Entre correcciones y errores repetidos ... el show debe continuar

 


Corregir es una tarea metódica y aburrida que aletarga el tiempo y despierta los sentimientos más efusivos. Cuando las evaluaciones son buenas, sentimos que el futuro está a salvo, cuando son malas, que el futuro ya pasó y estamos viviendo en el día después de mañana. Y, si en el medio de todo esto hay que figurarse un panorama semanal de noticias, la confusión es total. ¿Cómo hago para volver a pensar en el mundo más allá de estas 4 consignas que desde hace una semana son la totalidad de mis variables de análisis?

Es mucho lo de “pensar en el mundo”, ¿no? Sin embargo, las experiencias nos arman una especie de totalidad a medida que van conformando nuestras condiciones perceptivas. Esto que me está pasando no es el mundo para mí, pero sí es cómo veo el mundo yo. Y, si leo otro trabajo copiado del curso anterior, el mundo que veo se va a terminar, pues procederé a meter la cabeza en el horno.

Y así como quién no quiere la cosa, mientras te charlo sobre mi miserable cotidianeidad de fin de cuatrimestre, me di cuenta de algo: antes de la pandemia, vivir como si se estuviera por acabar el mundo estaba asociado a lo extremo. YOLO . Ritmo y sustancia. Descontrol y saqueo. Calígula. Bacanal y hedonismo. Pero el fin del mundo nos está respirando en la nuca y la semana pasada nos encontró intercambiando tips de pantuflas.

Creo que hay una diferencia grande entre pensar el fin del mundo como un momento en el que no queda nada por perder o uno en el que tenemos todo por ganar. En general, las imágenes de personas haciendo cosas que no podían hacer por algún tipo de coerción, como escupirle en la cara al jefe maltratador cuando se está acercando el asteroide, se asocian con lo primero. En ese caso, el trabajo ya está perdido, porque va a dejar de existir. Pero lo que termina pasando es que cuando llega el fin del mundo la pérdida no es nada, es total. Y no es de lo que no pudimos hacer, es de lo que hacíamos con placer. ¿Quién piensa que no tiene nada que perder cuando va a dejar de abrazar? Nos pasó y acá estamos, perdimos. Crisis y parálisis. 

La reticencia a vacunarse contra la COVID-19 tiene sus particularidades. Esta nota con preguntas y respuestas para ayudar a convencer describe a los desconfiados como “(personas que) cumplen con el calendario obligatorio de sus hijos (si es que los tienen), probablemente impulsaron a sus mayores a vacunarse contra el coronavirus, los ayudaron a anotarse, los acompañaron a hacerlo y celebraron la inyección. Pero llega su turno y dudan”. ¿Las causas? Sobreabundancia de información y noticias falsas o engañosas que generan confusión.

El artículo recopila las razones más comunes para rechazar la vacuna y trata de revertirlas con información. Va un resumen:

  • Soy joven, no me va a pasar nada”. Ser joven o sano baja las probabilidades de hospitalización y síntomas graves, pero no las elimina. Alrededor del 18% de las muertes en nuestro país se produjeron en personas de entre 40 y 59  años y el 2.5% en más jóvenes, de 20 a 39. Por otro lado, los cuadros leves pueden provocar secuelas que se extiendan en el largo plazo, como: pérdida del olfato/gusto, fatiga, falta de atención, fibrosis pulmonar o daño cardíaco.

  • Con esa no”. Entre los más jóvenes, se está viendo rechazo a la vacuna de AstraZeneca por temor a efectos secundarios. ¿Los números? Las trombosis como reacción a la vacuna se dieron con el 0.0001% de las dosis administradas. El riesgo de sufrir trombosis por un cuadro de Covid está cerca del 15% en promedio (23% en hospitalizados y hasta 45% en terapia intensiva).

  • Las vacunas de acá no son buenas”. Los últimos estudios realizados por el Ministerio de Salud mostraron más de un 80% de efectividad promedio para las 3 vacunas disponibles (AstraZeneca, Sputnik, Sinopharm)

  • Ya tuve COVID, no necesito vacunarme”. Por un lado, las vacunas son más efectivas contra las variantes que la inmunidad natural. En Manaos, por ejemplo, 3 de cada 4 personas se infectaron en la segunda ola de 2020. Hoy, con la variante Gamma, se observa un aumento de hasta el 65% en la probabilidad de reinfección que conlleva miles de hospitalizaciones y muertes de personas que habían padecido la enfermedad algunos meses atrás. Por otro lado, la “inmunidad híbrida” que confiere la natural + la vacuna pareciera ser especialmente potente.

Para hacer bien el amor hay que venir al sur

En la conjunción de nada que perder y todo que ganar está el gran meollo de la cuestión ambiental: ¿qué hacemos cuando tenemos todo por perder? 

Probablemente ya lo hayas escuchado: la provincia de Tierra del Fuego prohibió la cría de salmones en el Canal de Beagle. Gustavo Lovrich, biólogo marino, investigador del CONICET y miembro del colectivo autoconvocado No a las salmoneras , contó un poco sobre el rol de las ciencias a la hora de aportar perspectivas a la discusión de la medida.

¿Cómo fue el diálogo entre la Legislatura y los científicos?

Yo participé en una reunión de comisión en noviembre pasado en la que se trataba uno de los proyectos de ley. Éramos tres técnicos: un técnico en agricultura que trabaja en Tierra del Fuego y dos investigadores de CONICET. Nuestro rol tuvo que ver, sobre todo, con la cuestión productiva. El proyecto original buscaba prohibir todo tipo de cría de salmónidos, incluyendo truchas. Y las truchas, si bien son exóticas, están silvestradas, o sea que son parte de los sistemas en los que intervienen. Hoy se están criando para repoblar ríos y abastecer a la pesca deportiva y en formato comercial para venderla a restaurantes. Esto existe hace muchos años en nuestro país, es una técnica que se conoce y se aplica. Lo que propusimos fue incluirla como excepción a la prohibición.

¿Qué tipo de insumos técnicos se usaron para justificar la oposición a la cría de salmones?

Hubo un único estudio de terreno, que fue un informe que se encargó a una consultora privada, que se entregó ya muy avanzado el debate y que lo único que evaluaba eran las condiciones del agua para ver si era o no apta para el cultivo de salmón, o sea, para instalar un negocio. Lo que midieron fue la intensidad de las corrientes, la cantidad de oxígeno en el agua y su temperatura, y dijeron que era apta. Esto no tiene en cuenta variables ambientales ni de ningún otro tipo, sirve para saber si los salmones van a poder vivir y reproducirse.  

Nosotros en el CADIC (Centro Austral de Investigaciones Científicas) lo que hicimos fue revisar la bibliografía disponible y discutir. Leímos los papers y algunos tomamos esta posición porque nos pareció que la evidencia es la historia y lo que pasa en Chile y su deterioro ambiental en los últimos 40 años es muy contundente. 

¿Algunos? ¿Qué posición tenían los otros?

En el Centro veníamos trabajando con un proyecto de granja multitrófica marina para la cría de truchas. Ésta es una tecnología que consiste en armar “cortinas” de mejillones y macroalgas muy cerca de los tanques de los peces. Los mejillones filtran los desechos sólidos, y las algas, los líquidos. En Canadá, esto se usa para mitigar los efectos ambientales de la salmonicultura y la idea era hacer un ensayo a escala productiva con las truchas en el Beagle, que al final no se hizo pero que nos dio la base de lecturas sobre el tema ambiental de esta industria.

Cuando surgió lo de la salmonicultura, algunos colegas tenían una actitud experimental y decían “permitámoslo y midamos el impacto real”, cosa que es genuina porque hoy no hay datos de impacto basados en experiencias productivas en este punto geográfico específico y, además, decían que “ya que tenemos el proyecto de truchicultura, lo podemos comparar”. El tema es que era un poco comparar peras con bananas. Los salmones llegan a 5 kilos, las truchas llegan a 700 gramos. Son parecidos pero tienen impactos diferentes. La cría de salmones ponele que conlleve tener a 800 mil ejemplares en el espacio de una cancha de fútbol, mientras que la de truchas pone 80 mil en el mismo espacio y conocemos una forma de mitigación. 

Además, esto lo digo yo, era el año 2015/2016 y, en pleno macrismo, había muy poca plata para investigación, por lo que creo que lo veían también como una oportunidad de financiamiento. 

Ante la falta de datos locales, entonces, los argumentos se construyeron con base en la experiencia chilena…

Sí, lo que decimos es que sospechamos que lo que va a pasar es lo que pasa allá, donde hay una expansión de la cría del salmón que aumenta la carga biológica de la especie y deteriora el ambiente.

Para terminar, ¿me podrías resumir cuáles son los impactos ambientales de la salmonicultura?

primero, es una especie exótica y las especies exóticas, cuando se escapan (que es lo que pasa: se escapan), después tienen un efecto negativo sobre el resto de los animales de la zona. Estos son peces que están al final de la trama trófica y van a comerse muchos de los peces autóctonos. El segundo efecto es la disminución de oxígeno en el fondo por una acumulación de materia orgánica provenientes de la seca y del alimento balanceado, lo que produce una pérdida de biodiversidad de los animales que viven asociados al fondo, que se mueren. El tercer problema son las enfermedades, en esas condiciones de hacinamiento, cuando los peces se enferman, no se puede controlar, entonces abandonan los sitios y se trasladan a otros lugares más al sur. Además, para combatir a los parásitos, que, como el piojo de mar, son parásitos que también afectan a los peces autóctonos pero que,  por el hacinamiento, se transmiten mucho más en los salmones de cría, los bañan en insecticida y, luego, esa solución se vuelca al mar y mata algunos componentes del plancton, lo que también afecta a especies de interés comercial local, como la centolla, que se quedan sin comida. El pis de los salmones aporta nitrógeno y fósforo, que fertilizan las microalgas, lo que produce un desbalance y puede producir el incremento de la ocurrencia de mareas rojas, que hacen que los mejillones terminen siendo tóxicos para humanos y otros mamíferos de sangre caliente, afectando otra de las actividades productivas del canal. Por último, una actividad industrial produce desechos como plásticos, restos de boyas, etcétera, que en general terminan en la costa, haciendo que el paisaje, capital principal de la segunda industria de Tierra del Fuego, que es el turismo, se vea afectada.  

Hablando de hacinamiento, hoy estamos atravesando una pandemia zoonótica que hizo que hablemos bastante sobre las condiciones de cría de los animales. ¿Creés que esto podría pasar con los peces también? ¿Se conoce alguna enfermedad que haya pasado de animales de mar a humanos?

Si la hay, no lo sé, pero siempre lo pensé. Así como un virus salta de un murciélago o de otro animal salvaje a los humanos, también podría pasar, pero saberlo no lo sé.

Corazón de vagabundo voy buscando mi libertad

Si, como dijo Gustavo, “la evidencia es la historia”, la historia de la lucha de quienes no somos varones blancos heterosexuales es la de no conformarnos con lo que podemos perder porque sabemos que, hasta no ganarlo todo, el mundo no será un lugar justo. 

(Tomado del News de Agostina Mileo “Que la Ciencia te acompañe” en Cenital)

Coronavirus

En el mundo: 184.324.026 casos confirmados y 3.992.680 muertes. Ayer se confirmaron 368.874 casos nuevos. Ya se administraron 3.032.056.355 vacunas ( OMS ).

En Argentina: 4.593.763 casos confirmados y 97.439 muertes. Ayer se confirmaron 19.423 casos nuevos y 457 fallecimientos. Ya hay 23.608.836 vacunas aplicadas ( Ministerio de Salud de la Nación y Monitor Público de Vacunación ).

Mañana vencen las restricciones y se mantendría el cupo diario de ingresos del extranjero para aplazar la variante Delta. Corrientes habilita la inscripción a vacunarse para mayores de 25 años. CABA y Río Negro , de 30 años. Advierten por la ocupación de camas en Entre Ríos, por encima del 80% y con localidades al 100%. 

La OPS sostiene que la variante Delta por ahora está contenida y con poca presencia en América Latina. Sin embargo, es la responsable del aumento de casos en EEUU junto al estancamiento en la vacunación: el promedio de los últimos siete días aumentó un 21% respecto a dos semanas previas. San Pablo flexibiliza comercio y clases presenciales en facultades pero mantiene toque de queda nocturno. Tokio declara el estado de emergencia que durará durante todos los Juegos Olímpicos. Zimbabwe vuelve a confinamiento total por aumento de casos de la variante Delta. La OPS advierte que México vive una tercera ola. Chile registra menos de 2.000 casos diarios por segundo día consecutivo. Los contagios ponen al límite el sistema de salud en Indonesia . Portugal con la cifra más alta de contagios diarios desde febrero. Israel con más de 500 casos por segundo día consecutivo.

Reunión del Mercosur

Hoy Argentina entregará la presidencia pro témpore a Brasil. Ayer hubo una novedad importante: Uruguay anunció que comenzará a discutir acuerdos bilaterales con países y bloques sin pasar por el Mercosur, tal como establecen sus reglas. Lo comunicó el canciller uruguayo, Francisco Bustillo, en la reunión preparatoria de la Cumbre de Jefes de Estado.  

Así, Uruguay abandona la regla que fija la Resolución 32/00 de la unión aduanera y comenzará a discutir la concesión de preferencias arancelarias a otros países y bloques sin acuerdo con los restantes socios del Mercosur. 

Precios Cuidados

La Secretaría de Comercio anunció la renovación del programa Precios Cuidados, con la autorización de aumentos del 5% en promedio. Es la primera renovación luego del acuerdo firmado con las asociaciones empresarias de la industria láctea y se incorporan 32 productos nuevos, que llevan la lista a 699 artículos disponibles. 

La renovación del acuerdo es por el transcurso de los próximos tres meses . 

Industria 

La industria cayó 5% en mayo por el impacto de las restricciones impuestas entonces. Fue la segunda caída consecutiva respecto al mes anterior y por primera vez en siete meses con niveles por debajo de la pre pandemia. 

Las mayores caídas se dieron en tabaco, muebles, prendas de vestir, metal y minerales no metálicos, mientras que cinco rubros mostraron mejoras: equipos de transporte, automotrices, textiles, refinación de petróleo y químicos. 

(Cenital)

Cuando los ministros de Hacienda y gobernadores de bancos centrales del G-20 se reúnan en Venecia esta semana, podrán inspirarse en el espíritu inquebrantable de la ciudad.

Venecia, que fue el primer centro financiero internacional del mundo, ha experimentado los caprichos del devenir económico durante siglos y además sufre directamente los efectos del cambio climático. Esta resiliencia extraordinaria es más necesaria que nunca en un momento en el que los responsables de las políticas económicas continúan afrontando retos extraordinarios.

La buena noticia es que la recuperación mundial avanza, en líneas generales, en consonancia con las proyecciones de un crecimiento de 6% para este año formuladas en abril por el FMI. Tras una crisis sin parangón, en algunos países está teniendo lugar una recuperación sin parangón, impulsada por una combinación de contundentes medidas de apoyo fiscal y monetario y una rápida vacunación.

Por ejemplo, en el caso de Estados Unidos, proyectamos un crecimiento de 7% para este año, el mayor desde 1984. La recuperación también está cobrando impulso en China, en la zona del euro y en un puñado de otras economías avanzadas y emergentes. 

Pero los nuevos datos también confirman una creciente divergencia en la evolución económica de los distintos países, muchos de los cuales se están quedando rezagados.

El mundo se enfrenta a una recuperación que, cada vez más, se produce a dos velocidades, como consecuencia de las enormes diferencias en la disponibilidad de vacunas, las tasas de infección y la capacidad para proporcionar apoyo mediante las políticas económicas. Estamos en un momento crítico que requiere medidas urgentes del G-20 y de las autoridades económicas de todo el mundo.

Es vital actuar con celeridad. Según nuestras estimaciones, un acceso más rápido a la vacunación de las poblaciones de alto riesgo podría salvar más de medio millón de vidas solo en los próximos seis meses.

Los peligros de la divergencia

Las bajas tasas de vacunación significan que los países más pobres están más expuestos al virus y a sus variantes. Aunque la variante delta es motivo de preocupación en todo el mundo, incluidos los países del G-20, en estos momentos está causando un incremento brutal de las infecciones en el África subsahariana. En esta región, menos de 1 de cada 100 adultos han recibido la vacunación completa, frente a un promedio de más de 30 en las economías más avanzadas. La existencia de poblaciones no vacunadas en cualquier lugar incrementa el riesgo de que surjan cepas aún más letales, lo que socavaría los avances en todas las regiones e infligiría más daños en la economía mundial.

La merma de recursos fiscales hará que a las naciones más pobres les resulte aún más difícil impulsar la vacunación y apoyar a sus economías. Millones de personas quedarán sin protección y expuestas a un aumento de la pobreza, la indigencia y el hambre. La crisis ha causado ya un incremento de la inseguridad alimentaria y en muchos países aumenta el temor a nuevas subidas de la inflación de los precios de los alimentos.

El mundo también observa atentamente el reciente repunte de la inflación, en particular en Estados Unidos. Sabemos que la acelerada recuperación estadounidense beneficiará a muchos países al incrementar el comercio; además, las expectativas de inflación se han mantenido estables hasta ahora. Sin embargo, existe el riesgo de que la inflación o las expectativas de inflación aumenten de forma más sostenida, lo que exigir un endurecimiento de la política monetaria en Estados Unidos antes de lo previsto. Otros países afrontan desafíos similares como consecuencia de las subidas de precios de las materias primas y los alimentos.

Unas tasas de interés más altas en Estados Unidos podrían dar lugar a un marcado endurecimiento de las condiciones financieras mundiales y a cuantiosas salidas de capital de economías emergentes y en desarrollo. Esto supondría graves dificultades sobre todo para los países con grandes necesidades de financiamiento externo o niveles de deuda elevados.

No está de más reiterar que el mundo se encuentra en un momento crítico. Si queremos frenar la creciente divergencia de esta recuperación a dos velocidades, debemos tomar ya medidas de política urgentes.

Primero, intensificar la cooperación internacional para poner fin a la pandemia.

Los beneficios económicos serían extraordinarios, y trabajar para salvar, potencialmente, cientos de miles de vidas en los próximos meses es un imperativo moral. Los costos son relativamente pequeños.

El personal técnico del FMI propuso recientemente un plan que costaría USD 50.000 millones y que podría generar ganancias de billones de dólares gracias a la agilización de la vacunación y una recuperación más rápida. Sería la mejor inversión pública de nuestra vida y cambiaría el panorama en todo el mundo.

Para acelerar la ejecución de las medidas previstas en este plan, el FMI, el Banco Mundial, la Organización Mundial de Salud (OMS) y la Organización Mundial del Comercio (OMC) han establecido un «comité de crisis». En nuestra primera reunión, convocada por el Banco Mundial y celebrada la semana pasada, acordamos trabajar juntos para contribuir a supervisar, coordinar y promover la entrega de recursos sanitarios vitales a países en desarrollo y movilizar a los responsables de políticas para eliminar obstáculos fundamentales.

El respaldo del G-20 y de otras economías marcará la diferencia, al apoyar la meta de vacunar a por lo menos el 40% de la población en todos los países para finales de 2021, y a por lo menos el 60% para el final del primer semestre de 2022.

Para lograr estos objetivos, se emprenderán iniciativas fundamentales como repartir más dosis en el mundo en desarrollo; respaldar el financiamiento concesionario y las donaciones para incrementar y diversificar la producción de vacunas, e impulsar la capacidad nacional de administración de vacunas, diagnóstico y tratamiento; y eliminar todas las barreras a la exportación de insumos y vacunas ya producidas, así como otras barreras en las operaciones de las cadenas de abastecimiento.

También resulta esencial adaptarse rápidamente a los cambios de las circunstancias, como la escalada de las infecciones en África subsahariana. El suministro inmediata de paquetes de emergencia, que incluyan oxígeno, material de detección, equipos de protección personal y tratamientos, a países en desarrollo de África subsahariana y de otras regiones afectadas es clave para salvar vidas.

Segundo, redoblar los esfuerzos para afianzar la recuperación.

Con las economías del G-20 a la cabeza, el mundo ha adoptado medidas sincronizadas extraordinarias, incluidos aproximadamente unos USD 16 billones en medidas fiscales. Ahora ha llegado el momento de redoblar estos esfuerzos con medidas que tengan en cuenta la exposición a la pandemia y el margen de maniobra de política de cada país.

En los países que experimenten un rápido incremento de las infecciones, es fundamental que la sanidad y los hogares y las empresas vulnerables continúen recibiendo apoyo. Para ello se requieren medidas fiscales focalizadas, dentro marcos a mediano plazo plausibles.

Una vez que la mejora de los indicadores sanitarios permita una normalización de la actividad, los gobiernos deben replegar gradualmente los programas de apoyo y, al mismo tiempo, incrementar el gasto social y los programas de capacitación para amortiguar el impacto en los trabajadores. Esto ayudaría a reparar las secuelas a largo plazo de la crisis, que afectó de manera especial a los jóvenes, las mujeres y los trabajadores menos cualificados.

Para afianzar la recuperación también es necesario que la mayoría de los países sigan adoptando políticas monetarias acomodaticias, acompañadas de una estrecha vigilancia de la inflación y los riesgos para la estabilidad financiera. En los países en los que la recuperación se está acelerando, incluido Estados Unidos, es fundamental que se eviten reacciones exageradas ante incrementos pasajeros de la inflación.

Para mantener bien ancladas las expectativas inflacionarias, los principales bancos centrales han de comunicar con cuidado sus planes en materia de política monetaria. Esto contribuiría también a evitar una excesiva volatilidad financiera en sus países y en el extranjero. La clave es prevenir los efectos de contagio que se produjeron a principios de año.

Tercero, reforzar el apoyo a las economías vulnerables.

Los países más pobres se enfrentan a un doble golpe devastador: corren el riesgo de perder la carrera contra el virus y, además, podrían quedar excluidos de una transformación histórica que sentará las bases de una nueva economía mundial verde y digital.

Estimamos que los países de bajo ingreso deben desplegar unos USD 200.000 millones en cinco años solo para luchar contra la pandemia, y otros USD 250.000 millones para tener margen fiscal para reformas transformadoras que les permitan retornar a la trayectoria de convergencia hacia niveles de ingreso más elevados. Estos países pueden cubrir únicamente una parte de esos importes por sí solos. Por lo tanto, es vital que los países más ricos redoblen sus esfuerzos, especialmente en lo que respecta al financiamiento concesionario y las ayudas para hacer frente a la deuda.

La Iniciativa de Suspensión del Servicio de la Deuda del G-20 ha dado un respiro fiscal a estos países, pero, habida cuenta de la necesidad de proporcionar alivio de la deuda de carácter permanente, debemos trabajar para que el nuevo Marco Común esté plenamente operativo. Chad, por ejemplo, recibió seguridades de financiamiento de sus acreedores bilaterales miembros del G-20, y ahora necesitamos compromisos rápidos, en condiciones comparables, de sus acreedores privados.

También apoyamos firmemente la oportuna creación del comité de acreedores, para posibilitar la operación de deuda solicitada por Etiopía. El éxito de los primeros casos del Marco Común es fundamental para otros países con deudas insostenibles o necesidades de financiamiento persistentes. Estos países también deberían solicitar medidas tempranas de resolución o reorganización de la deuda.

El papel del FMI

Por su parte, el FMI ha redoblado sus esfuerzos de una forma sin precedentes, proporcionando USD 114.000 millones en nuevo financiamiento a 85 países y alivio del servicio de la deuda a los países miembros más pobres. Tenemos respaldo para incrementar los límites de acceso, lo que nos permite ampliar nuestra capacidad de préstamo a tasa de interés cero. También estamos estudiando un nuevo «mecanismo de financiamiento de vacunas» en el marco de nuestros servicios de financiamiento de emergencias, que ayudaría a los países a financiar programas de vacunación si lo necesitan.

Nuestros países miembros también apoyan una nueva asignación de Derechos Especiales de Giro por un monto de USD 650.000 millones, la mayor emisión de la historia del FMI. Esta asignación complementará las reservas y ayudará a todos nuestros países miembros, especialmente a los más vulnerables, a dar respuesta a las necesidades urgentes, incluidas las vacunas. Nuestro Directorio Ejecutivo debatió recientemente la propuesta y esperamos que el proceso de asignación se complete para finales de agosto.

Además, estamos procurando amplificar los efectos de la nueva asignación de DEG, y en tal sentido estamos fomentando la canalización voluntaria de parte de los DEG, junto con préstamos presupuestarios, para alcanzar un objetivo mundial total de USD 100.000 millones para los países más pobres y vulnerables. Estamos analizando con los países miembros fórmulas para lograr ese objetivo, por ejemplo a través de nuestro Fondo Fiduciario para el Crecimiento y la Lucha contra la Pobreza (FFCLP) y, posiblemente, de un nuevo Fondo Fiduciario para la Resiliencia y la Sostenibilidad.

La cumbre del G-20 de esta semana es una oportunidad para impulsar el plan para un nuevo fondo de resiliencia y sostenibilidad, que brindaría apoyo a países de bajo ingreso, así como a países de ingreso mediano más pobres y vulnerables asolados por la pandemia. La idea es ayudarlos en su transformación estructural y a afrontar, entre aspectos, los desafíos relacionados con el cambio climático.

Para reforzar las medidas contra el cambio climático, el personal técnico del FMI propuso recientemente un mecanismo de precio mínimo internacional del carbono. Dicho precio mínimo podría contribuir a acelerar la transición a un crecimiento con bajas emisiones de carbono en el curso de esta década, y nuestra intención promoverlo vigorosamente en la Conferencia sobre el Clima del G-20 que se celebrará esta semana en Venecia.

En el ámbito tributario, nos complace mucho el histórico acuerdo alcanzado por 130 países en el contexto del Marco Inclusivo de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y el G-20. El acuerdo prevé un impuesto mínimo mundial a las sociedades que contribuirá a garantizar que las empresas muy rentables tributen en proporción a sus beneficios en todo el mundo. A partir de nuestros propios estudios, sabemos que los regímenes de impuestos mínimos pueden ayudar a los países a preservar su base del impuesto de sociedades y a movilizar ingresos, algo que ahora es más importante que nunca.

Decenios de competencia fiscal han provocado una «carrera hacia el abismo», que ha privado a muchos países de los recursos necesarios para realizar inversiones vitales en salud, educación, infraestructuras y políticas sociales. La pandemia trajo consigo nuevas presiones para las políticas fiscales, lo que dificulta la inversión en la transformación verde y digital. Por lo tanto, aprovechemos este momento crucial para construir un sistema tributario internacional más justo y eficaz acorde con las realidades del siglo XXI.

Espero que las generaciones futuras que estudien este momento aprecien en nuestra asociación el inquebrantable espíritu de Venecia. Podemos poner fin a la pandemia y convertir esta recuperación a dos velocidades en crecimiento sincronizado y sostenible, pero para ello hemos de actuar con decisión y de forma mancomunada.

Kristalina Georgieva “Se requieren medidas urgentes para frenar la divergencia de la recuperación” en “Dialogo a Fondo” boletín del Fondo Monetario internacional.

El principal punto de conflicto en el Frente de Todos respecto al acuerdo con el Fondo Monetario Internacional es si debe establecer un plazo de devolución de la deuda que tomó el gobierno de Cambiemos de 10 o 20 años. Son 45 mil millones de dólares que Mauricio Macri gestionó entre junio de 2018, cuando la Argentina recibió el primer desembolso del mayor crédito del organismo en su historia, hasta julio de 2019, cuando se concretó el último envío. Semejante cantidad de dinero en apenas 13 meses no logró detener la crisis económica engendrada en esa administración, que terminó en medio de un caos generalizado.

Si la Argentina hubiera recibido 45 mil millones de dólares entre junio de 2020 y este mes, las posibilidades de dar respuesta a la pandemia y al desastre económico que trajo aparejado hubieran sido radicalmente distintas. El IFE, el ATP,  el plan Potenciar Trabajo, la construcción de hospitales e infraestructura, el Repro 2, la Tarjeta Alimentar y todos los demás sistemas de ayuda a empresas y familias hubieran tenido un respaldo sustancial para ampliar montos y cobertura.

Las reservas del Banco Central se encuentran en la actualidad en 42.727 millones de dólares. Al gobierno de Cambiemos se le esfumaron 45.000 millones que le prestó el FMI. Y la fuga total durante sus cuatro años de gobierno llegó a 86.000 millones. Es decir, se patinaron dos reservas.

La referencia es conocida, pero necesaria para encuadrar el debate. De lo contrario se impone el recorte de consultores y medios que acompañaron la etapa del endeudamiento salvaje respecto a las diferencias internas del oficialismo, ocultando su responsabilidad en el desastre que dejaron y hay que reparar.

En lugar de recibir fondos en la emergencia, la Argentina en pandemia tuvo que pagar. Alberto Fernández recordó este viernes que de acá a fin de año hay que devolver 5000 millones de dólares al FMI. En lo que va de 2021 ya se saldaron 900 millones.

El organismo, a su vez, girará al país 4300 millones a fines de agosto o principios de septiembre por la capitalización que decidieron las principales potencias, a modo de socorro de los países asociados por la crisis sanitaria. No se trata de un préstamo, porque no son divisas que haya que devolver. Es un auxilio excepcional, como se implementó en 2008 tras la crisis financiera internacional con epicentro en Estados Unidos.

El Gobierno está avanzando en las negociaciones con el FMI para un acuerdo a 10 años. Martín Guzmán explicó que eso es lo máximo que ofrece el organismo en su estructura jurídica actual. No existen programas a plazos más largos.

El ministro aclara que la Argentina solo firmará un nuevo convenio si incluye una cláusula que garantice que el país accederá a mejores líneas de financiamiento en caso de que el organismo las implemente más adelante. Entiende que el mundo está girando en esa dirección, la misma por la que empuja el gobierno nacional, y que las soluciones se irán conquistando y perfeccionando en el tiempo.

Un ejemplo es el impuesto global a las multinacionales, menciona, que el país reclamó en la cumbre de ministros de Economía del G-20 del año pasado y ahora se está transformando en realidad a partir del impulso del nuevo gobierno estadounidense y el apoyo del G-7.

La estrategia del Gobierno es acordar con el Fondo en las mejores condiciones posibles en la actual coyuntura y lograr nuevos créditos o mecanismos de apoyo más convenientes más adelante.

Necesitamos una modernización de las líneas de crédito de bancos multilaterales de desarrollo. Los mercados no van a proporcionar el tipo de financiamiento que necesitan las economías para hacer frente a los problemas de desigualdad, cambio climático y digitalización. El multilateralismo es un medio para encontrar soluciones. Somos positivos y esperamos trabajar juntos para lograrlo de manera efectiva”, transmitió el ministro este viernes en su participación en el encuentro de ministros de Economía del G-20, en Venecia.

De todos modos, para firmar un nuevo programa con el FMI el Gobierno exige que elimine la sobretasa por haber excedido el límite de lo que se podía pedir prestado. Como el gobierno de Macri superó largamente el monto del crédito al que podía aspirar el país por su cuota en el organismo, ahora debe afrontar un recargo de entre 900 y 1000 millones de dólares por año en intereses.

Guzmán ya transmitió al Fondo que no hay posibilidad de llegar a un entendimiento si eso no se anula. La diferencia son cerca de 10 mil millones de dólares en diez años. “Es un costo que no podemos aceptar. Si hubo un arreglo político para darle recursos extraordinarios al gobierno de Cambiemos, ahora el FMI tiene que aceptar también una solución política”, dicen en el Palacio de Hacienda.

Máximo Kirchner, desde el Congreso, planteó todo el asunto de otro modo: “¿Ustedes creen que se puede pagar a 10 años el préstamo?”. “Si no nos ponemos de acuerdo a la hora de negociar esta deuda, la inversión que necesita el sector privado va a ser imposible. No se puede servir a dos señores”, advirtió esta semana al exponer en la Cámara de Diputados. “Esto lo tenemos por delante –la deuda- y lo tenemos que solucionar. No me quiero imaginar cómo vamos a hacer compatible el crecimiento y el desarrollo que necesita la Argentina para dar respuesta a la gente con lo que quiere el Fondo”, agregó.

El debate en el oficialismo, en resumen, está dado entre negociar un acuerdo a 10 años y seguir trabajando en la escena internacional para conseguir otros apoyos y financiamiento, o directamente no aceptar un arreglo si no es a 20 años.

En las filas de Juntos por el Cambio no hay voces que reconozcan los errores cometidos ni propuestas sobre cómo avanzar. Las rencillas internas siguen siendo entre aquellos que querían hacer un ajuste de shock y los que sugerían que el ajuste debía ser gradual en los años de gobierno de Macri. Los economistas y dirigentes que aparecen en las listas para las próximas elecciones son esencialmente los mismos que entonces, y sus ideas no han cambiado.

(Pagina 12)

Reunión G20 y FMI

Guzmán apuntó a las "asimetrías" entre economías avanzadas y en desarrollo

Así lo afirmó el ministro de Economía, Martín Guzmán, en la reunión de los países emergentes del G20 con la directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva.

El ministro de Economía, Martín Guzmán, afirmó hoy que lo más preocupante para la economía mundial son "las asimetrías entre las economías avanzadas y las economías en desarrollo para lograr una recuperación sostenible".

En la reunión de los países emergentes del G20 con la directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva, Guzmán afirmó que "vemos un mayor apoyo, un apoyo más fuerte para incluir a los países de ingresos medios en el grupo que consigue reasignaciones de los DEG (derechos especiales de giro)".

"La política de sobrecargos está penalizando a los países que se encuentran en circunstancias más adversas y es cada vez más problemática para los países de ingresos medios", afirmó el funcionario argentino.

(Ámbito Financiero)

Quizá fue Jorge Lanata quien lo explicó con mayor claridad en los años en que todavía no formaba parte de la nómina de empleados del multimedio más grande de la Argentina. Hablaba sobre “el discurso dominante”: “si vos te pasás 200 años escuchando una cosa y un mes escuchando otra, lo más probable es que la que escuches ese mes te haga un poco de ruido”, dijo en diálogo con Víctor Hugo Morales.

Hacía referencia a la potencia de un discurso único que se repite en proporción descomunal, magnificado por la cantidad de bocas de emisión con pertenencia directa o indirecta al mismo grupo empresario.

El mismo Lanata había mostrado en televisión (año 2010, programa “Después de Todo”, por Canal 26) un minucioso gráfico que mostraba los lazos que anudan a una cantidad impresionante de generadores de contenidos y de proveedores de servicios con una sola central: el grupo Clarín.

Ese gráfico sigue circulando por las redes, algo desactualizado por el paso del tiempo… y porque el grupo empresario no ha hecho otra cosa que multiplicar constantemente su poder de fuego. “Estos tipos son los que manejan gran parte de tus horas libres, de tus deseos, de tus ganas de consumir, de tus simpatías políticas… y, lo que es peor de todo, de tu libertad”, cerraba dramáticamente después de advertir que el mapa de medios que había mostrado era “como ver un teatro de títeres desde atrás, pero donde el títere sos vos”. Nunca más acertado Jorge Lanata. La historia lo llevaría después por otros rumbos, pero esa es otra cuestión.

El “discurso dominante” agobia. Y, en los últimos años, con una característica notable: el desprecio por la verdad. Ni siquiera hay cierto pudor por relatar algo que tenga el menor vínculo con hechos concretos; todo vale a la hora de provocar ira, decepción, tristeza y desconcierto en la audiencia.

Hace poco, Cristina Pérez sostenía con mucha convicción que Argentina es el único país del mundo en el que se han impuesto restricciones al ingreso de viajeros con el objeto de demorar la llegada de la temida “variante delta” del coronavirus. Poco le importó el hecho de que ya es de dominio público que hay más de 100 gobiernos que han tomado esa misma decisión. En LN+, la directora nacional de Migraciones, Florencia Carignano, tuvo que apelar a la paciencia para responder a la estrafalaria afirmación de Paulino Rodrigues acerca de una posible discriminación por parte del Gobierno hacia los argentinos que ven demorado su reingreso al país; según el periodista, esa discriminación tendría origen en el “desprecio del frente gobernante hacia un sector que no lo vota”.

Infobae, por su parte tituló “El curioso caso de Canadá, el país que permanece cerrado a los viajeros”; lo llama “curioso caso”, mientras que la decisión del gobierno argentino merece calificativos tales como autoritaria, lesiva para las libertades individuales o propia de una dictadura

En los últimos días, el discurso dominante estuvo orientado también a objetar la decisión de la jueza Marta Cirulli, quien dispuso la quiebra del Correo Argentino, una de las empresas del grupo Macri. Además de difundir profusamente una carta publicada en las redes sociales donde el ex presidente pretende victimizarse haciendo pasar un proceso de quiebra que lleva casi 20 años por una persecución y venganza política sobre su persona, fue Clarín el que, en una de sus habituales tapas tramposas, hizo un generoso aporte a la confusión de los lectores: “Polémica decisión de la Justicia: mandan a la quiebra al correo de Macri”, escribió el diario en su título central. ¿Polémica? Entonces: ¿por qué no fue “polémico” el intento de nombrar dos jueces de la Corte Suprema por decreto? ¿O el aumento del 4.000% en las tarifas de energía? ¿O la toma de la deuda más voluminosa de la historia argentina sin debate en el Congreso? ¿O la degradación de los ministerios de Salud y de Ciencia al rango de secretarías? La lista es larga y dolorosa, y las consecuencias de estas (y muchas otras) decisiones se proyectan dramáticamente sobre el futuro del país. Ninguna fue calificada de “polémica”.

Y ahora, el discurso dominante apunta a resentir la legitimidad del resultado de las próximas elecciones, esas que ya fueron ridículamente cuantificadas como “la distancia de siete diputados para caer en Venezuela” … ya estamos viendo al nutrido elenco de repetidores periodísticos en la tarea de abordar desde todos los ángulos posibles esa ecuación creativa que podríamos bautizar como el “postulado de Waldo Wolff”, aunque su anclaje con la realidad sea prácticamente nulo.

Es sabido que es peligroso decir siempre la verdad”, cantaba rítmica y enérgicamente la recientemente fallecida Raffaella Carrá. Nadie les pide a los “periodistas independientes” que asuman el riesgo de decirla siempre… pero podrían probar de vez en cuando, como para experimentar una sensación diferente.

Juan Carlos Di Lullo en Revista La Barraca

Entre mentiras y verdades los poderes se ejercen. Los que pueden pueden lo que pueden y nosotros podemos lo que podemos … resistir, comunicar, intentar que se piensen los datos e información con “mentalidades” diferentes que comprendan que “lo humano” solo se manifiesta en las relaciones que humanizan y no que someten a unos a las voluntades de otros. Nadie se salva solo. Que cada quién haga su parte.

Daniel Roberto Távora Mac Cormack

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