue con el zumbido en su cabeza. Tiene 46 años y está acostumbrado a las sirenas: hace 9 años que es chofer de ambulancias, pero el sonido que se le instaló con el COVID es otra cosa. 

 Es mi mayor enemigo -dice Carlos, y trata de grafircarlo–. Es como una señal de ajuste en la televisión que nunca corta, en estéreo. A la noche, cuando llego de trabajar, se agudiza. Se me sube el volumen y es insoportable. 

 En un primer momento, el médico clínico le indicó medicación para estabilizar la presión arterial, porque había tenido algunos picos. Pero como el zumbido no cesaba fue a ver un neurólogo. Le dijeron que su cuadro podría ser una “tinnitus Post COVID”, una afección no muy frecuente pero que ya se ha detectado en otros recuperados. Mientras busca una solución para el sonido que lo atormenta, el ambulanciero sigue transportando pacientes con COVID hasta el Centro Emergente de Asistencia Respiratoria.  

El viernes 6 de agosto, el presidente anunció flexibilizaciones y aperturas progresivas. Y el Ministerio de Salud de la Nación encontró una forma de asistir a quienes quedaron con síntomas del Covid 19: identificó 41 prestaciones dentro del Plan de Servicios de Salud SUMAR para el abordaje integral post infección.

 El objetivo: captar, atender y seguir a personas con Covid persistente, como Agostina, Ana, Magda, Edwin, Paulo, Carlos. Es esperable que las obras sociales y prepagas deban nomenclar las prestaciones.   

Las provincias también buscan institucionalizar el abordaje, la rehabilitación y tratamiento de los secuelados. La semana pasada Tucumán hizo punta con su Programa de Rehabilitación Post Covid 19 para “la contención, acompañamiento y seguimiento de personas que fueron afectadas por esta enfermedad”.

 Yo asumo el Post COVID como un período de convalecencia –dice Pilar Galende, médica generalista que trabaja en el Centro Emergente de Asistencia Respiratoria de La Pampa–. Creo que sería saludable empatizar los otros, comprender que para muchos que atravesaron la enfermedad hace unos meses, el tema no terminó. 

El tema no terminó. 

Comunicación publica de la ciencia

En el encuentro pasado del curso de literatura y los redondos que inspiran las reflexiones de este mes, llegamos al momento en el que Patricio Rey abandona los sótanos y copa los estadios. Ese punto de inflexión en el que deja de ser un circo ambulante para ser solo una banda de rock. 

La analogía con la comunicación pública de la ciencia es un poco imprecisa, no es que ahora llena estadios ni que antes de la pandemia era una apuesta multidisciplinaria anti establishment, pero es esa imprecisión, esa distancia, lo que me permite reflexionar hoy. Porque muchas veces, en el under, lo mainstream se presenta como ideal. Muchas veces me imaginé a la ciencia llenando estadios como un objetivo noble para el oficio. Y ahora que estamos a mitad de camino, que mucha gente se acostumbró a incluir noticias científicas en su panorama informativo, pero que esa nueva demanda no alcanza para que los comunicadores especializados salgamos de los medios independientes o de secciones específicas, hay que decidir si queremos que esta nueva atención crezca para generar espacios científicos en los medios tradicionales o si queremos generar nuevas lógicas de circulación de data.

Y ahí me encuentro con que, creo, lo mainstream viene con renuncias innegociables. Un poco lo de que las herramientas del amo no derriban la casa del amo. ¿Cómo se incluye una herramienta de pensamiento crítico en un formato comunicacional sostenido por la publicidad? Y vuelvo a pensar en los redondos y en lo bien que manejaron esa tensión, cómo hicieron para llenar estadios sin hacer un espectáculo de sus personalidades, y me pregunto si hay otro mainstream, otra posibilidad de lo masivo. 

Pero al toque vuelvo al principio y me pregunto por qué necesariamente darle valor a algo es hacerlo mainstream, por qué está tan instalado que, si la sociedad le diera valor a las ciencias, estas ocuparían el mismo lugar que el fútbol. La trampa es vieja, lo popular no se manifiesta a escala personal pero son personas quienes lo construyen. Y la mayoría de las veces, en los relatos de esas personas, lo masivo no aparece como objetivo sino como grata sorpresa, ¿viste? Ninguno dice: “Hicimos tal y tal cosa porque sabíamos que aumentaba nuestras posibilidades de ser famosos”.

Entonces acá estoy, pensando si la relevancia que la pandemia le dio a la comunicación científica es efectivamente valor y, si no, cómo hacer que tenga valor sin sucumbir a la idea de éxito que no puede disociarse de la masividad y de las estructuras que la digitan. Como realmente no tengo idea, pensé que podríamos dedicar esta edición a algunas cosas de ciencia tribunera y ver qué onda.

Junto a la hemoglobina me fui

Si vamos a hablar de mainstream, el primer paso es acordar qué es mainstream. Somos pocos y nos conocemos mucho, así que bien sabés que me gusta empezar con definiciones, como para decir lo mismo cuando queremos hablar de lo mismo. También sabés que soy un poco desprolija, así que hago cosas como definir con ejemplos. Hoy, para mí, mainstream, lo que se dice mainstream, son las vacunas. Casi el 60% de la población argentina tiene al menos una dosis. 

Y sí, definí con un ejemplo pero también asenté que mainstream no es la repetición de imágenes y discursos hasta el cansancio en los medios de comunicación y las redes sociales, sino un fenómeno de alcance masivo que interviene la cotidianeidad y la modifica. 

Sin embargo, las barreras entre ambas cosas no están claras, así que vamos con un vacunanews , que después de todo es mi intento de adaptación de lo que se pide de la información (brevedad y precisión) para abonar el surgimiento de fenómenos mainstream.

1- VACUNA ARGENTINA. En este newsletter seguimos desde Cemento el desarrollo de la Arvac Cecilia Grierson, una vacuna de proteínas recombinantes (como la del VPH y la de la Hepatitis B) en la que está trabajando un equipo de UNSAM y Conicet. Según esta nota de Pablo Esteban, hay buenas noticias: los ensayos clínicos en humanos podrían empezar el año que viene. ¿La novedad? Ya hay un plan de Anmat que establece los pasos a seguir para cerrar la etapa de ensayos en animales y comenzar con la fase I con voluntarios. Entre los requisitos, se destaca la autorización por parte de un comité de ética. 

¿La no-novedad? Al desarrollo local le cuesta encontrar fondos. Hoy, se vale de una línea de financiamiento público de 60 millones de pesos que solo llega a cubrir parte de la fase 1. Fernando Peirano, presidente de la Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, declaró que “para las fases 2 y 3, como se deberán reunir a unos tres mil o cuatro mil voluntarios, vamos a diseñar otro instrumento que posiblemente tenga el formato de un crédito contingente, es decir, que deberá ser devuelto en caso de que la producción de la vacuna llegue a buen puerto y sea aprobada. De lo contrario, se asumirá como un costo para todo el sistema de producción. Entendemos que la relación costo-beneficio que hacemos con esta inversión es extraordinariamente ventajosa para toda la sociedad argentina”.

En el mejor escenario posible, la Cecilia Grierson podría ser empleada como un refuerzo anual del esquema de vacunación y exportarse a otros países de la región.

2- DOSIS DE REFUERZO. Para sorpresa de nadie, los países que compraron vacunas de más no solo no las quieren donar, sino que buscan adquirir aún más para darle terceras dosis a su población. Resulta que la OMS salió a pedir a los Estados de mayores ingresos que retrasaran la aplicación de tercera dosis. El mismo día de la declaración, Estados Unidos dijo que no. Y al otro día, tanto Francia como Alemania confirmaron que pretenden aplicar dosis de refuerzo a partir de septiembre a las personas con comorbilidades, aun cuando la Agencia Europea del Medicamento (EMA) no ha indicado que sea necesaria. En un comunicado conjunto con el Centro Europeo de Control y Prevención de Enfermedades, la EMA sostuvo que “las vacunas aprobadas hasta ahora [de BioNTech/Pfizer, AstraZeneca, Moderna y Janssen] ofrecen un alto nivel de protección frente al riesgo de enfermedad grave o muerte a causa del virus SARS-Cov-2, incluidas las variantes, tales como la Delta” y que es prioritario “animar con fuerza a quienes son aptos para la vacunación, pero todavía no se han vacunado, a que comiencen y terminen de hacerlo de acuerdo con el calendario adecuado”.

A su vez, Vivek Murphy, un estadounidense que ostenta el cargo de “doctor de la nación”, anunció que el plan para ofrecer una dosis de refuerzo a los adultos a partir de los 8 meses de recibida la segunda dosis de Pfizer o Moderna ya se encuentra en las oficinas gubernamentales correspondientes y espera aprobación. ¿La razón? Según datos de monitoreo, la protección contra formas moderadas y leves de la enfermedad estaría disminuyendo con el tiempo, mientras que la protección contra cuadros graves sigue siendo alta. Esto genera preocupación respecto a la posibilidad de que esta disminución se acreciente y, eventualmente, aumenten las hospitalizaciones y las muertes.

3- COMBINACIÓN DE VACUNAS. En un horizonte en el que la inmunidad de las vacunas no sea de largo plazo por la combinación de los procesos biológicos normales y la aparición de nuevas variantes, asegurar la eficacia de la combinación de vacunas es sumamente importante. En Argentina, a quienes recibieron primera dosis de Sputnik se les ofrece la posibilidad de completar el esquema con vacunas de Moderna o de Oxford. Sobre intercambiabilidad, van 2 notas:

  • Esta de Valeria Román resume la data de 5 estudios. En uno, se vio que, con una primera dosis de la de Oxford y una segunda de Pfizer se genera una mejor respuesta que si se aplican al revés. En otro, que la combinación Oxford + Pfizer induce una inmunidad más robusta que solo una dosis de Oxford. En el caso de la Sputnik V, una investigación hecha en Azerbaiyán mostró que la combinación de Sputnik y Oxford es segura. En nuestro país, un estudio del Ministerio de Salud de la Nación tiene 9 ramas con combinaciones de diferentes vacunas que, hasta el momento, confirmó la seguridad de combinar Sputnik y Oxford. Además, la Agencia de Medicina Europea informó que “hay buenas razones científicas para esperar que esta estrategia sea segura y eficaz cuando se aplique a la vacunación contra el COVID-19. El uso de una estrategia de vacunación heteróloga puede permitir que las poblaciones estén protegidas más rápidamente y hacer un mejor uso de los suministros de vacunas disponibles”. 

  • Esta de Chequeado que explica qué son los errores programáticos. Tal vez hayas escuchado que los estudios locales para la combinación de vacunas surgían del monitoreo de casos en los que, por error, a una persona se le administró una segunda dosis distinta a la primera. Esto no es totalmente cierto. Si bien estas equivocaciones existen, no alcanzan para afirmar la seguridad ni la eficacia de mezclar vacunas, sino que son un puntapié inicial.

El sistema de vigilancia en vacunas recaba datos sobre estos errores, que se informan a los pacientes y conllevan un seguimiento. Andrea Gentile, miembro de la Comisión Nacional de Seguridad en Vacunas, cuenta que “la mayor parte de los resultados de vacunas y su seguridad en personas gestantes son por errores programáticos (mujeres que se vacunaron sin saber que estaban embarazadas o se enteraron al poco tiempo), ya que suelen estar excluidas de los ensayos clínicos”.

En resumen: no, no están recomendando la combinación de vacunas basados en que un par de veces se equivocaron y a la gente no le pasó nada. Los errores son esperables y se incluyen en las evaluaciones de seguridad. Al necesitar profundizar sobre un tema -en este caso, la combinación de vacunas- pueden servir como acervo informativo para ver si invertir más en estudios. O sea que el circuito es más algo así como “che, necesitamos saber qué onda la combinación de vacunas”, “ a ver, chequeá los errores programáticos a ver si le paso a alguien”, “acá veo que hubo un par de casos”, “¿les pasó algo? porque si se murieron va a estar complicado”, “no, están joya”, “buenísimo, iniciemos la investigación clínica entonces”.

4- EFECTIVIDAD. Cortita y al pie: parece que el tabaquismo disminuye la generación de anticuerpos dado por las vacunas, un incentivo más para dejar de fumar si lo hacés.

Un último secuestro ¡no! El de tu estado de ánimo ¡no!

El mes pasado, tres eventos pusieron en agenda la salud mental: la brutal represión policial ante las emergencias psiquiátricas de Chano y Victoria Núñez , el juicio por la tutela de Britney Spears y la retirada de Simone Biles de los Juegos Olímpicos. Esto es un ejemplo perfecto de lo que te decía antes, los discursos masivos no generan fenómenos masivos. ¿Todos los medios hablaron sobre salud mental el mes pasado? Si. ¿La implementación de prácticas de salud mental pasó a tener un lugar central en nuestras vidas? No.

En la contracara, la semana pasada Que la ciencia te acompañe estuvo dedicado al fenómeno más mainstream de todos: el cambio climático. Con menciones al informe del IPCC en los newsletters de Eli, Iván, Tomi y Lauti, el equipo de Cenital se puso la 10, no para instalar el tema sino para destacar que hagamos lo que hagamos, la maquinaria mainstream ya está en marcha: el cambio climático afecta y afectará todos los aspectos de esto que llamamos sociedad. Sin embargo, los medios de comunicación con más llegada no hicieron mucho espamento.

Y, como un rasgo fundamental de lo mainstream es su calidad compleja y abarcativa, me gustaría hacer un cruce profundizando sobre las fuentes del ya recomendado Diez palabras de Marcela Basch. En su última edición, Marce (le digo así porque ya es amiga de la casa), seleccionó un vocablo que desconocía, “ecoansiedad”, referido a las consecuencias que tiene este escenario de cambio climático para la salud mental.

1- Este de la APA (sí, la Asociación Americana de Psicología, culpable de que tengamos que citar en ese formato tan antiestético) se llama “Abordando las preocupaciones sobre el cambio climático en la práctica”. En primer lugar, se destaca que, si bien la idea de una inundación, una sequía o un incendio siempre fue estresante, se concebía como un evento excepcional, mientras que hoy se piensa como una sucesión de eventos recurrentes y un proceso que no termina. Después, tira algunos datos de una encuesta: el 56% de los adultos estadounidenses sostiene que el cambio climático es el mayor desafío de la actualidad, el 68% reporta tener al menos un poco de “ecoansiedad” (ansiedad o preocupación respecto al cambio climático y sus efectos) y el 48% de los adultos jóvenes afirma sentir estrés por el cambio climático de forma cotidiana.

¿Qué hacer con esto? Para empezar, no patologizarlo. Es perfectamente esperable que la gente se estrese ante situaciones estresantes. Sin embargo, cuando este estrés se manifiesta  como ansiedad o depresión, es sugerible trabajar con temas que hacen a la individualidad en el contexto, después de todo, no todos reaccionamos igual a las mismas cosas. También es importante que los terapeutas se informen para ofrecer herramientas para involucrarse en acciones específicas sobre eso que preocupa, que pueden ser individuales, como tener más contacto con la naturaleza yendo de campamento, o colectivas, como apoyar espacios comunitarios que lleven a cabo iniciativas al respecto como una huerta comunitaria.

2- Este de The Lancet se llama “Manejando los efectos sobre la salud del cambio climático”. Empieza tranqui, diciendo que “el cambio climático es la mayor amenaza para la salud a nivel global en el siglo XXI”. Por ejemplo, sostiene que, al hacerse más frecuentes los eventos extremos, más personas van a ser víctimas de desastres con consecuencias devastadoras para la infraestructura, especialmente en lo que respecta a la provisión de agua. Por supuesto, esto generaría ansiedad y depresión a largo plazo.

Por otro lado, el informe menciona una dificultad: si bien los modelos pueden incluir variables sociales, como por ejemplo cuánta gente deberá desplazarse de su hábitat de cumplirse ciertas condiciones que afecten el clima, las consecuencias para la salud mental no pueden predecirse en términos lineales, lo que dificulta aún más comprender la relación entre ambos factores y darle peso a la hora de pensar acciones de adaptación y mitigación.

Agostina Mileo “Que la ciencia te acompañe” CENITAL

Datos, información y conocimiento han sido desde siempre elementos vitales para los humanos, en tanto biológicamente débiles y evolutivamente frágiles como individuos, solo la producción de conocimiento colectivo y saber comunitario brindan la fortaleza necesaria para la supervivencia de la especie y algún buen vivir según el ejercicio de la libertad en la conciencia. Es allí dónde cualquier poder desigual y sectario centra su “autoridad” para negar cualquier otro saber o interpretación de los datos y la información que sugieran un orden diferente al que sostiene los privilegios que permiten el ejercicio de ese poder.

Un periodista europeo, de izquierda por más señas, me ha preguntado: ‘¿Existe una cultura latinoamericana?’ (...) La pregunta me pareció revelar una de las raíces de la polémica y podría enunciarse también de esta otra manera: ‘¿Existen ustedes?’ Pues poner en duda nuestra cultura es también poner en duda nuestra propia existencia, nuestra realidad humana misma y, por tanto, estar dispuestos a tomar partido a favor de nuestra irremediable condición colonial, ya que se sospecha que no seríamos sino eco desfigurado de lo que sucede en otra parte. Esas otras partes son, por supuesto, las metrópolis, los centros colonizadores, cuyas ‘derechas’ nos esquilmaron y cuyas ‘supuestas izquierdas’ han pretendido y pretenden orientarnos con piadosa solicitud. Ambas cosas con el auxilio de intermediarios locales de variado pelaje”. Fernández Retamar, Calibán, 1971, p. 5.

Se torna difícil pensar el sujeto subalterno en nuestra contemporaneidad latinoamericana. “Subalterno” fue un concepto acuñado por Gramsci en los años de 1930, en los Cuadernos de la cárcel, inventado, quizá, por no poder pronunciar las palabras “clase” y “proletario” del marxismo, bien porque deseara ampliar esas categorías, o porque quisiera discutir la propia praxis.

Lo cierto es que en esa época la universalidad de la clase proletaria prevalecía incuestionablemente.

Sin dudas hoy la discusión sobre el subalterno como sujeto histórico ha cobrado vitalidad, cuando el éxito pero también la reciente crisis financiera del capitalismo, confirma que el marxismo continúa siendo uno de los pensamientos más potentes de la modernidad. Luego de su aparente expiración y del ocaso de la “clase” frente a lo que ahora se conoce como el desafío de interpretar, desde la teoría social, ese/a sujeto/a a través de la interseccionalidad de la clase/género/etnia/raza/sexo. Como explica Grüner (2002), la cuestión gira en torno de aquellos que conciben la teoría marxiana como uno de los “grandes relatos eurocéntricos justificadores de la explotación colonial” (p. 173), e incluso llegan hasta simplificarla en un reduccionismo economicista. Lo cual señala la necesidad de expandir la imaginación de lo (im)posible en este momento histórico singular, más aún si se trata de pensar su contribución a un proyecto político emancipatorio.

Atrás dejamos los años del “fin de la historia” y vaciamiento de la política.

En los noventa los sujetos desclasados habrían sido culturizados de acuerdo a la preeminencia del paradigma de las políticas del reconocimiento por sobre las políticas de redistribución (Fraser). Palabras-fuerza como “explotación” habrían sido sustituidas por la aséptica de “pobreza”: para el mundo ya no hay más explotados sino, simplemente, “pobres”. Y, “sin ‘Idea’, la desorientación de las masas populares es ineluctable”, sostuvo Alain Badiou (2010) en el Simposio “Sobre la idea del comunismo”, celebrado en 2009 en Londres en pleno auge de la derecha en Europa.

Karina Bidaseca, CONICET/Instituto de Altos Estudios Sociales de la Universidad Nacional de San Martín. Profesora de la Universidad de Buenos Aires. “Habitar todas las subalternidades. Políticas de representación del subalterno o desde dónde leer el mundo contemporáneo” Nuevo Topo Revista de historia y pensamiento crítico.

Dato, conocimiento e información no se producen o se divulgan, distribuyen o socializan de formas “naturales” ajenas a la acción consciente e interesada de las personas, a las voluntades individuales y colectivas que impulsan la creación científica o no de los saberes y la divulgación de los sucesos o de la historia misma que los produce. Del mismo modo, conocimiento, información y dato, se generan y transmiten dentro de una cosmovisión que la posibilita y establece sus límites de época. Por último, todo conocimiento, información y dato surgen desde “un lugar”. Todo saber es un conocimiento situado … ya en el plano de la generalización universal o en el de los territorios locales, en el de las psiques individuales o las mentalidades y subjetividades comunes, en el de los lenguajes comunicativos o aquellos simbólicos e imaginarios que signan las interpretaciones. No se trata solo de leer y aprender. Tampoco el mentado “pensar por uno mismo” es garantía de saber correctamente o argumentar con precisión y validación en la realidad, las razones de cualquier experiencia. La complejidad de las relaciones que se configuran en cada acto que produce conocimiento tiene que ver con todos estos elementos y algunos mas que usted mismo puede ir descubriendo en cualquier relato, dato o información que le sugiera un descubrimiento nuevo, una relación no pensada antes, un suceso desconocido que emerge a la conciencia y posibilita nuevas interpretaciones. Lo que es claro resulta del hecho de que si algo que desconocía emerge, yo ya no puedo seguir pensando y actuando como lo hacía antes de saber.

Nadie se salva solo. Que cada quién haga su parte.

Daniel Roberto Távora Mac Cormack



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