2da. Entrega

 


La difícil tarea de escribir, informando, reflexionando e intentando que aquel que acceda al texto supere la pasividad mental del consumidor medio … atento a la escucha, la lectura y el habla que le sea propia y representa su manera de entender, pensar, sentir y actuar haciendo la realidad que nos es común.

Agenda de la semana

  • Hoy habrá paro de controladores aéreos y se verán afectadas las operaciones, con excepción de los vuelos sanitarios y humanitarios. La medida fue convocada por ATEPSA desde las 8 y exige mejoras salariales. 

  • Alberto Fernández presenta hoy el lanzamiento del programa Conectar Igualdad Ushuaia junto al municipio, en un acto a las 16 en Casa Rosada.

  • Mañana a las 15 se trata en comisión de Diputados el proyecto de ley de etiquetado frontal y esperan obtener dictamen para poder tratarlo en el recinto. El proyecto ya tiene media sanción del Senado.

  • Habría sesión en el Senado, con día a confirmar: hay dictamen para tratar ley de biocombustibles, alivio para monotributistas y cambios en Bienes Personales, las tres con media sanción de Diputados. 

  • Este miércoles vence el plazo para inscribir las alianzas para las elecciones de septiembre. Por la pandemia, este año será en formato virtual. El próximo 24 de julio (el otro sábado) es el límite para la inscripción de candidatos o, como decimos los jóvenes de ahora, el cierre de listas. El resto del calendario aquí.

  • El jueves declara la ex subdirectora de la AFI durante la administración anterior, Silvia Majdalani, imputada por supuesto espionaje ilegal sobre los familiares de los tripulantes del submarino ARA San Juan, hundido en noviembre de 2017. 

(Cenital)

Trabajadores de la salud de la ciudad de Buenos Aires (CABA) nucleados en ATE iniciaron hoy un paro por 48 horas en reclamo de mejoras salariales, entre otras demandas sectoriales.

En ese marco, a las 11 darán una conferencia de prensa en el Hospital Durand, ubicado en la avenida Avenida Díaz Vélez 5044.

"Estamos rechazando esa paritaria del 30% a pagar en tres cuotas y reclamando un 45% de aumento de nuestros salarios porque el sueldo no alcanza. En nuestro sector tenemos sueldos que oscilan entre los 40 y 60.000 pesos de acuerdo a la antigüedad. Es una real vergüenza lo que estamos cobrando", dijo a Télam Héctor Ortiz, trabajador del Hospital Durand y coordinador de la Agrupación de Hospitales de la ciudad de Buenos Aires de ATE,

Denunció además que hay "enfermeros y enfermeras contratados y amenazados con no renovarles el contrato laboral".

"Nosotros insistimos en nuestro reclamo del pase a planta permanente y de reconocimiento laboral a todos aquellos y aquellas empleadas que no tienen reconocimiento laboral por parte del Gobierno de (Horacio) Rodríguez Larreta", dijo Ortiz.

Finalmente, advirtió que "si no hay respuestas" del Gobierno porteño a sus reclamos, debatirán "en asambleas, en todos los hospitales porteños un endurecimiento de las medidas de fuerza". (Télam)

Argentina suscribió hoy un acuerdo con la compañía Moderna Inc. por el suministro de 20 millones de dosis de su vacuna Moderna Covid-19 o las dosis equivalentes para su administración como refuerzo, informó el Ministerio de Salud.

De esta manera, y luego de la decisión del Gobierno nacional de adecuar la Ley de Vacunas 27.573, Argentina firma el primer contrato para recibir dosis basadas en la plataforma de ARNm contra la Covid-19 a partir del primer trimestre del 2022. Adicionalmente, la celebración del acuerdo abre la posibilidad de recibir durante este año una donación por parte del Gobierno de Estados Unidos de más dosis de esta vacuna.

La compañía estadounidense presentó los ensayos y la documentación requerida por las principales autoridades regulatorias con el objetivo de lograr la autorización de emergencia para su aplicación en adolescentes, situación que podría definirse muy próximamente, tanto en FDA (Administración de Medicamentos y Alimentos de los Estados Unidos) como en la EMA (Agencia Europea de Medicamentos), según se informó en un comunicado.

Estamos dando un paso clave en nuestra estrategia de contar con todas las plataformas tecnológicas posibles, mientras continuamos las gestiones con otros laboratorios”, destacó a ministra de Salud, Carla Vizzotti.

(Tiempo Argentino)

La adolescencia fue una época oscura y difícil para Federico Benítez, un joven invisible para su familia. ¿Cómo explicar a sus hijos adolescentes, Joel y Candela, lo que significó para él tener quince años en 1983? Tiene un largo viaje de cuatro días para intentar hacerlo, hasta un pueblo pequeño de Chubut, donde enterrarán a Marta Muzopappa, la profesora de Artes Plásticas que fue la entrenadora de un equipo de fútbol que integró Benítez en su Colegio Nacional Normal Superior Arturo del Manso. La “profe” que lo supo escuchar y acompañar cuando todo era incierto. Eduardo Sacheri prefiere los personajes que se sienten como “tuercas sueltas” o piezas que no terminan de encajar en los convulsos tiempos que les tocan vivir. En El funcionamiento general del mundo (Alfaguara), un viaje en el espacio y en el tiempo le permite al escritor narrar una historia en la que se trenzan la épica y la derrota del juego. Crecer es más saber perder que ganar, parece insinuar esta novela.

Sacheri (Buenos Aires, 1967), autor de La pregunta de sus ojos, Aráoz y la verdad y La noche de la Usina (Premio Alfaguara 2016), entre otras novelas, tenía 15 años en el 83. Como Benítez, el personaje principal de El funcionamiento general del mundo. “Me interesaba rastrear la muy lenta y traumática democratización de una sociedad. Me da la sensación de que a veces evocamos el 83 sólo en sus aspectos más luminosos y está bien en un punto, porque ni más ni menos fue recuperar la democracia. El autoritarismo no se desarma de un día para otro. Había un montón de actitudes profundamente autoritarias, no solo de los adultos, sino entre los chicos de la escuela, porque todos vivíamos aún en una sociedad que tenía un mambo muy jodido con el poder. Reformular esos vínculos llevó años”, dice el escritor, profesor de historia y guionista, en la entrevista con Página/12.

-¿Por qué será que las personas siempre hinchan por el equipo más débil?

-Yo supongo que es parte del atractivo que nos genera la narrativa; hay mucho más para contar del que no tiene, del que desea; el camino del deseo es mucho más interesante narrativamente. Los seres humanos tendemos a sabernos bastante frágiles e incompletos y bastante derrotados; por eso empatizamos con el que sentimos más próximo a nosotros. Supongo que hay gente que se siente exitosa y fuerte, pero me parece que son los menos. Calculo que esos hinchan por el más grande.

-Sin embargo, esta empatía sucede sólo en el fútbol y no en otras circunstancias. Basta observar en las calles cómo se maltrata o se ignora a quienes piden algo de comer.

-Tal vez es mucho menos onerosa esa empatía deportiva que una empatía más comprometida; tiene lo efímero del juego, la liviandad de lo lúdico. Una de las cosas más atractivas del fútbol, de cualquier juego, es su ligereza. Uno entra muy fácil, pero sale también muy fácil. Uno se compromete profundamente, pero ese compromiso es efímero; no te genera responsabilidades ni costos de largo plazo. Esa es la utilidad del juego. No lo digo como una crítica, sino como algo bueno que tiene el juego porque nos permite conectarnos con profundidades que de otro modo no sé si nos conectaríamos. Coincido con vos: hay empatías que nos cuestan mucho más y nos las ejercemos, pero seríamos peores seres humanos si ni siquiera compartiéramos estas menudencias. Por lo menos, el juego te permite flexibilidades que en la vida real no se ejercen.

-Cuando el débil empata o gana, hay épica, ¿no?

-Una de las características de cualquier narración tiene que ver con el tamaño de los obstáculos. Si gana Goliat es lo lógico; no hay épica posible. No hay nada para contar. Se enfrentan David y Goliat. Goliat le pone una trompada en la cabeza y lo derriba a David. Fin de la pelea; fue un suceso esperable. Me da la sensación de que los seres humanos deseamos que la narración nos enfrente con algo inesperado, creo que eso nos engancha. Tiene que haber algo que salga del encadenamiento lógico de los sucesos para que la narración nos atrape. Al mismo tiempo tiene que romper la lógica hasta cierto punto; esa ruptura no puede ser exagerada porque si no perdemos el verosímil y nos desinteresamos también. Narramos como en una cornisa muy delgada porque de un lado nos acecha la normalidad y del otro lado el imposible.

-La profesora Muzopappa dice: “No creo que jugar al fútbol sea fácil. Es fácil entenderlo. Pero no es fácil jugarlo”. ¿Coincidís con lo que plantea el personaje?

-Sí, el fútbol es un juego difícil. No soy de esos que piensan que el fútbol tiene características excepcionales por encima de los demás deportes y juegos. De hockey sobre hielo no entiendo ni jota; seguramente tiene sus dificultades, sus atractivos, sus emociones, pero soy analfabeto para decodificarlo. Como el fútbol lo juego y lo miro desde que nací, sí le puedo ver ciertas cosas. El fútbol es un deporte que jugás básicamente con la parte más torpe de tu anatomía (las piernas) y al mismo tiempo que para jugar tenés que mantenerte erguido, es decir que pateás y usás la pierna con la que pateás para trasladarte y sostenerte. Además, es un deporte colectivo; hay un montón de personas a tu alrededor, con lo cual las variables involucradas son un montón. Y el espacio es enorme también porque debe ser uno de los juegos cuyos límites espaciales son más amplios. No creo que haya una cancha más grande que la de fútbol. Son todas complejidades que lo vuelven a mi criterio interesante, pero difícil.

-En esta novela hay una fuerte presencia de dos mujeres, vinculadas al fútbol: la profesora Muzopappa, que se convierte en entrenadora del equipo; y Eugenia como arquera. Hoy esto no sorprendería, pero la novela transcurre en el 83. ¿Por qué decidiste poner en primer plano a estas mujeres?

-Es verdad que contar con ayuda femenina en el mundo del fútbol en 1983, es una ruptura. Y hasta es un poco humillante tener una entrenadora, una arquera. No lo aceptan por convicción, lo aceptan por necesidad. No les queda otra. Me gustaba jugar con esto de cómo cambian las cosas también. El tercer personaje femenino de la novela que es Candela, la hija de Federico, vive en otro mundo. Lo que en 2021 es felizmente normal treinta y cinco años atrás era una cosa extrañísima. No es un grupo de chicos abiertos de cabezas que dicen: “incorporemos a Eugenia, que venga al arco”. No. “O aceptamos a esta pendeja o jugamos con uno menos”. Lo mismo con la directora técnica. ¿Por qué la aceptan? Porque sabe de fútbol y ellos no. Ella sabe mirar fútbol mucho mejor que ellos. Pero solo ante la evidencia de que perdieron el primer partido y están con un pie afuera del torneo están dispuestos a aceptar que la profesora los dirija.

-¿Qué aspectos de tu propia adolescencia tiene Federico? ¿Vos también eras arquero?

-En esa época jugaba como arquero. Lo que no tuve es una situación familiar como la que padece Federico. El contexto de una enorme escuela secundaria, el fútbol como una herramienta de integración y el jugar al arco como un modo de destacar lo suficiente como para asegurar esa integración, eso sí tiene que ver mucho conmigo. Yo tenía muchas ganas de narrar mi escuela secundaria, esa escuela enorme, compleja, diversa y pública que tuve en los años 80; una experiencia muy enriquecedora para mi generación y que hemos perdido en el sistema educativo argentino. Y creo que hicimos mal en perderla.

-¿Te referís a la diversidad que había en la escuela pública?

-Sí, hoy la escuela pública es más segmentada geográfica, social y culturalmente. Esos grandes colegios nacionales que estaban regados por todo el país, en las grandes ciudades, en el gran Buenos Aires, que dependían del ministerio de Educación de la Nación, murieron con la Ley Federal de Educación del 94. La ley de Menem-Decibe rompió ese sistema al provincializar todas las escuelas. Para mí fue parte de una gran pérdida porque eran escuelas no solo de muy buena calidad, sino que eran un lugar de confluencia de gente extremadamente diversa en lo geográfico, en lo social, en lo cultural, en lo religioso, en lo étnico. Por donde lo miraras eran escuelas complejas y extremadamente interesantes.

-En el contexto de la novela, la relación docente alumnos era muy vertical. Hoy esa relación es mucho más horizontal, ¿no?

-Sí, es mucho más horizontal, pero también la horizontalidad tiene sus desafíos porque sigue habiendo elementos de autoridad, empezando porque la nota la pone el docente, por ejemplo. No creo en las evoluciones felices y lineales, no me gusta pensar que estamos en el punto de llegada de nada, porque dentro de veinte años los que estén se seguirán preguntando y mirarán a este, nuestro presente, como un eslabón más del pasado. Que tampoco es un punto de llegada de nada. Me gusta poner nuestro presente y nuestro pasado en una línea no de avance sino de cambio. Que no es lo mismo.

-La única docente que ve realmente a sus alumnos es Muzopappa. ¿Cómo trabajaste desde los personajes ese tiempo, ese año 83, que representa el fin de la dictadura y la esperanza de la democracia?

-Uno de los graves problemas de cualquier momento educativo es no ver a los alumnos. O no verlos lo suficiente. Lo que intenté en la novela es mostrar cómo los docentes de esa escuela estaban extraordinariamente confundidos. En el 81 había una dictadura fuerte (se pensaban quedar una década más); en el 82 la guerra de Malvinas; en el 83 se van y llega la democracia. Los adultos vivieron estas experiencias refugiándose en el autoritarismo más ridículo, porque el contexto iba cambiando, aunque su autoritarismo no cambiara. Otros se refugiaron en la inacción más absoluta, en la parálisis, porque sentían que no tenía ninguna legitimidad lo que hacían y ahí actuaba la voracidad de nosotros, los que éramos chicos: donde el adulto se paralizaba, lo canibalizábamos porque estábamos acostumbrados a eso. Si no me atacás, te ataco yo. Muzopappa representa ese tipo de profesor, que también los tuve en mi escuela, que decía: “estamos en medio de un tembladeral, vamos viendo cómo hacemos y qué están necesitando estos pibes”. Algunos profesores supieron navegar en ese mar tan extraño.

-Hay dos momentos de mucha violencia en la novela, cuando se pegan todos contra todos en la cancha y uno de los alumnos lanza un pupitre desde una terraza. El otro es una violencia más doméstica, más íntima, cuando Federico desafía a su abuelo. ¿De qué modo se relacionan autoritarismo y violencia?

-Cuanto más autoritaria es una sociedad, más a flor de piel está la violencia, como amenaza o como materialización. Al principio de la novela, está mencionado un rito de iniciación para los varones: “si querés usar este baño, te tenés que bancar que te caguemos a trompadas una vez”... La novela está ambientada en la salida de la dictadura, entonces las cosas no son tan trágicas; pero hay una manera de conducirse que está impregnada de violencia. Aunque me permito pensar que el ser humano carga con la violencia. Y no la estoy justificando, sino que me interesa verla para evitarla. Ojo: esa mugre está y puede aflorar en cualquier lado y en cualquier momento. Hay que tener siempre una cierta cautela ética. La violencia está en nosotros, sostenida por distintas justificaciones. El único modo de mantenerla a raya (fijate qué pesimista soy que no digo solucionarla) es tener esa cautela y estar atento. Narrar la violencia es una manera de estar atento también.

-¿Querer acabar con esa violencia que está en nosotros es una ilusión?

-Yo creo que hay un montón de utopías formuladas a partir del posible hallazgo de la solución. Yo las respeto, lo que pasa es que no las comparto. Por algo las estoy caracterizando como utopías. Pero hay gente que está convencida de que el paraíso queda allá. A lo mejor tengo una mirada más pesimista del género humano y digo: “no, master, no hay paraíso”. En todo caso, cuanto más claro lo tengamos más lejos nos vamos a poder mantener de los diversos infiernos que nos circundan.

 El mundo de las películas

 Eduardo Sacheri cuenta que todavía no se imagina El funcionamiento general del mundo como película. “Me la podría imaginar si viene alguien del mundo del cine y me dice: che, Sacheri, leí tu novela y quiero que hagamos una peli... Bueno, pensémoslo; qué cine te gusta hacer, ¿aceptarías que escribiéramos juntos el guion o no? Y ahí empezaría eventualmente a construirse en mi cabeza una película. No soy capaz de anticiparme tanto. No le veo sentido. El mundo de las películas me agrada y me encanta que me inviten. Pero uso el verbo invitar”, aclara el escritor con varias novelas que fueron filmadas. La pregunta de sus ojos la dirigió Juan José Campanella con el título El secreto de sus ojos, film distinguido con el Oscar a la mejor película extranjera en 2010. Papeles en el viento fue filmada por Juan Taratuto y La noche de la Usina tiene su versión cinematográfica con el título La odisea de los giles, dirigida por Sebastián Borensztein.

Guillermo Mastrini, Martín Becerra y Ana Bizberge Investigadores Conicet, y docentes Universidad Nacional de Quilmes y UBA. Fragmento de su libro “Grupo Clarín: una historia de claroscuros” ( Grupo Clarín. From Argentine Newspaper to Convergent Media Conglomerate, Routeldge (2021).)

Clarín es un grupo empresarial muy exitoso en lo económico, lo que en un país con los espasmos políticos y económicos que sufrió la Argentina en los 75 años de existencia del conglomerado presupone también la capacidad y el talento de sus sucesivas conducciones corporativas para lidiar con -y aprovechar- las tempestades de la historia contemporánea en el país. La versatilidad de sus relaciones políticas con distintos gobiernos civiles y militares, con elencos constitucionales y con dictaduras, su progreso económico y su consolidación como multimedios primero y luego como conglomerado integrado de telecomunicaciones, TIC y medios a nivel nacional sin casi proyección internacional, así como su perfil de animador cultural policlasista durante décadas revisten interés.

Por ello, el libro que publicamos en Routledge se inserta en una línea de investigaciones sobre el accionar de los grupos infocomunicacionales más allá de las fronteras del Primer Mundo. El libro, que recorre la historia del Grupo Clarín desde la perspectiva de la economía política de la comunicación, indaga sobre su perfil político, económico y cultural.

El Grupo Clarín exhibe, a lo largo de las décadas, muchas manchas oscuras, en varios casos coincidentes con los lapsos más críticos de la historia argentina contemporánea. ¿Se aceptaría que las principales compañías periodísticas del mundo que sean socias del Estado en la producción del insumo crítico de la industria, que las condiciones de venta de ese insumo sean diferentes para sí que para la competencia y que esa sociedad con el Estado se gestara en una dictadura responsable de crímenes de lesa humanidad?

La participación de Clarín en sociedades patronales de prensa a niveles continental y mundial y su intensa actividad de relaciones públicas, lo que incluye premios en diversos órdenes, indican que en los países centrales los medios aceptan comportamientos de sus socios en los países periféricos que no son admisibles en sus propios países. Tal vez la comprensión de los grandes grupos concentrados fuera del epicentro del capitalismo sea menor porque también el conocimiento sobre su historia y sobre su desempeño sea relativamente bajo.

La historia de Clarín tiene marcados claroscuros también en relación a otros grandes grupos de la región. A diferencia de Folha de Sao Paulo, por ejemplo, Clarín nunca realizó una autocrítica por su explícito apoyo a todos los Golpes de Estado y, en particular, a la última dictadura en la Argentina. ¿Está Clarín en condiciones de sostener un discurso de respeto de las instituciones y la democracia con estos antecedentes? Sus máximos directivos de hoy son los mismos de entonces.

Dos personas marcan la historia de Clarín: Roberto Noble y Héctor Magnetto. Durante el cortísimo período en el ninguno de los dos estuvo en la empresa (1969 a 1972), el diario casi desaparece. En efecto, desde la muerte de Noble en 1969 hasta el desembarco de Magnetto y sus amigos y también contadores Héctor Aranda y Lucio Pagliaro (hoy accionistas del grupo con participaciones inferiores a las de Magnetto) en 1972, la compañía profundizó los desarreglos económicos que ya arrastraban desde los tiempos finales de Noble, pero sin un conductor con capacidad de enderezar la nave. Fue Magnetto quien puso las cuentas en orden, lo que también repercutió en una redacción que en aquellos primeros años de la década de 1970 sufrió sus primeros despidos masivos.

Hoy el Grupo Clarín domina las industrias de medios y telecomunicaciones en Argentina. Se destaca porque es el único operador del mercado local con presencia en forma transversal en los mercados de TV abierta, TV paga, radio, diarios, revistas, fabricación de papel, conectividad de banda ancha, telecomunicaciones fijas y móviles. Además, en todos ellos ocupa una posición de liderazgo. Su supremacía se verifica tanto por la amplitud de bienes y servicios ofrecidos, como por sus ingresos, su cobertura territorial y por su impacto en las audiencias y usuarios.

El crecimiento de Clarín como grupo empresarial se inició en la segunda mitad de la década de 1970 cuando el diario comenzó su proceso de expansión vertical, con la creación de la agencia de noticias Diarios y Noticias (DyN) -que finalmente cerró en 2017- y con la sociedad con el Estado -en plena dictadura- y otras dos empresas periodísticas, para integrarla única fábrica productora de papel de diario del país, Papel Prensa.

En la década de 1980, Clarín se diversificó, primero ingresando a la industria radiofónica y luego a la TV abierta. Durante la década de 1990 desplegó una agresiva estrategia de expansión en el mercado de TV paga e Internet, así como también se asoció con productoras de contenido y tuvo una fugaz incursión en el mercado de telefonía móvil.  Fue en esa década cuando Clarín se presentó en sociedad como lo que ya era de facto: un grupo multimedios. Su campaña de lanzamiento resaltaba el carácter nacional de sus capitales para diferenciarse de multimedios y empresas de telecomunicaciones extranjeras.

En la primera década del siglo XXI el conglomerado consolidó su posición en la oferta de servicios paquetizados de cable e Internet y apostó fuertemente hacia la digitalización de sus señales. A partir de 2016, el Grupo Clarín ingresó en el mercado de comunicaciones móviles, primero con la adquisición de Nextel (operación que logró un peculiar “refarming” de licencias de telecomunicaciones) y luego con la megafusión entre Cablevisión (su operadora de TV por cable) con Telecom Argentina, pasando a liderar tanto las comunicaciones móviles como el mercado de conectividad de banda ancha.

Este proceso de consolidación fue impulsado durante distintas etapas de la historia, respaldado por las políticas públicas de gobiernos de distinto signo político, tanto civiles como militares, que propiciaron el crecimiento de Grupo. La principal fortaleza del Grupo Clarín fue la de navegar las turbulencias de la política nacional y mantener la amenaza -por momentos, latente pero en otros casos, explícita- de generar conflictos contra aquello o aquellos que se cruzaran en sus planes.

Con obvios matices según el gobierno del que se trate, es posible afirmar que hasta 2008 los distintos gobiernos fueron receptivos a las demandas del Grupo, pero esa relación encontró un punto de inflexión durante las administraciones de Cristina Fernández de Kirchner (2007-2015). Una de las expresiones de ese conflicto se materializó en el proceso de discusión y sanción de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual en 2009 y en su conflictiva implementación desde entonces y hasta el fin del segundo mandato de Fernández de Kirchner.

Luego, con la llegada a la presidencia de Mauricio Macri en diciembre de 2015, el Grupo Clarín encontró un importante apoyo representado en la producción de regulaciones a medida que le permitió dar un nuevo y gran salto en su proceso de expansión hacia las telecomunicaciones y cobrar dimensiones inusitadas, incluso superiores a las de otros importantes grupos a nivel regional. Ese dominio en las redes le brinda el poder económico para erigirse en actor clave del mapa de comunicaciones convergentes.

El perfil cultural de Clarín ha variado a lo largo de los años. Sin embargo se aprecian continuidades importantes tras la idea de buscar un público amplio. En las primeras décadas, el renovado compromiso de las clases medias y populares con los productos de Clarín fue fuente del deseo de quienes querían influir políticamente. En la última década enfrenta un doble desafío: la dificultad de sostener la masividad en el entorno digital mientras el Grupo se reconvierte en una prestadora de servicios de telecomunicaciones, relegando a la comunicación y cultura a un segundo plano.

Existen distintos trabajos sobre el Grupo Clarín, así como focalizados en la figura de su histórico CEO y principal accionista, Magnetto. Entre los principales estudios sobre las dimensiones económicas y políticas Grupo Clarín se destacan las investigaciones de Martín Sivak (2013 y 2015), Graciela Mochkovsky (2011), así como el de Julio Ramos (1993), quien -desde la competencia y con el conocimiento de alguien que había trabajado en el diario- analizó la constitución de Clarín como grupo multimedios. También se pueden mencionar las tesis doctorales de Marcelo Borrelli (2011) y Florencia Levín (2009), ambas ubicadas temporalmente en la última dictadura, que trabajan sobre las representaciones del diario, en el primer caso, sobre la política económica en ese período y, en el segundo, sobre el humor gráfico.

Además hay libros que son la voz oficial del grupo y que centraron su atención en la figura de Magnetto (como el de José Ignacio López de 2008 o la entrevista al propio Magnetto publicada en 2017). También hay una biografía no autorizada de Herrera de Noble, la viuda del fundador del diario Clarín, escrita por Pablo Llonto en 2003.

Asimismo, las investigaciones sobre políticas de comunicación y estructura de las industrias culturales han estudiado el proceso de consolidación del Grupo Clarín y son insumo necesario para comprender la evolución y las mutaciones protagonizadas entre 1945 y el presente.

El libro que presentamos aborda ese desarrollo desde la perspectiva de la economía política de la comunicación que permite vincular simultáneamente sus dimensiones políticas, económicas y culturales, así como sus transformaciones tecnológicas. La economía política de las comunicaciones analiza los cambios en la cadena de valor de las industrias culturales, su impacto en los modelos de negocios y las transformaciones en las políticas y normativas, de ahí que brinda herramientas para entender la relación del sistema de medios, con la sociedad y el poder.

Como gran grupo, Clarín tiene la habilidad de influir tanto en la economía como en las configuraciones simbólicas de la sociedad, lo que le otorga relevancia como caso de estudio por su gran poder para incidir en el proceso de elaboración de políticas para el sector de las comunicaciones.

Un aspecto distintivo del Grupo Clarín respecto de otros multimedios gigantes a nivel regional, como Televisa en México, es que carece de afiliaciones políticas directas y participación parlamentaria entre sus propietarios para incidir en la definición de medidas sectoriales. En este sentido, la dinámica de Clarín es más parecida a la del Grupo Globo de Brasil, cuyos dueños trataron de mantenerse cercanos a casi todos los gobiernos a fines de consolidar espacios previos y expandir sus negocios a nuevos horizontes.

Otro rasgo diferencial de Clarín, tanto de Televisa como de Globo, es la velocidad y agresividad con la que logró superar los obstáculos regulatorios, económicos y de definición de mercado para convertirse en el grupo dominante en medios impresos, radiodifusión, TV paga y telecomunicaciones en simultáneo. No hay otro grupo en América Latina con semejante nivel de dominio cruzado.

Como tercer punto distintivo de otros grandes grupos regionales es posible mencionar su composición accionaria. Si bien el Grupo Clarín mantiene las características de grupo familiar propia de los conglomerados latinoamericanos, a diferencia de la línea de sucesión patriarcal, tras la muerte del fundador del diario, Noble, la dirección quedó en manos de su viuda, Ernestina Herrera, y luego de sus hijos adoptivos, Marcela y Felipe. Sin embargo, la conducción de la compañía tanto a nivel ejecutivo como en cuanto a participación accionaria está liderada por Magnetto, ajeno al linaje familiar.

Distintos autores han enfatizado que los cambios tecnológicos en los medios de comunicación deben pensarse insertos en una trama de relaciones sociales y culturales que remiten a una determinada configuración de poder. Así, frente a los cambios políticos, las transformaciones tecnológicas y los desafíos que los actores globales generan para los modelos de negocio de medios tradicionales, el estudio de caso del Grupo Clarín resulta también relevante para entender las estrategias que despliega en un escenario de convergencia digital y cómo inciden esas prácticas corporativas en la sociedad.

El fragmento es extraído del Web Quipú de Martín Becerra.

Quien quiera escuchar, que escuche

Eduardo Aliverti Editorializó en su programa de Radio “Marca de Radio” y público textual en página 12.

La semana pintó servida para deleitarse con traspiés y subrayados del grueso opositor.

No es tan asíy aunque lo fuera vale interrogar si acaso esos aspectos son de interés masivo.

Sin embargo, como ayer lo señaló aquí Mario Wainfeld, aun coincidiendo con que esos temas no le interesan a “la gente”, tampoco cabe restarles entidad.

El affaire que involucra al gobierno de Macri porque habría apoyado con material represivo a los golpistas bolivianos es de una magnitud impactante. Pero de ningún modo sorprende a cualquiera que no habite en una burbuja.

De igual manera, lo expresado en la manifestación de “el campo”, y en los habituales y disminuidos marchantes alrededor del Obelisco, es, nada menos pero nada más, ratificatorio del único eje que traza el dueto entre figuras oposicionistas y editorialistas mediáticos. O un trío, si se prefiere, al sumar las voces de los hombres de negocios y negociados del establishment. Se acepta también el cuarteto, de agregarle un gran segmento de la familia judicial.

El artículo de Jorge Alemán en este diario, “Odio”, generó una repercusión cuyo sentido se amplificó al ser abordado también por el jefe de Gabinete bonaerense, Carlos Bianco.

Alemán recuerda que el odio amalgama a distintos seres que se desresponsabilizan de ellos mismos, en repulsa a un objeto exterior que existe sólo como blanco de las imputaciones. Y advierte que ni siquiera las derechas europeas radicalizadas alcanzaron el extremo de permitirse odiar a su propia Nación.

Es la frase capusottiana acerca de que la derecha argentina se siente dueña de un país que detesta.

La gran pregunta es cómo se hace políticamente para enfrentar a ese sentimiento.

El odio llega ser tan cohesionante porque libera de culpas en base a argumentos de un rudimentarismo ojalá inconcebible, anclado en los rechazos viscerales, xenófobos, principal o finalmente claro que ideológicos.

Estaría claro que no tiene destino pretender una respuesta contra ese núcleo duro compuesto por la derecha institucional, más la “intuitiva” manifestada a través de los ciudadanos sensibles al republicanismo que jamás les importó, junto con lo imperioso de reprimir cuanto moleste a sus intereses (que no sus necesidades pecuniarias).

Entonces, el tema seguiría siendo de qué forma se trabaja con esa parte decisiva de la sociedad que bien se define como flotante y no sólo en sus saltos electorales.

Ya se ha dicho, remarcado por absolutamente todas las encuestas públicas y reservadas, a un lado y otro, que una alta porción de ese sector está sumida en desencanto creciente.

Y tiene el agravante de que esa decepción abarca a las franjas más jóvenes.

Es probable que deban ponérsele unas cuantas fichas a la capacidad movilizatoria de la coalición panperonista, hasta ahora sujetada por la pandemia y -acentuado el quizás- en aptitud de ser retomada, por la confianza vacunatoria, en los próximos meses.

Pero eso no variaría que el detrás de volver a ganar la calle debe tener en la vanguardia un qué, un imaginario de futuro, un relato esperanzador aun a costa de riesgos y sacrificios, ampliamente convocantes. Y poniendo plata en el bolsillo de “la gente”, para lo cual no hay otra fórmula que afectar poderes verdaderos.

Por caso, o en primer término, el ahorcamiento bestial que los cambiemitas le heredaron al país con el Fondo Monetario no resistirá (mucho) más su etapa de definiciones.

Y por eso, el discurso de Máximo Kirchner en Diputados, el jueves, cerrando la sesión, tiene una enormidad conceptual que llegó al tamaño de haber descolocado a una oposición siempre presta a la crítica salvaje.

Aunque en lo noticioso ya parezca viejo, y los tramos centrales estén a mano de cualquier miembro de la progresía intelectual o militante que apoya al Gobierno, sirve reproducirlos textual y literalmente por lo espectacular de su potencia.

Tuvimos que esperar a que una revista extranjera validara una vacuna. Esto habla de la falta de autoestima de nuestro país. Tenemos que tener más autoestima. Buscamos siempre la validación afuera, y no confiar en nuestra propia experiencia. Cuando no escuchamos nuestra propia experiencia como pueblo, terminamos, siempre, siendo juguetes de las circunstancias. Yo no quiero un país que sea juguete de las circunstancias o que tenga que ceder a los caprichos de los laboratorios extranjeros que, con muchísima mezquindad, buscan siempre doblarle el brazo al Gobierno. Y también a este Congreso, que votó una ley de vacunas como la que votó. Y no hubo un laboratorio, ni europeo, ni asiático, que pusiera algún ‘pero’ a la hora de poder negociar con la Argentina”.

Siguió Kirchner: “Cuando pasan este tipo de cosas uno se pregunta: si así le fue de bien a este laboratorio, con todo el eco que generó en parte de la política argentina, ¿cómo nos va a ir con el FMI? Porque muchas de las cosas que dicen varios colegas opositores son ciertas. ¿Cómo vamos a hacer para exportar más, para producir más? ¿Cómo vamos a hacer con el FMI? Porque si un laboratorio nos obligó a cambiar todo el andamiaje, ¿cómo vamos a hacer con el FMI? ¿Cómo vamos a hacer para compatibilizar el desarrollo argentino y la inversión que necesita nuestra industria, que en una parte necesita ser protegida y en otra promovida? Entonces nos responden: esto es geopolítica. Los rusos, los chinos… están jugando al TEG todo el día”.

Y remató, Kirchner, al refutar las críticas opositoras sobre las presuntas preferencias del Gobierno a estrechar lazos con Rusia y China, en detrimento de otros países, en materia de provisión de vacunas: el Estado destinó 10 mil millones de pesos en medicamentos del laboratorio norteamericano Pfizer para el PAMI. “¿Saben cuánto le compramos al instituto Gamaleya o a Sinopharm? Cero”.

En verdad, no se cambió todo el andamiaje de provisión de vacunas.

Cuando el Presidente hizo referencia al asunto, el viernes, en Tucumán, apuntó precisamente allí.

Sin ir más lejos, este domingo se firmó el contrato con Moderna, por el que Argentina accederá a dosis habilitadas para uso pediátrico aunque, como con Sinopharm, falten autorizaciones que se producirán en breve. Eso es gracias al marco normativo que actualizó el decreto presidencial.

Son más, y más, y más vacunas conseguidas por el gobierno argentino con una variedad de la que carecen, incluso, algunos países desarrollados.

Lo que corrobora el discurso de Kirchner es la línea trazada por CFK la semana anterior, mientras -seamos repetitivos- el interés se concentraba en su alusión a un rapero muy considerable: si vamos a hablar en serio de cuestiones determinantes, hablemos de cómo se hará no para zafar momentáneamente, sino a fines orgánicos, de la tragedia que Macri dejó con el Fondo Monetario.

Quedaría fuera de duda que no habrá acuerdo con el organismo antes de las elecciones y que después, resulte vencedor o complicado el Frente de Todos, caerán las exigencias invariables de ajuste fiscal, flexibilización laboral e ítems restantes del abecedario acreedor.

Nadie, seriamente, puede imaginarse que el FMI ha cambiado en modo sustantivo su raíz condicionante, así se trate de que jamás algún país le debió tanta plata.

¿Cómo emprenderá el Gobierno semejante desafío? ¿A alguien se le ocurre que podría confiar en una responsabilidad opositora de unidad nacional para afrontarlo?

Por si pareciera accesorio respecto de haber interpelado no sólo a la oposición, a su propio gobierno, las palabras de Kirchner en Diputados fueron una destacada pieza retórica.

¿Éste era el boludo que gracias si sabe jugar con la playstation?

Quien quiera escuchar, que escuche. + (PE/Página 12)

Golpe de Estado en Bolivia

El gobierno de Bolivia denunció la semana pasada que el gobierno argentino habría enviado elementos militares, gases lacrimógenos y granadas de gas durante el golpe de Estado sufrido por el gobierno de Evo Morales en noviembre de 2019. La cancillería de Bolivia publicó una carta en la que la Fuerza Aérea le agradece al gobierno argentino la ayuda y enumera los elementos recibidos. 

La Fuerza Aérea de Bolivia certificó la veracidad del documento, al hallarla entre sus archivos. El ministerio de Defensa argentino confirmó un vuelo que transportó material bélico el 12 de noviembre de 2019. 

Alberto Fernández envió una carta de disculpas al gobierno de Bolivia. El ex presidente Macri publicó un texto en Facebook negando que haya enviado material bélico a Bolivia. 

El ex embajador en Bolivia dijo en una entrevista que no recibió la carta. En la misma entrevista, contó que hizo la consulta al gobierno para permitir el refugio de Evo Morales pero le fue negada: “No se quién habrá sido, me dijeron que habrá tenido peso para decir no”. 

La Aduana argentina comenzó una investigación. 

 

Las automotrices Volkswagen y BMW coordinaron acciones para frenar el desarrollo de tecnologías innovadoras para reducir las emisiones contaminantes en motores diésel. A esa conclusión llegó una investigación de la Comisión Europea que multó a ambas empresas en 502 y 372 millones de euros, respectivamente. La multa fue menor a la inicial (55 y 10% menos) debido a que ambas empresas reconocieron haber participado de la maniobra. Una tercera empresa, la alemana Daimler, también participó pero no deberá pagar nada porque reveló el caso a las autoridades. 

Las empresas tenían la tecnología necesaria para reducir las emisiones nocivas más allá de las exigencias legales y acordaron evitar usarlas para no competir entre sí. La investigación encontró que los fabricantes se reunieron periódicamente entre 2009 y 2014 para pactar cuestiones como el tamaño, consumo y gama de los sistemas de AdBlue, para restringir la competencia en la efectividad de los sistemas utilizados. 

(Cenital)

Hechos, relatos, reflexiones … una semana agitada entre otras tantas en estos días de la peste. Las sociedades humanas dibujan las tramas. Las tensiones universales y sus formas particulares, singulares, territoriales discurren en las letras que se escriben y las palabras que se escuchan, en los simbolos, idearios, imaginarios que van ovillando eso que llamamos realidad. Quienes intentamos reflexionar en torno a aquello que se nos manifiesta como parte de esa realidad para darle alguna significación que permite el sentido, la dirección. Los valores y deseos se entremezclan para que lo humano se defina en su esencia: Temor al “otro” o la confirmación en el amor de que no hay “sujeto individual” sin otro que nos permita tal distinción. Nadie se salva solo. Que cada quién haga su parte.

Daniel Roberto Távora Mac Cormack



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