De Chicanas, agendas mediáticas, luchas de clase y geopolítica.

 


Francisco A. Taiana Licenciado en Historia recibido en la Universidad Torcuato Di Tella y Magister en Estudios sobre China por la Yenching Academy of Peking University. Se desempeña como Director Nacional en el Ministerio de Cultura de la Nación.

A medida que el mundo en su conjunto transita el primer aniversario de la pandemia de COVID-19, los síntomas de un nuevo escenario global se manifiestan cada vez con mayor vigor. Si bien la unipolaridad, que caracterizó al sistema internacional luego de 1989, pareciera perder terreno año a año frente a una nueva multipolaridad, esa transición se está produciendo con una cantidad de desafíos no menores. A pesar de que un “orden multipolar” está lejos de ser un oxímoron, es lógico suponer que una mayor cantidad de actores de peso en el escenario global implique un sistema internacional más complejo e inestable.

La imprevisibilidad del Coronavirus y su impacto severo sobre la economía, aún incuantificable, han profundizado una coyuntura histórica, ya marcada por la incertidumbre. A su vez, la aparición simultánea de diferentes vacunas no solo ha intensificado la rivalidad interestatal, sino que además ha visibilizado la desigualdad preexistente entre el mundo desarrollado y el mundo en vías de desarrollo.

Por otro lado, los desafíos a nivel de cada Estado en particular no parecieran ser menos imponentes.

Estados Unidos

En Estados Unidos, la presidencia de Joe Biden supone una reorientación parcial del rumbo de Washington, que se deberá enfrentar a una serie de limitaciones estructurales fuertemente arraigadas. Si bien es razonable esperar que la diplomacia de Biden sea de un carácter un tanto más previsible que el estilo estrambótico y distintivo de su predecesor, no pareciera haber en la situación actual demasiado margen de maniobra para para cambios muy sustanciales.

Los niveles de tensión en la relación con China (tendencia profundizada bajo Trump, aunque iniciada con el Obama tardío) puede perfectamente aminorar, pero difícilmente resuelvan las contradicciones de fondo que se generan entre una potencia en ascenso y una potencia establecida. Además, por más eficaces que sean los posibles gestos de reconciliación entre Washington y Beijing, estos no anulan las hipótesis de conflicto existentes entre ellos (principalmente en el Mar Meridional de China, Taiwán y en la Península Corea) (Allison, 2017).

Además, en los últimos años, Estados Unidos intentó detener la expansión de la influencia de la República Popular China a escala global, al modificar abruptamente sus políticas comerciales e industriales, al cuestionar la viabilidad de la Iniciativa de la Franja y la Ruta y al presionar a sus aliados para que alejen a las empresas de alta-tecnología chinas; siendo el ejemplo más notable de esto el caso Huawei (Heydarian, 2020).

Similarmente, la llegada de Biden no pareciera suponer, en lo inmediato, una reversión de las crecientes divergencias entre Estados Unidos y la Unión Europea que se han dado en los últimos años.

Asimismo, el engorroso y contradictorio retiro estadounidense del Medio Oriente. iniciado en la década anterior, sigue sin resolverse por completo. En este sentido, la cuenta pendiente más trascendente y delicada es, sin dudas, Irán, que a pesar de continuar insistiendo en la naturaleza pacífica de su programa nuclear ha retomado el enriquecimiento de uranio al 20%; una cifra que está simultáneamente muy por debajo del 90% requerido para fabricar un arma atómica y muy por encima del 3.5% que les está permitido bajo el Acuerdo Nuclear que firmó con Estados Unidos (que luego se retiraría del acuerdo durante la presidencia de Trump) y otros 5 países en el año 2015 (“Iran disowns minister’s warning that it might seek nuclear weapons if cornered”, 15 de febrero 2021).

No obstante, a pesar de la complejidad e importancia que tiene la cuestión de Irán, y otros temas en la región, hay factores estructurales y coyunturales que seguirán imponiendo la estrategia de retirada estadounidense de Medio Oriente: la seguridad brindada por su recientemente obtenida autosuficiencia en producción de petróleo y gas, y una creciente aversión de su población al aventurismo militar probablemente sigan impulsando esta política.

Por último, Latinoamérica asoma como una de las incógnitas más grandes de la política exterior de Biden. A pesar de ello, hay una observación preliminar clara que se puede hacer: la victoria del Partido Demócrata ha dejado al Brasil de Bolsonaro, uno de los aliados más notorios de Trump a nivel global, en una posición muy delicada tanto a nivel bilateral con Washington y a nivel regional con el resto de Latinoamérica.

En el panorama interno, la situación también pareciera ser notablemente delicada. La espectacular toma del Capitolio por militantes de extrema derecha en defensa del supuesto fraude electoral denunciado por un derrotado Donald Trump no es otra cosa que la más reciente de una serie de explosivas muestras de descontento popular que se han dado en los últimos tiempos a lo largo del país y a lo ancho de su espectro político. El hecho de que la asunción de Biden se haya dado con más tropas en la ciudad capital que aquellas desplegadas en todo Medio Oriente (Haltiwanger, 2021) es un dato anecdótico, pero no por ello menos revelador de la profunda crisis de legitimidad que está atravesando el régimen.

Finalmente, todas estas corrientes se desenvuelven en un Estado que ostenta el lúgubre y desafortunado título de ser el país con el mayor número de muertos e infectados de COVID-19 en el mundo. Resulta difícil sobreestimar el impacto de la pandemia en la derrota de Trump. Qué efecto tendrá sobre los destinos políticos de su sucesor, queda aún por verse.

Reino Unido

El caso de uno de los aliados estadounidenses más cercanos e importantes, el Reino Unido, es aún más incierto. Una de esas coincidencias inclementes del destino le ha superpuesto a la nación insular la lucha contra la pandemia y su engorroso divorcio de la Unión Europea.

La que otrora fuera una de las economías más estables y previsibles del mundo, se encuentra enfrentando una serie de desafíos internos y externos, íntimamente conectados entre sí, cuyas potenciales consecuencias son aún difíciles de cuantificar, mientras Londres intenta redefinir su ahora incierto lugar en el mundo.

Si bien el temido No-Deal Brexit (es decir, la salida de la UE sin un acuerdo previamente establecido con las autoridades en Bruselas) fue evitado a último momento, el divorcio entre Gran Bretaña y el bloque regional no significa el fin de tensiones entre los mismos; como lo ha ejemplificado el caso de las vacunas mencionado anteriormente.

A su vez, la continuación de la apertura de la frontera entre la República de Irlanda e Irlanda del Norte ha acercado ambas partes de la isla mientras que las nuevas fronteras entre esta y la isla de Gran Bretaña la han alejado como nunca antes del resto del Reino Unido (Edgington, 2021). Por primera vez en más de un siglo de independencia irlandesa, la reunificación de la isla se asoma como una posibilidad muy real en el horizonte.

Asimismo, el Brexit también ha fortalecido sustancialmente el nacionalismo escocés tanto en apoyo popular como en representación parlamentaria, en donde el Scottish National Party (SNP) no ha parado de crecer tanto a nivel local como en el parlamento británico. De continuar esta tendencia, un nuevo referéndum de independencia para Escocia pareciera probable en el futuro cercano. De concretarse ambos procesos, el Estado que hoy conocemos como el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, luego de trescientos años, podría dejar de existir en esta década (Peabody, 2021).

Con tan solo producirse alguno de todos estos cambios, la relación entre Londres y la Unión Europea se enfrentará a desafíos considerables al desencadenarse nuevos, pero intensos, conflictos de intereses.

A su vez, para la Unión Europea el año 2021 también conlleva desafíos importantes en la medida que el bloque supranacional continúa sin encontrar una respuesta cohesiva a la pandemia de COVID-19. El previsto retiro de Angela Merkel del liderazgo de Alemania, una de las fuentes de mayor continuidad y estabilidad del bloque en los últimos 16 años, presenta varias incógnitas respecto de la futura política interna de la Unión Europea. En el plano internacional, el panorama no presenta muchas mayores certezas.

Si el futuro británico post-Brexit da cuenta de una serie de problemáticas para la Unión Europea en su flanco occidental, su frontera oriental no es menos compleja: a su tradicional dificultad por consolidar una postura unificada frente a Rusia, se le ha sumado en los últimos tiempos una preocupación por el creciente aventurismo turco.

Turquía

En cuanto refiere a Turquía, único miembro euroasiático de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y quien ostenta el segundo ejército más grande de la alianza (“Turkey Military Strength”, 2021), ha demostrado un comportamiento cada vez más autónomo de Occidente. Su candidatura para ser miembro de la Unión Europea, iniciada hace décadas, parece un recuerdo cada vez más lejano a medida que el gobierno turco ha virado su orientación estratégica de Europa hacia Asia y, más específicamente, Medio Oriente.

El nacionalismo islámico desarrollado en los últimos años por el presidente Erdogan lo ha alejado del liberalismo internacionalista mantenido por la Unión Europea, mientras que los diversos conflictos a lo largo del Mediterráneo Oriental han generado un vacío de poder notable. Las numerosas guerras que aún se libran en la región, sumadas a un Egipto subsumido en sus propias preocupaciones internas y una Arabia Saudita que ha demostrado ser incapaz de construir una hegemonía, dejan a Turquía como el líder natural del mundo sunni.

Asimismo, el gobierno de Erdogan en tiempos recientes ha empezado a proyectar su poder en la región, involucrándose militarmente en Irak, Siria y Libia, apoyando a Azerbaiyán en su reciente guerra contra Armenia e intimidando a Grecia en el mar. En otras palabras, la República de Turquía está buscando afirmar su dominio en muchas de las regiones en las cuales su Estado predecesor, el Imperio Turco Otomano, fue la potencia dominante por casi cuatro siglos.

De ser exitosa en el largo plazo, esta aventurera política exterior, descrita ocasionalmente como “neo-otomana” (Maziad y Sotiriadis, 2020), podría traer considerables beneficios; entre ellos devolverle a Turquía el estatus de “Gran Potencia” después de un siglo de estar relegada a un segundo plano en el sistema internacional. Por otro lado, queda por verse la reacción que generará esta expansión agresiva entre los principales actores regionales (Irán, Arabia Saudita, Egipto e Israel) y extrarregionales (Estados Unidos, Rusia, China y la Unión Europea); sin mencionar los desafíos intrínsecos del Medio Oriente que en las últimas décadas han demostrado ser enormes.

No obstante, tanto el alejamiento entre la Unión Europea y el Reino Unido, como el aventurismo militar turco y la parcial retirada estadounidense ponen en duda la viabilidad de la OTAN en el largo plazo. Si bien el hecho de que esta organización, fundada para la contención de la Unión Soviética, haya sobrevivido treinta años a su propósito original es ciertamente notable, la correlación de fuerzas actual cuestiona la necesidad de la misma. Más específicamente, cuando se toma en consideración que (con algunos incrementos presupuestarios y sobreponiéndose a unos no menores prejuicios históricos) los países de la Unión Europea estarían más que en condiciones de garantizar su propia seguridad, la perspectiva de la creación de un “Ejército Europeo” en el futuro no muy distante no pareciera ser para nada disparatada (Nguyen, 2020).

Rusia

En lo que concierne a la Federación Rusa, el año 2021 la encuentra en una coyuntura particularmente compleja de éxitos y crisis. Por un lado, la producción y exportación de su vacuna Sputnik V le ha significado un notable éxito diplomático a Moscú y le ha habilitado un margen mucho mayor de maniobra en el escenario global. Simultáneamente, la oleada de protestas que atravesó el país luego del arresto del dirigente opositor Alexei Navalny revela un creciente descontento, particularmente entre los sectores medios urbanos, con el gobierno. No obstante, lo que tal vez sea más ilustrativo de las protestas es que han remarcado el nivel de incertidumbre existente en relación a la eventualidad de un post-putinismo (Troianovski y Higgins, 2021).

Por otro lado, la cuestión de las protestas, enmarcadas en la temática de los derechos humanos, se han vuelto otro punto más de tensión entre Rusia y Occidente. En este sentido, la elección de Biden fácilmente conlleva a un deterioro en las relaciones ya distantes entre ambos países.

A su vez, en la medida que Washington y Moscú mantengan sus enfrentamientos, Rusia y China, rivales históricos, continúan su actual edad dorada en sus relaciones bilaterales. Golpeada por una batería de sanciones y disputando espacios de poder en Ucrania y Medio Oriente, a Rusia no le quedan muchas más opciones que alinearse con la República Popular China y, por el momento, hacer la vista gorda de los recientes avances chinos en su tradicional esfera de influencia (es decir, Asia Central).

China

En cuanto refiere al caso de la República Popular China, el 2021 la encuentra en una coyuntura crucial. En el plano interno, los últimos años han visto una creciente atención de la comunidad internacional sobre tres temáticas puntuales: la ciudad de Hong Kong, la isla de Taiwán y la Región Autónoma Uigur de Xinjiang.

En relación a Hong Kong, una serie de protestas en 2019, que originalmente comenzaron como una reacción negativa frente a un proyecto de ley de extradición, se tradujeron pronto en un conflicto más generalizado respecto de la autonomía de la ciudad y su integración con el resto de la República Popular China. Si bien manifestaciones de este estilo no son inéditas (por citar un ejemplo se puede señalar a la llamada Revolución de los Paraguas de 2014), el ciclo de protestas de iniciado en 2019 se destaca por su duración, su intensidad y la reacción que ha generado en la comunidad internacional y particularmente en Occidente, donde sobretodo Estados Unidos y el Reino Unido lo han convertido en un nuevo punto de conflicto con Beijing.

A su vez, la situación en Hong Kong también tuvo su impacto en Taiwán y fue uno de los factores que llevó a la relección de la presidenta de tendencia independentista, Tsai Ing-wen, en enero de 2020 (Nachman, Kar Ming Chan, y Mok, 2020). La histórica victoria de Tsai, obtenida con más del 57% de los votos, no solo ha fortalecido enormemente la posición de su partido, el Partido Progresista Democrático (PPD), sino que seguramente lleve a la profundización de la creciente grieta entre Beijing y Taipei. Este dato es particularmente significativo ya que un intento de declaración de independencia por parte de Taiwán es tanto la hipótesis de conflicto más importante para Beijing, como la hipótesis de conflicto más importante entre Beijing y Washington, que en numerosas ocasiones ha reiterado su intención de intervenir en cualquier intento de reunificación forzosa con el continente.

Finalmente, la última problemática interna de la República Popular China que hay que destacar es el caso de Xinjiang, alrededor del cual se ha generado otro foco de tensión entre Beijing y Washington. La política del gobierno central chino de contrainsurgencia y contraterrorismo en su región centroasiática ha recibido creciente atención por parte de la prensa occidental y el gobierno estadounidense, los cuales han acusado a China de severas violaciones de Derechos Humanos.

A este panorama interno se le agrega la pugna respecto de la imagen de la República Popular China que el coronavirus ha desatado ante la opinión pública mundial. En esta contienda, la “China modelo” con su eficacia ejemplar en la lucha contra el virus y la producción de vacunas se contrapone a la “China culpable”, responsabilizada por la pandemia por parte de ciertos sectores, a la que a su vez contrarrestada por la “China solidaria”, que ha enviado recursos materiales y humanos a distintos países del mundo.

Al margen de la emergencia sanitaria, las relaciones sino-estadounidenses no fueron la única relación bilateral en empeorar en épocas recientes. Una turbia escaramuza en la disputada triple frontera de China-India-Pakistán el 5 de mayo de 2020 dejó un incierto número de víctimas fatales, y resultó en el punto más bajo en la relación entre China e India en décadas. A su vez, este punto de conflicto, heredado del proceso de descolonización, subraya la gran incógnita de cuál será la naturaleza de la relación que Beijing construirá con esa superpotencia emergente que es su vecino austral.

A las tensiones con la India, se le agrega una disputa diplomática desarrollada en los últimos tres años con Australia, una potencia regional con vínculos muy cercanos a Estados Unidos. Además, estos tres países junto a Japón conforman la informal “Alianza Cuadrilateral”, un espacio creado con una clara intención de contención de la influencia china en la cuenca del Indo-Pacífico (Heydarian, 2020).

No obstante, este armado no carece de problemas propios: Australia mantiene una gran dependencia económica de China, al ser esta el destino de alrededor de un tercio de sus exportaciones; la India mantiene una tradicional desconfianza hacia los Estados Unidos y se encuentra rodeada por países con vínculos mucho más cercanos a Beijing que a Nueva Deli (Pakistán, Sri Lanka y Myanmar, por nombrar algunos ejemplos); y Japón presenta una gran incógnita tras la renuncia de Shinzo Abe, el primer ministro que más años duró en el cargo desde 1945, a finales de 2020.

Por otro lado, China aún mantiene numerosas ventajas. A pesar del impacto de la pandemia, la República Popular China fue de las pocas economías en el mundo que logró tener crecimiento en su PBI el año pasado (alrededor del 2%) y sus ventajas productivas se han visto, de hecho, reforzadas durante el 2020. Asimismo, China sigue siendo, entre las economías más importantes del mundo, la que tienen el plan más abarcativo y sustancial para el desarrollo del Sur Global: la Iniciativa de la Franja y la Ruta.

A modo de cierre

A lo largo de este texto, hemos presentado una radiografía general de la coyuntura histórica que atraviesa actualmente el mundo: el renacimiento de un orden multipolar. A su vez, hemos buscado ilustrar cómo esto implica una complejización del sistema internacional, en la que abundan oportunidades y desafíos para actores con un creciente margen de maniobra.

Esta complejización también se ha visto acompañada, por lo menos en esta etapa temprana, de una notoria crisis del sistema multilateral; en la cual las principales instituciones del orden mundial establecido en 1945 se han demostrado incapaces de dar respuestas certeras a las nuevas crisis que van emergiendo y, en consecuencia, se han visto progresivamente cuestionadas, aún por muchos de sus arquitectos.

Finalmente, se debe señalar que son precisamente las oportunidades y desafíos que plantea un mundo multipolar los que le presentan a Argentina, un país de características medianas, el imperativo estratégico de desarrollar una política exterior soberana, autónoma, madura y plural. Esta política exterior, además, debe necesariamente pensarse dentro del marco de América Latina y retomando la agenda de la integración regional.

En un escenario de creciente incertidumbre, el futuro de la República Argentina se encuentra necesariamente ligado al camino del multilateralismo, la cooperación, el respeto por la soberanía y el derecho internacional; es decir, los pilares tradicionales de su diplomacia. Consecuentemente, es en ese espíritu que nuestro país debe trabajar para la emergencia de una nueva etapa en la globalización; marcada ahora por el ascenso del Sur Global y el florecimiento de la Cooperación Sur-Sur.

(Agencia Paco Urondo (APU))

Texto del sociólogo y filósofo Zygmunt Bauman, escrito el 7 de octubre del año 2010 y publicado en el año 2012 en el libro “This is not a diary”.

Por Zygmunt Bauman para Bloghemia

Además de tratarse de una economía del exceso y los desechos, el consumismo es también, y justamente por esa razón, una economía del engaño. Apuesta a la irracionalidad de los consumidores, y no a sus decisiones bien informadas tomadas en frío; apuesta a despertar la emoción consumista, y no a cultivar la razón”.
Zygmunt Bauman

El crédito no ha estado casi nunca tan barato como ahora en Estados Unidos. La Reserva Federal presta dinero a los bancos a cambio de migajas, a un tipo de interés cercano a cero. Pero eso mismo que constituye un incentivo para que los ricos pidan prestado a fin de hacerse más ricos todavía demuestra ser también un obstáculo para los pobres y los no tan ricos, a quienes ciertamente les encantaría tomar prestado para no hundirse aún más en la pobreza. Una vez más, la operación de “rescate de la economía del país” se traduce en un permiso para que los ricos acrecienten su riqueza. Y en cuanto a los pobres, ¿a quién le importan?

Tal como nos informa Graham Bowley en el New York Times del 3 de octubre, son las grandes empresas estadounidenses (Microsoft, Johnson & Johnson, PepsiCo o IBM) las que han empezado a tomar abundantes fondos a crédito. Difícilmente iban a perderse semejante oportunidad de amasar efectivo a coste casi nulo y almacenarlo hasta que llegue el momento en que la economía “regrese a la normalidad”, es decir, cuando las inversiones comiencen a reportar de nuevo las rentabilidades correctas y apropiadas. Como señala Richard J. Lane, analista de Microsoft, a una empresa “le resulta actualmente más barato tomar prestado dinero nuevo en el mercado de deuda que recuperar su propio dinero del extranjero”. Y, así, los grandes usuarios de dinero que pueden permitírselo toman prestado efectivo para almacenarlo y, si lo ponen de nuevo en circulación, es con la idea de readquirir sus propias acciones o de financiar nuevas fusiones y adquisiciones (hostiles en su mayoría). Son prudentes y no se precipitan construyendo nuevas fábricas o contratando más mano de obra. Hasta el momento, las grandes compañías han acumulado en sus arcas un impresionante tesoro oculto de 1,6 billones de dólares sobre el que asentar sus reales. Y según opina Michael Gapen, economista de Barclay Capital, lo más probable es que tengan intención de usar ese dinero barato (y lo usen) para obtener tecnología sustitutiva de mano de obra y para recortar empleos.

En resumidas cuentas, tampoco ahora se ha producido el tan cacareado “efecto de goteo” (trickle-down effect). Hasta el momento, es la consecuencia contraria la que, desgraciadamente, parece haberse hecho efectiva. Según Bowley, los préstamos y créditos a bajo interés “han perjudicado en el fondo a muchos estadounidenses, sobre todo a jubilados cuyas rentas del ahorro han caído en picado”, como los tipos de interés en general hasta niveles muy próximos a cero. Pero los pensionistas que se han visto obligados a consumir anticipadamente una parte significativa de sus ahorros de toda una vida son solo una de las categorías de personas que han sufrido las más aciagas y dolorosas consecuencias tanto del colapso del crédito como de las actuales políticas (tan en boga) de reactivación del mismo. La mayoría (si no la totalidad) de los casi quince millones de personas desempleadas en Estados Unidos (así como el número no precisado de adultos y niños que supuestamente dependían de los salarios e ingresos de esos trabajadores) conforman otra de las categorías. Y aún hay otra compuesta por los pequeños negocios o empresas, pues el crédito barato se resiste tenazmente a “gotear” siquiera hasta ese nivel. Para todas esas categorías, la obtención de préstamos continúa siendo una misión de imponente dificultad que les exige embarcarse en una lucha a contracorriente con muy escasas (por no decir nulas) probabilidades de éxito. Muchos de esos individuos y empresas se enfrentan a la perspectiva de la bancarrota: la mayoría no pueden siquiera soñar con expandirse y crear empleos, lo que arroja más sal a las heridas de los que ya están desempleados (o subempleados). Todas las medidas emprendidas en nombre del “rescate de la economía” se convierten, como tocadas por una varita mágica, en medidas que sirven para enriquecer a los ricos y empobrecer a los pobres.

Mientras escribo estas líneas, la iniciativa de la actual administración estadounidense a la que el Congreso ha opuesto una más que enconada resistencia y contra la que mantiene una lucha más encendida es la derogación de los recortes fiscales para los súper ricos aprobados en su momento por George W. Bush (la controvertida suma de los cuales asciende en torno a unos 700.000 millones de dólares). Uno de los inversores de más éxito de todo el mundo, calificado a menudo con el sobrenombre del “legendario inversor Warren Buffet” y clasificado una y otra vez entre las personas más acaudaladas del planeta (según su biografía en Wikipedia, la segunda más rica del mundo en 2009 y, actualmente, la tercera), ha anunciado al parecer que “hay una guerra de clases, de acuerdo. Pero es mi clase, la clase rica, la que está librando esa guerra… y la estamos ganando”.

Cuánta razón demuestra tener ese legendario inversor…

(La Tinta)

Construcción de la agenda mediática: Una mirada al interior de la comunicación

CORNEJO URBINA, Universidad Antonio Ruiz de Montoya, Perú en “Anuario Electrónico de Estudios en Comunicación Social” "Disertaciones", vol. 8, no. 1, 2015

En la sociedad actual, donde el boom de las nuevas tecnologías globales y la consolidación de la industria de la información configuran la era de las comunicaciones masivas, los medios se están convirtiendo en el primer poder por su manejo y posicionamiento en temas dirigidos a la opinión pública. Es decir lo que lee, ve y escucha la gente hoy, pasa por temas, personajes y hechos que los medios seleccionan y lanzan como noticia.

Esto no pasaría de ser una mera operación mediática de no ser por aquello que hacen muchos medios en el manejo de sus contenidos, orientados, por lo general, en tener un matiz sensacionalista, el cual atenta contra el honor de las personas, atacando políticos de turno y presentando las informaciones con una intencionalidad (y hasta cierta especialidad) por lo cruento, violento y dramático.

Somos conscientes de la importancia de los medios para la comunicación, pero la tendencia del ‘infoentretenimiento’ y el sensacionalismo de ciertos medios ha puesto en discusión el papel de los medios de información y el rol de los periodistas y comunicadores. El debate sobre este tema está abierto.

En este contexto, el libro Construcción de la agenda mediática: una mirada al interior de la comunicación, del profesor Amaro La Rosa (Fondo Editorial USMP, noviembre 2013, Lima-Perú) se presenta como un referente para entender la lógica de trabajo de los medios, su organización, planificación y la construcción de sus agendas mediáticas, y con ello, la comunicación interna entre editores, reporteros, periodistas y técnicos que elaboran un producto atractivo y eficaz para las audiencias.


 

El profesor Amaro ubica al lector en el campo mismo del quehacer de los medios, lo traslada al set de televisión, a la sala de redacción, a la cabina de radio y al contexto virtual para guiarlo por el lenguaje que estos manejan; con sus jergas, estéticas y estilos peculiares.

Este libro da luces de cómo son técnicos y estratégicos los medios, y como ello es clave para lograr un cierto éxito en los programas de televisión, las coberturas informativas por Internet o el trabajo de las redacciones. Un tema relevante puesto que muchas veces se ha considerado que los contenidos por sí solos marcan la diferencia en el impacto positivo de los medios.

Sin embargo, es importante recordar que la parte técnica y el contenido en los medios deben ser analizados y elaborados, a profundidad, por los editores y jefes de prensa para que estos reflejen la línea editorial del medio. En nuestro contexto, cambiante y actual, la revisión de los temas cotidianos y los análisis de coyuntura son claves para que el medio vaya al paso con los hechos de la realidad.

Por otra parte, el desarrollo de las nuevas tecnologías, los formatos y las estéticas de los medios concitan la atención de las audiencias contemporáneas, más que los contenidos. Por ello, como parte de este fenómeno audiovisual, los medios sensacionalistas explotan estos recursos en detrimento de la información.

Asimismo, dentro de los criterios utilizados por los medios al momento de construir la agenda mediática o agenda setting, el libro destaca las siguientes categorías de análisis: lo importante vs. lo interesante, lo frío vs. lo emotivo, lo lejano vs. lo cercano, lo abstracto vs. lo concreto, lo singular vs. lo corriente, lo actual vs. lo inactual, lo episódico vs. lo duradero.

Además, otro tema importante que se analiza en la obra es el tratamiento que se le da a la información por parte de los medios de comunicación. Debido a que la naturaleza de este sector hace que el tiempo sea una constante presión, los medios generalmente trabajan con la modalidad de presentación episódica, es decir, si los hechos están ahí ‘al alcance de la mano’, no es necesaria una acuciosa investigación para hallar los datos indispensables que permitan contextualizar las cosas.

Amaro La Rosa señala que para que un medio pueda ser aceptado en un contexto, y que esto se exprese en elevada sintonía o masiva compra, “se debe lograr un conocimiento apropiado de la comunidad y de sus opiniones, de tal manera se hace posible un mayor impacto social”.

El libro destaca la masividad de los medios en una sociedad interconectada, con los temas que emiten y los juicios que presentan los medios, dejando entre ver de manera implícita, la política de la autocrítica y la no crítica que hay en ellos. Los medios seleccionan sus fuentes, reconstruyen las coyunturas y presentan su verdad de los hechos. “Hechos que dan origen a hipótesis, que se proponen y se dejan a la valoración de los interlocutores”, (Eco, 1999).

Sin duda, los medios son parte importante del desarrollo de las comunicaciones. Por ello, deben ser estudiados desde lo operativo y, sobre todo, desde sus ideologías e intereses. Esto debido a que son ellos, muchas veces, los que deciden elecciones políticas, educan (o malcrían) a nuestros hijos, nos informan sobre el desarrollo y crecimiento económico o presionan a los entrenadores de fútbol para que ganen partidos, etc.

Este libro de Amaro La Rosa nos permite conocer mejor la función social que tienen hoy los medios en un mundo cada vez más interconectado por Internet, donde cada familia tiene al menos un televisor en casa.

(Disertaciones. Universidad del Rosario (colombia))

Osvaldo Pellín nació en el barrio de Parque Chacabuco, en la ciudad de Buenos Aires, el 19 de abril de 1940. Es hijo de Orestes Héctor Pellín, argentino hijo de españoles, valencianos y de Margarita Plaitano, descendiente de italianos. Su hermano, Juan Carlos, también médico, realizó su carrera en Estados Unidos.
Osvaldo estudió en la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de Buenos Aires, a la que ingresó en 1958 con la rectoría de Risieri Frondizi y el decanato de Florencio Escardó. Eran épocas del retorno de grandes cerebros que se habían exiliado en la época de Perón: Bernardo Houssay, Eduardo de Robertis, Andrés Stoppani, investigadores de primerísimo nivel.
Pellín se recibió de médico en 1963, a los 23 años, y realizó la residencia médica en el Hospital Regional de Mar del Plata, creado en la gobernación de Oscar Alende. Época en que se sancionó la Ley de Reforma Hospitalaria en la Provincia de Buenos Aires.
El proyecto de dicha ley consistía en regionalizar sanitariamente la provincia con eje en hospitales modernos, departamentalizados, de alta complejidad y atención extramuros con acciones básicas de extensión sanitaria, todo con el auspicio del Estado.

En una oportunidad, en 1970, Pellín viajó a Gualeguaychú, Entre Ríos, a una campaña para la erradicación de la viruela,  programa auspiciado por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Allí estuvo con Ginés González García,  quien  posteriormente sería ministro de Salud de la Nación.
 
Carrera política
En 1985, Pellín fue electo diputado nacional por el Movimiento Popular Neuquino. Terminado el mandato, regresó al hospital, hasta que en 1991 vuelve a la escena política para integrar el gabinete del gobernador Jorge Sobisch como ministro de Gobierno y Justicia.
En 1994 fue candidato y nuevamente electo diputado nacional por el MPN. Al finalizar su mandato, en 1998, Pellín se afilió al Partido Socialista. Durante los años del Congreso de la Nación trabajó con el diputado por Santa Fe Guillermo Estévez Boero, con quien compartió muchos momentos e ideas políticas.
 
Alma de  poeta
Hoy Pellín dedica su tiempo a depurar su vocación literaria, incentivada por su amiga, la poeta Irma Cuña, y profundizada en los talleres de Literatura Creativa a cargo de la narradora María Cristina Ramos.
Pellín ha publicado los libros “Afuera de nosotros y otros silencios”, un volumen de cuentos publicado en 2006, y “Cauces de la memoria”, editado en 2010, que reúne poemas y que está dedicado a su madre, Margarita Plaitano.
También Osvaldo ha organizado, junto a Valeriano Basilio Marquina –un militante de las filas de la República exiliado de Franco y venido a Neuquén, amigo de poetas como Miguel Hernández, Rafael Alberti, Vicente Alexandre–, la “Semana de Homenaje al poeta Miguel Hernández” en 1996, evento que contó con el apoyo de la Asociación Española de Neuquén.

Es columnista en el medio neuquino “Va Con Firma” (VCA).

Para la Real Academia Española, una "chicana" es: "Artimaña, un procedimiento de mala fe, especialmente el utilizado en un pleito por una de las partes".

Uno se pregunta si todos tienen derecho a expresarlos y si algunos no carecen de autoridad para hacerlo. Sin embargo, a nadie se le puede negar un capricho en política, porque es algo así como el recurso más conveniente disponible cuando el propósito es restar importancia a los méritos de los argumentos del oponente.

Chicana es un arma intelectualmente inútil pero que puede tener un efecto negativo insospechado, especialmente cuando se usa judicialmente para prolongar la sentencia.

Últimamente se han puesto de moda y ampliado su significado en el conjunto de la oposición política al gobierno popular.

Como ejemplo, vemos que Wiñazki, el propagandista macrista, dice "las vacunas ganan" tratando de señalar irónicamente la lentitud del programa oficial de vacunación. La chicane está absolutamente desactualizada, porque nunca se ha vacunado tanto como ahora. La chicana, como en este caso, no consulta ningún principio moral.

Se difunde una foto del presidente de hace más de un año donde aparece junto a un grupo de personas que sin barbijo ni distancia festejan el cumpleaños de su compañera. ¿A quién puede parecerle que, más allá de la evidente transgresión, esa chicana puede servir para evaluar la actuación oficial en la conducción de la lucha contra la pandemia? Minúsculo argumento frente a una gigantesca tarea realizada desde la presidencia de la República.

Ahora se agregó el acto teatral de colocar una piedra por cada fallecido en la pandemia en un día determinado en Buenos Aires, organizado por fuerzas de la oposición, atribuyendo al oficialismo responsabilidades en esos hechos. ¿Es que en ése sector no oyeron decir a sus líderes que quien tenga que morir que muera? ¿Por qué agraviar, entonces, a quien tuvo la sana intención de proteger la vida en plena pandemia?

Lo que pasa es que se pretende provocar un efecto deletéreo en la autoridad presidencial, el principal beneficiado del eventual triunfo electoral de las próximas elecciones.

El ataque con estos misiles de fogueo con capacidad de generar estruendo en los medios, solo sirven para difundir noticias falsas. Los ha soportado la política de administración de la pandemia del gobierno del Frente de Todos a lo largo del tiempo, a partir del momento que sus enemigos advirtieron que quien gobierna bien la pandemia, gana la elección.

Se robaron dos PBI”, dijeron en el amanecer de su gestión los macristas en el poder, acerca de Cristina F. de Kirchner.

Hoy nos aproximamos a saber que la magnitud del robo y el robo mismo eran mentiras, pues no se encontraron pruebas de que el caso haya existido. En cambio, ¿cuántos PBI son 53 mil millones de dólares? Esa es la cantidad que le prestaron Trump-FMI a Macri para que ganara las elecciones y ahora es un “muerto” que tiene que levantar el pueblo argentino.

Las chicanas son un género menor de la política, una especie de foul técnico del fútbol cuando se aprecia que la superioridad del adversario los supera. Pero como toda infracción, interrumpe el juego y el espectáculo desmejora. No obstante lo importante es ganar y si no se puede en el trámite, piensan los chicaneros, por lo menos dañar al adversario para que no luzca su superioridad de manera manifiesta.

Chicana no está acostumbrada a construir nada dialécticamente. Es un desperdicio de debate justo bien argumentado por ambas partes, pero cuando aparece en el debate, se deteriora y pierde valor al convertirse en un distractor sin capacidad docente.

La foto difundida por el mandatario en Olivos no es comparable a la de un grupo de unos 10 amigos, habiéndose opuesto a las medidas de salud de manera sistemática y masiva, como lo hizo el macrismo durante la pandemia.

Esa foto que se usa para intimidar no tiene respuesta y muere el mismo día en que fue difundida. Debes ir directo al lugar que ya tienes destinado, el basurero de la historia.

Desde lo general a lo particular, el mundo y el pago chico. La realidad compleja que se produce por las interrelaciones entre personas que van dibujando el ovillado de la historia humana. El conocimiento como el viento, sopla en todas direcciones. El poder de unos pocos hace lo suyo. Los demás hacemos lo que podemos, lo que debemos, a veces ambas cosas. En ocasiones ninguna de estas. Los relatos se suceden entre explicaciones mas o menos acertadas y justificaciones de todos y cada uno de los errores propios y ajenos. En definitiva, el interés. El ego. El Narcisismo de quienes adquieren privilegios para sí y ejercen el poder que esos privilegios le otorgan. Nadie se salva solo. Que cada quién haga su parte.

Daniel Roberto Távora Mac Cormack



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