Viernes 9 de Octubre de 2020


Un ejemplo mas de la desaceleración de la vorágine financiera y un indicio mas de una vuelta muy moderada y lenta a la racionalidad.

Morgan Stanley apuesta fuerte por lo aburrido

Morgan Stanley anunció ayer que planea comprar Eaton Vance , la firma de administración de inversiones y patrimonio, en un acuerdo de $ 7 mil millones. Junto con la la firma a compra de E-Trade por $ 13 mil millones de principios de este año, muestra el movimiento del incondicional de Wall Street hacia negocios basados ​​en tarifas menos llamativos, pero más estables, una señal de los tiempos para la industria financiera en su conjunto.

El fondo de la historia : Eaton Vance se acercó a Morgan Stanley sobre una venta hace varios meses, pero Morgan Stanley no pudo llegar a un acuerdo antes de que se cerrara su adquisición de E-Trade, dijo una fuente a DealBook. (Esa adquisición se cerró la semana pasada). El acuerdo no se selló hasta la madrugada de ayer: "Creo que el acuerdo de fusión se firmó a las 3 o 4 am", dijo a los analistas el jefe de Eaton Vance, Tom Faust, unas horas después.

La estrategia: cuando Morgan Stanley y Goldman Sachs se convirtieron en sociedades de cartera de bancos durante la crisis financiera de 2008, los sometieron a una regulación más estricta y a mayores requisitos de capital. Eso hizo que las empresas arriesgadas pero rentables, como las ventas y el comercio, fueran menos rentables. Desde entonces, ambas empresas se han diversificado más allá de la banca de inversión.

Goldman Sachs se ha introducido en la banca de consumo a través del prestamista en línea Marcus y tarjetas de crédito de marca compartida con Apple y GM.

Morgan Stanley ha apostado en cambio por la gestión patrimonial y de inversiones, comenzando con Smith Barney y continuando con E-Trade y Eaton Vance. Es un negocio con el que James Gorman, director ejecutivo de Morgan Stanley, está familiarizado desde que dirigió el famoso negocio de corretaje de Merrill Lynch. “He pensado y observado muchos acuerdos de gestión de activos a lo largo de mi carrera”, dijo Gorman a los analistas ayer. “A veces funcionan muy bien, a veces no. Y cuanto más grande es, más alto es el listón ".

Los números: con Eaton Vance, la división de gestión de inversiones de Morgan Stanley supervisaría aproximadamente $ 1.2 billones en activos y generaría más de $ 5 mil millones en ventas. Este y su mayor negocio de gestión patrimonial ya representan poco más de la mitad de los ingresos de Morgan Stanley. Fortalecer aún más estos negocios, espera Gorman, persuadirá a los analistas de que vean a su empresa menos como un banco de inversión y más como Charles Schwab, que a pesar de su sólida reputación cotiza a unas 20 veces las ganancias, el doble de los múltiplos de Morgan Stanley y Goldman .

Si el múltiplo de Morgan Stanley sube a la mitad del de Schwab, dijo Gorman, las acciones del banco deberían valer el doble de su valor actual. El director ejecutivo reconoció que tal recalificación es un desafío: "Espero que suceda en mi carrera, o por lo menos en el tiempo de mi vida".

(https://www.nytimes.com/section/business/dealbook?campaign_id=4&emc=edit_dk_20201009&instance_id=22978&nl=dealbook&regi_id=60837825&segment_id=40412&te=1&user_id=4dc85dc9a59f095fe47f10de1504097e )

Un rebrote peor que el brote …

Récord global de casos y 485 muertes en Argentina

La OMS informó ayer un aumento diario de casos detectados record en el mundo: 338.779 nuevas infecciones. Según los expertos, se debe a la segunda ola en Europa. Ayer, el Viejo Continente reportó 96.996 nuevos casos, el total más alto para la región jamás registrado por la OMS.

Asimismo, hubo 5.514 muertes en el mundo para un total algo superior a 1.000.000 desde la primera muerte en enero. El récord anterior de nuevos casos era de 330.340 el 2 de octubre mientras que el de muertes fue de 12.393 el 17 de abril y aún sigue lejos También fue un pésimo día para Argentina. El Ministerio de Salud informó ayer a la tarde que, durante las últimas 24 horas, se registraron 485 muertes y 15.454 nuevos casos positivos. Con estos números, el total de infectados en todo el país asciende a 856.369 y las víctimas fatales su man 22.710. Por su parte, del total de contagiados, hay 4.043 personas internadas en Unidades de Terapia Intensiva: las camas de UTI están ocupadas en 63% a nivel nacional y en 63,3% en el Area Metropolitana de Buenos Aires. Fernández dialogó ayer con los gobernadores .

(https://eleconomista.com.ar/ )

Un cuento de Gabriel García Márquez describe cómo se materializa aquello que empieza siendo un murmullo y que se agiganta porque nadie, con alguna autoridad, despeja.

Entonces el camino del murmullo, sin barreras que lo contenga, se va confirmando. Sobre todo si la mayoría de quienes conforman el “sentido común” sufren de “sesgo de confirmación” y “pensamiento de grupo” y convergen en el murmullo que torna en robusto rumor.

En el cuento, una compra a la defensiva, una mala bola de billar, un pájaro posándose de manera poco frecuente y la continuidad del calor agobiante, hacen que el rumor, leído en vena de presagio, se convierta en un temor extraordinario.

En estos días, Argentina, la que puede preocuparse por algo que está más allá de las vituallas cotidianas, está en suspenso a la espera que, como en el cuento, “algo grave va a suceder” y comienza a actuar de un modo que, sin imaginar y sin querer, materializará las consecuencias que se querrían evitar.

Fuga de ahorros, abandono definitivo del país, la promoción indiciaria de ambos hechos, es al igual que en el cuento una caravana imaginaria en partida por goteo que imagina, estando lejos o aún dentro, que en el lugar que habitamos se cumpla la profecía murmurada.

Para García Márquez el pueblo se convierte en puras llamas.

En nuestra historia, un país secándose de energías, sin duda, será materia combustible. ¿Lo querremos evitar?

El cuento lo protagonizan personas del pueblo llano. No hay liderazgos. Nadie responsable para despejar vacilaciones y echar la claridad necesaria para evitar la pesadilla de la catástrofe.

Radiografía del rumor. Pero también una lección de aquello que podría y debería evitar la pesadilla: el liderazgo de mostrar las cosas como realmente pueden ser.

No hablamos del presente o de cómo las cosas son. Esa no es la cuestión.

Hablamos de cómo las cosas habrán de ser, “lo que va a suceder”. Ese predicado sólo tiene sentido si el liderazgo es capaz de argumentar, con autoridad y convicción, qué es lo que estamos haciendo y qué haremos para apuntalar el por venir.

El liderazgo, la autoridad, es donde radica la responsabilidad de mirar más lejos, despejar el murmullo, desnudar el rumor. Mostrar la acción.

En la Argentina el liderazgo, la autoridad, están debilitadas, desleídas, ausentes y pareciera que, lejos de desnudar el rumor y desandar su réplica, lo agitan con patéticas contradicciones. A cada rato.

Esa ausencia es lo muy grave que nos pasa; lo que nos aproxima a las perversas profecías auto cumplidas.

¿A qué nos abandona la falta de liderazgo después de 46 años de decadencia (números irrefutables), de la última década de estancamiento y de crecimiento de la pobreza y la incertidumbre?

Nos abandona al pasado que nos condiciona. Ni una sola voz despeja el futuro. En su lugar se instala la crítica por lo que hicieron o por lo que hacen. El insulto agazapado llena el pan de cada día. Es penoso. Las voces del Gobierno y de la oposición desaniman.

¿Cómo no va a avanzar el rumor paralizante que “algo va a suceder” si ocultamos el futuro trayendo, en cada esquina, un pedazo del pasado que, en sí mismo, es lo pésimo que nos sucedió?

Este clima clausura la posibilidad de cualquier reflexión sobre cómo salir de este infierno de estancamiento y pobreza, en el que estamos viviendo la pandemia.

La comparación sobre como otros sufren los males que la pandemia causa realmente carece de importancia. Se trata de lo nuestro y, en todo caso, mal de muchos consuelo de tontos.

Peter C. Wason demostró que las personas tienden a alimentarse de información que confirme sus creencias. Ese ese sesgo nos induce a no mirar objetivamente.

El análisis tiende a confirmar lo que previamente imaginábamos y mantenernos en un área de confort para no contradecirnos. Viste, ¿no te dije?


 Y si agregamos que existe el “pensamiento de grupo”, estudiado por I. Janis, que consiste en la resistencia natural de muchas personas a no apartarse del pensamiento dominante del grupo al que se pertenece, entonces, en ausencia de liderazgos esclarecedores, las situaciones del tipo “algo malo va a pasar” generan las estampidas de las profecías autocumplidas o, en otros casos, decisiones que han sido catastróficas.

Hay ejemplos históricos en las que muchos de los que participaron en una discusión pensaban lo contrario a lo que finalmente se decidió. Y si se hubieran mantenido en la posición propia habrían evitado una catástrofe. Predominó el pensamiento de grupo y las cosas salieron mal.

En los últimos 46 años nuestro valor agregado, por habitante y por año, no ha crecido. No hemos generado capacidad de bienestar colectivo. La mitad de los niños hoy están apagando su futuro, y el de todos, ahogados en la pobreza y sus consecuencias. La explicación dominante padece de sesgo y pensamiento de grupo.

Y además estamos sufriendo la pandemia de un modo que no imaginábamos posible.

Por todo eso sólo hay un reclamo urgente: por favor, quienes tienen el deber de despejar el murmullo que nos aprisiona, piensen, propongan y encaminen el futuro. No es tan difícil. Es cierto, hemos perdido la costumbre.

El empobrecimiento de la sociedad clausura la vocación de futuro.

Nadie puede ser líder si no anuncia el futuro. Eso es el liderazgo. Pero el liderazgo se materializa en la afirmación contundente “lo vamos a hacer”. “Vamos” es “colectivo” y es “ahora”.

El futuro no es lo que va a venir, sino lo que nosotros vamos a hacer” (Henri Bergson).

Un plan, ideas artículadas capaces de cambiar el presente, para abandonar el pasado con un “nosostros incluyente”. Proscribiendo el “ellos”. Terminar con el discurso deslegitimante del “otro”.

Los últimos discursos oficiales, donde está la mayor responsabilidad, son “deslegitimantes”. Pero tambión lo son las voces de la oposición. En ambos casos no son todos. Pero los colores fuertes ensombrecen.

Política, sindicalismo, empresariado, organizaciones sociales, se han subdividido y multiplicado y debilitado, material y conceptualmente. Lo han hecho al ritmo de los datos sociales que anuncian la aceleración de la decadencia.

Se agravan los problemas, se multiplica el número de tribus, pero al mismo tiempo las tribus, cada una de ellas, carece de liderazgo convocante: estamos viviendo un proceso de cariocinesis en el que los liderazgos son estigmatizantes y no convocantes, lo que no es liderazgo productivo.

Crece la heterogeneidad y con ella disminuye la capacidad de representación.

Sería injusto negar que la responsabilidad de algunos es mayor que la de otros, pero, unos más y otros menos, entre todos estamos empujando a la democracia chilena al matadero. Como en las tragedias del teatro griego clásico, todos saben lo que va a ocurrir, todos dicen no querer que ocurra, pero cada cual hace precisamente lo necesario para que suceda la desgracia que pretende evitar” (advertencia del ex senador y ex candidato presidencial democrata cristiano, el brillante Radomiro Tomic, ante la inminencia de la tragedia chilena de 1973, citado por José Miguel Amiune, y tomado de una carta de aquellos años del gran escritor y pensador Albino Gómez).

Estamos bien lejos de una tragedia como la que vivimos a partir de la Dictadura Genocida. Pero hay otras tragedias que debemos evitar.

La política económica, el conocimiento de esa disciplina, la experiencia calificada en ese campo, son elementos centrales que deban integrar cualquier vía de salida de los males mayores que debemos evitar. Pero no hay ninguna “ciencia” que nos exima de la solución política, la que no tiene otra definición posible que el consenso de largo plazo.

¿Qué consenso? ¿Qué estructura económica de país queremos preservar, construir, desarrollar? Parece obvio, pero no lo es.

Hay un enorme disenso en este campo, entre los economistas y entre los sectores económicos y sociales.

De un lado, los que más poder económico han acumulado en las décadas de la decadencia: la nueva oligarquia de los concesionarios de viejos bienes y servicios públicos. Ellos y muchos economistas, confluyen en la doctrina del necesario fin de la industrialización. Unos son traductores tardíos de una propuesta de organización del mundo, que hoy está en extinción. Los otros intereses económicos, los de una nueva oligarquía basada en la barrera natural que impide que la competencia externa. Ambos abogan por una economía abierta de dólar bajo, unos para poder exportar utilidades con los dólares del sector primario y otros predicando textos vencidos hace veinte años.

El resultado es esta economía en que el 80% de los empleos son del sector servicios, que no produce bienes transables que equilibren el déficit industrial y que ha generado la deuda externa y la pobreza que son verso y anverso de la misma moneda.

Otras voces sostenemos la necesidad imperiosa de recuperar un tejido industrial que elimine la condena del déficit estructural que nos lleva del estancamiento a la deuda externa; y de la deuda externa al estancamiento. Economía estructurada para la deuda externa.

En este campo hay muchos economistas, muchos empresarios nacionales, sectores del trabajo y de la política.

El pensamiento hoy dominante es el de la apertura y la desindustrialización como racionalidad.

Ese es el primer disenso que hay que disipar.

El consenso que hay que construir es el proyecto productivo hacia dónde vamos. Es la herramienta para diseñar la macroeconomía de los equilibrios fundamentales en busca del desarrollo.

El debate basado exclusivamente en el reestablecimiento de los equilibrios fundamentales de la macroeconomía, que ignore la definición del rumbo de la construcción de un proyecto productivo, es aceptar el dominio de lo inmediato, de lo mensurable diariamente, en lugar de consolidar las bases de un consenso que articule la política y la estructura económica del futuro.

La estructura económica actual no es la base necesaria para los equilibrios a los que aspiramos porque es el origen de todos los desequilibrios.

Ir de la macro al modelo de desarrollo es ir al revés y eso es desandar el futuro y entonces algo malo va a suceder.

( https://eleconomista.com.ar/2020-10-algo-va-a-suceder/ )

Democracias asediadas en América Latina: Conversaciones con Atilio Borón

En los últimos años atravesamos momentos constitutivos que invitan a pensar la realidad de Nuestra América de manera crítica y en alerta. Desde antes de la llegada de la pandemia hemos transitado procesos de amplia impugnación social al neoliberalismo, hasta la reactualización de los núcleos de sentido más fuerte de las derechas latinoamericanas, que sucede por estas horas. Tanto la censura de líderes políticos progresistas como la criminalización de la protesta social, el surgimiento de tendencias reaccionarias y la embestida de sectores mediáticos y judiciales contra las organizaciones populares, han abierto interrogantes sobre el futuro de la democracia en América Latina.

En este contexto es que, desde el Movimiento Arturo Roig en conjunto con organizaciones universitarias, sociales, políticas, culturales, del ámbito de los derechos humanos y sectores campesinos de Mendoza (Argentina), propiciamos un espacio de debate colectivo para repensar la ofensiva neoconservadora en la región. El encuentro denominado “Desafíos a la Democracia en América Latina: el rol de los movimiento populares en el tablero geopolítico” que tuvo lugar en estos días, contó con la participación de Atilio Boron -politólogo y sociólogo argentino, doctor en Ciencia Política por la Universidad de Harvard-, Gisela Marsala –comunicadora social y militante popular de la provincia- y Guillermo Rubio –integrante de la Liga Argentina por los Derechos del Hombre y el Comité Provincial de Prevención de la Tortura-.

El futuro de las democracias

Atilio Borón no necesita presentación, al menos no en América Latina donde lleva demasiados kilómetros navegados, dando batalla al “sentido común”, que es más una producción intelectual de las clases dominantes que la expresión espontanea de los pueblos. No en vano, CLACSO acaba de reconocerlo con una antología indispensable para el pensamiento crítico de Nuestra América: Atilio Borón: bitácora de un navegante. Teoría política y dialéctica de la historia latinoamericana. En razón de sus aportes a las luchas populares en la región, es que nos permitimos caracterizar con él la coyuntura que atraviesan los países latinoamericanos.

Si bien la idea de democracia hace tiempo cede lugar a la zozobra que dejan los eufemismos del neoliberalismo en el poder, no es menor lo que las resistencias populares han hecho para reinventar ese concepto. Tanto la práctica de los movimientos sociales en los territorios, como el recambio político-institucional de principios de 2000 en la región, han dado sobradas pruebas de cuán disputable es el sentido de la democracia, como valiosos son los derechos sociales alcanzados en estos años.

La incompatibilidad de una democracia genuina bajo las condiciones del capitalismo, la centralidad de la acción estatal en contextos de pandemia y el recambio que la fisonomía de la protesta callejera ha tomado en estos meses fueron algunos temas de debate en estas jornadas. A esta altura no quedan dudas, que la vitalidad de la democracia -para las derechas latinoamericanas- es tolerable en la medida que no comprometa las ganancias de los sectores concentrados, de ello dan cuenta el acecho contra Venezuela, el golpe consumado contra el MAS en Bolivia, la proscripción de Evo Morales y Rafael Correa, así como la andanada mediático-judicial en Argentina.

La situación argentina


 

La llegada al gobierno de Mauricio Macri significó el acceso pleno al poder político formal de las clases dominantes locales, sin la necesidad de recurrir a los militares para realizar un golpe de Estado como en otras épocas. Todas y cada una de las medidas políticas del macrismo fueron efectivas en favorecer la fuga de capitales, desregular la economía, romper alianzas políticas con los países latinoamericanos, agrandar la deuda interna y consolidar la transferencia de ingreso de los sectores medios y bajos a las élites nacional e internacional. De alguna manera, como se dijo en las jornadas, eso describe el escenario que la Argentina heredó: inflación, deuda con acreedores privados y con el FMI, cifras de empobrecimiento entre los menores de 14 años en un 52, 6%, y una devaluación fenomenal de la moneda nacional.

Ahora bien, no conforme con ese panorama, el gobierno de Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner enfrenta una fuerte campaña de desestabilización mediática, judicial y política. Desde el grupo de medios concentrados, que tiene en el diario Clarín y La Nación sus exponentes más notorios, hasta el sector político-judicial de la derecha tradicional, han emprendido un feroz ataque al Ejecutivo por las medidas intervencionistas en materia económica, como también por las decisiones sanitarias respecto del COVID-19. Todo parece demostrar que, al igual que en el resto de América Latina, el “lawfare”, las “fakes news” y las intimidaciones de los grupos económicos dominantes, con el respaldo de la embajada de Estados Unidos, son cada vez más directos. Ante ese panorama resulta urgente retomar la iniciativa política de los movimientos populares.

Pasos hacia el frente

Si bien la pandemia ha acentuado la precariedad de los sistemas de salud, lo que es más explícito aun es que transitamos una fuerte crisis de la democracia que se suma a las tramas de injusticia social y la inequitativa distribución de los ingresos, histórica en el continente. Todo un caldo de cultivo que es aprovechado por las derechas latinoamericanas que han ganado espacio. El imperativo de una “reorganización del campo popular en su conjunto” es cada vez más urgente. Boron evoca lo que con Frei Betto llamaran una “re-alfabetización política” como requisito para dar pelea en un contexto tan abrumador como este.

Finalmente, una posible síntesis de este delicado momento indica que el asedio a las democracias realmente existentes, es un indicador de las deudas con los sectores populares que la re-democratización ha dejado como saldo; pero también constituye el diagnostico de una nueva fase de agresión del capital contra los pueblos. Hoy más que nunca, resulta necesario multiplicar estos espacios de militancia teórico-políticos, para defender y desbordar desde abajo los procesos democráticos.

(https://iberoamericasocial.com/democracias-asediadas-en-america-latina-conversaciones-con-atilio-boron/?utm_source=mailpoet&utm_medium=email&utm_campaign=las-publicaciones-de-esta-semana-en-iberoamerica-social )


Entre optimismos y esperanzas fuertes o moderadas o sensaciones apocalípticas o pesimistas mas o menos fuertes o moderadas, lo que dejan claro estos días de la peste, es que nada volverá a ser como antes.


Daniel Roberto Távora Mac Cormack


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