MEMORIAS DEL PRESENTE, RECUERDOS DEL FUTURO.

 

 

Primera audiencia del juicio por crímenes en el Pozo de Arana

La furia del genocida Miguel Etchecolatz ante los jueces

En los tribunales federales de La Plata comenzó el juicio contra los represores Miguel Osvaldo Etchecolatz y Julio César Garachico por crímenes cometidos en el centro clandestino conocido como “Pozo de Arana”, que fueron denunciados por Jorge Julio López en sus testimonios previos a su desaparición en 2006. En la primera audiencia del juicio, realizada en forma virtual, Etchecolatz rechazó la legitimidad del tribunal que lo juzga.

Etchecolatz se enfureció ante el Tribunal que comenzó a juzgarlo por el secuestro, tortura y muerte de siete víctimas y gritó: "Ustedes no son mis jueces naturales, están violando la Constitución Nacional".

El juicio está a cargo del Tribunal Oral Federal 1 de La Plata y busca determinar las responsabilidades de ambos expolicías en los secuestros, torturas y crímenes cometidos en el centro clandestino de detención ilegal denominado como "Pozo de Arana" en perjuicio de López; Norberto Rodas; Alejandro Emilio Sánchez; Patricia Dell Orto, Efraim Guillermo Cano, Ambrosio De Marco y el estudiante Francisco López Muntaner, víctima de La Noche de los Lápices.

Jorge Julio López guardó durante décadas en su memoria todo lo que vivió desde el día de su secuestro, el 27 de octubre de 1976, hasta junio de 1979, cuando finalmente recuperó la libertad. Lo acompañó el horror de los gritos, las torturas y los asesinatos que presenció en el Pozo de Arana. En sus declaraciones judiciales, López mencionó lo sucedido allí con otros seis compañeros y ahora será el TOF 1 de La Plata, integrado por los jueces Andrés Basso, José Michilini y Alejandro Esmoris, el encargado de impartir justicia.

Desaparecido, por segunda vez, el 18 de septiembre de 2006, López nunca llegó a ver al exdirector general de Investigaciones de la policía bonaerense condenado. Aún así, desde su ausencia aún sin respuestas y sin responsables para la Justicia, López sigue acusando a Etchecolatz, que llega a este juicio con 92 años y ocho sentencias a cuestas.

"He expuesto mi vida luchando por una bandera celeste y blanca que ahora está desgarrada. Estoy aislado por odio y necesidad de venganza", expresó el expolicía que acumula ocho sentencias por genocidio.

Durante la audiencia Etchecolatz remarcó: "No responderé preguntas ya que, al hacerlo, convalidaría la ilicitud de esta causa y avalaría su actuación cuando violan sádicamente la Constitución Nacional".

El tribunal dio por terminada su indagatoria y pidió al personal del Servicio Penitenciario de la cárcel de Marcos Paz que silenciara el micrófono del Zoom por el cual declaró el represor.

Etchecolatz es juzgado como coautor mediato de los delitos de privación ilegal de la libertad, torturas y homicidio calificado en perjuicio de Norberto Rodas y Alejandro Sánchez.


Julio César Garachico afronta acusaciones como coautor inmediato de los delitos de privación ilegal de la libertad y torturas en perjuicio de Patricia Dell'Orto, Ambrosio de Marco, Norberto Rodas, Alejandro Sánchez, Francisco López Muntaner, Guillermo E. Cano y López, en concurso real y responsable en calidad de partícipe necesario en los delitos de homicidio agravado en perjuicio de Patricia Dell'Orto, Ambrosio Francisco de Marco y Norberto Rodas.

Los delitos de lesa humanidad cometidos en el Pozo de Arana ya fueron juzgados en 2012, pero quedaron excluidos otros hechos que tuvieron lugar en otros centros de detención ilegal ubicados también en la localidad de Arana. Según declararon en otros juicios varios sobrevivientes, entre ellos el propio López, en Arana funcionaron durante la dictadura al menos cuatro centros de detención: el área de "Cuatrerismo"; el Destacamento de Policía; "La Casona" o "Campo de Arana" y "El Pozo de Arana".

(Página 12)

A pesar del negacionismo, de los repudiables anti-todo, son 30.000”, dice Taty Almeida, referente de Madres de Plaza de Mayo-Línea Fundadora, y se entusiasma porque “cuando ahora de a poquito empiecen otra vez a visitarnos colegios en la Ex Esma, el guía les va a hacer hincapié en el nombre de la calle y los chicos van a preguntar”. Así explica por qué, en Día Internacional de las Personas Detenidas Desaparecidas que se conmemora este viernes, una de las calles del ex centro clandestino de detención de la última dictadura cívico militar pasa a llamarse “Son 30.000”.

Somos pioneras: es la primera vez que se va a empezar a cambiar el nombre de las calles de la Ex Esma, donde todos los nombres están puestos por los militares”, dice la mamá de Alejandro, secuestrado cuando tenía 20 años, el 17 de junio de 1975. “Si bien en este día vamos a recordar a todas y todos los desaparecidos del mundo, especialmente a nuestros queridos 30.000”, remarca en diálogo con Tiempo.

Emblema de la lucha por la Memoria, la Verdad y la Justicia, Taty está exultante porque, tras un año y medio de pandemia, “es la primera vez, con todos los recaudos y al aire libre, que hacemos algo presencial. Hasta ahora fue todo zoom, zoom, zoom”. En una jornada primaveral, aclara que no será un acto sino un “encuentro con gente querida que tiene memoria”.

Además del cambio de nombre de la calle, habrá radio abierta a partir de las 15, inauguración de murales –entre ellos, uno sobre Azucena Villaflor, Esther Ballestrino de Careaga y Mari Ponce de Bianco, fundadoras de Madres y desaparecidas-, recital de Ignacio Copani y participación de la Escuela Popular de Música que funciona en la Casa Nuestros Hijos y está cumpliendo diez años.

La calle “Son 30.000” renombrará la antigua calle capitán Hipólito Bouchard de la ex Esma, donde se encuentra la Casa Nuestros Hijos La Vida y La Esperanza. Le seguirán otros reemplazos de los nombres de las calles internas del predio, que aún mantienen los nombres que les asignaron los militares. En el encuentro también se homenajeará a las personas fallecidas por la pandemia de coronavirus

Es importante recordar que todas estas actividades no serán abiertas al público, sino que se trata de un encuentro con aforo limitado, en el que regirá el distanciamiento establecido para este tipo de reuniones en espacios públicos. Por eso mismo, todas las actividades serán transmitidas en vivo por el canal de Youtube Casa Nuestros Hijos.

El 30 de agosto como fecha para recordar, homenajear y reclamar por las personas detenidas desaparecidas fue instaurado en 2011, luego de que en 2010 la Asamblea General de Naciones Unidas emitiera la resolución A/RES/65/209 para expresar su preocupación por el aumento de las desapariciones forzadas o involuntarias en diversas regiones del mundo.

(Tiempo Argentino)

El Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) realizará durante este lunes y martes tareas de excavación y exhumación en el cementerio de Villa Paranacito, provincia de Entre Ríos, en el marco de la causa que investiga los denominados “vuelos de la muerte”. El objeto de esta acción es identificar a posibles víctimas de este procedimiento, utilizado durante la última dictadura para la desaparición forzada de personas. El inicio de los trabajos coincide con la celebración del Día Internacional de las Personas Detenidas Desaparecidas.

Los peritos trabajarán sobre siete sepulturas señaladas por quien se desempeñaba como sepulturero durante aquella época y que al declarar como testigo hizo ese aporte que puede resultar fundamental para la causa, informó la Fiscalía Federal de Concepción del Uruguay, a cargo de Josefina Minatta. El trabajador del cementerio relató que, durante los años de la dictadura, personal de la Policía y de Prefectura Naval Argentina en varias oportunidades le llevó cuerpos de personas fallecidas. Explicó que se los dejaban tirados en el muelle del cementerio, sin cajón, sin identificación y sin ningún tipo de cuidados, para que él los enterrara.

El juez federal que interviene en la causa, Pablo Seró, ordenó la exhumación de los restos enterrados sin identificación. El EAAF, que ya estuvo hace quince días inspeccionando el lugar, buscará en principio en las sepulturas señaladas y sobre las cuales la fiscal Minatta solicitó medidas cautelares de no innovar. En función de las labores que realicen, los antropólogos evaluarán si es necesario excavar y exhumar cuerpos en alguna otra área. La coordinación de las tareas estará a cargo de Carlos Somigliana junto a un grupo de profesionales del organismo reconocido internacionalmente por la búsqueda de restos de personas desaparecidas.

Además, también durante este lunes especialistas de la EAAF participaron del Foro Internacional por el Día Internacional de las y los Detenidos Desaparecidos y Desaparecidas. Ahí, junto a otros miembros de la comunidad científica internacional, expusieron sobre las posibilidades y límites de las nuevas tecnologías de búsqueda forense en la búsqueda y restitución de la identidad de restos sin identificar.

(Tiempo Argentino)

Europa Crisis sin fin La cuarta ola es ya una realidad

Se polariza la brecha entre los vacunados y los vacuna escépticos

Sergio Ferrari, desde Berna, Suiza

Lejos de desaparecer, el COVID-19 recupera protagonismo en Europa luego del respiro estival. Y ahora se confirma la que ya es una realidad: la cuarta ola. La variante Delta se proyecta como el actor virulento de esta tragedia social que parece no tener fin.

Esta nueva ola se está acelerando debido, principalmente, a los contagios entre la población adulta joven, advirtió la tercera semana de agosto el Instituto Robert Koch (RKI), organismo alemán de prevención y control de enfermedades.

Los casos de infección se han incrementado una vez más desde inicios de julio, luego del paréntesis de abril a junio. El número de hospitalizaciones también aumenta, con una diferencia neta con respecto a las olas anteriores: ahora la franja de edad predominante es de 35 a 59 años. Si bien en Alemania hacia la tercera semana de agosto un 63.8% de la población ha recibido al menos una dosis de la vacuna –y un 58.25%, las dos– el RKI considera que el riesgo de contagio es siempre mucho más alto entre los no vacunados y que han recibido una sola dosis. La variante Delta representa el 99% de la incidencia pandémica total en ese país.

El caso suizo

Realidad semejante a la que se vive en Suiza, donde los epidemiólogos también reconocen que la cuarta ola ya está instalada en el país, con casi 3000 casos diarios a fines de agosto y más de 500 personas hospitalizadas afectadas por el coronavirus, para una población de 8.5 millones de habitantes. Proporcionalmente la realidad helvética correspondería a casi 18 mil casos diarios en Argentina o España, 24 mil en Francia, o bien 45 mil en México. A pesar de esta tendencia ascendente, el número de decesos diarios a causa de la pandemia se mantiene bajo si se compara con el de los meses anteriores. Elemento que indicaría, tendencialmente, que el impacto de esta cuarta ola en vidas humanas será menor que las anteriores.

Para evaluar el estado de la situación sanitaria, los expertos internacionales sostienen que es necesario medir el porcentaje de pruebas de detección que han dado positivo, es decir, la “tasa de positivos”. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), si esta cifra no supera el 5%, se considera que la pandemia está controlada. Si supera ese umbral, se corre el riesgo de que la pandemia se descontrole.

El 20 de agosto, en Suiza, esa tasa llegó al 12.9%, casi la mitad del máximo alcanzado durante el peor momento de la crisis, en noviembre del año pasado (26.9%). Sin embargo, mucho mayor que la de unas pocas semanas atrás, a inicios de julio, cuando no alcanzaba al 1%. Constatación adicional de que la pandemia vuelve a intensificar su impacto.

La tercera semana de agosto, Tanja Stadler, la nueva responsable del Grupo de Trabajo COVID-19 de la Confederación Helvética, compartió su preocupación a raíz del violento aumento de casos. El último mes, las admisiones hospitalarias se han duplicado, sucesivamente, tres veces. El 90% de las mismas son personas no vacunadas, y casi la mitad es gente que regresa al país luego de las vacaciones, en particular de la región de los Balcanes y Grecia. Si en septiembre se mantuviera esta constante, aumentaría el nivel de hospitalizaciones, lo que hace temer a algunos epidemiólogos la posibilidad de un nuevo tensionamiento del sistema hospitalario. Otros consideran que se vive una situación pandémica de “meseta” y que los riesgos para la sobrecarga de hospitales son menores que en las olas anteriores. Para fundamentar esta evaluación contabilizan no solo la cantidad de vacunados, sino también la alta proporción de personas de riesgo que ha recibido las dos dosis, así como el porcentaje de la población que ya ha contraído el virus en este último año y medio.

Según Stadler, el problema es que ahora el país se confronta con una dinámica que se desarrolla velozmente, propia de la naturaleza de la variante Delta. Todo esto en un momento del año muy particular debido al regreso de las vacaciones veraniegas de julio y agosto y la caída paulatina de las temperaturas, lo que limita las actividades al aire libre y concentra la vida social en espacios cerrados.

Señala dicha experta que, alrededor de este mismo periodo el año pasado, factores semejantes no contribuyeron a frenar la explosión de una segunda ola, que impactó en noviembre y diciembre y que en definitiva fue la más agresiva desde que el COVID-19 comenzó a golpear en Europa.

El ámbito científico insiste en la necesidad imperiosa de extender la vacunación a niñas y niños a partir de los 12 años y extender el pasaporte COVID-19 a bares, restaurantes y actividades culturales. Y propone que a partir de octubre todos los tests –hasta ahora mayoritariamente financiados por el Estado—sean sufragados por los usuarios, como una forma indirecta de estimular la vacunación, la cual seguirá siendo gratuita. Autoridades federales hablan de la posibilidad de establecer una lista de “países de alto riesgo” y de volver a establecer el asilamiento obligatorio para los viajeros que lleguen de los mismos.

En este marco global el problema se profundiza por la enorme resistencia de casi la mitad de la población suiza a vacunarse. A pesar de las campañas oficiales y la existencia de stocks abundantes, hasta el 27 de agosto solo el 51.03% de la población se había inmunizado con ambas dosis. Este porcentaje aumenta al 57.01% cuando se incluye a las personas que recibieron una sola dosis.

Paradójicamente esta cuarta ola es la de los no-vacunados en un continente donde sobran las vacunas cuando en la gran mayoría del planeta faltan las dosis”, enfatiza el doctor suizo Bernard Borel, activo en la lucha contra el COVID-19 en el Cantón de Vaud. Y agrega: “Es absurdo. Es la consecuencia de una sociedad egoísta y egocéntrica, donde muchos desprecian el valor de la salud como bien común”.

La situación europea

Según la OMS hasta el lunes 23 de agosto, la situación de casos en Europa era preocupante en varios países. Gran Bretaña contabilizaba 423.000 nuevas infecciones (+ 14 % en relación a la incidencia por 100.000 habitantes de las semanas precedentes); Francia 314.000 (+ 1%); Alemania 79.000(+128%); Gran Bretaña 423.000 (+14%) e Italia 88.000 (+12%).

Albania con + 422%; Bosnia Herzegovina con +344; y Bulgaria con +204% se ubican entre los países más fuertemente afectados por el incremento exponencial pandémico. España, a pesar de sus 134.000 nuevos casos en las dos últimas semanas, registra una disminución de la incidencia de -52%. Junto con Turquía, Portugal, la Federación Rusa, Finlandia, Bélgica y Uzbekistán es la única del continente que en los últimos quince días no vio aumentar la incidencia del COVID-19.

 

Con respecto al porcentajes de inmunización, al 23 de agosto, el 69% de la población de Dinamarca ya estaba completamente vacunada. En España y Portugal, 67%; en Gran Bretaña, 62%, y en los Países Bajos, 61%. El porcentaje cae por debajo del 60% en Italia (58%); Francia (56%) y Grecia, (52%). En menos de 50% se encuentran los países nórdicos, a excepción de Suecia, con 50.5% de su población inmunizada. El porcentaje se precipita bruscamente en la Europa Oriental; en Rusia apenas llega al 24%.

El avance de la vacunación en Europa ha experimentado desarrollos dispares. En algunos países, como Francia, la resistencia a los programas de inmunización se ha expresado a través de significativas movilizaciones callejeras. Y en formas menos masivas en Italia, Grecia, Irlanda, Gran Bretaña y Suiza, entre otros. De una u otra manera, esas expresiones de protesta, así como el áspero debate continental en torno a la crisis pandémica, ponen de manifiesto la polarización que experimenta la sociedad europea en el presente.

La protesta

La dinámica europea de los vacuna-escépticos es muy diversa y expresa condimentos nacionales específicos.

El Francia, por ejemplo, el sábado 21 de agosto, miles de personas protestaron en gran parte del país contra el pasaporte sanitario. Era el sexto fin de semana consecutivo de manifestaciones. El arranque se dio el 24 de julio, jornada sobre la cual diversas fuentes, como el cotidiano Liberation, hablaron de 160 mil participantes. En la convocatoria del 15 de agosto el Ministerio del Interior contabilizó 214 mil manifestantes en todo el país. Por su parte, el colectivo militante Nombre Jaune, que publica un recuento ciudad por ciudad, calculó más de 388 mil participantes a nivel nacional.

Según Liberation, “Este movimiento heterogéneo, que comenzó a mediados de julio y que reúne a personas más allá de la galaxia de los escépticos o los antivacunas, ha crecido de forma inédita en pleno verano”. En paralelo a la entrega del pasaporte (o tarjeta) sanitaria, que pasó a ser obligatorio en bares, restaurantes y hospitales. Desde el lunes 23 de agosto, más de 120 grandes centros comerciales y tiendas de la región de París y de la mitad sur de Francia están obligados a comprobar sistemáticamente este documento, como ya sucedía en vuelos de línea nacional, trenes etc.

Este diverso conglomerado que continúa ganando las calles en Francia expresa desacuerdos de fondo con las políticas gubernamentales. El “anti-Macronismo”, –en referencia al presidente Emmanuel Macron–, es el elemento unificador. Y para muchos la protesta contra las medidas sanitarias vigentes no es más que un pretexto para cuestionar al gobierno. Desde las esferas oficiales responden que la cantidad de gente que ha acudido a vacunarse es más significativa que la de los que vienen protestando desde julio.

En Suiza, la “resistencia” antivacuna reúne a sectores y actitudes muy diversas, aunque, en este caso, el discurso antigubernamental no es dominante.

Concuerdan sectores conservadores de derecha y grupos reaccionarios. Junto con activistas ambientalistas o de izquierda, críticos contra el poder de las transnacionales farmacéuticas a las que acusan de sacar el principal provecho de la actual crisis.

Se le suman grupos juveniles que esgrimen dos argumentos principales: no constituyen la fracción etaria que puede padecer los principales efectos brutales del COVID-19 y nadie puede garantizar de forma absoluta –debido a lo novedoso de las vacunas utilizadas-, que eventualmente las mismas no causen efectos secundarios a mediano o largo plazo.

Iglesias fundamentalistas de todo tipo, así como sectores extremos que se autodefinen como constitucionalistas, quienes consideran las medidas anti COVID-19 como restrictivas de las libertades individuales, se suman al rechazo de la vacuna.

Común denominador de todos los refractarios: la preeminencia de la decisión individual sobre la colectiva. Para ellos, la contribución a una solidaridad social, especialmente hacia los sectores de mayor riesgo, no es un argumento decisivo como para concurrir a los centros de vacunación.

Dos visiones de una coyuntura sanitaria que crispa los espíritus e intensifica la brecha societal entre vacunados y no vacunados y que comienza a convertirse en un nuevo tipo de contradicción identitaria cotidiana. Y que exaspera a algunas autoridades cantonales, que incluso proponen pasarles la factura de los gastos hospitalarios a los pacientes no vacunados, medida extrema que atentaría contra principios constitucionales esenciales.

 

En la Suiza enriquecida, el debate con respecto a la vacuna, sea con argumentos de derecha o de izquierda, no hace más que robustecer la retórica social del privilegio. Cada individuo que rechaza inmunizarse sabe que, en el peor de los casos, nunca le va a faltar una cama de hospital, una máscara de oxígeno o una máquina respiratoria si tienen que entubarlo.

Más aún, este debate posterga la reflexión sobre la sociedad global, la solidaridad activa entre naciones y la necesaria lucha mancomunada para generalizar y democratizar el acceso a la vacuna en el mundo entero. Única fórmula para derrotar, verdaderamente, al CODIV-19 y sus actuales y futuras variantes. + Prensa Ecuménica (PE)

Unas 3.248.000 dosis de vacunas de Sinopharm y 1.654.500 de AstraZeneca arribarán esta semana a la Argentina para reforzar el Plan Nacional de Vacunación contra el coronavirus que lleva adelante el Gobierno y avanzar así en el objetivo de completar los esquemas de inoculación en todo el territorio, en un escenario alentador por haber alcanzado ya las 55.471.120 de dosis arribadas al país hasta el momento.
Así lo informaron fuentes oficiales, que indicaron que la partida de Sinopharm llegará en tres vuelos y el cargamento de AstraZeneca lo hará en un cuarto traslado.
Está previsto que el martes las 19.55 toquen suelo argentino
las dosis de AstraZeneca, cuando aterrice en Ezeiza el vuelo AC7251 de la empresa canadiense, Air Canadá.
En tanto, el miércoles arribarán dos aviones,
uno de Qatar Airways (QR8155) con 1.448.000 y otro de la empresa alemana Lufthansa (LH8264) con 1.230.000 dosis de Sinopharm.
El cuarto vuelo está diagramado para el próximo viernes, con las restantes 570.000 dosis de la vacuna del laboratorio chino.
Hasta el momento, desde el inicio de la campaña, la Argentina recibió un total de 50.568.620 vacunas contra el coronavirus.

Todas las vacunas

De ese total, 15.000.920 son Sputnik V: 10.955.260 del primer componente (de las cuales 1.179.625 fueron producidas por Richmond) y 4.045.660 del segundo componente (702.500 fueron elaboradas en el laboratorio argentino).
De la firma AstraZeneca, el país ya cuenta con 13.939.700 vacunas entre las 580.000 de Covishield, las 1.944.000 recibidas por el mecanismo Covax, 10.204.700 provistas directamente por el laboratorio, 400.000 donadas por España y 811.000 por México. En tanto, 17.928.000 son del laboratorio Sinopharm, 200.000 de Cansino y 3.500.000 de Moderna, donadas por EE.UU.
De acuerdo al
Monitor Público de Vacunación, hasta esta mañana se distribuyeron 47.610.449 dosis en todo el territorio, al tiempo que se aplicaron 41.930.538: 27.797.557 personas fueron inoculadas con la primera dosis y 14.132.981 cuentan con el esquema completo.
El Gobierno distribuyó este último fin de semana en todas las jurisdicciones del país más de 1 millón de dosis de los componentes 1 y 2 de la vacuna Sputnik V, en su variante producida por el laboratorio argentino Richmond, además de la partida arribada días atrás desde la Federación Rusa y el cargamento de 1.500.000 de Sinopharm, también arribadas recientemente.

El encuentro del Cofesa

En paralelo, en la mañana del lunes comenzó en San Luis la reunión del Consejo Federal de Salud (Cofesa), encabezada por la ministra de Salud de la Nación, Carla Vizzotti, y con la presencia de ministras y ministros de todo el país.
El encuentro se inició pasadas las 9, con el objetivo de abordar la situación epidemiológica de cada una de las 23 provincias y la ciudad de Buenos Aires, y la marcha de la campaña de vacunación contra el coronavirus, entre otros temas.


Las deliberaciones tienen lugar en el Salón de la Puntanidad de Terrazas del Portezuelo, centro administrativo del Ejecutivo sanluiseño, luego de una foto institucional que las autoridades se tomaron en la Plaza Cívica del lugar.
En el encuentro, que se extenderá hasta mañana, se tratará el plan de aperturas, el monitoreo de los indicadores fijados por DNU y la situación de la variante Delta de coronavirus.
Además, otros ejes temáticos serán el plan estratégico de vacunación, el cronograma de arribo de nuevas vacunas y la inmunización en adolescentes, indicaron fuentes oficiales.
Por otro lado, se presentará el Plan Nacional de Calidad en Salud, los avances del Plan Nacional de Talento Humano (ingreso y acreditación de residencias), el proyecto de reglamentación de la Ley de Chagas y la implementación de las leyes de Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE) y de Atención y Cuidado Integral de la Salud durante el Embarazo y la Primera Infancia (De los 1.000 Días).
(Telam)

Delfina Torres Cabreros, Licenciada en Ciencias de la Comunicación por la Universidad de Buenos Aires y periodista recibida en TEA. Trabajó en los diarios argentinos La Nación, Página/12 y El Economista y participó en las publicaciones La realidad, esa ficción (Marea, 2017) y Grandes Crónicas (Brando, 2019). Escribe en “El Diario AR”

En la cuenta regresiva para las primarias, el Gobierno se prepara para avanzar con dos iniciativas que intentan abonar la promesa de campaña de darle un alivio al bolsillo de los argentinos y argentinas. Vedado de hacer anuncios, el Frente de Todos puede sumar en septiembre unos empujones vía Boletín Oficial: una nueva suba del piso a partir del que se paga Ganancias y el reajuste del aumento del Salario Mínimo, Vital y Móvil.

El piso de Ganancias ya había sido elevado a fines de abril mediante una ley. Sin embargo, la aceleración de la inflación por encima de los pronósticos oficiales y las consecuentes actualizaciones salariales amenazan con licuar el efecto de la iniciativa massista. Por eso la nueva suba será calculada en base a la revisión de paritarias y, si bien pudo saber este diario del equipo técnico que trabaja en la medida, se terminará de definir esta semana.

El Gobierno apunta a conservar por fuera del tributo a las alrededor de 1,2 millones de personas que fueron eximidas cuando se elevó el mínimo a $150.000 mensuales brutos para trabajadores activos y a ocho haberes mínimos para jubilados y pensionados. En otras palabras, mantener el porcentaje de contribuyentes que paga el impuesto entre el 8% y 10%.

Por el momento se sabe que el rango del nuevo piso estará entre $170.000 y $185.000 mensuales brutos. “Las retenciones de Ganancias vencen este martes y con esa base se puede proyectar mejor. $180.000 sería lo más cercano para llegar a diciembre con igual cantidad de beneficiados”, anticipó una fuente involucrada en la discusión de la letra chica. 

Una vez definido el número no se tardará en comunicarlo, para que las empresas tengan tiempo para organizar la liquidación de septiembre de acuerdo a la nueva norma. Además, el Gobierno apuesta a capitalizarlo en las urnas, para lo que necesita que sea publicado antes del 12 de septiembre.

La ley señala que los parámetros de Ganancias deben ajustarse todos los eneros por el coeficiente que surja de la variación anual de la Remuneración Imponible Promedio de los Trabajadores Estables (Ripte). Sin embargo, esta vez, y de manera excepcional, “buscarán un número” que refleje el aumento de las paritarias y de la inflación por encima de lo trazado en el presupuesto 2021, que se tomó de insumo para diseñar la modificación original. Además, la modificación se realizaría mediante un decreto, opción que quedó habilitada por la ley.

Si bien la metodología no es clara ni especialmente prolija, los mecanismos con los que se instrumentan beneficios suelen ser escrutados con menos rigurosidad que los que van en el sentido contrario, tal como señaló a este diario el tributarista Ezequiel Passarelli, de SCI Consultores.

Las revisiones de las paritarias fueron acordadas por la mayoría de los sindicatos a comienzos del año, cuando aceptaron aumentos alineados con el pronóstico oficial de inflación, de 29%. En los primeros siete meses la inflación acumulada superó ese número y los trabajadores de distintas actividades hicieron uso de las cláusulas de revisión para volver a sentarse en la mesa. La mayoría de los sindicatos consiguieron aumentos finales por encima del 40%, con algunos casos incluso en el orden del 50%. 

Por otro lado, el Gobierno también anticipó que convocará a los 32 miembros del Consejo del  Salario Mínimo, Vital y Móvil en septiembre, tal como lo había acordado en la reunión de abril. Ya por decreto se adelantaron las cuotas (que se terminarán de liquidar en septiembre y no en febrero de 2022 como se acordó inicialmente) y ahora se reabrirá la discusión por el porcentaje total de aumento.

La convocatoria se oficializará con una resolución a mediados de septiembre, para concretar la reunión en las últimas semanas del mes. Distintos actores de la mesa especulan con un aumento adicional que podría variar entre los 5 y 10 puntos adicionales sobre el 35% acordado inicialmente. Más allá del porcentaje (que se ubicaría dentro de la decena del 40%) gran parte del impacto sobre los bolsillos se juega en la definición de los tramos.

El salario mínimo es la principal referencia para los trabajadores informales e independientes y su actualización está ligada también a los haberes jubilatorios y las prestaciones sociales. Por ejemplo, el beneficio del programa Potenciar Trabajo, que alcanza a 1,1 millones de personas, es de la mitad del salario mínimo. Así, la recomposición de este concepto generará una onda expansiva que alcanzará a distintos segmentos de la población.

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En Tiempos electorales es importante pensar de que se trata. Lo político, lo social, lo económico, lo nacional, lo popular, el territorio, la producción, el desarrollo, todos conceptos mas o menos conocidos que encuadran el universo temático de las relaciones públicas y de los gobiernos territoriales en esta realidad que nos toca compartir.

René Zavaleta Mercado fue un sociólogo, político y filósofo boliviano. Desarrolló sus ideas a lo largo de su carrera como docente en las Universidades de San Andrés, Oxford, Vincennes, Santiago, UAM y UNAM, culminando ésta como director fundador de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, con sede en México.

Reproducimos a continuación el texto “La burguesía incompleta. Ni piedra filosofal ni summa feliz”, escrito que expone dos fragmentos de dos de sus obras Clases sociales y conocimiento en sus Obras Completas 1988 (Cochabamba: Los Amigos del Libro). Y El Estado en América Latina en sus Obras Completas 1990 (Cochabamba: Los Amigos del Libro), y que fueron reproducidos por la revista del Observatorio Social de América Latina (OSAL) Año XI No 28 - noviembre de 2010 Publicación editada por el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO)

Es Marx quien recomienda tener en cuenta “como primera fuerza productiva a la colectividad misma”. Por consiguiente, es obvio que una forma determinada de colectividad es superior a otra forma de colectividad en cuanto a su eficiencia como fuerza productiva. Pues bien, si nos referimos a la relación entre el nacionalismo (que es una suerte de forma tardía de encarar la cuestión nacional) y el desarrollo económico, lo que en verdad estamos planteando es el problema de una forma de colectividad como condición para el desarrollo de las fuerzas productivas de tipo capitalista porque se supone que, al hablar de desarrollo económico, aquí el problema no radica en los resultados del desarrollo del capitalismo sino, al revés, en el escaso desarrollo del capitalismo y aun, en ciertos aspectos, en la claudicación de las posibilidades del capitalismo como desarrollo cualitativo.

 

El mejor escenario para el desarrollo del capitalismo es, se sabe, el Estado nacional. En su propio origen, el capitalismo es o el agente para la disolución de la antigua unidad productiva, que era la aldea, o es el resultado de una disolución endógena de la vieja unidad productiva. En esto figuran actos políticos voluntarios y circunstancias objetivas de facto, o se suman ambos. No siempre la disolución entre el productor y el medio de producción se hizo por la violencia; en otros casos, como cuando la peste negra o el avance de los glaciares, simplemente se hizo imposible la ratificación del viejo modo productivo y de su perspectiva. Pero a lo que nos referimos es a la continuidad mercado interno-Estado nacional-democracia burguesa. El Estado nacional es el resultado de la existencia del mercado interno en tanto que la democracia burguesa, como superestructura “ideal” del modo de producción capitalista, es a su turno lo que califica la coherencia de esta construcción, ya la conclusión de un proceso de unificación que tiene varias caras.

Si bien la nación es un producto del capitalismo y se puede decir, además, que en el sentido que ahora damos al término, no han existido naciones sino cuando ha existido a la vez el capitalismo, es obvio que ella, la nación, es la base material que sirve de fundamento a una clase de Estado, que es lo que llamamos Estado nacional. Ahora bien, no toda nación genera un Estado nacional y, por el otro lado, es natural que exista el hecho estatal aun antes de que se haya concluido la formación de la nación. Sencillamente, el encuentro entre ese conjunto de hechos objetivos que llamamos nación y esa forma de poder político no es algo que se dé en todos los casos y, por el contrario, lo que comentamos, pensando en América Latina, es precisamente la manera en que esa fusión no atina a lograrse.

Es interesante analizar la más famosa definición de nación, la de Stalin, que en gran parte fue tomada de Kautsky (como, por lo demás, tantos aspectos desarrollados después por el marxismo ruso). Si la “nación es una comunidad estable, históricamente formada, de idioma, de territorio, de vida económica y de psicología manifestada en la comunidad de la cultura”, lo que obtenemos es una descripción pero no un proceso. Es decir, es una definición que se refiere al punto en que concluye un proceso y no a la manera común que ha tenido que suceder.

Un aspecto de la definición condiciona, hace posible u obstruye al otro. Por ejemplo, ¿qué importancia puede tener la comunidad de territorio si está obstruida o segmentada por el modo de la economía? Francia era una comunidad de territorio pero el río Loira estaba interrumpido por 200 peajes (en vísperas de la Gran Revolución). Lo mismo se puede decir en cuanto a lo del idioma. Aparte de que se debe distinguir entre el idioma hablado y el escrito (que tienen un muy distinto efecto en cuanto a la unificación estatal), ¿cómo omitir, por ejemplo, el papel de Lutero en la unificación dentro del mismo alemán? O sea que la unificación no solo se refiere a la unificación entre diferentes lenguas sino incluso a la propia unificación interna de un idioma, que es parte, como hay que repetirlo, de un proceso de unificación mucho más vasto. ¿Acaso no es suficientemente expresivo que la Marsellesa fuera cantada primero por los alsacianos y que el verdadero unificador del moderno territorio estatal francés fuera Napoleón, que fue un separatista corso en su juventud? Entonces, lo que importa es la tendencia generada por el modo de producción y no el accidente con que se nacionaliza.

Si una burguesía se encontrara con esas condiciones ya dadas, ya concluidas (nos referimos a las que integran la nación, según Stalin), su tarea sería por demás sencilla. Es metafísico suponer que ya hay una “vida económica común” antes del capitalismo, o sea, antes del mercado o, si se quiere ser preciso, antes de que se instale la forma dinero del valor. Por la opuesta, en rigor, la construcción de la nación no concluye ni siquiera cuando se ha unificado la clase dominante o las fracciones que la componen, sino cuando se han unificado los modos de producción en uno solo. Por eso es legítimo decir que ni siquiera la mera circulación capitalista garantiza la verdadera existencia de la nación.

Pero aquí se omite además el papel del Estado como fuerza productiva; no del Estado como repercusión superestructural, sino del Estado como fuerza productiva, es decir, como un elemento de atmósfera, de seguro y de compulsión al nivel de la base económica. La peor vulgarización es la que supone que el Estado puede existir solo en la superestructura, como si se colgara al revés. Sin una acción extraeconómica, es decir, estatal de algún modo, es poco concebible la destrucción de las barreras que hay entre hombres y hombres, entre partes de un territorio sin embargo continuo (es decir, potencialmente “nacional”), etcétera. Aquí tenemos un reverso de lo anterior: no la nación como asiento material del Estado nacional sino el Estado como constructor de la nación. ¿Por qué no iba entonces a llamársele nacional si ya se hacía portador consciente de su objetivo nacional, aunque este no se halle ya del todo obtenido?

Ahora bien, las burguesías latinoamericanas no solo no se encontraron con esas condiciones resueltas ex ante sino que no existían ellas mismas o existían como semillas. En gran medida, se puede decir que tuvieron que ser construidas desde el hecho estatal. Con todo, este es el caso en que el mercado mundial ya existe de una manera muy avanzada. Chocan entre sí la fase superior del Estado nacional de los países centrales y países que no han completado ni su proceso nacional ni han adquirido una forma estatal burguesa. Lo primero viene a imposibilitar lo segundo.

Tampoco se puede derivar inmediatamente de ello que el desarrollo de las fuerzas productivas se haya cortado del todo y que eso señale la existencia de una “época revolucionaria”. En realidad, los hechos demuestran la paradoja de que, al mismo tiempo que se entraba en la realización de aquel conjunto de tareas burguesas nacionales (aunque se disfracen de las argucias más chauvinistas, como la del subimperialismo, el indigenismo o lo que se quiera), que engloban desde la igualdad jurídica hasta la autonomía relativa del Estado, no por eso deja de producirse cierta acumulación deforme de las fuerzas productivas. Para decirlo de un modo más directo, el desarrollo de las fuerzas productivas no está interrumpido en su aspecto cuantitativo sino en el cualitativo y Marx, al identificar la era revolucionaria con el estancamiento de las fuerzas productivas, no podía pensar en esto segundo.

 

Hay desarrollo económico pero no de aquella manera que conduce a la construcción del conjunto de características que suma la formación económica social capitalista. En esto, lo de la soberanía, siendo tan importante, no es, sin embargo, más que un rebote. El solo hecho de que estas burguesías no realicen la soberanía (que es el carácter del Estado moderno) nos demuestra que no son verdaderamente burguesas, es decir, en su ultimidad. No basta con percibir plusvalía para ser una efectiva burguesía; corresponde también cumplir las tareas históricas de la clase.

Pero en esto actúan como en todo. Hacen la apariencia de las cosas para huir de la verdad de las cosas. Por eso la cuestión nacional nos muestra en una localización del problema, de qué manera mientras estos países no podrán ser nunca auténticamente burgueses, por lo menos en la forma clásica, en cambio ello no afecta sino de manera secundaria la formación del proletariado, que sí puede desarrollar la plenitud de su ser como clase, sea que se enfrente a una burguesía de su propia nación o a una extranjera dentro de su nación, incluso en una sociedad que no llegará a completar su formación como “colectividad capitalista”, es decir, como nación y como Estado nacional.

Ni piedra filosofal ni summa feliz

Es siempre peligroso opinar sobre Carlos Marx que fue una suerte de síntesis superior de la especie humana. Su personalidad misma y no solo su pensamiento siguen produciendo pasiones de una gran intensidad. De otro lado la densidad de sus ideas y el tipo de exposición de ellas permiten varias lecturas que no se prestan a una visión unívoca de ello. Por último, si de lo que se trata –por el lugar y los hombres ante los que hablamos– es de una conmemoración militante, no sacralizante, hemos de ver también algunos de los resultados políticos de Marx como hombre y como pensador; porque se trató, en efecto, del modo más paradigmático, de un pensamiento con consecuencias.

No intentamos, pues, hacer un resumen y ni siquiera una acotación general de un cuerpo de ideas que es relativamente bien conocido. Pero es a la vez un pensamiento con el cual se cometen algunas injusticias, en general por la vía de su retorcimiento o abuso vulgar, que es casi lo mismo que su desperdicio por la vía de una glorificación panfletaria. Si tomamos, por ejemplo, la cuestión del valor, petitio principii del marxismo, está claro cuán desconocido está Marx a las mismas horas en que grandes masas del mundo lo aclaman. Pues bien, sin el principio del valor no se habría obtenido jamás la noción de sustancia social, o al menos no en términos verificables, y por consiguiente no podríamos conocer las raíces materiales de la intersubjetividad que es propia de ese tiempo. Sin eso, tampoco se podría avanzar hacia el análisis de las grandes totalizaciones de lo actual, lo cual va desde la clase social en su contenido presente a la nación.

Lecturas literales, supuestos precipitados

Es también injusto tratar de trasladar nuestras propias imposibilidades a supuestos vacíos en la exposición de Marx. Uno podría preguntarse, por ejemplo, siguiendo lo anterior, si un análisis cualquiera sobre la democracia –tema palpitante si los hay– es posible sin arrancar del concepto de hombre libre u hombre en estado de desprendimiento como unidad de medida de todos los acontecimientos sociales de la época. Es, pues, con Marx que se sabe que lo que tiene nuestra época de cognoscible es lo que tiene de democrática y que las sociedades no verificables son las sociedades no democráticas. Está a la vista que es insolvente la aseveración de que Marx habría pensado poco en la cuestión democrática.

Lo mismo podría decirse de otros núcleos en este planteamiento. Se ha dicho, por ejemplo, que Marx escribió muy poco acerca del Estado y de las clases sociales. Resulta en verdad asombroso que puedan sostenerse tales cosas, aunque es cierto que sus puntos de vista sobre una cosa y la otra no pueden entenderse con una lectura meramente literal de sus obras. Marx, es cierto, fue muy lejos y a veces de un modo un tanto contradictorio a propósito de lo que se llama el trabajo productivo. Sin embargo, la noción misma de trabajo productivo resulta incompleta si no se la asocia a otro supuesto teórico del propio Marx que es el concepto de fuerza de masa. Aquí radica, por cierto, el principio de constitución de la multitud o medio compuesto, sin lo cual no se puede comprender, prácticamente, nada de la historia moderna. Es lógico que esto no será entendido por aquellos que so pretexto de Marx niegan en cuanto se les ocurre lo que se ha llamado la centralidad proletaria, sin esbozar la menor interpretación marxista de los textos de Marx.

Otro tanto se podría afirmar de muchos otros aspectos que circulan como por rutina en una órbita demasiado abrumada por las últimas noticias teóricas. En todo caso, si al análisis del Estado Moderno no se lo remite al desdoblamiento de la plusvalía, o la formulación del capitalista total a la totalización hegemónica, si la cuestión nacional misma no gira en torno al equivalente general entendido en términos no meramente económicos y si no se conecta con la uniformación de la tasa de ganancia y el ritmo de rotación, entonces será verdad que las clases y las naciones están ausentes. Con todo, en medio de esta interminable oferta de núcleos de razonamiento, ¿acaso no es verdad que la propia noción de la autonomía relativa del Estado, enunciada primero por Marx antes de cualquiera, es el fundamento del análisis de todo el “capitalismo organizado”, es decir, del carácter central del capitalismo en gran parte del mundo actual? Esto para no mencionar sino algunos aspectos resaltantes en los que no se hace justicia a Marx, a veces desde el propio terreno del marxismo.

Antropocentrismo y teoría revolucionaria

Nosotros quisiéramos aprovechar estos minutos para hacer hincapié en un aspecto específico de las ideas de Marx, en el concepto de apropiación del mundo o antropocentrismo. Una idea que está como subyacente a lo largo de toda su obra es el concepto de la concentración del tiempo histórico, es decir, la revelación del nuevo tiempo humano. La concentración del tiempo es a la vez un resultado de la concentración espacial que está en la lógica de la fábrica y la abolición de la realidad es como si se nos diera el privilegio de vivir varias vidas allá donde los hombres del pasado no podían vivir sino una sola. La ruptura del tiempo clásico o tiempo agrícola es lo que permite la expropiación del tiempo por el hombre, o, si se quiere, la humanización del tiempo. Es la concentración, por tanto, la que asigna preminencia al horizonte de la clase obrera porque la lógica de la fábrica favorece el acontecimiento de la testificación y por consiguiente la transformación de la materia se convierte en un acto racional.

Tenemos entonces que la testificación organizada es el fundamento de la cognoscibilidad de la época; pero conocer el mundo es ya casi transformarlo. Es aquí donde radica lo que podemos llamar el optimismo cósmico de Marx acerca del destino del hombre. Toda teoría revolucionaria, en consecuencia, no es otra cosa que el desarrollo de esta visión de la apropiación del mundo por el hombre, llevada a los términos del poder y la autotransformación de la masa.

Nos parece entonces que en el razonamiento de Marx son decisivos los conceptos de colocación u origen, por un lado, y de selección o finalidad, por el otro.

En otros términos, no se conocen sin causa y se conoce hacia algo. Se conoce por tanto desde una determinada época (el privilegio epocal) y desde un determinado horizonte de visibilidad o cosmovisión (aquí se privilegia el de la clase obrera). El fordismo, en efecto, puede haber alterado la presencia demográfica o cuantitativa de la clase obrera, lo cual es parte de un proceso más amplio de control del mercado político por el Estado moderno, pero no reemplaza este papel constitutivo en la formulación actual del conocimiento. Esto, que no debe absolutizarse, no dice sino que la implantación obrera es la que está más próxima como inserción estructural a una visión racionalista, materialista y antropocéntrica del mundo, o sea, que la clase obrera tiene el carácter que Bacon asignaba a la época entera.

La verdad como selección práctica en el seno del pueblo Nos parece que en estos términos Marx indicó del modo más explícito que no toda época produce un conocimiento antropocéntrico, es decir, del hombre para sí mismo; y también, de otro lado, que es una falacia o ensoñación suponer que el pueblo considerado en su generalidad es portador por sí mismo de la verdad como historia.

En otros términos, lo que sostenía es que la historia avanza a su propio costo y que la verdad no es un hecho espontáneo que surge como revelación en el pecho del pueblo, sino que es una selección práctica en el seno del pueblo y por consiguiente la constitución de un tipo u otro de masa en torno a una selección o finalidad.

También Hitler constituyó a una masa. El pueblo mismo, entonces, es portador de herencias contradictorias y contiene a la vez memoria de sus incorporaciones democráticas y de su carga servil; en el fondo, es el que transporta la memoria de su propia servidumbre. Por consiguiente, la selección de la herencia popular desde un punto de vista proletario-antropocéntrico es por fuerza algo que debe realizarse en cada circunstancia y en cada escenario. La selección de otro lado no existe si la práctica social no la adquiere como un carácter de la masa. La consecuencia es que sería una contradicción en la sustancia suponer que el problema estuviera resuelto a partir del marco general, si bien admirable, que nos entregaba Marx.

Nos parece, camaradas, que de aquí proviene el carácter polémico y se diría necesariamente cruento en lo ideológico de la herencia de Carlos Marx. Es poco serio entonces hablar de la crisis de algo que ha elegido no existir sino críticamente. Es como si supusiéramos que alguna vez no estuvo en crisis. Y esto que vale para el mundo del pensamiento ocurre de un modo mucho más drástico en la práctica social, por ejemplo, con las revoluciones mismas. Ellas, se sabe, son algo que puede prepararse pero solo en cierta medida. La revolución es quizá el acontecimiento más profundo que pueda ocurrir a los hombres, por cuanto supone un relevo general de lealtades y creencias, pero es a la vez algo que sucede con hombres de carne y hueso. Por eso dijo Marx una vez que la historia avanza por su lado malo: se podría decir mejor que el lado malo de la historia envuelve a su lado bueno. Pero ningún acontecimiento puede significar la llegada última de los hombres a una suerte de Ciudad de Dios.

Ni piedra filosofal, ni mesianismo

Sí, la historia avanza fracasando y de algún modo el fracaso de los hombres con relación a su utopía es la única manera que han inventado de apoderarse del mundo. Para dar otro ejemplo, la propia opción entre selección democrática o lucha factual de masas o aun de la violencia revolucionaria como episodio de constitución de la masa no es sino una elección posible de un modo limitado, porque por lo general la existencia de una fase dictatorial o de una fase democrática está determinada en gran medida por causas estructurales. Uno puede elegir una cosa o la otra, pero en realidad lo que debería hacer es leer lo que está en la realidad.

Se podría, por ejemplo –no está prohibido hacerlo–, preferir una solución gradualista y democrático-representativa para la crisis nacional general que se vive en El Salvador de hoy, pero la guerra estaba ya escrita en la historia de esta sociedad y a ella se llega con lo que se ha acumulado, democrático o no.

Por eso, camaradas, están equivocados los que creyeron que con el marxismo se había encontrado una suerte de piedra filosofal, o que cada revolución significa el fin de la historia, su summa feliz, y los que juzgan que con ambas cosas habíamos llegado a una conclusión. Marx, hay que decirlo, no habría deseado esta suerte de mesianismo practicado en su nombre.

Marx demostró que el mundo podía ser conocido dentro de ciertas condiciones y que el hombre podía apropiarse del mundo. Pero para hacerlo, se necesita reducir cada realidad a su significación material-racional y a su sentido histórico.

Marx, con el fuego de su pensamiento poderoso, ha iluminado después de él a todas las revoluciones. Pero el marxismo como tal no ha producido nunca una revolución. Ello ha ocurrido, en cambio, cuando el marxismo ha leído en la historia nacional la formación subterránea de la revolución.

Estos son hechos que todos conocemos. Yo he querido recordarlos porque nos hace bien a los marxistas cuando recordamos a este espíritu que es el más alto que ha producido nuestro tiempo.

La burguesía incompleta / Ni piedra filosofal, ni summa feliz - René Zavaleta. En La Revista Observatorio Social de América Latina OSAL

Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales – CLACSO - ISSN: 1515-3282 – Impreso en Argentina – Noviembre de 2010

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El presente texto es una adaptación de la clase que Álvaro García Linera realizó en el Curso “Estado, política y democracia en América Latina”, donde fue presentada por Victor Santa María. La clase completa puede encontrarse en: www.americalatina.global

El Curso Internacional “Estado, política y democracia en América Latina” es una iniciativa destinada a militantes y activistas sociales, funcionarios públicos, docentes, estudiantes universitarios/as, investigadores/as, sindicalistas, dirigentes de organizaciones políticas y no gubernamentales, trabajadores/as de prensa y toda persona interesada en los desafíos de la democracia en América Latina y el Caribe. Ha sido promovido por el Grupo de Puebla, el Observatorio Latinoamericano de la New School University, el Programa Latinoamericano de Extensión y Cultura de la Universidade do Estado do Rio de Janeiro y la UMET. Fue organizado por la Escuela de Estudios Latinoamericanos y Globales, ELAG, y contó con el apoyo de Página12.

Coordinación general: Carol Proner, Cecilia Nicolini y Pablo Gentili

Vivimos la articulación imprevista de cuatro crisis que se retroalimentan mutuamente: una crisis médica, una crisis económica, una crisis ambiental, y una crisis política. Una coyuntura de enorme perplejidad y angustia. Pareciera que la sociedad y el mundo hubieran perdido el rumbo, una dirección hacia dónde ir, su destino. Nadie sabe lo que va a pasar en el corto y mediano plazo, ni puede garantizar si habrá un nuevo rebrote o si surgirá un nuevo virus, si la crisis económica se intensificará, si saldremos de ella, si tendremos trabajo o ahorros. Esto da lugar a una parálisis del horizonte predictivo, no solamente en los filósofos, que es algo normal, sino en la gente común, en los ciudadanos y ciudadanas, en las personas que van al mercado, en los trabajadores, obreros, campesinos, en los pequeños comerciantes. El horizonte predictivo es la capacidad imaginada de proponernos cosas a mediano plazo, cosas que muchas veces no suceden, pero guían nuestra acción y nuestro comportamiento. El horizonte predictivo se ha roto, se ha desintegrado. Nadie sabe lo que va a suceder.

La suspensión del tiempo

Es en este sentido que propongo la categoría de un “tiempo suspendido”. A pesar de que suceden cosas, a pesar de que brotan conflictos, problemas, novedades, cada día estamos viviendo una suspensión del tiempo. Hay un movimiento del tiempo cuando hay un horizonte, cuando podemos al menos imaginar hacia dónde vamos, hacia dónde nos dirigimos. Se trata de una experiencia muy desgarradora, una experiencia nueva que estamos viviendo, en el sentido de que no existe una dirección hacia dónde ir, lo cual es angustiante.

La suspensión del tiempo arrastra un conjunto de síntomas y consecuencias. La primera de ellas es lo que podríamos denominar “un ocaso de época”. El mundo está asistiendo al prolongado, conflictivo y agónico cierre de la globalización neoliberal. Estamos en un proceso emergente de desglobalización económica que se ha ido acentuando, pero que comenzó hace cinco o diez años atrás con idas y vueltas. La primera oleada de globalización se dio en el siglo XIX, hasta principios del XX, y la segunda a finales del siglo XX, entre 1980 y el 2010. Esta segunda oleada de globalización ha entrado en un proceso de una deshilachamiento parcial, en un proceso de desglobalización económica parcial. Hay cuatro datos que permiten afirmar esta hipótesis:

Primero, el comercio mundial tenía una tasa de crecimiento, entre 1990 y 2012, de dos a tres veces por encima de la tasa del crecimiento del PIB global. Desde el 2013 hasta el 2020 es menor o, en el mejor de los casos, igual a la tasa del crecimiento del PIB. El comercio, que es la bandera de los mercados globalizados, se ha reducido, según informes de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, OCDE.

El segundo dato es que los flujos transfronterizos de capital, que entre 1989 y 2007 habían crecido del 5% al 20% respecto al PIB mundial, pasaron a tener una tasa menor al 5% entre 2009 y la actualidad.

El tercer dato es la salida de Inglaterra de la Unión Europea, el Brexit, que ha establecido un límite a la expansión, al menos por el lado de Occidente, de esta articulación de mercado, economía y política europea. Por su parte, Estados Unidos inicia con el gobierno de Trump un proceso gradual de repatriación de capitales bajo el lema “América Primero”. En su gobierno, Trump desplegó una guerra comercial contra China, pero también contra Canadá y luego contra Europa. Destapó viejos fantasmas de seguridad nacional para intentar impedir que China tome el liderazgo mundial y controle la red 5G. Además, el COVID-19 ha acelerado los procesos de reagrupación de las cadenas de valor esenciales, para que no se repitan procesos que se dieron en Europa cuando, entre países supuestamente pertenecientes a la misma unión comercial, se peleaban en la frontera por los respiradores e insumos médicos. Este control les permite no depender de insumos de China, Singapur, México o Argentina, o del país que fuera. Entonces, tenemos un escenario paradójico con China y Alemania aliadas por el libre comercio y Estados Unidos e Inglaterra aliados en una mirada proteccionista de la economía y del mundo. En los años 80, estos dos últimos países encabezaron la oleada globalizadora con Ronald Reagan y Margaret Thatcher, y ahora son sus líderes los que encabezan una mirada proteccionista y los comunistas, a la cabeza de China, los que convocan a todo el mundo a abrir fronteras y a no impedir que la globalización se detenga.

Un último dato de esta desglobalización parcial que estamos viviendo es el documento que acaba de publicar el Fondo Monetario Internacional. Hay un monitor fiscal y un reporte de la economía mundial que presenta un conjunto de recomendaciones sorprendentes, paradójicas, e incluso chistosas viniendo del FMI: “hay que prorrogar los vencimientos de la deuda pública”. Es decir, están proponiendo que los países no paguen su deuda pública, que prorroguen y que establezcan mecanismos de repagos para los siguientes años. No se olviden que el FMI junto con Merkel y el Deutsche Bank fueron los que se impusieron sobre Italia, luego sobre Irlanda y finalmente sobre Grecia, para obligar a que asuman sus compromisos de endeudamiento. El informe sugiere “incrementar los impuestos progresivos a los más acaudalados”, no es el programa de un partido de izquierda radical, es la recomendación del Fondo Monetario. También, propone impuestos “a las propiedades más costosas, a las ganancias de capital, y a los patrimonios”, siendo incluso más radical que algunas propuestas que se habían manejado en los grupos de izquierda del continente. Sigue con “modificar la tributación de las empresas para asegurarse de que paguen impuestos”. Es decir, pide ser más audaces y modificar el sistema tributario porque hay muchos ricos que han evadido los impuestos. Cierra con una sugerencia para la tributación internacional a la economía digital, apoyo prolongado a los ingresos de los trabajadores desplazados e incremento de la inversión pública. Se trata de un programa de reformas que hace un año era impensable, era una herejía que viniera de estos organismos internacionales que funcionan como el cerebro del capitalismo mundial.

Esto está marcando una modificación del espíritu de la época. Algo está cambiando. Se acabó el recetario de austeridad fiscal, la amenaza de que espantar a los ricos imponiéndoles impuestos nos hará perder riqueza y empleos. Hay una modificación de los parámetros epistemológicos con los que este sector del capital mundial estaba mirando lo que se viene en términos de esta articulación de la crisis ambiental, médica, económica y social. Evidentemente, hay un miedo a las clases peligrosas y a los estallidos sociales que está llevando a un cambio de 180º de las posiciones de políticas económicas que impulsan estos ideólogos del capitalismo mundial, y que habían comandado todo el neoliberalismo desde los años 80 hasta el 2020, en términos de reducción del Estado, de la inversión pública, de los impuestos a la gente rica y de apoyos sociales a los trabajadores. No sabemos si será temporal, pero se trata de un giro sustancial.

El desgaste de la hegemonía neoliberal conservadora

Un segundo efecto de este tiempo suspendido es lo que podemos calificar como un estupor y cansancio de la hegemonía neoliberal conservadora implementada en los últimos 40 años. No es que se acabó, puede durar un buen tiempo más, pero ha perdido su capacidad de regeneración, de impulso irradiador y de articulación de esperanzas. El neoliberalismo se mantiene por la inercia, por la fuerza de la herencia pasada. Esto lo visualizamos en la crisis de los instrumentos que habían sido fetichizados para organizar el futuro.

El neoliberalismo utilizó tres instrumentos para crear un relato, un imaginario, falso en los hechos, pero creído por mucha gente sobre quiénes organizaban el futuro: el mercado, la globalización y la ciencia. El mercado globalizado ha mostrado que no es un sujeto cohesionador. Frente a la crisis del virus y a la expansión de los contagios, ningún mercado hizo nada. Al contrario, los mercados escondieron la cabeza como avestruces y lo que salió a relucir como la única y última instancia de protección social fueron los Estados. La globalización, como un ideario de modernización, mejora de la vida y de expansión ilimitada de las oportunidades, ya no tiene la capacidad para contener a los descontentos, para organizar a la gente que tiene miedo ni para calmar las preocupaciones de los angustiados. La ciencia, en la que se depositó de manera imaginada y tergiversada una potencia ilimitada y una capacidad infinita para transformar y resolver los problemas de la humanidad, ahora muestra sus límites. Hay cosas que los humanos no podemos resolver, enfrentar o remontar, fruto de nuestras propias acciones. La ciencia también tiene un horizonte de época, puede resolver muchas cosas y otras no. Se requiere mucho tiempo, esfuerzo, recursos y una modificación de los comportamientos para que la ciencia pueda abarcar y resolver los problemas que estamos ocasionando, especialmente por nuestra manera de haber roto metabólica, orgánica y racionalmente nuestra relación con la naturaleza.

Todo esto significa que la hegemonía neoliberal ha perdido el optimismo histórico. Ya no se presenta ante el mundo como portador de certidumbres imaginadas, horizontes plausibles, conquistables y realizables a mediano plazo. Las certezas imaginadas del futuro se han quebrado y este es ahora el nuevo sentido común. Ahora nadie puede decir cuál es el destino de la humanidad. La humanidad nunca tiene un destino, siempre es una incertidumbre, pero las grandes hegemonías lo que hacen es crear un imaginario del destino de la humanidad. Las ideologías y las hegemonías tienen una facultad performativa: la capacidad de crear lo que enuncian. Esta capacidad es la que perdió la hegemonía neoliberal planetaria porque ya no tiene la fuerza de despertar entusiasmo, crear adherencias duraderas, ni proponer un horizonte factible en el tiempo. Es un momento de cansancio y de estupor hegemónico, un momento que habilita una nueva materialidad de la hegemonía, que se vuelve porosa. Ya no se presenta como un caudal imbatible que va hacia un lado, sino como aguas estancadas, donde se filtran otro tipo de sustancias, otro tipo de elementos. Por lo tanto, estas aguas estancadas de la hegemonía conservadora hablan de la parálisis del horizonte predictivo. Repito: no es el fin ni del neoliberalismo económico ni de la hegemonía neoliberal. Es un momento de cansancio, de agotamiento y debilitamiento que puede arrastrarse incluso todavía años, cada vez con más dificultades, con menos irradiación, con menos entusiasmo, con menos capacidad de generar adherencias duraderas y legitimidades activas.

Ruptura del consenso neoliberal político y económico

La tercera característica de este ocaso es la ruptura del consenso neoliberal político y económico. Desde los años 80, la hegemonía neoliberal pudo desarrollarse en los ámbitos económicos y discursivos porque fusionó dos cosas: la economía de libre mercado y la democracia representativa. Esto le dio mucha fuerza. Había una retroalimentación entre el horizonte económico que buscaba reducir el Estado, entregar los bienes públicos a los actores privados, regular y fragmentar la fuerza laboral, reducir salarios y derechos, con un sistema de democracia representativa. Luego de la caída del muro de Berlín y del comunismo como una alternativa a la sociedad capitalista, todas las élites, sean de izquierda o derecha, habían apostado por el neoliberalismo, con un sentido un poco más social o más empresarial, porque compartían el mismo horizonte sobre el destino de la humanidad.

Luego de 40 años, ese núcleo de economía de libre mercado y democracia representativa comienza a dislocarse y disociarse, mientras surge un neoliberalismo cada vez más enfurecido. Esta es una de las características de la época. Cada año vamos a tener un replanteamiento de la propuesta neoliberal, cada vez más enfurecida, autoritaria, racista, xenofóbica, antiliberal, antifeminista, cada vez más vengativa, cada vez más fascista. Es lo que ha pasado en América Latina y en otras regiones del mundo. El caso del golpe en Bolivia, la situación de Brasil, Estados Unidos, Polonia y muchos otros países. Hay un neoliberalismo cada vez más autoritario, como una manera de atrincherarse, cuando sus fuerzas y su capacidad de atracción van menguando.

Además, por primera vez, la democracia comienza a presentarse como un estorbo para las perspectivas neoliberales. Se perdió el optimismo de los años 80 y ahora se miran con sospecha las banderas democráticas porque hay una divergencia entre las élites. Es decir, por un lado, hay élites que propugnan por continuar con el neoliberalismo: hay que enriquecer a los ricos, voltear de arriba abajo a los pobres, seguir privatizando y manteniendo la austeridad fiscal; y, por otra parte, hay élites y bloques sociales dispuestos a implementar otro tipo de políticas más híbridas: preocuparse de los pobres, replantearse los temas de la propiedad, los impuestos, el potenciamiento de lo común, entre otras cuestiones. Esta divergencia y la falta de un mismo horizonte de expectativas compartido preocupan a las élites neoliberales que comienzan a mirar con sospecha, recelo y distancia a la propia democracia y a los procesos electorales.

Tendencias de la suspensión del tiempo en el futuro inmediato

En este tiempo suspendido y de quiebre del horizonte predictivo podemos identificar cuatro tendencias para el futuro inmediato.

La primera está sucediendo en el debate de los grandes centros pensantes del capitalismo mundial: la revitalización de los Estados como sujeto protagónico. Esto ocurre bajo dos modalidades. La primera es la revitalización de la utilización de recursos públicos para atenuar las pérdidas o ampliar las ganancias empresariales. Esta es la vieja modalidad neoliberal que busca achicar el Estado, pero para agrandar sus riquezas con los bienes comunes que están bajo control o bajo propiedad del Estado. Actualmente, se está utilizando dinero público para la compra de acciones de las grandes empresas que han visto afectada su producción o comercialización por el confinamiento de los últimos meses.

Según un informe del Fondo Monetario Internacional, en octubre de 2020 las economías avanzadas habían utilizado capital propio de los Estados equivalente a un 11% de sus PIB en préstamos y garantías, y un 9% en gasto adicional. Es decir, las economías avanzadas, como Estados Unidos, Inglaterra, España, Italia, Alemania, Noruega, Suecia, Dinamarca, Japón o Canadá han utilizado entre el 15% y el 20% de sus PIB para comprar acciones de empresas, nacionalizar las pérdidas corporativas, entregar crédito a los bancos o amortiguar la reducción de ganancias de las empresas. Se trata de una revitalización del Estado, pero en términos de monopolios privados.

Otra modalidad de revitalización que pugna también por sobresalir es la del Estado en su dimensión de comunidad, que busca la protección social, mejorar salarios, ampliar derechos, aumentar la inversión pública, proteger a los más débiles, invertir en salud y en educación, crear empleos o nacionalizar empresas privadas para generar recursos públicos en favor de la gente.

Todo Estado tiene estas dos dimensiones. Como señala Marx, “el Estado es una comunidad ilusoria”, que tiene la dimensión de los bienes comunes (la riqueza es un bien común, los impuestos son un bien común, las identidades son bienes comunes), pero son bienes comunes de administración monopólica. Lo que están haciendo las fuerzas conservadoras es utilizar los bienes comunes para beneficio privado, a través del potenciamiento de lo monopólico del Estado; en tanto que las fuerzas sociales progresistas se esfuerzan por la ampliación del Estado como comunidad con bienes para ser distribuidos y utilizados por la mayoría de la población. Hacia dónde se incline el Estado dependerá de las luchas sociales, de la capacidad de movilización, de gobernabilidad vía parlamento y en las calles, de la acción colectiva, etcétera.

Una segunda tendencia del momento actual es el uso del excedente económico de cada sociedad. En los siguientes meses y años se van a incrementar las luchas sociales, políticas e ideológicas entre los distintos partidos, conglomerados, grupos de presión, clases y movimientos sociales, para determinar quién se va a beneficiar con los recursos públicos que son escasos. Con necesidades muy grandes y bienes escasos, ¿se beneficiará al sector empresarial, trabajador, campesino, obrero, medio? ¿A la burocracia, a los terratenientes, a los hacendados o a los banqueros? Los Estados se están endeudando una o dos generaciones por delante y están emitiendo más dinero para que haya circulante y movimiento económico. Ahí aparecen dos querellas: por el uso de ese dinero y por quién va a pagar ese dinero.

La tercera tendencia es lo que podemos definir como apertura cognitiva de la sociedad. En la medida en que las viejas certidumbres se vuelven más rudimentarias y ásperas, y que el horizonte predictivo de la sociedad neoliberal se achica, la gente comienza a abrir su capacidad y disposición para recibir nuevas ideas, creencias y certidumbres. Los seres humanos no pueden permanecer indefinidamente sin horizontes de predicción más o menos estables y de mediano plazo. Es una necesidad humana porque necesitamos “terrenalizar”, necesitamos anclar la proyección de nuestras vidas, acciones, trabajo, esfuerzos, ahorros, apuestas académicas y amorosas en un tiempo más o menos previsible. Cuando eso no se da, se busca por donde sea. Esta es la base para el surgimiento de propuestas muy conservadoras, cuasi fascistas, que es lo que está sucediendo en algunos países del mundo. En Bolivia, los perdedores de las elecciones han ido a rezar ahí, han ido a hincarse ante los cuarteles para pedir que los militares tomen el gobierno. La salida ultraconservadora, fascistoide reunió a toda la gente que se metió en el golpe de Estado: Añez, Carlos Meza, Tuto Quiroga, la Organización de Estados Americanos, OEA. Esto es algo nunca había sucedido en el continente, ni en los años 70, en el continente. Ahora vemos esas imágenes patéticas del abandono de la racionalidad política para pedir este tipo de salidas.

La cuarta tendencia son los gigantescos retos para las fuerzas progresistas y de izquierda del planeta para enfrentar la gravedad de este horizonte predictivo quebrado y diluido. Simplemente voy a mencionar los seis temas que cualquier propuesta debería abordar al momento de asumir la batalla por el sentido común y por el horizonte predictivo de la sociedad en los siguientes meses y años:

1. La democratización política y económica, y sus distintas variantes. Esto es lo que algunos denominan la posibilidad de un socialismo democrático.

2. La lucha contra la explotación, incluyendo no solamente la distribución de la riqueza sino también la democratización de las formas de concentración de la gran propiedad.

3. La desracialización y la descolonización de las relaciones sociales y de los vínculos entre los pueblos y entre las personas incluidas al interior de las organizaciones.

4. Los procesos de despatriarcalización y la reivindicación de la soberanía de las mujeres sobre la gestión de sus cuerpos y de sus vínculos.

5. Un ecologismo social que no mire a la naturaleza como un parque, sino que vea la naturaleza en su relación con la sociedad. Se requiere un enfoque que restablezca el metabolismo racional entre el ser humano y la naturaleza, tomando en cuenta la satisfacción de las necesidades básicas imprescindibles de la gente más humilde, de los pobres y de los trabajadores.

6. Un internacionalismo renovado. Los retos de la izquierda y de las fuerzas progresistas en los siguientes años van a radicar en la capacidad de impulsar propuestas de democratización política y económica cada vez más radicales.

Creo que estamos ciertamente ante tiempos sociales muy estremecedores. Paradójicamente, a pesar de que hablamos de un tiempo paralizado, se están desarrollando local y tácticamente un conjunto de luchas, convulsiones e inestabilidades permanentes que nos indican que las victorias del lado conservador y las victorias del lado progresista o de la izquierda, tampoco han de ser duraderas. Es un tiempo en que nada ha de ser duradero durante un periodo prolongado. Cada victoria de las fuerzas conservadoras tendrá pies cortos y podrá derrumbarse, y cada victoria de las fuerzas de izquierda podrá tener pies cortos si es que no sabe corregir errores e impulsar un conjunto de vínculos con la sociedad.

Este es el conjunto de ideas que quería compartir con ustedes sobre nuestro tiempo presente.

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Derechos humanos y los juicios de lesa humanidad, la ciencia y la recuperación de identidades pérdidas e historias que aún no fueron del todo contadas, que se pierden en tumbas nn o en huesos enterrados en los ríos. La memoria histórica y simbólica de sucesos que hay que recordar para que no vuelvan a ocurrir, en medio de una crisis sanitaria del neoliberalismo como forma del capitalismo y los procesos de globalización que lo caracterizan y que termina nutriendo una crisis sistémica, de confianza en las instituciones y los organismos de gobernanza, de perdidas de identidades colectivas en aras de una universalización indefinida en un “yo mismo” autodestructivo y decadente incapaz de sostener relaciones interpersonales y entender que en la necesidad de algún orden común, nos va la vida.

En estos escenarios caóticos y desordenados, las PASO surgen como posibilidad de probarnos a nosotros mismos, como individuos que necesitamos organizarnos con otros individuos en un contexto geográfico pero también simbólico. Presente pero que tenga arraigo en aquellos que dieron su vida en estas tierras para que hoy fuésemos lo que somos con todo lo imperfecto y lo que deseamos cambiar pero también con aquello que nos hace argentinos, al menos reconociéndonos comunitariamente en el “Nunca mas” a dictaduras genocidas, y en los juicios a sus perpetradores y en sostener la democracia, precaria e imperfecta que tenemos, como instrumento para mejorar y mejorarnos en la participación y los procesos que la historia signara en el futuro, como el de la recuperación de alguna cordura en los días de la peste, que recupere el sentido universal de ser “uno” en medio de otros “unos” en un nosotros “argentino” “latinoamericano” “popular”. Nadie se salva solo. Que cada quien haga su parte.

Daniel Roberto Távora Mac Cormack


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