Mas del virus y otras yerbas … (2da Entrega)

Aunque hasta ahora, la hipótesis considerada más probable es la de que el virus tenga un origen animal, la agencia señala que se necesita tener acceso "a todos los datos" con el fin de prevenir amenazas sanitarias mundiales en el futuro. Para ello, se necesita dejar a un lado las diferencias y la polítización de la pandemia a un lado.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha instado a todos los países a "dejar de lado las diferencias" para acelerar los esfuerzos por comprender dónde y cómo se originó el virus COVID-19, incluida la posibilidad de que saliera de un laboratorio.

La petición, anunciada a última hora del jueves, se produce después de que la agencia de la ONU en marzo un informe sobre los orígenes del coronavirus.

Tras señalar que una revisión de ese informe había determinado que no había "pruebas científicas suficientes para descartar ninguna de las hipótesis" sobre los orígenes del nuevo coronavirus, la agencia de la ONU insistió en que para abordar la "hipótesis del laboratorio" necesitaba tener acceso "a todos los datos" con el fin de prevenir amenazas sanitarias mundiales en el futuro.

"La Organización Mundial de la Salud pide a todos los gobiernos que despoliticen la situación y cooperen para acelerar los estudios sobre los orígenes y, lo que es más importante, que trabajen juntos para desarrollar un marco común para futuros patógenos emergentes de potencial pandémico", señaló.

"Hacemos un llamamiento a todos los gobiernos para que dejen de lado las diferencias y trabajen juntos para proporcionar todos los datos y el acceso necesarios para que la próxima serie de estudios pueda comenzar lo antes posible".

En un comunicado detallado, la OMS explicó que había decidido una nueva serie de estudios científicos "que deben llevarse a cabo" sobre "todas las hipótesis" acerca de cómo el patógeno, hasta ahora desconocido, pasó de los animales a los humanos.

Llamamiento a la transparencia

En marzo pasado y tras visitar China, un grupo de expertos independientes estableció que la hipótesis más probable era que el virus había pasado de un animal a otro y de éste al hombre, mientras que dejaba como más improbable la tesis de que el coronavirus SARS-CoV2 surgiera de un laboratorio, pero insistió en que no había pruebas científicas para descartar ninguna hipótesis

Un nuevo grupo consultivo independiente de expertos, denominado Grupo Consultivo Científico Internacional sobre Orígenes de Nuevos Patógenos (SAGO), apoyará el delicado proyecto coordinando los estudios recomendados en el informe de marzo, dijo.

En aras de la transparencia, la agencia de la ONU dijo que acogía con agrado las candidaturas para el grupo procedentes de todos los países, y añadió que el trabajo de los expertos se asemejaría a las anteriores misiones COVID-19 en China y a las lanzadas para buscar los orígenes de la gripe aviar, el virus de Lassa y el virus del Ébola.

"Esta convocatoria abierta tiene por objeto garantizar la identificación de un amplio abanico de competencias y conocimientos científicos para asesorar a la Organización Mundial de la Salud en los estudios necesarios para identificar los orígenes de cualquier futuro patógeno emergente o reemergente de potencial pandémico", dijo la agencia de la ONU.

No es atribuir culpas

Tras destacar lo difícil que es para los científicos encontrar los orígenes de cualquier nuevo patógeno, la agencia insistió en que la misión "no es ni debe ser un ejercicio de atribución de culpas, de señalar con el dedo o anotarse tantos políticos. Es de vital importancia saber cómo empezó la pandemia de COVID-19 para dar ejemplo a la hora de establecer los orígenes de todos los futuros eventos de contagio entre animales y humanos".


Dado que el acceso a la información sensible es crucial para el éxito de los nuevos estudios, la agencia de la ONU señaló que la investigación tendría que incluir "un examen más profundo de los datos brutos de los primeros casos", junto con el suero sanguíneo de personas potencialmente infectadas en 2019, antes de que el brote de coronavirus fuera declarado pandemia.

Ya se han compartido los datos de "una serie de países" que informaron del hallazgo del virus en muestras de sangre tomadas en 2019, señaló. Esto incluyó a Italia, donde la OMS coordinó el reanálisis de las muestras de sangre prepandémicas fuera del país.

"Compartir los datos en bruto y dar permiso para volver a analizar las muestras en laboratorios fuera de Italia refleja la solidaridad científica en su mejor momento y no es diferente de lo que pedimos a todos los países, incluida China: apoyar para que podamos avanzar en los estudios de los orígenes de forma rápida y eficaz", asegura la OMS, antes de reiterar que el acceso a los datos es "de importancia crítica para la evolución de nuestra comprensión de la ciencia y no debe ser politizado de ninguna manera".

Fuente: https://news.un.org/ Tomado de: http://www.sela.org/es/prensa/servicio-informativo/20210816/si/75200/covid

Tara Parker-Pope, editora fundadora de Well, el sitio de salud del consumidor galardonado de The Times. Es autora de tres libros, entre ellos "For Better: The Science of a Good Marriage" (Dutton, mayo de 2010), "The Hormone Decision" (Rodale, 2007) y "Cigarettes: Anatomy of an Industry from Seed to Smoke ”(New Press, 2002).
En 2013, la Sra. Parker-Pope recibió un premio Emmy por la serie de videos Well "Life, Interrupted", que narra los desafíos de una joven paciente de cáncer de unos 20 años.
Antes de unirse a The Times en 2007, Parker-Pope fue columnista de salud para The Wall Street Journal. Se graduó de la Universidad de Texas en Austin y reside en el condado de Bucks, Pensilvania.
Escribió en el News “The Morning” del “The New York Times”

¿Pueden los vacunados desarrollar Covid prolongado?

A pesar de las preocupaciones sobre la variante Delta y los casos de coronavirus revolucionarios , está claro que las vacunas nos protegen de la hospitalización y la muerte. Por lo general, las infecciones irruptivas dan como resultado síntomas de leves a moderados o ningún síntoma.

Esas son buenas noticias. Pero no responde a una gran pregunta: ¿Cuál es el riesgo de la llamada Covid prolongada después de una infección irruptiva?

Si bien la mayoría de las personas se recuperan de un Covid-19 leve a moderado en unas pocas semanas, el Covid prolongado es un conjunto de síntomas desconcertantes (confusión mental, fatiga y dolor muscular, por nombrar algunos) que pueden persistir durante semanas o meses después de que la infección activa ha desaparecido. terminó. Y no solo les ocurre a las personas que han tenido una enfermedad grave; a veces, Covid prolongado afecta a personas que tenían una enfermedad leve o que no presentaban ningún síntoma. Y aunque muchos virus, como la influenza, también pueden provocar fatiga a largo plazo y otros síntomas, el Covid prolongado parece ser más común , aunque se necesitan más datos. Varios estudios sugieren que entre el 10 y el 30 por ciento de los adultos que contraen el virus pueden experimentar Covid prolongado.

Pero la mayor parte de lo que sabemos sobre Covid durante mucho tiempo proviene de personas que se infectaron antes de que las vacunas estuvieran disponibles.

Lo que sabemos

Gran parte de lo que sabemos sobre Covid prolongado en personas completamente vacunadas proviene de un único estudio de los niveles de anticuerpos en trabajadores de la salud israelíes que tenían infecciones graves. Entre los 36 trabajadores de la salud con infecciones irruptivas, siete (19 por ciento) tenían síntomas persistentes después de seis semanas, incluida la pérdida del olfato, tos, fatiga o dificultad para respirar.

Pero incluso los propios autores del estudio dicen que el estudio no fue diseñado para evaluar el riesgo de Covid prolongado. "No era el alcance de este documento", dijo el Dr. Gili Regev-Yochay, autor principal del estudio y director de la unidad de prevención y control de infecciones en el Centro Médico Sheba en Israel. 

Si bien no podemos sacar conclusiones sobre el riesgo de Covid prolongado a partir de las experiencias de siete pacientes, el hallazgo confirma que puede ocurrir Covid prolongado después de una infección irruptiva. Sin embargo, no está claro qué tan común podría ser o cuándo podrían recuperarse quienes lo padecen.

Lo que no sabemos

Varios médicos y científicos me han dicho que están frustrados porque no tenemos más datos sobre el riesgo de infecciones irruptivas y el curso de la enfermedad que sigue.

"Si una infección de avance leve se está convirtiendo en un Covid prolongado, no tenemos ni idea de ese número", me dijo Akiko Iwasaki, inmunóloga de la Facultad de Medicina de Yale.

Una de las razones por las que sabemos tan poco es que los CDC recopilaron datos a nivel nacional sobre todas las infecciones de avance durante solo cuatro meses antes de finalizar la práctica en mayo . Ahora, la agencia rastrea solo los casos importantes que resultan en hospitalización o muerte. La directora de los CDC, la Dra. Rochelle Walensky, defendió la decisión el mes pasado y señaló que la agencia estaba recopilando datos adicionales de más de 20 cohortes, incluidos grupos de trabajadores médicos y personas en centros de atención a largo plazo.

"Estamos estudiando y evaluando absolutamente las infecciones progresivas en muchos sitios diferentes, muchas personas diferentes en todo el país", dijo el Dr. Walensky. "Estamos analizando esos datos semanalmente o quincenalmente, y pronto informaremos sobre ellos".

La línea de fondo

De alguna manera, el hecho de que sepamos tan poco sobre Covid mucho tiempo después de la infección es una buena noticia. El hecho de que los médicos no hayan visto una gran cantidad de casos posteriores a la vacunación de Covid prolongado sugiere que las infecciones por irrupción aún son relativamente poco frecuentes, y la Covid prolongada después de la vacunación sigue siendo un riesgo relativamente bajo.

Es posible que aprendamos más en el futuro cercano, ya que la variante Delta causa nuevas infecciones, incluidos, presumiblemente, más casos de gran avance. Si algunos de esos pacientes innovadores desarrollan síntomas de Covid prolongado, comenzarán a aparecer en los consultorios médicos en los próximos meses, dijo Zijian Chen, director médico de atención post-Covid en Mount Sinai Health System en Nueva York.

Por supuesto, la mejor manera de evitar Covid prolongado es evitar contraer Covid en primer lugar: vacunarse, usar una máscara y evitar pasar tiempo en espacios públicos cerrados cuando no conoce el estado de vacunación de los demás. “Cuantas menos infecciones tengamos en la población general, menos casos de Covid prolongado tendremos”, dijo Chen.


El planeta arde

Sergio Ferrari, desde la ONU, Ginebra, Suiza

Los incendios se expanden aquí y allá, en tanto las inundaciones se multiplican. El planeta padece un hoy dramático. Los científicos lo acaban de reiterar. Sin embargo, gobiernos y poderes económicos, así como muchos comportamientos individuales y colectivos, no condicen con la magnitud del cataclismo, uno de los peores de la vida desde el origen de la Tierra.

Enormes extensiones de Turquía y Grecia están hoy bajo las llamas. Más de 93.000 hectáreas, en diversas islas de esa región y hasta en las afueras de Atenas, quedaron reducidas a cenizas entre el 29 de julio y mediados de agosto. De 2008 a 2020, unas 2.300 hectáreas se incendiaron, como promedio, en agosto de cada año.

La región más fría de la Siberia oriental también explota a paso redoblado. Según la agencia meteorológica rusa Rosguidromet, más de 3.4 millones de hectáreas de bosques se han quemado. Y el fuego continúa a propagarse. El humo y las cenizas recorren 3.000 kilómetros desde la Sajá-Yakutia, epicentro actual del fuego, hasta el Polo Norte, diseñando a su paso un fenómeno nunca antes visto. En el extremo oriente, enormes extensiones de Australia siguen evaporándose bajo las llamas.

Apenas algunas semanas atrás, en julio, la Renania-Palatinado, en el oeste de Alemania, así como la Renania del Norte-Westfalia y zonas de Baviera, se vieron arrasadas por inundaciones con el lastre de centenares de muertos y desaparecidos. Todo con una magnitud desconocida hasta ahora. Los Países Bajos, Bélgica y Suiza vieron sus ríos y lagos desbordados anegando regiones enteras, con el corolario de pérdidas significativas en la infraestructura y la producción agrícola.

Canadá y regiones de Estados Unidos estallaron debido a temperaturas superiores a los 50° y las llamas, incontrolables, causadas por tanto calor. Regiones importantes de España se confrontaron en días pasados a una fuerte ola de calor. Sicilia y Cerdeña, al sur de Italia, registraron la semana pasada, las temperaturas más elevadas de la historia europea (superando los 48 grados centígrados de Atenas en 1977).

También la Amazonia, el año pasado, protagonizó incendios de dimensiones continentales. Los huracanes en serie, más devastadores que nunca en América Central y el Caribe en noviembre-diciembre del 2020, y los tifones trágicos en el Asia lejana, confirman que las condiciones climáticas del planeta entero están empeorando.

Y esta lista es solo escueta. En la actualidad, casi en cada país o región se producen fenómenos climáticos particulares –sequías prolongadas, bajantes de ríos, inundaciones descontroladas, entre muchos otros etc.– resultantes, en gran parte, de las alteraciones aceleradas del ecosistema.

Drama global

Los expertos coinciden en señalar que el clima está cambiando en todos los rincones del planeta a una velocidad sin precedentes. Anticipan, incluso, que algunos de estos cambios, tienen ya consecuencias irreversibles por miles y, aun, cientos de miles de años. El medicamento es simple: solo una acción enérgica y duradera para reducir los gases de efecto invernadero puede limitar el impacto de estas alteraciones.

La segunda semana de agosto, el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC en inglés) (https://www.ipcc.ch/languages-2/spanish/ ) publicó un nuevo informe que demuestra que las emisiones de gases de efecto invernadero resultantes de las actividades humanas son responsables del calentamiento del planeta en un 1.1° grados centígrados entre el periodo 1850-1900 y el presente. Más alarmante aún: predice que, a este ritmo, durante los próximos 20 años la temperatura global continuará recalentando al planeta otros 1.5 grados centígrados o más. Previsiones que anticipan en una década los plazos de deterioro previstos en estudios anteriores.

Según el VI Informe de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático que acaba de publicarse en Ginebra, Suiza (https://www.ipcc.ch/report/sixth-assessment-report-cycle/) en 2019 la concentración atmosférica de CO2 fue la más alta en los últimos 2 millones de años. En tanto que la de gas de efecto invernadero fue la más elevada de los últimos 800 mil años. Por otra parte, el aumento acelerado del nivel de los mares y océanos supera todo lo acontecidos en los últimos 3 mil años.

Síntomas principales

Este último informe detalla algunos de los síntomas más corrientes de la enfermedad climática planetaria.

La intensificación del ciclo del agua. Lo que produce lluvias más intensas, y hace que las inundaciones y sequías sean más comunes. Así también, el cambio en los patrones de lluvias. En perspectiva, en las latitudes altas, la precipitación posiblemente aumentará, mientras que se proyecta una disminución en las zonas subtropicales. La precipitación de los monzones variará, siendo diferente en cada región.

Las áreas costeras sufrirán la subida del nivel de las aguas a lo largo del siglo XXI, lo que producirá mayores inundaciones en las zonas más bajas y una creciente erosión. Los fenómenos extremos en las costas, que antes se producían cada cien años, ahora serán anuales.

Por otra parte, este mayor calentamiento amplificará el deshielo de la capa de permafrost y la pérdida de la nieve de temporada, así como el derretimiento de los glaciares y la destrucción de la capa ártica durante el verano.

Los cambios oceánicos conducirán a mayores olas de calor marinas, un aumento en la acidificación del agua y una reducción de los niveles de oxígeno. Modificaciones que se prevén para todo el siglo con graves consecuencias para los ecosistemas marinos.

En los centros urbanos, diferentes aspectos del cambio climático se amplifican a niveles hasta ahora casi desconocidos, como el aumento acelerado de las temperaturas, la frecuencia de las inundaciones por las lluvias y el incremento del nivel del mar en las urbes emplazadas en zonas costeras.

Pareciera que no se hace nada

Este informe también es clave porque presenta el estado actual del conocimiento científico sobre el cambio climático: la evidencia del origen antrópico del calentamiento es cada vez más evidente y cada rincón del planeta se ve seriamente afectado.

Las reflexiones de Sonia Seneviratne, investigadora suiza y coautora del mismo, no dejan de sorprender por su franqueza. Seneviratne llega a la conclusión que, desafortunadamente, el objetivo de limitar el aumento de la temperatura a un 1.5° está cada vez más fuera de alcance. Por esta razón, hay que actuar de inmediato si se quiere evitar superar este umbral.

Para esta experta en clima, que se encuentra entre las más prestigiosas a nivel mundial, una novedad importante del documento de las Naciones Unidas es el reconocimiento de que se han dado eventos extremos – catastróficos— que muy probablemente no hubieran ocurrido sin la influencia humana.

Sin embargo, el aspecto más preocupante es que todos estos cambios excepcionales se corresponden con lo que muchos expertos ya anticipaban. Concretamente, que mientras se preservara el mismo modelo económico y se bloquearan políticas significativas de reducción de emisiones – un escenario ideal de business-as-usual— no podía esperarse otra cosa que un deterioro significativo de las condiciones climáticas planetarias.  “Es como si no hubiéramos hecho nada por el clima”, subraya Sonia Seneviratne en una entrevista con swissinfo.ch.

La investigadora que coordinó la elaboración del capítulo sobre “hechos extremos” del Informe, se resiste a aceptar el concepto de “nueva normalidad. Lo esencial, según ella, es estar conscientes de que mientras el calentamiento continúe intensificándose, también estos eventos seguirán intensificándose. Si no se reducen significativamente las emisiones, lo que la tierra experimentará en los próximos diez años será de una magnitud y de una gravedad mucho mayor que la que se observa hoy.

Seneviratne concluye con dos reflexiones torales. Estamos comenzando a presenciar eventos que no hubieran ocurrido sin el calentamiento global. No solo aumenta la frecuencia de las olas de calor y las fuertes lluvias, sino también una serie de trastornos climáticos nunca antes vistos. Por otra parte, estamos observando la presencia de múltiples desastres en una misma región y cataclismos combinados en diferentes regiones. Por ejemplo, Suiza, en 2018, padeció una importante ola de calor extremo que también afectó a muchos otros países de Europa, Asia y América del Norte. Este verano nuevamente se viven realidades extremas, casi simultáneamente, en varias zonas del planeta. Esta multitud de fenómenos simultáneos y en ocasiones en una misma región, dificulta cualquier proceso de adaptación.

¿Prevenir o adaptarse a la crisis climática? Pregunta esencial que comienza a circular en un mundo científico que se reconoce desbordado por el impacto, casi inconmensurable y exponencial, de la crisis climática.

La reflexión de Seneviratne ayuda para situarse. Una mayor precisión en las investigaciones puede facilitar la anticipación de los cataclismos. Pero no hay seguridad alguna de que permita evitar desastres. “El calentamiento es tan rápido, que las medidas de adaptación luchan por mantenerse al día. Se necesitan años para adaptar las infraestructuras e intervenir para que las viviendas sean más resistentes al calor o a las lluvias extremas. Un marco de tiempo que no tenemos”, enfatiza.

Adicionalmente, precisa, debemos rendirnos a la idea de que no seremos capaces de hacer frente a todos los eventos que estamos presenciando ahora: habrá consecuencias negativas incluso si intervenimos con medidas de adaptación. Según esta investigadora, la única opción estratégica para evitar desastres, es la reducción de las emisiones..

El VI Informe de Evaluación del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC), fue elaborado por 200 expertos de más de 65 países quienes trabajaron sobre la base de 14.000 publicaciones científicas. La primera parte presenta estudios actualizados sobre la crisis climática y eventuales desarrollos futuros. La segunda parte, que se publicará en febrero del 2022, pondrá el acento en posibles medidas de adaptación.  La tercera, sobre la reducción de gases de efecto invernadero, está prevista para marzo del mismo año. Una versión integral en formato sintético se difundirá en septiembre del año venidero.

Desde su creación en 1988, el IPCC ha publicado cinco informes de evaluación científica y numerosos estudios especiales. Es el principal órgano internacional para la evaluación del cambio climático. Fue creado por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y la Organización Meteorológica Mundial (OMM). Se propone ofrecer al mundo una visión científica del estado actual de los conocimientos sobre el cambio climático y sus posibles repercusiones medioambientales y socioeconómicas.

Código rojo, mínima esperanza

Un artículo de las Naciones Unidas sobre el Informe del IPCC subraya que “una reducción enérgica y duradera de las emisiones de dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero pueden limitar la magnitud del cambio climático”.  (https://news.un.org/es/story/2021/08/1495262 ). Según su proyección científica, dicha reducción podría aportar rápidos beneficios para la calidad del aire; de todas maneras, podría tomar entre 20 y 30 años hasta que las temperaturas de la Tierra se estabilizaran.  

Este informe, aprobado por los 195 gobiernos que forman parte del citado Grupo, “proporcionan una contribución inestimable a las negociaciones y la toma de decisiones relacionadas con el clima”, enfatiza la ONU. Y reconoce que a menos que haya una inmediata reducción a larga escala de los gases de efecto invernadero, será imposible limitar el aumento de la temperatura media de la Tierra a esa barrera o incluso a la de los 2°.

La humanidad enfrenta un “código rojo”, climático, según las Naciones Unidas. Para los analistas y expertos, los tiempos se acortan y muchos de los daños se acompañan ya del trágico concepto de irreversibilidad.

Todos somos responsables

Dos ironías universales. La primera, que un informe tan dramático, que viene preparándose desde hace años, se publique justo en agosto del 2021, en medio de un planeta en llamas.

La segunda, la doble moral de gobiernos y esferas de poder económico que suscriben un estudio de contenido preocupante, pero casi sin inmutarse ante la urgencia de modificar sus políticas nacionales a fin de adoptar las reducciones necesarias. Reconocen la catástrofe en puerta, pero sin cambiar en nada los caminos ni rectificar las causas que conducen hacia ella.

Miopía terminal que afecta, también, a una parte importante de los habitantes del planeta con poder de consumo. A pesar del grito desesperado de minorías militantes a favor del clima, se multiplican actitudes cotidianas contraproducentes: turistear en las Bahamas, Tailandia, Recife o Tenerife; usar cada día nuestro propio auto hasta para ir tan solo a la esquina; consumir plástico como caramelos; climatizarnos cada instante en el verano o calefaccionarnos con petróleo en el invierno; o bien, depositar las reservas familiares en bancos que invierten fortunas en proyectos antiecológicos.

La Tierra arde y pareciera que no hay código rojo que valga.

Prensa Ecuménica (PE)

Mientras el circo mediático sigue haciendo de las suyas ­--verbi gratia, sus maldades-- su cometido final y profundo no es otro que ocultar lo que se nos viene encima a casi 50 millones de compatriotas, si no reaccionamos.

Ya está a la vista el desastre que esta columna prenunció, con algunas otras, hace varios meses: el Paraná no era una cuestión solamente de soberanía, o en todo caso sí lo era pero con todo lo que implicaba: recuperar el comercio exterior, cuidar el río, liquidar la deuda, sustentabilidad climática, racionalidad productiva, y disfrute de la población.

Todo eso ahora ya no está "en peligro", sino en plena evidencia de daños. Y como no podía ser de otra manera, ahora viene a mostrar una de sus consecuencias peores: precisamente porque el río está herido y no va a soportar más canalizaciones y dragados canallas, los beneficiarios de siempre y sus amigos funcionarios salieron a buscar otras opciones y encontraron la más razonable: el ferrocarril.

Pero enseguida escupieron el asado abriendo otro frente de espanto ambiental: los ferrocarriles argentinos abandonados por dos décadas y media requieren vías en buen estado. ¿Y hasta dónde llegó la imaginación de los genios de la economía y el transporte? Lo revela un informe de Greenpeace que produce escalofríos:

Las dos últimas semanas se ocultó ­--aunque debiera decirse "se supo"-- el desastre que se avecina. Y que una vez más pone en marcha el Ministerio de Transporte de la Nación, que por licitación BCyL N°28/2021 “Mejoramiento Pesado de Vías en Sectores Varios, Línea General Belgrano, Año 2021” convoca al recambio de las vías de tren en Chaco y Catamarca, para lo cual se dispone la compra de 36.000 durmientes de quebracho... Que se sumarán al ya denunciado desmonte de más de 2 millones de ejemplares de esa especie arbórea arrasada en la última década y que fue hiperdenunciado inútilmente. 

La repudiable disposición no deja de tener un costado casi gracioso, ya que el texto del decreto llama "QºCº"a los que son ni más ni menos que "quebrachos colorados". Acaso para disimular así los llama, y el decreto además admite la tala de durmientes de otras maderas duras, también chaqueñas y también en extinción, como quebracho blanco, urunday y guayacán, especies de maderas durísimas igualmente en extinción.

Según un completo informe de Greenpeace que está circulando, "en el norte argentino a mediados de la década de 1940 se llevaban talados 350 millones de quebrachos colorados para la extracción de tanino y la elaboración de durmientes de ferrocarril, postes, leña y carbón". El dato es aún más escalofriante si se añade que fueron 350 millones de ejemplares de uno de los árboles más duros del mundo, que se caracteriza por su absoluta resistencia a la humedad. De ahí su maldición, porque de esa madera se hicieron los "durmientes" rectangulares que soportaron y todavía soportan rieles ferroviarios en gran parte del mundo, debido al tanino que contiene y que se usó también para la industria de las curtiembres, además del indiscriminado uso en forma de leña y carbón. Como para el argentinísimo "asadito", o sea.

La extracción de este árbol emblemático de las selvas chaqueñas se inició circa 1870 y degradó millones de hectáreas de bosques. A despecho de lo cual gobiernos pro-empresariales y cipayos fueron capaces de celebrar semejante atentado ecológico declarando al quebracho, en 1956, “Árbol Forestal Nacional”. Quizás porque ya entonces la explotación maderera intensiva, y los desmontes para abrir campos para un supuesto "desarrollo agropecuario", prácticamente arrasaban con los quebrachales.

Hoy el desmonte contumaz ha colocado al Gran Chaco (las provincias de Salta, Formosa, Santiago del Estero y Chaco, por lo menos), en la cima mundial de pérdida de bosques nativos. El 85% de este ecosistema ha sido destruido. Y encima ahora desde un ministerio de un gobierno nacional y popular se llama a licitación para terminar aquella obra maldita.

Pero lo más grave --y alucinante en términos ambientales-- es que desde 2013 empezaron a anunciarse licitaciones para la compra de más de dos millones y medio de durmientes de quebracho colorado y quebracho blanco. Son los dos millones de árboles que aún quedan y que tienen entre 60 y 80 años de edad, y que mientras lectoras y lectores se adentran en esta nota están siendo cortados bestialmente por empresas y empresarios autorizados por funcionarios incalificables. El Chaco, con Santiago del Estero, Salta y Formosa, a este paso será muy pronto un desierto. Como ya lo es la otrora "Cuña Boscosa" del norte santafesino, que hoy es un paisaje raso y para llorar.

Y la verdad es que nada ha cambiado: en la Argentina el sector forestal es uno de los más descontrolados y se calcula que el 30% del volumen total de la madera de bosques nativos que se comercializan, es ilegal. Por eso asombra y disturba que la industria ferroviaria no busque otras opciones, que sí tiene. Por ejemplo, los durmientes de hormigón o de plásticos ultrasintéticos que reemplazan a las maderas en todo el mundo. Y que desde hace años se utilizan como alternativas en las industrias ferroviarias de los Estados Unidos, la India, Brasil, México y Europa. En cambio aquí el disparate es fenomenal: esta semana se abren los sobres de dos nuevas licitaciones para mejoramiento de vías que incluyen la compra de 120.000 durmientes de quebracho, que implicarán la tala de unos 120.000 árboles aún jóvenes. No es así como la Argentina debe recuperarse. Nadie se opone a la restauración de los trenes, más bien al contrario: es necesidad y urgencia nacional, en múltiples sentidos. Pero acabar con los pocos quebrachos existentes en los pocos bosques que quedan, además de políticamente imbécil es económicamente repudiable. Y sobre todo si van a ser unas pocas corporaciones las beneficiarias, una vez más.

La inmoralidad en esta materia parece generalizada. Toda red ferroviaria sustentada en semejante crimen ecológico será condenable desde el vamos. Y más aún si las licitaciones se llaman desde el mismo Ministerio de Transporte que buscó y es presumible que sigue buscando entregar a toda costa nuestro río Paraná.

Se disculpará a esta columna el enojo y el dolor que gobiernan estos párrafos --escritos por un nativo y residente chaqueño-- pero cuando la irracionalidad gobierna, las decisiones políticas de un gobierno que votamos y apoyamos, resulta casi imposible atemperar la indignación. Porque más allá de debates tarados acerca de la infortunada foto de un cumpleaños, mejor sería que se cortaran de cuajo decisiones como ésta y se forzara a la oposición a ocuparse de estos que sí son crímenes.

Pero ya sabe el país que Arturo Jauretche tenía razón en esta materia: "Los gobiernos populares son débiles ante el escándalo. No tienen, ni cuentan con la recíproca solidaridad encubridora de las oligarquías y son sus propios partidarios, quienes señalan sus defectos que después magnifica la prensa. El pequeño delito doméstico se agiganta para ocultar el delito nacional que las oligarquías preparan en las sombras".

La pregunta que queda es hasta cuándo, y cuánto más. 

Mempho Giardinelli Página 12.

Entrevista de Página 12 a la escritora chilena

Isabel Allende: “La libertad viene con la edad”

En diálogo con Página/12, la reconocida escritora repasa sus vínculos con el feminismo desde su primera infancia hasta la actualidad. Chile y sus lugares en el mundo, la memoria como “materia prima de sus obras” y la libertad.

Por Bárbara Schijman

“No exagero al decir que fui feminista desde el kindergarten”. Así comienza Mujeres del Alma Mía, sobre el amor impaciente, la vida larga y las brujas buenas, la obra más reciente de Isabel Allende (2020). Enseguida explica que su “rebeldía contra la autoridad masculina” se originó en la situación de Panchita, su madre, a quien su marido abandonó con tres niños a cuestas. Aquellos sentimientos eran tan fuertes que la marcaron para siempre, dice, “con una obsesión por la justicia y un rechazo visceral al machismo”. El feminismo, para la escritora, “no es lo que tenemos entre las piernas, sino entre las dos orejas. Es una postura filosófica (...) y una manera de entender las relaciones humanas y de ver el mundo”.

Isabel Allende nació en 1942, en Perú, pasó la primera infancia en Chile y vivió en varios lugares en su juventud. Después del golpe militar de 1973 en Chile se exilió en Venezuela y a partir de 1987 vive en California, Estados Unidos. Es una de las autoras más leídas del mundo, con más de 75 millones de libros vendidos. En 1982 ganó reconocimiento mundial con la publicación de su primera novela, La Casa de los Espíritus. Desde entonces, ha escrito más de 25 obras, entre ellas, Hija de la Fortuna, Paula, El Amante Japonés, El Plan Infinito y De amor y de sombra. Sus libros han sido traducidos a más de 42 idiomas.

Ha recibido más de sesenta premios internacionales, como el Premio Nacional de Literatura de Chile, en 2010, y el Premio Hans Christian Andersen en Dinamarca, en 2012. En 2018 se convirtió en la primera escritora en lengua española premiada con la medalla de honor del National Book Award, en Estados Unidos, por su aporte al mundo de las letras.

En 1992, luego de la muerte de su hija (a causa de una enfermedad), Allende creó una fundación con el objetivo de ofrecer a mujeres y niñas acceso a derechos reproductivos, oportunidades para el empoderamiento económico y protección contra la violencia.

Mujeres del Alma Mía es cálida y sencilla, con toques de ternura e intimidad como si Isabel Allende estuviera compartiendo una charla con los suyos en una mesa de café. Y esa fue la intención, justamente, que la obra fuera “una conversación, alejado lo más posible de un manual, como si se la contara a mi madre”, confiesa. Allí, se sumerge en su memoria y recuerda a una serie de mujeres imprescindibles en su vida: Paula, su hija; Panchita, su agente Carmen Balcells, escritoras relevantes como Virginia Woolf o Margaret Atwood, y mujeres anónimas que la han acompañado a lo largo de su vida.

Confinada en su casa con Roger, su tercer marido, con quien se casó a los 77, y sus dos perros, Isabel Allende habla con espontaneidad, con sonrisas y pausas, como si estuviera, de nuevo, en esa mesa de café.

--Mujeres del alma mía está inspirado en algunas mujeres que han sido fundamentales en su vida. ¿Qué han hecho que estas mujeres fueran “extraordinarias” para usted?

--Las considero extraordinarias por quienes son o quienes fueron, pero también y sobre todo, por la relación que hemos tenido. Les debo todo lo que yo soy a algunas mujeres excepcionales, o no excepcionales, que estuvieron conmigo. Siempre digo que no habría podido hacer nada en la vida si no fuera por mi madre, por Paula, por mi abuela, que se murió cuando yo era muy joven pero dejó un tremendo legado, por mi nuera, por las mujeres que me ayudaron a ser periodista cuando yo no sabía ni siquiera escribir dos frases, como mi agente, Carmen Balcells, y por muchas otras mujeres que conozco a través de mi fundación. Yo diría que hay muy pocos hombres que cumplieron ese papel en mi vida. Mi abuelo cuando yo era chica, mi padrastro, que sin ninguna duda fue el reemplazante de mi padre, lo hizo mucho mejor que cualquier padre, y mi hijo Nicolás. Y no menciono a los maridos, a los amantes ni a los amigos porque ninguno, ni los colegas tampoco, me ayudaron como las mujeres. Por eso siento una gran solidaridad femenina. Me da rabia cuando me hablan de la rivalidad entre mujeres, porque eso es lo que el patriarcado ha hecho más visible, pero esa no es la verdad. Las mujeres son muy solidarias entre ellas. 

--En el libro dice que es feminista desde el jardín de infantes. ¿Qué hizo que tuviera tanta conciencia de la desigualdad y la injusticia desde una edad tan temprana?

--Por supuesto que la palabra feminismo no existía todavía en mi familia. Si existía en Chile, no la había oído nunca. Era una niña chica en un ambiente muy cerrado, pero tenía una conciencia muy clara de que la situación de mi madre estaba en desventaja con respecto a los hombres de la familia. Vivíamos en un hogar de hombres; mi madre quedó abandonada por mi padre y se fue con sus tres niños a vivir a la casa de mis abuelos. Se murió mi abuela y quedó mi abuelo, el gran patriarca, y sus hijos varones, solteros, que vivían en la casa también. Era un ambiente en el cual mi mamá era una obra de caridad; no tenía ni un peso propio, vivía de la caridad de su padre y su hermano mayor, hasta que se juntó con quien llamé el tío Ramón, que fue mi padrastro. Veía a mi madre en una tremenda desventaja. Se suponía que iba a depender de un padre y después de un marido, como se usaba en aquella época. Mi mamá nació en 1920; de pronto se encontró sola con estos niños... Ella era achacosa, no era enferma de nada, pero tenía achaques. Creo que la única forma en que conseguía atención era enfermándose, entonces pasaba siempre enferma, con unas jaquecas que se moría. Si a mi mamá le daba frío, terminaba en pulmonía; si a mi mamá le daba dolor de estómago era tifus, y así todo... Mi sensación de inseguridad era tremenda, porque tenía la idea de que si algo le pasaba quedábamos huérfanos mis dos hermanos y yo. Y tenía una nana que era un monstruo, que nos decía que íbamos acabar en un orfelinato o que nos iba a venir a buscar mi padre, que era otro monstruo. Una infancia de terrores, en cierta forma.

--En medio de ese contexto, ¿qué hizo que pudiera imaginar una sociedad más justa?

--Crecí con una conciencia muy clara de la injusticia, no solo la injusticia que veía en mi mamá, en comparación con sus hermanos, sino sobre todo con las empleadas que trabajaban en la casa, que eran de escasa o nula educación, pobres de solemnidad... Dormían en una especie de celdas sin ventana, con un baño que era un excusado y un lavatorio. Mientras que la parte del frente de la casa era lo que se le presentaba a las visitas, y ahí estaba la biblioteca, el salón, etc. Para atrás iba la casa descendiendo de nivel, donde estaban los niños, las empleadas, los animales domésticos. No fui la única en notar esa diferencia tremenda; mis hermanos también. Cómo sería lo que veíamos... Creo que mi rebeldía la asustaba a mi madre. Ella hubiera querido protegerme de todo eso y que yo calzara en la sociedad, que tuviera una vida mucho más segura de la que había tenido ella.

--Hace un instante dijo que pocos hombres cumplieron un rol primordial en su vida. ¿Qué papel les adjudica en las luchas y movimientos feministas actuales?

--Las muchachas de hoy, del Me too y de todos esos movimientos, no están solas en las calles. Esas mujeres, casi todas muy jóvenes, están con sus compañeros, que son hijos o nietos de mujeres como yo. Entonces ya es más fácil transformarlos, porque aunque son parte del patriarcado, han recibido un mensaje y, además, porque tienen por compañeras a mujeres que nos les van a aguantar lo que mi madre aguantó. Depende mucho de la educación, de la generación que te toca, y supongo que depende muchísimo también de las leyes y los medios, porque también establecen las normas de la convivencia. ¿Cómo le vamos a pedir a una mujer que está enterrada en una burka, en medio del talibán, que eduque a sus hijos de otra manera? ¿De dónde va a sacar la información y el valor? Y además no lo va a lograr, aunque tratara. La educación es fundamental, pero también los medios, el discurso nacional y global. Existe una guerra contra las mujeres y eso hay que decirlo, tiene que ser parte de la narrativa. Tiene que ser parte de lo que las mujeres decimos y repetimos: que dada cualquier circunstancia desfavorable las mujeres perdemos y vivimos permanentemente agredidas por el sistema patriarcal que durante milenios nos ha sometido. Se ha logrado muchísimo, pero falta mucho por hacer también.

--En un apartado de Mujeres... dice que “el lenguaje determina la realidad y la forma en que pensamos”. ¿Qué piensa del lenguaje inclusivo y qué lugar le da en su trabajo?

--Depende mucho de dónde te toque. El próximo año voy a cumplir 80... Entonces no es fácil para mí, pero entiendo la idea, la respeto muchísimo y trato de adoptarla. El feminismo planteó la cuestión del lenguaje en sus comienzos. El lenguaje es importante, porque es la clave de quién tiene el poder. Tal como la historia la escriben los vencedores, que son siempre hombres y generalmente blancos, tenemos una historia que ha omitido, silenciado y transformado una parte fundamental de la vivencia humana. Las mujeres tenemos que rescatar eso y en eso estamos. ¿Cuál es mi objetivo cuando escribo una novela histórica, que he escrito muchas? Mi objetivo es contarla desde la voz de la mujer, del que perdió, del pobre, del marginado, del niño; desde todas esas voces que no están en la historia. Y eso es lo que más me interesa, rescatar todo eso, porque tiene que ser parte de quienes somos como humanidad y entenderlo.

--¿Cuánto le debe su producción literaria a la memoria?

--La memoria es importante; la memoria personal como la memoria colectiva. Es muy fácil echarle tierra a lo que ha pasado en las dictaduras de América Latina, por ejemplo; echarle tierra para seguir mirando hacia adelante como dicen. Pero es que si no recuerdas el pasado vuelves a cometer el mismo error. Y hay una cierta impunidad para el crimen, y eso tiene que evitarse. Me interesa eso, en materia histórica también. Me interesa lo que pasó mucho antes de que yo naciera, porque eso determinó mucho de lo que pasó después. Hay momentos históricos fascinantes que me gusta rescatar, como la Revolución Francesa, la revolución de los esclavos en Haití o el feminismo, porque son momentos en que la humanidad adquiere una nueva conciencia. Y en lo personal, me doy cuenta de que mis raíces más profundas de la memoria están en el sótano de la casa de mi abuelo, donde yo jugaba de chica.

--¿Cómo era ese lugar?

--Un lugar al que no entraba nadie. Humedad, ratones, cables de electricidad colgando... No sé cómo no me electrocuté en ese sótano. Pero ahí, en ese lugar, que era como un útero, volaba la imaginación, leía con una vela, era mi mundo; un mundo al cual vuelvo muchas veces en sueños. También cuando escribo, cuando pienso, lo primero que me viene son las raíces de la infancia, y eso me ha sostenido a lo largo de la vida, porque he sido siempre extranjera, una persona desplazada que ha vivido siempre moviéndose de un lado a otro. He sido hija de diplomáticos, exiliada, inmigrante, siempre extranjera. Cuando vuelvo a Chile también soy extranjera allí, porque he pasado demasiado tiempo afuera. ¿Entonces dónde tengo yo la plataforma de despegue, digamos? En mi infancia, en esa primera infancia. Por lo tanto la memoria es importante. Y luego yo hago un esfuerzo de imaginación y de amor para mantener viva la memoria de las personas que ya no están aquí conmigo: Paula primero, mi mamá, el tío Ramón, mis abuelos, amigos, tanta gente que se ha ido. Mi ejercicio de memoria los mantiene conmigo, y por supuesto las fotos de ellos que están por todos lados.

--Cuenta en la obra que durante la enfermedad de su hija Paula existió en usted una suerte de revisionismo, de hacerse preguntas. ¿Encontró respuestas a esas preguntas?

--Creo que fue la experiencia más que las preguntas. Cuando Paula murió fue tan claro para mí que se iba a otro lado... Poco después en esa misma habitación nació mi nieta; me tocó recibirla de la madre y cortar el cordón umbilical. Fue muy extraña la sensación cuando Nicole nació; tan parecido al momento en que murió Paula. Fue como que Nicole venía de otra parte, y mi primera pregunta fue “cuéntame cómo era, antes de que se te olvide”. Y cuando Paula murió fue también esa sensación: “dime adónde vas, a ver si puedo ir contigo”. Como que hay una continuidad... Sentí claramente que Paula no terminaba, y sentí claramente que Nicole venía de otra parte. Entonces tengo la experiencia de lo que es el espíritu y de haber vivido yo personalmente ese momento de trascendencia, que es imposible de explicar.

El golpe militar en Chile

--Dice que la primera parte de su vida terminó el 11 de septiembre de 1973, aquel nefasto día del golpe militar en Chile. Luego vino el exilio en Venezuela y a partir de ahí una amplia producción literaria.

--Yo era periodista en Chile; por supuesto se acabó el periodismo cuando vino el golpe militar. Cuando salí ya no pude ejercer de periodista y muchos años después, en el ‘81, escribí La casa de los espíritus. El libro fue como un ejercicio de nostalgia, un recordar lo que había perdido: mi país, mi familia, mi abuelo... Todas las anécdotas que me contó mi abuelo están en La casa de los espíritus; todas. De ahí para adelante La casa de los espíritus le pavimentó el camino a los libros que vinieron después. La casa de los espíritus me cambió la vida, como todo lo que he escrito por casi cuarenta años. Y el rol que ha tenido eso en mi vida es fundamental porque me dio una voz, me dio un propósito, me dio el mundo.

--¿Cómo ve el Chile actual, en el marco de la Convención Constituyente?

--Chile está viviendo un momento de crisis largo, que empezó en octubre de 2019. Pero la crisis es peligro más oportunidad, y esta es una oportunidad tremenda para el país. Cuando terminó la dictadura, Pinochet quedó convertido en senador vitalicio, y muchos otros que merecían estar en prisión terminaron de senadores vitalicios también. Entonces vino lo que se llamó la transición, que de transición tuvo poco porque se mantuvo intacto todo el sistema y un respeto reverencial por los militares. Esa transición demoró muchísimo y se hicieron concesiones de muchas clases. Y llegó un momento en que la cosa ya no dio para más y vino esta explosión popular que supuestamente va a significar una nueva Constitución. Chile tiene una oportunidad de imaginar un futuro, de pensar qué país queremos. Lo que pasó en Chile, esa furia contra el neoliberalismo, la injusticia y la desigualdad, está sucediendo en muchas partes. Hay que aprovechar esta crisis global para imaginar el mundo que queremos.

--En Mujeres... dice que se siente más libre que nunca. ¿Por qué? ¿Esa conciencia tan temprana no la ayudó a vivir con una mayor libertad?

.-La libertad viene con la edad, viene cuando no te importa nada lo que otra gente piense de ti, cuando aprendes a decir que no. Y mientras antes en la vida logres eso, mejor; ahí empieza la libertad. Tiene mucho que ver también con tener tus propios recursos, saber quién eres, saber quiénes son tus amigos, quiénes no, seleccionar qué quieres hacer con tu vida. Y es una tarea difícil, sí, porque nos imponen ciertos modelos, ciertas imágenes y ser de cierta manera. Pero resulta que cuando podemos ser nosotros mismos nos va mejor y caemos mejor que cuando estamos tratando de complacer a todo el mundo.

En esta fría mañana de agosto, entre mate y mate, las lecturas y los pensamientos se entremezclan. Los recuerdos y los datos e información respecto a la realidad entrecruzan sus dedos. Feriado puente antes de un nuevo 17, aniversario de la muerte del General José de San Martín, “padre de la Patria”. Esta misma patria Argentina de la cual aún hoy muchos nacidos sienten como extranjeros y muchos adoptados quedarón mirando al horizonte esperando que otras tierras, esas que ya ocupan sus mentes, aparezcan mágicamente a devolverles alguna pertenencia perdida en el exilio.

La realidad se parece mucho a esas contradicciones que bullen en los pensamientos cuándo no se quiere aceptar aquello que nos hace lo que somos y buscamos infructuosamente en los imaginarios y los ideales otras historias que se acomoden mas a los deseos que a lo que realmente ocurre y nos incomoda. La identidad no es una elección. Venimos de los padres que venimos. Nos forja la historia común que nos forja. Nuestros genes son el resultado de las combinaciones que se dieron para que estemos hoy aquí y no una elección de todas las posibles. Sin embargo, seguimos inventando, de modos egoístas, suicidas y delirantes, realidades alternas que solo agravan nuestros conflictos. Nadie se salva solo. Que cada quién haga su parte.

Daniel Roberto Távora Mac Cormack



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